Claudio Castro UDESA

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    Paradigma tecnológico, empresa y transformacionescualitativas. Techint y el desarrollo energético en la Argentina

    de posguerra"Mg. Claudio Castro (UADE-UBA)

    [email protected];[email protected]

    I. IntroducciònEl comienzo de las actividades del grupo Techint en la Argentina coincidió con el inicio

    de la segunda posguerra, etapa rica en cambios y transformaciones, sobre todo en

    materia técnica e industrial. Durante ella asentó sus empresas y negocios fundamentales

    y comenzó paralelamente sus actividades en el exterior. En función de la clasificación

    que hizo A. Hirschman, entre proyectos adaptadores y establecedores de rasgos,1 y de

    el desempeño sin duda mas que éxitos que tuvo y tiene la firma de la familia Rocca,

    consideramos que sería relevante interrogarse dentro de cual de las dos categorías

    debería incluirse. Esto induce, a su vez, interrogantes mas generales, como, por ejemplo,

    cuáles serían desde el punto de vista tecnológico, las características de la estructura

    económica que se va forjando en el período mencionado y dentro de ella, cual sería el

     papel que tendrían las empresas del grupo. Por lo tanto, esto nos exigirá transitar dos

    niveles de análisis. Uno enfocado hacia el contexto macro y otro hacia el ámbito propio

    de la empresa.

    En relación al primero, la literatura histórico-económica ha caracterizado la etapa de las

    tres primeras décadas de la posguerra como marcada por la profundización del proceso

    de sustitución de importaciones.2 ¿Agota dicha caracterización la complejidad de esta

    etapa? No hay duda que se ha escrito mucho sobre ella. Desde la ortodoxia, la

    volatilidad macroeconómica que la acompañó la hizo blanco de fuertes críticas y el

    símbolo mismo de la decadencia económica. Revisión estadística mediante, trabajos de

    los últimos años han considerado que a partir de los ’60 el mismo comenzó a atenuar

    sus limitaciones estructurales. Sus desbordes inflacionarios no impidieron once años

    1 Cuando un proyecto, ya sea una obra pública o una inversión privada, encaja fácilmente en unaestructura económica, social y cultural ya consolidada, es adaptativo. Los establecedores de rasgos

     pretenden cambiar o transformar parte de esa estructura para tener éxito. Esto supone reconocer que los proyectos técnicos o productivos además de generar bienes y servicios tienen una serie de efectos mássutiles y trascendentes, sobre todo en el largo plazo. Este fenómeno ha sido denominado de diversaforma: efectos laterales, eslabonamientos, beneficios indirectos o externalidades. Furió Blasco (1998), p.62.2

     Un estudio sobre las características de los grandes conglomerados empresarios latinoamericanosexplican su origen histórico como una consecuencia de dicho régimen económico. Ver, por ejemplo,Peres y Garrido (1998).

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    continuos de crecimiento, junto a un aumento y diversificación de exportaciones que

    insinuaban una superación de los procesos de stop and go.3 

     No obstante, esta reconsideración parcial de la historiografía siguió en algún sentido la

    misma lógica cuantitativa de la interpretación ortodoxa, donde el crecimiento

    económico es cuantitativo y no hay transformaciones cualitativas.4 Como dice R.

     Nelson, “el desarrollo se mueve hacia delante, y no es que las cosas simplemente se

    agrandan, se achican o permanecen iguales”.5 En este sentido, siguiendo a Schumpeter,

    el autor norteamericano está sugiriendo que un proceso económico implica también

    fenómenos cuya observación puede ser incluso mas interesante que la mera expansión o

    retracción del producto total. La emergencia de nuevas tecnologías y su correspondiente

    infraestructura, los cambios en las instituciones y el consumo, las transformaciones

    organizativas, las capacidades de la mano de obra como la aparición de nuevos

    liderazgos sectoriales son indudablemente fenómenos de relevancia también a la hora de

    diagnosticar el éxito o fracaso de los procesos económicos y que habitualmente quedan

    marginados en los análisis mas convencionales.6 Sin pretensiones de absolución o

    condena, la intención aquí será mirar esta etapa de la historia económica desde esta

    dimensión cualitativa que resultan los procesos de cambio tecnológico.

    Varios factores lo justificarían. No solo por haber sido un aspecto poco estudiado.

    Aunque menos visible, puede en el largo plazo ser un fenómeno tan relevante como el

    de las políticas económicas, cuando no más.7 Por otro lado, quienes han estudiado la

    microeconomía de la sustitución de importaciones han percibido la importancia que

    3 Ver, por ejemplo, Llach, L. y Gerchunoff (1998). Por otro lado, un autor severamente crítico de lasustitución de importaciones como Juan Llach (2002), reconoce que “(...) el crecimiento industrial entrela segunda presidencia de Perón y la de Campora fue muy significativo” y que a comienzos de los setenta“(...) la industria argentina estuvo mas cerca que nunca en el período de cortar amarras y emprender elcamino de un crecimiento autosostenido (...)”, p. 104.4 Con cambios institucionales se hace referencia a las transformaciones que la economía, sobre todo a

    través del cambio tecnológico, genera sobre las instituciones. Estas serán entendidas tanto en el sentido delas normas o reglas formales e informales que rigen y guían la conducta de individuos y grupos (códigos,leyes, contratos, normas morales, costumbres, hábitos, creencias religiosas e ideologías), tal como lo haceD. North (1993, pp. 14-15) pero también en un concepto mas amplio y quizás tradicional, que comprendeorganizaciones políticas, económicas y sociales: partidos políticos, cámaras legislativas, agenciasgubernamentales, empresas, cooperativas, sindicatos, iglesias, escuelas, universidades, etc.5 Nelson (1996), 8.6 Así diversos estudios sobre la industrialización europea y norteamericana han demostrado el impactoque tuvo el desarrollo de la electricidad, la producción petrolera, la siderurgia, la industria química yautomotriz sobre los aspectos mencionados. Ver, por ejemplo, Chandler (1996).7 Las políticas económicas pueden cambiar en el corto o mediano plazo. La historia económica ha dadoejemplos de ello. Las bases técnicas de una economía suelen persistir tras el cambio de régimeneconómico o institucional, ocultando así un fenómeno importante de continuidad. Por el contrario, aunque

    es algo menos habitual, a veces las bases técnicas pueden cambiar tras la permanencia de un mismorégimen o estrategia económica, como sucedió con la sustitución de importaciones antes y después de laSegunda Guerra Mundial. Aquí se oculta en este caso un fenómeno importante de ruptura.

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    tuvo el cambio técnico, sobre todo a partir de la segunda mitad de la década los ´50,

     para entender el proceso de transformación económica que tuvo la Argentina en la

     posguerra. Comprendieron que no solo hubo nuevas ramas industriales o la ampliación

    importante de algunas de ellas sino también que se desarrolló en relación a etapas

    industriales anteriores, una transformación técnica que significaba un verdadero cambio

    cualitativo.8 

    Sin embargo, posiblemente por poner el énfasis en el análisis del sector industrial mas

    que en la propia tecnología, quedan abiertas respecto a ella cuestiones relevantes. Por

    ejemplo, no definen sus características generales, situándola en diversos sectores

    industriales sin plantearse si no hay un hilo conductor que las vincule. Además las

    circunscriben solamente a las ramas mas modernas del sector manufacturero, mientras

    que, históricamente al menos, los procesos de cambio tecnológico, por su naturaleza

    sistémica, afectaron también dimensiones mas amplias de la estructura económica,

    como los servicios, la infraestructura, las fuentes de energía, etc.

    La postura sostenida aquí es que la sustitución de importaciones de la posguerra no solo

    significó la aparición de nuevos sectores industriales que generaron un impulso

    coyuntural de crecimiento y de diversificación productiva. Colocó también a la

    estructura económica sobre nuevas bases técnicas cuyos rasgos y efectos perduraron

    incluso después de finalizada. Los pilares de este cambio fueron la nueva matriz

    energética que se consolidó en los dos primeros decenios de la posguerra, con el inicio

    y desarrollo de la producción de gas natural y la autosuficiencia petrolera que significó

    un cambio tecnológico radical.9 Se tradujo, siguiendo la conceptualización de Freeman

    y Perez, en un nuevo paradigma técnico económico.

    El segundo nivel de análisis transcurre en el plano micro y pretende mostrar la función

    que tuvo la empresa en ese nuevo contexto. Conformando un nuevo paradigma

    tecnológico, la economía de la posguerra necesitó el despliegue de una infraestructura

    sobre el territorio que pudo realizarse por el desarrollo de dos nuevas capacidades

    tecnológicas: la ingeniería en materia de gas y petróleo s y la fabricación de tubos de

    acero para su transporte. Ambas actividades fueron el núcleo de negocios de la

    8 Se trata de los excelentes trabajos de J. Katz (1967) y (1977). También otro en coautoría con B.Kosacoff (1989).9 Con ello queremos decir que sitúa a la economía en otra trayectoria técnica que será transitada en las

    décadas posteriores, incluso después de finalizada la estrategia sustitutiva. Complementada, a partir de los’80 de manera lenta y gradual con los elementos del paradigma de las tecnologías de la información ycomunicación.

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    Organización Techint. La firma se dedicó a cubrir las complementariedades en materia

    de infraestructura y siderurgia que exigió la nueva matriz energética. Se sostendrá aquí

    que la empresa en estos primeras décadas desarrolló rasgos y comportamientos que

    significaron cambios cualitativos y –en algunas ocasiones- rupturas en relación a

    características previas del aparato industrial: un desplazamiento de antiguos liderazgos

    industriales y corporativos del sector siderúrgico, una deslocalización del sector

    siderometalúrgico, formas de capacitación de personal novedosas, un diferente rol para

    la industria y, por último, la capacidad para crear con la colaboración de Techint Milán

    un centro técnico regional vinculado a la ingeniería de obras energéticas y siderurgia.

    De alguna manera, la empresa reflejó posiblemente en un nivel micro el cambio

    estructural que a nuestro criterio se fue dando con la articulación de un nuevo

     paradigma técnico-económico.

    En la segunda sección se desplegará el marco teórico para analizar el fenómeno del

    cambio tecnológico. Luego se intentará demostrar que a partir de la segunda posguerra,

    surge una nueva matriz energética que junto con las actividades que se desarrollan a su

    alrededor puede interpretarse como la configuración gradual de un nuevo paradigma

    técnico-económico. Posteriormente, se demostrara como Techint se inserta en ese

     paradigma cubriendo sus necesidades de complementación en materia de infraestructura

    y acero. Por último, se argumentará como dicha inserción provoca a la vez cambios de

    índole cualitativa, que evidencian una ruptura en relación a rasgos previos del sector

    manufacturero.

    II. Un marco conceptual para entender el cambio tecnológico:

    los paradigmas técnico-económicosLa importancia del cambio técnico para entender la dinámica de las economías

    capitalistas modernas y la insuficiencia del main stream de la teoría económica para

    explicarlo, condujo a la formación en las décadas de los ’70 y ’80 de una nueva

    corriente de literatura económica que se encuadra en lo que se denomina como

     pensamiento evolutivo y neoschumpeteriano. La preocupación por explicar justamente

    el surgimiento de nuevas tecnologías, su naturaleza y efectos institucionales es lo que

    condujo a diversos autores a una vuelta al economista austríaco.10 

    10 Un panorama sobre el origen y desarrollo de las distintas variantes del pensamiento económicoevolucionista, puede verse en: Lopez, A. (1996).

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    Dentro de la taxonomía de conceptos para explicar los cambios técnicos, se destaca la

    de innovaciones radicales.11 Con ello se quiere indicar la irrupción de una tecnología, ya

    de productos o procesos, que significa una ruptura en relación al pasado. Así por

    ejemplo, el ferrocarril resultó un cambio profundo en relación a los medios de transporte

    de tracción a sangre. De ahí se deduce que las sucesivas mejoras que pudieron realizarse

    en ellos, nunca hubieran dado lugar a él. No pocas veces son originados por I+D de las

    empresas o los laboratorios universitarios y significan la aparición de nuevos mercados,

    inversiones y sectores productivos. Pero estas innovaciones, sin embargo, difícilmente

    sean hechos aislados sino que implican una constelación de fenómenos. Por ejemplo, la

    construcción de locomotoras y de poderosas máquinas de vapor que requería el

    ferrocarril, dieron lugar a la aparición de eficientes máquinas herramientas que

     permitieron manufacturar el acero. Surgió así el concepto de sistema tecnológico. Por

    ejemplo, la generación de la lámpara eléctrica por parte de T. Edison y de generadores

    que la alimentaban de energía e interruptores que regulaban su prendido y apagado dio

    lugar a todo un conjunto de nuevos artefactos técnicos que se interrelacionaban,

    encuadrados sin duda dentro del concepto de sistema. Análogamente, la producción,

    transporte y distribución de gas y petróleo, constituyeron también sistemas

    tecnológicos.12 

    Por otro lado, en una analogía con el concepto de paradigma científico de T. Kuhn, G.

    Dosi postula la noción de paradigma tecnológico, caracterizado como “(...) un modelo y

    un patrón de resolución de problemas tecnológicos seleccionados, basado en principios

    seleccionados derivados de las ciencias naturales y con materiales tecnológicos

    seleccionados”. En este sentido, el progreso técnico estaría pautado por ciertos

     paradigmas tecnológicos. A su vez, la trayectoria tecnológica, o sea la dirección del

    cambio técnico en base a un paradigma tecnológico, tendría un paralelo al concepto de

    ciencia normal en Kuhn, entendido este último como la actividad cotidiana de

    resolución de problemas de una teoría científica.13

     11 Aunque generada por varios autores, se sigue aquí la síntesis que de ellos hacen Freeman y Perez(2003).12 Edison pensaba justamente sus inventos como sistemas y nunca como eventos aislados. Una historia delas innovaciones de Edison en relación a la electricidad, junto a la evolución de los sistemas eléctricos enEstados Unidos, Inglaterra y Alemania, puede verse en: Hughes (1983). Para este autor, los sistemastambién tienen actores, como las empresas que participan en los distintos niveles y los gobiernos que lo

    regulan. Esta dimensión institucional puede hacer avanzar o detener su evolución y orientarlo en distintasdirecciones.13 Dosi (2003), pp. 106-107.

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    A este revelador concepto para entender la naturaleza de los cambios tecnológicos, sin

    embargo, puede agregarse otro que de alguna manera lo incluye y lo supera: el concepto

    de paradigma técnico-económico. Con él se quiere hacer referencia a los impactos,

    generalmente profundos, que las tecnologías tienen sobre el resto de la economía y las

    instituciones futuras. Como sostienen Freeman y Perez, además de nuevos productos,

    servicios e industrias de su propio ámbito, generan transformaciones sobre el resto de la

     producción, la organización empresaria, los hábitos de consumo, la capacitación

     profesional, el sistema educativo, etc. Todo este conjunto de innovaciones técnicas,

    sociales, gerenciales, etc., emerge como un sistema alrededor de lo que se denomina un

    factor clave, consistente en un insumo cuya característica consistiría en:

    a. Tener un costo bajo y decreciente. B. Tener una disponibilidad ilimitada sobre largos

     períodos. C. Un potencial de incorporación en procesos o productos del sistema

    económico.14 

    Como consideran los autores mencionados, ejemplos de dicho insumo fue el carbón

    hasta la Segunda Guerra Mundial, el petróleo en las décadas posteriores y los circuitos

    integrados desde los ´70.15 Una de sus características fundamentales es, a partir de

    utilizaciones específicas, su propagación hacia un rango de industrias y servicios cada

    vez mas amplio, permitiendo aumentar la productividad y las ganancias. Con lo cual se

    sugiere que el insumo no aparece aislado sino que se constituye en el “(...) núcleo de un

    sistema rápidamente creciente de innovaciones técnicas, sociales y de gerenciamiento,

    algunas relacionadas con la producción del propio factor clave y otras con su

    utilización”.16 Generalmente constituye una respuesta a las dificultades generadas por

    las viejas tecnologías, las que se debilitaran y serán reemplazadas por las que están

     basadas en el nuevo factor clave.

    De alguna manera, esta nueva corriente tecnológica, verdadero cambio radical,

    impondrá una nueva dirección al cambio técnico. Por ejemplo, la química en la segunda

     posguerra avanzó a través de la aplicación del petróleo, dejando atrás a la carboquímica.

    Ello permite, a su vez, un nuevo mix de productos y también consecuentemente la

    exigencia de nuevas calificaciones en la mano de obra. Estas posibilidades de nuevos

     productos, en la medida que abren mercados, tenderán a absorber gran parte de la

    14 Freeman y Perez (2003), pp. 219 y ss.15 Los autores mencionados toman como factores claves a bienes intermedios. Otros lo ubican en ciertos

    dispositivos de carácter general que justamente se valen de bienes intermedios: la máquina de vapor, elmotor a combustión interna o la dinamo.16 Freeman y Perez (2003), p. 223.

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    inversión, tanto pública como privada. La primera sobre todo con la función de generar

    una infraestructura que permita tanto la producción como la utilización del insumo

    clave. La segunda, promoviendo su producción o su transformación en bienes

    manufacturados o de servicios vinculados a ello. Por otro lado, desde el punto de vista

    social, da lugar a un nuevo patrón de consumo de bienes y servicios.

    Por último, y no menos importante, debemos considerar los cambios organizativos e

    institucionales. No pocas veces, como sucedió con el fordismo o con la fábrica durante

    la Revolución Industrial británica, surge una nueva práctica organizativa en la

     producción, vinculada a alguna de las actividades emergentes del nuevo paradigma. En

    el plano institucional, a su vez, pueden dar lugar a nuevas escuelas o universidades,

    instituciones públicas o reformas en la legislación sobre derechos de propiedad. Todo

    este proceso de transformaciones técnicas, industriales, organizativas e institucionales

    es algo lento y gradual. Su imposición exige un largo proceso de transición y su

    despliegue tarda décadas en cristalizarse.

    III. Una nueva matriz energética y el tránsito gradual hacia

    un nuevo paradigma técnico-económico en la SegundaPosguerra

    III. I De los combust ibles sólidos a los hidrocarburos líquidos ygaseosos

    Entre los estudiosos del cambio tecnológico, economistas e historiadores parece haber

    cierta convergencia de opinión en que la crisis económica internacional de los ’70,

    marcada por el shock petrolero que en 1973 protagonizaron los miembros de la OPEP,

    evidenció el fin de un período de largo crecimiento de la economía mundial basada en el

    uso intensivo del petróleo. El mismo tuvo su comienzo en el inicio de la segunda

     posguerra, donde la expansión industrial estuvo liderada en el conjunto de los países

    desarrollados por la producción automotriz, la petroquímica, los materiales sintéticos, la

    aeronáutica, los armamentos, los bienes de consumo durables y una infraestructura que

    la sostenía consistente en una red creciente de autopistas, aeropuertos y poliductos.17

    Las grandes reservas de hidrocarburos, sobre todo en países de Oriente Medio y de

    América Latina, más el control que tuvieron las empresas transnacionales que

    dominaban el mercado mundial de manera oligopólica, permitieron un suministro

    17 Ver por ejemplo, Freeman y Perez (2003), p. 238; Dosi (2003); David (2003), p. 271-272; Hobsbawm(1996), capítulo 9.

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    constante y a bajos precios que la hizo posible. En este contexto de crecimiento

    generalizado y distribución del ingreso, su uso racional y sus consecuencias sobre el

    medio ambiente no fueron una preocupación central. De una manera más gradual y

    fragmentaria y con un grado de desarrollo industrial apenas incipiente, la Argentina de

    la segunda posguerra comenzó un proceso en cierta manera similar desde el punto de

    vista energético.18 

    El punto de partida para ello fue un viraje gradual a partir de una matriz energética que

    desde principios de siglo se basaba en combustibles sólidos, sobre todo de origen

    mineral. En efecto, la Argentina había vivido con la articulación del modelo

    agroexportador entre 1880 y la Primera Guerra una revolución tecnológica que T. Buch

    denomina Revolución FF , debido a que sus componentes principales fueron el

    ferrocarril y el frigorífico.19 El recurso que estuvo detrás de ella fue el carbón y el

    dispositivo técnico la máquina de vapor. Ello explica que en el momento de iniciarse la

    Gran Guerra, sin producir una sola tonelada, el país consumía aproximadamente 3,4

    millones de toneladas de dicho mineral, en un 95% proveniente de Gran Bretaña. De él

    dependía el funcionamiento de trenes, barcos, plantas industriales, los sistemas de

    iluminación pública y la posibilidad de cubrir las necesidades de calefacción de las

    grandes ciudades.20 

    La escasez y el consiguiente encarecimiento de dicho insumo durante el conflicto

    condujo a una crisis energética cuya respuesta gubernamental fue intensificar la

     producción fiscal de los yacimientos de petróleo patagónicos. Así se inició una primera

    adaptación de locomotoras y usinas hacia la utilización de hidrocarburos líquidos. La

    vulnerabilidad energética que había mostrado el país, más el impacto del nacionalismo

    económico y el desagrado de la opinión pública ante los trust petroleros

    18 Luego de un importante vació en la investigación, la historiografía parece tomar conciencia en formagradual de la importancia del sector energético para entender la economía argentina de la posguerra, enfunción de los trabajos que han surgido en los dos últimos años. Al ya tradicional trabajo de Solberg(1981) sobre la relación entre el petróleo y el surgimiento de una ideología de nacionalismo económicoque tuvo, dentro y fuera de la Argentina, significativa influencia histórica; se sumaron el año pasado otrastres investigaciones. Uno de N. Galé (2006) sobre el desarrollo y evolución del gas natural; otro de José

     N. San Martín (2006) sobre el la evolución de la producción petrolera y la industria petroquímica; y otrode N. Gadano (2006) sobre la historia del petróleo. Se trata en los tres casos de trabajos con importantescontribuciones empíricas, aunque llegan a distintas conclusiones. En los dos primeros, se ve el vaso llenoy se reivindica el nacionalismo económico y la acción del estado en el desarrollo energético. En el último,se destaca con suficientes evidencias la imposibilidad de lograr la autosuficiencia energética a través del

    monopolio de YPF y sin acudir a la cooperación del sector privado.19 Buch (2002), p. 560.20 Gadano (2006), p. 69.

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    norteamericanos, llevaron a los sucesivos gobiernos a impulsar la producción estatal y

    hacer cada vez mas difícil la situación de las empresas privadas.21

    Como lo demuestra el gráfico 1, sin ser todavía mayoritaria, la participación del

     petróleo en la matriz energética fue un proceso creciente, alcanzando su punto máximo

    en 1939. (ver gráfico 1). Sin embargo, la mitad de las necesidades energéticas se

    cubrían todavía con combustibles sólidos vegetales y minerales casi en un 50%.

    Grafico 1. Consumo energético

    0

    10

    20

    30

    40

    50

    60

    1925 1930 1935 1939 1942

     Años

       E  n

       P  o  r  c  e  n   t  a   j  e   Comb. Sólidos

    Minerales

    Comb. Sólidso

    Vegetales

    Petróleo

    Gas Natural

     Fuente: elaboración propia en base a San Martín (2006).

    En la oferta petrolera, por otra parte, si bien hubo un protagonismo creciente de YPF en

    la oferta local durante la década los ’30, al comenzar la Segunda Guerra el 43,1 % del petróleo consumido era importado. (San Martín, 2006: cuadro 4.2). Las restricciones al

    comercio internacional y al suministro de equipos que impuso el conflicto no solo

    dificultó la expansión de la producción nacional sino el suministro desde el exterior, con

    lo cual la participación de los hidrocarburos líquidos y gaseosos en la matriz energética

    tuvo un fuerte retroceso, cayendo por debajo del 40% en 1944 y 1945.

    La etapa iniciada con el fin de la guerra profundizó la tendencia de los ´30 pero con una

    mayor aceleración. Al cabo de un poco más de una década, el predominio del petróleo

    y el gas natural y el retroceso de los combustibles sólidos era evidente. (ver gráfico 2).

    El consumo de energía, estable durante el conflicto, aumentó a una tasa del 5% anual

    entre 1946 y 1955, a la vez que la participación en la matriz energética de hidrocarburos

    líquidos y gaseosos llegó a un 75%. Ello significaba que duplicaba su incidencia

    comparando con el último año de la guerra y la aumentaba un 64% en relación a 1938,

    21 Esto fue una constante tanto en los gobiernos radicales como en los conservadores. Pero posiblementeel mayor obstáculo fue la carencia de una ley petrolera que diera un marco jurídico a su explotación. Ver

    Gadano (2006) y Solberg (1981). Si bien YPF logró a partir del Gral Mosconi organizarse e integrar su producción con una continua expansión, la falta de una legislación que abriera la cooperación de lasempresas privadas explica en parte la imposibilidad de cubrir localmente las necesidades energéticas.

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    el último año de “normalidad”. Ambas tendencias se profundizaron en los años

    siguientes.22 En 1962, la participación superó el 80%. De acuerdo a la conceptualización

    de Freeman y Perez, entonces, petróleo y gas se convirtieron en insumos claves. No solo

     por hacer de los combustibles sólidos fuentes de energía marginal, sino porque

    alrededor de ellos se articularon gradualmente toda una nueva serie de actividades

    industriales y de servicios que, como la automotriz y la petroquímica, resultaron las que

    recibieron mas inversión y pautaron a su vez la orientación del cambio técnico en las

    décadas siguientes.

    Grafico 2. Consumo energético 1946-1962

    0

    20

    40

    60

    80

    100

    1946 1950 1955 1958 1962

     Años

       E  n

      p  o  r  c  e  n   t  a   j  e

      Comb. Sólidos

    Minerales

    Comb. Sólidos

    Vegetales

    Petróleo y gas

    natural

     

    Fuente: elaboración propia en base a San Martín (2006)

    Así, con el inicio de la posguerra, la Argentina comenzó una industrialización intensiva

    en petróleo.23 En la medida que no pudo avanzarse significativamente en su producción

    local, la dependencia de las importaciones se hizo mas dramática y sus consecuencias se

    reflejaron en la balanza comercial.

    III.II La explotación de gas natural: un paso clave para laarticulación de un nuevo paradigma en el largo plazo

    Desde los ’30 se sostenía que la Argentina tenía enormes posibilidades de desarrollo

    energético, ya que mientras importaba en forma creciente carbón y petróleo,

    desperdiciaba en la atmósfera el gas natural que fluía de los yacimientos patagónicos.

    22 El contraste con la década del 30 es evidente, no solo porque la crisis limita el consumo y la demandade energía, cuyo crecimiento es menor sino también porque el avance en la matriz energética del petróleo

    y el gas es, aunque significativo, mas lento, aumentando aproximadamente cerca de diez puntos a lo largode una década.23 San Martín, J. (2006), p. 80.

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    Julio Canessa, quien sería luego el primer presidente de Gas del Estado, había

     planificado durante los ´30 la construcción de un gasoducto que traería el gas natural de

    la Patagonia a Buenos Aires y que, según su opinión, debería haberse finalizado en

    1940. Los fallidos intentos de promover esta iniciativa los interpretaba por ser una obra

    que “no convenía a los intereses foráneos”.24 Con ella posiblemente hacía referencia a

    los intereses de la Compañía Primitiva de Gas, concesionaria de la provisión de gas en

    la Capital Federal. De capitales británicos, suministraba un gas industrial, consecuencia

    de la destilación del carbón. Como el insumo básico era importado y su servicio

    monopólico, el precio de sus tarifas era elevada y prohibitivo para los sectores medios y

     bajos. Ello significaba que, incluso en las grandes ciudades litorales, muy pocos

    tuvieran servicio de gas. Un estudio de 1942 realizado por profesores de la Universidad

     Nacional del Litoral mostraba que el sector residencial o doméstico demandaba el 35%

    de las necesidades energéticas totales. Esta distorsión en la estructura del consumo de

    combustible se explicaba por la utilización de fuentes energéticas poco eficientes y mas

     propias de áreas rurales que de una ciudad moderna como Buenos Aires, tales como el

    carbón, el kerosen o la leña.25 Todo esto en el medio de la crisis energética que trajo la

    Segunda Guerra.

    Una vez llegado al gobierno el peronismo, la insistencia de Canessa sobre el gasoducto

    tuvo sus frutos. Nombrado presidente de la Dirección general de Gas del Estado, Perón

    aceptó el reto y en 1947 comenzaron las obras cuya finalización fue a fines de 1949. El

    accionar del organismo y la inauguración del gasoducto permitieron una rápida

    expansión de la cantidad de usuarios. Los aproximadamente 230.000 usuarios de 1945

    llegaron casi a duplicarse en 1950 y a aumentar su consumo individual. Su valor,

    además, se redujo en relación al ofertado por la etapa previa a 1946. Por otro lado, el

    gas llegó a Mendoza en 1947 y a Puerto Madryn en 1949. Por lo tanto, cambió la lógica

    en la prestación del servicio. En vez de obtener ganancias en función de un consumo

    limitado y de altos valores, se procuró, bajo el concepto de servicio público, un uso

    creciente, masivo y a bajo precio, siguiendo la lógica de los sistemas de agua y

    electricidad consistente en un trazado de redes de distribución. En este caso, se utilizó

    en un primer momento la infraestructura existente del gas carbónico.

    24 Canessa, Julio; “El gas natural de la Patagonia y su transporte a Buenos Aires”, Crítica, Buenos Aires,25 de julio de 1941, en Suplemento de Crítica dedicado al Gasoducto, 4 de julio de 1949.25 Se trata del trabajo “El consumo excesivo de combustibles en la República Argentina” presentado por

    el Comite Argentino de la Conferencia Mundial de Energía de 1942. Fue elaborado por la Universidad Nacional del Litoral; citado en El gasoducto Comodoro Rivadavia-Buenos Aires, Dirección General deGas del Estado, Buenos Aires, 1947, pp. 5-7.

    11

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    Complementariamente, fue necesario además realizar una intensa campaña de

     promoción para informar al usuario sobre su uso y beneficios junto con una

    reconversión de las cocinas, estufas y calefones existentes.

    Otro hecho significativo ocurrió durante el régimen peronista en materia de gas natural:

    el descubrimiento de los yacimientos de Campo Durán en Salta. Con ellos se

    multiplicaban las reservas de hidrocarburos. Su aprovechamiento, sin embargo, no

     podía realizarse por las limitaciones financieras para la construcción de infraestructura

    de transporte. Hubo que esperar para ello a la administración desarrollista de A.

    Frondizi. Con ello, en 1960, los usuarios alcanzaron la cifra 769.592, triplicando la

    cantidad de 1945, con un crecimiento de su precio que estaba muy por debajo de la

    inflación general, resultando el combustible mas barato. Además ofreció un servicio con

    un gas de 9.000 calorías, superior a las ofrecidas en años anteriores.

    Además, con el gasoducto Campo Durán-Buenos Aires la oferta de gas dio otro salto

    significativo, trasladándose al ámbito de los usuarios industriales y las usinas eléctricas.

    Como consecuencia de este proceso, en 1965 había centrales térmicas a ciclo

    combinado alimentadas a gas en Capital Federal, Gran Buenos Aires, Córdoba y Santa

    Fé. Por otro lado, empresas situadas en localidades cercanas al gasoducto comienzan a

    transformar sus equipos de calderas para adaptarlos al suministro de gas o, como en el

    caso de las empresas químicas, abandonar sus procesos carboquímicos para

    manufacturar sus productos en base al gas, como la Fabrica Militar de Río Tercero,

    Atanor y Electroclor. En el año mencionado, el gas cubrió el 15% de la matriz

    energética, fenómeno que no se detuvo en las décadas siguientes.26 Como todo insumo

    clave, pasó a tener una oferta mas barata en términos de precio relativos. Junto con el

    aumento en la producción petrolera que se hizo durante el desarrollismo, la

    diversificación y ampliación de la oferta energética que significó el gas natural fue clave

     para que en los ’60 la Argentina estuviera próxima al autoabastecimiento petrolero.

    Ambos hidrocarburos participaron en 1969 de aproximadamente el 90% de la oferta

    energética.

     III. III La explosión de un paradigma desde el punto de vista técnico

    26 San Martín, J. (2006), Capítulo 7.

    12

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    Para Freeman y Perez, una vez consolidado el factor clave, el paradigma, o sea toda la

    constelación técnica, se va cristalizando y va mas allá de los sectores iniciales,

    desbordando hacia el resto de la estructura productiva e institucional.27 El vehículo de todo

    ello son las actividades vinculadas a la producción o utilización de los factores claves.

    Estos nuevos sectores suelen dar un nuevo impulso a la economía en general, siendo el

    receptáculo de mayores cuotas de inversión y, por ende, logrando mayores tasas de

    crecimiento. Ello , a su vez, significa habitualmente un cambio estructural del sector

    industrial, al lograr dichos sectores una participación creciente en él. La generación de

    externalidades para la explotación de los insumos claves es otro indicador importante en la

    cristalización de un nuevo paradigma técnico que permite a través de la inversión pública

    dar otro importante envión al proceso económico.

    Generalmente, la aparición de nuevas tecnologías exige también nuevas capacidades en la

    mano de obra, fenómeno que suele generar no pocos problemas. Por último, otra señal lo

    constituirá la aparición o la expansión del consumo de nuevos bienes y servicios. Si bien

    no consideraremos todas las dimensiones del modelo de Freeman y Perez, la

    operacionalización parcial del mismo, basado sobre todo en sus variables técnicas, creemos

    que nos permiten demostrar para la etapa estudiada la existencia de un nuevo paradigma

    técnico-económico. Los aspectos institucionales y organizativos tendrán una breve

    referencia en la parte final.

    III. III. I La emergencia de nuevos sectores

    En este sentido, es importante considerar las nuevas actividades productivas que toman a

    los factores claves como insumos. La petroquímica sea quizás la mas importante de ellas.

    Con una primera aparición entre los ´40 y ´50, vinculadas mayormente a empresas estatales

     bajo la órbita de la Dirección General de Fabricaciones Militares (DGFM). Estas sin

    embargo fueron emprendimientos de muy pequeña escala. Fue con las leyes de promoción

    industrial y de inversión extranjera de A. Frondizi, que el sector dio un salto importante,

    formando gradualmente polos petroquímicos en las cabeceras o terminales de gasoductos y

    oleoductos, como San Lorenzo en la provincia de Santa Fé y Campana y Ensenada en la de

    Buenos Aires. Entre las firmas que instalaron plantas en el sector se destacaron IPAKO,

    Duperial, CABOT, Duranor, Petroquímica Sudamericana, Atanor y PASA.28 En menor

    27

     Freeman y Perez (2003), 224-225.28 San Martin, J. (2006), pp. 95-100, 115-117. Ver también, aunque con mayor énfasis en las décadas posteriores, Chidiak y Lopez (1996).

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    magnitud hubo inversiones de nuevas plantas o ampliaciones de las ya existentes en la

    fabricación de caucho y plásticos.

    Dentro de los sectores que utilizan los insumos sin transformarlos, no puede dejar de

    destacarse la industria automotriz. Con una primera aparición con la ley de inversiones

    extranjeras del peronismo, a través de la instalación de Kaiser y Mercedes Benz, tuvo

    luego un salto mayor aun con la etapa desarrollista, momento de la llegada de las grandes

    terminales norteamericanas. Ello requirió, como sabemos, centenares de firmas pequeñas y

    medianas que formaron el sector de proveedores autopartistas. La historiografía económica

    ha dado cuenta del impacto de este sector en sus diversas dimensiones, entre ellas, cabe

    resaltar, la innovación organizativa y de control de calidad que significa producir en

    grandes series bienes complejos.29

    Otro sectores manufactureros que utilizan los insumos claves, en este caso el gas natural,

    fueron los de artefactos de calefacción, cocina y calentamiento de agua. Si bien algunas

     plantas existían antes de la Segunda Guerra, su verdadera expansión con la ampliación de

    los talleres y nuevas firmas fue en la etapa posterior, coincidente con la difusión del uso

    del gas natural, la mayoría de ellas lidera todavía el mercado. Así aparecieron entre fines

    de los ’40 y principios de los ´60 Emegé, Domec y Eskabe. Por otro lado, consecuencia de

    la necesidad de adaptarse a los nuevos diseños y requerimientos técnicos del gas natural,

    otras ampliaron y modernizaron sus plantas también en estos años, como Orbis.

    En un movimiento de eslabonamiento hacia atrás, también emergió el sector de

     proveedores de la industria de producción de gas, petróleo y petroquímica. El propio grupo

    Techint tenía sus firmas mas importantes en ese sector: Dalmine-Siderca con la fabricación

    de tubos para el transporte, Cometarsa para generar torres y tanques de almacenamiento de

     petróleo y Techint SAIC para montar gasoductos y oleoductos, entre otros tipos de obras.

    Por otro lado, las firmas mas importantes del sector sidero-metalúrgico tenían divisiones o

    empresas dedicadas a proveer al mismo sector. Siam Di Tella, por ejemplo, fundó en la

    segunda mitad de los ’40 SIAT con el objetivo de fabricar tubos para el transporte de gas.

    Pero previamente tenía una trayectoria en generar bienes y equipos para la producción de

     petróleo. A los famosos surtidores comenzados en los ´20, en 1938 había iniciado la

     producción de aparatos de bombeo, fenómeno que continuó en las décadas siguientes. Para

    29 Desde luego, nos referimos a la organización fordista, que será para los estudiosos del cambio técnico,la innovación organizativa del paradigma tecnológico de la época. Si bien su irrupción constituyó un

    avance, estuvo lejos de lograr los parámetros de eficiencia de las plantas situadas en los paísesindustrializados. Sobre los virtudes y defectos de esta organización productiva en la industria automotrizargentina, ver Katz y Kosacoff (1989).

    14

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    la misma industria produjo también motores eléctricos blindados y equipos de generación y

    distribución de energía. Por su parte, Acindar, fabricaba caños de acero para la conducción

    de fluidos de alta presión. Santa Rosa, otra de las empresas tradicionales del sector,

     participó como proveedor de aceros especiales en forma de trépanos, varillas de bombeo,

    válvulas y cables.

    Junto a estas grandes empresas estuvo un grupo numeroso de firmas de tamaño diverso que

    aparecieron en su mayoría entre la primera mitad de los ´50 y la primera mitad de los ´60.

    Si bien predominaron las firmas pequeñas y medianas de capital local, no faltaron algunas

    grandes de capital extranjero. Se trata de estudios de ingeniería y consultoras; empresas de

    servicios petroleros, tanto locales como internacionales, dedicadas a la perforación y

    limpieza de pozos, técnicas de perfilaje, etc. A ello debería agregarse un cúmulo de

    empresas metalúrgicas productoras de válvulas de alta presión, material de perforación,

     bombas extractoras, calderas, quemadores de petróleo, sellos mecánicos, cadenas, etc.30

     

    III. III. II El núc leo del paradigma y la inversión

    Si la emergencia de nuevos sectores en torno a los insumos claves es una de las

    características de un nuevo paradigma técnico-económico, de ello deriva también otro

    rasgo importante: esas actividades, situadas en el núcleo de la nueva constelación técnica,

    fueron también las mayores receptoras de inversión. Se dieron en el marco del boom de

    inversión extranjera durante el gobierno de Frondizi a partir de 1958 y logró una expansión

    de la producción de insumos básicos que posibilitó integrar la economía. En este sentido,

    solo en la explotación de hidrocarburos se invirtieron 200 millones de dólares.31 La

    consecuencia de ello fue la posibilidad en cuatro años de triplicar la generación de petróleo

    y cuadriplicar la de gas, alcanzando a cubrir casi la totalidad de las necesidades locales.

    En materia industrial, se autorizaron 254 proyectos de radicaciones por 550 millones de

    dólares. El 60% del capital fue destinado al sector automotriz y petroquímico. Desde el

     punto de vista de emprendimientos individuales, sólo las tres automotrices norteamericanas

    absorbieron el 20% del total. Importantes también fueron los grandes proyectos

     petroquímicos como los de PASA, Duperial, Indupa, Ipako y destilerías como las de Shell.

    30 No es fácil determinar cuantas de ellas sobrevivieron al proceso de desindustrialización comenzado amediados de los ’70, ya sea porque quebraron o se fueron del país. No obstante, un número considerabletodavía subsiste. Un listado de las empresas proveedoras del sector con algún detalle de sus productos

     puede encontrarse en: Instituto Argentino del Petróleo; Guía de proveedores de las industrias del petróleo, gas y petroquímica, Buenos Aires, 1974.31 Rapoport (2000), p. 554.

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    Por diversos motivos, este proceso perdió fuerza en los años siguientes, reapareciendo

    entre 1966 y 1969 con montos mucho mas reducidos, correspondiendo la mitad al sector

    automotor.32 

    Esta inversión extranjera no solo pautó el ritmo de crecimiento de la industria en general

    durante la experiencia desarrollista sino que también explica la expansión durante la década

    siguiente, uno de los períodos de crecimiento mas importante de toda la historia económica

    argentina.33

     

    III. III. III Un cambio estructural de la industria

    Los efectos del impulso inversor se manifestaron también en un cambio estructural de la

    industria argentina, que muestran que las actividades que utilizaron o transformaron losinsumos claves del nuevo paradigma técnico pasaron a ocupar porciones cada vez mas

    importantes del aparato industrial.

    Al tener tasas de crecimiento mas elevadas que el resto de las actividades, ello fue lo que

    ocurrió con los complejos petroquímico y metalmecánico –incluído aquí el sector

    automotriz- Aquella, por ejemplo, se expandió a un 17% anual en la década de los ´60.34 

    Este, por otro lado, tuvo un fuerte crecimiento entre 1958 y 1961 y otro, mas moderado

    entre 1969 y 1974. Basándose en una idea de J. Katz, J. Schvarzer afirma que:

    “Uno de los resultados fue el crecimiento de las ramas masnuevas dentro de la producción fabril, a su vez en expansión.Entre 1954 y 1974 el conjunto de las ramas metal mecánicas

     pasó de aportar el 25% de valor agregado por la industria al33%, la química en todas sus facetas pasó del 13% al 19%. Esevidente que ese avance implicó una tasa de crecimiento muysuperior al del conjunto fabril a lo largo del período. Los análisisdel producto, el empleo, el capital invertido y la productividaddel sector fabril sugieren que el sistema industrial posterior a1954 refleja una ‘época tecnológica diferente’ de la del período

    anterior.”35

     

    32 Barbero y Regalsky (2002), 137-139.33 Rapoport (2000), p. 584; Llach, J. (2002), p. 101.34 Azpiazu y Basualdo (1990), p. 85.35 Schvarzer (1996), p. 238. Katz y Kosacoff (1989:58) dan cifras muy parecidas aunque no idénticas. Enrelación a la afirmación de Schvarzer, no podemos comprometer a dicho autor con todas las implicanciasteóricas del marco conceptual que se sostiene en este trabajo. No obstante, puede interpretaarse que con

    menor carga teórica este párrafo apoya nuestra postura de la existencia de un nuevo paradigma técnico.Podría puntualizarse que no es solo la industria la que tiene una nueva base técnica sino la economía en suconjunto.

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    III. III. IV Las externalidades o la construcción de nuevainfraestructura

    Otro de los rasgos que marca la consolidación de un paradigma es la existencia de una

    infraestructura que facilite el uso del factor o factores claves. En este sentido, como lo

    evidencia ya el primer gasoducto en 1949 entre Comodoro Rivadavia y Buenos Aires, uno

    de los mas grandes del mundo en ese momento, fue necesario establecer un sistema de red

    de tubos para transportar el petróleo y el gas hacia las refinerías, las empresas que lo usaban

    como insumos y los usuarios domésticos. Miles de kilómetros de ellos se realizaron,

    uniendo puntos alejados del país, tanto en los extremos norte y sur con los centros urbanos

    de consumo. En este sistema también se incluyen además tanques almacenadores,

    estaciones de bombeo, plantas separadoras, plantas compresoras, etc. La sucesiva

    instalación de gasoductos permitió que la participación del gas en la matriz energética del

     país se incrementara gradualmente, como ya lo afirmamos en relación al gasoducto Campo

    Duran en Salta con Buenos Aires en 1960. A continuación se presenta un listado de ellos:

    Tabla 1. Red de Gasoductos Troncales

    Gasoducto Año Diámetro Longitud Km

    Comodoro Rivadavia-Bs As 1949 10´´ 1600

    Plaza Huincul-Gral. Conesa 1952 8’’ 600

    Campo Durán-Buenos Aires 1960 24’’ 2800

    Pico Truncado-Buenos Aires 1965 30’’

    El Condor-Pico Truncado 1973 30’’

    San Sebastián-El Condor 1978 30’’

    Centro-Oeste 1981 30’’ 1500

     NEUBA II 1988 36’’ 1300

    Fuente: Instituto Argentino de la Energía y “General Moscóni”, Informe de Coyuntura del SectorEnergético, s/f; extraído de Nidia Galé, obra citada, p. 92.

    En relación a los oleoductos, su red es más pequeña pero no por eso poco importante. A

    ello se agregan en distintos puntos del país una red de refinerías y plantas

     petroquímicas. Cabeceras y terminales de gasoductos y oleoductos, como Neuquen,

    Bahía Blanca, Mendoza, San Lorenzo y Campana, fueron espacios para nuevos centros

    industriales que resultaron un impulso parcial de descentralización industrial.

    Los 10.000 kilómetros de rutas nacionales construídos en los ’60 es otro elemento

    importante en la expansión de la infraestructura y que indica claramente, como sugieren

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    Katz y Kosacoff, hacia donde estuvo destinado tanto el gasto público como el ahorro

     privado.36

    III. III. V Un nuevo patrón de consumo de bienes y serv icios

    Dada la pequeña cantidad inicial de usuarios en la etapa del gas carbónico y su rápido

    crecimiento posterior, no hay dudas que mucha gente accedió a servicios del que antes

    carecían o al cual accedían en condiciones ineficientes. Si se toma solamente el corto

     período que va de 1945 a 1960 en que se triplicaron los usuarios de gas natural,

    significó la incorporación de 500.000 hogares a la red de gas que, instalación de

    artefactos mediante, pudieron acceder a servicios de cocina, calefacción y calentamiento

    de agua. Lo hicieron además, en condiciones más económicas que en la etapa del gas

    manufacturado. La instalación de los nuevos artefactos necesitó de las ya nombradasempresas que los fabricaron. También personal especializado que con la matrícula

    otorgada por Gas del Estado, diseñó e instaló el sistema de gas domiciliario, lo conectó

    a la red de distribución e hizo los correspondientes servicios de reparación y

    mantenimiento. Nuevos servicios fueron también el conjunto de negocios minoristas

    encargados de la comercialización de los artefactos y repuestos.

    En relación al petróleo, el sistema de estaciones de servicio y talleres existía

     previamente a la época estudiada. Pero tanto la expansión de la industria automotriz

    como la expansión petrolera permitieron que se ampliara, junto a la red vial que se hizo

    necesario también incrementar. Sin contar aquellos fabricados para usos comerciales, la

    evolución en la producción de autos revela, a su vez, la masificación de su consumo:

    Tabla 2. Producción de Automotores Particulares (1953-1965) (Unidades)

    1953 1957 1960 1962 1964 1965

    897 13.273 49.519 93.873 119.005 141.114

    Fuente: Rapoport y colaboradores (2000), p. 586.

    Desde otro punto de vista, el crecimiento que tiene en los ´60 el sistema vial a nivel

    nacional, el mayor de toda la historia en términos absolutos y relativos, presupone la

    expansión de los servicios mencionados:

    Evolución de la red vial nacional pavimentada (1940-1990)

    Año Cantidad de Km % de la red vial total

    1940 4.566 11

    36 Katz y Kosacoff (1989), p. 56.

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    1950 7.322 12

    1960 9.699 17

    1970 20.778 45

    1980 26.475 70

    1990 28.309 75

    Fuente: Delgado, R. (2000), p. 138. En base a datos de FIEL y DNV.

    IV. La instalación de Techint en la Argentina

    IV.I Orígenes y primeros pasos en el país

    El escenario de la inmediata posguerra fue el contexto en el que Techint inició

    sus actividades en la Argentina. Fue fundada en la ciudad de Milán en 1945 por

    Agostino Rocca, personaje cuya trayectoria previa le había otorgado amplia experiencia

    en el campo de la siderurgia. En los años ’20 se inició como ingeniero en la planta de

    tubos de acero de Dálmine en Bérgamo, Italia. Allí llegó a ser jefe de planta y adquirió

    un amplio conocimiento en materia técnica y organizativa gracias a visitas realizadas a

    empresas siderúrgicas y mecánicas de Alemania y Estados Unidos. El aprendizaje

    obtenido redundó en beneficios al establecimiento italiano y le otorgaron a la vez

     prestigio y reconocimiento. La Banca Comérciale Italianne, inversora en el sector

    siderúrgico peninsular, lo contrató también como asesor en materia técnica.37

    La crisis de los ’30 obligó al estado italiano a auxiliar al sector y a la banca

    inversora, lo que condujo a una participación mayoritariamente estatal en la propiedad

    de las firmas que lo integraban. Como manager de Estado, Agostino Rocca gestionó con

    los años a las principales empresas del sector: la Dálmine, la Ansaldo (un astillero de

    Génova), la acería de Terni e inició el proyecto de la acería integral de Cornigliano, la

    cual serviría de modelo a la planta de Propulsora en Ensenada. Ocupó también cargos

    importantes en el IRI (Instituto de Reconstruzione Industrial) creado en la coyuntura de

    crisis para reformar las plantas del sector, y en Finsider.

    Cumplidos los 50 años, había decidido luego de la Segunda Guerra iniciarse

    como empresario privado en América Latina. El encargo que Torcuato Di Tella, el

    37 En Italia se han realizado varios estudios sobre la trayectoria profesional de Agostino Rocca antes de su

     partida hacia América, entre otros, ver: Franco Bonelli, Antonia Carparelli y Martino Pozzobon, (1984).Sobre su formación técnica y empresarial como sobre su concepción en materia de desarrollo siderúrgico:Paride Rugafiori (1984), también Carolina Lussana (1996).

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    fundador de SIAM, le había hecho para diseñar una fabrica de tubos de acero, lo había

    decidido a elegir la Argentina como base de operaciones de su empresa.

    Las primeras actividades de Techint en la Argentina fueron de carácter

    comercial, aprovechando los vínculos de Rocca con las empresas italianas. Al poco

    tiempo, sin embargo, ganaba la licitación para la construcción del tramo sur del

    gasoducto Comodoro Rivadavia-Buenos aires, primera gran obra de infraestructura de

    la firma. Ello le indujo a pensar que la autosuficiencia energética que proclamaba como

    objetivo el régimen peronista requeriría de tubos de acero para el transporte de gas y

     petróleo. El gasoducto que había construido Techint se había realizado con caños

    importados por la misma firma de la Dálmine de Italia, empresa que había sido

    conducida por el propio Rocca. Por otra parte, el proyecto que había presentado para

    Torcuato Di Tella no había sido aceptado, optando para la futura SIAT por un modelo

    de planta presentado por una firma americana.38 

    De esta manera, el fundador de Techint decidió instalar en la Argentina una réplica de la

    Dálmine de Bérgamo. Esta misma colaboraría con aporte de capital, asesoramiento y

     personal. Surgió así el proyecto de Dálmine-Safta en Campana, cuya puesta en marcha

    se logró en 1954. En adelante, la expansión de la producción de gas y petróleo de Gas

    del Estado e YPF le resultaría funcional a sus intereses. Sin embargo, en forma

     progresiva su producción logró colocarse también en las petroleras privadas.

    Por otra parte, en el mismo centro industrial de Campana, Techint instaló la planta de

    Cometarsa (Construcciones Metálicas Argentinas), dedicada a la fabricación de grandes

    estructuras metálicas. Fue también un complemento a los requerimientos de

    infraestructura vinculados al desarrollo gasífero, petrolero y eléctrico. Solamente en su

     primeros diez años, Cometarsa fabricó 1200 tanques cilíndricos verticales para

    refinerías y yacimientos; 400 torres de producción y perforación petrolera; 400 vagones

    cisterna para transporte de combustible y 5000 torres para líneas de alta tensión.

    IV.II Algunos cambios cualitativos

     Nacida de un grupo de ingenieros experimentados provenientes del sector siderúrgico

    italiano, el desarrollo de sus capacidades técnicas y organizativas, junto a su éxitosa

    inserción en el contexto económico de aquellos años, le dieron a la empresa una serie de

    38 Una síntesis de los primeros pasos de Techint en la Argentina, puede verse en: Castro (2003).

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    (toneladas) Semiterminados Terminados

    Siderca 150.000

    La Cantábrica 76.000 30.000 120.000

    Acindar 60.000 90.000 300.000

    TAMET 60.000 55.000 100.000

    Santa Rosa 55.000 70.000 100.000Vulcano 11.000 10.000

    RICAS 11000 100.000

    Gurmendi 60.000Fuente: “Acero: guerra fría entre dos colosos”, en Primera Plana, 26 de mayo de 1964.

    Esta posibilidad de encontrar beneficios en un mercado subabastecido de insumos

    siderúrgicos impulsó a crear una acería integral para cubrir las necesidades internas que

    no podían ser satisfechas con la producción de SOMISA. Con tal motivo, surgió a

    inicios de los ´60 el proyecto de Propulsora Siderúrgica. Si bien no pretendió rivalizarcon la acería de San Nicolás, no encajaba en el modelo de desarrollo siderúrgico estatal-

    militar que se comenzó a diseñar por parte del Estado a partir de la coyuntura de la

    Segunda Guerra Mundial. Desde la perspectiva de la Dirección General de

    Fabricaciones Militares, el proyecto de Propulsora fue interpretado como un desafío a

    SOMISA y al control militar sobre el sector. Ello explica el hecho que Propulsora se

    quedara solo en la fase de laminación y no fuera autorizada por dicho organismo la

    instalación del alto horno, a pesar del gasto en divisas que significó para el país durantela década de los ´60 y principios de los ’70 la importación de insumos siderúrgicos.41

    Mas allá de esto, con la inauguración de Siderca, Techint pasó a la categoría de gran

     productor siderúrgico, fenómeno consolidado con PS. Junto con Acindar dominó el

    Centro de Industriales Siderúrgicos (CIS), entidad que nucleaba a las grandes firmas del

    sector, más capitalizadas, informadas y concientes de la necesidad de amortiguar los

    riesgos del mercado interno con una salida exportadora a través de la utilización de

    tecnología de vanguardia. El otro grupo fue conformado por CLIMA (Centro de

    Laminadores de Industrias Metálicas), donde participaron firmas mas pequeñas, de larga

    trayectoria algunas de ellas, menos dispuestas a arriesgar inversiones y cuyo horizonte

    comercial se limitó al mercado local.

    41 No obstante, en la medida que con los años las empresas siderúrgicas de Techint y Acindar fueronmodernizandose y ampliando su producción en un grado mayor que SOMISA, incluso liberándose de suabastecimiento de palanquilla, fueron debilitando el modelo siderúrgico de posguerra. Sobre el

    surgimiento de Propulsora Siderúrgica y las dificultades que tuvo con la Dirección de FabricacionesMilitares, ver Castro (2005).

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    IV. II. II Una deslocalización del sector siderúrgico

    El patrón de localización de gran parte de la industria argentina fue tradicionalmente la

    zona próxima al Riachuelo. La Boca y Barracas en la Capital Federal y Avellaneda en

    territorio bonaerense, fueron el ámbito de fábricas textiles, alimenticias, curtiembres,

    frigoríficos. En el caso de la actividad sidero-metalúrgica, tuvo su origen en los

    astilleros que se ubicaron en sus orillas desde la segunda mitad del siglo XIX. Entre

    1870 y 1900 el cambio técnico en la navegación hizo que el mundo de los astilleros se

    desplazara del oficio de carpintero al ámbito de los talleres metalúrgicos. Este

    desarrollo, sin embargo, no implicó, tal como sucedió con la industria argentina en

    general durante la etapa agroexportadora, un aumento del número de talleres sino una

    tendencia a la concentración en grandes establecimientos. Por ejemplo, Ernesto

    Tornquist y Cía adquirió Rezzónico-Ottonello en 1902 y posteriormente los talleres San

    Martín en 1909 y Vasena luego de la Primera Guerra, dando lugar a lo que luego fue

    TAMET. Es a partir de la tercera década del siglo XX cuando el tramo que comienza

    después del actual Puente Pueyrredón empezó a ser asociados con las empresas

    metalmecánicas, cuyas plantas modernas necesitaban mayores dimensiones para su

    localización. El proyecto del canal industrial de los ¨30 prometía concederles las

    mismas ventajas que las que tenía el Riachuelo aguas abajo.42 Todavía a fines de los

    ´40, plantas importantes del sector, como SIAT, se instalaron allí.

    Para una empresa como Dalmine-Siderca, concebida desde el inicio con perspectivas de

    ampliación y producción en escala, la ubicación en el eje paralelo al Paraná entre

    Buenos Aires y Rosario poseía mayores ventajas. Entre ellas, la posibilidad de un puerto

    que recibiera buques de gran calado, el acceso a los insumos importados vía fluvial y

    una disponibilidad espacial que le permitiría una constante expansión. Con la radicación

    de Propulsora en Ensenada, Techint jugó un papel clave en la consolidación del frente

    fluvial La Plata-Rosario como espacio industrial. Como proveedora de laminados para

    la industria automotriz, restó fuerza a la radicación industrial en Córdoba, en la medida

    que algunas firmas del ramo encontraron mas ventajas instalándose en su cercanía.43 

    IV. II. III Un centro de formación profesional

    El posicionamiento de la empresa en actividades técnicamente complejas como la

    ingeniería y la fabricación de tubos sin costura demandó personal calificado que no era

     posible encontrar en el mercado laboral argentino de los ´50. Al principio, la solución

    42 Una descripción detallada de este proceso puede verse en: Silvestri (2003), pp. 248-265.43 Kollman (2003), p. 16.

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    IV. II. IV Siderurgia con intención exportadora

    La actividad de la Organización Techint fue en contra de lo que era el tradicional patrón

    exportador del país y el rol mercado internista de la industria. Tanto en el ámbito de la

    ingeniería como de la siderurgia, se destacó la capacidad para insertarse en el mercado

    internacional, aun antes del debate que se inicio en los ´60 sobre la necesidad de una

    salida exportadora de la industria como solución a sus problemas estructurales.47 En

    relación a la primera, la posibilidad que adquirió luego del aprendizaje y prestigio

    generado con el gasoducto patagónico de captar obras de infraestructura energética en

     países del cono sur. En relación a la segunda, la capacidad para colocar en el mercado

    externo cuotas importantes de su producción que oscilaron entre un 20 y un 30% en los

    ´60, anticipando el rol clave que tuvieron las exportaciones en las décadas siguientes.

    Al poco tiempo de inaugurarse la planta, logró un dinamismo productivo que se tradujo

    en la posibilidad de duplicar la producción en cinco años. En estos primeros años, YPF

    fue el único cliente en el mercado local. Con ello, la retracción de sus pedidos ponía en

    riesgo los ingresos de la empresa, tal como sucedió en 1957. La solución fue una

     primera experiencia exportadora con destino a Turquía, fenómeno que se acentuó a

     partir de la crisis de los años 1962-1963. Por lo tanto, a partir de los ´60, volúmenes

    crecientes de toneladas de tubos se proyectaron en forma paralela tanto hacia el

    consumo doméstico como al exterior. En la segunda mitad de la década, no fue solo una

    forma de atemperar las fluctuaciones de la economía argentina sino un objetivo

     prioritario que incentivó el mantenimiento del régimen productivo en un nivel máximo

    y mantuvo una constante presión para el ajuste del proceso de producción. Este

    fenómeno, sin embargo, no es solo una cuestión voluntarista de la gerencia de la firma

    sino que debe verse también bajo la perspectiva de las características técnicas del sector

    de tubos sin costura. Por tratarse de un bien con mayor valor agregado que los aceros

     planos, requiere de una escala mínima mayor. De ahí que difícilmente pueda cumplirse

    con la exclusiva demanda local, siendo la exportación un recurso habitual de todas las

    firmas que participan en el mercado.48 Por otro lado, como sostuvo J. Katz, más allá de

    los subsidios y la voluntad empresaria, es imposible exportar un bien complejo sin

    47 Un análisis y síntesis de este debate puede verse en: Rougier (2004), Capítulo II.48 Artopoulos (2005). Bajo esta perspectiva también puede verse el interés de la empresa por mantenerse

    en el ámbito especializado de los tubos y aumentar la escala permanentemente, diferente a una ciertatendencia a la diversificación en desmedro de la especialización y las economías de escala de lasempresas industriales locales.

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    cierta maduración técnica que representa “(...) un cambio cualitativo en el

    aprovechamiento de los recursos humanos y el capital”.49

     De este modo, tanto la voluntad como la necesidad exportadora tuvo como una de sus

    consecuencias la posibilidad de liberarse del oligopsonio de YPF, cuya compra abarcó

    solamente el 10% de su producción en el ejercicio 1969-1970.

    Por otro lado, la exportación superó la colocación en el mercado local de tubos para uso

     petrolero, representando un tercio de la producción. En 1969 fue la segunda empresa en

    el ranking de las exportaciones industriales. Manteniendo el cuarto lugar para el período

    1969-1974.50 Dicho proceso continuó acentuándose luego de la crisis petrolera mundial

    de 1973.

    Tabla 4.Dálmine-Siderca. Destino de la venta de tubos, balance 1969-1970

    Destino Volúmenes en

    toneladas

    Porcentaje

    Mercado petrolero nacional 37.200 27,17

    Usos no petroleros 54.600 39,88

    Exportación 45.100 32,94

    Total 136.900 100

    Fuente: Dálmine-Siderca. Memoria y Balance General al 31/3/1970

    IV. II. V La formación de un centro técnico de ingeniería de carácterregional

    Relacionada con las nuevas capacidades técnicas que exige el paradigma técnico de la

     posguerra, igualmente exitosa fue la inserción internacional en materia de ingeniería

    relacionada-con obras de infraestructura energética y la construcción de plantas

    industriales. Como dijimos, esa posibilidad fue factible inmediatamente después del

    gasoducto patagónico, con obras en Chile primero y en Brasil después. En la década de

    los ’60 la necesidad de diseñar y controlar obras en los países limítrofes y de la región,

     junto a las realizadas localmente, hizo de Techint Buenos Aires un centro de ingeniería

    y proyectos con un plantel de aproximadamente 200 especialistas, la mayoría de ellos

    49 Katz (1977), pp. 95-96.50 Ibidem, ver cuadro 10, p. 107.

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    ingenieros, técnicos y dibujantes argentinos.51 Luego de la crisis de la Techint de Milán

    hacia mediados de los ‘60, una reestructuración del grupo asignó la construcción de

    oleoductos y gasoductos, incluso aquellos que estaban fuera del continente americano,

    en forma exclusiva a Techint Argentina.

    Un estudio de Gatto y Kosacoff de los ´80 muestra el liderazgo que tuvo Techint en la

    exportación de obras de ingeniería y construcción. Un análisis de las cien obras mas

    importantes hechas por empresas argentinas en el exterior entre 1938 y 1983, evidencia

    como resultado que las tres mas importantes pertenecieron justamente a la empresa

    fundada por la familia Rocca: cinco proyectos para la acería venezolana Siderurgia del

    Orinoco por un monto de 268 millones; un gasoducto en Arabia Saudita por 155 y el

    Oleoducto Norperuano cuya facturación fue por 75 millones. Todos valorados en la

    moneda norteamericana. Además los rubros acerías y poliductos, hegemonizados por

    Techint, resultaron los tipos de obras con mayor inserción, representando con trece

     proyectos aproximadamente el 50% del valor total de los contratos de ingeniería y

    construcción colocados por empresas locales en el exterior.52 

    VI. Consideraciones FinalesEste trabajo transcurrió analíticamente en dos niveles. En el nivel macro, se intentó

    demostrar como el desarrollo una nueva matriz energética a partir de las primerasdécadas de la segunda posguerra, consistente en sustituir el carbón por el gas natural y

    lograr la autosuficiencia petrolera, significó en términos de la literatura

    neoschumpeteriana la articulación gradual de un nuevo paradigma tecnico-económico.

    Se intentó demostrarlo a través de diversos procesos: el creciente consumo de gas y

     petróleo, su penetración en los distintos ámbitos de la economía, su participación

    creciente en el PBI, la aparición de nuevos modalidades de consumo.

    Esta operacionalización parcial del modelo de Freeman y Perez , sin embargo, no

    impugna nuestra hipótesis, ya que en el transcurso de las décadas siguientes se fueron

    desplegando sus otros rasgos. Así el cambio técnico siguió siendo pautado por la

    utilización de los insumos claves mencionados. El gas, por ejemplo, penetró en otras

    actividades como la siderurgia a través de la tecnología de la reducción directa.

    51 %Techint SACeI. Memoria y Balance General al 30/6/98, pp. 4-5. A menudo obras realizadas porfiliales de Techint, eran diseñadas en Buenos Aires. Cómo sucedió con Tebra, la filial de Techint enBrasil. A inicios de los ’70, su centro técnico fue organizado y nutrido con personal de Buenos Aires.52

     Gatto y Kosacoff (1985); pp. 150-157. Se toman aquí las obras hechas por Techint Argentina. No seconsideran las realizadas por representaciones o subsidirarias de Techint en el extranjero, como TechintItalia o Brasil. La primera, por ejemplo, ha realizado obras de ingeniería en Asia.

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    También pasó a ser el insumo fundamental en la producción de cemento y se formó un

     polo petroquímico en Bahía Blanca para su procesamiento industrial. Con el

    descubrimiento del yacimiento de Loma de la Lata, sus reservas superaron a las de

     petróleo. En los ’80 siguió creciendo el número de usuarios domicialiarios de gas,

    comenzando también su utilización como combustible automotriz. Del gas también

    dependió cada vez más la generación eléctrica.

    Por otro lado, gas y petróleo pasaron a tener con la segunda crisis petrolera de los ´70

    una participación creciente en la matriz exportadora. A fines de los ’90, el complejo

     petrolero petroquímico fue uno de los mayores rubros exportadores. De alguna manera,

    se constituyeron en nuevas ventajas comparativas, como lo fue también la siderurgia de

    tubos sin costura y la ingeniería en obras de infraestructura energética.

    Desde luego, el afán por mostrar un proceso complejo puede dar lugar a una

    simplificación y a la explicación demasiada estilizada de un modelo que parecería

    desplegarse en la realidad casi sin fricciones, sobre todo en lo que fue su fase de

    explosión.

    Habría que aclarar, como dice G. Dosi, que la tecnología por sí sola no es suficiente. Un

    sistema tecnológico, si bien puede pautar la orientación del cambio técnico, no es un

    modelo de una sola variable. Su impulso depende de otras variables, ya sea de tipo

    institucional, político o económico. Por lo tanto, la pregunta que podría formularse aquí

    es si el marco institucional fue el mas adecuado para desarrollar todas las

     potencialidades del nuevo paradigma. Las dificultades que tuvieron la explotación de

    los insumos claves, manifestadas en la demora en lograr el autoabastecimiento

    energético, sugieren que el contexto institucional, al menos en la época estudiada, no

    fue el más apropiado. En el mismo sentido, evidenciado en la década siguiente, el

    retraso que tuvo el sector petroquímico. Como lo demostró Solberg, el nacionalismo

    económico orientó en gran medida la explotación del petróleo, salvo períodos

    excepcionales. Esta influencia ideológica determinó también la evolución de otros

    sectores. Si bien pudo ser positivo en algunas coyunturas históricas por el impulso a

    sectores casi inexistentes, el perfil estatal-militar de sectores como la energía, la

     petroquímica y la siderurgia significó un afán de control corporativo que retardó,

    cuando no restringió, la presencia de nuevos actores e inversiones.53 Por lo tanto,

    53

     Sin embargo, de la lectura de dos autores que estudiaron con detenimiento el tema de la explotación petrolera, como Solberg (1981) y Gadano (2006), se desprende que los referentes del nacionalismoeconómico en la explotación energética como fueron Mosconi, Bunge y Perón, no pretendieron el

    28

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    mientras el paradigma de la posguerra entró en crisis en los ’70 en el mundo

    desarrollado, en la Argentina todavía no había completado su integración. En el

    momento de la crisis petrolera de 1973, la Argentina tenía todavía graves carencias en

    las industrias básicas que utilizan energía en forma intensiva. Poseía un solo alto horno

    en materia siderúrgica; faltaba una gran parte del sector petroquímico, tanto en insumos

     básicos como en intermedios y productos finales; también carecía de producción de

    aluminio. Ello proporcionaba todavía oportunidades de inversión.

    Por otro lado, el modelo organizativo que acompañó al paradigma, basado en

    economías de escala y especialización, no pareció ser consistente con las condiciones

    estructurales de la economía argentina, como la dotación de factores y el tamaño del

    mercado.54 Sin embargo, en el caso de la industria automotriz argentina, este error

    inicial de diseño institucional durante el desarrollismo, basado en una excesiva

    liberalidad, no pudo subsanarse con el correr del tiempo. Ello explica la pérdida de

    dinamismo del sector, a pesar de su impacto inicial. Menos plantas hubieran significado

    mas escala y un mayor crecimiento que seguramente se hubieron trasladado a gran parte

    del aparato industrial. No obstante, estas plantas protagonizaron el boom de las

    exportaciones industriales de la primera mitad de los ´70. De ello se deduce, al menos,

    como lo demostró Katz, que no estuvieran exentas de cierta maduración

    microeconómica.

    Otra cuestión abierta es porque esta nueva base técnica no renovó otros sectores. Tal

    como sucedió con el cemento, la siderurgia y la petroquímica, adoptando tecnologías

    que colocaron al gas y al petróleo como insumos básicos y lograron así un importante

     proceso de modernización. ¿A cuántos sectores alcanzaron? ¿Qué resultados tuvieron?

    Un futuro análisis sectorial de la industria debería decir algo al respecto.

    En el nivel micro, se pretendió evidenciar como una empresa operó en forma

    complementaria a dicho paradigma, a través de nuevas capacidades tecnológicas cuyo

    desarrollo exigió transformaciones que pueden interpretarse como cambios

    institucionales. Ejemplo de ello resultan la necesidad de organizar una escuela de

    gerentes dentro de la propia firma, darle un sentido exportador a la actividad industrial y

    concebir otro patrón de localización para la actividad siderúrgica. Todo ello puede

    monopolio estatal y postularon empresas mixtas o la colaboración del sector privado. En el caso de Perón

    como también de Frondizi, puede decirse que proclamaron una cosa y luego en el ejercicio del poderhicieron otra.54 Lopez, A. (2002), pp. 53-54.

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    entenderse como una adaptación a las nuevas condiciones técnicas que imponía el

     paradigma.

    Por otro lado, su peso y relevancia en el sector de siderurgia e ingeniería, como

    seguramente también la capacidad para articular con el estado, fueron una consecuencia

    de su dinamismo y del lugar estratégico que ocupó en el nuevo contexto energético,

    tecnológico e industrial que se fue desplegando en la posguerra. En este sentido, se

     pretendió también aportar un factor estructural que permitiera complejizar la

    explicación del liderazgo industrial y corporativo de Techint en la Argentina.

    Es inevitable, por otro lado, preguntarse sobre el derrumbe de las otras empresas del

    sector siderometalúrgico o de servicios como el ferrocarril. Nacidas en el seno de otro

     paradigma técnico-económico, es necesario plantearse si su decadencia en aquellos años

    tuvo o no que ver con su capacidad –o falta de ella- para adaptarse a los requerimientos

    de la nueva realidad. Posiblemente, esta vía de exploración, al menos, nos conduciría a

    la búsqueda de factores objetivos y no solamente a explicaciones que descansen

    exclusivamente en la subjetividad de los empresarios o los funcionarios públicos.

    Por último, respondiendo a la pregunta formulada en la introducción, la firma de la

    familia Rocca fue una organización que ayudó a establecer nuevos rasgos en la

    economía Argentina. Su actividad de ingeniería y siderurgia contribuyó a debilitar el

    viejo paradigma y a consolidar uno nuevo que en los ’40 y parte de los ’50 estaba

    todavía en una fase de transición.

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