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Clonación y células troncales. Los avances científicos y tecnológicos en los últimos años han ido aumentando constante y considerablemente y han comenzado a tocar algunos de los problemas más importantes y delicados en términos sociales. Un ejemplo que reviste especial relevancia es el de la clonación. En su artículo Clonación y células troncales Ricardo Tapia, Rubén Lisker y Ruy Pérez Tamayo nos explican pormenorizadamente el estado actual de las discusiones éticas y sociales en torno a tan importante cuestión. Los descubrimientos de los mecanismos por los cuales las proteínas se expresan son el preámbulo que abre la puerta a la manipulación genética en general, de forma que a partir de estos conocimientos se abre la posibilidad de “crear” mezclas de especies. Un ejemplo dado por los autores es aquel en el que se manipula el código genético de una especie dada para que sea capaz de sintetizar proteínas que naturalmente no puede fabricar, introduciendo información genética de la especie cuyas características se desea introducir. Los autores reconocen que este proceso es la base sobre la que se funda la clonación. Pero exactamente ¿qué es la clonación? Para comprenderlo mejor es necesario recordar el proceso por el que se lleva a cabo la reproducción de tipo sexual. La reproducción comienza con la fertilización. El espermatozoide o gameto masculino se une al óvulo o gameto femenino. El resultado de ese ayuntamiento es el cigoto, que

Clonación y células troncales

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Clonación y células troncales.

Los avances científicos y tecnológicos en los últimos años han ido aumentando constante y

considerablemente y han comenzado a tocar algunos de los problemas más importantes y

delicados en términos sociales. Un ejemplo que reviste especial relevancia es el de la

clonación. En su artículo Clonación y células troncales Ricardo Tapia, Rubén Lisker y Ruy

Pérez Tamayo nos explican pormenorizadamente el estado actual de las discusiones éticas y

sociales en torno a tan importante cuestión.

Los descubrimientos de los mecanismos por los cuales las proteínas se expresan son el

preámbulo que abre la puerta a la manipulación genética en general, de forma que a partir

de estos conocimientos se abre la posibilidad de “crear” mezclas de especies. Un ejemplo

dado por los autores es aquel en el que se manipula el código genético de una especie dada

para que sea capaz de sintetizar proteínas que naturalmente no puede fabricar,

introduciendo información genética de la especie cuyas características se desea introducir.

Los autores reconocen que este proceso es la base sobre la que se funda la clonación. Pero

exactamente ¿qué es la clonación? Para comprenderlo mejor es necesario recordar el

proceso por el que se lleva a cabo la reproducción de tipo sexual.

La reproducción comienza con la fertilización. El espermatozoide o gameto masculino se

une al óvulo o gameto femenino. El resultado de ese ayuntamiento es el cigoto, que por

medio de la división y diferenciación celular llega a convertirse en feto y eventualmente en

recién nacido. Sin embargo, la clonación es un tipo de reproducción asexual, cuya

diferencia principal radica en que se extrae el núcleo de una célula y se le transfiere el

núcleo de la célula que se quiere replicar. De esta suerte, decimos que la clonación es

prácticamente idéntica a su donador, aunque los autores tienen cuidado de hacer notar que

no son absolutamente idénticos. Para explicar esto, tendremos que hacer uso de algunos

términos técnicos. El núcleo de una célula tiene una cantidad extraordinaria de pares de

bases de aminoácidos constituyentes de ADN (3 mil millones), mientras que el ADN de la

mitocondria cuenta sólo con 16536 pares de bases Esta abismal diferencia hace podamos

hablar de que la identidad es prácticamente total, es decir, no tiene importancia desde el

punto de vista genético.

Ahora bien, ya podemos entender a lo que nos referimos cuando hablamos de clonación. Se

trata de una “copia” o replicación del código genético de un organismo para formar uno

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prácticamente idéntico. Como nos muestran los autores Meter Medawar fijó los

requerimientos de una clonación. En primer lugar, es necesario tomar el cigoto o huevo de

una especie y transplantarle el núcleo de una célula normal tomada de los tejidos del

organismo a clonar. Este huevo o cigoto debe permanecer en condiciones adecuadas que

permitan su división, en tercer lugar es necesario que se inserte en un útero de un individuo

tratado con hormonas, y por último, como es claro, el organismo replicado o clona debe ser

parido. Estos requerimiento han sido escrupulosamente observados a la hora de hacer

experimentos en distintas especies de animales. El caso paradigmático es el de la oveja

Dolly, el primer caso exitoso de una clonación en un mamífero, que además nació sano.

Ahora bien, el nacimiento de Dolly, trae a la luz diversos problemas sociales y éticos. Si

pensamos por un momento en la posibilidad ya existente, de clonación en mamíferos, ¿qué

diferencia hay con la clonación humana?, ¿sería correcto llevar a cabo este proceso en seres

humanos? Para intentar poner en contexto el alcance y especificidad de estas preguntas, los

autores consideran los problemas a los que debe enfrentarse la clonación desde tres

perspectivas: la social, la técnica y la ética.

En términos sociales el asunto es relevante por las opiniones y miedos que esta puede

generar en la sociedad. Parecen existir poderosas razones para oponerse a la clonación

humana. Si dichas razones son fundadas o infundadas es harina de otro costal Lo que nos

importa son los costos o problemas psicológicos o de cualquier otro tipo que podría causar

a los ciudadanos. Por el momento, el repudio a la clonación humana parece ser un acuerdo

unánime.

En términos técnicos es conveniente reflexionar sobre la viabilidad de la clonación humana.

Teóricamente la clonación humana está al alcance de quién tenga los conocimientos,

recursos y tecnología necesarios. No hay razones para pensar que no es posible. Sin

embargo hay que recalcar que los experimentos realizados con otras especies animales (las

ranas, por ejemplo), muestran que la eficiencia en cuanto a individuos que logran ser

paridos, y más aún que nacen sanos y logran vivir un tiempo razonablemente largo es

extremadamente pequeña, sin tomar en cuanta que existe la posibilidad siempre latente de

que sean propensos a enfermedades graves En el caso específico de la oveja Dolly, el

procedimiento tuvo una eficiencia de 1 en 277 intentos y en otras especies no se ha podido

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lograr una eficiencia mayor al 4%. Este aspecto debe ser tomado en cuenta con seriedad a

la hora de reflexionar sobre la conveniencia de implementar la clonación en seres humanos.

Los autores distinguen entre tres maneras en que puede ser considerada la clonación

humana en cuanto a sus fines. En primer lugar se encuentra la clonación reproductiva, que

no tiene otro fin que la procreación de un hijo; en segundo lugar la clonación utilitaria, que

se realizaría para retribuir algún beneficio a un individuo o a una sociedad; y por último se

encuentra la clonación con fines de investigación. Cada una de ellas presenta sus propios

problemas éticos que deben ser discutidos concienzudamente.

Como bien se apunta en el artículo, las principales objeciones a la clonación reproductiva

son de tipo teológico-religiosas. En primer lugar se aduce que sería contraria a la voluntad

divina. A los autores les parece que este tipo de razonamientos son débiles, pues no

tenemos certeza de lo que Dios pensaría o mandaría con respecto a esto. No estoy del todo

de acuerdo, pues si aceptamos (como lo hacen todos los religiosos) la autoridad de la

palabra de Dios, escrita en la biblia, y si además encontramos algún pasaje que pueda ser

interpretado como un mandamiento implícito con respecto a la reproducción en general y

que sea extensivo a la reproducción asexual, el asunto se vuelve una cuestión de

interpretación. Claramente eso depende enteramente de que se acepte como cierta y

verdadera la palabra de Dios, y que se considere cierto que la Biblia expresa realmente lo

que Dios manda. En este sentido creo que, aunque las objeciones religiosas son

sobremanera dogmáticas, no carecen de apoyo filosófico.

Una segunda objeción viene de considerar que en tanto la clonación no es natural, no debe

aceptarse. Esto es un claro ejemplo de lo que suele llamarse “falacia naturalista”, que

supone que lo que es naturalmente es lo que debe ser. Además, para ser consecuente con

este punto de vista, tendríamos que condenar todo tipo de artificialidad, en la que

tendríamos que incluir los métodos quirúrgicos, las vacunas…, lo cual no parece muy

aceptable.

Una tercera objeción, a la que los autores se adscriben es tomar en cuanta los “costos

técnicos”. Para llevar a cabo la clonación se necesitaría implantar el cigoto en el útero de

una mujer tratada con hormonas, algo que ya de por si le causaría problemas de todo tipo.

Además, dada la baja eficiencia, sería necesario implantar una gran cantidad de cigotos, lo

cual requeriría muchas voluntarias. De ellas la mayoría tendría que abortar, y quienes no lo

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hicieran correrían el riesgo de dar a luz a niños deformes o con serios problemas de salud.

En este sentido ¿vale la pena asumir estos costos dado el estado actual de los

procedimientos de clonación? Los autores creen que no y consideran que la clonación

reproductiva es inaceptable, al menos hasta que se haya garantizado un nivel razonable de

eficiencia.

En segundo lugar, la clonación con fines utilitarios puede ser utilizada para formar personas

que funcionen como un banco o reserva de órganos para el individuo clonado, para que las

personas estériles puedan tener un hijo que sea como él(ellas) o para reproducir a

individuos con capacidades excepcionales que podrían ser útiles a la sociedad. En el primer

caso, se corre el riego de tratar a la clona como un objeto y no como una persona, con los

respectivos costos psicológicos que esto ocasionaría En el segundo caso hay que considerar

que la clonación no asegura que la clona sea idéntica al “padre” o “madre”, sobre todo en lo

referente al carácter, que depende tanto de la información genética como del medio

ambiente, además de que una adopción puede ser siempre una mejor opción. Por último,

como ya dijimos, igual información genética no garantiza identidad, ni en lo referente al

carácter, ni en lo referente a algunas otras características como la inteligencia, la memoria,

las inclinaciones…, lo cual haría poco productiva una clonación de un Einstein o un Kant.

Por último, los autores tratan la posibilidad de la clonación con fines de investigación.

Según ellos, la pregunta primordial al respecto es “¿qué tipo de información científica se

obtendría de la clonación en humanos, que no se pueda lograr estudiando otras especies?”

[pág. 78] Los ejemplos de descubrimientos debidos a los experimentos de clonación en

otras especies abundan y han ayudado a comprender mejor algunas enfermedades como el

cáncer o la reproducción, y han ensanchado el conocimiento en biología molecular. En

cuanto a la especie humana, los descubrimientos vendrían de células troncales

embrionarias, que podrían ayudar a curar muchas enfermedades, pues en tanto células

indiferenciadas, las células troncales pueden utilizarse para reemplazar células dañadas de

cualquier parte del cuerpo. Según los autores, la importancia de estas investigaciones es

enorme, por lo que la discusión debería permanecer abierta.

Como podemos notar, existen un gran número de problemáticas que rodean la clonación.

Es conveniente estar atentos y reflexionar con seriedad y profundidad al respecto, pues los

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asuntos tratados son de gran importancia para la humanidad y las decisiones tomadas

pueden marcar el rumbo de nuestra sociedad en sentidos insospechados.