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CONGREGACIÓN RELIGIOSAS FRANCISCANAS MISIONERAS DE LA INMACULADA Religiosas Franciscanas Misioneras de la Inmaculada Región “Nuestra Señora Del Carmen” Chile Temuco, 8 abril 2020 Hermanas, Directores/as, Asistentes de la educación, Profesores todos: Estimados en el Señor, Reciban cada uno de ustedes un fraterno saludo, confiando en el buen Dios se encuentren bien junto a sus familias. Lo que estamos experimentando es un momento completamente único para nuestra vida personal, para la vida de nuestras comunidades y para la vida de nuestro país. Este año, por las situación obvia en que estamos, no podremos tener nuestro retiro de semana santa, en cada uno de nuestros colegios como es lo habitual. Es por ello que deseo compartir con cada uno de ustedes algunas reflexiones que he hecho con la ayuda de comentarios espirituales que me han participado. Todos conocemos las indicaciones sanitarias que se han dado y las seguimos con sentido de responsabilidad. Quisiera invitarlos a que, mientras cumplimos con esas indicaciones, mantengamos vivo en nuestros corazones el ardiente deseo de participar en la misa. : ¿Recuerdan lo que decían los mártires de Abitene? “Sin la misa no podemos vivir”. Sine dominico non possumus” ; es decir, sin reunirnos en asamblea el domingo para celebrar la Eucaristía no podemos vivir . Nos faltarían las fuerzas para afrontar las dificultades diarias y no sucumbir ”. Esta es una verdad que no debemos olvidar y que, de hecho, en estos momentos, debemos profundizar. Debemos esperar con creciente deseo el día en que podamos volver a asistir a la Eucarística. Mientras tanto, intensifiquemos las otras formas de oración. Quiero tratar algunas cuestiones que conciernen a la vida cristiana. ¿En qué centramos nuestra esperanza? Puede ser simplemente que termine la emergencia, que esperemos el futuro para “volver a vivir”. No me parece que esta sea la actitud correcta, porque no sabemos cuánto durará esta emergencia (puede durar mucho tiempo), además de que eso no nos permite vivir bien un presente pleno desde la perspectiva de la fe.

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CONGREGACIÓN RELIGIOSAS FRANCISCANAS MISIONERAS DE LA

INMACULADA

Religiosas Franciscanas Misioneras de la InmaculadaRegión “Nuestra SeñoraDel Carmen” Chile

Temuco, 8 abril 2020

Hermanas, Directores/as, Asistentes de la educación, Profesores todos:Estimados en el Señor,Reciban cada uno de ustedes un fraterno saludo, confiando en el buen Dios se encuentren bien junto a sus familias. Lo que estamos experimentando es un momento completamente único para nuestra vida personal, para la vida de nuestras comunidades y para la vida de nuestro país. Este año, por las situación obvia en que estamos, no podremos tener nuestro retiro de semana santa, en cada uno de nuestros colegios como es lo habitual. Es por ello que deseo compartir con cada uno de ustedes algunas reflexiones que he hecho con la ayuda de comentarios espirituales que me han participado.

Todos conocemos las indicaciones sanitarias que se han dado y las seguimos con sentido de responsabilidad. Quisiera invitarlos a que, mientras cumplimos con esas indicaciones, mantengamos vivo en nuestros corazones el ardiente deseo de participar en la misa. : ¿Recuerdan lo que decían los mártires de Abitene? “Sin la misa no podemos vivir”. “Sine dominico non possumus”; es decir, sin reunirnos en asamblea el domingo para celebrar la Eucaristía no podemos vivir. Nos faltarían las fuerzas para afrontar las dificultades diarias y no sucumbir”. Esta es una verdad que no debemos olvidar y que, de hecho, en estos momentos, debemos profundizar. Debemos esperar con creciente deseo el día en que podamos volver a asistir a la Eucarística. Mientras tanto, intensifiquemos las otras formas de oración.Quiero tratar algunas cuestiones que conciernen a la vida cristiana.¿En qué centramos nuestra esperanza? Puede ser simplemente que termine la emergencia, que esperemos el futuro para “volver a vivir”. No me parece que esta sea la actitud correcta, porque no sabemos cuánto durará esta emergencia (puede durar mucho tiempo), además de que eso no nos permite vivir bien un presente pleno desde la perspectiva de la fe.Otro riesgo es que nos dejemos imbuir por lo que escuchamos y vemos, y solo enfrentemos esta situación desde una perspectiva mundana, enfocados solo en aspectos de salud.San Pablo decía algo que a mí siempre me ayuda y me consuela en una de sus cartas: “Todo contribuye al bien de los que aman a Dios"(Rom. 8,28). Este también es un tiempo que contribuye al bien, es tiempo de gracia y tiempo de la Providencia. No siempre entendemos los designios de Dios inmediatamente, pero siempre hay un plan del Amor de Dios. La providencia de Dios está presente: en general, en la vida de nuestra ciudad, de nuestro país y el mundo; y en particular en la vida personal de cada uno de nosotros. ¿Qué bien nos producirán estos sucesos? Todos lo conoceremos algún día.En este contexto me gustaría referirme a tres cuestiones que tenemos la oportunidad de cultivar con cuidado en este tiempo:

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CONGREGACIÓN RELIGIOSAS FRANCISCANAS MISIONERAS DE LA

INMACULADA

Religiosas Franciscanas Misioneras de la InmaculadaRegión “Nuestra SeñoraDel Carmen” Chile

1. Me parece que en este momento tenemos la oportunidad, que es una gracia, de mirar hacia lo alto. Lo que estamos experimentando nos pone ante la realidad de nuestra fragilidad y pobreza; una realidad que a menudo olvidamos, especialmente cuando parece que todo va bien. La emergencia actual, sin embargo, nos pone en disposición de reconocer que solo Dios realmente importa, que Dios permanece, y que es lo realmente esencial, por encima de todo. Me parece, por lo tanto, que tenemos la oportunidad de dirigir nuestra mirada con más cuidado hacia lo Superior, hacia Dios. Vivimos un momento en que tenemos la oportunidad de renovar el bien inestimable de la fe, abrir de par en par las puertas de la vida y del corazón a Dios.2. También me parece que en esta situación se nos da la oportunidad, que es una gracia, de volver la mirada hacia delante. Mientras tomamos todas las precauciones podemos recordar que somos peregrinos; no peregrinos hacia ninguna parte, sino peregrinos en el camino hacia el cielo. No todo acaba aquí, en la pequeña jornada de nuestra existencia terrena. Vivimos un momento que nos permite renovar la esperanza.3. Finalmente, me parece que en estos momentos tenemos la oportunidad, que es una gracia, de mirar a nuestro alrededor. Por el miedo podemos sucumbir a la tentación de cerrar los ojos, de solo mirarnos a nosotros y a nuestras necedades. Sin embargo, nuestros ojos pueden y deben abrirse con amor a todos los que nos rodean. No es momento para encerrarnos en un egoísmo estéril y triste, sino para abrirnos en la caridad, que es un regalo de Dios para nuestro corazón. Tenemos muchas formas de hacerlo. Primero que nada, con la oración: recordando a los que nos han dejado, encomendándoselos al Señor; y pidiéndole fuerza y coraje para todos los que están más directamente afectados, por todos los que tienen más dificultades para sobrellevar la situación actual. Pero, además, también con la disponibilidad inmediata para llevar nuestra ayuda a donde se pueda solicitar. La observancia de las normas sanitarias también es una expresión de caridad, pues contribuye a salvaguardar las vidas de otros y, especialmente, de los más débiles.Que a pesar de esta Pandemia seamos capaces de celebrar la Resurrección del Señor en cada una de nuestras familias, la Iglesia domestica como decía el Papa Pablo VI y que cuando nos volvamos encontrar podamos darnos un abrazo que salga del corazón. Que el Señor les bendiga a cada uno de ustedes y sus familias, y que Nuestra Señora la Virgen del Carmen, Reina y madre de Chile a todos nos guarde y protejaUn abrazo fraterno con gran cariño, en comunión de oración.

P A Z Y B I E NHna. Ramona Soto. Delegada Regional. C H I L E