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Aimee Joaristi

Collage con iPad, Aimee Joaristi

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Escritos y pinturas de la artista, un collage de ideas, colores y poesía narradas fractalmente.

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Aimee Joaristi

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Crónica negra

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Alicia recibe un golpe contundente que la mata al instante. Max

tiembla por el esfuerzo realizado, sumado al impacto emocional del

acto. No se siente culpable, mientras observa impávido la escena. No

tiene sensación alguna. Sabe que ya no hay vuelta atrás, y piensa

solamente en los ojos de Alicia el día que la conoció en su expo, en

Madrid, mientras miraba fijamente la pintura con el título de “Crónica

Negra.”

-La gente no es desechable- se repite una y otra vez mientras se mira

al espejo, balbuceando: - El recuerdo, como la sedimentación de

piedras molidas en la playa. La playa, el olvido de lo que fue una

montaña. La montaña, tan sólida como el amor hecho polvo. El polvo,

tan errático como el amor furtivo. Furtivo. No soy nada. La nada,

como el TODO escurrido en un embudo sin fin, colado en el olvido de

sus palabras... Me detengo ante el espejo, pocas cosas son tan

absolutas como la muerte y sobretodo, asestarla. Qué lástima, el reloj

de mi suegra en mil pedazos… - pensó, como si al usarlo de arma

hubiese querido detener el tiempo y así mantener viva la esperanza de

su amor secuestrado en el silencio. -Alicia, ¡cobrada la deuda!

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El despertar del letargo del olvido

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Siento un enchufe en mi cerebro, tengo sed de asco.

Me dan asco sus ojos, me da asco su risa, su andar y sus gestos.

Me detengo ante el espejo y me miro haciendo muecas.

Veo tus ojos en los míos , tus labios en mi cuello húmedo, lamido de gato,

lengua que raspa en vez de besar.

Te quise tanto que pasaba minutos enteros observando tu cepillo de

dientes y pensaba en su recorrido. Te quise tanto que me sentía siendo

una hebra de pelo enrollada en tu peine, un guante ...una prenda de vestir,

y a veces una bufanda apretando tu cuello fuertemente... sólo a veces...

Me meto en el ascensor que siento estrecho, nunca antes lo sentí así, ¿es

la muerte que me ronda y recuerda su envoltorio?

El jardín esta fresco aunque el rocío ya se secó y la flor del verano ya

caducó. Me agacho y corto la última con su último pétalo, y en un gesto

de fiereza lo arranco. Queda un muñón que me recuerda la redondez

de tus nalgas y tu risa contagiosa y zalamera.

Alicia tiene ese don que a tantos hombres nos engancha, el mirar sin

involucrarse, el ignorarnos mientras nos mira y piensa en otro, el reírse

de ella misma y de todos, pero sobre todo de mí. Alicia flor del desierto

maldito, que promete tanto y regala sólo labios rotos de risas huecas.

Fue mi amante a toda hora, se me prometió en el olvido y en el me

detengo, quién olvida esa flor que cruza el espacio descarado y de

complaciente goce... ¡dolor con sabor a miel?

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La montaña se pone gris tras el trueno. La lluvia cae morena de ceniza,

otra vez el volcán. Siempre retumba cuando lo llamo y ahora lo

necesito como a ella, como un volcán que se arrepiente de su lava

ensangrentada.

Te quise sin temor y sin temor te llevé al lado de los otros que luego

fueron tuyos también, los que están del otro lado, el lado donde todos

callan y viven con alas o rabos.

¿Y tú dónde estas, cuál es tu ejercito?

Detengo mi cabeza y me voy a pintar, ya que entre pinturas encuentro

mis jardines placenteros el lugar donde todo convive en armonía,

buenos y malos, feos y guapos, pinceles ,brochas y espátulas, cuchillos

y colores. Allí en mi taller donde todos somos amigos del silencio.

Pinto en lenguaje de pasión a través de mis gritos de colores, vivo

en este estado de euforia que sólo el amor pasional conoce. Y mis

pinceles y mis lienzos y mis pinturas, me hablan sin descanso en el

espacio callado de mis sombras. Quise un día pintar, un día, desde

pequeño decidí que ese día que lo hiciese, mi vida giraría como una

tómbola de LOTERIA, la esfera que le da vueltas a las pelotitas

numeradas como mis horas.

Pinto desde que no pienso, en secuencia.

Ya no soy joven pero no soy viejo, no soy guapo pero lo fui y mucho y

se nota en mi presencia y este aplomo que te da la belleza juvenil.

Ya nada me importa, casi deseo que se me quiten estos restos que me

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sobran para pasar a la tierra de los invisibles e intocables. Quiero el

descanso, descanso que me hace falta, pues de mí mismo no me

escapo. Hoy respiro hondo, para llenarme de la luz que entra por la

ventana de aluminio que chilla necia al abrirla. Ya no puedo seguir

tragando los humos de mis aerosoles que me ahogan y drogan

intoxicándome para pintar las calaveras enormes con ojos pequeños y

azules, azules. No puedo desenchufar mi cerebro del ordenador , ya

estoy cansado de escribir, necesito movimiento y me levanto en bruto.

Alicia... ¡Alicia! contéstame, por qué no me hablas, ¿por qué te

solazas en las carcajadas huecas del eco?

¿Por qué me jalas del pelo?

¿En el lugar del silencio existen manos?

Existen pies, existes tú, o sólo el recuerdo de tus olvidos.

Quién me olvidó el propio día de mi expo, ¿quién se enamoró

primero? ¿tú de mi pintura, la pintura de ti , yo de ambos, yo de mi

reflejo o de ti misma en mis ojos? Siempre coqueteando con el reto de

la muerte, rozándola sin tocarla, hasta que te alcanzó de un brinco

seco. Te la regalé yo, furtiva, la que tanto buscabas con tus mentiras.

¿Quién se fue sin dejar rastro, quién cerró el teléfono y cerró la

pequeña puerta donde sólo yo cabía?

Una vez me regalaste una cajita de madera y carey, la compraste en

Brasil, en tu viaje eterno de tres días, en ella me pusiste una nota que

decía:- esta cajita es para guardar todo lo que en ella no cabe,

Y ahora… ¿cabes tú?

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Cielo roto

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Trazos de lazos sueltos en el viento

tormentas que suenan a sirenas

gritos de cuerpos alados en la profundidad azul

costuras descosidas del hilván

quién te permitió entrar sigiloso en mi cueva infinita de maldad

vestido de novia sin altar

montaña de penurias de carbón caras sigilosas se asoman

y me gritan turbulentas mareas al pensar.

triste realidad, el que vive solo y sin verdad

pedazos de alas vuelan sin rumbo

caen vacías al mar mientras tu sonrisa solo esboza

una burla fría en el cielo roto

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Cielo roto 2

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El líquido se cuela entre las arrugas de tu vestido

Tus piernas humedecidas resbalan en el taburete del bar

Servilletas arrugadas contaminan el piso y recorren el borde de la

barra de mármol frío

Te apoyas como una paloma en el quicio de la ventana

mientras tus ojos me buscan entre la gente

Aquí estoy

te grito sin palabras

Por qué no me ves mientras me observas

Qué vidrio opaco nos separa

Qué palabras sirven para romper el silencio

Qué gestos puedo exagerar para que me notes

Me levanto y floto sobre tu cabeza, y te siento sola y rodeada de gente

gritando y comiendo.

Nadie te nota, sólo yo

Me muevo alado, flotando, liviano, se que ya no soy de aquí ni

tampoco de allí vivo en un limbo sordo de sentimientos

Te toco y no siento, tengo el corazón seco

Los muertos sólo viven a través de los vivos recuerdos

Extraño tanto el tacto

Extraño tanto la vida

El cielo esta roto

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Víctor el cartero

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Mira hacia atrás y ve al viejo cartero arrastrando su saco sucio y verde,

como quien arrastra antiguos recuerdos de cosas pasadas.

El cartero se llama Víctor, un nombre fuerte y contundente como su misma

carga.

Miles de cartas cruzando la calle, miles de historias contadas y miles de

cuentos y de mentiras y de amores y desamores bajo su control.

Algo me obliga a seguirlo. Camino rápido y me escondo en las esquinas

agudas de la ciudad. Víctor camina apresurado haciendo extraños

chasquidos con sus dientes. Arrastra el saco verde por el concreto y luego

por el asfalto mojado con olor a azufre.

Apresura su paso cuando mira hacia atrás y siento que me intuye, pero no

me ve.

Me escondo y espero, respiro jadeando detrás de la bufanda, me escucho y

pienso que me oye , pero es sólo mi imaginación. Víctor sigue su camino

arrastrando el bulto hasta que se detiene en una puerta de garaje, de esas con

un carril en la parte de arriba, como colgada y dirigida por unas guías, la

corre, pesa mucho y se detiene para descansar. Finalmente, la abre. No

entra ... la deja entreabierta. Me da miedo pues pienso que la ha dejado así

para atraerme a entrar. Espero unos minutos detrás de un contenedor y

cuando me siento seguro, avanzo hacia la apertura. Una luz se intuye al final

de un garaje sin vehículos, y al fondo lo veo iluminado por una bombilla

pelada colgando del techo. Víctor se esta desnudando, quitándose cada capa

de ropa, empezando por su mono de cartero.

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Ya desnudo, se detiene y mira a su alrededor, buscando algo que parece

no encontrar, pero lo ve y sonríe levemente.; ¡es el saco, el saco de

correos.! Lo abraza como si se tratase de una persona, lo tiene apretado

contra su pecho, y se queda en esta postura por unos segundos. Me

mantengo en la oscuridad y respiro, sudando.

Víctor abre el saco, y mira adentro, como consumiéndose en sus

SECRETOS más oscuros. Lo levanta, y vierte su contenido en el piso de

concreto, la luz tenue titubeando.

Cientos de cartas caen al piso. Él las mira y acaricia, una y otra vez,

como si fuera un tesoro.

Se mueve con gracia entre las mismas y finalmente, se detiene y busca

algo... ¡un encendedor desechable! extiende su mano y lo acciona,

quema la esquina de un sobre y lo utiliza para quemar el resto de los

sobres, uno después del otro, y el fuego se agita lanzando chispas y

pedacitos encendidos como miles de luciérnagas, llenando de luz el

garaje de ladrillo viejo.

Toda la correspondencia arde. Víctor se siente fuerte, invencible, tiene

bajo su control al mundo, a los bancos, a los amantes, a las familias, a

los negocios de todo tipo, él controla el destino de todas las cosas, se

siente potente, el es VICTOR el cartero, el dueño del destino de tantas

historias truncadas y así, se siente verdaderamente invencible.

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Luz de la m

añana

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La luz de la mañana entra como pequeños pinchos por las ventanas

recortadas contra el azul intenso, baña la bandeja de plata con sus

encajes, la taza de café, y se riega profusa sobre la sobrecama de

flores rojas, exacerbando sus colores. Se mueve mansa como el agua

en la orilla, de aquí para allá y así...se mete entre todas las cosas que

se ponen en su camino, se escurre entre los mas pequeños huecos, y

convierte lo opaco en brillante, lo profundo en cercano, lo indefinido

en recortado. La luz de la mañana es aterciopelada , cariñosa , sutil,

polvorienta e indomable y curiosa. No respeta escondites, pues como

un niño pequeño se cuela espontánea a tocarlo todo con su ímpetu.

La luz de la mañana es mi amiga mas íntima, la recibo al abrir la

pesada cortina de color amarillo como sus rayos mismos, mi

habitación también es del mismo color, un estuco color trigo, siempre

trato de emularla en todo, en mis pinturas en mis interiores y sobre

todo en mi persona.

La luz de la mañana….

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Mirada de lienzo

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El lienzo me mira intensamente mientras me reta a rozar su superficie.

El instante antes del contacto siempre produce un vacío, una sensación de

inseguridad y de anhelo, ante tantas incertidumbres...

Me acerco varias veces, tengo varios tubos abiertos vertiendo por la punta

sus colores; las brochas en el piso, los cartones, aerosoles y demás

utensilios a veces ordenados -pero casi nunca-. La euforia da paso al

momento de contacto incierto pero certero. La inseguridad pasa, así como

el miedo, y comienza el viaje, no hay vuelta atrás.

Mancho, arruga, goteo, arranco, rallo, siento y me aparto...

La primera separación del lienzo es siempre la que marcará el tono de la

obra. Es un acto de amor.

Arrolla mi mente este flujo de imágenes que se escurre de algún sitio

lejano a la superficie, y esto genera un shock que se contonea rítmico con

mis neuronas y mis vísceras, es un acto sexual.

Las formas aparecen y gotean las ideas una tras la otra, sobreponiéndose,

borrándose, apoderándose una de otra hasta desaparecer, en capas, como el

verano después del invierno la primavera y el otoño, pero sin orden ni

jerarquía. Continúo hasta que en un momento incierto y sin aviso, SE

ACABÓ, algo me detiene, algo me dice: ¡vete, terminaste!

TERMINAR. Tan difícil como comenzar, todo cabe en este limbo, el

que sujeta mis hombros y que contiene lo incontenible...

Detenerse. Momento. Comienzo. Anhelo. Tantas palabras, muchas y

diferentes, en la misma sensación que cambia, para ser siempre la misma.

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En com

a

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La fiebre avanza y el pulso se apaga, la montaña tibia detiene su

rumor mientras trago...seco.

La sal del mar entumece mis sentidos mientras pienso en ti. Amor del

tiempo que palidece, mientras fantaseo.

Las historias que un día te conté, ¿eran mentiras? No lo sé.

No separo ya la realidad, ni me importa porque no sé vivir sin

fantasía. Fantasía, ¿recuerdo de mi vida?

Siempre tuve todo, dicen que nací regalada. Sin país, pero con

Universo. Viví hasta que el mar me recogió de sus arenas y me tiró

hacia adentro. Adentro como afuera, como arriba, como abajo, como

realidad o mentira, qué importa, si te tengo.

Vísceras de algas arranco de mi lecho mientras mi cuerpo reposa en el

fondo, pleno.

Muero.

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Mis alas

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Vertiginosa caigo en vuelo, alas que se pliegan y no me detienen

mientras me acerco al suelo.

Aparecieron posadas sobre mi cama, ayer al alba. Unas alas de

plumas blancas, colgadas sobre mi lecho.

Qué cosa, pensé ¡tan rara!

Ya había soñado en volar, y muchas veces, lo hacia con gracia, con

alegría y elegancia.

Estoy tan feliz , que me repito algo que no quiero oír, soy tan feliz,

que ya puedo morir.

Y aquí, mis alas...

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Am

igos

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Amigos

La tarde lluviosa potencia la reunión.

Unidos bajo el techo y la familia, conversan los amigos.

Almas que se abren y se comunican con amor primordial que como

agua de lluvia cálida, moja el rancho de techo de palma, agua que

chorrea como café colado.

Unos, amigos. Otros, conocidos. Y otros, empleados. Todos personas

de la vida. Mía.

La potente tormenta se adentra en la conversación salpicándola, como

gotas que se mezclan entre las palabras, mientras se esfuerzan por

relatar esas nuestras grandes pequeñas historias, las que somos y vivimos

y sentimos y las que reposan y se repiten en el tiempo. Invento para

tratar de contener las cosas, en contexto. Con-texto.

La música entra y sale, bajo el furor del mar y las risas, el sonido del zinc

tamborileando los dedos del agua. Alguno cuenta, otro escucha o piensa

en qué decir después. La aparente ingenuidad del que escucha ante el que

le gusta hablar. Eso a mí me enseña paciencia. Los temas se

mezclan...un viaje a Cuba, las infidelidades de un marido, la mala

educación de mis perras. La vida cuenta sus cuentos una y mil veces,

siglos de historias simples y singulares y sutiles, repetidas otra vez, como

la lluvia salpicando mis pies desnudos. Corro a secarme, me da frio.

La conversación de amigos se empapa de tonos, del grito de las ranas y

los sapos, mientras en el fondo, la sartén fríe unos plátanos maduros ...y

pienso en la intimidad y plenitud de los momentos cotidianos. Plena,

mientras Serrat en el fondo habla de sus historias que son también mías y

de todos, mientras una y otra vez, repican las gotas y el tiempo corre....

Y yo me empapo de tanto, tamborileando las gotas de la vida.

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Aimee Joaristi es sujeto de laboratorio

perfecto para demostrar la teoría de las

inteligencias múltiples en un solo

individuo. Esta teoría desarrollada por

Gardner, Sternberg, Hernstein, Murray y

Goleman, ha demostrado que los seres

humanos no somos ni lineales, ni

especializados. El concepto de

especialización, propio de la era

industrial, ha quedado atrás, pues se ha

demostrado científicamente que los seres

humanos somos sistémicos y no producto

de la causa y el efecto lineales.

Sin embargo, aún existe una extraña

desconfianza relativa a los artistas que no

sólo se expresan mediante las artes

visuales, sino que también lo hacen con

alguna otra de las artes liberales. Parece

que el público pasó por alto las

capacidades literarias y científicas de

Leonardo a la par de su potencial

artístico para representar el mundo

mediante las artes plásticas, o la

diversidad de talentos de Dalí o del

mismo García Lorca. Pero claro, como

buenos subalternos, podemos creer en

ellos, porque pertenecen a “la historia del

arte” y además, son europeos.

Pues Aimee también es europea, pero

como muestra exacta de la realidad

sistémica, decolonial es también cubana y

tica. ¿Algún problema? Porque además

de ser una notable arquitecta de interiores

es también una extraordinaria artista

visual, y también, una imaginativa

escritora.

Gardner manifestó siempre una gran

molestia hacia la definición del poder de

la mente humana reducido a la

concepción ortodoxa de una inteligencia

única definida por el cociente intelectual,

que cada 25 años parece revisarse entre

los psicólogos americanos. Hay mucho

más que eso en la capacidad sistémica de

una inteligencia libre, y esa es la que

Aimee nos regala como espejo, para ver

si logramos reflejarnos y vernos por

primera vez.

Marcela Valdeavellano

Escazú, 6 de mayo, 2014