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marcela-valdeavellano
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Escritos y pinturas de la artista, un collage de ideas, colores y poesía narradas fractalmente.
Aimee Joaristi
Crnica negra
Alicia recibe un golpe contundente que la mata al instante. Max
tiembla por el esfuerzo realizado, sumado al impacto emocional del
acto. No se siente culpable, mientras observa impvido la escena. No
tiene sensacin alguna. Sabe que ya no hay vuelta atrs, y piensa
solamente en los ojos de Alicia el da que la conoci en su expo, en
Madrid, mientras miraba fijamente la pintura con el ttulo de Crnica
Negra.
-La gente no es desechable- se repite una y otra vez mientras se mira
al espejo, balbuceando: - El recuerdo, como la sedimentacin de
piedras molidas en la playa. La playa, el olvido de lo que fue una
montaa. La montaa, tan slida como el amor hecho polvo. El polvo,
tan errtico como el amor furtivo. Furtivo. No soy nada. La nada,
como el TODO escurrido en un embudo sin fin, colado en el olvido de
sus palabras... Me detengo ante el espejo, pocas cosas son tan
absolutas como la muerte y sobretodo, asestarla. Qu lstima, el reloj
de mi suegra en mil pedazos - pens, como si al usarlo de arma
hubiese querido detener el tiempo y as mantener viva la esperanza de
su amor secuestrado en el silencio. -Alicia, cobrada la deuda!
El despertar del letargo del olvido
Siento un enchufe en mi cerebro, tengo sed de asco.
Me dan asco sus ojos, me da asco su risa, su andar y sus gestos.
Me detengo ante el espejo y me miro haciendo muecas.
Veo tus ojos en los mos , tus labios en mi cuello hmedo, lamido de gato,
lengua que raspa en vez de besar.
Te quise tanto que pasaba minutos enteros observando tu cepillo de
dientes y pensaba en su recorrido. Te quise tanto que me senta siendo
una hebra de pelo enrollada en tu peine, un guante ...una prenda de vestir,
y a veces una bufanda apretando tu cuello fuertemente... slo a veces...
Me meto en el ascensor que siento estrecho, nunca antes lo sent as, es
la muerte que me ronda y recuerda su envoltorio?
El jardn esta fresco aunque el roco ya se sec y la flor del verano ya
caduc. Me agacho y corto la ltima con su ltimo ptalo, y en un gesto
de fiereza lo arranco. Queda un mun que me recuerda la redondez
de tus nalgas y tu risa contagiosa y zalamera.
Alicia tiene ese don que a tantos hombres nos engancha, el mirar sin
involucrarse, el ignorarnos mientras nos mira y piensa en otro, el rerse
de ella misma y de todos, pero sobre todo de m. Alicia flor del desierto
maldito, que promete tanto y regala slo labios rotos de risas huecas.
Fue mi amante a toda hora, se me prometi en el olvido y en el me
detengo, quin olvida esa flor que cruza el espacio descarado y de
complaciente goce... dolor con sabor a miel?
La montaa se pone gris tras el trueno. La lluvia cae morena de ceniza,
otra vez el volcn. Siempre retumba cuando lo llamo y ahora lo
necesito como a ella, como un volcn que se arrepiente de su lava
ensangrentada.
Te quise sin temor y sin temor te llev al lado de los otros que luego
fueron tuyos tambin, los que estn del otro lado, el lado donde todos
callan y viven con alas o rabos.
Y t dnde estas, cul es tu ejercito?
Detengo mi cabeza y me voy a pintar, ya que entre pinturas encuentro
mis jardines placenteros el lugar donde todo convive en armona,
buenos y malos, feos y guapos, pinceles ,brochas y esptulas, cuchillos
y colores. All en mi taller donde todos somos amigos del silencio.
Pinto en lenguaje de pasin a travs de mis gritos de colores, vivo
en este estado de euforia que slo el amor pasional conoce. Y mis
pinceles y mis lienzos y mis pinturas, me hablan sin descanso en el
espacio callado de mis sombras. Quise un da pintar, un da, desde
pequeo decid que ese da que lo hiciese, mi vida girara como una
tmbola de LOTERIA, la esfera que le da vueltas a las pelotitas
numeradas como mis horas.
Pinto desde que no pienso, en secuencia.
Ya no soy joven pero no soy viejo, no soy guapo pero lo fui y mucho y
se nota en mi presencia y este aplomo que te da la belleza juvenil.
Ya nada me importa, casi deseo que se me quiten estos restos que me
sobran para pasar a la tierra de los invisibles e intocables. Quiero el
descanso, descanso que me hace falta, pues de m mismo no me
escapo. Hoy respiro hondo, para llenarme de la luz que entra por la
ventana de aluminio que chilla necia al abrirla. Ya no puedo seguir
tragando los humos de mis aerosoles que me ahogan y drogan
intoxicndome para pintar las calaveras enormes con ojos pequeos y
azules, azules. No puedo desenchufar mi cerebro del ordenador , ya
estoy cansado de escribir, necesito movimiento y me levanto en bruto.
Alicia... Alicia! contstame, por qu no me hablas, por qu te
solazas en las carcajadas huecas del eco?
Por qu me jalas del pelo?
En el lugar del silencio existen manos?
Existen pies, existes t, o slo el recuerdo de tus olvidos.
Quin me olvid el propio da de mi expo, quin se enamor
primero? t de mi pintura, la pintura de ti , yo de ambos, yo de mi
reflejo o de ti misma en mis ojos? Siempre coqueteando con el reto de
la muerte, rozndola sin tocarla, hasta que te alcanz de un brinco
seco. Te la regal yo, furtiva, la que tanto buscabas con tus mentiras.
Quin se fue sin dejar rastro, quin cerr el telfono y cerr la
pequea puerta donde slo yo caba?
Una vez me regalaste una cajita de madera y carey, la compraste en
Brasil, en tu viaje eterno de tres das, en ella me pusiste una nota que
deca:- esta cajita es para guardar todo lo que en ella no cabe,
Y ahora cabes t?
Cielo roto
Trazos de lazos sueltos en el viento
tormentas que suenan a sirenas
gritos de cuerpos alados en la profundidad azul
costuras descosidas del hilvn
quin te permiti entrar sigiloso en mi cueva infinita de maldad
vestido de novia sin altar
montaa de penurias de carbn caras sigilosas se asoman
y me gritan turbulentas mareas al pensar.
triste realidad, el que vive solo y sin verdad
pedazos de alas vuelan sin rumbo
caen vacas al mar mientras tu sonrisa solo esboza
una burla fra en el cielo roto
Cielo roto 2
El lquido se cuela entre las arrugas de tu vestido
Tus piernas humedecidas resbalan en el taburete del bar
Servilletas arrugadas contaminan el piso y recorren el borde de la
barra de mrmol fro
Te apoyas como una paloma en el quicio de la ventana
mientras tus ojos me buscan entre la gente
Aqu estoy
te grito sin palabras
Por qu no me ves mientras me observas
Qu vidrio opaco nos separa
Qu palabras sirven para romper el silencio
Qu gestos puedo exagerar para que me notes
Me levanto y floto sobre tu cabeza, y te siento sola y rodeada de gente
gritando y comiendo.
Nadie te nota, slo yo
Me muevo alado, flotando, liviano, se que ya no soy de aqu ni
tampoco de all vivo en un limbo sordo de sentimientos
Te toco y no siento, tengo el corazn seco
Los muertos slo viven a travs de los vivos recuerdos
Extrao tanto el tacto
Extrao tanto la vida
El cielo esta roto
Vctor el cartero
Mira hacia atrs y ve al viejo cartero arrastrando su saco sucio y verde,
como quien arrastra antiguos recuerdos de cosas pasadas.
El cartero se llama Vctor, un nombre fuerte y contundente como su misma
carga.
Miles de cartas cruzando la calle, miles de historias contadas y miles de
cuentos y de mentiras y de amores y desamores bajo su control.
Algo me obliga a seguirlo. Camino rpido y me escondo en las esquinas
agudas de la ciudad. Vctor camina apresurado haciendo extraos
chasquidos con sus dientes. Arrastra el saco verde por el concreto y luego
por el asfalto mojado con olor a azufre.
Apresura su paso cuando mira hacia atrs y siento que me intuye, pero no
me ve.
Me escondo y espero, respiro jadeando detrs de la bufanda, me escucho y
pienso que me oye , pero es slo mi imaginacin. Vctor sigue su camino
arrastrando el bulto hasta que se detiene en una puerta de garaje, de esas con
un carril en la parte de arriba, como colgada y dirigida por unas guas, la
corre, pesa mucho y se detiene para descansar. Finalmente, la abre. No
entra ... la deja entreabierta. Me da miedo pues pienso que la ha dejado as
para atraerme a entrar. Espero unos minutos detrs de un contenedor y
cuando me siento seguro, avanzo hacia la apertura. Una luz se intuye al final
de un garaje sin vehculos, y al fondo lo veo iluminado por una bombilla
pelada colgando del techo. Vctor se esta desnudando, quitndose cada capa
de ropa, empezando por su mono de cartero.
Ya desnudo, se detiene y mira a su alrededor, buscando algo que parece
no encontrar, pero lo ve y sonre levemente.; es el saco, el saco de
correos.! Lo abraza como si se tratase de una persona, lo tiene apretado
contra su pecho, y se queda en esta postura por unos segundos. Me
mantengo en la oscuridad y respiro, sudando.
Vctor abre el saco, y mira adentro, como consumindose en sus
SECRETOS ms oscuros. Lo levanta, y vierte su contenido en el piso de
concreto, la luz tenue titubeando.
Cientos de cartas caen al piso. l las mira y acaricia, una y otra vez,
como si fuera un tesoro.
Se mueve con gracia entre las mismas y finalmente, se detiene y busca
algo... un encendedor desechable! extiende su mano y lo acciona,
quema la esquina de un sobre y lo utiliza para quemar el resto de los
sobres, uno despus del otro, y el fuego se agita lanzando chispas y
pedacitos encendidos como miles de lucirnagas, llenando de luz el
garaje de ladrillo viejo.
Toda la correspondencia arde. Vctor se siente fuerte, invencible, tiene
bajo su control al mundo, a los bancos, a los amantes, a las familias, a
los negocios de todo tipo, l controla el destino de todas las cosas, se
siente potente, el es VICTOR el cartero, el dueo del destino de tantas
historias truncadas y as, se siente verdaderamente invencible.
Luz de la m
aana
La luz de la maana entra como pequeos pinchos por las ventanas
recortadas contra el azul intenso, baa la bandeja de plata con sus
encajes, la taza de caf, y se riega profusa sobre la sobrecama de
flores rojas, exacerbando sus colores. Se mueve mansa como el agua
en la orilla, de aqu para all y as...se mete entre todas las cosas que
se ponen en su camino, se escurre entre los mas pequeos huecos, y
convierte lo opaco en brillante, lo profundo en cercano, lo indefinido
en recortado. La luz de la maana es aterciopelada , cariosa , sutil,
polvorienta e indomable y curiosa. No respeta escondites, pues como
un nio pequeo se cuela espontnea a tocarlo todo con su mpetu.
La luz de la maana es mi amiga mas ntima, la recibo al abrir la
pesada cortina de color amarillo como sus rayos mismos, mi
habitacin tambin es del mismo color, un estuco color trigo, siempre
trato de emularla en todo, en mis pinturas en mis interiores y sobre
todo en mi persona.
La luz de la maana.
Mirada de lienzo
El lienzo me mira intensamente mientras me reta a rozar su superficie.
El instante antes del contacto siempre produce un vaco, una sensacin de
inseguridad y de anhelo, ante tantas incertidumbres...
Me acerco varias veces, tengo varios tubos abiertos vertiendo por la punta
sus colores; las brochas en el piso, los cartones, aerosoles y dems
utensilios a veces ordenados -pero casi nunca-. La euforia da paso al
momento de contacto incierto pero certero. La inseguridad pasa, as como
el miedo, y comienza el viaje, no hay vuelta atrs.
Mancho, arruga, goteo, arranco, rallo, siento y me aparto...
La primera separacin del lienzo es siempre la que marcar el tono de la
obra. Es un acto de amor.
Arrolla mi mente este flujo de imgenes que se escurre de algn sitio
lejano a la superficie, y esto genera un shock que se contonea rtmico con
mis neuronas y mis vsceras, es un acto sexual.
Las formas aparecen y gotean las ideas una tras la otra, sobreponindose,
borrndose, apoderndose una de otra hasta desaparecer, en capas, como el
verano despus del invierno la primavera y el otoo, pero sin orden ni
jerarqua. Contino hasta que en un momento incierto y sin aviso, SE
ACAB, algo me detiene, algo me dice: vete, terminaste!
TERMINAR. Tan difcil como comenzar, todo cabe en este limbo, el
que sujeta mis hombros y que contiene lo incontenible...
Detenerse. Momento. Comienzo. Anhelo. Tantas palabras, muchas y
diferentes, en la misma sensacin que cambia, para ser siempre la misma.
En com
a
La fiebre avanza y el pulso se apaga, la montaa tibia detiene su
rumor mientras trago...seco.
La sal del mar entumece mis sentidos mientras pienso en ti. Amor del
tiempo que palidece, mientras fantaseo.
Las historias que un da te cont, eran mentiras? No lo s.
No separo ya la realidad, ni me importa porque no s vivir sin
fantasa. Fantasa, recuerdo de mi vida?
Siempre tuve todo, dicen que nac regalada. Sin pas, pero con
Universo. Viv hasta que el mar me recogi de sus arenas y me tir
hacia adentro. Adentro como afuera, como arriba, como abajo, como
realidad o mentira, qu importa, si te tengo.
Vsceras de algas arranco de mi lecho mientras mi cuerpo reposa en el
fondo, pleno.
Muero.
Mis alas
Vertiginosa caigo en vuelo, alas que se pliegan y no me detienen
mientras me acerco al suelo.
Aparecieron posadas sobre mi cama, ayer al alba. Unas alas de
plumas blancas, colgadas sobre mi lecho.
Qu cosa, pens tan rara!
Ya haba soado en volar, y muchas veces, lo hacia con gracia, con
alegra y elegancia.
Estoy tan feliz , que me repito algo que no quiero or, soy tan feliz,
que ya puedo morir.
Y aqu, mis alas...
Am
igos
Amigos
La tarde lluviosa potencia la reunin. Unidos bajo el techo y la familia, conversan los amigos. Almas que se abren y se comunican con amor primordial que como agua de lluvia clida, moja el rancho de techo de palma, agua que chorrea como caf colado. Unos, amigos. Otros, conocidos. Y otros, empleados. Todos personas de la vida. Ma. La potente tormenta se adentra en la conversacin salpicndola, como gotas que se mezclan entre las palabras, mientras se esfuerzan por relatar esas nuestras grandes pequeas historias, las que somos y vivimos y sentimos y las que reposan y se repiten en el tiempo. Invento para tratar de contener las cosas, en contexto. Con-texto. La msica entra y sale, bajo el furor del mar y las risas, el sonido del zinc tamborileando los dedos del agua. Alguno cuenta, otro escucha o piensa en qu decir despus. La aparente ingenuidad del que escucha ante el que le gusta hablar. Eso a m me ensea paciencia. Los temas se mezclan...un viaje a Cuba, las infidelidades de un marido, la mala educacin de mis perras. La vida cuenta sus cuentos una y mil veces, siglos de historias simples y singulares y sutiles, repetidas otra vez, como la lluvia salpicando mis pies desnudos. Corro a secarme, me da frio. La conversacin de amigos se empapa de tonos, del grito de las ranas y los sapos, mientras en el fondo, la sartn fre unos pltanos maduros ...y pienso en la intimidad y plenitud de los momentos cotidianos. Plena, mientras Serrat en el fondo habla de sus historias que son tambin mas y de todos, mientras una y otra vez, repican las gotas y el tiempo corre....
Y yo me empapo de tanto, tamborileando las gotas de la vida.
Aimee Joaristi es sujeto de laboratorio
perfecto para demostrar la teora de las
inteligencias mltiples en un solo
individuo. Esta teora desarrollada por
Gardner, Sternberg, Hernstein, Murray y
Goleman, ha demostrado que los seres
humanos no somos ni lineales, ni
especializados. El concepto de
especializacin, propio de la era
industrial, ha quedado atrs, pues se ha
demostrado cientficamente que los seres
humanos somos sistmicos y no producto
de la causa y el efecto lineales.
Sin embargo, an existe una extraa
desconfianza relativa a los artistas que no
slo se expresan mediante las artes
visuales, sino que tambin lo hacen con
alguna otra de las artes liberales. Parece
que el pblico pas por alto las
capacidades literarias y cientficas de
Leonardo a la par de su potencial
artstico para representar el mundo
mediante las artes plsticas, o la
diversidad de talentos de Dal o del
mismo Garca Lorca. Pero claro, como
buenos subalternos, podemos creer en
ellos, porque pertenecen a la historia del
arte y adems, son europeos.
Pues Aimee tambin es europea, pero
como muestra exacta de la realidad
sistmica, decolonial es tambin cubana y
tica. Algn problema? Porque adems
de ser una notable arquitecta de interiores
es tambin una extraordinaria artista
visual, y tambin, una imaginativa
escritora.
Gardner manifest siempre una gran
molestia hacia la definicin del poder de
la mente humana reducido a la
concepcin ortodoxa de una inteligencia
nica definida por el cociente intelectual,
que cada 25 aos parece revisarse entre
los psiclogos americanos. Hay mucho
ms que eso en la capacidad sistmica de
una inteligencia libre, y esa es la que
Aimee nos regala como espejo, para ver
si logramos reflejarnos y vernos por
primera vez.
Marcela Valdeavellano
Escaz, 6 de mayo, 2014