Colombia, Una Nación Que Está Por Nacer - Ensayo

7/21/2019 Colombia, Una Nacin Que Est Por Nacer - Ensayo

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Colombia: Una nacin que est por nacer - ensayo

Carlos Augusto Ar ias Vidales...Pgina 1de 7

COLOMBIA: UNA NACIN QUE EST POR NACER

Ensayo

Por: Arias Vidales, Carlos AugustoEstudianteUniversidad de Antioquia,

Seccional Magdalena MedioFacultad de Ciencias Humanas y Sociales

Programa de Psicologa

Nivel IV, Grupo: 045Asignatura: Guerras, memorias y procesos de

paz en Colombia

Docente: Gabriel Jaime Bustamante Ramrez

Puerto Berro, 2 de marzo de 2015

El ttulo de este breve ensayo parece atrevido; al menos a simple vista: si Colombia es

una nacinque est por nacer, significa que en la actualidad no lo es (el lector sabr disculpar el

sealamiento de lo obvio). Entonces Qu es Colombia? Por qu es impreciso afirmar que sea

una nacin? No es una pregunta meramente retrica. Aunque la respuesta es evidente en

apariencia, en el fondo implica comprender primero qu se entiende en la actualidad por nacin

y, a partir de ello, tratar de esclarecer en qu sentido es correcto afirmar que Colombia no lo es.

Bobbio, Matteucci y Pasquino (2005) plantean que, desde la concepcin comn, el

trmino nacin es utilizado de forma genrica para referirse tanto a la idea pura y simple de

grupo como a la de cualquier forma de comunidad poltica (p. 1022). Desde esta definicin,

bien podra afirmarse que Colombia, ms que una nacin, es un conjunto de nacionesque

comparten un mismo pas. Tal afirmacin, que sin lugar a dudas muchos compartirn, obliga a

hacer una precisin: el trmino del que se est hablando tiene dos acepciones; la primera es la de


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nacin cultural, que es un concepto socio-ideolgico con el que se alude a una comunidad

humana con ciertas caractersticas culturales comunes, a las que dota de un sentido tico-

poltico; la segunda acepcin es la de nacin poltica, que es un concepto jurdico-poltico

referido a un sujeto poltico en el que reside la soberana constituyente de un Estado (Nacin,

s.f., prr. 1).

Resulta claro que es lcito aplicar la primera de esas acepciones a Colombia: el territorio

colombiano es habitado por una amplia variedad de grupos culturales cuya identidad y cuya

identificacin no se agotan con la mera circunscripcin a las cinco grandes regiones geogrficas.

Y es precisamente la divisin geogrfica la primera en confabularse en contra de la cristalizacin

de una nacincolombiana: El colombiano es el territorio con menos vocacin de unidad que

pueda imaginarse. Basta caminar tres horas en cualquier direccin para encontrarse en un clima

distinto, rodeados por vegetacin diferente y con un paisaje de profundidades siempre

cambiantes (Ospina, 2013, pp. 9-10). Tan variadas condiciones geogrficas y naturales

necesariamente han redundado en una amplia pluralidad cultural, incluso al interior de cada

grupo poblacional regional.

Pero echarle la culpa a la geografa es, cuando menos, inapropiado. Hay algo ms de

fondo: la ancestral incapacidad de los colombianos para estar al lado del diferente. Por trmino

general, a un colombiano le molesta quien no piensa como l, le incomoda quien no tiene su

mismo estilo de vida, le estorba quien no tiene proyectos y utopas iguales a los de l. Por ese

motivo, ms que por los geogrficos, es que los colombianos no se conciben a s mismos como

una verdadera nacin, como un nicopuebloque, sobre la base de la riqueza que constituye la

pluralidad de suspueblos, trabaja por construir un destino comn.


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De este modo, la historia de Colombia bien puede caracterizarse como la historia de unos

pueblos y de unos sectores poblacionales que, compartiendo un territorio comn aunque diverso,

no han sabido trabajar en la construccin de un proyecto comn de nacin; tal fenmeno se

observa, de manera particularmente evidente, en las clases dirigentes del pas, que se han

debatido entre las alianzas interesadas y las cruentas luchas por obtener o conservar el poder:

Las coaliciones bipartidistas han sido tan comunes como los gobiernos hegemnicos o las

guerras civiles, y han estado presentes desde la misma concepcin de las colectividades

polticas [Frente Nacional (Colombia), 11 de febrero de 2015, seccin 1.1, prr. 1].

Y es quizs en la dimensin poltica donde se puede ubicar la raz de la falta de identidad

nacional de los colombianos. Por qu? Bobbio et alt. (2005) siguen desarrollando en el artculo

citado anteriormente el concepto de naciny, ms adelante, dicen:

La [nacin] es normalmente concebida como un grupo de hombres unidos por un vnculo

natural, y por lo tanto eternoo cuando menos existente ab inmemorabili, y que, en

razn de este vnculo, constituye la base necesaria para la organizacin del poder poltico

en la forma del estado nacional. (p. 1023).

Dos preguntas surgen inmediatamente tras leer este aparte: Los colombianos se sienten

unidos por algn vnculo natural? El grupo de hombres conformado por el conjunto de las

naciones colombianas constituyen de forma real y efectiva la base del Estado colombiano? En

cuanto a la primera pregunta, la respuesta se deduce fcilmente de lo expuesto con anterioridad.

En lo que toca con la segunda, la respuesta es un categrico no!

Colombia, un Estado nominalmente democrtico, en realidad ha sido desde su poca

fundacional un Estado oligrquico, aristocrticoyplutocrtico en definitiva, un Estado donde

el pueblo slo cuenta en cuanto que su explotacin econmica y su manipulacin ideolgica


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sirven para sustentar a las lites y mantenerlas en el poder. Por esta razn, el pueblo siempre ha

estado, ora en medio, como carne de cany como vaquita de la leche, de las lites polticas y

econmicas y de los grupos insurgentes que se les enfrentan y que las confrontan; ora dividida

entre los dos bandostradicionales de las lites que luchan por el poder y la riqueza. La

consecuencia de esto es que el pueblo colombiano ha sido sistemtica y constantemente

saqueado, despojado, desplazado, asesinado, aterrorizado, empobrecido, embrutecidotanto por

las lites polticas y econmicas como por quienes han dicho estar peleando por su causa. Lo

peor de todo esto es que, con demasiada frecuencia, los colombianos han sido arrojados a una

guerra fratricida a causa de unos intereses que no son los suyos, sino los de las lites instituidas y

los de las lites emergentes.

Con semejante escenario, no se puede decir, en modo alguno, que Colombia sea un

Estado democrtico la democracia colombiana ha fallado, no logr instituir en su orden social

algo esencial a ella, y por ello el Estado no ha logrado legitimar ni proteger la vida ni la

propiedad del pueblo. La nica fuente del orden legal en Colombia es la violencia, tolerada y, en

no pocas ocasiones, patrocinada por el mismo Estado (ver Ospina, 2013, p. 14).

S, los pueblos colombianos, ya sea como agentes, ya como pacientes, han tenido que

cargar con una larga historia de violencias y de guerras; han tenido que repetir una y otra vez los

horrores del fratricidio y del genocidio instaurados en su cotidianidad como una sonda

intravenosa por la que, gota a gota, se escapa su vitalidad, sin que el Estado haga nada por

protegerlos de sus verdugos. Ms an, los pueblos colombianos, a menudo, han sido

victimizados por aquellos que, instituidos en el legtimo uso de la violencia, lo ejercen de modo

ilegtimo con fines particulares, unas veces, y de clase, las ms de las veces. Peor an, los

pueblos colombianos han sido arrojados al uso de la violencia armada en nombre de unos ideales


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y de unos intereses que, en la mayora de los casos, desconocen y que, en todos los casos, les son

desfavorables.

Cul ha sido la consecuencia de esta larga y cruenta historia de exclusin, exterminio y

anacionalizacin? A lo largo de esa historia, el Estado colombiano ha ido perdiendo

legitimidad ms an, tal vez quepa decir que nunca laha tenido pues, al fin de cuentas, el

Estado colombiano siempre ha actuado de tal forma que, desde el principio, l mismo se sustrajo

a la legitimidad. Y, en qu se sustenta la legitimidad del Estado?

Se requiere un Estado legtimo, y [] para sustentar esa legitimidad no son suficientes

los instrumentos formales de la democracia, urnas electorales, jueces, policas,

funcionarios y ejrcitos, sino una incorporacin a la legalidad de la comunidad en su

conjunto. Y para incorporarse a la legalidad no basta que todo el mundo se someta a la

ley y sea cobijado por ella, es necesario algo ms profundo y ms sutil: que la comunidad

sienta que la ley procede de ella, expresa su voluntad y garantiza sus derechos. (Ospina,

2013, p. 14).

Y es ac, precisamente donde se fractura dramticamente la posibilidad de la instauracin

de una nacincolombiana. Los pueblos colombianos, los ciudadanos colombianos, no creen en

el Estado, no creen en sus instituciones democrticas lo que es ms desconsolador, el Estado

y sus instituciones han defraudado, han traicionado, hasta lo ms hondo, a los colombianos. Para

darse cuenta de ello, basta contemplar la desidia de las EPSs en la atencin de sus usuarios, as

como la ineficacia de las tutelas para conseguir que estas empresas atiendan oportuna, digna y

justamente a sus usuarios; es suficiente tambin con ver la tendencia de los ciudadanos, creciente

en algunas regiones, a hacer justicia por sus propias manos; tambin llama la atencin a este

respecto, la aparicin (tal vez el destape?) igualmente creciente de una completa falta de respeto


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por las autoridades, expresada no solo en los dilogos cotidianos, sino tambin en expresiones

directas de desaprobacin a su actuar, llegando a palabras llanamente injuriosas y a acciones que

estorban sus operaciones; y, por qu no decirlo, muy de la mano con lo anterior, la instauracin

en campos, pueblos y ciudades de pequeos paraestados (es decir, organizaciones alternas al

Estado) a los cuales los ciudadanos que se encuentran bajo su influencia recurren con ms

confianza y con ms frecuencia, a fin de solventar sus conflictos y sus pleitos, de lo que recurren

a las instituciones Estatales.

En definitiva, la ciudadana colombiana no se siente identificada con el Estado; el pueblo

colombiano no se siente cercano a la clase dirigente; los pueblos colombianos sienten que sus

intereses y sus necesidades no solo no son los mismos de las lites polticas y econmicas, sino

que, adems, estas, fuera de garantizrselos, se los pisotean, se los usurpan, se aprovechan de

ellos. Si, como dicen Bobbio et alt. (2005): La [nacin] es la ideologa de un cierto tipo de

estado, ya que es precisamente el estado la entidad a la cual se dirige el sentimiento de fidelidad

que la idea de [nacin] suscita y mantiene (1024), entonces los colombianos no son una nacin

porque no se sienten motivados a ser fieles a un Estado que en mltiples ocasiones y

frecuentemente los ha abandonado a su suerte, los ha traicionado, los ha explotado, los ha

manipulado, los ha violentado, los ha despojado, los ha arrojado a la guerra fratricida en fin,

no se sienten motivados a ser fieles a un Estado que ha funcionado como una maquinaria poltica

destinada a defender los privilegios y los intereses de las lites polticas y econmicas en

detrimento de los derechos y de las necesidades del pueblo.

Pero no hay que dejarse llevar del pesimismo y la desesperanza. Gracias a procesos que

han venido gestndose y eclosionando poco a poco mucho antes de la constituyente de 1991, los


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ciudadanos colombianos han ido despertando de su letargo y han ido conformando

organizaciones y movimientos ciudadanos que viven y piensan de otro modo la civilidad: que se

esfuerzan por zurcir los hilos rotos del tejido social colombiano; que se apoyan en el fomento de

las expresiones culturales ms variadas (artsticas, deportivas, educativas, ticas, sociales,

econmicas, etc.) para aglutinar a los colombianos en torno a la edificacin de su propio destino;

que desde los instrumentos jurdicos nacionales e internacionales trabajan por el reconocimiento

y la defensa de los derechos humanos de los colombianos y comprometencada vez ms a

sectores polticos y econmicos cada vez ms amplios en la garantizacin de esos derechos; que

desde el rescate y la reconstruccin de las memorias particulares y colectivas se empean en

construir una memoria comn, una historia comn, una conciencia comnes decir, de crear

las condiciones que les permitan a los colombianos pensarse y relacionarse como una nica

nacin. Es cierto, Colombia es una nacinque est por nacer y, aunque, como todo parto, su

alumbramiento se avizora traumtico, trae consigo la esperanza de una nueva vida para todos.

FUENTES

Bobbio, N.; Matteucci, N. y Pasquino, G. (2005). Diccionario de poltica: l-z. Mxico: Siglo

XXI.

Frente Nacional (Colombia). (s.f.). En Wikipedia. Recuperado el 24 de febrero de 2015. de

http://es.wikipedia.org/wiki/Frente_Nacional_(Colombia)

Nacin. (s.f.). En Wikipedia. Recuperado el 1 de marzo de 2015, de

http://es.wikipedia.org/wiki/Naci%C3%B3n

Ospina, W. (2013). Pa que se acabe la vaina. Bogot: Planeta Colombiana.
http://es.wikipedia.org/wiki/Frente_Nacional_(Colombia)http://es.wikipedia.org/wiki/Frente_Nacional_(Colombia)http://es.wikipedia.org/wiki/Naci%C3%B3nhttp://es.wikipedia.org/wiki/Naci%C3%B3nhttp://es.wikipedia.org/wiki/Naci%C3%B3nhttp://es.wikipedia.org/wiki/Frente_Nacional_(Colombia)

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