Columna Sobre El Lucro

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  • 7/28/2019 Columna Sobre El Lucro

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    Los defensores del lucro en educacin: el nuevo moreirismo

    Desde el ao 2011 se ha instalado la polmica sobre el lucro en educacin. Como essabido, la emergencia de dicho debate es una de las tantas consecuencias delmovimiento estudiantil de ese ao. Y aunque los estudiantes han planteado unacrtica ms global, tanto al carcter subsidiario del Estado como al modelo en general

    instalado por la dictadura, el lucro termina robndose la mayora de las portadas delos diarios.

    Resulta de consenso que Chile es un pas con un alto protagonismo del sectorprivado, y por lo mismo, donde el lucro -en muchos planos- juega un papel relevante.Los intelectuales conservadores, El Mercurio, y los thinks tanks de derecha (el CEP yLyD), han liderado la defensa del modelo econmico y del carcter subsidiario delEstado ante las crticas del movimiento social. No obstante, la cuestin no est tanclara en cuanto al lucro en educacin. En efecto, para una buena parte del propiorgimen militar, la forma de realizar el principio subsidiario del Estado en el mbitoeducacional no tena que ver con permitir o promover en ella fines lucrativos. Elmismo ministro Beyer representa esta tradicin de la derecha, distante del lucro, y nopor eso menos de derecha. Ante tanta heterogeneidad, no se debe subestimar ellogro de Jaime Guzmn de haber articulado bajo una misma poltica a quienesconceban el Estado subsidiario desde sus vertientes catlicas, corporativas oliberales -distintas unas de otras, mas no esencialmente mercantilizantes- y a los quelo imaginaban desde la mercantilizacin ms profunda -neoliberales-. Hasta hoysubsisten varias personalidades de la derecha que se oponen al lucro enuniversidades y en la enseanza bsica, por ejemplo. As, aunque estn de acuerdoen el modelo, difieren en torno al lucro. En especial en las universidades.

    Como es sabido, la Concertacin tambin hizo suyo el Estado subsidiario y la polticasocial focalizada. Sus intelectuales ms significativos han concurrido con los de la

    derecha en la defensa del modelo, incluso asumiendo posturas impopulares parasu entorno tras los sucesos de 2011. No obstante, no se ha elaborado aqu unajustificacin coherente del lucro en educacin. En efecto -como resulta visible hoy-conviven en la Concertacin diferencias importantes al respecto. No slo de opinin,tambin de intereses involucrados.

    As, el planteamiento de los estudiantes contra el lucro en educacin, ampliamenteapoyado por la sociedad, no ha encontrado respuesta unitaria desde la poltica. Comose trata de un tema espinoso, y con importantes intereses detrs, en los crculosoficiales se apuesta por evadir la discusin o por colgarse de ella como convenga encada momento. A falta de doctrina, sabemos, los acomodos polticos relativizan todo.Pocos defienden ya la legitimidad de lucro en educacin; ante su desprestigio social

    se opta por decir yo no fui. De ah el embrollo del ministro Beyer, que con unsentido de la oportunidad admirable para un tcnico, pas de negar la existenciadel lucro -tctica de la evasin- a tratar de proyectarse como el ministro ms eficazde las ltimas dcadas en hacer cumplir la ley que lo prohbe en las universidades-lase, liderar el yo no fui-.

    Quin queda defendiendo el lucro entonces? La Tercera, en su permanentebsqueda de mayor densidad intelectual, ha intentado asomar la cabeza en el

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    debate. Tambin algunos acadmicos y aspirantes a tecncratas formados ovinculados al mismo Beyer y otros intelectuales de derecha. La Tercera sintetiza enuna editorial reciente los argumentos ms utilizados en la defensa del lucro, dandouna muestra privilegiada para observar su fragilidad y fuerte sesgo ideolgico. Sialguien de verdad quiere defender el lucro, estos argumentos le recomiendan optarpor el silencio.

    Veamos lo que se nos ofrece. Los adalides del lucro podran haber escogido el caminoms directo: defenderlo en educacin del mismo modo como lo defienden encualquier plano, apelando a la libertad de emprendimiento. Aqu asombra lacoherencia del Presidente Piera. l ha seguido hace dcadas este camino. Lo hizo enlos ochenta, y lo hace hoy, bregando en esa direccin contra viento y marea inclusoen 2011. Pero el editorialista de La Tercera sabe que el pas ve en la educacin unbien pblico, por tanto, sabe que no puede utilizar este tipo de argumentos sindefender al mismo tiempo que la educacin es un bien de mercado. Sabe, en esalnea, del poco xito de la frase de Piera la educacin es un bien de consumo. As,La Tercera intenta mostrar en el lucro la mejor posibilidad de realizar dos fines

    pblicos: expansin de la matrcula y libertad de enseanza.Dice La Tercera, primero, que el nico modo que tena el pas para aumentar sucobertura en educacin superior era a travs de la inversin privada. Habitualmentelos organismos internacionales recomiendan expansin privada de servicios socialesen pases con estados dbiles y pequeos (Hait, por ejemplo). Pero no es el caso deChile. Con su crecimiento sostenido desde fines de los ochenta, nuestro pas tena latotal libertad de decidir el modo de crecimiento de la matrcula. El privatismo no erainexorable. Fue una decisin poltica.

    Contina La Tercera sealando que la mayora de los aportes a la educacin superiorbuscan el lucro, por tanto, prohibirlo ms eficazmente hara inviable la inversin en

    educacin superior. As, el fin al lucro dejara slo la alternativa estatal, lo quenegara la posibilidad de libertad de enseanza. Dicho en simple: lucro, al sergaranta de participacin de privados, es tambin garanta de libertad de enseanza.

    La Tercera obva que los sectores que demandan una educacin especial frente a ladel Estado lo hacen por sus contenidos (religiosa, experimental, etc.), no por laposibilidad de lucrar. Se anclan en la demanda, no en la oferta. Ponen el acento de lalibertad en la educacin y no en las ganancias que se pudiesen extraer de ella. Losexpertos en educacin saben muy bien que el debate sobre "libertad deenseanza" no tiene nada que ver con el lucro, ni para bien, ni para mal. Es sobre loscontenidos de la educacin, no centralmente sobre el financiamiento. Miremos unpoco la historia. Las instituciones privadas que imparten educacin alternativa a la

    pblica no le han planteado al Estado que les permita lucrar, puesto que no se hanconstituido por tal motivo. Es justamente lo contrario: le han pedido recursos parafuncionar prometiendo no lucrar. As, dinero de nuestros impuestos financia laPontificia Universidad Catlica, que no tiene fines de lucro. Quiere decir entonces LaTercera que durante todo el siglo XX en Chile, al ser la educacin financiadafundamentalmente por el Estado y no generar lucro, no exista libertad deenseanza? Tal sentencia sera insostenible para los defensores serios del sistemaeducacional chileno. De hecho, muchos fundadores del modelo opinan justo al revs

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    de La Tercera: el sistema post reformas de los ochenta marcara continuidadhistrica en el ejercicio de la libertad de enseanza, este es el ncleo de la defensaque ensayan del sistema actual respecto al anterior. En realidad, lo que defiende LaTercera no es libertad de enseanza. Pero tiene razn: si se elimina el lucro, no hayincentivo para la inversin privada como la entendemos en cualquier mercado. Loque pasa, entonces, es que defiende la libertad de empresa en el planoeducacional. Y eso es otra cosa. Ms all de las fintas, La Tercera repite el mismoargumento de Piera sin alterar su sustancia: la educacin es un mercado, por lotanto, es anti natura proscribir el lucro.

    Despus de intentar mostrar el lucro como garanta de libertad de enseanza, yconseguir nicamente repetir la tesis Piera del bien de consumo, La Terceraintenta asociarlo con la articulacin de calidad y cobertura, es decir, con otro finpblico.

    Ac el editorialista se encuentra de nuevo en tierras pantanosas. Muchos sectores dela propia derecha saben que las universidades con fines de lucro no son las mejores.As, La Tercera sugiere que siendo lgico que las instituciones de mayor excelenciare-inviertan sus excedentes en ellas mismas, las instituciones que no lo hacen -lase,las que lucran-, siendo de menor excelencia, realizaran otro fin pblico: aumentaranla "cobertura". Dicho en simple, se dice que las instituciones con lucro tal vez nosean las mejores, pero aportan al pas expandiendo la matrcula. Con esteargumento, el editorialista de La Tercera no slo no se mueve hacia delante -repitede hecho lo que ya dijo al comienzo- sino que da un paso atrs. Y con eso ayuda almovimiento estudiantil. Le ha concedido la veracidad de uno de sus principalesreclamos: el lucro siempre ir contra la calidad, puesto que de existir, hay dinerosgenerados por la educacin que no se reinvierten en educacin.

    Al final del da, la defensa del lucro por parte de La Tercera se reduce a esto: el lucro

    es el modo principal en que funciona el sector privado, si el sistema esfundamentalmente privado, que no haya lucro es una distorsin. Y aunque elprivatismo lucrativo no nos lleve a la mejor calidad, es la nica forma en que sepuede crecer.

    Puesta as, ms que un argumento a su favor, es simplemente la constatacin de unhecho: el lucro existe porque el sistema es privado. La defensa es tan mala quetermina ayudando a los crticos del lucro, no a sus defensores. Ante talesargumentos, los principales intelectuales del modelo prefieren el yo no fui. Porqu? Porque son ms polticos de lo que se piensa. Por esto el ministro Beyer se haquedado en resquicios jurdicos en su defensa ante la Cmara, en lugar de levantar lasupuestamente vulnerada bandera de la libertad. Y por lo mismo Brunner se limita a

    decir que el pas ya decidi que existiera lucro en educacin.

    Los defensores del lucro estn abandonados a su suerte. Tal como en su momento laderecha dej de reivindicar a Pinochet, hoy los pesos pesados del modelo intentanesconderse del lucro. Por supuesto, lo siguen defendiendo en los hechos, despus detodo, ya sabemos lo que El Mercurio y la Concertacin hicieron para que el tirano nofuese juzgado. Pero nadie ya reivindica un valor en l. La Tercera, deseando ganardensidad intelectual, lidera justamente lo contrario: un nuevo moreirismo que sigue

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    aferrado al pasado nostlgico en que un par de frases tecnocratizantes lanzadasdesde los principales peridicos bastaban para ser verdad social, sin esmerarsemucho en que fueran coherentes. Pero ya no es as. Sin darse cuenta, los modernos ytecnocrticos adalides del lucro en educacin pasan rpidamente a formar parte delos medievales Hermgenes, de los Moreira, de los Sabat, de los Labb,encontrndose juntos en la papelera de reciclaje del neoliberalismo chileno.