A ver, ante nada… los niños no son normales del todo. Los tres sufren de

problemas causados por su entorno: tenemos a la chica a la que el intento

de estereotipación y los mimos la han alienado, al cero a la izquierda que

quiere dejar de serlo y a un adolescente súper presionado.

Ante todos estos problemas, intentan sobrellevar la situación lo mejor que

pueden. Igual soy una paradita, pero, aunque me molasen algunas de sus

cosas y mi adrenalina pasase a 50 000 en esos casos, hay cosas que yo no

haría, como participar en una pelea, animar a alguien a hablar con un

cretino o tomar pastillas. Por otro lado, me habría molado hacer alguna de

las cosas que estos señores han hecho, como meterse en el centro

comercial y huir, o estar en la playa.

Destaca el papel educativo aquí, y el perspectivismo total que acaba

llevándote a un “como en la vida, no hay ni buenos ni malos”. Sólo personas

que se equivocan y personas que lo sufren. El papel educativo más

interesante es el contraste entre la orientadora y el profesor de

matemáticas: la primera cree en la reinserción, y el segundo duda de ella.

Recuerda un poco a lo que sucede ahora, de las becas, sólo para las

mejores notas, no para quiénes no pueden permitírselas, siendo menos

brillantes ,en debate ahora, o quizá ya cerrado, no paro de leer y oír cosas

de Wert y no tengo más que miedo: si sólo invertimos en los buenos, y a los

mediocres o peores, que les zurzen, sólo conseguimos tener un grupo

marginal de pésimos cuya descendencia quizá- quién sabe- no tenga suerte

y siga mal.

Esta es una opinión como otra de una selectivinosa- suena a enfermedad,

pero el sistema educativo español lo es.