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Comentarios De Los Evangelios San Mateo 12: 47-50 La madre y los hermanos de Jesús. Este episodio parece que está fuera de contexto, Jesús no se deja intimidar por la actitud de los parientes y los invita a hacerse familia suya, no por los vínculos de sangre, sino por la práctica de la Buena Noticia, como oyentes y servidores de la Palabra. La palabra «hermano» en el hebreo del Antiguo Testamento designaba también a los parientes próximos: tíos, sobrinos y primos. En el Nuevo Testamento, esta palabra puede designar a parientes y a personas de la misma raza o comunidad. Todos los israelitas eran hermanos, así como lo son todos los cristianos. Alrededor de Jesús surge una familia nueva, unida por lazos de fe. El discípulo auténtico es el que obedece o hace, no el que habla o nace .Al leer estas palabras de Jesús nos damos cuenta de que María fue recorriendo un camino de fe que la llevó al encuentro con su hijo y con el Señor. La asidua meditación de los acontecimientos diarios hizo crecer su corazón hasta el punto de llegar a albergar en él a toda la Iglesia. María, primera discípula, hizo el camino de la fe y seguimiento de Jesús que todo creyente debe emprender. Gálatas 1:19 Pablo hace mención en esta carta a «Santiago el hermano del Señor», jefe de la comunidad de Jerusalén y una de las tres «columnas» de la primitiva iglesia (Gálatas 2:9). Teniendo en cuenta que la expresión «Señor» sólo la utiliza para referirse a Jesús de Nazaret, se refiere a Santiago, hermano de Jesús. Según algunos autores, no parece posible que este Santiago pueda ser un personaje inventado en sus cartas, ya que se trata de alguien conocido e influyente en la iglesia primitiva, de modo que sería una ficción difícil de mantener. Además, el mismo «Santiago,

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Comentarios De Los Evangelios

San Mateo 12: 47-50

La madre y los hermanos de Jess. Este episodio parece que est fuera de contexto, Jess no se deja intimidar por la actitud de los parientes y los invita a hacerse familia suya, no por los vnculos de sangre, sino por la prctica de la Buena Noticia, como oyentes y servidores de la Palabra.

La palabra hermano en el hebreo del Antiguo Testamento designaba tambin a los parientes prximos: tos, sobrinos y primos. En el Nuevo Testamento, esta palabra puede designar a parientes y a personas de la misma raza o comunidad. Todos los israelitas eran hermanos, as como lo son todos los cristianos. Alrededor de Jess surge una familia nueva, unida por lazos de fe. El discpulo autntico es el que obedece o hace, no el que habla o nace .Al leer estas palabras de Jess nos damos cuenta de que Mara fue recorriendo un camino de fe que la llev al encuentro con su hijo y con el Seor. La asidua meditacin de los acontecimientos diarios hizo crecer su corazn hasta el punto de llegar a albergar en l a toda la Iglesia. Mara, primera discpula, hizo el camino de la fe y seguimiento de Jess que todo creyente debe emprender.

Glatas 1:19

Pablo hace mencin en esta carta a Santiago el hermano del Seor, jefe de la comunidad de Jerusaln y una de las tres columnas de la primitiva iglesia (Glatas2:9). Teniendo en cuenta que la expresin Seor slo la utiliza para referirse a Jess de Nazaret, se refiere a Santiago, hermano de Jess. Segn algunos autores, no parece posible que este Santiago pueda ser un personaje inventado en sus cartas, ya que se trata de alguien conocido e influyente en la iglesia primitiva, de modo que sera una ficcin difcil de mantener. Adems, el mismo Santiago, hermano de Jess, es nombrado por el historiador judoFlavio Josefo. As, la carta de Pablo apuntara a Jess como referente de Santiago el hermano del Seor. Pablo nombra en esta epstola tambin a las otras dos columnas de la iglesia,Simn Pedroy Juan, tambin testigos directos de Jess.

Marcos 10: 40

Es evidente que tena la impresin de que haba cierto propsito en todo ello y cuando dijo: "si quieres, puedes limpiarme" no quiso decir con ello "si en estos momentos ests de humor para ello..." sino que quiso decir "si no es algo contrario al propsito de Dios, si no infringe algn programa csmico por medio del cual Dios est obrando, entonces puedes limpiarme." La respuesta de Jess es sumamente positiva: "Jess, movido a compasin, extendi la mano, le toc y le dijo: Quiero, s limpio." Ese "quiero" es como una luz verde de Dios. Nos dice que ha llegado el momento de ser sanado. Cualquiera que fuese el propsito para el que haba servido la lepra, ya se haba realizado y haba llegado el momento de dejarla de lado. "Quiero, s limpio."

Juan 19: 25

En esa hora est el desgarramiento de toda madre que ve alterada la lgica misma de la naturaleza, por la que son las madres quienes mueren antes que sus hijos. Pero el evangelista san Juan borra toda lgrima de aquel rostro dolorido, apaga todo grito en aquellos labios, no presenta a Mara postrada en tierra en medio de la desesperacin. Ms an, reina el silencio, slo roto por una voz que baja de la cruz y del rostro torturado del Hijo agonizante. Es mucho ms que un testamento familiar: es una revelacin que marca un cambio radical en la vida de la Madre. Aquel desprendimiento extremo en la muerte no es estril, sino que tiene una fecundidad inesperada, semejante a la del parto de una madre. Exactamente como haba anunciado Jess mismo pocas horas antes, en la ltima tarde de su existencia terrena: La mujer, cuando va a dar a luz, est triste, porque le ha llegado su hora; pero cuando ha dado a luz al nio, ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo

Mara vuelve a ser madre: no es casualidad que en las pocas lneas de este relato evanglico aparezca cinco veces la palabra madre. Por consiguiente, Mara vuelve a ser madre y sus hijos sern todos los que son como el discpulo amado, es decir, todos los que se acogen bajo el manto de la gracia divina salvadora y que siguen a Cristo con fe y amor.

Desde aquel instante Mara ya no estar sola; se convertir en la madre de la Iglesia, un pueblo inmenso de toda lengua, pueblo y estirpe, que a lo largo de los siglos se unir a ella en torno a la cruz de Cristo, su primognito. Desde aquel momento tambin nosotros caminamos con ella por las sendas de la fe, nos encontramos con ella en la casa donde sopla el Espritu de Pentecosts, nos sentamos a la mesa donde se parte el pan de la Eucarista y esperamos el da en que su Hijo vuelva para llevarnos como a ella a la eternidad de su gloria.

Lucas 2: 7

Con motivo de este censo, Jos y Mara tuvieron que viajar a Beln, la ciudad de nacimiento de Jos, porque l era un descendiente de David. Mara le acompa, ya que saban que su hijo tendra que nacer pronto. Ambos estaban conscientes de que el Mesas tendra que nacer en Beln. Es muy probable que ellos ya hayan estado en Beln mucho tiempo antes del nacimiento de Jess. Fue en este lugar en donde naci su hijo primognito (la palabra `primognito' indica que despus le nacieron ms nios a esta pareja). Mara envolvi al nio en paales, segn era la costumbre de ese tiempo, y lo acost en un pesebre, porque no haba lugar para ellos en la sala comn.Lo que sucede es que las circunstancias son tan pobres, que Mara no poda dar luz a su hijo en una sala comn, sino en el lugar de los animales y tuvo que poner a su hijo en un pesebre, en el cual coman los animales. Son justamente estas circunstancias las que el ngel usar como seal para que los pastores puedan saber el lugar exacto en donde podrn hallar al nio recin nacido, el Salvador y Mesas.

xodo 3:2

La primeraes que, la zarza es insignificante, es menos que la vid, no tiene ni estructura de arbusto, yello es un signo de humildad, lugar sagrado donde Dios puede ser Todo. As sucede con nosotros, que es necesario vaciarse de todo para albergar a Dios. Por ello no es casual la eleccin de la zarza,ya que nosotros estamosllamados a llevar a Dios, en medio de nuestro vaco, somos sagrariosandantes, recipientes de Dios,nforas,vasijas debarro dice la escritura, que contienen el vino que alegra al otro hombre y que Jess ha llenado. Y es as en la vida de la fe. Los cristianos somos como zarzas, sin demasiada estructura personal, portadores del fuego de Dios, siervos intiles, sin mucha madera, pero que puestos al servicio del Evangelio, somos crisoles del fuego divino, al que el del al lado puede acogerse y calentarse y encontrar algo extraordinario que no somos nosotros mismos, si no el amor de Dios, para con ellos y para con nosotros.