Como todos ya sabéis este fin de semana la Joven Orquesta Santa María la Blanca ha dado un concierto en el Auditorio Manuel de Falla de Granada…

¿Qué decir? Han sido muchas horas de ensayo… muchas preparaciones… muchos mails… incluso alguna pelea o discusión… pero todo ha quedado atrás el día del concierto. Comentaros que fue un concierto estupendo, que todo el público e incluso la propia gente del Auditorio nos dijeron que había algo especial en la JOCSMAB… que no sólo tocaban sino que se notaba que se lo pasaban bien, que éramos como una familia con un guía que apoyaba y dirigía… nuestro Jesús Obviamente Santa María la Blanca estuvo también presente, además de por la Orquesta por un par de familias que nos acercamos allí a disfrutar de nuestra Orquesta… de contagiarnos de la alegría de nuestros músicos… y obviamente de su música

- Comienzo del concierto – Coppelia de Delibes https://www.youtube.com/watch?v=THHZwcRSa7Y

COPPELIA (Preludio) - L.Delibes :: Joven Orquesta ...

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Así comenzaba nuestro concierto en el Auditorio Manuel de Falla de Granada el

pasado 15 de Mayo de 2016. Os dejamos un breve fragmento, como aperitivo del

vi...

- Final del concierto – Libertadores de Oscar Navarro https://colegiosantamarialablanca-my.sharepoint.com/personal/calvarez2_f_csmb_es/_layouts/15/guestaccess.aspx?guestaccesstoken=WJ1B%2fW5j8ZrKTnDlCy5W73aBjXy%2boNtRQI4UTGlV58g%3d&docid=03218d83f4ae049a5b3b8c7f2cd4e3646

CRÍTICA DE MARIANO FERNÁNDEZ Primera Crítica recibida de Mariano Fernández (Crítico Catedrático del Universidad de Ciencias e Historia de la música de la Universidad de Granada y colabora también con la revista ‘Melómano’) MADURA JUVENTUD SINFÓNICA. Concierto “Encuentro sinfónico Granada 2016. Obras de Delibes, Tchaikovsky, J. Strauss, Wagner y Óscar Navarro. Intérprete: Joven Orquesta y Coros Santa María la Blanca (JOCSMAB) y Orquesta Joven del Sur de España. Director: Jesús Alonso. Auditorio “Manuel de Falla” (Granada), 15 de mayo de 2016, 20:00h. El 15 de mayo a las 20:00 en el Auditorio “Manuel de Falla” de Granada, se pudo asistir al encuentro sinfónico entre dos jóvenes orquestas, la orquesta sinfónica JOCSMAB de Madrid, y la Joven Orquesta del Sur de España, la cual pertenece jurídicamente a la Asociación Cultural “Juventudes Musicales de Motril”. Al frente de los componentes de ambas orquestas estuvo el director granadino Jesús Alonso, quien actualmente es el director titular de la orquesta madrileña, además de su fundador. La noche comenzó con un repertorio de obras bien conocidas por el público en general y especialmente por el habitual a la sala de conciertos sinfónica, lo cual para una orquesta “joven” es atractivo por lo popular del programa, pero al mismo tiempo conlleva una dosis de peligro y osadía, pues el público puede ser muy crítico al tener presente diferentes visiones interpretativas de las piezas en cuestión. El programa, dividido en dos partes y centrado en su mayor parte en el repertorio romántico del XIX, comenzaba con la Obertura y Mazurca de “Coppelia” del francés Léo Delibes, para continuar con el Vals de las Flores y el Paso a dos del “Cascanueces” de P.I. Tchaikovsky. Ambas piezas estarían a cargo de la orquesta sinfónica JOCSMAB. La segunda parte continuaba con el repertorio decimonónico al interpretar la “Spanischer Marsch” de Johann Strauss, Götterdämmerung del III acto de “El ocaso de los Dioses” de R. Wagner, y para terminar, la contemporánea “Libertadores” del español Óscar Navarro González. En esta segunda parte, a la Orquesta sinfónica JOCSMAB se le unía la Joven Orquesta del Sur de España. Fuera de programa, y para sorpresa del público, completaron el recital tres obras más: un bis a la primera parte con “La conga del fuego nuevo” de Arturo Márquez, un comienzo de segunda

parte con la “Fanfarria” de la Viena Philarmonike, y finalmente un bis a la segunda parte con ”Huapango” de Pablo Moncayo, reivindicando así la presencia de los compositores del siglo XX en el canon actual del repertorio orquestal. Al tildar de jóvenes a ambas orquestas, el lector bien podría construirse una serie de prejuicios en torno a la habilidad interpretativa de éstas, al nivel de cohesión, o incluso al respecto mutuo y comunicación entre director e instrumentistas, pero si así fuese, estaría construyendo una versión diametralmente opuesta de lo que supuso la noche del 15 de mayo en el auditorio granadino. La orquesta hizo su aparición con un viento metal preciso, afinado, unas maderas cálidas, con un oboe en el que cada nota seducía al público. La percusión, magistral, reivindicando el valor compositivo de su amplio abanico sonoro en cada pieza en la que hacía aparición, y dejando claro que el siglo XX no se puede construir sin ella. La cuerda compacta, cohesionada, elegante, decenas de arcos sirviendo a una única voz, y a un mismo propósito: seguir cada uno de los gestos del director, Jesús Alonso. Jesús, consiguió en una única velada, llevar de la mano y complementar dos facetas que no siempre las orquestas tienen la suerte de hallar en sus directores: la de la disciplina gestual, con unos movimientos claros, concisos, dirigidos con rigurosidad al sector instrumental que lo requería, y por otra parte la de la interpretación más personal, la de la búsqueda de la complicidad con su orquesta, y la comunicación sincera con su público. Tras un saludo tímido, propio de aquel que es humilde en su seno interno, Jesús despertó la pasión que mueve a quien ha creado un proyecto desde abajo, no la del director que visita a la orquesta, sino la del que construye un propósito desde el primer acorde del primer ensayo. Cada expresión y cada mirada estaban cargadas de sentimiento, de comunicación, de musicalidad, de maestría. De esta forma pudo emocionar al oyente con Delibes y Wagner, hacerlo bailar con Tchaikovsky, sentir el exotismo de Libertadores como si fuese nuestro lenguaje nativo, y vibrar con los ritmos que se desprendían de cada bis, haciendo al público partícipe de la perfomance. Lograba así romper la barrera Audicencia-Intérprete para componer una experiencia en la que la música volvía a ser aquel arte que transportaba a todo el que entraba en su esfera al “absoluto”. Ambas orquestas, con Jesús Alonso liderándolas, hicieron una declaración de valía, de capacidad interpretativa, dando voz meritoria al talento compositivo de los autores del repertorio, y desnudando toda formalidad, para mostrar las verdaderas almas de unas orquestas y director, para quienes la música es algo más que sonido organizado en el tiempo. No cabe duda que tanto orquesta como director tendrán un más que merecido seguimiento con expectación en los años venideros. Mariano Jesús Fernández Lozano