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Comparación
“Casa de muñecas” y “La señorita Julia”
Introducción…………………………………………………………..Pág. 2
Palabras clave………………………………………………………...Pág. 3
Capítulo 1: “Casa de muñecas”
1.1 Características del realismo en la obra “Casa de muñecas”……….Págs. 4-6
Capítulo 2: “La señorita Julia”
2.1 Uso del subjetivismo en la obra “La señorita Julia”……………….Págs. 7-8
Capítulo 3: Comparación
3.1 Comparación entre “Casa de muñecas” y “La señorita Julia”…….Pág. 9
Capítulo 4: Prólogo
4.1 Prólogo “La señorita Julia”…………………………………………Págs. 10
Conclusiones personales………………………………………………Pág. 11
Bibliografía…………………………………………………………….Pág. 12
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Introducción
La temática del teatro moderno es abordada por numerosos autores, quienes intentan comprenderla
a través de diferentes enfoques y del análisis de diversos factores. En este informe se tratará la
relación existente entre el realismo en las obras “Casa de muñecas de Henrik Ibsen y “La señorita
Julia” de Augusto Strindberg.
Para este trabajo se han considerado obras representativas de Henrik Ibsen y Augusto Strindberg,
que son “Casa de muñecas” y “La señorita Julia”, respectivamente.
La reflexión sobre este tema resulta muy importante porque generalmente se hacen comparaciones
entre “Casa de muñecas” de Ibsen y “Los tejedores” de Gerhart Hauptmann; habiendo dicho esto
es interesante hacer una comparación de “Casa de muñecas” con una obra diferente, en este caso,
“La señorita Julia”.
Por un lado, se analizarán las características del realismo presentes en “Casa de muñecas” y por
otro se observará la dramaturgia del Yo en “La señorita Julia”; para luego poder hacer la
comparación entre estas dos.
El propósito que persigue este trabajo es comparar el realismo en la obra “Casa de muñecas” de
Henrik Ibsen y el naturalismo de la dramaturgia del Yo en la obra “La señorita Julia” de Augusto
Strindberg.
A priori a realizar el trabajo, se piensa que “Casa de muñecas de Henrik Ibsen y “La señorita Julia”
de Augusto Strindberg, ambos tratan muy exhaustivamente la mimesis, puesto que hacen uso de
lenguajes coloquiales, las situaciones que relatan son extraídas de la vida cotidiana y los
sentimientos de los personajes son verdaderos. Además de la mimesis también se asemejan en la
unidad de acción, puesto que son evidentes las tres partes: principio, medio y final. Se diferencian
en como presentan los personajes, puesto que Strindberg hace más uso del monologo, mientras
que Ibsen se apoya más en los diálogos. Asimismo, se diferencian en que Strindberg desnuda las
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almas de sus personajes, nos hace conocer quiénes son sus almas, mientras que Ibsen simplemente
nos muestra las situaciones y cómo reaccionan los personajes frente a ellas.
Palabras clave:
1. Realismo
2. Subjetivismo
3. Teatro moderno
4. Mimesis
5. Acción dramática
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Capítulo 1: “Casa de muñecas”
Considero que se trata de una obra realista ya que, tomando como referencia primeramente a
la protagonista Nora, ella vive una vida con la que no se siente satisfecha, vive un desajuste familiar
con el que no está de acuerdo, ella se considera asimismo más que un objeto o mueble en la casa
y quiere tomar las riendas de su vida, razón por la que como lo haría la mayoría de mujeres
contemporáneas, pese a la época en la que se contextualizo la obra ella decide no vivir más con su
marido y deja a Torvaldo y sus hijos porque no quiere seguir con esa dependencia femenina que
era tan común en la época. La obra trata de personas de carne y hueso, no idealiza ningún personaje,
muestra como seria la vida real de una familia normal, común y corriente, con problemas y
momentos buenos también. Muestra claramente la separación de géneros, puesto que en la primera
hoja del libro, debajo del nombre especifican que es una obra dramática en tres actos.
En la obra el espacio escénico intenta reproducir de manera real el ambiente, por lo que en el acto
primero describen con mucho detalle cómo es la estancia de la casa de los Helmer “Una estancia
amueblada cómodamente y con buen gusto, aunque sin lujo. A la derecha del foro, puerta del
vestíbulo. A la izquierda, la del despacho de Helmer. Entre ambas puertas, un piano. En el lateral
izquierdo del escenario, otra puerta, y más en primer término una ventana. Cerca de la ventana,
una mesa redonda grande junto a un sofá y varias sillas. En el lateral derecho, hacia el segundo
término, una mecedora y dos sillones ante una chimenea de cerámica. Entre la chimenea y la
puerta, una mesita. Grabados en las paredes. Repisa con figuras de porcelana y demás
cachivaches. Un estantito repleto de libros muy bien encuadernados. El entarimado, cubierto por
una alfombra. Lumbre en la chimenea. Día de invierno”. Todos los elementos descritos
anteriormente son utilizados en la obra por los personajes o simplemente para ubicar al espectador
en la casa de una familia burguesa, tratando de acercar lo más posible de manera real al público a
una cotidianidad de un núcleo familiar de la época.
Otra de las características del realismo que ejemplifica la obra es la mimesis, relata casi
científicamente como actúan las personas, detallando sus acciones “Entra Nora tarareando
alegremente. Viste abrigo y sombrero, y trae varios paquetes que deposita sobre la mesa de la
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derecha. Deja abierta la puerta del vestíbulo, por la cual se ve un recadero que trae un árbol de
Noel y un cesto, entregándoselos a la doncella que ha abierto la puerta”. La obra no solo hace
mimesis con las acciones de los personajes sino que también muestra cómo era la sociedad de esa
época “Las leyes no se preocupan de los motivos” “Figúrate: su padre era un individuo repulsivo.
Sostenía queridas…” “Nora.- ¿Qué consideras tú mis deberes sagrados? Torvaldo.- ¿Tengo para
qué decírtelos? Son tus deberes con tu marido y tus hijos”.
La obra tiene unidad de acción, es decir, inicio, desarrollo y desenlace, esto lo podemos identificar
más fácilmente cuando nos damos cuenta que la obra está dividida en tres actos, el primer acto
hablando del inicio, donde se presentan los personajes y el detonante del conflicto, a mi parecer el
detonante del conflicto es que Torvaldo quiera despedir a Krogstad por ser un hombre de poca
moral, desconociendo que Nora, su mujer, tiene una deuda con él y más que eso que cometió el
mismo delito por el que él juzga a Krogstad, ahora Krogstad amenaza a Nora diciéndole que si su
marido lo despide él se encargará de contar todo lo que Nora hizo. El segundo acto que es el
desarrollo, cuando Nora le revela a su amiga, la señora Linde, que fue a Krogstad a quien ella le
pidió el dinero y que ahora además de todo la está amenazando y necesita su ayuda. Finalmente el
acto tercero es cuando Torvaldo se entera de todo por medio de una carta que le envía Krogstad y
pierde la máscara con la que lo habíamos visto durante toda la obra, ahora ya Nora no era más su
alondra, sino que la tildó de hipócrita y de desgraciada, pero eso solo hasta que recibió otra carta
con el pagaré y volvió la máscara de Torvaldo, diciéndole a Nora que todo estaba perdonado,
porque ya su reputación no está en juego.
La obra ejemplificó una actitud muy positiva y liberal por parte de Nora, quien quiere emanciparse
de Torvaldo, quiere ser independiente, a pesar de lo que la sociedad dicta en esa época “Nora.-
Tengo otros (deberes) no menos sagrados. Helmer.- No los tienes. ¿Cuáles son esos deberes?
Nora.- Mis deberes conmigo misma. Helmer.- Ante todo eres esposa y madre. Nora.- (…) Creo
que ante todo, soy un ser humano, igual que tú…, o, cuando menos debo intentar serlo (…)”
Los diálogos en la obra son un reflejo de lo cotidiano, puesto que emplea oraciones sin terminar,
puntos suspensivos y palabras coloquiales “Pero, Nora…” “Y el caso es que… Escucha,
Torvaldo…” “… ¡qué sé yo!” “Majaderías” “¡Por vida de todos los demonios!”
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Aunque todo sea simplemente ficción, dentro de la realidad de la obra los sentimientos son
verdaderos y reales “¡Detenla, Torvaldo! Todavía estás a tiempo. ¡Oh, Torvaldo, recógela! ¡Hazlo
por mí…, por ti mismo, por tus hijos! ¡Escúchame Torvaldo, y hazlo! No sabes lo que esto puede
acarrearnos…”
La obra presenta una “ilusión de realidad”, puesto que tiene desajustes familiares “Nora.- (…)
habéis sido injustos conmigo, Torvaldo; primero papá y luego tú. Torvaldo.- ¡Cómo! ¿Los dos?...
Pero ¿hay quien te haya querido nunca como nosotros? Nora.- No me habéis querido jamás. Se
os ha antojado agradable encapricharos conmigo, y eso es todo.”, hipocresía moral “Doctor
Rank (mejor amigo de Torvaldo).- Por tanto, Nora… ¿cree usted que él sea el único? Nora.-
¿Cómo?... Doctor Rank. - El único que en buen grado daría la vida por usted. Nora.- ¿En serio?”,
dependencia femenina “No, no, no, no quiero entrar; quiero subir de nuevo, no quiero retirarme
tan pronto. Torvaldo.- Vamos querida Nora… Nora.- Sí, te lo ruego, querido Torvaldo, te lo
suplico… ¡Solo una hora más! Torvaldo.- Ni un minuto, Norita mía. Ya sabes lo convenido (…)”,
discordias de prestigio “Ya se sabe en el banco que voy a despedir a Krogstad. Si ahora se
enteraran de que la mujer del nuevo director le ha hecho cambiar de opinión…”
Para concluir, considero que el desenlace de la obra viene dado por la búsqueda de identidad de
Nora. Además, el hecho de que la obra tenga un final abierto, en el que no se sabe cómo le irá a la
protagonista con su nueva vida, lo que hace que el sentido de la obra sea inconcluso así como lo
es la vida misma.
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Capítulo 2: “La señorita Julia”
Considero que la obra “La señorita Julia” hace mucho uso del subjetivismo; ya que gracias
a este desenmascara el alma de sus personajes. Esto lo hace mostrando la oscuridad del
hombre, “¡Puta de lacayos! ¡Furcia de criados! ¡Cierra el pico y lárgate! Pero, ¿quién
eres tú para echarme en cara mi conducta? ¡Jamás se ha comportado alguien de mi clase
con la ordinariez que tú lo has hecho esta noche! ¿Tú crees que alguna de tus criadas
provoca a los hombres como tú? ¿Has visto a alguna chica de mi clase ofrecerse con
semejante desvergüenza? Así no se entregan más que las perras y las prostitutas”.
Utilizando el monologo, “Yo suelo soñar que estoy tumbado bajo un árbol muy alto en un
bosque oscuro. Quiero subir, subir hasta la copa para contemplar desde allí el hermoso
paisaje donde brilla el sol y para saquear el nido que hay allí arriba donde están los huevos
de oro. Y yo trepo sin descanso, pero el tronco es muy grueso y escurridizo… y la primera
rama está tan alta. Pero yo sé que me bastaría con alcanzar esa primera rama para subir
luego hasta la copa como por una escalera. Todavía no la he alcanzado, pero la
alcanzaré… ¡aunque sólo sea en sueños!”
Habla de los antepasados “Mire, mi madre no era de familia noble, sino de una familia
muy humilde. Fue educada en las doctrinas de la igualdad, la emancipación de la mujer y
esas cosas, características de aquellos tiempos, y tenía una extraordinaria aversión al
matrimonio. Por eso cuando mi padre pidió su mano le contestó que nunca sería su esposa,
pero que él podría ser su amante. Él le explicó que no tenía gana de ver que la mujer que
amaba gozase de menor consideración social que él. La explicación de ella que la
consideración social la traía sin cuidado y la intensidad de la pasión que él sentía por mi
madre, contribuyeron a que aceptase las condiciones impuestas.
Pero él quedó entonces excluido del círculo de sus amistades y se vio reducido a su vida
doméstica, lo que obviamente le creaba una cierta insatisfacción. Yo nací –por lo que he
podido deducir- contra la voluntad de mi madre. Y entonces ella decidió hacer de mí un
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ser primitivo, educarme como se educan los niños salvajes en la selva, al margen de la
corruptora civilización. Además tenía que aprender todo lo que aprendían los chicos,
porque yo iba a ser el ejemplo viviente de que la mujer puede hacer lo mismo que el
hombre. Tenía que vestirme de chico, aprender a cuidar los caballos, pero tenía prohibido
entrar en el gallinero. Tuve que limpiar y aparejar los caballo, ir de caza, e incluso asistir
a la matanza… ¡qué horrible! Y en la finca ponían a los hombres a hacer los trabajos de
las mujeres y a las mujeres los de los hombres…, con el resultado de que la hacienda
comenzó a ir de capa caída y nos convertimos en el hazmerreír de la comarca. Por fin mi
padre debió despertar de su encantamiento y se rebeló. Todo volvió a organizarse según
sus deseos. Y mis padres, entonces, se casaron en secreto. Mi madre enfermó –no sé qué
enfermedad tuvo-, pero a menudo tenía ataques de nervios, se escondía en el desván o en
el jardín, y a veces se pasaba toda la noche fuera de casa (…)”
Finalmente, centra el relato en los personajes principales, o sea, nos describen mucho,
como son Juan y Julia, lo que piensan, sienten y su pasado, pero en cambio no conocemos
bien quien es Cristina; “Yo la señora de estos dominios, me digno honrar el baile de mis
gentes y cuando quiero bailar, como ahora, quiero hacerlo con alguien que sepa llevar
para ahorrarme hacer el ridículo”, “¡No! Ese es mi trabajo y tengo que hacerlo. Pero
entre mis obligaciones no está la de ser juguete. Y no lo seré nunca. Valgo demasiado para
eso”.
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Capítulo 3: Comparación
Considero que una de las similitudes que tienen las obras “Casa de muñecas” y “La señorita
Julia” es que ambas quieren mostrar lo que está ocurriendo en el escenario como algo real,
como que no es un hecho actuado, sino que es real; esta característica no solo se ejemplifica
en las didascálicas, sino que lo muestran mucho en los diálogos, usando las frases sin
terminar y términos coloquiales.
Las obras se asemejan también en que ambas usan el desenmascaramiento. Ambas
muestran la hipocresía del hombre, en “Casa de muñecas”, muestran a Torvaldo antes de
que recibiera la carta como un hombre que cuida y quiere mucho a Nora, pero se ve un
cambio inmediato cuando se entera del “error”, entre comillas, que cometió Nora,
inmediatamente la tildó de desgraciada e hipócrita, entre otras cosas; algo similar sucede
con Juan y Julia, antes de que Juan tomara provecho del cuerpo de Julia, la trató siempre
de señorita y le hablaba como a un superior, después de que Julia le entregó su cuerpo a
Juan, él la empieza a llamar “puta de lacayos” “furcia de criados”, entre otras cosas.
Otra similitud es cómo está contada la historia, es decir, su unidad de acción, ambas siguen
un hilo conductor en tres actos; es fácil distinguir cual es el inicio, cual es el medio y cuál
es el final.
Las obras se diferencian en cómo presentan a los personajes, es decir, cuanto los detallan,
cuanto sabemos de ellos; o sea, en “Casa de muñecas” conocemos como actúa Nora y como
actúa Torvaldo en ese momento, pero no conocemos quienes son ellos, mientras que en
“La señorita Julia” desnudan sus almas, relatan sus sueños, nos presentan su pasado, nos
hace conocer más a los personajes, sabemos más quienes son ellos por sus palabras y
acciones que en “Casa de muñecas”.
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Capítulo 4: Prólogo
DECORADO
Un solo reflector ilumina a Julia, todo está oscuro. Solo se ve a Julia de pie debajo del
reflector
Julia.- Esto no es… No es lo que esperé de mí, de mi vida. Pensé que podría ser feliz,
pensé que el solo hecho de tener aquí a mi padre cuidando de mí. ¡NO, JULIA! ¿Qué
dices? Tú eres una mujer valiente, independiente, no necesitas un hombre que cuide de ti,
no necesitas a nadie que cuide de ti, tú puedes cuidar de ti misma. Sí, yo soy una mujer
fuerte, por eso no necesito a un hombre para que se case conmigo, ese… ese infeliz se
arrepentirá de haberse ido, de haberse ido de mi lado. ¡No! ¿Julia, qué dices? Él no se fue
de tu lado, tú lo echaste, él no era y nunca será el hombre que merezca estar en tu vida.
¡Detesto esta vida! Esto no es lo que quiero en mi vida, no quiero ser la señorita, a la que
sus criados no le puedan hablar, no, no quiero eso, quiero ser una mujer aventurera,
quiero poder vivir mi vida, quiero poder tomar mis propias decisiones, quiero ser yo
misma, quiero poder dejar de pretender que soy quien en verdad no soy, quiero salir de
este caparazón en el que me han metido, quiero ser libre.
SE APAGA EL REFLECTOR
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Conclusiones personales:
Decidí realizar este ensayo sobre “Casa de muñecas” y “La señorita Julia” ya que fueron
las obras que más disfruté leer durante esta catedra.
De este trabajo aprendí que no hay solo una forma de escribir el desenmascaramiento,
puesto que Ibsen lo hace desde las acciones, mientras que Strindberg lo hace a través de
los pensamientos de los personajes.
Disfruté mucho escribiendo el prólogo, puesto que me dio la total libertad de escribir lo
que yo creo que piensa Julia.
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Bibliografía:
Melchinger, Siegfried (1958). El teatro en la actualidad. Alemania: Galatea nueva visión
Ibsen, Henrik (1879). Casa de muñecas. Noruega: Biblioteca EDAF
Strindberg, Augusto (1888). La señorita Julia. Suecia: Alianza editorial.
Rest, Jaime (1967). El teatro moderno. Argentina: Centro editor de américa latina