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“Comparación y análisis entre la biodiversidad contenida en agroecosistemas frutícolas y los ecosistemas de referencia en la Región de O´Higgins” Nicolás Arcos, Benjamín Díaz, Jorge Leichtle, Francisco Novoa, Gonzalo Ossa, Néstor Ramírez, Camila Plaza, Nadia Rojas, María José Sandoval y Alejandra E. Muñoz I. a) Características de la Región de O´Higgins : La Región del Libertador Bernardo O´Higgins se encuentra ubicada en la zona central del país (entre 33°51’ y 35°01' de latitud Sur y desde 70°02' de longitud Oeste) limitando por el Norte con la Región Metropolitana y Valparaíso; por el Este con la República de Argentina; por el Sur con la Región del Maule, por la hoya del río Tinguiririca; y por el Oeste con el Océano Pacífico. Su superficie, calculada por el Instituto Geográfico Militar, es de 16.387,0 kilómetros cuadrados. Para el año 2002 poseía 780.627 habitantes con una densidad de 47,63 habitantes por kilómetro cuadrado. En su geografía pueden observarse la Cordillera de los Andes, depresión intermedia, Cordillera de la Costa y planicies litorales. Las diferentes características topográficas de la Región como cercanía al mar y altitud generan contrastes espaciales en el clima, la vegetación y en las características del suelo (INE, 2007). El clima predominante es templado Mediterráneo con lluvias de invierno, temperaturas moderadas y estación seca prolongada (Sánchez, 2013; BCN, 2015; INE, 2007). En términos biogeográficos, la Región se encuentra inserta en el macrobioclima Mediterráneo y se caracteriza por un alto endemismo y riqueza de especies debido, entre otras cosas, a su aislamiento geográfico. I. b) Áreas Silvestres Protegidas (ASP) : En la Región de O’Higgins existen contadas ASP: PN Las Palmas de Coc alán (1989), de carácter privado con 3.709 ha; RN Río Los Cipreses (1985), de carácter estatal con 36.882 ha; y por último, dentro de la administración de CONAF de la Región de O´Higgins se encuentra la Reserva Nacional Roblería de Loncha (1996) con un total de 5.870 ha, pero que en estricto rigor se encuentra físicamente inserta en la Región Metropolitana. Por lo tanto, el área actualmente

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“Comparación y análisis entre la biodiversidad contenida en agroecosistemas frutícolas

y los ecosistemas de referencia en la Región de O´Higgins”

Nicolás Arcos, Benjamín Díaz, Jorge Leichtle, Francisco Novoa, Gonzalo Ossa, Néstor Ramírez, Camila Plaza, Nadia

Rojas, María José Sandoval y Alejandra E. Muñoz

I. a) Características de la Región de O´Higgins:

La Región del Libertador Bernardo O´Higgins se encuentra ubicada en la zona central

del país (entre 33°51’ y 35°01' de latitud Sur y desde 70°02' de longitud Oeste) limitando por el

Norte con la Región Metropolitana y Valparaíso; por el Este con la República de Argentina; por

el Sur con la Región del Maule, por la hoya del río Tinguiririca; y por el Oeste con el Océano

Pacífico. Su superficie, calculada por el Instituto Geográfico Militar, es de 16.387,0 kilómetros

cuadrados. Para el año 2002 poseía 780.627 habitantes con una densidad de 47,63 habitantes

por kilómetro cuadrado.

En su geografía pueden observarse la Cordillera de los Andes, depresión intermedia,

Cordillera de la Costa y planicies litorales. Las diferentes características topográficas de la

Región como cercanía al mar y altitud generan contrastes espaciales en el clima, la vegetación y

en las características del suelo (INE, 2007).

El clima predominante es templado Mediterráneo con lluvias de invierno,

temperaturas moderadas y estación seca prolongada (Sánchez, 2013; BCN, 2015; INE, 2007). En

términos biogeográficos, la Región se encuentra inserta en el macrobioclima Mediterráneo y se

caracteriza por un alto endemismo y riqueza de especies debido, entre otras cosas, a su

aislamiento geográfico.

I. b) Áreas Silvestres Protegidas (ASP):

En la Región de O’Higgins existen contadas ASP: PN Las Palmas de Cocalán (1989), de

carácter privado con 3.709 ha; RN Río Los Cipreses (1985), de carácter estatal con 36.882 ha; y

por último, dentro de la administración de CONAF de la Región de O´Higgins se encuentra la

Reserva Nacional Roblería de Loncha (1996) con un total de 5.870 ha, pero que en estricto rigor

se encuentra físicamente inserta en la Región Metropolitana. Por lo tanto, el área actualmente

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protegida en la Región de O´Higgins es de 40.589 ha, correspondientes a aproximadamente el

2,2% de la superficie regional, cifra que dista de abarcar tanto el total de formaciones y pisos

vegetacionales como su rango latitudinal.

Figura 1: Presencia de terrenos agrícolas y Áreas Silvestres Protegidas en la Región de O´Higgins.

Si bien las ASP de la Región de O´Higgins existen hace al menos 16 años, el siglo XX en

Chile se caracterizó por un marcado crecimiento del sector agrícola en pos de satisfacer

demandas internas y externas (Altamirano y Lara, 2010), lo que sumado a ciertas políticas

gubernamentales que impulsaron el sector forestal y urbano (Aguayo, 2009) han permitido una

alta tasa de sustitución de bosque nativo que amenaza la biodiversidad presente en la zona. De

acuerdo al catastro de uso de suelos del año 2013, proporcionado por el Sistema de

Información Territorial de CONAF, en la Región de O’Higgins existen alrededor de 4.000 km2

destinados a la agricultura, lo que corresponde aproximadamente al 25% del área total de la

Región. Desde el punto de vista del paisaje, la baja representatividad de las ASP sumado a la

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densidad de zonas agrícolas en los valles de la depresión intermedia, se traducen en una alta

presión antrópica a la biodiversidad nativa de la zona (Figura 1).

I. c) Flora:

En el presente informe se escogió como flora basal de la Región de O´Higgins aquella

propuesta en la Sinopsis Bioclimática y Vegetacional de Chile (Luebert y Pliscoff, 2006). Dicha

sinopsis brinda información respecto a las formaciones y pisos vegetacionales que deberían

estar presentes en una determinada zona según sus registros bioclimáticos; vale decir, estas

formaciones y pisos podrían estar actualmente (y en efecto gran parte lo están) reemplazados

por ciudades, explotaciones agrícolas y plantaciones forestales .

En la Región de O´Higgins, las formaciones vegetacionales descritas corresponden a

bosque caducifolio (3,9%), esclerófilo (51%), espinoso (20,5%), herbazal de altitud (10,2%) y

matorral bajo de altitud (14,3%). En cuanto a los pisos vegetacionales las categorías más

representativas son: Bosque esclerófilo mediterráneo andino de Quillaja saponaria y Lithrea

caustica (15,2%), Bosque esclerófilo mediterráneo costero de Lithrea caustica y Azara integrifolia

(12,9%), Bosque espinoso mediterráneo costero de Acacia caven y Maytenus boaria (11,4%),

Bosque esclerófilo mediterráneo interior de Lithrea caustica y Peumus boldus (11,1%) y Herbazal

mediterráneo de Nastanthus spathulatus y Menonvillea spathulata (10,2%) (Tabla 1).

Para poder estimar la brecha existente entre la vegetación actual en los predios

frutícolas de la Región y la que habría de no haber sido reemplazados los hábitats silvestres por

agroecosistemas, se utilizó un procedimiento geoespacial, en el cual se superpusieron los pisos

vegetacionales de la región en formato .shp con los sectores frutícolas, utilizando el programa

ArcGis 9.2

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Tabla 1. Formaciones y pisos vegetacionales de Luebert y Pliscoff (2006) de la Región de O’Higgins, área total y representatividad

regional.

Formación Área (km2) % Piso Área (km2) %

Bosque caducifolio 633,9 3,9

Bosque caducifolio mediterráneo andino de Nothofagus obliqua y Austrocedrus chilensis 376,3 2,3

Bosque caducifolio mediterráneo costero de Nothofagus macrocarpa y Ribes punctatum 127,0 0,8

Bosque caducifolio mediterráneo interior de Nothofagus obliqua y Cryptocarya alba 130,6 0,8

Bosque esclerófilo 8.266,6 51,0

Bosque esclerófilo mediterráneo andino de Kageneckia angustifolia y Guindilia trinervis 360,2 2,2

Bosque esclerófilo mediterráneo andino de Lithrea caustica y Lomatia hirsuta 526,7 3,3

Bosque esclerófilo mediterráneo andino de Quillaja saponaria y Lithrea caustica 2.468,8 15,2

Bosque esclerófilo mediterráneo costero de Cryptocarya alba y Peumus boldus 496,9 3,1

Bosque esclerófilo mediterráneo costero de Lithrea caustica y Azara integrifolia 2.094,5 12,9

Bosque esclerófilo mediterráneo costero de Lithrea caustica y Cryptocarya alba 526,1 3,2

Bosque esclerófilo mediterráneo interior de Lithrea caustica y Peumus boldus 1.793,4 11,1

Bosque espinoso 3.314,0 20,5

Bosque espinoso de mediterráneo andino Acacia caven y Baccharis paniculata 35,2 0,2

Bosque espinoso mediterráneo costero de Acacia caven y Maytenus boaria 1.843,9 11,4

Bosque espinoso mediterráneo interior de Acacia caven y Lithrea caustica 661,5 4,1

Bosque espinoso mediterráneo interior de Acacia caven y Prosopis chilensis 773,4 4,8

Herbazal de altitud 1.664,3 10,3

Herbazal mediterráneo andino de O. adenophylla y Pozoa coriacea 14,0 0,1

Herbazal mediterráneo de Nastanthus spathulatus y Menonvillea spathulata 1.650,3 10,2

Matorral bajo de altitud 2.317,9 14,3

Matorral bajo mediterráneo andino de Chuquiraga oppositifolia y Discaria articulata 0,2 0,0

Matorral bajo mediterráneo andino de Chuquiraga oppositifolia y Nardophyllum lanatum 1.079,3 6,7

Matorral bajo mediterráneo andino de Laretia acaulis y Berberis empetrifolia 1.237,3 7,6

Matorral bajo mediterráneo costero de Chuquiraga oppositifolia y Mulinum spinosum 1,1 0,0

TOTAL 16.196,7

16.196,7

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Para ello, se descargó un archivo en formato .kmz desde la Infraestructura de Datos

Espaciales (IDE) de la Región de O’Higgins que contenía la localización de los principales

predios frutales de la Región; estos datos fueron transformados a extensión .shp y luego se

determinaron los sectores que poseían una mayor densidad de predios (como parámetro se fijó

como “alta densidad” los sectores que ordenados de menor a mayor densidad fueran

superiores a una desviación estándar del total de datos; Figura 2).

Así, se establecieron los pisos vegetacionales contenidos en la Sinopsis Bioclimática,

que se superponían con los sitios que presentaban mayor densidad de explotaciones frutícolas

(Figura 2 y Tabla 2).

Desde la plataforma de la Infraestructura de Datos Espaciales (IDE) fue posible extraer

un recuento total de 2.463 predios frutícolas presentes en la Región de O’Higgins, los cuales se

encuentran localizados principalmente sobre las categorías de formación vegetacional

(Luebert y Pliscoff, 2006) de Bosque esclerófilo y Bosque espinoso (Figura 2). En cuanto a pisos

vegetacionales, la mayor cantidad de predios se ubica sobre el piso Bosque esclerófilo

mediterráneo andino de Quillaja saponaria y Lithrea caustica (1.688), seguido por Bosque

espinoso mediterráneo interior de Acacia caven y Prosopis chilensis (1.256).

Tabla 2. Pisos vegetacionales de las zonas con alta densidad de producción frutícola de la

Región de O’Higgins (Luebert & & Pliscoff, 2006)

FORMACION PISO

Bosque espinoso

(BP)

Bosque espinoso mediterráneo interior de Acacia caven y Prosopis chilensis (BPMI

de AC y PC)

Bosque espinoso de mediterráneo andino Acacia caven y Baccharis paniculata

(BPMA de AC y Bp)

Bosque espinoso mediterráneo costero de Acacia caven y Maytenus boaria (BPMC

de AC y MB)

Bosque espinoso mediterráneo interior de Acacia caven y Lithrea caustica (BPMI de

AC y LC)

Bosque esclerófilo

(BE)

Bosque esclerófilo mediterráneo costero de Cryptocarya alba y Peumus boldus

(BEMC de CA y PB)

Bosque esclerófilo mediterráneo costero de Lithrea caustica y Cryptocarya alba

(BEMC de LC y CA)

Bosque esclerófilo mediterráneo andino de Quillaja saponaria y Lithrea caustica

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(BEMA de QS y LC)

Bosque esclerófilo mediterráneo interior de Lithrea caustica y Peumus boldus

(BEMI de LC y PB)

Bosque esclerófilo mediterráneo andino de Lithrea caustica y Lomatia hirsuta

(BEMA de LC y LH)

Bosque

caducifolio (BC)

Bosque caducifolio mediterráneo costero de Nothofagus macrocarpa y Ribes

punctatum (BCMC de NM y Rp)

Figura 2: Pisos vegetacionales en zonas de alta densidad frutícola en la Región de O´Higgins

En estos pisos se buscó la totalidad de las especies de flora características (Luebert y

Pliscoff, 2006), que se emplazaban en zonas de alta densidad frutícola (Anexo 1). Estas

especies, a pesar de no ser todas características de la Región, fueron consideradas como una

muestra representativa de la composición del ambiente natural potencial. Vale decir, esto nos

brinda información acerca de la flora silvestre que potencialmente podría haber en los sitios

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donde se concentra la fruticultura regional, de acuerdo a sus registros bioclimáticos. Luego,

para poder comparar su actual representatividad en agroecosistemas frutícolas se debe

conocer el tipo de flora que estos agroecosistemas actualmente albergan.

Para obtener una estimación de las especies de flora distintas a las cultivadas que hay

presentes en predios frutícolas de la Región de O´Higgins, se realizó un estudio a 10 predios

localizados en las comunas de Mostazal, Graneros, San Fernando, San Vicente y Placilla (Figura

3). Las superficies prediales varían entre 15 a 22 ha (Mediana = 41,3 ha) y producen en su

conjunto uva de mesa, kiwi, cereza, manzana y uva vinífera. Los muestreos se realizaron en

distintas estaciones durante el año 2015, en los cuales se recabó información respecto de la

vegetación no cultivada presente tanto en los cuarteles productivos como en las zonas no

cultivadas con vegetación.

Figura 3: Predios frutícolas del estudio y su localización geográfica por comunas

En los 10 predios prospectados se encontró un total de 163 especies de plantas

vasculares (Anexo 1). Las familias más representadas fueron Asteraceae, Poaceae y Fabaceae.

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Del totalidad de las especies 26,4% son nativas (siendo 12,3% endémicas, es decir, presentes sólo

en Chile) y el restante 73,6% exóticas. Esto refleja la baja representación de vegetación

autóctona en los predios frutícolas. La mayoría de la especies (51,5%) son reconocidas en Chile

como malezas (Matthei, 1995). Sólo cuatro de las especies, Adiantum chilense var scabrum,

Acacia caven, Blechnum hastatum y Gethyum atropurpureum se encuentran en categoría de

conservación; las primeras tres clasificadas como “Preocupación menor” (LC) y la cuarta de

mayor importancia, aunque aún en consulta pública para ser clasificada como “En peligro” por

transformación de su hábitat para agricultura, entre otros factores.

En el muestreo de verano-otoño más de la mitad de los predios en hábitats manejados

(entre-hilera, sobre-hilera y borde de cultivo) tuvieron a la correhuela (Convolvulus arvensis), la

pata de gallina (Digitaria sanguinalis) y el hualcacho (Echinochloa colonum) como especies

representativas, mientras que en el canal de riego la galega (Galega Officinalis) y el duraznillo

(Polygonum aviculare), fueron representativas en más del 50% de los predios. Todas estas

especies son consideradas malezas muy serias, con efectos negativos en producción (Mathhei,

1995). En las zonas no productivas hubo heterogeneidad en las especies representativas, entre

ellas algunas nativas como espino (Acacia caven) y boldo (Peumus boldus) y malezas como

zarzamora (Rubus ulmifolius).

Respecto a la variabilidad intra-predial de la flora y la vegetación, tanto la cobertura del

suelo por vegetación como la riqueza de especies fue significativamente mayor en ambientes

no cultivados respecto a los cultivados. Adicionalmente, las especies nativas (y las endémicas

entre ellas) sólo se encontraron presentes en zonas no productivas y en el borde de canales de

riego. Estos patrones son presumiblemente resultado de la ausencia de manejo, la cual incluye

la aplicación de herbicidas.

En el caso de los pisos de vegetación descritos por Luebert y Pliscoff (2006) en zonas

con alta densidad frutícola, el total de sus especies características suman 101 especies donde las

familias más numerosas también fueron Asteraceae, Poaceae y Fabaceae, lo cual es esperable

pues están entre las familias más especiosas a nivel mundial. Del total de especies, 10

correspondieron a especies exóticas. En cuanto al estado de conservación, 14 se encontraban

con alguna clasificación de amenaza. Cabe destacar que éstas no son todas las especies que

componen un piso, sino que las características de cada uno.

A partir de los listados de flora de los predios frutícolas y de los pisos de vegetación, y

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en forma de poder estimar la representatividad de la flora silvestre de la zona en

agroecosistemas frutícolas, estos listados se compararon utilizando el Índice de similitud de

Jaccard (IJ) que va desde el valor cero, cuando no se comparte ninguna especie, hasta el valor

uno, cuando se comparte la totalidad de la riqueza (Magurran, 1988). Dicha comparación se

realizó a través de un cluster de similitud utilizando dicho índice con el software estadístico

BioDiversity Professional versión 2.0 (McAleece, et al., 1997).

El análisis cluster utilizando el Índice de Jaccard que comparó la similitud de la flora de

los predios con la de los pisos de vegetación relacionó ambos con un 8,96% (Figura 4).

Figura 4: Cluster de similaridad de Jaccard entre la flora de los predios frutícolas prospectados y los pisos

de vegetación de Luebert y Pliscoff (2006) en zonas con alta densidad frutícola de la Región de

O´Higgins.

La representación del de las distintas formaciones vegetales y pisos vegetacionales en

los predios frutícolas fue heterogénea. El piso con menor representación fue el Bosque

caducifolio (25%) con tres especies Aristotelia chilensis, Loasa tricolor y Schinus montanus de las

cuales las últimas 2 sólo se encontraban en ese piso vegetacional. La mayor representación fue

de los pisos pertenecientes a la formación vegetacional Bosque espinoso, llegando a valores de

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60% en el piso Bosque espinoso mediterráneo costero de Acacia caven y Maytenus boaria.

Bajo estos patrones observados, escasamente estos predios aportan en conservación

de especies de flora nativa en la matriz agrícola y no cumplen con los requerimientos de

normas exigentes en conservación de biodiversidad (como Leaf y RAS). Sin embargo, los

ambientes no productivos (y, por ende, sin manejo agrícola), tienen el potencial para hacerlo.

Para esto, recomendamos revegetar con especies nativas en bordes de canales de riego y

zonas no productivas. Como criterios de selección de especies proponemos (no

necesariamente aplicar todos): a) considerar especies nativas e idealmente con problemas de

conservación; b) representar distintos tipos biológicos (arbóreo, arbustivo, herbáceo y

suculento) dado que brindan distintos servicios ecosistémicos; y c) escoger especies que en su

conjunto presenten prolongada floración en el año, y así, brinden recursos a polinizadores y

enemigos naturales de plagas como polen floral extra-floral, néctar y sitios de hibernación

(Nicholls, 2006).

I. d) Fauna:

Para conocer la fauna que habita en predios frutícolas de la Región de O´Higgins, se

desarrollaron líneas base para establecer la presencia/ausencia para el caso de anfibios, y

riqueza y abundancia de aves, reptiles y mamíferos en los mismos 10 predios agrícolas donde

se prospectó la flora. Para esto se utilizaron transectos, estaciones de escucha y muestreo con

cámaras-trampa según el taxón en particular. En este caso y, a diferencia de la flora, los

hallazgos en los predios de los distintos grupos de fauna fueron contrastados con las especies

descritas en literatura reciente, vale decir, en un paisaje que ya ha sido altamente intervenido.

Esto radica en que es más dificultoso tener información certera de la estructura comunitaria

(incluyendo abundancias) de un ecosistema de referencia en animales que en plantas. Además,

se indagó sobre los potenciales servicios ecológicos de las especies registradas.

I.d.1) Aves

Potencial de especies de aves a encontrar en la región

Las aves son el grupo más numeroso dentro de la fauna. Se estima que hay casi 200

especies que son posibles de avistar en la Región, pero esto puede variar por la alta movilidad y

la variación estacional de estas especies (Estades y Vukasovic, 2007). Según la revisión

bibliográfica (Araya y Millie, 1986; Estades y Vukasovic, 2007; Jaramillo, 2005) alrededor de 60

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especies pueden ser encontradas normalmente en lugares cercanos a centros urbanos y

actividades agrícolas. Luego, este fue el número de especies utilizado como potencial, ya que

otras aves que si se encuentran en la región difícilmente pueden ser encontrados en predios, ya

sea porque son principalmente costeras o en caso contrario se encuentren a gran altura. Las

especies más representativas de la región pueden encontrarse típicamente en zonas de

actividad agrícola Mediterránea, tales como el zorzal (Turdus falcklandi), la diuca (Diuca diuca),

la tortolita cuyana (Columbina picui) y el chercán (Troglodites aedon) (Estades y Vukasovic,

2007) (Ver anexo 2).

Especies de aves registradas en los predios frutícolas en estudio

Para el muestreo de avifauna, en cada uno de los predios se realizaron 16 unidades

muestrales consistentes en transectos para buscar signos de presencia de aves (egagrópilas,

nidos, etc.) y puntos de conteo (Figura 5; Reynolds, et al., 1980).

Figura 5: Predio A. Se muestran los transectos en líneas azules gruesas y las estaciones de llamados y

escucha en estrellas naranjas.

De las 60 especies potenciales de encontrar de acuerdo a revisión bibliográfica, en el

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total de los predios en su conjunto, se registraron 42 especies de aves, de las cuales las 42 se

registraron en bordes de frutales y sólo 25 fueron detectadas al interior de los cuarteles (tabla

3, Figuras 6 y 7). En efecto, tanto la abundancia como la riqueza de especies de aves en los

bordes de cuarteles fueron significativamente mayores a las registradas en el interior de ellos.

Tabla 3: Especies de aves presentes en predios frutícolas de la Región de O´Higgins.

Nombre cientifico Nombre común Familia Origen Estado de

conservación*

Anairetes parulus Cachudito Tyrannidae Nativo Sin Clasificar

Aphrastura spinicauda spinicauda Rayadito Furnariidae Nativo B

Ardea cocoi Garza cuca Ardeidae Nativo B, S, R

Athene cunicularia cunicularia Pequén Strigidae Nativo B, E

Bubulcus ibis ibis Garza boyera Ardeidae Nativo B

Cairina moschata Pato Anatidae Doméstico No Aplica

Callipepla californica Codorniz Odontophoridae Introducida No Aplica

Caprimulgus longirostris bifasciatus Gallinita ciega Caprimulguidae Nativo B, E

Casmerodius albus Garza grande Ardeidae Nativo B

Cathartes aura jota Jote de cabeza colorada Cathartidae Nativo B

Colaptes pitius Pitío Picidae Nativo B

Colorhamphus parvirostris Viudita Tyrannidae Nativo B, E

Curaeus curaeus curaeus Tordo Icteridae Nativo Sin Clasificar

Diuca diuca diuca Diuca Thraupidae Nativo Sin Clasificar

Elaenia albiceps chilensis Fio-fio Tyrannidae Nativo B, E

Falco peregrinus cassini Halcón peregrino Falconidae Nativo B, S, E, V

Falco sparverius cinnamominus Cernícalo Falconidae Nativo B, E

Gallus gallus domesticus Gallina Phasianidae Domestico No Aplica

Geranoaetus melanoleucus australis Águila Accipitridae Nativo B, E

Glaucidium nanum Chuncho Strigidae Nativo B, E

Leptasthenura aegithaloides Tijeral Furnariidae Nativo B

Milvago chimango chimango Tiuque Falconidae Nativo B, E

Mimus thenca Tenca Mimidae Endémica B

Nothoprocta perdicaria perdicaria Perdiz Tinamidae Endémica Sin Clasificar

Parabuteo unicinctus unicinctus Peuco Accipitridae Nativo B, E

Pardillarus sanguinolentus Pidén Rallidae Nativo B

Passer domesticus domesticus Gorrión Passeridae Introducida No Aplica

Patagioenas araucana Torcaza Columbidae Nativo S, P

Pavo cristatus Pavo real Phasianidae Domestico No Aplica

Phrygilus gayi gayi Cometocino Thraupidae Nativo E

Picoides lignarius Carpinterito Picidae Nativo B, S

Sephanoides sephanoides Picaflor Trochilidae Nativo B, E

Sicalis luteola luteiventris Chirihue Thraupidae Nativo Sin Clasificar

Sporagra barbata Jilguero Fringillidae Nativo Sin Clasificar

Sturnella loyca loyca Loica Icteridae Nativo E

Tachycineta meyeni Golondrina Hirundinidae Nativo B, E

Troglodytes aedon chilensis Chercán Troglodytidae Nativo B, E

Turdus falcklandii magellanicus Zorzal Turdidae Nativo Sin Clasificar

Tyto alba Lechuza Strigidae Nativo B, E

Vanellus chilensis chilensis Queltehue Charaidriidae Nativo B, E

Zenaida auriculata auriculata Tórtola Columbidae Nativo Sin Clasificar

Zonotrichia capensis chilensis Chincol Emberizidae Nativo B

* según Ley de Caza o RCE; casi todas las aves figuran en la Ley de caza, muy pocas en RCE.

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Figura 6: Abundancia de aves en el interior de los cuarteles frutales de los predios en estudio.

Figura 7: Abundancia de aves en el borde de los cuarteles frutales de los predios en estudio.

La especie más abundante del muestreo correspondió a tordo (Curaeus curaeus

curaeus). También fueron abundantes queltehues (Vanellus chilensis), tórtolas (Zenaida

auriculata) y tiuques (Milvago chimango), todas especies que pueden establecerse en hábitats

disturbados. Las menos abundantes correspondieron, en orden descendente, a pequén,

(Athene cunicularia cunicularia), perdiz chilena (Nothoprocta perdicaria perdicaria) y Jote de

cabeza colorada, (Cathartes aura jota).

Consistentemente con lo esperado, los predios que muestra una mayor riqueza de

especies (Maitenco y La Punta) son aquellos que contienen áreas de conservación y parches

nativos más extensos y variados con cuerpos de agua abundantes.

Destaca la presencia de rapaces pues confirma la existencia de la relación depredador-

presa en los sitios de interés. Esta interacción es vital en el funcionamiento del ecosistema

aportando en la alimentación de ´´complementariedad´´: plantas y herbívoros y carnívoros

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menores se nutren con la actividad de un depredador (Naeem y Li, 1998; Schmitz, et al., 2010;

Hooper, et al., 2005). La pérdida de éstos (por caza, perdida de hábitat, especies invasoras)

podría afectar la ´´regulación de arriba hacia abajo´´ al perderse el nivel trófico funcional del

predador (Hooper, et al., 2005), es decir, la disminución de depredadores suele causar un

aumento en la abundancia de las especies presa (Case, et al., 1998).

En sitios agrícolas bajo manejo convencional (como los de este estudio), especies

insectívoras (perdiz, rayadito, viudita, tijeral) pueden resultar afectadas por el uso de

insecticidas en cultivos agrícolas (Devine, et al., 2008; Bernardos y Zaccagnini, 2011). Por su

parte, el uso de herbicidas podría afectar a roedores (Badii, et al., 2015), los que son base de la

dieta de especies como peuquito, bailarín y tucúquere (Altamirano y Ibarra, 2010).

En pos de brindar mejor hábitat a la avifauna en agroecosistemas, de acuerdo a Muñoz

(2011) la mejora e incremento en calidad de los cercos vivos como hábitat para aves, y la

conservación de los sectores con vegetación nativa podría incrementar la riqueza de especies y

la mantención de una metapoblación de aves en ambientes agrícolas. En su estudio de aves en

ambientes agrícolas en la Región Metropolitana, la riqueza de especies se relacionó

positivamente con los cercos vivos arbustivos y los remanentes de vegetación nativa (Muñoz,

2011).

I.d.2) Anfibios

Potencial de especies de anfibios a encontrar en la Región

En el caso de los anfibios son 6 las especies que posiblemente puedan ser avistadas en los

predios (Tabla 4), 4 de ellas endémicas, siendo dos de ellas las más posibles de encontrar en

cultivos de riego: el sapo de rulo (Bufo chilensis) y el sapo de cuatro ojos (Pleurodema thaul)

(Nuñez y Torres-Mura, 2007). Los anfibios son uno de los taxa que han sufrido severas

amenazas y que son afectados mayormente por la actividad agrícola (Norris, 2008), en

particular por los químicos, ya que su piel es extremadamente sensible a estos debido a su

permeabilidad (Lobos, et. al., 2013), por lo cual podrían ser usados como indicadores de salud

ecosistémica de los predios.

Especies de anfibios registradas en los predios frutícolas en estudio

Para el muestreo de anfibios se inspeccionaron los cuerpos de agua de cada predio, en

transectos crepusculares y nocturnos. El esfuerzo de muestreo fue proporcional al área del

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15

cuerpo de agua del predio. Adicionalmente, se realizaron transectos de 100 m dentro de los

cuarteles frutales para establecer la presencia – ausencia.

Tabla 4: Especies de anfibios potenciales de encontrar en la Región de O´Higgins

Fuente: Nuñez y torres-Mura (2007).

Se detectaron 3 de las 6 especies de anfibios posibles de encontrar, correspondientes a

Pleuroderma thaul, Calyptocephalella gayi y Xenopus laevis; esta última es una especie

introducida en el país, habitando desde Coquimbo hasta precisamente la Región de O’Higgins.

Cabe destacar que no se registró la presencia de ningún individuo en el interior del cultivo.

La especie más abundante correspondió a P. thaul, ocupando el 100% de los sitios

muestreados con una abundancia total de 123 individuos, siendo el predio G el que contiene

mayor cantidad de registros (20 individuos) correspondiente a un 16,3 % del total de los

registros. Esto no es sorprendente pues P. thaul ha sido descrito como el batracio que mejor

tolera el efecto antrópico (Rabanal y Nuñez, 2008) pues habita todo tipo de ambientes

acuáticos, incluyendo canales, tranques y otras construcciones humanas. Esta capacidad de

adaptación ecológica, probablemente, la razón de su abundancia y amplia distribución en Chile

(Correa, et al., 2007).

Nombre científico Nombre común Origen Estado Conservación

Servicios a la

Agricultura

Alsodes nodosus Sapo popeye, sapo arriero Endémico Casi amenazada Carnívoro generalista

Batrachyla taeniata Rana de ceja, ranita de antifaz Endémico Preocupación menor Carnívoro generalista

Calyptocephalella gayi Rana chilena, rana grande Endémico Vulnerable

Invertebrados y

vertebrados (peces,

micro mamíferos)

Pleurodema thaul Sapito de cuatro ojos del norte Nativo Preocupación menor

Carnívoro: Artrópodos

y una fracción de

componente vegetal

Rhinoderma rufum Rana de Darwin del norte, sapito vaquero Endémico En peligro crítico Carnívoro generalista

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Figura 8: Abundancia de anfibios encontrada en cuerpos de agua de cada predio.

Se destaca el registro acústico de C. gayi en el predio G, como la única especie

endémica. Por su gran tamaño es capaz de atrapar pequeños roedores, aportando en el control

de plagas. Sin embargo, su extracción para consumo humano, introducción de peces foráneos

y drenajes de lagunas y pantanos por urbanización son considerados como amenaza para esta

especie (Rabanal y Nuñez, 2008). Las condiciones de amenaza recién mencionadas fueron un

hallazgo constante en los predios agrícolas muestreados, por lo que es esperable su baja

abundancia.

Es preocupante la presencia de Xenopus laevis en el predio H, dado que este último

puede depredar sobre especies endémicas y nativas de anfibios, coleópteros, moluscos e

insectos. Se ha propuesto que la expansión de la industria vitivinícola en la zona centro del país

podrían promover la expansión de esta invasor (Lobos y Measey, 2002).

Como fue mencionado, a nivel mundial los anfibios conforman en nuestros días uno de

los grupos de vertebrados más amenazados por efecto antrópico, cambio climático y

contaminación dado su alta dependencia de cuerpos de agua. Desde el punto de vista

ecológico, los anfibios juegan un rol muy importante en los ecosistemas, debido a que

controlan insectos, sirven de alimento para otros animales, incrementan la dinámica de

sedimentos en los cuerpos de agua, y generan un vínculo de materia y energía entre ambientes

acuáticos y terrestres (Lobos, et al., 2013).

0

5

10

15

20

25

A B C D E F G H I J

ind

ivid

uo

s

Predio

Abundancia de Anfibios

Pleuroderma tahul Abundanci

Calyptocephalella gayi Abundanci

Xenopus laevis Abundanci

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17

I.d.3) Reptiles

Potencial de especies de reptiles a encontrar en la Región

En el caso de los reptiles, se han descrito alrededor de 20 especies para la Región de

O’Higgins (Anexo 3), en su mayoría del género Liolaemus (Mella, 2007), conocidas comúnmente

como lagartijas. La mayoría de ellas son insectívoras, pudiendo ser beneficiosas para los

cultivos; esto depende de la alimentación particular de la especie y su preferencia por un tipo

de insectos u otros, ya que no todos los insectos son dañinos para los cultivos, muchos pueden

actuar como controladores biológicos, por lo que el hecho de que una especie sea insectívora

no la hace per se beneficiosa para la agricultura, aunque esta sea nativa y colabore con la

biodiversidad en el predio (Nuñez y Torres-Mura, 2007).

Especies de reptiles registradas en los predios frutícolas en estudio

En los predios se registró un total de 7 especies de reptiles. Seis de ellos pertenecen a la

Familia Liolaemidae y uno a la familia Colubridae. Las especies en cuestión se presentan en la

tabla 5.

La totalidad de estas especies fueron detectadas en los bordes del cultivo, con una

abundancia total de 78 individuos (Figura 9). Por su parte al interior de los cuarteles se registró

un total de seis especies y 13 individuos (Figura 10), siendo en consecuencia la abundancia en

los bordes de cuarteles significativamente mayor que al interior.

Tabla 5: Especies de reptiles presentes en predios frutícolas de la Región de O´Higgins.

Nombre científico Nombre común Familia Origen Estado

Conservación

Fuente

Liolaemus lemniscatus Lagartija ledmiscata Liolaemidae Endemica Preocupación menor

RCE

Liolaemus tenius Lagartija de paredes Liolaemidae Nativo Preocupación menor

RCE

Liolaemus fuscus Lagartija oscura Liolaemidae Endemica Preocupación menor

RCE

Liolaemus nigroviridis Lagartija negro-verde Liolaemidae Endemica Preocupación menor

RCE

Liolamus chiliensis Lagarto chileno Liolaemidae Nativo Preocupación menor RCE

Liolaemus schroederi Lajartija de Shröeder Liolaemidae Nativo Sin clasificar

Philodryas chamissonis Culebra de cola larga Colubridae Endemica Vulnerable Ley de Caza

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(IV-XIV); Rara (III)

Figura 9: Abundancia de reptiles en hábitat borde de cuartel en los predios en estudio.

Figura 10: Abundancia de reptiles en hábitat interior de cuartel en los predios en estudio.

En general, la baja diversidad de reptiles puede explicarse principalmente por el grado

0

5

10

15

20

25 A

bu

nd

anci

a

Abundancia en Borde de Cultivo

0 1 2 3 4 5 6 7 8

Ab

un

dan

cia

Abundancia dentro del Cultivo

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de perturbación. En Chile, existe un alto endemismo y baja riqueza de reptiles (Simonetti,

1999), en donde dominan las especies del género Liolaemus (CONAMA, 2008). Esto explica la

dominancia de dicho género en las especies registradas en los predios frutícolas. Al respecto,

pudo apreciarse que la detección de este género Liolaemus estuvo, sin lugar a dudas, sujeta a

las condiciones climáticas del muestreo; de esta manera la baja abundancia y riqueza registrada

en el predio I, está marcada por la T° (promedio 22°C) y la alta nubosidad, al momento de

muestreo; lagartijas del género Liolaemus tienen un Tsel (Selected Body Temperature) de 34 –

36 °C (Valencia y Jaksic, 1981; Marquet, et al., 1989; Cortés, et al., 1992; Nuñez, 1996).

Respecto a características particulares de algunas especies registradas, Liolaemus

schröederi es una especie endémica, vivípara (Donoso-Barros, 1966) de mucha versatilidad

ecológica, siendo frecuente su hallazgo en cercos de madera en zonas rurales, y en pastizales, o

cerca de formaciones de zarzamora (Rubus ulmifolius) (Pincheira-Donoso y Núñez, 2005).

Por su parte el lagarto chileno (Liolaemus chiliensis) es un reptil nativo del cual se

encontró una baja abundancia (< 5). Esta especie es insectívora, ovípara y prefiere áreas con

matorrales xerofíticos y esclerófilos, siendo una especie frecuente pero poco abundante, tal

como se observó en un estudio realizado en el cerro la campana donde se encontraron 3

individuos de un total de 211 lagartijas registradas (Mella, 2005).

Liolaemus tenuis fue altamente detectada en el predio H, debido principalmente a la

gran cantidad de casonas antiguas, con poca perturbación, hábitat ideal para esta especie,

también llamada lagartija de paredes. También habita en árboles y al igual que las demás

especies del género es insectívora (Mella, 2005). Esta condición convierte a los representantes

del género en potenciales buenos controladores de insectos plagas en predios agrícolas.

No se detectó la presencia de Tachymenis chilensis (culebra de cola corta), pese a estar

descrita para la región de O´Higgins (Ortiz, 1973; Veloso y Navarro, 1988). Por su parte, Mella

(2005) señala que es poco frecuente y muy poco abundante con frecuencias de 3

observaciones sobre 807 en río Clarillo y en El Morado 1,2% de abundancia relativa. Es además,

una especie que prefiere las proximidades de los bosques y en las orillas de la costa (Donoso-

Barros, 1966). Vive de preferencia en lugares que presentan una cierta humedad (Ortiz, et al.,

1994). Luego, podrían explicar su no detección factores como la presencia de poblados

humanos, donde es atacada y muerta por ser considerada una plaga (Greene y Jaksic, 1992).

Además, esta especie es susceptible de ser depredado por perros y gatos (N. Sallaberry

comunicación personal. 2015), animales domésticos que se vieron sueltos en algunos predios

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en los muestreos. Además, la destrucción de sus hábitats naturales merma sus tamaños

poblacionales (Ibarra-Vidal, 1989). A pesar de su amplia distribución, su alto nivel trófico hacer

esta especie altamente susceptibles a la alteración de su hábitat.

P. chamissonis (culebra de cola larga) por su parte, fue detectada en tres predios. Es una

especie poco frecuente pero en comparación a T. chiliensis su detectabilidad es mayor, es

además, menos especifica en su uso de hábitat y se encuentra principalmente en lugares secos,

bajo rocas y matorrales (Mella, 2005). Se alimenta de anfibios, otros reptiles y roedores como

Octodon degus, Mus musculus e incluso conejos juveniles (Lobos, et al., 2010). Siendo un

potencial excelente controlador de plagas en predios agrícolas.

Tampoco se detectó la presencia de Liolaemus nitidus (Lagarto nítido). Este reptil utiliza

de preferencia hábitats de matorral con presencia de Puya sp. (chagual), generalmente en

laderas xerófitas, así como en sectores rocosos.

Finalmente, dada la condición insectívora de la mayor parte de los reptiles detectados,

se debe considerar que si la depredación sobre ciertos insectos por parte de reptiles o bien se

aumenta o se reduce, esto podría alterar los niveles de competencia inter-específica entre

insectos y conllevar efectos en cascada a nivel de la comunidad y de los ecosistemas (Smart, et

al., 2005). En agroecosistemas, la estructura de la comunidad de artrópodos es fuertemente

influida por los manejos agrícolas, y esto podría impactar a las áreas no manejadas adyacentes.

i.d.4) Mamíferos

Potencial de especies de mamíferos a encontrar en la región

Según la bibliografía consultada (Muñoz y Yañez, 2000; Serey, et al., 2007; Iriarte, 2008)

se podrían encontrar unas 35 especies de mamíferos en la Región de los cuales muchos no se

encontrarían en los predios por razones de localización y ámbito de hogar, algunas de estas

especies no se encuentran cerca de centros urbanos o lugares con tránsito constante de

personas, y en el caso de estos predios algunos se encuentran cercano a centros urbanos (Ver

Anexo 4).

Especies de mamíferos registradas en los predios frutícolas en estudio

Para el muestreo de mamíferos se utilizaron estaciones de cámaras-trampa los cuales

son equipos que capturan imágenes de elementos en movimiento donde son instaladas. Estas

se instalaron en los predios en puntos con mayor probabilidad de detección de los animales

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(signos indirectos de presencia, senderos, etc.). Además, se consideraron registros directos en

los muestreos.

Solo dos especies de carnívoros silvestres fueron detectadas al exterior y borde de

predios durante el periodo de muestreo: zorro culpeo (Lycalopex culpaeus) y quique (Galictis

cuja). Este último se registró mediante observación directa detectándose cuatro ejemplares de

G. cuja (grupo familiar) en el predio I. Éstos se observaron en un fragmento de bosque

esclerófilo mediterráneo andino que colinda con el Predio. L. culpaeus, por su parte, fue

detectado en registros fotográficos de dos estaciones de cámaras trampa, instaladas al

exterior de los cultivos de los predios G y H. La estación cámara del Predio H registró un solo

evento de L. culpaeus en un sitio de quebrada al interior de fragmento de bosque esclerófilo. En

la estación cámara del Predio G se observaron dos eventos independientes de L. culpaeus en

ambiente de matorral espinoso (Tabla 4).

Tabla 6: Especies de mamíferos presentes en predios frutícolas de la Región de O´Higgins.

Nombre científico Nombre común Origen Estado de

conservación

Fuente

Canis lupus familiaris Perro Introducido No aplica

Ecus ferus caballus Caballo Introducido No aplica

Bos taurus Vaca /Novillo Introducido No aplica

Mus musculus* Laucha Introducido No aplica

Ratus ratus* Rata negra Introducido No aplica

Oryctolagus cunilculus* Conejo Introducido No aplica

Lepus capenis* Liebre Introducido No aplica

Myocastor coypus Coipo Nativo VU Ley de Caza

Galactis cuja Quique Nativo VU Ley de Caza

Pseudalopex culpaeus Zorro culpeo Nativo VU RCE

*: Se permite su caza en todo el territorio y épocas del año, sin cuota máxima de individuos (según Ley de Caza).

Un estudio sobre el ensamble de carnívoros silvestres presentes en el paisaje agrícola

de Reserva de la Biósfera La Campana-Peñuelas de la R. de Valparaíso, reportó que éstos han

logrado adaptarse a las actividades antrópicas utilizando los mejores hábitats nativos

disponibles, según biología y sensibilidad de cada especie. L. culpaeus fue el carnívoro más

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frecuente del ensamble y utilizó sitios tanto de matorral espinoso como fragmentos de bosque

esclerófilo, incluso adyacentes a predios agrícolas y vitivinícolas (Beltrami, 2014). La amplia

distribución y capacidad de utilizar ambos ambientes, sugiere que L. culpaeus tiene una

plasticidad y adaptabilidad conductual a paisajes antrópicos (e.g. Crooks, 2002).

En el presente estudio, con un total de 124 días/cámara, L. culpaeus fue detectado

también en ambos ambientes, pero en muy pocas ocasiones. Lo anterior podría deberse a la

falta de corredores biológicos en la zona, aislamiento de los parches y quebradas por la

antropización e incluso la persecución por parte de perros cazadores y/o feralizados (Bonacic,

et al., 2013).

Para otros cánidos silvestres generalistas en ambiente Mediterráneo (e.g. Canis latrans),

se ha demostrado que necesitan de suficientes áreas naturales y corredores para persistir,

sugiriendo que poseen un bajo umbral de tolerancia a la antropización (Crooks, 2002; Crooks y

Soule, 1999; Tigas, et al., 2002; Ordeñana, et al., 2010).

L. culpaeus como especie generalista y oportunista, puede encontrar oportunidades

para alimentarse cerca de zonas antropizadas (Novaro, 1997; Acosta-Jamett y Simonetti, 2004;

Rubio et al., 2013). Los roedores, liebres (Lepus europeus) y conejos (Oryctolagus cuniculus) son

abundantes en zonas agrícolas y usualmente se concentran en bordes de hábitats y diversos

cultivos.

Un estudio reciente sobre los hábitos alimenticios de L. culpaeus, reveló un alto

consumo de conejo en ambientes altamente perturbados de la zona central de Chile (Rubio, et

al., 2013). Por lo tanto, L. culpaeus podría explotar estos ambientes para obtener presas,

cumpliendo un importante rol como controlador biológico de especies plaga, demostrando su

beneficio para la actividad silvoagropecuaria.

La presencia de quebradas con bosques bien conectadas a un cordón montañoso son

un factor importante en la detección de mesocarnivoros, tal como se observó en un estudio

realizado en paisaje agrícola de la región de Valparaíso (Beltrami, 2014). El predio H en el

presente estudio cuenta con detección de zorro culpeo en un la quebrada aledaña a dos km del

centro del cultivo y a un km del borde del cultivo. Futuros estudios que examinen el uso de

corredores riparianos podrían revelar su función y relevancia tal como se ha demostrado en

valles viñateros de otras zonas mediterráneas (Hilty y Merenlender, 2004).

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I.d.5) Quirópteros

Potencial de especies de quirópteros a encontrar en la región

Los quirópteros (murciélagos) son también un tipo de mamíferos pero dadas sus

características particulares (mamíferos voladores) y su método específico de muestreo son

reportados como un grupo aparte.

Para la Región de O’Higgins se ha descrito la presencia de 6 especies de quirópteros o

murciélagos (Tabla 7). Las especies potencialmente presentes en la zona corresponden a

Tadarida brasiliensis, Lasiurus varius, Lasiurus cinereus, Histiotus montanus, Histiotus macrotus y

Myotis chiloensis (Diaz, et al., 2011; Galaz y Yáñez, 2006; Mann 1978; Muñoz y Yáñez 2009; Ossa y

Díaz, 2014).

Tabla 7: Especies de quirópteros presentes en predios frutícolas de la Región de O´Higgins.

Especie Clasificación ley de

caza

Estado de conservación

RCE

Estado de conservación

IUCN

Myotis chiloensis B No clasificado Preocupación menor

Lasiurus varius B En Clasificación Preocupación menor

Lasiurus cinereus B En Clasificación Preocupación menor

Histiotus montanus B No clasificado Preocupación menor

Histiotus macrotus B No clasificado Preocupación menor

Tadarida brasiliensis B No Clasificado Preocupación menor

B: Especie catalogada como beneficiosa para la actividad silvoagropecuaria

Tres de estas especies (T. brasiliensis, L. cinereus y L. varius) poseen probablemente

hábitos migratorios en Chile (Cryan, et al., 2004; Shump y Shump, 2009; Wilkins, 1989), por lo

que su presencia en el sector podría presentar patrones estacionales, en cambio el resto de

especies se cree que poseen hábitos sedentarios, entrando en hibernación durante la época

invernal (Galaz y Yáñez, 2006).

Las especies de los géneros Myotis e Histiotus presentan vuelos de alta

maniobrabilidad, permitiéndoles forrajear a baja altura dentro del dosel, en cambio las especies

del género Lasiurus y Tadarida presentan morfologías adaptadas a vuelos de gran velocidad y,

por lo tanto, de gran altura y por consecuencia, son especies difíciles de capturar con redes de

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neblina (Canals, et al., 2005; Carroll, et al., 2002; Iriarte-Díaz, et al., 2002; Mann, 1978).

La totalidad de las especies de quirópteros presentes en la Región de O´Higgins poseen

hábitos insectívoros, razón por la cual han sido clasificados por la Ley de Caza como

beneficiosos para las actividades silvoagropecuarias, al ser controladores de plagas.

Si bien no existen estudios sobre la dieta de las diferentes especies de quirópteros

insectívoros presentes en el país se ha reportado, por ejemplo, que la especie M. chiloensis

preda sobre nematóceros en vuelo (Galaz, et al., 2009), y en el sur de Chile ha sido observado

cazando moscas de la Familia Tipulidae (Koopman, 1967; Ossa y Rodríguez-San Pedro, 2015).

Publicaciones a nivel internacional indican que las especies de los géneros Lasiurus y

Tadarida predan sobre una gran variedad de insectos, preferentemente de los órdenes

Coleóptera y Lepidóptera. Se sabe que en EEUU, la especie T. brasiliensis preda sobre la especie

Helicoverpa Zea (Lepidóptera, Noctulidae), generando enormes beneficios económicos en

cultivos extensivos de maíz (Federico, et al., 2008; McCracken, et al., 2012).

Tadarida brasiliensis es una especie gregaria, que forma colonias que pueden alcanzar

varios millones de individuos (Wilkins, 1989), lo cual resulta atractivo para predios agrícolas

dado los beneficios económicos antes expuestos.

Para las especies del genero Lasiurus se ha descrito la presencia en sus dietas de

Coleópteros; Hemípteros y Lepidópteros (Kunz, et al., 2011), todas correspondientes a plagas

agrícolas.

Especies de quirópteros registradas en los predios frutícolas en estudio

Para la prospección de quirópteros se realizaron muestreos nocturnos acústicos en

primavera utilizando equipos detectores de ultrasonidos autónomos. Estos fueron instalados al

centro de cuarteles y en zonas no productivas de los predios, como bosquetes, espinales o

bordes de tranques. No todos los predios fueron muestreados pues algunos estaban

geográficamente muy cercanos luego se escogieron seis de los diez predios que representaban

las distintas zonas geográficas.

En total se obtuvieron 1.905 registros de audio de quirópteros correspondientes a cinco

especies (Tabla 8), de los cuales el 86,5% fueron obtenidos en zonas no productivas (ZNP) y el

13,5% restantes en áreas de cultivo. Dentro de las áreas no productivas, se observó que el 71.3%

de los registros fueron obtenidos en zonas no productivas dentro del predio (i.e. con

vegetación espontánea y sin manejo agrícola) que se encuentran conectadas a una matriz de

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25

tipo natural, en cambio sólo un 28,7% de los registros fueron obtenidos en zonas no productivas

que se encuentran aisladas dentro de una matriz agrícola.

Tabla 8: Número de registros por especie de quiróptero en cada punto de muestreo

Punto Predio Sector Registros por especie

Tadbra Myochi Hismon Lasvar Lascin X Total

1A H Cultivo 7 0 0 3 0 0 10

1B H ZNP 210 176 3 25 72 0 486

2A A Cultivo 109 0 1 0 35 0 145

2B A ZNP 229 2 11 10 101 0 353

3A G Cultivo 6 0 0 0 0 0 6

3B G ZNP 21 4 0 0 26 0 51

4A J Cultivo 34 0 0 2 2 0 38

4B J ZNP 41 0 1 28 15 2 87

5A E Cultivo 33 0 0 4 4 0 41

5B E ZNP 286 7 5 8 332 0 638

6A D Cultivo 16 0 0 2 0 0 18

6B D ZNP 27 1 2 2 0 0 32

Tadbra = Tadarida brasiliensis; Myochi = Myotis chiloensis; Hismon = Histiotus montanus; Lasvar = Lasiurus varius; Lascin = Lasiurus

cinereus; X = especie no identificada

Se observa que el mayor número de registros pertenece a las especies T. brasiliensis

(53,5%) y L. cinereus (30,8%). El resto de las especies detectadas, fueron M. chiloensis (10,0%), L.

varius (4,4%) y H. montanus (1,2%). Se registró igualmente un sonotipo no identificado “X” (0,1%)

en una muy baja proporción.

En la tabla 9, se presenta la actividad de especies según el sitio de muestreo. Se puede

observar que los sitios que mostraron una mayor actividad relativa fueron las zonas no

productivas de los predios E, D, H y A, y que esta actividad se vio concentrada en las especies T.

brasiliensis y L. cinereus.

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Tabla 9: Índices de actividad relativa estandarizados en 10 horas de muestreo para cada

sonotipo identificado en los diferentes sitios de muestreo.

Predio Sector Registros por especie

Tadbra Myochi Hismon Lasvar Lascin X

H Cultivo 5.15 0.00 0.00 2.57 0.00 0.00

ZNP 76.33 51.46 1.72 14.58 33.45 0.00

A Cultivo 53.17 0.00 0.86 0.00 17.15 0.00

ZNP 90.91 1.72 6.00 8.58 49.74 0.00

G Cultivo 5.15 0.00 0.00 0.00 0.00 0.00

ZNP 11.15 3.43 0.00 0.00 7.72 0.00

J Cultivo 17.15 0.00 0.00 1.72 0.86 0.00

ZNP 32.59 0.00 0.86 18.87 11.15 1.72

E Cultivo 20.58 0.00 0.00 3.43 3.43 0.00

ZNP 113.21 5.15 4.29 6.86 123.50 0.00

D Cultivo 10.29 0.00 0.00 1.72 0.00 0.00

ZNP 198.97 0.86 1.72 1.72 0.00 0.00

Tadbra = Tadarida brasiliensis; Myochi = Myotis chiloensis; Hismon = Histiotus montanus; Lasvar = Lasiurus varius; Lascin = Lasiurus

cinereus; X = especie no identificada

La mayor proporción de registros de todas las especies en zonas no productivas dentro

de los predios (Tabla 8), sobre áreas de monocultivo es un resultado esperable, dada la baja

oferta de insectos en ambientes agrícolas sometidos a control fitosanitario (Clawson y Clark,

1989; Federico, et al., 2008) y, además, debido a la poca protección que este tipo de ambientes

ofrece frente al viento y depredadores (Gruver, 2002; Menzel, et al., 1999). Por otra parte,

resulta interesante la diferencia en el número de registros acústicos observada entre sitios

naturales que se encuentran conectados a grandes áreas naturales, y aquellos que se

encuentran inmersos en zonas agrícolas. Frey-Ehrenbold, et al., (2013) destaca la importancia

de la conectividad paisajística en ambientes agrícolas para los murciélagos, puesto que muchas

especies de murciélagos insectívoros se desplazan en el ambiente apoyándose en la estructura

de la vegetación de este, y esto es consistente con los patrones observados en este estudio.

Del mismo modo, Oprea, et al., (2009) entregan evidencia de que la homogeneización del

paisaje influye negativamente en la abundancia de especies especialistas, y favorece a especies

generalistas de murciélagos insectívoros, lo cual se refleja en nuestros resultados, donde en

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ambientes homogéneos como los cultivos de los predios G, H y D se registró únicamente una

especie, Tadarida brasiliensis, y al contrario, en ambientes heterogéneos con flora nativa y

exótica (H, E) se registró cinco especies de quirópteros.

I.e) Discusión

Los predios prospectados aportan escasamente a conservación biológica hoy, siendo

esta zona del país un área prioritaria en conservación. Este es el resultado de diez predios de

distintas zonas frutícolas de la Región, y si bien en la Región hay predios que albergan laderas

no cultivadas con significativa biodiversidad, la situación presentada es bastante representativa

de valles, con predios en zonas planas, en donde casi la totalidad de la explotación

descontando infraestructura y caminos, está plantada.

Aun siendo en general baja la biodiversidad en los predios, se pueden detectar

diferencias en los distintos hábitats intra-prediales; en la generalidad de los taxa estudiados,

riqueza (cuántas especies) y/o abundancia (de las determinadas especies presentes) es

significativamente mayor en sitios sin manejo agrícola respecto a los sitios bajo manejo.

Las especies que dominan son especies de hábitos generalistas (como se observó en

quirópteros, reptiles, aves y la dominancia de malezas de gran distribución en flora), es decir,

especies que no tienen requerimientos muy específicos, lo que les permite establecerse bajo

distintas condiciones ambientales y dotación de recursos. En contraposición, especies más

especialistas y generalmente de menor abundancia en forma natural no se ven representadas.

En efecto, es muy baja la representatividad de los distintos grupos en estos predios respecto a

los ecosistemas de referencia. Esto es esperable considerando que los agroecosistemas son

ecosistemas bajo manejo en pos de la cosecha de biomasa de una o unas pocas especies, por lo

cual suelen ser ecosistemas con baja diversidad respecto a la situación sin manejo. La escasa

presencia y prácticamente ausencia de especies nativas de flora en hábitats manejados se

podría explicar pues las especies nativas encontradas corresponden principalmente a plantas

arbóreas y arbustivas, tipos biológicos que no suelen estar presentes dentro de los cuarteles.

Esto, además denota que los sitios manejados son un ambiente hostil para la flora nativa y en

donde dominan las especies reconocidas como malezas, las cuales en general tienen

distribución cosmopolita y diversos mecanismos que las hacen altamente competitivas (Baker,

1974). La baja diversidad en el caso de la fauna puede explicarse principalmente por el grado de

perturbación, el cual es muy alto en sitios cultivados; la dominancia de la biomasa vegetal en

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una o pocas especies cultivadas (lo cual reduce considerablemente la disponibilidad de

recursos vegetales), la aplicación de pesticidas y fertilizantes, el tránsito de maquinaria, el

laboreo del suelo, etc. puede apreciarse que disminuye esperablemente la fauna siendo, al

actuar en conjunto, difícil identificar la preponderancia de cada factor.

No obstante lo anterior, la buena noticia es que estos predios tienen el potencial de

mejorar su condición de hábitat de vida silvestre. Las zonas a donde destinar el esfuerzo son las

zonas no productivas donde pueda desarrollarse vegetación. La restauración de la vegetación

(correspondiente a la producción primaria en ecosistemas terrestres y sostén del resto de la

cadena trófica) es la base para dar recurso a la fauna. En el caso de aves en particular como fue

mencionado, cercos vivos y remanentes de vegetación nativa en predios agrícolas se han

correlacionado positivamente con riqueza de aves en predios agrícolas de la zona central

(Muñoz, 2011). Se debe considerar también la importancia de la conectividad de parches entre

predios, contemplando la generación de corredores, y no solamente enfocarse en mantener la

vegetación intra-predial. En quirópteros pudo observarse como la conectividad del paisaje

puede afectar riqueza y abundancia de especies.

Igualmente, medidas como mantención de pircas para reptiles, perchas para rapaces,

prevención de contaminación de cuerpos de agua para anfibios y prohibición de caza, son

medidas factibles de implementar, muchas a bajo costo y que tendrían un impacto favorable en

la conservación/fomento de fauna. Una mención especial debe hacerse a la tenencia

responsable de mascotas; pese a que las BPA lo prohíben, es común ver a perros y gatos

domésticos circulando libremente en los predios. Ambos tienen severos impactos sobre la

fauna nativa por depredación, transmisión de enfermedades, competencia, etc. (Kays y DeWan,

2004; Silva-Rodríguez y Sieving, 2011; Nogales, et al., 2013), en efecto, son considerados

actualmente como una de las principales amenazas a nuestra fauna nativa (Bonacic y Abarca,

2014). Esta medida es de bajo costo pero requiere de un cambio cultural en los trabajadores en

el cual se conozca los potenciales efectos de una tenencia irresponsable y se esté dispuesto a

hacerse cargo del cuidado en forma debida.