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COMPRENDIENDO A BATESONI. INTRODUCCIÓN. La ciencia es, ciertamente, el tesoro mayor entre cuantos guarda la humanidad. Y sin embargo, para precautelar la magia de la ciencia guardando el mismo tiempo la veracidad de sus postulados, es necesario superar la rigidez con la que los círculos intelectuales tradicionales tienden a evaluar los hallazgos y convertirlos en verdades absolutas. Esto se vuelve más importante aún dentro de unos de los campos más fascinantes del abanico humanista como son las Neurociencias. Será aquí, más que nunca donde se deberá buscar una epistemología evolutiva e interdisciplinaria. Un camino de obtención de conocimientos que conjugue la mente, el cuerpo, el pensamiento y la comunicación, de forma tal que se pueda tender un puente hacia la realidad individual de cada sujeto. Se debe buscar, en suma, que el cuerpo humano trascienda sus límites materiales y se coloque en el campo de la cohesión psicológica y las relaciones humanas. Desde éste punto, se emprenderá en la tarea de analizar, desde el evolucionismo, las transformaciones que la sociedad va sufriendo desde el comportamiento y las conductas humanas. La forma en la cual la civilización se va esculpiendo desde la diversidad humana. Desde las dimensiones de pasión e intuición que conforman nuestra psiquis. Desde la lucha de contrarios por la que, cada uno, va transformando su propia vida. Orden y conflicto. Estabilidad y Cambio. Riesgo y Seguridad. El bien y el mal. Fenómenos exclusivos a la contradictoria naturaleza humana que tienen, en el fenómeno de la comunicación, su expresión más vibrante… Todo esto y mucho más es lo que le regaló Bateson a la humanidad. Y sin embargo ¿Quién fue en realidad Gregory Bateson? ¿Qué es lo que descubrió aquel genial inglés que vino al mundo un lejano mayo de 1904? ¿Cómo logró este excéntrico antropólogo, científico social, lingüista y cibernético; transformar para siempre los campos de la comunicación, la terapia familiar mientras inspiraba el nacimiento de la programación neurolingüística? Pues las respuestas a estos interrogantes habría que buscarlos a lo largo de su vida y de su obra. Desde su más temprana adolescencia en la que su padre, el distinguido genetista William Bateson, lo habrá puesto en contacto con la Zoología (que estudió en Londres) y la Biología (en la que se distinguió desde muy joven en el St. John's College de Cambridge). Habrá sido esta pasión por los misterios de la vida la que le llevó por los más insospechados rincones del mundo Bali y Nueva Guinea entre otros para terminar radicándose definitivamente en los Estados Unidos desde sus treinta y cinco años de edad. No pasaría mucho tiempo para que publicara su primer trabajo (Comunicación: La Matriz Social de la Psiquiatría) 1 En 1949, trabajó en la Langley-Porter Clinic de San Francisco como investigador en psiquiatría y comunicaciones. En 1951 publicó junto con Jurgen Ruesch, quien estudiaba los fenómenos de retroalimentación, el libro "Comunicación: la matriz social de la psiquiatría". De allí paso a ser 1 BATESON, G & RUESCH, J. 1951. Comunication: The Social Matrix Psyquiatry. W.W. Norton & Co. Inc. San Francisco- United States.

Comprendiendo a Bateson

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Este documento no es más que un simple recorrido por la obra del genial Gregory Bateson. Una mirada a sus principales reflexiones acompañada de un aporte del autor que va tejiendo desde la filosofía una red que tiende sus enlaces hacia los temas más relevantes de la filosofía, la psicología y la magia del pensamiento humano...

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CCOOMMPPRREENNDDIIEENNDDOO AA BBAATTEESSOONN……

II.. IINNTTRROODDUUCCCCIIÓÓNN..

La ciencia es, ciertamente, el tesoro mayor entre cuantos guarda la humanidad. Y sin embargo,

para precautelar la magia de la ciencia guardando el mismo tiempo la veracidad de sus postulados,

es necesario superar la rigidez con la que los círculos intelectuales tradicionales tienden a evaluar

los hallazgos y convertirlos en verdades absolutas. Esto se vuelve más importante aún dentro de

unos de los campos más fascinantes del abanico humanista como son las Neurociencias.

Será aquí, más que nunca donde se deberá buscar una epistemología evolutiva e interdisciplinaria.

Un camino de obtención de conocimientos que conjugue la mente, el cuerpo, el pensamiento y la

comunicación, de forma tal que se pueda tender un puente hacia la realidad individual de cada

sujeto. Se debe buscar, en suma, que el cuerpo humano trascienda sus límites materiales y se

coloque en el campo de la cohesión psicológica y las relaciones humanas. Desde éste punto, se

emprenderá en la tarea de analizar, desde el evolucionismo, las transformaciones que la sociedad

va sufriendo desde el comportamiento y las conductas humanas. La forma en la cual la civilización

se va esculpiendo desde la diversidad humana. Desde las dimensiones de pasión e intuición que

conforman nuestra psiquis. Desde la lucha de contrarios por la que, cada uno, va transformando

su propia vida. Orden y conflicto. Estabilidad y Cambio. Riesgo y Seguridad. El bien y el mal.

Fenómenos exclusivos a la contradictoria naturaleza humana que tienen, en el fenómeno de la

comunicación, su expresión más vibrante…

Todo esto y mucho más es lo que le regaló Bateson a la humanidad. Y sin embargo ¿Quién fue en

realidad Gregory Bateson? ¿Qué es lo que descubrió aquel genial inglés que vino al mundo un

lejano mayo de 1904? ¿Cómo logró este excéntrico antropólogo, científico social, lingüista y

cibernético; transformar para siempre los campos de la comunicación, la terapia familiar mientras

inspiraba el nacimiento de la programación neurolingüística?

Pues las respuestas a estos interrogantes habría que buscarlos a lo largo de su vida y de su obra.

Desde su más temprana adolescencia en la que su padre, el distinguido genetista William Bateson,

lo habrá puesto en contacto con la Zoología (que estudió en Londres) y la Biología (en la que se

distinguió desde muy joven en el St. John's College de Cambridge). Habrá sido esta pasión por los

misterios de la vida la que le llevó por los más insospechados rincones del mundo – Bali y Nueva

Guinea entre otros – para terminar radicándose definitivamente en los Estados Unidos desde sus

treinta y cinco años de edad. No pasaría mucho tiempo para que publicara su primer trabajo

(Comunicación: La Matriz Social de la Psiquiatría)1

En 1949, trabajó en la Langley-Porter Clinic de San Francisco como investigador en psiquiatría y

comunicaciones. En 1951 publicó junto con Jurgen Ruesch, quien estudiaba los fenómenos de

retroalimentación, el libro "Comunicación: la matriz social de la psiquiatría". De allí paso a ser

1 BATESON, G & RUESCH, J. 1951. Comunication: The Social Matrix Psyquiatry. W.W. Norton & Co. Inc. San

Francisco- United States.

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profesor de antropología en la prestigiosa Universidad de Stanford, donde profundizó en sus

investigaciones sobre los procesos de comunicación, aunque realizados en un principio a nivel del

reino zoológico y a nivel de inter especies. Tan excéntrica línea de investigación le permitió, sin

embargo, desarrollar una disruptiva teoría acerca de la comunicación y el aprendizaje que lo

convirtió en una suerte de figura de culto dentro de los círculos académicos más vanguardistas. A

tal punto que sus investigaciones han sido relacionadas a las extensas teorías sobre el hipnotismo

de Milton Erickson y han servido de inspiración a Richard Bandler y John Grinder, los padres de la

Programación Neurolingüística.

En efecto, fue la genial e inédita combinación de los campos la neurolingüística, el aprendizaje

humano, y la psicolingüística; lo que permitió la construcción de un modelo experimental que,

poco a poco, iría evolucionando a lo que hoy conocemos como la Teoría Sistémica de la

Comunicación. Fabuloso descubrimiento que nos permitió reconocer la forma por la cual los

seres humanos creamos, gracias a nuestras facultades de lenguaje y creencias, nuestras propias

realidades. Aquellas imágenes que navegan en nuestro inconsciente como un mapa único y ajeno

al territorio. Aquellas realidades singulares y profundas que nos enseñan que no existen las

experiencias objetivas. Que serán las experiencias subjetivas que perciba nuestro inconsciente (y

los pensamientos o conductas que éstas inspiren) las que marcarán las condiciones de nuestras

vidas, su éxito y su bienestar.

Una forma revolucionaria de ver la psicología que, en lugar de escarbar en el pasado de los seres

humanos para explicar su presente; buscar ayudar al individuo a reconstruir su contexto

interpersonal actual para darle sentido a su conducta y coherencia a sus pensamientos. Un

concepto de sistema que manda la integridad del todo sobre las partes. Que prioriza las relaciones

interpersonales de la complejidad social sobre la soledad del individuo.

Una nueva forma que comprende la comunicación como la argamasa de las relaciones humanas y

la analiza desde las innumerables formas por las cuales influimos y somos influenciados por

nuestros semejantes. Que analiza, desde los colectivos sociales, el cómo los medios de

comunicación moldean intencionalmente la estructura social y le transmiten (a través de la

información y la decodificación que de ésta hagan las comunidades) sus valores, códigos morales,

contradicciones e incoherencias. Instancias determinantes que reflejarán, en su lenguaje, el

contexto en el que las comunidades se desarrollan y la tendencia misma de sus procesos

evolutivos.

IIII.. CCRREEAATTUURRAA YY PPLLÉÉRROOMMAA..

Y así, conforme vamos avanzando sobre estos nuevos conceptos que modifican la comprensión de

la mente humana, se va formando también en nuestro interior una pregunta con el sabor de las

viejas utopías de los magos. ¿Será posible cambiar el mundo que nos rodea desde el poder de la

mente humana? Nuestra respuesta preliminar sería que si…

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Y para explicarlo a cabalidad creo que resulta útil valerse del genio gnóstico de Jung en aquella

magistral obra conocida como “Los Siete Sermones a los Muertos”2 donde el padre de los

arquetipos se interna en los oscuros senderos de los Mayas y los Hindús para surgir con dos

formas equivalentes y contrapuestas de distinguir la realidad y sus significados. Pléroma como el

mundo no viviente e indiferenciado que existe solamente en la profunda subjetividad de nuestra

mente. Creatura como el mundo viviente de distinción e información que nosotros percibimos

imperfectamente a través de nuestros limitados sentidos perceptuales.

De allí en más, serán las neurociencias aplicadas las que nos permitirán cruzar el puente que une

estas metafísicas definiciones con los principios aceptados de la neuropsicología y encontrar allí la

existencia de una serie de niveles o contextos de acción que explican las conductas humanas y sus

resultados. Partiendo siempre de la comprensión de que el cambio de la realidad comienza por la

transformación interior y de que el cambio de los resultados comienza por la modificación de los

patrones inconscientes que rigen la conducta; fue Bateson3 quien abrió el sendero y Dilts4 quien lo

completó con la estructuración de lo que hoy conocemos como los Niveles Lógicos de

Pensamiento.

Así ¿en qué consiste entonces la estructura de los niveles lógicos de pensamiento? Pues

básicamente consisten en analizar la estructura del pensamiento humano, empezando por lo más

elemental y externo de cuanto afecta nuestro comportamiento, esto es el Entorno. Estructura de

pensamiento asociada al nivel en el cual nos desenvolvemos de forma cotidiana. Es decir, el

“Donde” que le permite a nuestra mente ubicar su propio contexto socio – político y los

elementos gravitantes en el entorno inmediato como el trabajo o el hogar; el “Cuando” que es el

espacio donde nuestro pensamiento se ubica en el plano espacio – tiempo y responde a los

desafíos y realidades del mundo en el que nos ha tocado vivir; y finalmente el “Con Quien” para

referirse al contexto de las relaciones sociales de las que nuestro pensamiento se nutre y se

influencia. En suma, hacemos referencia a todo el nivel que percibimos “fuera de nosotros mismo”

y en el cual se inscriben los pensamientos que generamos como consecuencia de lo que acontece

a nuestro alrededor.

En un segundo nivel pasamos de la estructura de pensamiento generada en el entorno a aquella

que se genera a nivel de nuestro Comportamiento. Es decir, aquellas manifestaciones

observables de cuanto acontece en nuestra mente. Aquello que decidimos hacer y los motivos

subyacentes (“¿Qué estoy haciendo?” “¿Cuál es la intención positiva de aquello que hago?”) y las

acciones y reacciones que nuestros mapas mentales derivan de estos motivos. Aquí deberemos

incluir por igual aquellas acciones de manifestación externa – observable como la forma en la que

hablamos, nos relacionamos y nos movemos, transmitiendo en todas estas acciones claves y

2 JUNG, C. (1916). Septem Sermones ad Mortuos. Edición privada.

3 BATESON, G.(1972) . Steps to an Ecology of Mind: Collected Essays in Anthropology, Psychiatry, Evolution,

and Epistemology. University of Chicago Press. 4 Dilts, R.B. & DeLozier, J.A. (2000). Encyclopedia of Systemic Neurolinguistic Programming and NLP New

Coding. NLP University Press. ISBN.0970154003.

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patrones que nacen de nuestros procesos de pensamiento conductual; así como también aquellas

manifestaciones internas como la calidad de los pensamientos y emociones que generamos.

Más profundo en nuestra

mente encontraremos

nuestras propias Capacidades.

Aquel nivel de pensamiento

en el que las conductas

observables se vuelven

recurrentes y se integran a

nuestra vida. Aquel donde

los comportamientos se

convierten en potencialidades

(“¿Qué puedo hacer?” ¿Qué

es lo que hago mejor?”), en

aptitudes, en destrezas, en

dominios de conocimiento, en habilidades concretas. En suma, aquel nivel donde los

pensamientos se generan desde nuestras competencias. Desde aquello en lo que soy

verdaderamente competente.

Sin embargo, deberemos saber que todos aquellos comportamientos y competencias con las que

nos defendemos en el mundo observable, tienen su origen a un nivel más profundo. Allí donde

están definidos nuestros Valores y Creencias. Aquel espacio de pensamiento en el que se plasman

las razones detrás de nuestros actos y la calidad de nuestros resultados(“¿En que creo? “¿Por qué

actúo como lo hago?” “¿ Para qué actúo?”). Esto, en términos psicológicos, es lo que llamamos

Motivos o Motivaciones. Afirmaciones personales de lo que consideramos verdadero y digno de

esfuerzo y compromiso. Será por eso que estas creencias suelen acompañarse de profundas

cargas emocionales que, transcendiendo la comprensión intelectual, nacen de las experiencias

pasadas que han formado nuestra escala de valores. Es decir, hacemos referencia a esa profunda

carga de patrones psicológicos que, desde nuestra más tierna infancia, han ido definiendo

nuestras simpatías o antipatías hacia las personas, los objetos, los conceptos, los mensajes, los

ideales, las instituciones y los modelos que el mundo nos propone.

Una vez emprendida la travesía del viajero interior y superadas las primeras etapas, será la brújula

de la mente inconsciente la que nos conduzca hacia el nivel de pensamiento asociado a la

Identidad. Es aquí donde nos espera uno de los dos mayores interrogantes del pensamiento

humano, aquel que ha dado lugar a la existencia de la filosofía y el pensamiento moderno:

“¿Quién Soy?”. O de manera más precisa: “¿Quién creo ser?”. Preguntas cuyas respuestas se

encuentran en las profundidades de la psiquis humana. Preguntas a las que intentamos

responder a través de los cientos de membretes (“soy inteligente”, “soy agresivo”, “soy

arquitecto”, “soy fumador”, “soy Andrés”, “soy padre”) que definen parcialmente aquella

autoimagen que, en realidad, solo conoceremos a través de los profundos caminos de la

meditación, la hipnosis y la formación intelectual. Etiquetas que, sin embargo, terminarán por

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confundir la conducta con la identidad (“¿Soy arquitecto o me gano la vida comportándome como

arquitecto?” “¿soy una persona que fuma o soy en realidad un fumador?” “¿Me ha correspondido

en la vida cumplir la función de padre o soy un padre en esencia?”)

Aquí es donde la profunda reflexión humana debería conducirnos a comprender que nuestra

identidad no está solamente definida por quienes somos o creemos ser, sino también por lo que

no somos, lo que no creemos ser. Estamos definidos por nuestros grandes anhelos y también por

aquellos objetivos que consideramos inalcanzables. Por aquello a lo que le tenemos simpatía y

por aquello que nos resulta antipático. Nuestros valores y nuestros anti valores. Nuestras virtudes

y nuestros vicios. Innumerables factores que se mezclan y refuerzan para formar un auto

concepto subjetivo y alejado de la realidad objetiva. Ese que llamamos identidad y sobre el cual

construiremos los límites que marquen los resultados de nuestra vida y los trampolines desde los

cuales estructuremos nuestros logros.

Habíamos dicho sin embargo que son dos las preguntas que definen el pensamiento humano. La

segunda, entonces, debería ser el “¿Cuál es mi propósito?”. Reflexión que deberá llevarnos al

último y más profundo de los niveles de pensamiento. Aquel en el que nuestra mente encontrará

aquello que nos inspira. Nuestros símbolos, referentes y metáforas trascendentes. Aquellos

ideales personales que tienen su origen en nuestras ideologías políticas, las religiones y nuestras

instituciones. Aquello por lo que estamos dispuestos al sacrificio y otorga sentido a nuestras vidas.

Aquel vínculo de nuestra psiquis hacia conceptos abstractos superiores como lo divino o la

estructura del universo.

Este nivel superior de pensamiento5, al que llamaremos Sistema Transpersonal, probablemente

tenga su origen en el hecho de ser la única especie consiente de la magnitud temporal y, por tanto,

consciente de la finitud de su existencia. Ese deseo de evitar la muerte, profundamente arraigado

a nivel psicológico, se manifiesta en nuestro consciente mediante aquello que nos permitirá ser

recordados. Aquello que nos permitirá trascender a la vida finita. Aquello que Bateson definía

como el "… patrón que conecta todas las cosas juntas como un tipo de mente mayor de la que los

individuos somos un subsistema".

Será aquí donde encontraremos las Visiones y Misiones que guían las instituciones y las personas.

Y será también aquí donde podremos encontrar los efectos del sentido de trascendencia. Aquellos

que, de ser negativos, conducirán al fanatismo y la dominación política o religiosa bajo la cual se

subyugarán inclusive los códigos morales individuales. Es aquí donde encontraremos a los

déspotas y a los tiranos.

Claro que, por otro lado, si este mismo y poderoso nivel mental es utilizado de forma positiva,

podremos acceder a los grandes referentes superiores del inconsciente. Aquí hará su aparición la

figura del maestro y el héroe. Aquí se generará la autoridad última que conduce al género

5 Este ultimo nivel es, en realidad, en aporte de Robert Dilts sobre el trabajo de Bateson. Véase la referencia

en Dilts, R.B. & DeLozier, J.A. (2000). Encyclopedia of Systemic Neurolinguistic Programming and NLP New Coding. NLP University Press. ISBN.0970154003

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humano al cielo o al abismo. Padres, maestros, personajes históricos reales o personajes

simbólicos nacidos de la metáfora. Todos parte de un conglomerado de referentes humanos que

nos transmiten parte de su identidad según la interpretación subjetiva que nuestra mente haga de

su mensaje.

He allí los niveles lógicos de pensamiento. El camino por el cual, ya lo diría Bateson, podremos

caminar de la Pléroma a la Creatura. He allí los niveles de identificación del pensamiento humano

que nos darán los argumentos que condicionan nuestra manera de vivir. Principios mayormente

inconscientes que fueron incorporados a nuestras mentes desde nuestra infancia y mediante

mensajes verbales y no verbales interpretados como válidos por nuestra mente. Niveles

profundos de condicionamiento que deberemos descubrir, potencializar y utilizar para mejorar la

calidad de nuestra vida y la de los demás.

IIIIII.. LLOOGGRRAANNDDOO EELL CCAAMMBBIIOO……

Hemos concluido con la enumeración de los sistemas neurológicos de cambio o aprendizaje que

Bateson identificó y ordeno. No debemos olvidar ahora, sin embargo, que lo hico con la condición

de reconocerlos como un Sistema Integral. Es decir, de reconocerlos desde el hecho de que cada

nivel influye profundamente en los demás y más aún si el efecto se produce en cascada u orden

descendente. En efecto, Bateson reconocía ampliamente la influencia de los niveles superiores

(más profundos y cercanos a la identidad) sobre los niveles interiores o conductuales. De allí que

los procesos estratégicos de formación y cambio empiecen por hacer los mayores esfuerzos sobre

los niveles superiores para alinearlos desde los sentidos más profundos del ser humano e

integrarlos como un sistema.

Así, previa realización de un diagnóstico o antecedente socio cultural del individuo (esto debido a

los profundos efectos que la cultura ejerce sobre los valores, creencias, identidades y referentes

superiores); podría ser hora de integrar los niveles lógicos. Esta integración es, precisamente, la

que logrará efectos sorprendentes en el individuo y sus resultados se clasificarán desde los tres

tipos conocidos de cambio individual o grupal, según lo detallamos a continuación:

CCAAMMBBIIOO RREEMMEEDDIIAATTIIVVOO..

Identificado en los niveles de entorno y comportamiento, se produce a niveles

relativamente bajos dentro de la estructura lógica del pensamiento. Es decir, que de

forma similar al médico que trata los síntomas observables de una enfermedad, este tipo

de intervención logra que la mente asuma con mayor efectividad las situaciones del

entorno que, sin embargo, no puede alterar. Podría, también, este tipo de cambio,

conseguir modificaciones en el comportamiento resultantes del mero cambio de patrones.

En suma, se podría trabajar sobre las manifestaciones más externas de los niveles lógicos

de pensamiento, mismas que, por no haberse originado a niveles más profundos, podrían

ser meramente temporales aunque muy efectivas en el corto plazo.

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CCAAMMBBIIOO GGEENNEERRAATTIIVVOO..

Este tipo de transformación se dará a niveles lógicos de pensamiento más profundos. Esto

es, a nivel de las Capacidades, las Creencias y los Valores. De manera similar a lo que haría

un médico que mira más allá de los síntomas y trata las causas originarias de las dolencias

en los hábitos fisiológicos del paciente; este nivel de intervención pretende modificar los

mapas mentales con los que las personas asumimos el mundo y nos comportamos. Es

decir, se pretende modificar la estructura de aquello que creemos junto con aquello que

damos por válido y legítimos. El resultado será que el cambio en los comportamientos

observables y sus resultados en nuestras vidas, provenga de una fuente mucho más

profunda. Así la modificación se dará en el largo plazo y su efectividad se verá largamente

incrementada.

CCAAMMBBIIOO EEVVOOLLUUTTIIVVOO..

Se pretenderá aquí trabajar en los niveles más profundos de la estructura del pensamiento

humano. Esto es, a nivel de la Identidad y el Propósito. Similar a lo que haría un

competente médico que, ante una enfermedad, procura cambiar la estructura misma de la

fisiología del paciente, de forma tal que desaparezcan aún las causas originarias que la

producían. Este tipo de cambio permite llevar la mente a una nueva etapa pues

transforma el mismísimo concepto que el ser humano tiene, aún a nivel inconsciente, de sí

mismo mientras reconfigura los referentes fundamentales que le dan sentido a la

existencia. De esta manera los cambios conseguidos son permanentes pues se han

operado a nivel de la estructura central en donde se configuran los mapas mentales y se

definen las creencias que conducen a cualquier acción o comportamiento posterior.

Así es como Gregory Bateson ha bosquejado esta fundamental estructura de los niveles lógicos de

pensamiento, dejando en evidencia la forma en la que están organizados nuestros sistemas

psíquico- biológicos. Bastará para modificar las conductas y los resultados de las mismas en

nuestra vida, con identificar en nivel de pensamiento en el que se origina. Bastará comprender, en

suma, que la confusión e incoherencias generadas entre estos niveles, es la base sobre la que se

levantan la mayoría de limitaciones humanas. Será, por tanto, su alineación, uno de los objetivos

centrales de las neurociencias modernas.

IIVV.. CCOOMMPPRREENNSSIIÓÓNN TTOOTTAALL:: LLAA TTEEOORRÍÍAA SSIISSTTÉÉMMIICCAA DDEE LLAA CCOOMMUUNNIICCAACCIIÓÓNN

Iría aún más lejos Bateson cuando, a partir de la estructura del pensamiento humano, asumiría el

estudio crítico del pensamiento occidental que, para él, se basaba en patrones ajenos al orden

natural y armónico de los ecosistemas vivos. Es decir, que el ser humano, como parte de un eco

sistema en pleno proceso evolutivo, necesita aprender a “…pensar cómo piensa la naturaleza…6”

De allí en más, la tarea consiste en alterar nuestra percepción sobre la civilización moderna para

empezar a comprender las relaciones humanas, aún las más complejas, como un sistema

6 BATESON, Gregory. (1979) Espíritu y Naturaleza. Buenos Aires: Amorrortu.

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interactivo entre sujetos que comparten y alinean sus mapas mentales de forma tal que la

realidad es el producto de sus percepciones combinadas. Será la escuela de Palo Alto la que

aportará las definiciones desde las cuales la Comunicación se comprende como un proceso

permanente, multidimensional e integrado a un contexto, dentro del cual el acto comunicativo

permite a las personas influirse mutuamente y alterar sus percepciones de la realidad y sus

comportamientos concretos en relación a la misma7.

Comportamientos que, expresados a nivel de la palabra, el gesto, la mirada y la forma en la que se

asume el espacio individual; terminarán por configurar una matriz que conecta las actividades

humanas y las transforma en un proceso social y permanente. Allí está, por decirlo de algún

modo, nuestro camino evolutivo.

Así, justo en medio del pensamiento occidental tradicional en el que hemos sido educados,

compartimentado y aislacionista, Bateson propone reemplazar la metáfora del pensamiento

científico newtoniano (que comprende al mundo como una máquina fácilmente divisible en

componentes) por el paradigma sistémico que busca conectar todos los patrones (aún los

intangibles) y todos los fenómenos (aún los no evidentes) que subyacen a las estructuras que

creemos conocer. Es decir, una metáfora de redes que asume la complejidad del mundo

científico como un sistema integrado que – al más puro estilo de un maestro Zen – se comprende

preguntando: “…¿cuál es el patrón que conecta el cangrejo con la langosta; la orquídea con la

prímula; los cuatro conmigo y a mí contigo?...”8

Preguntas llenas de misterio que, en el fondo, aluden al principio elemental de la interacción

universal sobre el que se construye la ciencia moderna. Profunda comprensión de las relaciones

esenciales del mundo viviente que aún no podemos describir ni vislumbrar completamente. Un

modo distinto de mirar el mundo desde lo que Bateson llamaba “La Ecología de la Mente”. Y que

consiste en tomar un fragmento de pensamiento o hecho observable y relacionarlo al sistema más

amplio en el que reside (a su entorno ecológico podríamos decir); llevarlo a una región diferente

de la comprensión humana; variar sus contextos; replantear sus rutas evolutivas y seguir su rastro

hasta la mismísima epigénesis.

Comprensión viva del mundo en movimiento que tiende sus raíces en la filosofía, la biología, la

epistemología y las ciencias humanas relacionadas al fenómeno en concreto. Aprendizaje certero

sobre la dinámica del mundo – ¿la creatura de Jung? – que se logrará, por igual, observando pastar

un rebaño, el vuelo de una mariposa o el debate de un parlamento ¿Por qué razón? Sencillo,

porque nuestras estructuras biológico – cognitivas (calco filosófico de la Caverna Platónica)

acceden al mundo de la “realidad” desde las mismas teorías y buscando siempre identificar los

mismos patrones y relaciones.

7 BATESON, Gregory; RUESCH, Jurgen. (1951) Communication. The Social Matrix of Psychiatry. Barcelona:

Paidós, 1984.

8 BATESON, Gregory (1985) Pasos hacia una ecología de la mente. Buenos Aires: Carlos Lohlé

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Sólo esta forma de comprensión nos permitirá incluir en nuestras reflexiones científicas el

componente holístico que permite determinar la eficiencia del todo desde la retroalimentación de

las partes. Es decir, que permite determinar la eficiencia de un fenómeno cualquiera (pongamos

por ejemplo la eficiencia con las que nos comunicamos a los distintos niveles jerárquicos de

nuestras organizaciones) desde la retroalimentación generada por todos los actores, individuos,

procesos y valores involucrados en la misma.

Es a esto a lo que llamaremos “Ecología de la Mente”9. Una suerte de integralidad del mundo

biológico que habita nuestra mente y nuestro cuerpo con el mundo cultural que configura

nuestras sociedades evolucionadas. Un sistema “Eco - mental” donde la diversidad de

concepciones, valores y paradigmas que caracterizan al ser humano, más que suponer una división

o fragmentación que nos aleje a posiciones encontradas, representará una lógica de lo complejo

donde todo contribuye, desde diversos ángulos, a una misma idea final, trascendente y elemental.

Bajo esta nueva luz no podrán resultar menos que absurdas todas las innumerables

confrontaciones que han desangrado y desgastado a la humanidad durante siglos. Desde los

simples desacuerdos cotidianos dentro de la familia o la oficina, hasta las grandes conflagraciones

de origen político o religioso que han enfrentado a civilizaciones; todas en absoluto, podrían

fácilmente enmarcarse en la incapacidad del ser humano por comprender sus mapas mentales

como un componente más del vasto océano del pensamiento humano.

Error supremo que nos muestra el mundo como un conjunto de ideas enfrentadas y atrincheradas

que deben defenderse como verdades irreductibles. Velo que oculta una única y poderosa verdad:

Nadie posee la última palabra sobre ningún tema posible y todas las verdades supremas son, a fin

de cuentas, la suma de las pequeñas verdades que cada uno pude aportar desde sus pequeñas y

subjetivas concepciones.

No será esta la primera vez que se mencione esta forma de comprender el mundo. Ya las grandes

escuelas filosóficas a lo largo de la historia han propuesto esta idea de la unidad sagrada entre

todo lo viviente. De todo lo biológico, lo mental y lo subjetivo. Una larga tradición que se inscribe

desde el mítico Kybalión del Antiguo Egipto y los alquimistas10, pasando por el Popol Vuh11 de los

Mayas, el Ayni12 de los Incas, el Karma13 de los Hinduistas, el Tao14 del Confusionismo, hasta la

9 BATESON, Gregory. (1993). Una unidad sagrada. Pasos ulteriores hacia una ecología de la mente. Edición

de Rodney E. Donaldson. Barcelona: Gedisa 10

Documento publicado en el siglo XIX que resume los siete principios del hermetismo y cuya autoría se atribuye a una deidad o alquimista místico llamado Hermes Trismegisto que, según se supone, pudo haber vivido en el Antiguo Egipto en una época anterior a los Faraones 11

También conocido como el “Libro del Concejo”, se estima que podría tratarse de una recopilación de narraciones míticas pertenecientes al pueblo Maya. Mayormente trata de explicar el origen del mundo, de la civilización y de los fenómenos de la naturaleza 12

También llamada “Ley de la Reciprocidad Universal”. Se comprende como una suerte de conexión armónica entre todo lo viviente. Una ley en la que toda acción tiene su repercusión aún a nivel energético de forma atemporal. Sobre este mismo concepto se desarrollo, además, todo el sistema económico y distributivo de la economía familiar en el Imperio Inca

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moderna Teoría General de los Sistemas15, la Cibernética y las teorías de la física cuántica y la

genética humana.

Integralidad esencial del mundo vivo a nivel mental y biológico que reemplaza el dualismo

cartesiano por un sistema más amplio que reintegra a la persona (y a los resultados de sus

procesos de pensamiento) a su ecosistema y la convierte en un agente armónico del mismo. Esto

es, dejar de pensar en el individuo y comenzar a pensar en el ser humano como parte de un

sistema y de un contexto que lo contiene. Dejar de pensar en las disciplinas humanas por

separado (la física, el derecho, la química o la economía como islas inconexas) para comprenderlas

a todas como distintos ángulos desde los cuales observar la evolución de la sociedad humana en

toda su complejidad (“pensar cómo piensa la naturaleza”) y en esa eterna lucha por integrar

coherentemente todas sus ideas y procesos en un par de verdades únicas y trascendentes.

Esa lucha representada en este proceso evolutivo donde, o bien lograremos la integración final del

ser humano a su ecosistema, o bien provocaremos un proceso de auto curación del mismo que

conducirá al final de la especie. Esa es, en palabras del inmenso Luther King, la disyuntiva final de

la especie humana: El Caos o la Comunidad16.

VV.. EELL TTOODDOO IINNTTEEGGRRAALL:: EELL PPAATTRRÓÓNN QQUUEE NNOOSS CCOONNEECCTTAA

Podríamos empezar entonces proponiendo un pequeño ejercicio al lector. Imagine que existen

dos individuos con profesiones disímiles. Podríamos decir, por ejemplo, un arquitecto y un músico.

Luego, pretendamos buscar en ellos algún patrón o herramienta frecuente que los conecte y los

lleve a un lugar común. ¿Qué podría ser? Pues, que le parece si asumimos, por ejemplo, que el

arquitecto utiliza las matemáticas para medir las fuerzas estructurales de sus construcciones

mientras el músico utiliza las matemáticas para establecer las pautas, compases y ritmos de sus

obras artísticas musicales. Bien. ¿Qué lograríamos entonces? Pues, por sorprendente que parezca,

no solamente que incrementaríamos nuestra comprensión sobre los arquitectos y los músicos (o

sobre las disciplinas de la música y la arquitectura) sino que, mucho más allá, incrementaríamos

nuestra comprensión sobre el mismísimo patrón común (el meta proceso) que las conectaba. Es

decir, sobre las matemáticas, el misterioso mundo de los números y sobre sus innumerables

aplicaciones para la humanidad.

13

Energía trascendente (invisible e inmensurable) que se deriva de los actos de las personas. Creencia central en las doctrinas del budismo, el hinduismo y el yainismo. Generalmente se interpreta como una «ley» cósmica de retribución, o de causa y efecto 14

Puede traducirse literalmente por “‘el camino” o “la doctrina”. En el taoísmo se refiere a la esencia primordial del universo que marca el orden natural de la existencia 15

Con sus primero orígenes en la “Teoría del Caos” (Ruelle, D.; Lorenz, E.; Feigenbaum, M.; Smale, S.; & Yorke, J. – 1980) , una teoría matemática de sistemas dinámicos no lineales que describe atracciones y movimientos caóticos. Poco tiempo después nacería la “Teoría del Sistema Adaptativo Complejo – CAS” (Holland, J.; Gell-Mann, M.; Morowitz, H.; Arthur, W – 1992) como una nueva disciplina que describe los procesos de adaptación, surgimiento y auto organización. El resultado final de esto sería la “Teoría de Sistemas” con el estudio interdisciplinario de los sistemas en general que ha encontrado luego su aplicación en los distintos campos de investigación 16

LUTHER KING, Martin (1967). A donde vamos ¿Caos o Comunidad? Editorial AYMÁ. Barcelona

Page 11: Comprendiendo a Bateson

Esto, a nivel de teoría y abstracción, significa que si existen dos fenómenos determinados (que

podríamos codificar como A y B) que comparten un atributo específico (que podríamos codificar

como X); una breve deducción lógica podría conducirnos a concluir que, al menos desde el punto

de vista de X, los fenómenos AX y BX deberían resultar similares o equivalentes. Además, el

estudio de ambos fenómenos no solamente debería conducir a comprender mejor A o B, sino a

comprender de manera más integral y holística el fenómeno X como tal.

Así, de este sencillo ejercicio de lógica se deriva uno de los principales planteamientos que deben

acompañar a esta nueva forma de comprender el mundo que Bateson y la Escuela de Palo Alto

plantean: La clave para comprender los fenómenos de la realidad que nos rodea consiste en

descubrir los patrones subyacentes y comunes a todos ellos. Una suerte de visión integral que

permite ir más allá del entendimiento de los fenómenos por separado para descubrir el orden

lógico superior e interdependiente que los conecta. Tal vez era a esto a lo que Bateson se refería

cuando preguntaba por la “pauta que conecta al cangrejo con la langosta y a la orquídea con el

narciso, y a los cuatro conmigo”17. Búsqueda trascendente que no solamente pretende identificar

un modelo de patrones estáticos y susceptibles de reconocimiento y clasificación como plantea la

lógica científica antigua. No. Esta vez estamos hablando de comprender la vida desde el complejo

fenómeno evolutivo que relaciona todos los fenómenos mentales o biológicos en la única

dinámica del Universo en movimiento. Ese Universo que jamás adiciona ni desperdicia nada. Ese

Universo donde todo se reproduce y se recicla. Ese Universo de tiempo y movilidad infinita donde

nada puede nacer o morir sino transformarse y transmutarse para siempre…

Y sin embargo ¿Cómo se produce este proceso de transformación evolutiva? ¿Cuál es la lógica que

lo acompaña? Pues, para responder a este interrogante fundamental para la humanidad,

tendríamos que empezar por identificar los metapatrones o metapautas que conectan a todos los

elementos que interactúan en un proceso, ya sea éste de evolución, curación, aprendizaje o

crecimiento. Pauta que surge desde el desorden o “caos primigenio” donde se habrá gestado, al

comienzo de los tiempos, la mismísima estructura del Universo. Proceso caótico que (desde una

lógica más que ordenadora, “reorganizadora”) interactúa con los distintos sistemas que componen

la vida biológica o mental para ir estructurando todos los fenómenos sujetos a observación o

intuición. Un Universo platónico y en constante reorganización mediante los filtros sistémico –

cibernéticos18.

Nuevamente, no será aquí la primera vez donde se proponga esta forma de comprensión evolutiva.

Ya la tradición de las Antiguas Escuelas Iniciáticas la recoge y la propone. Bastará para

comprenderlo recordar la máxima ley que rige a la milenaria francmasonería cuando, en sus

estadios más altos, propone el estudio del “Ordo ab Chaos” que significa, literalmente, “Orden en

el Caos”19. Lógica desde la cual el objeto de la comprensión no son los fenómenos, los procesos o

17

BATESON, G. & BATESON, M.C.: El temor de los ángeles. Barcelona: Gedisa, 1989 18

BATESON, Gregory. (1979). Espíritu y naturaleza. Buenos Aires: Amorrortu 19

Principal divisa del grado 33º del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Idea filosófica que, lejos de “ordenar el caos” propone que el “orden nace en el caos”. Es también la premisa que guía el accionar Civilizador de la Masonería en su inagotable tarea de desplazar el Oscurantismo y el Fanatismo de la convivencia humana

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el orden aparente, sino la epigénesis de orden lógico superior que conecta la tesis con su antítesis.

El cóncavo con su converso. Las ideas más abstractas con los hechos más concretos. En suma, la

creación de la realidad con el desarrollo de lo percibido…

VVII.. EELL MMAAPPAA YY EELL TTEERRRRIITTOORRIIOO

Me parece que en este punto del camino ya debería resultar evidente que las grandes verdades

que ostentamos cotidianamente y todos aquellos fenómenos que calificamos como “hechos” o

“realidades”, no son más que percepciones de nuestra mente filtradas y estructuradas por los

diversos niveles de nuestro pensamiento y las limitadas capacidades de nuestros sentidos. Esta es,

precisamente, la idea que Bateson desarrolla cuando nos dice que “el mapa no es el territorio” o,

mejor dicho, que nuestros mapas no son más que el resultado del ángulo desde el cual estamos

viendo el vasto territorio del pensamiento humano. La pequeña colina dese la cual procuramos

observar el mundo y desde la cual trazamos y comprendemos nuestros propios caminos y

senderos.

Supremo ejercicio de humildad por la pequeña fracción del mundo que hemos logrado

comprender y la inmensidad de aquello que nuestra mente aún no logra vislumbrar. Realidad

infinitamente compleja ante cuya imposibilidad de definición reaccionamos sustituyendo el

“territorio” real por una regresión innumerable de “mapas” aportados por cada disciplina, por

cada pensador, por cada libro y por cada idea que ha producido la inteligencia humana. Mapas

que, además, construimos precariamente desde las dos únicas herramientas con las que contamos

para su trazado: La Codificación y el Intercambio.

La Interacción o intercambio, concebido como la raíz desde la cual observamos a los sistemas vivos

en movimiento y, por tanto, obtenemos los códigos desde los cuales emprenderemos los procesos

de trazado perceptual. Y podremos recordar aquí, por ejemplo, aquella lejana frontera de la

infancia donde observábamos al núcleo familiar interactuar sobre una base de respeto, fidelidad y

lealtad. La dinámica de supervivencia como familia basada en el trabajo. Los gobernantes y

políticos tradicionales desangrando a su pueblo desde las tarimas y las pantallas de televisión. Los

grandes líderes guiando a su pueblo por los senderos del progreso. Las guerras y los

descubrimientos. Los genios y los emperadores. El mundo en movimiento y expuesto a nuestros

sentidos. El esfuerzo de comprensión y la formación del pensamiento, único e irrepetible de cada

ser humano.

Luego, como una segunda etapa inevitable, La Codificación. El proceso que deberá entenderse

como aquel fenómeno por el cual se construyen los mapas perceptuales con los cuales asumimos

la realidad. Los patrones desde los cuales estructuramos nuestro pensamiento, nuestros valores y

nuestra comunicación. El código de la fidelidad y lealtad que asumimos nosotros también en

nuestro comportamiento. El código de los roles paterno y maternal desde el que definimos

nuestras propias familias. El código del político tradicional por el que, nosotros también, miramos

a nuestros gobernantes con suspicacia. Todos los códigos que rigen nuestra mente y nuestra

conducta. Buenos y malos. Machismo. Violencia. Lealtad. Tolerancia. Fanatismo. Libre

pensamiento. Libertad… Identidades innumerables que surgen de algún patrón o interacción

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observados que, en algún punto validamos y legitimamos. Patrones que, una vez colectivizados

nos permiten comprender como evolucionan y se perpetúan todos nuestros rasgos como cultura y

civilización. Nuestros grandes paradigmas. Las Religiones y las Ideologías por la que nos hemos

combatido por siglos, así como también la curiosidad científica y esa mirada anhelante hacia las

estrellas que ha guiado nuestro progreso y todo nuestro aprendizaje como especie.

Será a lo largo de este intrincado proceso de construcción del pensamiento humano donde la

Comunicación hará las veces de hilo conductor mediante el cual se vincularán las distintas

disciplinas y áreas del conocimiento en una red cuidadosamente tejida que, conforma vaya

ampliando su ámbito de acción irá definiendo los mapas mentales de los individuos, los

paradigmas de los grupos u organizaciones y, finalmente, las culturas y enunciados antropológicos

sobre los que descansan las civilizaciones. Tres formas equivalentes de comprender el mundo

como una colosal red de comunicación infinitamente interconectada.

VVIIII.. MMÁÁSS AALLLLÁÁ DDEELL IINNDDIIVVIIDDUUOO……

Finalmente, bajo esta nueva dinámica de comprensión del mundo, quedará la tarea de explorar la

individualidad y ponerla en un contexto adecuado. Queremos decir aquí que lo verdaderamente

importante a la hora de proyectar al individuo hacia su máximo potencial pasará por comprender

que él mismo no está al centro del análisis como sí lo está el proceso del que forma parte.

En efecto. Si analizamos, por ejemplo, la efectividad de la clase dictada en un aula universitaria,

tendríamos que comprender primero que la unidad de análisis no será el profesor que expone el

tema, como no lo serán tampoco los estudiantes que lo asimilan. La unidad de análisis deberá

centrarse en el proceso de comunicación y aprendizaje dentro del cual, los estudiantes y el

profesor son simplemente actores. De la misma forma funcionará el mundo biológico si pensamos

que, en el proceso de formación de un ser humano, deberán participar dos miembros de la

especia (un macho y una hembra); y sin embargo, no serán ninguno de los dos individuos el centro

del análisis cuanto sí lo será el proceso de gestación y creación de un nuevo ser humano del cual

ambos forman parte.

Ahora, ¿será esta concepción aplicable a las organizaciones humanas? Pues lo será de forma

absoluta. Basta para esto con reflexionar sobre el hecho de que, al igual que los casos anteriores,

no serán las maquinas, los vehículos o las naves industriales las que definan una empresa y su

capacidad de trasformación. Lo será el proceso empresarial por el cual todos los insumos se

combinan e interactúan. Esa será la verdadera unidad de análisis. ¿Podemos llevarlo más alto

todavía? Desde luego. Incluso a nivel de los macro agregados sociales, deberíamos comprender

que los valores que sostienen a las sociedades (como la Democracia por ejemplo) no son hechos

estáticos sino procesos en marcha. Y que la Democracia no deberá comprenderse mirando a una

sola institución (el Consejo Electoral, el Parlamento o cualquier otra) sino alejándonos del mapa

para mirar el conjunto de actores interactuando y participando en el proceso de construcción de la

sociedad.

Page 14: Comprendiendo a Bateson

Así, aquello que llamamos persona o individuo deberá pasar a comprenderse en su real dimensión.

Esto es, un destello de luz en la inmensidad del tiempo. Un componente más del inmenso eco

sistema que es, al mismo tiempo, un inefable proceso evolutivo en el que las partes no son

pertinentes más que como parte del mismo. Partes que deberán adaptarse y potenciarse.

Optimizarse mediante los mecanismos de evolución y retroalimentación que conduzcan a la

humanidad hacia un nuevo umbral de conocimiento.

Será aquí donde la comunicación se levante como la herramienta central de la especie humana. El

diálogo entre las distintas disciplinas del pensamiento para “construir una realidad conjunta”

desde la cual alcancemos una comprensión armónica del mundo. Superar la visión de la

comunicación como un cruce lineal de enunciados y paradigmas sostenidos y defendidos desde

visiones limitantes del mundo, para encarnar un proceso en el que cada paradigma responde a un

contexto. Y cada contexto a una pequeña verdad. Una parte de la realidad que necesita su

integración a todas las demás para tener sentido evolutivo.

Y con esto no estamos haciendo referencia a la comunicación en su acepción más simple (emisor –

receptor), sino al complejo proceso de lenguaje verbal (con su connotación digital, lineal, simple y

atiborrada de información) y no verbal (con su característica limitante en base al punto de

referencia y su la notable calidad de la información que transmite)20. Más aún, podríamos

referirnos al proceso por el que ambos canales de comunicación se complementan e interactúan

por lo códigos de la cinética y la paralingüística o a la imposibilidad de traducir un mensaje de un

código a otro sin distorsionarlo en el camino. Y de allí podríamos saltar a uno de los patrones

principales que definen la esencia del ser humano como es la imposibilidad de no comunicarse ya

que “la ausencia de un mensaje puede ser, al mismo tiempo, un mensaje”21. Es decir, concepción

de la lógica absoluta y universal donde lo que sucede, al igual que lo que no sucede, tienen

significados equivalentes y abstractos. Noción de meta comunicación que nos transporta a un

mundo donde los fenómenos se comprenden desde innumerables y simultáneos niveles de

abstracción. Una flecha apuntada en todas las direcciones y, en todas ellas, da en el blanco.

¿La conclusión inevitable? Pues es, en realidad, bastante sencilla. Simplemente consiste en que

uno de nuestros grandes objetivos, como especie, radica en conseguir la adopción final de un

punto de vista unitario sobre la realidad de los hechos que nos resultan comunes en nuestra

condición de seres humanos. Un inmenso tejido de canales comunicativos y mensajes cifrados e

interdisciplinarios que formen un todo integrado. Ese todo es, hoy por hoy, nuestra mejor

oportunidad de aproximación a la realidad trascendente y final que desconocemos. Ese todo

integrado es, por decirlo así, el espíritu de la humanidad…

AANNDDRRÉÉSS FF.. UUGGAALLDDEE VVÁÁZZQQUUEEZZ

CCEERRTTIIFFIICCAACCIIÓÓNN DDEE CCOOAACCHHIINNGG CCOONN PPNNLL

TTUUTTOORR:: CCRRIISSTTIIAANN PPEERRNNEETTTT VV..

20

BATESON, Gregory (1969). The study of language and communication across species. Current Anthropology, Vol. 10, nº 2-3. Pág. 215 21

BATESON, Gregory. (1962). Perceval´s Narrative. A Patient Account of his Psychosis. Londres: Hogart Press