23
COMUNICACIÓN Y EDUCACIÓN Una deuda recíproca Alfonso Gumucio Dagron La imaginación es más importante que el conocimiento Albert Einstein Hablar de comunicación y de educación como dos campos separados no tendría sentido en el mundo actual. Carecía ya de sentido hacerlo en la época en que Paulo Freire escribió los textos seminales que inspiraron a toda una generación de especialistas de la comunicación de América Latina, (entre ellos Juan Díaz Bordenave, Mario Kaplún, Francisco Gutiérrez y Daniel Prieto Castillo, quienes se han posicionado a lo largo de su vida a caballo entre ambas disciplinas) y carece de sentido ahora, cuando la comunicación puede devolverle a la educación mucho de lo que obtuvo de ella. Más que nunca, la educación necesita de la comunicación, no solamente para romper los moldes que han terminado por aprisionarla y separarla de la posibilidad de crecimiento, sino también porque frente a la llamada “sociedad de la información” la escuela se ha quedado atrás en su manera de aprehender los nuevos procesos de la comunicación.

COMUNICACIÓN Y EDUCACIÓN

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Un ensayo sobre el aprendizaje y la imaginación.

Citation preview

  • COMUNICACIN Y EDUCACIN Una deuda recproca Alfonso Gumucio Dagron

    La imaginacin es ms importante que el conocimiento Albert Einstein

    Hablar de comunicacin y de educacin como dos campos separados no tendra sentido en el mundo actual. Careca ya de sentido hacerlo en la poca en que Paulo Freire escribi los textos seminales que inspiraron a toda una generacin de especialistas de la comunicacin de Amrica Latina, (entre ellos Juan Daz Bordenave, Mario Kapln, Francisco Gutirrez y Daniel Prieto Castillo, quienes se han posicionado a lo largo de su vida a caballo entre ambas disciplinas) y carece de sentido ahora, cuando la comunicacin puede devolverle a la educacin mucho de lo que obtuvo de ella. Ms que nunca, la educacin necesita de la comunicacin, no solamente para romper los moldes que han terminado por aprisionarla y separarla de la posibilidad de crecimiento, sino tambin porque frente a la llamada sociedad de la informacin la escuela se ha quedado atrs en su manera de aprehender los nuevos procesos de la comunicacin.

  • El modelo tradicional de la escuela ha recibido en los ltimos aos severas crticas por su incapacidad de evolucionar con la rapidez que requiere el desarrollo social y tecnolgico. Modernizar el sistema educativo para adaptarse a la sociedad de la informacin se ha entendido a veces como una simple traslacin de tecnologas. Se remplaza la tabla de multiplicar (que antes vena impresa detrs de los cuadernos), con calculadoras, y se introducen cmaras de video y computadoras para sustituir a los maestros, pero no se cuestiona desde adentro el concepto mismo de la educacin. Como ha sealado algn autor, en lugar de la alcanca de la educacin bancaria tenemos ahora cajeros electrnicos que no resuelven el tema de fondo. El error ms comn que se comete actualmente es pensar que la introduccin de nuevas tecnologas en la comunidad educativa (y en cualquier otra comunidad), es la respuesta adecuada frente a las presiones de la sociedad de la informacin. La solidaridad digital y otras expresiones que llevan el pecado original de su sesgo tecnolgico, desvan el tema de la comunicacin hacia el terreno de los aparatos. La modernizacin requerida se entiende como un tema de dotar de tecnologa a las escuelas y no de desarrollar en ellas procesos de comunicacin como los que se requieren para que los educandos se adapten a los desafos de una sociedad cada vez ms determinada y modelada por la informacin y la comunicacin audiovisual que se desarrollan en el espacio pblico y en el interior de los hogares. La educacin como proceso de comunicacin (es decir, dilogo, reflexin colectiva, puesta en comn, participacin), es indispensable en una sociedad donde la escuela ya no es

  • la que forma al individuo como se crea tradicionalmente. La escuela no solamente no forma, sino que tampoco deforma. Su influencia actual es limitada, porque se ha quedado al margen de una sociedad donde los individuos y las comunidades estn sometidos permanentemente a otras influencias que contribuyen en su formacin (o deformacin). La televisin, la publicidad, la presin de grupo, y por supuesto el acceso a la red (web) a travs de Internet, son factores que, sobre todo en el mbito urbano (que hoy es globalmente mayoritario), determinan la conformacin de una personalidad mediada. El informe encomendado por la UNESCO a la Comisin Internacional sobre la Educacin en el Silo XXI, presidida por el ex ministro de Francia Jacques Delors(1) concluy que los cuatro pilares de la educacin son:

    Aprender a conocer Aprender a hacer Aprender a convivir Aprender a ser En Amrica Latina varios foros y autores han enriquecido esos conceptos aadiendo: aprender a emprender. Mario Kapln usaba expresiones como se aprende al comunicar, conocer es comunicar o del educando oyente al educando hablante, y afirmaba: educarse es involucrarse y participar en un proceso de mltiples interacciones comunicativas.(2) En la medida en que la educacin se concibe como un

  • proceso de aprendizaje de toda la vida, no puede sino acudir a la comunicacin como su complemento directo. Siguiendo a Paulo Freire, si la educacin es a la vez un acto poltico, un acto de conocimiento y un acto creador(3), entonces no puede sino hacer el mismo camino que la comunicacin en el proceso de cambio social. De ah el rol tan importante de los medios pblicos, aquellos que informan y proponen contenidos que refuerzan los valores humanos y los derechos colectivos, y aquellos medios, los comunitarios, que a partir del derecho a la comunicacin construyen comunidades de dialogo y participacin. Sin los medios pblicos y participativos, es difcil equipar mejor a la escuela frente a los medios de difusin comerciales, cuyos lmites en el campo de la responsabilidad social son bien conocidos. Resistencia al cambio y al aprendizaje Todo esto resulta an ms grave cuando sabemos que no es nuevo: la comunicacin en la educacin es una necesidad que ha sido sealada hace casi un siglo por Celestin Freinet, y desarrollada luego por Lev Vygotsky, Paulo Freire, Mario Kapln y otros pensadores que militaron por una mayor proximidad entre la educacin, la comunicacin, la cultura y la expresin artstica. Mario Kapln denomin educomunicacin, y que es mucho ms pertinente al mundo de hoy que el edu-entretenimiento que tratan de imponernos desde el norte, y que encaja muy bien con los objetivos de los medios masivos comerciales. En el marco de la escuela tienen que darse condiciones sociales y ticas que favorezcan el aprendizaje como una

  • actividad creativa, con la conciencia clara de que el aprendizaje es un proceso de toda la vida. Para ello, tiene que existir confianza y voluntad de aprender no solamente en los educandos, sino tambin en los educadores. En sus reflexiones sobre el aprendizaje como clave de la educomunicacin, Daniel Prieto Castillo apunta lo siguiente: Es muy difcil aprender de alguien con quien poco me comunico, mal me comunico o no me comunico; Es muy difcil aprender de alguien con quien no comparto tiempos, porque ni l ni yo los tenemos; Es muy difcil aprender de alguien en quien no creo; Es muy difcil ensear, promover y acompaar el aprendizaje de las jvenes y los jvenes estudiantes si ha sido minada mi voluntad de aprender.(4) Aunque Daniel Prieto se refiere al mbito universitario en el que desarrolla su actividad, estas reflexiones sirven tambin para otros niveles educativos. Wittgenstein (1953)(5) sugiere que el sentimiento confiere significado a las palabras y las hace verdaderas, lo cual nos remite a la idea del aprendizaje a travs de las emociones. Lo fundamental en esta reflexin sobre la alianza entre la comunicacin y la educacin, es que cuando se quiebra esa interdependencia, se debilitan las posibilidades de aprendizaje as como las potencialidades de comunicacin.

  • La sociedad demanda otro tipo de educacin que la escuela no es capaz de proporcionar, porque evoluciona a un ritmo muy lento y es resistente a los cambios. El sistema educativo como tal, no admite modificaciones tan rpidas como las que se producen en la sociedad. Por ello predomina un modelo didctico que pertenece al pasado y que no puede preparar a los educandos de hoy para el futuro. No es entonces de extraarse que la escuela pierda terreno constantemente y se convierta, como la iglesia, en una institucin arcaica, que tiene que existir como un referente en toda sociedad, pero que ya no satisface los anhelos de la colectividad. Ms y ms la escuela es una especie de servicio civil obligatorio, una institucin poco prctica pero un requisito para ser miembros plenos de la sociedad. Fuera de la escuela, al igual que fuera de la iglesia, es donde se dan los intercambios comunicacionales que en definitiva determinan los valores. La escuela ya no es la nica depositaria del saber socialmente relevante, ni el instrumento privilegiado para sistematizar los conocimientos. La televisin tiene ms influencia que la escuela, pero ojo, no solamente como programacin televisiva, sino como canal de informacin, comunicacin y como espacio de influencia en el tejido social. Uno de los mayores errores es creer que introduciendo programacin educativa se va a resolver el problema. Lo que se necesita es que la escuela desarrolle instrumentos para una nueva alfabetizacin comunicacional y audiovisual que sea ms adaptada a los tiempos actuales que la lecto-escritura. Pretender cambiar los medios de difusin masiva comerciales desde su interior es un espejismo, porque lo

  • determina sus caractersticas no es el inters comn de los ciudadanos, sino los objetivos empresariales de lucro y su necesidad de expansin. Hay una frase del cineasta francs Jean Luc Godard que viene al caso, aunque se refiere a la posicin de los cineastas independientes con relacin a la industria cinematogrfica europea en los aos 1970s: Intentamos tomar la fortaleza desde adentro, pero quedamos atrapados en su interior(6) El texto, la palabra escrita, el abecedario, han mantenido hasta ahora la hegemona sobre otras formas innovadoras de hacer educacin. La escritura y la lectura siguen siendo los ejes de un aprendizaje que se remonta a varios siglos y que excluye nuevas maneras de ver el mundo. La transmisin de conocimiento (que como expresin encierra una falacia) es una simple distribucin de informacin que con frecuencia ni siquiera es pertinente al contexto de aprendizaje. Si lo que se quiere es introducir nuevas tecnologas para reforzar esto mismo, entonces estaramos traicionando los ideales de una educacin liberadora, es decir, basada en los derechos humanos, constructora de ciudadana. Las escuelas deben cambiar como proyecto educativo, no como infraestructura. No basta aterrizar computadoras y conectividad con Internet, no bastan las cmaras de video y los estudios de radio. Se necesita una escuela que promueva procesos de aprendizaje reflexivos y basados en la experiencia, relevantes socialmente, es decir, insertos en una realidad social ms amplia. La necesidad de que la institucin escolar se adapte a las nuevas necesidades sociales, pasa por una revisin en profundidad del proceso educativo, que en muchsimos casos

  • ha dejado de ser un proceso, para convertirse en una mecnica repetitiva, seca, desprovista de humanismo. La educacin que Freire y sus discpulos llamaron bancaria porque no iba ms all de colocar informacin en la cabeza del educando como quien coloca monedas en una alcanca, lamentablemente subsiste en gran escala, y en muchos de nuestros pases subsiste precisamente por la resistencia de las propias organizaciones de maestros a renovarse y renovar la educacin. No hay nada ms difcil en los tiempos actuales, al menos en Amrica Latina, que llevar adelante una reforma educativa que permita adaptar la escuela a las necesidades sociales actuales. A esa reforma educativa se oponen actores que son centrales, los propios maestros. La figura del maestro debera transformarse, para convertirse en garante de una dimensin ms dinmica de la educacin. La funcin transmisora de informacin de los maestros, carece de sentido. El maestro de hoy debe tener la capacidad de facilitar procesos de comunicacin y educacin que formulan problemas, colocan preguntas provocadoras del dilogo y el debate, permiten sistematizar las experiencias individuales y colectivas de todos los participantes en el proceso educativo, y no solamente de los educandos o alumnos. El maestro debe ser un dinamizador de situaciones de educacin, comunicacin, trabajo y creatividad a travs de las cuales se genera un saber colectivo. Los educandos necesitan desarrollar en el proceso educativo su condicin de ciudadanos con derechos. Es imprescindible para ello que adquieran un repertorio que les permite abordar la globalizacin, por ejemplo, desde lo local y desde lo global,

  • o como algunos tericos (Appadurai, 2001) han llamado la glocalizacin. (7) Debajo de las palabras, los significados ocultos Es imprescindible recuperar el valor semntico de educar y de comunicar, pues ambos han sido distorsionados por el uso. Aunque las races de educar, provienen del latn educere y educare, el primero significa sacar lo que est adentro del ser humano, para prepararlo como ser social, mientras que el segundo nos remite a una accin de moldear y guiar. Sacar de adentro hacia fuera el potencial de conocimientos y valores, apoyar el desarrollo de algo que ya existe en el ser humano, en lugar de simplemente moldearlo, hacerlo igual a otro, para que asegure la transmisin de ciertas informaciones. Educere implica preguntar, dialogar, pensar y crear, en oposicin a memorizar y repetir. La memorizacin y la repeticin del modelo educativo, es lo que hace que permanezca una institucin que se resiste al cambio. Si la educacin tiene la funcin de sacar lo que el individuo lleva adentro, para potenciar su creatividad y para socializar con los dems su conocimiento y sus valores, entonces no bastan los equipamientos y las capacitaciones en tecnologa: lo que importan son los procesos que permiten comprender dimensiones de la imagen y del sonido que no por demasiado obvias son mejor entendidas. Es un hecho que en medio de la sociedad de la informacin, vivimos un galopante analfabetismo de la comunicacin. La comprensin de la comunicacin es pobre, y las confusiones entre los propios especialistas son frecuentes.

  • En la medida en que la educacin deje de ser percibida como un producto, y se comprenda como un proceso, se acercar ms a su potencial de responder a las necesidades de la sociedad. Y precisamente es la comunicacin la que puede contribuir en esa evolucin, porque la comunicacin es tambin proceso antes que producto. De ah que es tan importante establecer entre los propios comunicadores la diferencia que existe entre informacin (producto) y comunicacin (proceso). En el caso de la comunicacin, ms sujeta a intereses econmicos y polticos inmediatos que a lastres institucionales como la educacin, se dan igualmente confusiones de trminos. Communio significa compartir, poner en comn, participar, lo que hace de la comunicacin algo muy diferente de la informacin, y muy prxima al verdadero sentido de la educacin. Sin embargo, es muy corriente confundir en el lenguaje cotidiano la comunicacin con la informacin, y los propios comunicadores y periodistas contribuyen a esa confusin. Las carreras de periodismo, que hace dos o tres dcadas cambiaron de nombre para convertirse de un plumazo en carreras de comunicacin social, no han cambiado en lo fundamental su enfoque mecanicista. Cambiaron de nombre cuando incorporaron la publicidad, las relaciones pblicas, pero mantuvieron la segmentacin instrumental de sus departamentos por medio: prensa, radio, televisin, en lugar de organizar los estudios por rea: comunicacin para el desarrollo, comunicacin ciudadana, comunicacin y derechos humanos, etc. Es como si en los estudios de medicina, los estudiantes

  • tuvieran que optar por categoras instrumentales como ecografa, rayos X o tomografa, en lugar de estudiar anatoma, fisiologa o histologa. As como la medicina estudia los procesos vitales del cuerpo humano, la comunicacin estudia el proceso humano de comunicar. El estudio de los medios e instrumentos de difusin de la informacin es equiparable a los medios tcnicos que usa la medicina para diagnosticar o curar. En otras palabras, informacin no puede equipararse a comunicacin, y los periodistas que manejan los mensajes no pueden equipararse a los comunicadores que facilitan procesos. No lejos de esa confusin est la que asimila comunicacin con comunicaciones. Sobre todo su uso en ingls (o influenciado por el ingls) tiende a equiparar ambos trminos. De hecho, la palabra comunicaciones no est en el diccionario de la Real Academia Espaola, es un anglicismo, y en ingls el plural se diferencia del singular en algo fundamental: communication alude al proceso humano de comunicarse, mientras que communications se refiere a un sistema que incluye las vas (carreteras, caminos) y los medios tcnicos (telfono, fax) utilizados(8). Una confusin similar a la que existe entre comunicacin y comunicaciones, aparece entre conocimiento y conocimientos. Corrientemente se alude a los conocimientos como la informacin que uno maneja sobre las cosas: uno tiene conocimientos sobre el cuerpo humano, sobre historia o sobre geografa. Pero el conocimiento es algo diferente no debe equipararse con la informacin, sino que el conocimiento es el lugar de

  • encuentro entre las informaciones y la superestructura de cada individuo. El conocimiento es lo que cada uno de nosotros hace de la informacin que recibe, cuando la asume e incorpora a travs del propio bagaje filosfico, cultural, emocional y contextual. De ah que el conocimiento no es transferible, lo que es transferible es la informacin, a veces aludida errneamente como conocimiento. Lo anterior es importante, porque la palabra escuela o la palabra educacin, ya no tienen el mismo significado para todos. Es muy diferente la manera como las entendieron Freinet, Vygotsky, Freire o Kapln, a como la entienden quienes la conciben como un molde inamovible. El rol de las tecnologas La idea de que se pueda asegurar una transmisin (cultural) con medios (tcnicos) de comunicacin constituye una de las ilusiones ms habituales de la sociedad de la informacin, propia de una modernidad cada vez mejor armada para la conquista del espacio pero cada vez lo est menos para el dominio del tiempo.(9) Regis Debray Los cambios que afectan el papel de la comunicacin en la educacin no deberan ser ni cosmticos ni instrumentales, sino de enfoque y de proceso. El aadido de nuevas tecnologas sobre un sistema arcaico de educacin no es la solucin. Se cree que dotando a las escuelas de computadoras, conectividad de Internet, cmaras de video y estudios de

  • produccin radiofnica, se acorta la brecha que existe entre una escuela que opera en base a la letra y una escuela que opera en base a la imagen. En ese caso se olvida algo muy obvio: lo que importa no es el libro o la computadora, lo que importa es el aprendizaje de la lectura (del texto o de la imagen, y el puente entre ambos). La incorporacin de la tecnologa es apenas un paso en un nuevo proyecto educativo. La tecnologa per se corre el riesgo de perpetuar un sistema decimonnico en lugar de renovarlo, si es que no se renueva a la vez el proceso educativo, basado en competencias emocionales y en experiencias vivenciales. Una educacin pertinente que utilice como instrumentos las nuevas tecnologas, tendra sobre todo que crear posibilidades de construir de manera critica el conocimiento, haciendo nfasis en el dialogo y el debate, y en la apreciacin crtica de los mensajes audiovisuales y de los propios procesos de comunicacin e informacin. La creatividad de los jvenes debe ser alentada, no coartada con argucias tcnicas. No basta que ellos elaboren los guiones, sino que tengan responsabilidad sobre todo el proceso de produccin audiovisual, porque de otro modo, lo que uno percibe es que con el argumento de cuidar la calidad tcnica, se implantan filtros y formatos convencionales que limitan la creatividad de los jvenes y despojan de frescura sus obras. Al final, todo se oye igual o se ve igual, porque ha sido modificado en funcin de un criterio conservador de la tcnica y de la lectura audiovisual, por algn tcnico bien intencionado que lo que hace es uniformizar todas las producciones para que suenen como una radio comercial. De ah la reiteracin de los formatos, de los

  • efectos sonoros o visuales, de la msica Al final, deja de ser el producto de la creatividad de un joven, para convertirse en un producto neutro, correcto tcnicamente, pero sin emocin. Cuando Mario Kapln desarroll sus experiencias de casete-foro, primero en Uruguay y luego en Venezuela, trataba no slo de ampliar audiencias para mensajes crticos, sino de potenciar emisores capaces de intervenir en procesos de comunicacin desde la base, buscando generar interlocutores ms que meros locutores, promoviendo el uso de la tecla record y no slo de la tecla play de los grabadores de casete que se haban popularizado en aquella poca(10). La imagen que contrapone record a play es emblemtica para imaginar los usos de las nuevas tecnologas de la informacin y comunicacin en el contexto educativo. Significa ir mucho ms all de la difusin, de la reiteracin, de la repeticin, para darle prioridad a un proceso dinmico en el que los sujetos envueltos en el aprendizaje son comunicadores, estn abiertos al dilogo y no son receptores pasivos. Apretar la tecla record significa participar en el sentido de apropiarse del proceso, de convertirse en actor en el proceso educativo o comunicativo. En su uso ms corriente las nuevas TICs ignoran por completo los procesos dialgicos apelando principalmente a la interactividad (con una mquina) y no a una verdadera interaccin (entre personas) dice Gabriel Kapln y aade: El ideal del estudiante aislado y conectado a una mquina niega en los hechos el carcter social del aprendizaje. La navegacin solitaria en las autopistas de la informacin no puede reemplazar el aprendizaje, que es esencialmente

  • social.(11) Mario Kapln consideraba sospechosa la palabra interactividad (una forma de autismo) y prefera la interlocucin, la intercomunicacin y la interaccin, propias del dilogo. Educarse y comunicarse son dos caras de la misma moneda, o ms bien, vasos comunicantes de los procesos de aprendizaje. Las tecnologas que en lugar de apoyar y fortalecer esos procesos, tienden a desmontarlos, conspiran en contra de los ms altos ideales de la educacin y de la comunicacin. Los cuatro pilares del informe Delors mencionados anteriormente, no podran sostenerse si las nuevas tecnologas no contribuyen a profundizar en el proceso de aprendizaje sino simplemente se enfocan en tareas de multiplicacin y acumulacin de informacin. Hay que decir, sin embargo, que el malentendido no viene exclusivamente de la educacin sino de los malentendidos y confusiones sobre la comunicacin que hemos revisado anteriormente. No debe extraarnos el uso mecanicista, subsidiario e instrumental de las tecnologas de informacin en la escuela, si en el mundo de la informacin y de la comunicacin sucede algo similar. Los medios pblicos y comunitarios Las ciencias de la comunicacin se han dedicado desde hace dcadas a los estudios sobre medios y percepciones, pero no han abordado suficientemente la comunicacin desde el punto de vista de la ciudadana. Territorio, identidad y accin colectiva son conceptos que cruzan actualmente el mbito de reflexin de los medios pblicos y comunitarios.

  • Una de las distorsiones principales es el intento de reemplazar la interaccin humana, la interlocucin o interaprendizaje, por la interactividad tecnolgica, basndose en el supuesto de que la mediacin electrnica facilita el dilogo. No deberamos abundar aqu sobre los lmites de los medios privados, pues ya lo hemos hecho en otros textos. Es importante recordar, sin embargo que la eclosin de empresas privadas de informacin y difusin en las ltimas tres dcadas, no ha correspondido, como se esperaba en un primer momento, con una mayor diversidad de opciones. Todo lo contrario, la imposicin de un modelo nico de televisin o de radio, cuyo eje es el gigantesco mercado de consumidores, ha aniquilado o por lo menos debilitado otras maneras de hacer cultura audiovisual. La televisin comercial global, que reside en los sistemas de cable y de satlite, no ofrece alternativas al televidente sino por el contrario, se erige en una red nica y hegemnica con una visin unilateral del mundo, con contenidos uniformados y homogenizantes, emitiendo los mismos productos, por canales diferentes, 24 horas al da, incluso en idiomas locales. La televisin privada nacional, no es sino eco de las redes internacionales, ya que su programacin no se diferencia fundamentalmente de la programacin de las redes de cable o satlite. La televisin clon, es el patrn de desarrollo. Con variantes poco significativas, las empresas de cable ofrecen paquetes de 60 a 80 canales que son pavorosamente parecidos los unos a los otros. Un ejercicio de zapping cambiar rpidamente de un canal al siguiente-

  • suele confirmar que hay muy poco que ver en semejante oferta de canales, a menos que los niveles de exigencia personal sean muy bajos. Dice Mario Arrieta: Bajo el amparo de la libertad, nuestras estaciones televisivas se propagan como el clera. Son nacionales por la ubicacin geogrfica de los equipos (importados o producidos bajo patente), pero no por el contenido de sus programaciones, alienantes, repetitivas y homogeneizadas hasta el hasto. Uno puede ver los mismos programas, la publicidad de los mismos productos incluidos noticieros internacionales y telenovelas- en los televisores de prcticamente cualquier ciudad latinoamericana.(12) La televisin pblica, por comparacin, parece funcionar en la clandestinidad. Generalmente tiende a ser ignorada por los espectadores con el argumento manido de su pobreza tcnica y falta de espectacularidad, pero lo cierto es que el gusto de los telespectadores, es decir su capacidad de apreciacin, ha sido malversado, desintegrado por la televisin comercial, lo mismo en el mundo industrializado que en el Tercer Mundo. Valerio Fuenzalida, Director de Programas de la Televisin Nacional de Chile seala que los principales problemas de la televisin pblica son: malos manejos administrativos, inestabilidad de gestin debido a los vaivenes polticos, carencia de una estrategia de largo plazo, ausencia de un proyecto de sostenibilidad econmica, incapacidad de generar su propia audiencia, falta de credibilidad por cumplir funciones de propaganda poltica, abierta o velada,

  • programacin incoherente, entre otros(13). La presin de la ola privatizadora hizo que muchas empresas pblicas de televisin fueran privatizadas, aunque en la opinin de Fuenzalida, ello no hizo sino fortalecer los monopolios privados en Mxico y Argentina, sin mejorar ni la oferta televisiva ni la calidad de la programacin con contenido socialmente til. Cuando el Estado se borra y rehuye sus responsabilidades frente a la educacin y a la cultura, es muy difcil que se mantenga la nocin de servicio pblico. La televisin pblica, que ha sobrevivido a pesar de la explosin de las redes comerciales, contina siendo el plpito desde el que predican los gobiernos, aunque algunos han tenido la visin de futuro necesaria para abrir espacios a una programacin cultural y pblica que intenta contrarrestar con produccin propia la abundancia de enlatados. Incluso en los pases industrializados y ricos la televisin pblica enfrenta problemas de sobrevivencia y legitimidad, ms an en pases dependientes donde el Estado es demasiado dbil y donde la cultura no figura en la lista de prioridades. La falta de continuidad en los proyectos culturales y educativos de los gobiernos ha llevado a la sociedad civil a ofrecer sus propias respuestas. En ausencia de una poltica del Estado en la que la comunicacin masiva tenga una responsabilidad de promover el desarrollo social, econmico y cultural, otras instituciones han levantado ese estandarte. Las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) se han comprometido fundamentalmente en proyectos de radio comunitaria, mientras las universidades hicieron el intento pocas veces con xito- de poner en pie canales de televisin.

  • En la medida en que los medios de informacin masivos no atienden las necesidades de comunicacin comunitarias, las comunidades y organizaciones sociales se dotan de sus propios medios: radio, video, prensa, teatro popular, peridico mural La larga experiencia de la radio comunitaria, particularmente en Amrica Latina pero cada vez ms en Asia y en frica, debe ser la que inspire el desarrollo de la televisin comunitaria as como de las nuevas iniciativas de telecentros o centros multimedia. Los mismos temas son cruciales para su desarrollo: a) participacin y apropiacin local, b) lengua y pertinencia cultural, c) generacin de contenidos locales, d) tecnologa apropiada y convergencia tecnolgica, y e) conformacin de redes. Algunas de las experiencias de video alternativo y participativo llevan el nombre de televisin cuando en realidad no lo son. En Brasil conocimos por lo menos tres importantes: la TV de los Trabajadores, TV Viva en la ciudad de Recife, o TV Maxambomba en Ro de Janeiro, que han adoptado la palabra televisin cuando en realidad son grupos independientes de video que producen y exhiben sus obras en lugares pblicos. En un contexto bastante diferente, la Televisin Serrana de Cuba, es tambin un grupo de video que produce y difunde sus documentales y video-cartas en una zona rural olvidada por los medios de comunicacin estatales. Las ventajas tecnolgicas, inicialmente dirigidas a la produccin de videos familiares, benefici enormemente el movimiento de video independiente y popular. Los sindicatos, los grupos de mujeres y jvenes, las comunidades

  • indgenas y otros sectores se armaron de cmaras de video para documentar su realidad. Las experiencias se multiplicaron por doquier, tanto en los pases industrializados como en los pases dependientes. El activismo comunicacional que el video pudo alimentar fue enorme, en muchos mbitos de actividad relacionados con la libertad de expresin y de organizacin, as como en proyectos de desarrollo(14). Fenmenos ms recientes como YouTube o Google Video han contribuido a potenciar el uso de los videos como expresin grupal o individual, mediante la convergencia tecnolgica con Internet. Es una paradoja que las experiencias de radio o televisin comunitaria, y en alguna medida las que pertenecen al sector pblico, tengan que demostrar su legitimidad an en pases con gobiernos democrticos que ponen todos los escollos posibles para que no prosperen. Si bien se ha avanzado bastante en materia de legislacin, parecera que algunos pases legislan para ponerle lmites a los medios comunitarios, antes que para legitimarlos y apoyarlos. Los ejemplos de Chile y Brasil son emblemticos en ese sentido, ya que en ambos pases democrticos se limita el derecho a la comunicacin de los medios comunitarios, para que sean pequeos, pobres, y perifricos. De qu vale que la ley reconozca la existencia de las radios comunitarias, si limita su potencia de transmisin a 100 vatios o su radio de influencia a 1 kilmetro? Los parmetros para establecer una legislacin sobre medios comunitarios han sido ampliamente discutidas y han adquirido carcter de consenso en Amrica Latina, siendo incluso parte de los instrumentos aprobados por la Convencin Americana de Derechos Humanos y de las

  • recomendaciones que hace la Comisin Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA. Gustavo Gmez, Director del Programa de Legislaciones de AMARC, resume los principios de la legislacin en algunos puntos centrales(15):

    El derecho a la comunicacin y la libertad de expresin son derechos ciudadanos

    El espectro radioelctrico es patrimonio de la humanidad Un sistema de radiodifusin democrtico debe reconocer

    tres tipos de medios: pblicos (estatales), privados (comerciales) y comunitarios

    Los medios comunitarios deben ser establecidos sin discriminaciones de potencia, cobertura o acceso

    Es necesario un organismo independiente para administrar y otorgar frecuencias

    La participacin ciudadana en polticas publicas de radiodifusin es indispensable

    Se requiere de transparencia en los procedimientos de asignacin de frecuencias

    El Estado debe garantizar la sostenibilidad de los medios pblicos y comunitarios

    El Estado debe tomar medidas para impedir los monopolios de propiedad de medios

    Los medios comunitarios, a diferencia de los comerciales, fomentan la participacin de los ciudadanos en la vida pblica, tomando en cuenta la fragmentacin de la audiencia en grupos de intereses particulares. Los medios comunitarios enriquecen la vida democrtica porque son un foro donde la poblacin puede expresarse con libertad. Frente a la desaparicin del espacio pblico, copado por los grandes

  • intereses econmicos, los medios comunitarios abren espacios de presencia ciudadana a nivel local o regional. Son medios especficos y en esa medida nicos, porque ofrecen a cada audiencia una programacin hecha a medida; de ese modo reflejan la diversidad de intereses de la audiencia. Tanto medios pblicos como comunitarios son por ello aliados esenciales de una educacin que sea concebida como un proceso de aprendizaje permanente, de toda la vida, en el que no hay emisor y destinatario, ni existe la supremaca autoritaria del maestro sobre el alumno, sino ms bien un proceso de aprendizajes mutuos basados en el dilogo y la expresin creativa. Al igual que la escuela, los medios pblicos y ciudadanos, los medios participativos y comunitarios, tienen la funcin de desarrollar ciudadanos y construir ciudadana, que es algo ms importante que reproducir patrones de comportamiento. Los medios comunitarios no son solamente un vehculo para trasmitir informacin diferente a la de los medios comerciales y pertinente a las comunidades, sino que son en s mismos procesos y prcticas comunicativas que contribuyen a construir tejido social. Los procesos de comunicacin son componentes pedaggicos del aprendizaje. 1. UNESCO: Learning: The Treasure Within, Report to UNESCO of the International Commission for Education in the Twenty First Century. Paris 1996. 2. Kapln, Mario: A la educacin por la comunicacin: la prctica de la comunicacin educativa. UNESCO, OREALC, Santiago de Chile, 1992.

    2. Gadotti, Moacir: Paulo Freire: A Prtica Altura Do Sonho,

  • http://www.paulofreire.org/Paulo_Freire/Vida_e_Obra/gadotti_pf.htm 3. Prieto Castillo, Daniel. El interparendizaje como clave de la educomunicacin, en Mediaciones, N 6, 2006. Universidad Minuto de Dios, Bogot (Colombia). 4. Wittgenstein, Ludwig: Investigaciones Filosficas. Editorial UNAM, Mxico 2003. 5. Cito de memoria 6. Appadurai, Arjun. La modernidad desbordada. Dimensiones culturales de la globalizacin. Buenos Aires, Trilce/Fondo de Cultura Econmica, 2001. 7. Segn el diccionario Merriam-Webster, el plural se refiere a un sistema: 4 plural a:a system (as of telephones) for communicating b:a system of routes for moving troops, supplies, and vehicles", ver http://mw1.merriam-webster.com/dictionary/communication 8. Debray, Regis. Introduccin a la mediologa. Ed. Paidos, Barcelona, Espaa, 2001. 9. Kapln, Gabriel: Kapln, intellectual orgnico. Memoria afectiva en Educomedia.Alavanca da Cidadania. O legado utpico de Mario Kapln. Universidade Metodista de Sao Paulo-Catedra UNESCO. 10. ibid 11. Arrieta Abdala, Mario. La televisin: ese catlogo neoliberal. Missagium, revista de comunicacin. Ao 3, N 3, La Paz (Bolivia), enero 1994. 12. Fuenzalida, Valerio. Hacia la reforma de la TV pblica en Amrica Latina. Suplemento Especial N 8, INFODAC, Directores Argentinos Cinematogrficos, enero 2001. 13. Gumucio Dagron, Alfonso: Haciendo Olas: Comunicacin Participativa para el Cambio Social. Fundacin Rockefeller, Nueva York, 2001. 14. Gomez, Gustavo: Libertad de antenna en Amrica Latina y el Caribe: Principios de Legislacin. MediaForum 4/2004, CAMECO. Aachen, 2004.