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ANTOINE DE SAINT- EXUPÉRY Con dibujos del autor o '

Con dibujos del autor · (con un poco de mal humor) que no sabía dibujar. Me contestó: —No importa. Dibújame un cordero. Como jamás había dibujado un cordero rehíce uno de

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Page 1: Con dibujos del autor · (con un poco de mal humor) que no sabía dibujar. Me contestó: —No importa. Dibújame un cordero. Como jamás había dibujado un cordero rehíce uno de

ANTOINE DE SAINT- EXUPÉRY

Con dibujos del autor

o

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Elprincipito (enfrancés:LePetitPrince),publicadoel6deabrilde1943,eselrelatocortomásconocidodelescritoryaviadorfrancésAntoinedeSaint-Exupéry.LoescribiómientrassehospedabaenunhotelenNuevaYorkyfuepublicadoporprimeravezenlosEstadosUnidos.Hasidotraducidoacientoochentalenguasydialectos, convirtiéndose en una de las obrasmás reconocidas de la literaturauniversal.

El principito habita un pequeñísimo asteroide, que comparte con una florcaprichosa y tres volcanes. Pero tiene «problemas» con la flor y empieza aexperimentarlasoledad;hastaquedecideabandonarelplanetaenbuscadeunamigo.Buscandoesaamistadrecorrevariosplanetas,habitadossucesivamentepor un rey, un vanidoso, un borracho, un hombre de negocios, un farolero, ungeógrafo…

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AntoinedeSaint-Exupéry

ElprincipitoePubr1.4

adruki15.3.2015

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Títulooriginal:LePetitPrince

AntoinedeSaint-Exupéry,1943

Traducción:BonifaciodelCarril

Ilustraciones:AntoinedeSaint-Exupéry

Editordigital:adruki

ePubbaser1.2

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ALEÓNWERTH

Pidoperdónalosniñosporhaberdedicadoestelibroauna persona grande. Tengo una seria excusa: estapersona grande es el mejor amigo que tengo en elmundo.Tengootraexcusa:estapersonagrandepuedecomprender todo; hasta los libros para niños. Tengouna tercera excusa: esta persona grande vive enFrancia, donde tiene hambre y frío. Tiene verdaderanecesidaddeconsuelo.Sitodasestasexcusasnofueransuficientes, quiero dedicar este libro al niño que estapersonagrandefueenotrotiempo.Todaslaspersonasgrandes han sido niños antes. (Pero pocas lorecuerdan.)Corrijo,pues,midedicatoria:

ALEÓNWERTHC U A N D O E R A N I Ñ O

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I

CUANDOyoteníaseisañosviunavezunaláminamagníficaenunlibrosobreelBosqueVirgenquesellamaba«Historiasvividas».Representabaunaserpienteboaquesetragabaaunafiera.Heaquílacopiadeldibujo.

Ellibrodecía:«Lasserpientesboastragansuspresasenteras,sinmasticarlas.Luegonopuedenmoverseyduermendurantelosseismesesdeladigestión».

Reflexionémuchoentoncessobrelasaventurasdelaselvay,amivez,logrétrazarconunlápizdecolormiprimerdibujo.Midibujonúmero1.Eraasí:

Mostrémiobramaestraalaspersonasgrandesylespreguntésimidibujolesasustaba.

Mecontestaron:«¿Porquéhabrádeasustarunsombrero?».

Midibujono representabaunsombrero.Representabaunaserpienteboaquedigeríaun elefante. Dibujé entonces el interior de la serpiente boa a fin de que las personasgrandespudiesencomprender.Siemprenecesitanexplicaciones.Midibujonúmero2eraasí:

Laspersonasgrandesmeaconsejaronquedejaraaun lado losdibujosde serpientesboasabiertasocerradasyquemeinteresaraunpocomásen lageografía, lahistoria,elcálculo y la gramática. Así fue como, a la edad de seis años, abandoné unamagníficacarreradepintor.Estabadesalentadoporelfracasodemidibujonúmero1ydemidibujonúmero2.Laspersonasgrandesnuncacomprendennadaporsísolas,yesagotadorparalosniñostenerquedarlessiempreysiempreexplicaciones.

Debí, pues, elegir otro oficio y aprendí a pilotar aviones.Volé un poco por todo el

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mundo.Esciertoquelageografíamesirviódemucho.AlprimergolpedevistaestabaencondicionesdedistinguirChinadeArizona.Esmuyútilsiunollegaaextraviarsedurantelanoche.

Tuveasí, enel cursodemivida,muchísimas relacionesconmuchísimagente seria.Viví mucho con personas grandes. Las he visto muy de cerca. No he mejoradoexcesivamentemiopinión.

Cuando encontré alguna queme pareció un poco lúcida, hice la experiencia demidibujo número 1, que siempre he conservado. Quería saber si era verdaderamentecomprensiva.Perosiempremerespondía:«Esunsombrero».Entoncesnolehablabanideserpientesboas,nidebosquesvírgenes,nideestrellas.Meponíaasualtura.Lehablabade bridge, de golf, de política y de corbatas. Y la persona grande se quedaba muysatisfechadehaberconocidoaunhombretanrazonable.

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Heaquíelmejorretratoque,mástarde,logréhacerdeél.

II

Viví así, solo, sin nadie con quien hablarverdaderamente, hasta que tuve una avería en eldesiertodelSahara,haceseisaños.Algosehabíarotoenmimotor.Ycomonoteníaconmigonimecániconipasajeros,medispuse a realizar, solo, una reparacióndifícil.Era,paramí,cuestióndevidaomuerte.Teníaaguaapenasparaochodías.

Laprimeranochedormísobrelaarenaamilmillasde toda tierra habitada. Estaba más aislado que unnáufrago sobre una balsa en medio del océano.Imaginaos,pues,misorpresacuando,alrompereldía,medespertóunaextrañavocecitaquedecía:

—Porfavor…,¡dibújameuncordero!

—¿Eh?

—Dibújameuncordero…

Mepuseenpiedeunsalto,comogolpeadoporunrayo.Mefrotélosojos.Mirébien.Yviunhombrecitoenteramenteextraordinarioquemeexaminabagravemente.Heaquíelmejor retrato que,más tarde, logré hacer de él. Pero seguramentemi dibujo esmuchomenos encantador que el modelo. No es por mi culpa. Las personas grandes medesalentaron de mi carrera de pintor cuando tenía seis años y sólo había aprendido adibujarlasboascerradasylasboasabiertas.

Miré, pues, la aparición con los ojos absortos por el asombro. No olvidéis quemeencontrabaamilmillasdetodaregiónhabitada.Además,elhombrecitonomeparecíaniextraviado, ni muerto de fatiga, ni muerto de hambre, ni muerto de sed, ni muerto demiedo.Noteníaenabsolutolaaparienciadeunniñoperdidoenmediodeldesierto,amilmillasdetodaregiónhabitada.Cuandoalfinlogréhablar,ledije:

—Pero…¿quéhacesaquí?

Repitióentonces,muysuavemente,comosifueseunacosamuyseria:

—Porfavor…,dibújameuncordero…

Cuando el misterio es demasiado impresionante no es posible desobedecer. Porabsurdo queme pareciese, amilmillas de todo lugar habitado y en peligro demuerte,saqué del bolsillo una hoja de papel y una estilográfica. Recordé entonces que habíaestudiado principalmente geografía, historia, cálculo y gramática, y dije al hombrecito(conunpocodemalhumor)quenosabíadibujar.Mecontestó:

—Noimporta.Dibújameuncordero.

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Comojamáshabíadibujadouncorderorehíceunodelosdosúnicosdibujosqueeracapazdehacer.Eldelaboacerrada.Quedéestupefactocuandooíalhombrecitoquemerespondía:

—¡No!¡No!Noquierounelefantedentrodeunaboa.Unaboaesmuypeligrosayunelefantemuyembarazoso.Enmicasatodoespequeño.Necesitouncordero.Dibújameuncordero.

Entoncesdibujé.Elhombrecitomiróatentamente.Luegodijo:

—¡No!Estecorderoestámuyenfermo.Hazotro.

Yodibujaba.Miamigosonrióamablemente,conindulgencia:

—¿Ves?…Noesuncordero;esuncarnero.Tienecuernos…

Rehíce,pues,otravezmidibujo.

Perolorechazócomolosanteriores:

—Ésteesdemasiadoviejo.Quierouncorderoquevivamuchotiempo.

Entonces,impaciente,comoteníaprisaporcomenzaradesmontarmimotor,garabateéestedibujo.

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Ylelargué:

—Éstaeslacaja.Elcorderoquequieresestáadentro.

Quedéverdaderamentesorprendidoalveriluminarseelrostrodemijovenjuez:

—¡Esexactamentecomoloquería!¿Creesquenecesitarámuchahierbaestecordero?

—¿Porqué?

—Porqueenmicasatodoespequeño…

—Cabráseguramente.Teheregaladouncorderobienpequeño.

Inclinólacabezahaciaeldibujo:

—Notanpequeño…¡Mira!Sehadormido…

Yfueasícomoconocíalprincipito.

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III

Necesitémuchotiempoparacomprenderdedóndevenía.Elprincipito,quemeacosabaapreguntas,nuncaparecíaoírlasmías.Ysóloporpalabraspronunciadasalazarpude,pocoapoco,enterarmede todo.Cuandoviomiaviónporprimeravez (nodibujarémiaviónporqueesundibujodemasiadocomplicadoparamí),mepreguntó:

—¿Quéesestacosa?

—Noesunacosa.Vuela.Esunavión.Esmiavión.

Ymesentíorgullosohaciéndolesaberquevolaba.Entoncesexclamó:

—¿Cómo?¿Hascaídodelcielo?

—Sí—dijemodestamente.

—¡Ah!¡Quégracioso!…

Y el principito soltó una magnífica carcajada que me irritó mucho. Quiero que setomenenseriomisdesgracias.

Despuésagregó:

—Entonces,¡tútambiénvienesdelcielo!¿Dequéplanetaeres?

Entrevírápidamenteunaluzenelmisteriodesupresenciaypreguntébruscamente:

—¿Vienes,pues,deotroplaneta?

Peronomecontestó.Meneabalacabezasuavementemientrasmirabaelavión:

—Verdadesque,enesto,nopuedeshabervenidodemuylejos…

Ysehundióenunensueñoquedurólargotiempo.Despuéssacóelcorderodelbolsilloyseabismóenlacontemplacióndesutesoro.

Imaginaos cuánto pudo haberme intrigado esa semiconfidencia sobre los «otrosplanetas».Meesforcéporsaberalgomás:

—¿Dedóndevienes, hombrecito? ¿Dóndequeda«tu casa»? ¿Adondequieres llevarmicordero?

Despuésdemeditarensilencio,respondió:

—Megustalacajaquemehasregalado,porquedenocheleservirádecasa.

—Seguramente.Ysieresamabletedarétambiénunacuerdaparaatarloduranteeldía.Yunaestaca.

Laproposiciónpareciódisgustaralprincipito:

—¿Atarlo?¡Quéideatanrara!

—Perosinoloatasseiráacualquierparteyseperderá…

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Miamigotuvounnuevoestallidoderisa:

—Pero,¿adondequieresquevaya?

—A cualquier parte. Derecho, siempre adelante… Entonces el principito observógravemente:

—¡Noimporta!¡Micasaestanpequeña!…

Yconunpocodemelancolía,quizá,agregó:

—Derecho,siempreadelantedeuno,nosepuedeirmuylejos…

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ElprincipitosobreelasteroideB612

IV

Supe así una segunda cosa muy importante. ¡Suplanetadeorigeneraapenasmásgrandequeunacasa!

No podía sorprenderme mucho. Sabía bien quefuera de los grandes planetas como laTierra, Júpiter,MarteyVenus,quetienennombre,haycentenaresdeplanetas,avecestanpequeñosqueapenasselespuedeverconel telescopio.Cuandounastrónomodescubrealguno le da un número por nombre. Lo llama porejemplo:«elasteroide3251».

Tengo serias razones para creer que el planeta dedonde venía el principito es el asteroideB 612. Esteasteroidesólohasidovistounavezconeltelescopio,en1909,porunastrónomoturco.

El astrónomo hizo, entonces, una grandemostración de su descubrimiento en un CongresoInternacional deAstronomía.Pero nadie le creyópor

culpadesuvestido.Laspersonasgrandessonasí.

Felizmente para la reputación del asteroide B 612, un dictador turco obligó a supueblo,bajopenademuerte,avestirsealaeuropea.Elastrónomorepitiósudemostraciónen1920,conuntrajemuyelegante.Yestaveztodoelmundocompartiósuopinión.

Si os he referido estos detalles acerca delasteroideB612ysiosheconfiadosunúmeroespor las personas grandes. Las personas grandesaman las cifras.Cuando les habláis de un nuevoamigo, no os interrogan jamás sobre lo esencial.Jamásosdicen:«¿Cómoesel timbrede suvoz?¿Cuálessonlosjuegosqueprefiere?¿Coleccionamariposas?». En cambio, os preguntan: «¿Quéedad tiene? ¿Cuántos hermanos tiene? ¿Cuántopesa? ¿Cuánto gana su padre?». Sólo entoncescreen conocerle. Si decís a las personas grandes:«Hevistounahermosacasadeladrillosrojoscongeranios en las ventanas y palomas en eltecho…», no acertarán a imaginarse la casa. Es

necesario decirles: «Hevisto una casade cienmil francos».Entonces exclaman: «¡Quéhermosaes!».

Silesdecís:«Lapruebadequeelprincipitoexistióesqueeraencantador,quereía,y

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que quería un cordero. Querer un cordero esprueba de que se existe», se encogerán dehombros y os tratarán como se trata a un niño.Perosilesdecís:«ElplanetadedondeveníaeselasteroideB612»,entoncesquedaránconvencidosyos dejarán tranquilos sin preguntarosmás. Sonasí.Y no hay que reprocharles. Los niños debensermuyindulgentesconlaspersonasgrandes.

Pero,claroestá,nosotros,quecomprendemoslavida,nosburlamosdelosnúmeros.Hubieradeseadocomenzarestahistoriaalamaneradeloscuentosdehadas.Hubieradeseadodecir:

«Habíaunavezunprincipitoquehabitabaunplaneta apenas más grande que él y que teníanecesidad de un amigo…» Para quienescomprenden la vida habría parecido mucho máscierto.

Pues no me gusta que se lea mi libro a laligera.¡Meapenatantorelatarestosrecuerdos!…Hace ya seis años que mi amigo se fue con sucordero. Si intento describirlo aquí es para noolvidarlo. Es triste olvidar a un amigo. No todos han tenido un amigo. Y puedotransformarmecomolaspersonasgrandes,quenoseinteresanmásqueenlascifras.Poresohecompradounacajadecoloresydelápices.Espenosoretomareldibujo,amiedad,cuandonosehahechomástentativasqueladelaboacerradayladelaboaabierta,alaedaddeseisaños.Trataré,porcierto,dehacerlosretratoslomásparecidosposible.Perono estoydel todo segurode lograrlo.Unosdibujos salenbienyotrosno.Meequivocotambién un poco en la talla. Aquí el principito es demasiado alto. Allá es demasiadopequeño.Vacilo,también,acercadelcolordesuvestido.Entoncesvoytanteandodeunamanera u otra.He de equivocarme, en fin, sobre ciertos detallesmás importantes. Perohabrádeperdonárseme.Miamigojamásdabaexplicaciones.Quizámecreíasemejanteaél.Peroyo,desgraciadamente,nosévercorderosatravésdelascajas.Soyquizáunpococomolaspersonasgrandes.Debodehaberenvejecido.

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V

Cadadíasabíaalgonuevosobreelplaneta,sobrelapartida,sobreelviaje.Veníalentamente,alazarde las reflexiones. Al tercer día me enteré deldramadelosbaobabs.

Fue otra vez gracias al cordero, pues elprincipito me interrogó bruscamente, comoasaltadoporunadudaprofunda:

—¿Esverdad,noescierto,quealoscorderoslesgustacomerarbustos?

—Sí.Esverdad.

—¡Ah!¡Quécontentoestoy!

Nocomprendíporquéeratanimportantequeloscorderoscomiesenarbustos.Peroelprincipitoagregó:

—¿Demaneraquecomentambiénbaobabs?

Hicenotaralprincipitoque losbaobabsnosonarbustos,sinoárbolesgrandescomoiglesiasyqueaunsillevaraconéltodaunatropadeelefantes,latropanoacabaríaconunsolobaobab.

Laideadelatropadeelefanteshizoreíralprincipito:

—Habríaqueponerlosunossobreotros…

—Los baobabs, antes de crecer,comienzanporserpequeños.

—¡Es cierto! Pero ¿por qué quieres quetuscorderoscomanbaobabspequeños?

Mecontestó:«¡Bueno!¡Vamos!»,comosiahí estuviera la prueba. Y necesité un granesfuerzodeinteligenciaparacomprenderpormímismoelproblema.

En efecto, en el planeta del principito,como en todos los planetas, había hierbasbuenas y hierbas malas. Como resultado de

buenassemillasdebuenashierbasydemalassemillasdemalashierbas.Perolassemillasson invisibles.Duermen en el secreto de la tierra hasta que a una de ellas se le ocurredespertarse. Entonces se estira y, tímidamente al comienzo, crece hacia el sol unaencantadorabriznillainofensiva.Sisetratadeunaplantamala,debearrancarselaplantainmediatamente,encuantosehapodidoreconocerla.Había,pues,semillasterriblesenel

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Losbaobabs.

planeta del principito. Eran las semillas de los baobabs. El suelo del planeta estabainfestado.Ysiunbaobabnosearrancaatiempo,yanoesposibledesembarazarsedeél.Invadetodoelplaneta.Loperforaconsusraíces.Ysielplanetaesdemasiadopequeñoysilosbaobabssondemasiadonumerosos,lohacenestallar.

«Escuestióndedisciplina»,medecíamástardeelprincipito.«Cuandounoterminadearreglarse por lamañana, debe hacer cuidadosamente la limpieza del planeta. Hay quededicarseregularmenteaarrancarlosbaobabsencuantoselosdistingueentrelosrosales,a losqueseparecenmuchocuandosonmuy jóvenes.Esun trabajomuyaburrido,peromuyfácil».

Yundíameaconsejóquemeaplicaraa lograrunhermosodibujo,paraqueentrarabienenlacabezadelosniñosdemitierra.«Sialgúndíaviajan—medecía—podráserlesútil.Avecesnohayinconvenienteendejareltrabajoparamástarde.Pero,sisetratadelos baobabs, es siempre una catástrofe. Conocí un planeta habitado por un perezoso.Descuidótresarbustos…»

Y, según las indicaciones del principito, dibujéaquel planeta. No me gusta mucho adoptar tono demoralista. Pero el peligro de los baobabs es tan pococonocido,y los riesgoscorridosporquienseextravíaenunasteroidesontanimportantes,que,porunavez,salgodemireserva.Ydigo:«¡Niños!¡Cuidadoconlosbaobabs!». Para prevenir amis amigos de un peligroquedesdehacetiempolosacecha,comoamímismo,sin conocerlo, he trabajado tanto en este dibujo. Lalecciónquedoyesdignade tenerseencuenta.Quizáospreguntaréis:«¿Porquénohay,enestelibro,otrosdibujos tan grandiosos como el dibujo de losbaobabs?».La respuestaesbiensimple:He intentadohacerlos,perosinéxito.Cuandodibujélosbaobabsmeimpulsóelsentidodelaurgencia.

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VI

¡Ah,principito!Así,pocoapoco,comprendítupequeñavidamelancólica.Durantemuchotiempotuúnicadistracciónfuelasuavidaddelas puestas de sol.Me enteré de este nuevodetalle, en lamañana del cuarto día, cuandomedijiste:

—Meencantanlaspuestasdesol.Vamosaverunapuestadesol.

—Perotenemosqueesperar…

—¿Esperarqué?

—Esperaraqueelsolseponga.

Alprincipioparecistemuysorprendido;luego,tereístedetimismo.Ymedijiste:

—¡Mecreosiempreenmicasa!

Enefecto.TodoelmundosabequecuandoesmediodíaenlosEstadosUnidoselsolseponeenFrancia.BastaríapoderiraFranciaenunminutoparaasistiralapuestadelsol.Desgraciadamente,Franciaestádemasiadolejos.Perosobretupequeñoplanetatebastabamovertusillaalgunospasos.Ycontemplabaselcrepúsculocadavezqueloquerías.

—Undía,viponerseelsolcuarentaytresveces.

Ypocodespuésagregaste:

—¿Sabes?… Cuando uno está verdaderamente triste son agradables las puestas desol…

—¿Estabas,pues,verdaderamentetristeeldíadelascuarentaytresveces?

Elprincipitonorespondió.

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VII

Al quinto día, siempre gracias al cordero, me fue revelado este secreto de la vida delprincipito.Mepreguntóbruscamente,ysinpreámbulos,comofrutodeunproblemalargotiempomeditadoensilencio:

—Siuncorderocomearbustos,¿cometambiénflores?

—Uncorderocometodoloqueencuentra.

—¿Hastalasfloresquetienenespinas?

—Sí.Hastalasfloresquetienenespinas.

—Entonces,lasespinas,¿paraquésirven?

Yo no lo sabía. Estaba entonces muy ocupado tratando de destornillar un bulóndemasiado ajustadodemimotor.Estabamuypreocupado, puesmi avería comenzaba aresultarmemuygraveyelaguaqueseagotabamehacíatemerlopeor.

—Lasespinas,¿paraquésirven?

El principito jamás renunciaba a una pregunta, una vez que la había formulado.Yoestabairritadopormibulónyrespondícualquiercosa:

—Lasespinasnosirvenparanada.Sonpuramaldaddelasflores.

—¡Oh!

Despuésdeunsilenciomelargó,conciertorencor:

—¡No tecreo!Las flores sondébiles.Son ingenuas.Sedefiendencomopueden.Secreenterriblesconsusespinas.

No respondí nada. En ese instanteme decía: «Si este bulón todavía resiste, lo harésaltardeunmartillazo».Elprincipitointerrumpiódenuevomisreflexiones:

—¿Ytú,túcreesquelasflores…?

—¡No,no!¡Yonocreonada!Tehecontestadocualquiercosa.¡Yomeocupodecosasserias!

Memiróestupefacto.

—¡Decosasserias!

Meveíaconelmartilloen lamanoy losdedosnegrosdegrasa, inclinadosobreunobjetoqueleparecíamuyfeo.

—¡Hablascomolaspersonasgrandes!

Meavergonzóunpoco.Pero,despiadado,agregó:

—¡Confundestodo!…¡Mezclastodo!

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Estabaverdaderamentemuyirritado.Sacudíaalvientosuscabellosdorados.

—ConozcounplanetadondehayunSeñorcarmesí.Jamáshaaspiradounaflor.Jamáshamiradoaunaestrella.Jamáshaqueridoanadie.Nohahechomásquesumasyrestas.Ytodoeldíarepitecomotú:«¡Soyunhombreserio!¡Soyunhombreserio!».Seinfladeorgullo.Peronoesunhombre;¡esunhongo!

—¿Unqué?

—¡Unhongo!

Elprincipitoestabaahorapálidodecólera.

—Hacemillonesdeañosque las flores fabricanespinas.Hacemillonesdeañosqueloscorderoscomenigualmentelasflores.¿Ynoesseriointentarcomprenderporquélasflores se esfuerzan tanto en fabricar espinas que no sirven nunca para nada? ¿No esimportantelaguerradeloscorderosylasflores?¿NoesmásserioymásimportantequelassumasdeunSeñorgordoyrojo?¿Ynoesimportantequeyoconozcaunaflorúnicaenelmundo,quenoexisteenningunaparte,salvoenmiplaneta,yqueuncorderitopuedeaniquilarunamañana,así,deunsologolpe,sindarsecuentadeloquehace?¿Estonoesimportante?

Enrojecióyagregó:

—Sialguienamaaunaflordelaquenoexistemásqueunejemplarentrelosmillonesymillonesdeestrellas,esbastanteparaqueseafelizcuandomiraalasestrellas.Sedice:«Mi flor está allí, en algunaparte…».Y si el cordero come la flor, para él es como si,bruscamente,todaslasestrellasseapagaran.Yesto,¿noesimportante?

Nopudodecirnadamás.Estallóbruscamenteen sollozos. La noche había caído. Yo habíadejadomisherramientas.Nomeimportabannielmartillo, ni el bulón, ni la sed, ni lamuerte. Enunaestrella,enunplaneta,elmío,laTierra,habíaunprincipitoquenecesitabaconsuelo.Lotoméenmisbrazos.Loacuné.Ledije:«Laflorqueamasno corre peligro… Dibujaré un bozal para tucordero. Dibujaré una armadura para tu flor…Di…». No sabía bien qué decir. Me sentía muytorpe. No sabía cómo llegar a él, dóndeencontrarlo… ¡Es tan misterioso el país de laslágrimas!…

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VIII

Aprendí bien pronto a conocer mejor esa flor. En elplanetadelprincipitosiemprehabíahabidofloresmuysimples,adornadasconunasolahileradepétalos,queapenas ocupaban lugar y que nomolestaban a nadie.Aparecían una mañana entre la hierba y luego seextinguíanporlanoche.Peroaquéllahabíagerminadoundíadeunasemilla traídanosesabededóndeyelprincipito había vigilado,muy de cerca, a esa briznaque no se parecía a las otras briznas. Podía ser unnuevogénerodebaobab.Pero el arbusto cesóprontodecrecerycomenzóaelaborarunaflor.Elprincipito,queasistióalaformacióndeuncapulloenorme,sentíaque iba a surgir una aparición milagrosa, pero, alabrigo de su cámara verde, la flor no terminaba de

preparar su embellecimiento. Elegía con cuidado sus colores. Se vestía lentamente yajustabaunoaunosuspétalos.Noqueríasalirllenadearrugascomolasamapolas.Queríaaparecerconelplenoresplandordesubelleza.¡Ah!,¡sí!¡Eramuycoqueta!Sumisteriosoatavíohabíaduradodíasydías.Yheaquíqueunamañana,exactamentea lahoradelasalidadelsol,semostró.

Ylaflor,quehabíatrabajadocontantaprecisión,dijoenmediodeunbostezo:

—¡Ah!,acabodedespertarme…Perdóname…Todavíaestoytodadespeinada…

Elprincipito,entonces,nopudocontenersuadmiración:

—¡Quéhermosaeres!

—¿Verdad?—respondió suavemente la flor—.Yhenacidoalmismo tiempoqueelsol…

Elprincipitoadvirtióquenoerademasiadomodesta,¡peroeratanconmovedora!…

—Creo que es la hora del desayuno —agregó en seguida la flor—. ¿Tendrías labondaddeacordartedemí?

Yelprincipito,confuso,habiendoidoabuscarunaregaderadeaguafresca,sirvióalaflor.

Así loatormentóbienprontoconsuvanidadunpocosombría.Undía,porejemplo,hablandodelascuatroespinas,dijoalprincipito:

—¡Yapuedenvenirlostigresconsusgarras!

—Enmiplanetanohaytigres—objetóelprincipito—;yademás,lostigresnocomenhierba.

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—Yonosoyunahierba—respondiósuavementelaflor.

—Perdóname…

—No temo a los tigres, pero siento horror a lascorrientesdeaire.¿Notendríasunbiombo?

«Horroralascorrientesdeaire…Noesunasuerteparaunaplanta—observóelprincipito—.Estafloresbiencomplicada…»

—Por la noche me meterás bajo un globo. Aquíhace mucho frío. Hay pocas comodidades. Allá, dedondevengo…

Pero se interrumpió.Había venido bajo formade semilla.Nohabía podido conocernadadeotrosmundos.Humilladaporhabersedejadosorprenderenlapreparacióndeunamentirataningenua,tosiódosotresvecesparaponerenfaltaalprincipito.

—¿Yelbiombo?…

—¡Loibaabuscar,perocomomeestabashablando!…

Entonceslaflorforzólatosparainfligirle,aunasí,remordimientos.

De este modo, el principito, a pesar de la buenavoluntad de su amor, pronto dudó de ella. Habíatomado en serio palabras sin importancia y se sentíamuydesgraciado.

—Nodebíhaberlaescuchado—meconfióundía—; nunca hay que escuchar a las flores. Hay quemirarlas y aspirar su aroma. La mía perfumaba miplaneta,peroyonopodíagozarconello.Lahistoriadelas garras, que tanto me había fastidiado, debe dehabermeenternecido…

Ymeconfióaún:

—Nosupecomprendernadaentonces.Debíhaberlajuzgadoporsusactosynoporsuspalabras. Me perfumaba y me iluminaba. ¡No debí haber huido jamás! Debí haberadivinado su ternura, detrás de sus pobres astucias. ¡Las flores son tan contradictorias!Peroyoerademasiadojovenparasaberamarla.

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Deshollinócuidadosamentelosvolcanesenactividad.

IX

Creoque,parasuevasión,aprovechóunamigracióndepájarossilvestres.Lamañanadelapartida puso bien en orden su planeta. Deshollinó cuidadosamente los volcanes enactividad.Poseíadosvolcanesenactividad.Eramuycómodoparacalentareldesayunodelamañana.Poseíatambiénunvolcánextinguido.Pero,comodecíaelprincipito:«¡Nosesabenunca!».Deshollinó,pues, igualmenteelvolcánextinguido.Si sedeshollinanbienlosvolcanes,ardensuaveyregularmente,sinerupciones.Laserupcionesvolcánicassoncomo el fuego de las chimeneas. Evidentemente, en nuestra tierra, somos demasiadopequeñosparadeshollinarnuestrosvolcanes.Poresonoscausantantosdisgustos.

El principito arrancó también, con un poco demelancolía, los últimos brotes de baobabs. Creía queno iba a volver jamás. Pero todos estos trabajoscotidianos le parecieron extremadamente agradablesesamañana.Ycuandoregóporúltimavezlaflor,ysedispusoaponerlaalabrigodesuglobo,descubrióqueteníadeseosdellorar.

—Adiós—dijoalaflor.

Perolaflornolecontestó.

—Adiós—repitió.

Laflortosió.Peronoporelresfriado.

—He sido tonta —le dijo por fin—. Te pidoperdón.Procuraserfeliz.

Quedó sorprendido por la ausencia de reproches.Permaneció allí, desconcertado, con el globo en la

mano.Nocomprendíaesacalmamansedumbre.

—Sí,sí, tequiero—prosiguiólaflor—.Nohassabidonada,pormiculpa.Notieneimportancia.Perohassidotantontocomoyo.Procuraserfeliz…Dejaelgloboenpaz.Yanoloquiero.

—Peroelviento…

—Noestoytanresfriadacomopara…Elairefrescodelanochemeharábien.Soyunaflor.

—Perolosanimales…

—Esprecisoquesoportedosotresorugassiquieroconoceralasmariposas.¡Parecequees tanhermoso!Sino,¿quiénhabrádevisitarme?Túestarás lejos.Encuantoa losanimalesgrandes,nolestemo.Tengomisgarras.

Ymostróingenuamentesuscuatroespinas.Despuésagregó:

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—Notedetengasmás,esmolesto.Hasdecididopartir.Vete.

Puesnoqueríaquelaviesellorar.Eraunaflortanorgullosa…

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X

Se encontraba en la región de los asteroides 325, 326, 327, 328, 329 y 330.Comenzó,pues,avisitarlosparabuscarunaocupaciónyparainstruirse.

El primero estaba habitado por un rey. El rey, vestido de púrpura y armiño, estabasentadoenuntronomuysencilloysinembargomajestuoso.

—¡Ah!Heaquíunsúbdito—exclamóelreycuandovioalprincipito.

Yelprincipitosepreguntó:

—¿Cómopuedereconocermesinuncamehavistoantes?

Nosabíaqueparalosreyeselmundoestámuysimplificado.Todosloshombressonsúbditos.

—Acércateparaqueteveamejor—ledijoelrey,queestabaorgullosodeseralfinreydealguien.

El principito buscó con la mirada un lugar donde sentarse, pero el planeta estabatotalmentecubiertoporelmagníficomantodearmiño.Quedó,pues,depie,ycomoestabafatigado,bostezó.

—Escontrarioalprotocolobostezarenpresenciadeunrey—ledijoelmonarca—.Teloprohíbo.

—Nopuedoevitarlo—respondióconfusoelprincipito—.Hehechounlargoviajeynohedormido…

—Entonces—ledijoelrey—teordenobostezar.Nohevistobostezaranadiedesdehace años.Losbostezos sonuna curiosidadparamí. ¡Vamos!, bostezaotravez.Esunaorden.

—Esomeintimida…,nopuedo…—dijoelprincipito,enrojeciendo.

—¡Hum!¡Hum!—respondióelrey—.Entonceste…teordenobostezaronobos…

Farfullóunpocoyparecióirritado.

El rey exigía esencialmente que su autoridad fuera respetada. Y no toleraba ladesobediencia. Era un monarca absoluto. Pero, como era muy bueno, daba órdenesrazonables.

«Siordeno—decíahabitualmente—,siordenoaungeneralquesetransformeenavemarinaysielgeneralnoobedece,noseráculpadelgeneral.Seráculpamía.»

—¿Puedosentarme?—inquiriótímidamenteelprincipito.

—Teordenosentarte—lerespondióelrey,querecogiómajestuosamenteunfaldóndesumantodearmiño.

El principito se sorprendió. El planeta era

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minúsculo.¿Sobrequépodíareinarelrey?

—Sire… —le dijo—, os pido perdón porinterrogaros…

—Teordenointerrogarme—seapresuróadecirelrey.

—Sire…,¿sobrequéreináis?

—Sobre todo —respondió el rey, con gransimplicidad.

—¿Sobretodo?

Elreyconungestodiscretoseñalósuplaneta,losotrosplanetasylasestrellas.

—¿Sobretodoeso?—dijoelprincipito.

—Sobretodoeso…—respondióelrey.

Puesnosóloeraunmonarcaabsolutosinounmonarcauniversal.

—¿Ylasestrellasosobedecen?

—Porsupuesto—ledijoelrey—.Obedecenalinstante.Notolerolaindisciplina.

Unpodertalmaravillóalprincipito.¡Siéllohubieradetentado,habríapodidoasistir,noacuarentaycuatro,sinoasetentaydos,oaunacien,oaunadoscientaspuestasdesolenelmismodía,sinnecesidaddemover jamáslasilla!Ycomosesentíaunpocotristeporelrecuerdodesupequeñoplanetaabandonado,seatrevióasolicitarunagraciaalrey:

—Quisieraverunapuestadesol…Dameelgusto…Ordenaalsolqueseponga…

—Siordenoaungeneralquevueledeflorenflorcomounamariposa,oqueescribauna tragedia, o que se transforme en ave marina, y si el general no ejecuta la ordenrecibida,¿quién,éloyo,estaríaenfalta?

—Vos—dijofirmementeelprincipito.

—Exacto.Hayqueexigiracadaunoloquecadaunopuedehacer—replicóelrey—.Laautoridadreposa,enprimertérmino,sobrelarazón.Siordenasatupuebloquevayaaarrojarse al mar, hará una revolución. Tengo derecho a exigir obediencia porque misórdenessonrazonables.

—¿Ymi puesta de sol?—respondió el principito, que jamás olvidaba una preguntaunavezquelahabíaformulado.

—Tendrástupuestadesol.Loexigiré.Peroesperaré,conmicienciadegobernante,aquelascondicionesseanfavorables.

—¿Yestocuandosucederá?—indagóelprincipito.

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—¡Hem! ¡Hem!—le respondió el rey, que consultó antes un grueso calendario—,¡hem!, ¡hem!, ¡seráa las…,a las…,seráestanochea las sieteycuarentaenpunto! ¡Yveráscómosoyobedecido!

Elprincipitobostezó.Lamentabalapérdidadesupuestadesol.Ycomoyaseaburríaunpoco:

—Notengonadamásquehaceraquí—dijoalrey—.¡Voyapartir!

—Nopartas—respondióelrey,queestabamuyorgullosodetenerunsúbdito—.¡Nopartas,tehagoministro!

—¿Ministrodequé?

—De…¡dejusticia!

—¡Peronohayaquiénjuzgar!

—Nosesabe—ledijoelrey—.Todavíanohevisitadomireino.Soymuyviejo,notengolugarparaunacarrozaymefatigacaminar.

—¡Oh!Pero yo ya lo he visto…—dijo el principito, que se asomópara echar otramiradahaciaelladoopuestodelplaneta—.Nohaynadieallí,tampoco…

—Te juzgarás a timismo—le respondió el rey—.Es lomásdifícil.Esmuchomásdifícil juzgarse a símismoque a los demás.Si logras juzgarte bien a timismo eres unverdaderosabio.

—Yo—dijoelprincipito—puedojuzgarmeamímismoencualquierparte.Notengonecesidaddeviviraquí.

—¡Hem! ¡Hem!—dijo el rey—.Creoque en algún lugar del planeta hayunaviejarata.Laoigoporlanoche.Podrásjuzgaralaviejarata.Lacondenarásamuertedevezencuando.Asísuvidadependerádetujusticia.Perolaindultaráscadavezparaconservarla.Nohaymásqueuna.

—Amínomegustacondenaramuerte—respondióelprincipito—.Ycreoquemevoy.

—No—dijoelrey.

Pero el principito, habiendo concluido sus preparativos, no quiso afligir al viejomonarca:

—Si Vuestra Majestad desea ser obedecido puntualmente podría darme una ordenrazonable.Podríaordenarme,porejemplo,quepartaantesdeunminuto.Meparecequelascondicionessonfavorables…

Comoel reyno respondieranada, elprincipitovacilóunmomento,y luego, conunsuspiro,emprendiólapartida.

—Tehagoembajador—seapresuróentoncesagritarelrey.

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Teníaunairemuyautoritario.

Las personas grandes son bien extrañas, díjose a sí mismo el principito durante elviaje.

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XI

Elsegundoplanetaestabahabitadoporunvanidoso:

—¡Ah!¡Ah!¡Heaquílavisitadeunadmirador!—exclamódesdelejoselvanidosonobienvioalprincipito.

Pues, para los vanidosos, los otros hombres sonadmiradores.

—Buenos días —dijo el principito—. ¡Qué sombrero tanrarotienes!

—Es para saludar —le respondío vanidoso—. Es parasaludar cuando me aclaman. Desgraciadamente, nunca pasanadieporaquí.

—¿Ah,sí?—dijoelprincipitosincomprender.

—Golpea tus manos, una contra otra —aconsejó elvanidoso.

El principito golpeó susmanos, una contra otra. El vanidoso saludómodestamente,levantandoelsombrero.

—Estoesmásdivertidoquelavisitaalrey—sedijoparasíelprincipito.Yvolvióagolpearsusmanos,unacontraotra.Elvanidosovolvióasaludar,levantandoelsombrero.

Después de cinco minutos de ejercicio el principito se cansó de la monotonía deljuego:

—¿Yquéhayquehacerparaqueelsombrerocaiga?—preguntó…

Peroelvanidosonoleoyó.Losvanidososnooyensinolasalabanzas.

—¿Meadmirasmuchoverdaderamente?—preguntóalprincipito.

—¿Quésignificaadmirar?

—Admirar significa reconocerque soyelhombremáshermoso,mejorvestido,másricoymásinteligentedelplaneta.

—¡Perosiereslaúnicapersonaenelplaneta!

—¡Dameelplacer!¡Admíramedetodosmodos!

—Teadmiro—dijoelprincipito,encogiéndosedehombros—.Pero,¿porquépuedeinteresartequeteadmire?

Yelprincipitosefue.

Las personas grandes son decididamente muy extrañas, se decía para sus adentrosduranteelviaje.

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XII

El planeta siguiente estaba habitado por unbebedor. Esta visita fue muy breve, perosumióalprincipitoenunagranmelancolía.

—¿Quéhacesahí?—preguntóalbebedor,a quien encontró instalado en silencio, anteuna colección de botellas vacías y unacoleccióndebotellasllenas.

—Bebo—respondió el bebedor, conairelúgubre.

—¿Por qué bebes? —preguntóle elprincipito.

—Paraolvidar—respondióelbebedor.

—¿Paraolvidarqué?—inquirióelprincipito,queyalecompadecía.

—Paraolvidarquetengovergüenza—confesóelbebedorbajandolacabeza.

—¿Vergüenzadequé?—indagóelprincipito,quedeseabasocorrerle.

—¡Vergüenza de beber!—terminó el bebedor, que se encerró definitivamente en elsilencio.

Yelprincipitosealejó,perplejo.

Laspersonasgrandessondecididamentemuy,peromuyextrañas,sedecíaasímismoduranteelviaje.

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XIII

El cuarto planeta era el del hombre denegocios.Elhombreestaba tanocupadoqueni siquiera levantó lacabezacuando llegóelprincipito.

—Buenos días —le dijo éste—. Sucigarrillo está apagado. —Tres y dos soncinco. Cinco y siete, doce. Doce y tres,quince. Buenos días. Quince y siete,veintidós. Veintidós y seis, veintiocho. Notengo tiempo para volver a encenderlo.Veintiséisy cinco, treintayuno. ¡Uf!Dauntotal,pues,dequinientosunmillonesseiscientosveintidósmilsetecientostreintayuno.

—¿Quinientosmillonesdequé?

—¡Eh!¿Siguesahí?Quinientosunmillonesde…Yanosé…¡Tengotantotrabajo!Yosoyserio,nomediviertocontonterías.Dosycinco,siete…

—¿Quinientosmillones de qué?—repitió el principito, que nunca en su vida habíarenunciadoaunapregunta,unavezquelahabíaformulado.

Elhombredenegocioslevantólacabeza:

—Enloscincuentaycuatroañosquehabitoesteplaneta,sólohesidomolestadotresveces.LaprimerafuehaceveintidósañosporunabejorroquecayóDiossabededónde.Produjo un ruido espantoso y cometí cuatro errores en una suma. La segunda fue haceonce añosporun ataquede reumatismo.Mehace falta ejercicio.No tengo tiempoparamoverme. Yo soy serio. La tercera vez… ¡Hela aquí! Decía, pues, quinientos unmillones…

—¿Millonesdequé?

Elhombredenegocioscomprendióquenohabíaesperanzadepaz.

—Millonesdeesascositasquesevenavecesenelcielo.

—¿Moscas?

—No,cositasquebrillan.

—¿Abejas?

—¡No,no!Cositasdoradasquehacendesvariaralosholgazanes.¡Peroyosoyserio!Notengotiempoparadesvariar.

—¡Ah!¡Estrellas!

—Esoes.Estrellas.

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—¿Yquéhacestúconquinientosmillonesdeestrellas?

—Quinientos unmillones seiscientas veintidósmil setecientas treinta y una.Yo soyserio,soypreciso.

—¿Yquéhacesconesasestrellas?

—¿Quéhago?

—Sí.

—Nada.Lasposeo.

—¿Poseeslasestrellas?

—Sí.

—Perohevistounreyque…

—Losreyesnoposeen;«reinan».Esmuydiferente.

—¿Yparaquétesirveposeerlasestrellas?

—Mesirveparaserrico.

—¿Yparaquétesirveserrico?

—Paracomprarotrasestrellas,sialguienlasencuentra.

Éste, se dijo a símismo el principito, razona un poco como el ebrio. Sin embargo,siguiópreguntando:

—¿Cómosepuedeposeerestrellas?

—¿Dequiénson?—replicó,hosco,elhombredenegocios.

—Nosé.Denadie.

—Entonces,sonmías,puessoyelprimeroenhaberlopensado.

—¿Essuficiente?

—Sin duda. Cuando encuentras un diamante que no es de nadie, es tuyo. Cuandoencuentrasunaislaquenoesdenadie,estuya.Cuandoereselprimeroentenerunaidea,lahacespatentar:estuya.Yoposeolasestrellasporquejamásnadieantesqueyosoñóconposeerlas.

—Esverdad—dijoelprincipito—.¿Yquéhacestúconlasestrellas?

—Las administro. Las cuento y las recuento —dijo el hombre de negocios—. Esdifícil.¡Perosoyunhombreserio!

Elprincipitotodavíanoestabasatisfecho.

—Yo,siposeounpañuelo,puedoponerloalrededordemicuelloyllevármelo.Yo,siposeounaflor,puedocortarlayllevármela.¡Perotúnopuedescortarlasestrellas!

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—No,peropuedodepositarlasenelbanco.

—¿Quéquieredecireso?

—Quiere decir que escribo en un papelito la cantidad de mis estrellas. Y despuéscierroelpapelito,bajollave,enuncajón.

—¿Estodo?

—Essuficiente.

Esdivertido,pensóelprincipito.Esbastantepoético.Peronoesmuyserio.

El principito tenía sobre las cosas serias ideas muy diferentes de las ideas de laspersonasgrandes.

—Yo—dijoaún—poseouna florque riego todos losdías.Poseo tresvolcanesquedeshollinotodaslassemanas.Puesdeshollinotambiénelqueestáextinguido.Nosesabenunca.Esútilparamisvolcanesyesútilparamiflorqueyolosposea.Perotúnoeresútilalasestrellas…

Elhombredenegociosabriólabocaperonoencontrórespuestayelprincipitosefue.

Decididamente las personas grandes son extraordinarias, se decía para sus adentrosduranteelviaje.

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Tengounoficioterrible.

XIV

Elquintoplanetaeramuyextraño.Eraelmáspequeñodetodos.Habíaapenaslugarparaalojarunfarolyunfarolero.Elprincipitonolograbaexplicarseparaquépodíanservir,enmediodelcielo,enunplanetasincasanipoblación,unfarolyunfarolero.Sinembargosedijoasímismo:

—Talvezestehombreesabsurdo.Sinembargo,esmenosabsurdoqueelrey,queelvanidoso, que el hombre de negocios y que el bebedor. Por lo menos su trabajo tienesentido.Cuandoenciendeel farol es como si hicieranaceruna estrellamás,ouna flor.Cuando apaga el farol, hace dormir a la flor o a la estrella. Es una ocupación muyhermosa.Esverdaderamenteútilporqueeshermosa.

Cuandollegóalplanetasaludóconrespetoalfarolero:

—Buenos días. ¿Por qué acabas de apagar elfarol?

—Es la consigna —respondió el farolero—.Buenosdías.

—¿Quéeslaconsigna?

—Apagarelfarol.Buenasnoches.

Yvolvióaencenderlo.

—Pero,¿porquéacabasdeencenderlo?

—Eslaconsigna—respondióelfarolero.

—Nocomprendo—dijoelprincipito.

—No hay nada que comprender —dijo elfarolero—. La consigna es la consigna. Buenosdías.

Yapagóelfarol.

Luegoseenjugólafrenteconunpañueloacuadrosrojos.

—Tengounoficio terrible.Antes era razonable.Apagabapor lamañanayencendíaporlanoche.Teníaelrestodeldíaparadescansar,yelrestodelanocheparadormir…

—Ydespuésdeesaépoca,¿laconsignacambió?

—Laconsignanohacambiado—dijoelfarolero—.¡Ahíestáeldrama!Añotrasañoelplanetagiramásrápidoylaconsignanohacambiado.

—¿Entonces?—dijoelprincipito.

—Entonces,ahoraquedaunavueltaporminuto,no tengounsegundodedescanso.Enciendoyapagounavezporminuto.

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—¡Quéraro!¡Entuplanetalosdíasduranunminuto!

—Noesraroenabsoluto—dijoelfarolero—.Haceyaunmesqueestamoshablandojuntos.

—¿Unmes?

—Sí.Treintaminutos.¡Treintadías!Buenasnoches.

Yvolvióaencenderelfarol.

Elprincipitolomiróylegustóelfaroleroqueeratanfielalaconsigna.Recordólaspuestasdesolqueélmismohabíaperseguido,enotro tiempo,moviendosusilla.Quisoayudarasuamigo:

—¿Sabes?…,conozcounmedioparaquedescansescuandoquieras…

—Siemprequiero—dijoelfarolero.

Puessepuedeser,alavez,fielyperezoso.

Elprincipitoprosiguió:

—Tuplaneta es tanpequeñoquepuedes recorrerlo en tres zancadas.No tienesmásque caminar bastante lentamente para quedar siempre al sol.Cuandoquieras descansar,caminarás…yeldíadurarátantotiempocomoquieras.

—Conesonoadelantograncosa—dijoelfarolero—.Loquemegustaenlavidaesdormir.

—Esoesnotenersuerte—dijoelprincipito.

—Esoesnotenersuerte—dijoelfarolero—.Buenosdías.

Yapagóelfarol.

Éste, se dijo el principito mientras proseguía su viaje hacia más lejos, éste seríadespreciadoportodoslosotros,porelrey,porelvanidoso,porelbebedor,porelhombredenegocios.Sinembargo,eselúnicoquenomepareceridículo.Quizáporqueseocupadeunacosaajenaasímismo.

Suspirónostálgicoysedijoaún:

—Éste es el único de quien pude haberme hecho amigo. Pero su planeta esverdaderamentedemasiadopequeño.Nohaylugarparados…

Elprincipitonoosabaconfesarsequeañorabaaestebenditoplaneta,sobretodo,porlasmilcuatrocientascuarentapuestasdesol,¡cadaveinticuatrohoras!

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XV

Elsextoplanetaeraunplanetadiezvecesmásgrande.EstabahabitadoporunAncianoqueescribíaenormeslibros.

—¡Toma!¡Heaquíunexplorador!—exclamócuandovioalprincipito.

El principito se sentó sobre la mesa yresoplóunpoco.¡Habíaviajadotanto!

—¿Dedóndevienes?—díjoleelAnciano.

—¿Qué es este grueso libro?—preguntóelprincipito—.¿Quéhacesaquí?

—Soygeógrafo—dijoelAnciano.

—¿Quéesungeógrafo?

—Es un sabio que conoce dónde seencuentranlosmares,losríos,lasciudades,lasmontañasylosdesiertos.

—Esmuy interesante—dijoelprincipito—. ¡Por finunverdaderooficio!—Yechóunamiradaasualrededor,sobreelplanetadelgeógrafo.Todavíanohabíavistounplanetatanmajestuoso—.Esmuybellovuestroplaneta.¿Tieneocéanos?

—Nopuedosaberlo—dijoelgeógrafo.

—¡Ah!—Elprincipitoestabadecepcionado—.¿Ymontañas?

—Nopuedosaberlo—dijoelgeógrafo.

—¿Yciudadesyríosydesiertos?

—Tampocopuedosaberlo—dijoelgeógrafo.

—¡Peroeresgeógrafo!

—Escierto—dijoelgeógrafo—,peronosoyexplorador.Carezcoabsolutamentedeexploradores.Noeselgeógrafoquiendebehacerelcómputodelasciudades,delosríos,delasmontañas,delosmares,delosocéanosydelosdesiertos.Elgeógrafoesdemasiadoimportanteparaambular.Nodebedejarsudespacho.Perorecibeallíalosexploradores.Les interroga y toma nota de sus observaciones. Y si las observaciones de alguno leparecen interesantes, el geógrafo hace averiguaciones acerca de la moralidad delexplorador.

—¿Porqué?

—Porque un explorador que mintiera ocasionaría desbarajustes en los libros degeografía.Ytambiénunexploradorquebebierademasiado.

—¿Porqué?—preguntóelprincipito.

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—Porquelosebriosvendoble.Entonceselgeógrafoseñalaríadosmontañasdondenohaymásqueunasola.

—Conozcoaalguien—dijoelprincipito—queseríaunmalexplorador.

—Esposible.Portanto,cuandolamoralidaddelexploradorpareceaceptable,sehacenaveriguacionesacercadesudescubrimiento.

—¿Sevaaver?

—No.Esdemasiadocomplicado.Peroseexigealexploradorquepresentepruebas.Sise trata, por ejemplo, del descubrimiento de una gran montaña, se le exige que traigagrandespiedras.

Elgeógrafoseemocionósúbitamente:

—Perotú,¡túvienesdelejos!¡Eresexplorador!¡Vasadescribirmetuplaneta!

Yelgeógrafo,habiendoabiertosuregistro,afinólapuntadellápiz.Losrelatosdelosexploradoresseanotanconlápizalprincipio.Paraanotarloscontintaseesperaaqueelexploradorhayasuministradopruebas.

—¿Decías?—interrogóelgeógrafo.

—¡Oh! Mi planeta—dijo el principito— no es muy interesante, es muy pequeño.Tengotresvolcanes.Dosvolcanesenactividadyunvolcánextinguido.Peronosesabenunca.

—Nosesabenunca—dijoelgeógrafo.

—Tengotambiénunaflor.

—Noanotamoslasflores—dijoelgeógrafo.

—¿Porqué?¡Eslomáslindo!

—Porquelasfloressonefímeras.

—¿Quésignifica«efímera»?

—Los libros de geografía—dijo el geógrafo— son los más valiosos de todos loslibros.Nuncapasandemoda.Esmuyraroqueunamontañacambiedelugar.Esmuyraroqueunocéanopierdasuagua.Escribimoscosaseternas.

—Pero los volcanes extinguidos pueden despertarse —interrumpió el principito—.¿Quésignifica«efímera»?

—Quelosvolcanesesténextinguidososehayandespertadoeslomismoparanosotros—dijoelgeógrafo—.Loquecuentaparanosotroseslamontaña.Lamontañanocambia.

—Pero,¿quésignifica«efímera»?—repitióelprincipitoque,entodasuvida,nohabíarenunciadoaunapregunta,unavezquelahabíaformulado.

—Significa«queestáamenazadoporunapróximadesaparición».

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—¿Miflorestáamenazadaporunapróximadesaparición?

—Seguramente.

Mi flor es efímera, pensó el principito, ¡y sólo tiene cuatro espinas para defendersecontraelmundo!¡Ylahedejadototalmentesolaenmicasa!

Ésefuesuprimerimpulsodenostalgia.Peroserepuso:

—¿Quémeaconsejáisquevayaavisitar?—preguntó.

—ElplanetaTierra—lerespondióelgeógrafo—.Tienebuenareputación…

Yelprincipitopartió,pensandoensuflor.

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XVI

Elséptimoplanetafue,pues,laTierra.

LaTierranoesunplanetacualquiera.Secuentanallícientooncereyes(sinolvidar,sin duda, los reyes negros), sietemil geógrafos, novecientosmil hombres de negocios,siete millones y medio de ebrios, trescientos once millones de vanidosos, es decir,alrededordedosmilmillonesdepersonasgrandes.

ParadarosunaideadelasdimensionesdelaTierraosdiréqueantesdelainvenciónde la electricidad se debía mantener, en el conjunto de seis continentes, un verdaderoejércitodecuatrocientossesentaydosmilquinientosoncefaroleros.

Vistos desde lejos hacían un efecto espléndido. Los movimientos de este ejércitoestabanorganizadoscomolosdeunballetdeópera.PrimeroeraelturnodelosfarolerosdeNuevaZelandaydeAustralia.Unavezalumbradassuslamparillas,seibanadormir.Entonces entraban en el turno de la danza los faroleros de China y de Siberia. Luego,tambiénseescabullíanentrelosbastidores.EntonceseraelturnodelosfarolerosdeRusiaydelasIndias.LuegolosdeÁfricayEuropa.LuegolosdeAméricadelSur.LuegolosdeAmérica del Norte. Y nunca se equivocaban en el orden de entrada en escena. Eragrandioso.

Solamenteel farolerodelúnico faroldelPoloNortey sucolegadelúnico faroldelPoloSurllevabanunavidaociosaeindiferente:trabajabandosvecesalaño.

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XVII

Cuandosequiereser ingeniosoocurrequesemienteunpoco.Nohesidomuyhonestocuandohablédelosfaroleros.Corroelriesgodedarunafalsaideadenuestroplanetaaquienesnoloconocen.LoshombresocupanmuypocolugarenlaTierra.SilosdosmilmillonesdehabitantesquepueblanlaTierrasetuviesendepieyunpocoapretados,comoenunmitin,podríanalojarsefácilmenteenunaplazapúblicadeveintemillasdelargoporveintemillasdeancho.PodríaamontonarsealahumanidadsobrelamásmínimaislitadelPacífico.

Laspersonasgrandes,sinduda,nooscreerán.Seimaginanqueocupanmucholugar.Sesienten importantes,como losbaobabs.Lesaconsejaréis,pues,quehaganelcálculo.Les agradará porque adoran las cifras. Pero noperdáis el tiempo en esta penitencia.Esinútil.Tenedconfianzaenmí.

Unavezen tierra,elprincipito,quedómuysorprendidoalnoveranadie.Temíayahaberseequivocadodeplaneta,cuandounanillodecolordelunaserevolvióenlaarena.

—Buenasnoches—dijoalazarelprincipito.

—Buenasnoches—dijolaserpiente.

—¿Enquéplanetahecaído?—preguntóelprincipito.

—EnlaTierra,enÁfrica—respondiólaserpiente.

—¡Ah!…¿Nohay,pues,nadieenlaTierra?

—Esto es el desierto. En los desiertos no hay nadie. La Tierra es grande—dijo laserpiente.

Elprincipitosesentósobreunapiedraylevantólosojoshaciaelcielo:

—Mepregunto—dijo—silasestrellasestánencendidasafindequecadaunopuedaencontrarlasuyaalgúndía.Miramiplaneta.Estájustosobrenosotros…Pero,¡quélejosestá!

—¡Quéhermosoes!—dijolaserpiente—.¿Quévienesahaceraquí?

—Estoydisgustadoconunaflor—dijoelprincipito.

—¡Ah!—dijolaserpiente.

Yquedaronensilencio.

—¿Dóndeestánloshombres?—prosiguióalfinelprincipito—.Seestáunpocosoloeneldesierto.

—Conloshombrestambiénseestásolo—dijolaserpiente.

Elprincipitolamirólargotiempo:

—Eresunanimalraro—ledijoal fin—.Delgado

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Eresunanimalraro—ledijoalfin—.Delgadocomoundedo…

comoundedo…

—Perosoymáspoderosoqueeldedodeunrey—dijolaserpiente.

Elprincipitosonrió:

—No eres muy poderoso…, ni siquiera tienespatas…,nisiquierapuedesviajar…

—Puedollevartemáslejosqueunnavío—dijolaserpiente.

Se enroscó alrededor del tobillo del principitocomounbrazaletedeoro:

—Aquientoco,lovuelvoalatierradedondesalió—dijo aún—. Pero tú eres puro y vienes de unaestrella…

Elprincipitonorespondiónada.

—Medaslástima,tú,tandébil,sobreestaTierradegranito.Puedoayudartesialgúndíaextrañasdemasiadotuplaneta.Puedo…

—¡Oh! Te he comprendido muy bien—dijo el principito—, pero ¿por qué hablassiempreconenigmas?

—Yolosresuelvotodos—dijolaserpiente.

Yquedaronensilencio.

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XVIII

Elprincipitoatravesóeldesiertoynoencontrómásqueunaflor.Unaflordetrespétalos,unaflordenada…

—Buenosdías—dijoelprincipito.

—Buenosdías—dijolaflor.

—¿Dóndeestánloshombres?—preguntócortésmenteelprincipito.

Un día la flor había visto pasar unacaravana.

—¿Loshombres?Creoqueexistenseisosiete.Loshevistohaceaños.Peronosesabenuncadóndeencontrarlos.Elvientoloslleva.No tienen raíces. Les molesta mucho notenerlas.

—Adiós—dijoelprincipito.

—Adiós—dijolaflor.

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Esteplanetaesseco,puntiagudoysalado.

XIX

Elprincipitosubióaunaaltamontaña.Lasúnicasmontañasquehabíaconocidoeranlostresvolcanesquelellegabanalarodilla.Usabaelvolcánapagadocomotaburete.«Desdeunamontaña alta como ésta—se dijo—, veré de un golpe todo el planeta y todos loshombres…»Perosólovioagujasderocasbienafiladas.

—Buenosdías—dijoalazar.

—Buenosdías…Buenosdías…Buenosdías…—respondióeleco.

—¿Quiéneres?—dijoelprincipito.

—Quiéneres…,quiéneres…—respondióeleco.

—Sedamigosmíos,estoysolo—dijoelprincipito.

—Estoy solo…, estoy solo…, estoy solo —respondióeleco.

«¡Qué planeta tan raro! —pensó entonces—. Esseco, puntiagudo y salado. Y los hombres no tienenimaginación.Repitenloqueselesdice…Enmicasateníaunaflor:erasiemprelaprimeraenhablar…»

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XX

Pero sucedió que el principito, habiendo caminado largo tiempo a través de arenas, derocasydenieves,descubrióalfinunaruta.Ytodaslasrutasvanhacialamoradadeloshombres.

—Buenosdías—dijo.

Eraunjardínfloridoderosas.

—Buenosdías—dijeronlasrosas.

Elprincipitolasmiró.Todasseparecíanasuflor.

—¿Quiénes sois? —les preguntó,estupefacto.

—Somosrosas—dijeronlasrosas.

—¡Ah!—dijoelprincipito.

Ysesintiómuydesdichado.Suflorlehabíacontadoqueeralaúnicadesuespecieeneluniverso.Yheaquíquehabíacincomil,todassemejantes,enunsolojardín.

«Sesentiríabienvejadasivieraesto—sedijo—;toseríaenormementeyaparentaríamorir para escapar al ridículo. Y yo tendría que aparentar cuidarla, pues, si no, parahumillarmeamítambién,sedejaríaverdaderamentemorir…»

Luego, se dijo aún: «Me creía rico conuna flor única y no poseomás que una rosaordinaria.Larosaymistresvolcanesquemellegan a la rodilla, uno de los cuales quizáestáapagadoparasiempre.Realmentenosoyun gran príncipe…». Y, tendido sobre lahierba,lloró.

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XXI

Entoncesaparecióelzorro:

—Buenosdías—dijoelzorro.

—Buenos días —respondió cortésmenteelprincipito,quesediolavuelta,peronovionada.

—Estoy aquí —dijo la voz—, bajo elmanzano…

—¿Quiéneres?—dijoelprincipito—.Eresmuylindo…

—Soyunzorro—dijoelzorro.

—Venajugarconmigo—lepropusoelprincipito—.¡Estoytantriste!…

—Nopuedojugarcontigo—dijoelzorro—.Noestoydomesticado.

—¡Ah!Perdón—dijoelprincipito.

Pero,despuésdereflexionar,agregó:

—¿Quésignifica«domesticar»?

—Noeresdeaquí—dijoelzorro—.¿Québuscas?

—Buscoaloshombres—dijoelprincipito—.¿Quésignifica«domesticar»?

—Los hombres—dijo el zorro— tienen fusiles y cazan. Esmuymolesto. Tambiéncríangallinas.Essuúnicointerés.¿Buscasgallinas?

—No—dijoelprincipito—.Buscoamigos.¿Quésignifica«domesticar»?

—Esunacosademasiadoolvidada—dijoelzorro—.Significa«crearlazos».

—¿Crearlazos?

—Sí—dijoelzorro—.Paramínoeres todavíamásqueunmuchachitosemejanteacienmilmuchachitos.Yno tenecesito.Y tú tampocomenecesitas.Nosoypara timásqueunzorrosemejanteacienmilzorros.Pero,simedomesticas,tendremosnecesidadelunodelotro.Serásparamíúnicoenelmundo.Seréparatiúnicoenelmundo…

—Empiezo a comprender —dijo el principito—. Hay una flor… Creo que me hadomesticado.

—Esposible—dijoelzorro—.¡EnlaTierrasevetodaclasedecosas…!

—¡Oh!NoesenlaTierra—dijoelprincipito.

Elzorropareciómuyintrigado.

—¿Enotroplaneta?

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—Sí.

—¿Haycazadoreseneseplaneta?

—No.

—¡Esinteresanteeso!¿Ygallinas?

—No.

—Nohaynadaperfecto—suspiróelzorro.

Peroelzorrovolvióasuidea:

—Mividaesmonótona.Cazogallinas, loshombresmecazan.Todas lasgallinas separecen y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si medomesticas,mividase llenarádesol.Conoceréun ruidodepasosqueserádiferentedetodoslosotros.Losotrospasosmehacenesconderbajolatierra.Eltuyomellamaráfueradelamadriguera,comounamúsica.Yademás,¡mira!¿Ves,allá,loscamposdetrigo?Yonocomopan.Paramíel trigoesinútil.Loscamposdetrigonomerecuerdannada.¡Esbien triste! Pero tú tienes cabellos color de oro. Cuando me hayas domesticado, ¡serámaravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en eltrigo…

Elzorrocallóymirólargotiempoalprincipito.

—¡Porfavor…,domestícame!—dijo.

—Megustaría—respondióelprincipito—,perono tengomucho tiempo.Tengoqueencontraramigosyconocermuchascosas.

—Sóloseconocenlascosasquesedomestican—dijoelzorro—.Loshombresyanotienen tiempode conocernada.Comprancosashechas a losmercaderes.Pero comonoexistenmercaderes de amigos, los hombres ya no tienen amigos. Si quieres un amigo,¡domestícame!

—¿Quéhayquehacer?—dijoelprincipito.

—Hayqueserpaciente—respondióelzorro—.Tesentarásalprincipiounpocolejosde mí, así, en la hierba. Te miraré de reojo y no dirás nada. La palabra es fuente demalentendidos.Pero,cadadía,podrássentarteunpocomáscerca…

Aldíasiguientevolvióelprincipito.

—Hubiesesidomejorveniralamismahora—dijoelzorro—.Sivienes,porejemplo,alascuatrodelatarde,comenzaréaserfelizdesdelastres.Cuantomásavancelahora,másfelizmesentiré.Alascuatromesentiréagitadoeinquieto;¡descubriréelpreciodelafelicidad!Perosivienesacualquierhora,nuncasabréaquéhoraprepararmicorazón…Losritossonnecesarios.

—¿Quéesunrito?—dijoelprincipito.

—Estambiénalgodemasiadoolvidado—dijo

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Sivienes,porejemplo,alascuatrodelatarde,comenzaréaserfelizdesdelastres.

elzorro—.Esloquehacequeundíaseadiferentede los otros días; una hora, de las otras horas.Entre los cazadores, por ejemplo, hayun rito.Eljueves bailan con las muchachas del pueblo. Eljueves es, pues, un día maravilloso. Voy apasearme hasta la viña. Si los cazadores nobailaranendíafijo,todoslosdíassepareceríanyyonotendríavacaciones.

Asíelprincipitodomesticóalzorro.Ycuandoseacercólahoradelapartida:

—¡Ah!…—dijoelzorro—.Voyallorar.

—Tuyaes laculpa—dijoelprincipito—.Nodeseaba hacerte mal, pero quisiste que tedomesticara…

—Sí—dijoelzorro.

—¡Perovasallorar!—dijoelprincipito.

—Sí—dijoelzorro.

—Entonces,noganasnada.

—Gano—dijoelzorro—,porelcolordeltrigo.

Luego,agregó:

—Veymiranuevamente lasrosas.Comprenderásquela tuyaesúnicaenelmundo.Volverásparadecirmeadiósyteregalaréunsecreto.

Elprincipitosefueavernuevamentelasrosas:

—Nosoisenabsolutoparecidasamirosa;nosoisnadaaún—lesdijo—.Nadieoshadomesticadoynohabéisdomesticadoanadie.Soiscomomizorro.Noeramásqueunzorrosemejanteacienmilotros.Peroyolohicemiamigoyahoraesúnicoenelmundo.

Ylasrosassesintieronmolestas.

—Soisbellas,peroestáisvacías—continuó—.Nosepuedemorirporvosotras.Sinduda que un transeúnte común creerá quemi rosa se os parece. Pero ella sola esmásimportantequetodasvosotras,puestoqueesellalarosaqueheregado.Puestoqueesellala rosa que puse bajo un globo. Puesto que es ella la rosa que abrigué con el biombo.Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté (salvo las dos o tres que se hicieronmariposas).Puestoqueesellalarosaalaqueescuchéquejarse,oalabarse,oaun,algunasveces,callarse.Porqueellaesmirosa.

Yvolvióhaciaelzorro:

—Adiós—dijo.

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—Adiós—dijoelzorro—.Heaquímisecreto.Esmuysimple:nosevebiensinoconelcorazón.Loesencialesinvisiblealosojos.

—Loesencialesinvisiblealosojos—repitióelprincipito,afindeacordarse.

—Eltiempoqueperdisteporturosahacequeturosaseatanimportante.

—Eltiempoqueperdípormirosa…—dijoelprincipito,afindeacordarse.

—Loshombreshanolvidadoestaverdad—dijoelzorro—.Perotúnodebesolvidarla.Eresresponsableparasiempredeloquehasdomesticado.Eresresponsabledeturosa…

—Soyresponsabledemirosa…—repitióelprincipito,afindeacordarse.

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XXII

—Buenosdías—dijoelprincipito.

—Buenosdías—dijoelguardaagujas.

—¿Quéhacesaquí?—dijoelprincipito.

—Clasificoalosviajerosporpaquetesdemil—dijoelguardaagujas—.Despacholostrenesquelosllevan,tantohacialaderechacomohacialaizquierda.

Yunrápidoiluminado,rugiendocomoeltrueno,hizotemblarlacabinadelasagujas.

—Llevanmuchaprisa—dijoelprincipito—.¿Québuscan?

—Hastaelhombredelalocomotoraloignora—dijoelguardaagujas.

Yunsegundorápidoiluminadorugió,ensentidoinverso.

—¿Vuelvenya?—preguntóelprincipito.

—Nosonlosmismos—dijoelguardaagujas—.Esuncambio.

—¿Noestabancontentosdondeestaban?

—Nadieestánuncacontentodondeestá—dijoelguardaagujas.Yrugióeltruenodeuntercerrápidoiluminado.

—¿Persiguenalosprimerosviajeros?—preguntóelprincipito.

—Nopersiguenabsolutamentenada—dijoelguardaagujas—.Ahíadentroduermenobostezan.Sólolosniñosaplastansusnaricescontralosvidrios.

—Sólolosniñossabenloquebuscan—dijoelprincipito—.Pierdentiempoporunamuñecade trapoy lamuñecase transformaenalgomuyimportante,ysise lesquita lamuñeca,lloran…

—Tienensuerte—dijoelguardaagujas.

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XXIII

—Buenosdías—dijoelprincipito.

—Buenosdías—dijoelmercader.

Eraunmercaderdepíldorasespecialesqueaplacanlased.Setomaunaporsemanayyanosesientenecesidaddebeber.

—¿Porquévendeseso?—dijoelprincipito.

—Es una gran economía de tiempo—dijo el mercader—. Los expertos han hechocálculos.Seahorrancincuentaytresminutosporsemana.

—¿Yquésehaceconesoscincuentaytresminutos?

—Sehaceloquesequiere…

«Yo—sedijoelprincipito—,situvieracincuentaytresminutosparagastar,caminaríatranquilamentehaciaunafuente…»

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XXIV

Estábamoseneloctavodíademiaveríaeneldesiertoyhabíaescuchadolahistoriadelmercaderbebiendolaúltimagotademiprovisióndeagua.

—¡Ah!—dije al principito—. Tus recuerdos son muy bonitos, pero todavía no hereparadomiavión,notengonadaparabeberyyotambiénseríafelizsipudieracaminartranquilamentehaciaunafuente.

—Miamigoelzorro…—medijo.

—Mipequeñohombrecito,¡yanosetratadelzorro!

—¿Porqué?

—Porquenosvamosamorirdesed…

Nocomprendiómirazonamientoyrespondió:

—Esbuenohabertenidounamigo,aunsivamosamorir.Yoestoymuycontentodehabertenidounamigozorro…

«No mide el peligro —me dije—. Jamás tiene hambre ni sed. Un poco de sol lebasta…»

Peromemiróyrespondióamipensamiento:

—Tengosedtambién…Busquemosunpozo…

Tuveungestodecansancio:esabsurdobuscarunpozo,alazar,enlainmensidaddeldesierto.Sinembargo,nospusimosenmarcha.

Cuandohubimoscaminadohorasensilencio,cayólanocheylasestrellascomenzaronabrillar.Lasveíacomoensueños,conunpocodefiebre,acausademised.Laspalabrasdelprincipitodanzabanenmimemoria:

—¿Tambiéntútienessed?—lepregunté.

Peronorespondióamipregunta.Medijosimplemente:

—Elaguapuedetambiénserbuenaparaelcorazón…

Nocomprendísurespuesta,peromecallé…Sabíabienquenohabíaqueinterrogarlo.

Estabafatigado.Sesentó.Mesentécercadeél.Y,despuésdeunsilencio,dijoaún:

—Lasestrellassonbellas,porunaflorquenoseve…

Respondí«porsupuesto»y,sinhablar,mirélosplieguesdelaarenabajolaluna.

—Eldesiertoesbello—agregó.

Es verdad. Siempre he amado el desierto. Puede uno sentarse sobre unmédano dearena.Nosevenada.Noseoyenada.Ysinembargo,algoresplandeceenelsilencio…

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—Lo que embellece al desierto—dijo el principito— es que esconde un pozo encualquierparte…

Mesorprendíal comprenderdeprontoelmisterioso resplandorde laarena.Cuandoeramuchachitovivíayoenunaantiguacasaylaleyendacontabaqueallíhabíauntesoroescondido.Sinduda,nadiesupodescubrirloyquizánadielobuscó.Peroencantabatodalacasa.Micasaguardabaunsecretoenelfondodesucorazón…

—Sí—dijealprincipito—;yasetratedelacasa,delasestrellasodeldesierto,loquelosembelleceesinvisible.

—Megustaqueestésdeacuerdoconmizorro—dijo.

Comoelprincipitosedurmiera,lotoméenmisbrazosyvolvíaponermeencamino.Estabaemocionado.Meparecíacargarunfrágiltesoro.MeparecíatambiénquenohabíanadamásfrágilsobrelaTierra.Alaluzdelaluna,mirésufrentepálida,susojoscerrados,susmechonesdecabellosque temblabanalviento,ymedije:«Loqueveoaquíessólounacorteza.Lomásimportanteesinvisible…».

Comosuslabiosentreabiertosesbozaranunamediasonrisa,medijeaún:«Loquemeemocionatantoenesteprincipitodormidoessufidelidadporunaflor,eslaimagendeunarosaqueresplandeceenélcomola llamadeuna lámpara,auncuandoduerme…».Ylosentímásfrágil todavía.Esnecesarioprotegera las lámparas;ungolpedevientopuedeapagarlas…

Caminandoasí,descubríelpozoalnacereldía.

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Rió,tocólacuerda,ehizomoverlaroldana.

XXV

—Loshombres—dijoelprincipito—seencierranenlos“rápidos”peronosabenloquebuscan.Entoncesseagitanydanvueltas.

Yagregó:

—Novalelapena…

ElpozoalcualhabíamosllegadonoseparecíaalospozosdelSahara.LospozosdelSaharasonsimplesagujeroscavadosenlaarena.Ésteseparecíaaunpozodealdea.Peroahínohabíaningunaaldeayyocreíasoñar.

—Esextraño—dijealprincipito—.Todoestálisto:laroldana,elbaldeylacuerda…

Rió,tocólacuerda,ehizomoverlaroldana.Ylaroldanagimiócomogimeunaviejaveletacuandoelvientohadormidomucho.

—¿Oyes?—dijo el principito—. Hemosdespertadoalpozoyelpozocanta…

—Déjameamí—ledije—.Esdemasiadopesadoparati.

Icélentamenteelbaldehastaelbrocal.Loasentébien.Enmisoídosseguíacantandolaroldana, y en el agua, que temblaba aún, vitemblarelsol.

—Tengo sed de esta agua —dijo elprincipito—.Damedebeber…

Ycomprendíloquehabíabuscado.

Levanté el balde hasta sus labios. Bebiócon los ojos cerrados. Todo era bello como

unafiesta.Elaguanoeraunalimento.Habíanacidode lamarchabajo lasestrellas,delcanto de la roldana, del esfuerzo de mis brazos. Era buena para el corazón, como unregalo. Cuando yo era pequeño, la luz del árbol de Navidad, la música de la misa demedianoche,ladulzuradelassonrisas,formabantodoelresplandordelregalodeNavidadquerecibía.

—Entutierra—dijoelprincipito—loshombrescultivancincomilrosasenunmismojardín…Ynoencuentranloquebuscan…

—Noloencuentran…—respondí.

—Y,sinembargo,loquebuscanpodríaencontrarseenunasolarosaoenunpocodeagua…

—Seguramente—respondí.

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Yelprincipitoagregó:

—Perolosojosestánciegos.Esnecesariobuscarconelcorazón.

Yohabíabebido.Respirababien.Laarena,alnacereldía,estabadecolordemiel.Mesentíafeliztambiénconesecolordemiel.¿Porquéhabríadeapenarme?

—Esnecesarioquecumplas tupromesa—medijo suavementeelprincipito,quedenuevosehabíasentadocercademí.

—¿Quépromesa?

—Túlosabes…,unbozalparamicordero…,¡soyresponsabledeesaflor!

Saquédelbolsillomisbosquejosdedibujo.Elprincipitolosvioydijoriendo:

—Tusbaobabsseparecenunpocoalosrepollos…

—¡Oh!

¡Yoqueestabatanorgullosodelosbaobabs!

—Tuzorro…,lasorejas…parecencuernos…¡ysondemasiadolargas!

Yrióaún.

—Eresinjusto,hombrecito;yonosabíadibujarmásquelasboascerradasylasboasabiertas.

—¡Oh,estábien!—dijo—.Losniñossaben.

Dibujé,pues,unbozal.Ysentíelcorazónoprimidocuandoselodi.

—Tienesproyectosqueignoro…

Peronomerespondió,ymedijo:

—Sabes,micaídasobrelaTierra…mañanaseráelaniversario…

Luego,despuésdeunsilencio,dijoaún:

—Caímuycercadeaquí.

Ysesonrojó.

Y de nuevo, sin comprender por qué, sentí un extraño pesar. Sin embargo, se meocurriópreguntar:

—Entonces,no tepaseabasporcasualidad lamañanaque teconocí,haceochodías,así,solo,amilmillasdetodaslasregioneshabitadas.¿Volvíashaciaelpuntodetucaída?

Elprincipitoenrojecióotravez.Yagregué,vacilando:

—¿Talvez,porelaniversario…?

Elprincipitoenrojeciódenuevo.Jamásrespondíaalaspreguntas,perocuandounoseenrojecesignifica«sí»,¿noescierto?

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—¡Ah!—ledije—.Temo…

Peromerespondió:

—Debes trabajarahora.Debesvolvera tumáquina.Teesperoaquí.Vuelvemañanaporlatarde…

Peroyonoestabamuy tranquilo.Meacordabadelzorro.Siunosedejadomesticar,correelriesgodellorarunpoco…

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Ahora,vete…—dijo—.¡Quierovolveradescender!

XXVI

Alladodelpozohabíaunaruinadeunviejomurodepiedra.Cuandovolvídemi trabajo,por la tarde del día siguiente, vi de lejos alprincipito sentadoallí arriba, con laspiernascolgando.Yoíquehablaba:

—¿No te acuerdas? —decía—. ¡No esexactamente aquí!Otra voz le respondió sinduda,puestoquecontestó:

—¡Sí! ¡Sí!Es el día, pero el lugarno esaquí…

Continué mi camino hacia el muro.Seguíasinvernioíranadie.Sinembargo,elprincipitoreplicódenuevo:

—… Seguro. Verás dónde comienza mirastro en la arena. No tienes más queesperarmeallí.Estaréallíestanoche.

Yo estaba a veinte metros del muro y seguía sin ver nada. El principito dijo aún,despuésdeunsilencio:

—¿Tienesbuenveneno?¿Estásseguradenohacermesufrirmuchotiempo?

Medetuve,conelcorazónoprimido,peroseguíasincomprender.

—Ahora,vete…—dijo—.¡Quierovolveradescender!

Entoncesbajéyomismo losojoshacia elpiedelmuroy ¡diunbrinco!Estabaallí,erguida hacia el principito, una de ésas serpientes amarillas que os ejecutan en treintasegundos.Comencéacorrer,mientrasbuscabael revólverenmibolsillo,pero,aloírelruidoquehice,laserpientesedejódeslizarsuavementeporlaarena,comounchorrodeaguaquemuere,y,sinapresurarsedemasiado,seescurrióentrelaspiedrasconunligerosonidometálico.

Lleguéalmurojustoatiempopararecibirenbrazosamihombrecito,pálidocomolanieve.

—¿Quéhistoriaesésta?¿Ahorahablasconlasserpientes?

Aflojésueternabufandadeoro.Lemojélassienesylehicebeber.Ynomeatrevíapreguntarlenada.Memirógravementeyrodeómicuelloconsusbrazos.Sentía latirsucorazóncomoeldeunpájaroquemuere,heridoporunacarabina.Ymedijo:

—Estoycontentodequehayasencontrado loque faltabaa tumáquina.Vasapodervolveratucasa…

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—¿Cómolosabes?

Precisamenteveníaaanunciarleque,contratodaesperanza,habíatenidoéxitoenmitrabajo.

Norespondiónadaamipregunta,peroagregó:

—Yotambién,hoyvuelvoamicasa…

Luego,melancólico:

—Esmuchomáslejos…Esmuchomásdifícil…

Sentíqueestabaocurriendoalgoextraordinario.Loestrechéenmisbrazoscomoaunniño, y sin embargo,meparecióque se escurría verticalmentehacia un abismo sinquépudierahacernadaporretenerlo…

Teníalamiradaseria,perdidamuylejos:

—Tengo tucordero.Y tengo lacajaparaelcordero.Ytengoelbozal…

Sonrióconmelancolía.

Esperé largo rato. Sentía que volvía aentrarencalorpocoapoco:

—Hastenidomiedo,hombrecito.

Había tenido miedo, sin duda. Pero riósuavemente.

—Tendrémuchomásmiedoestanoche…

De nuevo me sentí helado por lasensacióndeloirreparable.Ycomprendíquenosoportaríalaideadenooírnuncamássurisa.Eraparamícomounafuenteeneldesierto.

—Hombrecito…,quierooírtereírotravez…

Peromedijo:

—Estanoche,haráunaño.Miestrellaseencontraráexactamentesobreellugardondecaíelañopasado…

—Hombrecito,¿verdadqueesunmalsueñoesahistoriadelaserpiente,delacitaydelaestrella?…

Peronocontestóamipregunta,ydijo:

—Loqueesimportante,esonoseve.

—Ciertamente…

—Es como con la flor. Si amas a una flor que se encuentra en una estrella, esagradablemirarelcieloporlanoche.Todaslasestrellasestánflorecidas.

Page 58: Con dibujos del autor · (con un poco de mal humor) que no sabía dibujar. Me contestó: —No importa. Dibújame un cordero. Como jamás había dibujado un cordero rehíce uno de

—Ciertamente.

—Es como con el agua. La queme has dado a beber era como unamúsica, por laroldanayporlacuerda…¿Teacuerdas?…Eradulce.

—Ciertamente.

—Porlanochemiraráslasestrellas.Notepuedomostrardóndeseencuentralamía,porque mi casa es muy pequeña. Será mejor así. Mi estrella será para ti una de lasestrellas.Entoncesteagradarámirartodaslasestrellas…Todasserántusamigas.Yluegotevoyahacerunregalo…

Volvióareír.

—¡Ah!,hombrecito…,hombrecito…¡Megustaoírturisa!

—Precisamente,serámiregalo…Serácomoconelagua…

—¿Quéquieresdecir?

—Las gentes tienen estrellas que no son lasmismas. Para unos, los que viajan, lasestrellassonguías.Paraotros,nosonmásquelucecitas.Paraotros,quesonsabios,sonproblemas.Paramihombredenegocios,eranoro.Perotodasesasestrellasnohablan.Tútendrásestrellascomonadielashatenido.

—¿Quéquieresdecir?

—Cuandomiresalcielo,porlanoche,comoyohabitaréenunadeellas,comoyoreiréenunade ellas, será para ti como si rieran todas las estrellas. ¡Tú tendrás estrellas quesabenreír!

Yvolvióareír.

—Ycuando tehayasconsolado (siempre seencuentraconsuelo)estaráscontentodehabermeconocido.Serássiempremiamigo.Tendrásdeseosdereírconmigo.Yabrirásavecestuventana,así…,porplacer…Ytusamigosseasombraránalvertereírmirandoelcielo.Entonceslesdirás:«Sí,lasestrellassiempremehacenreír»,yellostecreeránloco.Tehabréhechounamuymalajugada…

Yvolvióareír:

—Serácomosi tehubieradadoen lugardeestrellasunmontóndecascabelitosquesabenreír…

Yvolvióareír.Despuéssepusoserio:

—Estanoche…,¿sabes?…,nollega.

—Nomesepararédeti.

—Pareceráquesufro…Pareceráunpocoquememuero.Esasí.Novengasaverlo,novalelapena…

—Nomesepararédeti.

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Peroestabainquieto.

—Te digo esto… también por la serpiente.No debemorderte…Las serpientes sonmalas.Puedenmorderporplacer…

—Nomesepararédeti.

Peroalgolotranquilizó:

—Esciertoquenotienenvenenoenlasegundamordedura…

Esanocheno lovi ponerse en camino.Se evadiósinruido.Cuandologréalcanzarlo,caminabadecidido,conpasorápido.

Ymedijosolamente:

—¡Ah!Estásahí…

Metomódelamano.Perosiguióatormentándose:

—Hashechomal.Vasasufrir.Pareceráquemehemuertoynoseráverdad…

Yocallaba.

—Comprendes. Es demasiado lejos. No puedollevarmicuerpoallí.Esdemasiadopesado.

Yocallaba.

—Peroserácomounaviejacortezaabandonada.Nosontristeslasviejascortezas.

Yocallaba.

Sedescorazonóunpoco.Perohizoaúnunesfuerzo:

—¿Sabes?, será agradable.Yo tambiénmiraré las estrellas.Todas las estrellas seránpozosconunaroldanaenmohecida.Todaslasestrellasmedarándebeber…

Yocallaba.

—¡Será tan divertido!… Tendrás quinientos millones de cascabeles y tendrásquinientosmillonesdefuentes…

Perotambiéncalló,porquelloraba…

Esallá.Déjamedarunpaso,solo.

Ysesentóporqueteníamiedo.

Ydijoaún:

—¿Sabes?…,mi flor…, soy responsable. ¡Y es tan débil! ¡Y es tan ingenua!Tienecuatroespinasinsignificantesparaprotegersecontraelmundo…

Mesentéporqueyanopodía tenermede

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pie.

Elprincipitodijo:

—Bien…Esoestodo….

Vacilóaúnunmomento;luegoselevantó.Diounpaso.Yonopodíamoverme.

No hubo nada más que un relámpagoamarillo cerca de su tobillo. Quedó inmóvilun instante. No gritó. Cayó suavemente,como cae un árbol. En la arena, ni siquierahizoruido.

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XXVII

Y ahora, por cierto, han pasado ya seis años…Nunca había contado esta historia. Loscamaradasquemeencontraronsealegrarondevolveravermevivo.Estabatriste,perolesdecía:«Eslafatiga…».

Ahorameheconsoladounpoco.Esdecir…,nodeltodo.Peroséqueverdaderamentevolvióasuplaneta,pues,alnacereldía,noencontrésucuerpo.Ynoerauncuerpotanpesado…Y por la noche me gusta oír las estrellas. Son como quinientos millones decascabeles…

Peroheaquíquepasaalgoextraordinario.Meolvidédeagregarlacorreadecueroalbozalquedibujéparaelprincipito.Nohabrápodidocolocárselonunca.Ymepregunto:«¿Quéhabrápasadoenelplaneta?Quizáelcorderosecomiólaflor…».

Avecesmedigo:«¡Claroqueno!Elprincipitoencierratodaslasnocheslaflorbajounglobodevidrioyvigilabiena su cordero…».Entoncesme siento feliz.Y todas lasestrellasríendulcemente.

Avecesmedigo:«Devezencuandouno sedistrae, ¡yes suficiente!Unanocheelprincipito olvidó el globo de vidrio o el cordero salió silenciosamente durante lanoche…».¡Entonces,loscascabelesseconviertenenlágrimas!…

Es un granmisterio. Para vosotros, que también amáis al principito, comoparamí,nadaeneluniversosiguesiendoigualsienalgunaparte,nosesabedónde,uncorderoquenoconocemoshacomido,síono,aunarosa…

—Miradalcielo.Preguntad:¿elcordero,síono,sehacomidolaflor?Yveréiscómotodocambia…

¡Yningunapersonagrandecomprenderájamásquetengatantaimportancia!

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Éstees,paramí,elmásbelloymástristepaisajedelmundo.Es el mismo paisaje de la página precedente, pero lo hedibujadounavezmásparamostrároslobien.AquífuedondeelprincipitoaparecióenlaTierra,yluegodesapareció.

Miradatentamenteestepaisajeafindeestarsegurosdequehabréis de reconocerlo, si viajáis un día por el África, en eldesierto. Y si llegáis a pasar por allí, os suplico: no osapresuréis; esperad un momento, exactamente debajo de laestrella.Sientoncesunniñollegahaciavosotros,siríe,sitienecabellos de oro, si no responde cuando se le interroga,adivinaréisquiénes.¡Sedamablesentonces!Nomedejéistantriste. Escribidme en seguida, decidme que el principito havuelto…

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ANTOINEDESAINT-EXUPÉRYnaceenLyónel29dejuniode1900enelsenodeuna antigua familia aristocrática. Tras recibir educación en diversos colegios religiosos, al términodesusestudiossecundarios intentaentraren laEscuelaNaval,peronoaprueba losexámenesdeingreso.En1920cumpleelserviciomilitarenlaFuerzaAérea,yapartir deentonceslaaviaciónseconvierteenlagranpasióndesuvida.

Suprimercuentovelaluzen1926,elmismoañoenquecomienzasucarreradepilotoen lacompañíaLatécoére.PocodespuésesdestinadoaCaboJuby,dondeescribesuprimera novela, Correo sur (1928). De África se traslada a Sudamérica con el encargo de establecer nuevas líneas comerciales. Allí concluyeVuelo nocturno, que se publica en 1931conenormeéxitoyobtieneelpremioFémina.

Apartirde1935,Saint-ExupérytrabajacomocorresponsaldelosperiódicosIntransigeant yParisSoirenRusiayEspaña,yconsuaviónSimounparticipaendiversosraidscomoel París-Saigón y el NuevaYork-Tierra del Fuego. Todos estos recuerdos, acumulados en diezañosdevidaaventurera,losvuelcaensunovelaTierradehombres(1939).

A los pocos meses, desatada la Segunda Guerra Mundial, combate como piloto de reconocimientoy, tras la caídadeFrancia, se instala enNuevaYork.En lagranciudad norteamericana escribe Piloto de guerra (1942), fruto de sus experiencias durante la contienda, y El Principito (1943), cuento infantil de gran originalidad que lo hizo universalmente famoso y que se ha convertido en uno de los fenómenos literariosmás importantes de este siglo. Muy pronto se reincorpora al servicio activo en el norte de África, donde escribe una obra de reflexiones filosóficas y políticas tituladaCindadela, queseríapublicadapostumamente(1948).

El31de juliode1944,AntoinedeSaint-Exupérydespegadeuncampodeaviaciónde

Córcegaparacumplirunamisióndelaquenoregresaríajamás.