Upload
vandang
View
245
Download
12
Embed Size (px)
Citation preview
UNIVERSIDAD POLITÉCNICA DE MADRID
ESCUELA TÉCNICA SUPERIOR DE INGENIEROS AGRÓNOMOS
DEPARTAMENTO DE BIOLOGÍA VEGETAL
CONDICIONAMIENTOS AMBIENTALES
DE ERICA ANDEVALENSIS CABEZUDO & RIVERA
Respuesta frente a metales pesados
TESIS DOCTORAL
presentada por
CARLOS MONTES BOTELLA
Ingeniero Agrónomo
para optar al título de
DOCTOR INGENIERO AGRÓNOMO
ÍNDICE GENERAL
pagina
ÍNDICE DE TABLAS jii
ÍNDICE DE FIGURAS vii
SIGLAS MÁS FRECUENTES xl
RESUMEN / ABSTRACT xiii
CAPITULO 1: INTRODUCCIÓN Y OBJETIVOS
1.1.-LOS ENDEMISMOS ESPAÑOLES 3
1.2.- LAS PLANTAS HIPERACUMULADORAS 4
1.3.- EL POTENCIAL HIPERACUMULADOR DE LOS ENDEMISMOS ESPAÑOLES 7
1.4.-OBJETIVOS 10
CAPÍTULO 2: DESCRIPCIÓN DE LA ZONA DE ESTUDIO
2.1.-CARACTERÍSTICAS GENERALES 13
2.2.-GEOLOGÍA 13
2.3.- HIDROLOGÍA 24
2.4.- CLIMATOLOGÍA 25
CAPÍTULO 3: CARACTERIZACIÓN DE LA ESPECIE
3.1.-GENERALIDADES 41
3.2.- TAXONOMÍA DEL GÉNERO 42
3.3.- DESCRIPCIÓN 43
3.4.- ECOLOGÍA 45
CAPÍTULO 4: CARACTERIZACIÓN DE LOS PARÁMETROS ESTUDIADOS
4.1.- METALES PESADOS 51
4.2.- PARÁMETROS ESPECÍFICOS DE AGUAS 62
4.3.- PARÁMETROS ESPECÍFICOS DE SUELOS 69
CAPITULO 5: MATERIALES Y MÉTODOS
5.1.- DISEÑO DE LA INVESTIGACIÓN 81
5.2.- METODOLOGÍA ANALÍTICA 94
CAPÍTULO 6. PRESENTACIÓN DE RESULTADOS
6.1- METALES PESADOS 131
6.2.- ANÁLISIS ESPECÍFICOS DE PLANTAS 132
6.3.- ANÁLISIS ESPECÍFICOS DE AGUAS 132
6.4.- PARÁMETROS ESPECÍFICOS DE SUELOS 133
6.5.-TABLAS 134
CAPÍTULO 7. DISCUSIÓN DE RESULTADOS
7.1.-PLANTEAMIENTO GENERAL 195
7.2.-AGUAS 195
7.3.- SUELOS 245
7.4.- PLANTAS 271
CAPÍTULO 8. CONCLUSIONES 341
BIBLIOGRAFÍA 349
Anejos
Agradecimientos
u
ÍNDICE DE TABLAS
página
CAPÍTULO 1
Tabla 1.1. Número de endemismos vegetales 4
Tabla 1.2. Cantidades anuales de metales extraídos por plantas 6
CAPÍTULO 2
Tabla 2.1. Situación de los observatorios meteorológicos considerados 25
Tabla 2.2. Periodos de heladas poco frecuentes (Emberger) 27
Tabla 2.3. Periodos libres de heladas (Papadakis) 27
Tabla 2.4. Tipos de invierno (Papadakis) 28
Tabla 2.5. Características térmicas de la estación de verano-otoño 29
Tabla 2.6. Tipos de verano (Papadakis) 29
Tabla 2.7. Regímenes térmicos según Papadakis 30
CAPÍTULO 4
Tabla 4.1. Características químicas generales de los metales estudiados 51
Tabla 4.2. Clasificación de las aguas según su grado de mineralización 64
Tabla 4.3. Colores característicos de suelo y componentes que denotan 70
Tabla 4.4. Efectos esperables para distintos intervalos de pH 71
CAPÍTULO 5
Tabla 5.1. Envase y tiempo máximo de almacenaje recomendados por la EPA 89
Tabla 5.2. Elementos presentes en la mineralización de San Platón 90
Tabla 5.3. Contenido de metales en muestras compuestas de E. andevalensis 92
Tabla 5.4. Resumen de las determinaciones llevadas a cabo en el material vegetal 93
Tabla 5.5. Cuadro resumen de las determinaciones llevadas a cabo en aguas 94
Tabla 5.6. Cuadro resumen de las determinaciones llevadas a cabo en suelos 95
Tabla 5.7. Valores de metales pesados en plantas sometidas o no a lavado 96
Tabla 5.8. Condiciones de trabajo empleadas para la determinación de metales 100
Tabla 5.9, Condiciones empleadas para la digestión de muestras de plantas 103
Tabla 5.10. Ensayo de exactitud (plantas) 104
Tabla 5.11. Ensayo de precisión (plantas) 105
Tabla 5.12. Ensayo de exactitud (aguas) 106
Tabla 5.13. Ensayo de precisión (aguas) 106
Tabla 5.14. Extracción secuencia! de metales pesados en sedimentos (Tessier) 108
Tabla 5.15. Extracción secuencial de metales pesados (Quevauviller) 109
Tabla 5.16. Extractantes empleados por distintos autores 111
111
pagina
Tabla 5.17. Condiciones empleadas para la digestión de muestras de suelos 114
Tabla 5.18. Ensayo de exactitud (suelos) 115
Tabla 5,19. Ensayo de precisión (suelos) 115
Tabla 5.20. Condiciones de trabajo empleadas para la determinación de sodio y potasio. 121
Tabla 5.21. Ensayo de exactitud aplicado ai análisis de sodio y potasio 121
Tabla 5.22. Ensayo de precisión aplicado al análisis de sodio y potasio 122
CAPÍTULO 6
Tabla 6.1 a 6.13. Metales pesados en E. andevalensis. 1 - muestreo 134
Tabla 6.14. Metales pesados en hojas de A/, o/eanc/er. 1-muestreo 147
Tabla 6.15 a 6.23. Metates pesados en £ andeva/e/7s/s. 2° muestreo 148
Tabla 6.24. Metales pesados en hojas de N. oleander. 2° muestreo 157
Tabla 6.25 a 6.33. Metales pesados en E. andevalensis. 3 - muestreo 158
Tabla 6.34. Metales pesados en hojas de N. oleander. 3 - muestreo 167
Tabla 6.35. Metales pesados en aguas del río Odiel (Huelva) 168
Tabla 6.36. Metales fácilmente extraíbles en los horizontes de suelo analizados 171
Tabla 6.37. Metales ligados a óxidos de Fe y Mn en los horizontes de suelo analizados.... 172
Tabla 6.38. Metales ligados a materia orgánica en los horizontes de suelo analizados 173
Tabla 6.40. Metales pseudototales en los horizontes de suelo analizados 174
Tabla 6.41. Parámetros físico químicos generales en aguas 175
Tabla 6.42. Principales aniones en aguas 176
Tabla 6.43. Principales cationes en aguas 177
Tabla 6.44. Parámetros indicativos de contaminación en aguas 178
Tabla 6.45. Parámetros generales y físico-químicos en suelos 189
Tabla 6.46. Complejo de cambio 190
Tabla 6.47. Extracto de saturación 191
CAPÍTULO 7
Tabla 7.1. Intervalos de pH admisibles en agua según los usos previstos 198
Tabla 7.2. Conductividad eléctrica admisible en agua según los usos previstos 202
Tabla 7.3. Coeficientes de determinación de regresiones sobre dureza 203
Tabla 7.4. Contenido de cloruros admisible en agua según los usos previstos 206
Tabla 7.5. Contenido de sulfates admisible en agua según los usos previstos 210
Tabla 7.6. Contenido de sodio admisible en agua según los usos previstos 214
Tabla 7.7. Demanda química de oxígeno admisible en agua según los usos previstos 219
Tabla 7.8. Compuestos nitrogenados inorgánicos admisibles en agua según usos 223
Tabla 7.9. Contenido de fosfatos admisible en agua según los usos previstos 224
Tabla 7.10. Contenido de cobre admisible en agua según los usos previstos 227
IV
pagina
Tabla 7.11. Contenido de hierro admisible en agua según los usos previstos 229
Tabla 7.12. Contenido de manganeso admisible en agua según los usos previstos 231
Tabla 7.13. Contenido de zinc admisible en agua según los usos previstos 232
Tabla 7.14. Contenido de plomo admisible en agua según los usos previstos 235
Tabla 7.15. Coeficientes de correlación lineal entre níquel, cobalto y cadmio 236
Tabla 7.16. Contenido de cromo admisible en agua según ios usos previstos 240
Tabla 7.17 y 7.18. Análisis de componentes principales 242
Tabla 7.19. Clases texturales de los horizontes analizados 246
Tabla 7.20. Contenidos normales y tóxicos de cobre total en suelos 253
Tabla 7.21. Contenidos normales y tóxicos de zinc total en suelos 259
Tabla 7.22. Relación entre zinc disponible y calcio en los horizontes analizados 260
Tabla 7,23. Contenidos normales y tóxicos de plomo total en suelos 262
Tabla 7.24. Contenidos normales y tóxicos de níquel total en suelos 264
Tabla 7.25. Contenidos nomnales y tóxicos de cromo total en suelos 266
Tabla 7.26. Contenidos normales y tóxicos de cadmio total en suelos 269
Tablas 7.27 a 7.29. Contenidos medios de cobre en £ andevalensis 274
Tabla 7.30. Análisis de Varianza para el contenido de cobre 277
Tablas 7.31 a 7.33. Contenidos medios de hierro en E. andevalensis 264
Tabla 7.34. Análisis de Varianza para el contenido de hierro 286
Tablas 7.35 a 7.37. Contenidos medios de manganeso en E. andevalensis 291
Tabla 7.38. Análisis de Varianza para el contenido de manganeso 294
Tablas 7.39 a 7.41. Contenidos medios de zinc en £ andevalensis 298
Tabla 7.42. Análisis de Varianza para el contenido de zinc 301
Tablas 7.43 a 7.45. Contenidos medios de plomo en £ andevalensis 306
Tabla 7.46. Análisis de Varianza para el contenido de plomo 309
Tablas 7.47 a 7.49. Contenidos medios de níquel en £ andevalensis 312
Tabla 7.50. Análisis de Varianza para el contenido de níquel 316
Tablas 7.51 a 7.53. Contenidos medios de cobalto en £ andevalensis 320
Tablas 7.54 a 7.56. Contenidos medios de cadmio en £ andevalensis 325
ÍNDICE DE FIGURAS
página
CAPÍTULO 2
Figura 2.1. Esquema de situación de los observatorios climatológicos 25
Figura 2.2. a 2.8. Diagramas ombrotérmicos 31
Figuras 2.9 a 2.15. Balances hídricos 33
CAPÍTULO 3
Figura 3.1. Erica andevalensis, entre Zalamea la Real y Jabugo 44
CAPÍTULO 4
Figura 4.1. Formas de fósforo predominantes en disolución dependiendo del pH... 68
Figura 4.2. Disponibilidad de nutrientes de las plantas y el pH según Truog 72
CAPÍTULO 5
Figuras 5.1.a 5.5. Localizaciones de los puntos de muestreo 82
Figura 5.6 a 5.15. Rectas de calibración de metales 100
Figuras 5.16 y 5.17. Recta de calibración para el sodio y potasio 122
CAPÍTULO 6
Figuras 6.1 a 6.6. Fotografías de los perfiles 185
CAPÍTULO 7
Figuras 7.1 y 7.2. Temperaturas 196
Figuras 7.3 y 7.4. pH en aguas 197
Figura 7.5. Turbidez en aguas 199
Figuras 7.6 a 7.9. Conductividad eléctrica y residuo seco en aguas 200
Figura 7.10. Acidez total del agua 203
Figura 7.11. Dureza total dei agua 203
Figura 7.12 y 7.13. Cloruros en aguas 205
Figura 7.14. Sílice en aguas 207
Figura 7.15. Sulfates en aguas 207
Figura 7.16. Recta de regresión de residuo seco frente a sulfates 208
Figura 7.17. Sulfates en aguas frente a niveles legislados para el agua potable 209
Figuras 7.18 a 7.21. Calcio y magnesio en aguas 211
Figuras 7.22 y 7.23. Sodio en aguas 213
Figuras 7.24 a 7.26. Potasio en aguas 214
Figura 7.27. Oxígeno disuelto 217
Figura 7.28. Demanda química de oxígeno (DQO) 218
v i l
página
Figura 7.29. DQO agua frente a niveles legislados para el agua potable 218
Figuras 7.30 a 7.35. Compuestos nitrogenados inorgánicos en aguas 219
Figura 7.36. Fosfatos en aguas 223
Figura 7.37. Eflorescencias salinas en las orillas del Odiel 225
Figuras 7.38 y 7.39. Cobre en aguas 227
Figuras 7.40 y 7.41. Hierro en aguas 228
Figuras 7.42. y 7.43. Manganeso en aguas 230
Figuras 7.44 y 7.45. Zinc en aguas 232
Figuras 7.46 a 7.48. Plomo en aguas 234
Figuras 7.49 a 7.53. Níquel, cobalto y cadmio en aguas 236
Figuras 7.54 y 7.55. Cromo en aguas 239
Figura 7.56. Granulometría de los horizontes de suelo analizados 245
Figura 7.57. pH en suelos 247
Figura 7.58. Conductividad eléctrica en suelos 248
Figura 7.59. Materia orgánica en suelos 249
Figura 7.60. Nitrógeno total en suelos 250
Figura 7.61. Fósforo en suelos 250
Figura 7.62. Disponibilidad de cobre en los horizontes de suelo analizados 255
Figura 7.63. Disponibilidad de hierro en los horizontes de suelo analizados 257
Figura 7.64. Disponibilidad de manganeso en los horizontes de suelo analizados.. 258
Figura 7.65. Disponibilidad de zinc en los horizontes de suelo analizados 261
Figura 7.66. Disponibilidad de plomo en los horizontes de suelo analizados 263
Figura 7.67. Disponibilidad de níquel en los horizontes de suelo analizados 265
Figura 7.68. Disponibilidad de cromo en los horizontes de suelo analizados 267
Figura 7.69. Disponibilidad de cobalto en los horizontes de suelo analizados 268
Figura 7.70. Disponibilidad de cadmio en los horizontes de suelo analizados 270
Figuras 7.71 y 7.72. Contenido de cobre en Nerium oteander. 276
Figuras 7.73 a 7.75. Contenido de cobre en £ andevalensis 278
Figuras 7.76 a 7.78. Interacciones del contenido de cobre en £ andevalensis 280
Figuras 7.79 y 7.80. Contenido de hierro en Nerium oleander. 285
Figuras 7.81 a 7.83. Contenido de hierro en £ andevalensis 287
Figuras 7.84 a 7.86. interacciones del contenido de hierro en £ andevalensis 289
Figuras 7.87 y 7.88. Contenido de manganeso en Nerium oleander. 293
Figuras 7.89 a 7.91. Contenido de manganeso en £ andevalensis 295
Figura 7.92. Interacciones del contenido de manganeso en £ andevalensis 297
Figuras 7.93 y 7.94. Contenido de zinc en Nerium oleander. 300
VIH
pagina
Figuras 7.95 y 7.96. Contenido de zinc en E. andevalensis 302
Figuras 7.97 a 7.99. Interacciones del contenido de zinc en £. andevalensis 303
Figuras 7.100 y 7.101. Contenido de plomo en Nerium oleander. 307
Figuras 7.102 y 7.103. Contenido de plomo en E. andevalensis 310
Figura 7.104. Interacciones del contenido de plomo en E. andevalensis 311
Figura 7.105 y 7.106. Contenido de níquel en Nerium oleander. 314
Figuras 7.107 a 7.109. Contenido de níquel en E. andevalensis 316
Figuras 7.110 a 7.112. Interacciones del contenido de níquel en E. andevalensis.. 318
Figuras 7.113 y 7.114. Contenido de cobalto en Nerium oleander 323
Figura 7.115. Contenido de cobalto en £ andevalensis 324
Figuras 7.116 y 7.117. Contenido de cadmio en Nerium oleander 326
Figura 7.118. Contenido de cadmio en Erica andevalensis 328
Figuras 7.119 a 7.145. Microscopía 331
IX
SIGLAS
BOE Boletín Oficial del Estado
CAPV Comunidad Autónoma del País Vasco
CIC Capacidad de Intercambio Catiónico
DOCE Diario Oficial de las Comunidades Europeas
DQO Demanda Química de Oxígeno
E Fracción de metales extraíbles con nitrato amónico en suelos
ERA Enviromental Protection Agency
MMA Ministerio de Medio Ambiente
MO Fracción de metales ligados a materia orgánica en suelos
OX Fracción de metales ligados a óxidos de Fe y Mn en suelos
sss Sobre sustancia seca
XI
RESUMEN
Se ha estudiado el contenido en metales de las distintas partes de Etica andevalensis
(Cabezudo & Rivera) y se han caracterizado las aguas y los suelos de su entorno. Erica
andevalensis es capaz de medrar en un medio extremadamente ácido, con suelos po
bres y arenosos, y un elevado contenido en metales pesados, siendo su principal me
canismo de defensa la exclusión de los compuestos tóxicos por parte de las raíces y la
posible precipitación de estos en formas inertes, sea en la pared celular o en células
determinadas. Queda excluida la probabilidad de hiperacumulación de los principales
metales existentes en su entorno, pues en general muestras analizadas presentaron
contenidos de metales en la parte aérea poco superiores a los considerados normales.
ABSTRACT
Metal concentration in Erica andevalensis (Cabezudo & Rivera), main water and soils
parameters in its environment have been studied. Erica andevalensis is able to grow in
a strongly acid conditions and thin, heavy metal contaminated soils. This species reacts
against toxic metáis as a exduder at root level, probably by means of the precipitation of
that ones in the ceil wall or specific cells. Erica andevalensis does not hyperaccumuíate
and shows in its aerial part amounts of metáis slightly higher to average plant.
Xlll
CAPITULO 1
INTRODUCCIÓN Y OBJETIVOS
Introducción y objetivos
1.1.- LOS ENDEMISMOS ESPAÑOLES
La palabra "endemismo" es un derivado culto del griego 8V5TIH£IV {endeméio)
"vivo en un lugar permanentemente", derivado de endemia, "propio de un país"
(Corominas y Pascual, 1980). Así, podemos definir el endemismo como "la especie,
género, etc. que vive en un determinado país (Real Academia Española, 1994), consi
derando este término en un sentido amplio; nación, región, provincia o territorio.
España es la nación europea que cuenta con mayor número de endemismos
vegetales: 1322 frente a casos tales como los 5 endemismos presentes en Alemania,
que tiene una extensión sólo 1,41 veces menor (tabla 1.1). En el caso de la España
peninsular, la mayor concentración de endemismos se da en Sierra Nevada: 177, de los
cuales 66 son exclusivos de esa zona (Gómez Campo et al., 1984). En las Islas Cana
rias se desarrollan 321 especies de angiospermas endémicas, 27 monocotiledóneas y
294 dicotiledóneas (Kunkel, 1977).
Entre los factores ecológicos que influyen en la diferenciación de endemismos
en una zona determinada, uno de los conocidos desde antiguo es el carácter del suelo.
Ya el botánico, médico y filósofo florentino Andrea Cesalpino (1519-1603) observó la
presencia de una planta típica en las "piedras negras" (rocas ultrabásicas, ricas en
magnesio y hierro, como las serpentinas) del valle alto del Tíber, en Toscana: la planta
clasificada en 1814 por Desvaux como Alyssum bertolonii. De hecho, muchas áreas de
suelos con contenidos elevados de metales parecen tener una flora característica, que
puede ser única de una localidad específica. Emst (1974) describió estas floras caracte
rísticas distinguiendo 4 grupos principales:
1) Floras serpentínicas: propias de los suelos desarrollados a partir de serpenti
nas [Mg3SÍ2 (OH)5l. Estos suelos se caracterizan por ser muy ricos en Cr, Co, Fe, Mg, y
Ni, y deficitarios en Ca, Mo, N, P, K (Brooks, 1998a).
2) Floras de sulfates de Cu-Pb-Zn.
3) Floras de Se.
4) Floras de Cu-Co (propias de África central).
Introdticcicm y objetivos
Como aproximación ai caso de España podemos considerar los endemismos re
cogidos en ei "Libro rojo de especies vegetales amenazadas de España peninsular e
Islas Baleares" (Gómez Campo, 1987). De las 300 especies recogidas, un 41,3 % están
asociadas a suelos calizos y dolomííicos, un 12 % a suelos salinos (incluyendo 17 es
pecies de Limonium), un 3,3 % a suelos serpentlnicos, y un 0,7 % a suelos mineros.
Tabla 1.1. Número de endemismos vegetales (nivel subespecie) en los diversos países europeos. (Gómez Campo, 1981)
País Albania Alemania Austria Bélgica Bulgaria Checoslovaquia Dinamarca España
Peninsular Baleares Canarias
Finlandia Francia Gran Bretaña Grecia Holanda Hungria Irlanda Italia Nomega Polonia Portugal
Peninsular Azores y Madeira
Rumania Rusia (europea) Suecia Suiza Yugoslavia (1981)
N"
727 42 553
194 282
de endemismos 141 5
38 0
130 21
1322
2 249 33
611 0 17 8
302 8 12
476
75 157 10 19
278
1.2.- LAS PLANTAS HIPERACUMULADORAS
En 1948, Alyssum bertolonii volvió a recibir el interés del mundo científico gra
cias al trabajo de O. Mínguzzi y O. Vergnano. Sus estudios descubrieron la capacidad
de esta especie para la acumulación de Ni en sus tejidos: 7900 ¡xg/g en hojas secas de
ejemplares que crecían sobre suelos con 4200 ng/g. Y aunque este trabajo acabó pa-
Introdticcióny objetivos
sando sin pena ni gloria, en años posteriores esta capacidad de acumulación fue des
crita en otras especies {Alyssum múrale, Hybanthus fíoribundus, Psychotria douarrei)
(Brooks, 1998b).
En la estela de estos trabajos, Robert R. Brooks acuñó el término "hyper-
accumulator" para referirse a las plantas capaces de acumular en sus tejidos 100 veces
el contenido considerado "normal" pana el elemento en cuestión (en el caso del Ni, más
de 1000 |j.g/g en material seco), después de analizar 2000 muestras de heriaario perte
necientes a los géneros Hybanthus y Homalium (Brooks etal., 1977). En general, estos
hiperacumuladores son especies endémicas asociadas a un tipo dado de sustrato; así,
el mayor número de hiperacumuladores se ha encontrado en suelos serpentínicos, aso
ciados sobre todo a altos contenidos de Ni y de Mn (Brooks, 1998b). También resultan
muy características especies como Viola calaminaria, Thlaspi calaminare o Thlaspi
caemailescens asociadas a suelos ricos en Cu, Pb y Zn. Un caso límite es el que se da
en la "flora de cobre" del Congo, donde existen depósitos de unas pocas hectáreas que
contienen uno o más endemismos estrictos de la zona, como Vigna dolomitica (Brooks,
1998a).
Hiperacumuladoras o no, las plantas capaces de desarrollarse en suelos ser
pentínicos y mineros, presentan un gran interés científico y evolutivo por haber sido
capaces de desarrollar una gran tolerancia a elementos normalmente considerados
muy fitotóxicos. No se conocen hiperacumuladores en zonas sometidas a glaciación,
luego un periodo de 10.0(X) años (los transcurridos desde la última de éstas) debe ser
insuficiente para que la evolución conducente a la capacidad de acumular metales se
complete (Brooks, 1998a).
Más allá del puro interés científico, esta capacidad nos abre la perspectiva de
las posibles aplicaciones técnicas de estas plantas:
-Revegetación de tierras contaminadas por metales pesados.
-Exploración mineral, usando estas plantas como señal de la presencia en el te
rreno del elemento ai cual se encuerrtran normalmente ligadas.
-Fítoextracción: empleo de la capacidad concentradora de metales en plantas
hiperacumuladoras para la extracción de contaminantes de suelos. La viabilidad de esta
técnica, a priori sumamente atractiva por su carácter "ecológico" y su bajo coste, está
condicionada por tos siguientes aspectos:
Introducción y objetivas
a) Capacidad acxjmuladora de la planta, que debe ser muy alta para que
su aplicación técnica sea eficaz.
b) Biomasa de la planta. Aunque no sea el aspecto más importante (tabla
1.2) los mejores hiperacumuladores actualmente conocidos resultan ser plantas
muy pequeñas, con lo que la eficiencia del proceso de descontaminación puede
ser bastante escasa.
c) Lugar de acumulación: la extracción de los contaminantes por parte de
la planta es el primer paso de un proceso que debe culminar con la cosecha del
material vegetal y su eliminación controlada. Si la acumulación no se produce en
la parte aérea de la planta, la cosecha puede resultar demasiado cara y engo
rrosa.
Tabla 1.2. Cantidades anuales de metales ejdraídos por plantas en función de su rendimiento en biomasa y concentración de metal en la planta (Me Grath, 1998).
Tipo de planta
No htperacumuladora
Híperacumuladora
Concentración (^tg/g)
50
50
50
50
50
500
500
500
500
500
1000
10000
20000
Rendimiento (t/ha)
5
10
15
20
25
5
10
15
20
25
5
5
5
Cantidad extraída (kg/ha)
0,25
0,50
0,75
1,00
1,25
2,50
5,00
7,50
10,00
12,50
5,00
50,00
100,00
-Fitomínería, cultivo de plantas hiperacumutadoras para la extracción de su
contenido metálico. Aspecto fundamental de su viabilidad es el precio de mercado del
metal así obtenido.
Introducción y objetivos
Asimismo, la posibilidad del uso de estas plantas puede abrir nuevas perspecti
vas a su conservación al atraer el interés de la industria por su estudio y multiplicación a
gran escala.
1.3.- EL POTENCIAL HIPERACUMULADOR DE LOS ENDEMIS-
MOS ESPAÑOLES
Entre los endemismos vegetales españoles, dos grupos aparecen ligados con
más claridad a un contenido elevado de metales en el suelo:
a) Endemismos asociados a suelos peridotíticos. Las mayores fomnaciones peri-
dotíticas y serpentínicas peninsulares se encuentran en Málaga. Entre ellas destaca la
zona de Sierra Bermeja por su riqueza en endemismos serpentínicos como Genista
lanuginosa o Staehelina baetica. El desarrollo de especies exclusivas de este tipo de
sustrato queda bien patente en casos como el de Cabo Ortegal, en La Comña, donde
sobre unos acantilados de naturaleza serpentínica (ofitas) se desarrolla un endemismo
específico {Centaurea borjae), limitado a una población de 15 ejemplares y por tanto con
un elevado riesgo de extinción (Fernández Casas et al., 1987).
b) Endemismos asociados a suelos mineros. Las especies más características
son:
Limonium carthaginense (antes Limonium calaminare), presente en la parte
oriental de la Sierra de Cartagena (Murcia), en la zona de influencia de las minas de La
Unión, aunque no coloniza las escombreras propiamente dichas (Alcaraz Ariza et al.,
1987).
Erica andevalensis, presente en las escombreras de pirita de la zona minera de
Riotinto (Huelva) y ocasionalmente en riberas de arroyos (Talavera Lozano, 1987).
La presencia de metales pesados convierte a estos sustratos en buenos candi
datos para la búsqueda de especies capaces, bien de hiperacumular (la opción técni
camente más interesante), bien de soportar en su sustrato concentraciones de ele
mentos que resultan letales para la mayoría de las plantas. Para tener una primera
aproximación al comportamiento de estas espedes, en el año 1995 planteamos un es-
Introducción y objetivos
tudio inicial del contenido en metales pesados de 1-2 individuos de las especies po-
tencialmente más interesantes, y de las acompañantes más características.
• Zona de Sierra Bermeja (Málaga)
-Especies endémicas:
• Staehelina baetica
• Genista lanuginosa
-Especies acompañantes:
Ulex parviñonjs
Erica australis
Halimium atripfícifoHum
• Zona minera de La Unión (Cartagena, Murcia)
-Especie endémica:
Limonium carthaginense
-Especies acompañantes:
Zygophylium fabago
Ditrichia graveolens
• Zona minera de Riotinío (Huelva)
-Especie endémica:
Erica andevalensis
-Especies acompañantes:
• En los enclaves estudiados no existen, pues £ andevalensis
crece prácticamente aislada.
Este estudio inicial nos permitió formular las siguientes consideraciones de par
tida:
a) La Sierra Bemneja de Estepona (Málaga) presenta una considerable variedad
de especies vegetales, luego las condiciones de suelo no det>en ser demasiado extre
mas.
Introducción y objetivos
b) Limonium carthaginense tiene un gran interés potencial por su capacidad de
colonizar afloramientos de metales pesados. Sin embargo, su pequeño tamaño lo hace
poco útil para cualquier aplicación fitorremediadora. La población visitada era concor
dante con la vulnerabilidad adelantada por el ya citado "Libro Rojo": población bastante
escasa con ejemplares pequeños y en mal estado (Alcaraz Ariza etal., 1987).
c) Erica andevalensis es capaz de formar grandes masas arbustivas, si bien en
las poblaciones visitadas tal hábito resultó ser la excepción más que la regla. Las po
blaciones visitadas, aunque pequeñas, parecían bien establecidas, eran ocasional
mente densas, y aparentemente gozaban de buen estado. Estas características, y su
asombrosa capacidad para crecer donde ningún vegetal más es capaz de hacerlo, co
menzó a inclinar hacia E. andevalensis el interés de nuestro estudio.
Finalmente, en la madrugada del 25 de abril de 1998, el dique de contención de
una balsa de decantación de la mina de Los Frailes en Aznalcóllar (Sevilla), situada en
la margen derecha del río Agrio a 2 km de su confluencia con el Guadiamar (afluente de
Guadalquivir ya en la zona de influencia del estuario relleno que constituye la zona de
marisma), se desplazó dejando abierta una brecha de 50 m. Por ella salieron 2 hm^ de
lodos y 3-4 hm^ de aguas acidas, que contaminaron un total de 4.286 ha (Cabrera Ca
pitán, 2000). El gravísimo problema ambiental creado entonces acabó de orientar
nuestro estudio hacia E. anctevalensis, por las siguientes razones:
-Afinidad del sustrato de E. andevalensis con el material contaminante, al formar
parte ambos del Cinturón Ibérico de Piritas.
-Posibilidad de emplear E. andevalensis en tas labores de limpieza (primera
mente en este caso, subsidiariamente en otros suelos contaminados por metales
pesados), una vez estudiada su capacidad hiperacumuladora.
-Posibilidad de emplear £. andevalensis en la revegetación de las zonas afecta
das (id. anterior), una vez estudiados los factores que influyen en su distribución.
Introducción y objetivos
1.4-OBJETIVOS
Centrado nuestro estudio en £. ancteva/ens/s por las razones anteriormente ex
puestas, los objetivos que nos planteamos en este trabajo son los siguientes:
1.- Determinar el contenido de metales pesados en las distintas partes de E. an-
devalensis y plantas acompañantes.
2.- Establecer el comportamiento de £. andevalensis frente a los metales pesa
dos más abundantes en su entorno para evaluar su posible aplicación técnica y las me
didas aplicables a su conservación.
3.- Relacionar la distribución de £. andevalensis con los principales factores am
bientales que irrfluyen en su desarrollo: agua y sueto.
4.- Estudiar las posibles modificaciones estructurales que justifiquen el compor
tamiento de E. andevalensis frente a los metales pesados.
10
CAPÍTULO 2
DESCRIPCIÓN DE ¡A ZONA DE ESTUDIO
Descripción de la zona de estudio
2.1.- CARACTERÍSTICAS GENERALES
El brezo de las minas, Erica andevalensis, toma su nombre específico de la zo
na en la que se desarrolla nuestro estudio: El Andévalo, en la provincia de Huelva. El
Andévalo, es la zona de transición entre la planicie del litoral y la zona montañosa del
norte de la provincia. Pertenece, a grandes rasgos, a Sierra Morena, y presenta carac
terísticas intermedias entre la comarca serrana de Aracerra, que la limita al norte, y las
comarcas meridionales de la campiña y el litoral.
Dentro de esta zona, destaca con personalidad propia la Cuenca Minera de Rio-
tinto, que se extiende entre los cursos de los ríos Tinto y Odiel, hasta encontrar hacia el
sur las tierras de "El Condado de Huelva". En la Cuenca Minera podemos distinguir 3
zonas, de norte a sur.
a) Estribaciones de la Sierra, conresponden al curso alto del Odiel, donde en
contramos un terreno sinuoso y fuertes pendientes.
b) Zona central: es una región de relieve suave, donde alternan dehesas de en
cinas y alcornoques de aprovechamiento agropecuario con las explotaciones mineras a
cielo abierto, de gran impacto ecológico y visual.
c) Zona sur también es región de relieve suave, donde el Andévalo se va
transformando en tas comarcas de "El Condado" y "Las Marismas", correspondiendo al
curso medio de los ríos Tinto y Odiel.
2.2.- GEOLOGÍA
2.2.1.-DESCRIPCIÓN
Nuestra zona de estudio forma parte del Cinturón Ibérico de Piritas o Faixa Piri
tosa, que constituye la masa de sulfures polimetálicos y yacimientos de manganeso
más importante de Europa Occidental. Se extiende a lo largo de 200 km., desde la Sie
rra de Caveira, en el suroeste de Portugal (Bajo Alerrtejo) hasta Aznalcóllar, en la pro
vincia de Sevilla, donde queda cubierta por el Terciario de la depresión del Guadalqui
vir. La provincia de Huelva engloba la mayor parte de ios yacimientos minerales, con
siete minas explotadas en la actualidad, donde destacan las de Riotinto, Tharsis y So-
tiel-Coronada.
13
Descripción de la Tana de estudio
Los materiales de esta formación pertenecen al Devónico Superior y Carbonífero
Inferior, que limitan al norte con los materiales cámbricos de la sierra de Aracena, y ai
sur con los materiales más recientes del valle de Guadalquivir. Entre los materiales de
vónicos y cartDoníferos se intercala una serie volcánico-sedimentaria, formada por rocas
sobre todo acidas (aunque existan también intermedias y básicas), con intercalaciones
detríticas plegadas que contienen numerosos yacimientos de pirita y manganeso: es el
llamado Complejo Volcánico Sedimentario. Éste es un grupo de rocas heterogéneo con
diversas facies vuicano-sedimentarias (Schemertjom, 1971, en López Pamo, 1999). Su
espesor varía de unas decenas de metros a 800 m, y sus materíaies varían desde los
casi enteramente volcánicos a los sedimentarios. En el Complejo Volcánico Sedimenta
rio se encuentran las formaciones de sulfures masivos, con las correspondientes meta
lizaciones y fonnriadones de manganeso. A su vez, puede dividirse en 4 fases, corres
pondientes a 4 periodos distintos en su formación:
a) Vulcanismo ácido e intermedio inicial: constituido por rocas volcánicas de
composición acida e intermedia, de colores claros, blancos o verde azulados, textura
generalmente porfídica, en ocasiones vitrea, y escasas intercalaciones sedimentarias.
Alcanzan gran espesor y son portadoras de los principales yacimientos de sutfuros.
b) Vulcanismo básico: coladas de gran extensión y potencia, constituido por la
vas de grano fino a medio, de elevada cristalinidad y generalmente fxjco porfídicas.
c) Vulcanismo ácido de la Formación Manganesífera: está constituida por una
alternancia de diferentes tipos de pizanras, algunas tobas de composición Intermedia,
pizarras moradas o verdes, con intercalaciones de niveles calcánK)s y tentejones de
jaspe rojo. Al exterior se suele manifestar asociada a jaspe.
d) Vulcanismo ácido final: constituido por tobas finas de color gris claro, con una
potencia de 20 a 50 m. A veces aparecen tobas acidas esquistosas, grises, de grano
medio y textura porfídica (IGME, 1982a).
La estructura de las piritas indica su formación a baja temperatura. Inicialmente,
debían encontrarse en estado disperso en forma de gel, hasta que por variación de las
condiciones de presión y temperatura, y por el aumento de la concentración, el mineral
precipitó en grumos posteriormente solidificados {Rambaud Pérez, 1963). La pirita se
encuentra asociada a polvos de hematíes, lo que hace sup<»ier la existencia de un vul
canismo que e)diala intermitentemente gran cantidad de hierro. Dentro de las piritas, los
elementos principales son Fe y S, que suponen casi el 91 % de la masa mineral. La
sílice alcanza proporciones del un 4 % del total, y el 5 % restante corresponde a los
14
Descripción de la zona de estudio
Otros elementos, entre los que destacan el Cu (0,3-1,5 %), Pb (0,2-0,7 %), Zn (0,4-2 %),
y As (0,2-0,7 %). Los depósitos resultantes son generalmente lenticulares, con dimen
siones medias de 50 a 3000 m de longitud, 3 a 100 m de potencia, 50 a 350 m de pro
fundidad y cantidades que van desde 1 a 50 millones de toneladas (Pérez Macías,
1996).
La montera ferruginosa o "gossan" constituye uno de los rasgos más interesan
tes de estos yacimientos. El gossan es una roca formada por óxidos e hidróxidos de
hierro que directa o indirectamente provienen de la meteorización de los yacimientos
próximos de sulfures. La "gossanización" es el proceso de meteorización, producido por
la acción de las aguas de lluvia.
En la zona comprendida entre la superficie topográfica y el nivel freático se pro
ducen fenómenos de formación de minerales oxidados, movimiento vertical de las
aguas superficiales y lixiviación del azufre.
Según Martín González (1981), el comportamiento de los principales metales de
esta zona en presencia de agua y oxígeno es el siguiente:
a) El hierro de la pirita fomia hidróxidos
2 Fe S2 + 7 O2 + 2H2O ^ 2SO2 + 2 H2SO4
4 Fe SO4 + 2 H2SO4 +O2 2 Fe2 (804)3 + 2H2O
2 Fez (804)3 + 6H2O => 2Fe(OH)3 + 3 H28O4
Estos hidróxidos, poco solubles, se separan en forma de gel, que da lugar a li
monita (Fe203nH20) También puede dar lugar a hematites (Fe203), goethita (FeOzH), o
jarosita (K Fe3(OH)6 (804)2).
El gossan se forma al depositarse los hidróxidos insolubles en la zona de oxida
ción. Al ser eliminada la mayor parte de los constituyentes no metálicos de los sulfuros,
se produce un aumento relativo del contenido en hierro de la roca.
b) La calcopirita se oxida, y el sulfato de cobre, soluble, emigra hacia los niveles
inferiores.
CuFe 82 + 4O2 =í> Cu 8O4 + Fe 8O4
15
Descripción de la zona de estudio
Allí se concentra en fonna de calcosina (CU2S) y covellina (CuS).
El sulfato de hierro formado pasa a limonita y libera azufre, que a su vez puede
combinarse para formar ácido sulfúrico.
c) El Zn también se disuelve y emigra a niveles inferiores
ZnS + 2O2 ^ Zn SO4
d) Los sulfures de plomo se oxidan pasando a sulfates, que reaccionan con gran
dificultad con las aguas superficiales.
PbS + 2O2 ^ Pb SO4
A pesar de ello puede existir galena en la zona de oxidación, pues tos sulfates (o
carbonates, en su caso) forman una película protectora que impide la penetración del
oxígeno hacia el resto del mineral.
Con cierta frecuencia se encuentran en esta zona minerales de Pb oxidados
como la plumbejarosita PbFe6(OH)6{S04)2 o la beudanita PbFe(0H)6i (SO4/ASO4),
e) El oro y la plata resisten la diselución y permanecen en la zona de oxidación.
Gracias a los procesos anteriores, se produce un enriquecimiento secundario de
ios criaderos en la zona de cementación, por lixiviación de la mineralización. Al existir
en los niveles más bajos del gossan unas acumulaciones más fácilmente disgregables,
y con una potencia rerrtable en cobre y metales preciosos, en fomiaciones relativa
mente continuas, tas monteras de hierro fueron ios principales indicios para llegar al
mineral en épocas pasadas. Las minas más primitivas estaban constituidas por galerías
que iban recomendó estas zonas de acumulación.
2.2.2.- HISTORIA GEOLÓGICA
El primer gran ciclo orogénico del Paleozoico, la orogeniai caledeniana (hace
500-400 millones de años) debió afectar a la zona de nuestro estudio si acaso en sus
últimos movimientos (fase Erica, nada que ver con nuestra planta) produciendo el hun
dimiento del antepaís (Rambaud Pérez, 1963). Así, durante el Devónico, el sur de Huel
lo
Descripción de la zona de estudio
va y el Alentejo Portugués formaban parte de un eugenosindinal. En el Toumesiense
(comienzo del Carbonífero Inferior, hace 345-320 millones de años) quizá por efecto de
la primera fase de la orogenia herciniana, debieron formarse arcos insulares en el ex
tremo suroeste de la cuenca, simultáneamente con el comienzo de la elevación del
geoanticlinal de Aracena (Rambaud Pérez, 1963). Este levantamiento debió provocar
numerosas fracturas profundas, por donde se produjeron potentes emisiones de lavas
acidas y básicas.
Frente a las teorías geológicas de los siglos XIX y primera mitad del XX, que
postulaban para las masas de piritas un origen epigenético e intrusivo, a mediados de
XX tomó cuerpo la teoría vulcano-sedimentaría, definitivamente asentada desde la dé
cada de los 60. Según esta teoría, las rocas del Complejo Volcánico Sedimentario se
originaron en erupciones volcánicas producidas al final de la Era Primaria o Paleozoica,
probablemente en la transición del Devónico al CariDonífero (hace 365-345 millones de
años). Se ha discutido también si este vulcanismo fue submarino o aéreo, ya que según
las zonas estudiadas, parece cobrar fuerza una u otra hipótesis (IGME, 1982b). Posi
blemente se tratase de una cuenca marina muy somera, donde quedasen en algún
momento zonas emergidas.
En ios vulcanismos ácidos, más viscosos que ios básicos, se produjeron fases
explosivas con formaciones piroclásticas. Los episodios volcánicos debieron concluir
con la emisión de vapores sulfurosos que se disolvieron en el agua de mar. Las fc)acte-
rias existentes en las cuencas de ambiente reductor produjeron el ion sulfuro (S ") que
se combinó con los cationes metálicos existentes en el agua (Fe, Cu, Pb, Zn, Au, Ag)
como consecuencia de exhalaciones fumarólicas en la etapa de menor actividad efusi
va, y de la sedimentación normal de la cuenca. Así se formaron lodos con geles de
sulfures complejos, que originaron depósitos estratiformes masivos. Su deposición pudo
hacerse:
a) En condiciones de tranquilidad cerca de los focos de emisión, en ausencia de
corrientes y por tanto falta de oxígeno, dando lugar a los yacimientos "proximales", que
suelen llevar asociada una mineralizactón diseminada de pirita, rica en calcopirita. Son
de fomna columnar, porque corresponden a chimeneas de aporte de los elementos que
originan las menas.
17
Descripción de la zona de estudio
b) Arrastrados por tas corrientes a distancias variables de su fuente de origen,
dando lugar a yacimientos "distales".
Al final del vulcanismo debieron producirse las condiciones adecuadas para la
deposición de los criaderos de manganeso.
Las masas de sulfuros así formadas sufrieron posteriormente diversas modifica
ciones. En el Viseiense (final del Cartxjnífero Inferior, hace 320 millones de años) se
producen movimientos epirogénicos, encuadrabtes dentro de la fase astúrica de la oro
genia Herciniana, que provocaron un hundimiento progresivo de la región, y quizá el
levantamiento del geoanticlinai de Aracena. Tras el Viseiense Superior se producen los
principales movimientos orogénicos herdnianos de la región, que configuran práctica
mente su estructura actual. Los movimientos principales fueron en dirección ONO-ESE
en España y NNO-SSE en Portugal, produciendo a lo largo del cinturón de piritas de
formaciones diversas, de intensidad y extensión variable. En general, los materiales
fueron primero intensamente plegados y luego fracturados. Como consecuencia de las
últimas fases de esta orogenia, se produce un levarrtamiento de la zona, que queda
emergida y sometida a erosión durante el Mesozoico (hace 280-65 millones de años) y
parte del Terciario, hasta dejar reducida la cordillera ai estado de penillanura.
Hada el Tortoniense superior (hace 25 millones de años), la cuenca sufre un
nuevo hundimiento, con invasión marina. Al final del Terciario comienza de nuevo una
lenta elevación, repitiéndose el proceso de emersión y erosión. Sin embargo, la retirada
del mar no es total, quedando zonas en forma de ensenadas que durante el Plioceno
(hace 13 millones de años) y parte inferior del Cuaternario ^ van rellenando con los
aportes de las áreas emergidas.
Los procesos de meteorización (sobre todo del Terciario) sobre los afloramientos
originaron las monteras de hierro oxidadas o "gossan", características de estos yaci
mientos. Finalmente, a comienzos del Holoceno (hace 10.000 años) se produce el en
cajamiento de la red fluvial, dando lugar a la fisiografía actual (IGME:, 1982a).
18
Descripción de la zona de estudio
2.2.3.- GEOLOGÍA ECONÓMICA Y MINERÍA
Las mineraiizaciones del Andévalo se han venido explotando desde épocas pre
históricas, siendo tres los tipos fundamentales:
a) Sulfures, donde predominan la pirita (FeS2), calcopirita (CuFeSa), blenda
(ZnS) y galena (PbS).
b) Filones de pirita-calcopirita encajada en rocas volcánicas.
c) Gossan, producido por una oxidación natural de las anteriores formaciones,
que han devenido en una concentración más elevada de oro y plata.
Los sulfures polimetálicos y depósitos de Mn asociados al Complejo Volcánico
Sedimentario se vienen explotando principalmente para la obtención de oro, plata y
cobre de las zonas de enriquecimiento de los depósitos.
Los primeros pobladores de la zona, de economía agrícola y ganadera, están
documentados hacia el 3000 a.C. (complejo dolménico de El Pozuelo), aunque el inicio
del desarrollo de la minería en la zona está ligado al legendario reino de Tartessos y a
la tecnología fenicia (2800-2500 a.C). De hedió, la brusca desaparición de Tartessos
tras la época de esplendor de su primero y último rey conocido, Argantonio (670-550
a.C), se ha explicado por la incapacidad de la tecnología tartesio-fenicia para acceder
a las menas minerales situadas a una profundidad mayor, lo que llevaría al empobreci
miento del reino y a su disgregación (Belén, 2000).
La actividad minera volvió a ser muy importante en época romana, desde el siglo
II a.C, con 50 minas documentadas (21 en la cuenca de Riotinto), pero durante toda la
Edad Media, la actividad minera fue muy escasa. Ya en el siglo XVI, Felipe II decidió
fomentar la minería revocando las concesiones y otorgando otras nuevas, pero éstas
caducaron sin que las minas llegaran a abrir. Un nuevo intento corrió a cargo del Con
de-Duque de Olivares, quien creó la Junta de Minas en 1624, pero el fracaso de tos
Fugger en la reapertura de las minas de plata de Guadalcanal, en Sevilla (que no pudo
resistir la compeíenda de la plata americana), frenó todo intento serio de emprender en
España una verdadera actividad minera. No obstante, a lo largo del XVII se solidtaron
diversos permisos para la explotadón de las minas de la zona, sin que ninguno cuajase
en una verdadera empresa de explotadón minera (Pérez Macías, 1996).
19
Descripción de la zona de estudio
A mediados de! XVtlI, el sueco Lieberto Wolters solicitó una concesión para la
explotación de diversas minas mediante la "Compañía y Asiento de las minas de Rio-
tinto, Guadalcanal, Gaiaroza, Cazalla y Aracena". Tras una vida de continuos pleitos
con los accionistas y el Concejo de Zalamea, le sucedió al frente de las minas su sobri
no, Samuel Tiquet, y uno de sus empleados españoles, Francisco Tomás Sanz. Ellos
iniciaron la explotación de cobre a gran escala, con tan buenos resultados que el auge
de la explotación dio lugar a un nuevo pueblo minero, Riotinto, construido en la falda
meridional del Cerro Salomón.
La falta de inversiones en nuevas tecnologías de extracción y transporte del mi
neral provocó una nueva decadencia de las minas, hasta que en 1873 la compañía bri
tánica Rio Tinto Company Ltd. las compró al estado español por 92.000.000 de pesetas
(AA.W., 1998)
Durante el último siglo han operado unas 60 minas, que han extraído aproxima
damente 280 miles de toneladas de sulfures polimetáiicos masivos (López-Pamo et al.,
1999). Actualmente son 7 las que permanecen en activo, y entre ellas, la mina de So-
tiel, con 60 millones de toneladas estimadas, es una de tas reservas más importantes
de Cu, Pb y Zn de España.
Como consecuencia de la explotación intensiva de los depósitos, se han produ
cido grandes cantidades de residuos mineros, ricos en pirita, y otros sulfuras y sulfates
solubles. A esta contaminación habria que añadir la producida por drenaje ácido pre
sente en toda la región.
Las minas (abandonadas o en activo) con mayor influencia en nuestra zona de
estudio por afectar directamente a la calidad de las aguas del río Odiel, y con ellas al
habitat principal de £. andevalensis son tas siguientes:
a) Yacimientos de sulfuros complejos
• Mina San Platón.
Coordenadas; 298 QB051-821
Mineralización formada por una masa lenticular de mineral pirítico, de cobre y
complejo, en dirección E-O, con el diámetro mayor subvertical. 300 m de longi
tud conocida y menor de 750 m, 10-15 m de potencia y 500 m de profundidad
reconocida, no conociéndose la real. El cobre pudo llegar al 6,5 %, y también se
20
Descripción de la zona de estudio
conoce un filón con minerales complejos con elevadas leyes de Cu (6,30 %), Zn
(14 %), Pb (2,80 %) y 60 g de plata por tonelada (Pérez Maclas, 1996).
Explotada de 1906 a1922 y de 1928 a 1934, en que se paralizó a causa de la
bajada del precio de! cobre (IGME, 1982a).
• Mina Sotiel
Coordenadas 29S PB893-653
Es el yacimiento más importante de la zona y actualmente en actividad. La mine-
ralización está fonmada por una masa lenticular de unos 950 m de longitud, 50
de potencia y 650 de profundidad. Se explotó ya en la época romana, desde
1866 a 1939, y desde los años 50 a la actualidad. Es una de las reservas más
importantes de Cu, Pb y Zn de España (IGME, 1982b)
• Mina Castillo de Buitrón
Coordenadas 29S PB965-680
Mineralización constituida por dos masas lenticulares (Levante y Poniente) apla
nadas, interestratificadas y separadas unos 300 m . La masa Levante, hoy ago
tada, estuvo únicamente formada por mineral de cobre, mientras que el mineral
complejo se da en la masa Poniente. Montera de hierro con espesor superior a
10 m. (IGME, 1982b). Los porcentajes de cobre llegaron a alcanzar el 6 %, con
valores de Pb y Zn cercanos al 1 %. La plata alcanza 0,34 g por tonelada en la
zona de sulfuros primarios, y es posible que en la base de la montera existiera
un enriquecimiento que posibilitara la minería antigua (Pérez Macías, 1996). Ex
plotada hasta 1941.
b) Yacimientos de pirita
• Mina Concepción
Coordenadas: 29S QB045-836
Mineralización formada por una masa de 400 m de longitud, 20 de anchura y
110 de profundidad en dirección E-O. Mineral con un 42 % S y 0,7 % Cu, con un
bajo contenido en arsénico. Hasta hace unos años producía 60.000 t/año (IGME,
1982a).
21
Descripción de la zona de estudio
• Mina San Miguel
Coordenadas: 29S PB984-819
Mineralización constituida por diversos tentejones, el principíJl de 200 m de lon
gitud y 10-40 de anchura. Pirita con una ley media del 3 % Cu (IGME, 1982a).
• Mina La Poderosa
Coordenadas: 29S QBC^5-806
Mineralización constituida por dos masas paralelas, una de 175 m de longitud y
7 m de potencia media, y otra de 150 m de longitud y potencia media de 2 m.
Mineralización baja en azufre pero con alta ley en cobre (hasta un 3,5 %) gracias
al enriquecimiento secundario por la fomfiación de calcosina y covellina. Explo
tada hasta 1923. (IGME, 1982a)
• Mina de Tinto y Santa Rosa
Coordenadas: 29S PB940-682
Mineralización fomnada por tres masas lenticulares, con leyes medias de 1,6 %
de Cu y 42 % de S (IGME, 1982b) aunque en algunos casos se llega al 12 %
(Pérez Macías, 1996).
La mina fue explotada por los romanos (aflora al exterior por un crestón de
gossan), y en este siglo de 1901 a 1931.
• Mina de la Gloria
Coordenadas: 29S PB954-383
Mineralización formada por una pequeña masa de 50 m de longitud, de 0,3 a 1
m de anchura y 80 m de profundidad. Contenidos de 1,42 % Cu; 17,2 % S; 23,3
% Fe; 0,14 % Pb; 0,05 % Zn y 8,8 g Ag/t (IGME, 1982b).
• Mina de El Soldado
Coordenadas: 29S QB067-823
Varias masas pequeñas de 500 m. de longitud donde se hicieron más de 11 po
zos, socavones y una pequeña corta. Tuvo buena ley en cobre. Paró en 1917
(IGME, 1982a).
22
Descripción de la zona de estudio
c) Yacimientos de manganeso
• Gaipo Soloviejo
Coordenadas: 29S QB025-800
Jaspes de color rojo y morado, a veces atravesados por una red de vetillas de
cuarzo, de casi 3500 m, con potencia de 1 a 30 m. La mineralización se en
cuentra irregularmente distribuida, presentándose como pirolusita (Mn02) y co
mo manganeso metálico.
Se explotó de 1866 a 1973, extrayéndose del orden de 175.000 t con leyes me
dias del 35 % Mn. Fue la mayor mina de manganeso de la Faja Pirítica (IGME,
1982a).
• Grupo Cobullos
Coordenadas: 29S QB 078-814
Gran corrida de jaspes de unos 3500 m de longifejd con una potencia de 1 a 200
m. Dio buenos peróxidos y carbonatos, hasta 1973 (IGME, 1982a).
No relacionada con el rio Odiel, pero sí con una población de E. andevalensis
incluida en nuestro estudio es la mina de sulfures masivos de El Lomero-Poyatos.
• Mina de El Lomero-Poyatos.
Coordenadas: 29S PB 826-865
Son dos minas cuyos filones se unen en profundidad, con potencias bastante
reducidas (3-5 m en Lomero, 3-10 m en Poyatos). Existen varios tipos de mine
ralización, encontrándose pirita normal en las masas extremas, y con elevados
contenidos de cobre en la central (IGME, 1984), aunque el material más fre
cuente parece ser las piritas con más proporción de hierro que de cobre. Desta
ca su proporción de Pb (que alcanza el 3 %) y Zn, mientras que los porcentajes
de Cu rondan el 1,5-2 %. El afloramiento oxidado pudo presentar en sus zonas
bajas un enriquecimiento de plata (Pérez Macías, 1996).
23
Descripción de la zona de estudio
2.3.- HIDROLOGÍA
Los cursos de agua más importantes de nuestra zona, son et rio Tinto y ei río
Odiel, aprovechado por £. andevalensis para el desarrollo de sus poblaciones. Ninguno
de los dos tiene aguas aprovechables debido a su elevada acidez y al contenido en
metales pesados que transportan, como consecuencia de la disolución de las masas
piríticas que atraviesan en cabecera. De hecho, el rio Tinto debe su nombre a su color
rojizo, producido por los sulfates de hierro que transporta. Los arroyos importantes,
aparte de estar sometidos a fuerte estiaje, suelen presentar ei mismo problema por la
gran extensión de las mineralizaciones y de las explotaciones asociadas a ellas, sea en
activo o abandonadas.
El río Odiel nace en las esWbaciones del parque natural de la Sierra de Aracena
y Picos de Aroche, formando el límite natural entre la Cuenca Minera de Riotinto y y el
resto del Andévalo y la sierra de Huelva. En su primer tramo, desde la confluencia del
río Vánegas y el arroyo Agua Buena hasta el puente de la carretera Campofrio-Aracena
es un río de aguas limpias, con típica vegetación de ribera en sus márgenes: sauces
fresnos y chopos, junto a adelfas y juncos.
Desde este punto hasta el embalse de Perejil la vegetación de ribera se empo
brece, recibiendo los primeros aportes de contaminantes por lixiviación y arrastre de
minerales en disolución a la altura de las antiguas minas de El Soldado, La Poderosa y
Concepción. Sin embargo, es a partir de su paso por la mina San Platón cuando la cali
dad de sus aguas se altera definitivamente, recibiendo después afluentes de 2 ó 3 ex
plotaciones mineras del Andévato occidental. En el Puente de los Cinco Ojos, de la ca
rretera de Zalamea la Real a Jabugo, las aguas discurren fuertemente acidificadas y
contaminadas, situación que se mantiene prácticamente hasta su desembocadura.
Por lo que se refiere a las aguas subterráneas, la zona que ocupa el Paleozoico
carece de acuíferos importantes por la poca permeabilidad de ios materiales. Además,
la evapotranspiración es muy alta por las plantaciones existentes, y sobre todo por los
eucaliptos. Las captaciones de agua estarán controladas por fracturas.
24
Descripción de la zona de estudio
2.4.-CLIMATOLOGÍA
2.4.1.- ELECCIÓN DE OBSERVATORIOS
Para el estudio de las características climáticas de nuestra zona se han conside
rado los seis observatorios más cercanos, junto con un séptimo situado casi en el cen
tro del área estudiada. La designación y coordenadas de estos observatorios, ordena
dos en sentido norte-este-sur-oeste quedan recogidas en la tabla 2.1.
Tabla 2.1. Situación de los observatorios meteorológicos considerados
Observatorio
Aracena
Almonáster
La Fresnera
Cabezas Rubias
Valverde (Los Ramos)
Las Majadillas
El Villar
Longitud (0)
6° 33'
6°47'
7° 01 '
7''05'
6° 45'
6° 30'
6° 44'
Latitud (N)
37° 54'
37° 52'
37° 49'
37° 44'
37° 34'
37° 44'
37° 42'
Altitud (m)
731
610
330
225
323
340
320
Figura 2.1. Esquema de situación de los observatorios (en azul) respecto a las zonas de muestreo (en rojo)
• • La Fresnera
• Cabezas Rubias
Almonáster
Ríoi)
/ • JT El Villar
r • r^ Valverde del Camino
tllel
• Aracena
• Las Majadillas
25
Descripción de la zona de estudio
Los datos climatológicos (Elias Castillo y Ruiz Beltrán, 1977) abarcan una serie
de 10 a 15 años, salvo en el caso del observatorio de Aracena, con una serie de 22
años. Las tablas completas pueden consultarse en el anexo n° 1.
2.4.2.- TEMPERATURAS
El elemento térmico que más incidencia tiene sobre el desarrollo vegetal es la
existencia de heladas. Su estudio se puede abordar desde dos puntos de vista funda
mentales:
a) Criterio de L. Emberger: en función de la temperatura media de mínimas, t,
define los siguientes intervalos:
t < O °C heladas continuas
O °C < t < 3 °C heladas frecuentes
3 °C < t < 7 °C heladas poco frecuentes
t > 7 °C poco riesgo de heladas
b) Criterio de Papadakis, que a partir de los valores de temperatura media de
mínimas absolutas, t', establece las siguientes estaciones libres de heladas.
t'a > O °C estación media libre de heladas
t'a > 2 °C estación disponible libre de heladas
t'a > 7 °C estación mínima libre de heladas
Respecto al primer criterio, en los observatorios elegidos la temperatura media
de mínimas no presenta registros inferiores a los 3 "C a lo largo de los años estudiados,
luego sólo podremos distinguir periodos de "heladas poco frecuentes" y de "poco riesgo
de heladas". Los cálculos se han llevado a cabo por interpolación lineal, considerando
que las t se dan el día 15 de cada mes, con los resultados presentados en la tabla 2.2.
Según este criterio, las heladas son poco frecuentes en toda la zona estudiada,
y prácticamente inexistentes en el sur de ésta (Valverde). Este periodo de heladas ter
mina en febrero-marzo para los observatorios más próximos a los puntos de muestreo
del río Odiel, mientras que el punto situado más al noroeste (que corresponde a las
minas de El Lomero, como veremos enseguida) parece ligeramente más frío.
26
Descripción de la zona de estudio
Tabla 2.2. Periodos de heladas poco frecuentes ^' según el criterio de Emberger,
Observatorio
Aracena
Aimonáster
La Fresnera
Cabezas Rubias
Valverde
Las Majadíiias
Ei Villar
Periodo con 3 °C < t < 7 «C
8 de noviembre a 20 de abril
28 de noviembre a 24 de marzo
1 de diciembre a 3 de marzo
3 de noviembre a 23 de abril
No existe
26 de noviembre a 13 de marzo
2 de diciembre a 18 de febrero
(a) En la zona estudiada no se dan periodos de heladas continuas ni frecuentes
Respecto al segundo criterio (Papadakis) los periodos correspondientes se han
calculado también por interpolación lineal, pero considerando que las temperaturas se
dan el primer día de cada mes cuando aumentan y el último cuando disminuyen. Los
resultados se presentan en la tabla 2.3.
Tabla 2.3. Periodos libres de heladas según ei criterio de Papadakis
Observatorio
Aracena
Aimonáster
La Fresnera
Cabezas Rubias
Valverde
Las Majadiiias
El Villar
Estación mínima
libre de heladas
2 de junio
a 17 de octubre
11 de mayo
a 31 de octubre
19 de abril
a 1 de noviembre
17 de junio
a 6 de octubre
1 de abril
a 25 de noviembre
1 de mayo
a 10 de noviembre
26 de abril
a 9 de noviembre
Estación disponible
libre de heladas
6 de abril
a 23 de noviembre
25 de febrero
a 27 de diciembre
21 de febrero
a 17 de diciembre
13 de abril
a 22 de noviembre
todo el año
11 de febrero
a 18 de diciembre
7 de febrero
a 19 de diciembre
Estación media
libre de heladas
23 de febrero
a 11 de diciembre
7 de febrero
a 6 de febrero
4 de febrero
a 5 de enero
7 de marzo
a 8 de diciembre
todo el año
todo el año
todo el año
Atendiendo al criterio de Papadakis, en los observatorios de Valverde, Las Ma
jadiiias, El Villar y prácticamente en Aimonáster no hay un período de heladas, mientras
27
Descripcicn de la zona de estudio
que en Aracena, La Fresnera, y Cabezas Rubias ese periodo comienza a mediados de
diciembre, y temiina en febrero, salvo en Cabezas Rubias, donde se atrasa hasta prin
cipios de marzo. Como indicábamos al comentar el criterio anterior, ¡os observatorios
más próximos a los puntos de muestreo del Odiel están menos afectados por las hela
das.
Papadakis clasifica los tipos de invierno con el nombre de un cultivo indicador,
escogido en función de sus necesidades ténnicas. De esta manera, los observatorios
presentan el tipo de invierno que se recoge en la tabla 2.4.
Tabla 2.4. Tipos de invierno según Papadakis (Elias Castiik) y RXXXÍ Bettrán, 1977)
Observatorio
Aracena
Almonáster
La Fresnera
Cabezas Rubias
Valverde
Las Majadillas
El Villar
Tipo de invierno
Citrus
Citrijs
Citrus
Avena cálklo
Citrus
Citrus
Citrus
"Citrus" se caracteriza por una temperatura media de las mínimas absolutas del
mes más fno de 7 a -2,5 °C, temperatura media de las mínimas del mes más frío > 8 °C
y media de las máximas del mes más frío de 10 a 21 °C. Cabezas Rubias, con un in
vierno tipo "Avena cálido", es más frío que el resto.
Se puede realizar un estudio similar de las características térmicas de la esta
ción de verano-otoño hallando por interpolación lineal los períodos en que la temperatu
ra media mensual, tm, es mayor que 12, y que 15 °C, así como aquellos periodos en que
la temperatura mensual media de las máximas, T, es mayor que 35. Los resultados se
presentan en la tabla 2.5.
28
Descripción de la zona de estudio
Tabla 2.5. Características térmicas de la estación de verano-otoño
Observatorio
Aracena
Almonáster
La Fresnera
Cabezas Rubias
Valverde
Las Majadilias
El Villar
tm>12
13 de abril a
5 de noviembre
18 de marzo a
27 de noviembre
26 de febrero a
28 de noviembre
30 de marzo a
9 de noviembre
16 de diciembre a
8 de diciembre
7 de marzo a
23 de noviembre
22 de febrero a
15 de noviembre
t,„>15
6 de mayo a
21 de octubre
23 de abril a
1 de noviembre
5 de abril a
15 de noviembre
30 de abril a
9 de noviembre
21 de marzo a
15 de noviembre
14 de abril a
2 de noviembre
7 de abril a
4 de noviembre
T>35
no hay
no hay
9 de julio a
26 de agosto
15 de julio a
18 de agosto
3 de julio a
20 de agosto
no hay
no hay
La duración de la estación libre de heladas míninna y disponible sirve de base
para determinar el tipo de verano según Papadakis (tabla 2.6)
Tabla 2.6. Tipos de verano según Papadakis (Elias Castillo y Ruiz Beltrán, 1977)
Observatorio
Aracena
Almonáster
La Fresnera
Cabezas Rubias
Valverde
Las Majadilias
El Villar
Tipo de verano
Algodón más cálido
Algodón más cálido
Algodón más cálido
Maíz
Algodón más cálido
Algodón más cálido
Algodón más cálido
"Algodón" requiere una estación mínima libre de heladas mayor de 4,5 meses y
una temperatura media de las máximas del semestre más cálido superior a 25 "C. La
subdivisión "más cálido" implica que la medía de las máximas del mes más cálido es
superior a a 33,5 "C. Por otro lado, "Maíz" requiere una estación disponible libre de he
ladas superior a 4,5 meses, con una media de las máximas del semestre más cálido
superior a 21 "C. Así, en general, las menores temperaturas corresponden a Cabezas
29
Descripción de la zona de estudio
Rubias donde sin embargo existe, como en La Fresnera y Valverde, un periodo cálido
con temperaturas más extremas (T > 35).
Combinando el tipo de inviemo y el tipo de verano, Papadakis establece los re
gímenes térmicos de las distintas zonas. La clasificación de los observatorios estudia
dos se recoge en la tabla 2.7.
Tabla 2.7. Regímenes térmicos según Papadakis (Elias Castillo y Ruiz Bertrán, 1977)
Observatorio
Aracena
Almonáster
La Fresnera
Cabezas Rubias
Valverde
Las Majadilías
El Villar
Tipo de verano
Subtropical cálido
Subtropical cálido
Subtropical cálido
Templado cálido
Subtropical cálido
Subtropical cálido
Subtropical cálido
2.4.3.- PRECIPITACIONES
Las precipitaciones medias anuales oscilan entre los 792 mm de Valverde y tos
1048 mm de Las Majadilías, aunque con una distribución típicanrtente mediterránea,
caracterizada por la con(»ntración de las lluvias en otoño-invierno y la escasez de és
tas en verano. La relación entre precipitación y temperatura media mensual queda per
fectamente resumida en los diagramas ombrotérmicos desan^ollados por Gaussen y
Emberger, que consideran que un mes es seco cuando las precipitaciones en mm son
iguales o inferiores al doble de la temperatura media en grados centígrados. Repre
sentando ambos parámetros con una escala de temperaturas doble que las de precipi
taciones, el periodo seco quedará definido por el corte entre la curva de precipitación y
la de temperaturas (Diehl y Mateo Box, 1988). Según este criterio (figuras 2.2 a 2.8)
existe un periodo seco de junio a septiembre, que se extiende hastai el mes de mayo en
los observatorios de Valverde y El Villar, pues presentan unos registros de precipitación
menores.
30
Descripción de la zona de estudio
Figura 2.2. Diagrama ombrotérmico de! observatorio de Aracena
Aracena
E F M A M J J A S O N D
80 -;. 70 kL 60 « 50 1 40 ^ 30 o 20 g 10 fi 0
-m-P
• tm
Figura 2.3. Diagrama ombrotémiico del observatorio de Almonáster
E 160 E. 140 « 120 c 100 •§ 80 2 60 .§ 40 i 20 a 0
Almonáster
^S^><cy^ ••i r - l i l i • • • f ' ~ - 4 - 1 1 1 1
E F M A M J J A S O N D
80 - j -70 g, -60 «
50 1 40 S 30 $ 20 e 10 ft 0
- • - t m
Figura 2.4. Diagrama ombrotémiico del observatorio de La Fresnera
31
Descripcicm de la zona de estudio
Figura 2.5. Diagrama om broté mico del observatorio de Cabezas Rubias
Cabezas Rubias
E F M A M J J A S O N D
P
tm
Figura 2.6. Diagrama ombrotérmlco del observatorio de Valverde
Figura 2.7. Diagrama ombrotémnlco del observatorio de Las Majadillas
E 160 £ 140 J g 120 g 100 ó 80 S 60 .9- 40 e 20 -
Las Majadillas
_ / * ^ • - ^ m ^ ^
' ^ \ / "
^..JW^'^'T^ • — • - • - - • ^ V ^ / ^ ^~^-~*J
E F M A M J J A S O N D
80 --. 70 ü
- 60 2 50 i
h40 1 30 g 20 E 10 f
- • - P - • - t m
32
Descripción de la zona de estudio
Figura 2.8. Diagrama ombrotérmíco del observatorio de El Villar
El Villar
E F M A M J J A S O N D
80 70?
50 2 40 2 30 g. 20 i 10 •-0
En las figuras 2.9 a 2.15 se recoge el balance de humedad para los observato
rios considerados, empleando la evapotranspiración potencial calculada mediante el
método de Thomthwaite, el más generalmente empleado, y suponiendo que los suelos
tienen una capacidad máxima de retención de 100 mm.
Figura 2.9. Balance hidrico del observatorio de Aracena
Falta
E E
200
150
IDO
50
O
Reserva ü'.
Btceso 150 4
200
Aracena
- E F M UI-.M -J J A. S Inl N D
33
Descripción de la zona de estudio
Figura 2.10. Balance hídiico del observatono de Almonásíer
200
100 Falta ^ „
50 E E °
Reserva 100 i
Exceso 150 + 200
Almonáster
F M
JH A M J J A S |[Yr».j N D
Figura 2.11. Balance hídrico del observatorio de La Fresnera
Las diferencias P-ETP son positivas de octubre a abril, salvo en el caso de Val-
verde y El Villar, donde en el mes de abril ya se produce un déficit hídrico, y Aracena,
donde en mayo el suelo aún conserva parte de la reserva invernal. Como consecuencia
de las menores precipitaciones en ¡os primeros, los excesos son también más peque
ños, pues se limitan a 4 mm en Valverde (diciembre), y no existen en el caso de El Vi
llar. En general, ios meses de inviemo presentan excesos de agua, aunque no superan
los 50 mm.
34
Descripción de la zona de estudio
Figura 2.12. Balance hídrico del observatorio de Cabezas Rubias
Cabezas Rubias
Falta
E E
200
150 4
100
50
O
Reserva 50
Exceso 100
)
150
200
M
J Z l TZÍ A Wl J J A S u N D
Figura 2.13. Balance hídrico del observatorio de Valverde
Falta
E E
200
150 -
100 -
50
O
Reserva 50 - E
Exceso 100.
) 150
200
Valverde
M A M J J A S O m
35
Descripción de la 2xma de estudio
Figura 2.14. Balance hídnco de! observatorio de Las Majadilias
Las Majadilias
Falta
£ E
200
150
100
50
O
Reserva 50
Exceso 100'
150
200
r • i " " ' r I 1 "I
U 4 4 A S N D
Figura 2.15. Bafance hídrico deí observatorio de El Villar
Falta
E E
200
150
100
50
O
50 Reserva
100=4 Exceso
150
200
Ei Villar
..A M J- J.. A S- -O N D
Según la ciastRcación de los regímenes de humedad de Papadakis, iodos
nuestros observatorios presentan características de clima mediterráneo húmedo, salvo
La Fresnera y El Villar, que se clasifican como mediten-áneo subtropical.
En resumen, los factores climáticos más influyentes sobre ia planta objeto de
estudio serán ia escasez de heladas invernales y el acusado periodo de sequía, que
comienza en abril-mayo y finaliza con las generalmente intensas lluvias de octubre-
diciembre. La comparación de la serie de datos considerada con ios datos más recien-
36
Descripción de la zona de estudio
tes proporcionados por el Instituto Nacional de Meteorología no presenta diferencias
significativas.
37
CAPITULO 3
CARACTERIZACIÓN DE LA ESPECIE
Caracterización de la especie
3.1-GENERALIDADES
E. andevalensis (Cabezudo & Rivera) pertenece a la familia Ericaceae, integrada
por más de 80 géneros y unas 2.800 especies extendidas por todo el mundo, sobre
todo en el S de África, N de América, Himaiaya y SO de Europa.
Dentro de esta familia, el género Erica comprende 630 especies, la mayoría de
las cuales (605) son africanas. En la España peninsular crecen 14 especies. Son ar
bustos perennes, con hojas que se mantienen en la planta durante 2-3 años, dispuestas
en verticilos, con la cara superior endurecida y cubierta de ceras. Las flores son peque
ñas y numerosas, con sépalos muy poco aparentes. Sus frutos en cápsula se abren por
el nervio medio de las hojas carpelares, liberando semillas muy pequeñas y ligeras,
capaces de ser diseminadas por el viento.
Erica muestra preferencia por suelos ácidos, dotKle frecuentemente (sobre todo
si el suelo es pobre) llega a hacerse dominante. Suelen necesitar para desarrollarse
suelos húmedos: entre los brezales españoles, E. muttifíora es el único que no se ajusta
a este patrón general, mientras que otros como E. erigena y £ terminalis aparecen en
Levante y Andalucía generalmente en torrenteras y bordes de arroyos. Sin emt}argo,
sus hojas tienen una estructura xerofítica, con el limbo muy estrecho, ceras que impiden
la transpiración por el haz y petos que la dificultan por el envés. Este fenómeno se ha
explicado porque su época de floración corresponde a los meses más calientes y se
cos, necesitando entonces un fuerte control hídrico. Según Chevalier, los brezos euro
peos serían el norte de la irradiación de la especie desde su centro de origen en el Áfri
ca tropical, cuya área sufrió un desplazamiento radial al transformarse las condiciones
climáticas, desde las secas y cálidas iniciales hasta unas similares a las que podemos
observar en la actualidad. Este origen africano permitiría explicar sus adaptaciones xe-
rofíticas y, al menos en parte, la extraña época de floración de algunas especies (Bayer
y López González, 1989). Por ejemplo, E. andevalensis es ia única planta de la zona
que florece en pleno verano.
41
Caracterización de la especie
3.2.- TAXONOMÍA DEL GENERO
Las especies del género Erica existentes en la España peninsular, hibridos
aparte, pueden sistematizarse de la siguiente manera (Villar, 1993)
• Subgénero I. Ectasis
o Sección 1. Cailicodon. Hojas en verticilos de 4(5). inflorescencia unilateral,
racemiforme. Corola ovoideo-tubular. Anteras cortas, bipartidas, no apendi-
culadas, subexertas. Ovario glabro.
• £. erigena R. Ross
• Subgénero II. Erica
o Sección 2. Loxomeria. Hojas en verticilos de 3-4. Inflorescencias en racimo
unilateral. Corola tubular-urceolada, algo gibosa, de ápice oblicuo. Anteras
subinclusas, no apendicuiadas. Ovario glabro.
• £. ciliarís Loefl. Ex L
o Sección 3. Erica. Hojas en verticilos de 4 (6). lnflores<:encias tenninales,
umbeliformes o subcapitadas. Corola urceolada. Anteras inclusas o subin
clusas, apendicuiadas. Ovario peloso o glabro.
• £. tetralix L.
» E. andevalensis Cabezudo & Rivera
• £. mackaiana Bab.
• £. terminalis Salisb.
o Sección 4. Brachycallis. Hojas en vertidlos de 3. Inflorescencias paniculi-
formes, integradas por racimos umtjeliformes terminales y laterales. Corola
urceolada. Anteras inclusas o subexertas. Ovario glabro.
• E. cinérea L.
o Sección 5. Tylospora. Hojas en vertidlos de 4. Inflorescencias en el ápice
de ramas laterales, umt)eliformes, unilaterales, nutantes. Corola tubular, cur
vada. Anteras indusas o subexertas, apendicuiadas. Ovario peloso.
• £. australis L.
42
Caracterización de la especie
O Sección 6. Pyronium. Hojas en verticilos de 3. Inflorescencias terminales,
umbeliformes. Corola urceolada o subcilíndrica. Anteras exertas, no apendi-
culadas. Ovario glabro.
• E. umbellata Loefl. ex L.
o Sección 7. Gypsocallís. Hojas en verticilos de 4-5. Inflorescencias racemi
formes, las parciales con involucro de bractéolas básales. Corola urceolada
o acampanada. Anteras exertas, bipartidas, no apendiculadas. Ovario gla
bro.
• E. vagans L.
• E. multiflora L
o Sección 8. Arsace. Hojas en verticilos de (2)3-4. Inflorescencias en el ápice
de ramitas laterales, umbeliformes, con involucro de bractéolas básales. Co
rola urceolada o más o menos acampanada. Anteras inclusas, apendicula
das. Ovario glabro.
• E. arbórea L.
• E. lusitanica
o Sección 9. Chorolocodon. Hojas en verticilos de 3-4. Inflorescencias race
miformes; inflorescencias parciales con involucro de bractéolas básales. Co
rola acampanada. Anteras inclusas o rara vez subexertas, no apendiculadas.
Ovario glabro.
• £. scoparia L.
3.3.- DESCRIPCIÓN
En 1980, la especie de brezo que crecía en las escombreras del Andévalo onu-
bense, identificada desde 1893 por Willkomm como Erica tetralix, fue descrita como
nueva especie, próxima al grupo tetralix-mackaiana. Se distinguía de E. tetralix por te
ner el ovario completamente glabro, y de E. mackaiana por tener hojas con pelos glan
dulares dispersos, de menos de 0,3 mm, mezclados con un indumento de pelos paten
tes de menos de 0,1 mm (Cabezudo y Rivera, 1980). Sin embargo, se ha observado la
existencia de ejemplares de E. macl<aiana y de E. andevalensis con hojas glabras
43
Caracterización de la especie
(Bayer y López González, 1989), lo que hace que a veces no se la conceda un rango
mayor a! de subespecie, clasificación que sigue manteniendo hoy la "Heather Socieíy"
del Reino Unido.
La primera descripción (Cabezudo y Rivera, 1980) fue la siguiente:
"Perenne, arbustiva de 20 a 180 cm., ramificación densa y ascendente; al menos las ramas jóvenes con indumento puberulento y con pelos glandulares cortos de 0,2-0,3 mm. Hojas de 2- 5 mm., en verticilos de 4, muy densos en las ramas jóvenes y laxos en el resto; las superiores lineares totalmente revolutas, las inferiores ovadas con la base truncada y débilmente revolutas, dejando el envés claramente visible; al menos las jóvenes laxamente puberulentas y todas con pelos glandulares de 0,2-0,3 mm. Flores en umbela terminal; pedicelos puberulentos de4 - 5 mm; bracteolas próximas al cáliz. Sépalos de 1,5-2 mm, puberulentos, pelos glandulares marginales. Corola urceolada de 5- 6 m., rosa fuerte, persistente, con 4 lóbulos revolutos. Anteras incluidas, apendiculadas. Ovario glabro, Estigma capitado exerto. Fruto cápsula, semillas numerosas, de 4 mm."
Figura 3.1. Erica andevalensis, entre Zalamea la Real y Jabugo (Villar, 1993)
Ramita florida Flor
Verticilo foliar
vv c Hoja 'mr % (sección) '^(,:¿.Uí.
'W ~m<i
Estilo y =stigma
> r
Flor en sección longitudinal ^ ^ - T J tras la antesis /í^^&fjTi
I: Semllta
*I t mhm
Flor én ] .^íí- sección lonqitudínal
•^fe^
Estambres
W H
i / i Hábito
ÍQ"^ K-ri'
..^ Secc on í da una cápsuUr
44
Caracterización de la especie
Posteriormente se señaló la existencia de ejemplares con flores de color blanco
marfil, anteras ámbar pálido, y el resto de un color similar al de las plantas con corolas
rosas: Erica andevalensis Cabezudo y Rivera, forma aíbifíora (Nelson y McCiintock,
1983).
El periodo de floración de E. andevalensis es muy amplio, desde junio a finales
de otoño. Sus semillas, de 0,4 mm, son elipsoidales.
3.4- ECOLOGÍA
El habitat donde se describió iniciaimente E. andevalensis fue las escombreras y
alrededores de las minas de pirita de! Andévalo. Posteriormente Nelson, McCiintock y
Smaii señalaron el desarrollo de la especie en un habitat distinto, y que postulan como
el habitat "original" antes de que existieran las concentraciones de metales en suelo
derivadas de la explotación minera de los yacimientos de sulfures: las orillas del río
Odiel, donde acompañaría a la erosión de los afloramientos metálicos y sus coluvios.
En la parte baja del valle del Odiel, ocupa localidades aisladas entre las rocas de las
laderas que descienden hasta el río, pero al N y ai E dei puente de los Cinco Ojos (ca
rretera Zalamea-Jabugo) forma colonias densas en la grava arenosa dei río (Nelson et
al., 1985).
E. arxíevalensís parece limitada por la necesidad de disponer un abundante
aporte de agua en la mayor parte del año. Sin embargo puede tolerar grandes fiucbja-
ciones en la concentración de sales, puede resistir concentraciones de metales pesa
dos que resultan tóxicas para la mayoría de las plantas, y posiblemente también condi
ciones anaeróbicas de suelo. Estas capacidades son las que le ha permitido colonizar,
como habitat secundario, las escombreras de las minas. Sin embargo, no aparece en
las más recientes, ya que pueden ser necesarios cientos de años para que las piritas se
descompongan y den lugar a un suelo lo suficientemente "no tóxico" para el desarrollo
del arbusto (Nelson eí a/., 1985).
En las condiciones más extremas, E. andevalensis CTece aislada, pero en otras
condiciones puede crecer acompañada de Arbutus unedo, Cistus ladanifár, Quercus
cocciféra, Erica scoparia, Erica austrafís y Pinus pinaster.
45
Caracterización de la especie
Respecto a su biología reproductiva, es una planta autocompatible, que depen
de de la actividad de los insectos para alcanzar un buen rendimiento en semillas
(Aparicio y García Martín, 1996). Éstas presentan dormición, necesitando pasar un
periodo de frío y humedad para quedar en condiciones de genninar. Así, la mayoría de
las semillas producidas deben germinar a lo largo del segundo año después de su pro
ducción. Probablemente este comportamiento vaya encaminado a evitar una germina
ción masiva en otoño.
La existencia de dormición, la formación un "banco" de semillas en el suelo más
o menos constante, de gran tamaño con relación a la producción anual de semillas, el
elevado número de esta producción, y el pequeño tamaño de las semillas, son caracte
rísticas de especies que viven en habitat sujetos a cambios imprevisibles {Aparicio,
1995). Sin embargo, la viabilidad de sus semillas no debe ir más allá de los 3-4 años.
£. andevalensis se reproduce también vegetativamente, siendo frecuentes los
rebrotes a partir del cuello de la planta o del sistema radicular, a unos centímetros de la
planta madre.
La zona de desarrollo de nuestra planta conresponde a la provincia Luso-
Extremadurense, sector Mariánico-Monchiquense, subsector Araceno-Pacense. Dentro
de la división Callunea\ clase Calluno-Ulicetea, que incluye la casi totalidad de ios bre
zales, los de E. andevalensis fueron descritos en un principio como asociación Junco
mgosi-Ericetum andevalensis. "brezal denso localizado sobre los limos existentes en el
cauce de inundación que presentan una elevada proporción de metales pesados^'
(Cabezudo et al., 1989).
Con posterioridad se observó que, en la zona ocupada por la subasodadón Ge-
nisto-Ericetosum australis, y en zonas de fuerte incidencia de actividades mineras, ésta
contactaba con los brezales higrófilo-metalícotas de Junco rugosi-Erícetum andevalen
sis, con lo que se deddió induirios en una nueva subasodadón: Junco-Ericetum ande
valensis ulicetosum eñocladi (Pérez Latorre et ai, 1993) como comunidad de tránsito a
la alianza Bridón umbellatae.
' La construcción jerárquica, del nivel más general al más particular, es Clase-Orden-Alianza-Asociación-Subasociación, siendo la Asociación la unidad básica, equivalente a la Especie en taxonomía.
46
Caracterización de la especie
La subasociación Junco-Ericetum andevalensis ulicetosum eriocladi resultó te
ner una distribución lo suficientemente amplia como para poder definir la asociación:
Ulici eriocladi-Ericetum andevalensis e induirla en Bridón Umbellatae (Cabezudo y Pé
rez Latorre, 1999).
El brezal de Ulici eriocladi-Ericetum andevalensis contacta catenalmente con la
serie mesomediterránea Luso-Extremadurense, seco-subhúmeda, silicícola, de la enci
na {Quercus rotundifolia), Pyrot}orgeense-Querceto rotundifoliae, subserie suli^úmeda y
termófila (Pérez Latorre et ai, 1994).
47
CAPITULO 4
CARACTERIZACIÓN DE LOS PARÁMETROS ESTUDIADOS
Caracterización de los parámetros estudiados
4.1.-METALES PESADOS
4.1.1.-GENERALIDADES
El término "metales pesados" o "metales traza" se aplica a un amplio grupo de
metales que, a pesar de concurrir en muy pequeñas cantidades en los tejidos vivos, son
biológicamente muy importantes, sea por su esencialidad en los procesos vitales, sea
por su potencial tóxico. Aunque desde el punto de vista químico no sea una definición
completamente satisfactoria, "metal pesado" es un término ampliamente usado para
referirse a los elementos con una densidad atómica superior a los 6 g/cm^ Otro térmi
no usado frecuentemente es "metal tó)dco", lo que resulta todavía más confuso, pues
metales como Cu, Co, Cr, Mn, Mo y Zn que resultan tóxicos en elevadas cantidade,s
son esenciales para el adecuado desarrollo de plantas o animales. Se ha propuesto el
uso de términos alternativos como "elemento potencialmente tóxico" (potentíally toxic
element, PTE) (Alloway, 1995b) pero por gozar de un amplio acuerdo y comprensión
mantendremos en las páginas que siguen la terminología tradicional de "metales pesa
dos" referida a los metales que serán objeto de nuestro estudio: cobre, hierro, manga
neso, zinc, plomo, níquel, cromo, cobalto y cadmio.
Tabla 4.1. Algunas características químicas generales de los metales estudiados
Elemento
Cu
Fe
Mn
Zn
Pb
Ni
Cr
Co
Cd
Peso atómico
63,546
55,847
54,938
65,37
207,19
58,71
51,996
58,933
112,40
Densidad (g/cm'*)
8,92
7,86
7,20
7.13
11,29
8,90
7,20
8,9
8,65
Valencias
1,2
2,3,4,6
2,3.4,6,7
2
2,4
1.2,3,4
2.3,6
2,3
2
La retención de los metales en el suelo es un proceso complejo que depende de
las condiciones físico-químicas de estos. Uno de los principales factores influyentes es
el pH, y en fundón de él podemos distinguir el siguiente patrón general de comporta
miento químico: (Ross, 1994):
51
Caracterización de los parámetros estudiados
• pH 2-4: intercambio catiónico, con diferencias entre metales atribuibles a su
valencia y a su radio iónico.
• pH 4-6: formación de especies solubles (hidróxidos) que son adsorbidos por
las arcillas.
• Cuando el pH supera el requerido para la formación de hidróxidos (pH « 5) el
proceso predominante es la precipitación.
4.1.2.- METALES ESTUDIADOS
4.1.2.1.-COBRE
El cobre es un elemento esencial, implicado en diversos sistemas biológicos, re
sultando fundamental en los procesos de óxido-reducción y transporte de oxígeno
(Tenorio Sanz, 1988). Desempeña un importante papel en las funciones celulares de
las especies vegetales, y es esencial en la estabilidad estructural de los cromosomas y
en la transferencia de energía. (Baisberg Pafisson, 1989).
Con la posible excepción del Pb, el Cu es el metal pesado más fuertemente ad
sorbido en óxidos y oxihidróxidos de Fe y Al. La escasa movilidad del Cu en el suelo
puede dar lugar a que se alcancen concentraciones tóxicas, al ser mínimas las pérdidas
producidas por lixiviación (Gupta y Gupta, 1998), No obstante, existe otro proceso que
condiciona la movilidad del Cu en el suelo: la complejadón con ácidos húmicos, que se
produce con mayor intensidad que en los otros metales, según el orden Cu > Pb » Fe
> Ni = Co = Zn > Mn = Ca. Esto nos lleva, a que en suelos con elevados contenidos de
materia orgánica, la complejadón pueda reducir la concentración de Cu a niveles no
tóxicos, hasta ef extremo de producirse carendas en histosotes y mollisoles (Pérez Ca
rreras, 1991); sin embargo, la naturaleza biodegradable de la materia orgánica hace
que ese Cu complejado deba considerarse como potencialmente tóxico (Encabo Checa
et al., 1997). En la soludón del suelo generalmente hay poco cobre, aunque su disponi
bilidad aumenta mucho por debajo de pH 5 (Lucas y Krezek,1982, en Pérez Carreras,
1991).
Se han descrito fenómenos de toxiddad en plantas debidos al exceso de cobre.
Los iones Cu inhiben la fotosíntesis (sobre todo el fotosistema I) y la respiración, au
mentan la pemneabilldad celular y afectan a la viscosidad del plasma, pudiendo originar
anormalidades celulares, desórdenes fundonales y daños a los cromosomas. Pueden
afectar también al metabolismo del N, de los carbohidratos, y a la actividad de ciertas
52
Caracterización de los parámetros esttidiados
enzimas. (Baisberg Pallsson, 1989). Dentro de la planta el Cu se mueve con dificultad,
quedando generalmente bloqueado en las raíces (Bonneau y Bouchier, 1987).
Por lo que se refiere al ganado, et envenenamiento por Cu se ha dado con cierta
frecuencia, sobre todo en ovejas, pero otros animales como cerdos y temeros son tam
bién susceptibles. Factores como los bajos niveles de molibdeno o azufre en la dieta
aumentan la retención de Cu, pudiendo causar síntomas de toxicidad. (Gupta y Gupta,
1998). El envenenamiento agudo se produce con ingestiones de 20-100 mg Cu /kg
peso corporal en ovejas y temeros, y con cerca de 8 veces más en ganado adulto (Fra-
ser, 1986, en Gupta, 1998). Los síntomas de toxiddad son la inhibición del crecimiento,
anemia, distrofia muscular y descenso de la longevidad. Síntomas específicos son la
gastroenteritis con erosiones y ulceraciones en ei abomaso de rumiantes.
Los casos de intoxicaciones en el hombre son muy raros, y la mayoría de ellos
se relacionan con contenidos muy elevados en ei agua de bebida (Pérez Can-eras,
1991). En dosis de 0,1-0,2 mg Cu /kg peso corporal puede producir aceraciones gas
trointestinales en personas sensibles (Bonshard y Zimmerli, 1994, en Gupta, 1988), y
toxicidad por inhalación en ambientes industríales.
4.1.2.2.- HIERRO
Es un elemento cuyo carácter esencial se conoce desde antiguo. En plantas
ejerce acción enzimática, pero a determinado pH t>loquea el paso de los demás iones y
se hace tóxico (García Gamdo, 1986).
En la mayoría de los suelos, el hierro del compiejo de alteración se encuentra
principalmente en forma de oxihidróxidos solubles, amorfos o cristalinos. Las formas
iónicas, solubles o compiejadas, suelen ser minoritarias. La forma iónica más habitual,
el ion ferroso Fe^*, toma la forma de cambio, en equilibrio con otras formas, en las solu
ciones de sueto mal aireadas. En suelos aireados, se encuentra en forma complejada,
relativamente móvil, susceptible de precipitación. En general, existe una rápida conver
sión de Fe soluble a insoluble en el suelo.
B ion férrico intercambiable Fe^ sólo existe a pH inferior a 3. A pH superior (que
suele ser habitual en los suelos), los hidióxidos no cambiables del tipo Fe(OH)2 se po-
53
Caracterización de los parúmetros estudiados
limerizan, transformándose en formas amorfas, criptocristalinas o cristalinas (Bonneau y
Bouchier, 1987).
La toxicidad del Fe para las plantas es rara, aunque se ha descrito en sorgo cre
cido en suelos ácidos. El exceso de Fe provoca que las hojas se vuelvan finas y oscu
ras, con lesiones pajizas en ios bordes. Las hojas viejas son afectadas antes que las
jóvenes (Gupta y Gupta, 1998).
La toxicidad crónica por Fe puede producirse por ingestión prolongada de sales
de hierro, o por inhalación de polvos o humos de sus óxidos, provocando siderosis
(Soria et al., 1995). La toxicidad aguda se produce por ingestión de sales de hierro. En
el hombre, una ingestión de más de 20-30 mg de Fe elemental por kg de peso es causa
de toxicidad, y más de 60 mg son potenciatmente letales. Sus síntomas son: irritación y
hemonragla intestinal, convulsiones y coma, asociados a hipoglucemia y acidosis meta-
bólica, hepatitis tóxica debida a la destrucción de hepatocitos por ios iones Fe^ , insufi
ciencia renal y muerte.
4.1.2.3.- MANGANESO
El manganeso se considera un elemento esencial en plantas, animales y seres
humanos por formar parte de numerosas enzimas. Sin emt»argo, no se han podido de
mostrar de forma irrefutable los efectos de su carencia (Olives Barba, 1996)
En el suelo la fomna más frecuente es Mn " , fornia soluble, de cambio, y por
tanto asimilable por los vegetales. Una vez absoriaido retoma al suelo por mediación de
la hojarasca donde llega a alcanzar concentraciones importantes.
La disponibilidad de Mn en el suelo está controlada por la presencia de hídroge-
niones y electrones, que reducen los estados de mayor valencia hasta la forma diva-
lente. El Mn^* es susceptible de insolubilizarse por oxidación, dando formas Mn " o in
cluso Mn'* . Lo más frecuente en suelos aireados y no excesivamente ácidos es que se
de una oxidación moderada que produzca la forma Mn^* (Mn203), denominada fácil
mente reducible" porque, en efecto, puede retomar al estado divalente, de modo que la
inmovilización del Mn resulte sólo temporal. Así, la biodisponibilidad de Mn aumenta en
condiciones reductoras (Smith y Paterson, 1995).
54
Caracterización de los parámetros estttdiados
Las formas tetravalentes de Mn (piroiusita, Mn02, u otros óxidos complejos de
color pardo oscuro), son mucho más estables; son el resultado de una oddación irre
versible de las formas móviles anteriores como consecuencia de una fuerte elevación
del pH en medio muy aireado.
La forma de manganeso absorbida por las plantas es Mn " , y la toxicidad por
elevados niveles de Mn en suelos es habitual a pH fuertemente ácido. Los síntomas de
toxicidad son: falta de crecimiento, clorosis, manchas necróttcas en hojas y escamas
blancas (Gupta y Gupta, 1998).
La ingestión oral de Mn es relativamente poco tóxica, (los compuestos mangáni-
cos son menos tóxicos que los mánganosos) aunque el consumo de agua contaminada
con contenidos elevados del metal puede producir trastornos; la toxicidad aguda es
rara. La acumulación de Mn, que se da sobre todo en hígado y cerebro, puede producir
desórdenes pslquátricos (esquizofrenia) y neurológicos (enfermedad de Parkinson). En
general, se debe a la ínhaiadón de cantidades grandes de óxido de manganeso.
4.1.2.4.-ZINC
El Zn es un elemento esencial para plantas superiores, animales y humanos.
Comparado con el contenido total de Zn en suelo, su concentración en la solución del
suelo es muy baja. El Zn puede estar en solución en forma inorgánica, sobre todo como
Zn^*, ZnS04, ZnOH*, Zn(0H)2 y ZnHP04, o fomrando parte de ligandos orgánicos. Uno
de ios principales actores que afecta a la conducta del Zn en ios suelos es la materia
orgánica. Los áddos fúivicos y los ácidos orgánicos de bajo peso molecular forman
complejos solubles y quelatos con Zn, incrementando su movilidad. Debido a su natu
raleza colokjai, los humatos de Zn pueden considerarse como el reservorío de Zn del
suelo (Kiekens, 1995).
La forma predominantemente absorbida por las plantas es el Zn^^, sin embargo,
se puede absorber también hidratado o como otros quelatos orgánicos. En general, se
puede decir que la disponibilidad del Zn en el suelo viene regulada por los siguientes
factores:
-En suelos áddos intensamente lavados, los niveles totales de Zn pueden ser
muy bajos, y como consecuenda también lo serán los niveles disponibles.
55
Caracterización de ¡os parámetros estudiados
-La disponibilidad del Zn disminuye al incrementarse el pH, debido a la disminu
ción de la solubilidad de sus minerales y al aumento de su adsorción por tas partículas
coloidales de suelo cargadas negativamente.
-En suelos con un contenido bajo en materia orgánica, la disponibilidad del Zn
está directamente afectada por el contenido en complejantes orgánicos o ligandos
quelantes, procedentes de la descomposición de la materia orgánica o de exudados
radiculares.
-Las bajas temperaturas y poca intensidad de luz generalmente reducen la dis
ponibilidad de Zn, principalmente por la disminución del desarrollo radicular.
-Los niveles altos de P en el suelo pueden disminuir la disponibilidad del Zn para
las plantas debido al antagonismo P-Zn.
-Las interacciones con otros nutrientes pueden disminuir su disponibilidad, exis
tiendo antagonismos Zn-Fe, Zn-Cu, Zn-N y Zn-Ca,. (Kiekens, 1995).
El Zn es transportado con bastante facilidad a las partes aéreas de las plantas
(Bonneau y Bouchier, 1987). En general, las plantas son bastante tolerantes, y la canti
dad absortDida parece estar en relación directa con el contenido total presente en el
suelo. En plantas cultivadas hidropónicamente en laboratorio, sólo a partir de 1000 .g
Zn /I se produjeron efectos tóxicos perceptibles (Baisberg, 1989).
La toxicidad en animales es rara, y sólo se ha podido obseivar tras la ingestión
de cantidades de Zn del orden de gramos (Sandstrom, 1995 en Gupta, 1998). Igual
mente, su toxicidad aguda es baja en seres humanos: las consecuencias de la ingestión
de Zn en grandes cantidades se limitan a vómitos y diarreas. Algo más graves son los
efectos en caso de inhalación de óxidos o sales de Zn: irritación de las vías respirato
rias, problemas digestivos, fatiga, palidez, escalofríos y fiebre (Olives Barba, 1996). Sin
embargo, la contaminación ambiental por Zn puede llegar a ser un problema grave por
que, al no considerarse un elemento especialmente tóxico, las cantidades emitidas al
medio ambiente son muy altas.
4.1.2.5.-PLOMO
El plomo no es un elemento esencial ni beneficioso para plantas ni animales,
aunque en plantas, y a bajas concentraciones ha mostrado tener cierto efecto estimu
lante, sobre todo en ejemplares viejos (Baisberg Pallsson, 1989). Sus efectos tóxicos
56
Caracterización de los parámetros estudiados
para el hombre se conocen desde tiempos de Hipócrates (400 a.C), que llamó "satur
nismo" a la enfermedad produdda por su presencia en el organismo.
Sus estados de oxidación estables son Pb " y Pb"**, aunque, como en el caso de
otros metales, la forma más común es la divalente. Su radio iónico es similar al de K* y
Ca^*, lo que le permite sustituir isomórficamente a estos cationes en carbonatos y apa-
titos; además, su afinidad por el S es muy alta. A pH inferior a 6 es mayoritario el Pb^ ,
siendo Pb(OH)* el que adquiere mayores proporciones en intervalos de pH de 6 a 10. El
Pb(0H)2 aparece cuando el pH del suelo es mayor de 9, con máximo a pH 11 {Pérez
Carreras, 1991). Su solubilidad y movilidad en el suelo es baja. El Pb presenta una
fuerte adsorción sobre la superficie de los óxidos metálicos y de la materia orgánica del
suelo (Encabo Checa et al., 1997). Puede inhibir la mineralización de N y la nitrifica-
ción.
La fitotoxicidad del Pb no es muy alta, pero se manifiesta sobre todo en algunas
especies forestales (Bonneau y Bouchier, 1987). Interfiere e inhibe diversos procesos
fisiológicos: disminución de tasas de fotosíntesis y transpiración (por cambios en la re
sistencia de bs estomas al CO2 y a la difusión del agua), inhibición de la síntesis de
clorofila, inhibición de la actividad de la fosfoenolpiruvato carboxilasa en las hojas, y
puede afectar a cromosomas y mitocondrias (Balsberg Pallsson, 1989).
En términos generales hay una relación positiva entre la concentración de Pb en
suelos y plantas, aunque sólo una pequeña parte de Pb del suelo está en forma dispo
nible para las plantas. Las raíces son capaces de absorber y acumular elevadas canti
dades de Pb^*, pero la traslocación a la parte aérea es generalmente limitada, debido a
su ligadura a las superficies radiculares y paredes celulares (Balsberg Pallsson, 1989).
La traslocación está muy relacionada con el estado fisiológico de la planta, siendo ha
bitual la precipitación de Pb en las paredes celulares de las raíces en una fomna identifi
cada a veces como fosfato de plomo. La absorción de Pb por las raíces de las plantas
tiene un fuerte componente estacional: durante el final del otoño, y el invierno, la con
centración de Pb en las hojas puede decuplicarse (Foy et al., 1978).
La intoxicación por Pb es la más frecuente en el ganado. Sus síntomas son la
pérdida del apetito, pérdida de peso, debilidad muscular, rigidez en las articulaciones,
diarrea y a menudo anemia. .Concentraciones en sangre mayores de 0,2 ^g/g indican
57
Caracterización de los parámetros estvdiados
una acumulación anormal de Pb, aunque sean necesarios niveles dos veces superiores
para resultar letales (Gupta y Gupta, 1998).
El Pb puede absortDerse por inhalación o ingestión. La absorción por ingestión
es muy pequeña, aunque puede resultar peligroso para los niños. La intoxicación aguda
produce trastornos gastrointestinales, con intenso dolor abdominal que puede derivar
en un ataque de apendicitis. La intoxicación crónica puede producir anemia, deterioro
mental, gusto metálico, temblores, vértigos, degeneración funcional del riñon y del es
queleto.
4.1.2.6.-NÍQUEL
El Ni es un elemento esencial para las plantas superiores, los animales, y pro
bablemente también para el hombre, pues interviene en el metabolismo de la glucosa y
los lípidos, y contribuye a la estabilización de los ácidos nucleicos. La forma del Ni en la
solución del suelo es Ni^^, mientras que la forma precipitada más probable debe ser
NiFe204. En ambientes ácidos y reductores, los sulfures de Ni debíín controlar la con
centración de NI en la solución del suelo. Ni(OH)* y Ni ^ son las formas principales
existentes a pH 8, mientras que en suelos ácidos predominan Ni " , NÍSO4 y NÍHPO4, si
bien sus proporciones relativas estarán en función de los fosfatos y sulfates presentes.
Aunque fomna complejos estables con la materia orgánica, el principal factor que influye
en la especiación del Ni en los suelos es el pH, mientras que otros factores como la
cantidad de hidróxidos de Fe y Mn o el contenido de ardua de éste parecen más se
cundarios. La movilidad de Ni en suelos se incrementa conforme disminuye el pH y la
ClC {McGrath, 1995).
El Ni es esencial para las plantas, aunque las necesidades de las cosechas son
muy bajas (< 0.1 ng. Ni / g. materia seca tejidos), y por tanto es muy poco probable que
se presenten carencias en situaciones normales (Proctor y Baker, 1994). Los efectos
fitotóxicos del Ni se conocen desde hace tiempo, pues se encuentra naturalmente en
algunos suelos desarrollados a partir de serpenttnitas, aunque en la escasa fertilidad de
estos suelos también influya la baja relación Ca/Mg {Foy et ai., 1978). Los síntomas de
toxicidad más habituales son retraso en el crecimiento y clorosis. Crooke (1954) corre
lacionó toxicidad por Ni con niveles de Fe llegando a las siguientes conclusiones;
58
Caracterización de los parámetros estudiados
-La Clorosis depende de la relación Ni / Fe
-La necrosis, síntoma específico de la toxicidad por Ni, está correlacionada con
su contenido en hoja.
-El Ni en hoja se reduce significativamente con una alta concentración de Cu en
la solución, debido a la interferencia del Ni con el metabolismo del Cu (Menezes de Se-
queira, 1969)-
El Ni puede causar deficiencia de Fe inhibiendo su trasiocación desde las raíces
a la parte aérea. En este proceso aparece involucrado un quelante específico (un ácido
poliamino policarboxilico no aromático), aunque podría estar quelado con otros ácidos
orgánicos y aminoácidos (Foy et al., 1978).
Los niveles de Ni relacionados con síntomas de toxicidad varían ampliamente. El
contenido de Ni en los tejidos de la planta generalmente es refiejo de la concentración
de catión móvil en el suelo. Dentro de la planta, el Ni se considera como uno de los
elementos más móviles.
Ei Ni puede absorberse por inhalación, a través de la piel o por ingestión, aun
que por esta vía su absorción es escasa. Es el elemento que provoca más reacciones
alérgicas (eczemas, dermatitis, eritemas). Tiene efectos cancerígenos y mutegénicos,
pero su toxicidad aguda es muy baja, salvo en ei caso de compuestos orgánicos como
el níquel carbonito
4.1.2.7.-CROMO
El Cr tiene efectos estimulantes sobre las plantas, aunque no se ha demostrado
su esencialidad. No ocurre lo mismo con animales y seres humanos, donde forma parte
de la un compiejo dinicotinato Cr(ni)-glutationa, factor de tolerancia a la glucosa, GTF.
Su deficiencia provoca una reducción de ia sensibilidad de los tejidos a la insulina, con
la consecuente hipergiucemia.
El Cr puede existir en diversos estados de oxidación, pero las fomnas más esta
bles son CP* y Cr* . Ei cromato está en equilibrio con otras fomias de Cr(VI) como
HCr04" y Cr207 ', siendo la primera la forma predominante a pH > 6. Cr (III) es la fomna
que interviene en los sistemas biológicos, mientras que Cr(Vl) es la forma responsable
de ios efectos tóxicos. Ésta resulta muy estable en equilibrio con ei oxígeno atmosférí-
59
Caracterización de los parámetros estvdiados
co, pero es una especie muy oxidante, y en presencia de la materia orgánica del suelo
es reducido a Cr(lll), con mayor rapidez en suelos ácidos. Así que, el Cr(lil), relativa
mente insoiubie y menos móvil, es la forma que predomina en la mayoría de ios suelos,
generalmente como óxidos e hidróxidos insolubles. La solubilidad del Cr{lll) disminuye
por encima de pH 4, y a pH 5,5 su precipitación es completa. (McGrath, 1995).
Las concentraciones de Cr disponible en la solución del suelo son muy bajas en
la mayoría de los suelos debido a su baja solubilidad, y esa escasez se refleja en los
bajas concentraciones del elemento en plantas. Los síntomas de toxicidad son bastante
inespecíficos: reducdón del crecimiento y clorosis en hojas. En monocotiledóneas, las
hojas se vuelven rígidas y marrón-rojizas con manchas necróticais. (Pratt, 1966 en
Gupta, 1998).
Los compuestos de Cr(VI) son inritantes y corrosivos, siendo fácilmente absoriai-
dos por pulmones, aparato digestivo y piel. Los síntomas de intoxicación aguda son la
gastroenteritis hemorrágica a los pocos minutos de la ingestión, insiificiencia hepática ,
renal, coma y muerte. La toxicidad crónica puede darse en caso de inhalación de polvo
o aerosoles de con cromo, o de contacto directo de derivados de Cr con la piel y muco
sas. Así, pueden producirse manifestaciones dermatológicas, y respiratorias (fibrosis
pulmonar, bronquitis, enfisema, asma). Los compuestos poco solubles son potencial-
mente cancerígenos, ya que se eliminan con dificultad y tienden a acumularse en el
organismo.
4.1.2.8.-COBALTO
El cobalto es un elemento esencial para rumiantes y microorganismos. Los ru
miantes, capaces de sintetizar cobalamina (vitamina B12). También lo es para el hom
bre y otros animales, pero no como ion metálico, sino formando parte de la vitamina.
El principal factor que controla la concentración de Co en la solución del suelo
es su estado de drenaje, siendo la cantidad de Co disponible generalmente mayor en
suelos mal drenados (quizá por las diferendas en el lavado de los minerales ferromag-
nesianos, o por las diferencias entre ios minerales de la arcilla y los complejos orgáni
cos formados bajo diferentes condiciones de drenaje. Un segundo factor regulador es
el pH: la absorción de Co se incremente al disminuir el pH. B Co se adsortie a los di-
60
Caracterización de los parámetros estudiados
Óxidos de Mn y puede oxidarse hasta reemplazar al Mn en estructuras cristalinas.
(Smith y Paterson, 1995).
En el ganado, la intoxicación por Co es menos probable que su deficiencia, ya
qie los niveles tóxicos parecen ser al menos 3.000 veces mayores que los requeri
mientos. Dosis muy elevadas de Co (50 mg Co / kg en pollos; 58-69 mg Co /kg en ru
miantes) producen pérdida de apetito, disminución del consumo de agua y pérdida de
coordinación muscular (Gupta y Gupta, 1998).
En seres humanos no se han descrito casos de toxicidad aguda, pero sí de to
xicidad crónica. Produce fibrosis pulmonar, irritación del tracto respiratorio, manifesta
ciones cutáneas alérgicas y problemas cardiacos (Soria et al., 1995).
4.1.2.9.-CADMIO
El cadmio no tiene función biológica, y es muy tóxico para animales y humanos.
No parece haber acuerdo en su toxicidad para las plantas, aunque elevadas cantidades
de Cd pueden impedir la absorción o traslocación de Fe, Mn y Zn en la raíz, y de Mn en
la fruta (Gupta y Gupta, 1998).
La principal forma del metal en la solución del suelo es Cd " , pero puede formar
diversos iones complejos. Al contrario que Cu y Pb, y anátogamente al Zn, tiene cierta
tendencia a descender en el perfil, aunque la extensión de este movimiento depende de
varios factores de suelo. Zn y Cd están más débilmente ligados en suelos orgánicos
que Pb y Cu (Berthefsen et al., 1995). El pH es del suelo es el factor principal que de-
temiina la disponibilidad del Cd en el suek). Al incrementarse la acidez aumenta la acti
vidad del Cd^*, en parte debida a la disolución de los hidróxidos de Fe, y en parte debi
do a la disminución de la adsorción a los coloides del suelo.
Químicamente es similar al Zn (tienen similares estructuras iónicas y electrone-
gatividades), y es fácilmente absorbido por las plantas, mediante un mecanismo pasivo.
Aunque la mayoría del Cd absorbido es fijado en las raíces -poco es transportado a las
hojas- es un meta! más tóxico que el Pb (Baisberg Pallsson, 1989). El contenido en Cd
de las plantas parece inversamente propordonaf a la CiC de los suelos donde crecen,
aunque no sea un criterio que se pueda considerar aisladamente (Alloway, 1995a).
61
Caracterización de los parámetros estudiados
Existen acusadas interacdones Zn-Cd y Ca-Cd en la absorción y traslocación
dei Cd. Así, parte de la toxicidad por Cd es el resultado de la interferencia del Cd en los
procesos dependientes del Zn. (Foy et al., 1978). A concentraciones bajas de Cd, como
las que se dan en condiciones de campo, el cttrato seria el ligando principal dei metal
en las vacuolas, mientras que la síntesis de péptidos ligandos del Cd sólo tendría im
portancia en el caso de exposición a concentraciones muy elevadas del metal. (Barceló
y Poschenrieder, 1992). El Pb puede tener un efecto sinérgico sobre la absorción de Cd
al ser absorbido con preferencia, quedando más Cd en solución.
El cadmio puede ser absorbido por las cosechas en cantidades potencialmente
dañinas para ganado y seres humanos. Puede causar hipertensión, cáncer y desórde
nes inmunológicos. Otros síntomas son los desórdenes gástricos, vómitos, diarrea, do
lor de cabeza, orina marrón y fallo renal. Los efectos de la toxicidad por Cd pueden
confundirse con los de la toxicidad por Pb porque el Cd libre causa deficiencia de Zn,
que incrementa la absorción de Pb y la resorción de los huesos, con lo que el Pb es
liberado de sus almacenes biológicos.
4.2.- PARÁMETROS ESPECÍFICOS DE AGUAS
4.2.1.- PARÁMETROS FÍSICO-QUÍMICOS GENERALES
4.2.1.1.- TEMPERATURA AMBIENTE Y TEMPERATURA DEL AGUA
La temperatura del agua está influida sobre todo por la temperatura ambiente,
aunque también puede verse afectada por la presencia de vertidos; aun cuando esos
vertidos no aporten productos tóxicos al cauce, suponen una forma de polución: polu
ción térmica.
La temperatura del agua posee gran importancia en el desairollo de fenómenos
como la disolución de gases, la soiubiiización de sales o el metabolismo de organismos
acuáticos (Catalán Lafuente y Catalán Alonso, 1987), (Estrada, 1986).
62
Caracterización de los parámetros estudiados
4.2.1.2.-PH
Es una de las características más importantes de las aguas. Sus valores pueden
variar en función de causas naturales como las condiciones edáficas (rocas volcánicas,
pirita) o el CO2 disuelto, o por causas artificiales como los vertidos. Condiciones extre
mas de pH pueden limitar la vida de ios organismos acuáticos (López Archilla et al.,
1994) y afectar a las diversas reacciones químicas que se desarrollan en su seno: pre-
cipitación-solubilizadón de metales, principalmente hienro y manganeso, complejación y
sorción, reacciones redox y reacciones de hidrólisis (Catalán Lafuente y Catalán Alon
so, 1987).
4.2.1.3.-TüRBíDEZ
La turbidez proviene de la materia particulada orgánica e inorgánica no sedi-
mentable. La existencia de turbidez puede ser indicio de contaminación y favorecer el
crecimiento microbiano.
4.2.1.4.- CONDUCTÍVFDAD
Es la aptitud del agua para conducir la corriente eléctrica, y depende de la con-
centradón de sustandas disodadas, conductoras, orientando sobre la minenalización
global del agua. Aunque no indica la naturaleza de los iones disueltos (depende de la
masa y valenda de estos, de la solvatadón y de su grado de disodadón), constituye un
buen indicador de los cambios de calidad de las aguas, sea en su dimensión temporal
(sobre todo a corto plazo) o en su dimensión espadal (a o largo del curso de agua)
(Estrada, 1986). Al ser función de la temperatura, para establecer comparadones las
medidas se estandarizan a 20 "C.
Según ios valores de conductividad de las aguas, pueden dasificarse en las ca
tegorías recogidas en la tabla 4.2.
63
Caracterización de los parámetros estudiados
Tabla 4.2.- Clasificación de las aguas según su grado de mineralizadón (Estrada, 1986)
Grado de mineraiización
Muy débil
Débil
Medio acentuado
Medio
importante
Excesivo
Conductividad a 20 °C (^.S/cm)
<100
100-200
200-333
333-566
666-1000
>1000
4.2.1.5.- RESIDUO SECO A 180 ° C
Es una medida de la mineraiización de las aguas. Aunque se encuentra muy re
lacionado con la conductividad, no se puede establecer una relación unívoca entre am
bos parámetros, pues el residuo seco se refiere tanto a sustancias disodadas como a
las que no lo están (Catalán Lafuente y Catalán Alonso, 1987), incluso pequeñas canti
dades de materia orgánica que alcanzan valores más elevados en aguas contaminadas
(Tenorio Sanz, 1988).
La cantidad de residuo está influida por la naturaleza geológica de la cuenca, la
pluviometría, la temperatura del agua, el soleamiento y el caudal total de la corriente.
En general, el residuo aumenta a lo largo de los ríos, ya que la superficie de contacto
con el terreno es mayor, favoreciéndose la solubilizadón de las sales; aumenta también
en verano, como consecuencia de la disminución del caudal por efecto de la evapora
ción.
4.2.1.6.-AC1DEZ TOTAL
La addez de un agua se debe a la presenda de anhídrido carbónico libre, ád-
dos minerales y sales de ácidos fuertes y bases débiles. El sistema carbónico-
bicartjonatos-carixjnatos es el que regula normalmente la addez (Tenorio Sanz, 1988)
4.2.1.7.-DUREZA
Es la capaddad del agua para formar incrustadones. Las incrustaciones más
perjudidales son las originadas por los sulfates, por originar depósitos más duros y
cristalinos. Tiene un efecto tampón sobre los metales traza, disminuyendo su toxicidad;
64
Caracterización de los parámetros estudiados
por el contrario, las aguas blandas con bajo pH disuelven altas concentraciones de Cd,
Pb, Cu, Zn (Catalán Lafuente y Catalán Alonso, 1987)
4.2.2.- PRINCIPALES ANIONES Y CATIONES
4.2.2.1.-CLORUROS
Los cloruros están siempre presentes en las aguas superficiales en un amplio
rango de concentración, debido a su extraordinaria solubilidad; el contenido concreto
depende de las características del terreno por el que discurre el agua.
Se han considerado indicadores indirectos de contaminación fecal, ya que el
hombre elimina unos 6 g/día en las excretas. Sin embargo, los contenidos altos de clo
ruros pueden ser debidos a otras causas, como la infiltración de aguas marinas, el la
vado de sedimentos de origen marino o ei tratamiento de ablandamiento de aguas du
ras (Pérez López y Espigares García, 1995). Por eso, más significativo que su mera
presencia es su aumento brusco, que es indicativo de contaminación, bien por aguas
negras (forma parte de la composidón de la orina del hombre y los animales) o por
aguas residuales industriales (Tenorio Sanz, 1988).
Por sí mismos no suelen causar fenómenos de con-osión, pero sí pueden acele
rar estas reacciones debido a su capacidad pana incrementar la disolución de ios meta
les, ai ser iones muy pequeños y móviles (ASTM, 1976). Generalmente va acompañado
de sodio y potasio.
4.2.2.2.- BICARBONATOS
Regulan la acidez-alcalinidad del agua en condiciones normales, como quedó
dicho anteriormente, dentro del sistema carbónico-bicarbonatos-carbonatos.
4.2.2.3.- SÍLICE
La sílice del agua puede encontrarse disueita como Si(0H)6, que es práctica
mente independiente del pH, o en estado coloidal, a pH > 9. En estas condiciones el
ácido monosiiídco se disoda, estabiedéndose un equilibrio entre la sílice coloidal y el
áddo siiídco en soludón verdadera:
(Si02)n + 2nH20 -o> nS¡(OH)4
65
Caracterización de los parámetros estudiados
Los principales factores que influyen en la concentración de sílice disuelta son
su coprecipitación con óxidos hidratados de Fe y Mg, y ia redisolución de estos (Catalán
Lafuente y Catalán Alonso, 1987).
4.2.2.4.- SULFATOS
Proceden de ia disolución de yesos y oxidación de sulfures. En presencia de
metales pesados tienden a formar precipitados debido a los bajos valores del producto
de solubilidad de las sales formadas, con lo que tienden a disminuir la toxicidad de es
tos metales.
4.2.2.5.- CALCIO / hMcNESio
En general, el calcio es el catión más abundante, presente en los suelos en for
ma de sulfates (yesos) o carbonatos (calcita) de donde pasa al agua. El magnesio se
presenta en la naturaleza como carbonatos (magnesita), cloruros y sulfates, formando
parte de sales dobles (Catalán, 1987). Ambos son los cationes responsables de la du
reza del agua.
4.2.2.6.- SODIO / POTASIO
El sodio es un elemento muy abundante en la naturaleza, a menudo asociado al
ion cloruro y al potasio. La concentración del sodio en aguas suele ser mayor que el
potasio, porque éste es adsorbido por la arcilla para transformarse en illita; así, la rela
ción Na/K suele aumentar constantemente a lo largo del curso de los ríos (Catalán,
1987). La concentración de Na en las aguas superficiales es muy variada debido a la
gran solubilidad de sus sales, aunque la concentración máxima que suele encontrarse
es de 400 mg/l (ríos salados). El potasio suele estar comprendido entre 1 y 5 mg /I ex
cepto cuando el agua procede de zonas con abundancia de sales potásicas. Además,
sodio y potasio, al igual que los cloruros, son constituyentes de la orina, con lo que su
incremento puede tomarse como un indicativo de contaminación por aguas negras.
66
Caracterización de los parámetros estudiados
4.2.3.- PARÁMETROS DE CONTAMINACIÓN
4.2.3.1.- OXÍGENO DÍSUELTO
El oxígeno disuelto en el agua puede tener un origen biológico (fotosíntesis de
las plantas verdes acuáticas) o físico (disolución del oxígeno del aire). El par oxígeno-
aire es el sistema tampón predominante en el agua (Catalán Lafuente y Catalán Alonso,
1987). Es un buen índice de la calidad de las aguas, indicando la ausencia de procesos
anaerobios. En las aguas con contaminación fecal el contenido en oxígeno disuelto
disminuye como consecuencia del metabolismo bacteriano (Pérez López y Espigares
García, 1995).
4.2.3.2.- OXIDABILIDAD AL KMNO4
La oxidabilidad al permanganato mide la cantidad de oxígeno consumido por los
compuestos oxidables del agua. Estos compuestos se consideran convencionalmente
equivalentes a la materia orgánica presente, aunque en realidad pueden ser también
sustancias reductoras como hierro ferroso o sulfito, que disminuyen la concentración de
oxígeno independientemente de los procesos biológicos. Se considera un indicador
indirecto de la contaminación fecal. (Pérez López y Espigares García, 1995).
4.2.3.3.- COMPUESTOS NITROGENADOS: NITRATOS, NITRITOS Y AMONIO
Los compuestos nitrogenados del agua provienen fundamentalmente de la de
gradación de la materia orgánica. El amoniaco es el resultado de un proceso de degra
dación incompleta de la materia orgánica, cuando existe un medio reductor (Hill, 1991).
Su presencia favorece la multiplicación de microorganismos, así que la presencia de
amoniaco libre o de ion amonio constituye un indicador de contaminación reciente,
(descargas de aguas negras, contacto reciente con materia orgánica en estado de pu
trefacción).
Los nitratos frecuentemente proceden de la oxidación bacteriana de la materia
orgánica, principalmente de la eliminada por los animales. Aunque en sí no son perjudi
ciales para la salud, la Reglamentación Técnica Sanitaria para el abastecimiento y con
trol de calidad de las aguas potables de consumo público los considera como sustan
cias no deseables (BOE, 1990), porque son rápidamente reducidos a nitritos, capaces
de originar nitrosaminas (compuestos responsables de cánceres en aparato digestivo y
vías urinarias). También es posible la aparición de nitritos por oxidación del amoniaco,
67
Caracterización de los parámetros estudiados
lo que indicaría contaminación reciente aunque hubiera desaparecido aquel (Catalán
Lafuente y Catalán Alonso, 1987).
4.2.3.4.- FOSFATOS
Los fosfatos generalmente proceden de lixiviados agrícolas y aguas negras ur
banas. Las formas de fósforo presentes en el agua dependen del pH y de la temperatu
ra. En aguas neutras, la forma predominante es HPO/', forma principal de fósforo nu
triente (Catalán Lafuente y Catalán Alonso, 1987). Su exceso da lugar a procesos de
eutrofización.
Figura 4.1. Formas de fósforo predominantes en disolución dependiendo del pH (Vicente Pérez, 1979)
68
Caracterización de los parámetros estudiados
4.3.- PARÁMETROS ESPECÍFICOS DE SUELOS
4.3.1.- PROPIEDADES FÍSICAS GENERALES
4.3.1.1.-COLOR
El color proporciona una primera información sobre la posible natojraleza de al
gunos componentes del suelo y sus procesos. Los componentes que proporcionan un
color más característico ai suelo se relacionan en la tabla.4.3.
4.3.1.2.-TEXTURA
La textura expresa de manera sintética las proporciones relativas (medidas por
su porcentaje en peso) de las partículas minerales de la fracción fierra fina" del suelo,
clasificadas en categorías granulométrícas (arena, limo, ardlia) según su tamaño. La
textura influye en diversas propiedades relacionadas directamente con el comporta
miento del suelo y con el tránsito de aire, agua y raíces a través del mismo. Los suelos
arenosos son generalmente muy pemneables al aire, al agua y son fáciles de penetrar
por las raíces, pero la capacidad del mismo para la retención de agua y nutrientes es
baja. En el otro extremo, los suelos arcillosos retienen más agua al tener partículas más
pequeñas, que ofrecen una mayor superficie específica; además, las cargas eléctricas
de las partículas de arcilla les permiten retener algunos nutrientes en su superficie de
forma asimilable por las plantas. Sin embargo, la aireación de los suelos arcillosos no
suele ser adecuada, salvo que posea un contenido suficiente en materia orgánica.
4.3.1.2.- ESTRUCTURA
La estructura es la propiedad determinada por la unión de las partículas indivi
duales del suelo que dan lugar a agregados estables frente al agua, gracias a las car
gas de las partículas minerales y orgánicas, y a ios cationes presentes en el suelo. La
estructura facilita la irrfiltración, permite una buena circulación de aire, agua y nutrientes
a través de ios huecos naturales formados, favorece ei desarrollo de los microorganis
mos aerobios y fauna del suelo, y también la penetración de las raíces (Porta et al.,
1994), (Thompson y Troeh, 1982).
69
Caracterización de los parámetros estudiados
Tabla 4.3. Colores característicos de suelo y componentes que denotan
Color Rojos y amarillos
Amarillo Anaranjado
Rojo
Rojo violáceo
Blanco
Negro
Gris
Verde
Componentes del suelo Óxidos de hierro mFe203 nH20 m « n m w n m » n
Manganeso
Ausencia de hierro, manganeso y materia orgánica. Además • Cuarzo residual (Podsoles) • Caliza • Yeso • Arcillas decoloradas (Rañas) • Afloramientos salinos de cloruros y sulfates de sodio y magnesio.
• Materia orgánica • Minerales ferromagnesianos • Pizanras ampelíticas y bituminosas
Óxidos ferrosos
Glauconita y clorita
4.3.2.- PROPIEDADES QUÍMICAS GENERALES.
4.3.2.1.-PH
En general, la acidez de un suelo puede provenir de los ácidos orgánicos forma
dos en los procesos de degradación de la materia orgánica, de la liberación de Al^* o
Fe^ a partir de la red cristalina, o de reacciones con otros compuestos, fertilizantes o
no. Está relacionado con la Capacidad de Intercambio Catiónico y con el grado de satu
ración del complejo de cambio con Al " (acidez de reserva) (Seoánez Calvo, 1999). El
pH de los horizontes del suelo van'a desde 2 (suelos con sulfures que pasan a H2SO4)
hasta 10 (suelos con sales alcalinas como el NaaCOa). Entre ambos extremos se en
cuentran la generalidad de los horizontes, con un pH entre 4 y 8 (Etonneau y Bouchier,
1987).
El pH afecta a las propiedades físicas del suelo (dispersión de los coloides, es-
tnjctura, porosidad, aireación, conductividad hidráulica), a sus propiedades químicas
(movilidad de metales pesados, disponibilidad de nutrientes, descomposición de la ma
teria orgánica, adsorción de fosfatos, sulfates y cloruros) y a sus propiedades biológicas
(población bacteriana, humificación, fijación de N) (Porta et al., 1994). Los principales
efectos observados en los distintos rangos de pH del suelo se recogen en la tabla 4.4.
70
Caracterización de los parámetros estudiados
Tabla 4.4.- Principales efectos esperables para los distintos intervalos de pH establecidos por el USDA. (Porta et al., 1994)
pH
<4,5
4,5-5,0
5,1-5,5
5,6-6,0
6,1-6,5
6,6-7,3
7,4 -7,8
7,9-8,4
8,5-9,0
9,1 -10,0
<10,0
Evaluación
Extremadamente ácido
Muy fuertemente ácido
Fuertemente ácido
Medianamente ácido
Ligeramente ácido '
Neutro
Medianamente básico
Básico
Ligeramente alcalino
Alcalino
Fuertemente alcalino
Efectos previsibles
Condiciones muy desfavorables
Posible toxicidad por Al' * y
Exceso: Co, Cu, Fe, Mn, Zn
Deficiencia: Ca, K, N, Mg, Mo, P, S
Horizontes sin carbonato calcico.
El hormigón ordinario resulta atacado.
En general, actividad bacteriana escasa.
intervalo adecuado para la mayoría de los cultivos.
Máxima disponibilidad de nutrientes
Mínimos efectos tóxicos
Por debajo de pH = 7,0 no hay carbonato calcico en
el horizonte.
Horizontes generalmente con CaCOs
Disminuye la disponibilidad de P y B
Deficiencia creciente de: Co, Cu, Fe, Mn, Zn
Clorosis férrica.
En horizontes con carbonates, estos pH altos pue
den deberse al MgCOs si no hay sodio intercambia
ble.
Mayores problemas de clorosis férrica
Presencia de carbonato sódico
Elevado porcentaje de sodio intercambiable (ESP >
15%)
Toxicidad: Na, B
Movilidad del P como Na3P04
Actividad microbiana escasa
Micronutrientes poco disponibles, excepto Mo.
71
Caracterización de los parámetros estudiados
Su influencia en la disponibilidad de nutrientes para las plantas fue estudiada por
Truog (1946) y resumida en el esquema de la figura 4.2.
Figura 4.2. Relación entre la disponibilidad de los principales nutrientes de las plantas y el pH de los horizontes del suelo, según Truog (1946) en Thompson (1982)
La disponibilidad máxima se indica por ¡fi anchura de ia banda
4.3.2.2.- CARBONATOS TOTALES
La presencia de carbonatos puede informar sobre el poder clorosante de un sue
lo, que depende de la facilidad de la entrada de calcio en la solución. Esta facilidad de
entrada es función de la cantidad de caliza que contiene, y del tamaño de las partículas
(López Ritas y López Melida, 1985).
4.3.2.3.- CONDUCTIVIDAD ELÉCTRICA
Análogamente al caso del agua (comentado en 4.2.1.4), la conductividad (en
este caso, de un extracto de agua del suelo), es la aptitud de la muestra para conducir
la corriente eléctrica, y depende de la concentración de sustancias disociadas. Las lec
turas se refieren a 25 °C. Conductividades por debajo de 80 laS/cm son indicativas de
pobreza en sales. Los terrenos sanos suelen presentar conductividades más altas, lle-
72
Caracterización de los parámetros estudiados
gando a 400 ¡xS/cm, y en suelos muy pesados hasta 700 (López Ritas y López Melida,
1985).
4.3.2.4.- MATERIA ORGÁNICA
La materia orgánica del suelo, procedente en su mayor parte de la descomposi
ción de los tejidos vegetales, puede subdividirse en una fracción orgánica fresca no
evoludonada (biomasa vegetal y animal senescente y biomasa microbiana) y una frac
ción orgánica transfomfiada (humus). B humus es una fracción compleja donde, junto
con moléculas orgánicas definidas (azúcares, polisacáridos, aminoácidos, proteínas),
existen otros polímeros poco definidos, que en general llamamos "moléculas húmicas"
(Seoánez Calvo, 1999), (Porta et al., 1994). La mayoria de ios horizontes contienen
entre 1 y 6 % de materia orgánica, que disminuye en profundidad, y su importancia se
debe a su intervendón en multitud de procesos del suelo: formadón y estabilizadón de
agregados, adsorción e intercambio iónico, suministro de energía y nutrientes, capaci
dad de retención de humedad, y protecdón frente a la erosión (Porta et al., 1994). La
reladón entre los contenidos de cart)ono y nitrógeno del material constituye un índice
aproximado del grado de desarrollo alcanzado por el proceso: una reladón C/N < 8 es
propia de suelos muy evolucionados, entre 12 y 13 es una relación de equilibrio que se
considera óptima, y de 15 a 17 se da en suelos brutos, sin evoludonar.
Con fines analíticos se define la materia orgánica como la parte oxidable me
diante dicromato potásico en medio sulfúrico.
4.3.2.5.- NITRÓGENO TOT/!u_
El nitrógeno es un macronutriente esendal, que las plantas necesitan en gran
des cantidades, por ello constituye uno de los 3 prindpales elementos fertilizantes. Sin
embargo, un exceso de nitrógeno en el suelo, que las plantas son capaces de absorber,
puede dar lugar a síntomas indeseables. Por otro lado, cuando el suministro de N es
insufidente, las plantas crecen despacio: presentan aspecto ahilado, raquítico y pálido.
El exceso produce un credmiento vegetativo suculento y de color verde oscuro.
(Thompson y Troeh, 1982). La forma absorbida mayoritariamente por las plantas es el
ion nitrato NO3', muy soluble a cualquier pH, y por tanto sujeto a rápidas pérdidas por
lavado.
73
Caracterización de los parámetros estudiados
4.3.2.6.- FÓSFORO
El fósforo es otro de los macronutrientes esenciales que constituye uno de tos 3
principales elementos fertilizantes. En el suelo coexisten formas orgíínicas (20-60 %) e
inorgánicas, pero la accesibilidad de estas últimas suele ser baja por su capacidad de
formar compuestos insolubles con muchos cationes, sobre todo aluminio, hierro, calcio
y manganeso. Además, la mayoría de los constituyentes del suelo (aaloides minerales y
orgánicos, hidróxidos de hierro y aluminio, caliza) son capaces de fijar los iones fosfóri
cos. (Bonneau y Bouchier, 1987). En el suelo puede presentarse como H2PO4', HP04^"
o P04^ según el pH {vid. fig. 4.1). Las plantas absort)en principalmente el ion ortofosfato
monovalente (H2PO4'), llamado habitual e impropiamente "fosfato". El P04^ ocurre a pH
muy básico, y no puede considerarse significativo para la nutrición de las plantas.
(Thompson y Troeh, 1982).
4.3.2.7.- POTASIO
El potasio es el último de los macronutrientes esenciales absorbido en grandes
cantidades por las plantas. La absorción se produce en forma de IC, cuya carga positiva
contribuye a mantener la neutralidad eléctrica del suelo y de la planta, al compensar las
cargas negativas de nitratos, fosfatos y demás aniones. También puede estar sometido
a un "consumo de lujo" cuando el contenido en el suelo es superior al demandado por la
planta.
Los iones potasio de la solución del suelo no pueden desplazarse a las raíces a
menos que sean sustituidos por otros cationes en los puntos de intercambio. Las raíces
que se aproximan lo sufidente a estos iones, pueden intercambiarios por hidrogeniones
en un proceso conocido como absorción por contacto. Por ello los suelos ácidos pre
sentan una mayor probabilidad de deficiencia en potasio disponible que los neutros: los
iones H" dominan los puntos de intercambio, y el contenido en todos los demás catio
nes (incluido }tC) es menor (Thompson y Troeh, 1982).
74
Caracterización de los parámetros estudiados
4.3.3.- COMPLEJO DE CAMBIO
4.3.3.1.- CAPACIDAD DE INTERCAMBIO CATIÓNICO.
La arcilla y la materia orgánica del suelo están cargadas de modo preferente con
de forma negativa, con lo que son capaces de adsorber cationes de la solución del sue
lo: los cationes de cambio, que pueden ser cuantitativamente reemplazados por otros,
sin destruir los coloides del suelo. Así, se denomina Capacidad de Intercambio Catióni
co, CIC o T a la cantidad de cationes cambiables que un suelo es capaz de adsorber
por unidad de masa (López Ritas y López Melida, 1985). En unidades del Sistema In
ternacional, la CIC se mide en centimoles de carga positiva por kilogramo; emole / kg>
cuyo valor numérico coincide con la unidad más utilizada: meq/100 g. La CIC interviene
en la disponibilidad de nutrientes por las plantas, la retención de elementos perjudicia
les y en los procesos de floculación y dispersión de las arcillas (Porta et al., 1994).
4.3.3.2.- SODIO, CALCIO Y MAGNESIO CAMBIABLE
El ion sodio es el más móvil de los cationes básicos, y, salvo en condiciones de
aridez, es rápidamente lavado fuera del perfil. El sodio se ha considerado durante mu
cho tiempo como no esencial para las plantas, aunque se ha comprobado que es bene
ficioso en cantidades pequeñas (Thompson y Troeh, 1982).
Puede existir de dos formas en el suelo:
-Forma salina neutra, sin propiedades alcalinizantes.
-Forma de cambio, ligada al complejo adsorbente, que alcaliniza la solución del
suelo; en presencia de sodio de cambio, la solución se enriquece en sales alcalinas
como el carbonato o el bicarbonato sódico, que elevan el pH.
El intercambio de los iones divalentes del complejo adsorbente (sobre todo el in
tercambio de Ca "" por Na"") es posible sólo en la medida que la concentración de Na"" en
la solución del suelo sea mucho mayor que la de Ca^* (Duchafour, 1984). Para cuantifi-
car la sodificación del complejo de cambio se emplea la relación de adsorción de sodio
(SAR):
\Ca + Mg V 2
donde la concentración de cationes se expresa en meq/!
75
Caracterización de los parámetros estudiados
Calcio y magnesio son macronutrientes, cuya provisión en el suelo generalmen
te es suficiente para cubrir las necesidades de las plantas. El calcio representa el 75-85
% del total de bases cambiables del suelo, en forma de catión divalente, Ca "". La gran
concentración de calcio en los puntos de intercambio catiónico es consecuencia del
tamaño del ion hidratado, muy pequeño en relación con su carga. Gracias a ello se pro
duce la adsorción preferente de los iones Ca "" sobre prácticamente todos los demás
iones presentes en el suelo (Thompson y Troeh, 1982).
El calcio desempeña un papel esencial en el comportamiento físico del suelo.
Por su poder floculante respecto de las arcillas, y su papel estabilizante en los com
puestos húmicos, contribuye a la organización de la estructura y la estabilidad del suelo
(Bonneau y Bouchier, 1987).
El Mg^"' es químicamente similar al Ca "", aunque, al ser más pequeño, puede
ocupar huecos menores en las estructuras octaédricas. Supone el 12-18 % del total de
bases cambiables (Thompson y Troeh, 1982). El ion Mg "" es más móvil que el ion cal
cio, y por tanto es arrastrado con prioridad (Duchafour, 1984).
4.3.4.- EXTRACTO DE SATURACIÓN
4.3.4.1.- CARBONATOS Y BICARBONATOS
Según se comentó en 4.3.2.2, la presencia de carbonatos informa sobre el poder
olorosante de un suelo, lo que depende de la facilidad de entrada de calcio en la solu
ción.
4.3.4.2.- SULFATOS
El azufre es un macronutriente que, como nitrógeno y fósforo, forma parte de los
compuestos orgánicos. Las tres formas de azufre más importantes en los suelos son
sulfates, sulfuros y azufre orgánico. Los sulfures son rápidamente oxidados a azufre,
después a sulfates, y en general no se acumulan, aunque es posible encontrarios en
condiciones de anaerobiosis. Los sulfuros provienen de la reducción de los sulfates y de
compuestos minerales rices en azufre parcialmente oxidados (Bonneau y Bouchier,
1987).
76
Caracterización de los parámetros estudiados
La forma disponible para las plantas es el Ion sulfato, pero la provisión suele ser
pequeña y debe reponerse a partir de otras fuentes. El ciclo del azufre, como el del ni
trógeno, supone una oxidación en el suelo y una reducción en la planta: el metabolismo
de los vegetales reduce el SO/" a formas que pueden ser incluidas en moléculas orgá
nicas (Thompson y Troeh, 1982).
4.3.4.3- CLORUROS
Finalmente, consideramos el ion cloruro, que es un micronutriente para las plan
tas, aunque sus funciones específicas no están bien definidas. El Cl' posee la misma
carga y casi el mismo tamaño que los iones OH", por eso los primeros pueden sustituir
a los segundos en las estructuras minerales (Thompson y Troeh, 1982). Las plantas
suelen absorber mucho más cloro del que necesitan, y su exceso en el suelo origina
problemas de salinidad (López Ritas y López Melida, 1985).
77
CAPITULO 5
MATERIALES Y MÉTODOS
Materiales y métodos
5.1.- DISEÑO DE LA INVESTIGACIÓN
5.1.1.- L0CAU2ACIÓN DE PUNTOS Y FRECUENCIA DE MUÉSTREOS
Para llevar a cabo nuestro estudio planteamos la locallzación de las zonas más
representativas de uno de los prindpafes tipos de habitat ocupados por £. andevalen-
sis: lechos arenosos junto a corrientes fluviales (Talavera Lozano, 1987).
En el río Odiel, entre los términos municipales de El Campillo, Almonáster, Cala
ñas, Zalamea la Real y Valverde del Camino se escogieron 3 poblaciones de £. ande-
valensis atendiendo a los siguientes criterios:
-Poblaciones bien establecidas, con ejemplares de mayor masa vegetal, que
pemiitieran obtener un volumen adecuado de muestra por planta sin comprometer su
posterior desarrollo.
-Poblaciones separadas uniformemente a lo largo del curso del río.
-Poblaciones de fácil acceso.
A estos 3 puntos del río Odiel se añadió un cuarto punto situado en zona no
contaminada, cerca de su nacimiento (ténnino municipal de Aracena), donde no se ob
servaron ejemplares de £. andevalensis.
Un quinto punto de muestreo se escogió fuera del río Odiel, junto a las minas de
El Lomero, (término municipal de El Cerro de Andévalo) donde aparecen poblaciones
de £. ancfewa/ens/s junto a las balsas que recogen los lixiviados de la mina.
Así, tas zonas muestreadas ftieron las siguientes:
81
Materiales y métodos
Zona; 1 (figura. 5.1)
Designación: OD-A
Situación: rio Odiel, entre los términos municipales de Aracena y Cam-
pofrío, a la altura del kilómetro 23 de la carretera El Campillo-Aracena.
Descripción: curso alto del río, en zona sin contaminar. Dehesa muy
abierta, dedicada a pastos.
Coordenadas UTM: 29S QB156-867
Figura 5.1. Zona OD-A
- • " • i .
82
Materiales y métodos
Zona: 2 (figura 5.2)
Designación: OD-6
Situación: río Odiel, entre ios términos municipales de El Campillo y Al-
monáster. Aguas aniba det "Puente de los Cinco Ojos" sobre la carretera
de Zalamea la Real a Jabugo
Descripción: zona contaminada, con aguas corrientes de color amari
llento, sin actividad biológica visible. Dentro de esta zona destaca una
isla fluvial al N del puente, defendida por un gran bloque de cuarcita,
donde la única vegetación presente está constituida por grandes arbus
tos de E. andevalensis.
Junto al río, la única especie presente es asimismo £ andevalensis.
Otras especies vegetales comienzan a aparecer a 1-2 m. det cauce: gra
míneas, Neñum oleander, Cistus salvifolius y Erica australis.
Coordenadas UTM: 29S QB022-781
Figura 5.2. Zona OD-B
83
Materiales v melados
Zona: 3
Designación: OD-C
Situación: río Odiel, entre los términos municipales de Calañas y Zala
mea la Real. Puente sobre la pista forestal de Calañas a El Villar.
Descripción: zona contaminada, con aguas comentes de color amari
llento, sin actividad biológica visible. Lecho del rio, donde sólo crece £
andevalensis.
Coordenadas UTIUI: 29S PBg27-6g4
Figura 5.3. Zona OD-C
WCwadeíiabalteoS*
84
Kíaterialesy métodos
Zona: 4
Designación: OD-D
Situación: rio Odiel, entre los términos municipales de Calañas y Valver-
de del Camino, cerca de Sotiel-Coronada. Junto a la ermita de Nuestra
Señora de la Coronada, entre casillas de minería.
Descrípción: zona contaminada, con aguas corrientes de color amari
llento, sin actividad biológica visible. Minería en activo. Existe también
una isla fluvial entre dos brazos del Odiel, colonizada por E andevalen-
si$, que crece también junto al río al tx>rde de las acumulaciones de es
corias mineras.
Coordenadas UTM: 29S PB916-644
Figura 5.4. Zona OD-D
85
Materiales y métodos
Zona: 5
Designación: LOM
Situación: subida hacía las minas de El Lomero, en el término municipal
de El Cen-o de Andévalo.
Descripción: balsas de aguas lixiviadas de la mina (ocasionalmente se
cas) y curso de agua fuertemente amarillenta, sin actividad biológica visi
ble. Masas de Enea australis próximas.
Coordenadas UTM: 29S PBg33-862
Figura 5.5. Zona LOM
86
Materiales y métodos
Dado que la aparición E. andevaiensis parece estar ligada a ios ambientes conta
minados por metales, orientamos nuestro trabajo fundamentalmente al estudio de su
presencia en la propia planta y en su ambiente inmediato (suelos y aguas). Como el
contenido en metales de las plantas experimenta variaciones estacionales (Barry y
Clark, 1978) (OToole eí a/.,1981) (MacNaeidhe, 1995) (Ramírez et al., 2001) plantea
mos llevar a cabo muesüBos suficientemente separados, no tanto con un carácter es
trictamente estacional cuanto capaces de recoger variaciones más generales, produci
das en ciclos vitales distintos. De esta manera se llevaron a cabo 3 muéstreos con un
intervalo de 7 meses entre ellos:
Primer muestreo: julio 1998
Segundo muestreo: marzo 1999
Tercer muestreo: noviembre 1999
5.1.2.- SELECCIÓN DE MUESTRAS
En cada uno de esos muéstreos y para cada una de las zonas se tomaron los
siguientes materiales.
• Muestras de E. andevaiensis
Se escogió un tamaño muestral de 10 ejemplares tomados al azar (salvo en
OD-A, donde no está presente), como solución de compromiso entre la repre-
sentatividad de la muestra y la necesidad de no afectar a las poblaciones mues-
treadas. De éstas, 8 muestras se tomaron de la parte aérea de plantas bien de-
sanrolladas, tanto para obtener cifras representativas de la planta adulta como
para no comprometer la viabilidad de los ejemplares. Las otras 2, identificadas
como muestras 9 y 10 en cada caso, fueron plantas jóvenes tomadas enteras
para llevar a cabo el análisis de raíces. Puede objetarse entonces que existe un
sesgo introducido en los datos de raíces debido a un tamaño de muestra excesi
vamente reducido. Por ello, a la hora de obtener conclusiones sobre los conteni
dos metálicos de las raíces, primaremos el análisis del conjunto de las 5 zonas
(8 muestras) sobre el análisis irKiivíduaItzado de las raíces de cada zona.
87
Materiales v métodos
Las muestras de £. andevalensis se envasaron en bolsas individuales de
polietileno con cienre, convenientemente etiquetadas, para su traslado al labo
ratorio.
• Muestras de plantas acompañantes
-En la inspección sobre el terreno previa a la elección definitiva de las zonas y
tipo de muestras, observamos que en todas las zonas la planta que crecía más
próxima a £. andevalensis era la Adelfa, Nerium oleander, también presente
junto al río Odiel en 0[>A. Así pues, en cada muestreo y zona tomamos tam
bién hojas de 2-3 Adelfas, primando en este caso la proximidad a la planta ob
jeto de nuestro estudio sobre la cantidad de ejemplares muestreados.
Las muestras de N. oleander se envasaron en bolsas individuales de polietileno
con cierre, convenientemente etiquetadas, para su traslado al laboratorio.
• Muestras de agua
En cada punto de muestreo se tomó un volumen de agua suficiente para llevar a
cabo las detemninaciones analíticas correspondientes. Las muestras fueron de
carácter simple, procurando tomartas lo más cerca posible del centro de la co
rriente y de la superficie de ésta.
Para la recogida de muestras se emplearon los siguientes envases:
-Un envase de polietileno de 5 I, previamente lavado con HNO3 al 50 % para
eliminar las posibles trazas metálicas adsorbidas en sus paredes, y aclarados
con agua bidestilada y desionizada (EPA, 1984).
-Un envase de polietileno de 500 mi en las mismas condiciones para la determi
nación de los parámetros que pudieran sufrir mayor alteración, mantenidos en
frío hasta su análisis (EPA, 1984).
-Un frasco de vidrio de 300 mi, censado herméticamente, para el análisis de oxí
geno disuelto (EPA, 1984).
88
Materiales y métodos
El tiempo máximo de almacenaje de las muestras para cada determinación, se
gún la EPA, queda reflejado en la tabla 5.1.
• Muestras de suelo
Dado el carácter más estable de la composición de los suelos, la descripción de
éstos se hizo una sola vez, al final de ios tres muéstreos de plantas y aguas, de
ia siguiente manera:
OD-A: una calicata, en la margen derecha del río
OD-B: una calicata en ia isieta central, y una en la margen izquierda del río
OD-C: una calicata entre un montón estabilizado de escorias de minería y la
margen izquierda del rio.
OD-D: una calicata en la margen izquierda del rio
LOM: una calicata junto al curso de agua existente (Rivera de la Pelada).
Se tomaron entre 1 y 1,5 kg de tierra de cada uno de los horizontes presentes
en las calicatas estudiadas y se envasaron en bolsas de polietiieno con cíenle,
convenientemente etiquetadas, para su traslado al laboratorio.
Tabla 5.1. Tipo de envase y tiempo máximo de almacenaje recomendados por la Envi-romental Protection Agency (1984).
Parámetro
PH
Conductividad
Residuo seco
O2 disuelto
CO2 libre
Oxidabílidad
Nitratos
Nitritos
Amoniaco
Metales
Envase
P,C
P, C
P,C
c P,C
P,C
P,C
P.C
P,C
P (A), C (A)
Tiempo máximo recomendado
Analizar inmediatamente
28 días
2 - 7 días
8 horas
Analizar inmediatamente
28 días <>
48 horas '^'
48 horas ' >
28 días <>
6 meses
P: polietiieno P(A): polietiieno lavado con HNO3 aJ 50 % ' * analizar lo antes posible
C: cristal C(A): cristal lavado con HNO3 al 50%
89
Materiales v métodos
• Otras muestras
Al comienzo de la preparación del trabajo experimental, en agosto de 1995, se
tomaron muestras de las eflorescencias salinas aparecidas en OD-B por efecto
de la intensa evaporación y se envasaron como el resto de tas muestras sólidas
para su posterior análisis.
5.1.3.- SELECCIÓN DE PARÁMETROS ANALÍTICOS
5.1.3.1.- METALES PESADOS
El análisis de los metales pesados se ha llevado a cabo en plantas, aguas y
suelo, constituyendo la materia principal de nuestra investigación. EEn la elección de ios
elementos concretos analizados se ha procurado no dejar fuera ninguno cuya presencia
en el entorno de nuestra planta sea importante, para lo cual deberemos conocer de la
manera más precisa posible la composición del material de partida.
En primera aproximación podemos tomar como referencia la composición de la
mineralización de San Platón, una de las formaciones geológicas miás importantes atra
vesadas por el curso del río Odiel entre nuestras zonas de estudio OD-A y OD-B. Está
constituida por pirita (FeS2), calcopirita (CuFeS2), blenda (ZnS), galena (PbS), tetrae-
drita (CuaSbSa), y en la ganga gran cantidad de baritina (BaS04) y cwarzo (SÍO2) (IGME,
1982). El análisis realizado por la Compañía Peñarroya durante 1971-72 y en 1979 es
tableció las siguientes proporciones sobre un total estimado de 1.125.000 toneladas de
mineral (sulfures complejos)
Tabla 5.2. Proporciones de diversos elementos presentes en la mineralización de San Platón, Aracena, (Huelva) (IGME, 1982)
Elemento
S
Fe
Zn
Cu
Pb
Ag
Au
Cantidad
42,49 %
30,00 %
12,30 %
1,16%
0,53 %
6 9 g / t
2 ,05g / t
90
Materiales y métodos
De ahí, un primer gnjpo de metates que deberemos analizar por su importancia
cuantitativa es el formado por Fe, Zn, Cu y Pb. Aunque su interés teórico sea menor,
también deberemos incluir en este grupo mayorítarío al Mn, pues en toda la Faja Pirítica
puede distinguirse una "fonnación manganesífera" estrechamente ligada a las masas
de sulfuros.
Como segunda aproximación a los metales más importantes en nuestra zona
podemos considerar las eflorescencias salinas presentes en las márgenes del OdieL Su
análisis se llevó a cabo por difracción de rayos X (figura XX). Los resultados, según la
interpretación de la Dna. M. A. Vicente, del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiolo
gía del CSIC, Salamanca (comunicación personal, 1996), muestran que los constitu
yentes mayorítaríos de estas eflorescencias son:
-Guildita: CuFe(S04)2 (OH)-4H20
-Vauquelinita:Pb2Cu(Cr04)(P04)(OH)
Más dudosa es la presencia de Sekaninaita (FesAUSisOis) por su color azul, que
no observamos en ningún momento, ni en las muestras recogidas ni en la amplía "cos
tra" salina que cubría las orillas del río. Tras la consideración de estos análisis, inclui
mos en la batería de elementos analizados el Cr.
Una tercera aproximación a nuestro material es la bibliográfica. Los trabajos pu
blicados con posterioridad a la rotura de la presa de Aznalcóllar han proporcionado
análisis de gran precisión sobre los restos de minería procedentes de la Faja Pirítica
Peninsular. Aún teniendo en cuenta las variaciones regionales, estos análisis nos pro
porcionan una información complementaria sobre otros elementos presentes. Los lodos
vertidos (López-Pamo etal., 1999) mostraron cantidades muy altas de Fe (36,9 %), de
bido al contenido en piritas del material de base, y contenidos muy elevados de Zn
(6350 a 16060 ppm), Pb (4330 a 11710 ppm). As (3710-5290 ppm) y Cu (880 a 1800
ppm) como consecuencia de una recuperación incompleta en el procesado del mineral.
Descartando ios elementos que aparecen en estos lodos en concentraciones
medias inferiores a 30 ppm, y que por tanto es previsible que tengan una mínima reper
cusión en las plantas de nuestra zona, qi^daría tomar una decisión sobre un grupo de
contenidos "intermedios" donde destaca el Sb (202-530 ppm), y, con valores mucho
más pequeños, Cd, Co, Cr y Ti. Para elfo se prepararon muestras compuestas de hojas,
tallos y raíces de 9 ejemplares de E. andevalensis (2 en el caso de raíces) de una mis-
91
Materiales y métodos
ma zona. Se tomaron 0,25 g. de cada una de tas partes de las plantas y se trituraron en
mortero de ágata, lavado varias veces con agua destilada y secado con acetona. Des
pués de mezclar cuidadosamente, las muestras compuestas se analizaron mediante
Espectrometría de Masas con Plasma de Acoplamiento Inductivo (ICP-MS) en el Centro
de Espectrometría Atómica de la Universidad Complutense de Madrid. Aparte de incluir
los metales "intermedios" anteriores, se tanteó la presencia de Ag y Ni, obteniéndose
los siguientes resultados:
Tabla 5.3. Contenido de metales en muestras compuestas de E. andevalensis. Valores en ng/g
Elemento
Ag
As
Cd
Co
Cr
Ni
Sb
TI
Raíces
1,11 ±0,07
<1,5
7,12 ±0,07
2,85 ± 0,07
1,30 ±0,05
3,57 ± 0,07
<0,5
0,304 ± 0,009
Tallos
0,142 + 0,009
<1,5
2,09 ± 0,02
1,58 ±0,04
<1,0
1,73 ± 0,03
<0,5
<0,1
Hojas
0,282 + 0,018
6,62 ± 0,20
0,919 + 0,009
1,64t + 0,04
1,92 ±0,08
4,90 ±0,10
0,787 ± 0,030
<0,1
Se encontraron cantidades a tener en cuenta de Cd, Co, Cr y Ni, mientras que la
importancia que concedíamos a Sb y As queda desmentida (aunque de manera menos
clara en el caso del As, donde a contenidos por debajo del límite de detección en raíces
y tallos se une un contenido relativamente alto en hojas).
Como conclusión, los elementos más importantes presentes en el entorno de
nuestras plantas, y que serán analizados tanto en éstas como en suelos y aguas son:
cobre, hierro, manganeso, zinc, plomo, níquel, cobalto, cadmio y cromo.
5.1.3.2.- PARÁMETROS ESPECÍFICOS DE PLANTAS
Junto con el análisis de metales pesados, y con el objeto de estudiar posibles
modificaciones estructurales capaces de explicar la supervivencia de E. andevalensis
en medios hostiles, se realizó un estudio de raíces, tallos y hojas c»n microscopio ópti-
92
Materiales v métodos
co y microscopio electrónico de transmisión (Centro de Microscopia Eiectnánica. Uni
versidad Complutense de Madrid)
El conjunto del trabajo analítico llevado a cabo sobre el material vegetal se re
sume en la tabla 5.4.
Tabla 5.4. Cuadro resumen de las determinaciones llevadas a cabo en el material vegetal
Metales pesados
Microscopía óptica
Microscopía electrónica de transmisión
Cu Fe Mn Zn Pb Ni Co Cd Cr
Cortes en fresco Cortes semifinos
5.1.3.3.- PARÁMETROS ESPECÍFICOS DE AGUAS
La predilección de £. andevalensis por las zonas húmedas hace que las aguas
que bañan los lugares donde se desarrolla constituyan un factor imprescindible en et
estudio de esta especie. Para caracterizar adecuadamente la posible relación con el
contenido en metales pesados en E. andevalensis, se han analizado los mismos me
tales que en el caso de las plantas. Sin embargo, la caracterización de un agua no pue
de limitarse al conocimiento de los niveles de metales pesados presentes, sino que
también es necesario considerar parámetros de calidad más generales, que, además,
pueden influir en nuestro caso sobre la presencia y toxicidad de los metales pesados. El
conjunto de parámetros analizados es el que presentamos en la tabla 5.5.
5.1.3.4.- ANÁLISIS DE SUELOS
Para estudiar las posibles relaciones del contenido en metales pesados de la
planta con relación a su sustrato, se han analizado en tos distintos horizontes de suelo
presentes ios mismos metales que en el caso de las plantas. Además se ha llevado a
cabo su caracterización físico-química completa, según los parámetros que se enume
ran en la tabla 5.6.
93
Materiales v métodos
Tabla 5.5. Cuadro resumen de las determinaciones llevadas a cabo en aguas
Metales pesados
Parámetros físico-químicos generales
Principales aniones y cationes
Parámetros indicativos de contaminación
Cu Fe Mn Zn Pb Ni CrCo Cd
Temperatura del agua y ambiente PH Turbidez Conductividad eléctrica Residuo seco Acidez total Dureza
Cloruros Bicarbonatos Sílice Sulfates Calcio Magnesio Sodio Potasio
DQO Oxígeno disuerto Nitratos Nitritos Amonio Fosfatos
5.2.- METODOLOGÍA ANALÍTICA
5.2.1.- PREPARACIÓN DE LAS MUESTRAS
5.2.1.1.- MUESTRAS DE PLANTAS
• El problema de la contaminación
Una importante fuente de error que influye sobre el análisis de metales en mate
rial vegetal muestreado en campo es la presencia en las muestras de partículas
de suelo y polvo capaces de falsear los datos analíticos en porcentajes incluso
superiores al 100 % (Wagner, 1995). El problema puede agravarse en situacio
nes de entorno contaminado como la existente en nuestro Irabajo, y para mini
mizar su impacto parece imprescindible contar con dos tipos de precauciones:
a) Lavado cuidadoso del material vegetal sometido a análisis.
94
Materiales v métodos
b) Atención especial a los metales que se ven más afectados por la presencia de
suelo y polvo en las muestras. Valores inusuales de metales como Fe y Cr pue
den emplearse como indicadores de contaminación extema al material vegetal
objeto de análisis (Ray Campbell y Owen Plank, 1998).
Tabla S.6. Cuadro resumen de las determinaciones llevadas a cabo en suelos
Metales pesados
Propiedades físicas generales
Propiedades químicas generales
Complejo de cambio
Extracto de saturación
Cu Fe Mn Zn Pb Ni Co Cd Cr
Color Textura Estructura
pH Cartjonatos totales Conductividad Materia orgánica Nitrógeno total Fósforo
Capacidad de Intercambio Catíónico Sodio cambiable Potasio cambiable Calcio y magnesio cambiable
Calcio y magnesio Sodio Potasio Cloruros Sulfates Carbonates Bicarttonatos
a) El lavado de las muestras tiene como objetivo la eliminación del material ex
traño que pudiera falsear los datos analíticos. Sin embargo, un lavado demasia
do intenso o prolongado puede ser causa de error en sentido contrario, al elimi
nar junto con el material ajeno a la muestra parte de ésta o de alguno de sus
componentes (Markert, 1995) Por eso se ha recomendado limitar el lavado a las
muestras donde exista "evidencia de contaminación por suelo" (MacNaeídhe,
1995). Para tener una primera aproximación a la posible contaminación de
nuestro material vegetal, se analizaron 8 muestras de Erica andevalensis (apa
rentemente limpias) procedentes de las diversas zonas esüidiadas, antes y des-
95
Materiales v métodos
pues de ser sometidas a lavado, obteniéndose los resultados recogidos en la ta
bla 5.7.
Tabla 5.7. Valores de metales pesados en plantas sometidas o no a lavado
Elemento
Cu
Fe
Mn
Zn
Pb
Ni
Cr
Co
Cd
Material lavado Media ()xg / kg)
22,03
704,27
670, 98
47,04
13,07
4,93
nd
3,71
0,75
Material sin lavar Media (^g / kg)
23,18
997,337
724,30
49,85
16,50
5,38
0,90
3,61
0,71
.Así, parece existir una ligera contaminación por hierro y manganeso que
hace aconsejable el lavado, aunque su influencia en los contenidos de metales
traza sea mínima.
b) Para descartar la presencia de contaminación en e! materia! lavado, se ha
propuesto el criterio complementario del estudio de los niveles de Cr, Al, Ti
(Emst, 1995) o Fe (Ray Campbell y Owen Plank, 1998). La detección de los pri
meros en tejidos vegetales indica contaminación, ai no ser metales habitual-
mente absorbidos por las plantas. El uso de Fe como metal testigo requiere ma
yor discusión, debido a la disparidad de criterios propuestos. Se ha sugerido la
barrera de los 100 ng Fe/ g como indicador de contaminación (Kadar, 1993),
mientras que otros trabajos colocan ese límite en 300 ^g/g (Asensi etal., 1999).
Sin embargo, se han descrito contenidos en Fe superiores a 400 ¡xg /g en ar
bustos mexicanos (Ramírez eí a/., 2001) y en Calochortus, género de liliáceas
que incluye diversos endemismos serpentínicos.{Fledler, 1985). Se han descrito
contenidos de Fe superiores a 600 ¡j.g/g en Horminium pyrenaicum y Festuca
gautieri (Alvera y García González, 1988), superiores a 1400 ^g/g en tabaco
(Góndola y Kadar, 1994). En el caso teóricamente más próximo al nuestro,
ejemplares de Calluna (otro género de ericácea) creciendo sobre suetos conta
minados por actividades mineras, se han llegado a registrar contenidos de Fe
96
Materiales y métodos
hasta de 10.000 ng/g, aunque la mayoría de las muestras analizadas presenten
un contenido entre 3000 y 4000 p,g Fe /g.(Marrs y Bannister, 1978).
A la vista de estos datos, el empleo del contenido de Fe como criterio "externo"
de evaluación de la eficiencia del lavado parece cuanto menos problemático, por
lo que prescindiremos de él. Sin embargo, no deja de resultamos extraño que,
como veremos las tablas de presentación de nuestros datos, en una misma zo
na, misma parte de la planta y mismo muestreo, encontremos contenidos de Fe
que varían en relación de 1 a 20. Este elevada dispersión es un factor que debe
remos tener en cuenta antes de comenzar ei estudio estedístico de los datos.
El problema de la contemínadón de las muestras que hemos venido comentan
do, con ser importante no es ni mucho menos el único a tener en cuenta. Se han
sistematizado haste 30 fuentes de error que pueden afecter a la determinación
de metales traza en material vegetal, de las cuales 10 pueden producir errores
de más del 100 % (Wagner, 1995). Así las cosas, parece imprescindible extre
mar el cuidado en las diversas manipulaciones de nuestro material, y parece
asimismo muy recomendable contar con algún criterio adicional de evaluación
de los datos, no ya extemo a ellos como acabamos de ver en el caso de los ni
veles de hierro "admisibles", sino "interno". Estos criterios pasan por la conside
ración de la dispersión, medida por la distencia entre cuartiles, para identificar
los datos que se separan demasiado del conjunto; dicho de otra manera, los
datos que son escasamente coherentes con el resto de los valores del sut}grupo
al que pertenecen. Este aspecto será tenido en cuenta al iniciar el estudio esta
dístico de nuestros datos.
• Separación y lavado
Las muestras de plantes se dividieron en raíces, tallos y hojas para su análisis
posterior por separado.
Una alícuota de unos 2 g de cada una de las partes se pesó con exactitud en
una cápsula de porcelana tarada y se llevó a una estufa Memmert ULE 400 a 80
°C con ventiiación forzada haste pesada constante, para detenminar su conteni
do de humedad.
Los tallos de E. andevalensis y las hojas de las plantes acompañantes se lava
ron con agua de distribución, frotendo ligeramente para eliminar cualquier resto
97
Materiales v métodos
de tierra, y se aclararon 2 veces con agua destilada. Después de escurridos se
llevaron a estufa con ventilación forzada para su desecación a 80 °C durante 12
horas. (Ray Campbell y Owen Plank, 1998).
Las hojas se colocaron en un vaso de precipitados con agua destilada y se agi
taron en 2-3 ciclos de 3 minutos, cambiando el agua cada vez, hasta que las
aguas de lavado quedaron completamente claras (MacNaeidhe, 1995). Después
de escurridas, las hojas se llevaron a estufa con ventilación forzada para su de
secación a 80 **C durante 8 horas.
Mayor dificultad presentó la limpieza de las raíces. Después de varios lavados
con agua corriente se lavó otro tanto con agua destilada, frotando manualmente
con cuidado, hasta que las aguas de lavado quedaron completamente limpias.
Una vez seco, el material vegetal se trituró en un mortero de ágata, salvo las
partes más leñosas, que tuvieron que ser trituradas por medios mecánicos (Mar-
kert, 1995). Todos los utensilios se lavaron cuidadosamente entre una muestra y
la siguiente para evitar cualquier posible contaminación cmzada.
El material vegetal triturado se pasó a bolsas de políetileno con cierre y se alma
cenó en oscuridad a temperatura ambiente hasta el momento de su análisis
(Mari<ert, 1995).
5.2.1.2.- MUESTRAS DE AGUA
A la llegada de las muestras al laboratorio se midió su turbidez, se filtraron y se
guardaron en cámara a 2 °C hasta el momento de llevar a cabo la determinación analí
tica correspondiente.
98
Materiales v métodos
5.2.1.3.- MUESTRAS DE SUELO
Las muestras de suelo se secaron al aire extendiéndolas sobre pliegos de papel
de filtro durante 72 horas, protegiéndolas de ta caída de partículas extrañas. Los agre
gados se deshicieron manualmente durante el proceso de secado.
El suelo seco y disgregado se pasó por un tamiz de nylon de 2 mm, obteniéndo
se así la fracción lierra fina" sobre la cual se llevaron a cabo los diversos análisis. Esta
fracción se pesó y envasó en bolsas de políetileno con cierre.
La fracción que no atravesó el tamiz de 2 mm o "elementos gruesos" se pesó
también para detenninar el porcentaje de tierra fina y elementos gruesos en cada
muestra.
5.2.2.- ANÁLISIS DE METALES PESADOS
5.2.2.1.- CONDICIONES GENERALES
La determinación de tos metales pesados totales en las diversas matrices
(plantas, suelos y aguas) se llevó a cat>o, tras la corresporKJiente preparación específica
de la muestra, (v. supra) por espectrofotometria de absorción atómica FAAS (espectro-
fotómetro de absorción atómica Perkin-Elmer modelo 2280) con lámparas de cátodo
hueco, uní o multtelemento según la determinadón concreta realizada. Las soluciones
patrón se prepararon a partir de soluciones comerciales de 1000 ppm de cada ele
mento, con las diluciones correspondientes. (Tenorio, 1987; APHA, 1992; BOE, 1990).
Las condiciones de trabajo se muestran en la tabla 5.8. En todos los casos se trabajó
con llama de carácter oxidante generada por mezcla de aire-acetileno, salvo en el caso
del Cr, en el que se empleó una llama reductora.
Las figuras 5.6 a 5.15 muestran las rectas de calibración concentración frente a
absorbancia para los ocho metales analizados.
99
Materiales v métodos
Tabla 5.8. Condidones de trabajo empleadas para ia determinación de los distintos metales.
Elemento
Cu
Fe
Mn
Zn
Pb
Ni
Cr
Co
Cd
Longitud onda
324,8 nm
248,4 nm
271,9 nm
279,5 nm
213,9 nm
217,0 nm
232,0 nm
357,9 nm
240,7 nm
228,8 nm
Rendija
0,7
0,2
0,2
0,2
0,7
0,7
0,2
0,7
0,2
0,7
Sensibilidad (mg/l) 0,032
0,039
0,12
0,03
0,015
0,079
0,042
0,041
0,075
0,016
Lámpara
Cu/Fe/Mn/Zn
Cu/Fe/Mn/Zn
Cu/Fe/Mn/Zn
Cu/Fe/Mn/Zn
Pb
Cr/Co/Ni/Mn
Cr/Co/NI/Mn
Cr/Co/Ni/Mn
Cd
Figura 5.6. Recta de calibración del cobre
Calibración Cu
2 4 concentración
y = 0,143x+0,0099 R2= 0.9998
Cu
Lineal (Cu)
Figura 5.7. Recta de calibración del hierro (248,4 nm)
04
o 0,3 -e •S 0,2 -O
5 0,1 -0 H
(
Calibración Fe (248,4) y
^ ^ ^ - - ^ ^ ^
^^^^^--^"^ 1 ^^^.¡^"-"^
1 1 i
3 2 4 6
concentración
= 0,0582x-0,005 R^= 0,9971
• Fe
Lineal (Fe)
100
Materiales y métodos
Figura 5.8. Recta de calibración del hierro (271,9 nm)
0,15
Calibración Fe (271,9)
y = 0,0127x+0,006
R^= 0,9914
• Fe
Lineal (Fe)
5 10
concentración
15
Figura 5.9. Recta de calibración del ntanganeso
n A ^ a 1 0,3 -1 0 ,2 -o 5 0,1 -(0
n -(
Calibración Mn
^ ^
^^;;:.>^
^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^
^^^^^^
) 2 4 6
concentraciófl
= 0,0701 X-0,0273
R 2 = 0,9997
Lineal (Mn)
Figura 5.10. Recta de calibración del zinc
Calibración Zn
0,5 1
concentración
y = 0,5437x-0,0035
R^ = 0,9992
• Zn
Lineal (Zn)
1,5
101
Matmalesy métodos
Figura 5.11. Recta de calibración del níquel
Calibración Ni
5 10
concentración
y = 0,0279x+0,0099 R^= 0,9956
15
Ni
-Lineal (Ni)
Figura 5.12. Recta de calibración del plomo
Calibración Pb
5 10
concentración
y = 0,0389x + 0,0158
R^ = 0,9984
15
Pb
•ün«i l (Pb)
Figura 5.13. Recta de calibración del cromo
n'^ -, S 0,25
i °'2 •S 0,15 S 0,1 o 0,05-
n -(
Calibración Cr
y =
^ft^"''^
-^i^ 1 ^^^
-^^1^ 1
4¿ÍF
0,0255x + 0,0095 R = 0,9935
• Cr Lineal (Cr)
) 5 10 15
concentración
102
Materiales v métodos
Figura 5.14. Recta de calibración del cobalto
Calibración Co
2 4
concentraoón
y = 0,0608x +0,0059 R^ = 0,9998
• Co
Lineal (Co)
Figura 5.15. Recta de calibración del cadmio
0,6-, S. 0,5-1 ^•^' •e 0,3-S 0,2-« 0,1 -
0 -(
Calibración Cd
^ j ^
^^^^Í;;'"'^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ j , , . ^
^^J^^^'^"""'^ ^J^^'^'''^^
ir
) 2 4 (
concentración
y = 0.103ex-»-0,0167 R = 0,9978
• Cd Lineal (Cd)
5.2.2.2.- ANÁLISIS DE PLANTAS
• Método
0,4 g. de muestra de planta limpia, seca, triturada y homogeneizada se trataron
con 5 mi de HNO3 Merck p.a. en vasos de Teflón lavados con ácido diluido y
aclarados con agua bidestilada (Markert, 1995). Las muestras se sometieron a
digestión acida en un digestor de microondas CEM MDS-2000 según el progra
ma recogido en la tabla 5.9 (CEM, 1991; Miíler, 1998).
Tabla 5.9. Condiciones empleadas para la digestión de muestras de plantas
Fase 1 Presión (PSI)
Tiempo (minutos)
Tiempo a presión (minutos)
40
10
5
80
15
10
120
15
10
180
10
5
103
Materiales v métodos
Terminada la digestión, las muestras se dejaron enfriar y se llevaron con agua
obtenida del sistema MilliQ de Millipore (18,2 MDcm) hasta: un volumen de 25
mi. Este volumen se traspasó a un envase de polietiteno hasta el momento de
su análisis por absorción atómica, según las condiciones descritas en [2.2.2.1]
• Ensayo de exactitud
Con la finalidad de comprobar la adecuación del método, se han llevado a cabo
ensayos de exactitud para cada uno de los metales analizados. El ensayo de
exactitud constituye una forma de evaluar las posibles interlrerencias proceden
tes de la matriz. Para efectuar este ensayo se añadieron concentraciones cono
cidas del patrón del elemento a medir a la matriz de la muestra. Posteriormente
se efectuaron las lecturas correspondientes a la muestra sin y con adidón del
patrón, pudiendo hallar de esta fomia los porcentajes de recuperación de los
distintos elementos en la muestra que se detallan en la tabla 5.10.
Todos los datos obtenidos fueron próximos al 100%, de lo que se deduce la
bondad del método aplicado.
Tabla 5.10- Ensayo de exactitud aplicado al método de digestión por microondas en muestras de plantas. Contenidos expresados en \ig/m\ soludón.
Elemento
Cu
Fe
Mn
Zn
Pb
Ni
Cr
Co
Cd
Concentración
en muestra
1,48
86,35
21,56
1,05
0,35
0,01
0,00
0,14
0,12
Concentración
añadida
2
10
10
2
1
0,5
0,5
1
1
Concentración
lectura
3,47
96,47
31,56
3,09
1,37
0,51
0,49
1,17
1,14
% recuperación
99,60
101,17
100,05
102,15
102,50
99,00
98,00
102,90
102,70
• Ensayo de precisión
Se ha aplicado el método de análisis a la misma muestra nspitiendo el proceso
de digestión y lectura 8 veces a lo largo de varios días, con la finalidad de cal
cular los correspondientes coeficientes de variación. Los valores que aparecen
104
Materiales v métodos
reflejados en la tabla 5.11 denotan muy poca variación, lo que demuestra la
adecuada precisión del método.
Tabla 5.11. Ensayo de precisión aplicado al método de digestión por microondas en muestras de plantas. Contenidos expresados en p.g/g muestra. Cromo no detectado.
Elemento
Cu
Fe
Mn
Zn
Pb
Ni
Co
Cd
Media
12,18
340,12
452,63
22,50
9,23
6,71
7,46
6,20
Desviación
típica
0,44
6,21
23,11
0,93
0,60
0,52
0,56
0,32
Coeficiente de
variación (%)
3,61
2,41
5,11
4,13
8,67
7,75
7,51
5,16
5.2.2.3.- ANÁLISIS DE AGUAS
• Método
Tras la redisolución en caliente del residuo seco {v. infra) en medio ácido (2 mi
de HCI -Merck p.a.- al 50 % v/v + 2 mi de HNO3 -Merck p.a.- al 50 % v/v) se
filtró y enrasó a 25 mi con agua bidestilada. En la muestra así preparada se llevó
a cabo la determinación de los metales pesados totales por espectrofotometría
de absorción atómica según las condiciones descritas en [5.2.2.1].
• Ensayos cíe exactitud
Como en el caso de las plantas, se han llevado a cabo ensayos de exactitud pa
ra cada uno de los metales analizados. Los porcentajes de recuperación de los
distintos elementos en la muestra se detallan en la tabla 5.12. Todos los datos
obtenidos fueron próximos ai 100%, de lo que se deduce la bondad del método
aplicado.
• Ensayo de precisión
Se ha aplicado el método de análisis a la misma muestra repitiendo el proceso
de digestión y lectura 8 veces a lo largo de varios días, con la finalidad de cal
cular los correspondientes coeficientes de variación. Los valores que aparecen
105
Materiales v métodos
reflejados en la tabla 5.13 denotan muy poca variación, lo que demuestra la
adecuada precisión del método.
Tabla 5.12. Ensayo de exactitud aplicado al método de evaporación y redisolución de metales en medio ácido en muestras de agua. Contenidos expresados en \iQim\ solución.
Elemento
Cu
Fe
Mn
Zn
Pb
Ni
Cr
Co
Cd
Concentración
en muestra
0,292
2,283
0,452
0,391
0,467
0,334
0,212
0,151
0,085
Concentración
añadida
0,50
1,00
0,50
0,50
0,50
0,50
0,50
0,50
0,50
Concentración
lectura
0,802
3,323
0,943
0,897
0,980
0,838
0,702
0,663
0,590
% recuperación
102,0
104,0
98,2
101,2
102,6
100,8
98,0
102,4
101,0
Tabla 5.13. Ensayo de precisión aplicado al método de evaporación y redisolución de metales en medio ácido en muestras de agua, '^'contenidos expresados en mg/l muestra *' Contenidos expresados en jig/! muestra.
Elemento
Cu'"'
Fe<">
Mn ">
Zn'^>
Pb'« Ni(b)
CrO)
Co<'''
Cd^'>
Media
28,32
23,41
28,10
40,12
101,23
580,35
6,12
960,52
260,84
Desviación
típica
1,41
1,93
2,06
0,60
5,60
14,21
0,54
22,11
7,12
Coeficiente de
variación (%)
4,97
8,24
7,33
1,49
5,53
2,45
8,82
2,30
2,72
106
Materiales y métodos
5.2.2.4.- ANÁLISIS DE SUELOS
• Elección del método de fraccionamiento de los metales pesados
Llamaremos "Fracción Total" de metales en un suelo a la cantidad de metales
existente en este, independientemente de su estado o disponibilidad. Para su
obtención es necesario realizar un ataque capaz de disgregar totalmente la
muestra y liberar ios metales presentes, incluso en las redes de los silicatos del
suelo; un análisis de la fracción total implica por tanto el uso de ácido fluorhídrico
como único medio posible de ataque de los silicatos. Sin embargo, en la mayoría
de los países europeos los estándares de calidad están basados en la "Fracción
Pseudototal", obtenida por digestión en HNO3 o aqua regia (Ure, 1996). Como la
mayoría de los metales contaminantes no están ligados a silicatos, el análisis de
la fracción pseudototal proporciona una estimación suficiente del grado de con
taminación del suelo (Ure, 1996). Los valores pseudototales resultan útiles para
la determinación del riesgo potencial, con aspectos particulares como la evalua
ción de la ingestión directa de metales del suelo por niños pequeños (lo que
puede ser un peligro), o por animales tierbívoros, ya que durante el pasto, los
animales ingieren una cantidad significativa de partículas de suelo (Gupta et al.,
1996).
Sin embargo, cuando se trata de conocer el impacto ecológico de los metales, el
contenido pseudototal no resulta significativo, pues los efectos de los metales
están íntimamente relacionados con la distribución de las especies químicas en
las fases sólidas y líquidas del suelo (Stalikas et al., 1999). Además, gran parte
de los metales así cuantificados se encuerrtran en formas no asimilables por las
plantas, con lo que las concentraciones pseudototales están muy pobremente
correlacionadas con los contenidos presentes en las plantas (Aten y Gupta,
1996). Así, para estudiar la dinámica de los metales pesados en el suelo, su in
teracción con otros componentes de éste, o su disponibilidad para las plantas, la
aproximación más común ha sido el uso de la extracción selectiva.
En 1979 se publicaba el artículo "Sequential extraction procedure for the spe-
ciation of particulate trace metáis" (Tessier et al., 1979) que fue básico para todo
el desarrollo posterior. Parte de la premisa de que "el uso de las concentracio
nes totales como criterio para evaluar los efectos potenciales de la contamina
ción de los sedimentos implica que todas las formas de un metal dado tienen
igual impacto en el ambiente, lo que es un presupuesto claramente insostenible."
107
Materiales v métodos
Por ello propone un método secuencial (es decir, usando el residuo de una ex
tracción como material de partida de la siguiente, que se realiza con un extrac
tante más enérgico) para la extracción de metales traza en sedimentos. Este
método distingue 5 fracciones:
-Fracción de cambio
-Fracción ligada a carbonates
-Fracción ligada a óxidos de Fe y Mn
-Fracción ligada a materia orgánica
-Fracción residual
Partiendo de una muestra de 1 g de suelo, triturado previamente en mortero de
ágata, ios pasos del método se resumen en la tabla 5.14.
Tabla 5.14. Extracción secuencial de metales pesados en sedimentos (según Tessier, 1979)
Fracción
Fácilmente cambiable
Ugada a carbonatas
Ugado a óxidos Fe-Mn
Ligado a M.O.
Residual
Extractante
8mlMgCl2 lMpH7
8 mi NaOAc-HOAc 1 M pH 5
20 mt NH2OHHCI en 25 % (v/v)
HOAc
3 ml HNO3 0,02 M
+ 5 ml. H2O2 al 30 % pH 2
5 ml NH4OAC en 20 % v/v HNO3
HF-HCJO4
Tiempo
1 h
5t i
6 t i
3h
30min
Otras condiciones
96 »C.
Agitación ocasional
Agitación ocasional
Agitación ocasional
Los trabajos posteriores se orientaron en dos direcciones ftjndamentales: por un
lado, la aplicación de pequeñas modificaciones al método que supusieran una
mejor adaptación de éste al análisis de suelos, puesto que originalmente se di
señó para sedimentos; por otro, la comparación de extractantes para la fracción
disponible, que suele ser la de mayor interés (junto con la total o pseudototal) en
la mayoría de los estudios ambientales.
Sin embargo, lejos de adarar ei panorama, el desarrollo de multitud de métodos
por distintos investigadores ha hecho cada vez más difícil la comparación de los
resultados obtenidos por distintos laboratorios, máxime oíando estos resultados
pueden verse influidos por los reactivos, su concentradón, la duración del expe-
108
Materiales y métodos
rimento, la proporción sólido-líquido empleada, el pretratamiento dado a la
muestra y, en fin, por la propia naturaleza de ésta (Ure, 1996).
Con el objetivo de armonizar los diversos procedimientos de extracción, el Stan-
dards Measurement and Testing Programme (antes European Community Bu-
reau of References, BCR) desarrolló un programa de investigación y compara
ción de diversos métodos. Una aproximación novedosa, que no parece haber
tenido continuación, es basar la extracción más que en la cualidad de la especie
química empleada, en el pH obtenido mediante su aplicación (Kiekens y Cotte-
nie, 1985). No menos novedosa, y no menos olvidada, fue la propuesta de usar
como extractante de metales fácilmente disponibles Coca-Cola®, atendiendo a
sus características de precio, fácil disponibilidad y homogeneidad en todo el
mundo (Shnug etai, 1998).
El método propuesto por el BCR (Quevauviller eí al., 1993) se ha criticado por
diversos aspectos, como distinguir sólo 3 fracciones independientemente del tipo
de suelo (Stalikas et al., 1999) o su laboriosidad, ya que exige tratamientos de
un mínimo de 16 horas para cada una de las fases (Maiz et al., 1997),
(Arunachalam et ai, 1996). Sus principales características, para el tratamiento
de 1 g de suelo, se resumen en la tabla 5.15.
Tabla 5.15. Extracción secuenciat de metales pesados según Quevauviller (1993)
Fracción
1
2
3
Extractante
40mlHOAcO,11 M
40 mi NH2OHHCI 0,1 M
ajustado a pH 2 con HNO3
20 mi H2O2 8,8 M+ 50 mi HOAc 1M
ajustado a pH 2 con HNO3
5 mi NH4OAC en 20 % v/v HNO3
Tiempo
16 h
16 h
1 h
2h
16 h
Otras condiciones
Agitación continua
Agitación continua
Agitación ocasional
Baño de agua a 85 "C
Agitación continua
Buscando una mejor adaptación a los suelos, se han investigado disminuciones
en los tiempos de tratamiento (Arunachalam et al., 1996), y se han distinguido
un mayor número de fases (Han etal., 2000)
109
Mcaerialesy métodos
-Fracción más soluble.
-Fracción ligada a óxidos de liierro fácilmente reducibles.
-Fracción ligada a materia orgánica.
-Fracción ligada a óxidos amorfos de hierro.
-Fracción ligada a óxidos cristalinos de hienro,
-Fracción residual.
Como consecuencia de todo lo expuesto, discutimos a continuación el método
empleado para el análisis de los metales pesados en nuestras muestras de
suelo, atendiendo a tres aspectos:
a) Número de fracciones extraídas.
b) Modo de extracción de los metales totales.
c) Extractantes para cada una de las fracciones consideradas.
a) Número de fracciones: nos basamos en el primitivo esquema propuesto por
Tessier, como punto de equilibrio entre ios últimos trabajos citados, que multipli
can las fases extraídas, y la propuesta del BCR, que tiende a reducirias.
En prindpio, las fracciones determinadas serían:
-Fácilmente extraíble
-Ligadas a carbonatos
-Ligadas a óxidos de Fe y Mn
-Ligadas a materia orgánica
-Residual
Sobre este esquema general, prescindimos de la fase ligada a cariaonatos, una
vez se comprobó que no estaban presentes en nuestros suelos. Asimismo, en
lugar de extraer una última fracción residual, donde se acumulan los errores de
las fracciones precedentes, optamos por hacer una digestión completa en una
muestra aparte, y obtener ésta por diferencia.
b) Modo de extracción de los metales totales: por ser el método más extendido,
realizamos una digestión con aqua regia sin usar ácido fluorhídrico, para obtener
la fracción pseudototal. Puede añadirse peróxido de hidrógeno para garantizar el
estado oxidado de todas las especies metálicas, pero cuando se lleva a cat>o
una digestión en homo microondas no parece ser necesario (Xing y Veneman,
110
Materiales y métodos
1998). Anotamos ia posibilidad de que este proceder nos conduzca a la obten
ción de valores de Cd, Cr y Ni ligeramente más bajos que los realmente pre
sentes (Scancar eí a/., 2000).
c) Extractantes para cada una de las fracciones consideradas
C.1.- Fracción fácilmente extraíble: la importancia medioambiental de esta fase
ha sido causa de un considerable interés por parte de los investigadores, quie
nes han ensayado diversas especies químicas con resultados desiguales. En
los trabajos más antiguos encontramos el uso de ácido acético, acetato amóni
co, acetato amónico + MgCia, acetato amónico + ditizona en CUC, HCI en un
rango de concentraciones que varia de 0,05 N a 0,2 N, EDTA + carbonato amó
nico, DTPA + CaCl2 + trietanolamina, NaNOa o CaCb. (Pérez Carreras, 1991).
A partir del trabajo de Tessier, estos son algunos de los extractantes más utili
zados.
Tabla 5.16. Extractantes empleados por distintos autores para ia fracción fácilmente extraíble de los metales pesados en suelos y sedimentos
Extractante
Mg CÍ21 M
NH4OAC 0,1 N
NH4OAG 1 N
Mg(N03)2 1 M
HOAcO,11 M
EDTA
NH4NO3 1M
Referencia
(Shuman, 1979)
(Tessier ef a/., 1979)
(McGrath, 1996)
(Haqefa/., 1980)
(Surija y Branica, 1995)
(Arunactialam etal., 1996)
(Ure, 1996)
(Shuman, 1985)
(Qianeía/., 1996)
(Nyamangara, 1998)
(Statikaseía/., 1999)
(Han eí a/., 2000)
Considerando que la capacidad del MgCÍ2 para complejar metales puede provo
car interferencias entre las fracciones extraídas, (Shuman, 1985) el extractante
preferido parece ser el acetato amónico. Sin embargo, éste plantea un problema
fundamental: frecuentemente las cantidades extraídas quedan por debajo del
umbral de detección del método de lectura, induso en suelos fuertemente con-
111
Materiales v métodos
taminados (Ure, 1996). Además, parte de los elementos pueden complejarse
con los aniones acetato, falseando las medidas.
Otro extractante de larga tradición es e! ácido acético, capaz de extraer cantida
des sustanciaímente mayores. El problema que plantea es su poca especificidad
para la fase considerada, atacando también a los metales ligados a carbonatos y
a los óxidos (Ure, 1996).
Si las sales amónicas de ácidos débiles como el acético resultan poco eficientes,
no ocunre lo mismo con las sales de ácidos fuertes. El nitrato amónico parece la
mejor alternativa al uso de acetato amónico. El mayor problema asociado a este
extractante es la posible disminución de pH, que daría lugar a la hidrólisis de las
arcillas (Ure, 1996). En nuestro caso, como en el trabajo citado de Han (que es
tudia suelos de pH 4,74 a 5,06), la propia acidez de los suelos debe tener mucha
más influencia que la acidez inducida por el extractante, que además se emplea
ajustado a pH 7. Concluimos pues que para la extracción de los metales pesa
dos en la fracción fácilmente cambiable de nuestras muestrais, emplearemos ni
trato amónico.
C.2.- Fracción ligada a óxidos de Fe y Mn
El elenco de extractantes para la fracción ligada a óxidos de Fe y Mn es mucho
más breve, pudiendo reducirse a al dítionito de sodio-ácido cítrico (Mehra y
Jackson, 1960, en Shuman, 1979), el oxalato ácido de amonio (McKeague y
Day, 1966, en Shuman, 1979) y sobre todo, el cloruro de hidroxiamonio (hidro-
xilamina hidrocloruro), convertido desde el trabajo de Tessier en el medio casi
exclusivo de extracción de esta fase. Este último extractante será pues el em
pleado en nuestro trabajo.
C.3.- Fracción ligada a materia orgánica
La extracdón de los metales ligados a la materia orgánica implica la oxidación
de ésta (generalmente con peróxido de hidrógeno acidificado) y la extracción
posterior mediante una sal de amonio. Aunque se han propuesto otros disper
santes como el pirofosfato de sodio, su uso ha sido mucho más restringido, de
tal manera que emplearemos el método del peróxido de hidrógeno, más común.
112
Materiales y métodos
• Método
Considerando todo lo expuesto anterionnente, seguiremos en sus líneas gene
rales el método de extracción propuesto por Han (2000), aunque reduciendo el
número de fracciones extraídas.
1) Extracción de la fracción fácilmente extraíble
Se pesaron 5 g. de suelo tamizado a 2 mm y seco ai aire en un tubo de centrífu
ga de 50 mi y se añadieron 25 mi de NH4NO3 1 M ajustado a pH 7, agitando du
rante 1 hora a 25 "C. Aunque la referencia indicaba 30 minutos de agitación, en
la puesta a punto del método observamos que no se producía una extracción
apreciable, con lo que tomamos el tiempo indicado por Tessier para este primer
paso.
Posteriormente se centrifugó 10 minutos a 4000 rpm, y el sobrenadante se de
cantó y filtró, conservándolo en frío hasta su análisis por espectrofotometría de
absorción atómica (AAS) según las condiciones descritas en [5.2.2.1].
2) Extracción de la fracción ligada a óxidos de Fe y Mn
Se añadieron al residuo anterior 25 mi de NH20HCI 0,04 M, preparado con áci
do acético ai 25 % (v/v), digiriéndolo en baño de agua a 95-100 °C durante 3 ho
ras.
Posteriormente se procedió a su centrifugación, obtención del sobrenadante y
análisis por AAS en las condiciones anteriormente descritas
3) Extracción de la fracción ligada a materia orgánica
Se añadieron al residuo anterior 3 mi HNO3 0,01 M y 5 mi H2O2 30 %. La mez
cla se digirió en baño de agua a 80 °C.
A las 2 horas, se añadieron 2 mi adicionales de H2O2 y se digirió una hora más,
tras la cual se añadieron 15 mi de NH4NO3 1 M y se agitó durante 10 minutos.
Finalmente se procedió a su centrifugación, obtención del sobrenadante y análi
sis por AAS en las condiciones anteriormente descritas
113
Materiales y métodos
4) Obtención de la fracción pseudototal de metales pesados
0,5 g. de muestra de suelo tamizado a 2 mm y seco al aire se trataron con 6 mi
de HCI y 2 mi de HNO3 (Merck p.a.) en vasos de Teflón lavados con ácido dilui
do y aclarados con agua bidestilada. Las muestras se sometieron a digestión
acida en un digestor de microondas CEM MDS-20(X), según el programa recogi
do en la tabla 5.17 (CEM, 1991; Xing y Veneman, 1998)
Tabla 5.17. Condiciones empleadas para la digestión de muestras de suelos
Fase 1
Presión (PSI)
Tiempo (minutos)
Tiempo a presión (minutos)
80
10
5
120
30
20
Terminada la digestión, las muestras se dejaron enfriar y se llevaron hasta un
volumen de 25 mi con agua obtenida del sistema MilliQ de Millipore (18,2
MDcm). Este volumen se traspasó a un envase de polietileno hasta el momento
de su análisis por absorción atómica.
• Ensayo de exactitud
Como en el caso de plantas y aguas, se han llevado a cabo ensayos de exacti
tud para cada uno de los metales analizados. Los porcentajes de recuperación
de los distintos elementos en la muestra se detallan en la tsibla 5.18. Todos los
datos obtenidos fueron próximos al 100%, de lo que se deduce la bondad del
método aplicado.
•Ensayo de precisión
Como en las matrices anteriores, se ha aplicado el método de análisis a la mis
ma muestra repitiendo el proceso de digestión y lectura 8 veces a lo largo de va
rios días, con la finalidad de calcular los correspondientes coeficientes de varia
ción. Los valores que aparecen reflejados en la tabla 5.19 denotan poca varia
ción, lo que demuestra la adecuada precisión del método.
114
Materiales y métodos
Tabla 5.18. Ensayo de exactitud aplicado ai método de digestión por microondas en muestras de suelos. Contenidos expresados en \xglm\ solución.
Elemento
Cu
Fe
Mn
Zn
Ni
Pb
Cr
Co
Cd
Concentración en muestra
0,432
389,2
10,52
0,84
0,255
0,385
0,526
0,245
0,025
Concentración añadida
1
10
10
Concentración lectura 1,425
399,65
20,346
1,873
1,23
1,413
1,551
1,223
1,05
% recuperación
99,3
104,5
98,26
103,3
97,5
102,8
102,5
98,8
102,5
Tabla 5.19. Ensayo de precisión aplicado al método de digestión por microondas en muestras de suelos. ' ^ Contenidos expresados en mg/kg muestra '"* Contenidos expresados en mg/g muestra.
Elemento
Cu^^^
Fe'")
Mn< )
Zn^^' PbW
H&)
Cr(^)
Co< '
Cd^^'
Media
172,06
34,36
210,25
97,54
149,02
19,12
19,71
12,74
18,12
Desviación
típica
6,37
0,53
9,80
7,35
4,35
0,98
1,43
0,98
1,02
Coeficiente
de variación (%)
3,70
1,54
4,66
7,53
2,92
5,13
7,26
7,69
5,62
5.2.3.-ANÁLISIS ESPECÍFICOS DE PLANTAS
5.2.3.1- MICROSCOPÍA ÓPTICA
Se hicieron cortes con microtomo de raíz, tallo y hojas de E. andevalensis, y se
observaron y al microscopio óptico sin tinción ni fijación.
Asimismo, se observaron los cortes semifinos preparados para microscopía
electrónica de transmisión
115
Materiales y métodos
5.2.3.2.- MICROSCOPÍA ELECTRÓNICA DE TRANSMISIÓN
La fijación y preparación de las muestras para microscopía electrónica de
transmisión se llevó a cabo según el protocolo propuesto por D'Ambrogio de Argüeso
(1986).
a) Fijación con glutaraldehído
Se tomaron 4-5 hojas de £. andevalensis, cortes de 2-3 mm del cuello de las
plantas, cortés de 2-3 mm de la parte superior de las raíces, y cortes de 2-3 mm de la
parte terminal, trasladándolas a viales con una solución de glutaraldehído 2,5 % en
tampón cacodilato sódico ( 5 mi de glutaraldehído grado I, 25 % solución acuosa Sig-
ma en 50 mi de cacodilato sódico 0,2 M).
Los viales, cubiertos con volumen suficiente del tampón cacodilato-
glutaraldehído, se dejaron en reposo, en nevera, durante 4 horas. A continuación se
extrajo la solución anterior mediante pipeta Pasteur y se reemplazó, siempre en el
mismo vial, por un nuevo volumen de tampón cacodilato-glutaraldehído. Tras esta re
novación, los viales se dejaron hasta el día siguiente en nevera.
b) Postfijación con tetróxido de osmio
Con ayuda de una pipeta Pasteur se desechó el cacodilato, y se reemplazó por
el mínimo volumen necesario de tetróxido de osmio 1 % (preparado a partir de tetróxi
do de osmio Sigma 4 % p/p) dejándolo 1 hora en reposo, a temperatura ambiente, en
campana. A continuación se eliminó la solución y se hicieron 4 lavados seguidos con
agua destilada, utilizando una pipeta Pasteur.
c) Deshidratación con acetona
De forma similar a la loción con agua destilada, se hicieron 3 lavados consecu
tivos con cada uno de los concentraciones de la serie acetónica: 30%, 50%, 70%,
90%, 95%, 100 %, preparados a partir de acetona pura Merck p.a.
Finalizada la deshidratación, los viales se dejaron en reposo, a temperatura
ambiente, en campana, durante 15 minutos.
d) Infiltración
Se prepararon jeringas de 20 mi de resina Spurr Sigma, según las instruccio
nes del envase comercial, y se guardaron en congelador, protegidas de la luz, hasta
su uso.
116
Materiales v métodos
Con la pipeta Pasteur se eliminó aproximadamente 1//3 del volumen de aceto
na de cada vial, y se reemplazó por un volumen similar de resina Spurr, añadida con la
jeringa. Los viales con la mezcla acetona-resina se agitaron, y se dejaron en reposo a
temperatura ambiente, protegidos de la luz y en campana, durante 1 hora.
De fomna similar, se eliminó aproximadamente la mitad del volumen del vial, re
emplazándolo por resina Spurr. Los viales con la mezcla resina-acetona se agitaron, y
se dejaron en reposo a temperatura ambiente, protegidos de la luz y en campana, du
rante 1 hora.
Posteriormente, se eliminó aproximadamente 3/4 del volumen del vial, reempla
zándolo por resina Spunr. Los viales con la mezcla resina-acetona se agitaron, y se de
jaron en reposo a temperatura ambiente, protegidos de la luz y en campana, durante 1
hora.
Finalmente, se eliminó aproximadamente 1/4 del volumen del vial, reemplazándolo
por resina Spurr.. Los viales con la resina se dejaron en reposo a temperatura ambien
te, protegidos de la luz y en campana, hasta el día siguiente.
e) Inclusión
Los cortes se pasaron a la placa de inclusión, rellenando con la misma resina utili
zada aproximadamente la mitad de cada podllo de la placa donde se incluyeron los
cortes y colocando estos en sendos pocilios, procurando que quedasen lo más próxi
mos posible al extremo de éstos, para facilitar el corte posterior.
Se acabaron de rellenar los pocilios con resina pura, teniendo especial cuidado en
evitar la formación de burbujas. La placa de inclusión se dejó en estufa a 50-60 °C, du
rante 24 horas.
f) Microtomía
a resto del proceso fue llevado a cabo por el personal del Centro de Microscopía
Electrónica de la Universidad Complutense de Madrid:
-Tallado del bloque
-Obtención de cortes semífinos (ultramicrotomo con cuchilla de vidrio)
-Montaje de los cortes en un porta con una gota de adhesivo de Haupt, y tinción
con azul de metileno de Richardson.
117
Materiales v métodos
-Retaliado del bloque y obtención de cortes uitraflnos (ultramicrotomo con cuchilla
de diamante)
-Observación y fotografiado de las muestras mediante microscopio electrónico de
transmisión.
5.2.4.- ANÁLISIS ESPECÍFICOS DE AGUAS
5.2.4.1.- PARÁMETROS FÍSICO-QUÍMICOS
• Temperatura
Medida de la temperatura del agua y del ambiente "in situ" mediante termóme
tros perfectamente contrastados. {APHA-AVVWA-WPCF,1992; BOE, 1990; Ro-
dier, 1998)
• pH
A pie de manantial, medida preliminar aproximada "in situ" mediante tiras de pH.
En el laboratorio, determinación potenciómetrica de la concentración de hidro-
geniones presentes en el agua problema utilizando un pHmetro Crison micro pH
2000, calibrado con soluciones tampón pH 4,00 y 7,02. (APHA, 1992; BOE,
1990; Rodier, 1998)
• Turbidez
Medida de la difracción de la luz provocada por las partículas en suspensión en
un espectrofotómetro Merck SQ 300, expresada en unidades nefelométricas de
Fonnacina.
• Conductívidad eléctrica a 20 °C
Determinación en el laboratorio de la conductividad eléctrica utilizando un con-
ductímetro Radiometer para efectuar la lectura de conductividad de la muestra y
de un patrón de referencia de KCl 0,01 N (Merck, p.a) a la misma temperatura.
Los valores obtenidos se refieren a 20 "C. (APHA, 1992; BOE, 1990; Rodier,
1998).
• Residuo seco a 180 °C
Determinación gravimétrica en el laboratorio, por evaporación a sequedad de un
volumen de muestra en cápsula de porcelana mediante baño de agua destilada,
118
Materiales v métodos
y desecación posterior a 180 °C en estufa Memmert ULE 400 hasta pesada
constante. Los volúmenes de muestra evaporados se escogieron en función de
la carga salina de las aguas, conocida a través de los valores de conductividad a
20 °C; estos fueron, según puntos de muestreo:
OD-A: 500 mi OD-D: 100 mi
OD-B:200ml LOM:100ml
OD-C: 200 mi
Todos los datos se expresaron en mg /1 de muestra. (APHA, 1992; BOE, 1990;
Rodier, 1998).
• Acidez total
Determinación "in situ" por medio de una volumetría ácido-base, utilizando como
solución valorante NaOH 0,01 N en presencia de fenoiftaleína como indicador.
(APHA, 1992; BOE, 1990; Estrada, 1986)
• Dureza total
Complexometría por desplazamiento con adición de complexón magnesio y so
lución tampón a pH 10. Valoración con la sai disódica del ácido etilén-diamín te-
traacético en presencia de negro de eriocromo T como indicador. (Rodier, 1998)
5.2.4.2.- PRINCIPALES ANIONES Y CATIONES
• Cloruros
Volumetría (Método de Mohr): valoración con nitrato de plata 0,01 N en presen
cia de cromato potásico como indicador. (BOE, 1987; Rodier, 1998)
• Bicarbonatos
Volumetría ácido-base: valoración con ácido clorhídrico 0,01 N en presencia de
naranja de metilo como indicador. (Rodier, 1998)
• Sílice
Colorímetría basada en la reacción de la sílice con molibdato amónico y poste
rior reducción del ácido silicomolíbdico formado. Se obtiene un complejo de color
119
Materiales y métodos
azul, cuya intensidad de color se determina en un espectrofotómetro. (Blasco
Gordo, 1983; Rodier, 1998)
• Sulfatas
Gravimetria: precipitación de tos sulfates como BaS04 mediante adición de clo
ruro bárico en caliente a la muestra acidulada con HCl, y posteriores tratamien
tos de loción, secado, incineración y pesado del residuo. (BOE, 1987; Rodier,
1998).
• Calcio
Complexometria directa, valorando con edetato sódico a pH = 12 en presencia
de ácido calcón cart)oxílco como indicador. (BOE, 1987; Rodier, 1998)
• Magnesio
Valor calculado a partir de la diferencia entre los valores de la dureza total y el
obtenido del caldo. (Rodier, 1998)
• Sodio y potasio
Determinadón por fotometría de llama, técnica espectrofotométrica de emisión
atómica que emplea la llama como atomizador y como fuente de exdtadón de
los átomos. La radiadón que atraviesa la llama pasa por un monocromador con
una capacidad de resoludón que permite aislar la radiadón de interés, la cual es
condudda a un detector y procesada mediante un sistema electrónico en un
equipo de espectroscopia atómica (Perkin Eimer 2280). La preparadón de la
muestra Induyó la obtención del residuo seco, la redisoludón del mismo en me
dio áddo (HCI-HN03 50%) e incorporadón de un modificador de matriz (cloruro
de cesio) para evitar las interferencias provocadas por la ionización parcial que
pueden sufrir los metales alcalinos al utilizar una llama de aire-acetileno. La
cuantificadón se efectuó frente a una curva de calibradón obtenida a partir de
distintas diludones de patrones de Na y K de 1000 ppm trertados con el mismo
modificador de matriz.
Las condidones utilizadas se detallan en la tabla 5.20.
120
Materiales v métodos
Tabla 5.20. Condiciones utilizadas para la detemiinación de Na y K por técnicas espec-trofotoméíricas
Elemento
Na
K
Longitud de onda
589 nm
766,5 nm
Rendija
0,2
0,7
Modificador de matriz
CsCI
CsCI
• Rectas de calibración
Se han calculado también para estos cationes las rectas de calibración, a partir
de distintas concentraciones de patrones de Na y K de 0,05 a 0,8 ppm efectua
das a partir de una solución madre de Na y K de 1000 ppm. A cada uno de los
patrones se tes añade un volumen de una solución de CsCI, de modo que la
concentración final de este compuesto sea de 1g/L. Las lecturas de los patrones
se midieron por emisión frente a un blanco compuesto por una solución de 1g/L
de CsCI en agua. Estas rectas de calibración se recogen en las figuras 5.16 y
5.17.
• Ensayo de exactitud
Se han llevado a cabo ensayos de exactitud para los dos cationes. Los porcen
tajes de recuperación se detallan en la tabla 5.21. Todos los datos obtenidos
fueron próximos al 100 %, de lo que se deduce la bondad del método aplicado..
Tabla 5.21. Ensayo de exactitud aplicado ai análisis de sodio y potasio por espectrofotometría de absorción atómica. Contenidos expresados en jj-g/ml solución.
Elemento
Na
K
Concentración en muestra
177,81
19,12
Concentración añadida
10 10
Concentración lectura 187,18
28,63
% recuperación
93,70 94,30
• Ensayo de precisión
Se ha repetido el proceso de lectura sobre la misma muestra ocho veces a lo
largo de varios días, para calcular los coeficientes de variación correspondien
tes. Los coeficientes que aparecen en la tabla 5.22 denotan muy poca variación,
lo que demuestra la adecuada precisión del método.
121
Materiales y métodos
Tabla 5.22. Ensayo de precisión aplicado ai análisis de sodio y potasio por espectrofotometria de absorción atómica. Contenidos expresados en mg/1 muestra
Elemento
Na
K
Media
31,10
2,35
Desviación
típica
0,82
0,13
Coeficiente
de vanación (%)
2,64
5,53
Figura 5.16. Recta de calibración para ei sodio
1 n
0 0,8 1 0.6 0 0,4 ^
1 0.2-0 -
(
Calibración Na
^^^^^^^^^^^,^ ^^^^.^^^"^
^"""^^"^
) 50 100 150 200
concentración
y=
i
250
= 0,tH)39x +0,0445
R = 0,9992
• Na !
Line^ (Na) ¡
Figura 5.17. Recta de calibración para ei potasio
0,25-]
S. 0,2 -
« 0,15 -x> 0 0,1 -1 0,05
0 (
Calibración K
^^-^^^^ ^^.^"""""^
"
) M 40
concentración
y =
1
]
60
0,0039x +0,0069 R = 0,9982
• K Linral(K)
5.2.4.3.- PARÁMETROS INDICATIVOS DE CONTAMINACIÓN
• Oxígeno disuelto
Determinación iodométrica por el método de WinWer basaido en la valoración
con tiosulfato sódico del yodo liberado tras reacción del oxígeno disuelto con
MnCb, y IK + NaOH y posterior acidificación. (APHA, 1992; BOE, 1990; Rodier,
1998).
122
Materiales y métodos
• Oxidabilidad al KMn04
Determinación manganiméírica en laboratorio de una alícuota de agua de 100 mi
en medio ácido. Llevado a ebullición, se añade pennanganato y se mantiene en
ebullición suave 10 minutos exactos. Después se añade ácido oxálico y se man
tiene hasta transparencia completa. Se valora con pennanganato hasta colora
ción rosada persistente. (APHA, 1992; BOE, 1990; Estrada, 1986).
• Nitratos
Medida semicuantitativa en el lugar de la toma de muestra (Aquamerck 11170),
seguida de determinación precisa en el laboratorio por el método ultravioleta
mediante lecturas a 220 y 275 nm en un espectrofotómetro Pharmacia LKB Ul-
traspec Plus. Las concentraciones correspondientes se obtuvieron a partir de la
recta de regresión construida con diversas diluciones de una solución patrón de
KNO3. { BOE, 1990; APHA, 1992; Estrada, 1986).
• Nitritos
Medida semicuantitativa "in situ" (Aquamerck 11118), seguida de determinación
colorimétrica en laboratorio basada en la formación en medio ácido de una sal
de diazonio con ácido sulfanílico, posterior formación de un colorante azoico rojo
con el cloruro de N-naftií-etilén-diamina clorhidrato y lectura a 538 nm en un es
pectrofotómetro Phamnacia LKB Ultraspec Plus. Las concentraciones corres
pondientes se obtuvieron a partir de la recta de regresión construida con diver
sas diluciones de una solución patrón de NaN02. (APHA, 1992; BOE, 1990; Es
trada, 1986).
• Amonio
Medida semicuantitativa en el lugar de la toma de muestra (Aquamerck 11117)
seguida de detennínación colorimétrica en laboratorio basada en la formación en
medio básico de un complejo amarillo-pardo rojizo con el reactivo de Nessier
(iodomercuriato potásico) y lectura a 425 nm en un espectrofotómetro Merck SQ
300. Las concentraciones correspondientes se obtuvieron a partir de la recta de
regresión construida con diversas diluciones de una solución patrón de NH4CI.
(APHA, 1992; BOE, 1990; Estrada, 1986)
123
Materiales y métodos
• Fosfatos
Colorimetría: reacción de los ortofosfatos, en medio ácido, con molibdato amóni
co y tartrato de antimonio y potasio, formando un complejo fosfomolíbdico, que
es reduddo por el ácido ascórbico a un complejo de color a;íul (cuya intensidad
es una función lineal de la concentración de fósforo) se leyó a 690 nm en un
espectrofotómetro Pharmacia LKB Ultraspec Plus. Las concentraciones corres
pondientes se obtuvieron a partir de ta recta de regresión construida con diver
sas diluciones de una solución patrón de KH2PO4 (Blasco Gordo, 1983; Rodier,
1998)
5.2.5.- ANÁLISIS ESPECÍFICOS DE SUELOS
5.2.5.1.- PROPIEDADES FÍSICAS GENERALES
• Color
Para describir el color de manera precisa se utiliza el código desarrollado por
Munsell modificado por la Optical Society of America y adoptado por el Soil Sur-
vey Manual en 1951 (Porta et al., 1994). La descripción se realiza comparando
el color del suelo con los de una serie tabulada. El sistema Munsell describe ca
da color en función de tres parámetros:
-Longitud de onda o matiz: longitud de onda dominarrte en la tuz reflejada, defi
nida en términos de 5 colores principales y sus mezdas, siendo aquellos: rojo
(R), amarillo (Y), verde (G), azul (B) y púrpura (P). Los colores más habituales
en suelos sin condiciones reductoras se expresan en partes de amarillo en el
rojo.
-Brillo o aibedo: proporción de luz reflejada. Se mide en una escala de O a 10
que va del negro absoluto (O % de luz reflejada) al blanco absoluto (100 % de
luz reflejada). Los brillos más altos en suelos suelen ser de 8 ó 9.
-Intensidad cromática o chroma: grado de saturación del miatiz, medido en una
escala de 1 a 20, aunque en suelos no se considera más allá del 8.
La notación de cada color es de la forma MATIZ BRILLO / INTENSIDAD.
124
Materiales y métodos
• Textura
Dispersión de la muestra de tierra fina con solución diluida de metafosfato y car
bonato sódico en agua destilada, homogeneización con émbolo de latón y medi
da de la densidad de la suspensión con un densímetro ASTM núm. 152 H, con
ia escala de Bouyoucos en g/l {American Society Testlng Material) a los 30 se
gundos, 60 segundos, 3 minutos, 10 minutos, 30 minutos, 90 minutos y más de
5 horas, midiendo cada vez la temperatura de la suspensión. El porcentaje de
cada una de las partículas se calcula mediante ia Ley de Stokes, que relaciona
el diámetro de las partículas con el tiempo de caída de éstas, aplicando la co-
n'espondiente corrección de temperatura (Day, 1965; MAPA, 1994).
• Estructura
Descripción en campo de la agregación natural de las partículas según las cate
gorías establecidas por la FAO, definiendo el grado de la estructura (sin es
tructura, débil, moderada, fuerte), su tamaño (muy fina, fina, mediana, gruesa,
muy gruesa), y su forma (laminar, prismática, columnar, en bloques angulares,
en bloques subangulares, granular y migajosa) (Roquero y Porta, 1995).
5.2.5.2.- PROPIEDADES QUÍMICAS GENERALES
• pH
Determinación potenciómetríca de la concentración de hidrogeniones presentes
en el líquido sobrenadante de una suspensión agua/suelo en relación 1/ 2,5 uti
lizando un pHmetro Crison micro pH 2000, calibrado con soluciones tampón pH
4,00 y 7,02 (USDA, 1973; Chapman y Pnatt, 1961).
• Carbonatas totales
Determinación gasométrica mediante el calcímetro de Bemard, que permite la
medida del anhídrido carbónico desprendido por un peso de muestra conocido al
reaccionar con ácido clorhídrico. Los resultados se expresan en porcentaje de
CaCOa (López Ritas y López Melida, 1985).
• Conductividad
Determinación en el laboratorio de la conductividad eléctrica utilizando un con-
ductímetro Radiometer para efectuar la lectura de conductividad en el líquido
sobrenadante filtrado de una suspensión agua/suelo en relación 1/1 y de un pa-
125
Materiales v métodos
trón de referencia de KCl 0,01 N (Merck, p.a) a la misma temperatura. Los valo
res obtenidos se refieren a 25 °C.
• Materia orgánica
Método de Waikiey-Black: oxidación de la materia orgánica presente en el suelo
mediante ácido crómico en presencia de exceso de ácido sulfúrico, y valoración
posterior por retroceso del exceso de ácido crómico con una disolución de sul
fato fenroso amónico (sal de Mohr) en presencia de difenilamina como indicador
(López Ritas y López Melida, 1985).
• Nitrógeno total
Variante del método Kjeldahl realizada con un digestor-destilador Buchi mod. B-
316. El proceso se realizó en tres fases:
-Digestión: ataque ácido para la transformación del N orgánico en amonio.
-Destilación del amonio a partir de las sales amónicas formadas, y recogida de
éste sobre ácido bórico 0,65 M.
-Valoradón del amoniaco condensado con ácido sulfúnco N/14 de factor conoci
do.
La cantidad de nitrógeno total se expresa en porcentaje sobre suelo seco
(MAPA, 1994).
• Fósforo
En las muestras de OD-A se aplicó el método de Osen: e)círacclón del fósforo
del suelo con NaCOaH 0,5 M a un pH aproximadamente constante de 8,5 y for
mación de un complejo de color azul por la reducción, con ácido ascórbico, del
fosfomoiibdato obtenido cuando el molibdato amónico reao:^ona con el fósforo
en medio ácido, en presenda del ion antimonilo. La intensidad del color (función
lineal de la concentradón de fósforo) se leyó a 882 nm en un espectrofotómetro
Pharmacia LKB Ultraspec Plus. Las concentraciones correspondientes se obtu
vieron a partir de la recta de regresión construida con diversas diludones de una
solución patrón de KH2PO4 (Watanabe y Olsen, 1965; López Ritas y López Meli
da, 1985).
En el resto de las muestras se aplicó el método de Bray, más indicado para
suelos ácidos: extracdón con fluoruro amónico 0,03 N en ácido dortiídrico 0,025
N , y fonmadón de un complejo con molibdato amónico en presencia de doruro
126
Materiales y métodos
estannoso que se leyó a 660 nm (para evitar la interferencia del color amarillo
debido a los ácidos fúlvicos) en un espectrofotómetro Pharmacia LKB Ultraspec
Plus. Las concentraciones correspondientes se obtuvieron a partir de la recta de
regresión construida con diversas diluciones de una solución patrón de KH2PO4
(López Ritas y López Melida, 1985; Bonneau y Bouchier, 1987).
5.2.5.3.- COMPLEJO DE CAMBIO
• Capacidad de Intercambio Catiónico
Percolación a través de la muestra de suelo con acetato amónico 1 N a pH 7
para desplazar los cationes del complejo de cambio y sustituirlos por amonio. El
líquido sobrenadante se aforó a 50 mi con acetato amónico para el análisis de
los cationes de cambio.
Posteriormente se lavó el suelo con etanol, despreciando los líquidos de loción,
para eliminar el exceso de acetato amónico retenido mecánicamente por el
suelo. El N H / fijado en posiciones de cambio se desplazó mediante percolación
a través del suelo de una solución de cloruro sódico, determinándose el nitróge
no en esta solución mediante un destilador y valorador automático (Bonneau y
Bouchier, 1987).
• Sodio y potasio de cambio
Determinación por fotometría de llama, análogamente a lo descrito para el análi
sis de aguas, realizado sobre la solución de acetato amónico procedente del la
vado del suelo obtenida en el apartado anterior. La preparación de la muestra
incluyó la incorporación de un modificador de matriz (cloruro de cesio) para evi
tar las interferencias provocadas por la ionización parcial que pueden sufrir los
metales alcalinos al utilizar una llama de aire-acetileno. La cuantificación se
efectuó frente a una curva de calibración obtenida a partir de distintas diluciones
de patrones de Na y K de 1000 ppm en acetato amónico 1 N tratados con el
mismo modificador de matriz (MAPA, 1994).
127
Materiales v métodos
• Calcio y magnesio de cambio
Determinación por fotomefría de llama, análogamente a lo descrito para el análi
sis de aguas, realizado sobre la soludói de acetato amónico procedente del la
vado del suelo obtenida en el apartado anterior (MAPA, 1994)
5.2.5.5.- EXTRACTO DE SATURACIÓN
• Carbonatos-Bicarbonatos
Determinación con una solución normalizada de un áddo mineral ftjerte en los
puntos sucesivos de equivalencia del anión carbonato (pH 8,3) y del anión bi-
cariDonato (pH 4), usando fenoiftaleína y naranja de metilo como indicadores
(MAPA, 1994).
• Cloruros
Volumetria (Método de Mohr): valoración con nitrato de piatéí 0,01 N en presen
cia de cromato potásico como indicador (Chapman y Pratt, 1í)61; MAPA, 1994).
• Sulfatas
Precipitación de los sulfatos como sulfato calcico con CbCa 1 N en presencia de
acetona. El precipitado se separa por centrifugación y redisuelve en agua, donde
se valora el caldo por complexometría. (MAPA, 1994).
128
CAPÍTULO 6
PRESENTACIÓN DE RESULTADOS
Presentación de resultados
6.1.-METALES PESADOS
6.1.1.- CONTENIDOS EN PLANTAS
Los datos experimentales obtenidos se presentan en 34 tablas ordenadas de la
siguiente manera:
• Primer muestreo
o Hojas (tablas 6.1 a 6.4)
• Zonas OD-B/OD-C/OD-D/LOM
o Tallos (tablas 6.5 a 6.8)
- Zonas OD-B/OD-C/OD-D/LOM
o Flores (tablas 6.9 a 6.12)
• Zonas OD-B / OD-C / OD-D / LOM
o Raíces (tabla 6.13)
o Plantas acompañantes (Nerium oleander) tabla 6.14.
• Segundo muestreo
o Hojas (tablas 6.15 a 6.18)
- Zonas OD-B/OD-C/OD-D/LOM
o Tallos (tablas 6.19 a 6.22)
• Zonas OD-B / OD-C / OD-D / LOM
o Raíces (tabla 6.23)
o Plantas acompañantes {Nerium oleander) tabla 6.24.
• Tercer muestreo
o Hojas (tablas 6.25 a 6.28)
- Zonas OD-B / OD-C / OD-D / LOM
o Tallos (tablas 6.29 a 6.32)
• Zonas OD-B/OD-C/OD-D/LOM
o Raíces (tabla 6.33)
• Plantas acompañantes (Nerium oleander) tabla 6.34.
131
Presentación de resultados
6.1.2.- CONTENIDOS EN AGUAS
Los ciatos experimentales obtenidos se presentan en las tablas 6.35a y 635b
que recxige, para cada metal, los contenidos observados en cada una de las zonas y
muéstreos.
6.1.3.- CONTENIDOS EN SUELOS
Los datos experimentales obtenidos se presentan en las tablas 6.36 a 6.39,
donde se recogen, para cada uno de los horizontes analizados, los contenidos de me
tales ligados a las fracciones fácilmente extraíbles, materia orgánicci, óxidos de Fe y
Mn, y pseudototales.
6.2.- ANÁLISIS ESPECÍFICOS DE PLANTAS
6.2.1.- CONTENIDOS MEDIOS DE HUMEDAD
Los contenidos medios de humedad por zonas y partes de la planta se presen
tan en la tabla 6.40.
6.2.2.- MICROSCOPÍA
Las fotografías al microscopio óptico, y electrónico de transmisión consideradas
pertinentes para nuestra discusión se incluyen en el capitulo siguiente.
6.3.-ANÁLISIS ESPECÍFICOS DE AGUAS
Los datos experimentales obtenidos se presentan en 4 tablas, que recogen, por
zonas y muéstreos, los parámetros físicos químicos generales de las aguas analizadas
(tabla 6.41), los principales aniones (tabla 6.42), cationes (tabla 6.43) y parámetros indi
cativos de contaminación (tabla 6.44)
132
Presentación de resultados
6.4.- PARÁMETROS ESPECÍFICOS DE SUELOS
6.4.1.- DESCRIPCIÓN DE LOS PERFILES
Las características de los perfiles estudiados se presentan en la página 172,
junto a las fotografías correspondientes.
6.4.2.- PARÁMETROS ANALÍTICOS
Los datos experimentales obtenidos se presentan en 3 tablas, que recogen, por
horizontes: parámetros generales y físico-químicos (tabla 6.45), complejo de cambio
(tabla 6.46) y extracto de saturación (tabla 6.47).
133
Tabla 6.1. Contenidos de metales pesados en hojas de Erica andevalensis * ' Zona OD-B, 1 - muestreo.
Muestra
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cu
16,94 ±1,21
13,38 ±0,32
15,92 ±0,46
23,12 ±5,44
11,96± 1,35
20,58 ± 2,78
14,49 ±0,00
20,50 ±0,23
28,17 ±1,64
16,59 ±0,07
Fe
" 352,06 ± 29,72
403,31 ± 1,98
418,60 ±2,23
1037,50 ±156,87
734,54 ± 12,10
3094,30 ± 499,78
231,22 ± 1,28
679,58 ±104,24
1260,04 ±233,33
542,90 ± 8,23
Mn
329,79 ± 26,23
303,58 ±3,25
492,48 ± 2,21
810,17 ±20,12
253,55 ±6,27
356,57 ± 54,79
472,10 ±5,07
476,83 ± 11,03
561,18 ±59,38
335,63 ± 0,47
Zn
20,12 ±3,00
17,09 ±3,71
26,06 ± 2,60
31,94 ± 1,50
25,95 ± 1,39
52,19 ±7,57
74,49 ± 5,71
77,03 ±0,95
74,81 ± 12,14
104,81 ±4,45
Pb
4,68 ±0,38
7,72 ±0,16
7,31 ±0,17
9,43 ±1,28
9,17 ± 1,34
11,59± 1,13
10,09 ±0,67
12,96 ±0,83
11,05± 1,20
8,69 ±0,90
Ni _ _ _ _ _
5,81 ± 0,00
7,00 ±0.07
7,59 ±0,75
5,33±0,18
4,91 ±0,14
9,39 ±0,21
7,80 ± 0,74
5,76 ± 0,40
8,08 ±1,55
Co
4,06 ± 0,39
5,42 ±0,85
tr
5,40 ± 0,35
5,01 ± 1,25
8,94 ±0,35
10,56 + 2,19
14,94 ±0,71
7,84 ±0,13
9,68 ± 1,48
Cd
8,12±0,10
7,53 ±1,28
4,98 ±0,98
11,24 ±0,51
7,73 ±0,75
3,66 ±0,56
7,78 ± 0,46
6,95 ± 1,31
7,42 ± 0,32
8,35 ±0,00
* ^ Valores medios expresados en ^g/g sobre materia seca ± SD, n = 3. tr = trazas. Cromo no detectado.
134
Tabla 6.2. Contenidos de metales pesados en hojas de Erica andevalensis * * Zona OD-C, 1-- muestreo
Muestra
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cu
11,03 ±0,65
12,44 ±0,54
15,41 ± 6,97
11,62 ±0,01
23,81 ± 0,34
11,95 ±0,65
22,32 ± 0,44
11,14±0,73
4,41 ± 0,22
24,09 ± 4,05
Fe
273,04 ± 0,84
214,80 ±19,97
244,65 ± 12,02
378,84 ± 0,94
1803,97 ±37,64
328,30 ±10,34
1058,23 ±61,34
671,97 + 28,06
464,77 ± 87,21
2337,59 ± 95,21
Mn
450,77 ±41,53
426,80 ±102,11
486,93 ± 96,47
441,33 ±4,49
644,59 ± 45,23
519,89 ±2,16
473,61 ± 20,31
162,64 ± 3,68
284,20 ± 27,40
371,70 ±1,32
Zn
28,93 ± 3,81
19,00 ±0,96
22,08 ± 2,75
24,33 ±1,89
89,38 ± 3,76
36,15 ±2,42
66,52 ± 4,44
18,42 ±1,12
35,64 ± 7,68
34,34 ± 0,96
Pb
9,15 ±1,10
5,37 ± 0,48
8,53 ± 0,83
9,04 ±1,32
9,48 ±0,12
7,95 ±1,58
12,51 ±0,95
8,93 ± 0,86
13,48 ±0,35
12,46 ±0,56
Ni
5,76 ± 0,73
6,23 ± 0,64
5,02 ± 0,81
7,42 ± 0,33
7,49 ± 0,33
8,87 ±1,17
6,64 ± 0,95
6,89 ± 0,68
6,71 ± 0,75
7,89 ±0,13
Co
5,01 ± 0,45
6,52 ± 0,83
7,43 ±1,08
8,60 ± 0,41
8,43 ±1,36
6,41 ± 0,24
8,33 ±1,40
5,32 ± 0,28
4,40 ± 0,75
5,11 ±0,22
Cd
9,39 ± 0,87
6,12±1,13
6,25 ± 0,68
4,30 ± 0,22
8,51 ± 1,91
3,65 ± 0,76
5,62 ± 0,04
4,85 ± 0,79
8,20 ±1,15
7,97 ±0,11
'°'Valores medios expresados en ^g/g sobre materia seca ± SD, n = 3. Cromo no detectado.
135
Tabla 6.3. Contenidos de metales pesados en hojas de Erica andevalensis * ' Zona OD-D, 1 ^ muestreo
Muestra
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cu
15,30 ±1,26
10,91+0,26
11,54 ±1,23
12,33 + 2,15
15,66 + 0,36
13,80 + 0,86
8,66 ± 0,05
17,22 ±1,29
8,10 ±0,77
9,30 ±1,15
Fe
326,14 ±21,53
297,78 ±14,24
450,22 ± 76,45
302,25 ± 18,14
535,54 ± 33,41
857,70 + 83,35
437,93 ±41,22
563,81 ± 30,06
200,20 ± 42,03
346,66 ± 16,41
Mn
510,54 ±26,97
386,01 ± 15,30
348,08 ± 16,47
360,03 ± 12,15
876,76 ± 40,45
525,48 ± 5,84
1058,16 ±60,58
906,26 ±79,16
513,72 ±27,00
720,74 ±18,65
Zn
34,36 ±1,16
70,55 ± 3,66
26,21 ± 4,60
75,15 ±4,21
33.50 ± 5,92
86,94 ± 11,22
28,35 ± 0,85
38.51 ± 6,93
18,65 ±9,48
24,04 ±2,11
Pb
5,07 ± 0,56
12.30 ±2,17
11,06 ±2,02
10,23 ±2,06
11.31 ± 1,89
9,76 ± 1,18
10,86 ± 1,90
11,20 ±2,20
9,25 ± 0,83
11,44 ±0,91
Ni
7,46 ± 0,79
9,72 ± 0,89
5,52 ±0,13
8,95 ± 1,06
7,51 ±0,51
9,44 ±1,53
7,15±0,11
10,13 ±0,26
7,58 ±1,56
7,36 ±1,47
Co Cd
7,55 ±1,15
8,67 ±0,51
4,44 ± 0,98
7,55 ± 0,44
6.67 ±1,40
11,95±1,52
4,44 ± 0,83
6,50 ± 0,74
4,35 ± 0,32
8.68 ±1,57
6,59 ± 0,21
8,34 ± 0,05
9,80 ±1,08
7,23 ±0,08
8,70 ±0,18
6,69 ± 0,25
6,67 ± 0,34
9,31 ±1,43
10,34 ±0,74
10,25 ±0,22
'^'Valores medios expresados en [xg/g sobre materia seca ± SID, n = 3, Cromo no detectado.
136
Tabla 6.4. Contenidos de metales pesados en hojas de Erica andevalensis ' ' Zona LOM, 1^' muestreo
Muestra
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cu
6,46 + 0,11
9,92 ±1,88
tr
4,78 ± 0,46
6,13 ±0,06
4,16 ±0,04
10,45 ±0,64
3,54 ± 0,51
4.50 ± 0,51
7.37 ±1,07
Fe
197,26 ±27,11
255,44 ± 2,76
138,96 ±4.38
100,40 ±1,04
298,10 ±33,89
218,48+18,57
599,49 ±18,44
255,60 ± 39,55
77,35 ±3,25
279,39 ± 68,88
Mn
542,08 ± 75,00
643,39 + 28,12
590,04 ± 25,77
303,17 ±17,40
576,74 + 28,60
382,79 ± 4,27
537,86 ±1,41
638,41 + 59,16
585,12 ±21,93
499,83 ± 0,35
Zn
94,06 ±17,23
23,70 ±1,19
28,00 ± 0,09
19,13±1,35
28,83 ± 2,28
16,57 ±2,07
41,98 ±1,55
83,27 ± 2,32
32,70+1,12
24,08 ±1,79
Pb
7,73 ±1,12
6,64 ± 0,20
3,85 ± 0,92
6,90 ± 1,30
2,73 ± 0,40
8,00 ± 0,58
13,99 ±3,07
6,70 ± 0,32
11,75 ±2,32
6,67 ±1,00
Ni
8,22 ±1,64
12,49 ±0,53
5,73 ± 0,62
8,76 ± 0,60
9,34 ± 0,61
5,91 ± 0,60
5,82 ± 0,70
5,87 ± 0,09
4,36 ± 0,45
6,51 ± 0,24
Co
10,35 ±0.89
6.50 ± 0,74
7,46 ± 0,36
3,65 ± 0,74
7,59 ±1,21
4,54 ± 0,28
3,93 ± 0,00
14,57 ±1,42
7,17 ±0,42
4,71 ±1,04
Cd
7,72 ±1,60
7,23 ± 0,93
4,83 ± 0,89
4,14 ±0,79
6,83 ±1,00
8,49 ± 0,50
7,10 ±0,22
10,62 ±1,55
5,93 ±1,34
8,65 ±1,81
**' Valores medios expresados en ng/g sobre materia seca ± SD, n = 3. tr = trazas. Cromo no detectado.
137
Tabla 6.5. Contenidos de metales pesados en tallos de Erica andevalensis ' ' Zona OD-B, ^^ muestreo
Muestra
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cu
18,38 ±1,07
17,39 ±1,53
22,60 ± 4,37
25,91 ± 0,55
32,07 ± 0,02
37,35 ± 6,90
33,76 ± 3,36
17,14+3,52
31,29 ±0,23
35,36 ± 2,48
Fe
96,59+1,18
104,45 ±25,25
158,50 ±36,07
173,04 ± 10,96
270,14 ±3,99
540,71 ± 120,04
109,60 ±0,11
94,69 ±10,37
198,24 ±42,48
153,86 ±9,80
Mn
231,15 ±40,61
315,30 ±30,01
350,72 ± 57,50
435,39 ±1,03
185,33 ±29,89
338,13 ±3,15
277,04 ±16,53
314,82 ±10,80
417,17 ±25,41
171,52 ±10,21
Zn
19,25 ±1,45
7,40 ± 1,49
13,44 ±0,22
13,14 ±0,66
18,66 ± 1,80
20,18 ±0,88
13,65 ±2,48
10,65 ± 1,99
13,49 ±1,39
19,08 ±3,52
Pb
tr
6,88 ±1,16
tr
6,49 ±1,20
4,25 ± 0,23
tr
8,18 ± 1,93
5,80 ± 0,81
5,93 ± 0,91
7,60 ± 0,72
Ni
9,92 ± 0,78
6,78 ± 0,86
8,22 ±1,55
5,51 ±1,15
6,25 ± 0,38
7,39 ± 1,29
8,48 ± 0,39
6,27 ±1,43
5,83 ± 0,23
6,55 ±1,10
Co
5,01 ± 0,29
6,18 ±1,06
6,34 ± 0,52
4,97 ±0,11
3,51 ±0,81
7,59 ±0,38
18,75 ±3,86
7,91 ± 0,38
5,35 ±0,51
7,56 ± 0,23
Cd
6,15±1,15
5,91 ±0,19
7,10 ±0,74
9,34 ± 0,20
5,56+ 1,21
3,55 ± 0,39
8,87 ± 0,97
5,48 ± 0,35
8,12 ±0,97
6,66 ± 0,60
'"' Valores medios expresados en ^g/g sobre materia seca ± SD, n = 3. tr = trazas. Cromo no detectado.
138
Tabla 6.6. Contenidos de metales pesados en tallos de Erica andevaíensis '^' Zona OD-C, 1 ^ muestreo
Muestra
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cu
26,67 ± 0,31
24,40 + 0,16
26,78 ± 2,35
24,31 ± 2,40
29,6811,05
43,53 ± 6,86
36,33 ± 3,70
26,65 ± 2,92
18,05 ±1,20
103,91 ± 18,98
Fe
270,48 ± 4,58
119,18 ±13,80
121,76 ±6,57
146,72 ± 8,40
106,93 ±5,76
229,08 ± 28,02
192,57 ±41,25
164,94 ±42,18
365,92 ± 68,89
465,32 ± 85,81
Mn
442,46 ± 26,01
438,54 ± 16,33
519,48 ±18,87
435,09 ± 5,49
387,50 ± 4,30
364,67 ±30,18
498,62 ± 32,50
116,81 ±2,34
305,03 ±19,62
311,11 ±30,40
Zn
21,15 ±5,00
11,56 ±0,29
12,37 ±0,16
15,98 ±0,25
27,30 ± 2,69
27,28 ± 5,55
9,21 ± 0.60
12,89 ±2,96
45,10 ±3,01
32,42 ± 4,45
Pb
6,31 ±0,12
6,88 ± 0,81
10,91 ±0,33
3,92 ± 0,74
9,81 ± 0,31
3,70 ± 0,76
4,60 ±0,71
9,27 ±1,88
13,46 ±1,66
6,18 ±1,38
Ni
2,96 ± 0,05
9,37 ± 2,28
7.32 ± 0,94
5,99 ± 0,09
6,41 ±0,10
8,15 ±1,35
5,35 ±1,12
4,51 ±1,10
7,02 ± 0,33
6,18 ±1,03
Co
4,41 ± 0,81
9,06 ±2,11
6,69 ± 0,75
7,73 ±1,06
20,78 ±1,01
6,20 ±1,07
6,61 ±1,07
7,12 ±0,96
6,27 ±0.18
tr
Cd
6,31 ±0,13
7,52 ±1,41
6,79 ±1,60
5,05 ± 0,86
8,91 ± 0,03
5,11 ±0,82
7,50 ±1,40
4,89 ± 0,29
7,95 ± 0,82
8,12 ±0,42
'^'valores medios expresados en ng/g sobre materia seca ± SD, n~Z. tr = trazas. Cromo no detectado.
139
Tabla 6.7. Contenidos de metales pesados en tallos de Erica andevalensis'®' Zona OD-D, 1 - muestreo
Muestra
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cu
41,12 + 5,08
33,59 ± 0,78
24,62 ± 3,68
37,90 ±2,15
26,97 ± 0,36
38,04 ± 0,26
31,17 + 4,45
70,67 ± 2,99
42,22 ± 2,87
42,41 ± 6,71
Fe
336,24 ± 45,90
184,38 + 24,13
225,41 + 38,56
230,22 + 26,42
212,47+15,45
257,15 + 20,65
253,29 ± 35,58
344,09 + 9,29
178,81 ± 15,44
230,05 + 2,16
Mn
461,87 + 33,56
988,25 + 26,34
281,31 + 5,05
607,25+12,16
990,40 + 30,55
481,97 + 30,04
815,87+11,69
745,63+12,72
418,96 + 4,66
607,24 + 3,15
Zn
31,88 + 6,20
46,97 + 6,72
20,43+1,04
39,12 + 2,02
21,61 + 0,55
97,56 + 6,67
20,73 ± 0,47
59,39 + 7,49
29,17+ 1,19
27,15 + 2,14
Pb
10,13+1,77
4,33+1,04
9,12+ 1,43
9,39+ 1,20
8,68+ 1,39
6,70 + 0,67
12,03+ 1,45
16,45+0,12
9,35+1,54
10,87+1,26
Ni
11,95 + 0,77
8,37+1,74
4,43 + 0,96
6,25 ± 0,33
4,20 + 0,08
3,22 + 0,55
6,04+ 1,28
7,99 ± 0,45
7,18 + 0,90
6,37 + 0,21
Co
5,22 + 0,45
7,46+1,23
5,32 + 0,98
6,06 + 0,40
4,20 ± 0,49
13,54 + 0,66
4,75 + 0,04
6,59 + 0,37
3,60 + 0,75
3,88 + 0,04
Cd
6,75 ± 0,89
8,95 + 0,81
6,54+ 1,05
7,70 ± 0,06
9,28 ± 0,27
11,61+0,38
9,66 + 0,75
11,15 + 0,34
8,40+1,47
9,93+ 1,34
* ' Valores medios expresados en ng/g sobre materia seca ± SD, n = 3. Cromo no detectado.
140
Tabla 6.8. Contenidos de nietates pesados en tallos de Erica andevalensls ' ' Zona LOM, 1 - muestreo
Muestra
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cu
13,31 ±0,27
30,90 + 2,86
8,04 ± 0,09
9,26 ± 0,36
18,64 ±3,20
8,78 ± 0,31
13,20 ±2,37
8,54+1,10
12,23 ±2,76
18,57 ±2,86
Fe
103,73 ±6,63
152,68 ±27,82
105,34 ± 23,65
86,67 ± 9,24
186,57 ±5,68
160,25 ±8,14
152,07 ±25,63
82,61 ± 5,44
71,55 ±3,73
301,78 ±48,73
Mn
690,11 ±16,00
383,67 ± 0,65
550,08 ± 44,40
315,55 ±15,12
647,28 ± 4,27
443,79 ± 28,62
389,94 ± 0,98
381,74 ±30,70
524,97 ±15,94
444,53 ± 63,36
Zn
87,40 ± 2.44
28,03 ± 5,74
21,77 ±0,35
12,04 ±0,10
24,64 ± 3,87
8,53 ±1,26
42,20 ±1,69
77,49 ± 3,60
31,24 ±0,24
16,19 ± 1,08
Pb
6,64 ± 0,72
tr
11,80±1,38
6,44 ± 0,62
3,93 ± 0,74
4,32 ± 0,26
9,28 ± 1,97
4,32 ± 0,65
5,84 ± 0,09
4,59 ± 0,64
Ni
3,02 ± 0,37
12,28 ±2,32
7,21 ± 0,47
9,85 ± 0,75
11,95±1,19
5,78 ±1,02
5,34 ± 0,96
5,80 ± 0,27
6,79 ± 0,37
7,60 ± 0,70
Co
8,18 ±1,45
7,79 ±1,35
8,97 ±1,41
tr
7,80 ±1,60
4,03 ±0,14
4,68 ± 0,67
13,29 ±0,62
4,62 ± 0,27
4,25 ±1,11
Cd
5,76 ±1,40
6,77 ± 0,09
6,56 ± 0,42
4,30 ±0,10
6,90 ±1,19
6,94 ±1,46
6,71 ± 0,80
10,52 ±0,11
8,58 ±1,24
4,89 ± 0,74
(a) Valores medios expresados en ng/g sobre materia seca ± SD, n = 3. tr = trazas. Cromo no detectado.
141
Tabla 6.9. Contenidos de metales pesados en flores de Erica andevalensis ' ' Zona OD-B, 1 - muestreo
Muestra
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cu
7,03 ± 0,47
6,03 ± 0,35
9,96 ± 0,47
11,05 ±2,57
9,44 ± 0,41
10,28 ±0,17
8,65 ± 0,57
9,93 ± 0,88
8,60 ± 2,94
9,67 ± 0,23
Fe
120,74 ± 54,54
176,39 + 28,17
91,03 ± 19,73
191,68 ±43,74
160,76 ±19,14
139,06 ±14,97
102,05 ±5,15
155,55 ±22,58
164,33 ± 7,33
88,50 ±14,03
Mn
214,69 ± 8,63
315,25 + 24,45
302,79 ± 28,89
265,88 ± 6,73
135,89 ±4,92
245,30 ±1,02
271,64 ±3,61
239,18 + 0,54
141,08 ± 14,38
150,15+11,39
Zn
64,93 ± 6,61
17,86'±0,67
20,23+1,15
21,01 + 1,70
73,16 ±5,02
18,39 ±1,54
18,55 ±1,31
73,27 ± 12,73
70,59 ± 5,99
19,36 ±1,09
Pb
7,46 ±1,04
8,64 ± 0,79
8,67 ±1,14
8,84 ± 0,60
10,46±1,14
8,93 ± 0,65
7,91 ±1,26
10,40 ±1,11
7,82 ± 0,55
5,18 ±0,85
Ni
6,17 ±0,72
5,86 ±1,26
6,43 ±1,15
6,87 ± 0,75
5,73 ±1,03
9,07 ± 0,52
5,93 ± 0,46
5,74 ± 0,75
8,23 ± 0,60
7,27 ±1,03
Co
9,42 ±1,47
4,59 ± 0,99
5,14 ±0,94
6,50 ±0,21
12,60 ±2,73
6,15 ±0,30
4,51 ± 0,84
12,79 ±2,27
9,17 ±1,04
5,50 ± 0,07
Cd
9,30 ± 0,97
9,13 ±1,47
5,29 ±1,11
13,64 ±0,48
7,47 ± 0,08
14,88 ±0,60
8,88 ±1,27
7,01 ± 0,63
5,86 ± 0,90
1,04 ±0,11
* ' Valores medios expresados en ng/g sobre materia seca ± SD, n = 3. Cromo no detectado.
142
Tabla 6.10. Contenidos de metales pesados en flores de Erica andevalensis '^' Zona OD-<:, 1^ muestreo
Muestra
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cu
8,19 ±0,56
32,37 + 0,14
11,04 + 0,41
17,59 ±8,18
15,76 ±1,57
12,82 ±2,42
14,53 ±0,47
10,06 ±0,46
9,93 ± 0,00
16,30 ±1,20
Fe
112,35 ±20,61
518,16 ±16,95
71,50 ±8,79
206,48 ± 54,34
70,63 ± 7,34
77,42 ± 62,66
110,05 ±4,40
143,05 ±20,15
139,10+11,99
111,2 ±10,07
Mn
214,41 ± 0,47
190,55 ±0,52
193,89 ±24,13
262,50 ±26,16
434,40 ± 20,08
270,33 ±15,64
291,77 ±26,81
141,43 ±29,17
234,08 ± 16,89
230,40 ±12,15
Zn
17,49 ±0,42
86.72 ±3,15
16,76 ±2,87
20,90 ± 1,90
29,85 ± 0,66
24,36 ±1,52
81,46 ±8.34
19,30±1,13
19,24 ±0,33
20,60 ± 0,26
Pb
11,07 ±0,23
15.31 ±0.16
11,61 ±0.38
9,09 ± 0,24
9,44 ±1,10
11,99±2,10
11,86 ±0,90
7,82 ±0,14
10,47 ±1,72
11,31 ±2,03
Ni
9,03 ±1,19
7.90 ± 0.59
11,37± 1,11
tr
4,97 ± 0.54
8.97 ±2,13
7,02 ± 0.10
5,88 ± 0,98
8,65 ±1,11
7,90 ±1,03
Co
6,47 ± 0,47
15,00 ±0,12
7,39 ± 0,74
5.56 ± 0,45
3,84 ± 0.58
6.81 ± 0,92
9,67 ± 0.58
4,48 ± 0,22
8,42 ± 0,60
5,40 ±0,11
Cd
8,86 ± 0,95
10.88 ±0.62
4.11 ±0,21
8,33 ± 0,75
3,99 ± 0,80
4,62 ±0,14
7,33 ± 0,77
4,27 ± 0,95
7,19 ±0,34
6,69 ±0,21
'^'Valores medios expresados en jig/g sobre materia seca + SD, n = 3. tr = trazas. Cromo no detectado.
143
Tabla 6.11. Contenidos de n"ietales pesados en flores de Erica andevalensis * ' Zona OD-D, 1® muestreo
Muestra
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cu
13,65+ 1,84
10,72 + 0,19
12,99 + 2,74
10,70 + 0,16
7,73 + 0,29
10,77 + 0,79
8,63 ± 8,34
15,91 + 3,27
5,08 ± 0,29
13,77+0,65
Fe
130,89 + 2,58
214,92 + 28,77
160,41 ±9,47
131,34 + 8,20
96,38 + 25,32
116,76 + 7,42
85,07 ± 23,67
281,88+17,08
98,69 + 33,43
351,33 + 47,66
Mn
267,92 ± 2,28
366,03 ± 9,26
128,73 + 21,12
450,63+ 10,12
380,06 + 38,39
299,66 ± 4,53
518,70 + 5,22
769,10 + 35,60
271,77+ 11,58
989,92 + 69,58
zn
24,29+3,02
69,60+3,08
18,55+ 1,71
28,13+3,12
20,66+2,13
29,68 + 4,29
66,38+3,25
76,26 ±4,18
70,97+7,17
30,33+ 1,83
Pb
9,78+1,07
8,68 + 2,21
10,92+1,59
7,12+1,13
9,35+ 1,55
10,23 + 0,85
10,51 + 1.30
9,82+1,26
6,06 + 0,28
12,76 + 2,27
Ni
5,32 ± 0,29
10,92+1,77
8,02 + 0,41
8,70 + 0,33
7,21 ± 0,53
8,02+1,75
11,97 + 2,23
9,84 ±1,74
8,69 ±0,21
19,38 + 4,44
Co
4,99 ±1,12
17,08 ±0,34
5,37 ±0,12
5,40 ±0,11
4,89±1,11
4,69 ±0,18
7,02 ±0,18
6,71 ± 0,26
9,23 ±0,21
4,88 ± 0,37
Cd
8,49 ±1,63
7,77 ±1,03
8,01 ±1,37
8,12 ± 1,40
10,92 ±0,29
10,36 ± 1,02
6,40 ± 0,60
5,86 ±0,17
8,19 ±0,81
10,96 ±0,03
'^'valores medios expresados en |ig/g sobre materia seca ± SD, n = 3. Cromo no detectado.
144
Tatta 6.12. Contenidos de metales pesados en flores de Erica andevalensis * ' Zona LOM, 1 ^ muestreo.
Muestra
1
2
3
4
6
6
7
8
9
10
Cu
5,75 ± 0,32
8,57 ±0,12
4,34 ±0,23
4,16 ±0,80
5,33 ± 0,46
4,39 ±0,18
9,06 ± 0,08
7,08 ± 0,05
6,70 ± 0,08
5,16 ±0,46
Fe
132,99 ±15,05
96,36 ± 2,94
101,83 ±8,93
110,60 ±7,23
115,07 ±4,20
98,11 + 5,78
534,49 ± 8,25
175,85 ±4,10
42,43 ± 3,40
22,04 ± 7,23
Mn
230,66 ±13,18
335,98 ± 25,95
410,07 ±14,72
153,90 ±6,44
151,46 ±0,83
164,64 ±13,18
24,16±1,15
295,81 ± 12,80
280,60 ±13,39
205,16 ±0,31
Zn
26,43 ±0,10
19,10 ±0,70
21,53 ±1,83
17,13 ±1,65
76,15 ±9,16
18,13 ±2,12
105,15 ±6,25
25,76 ± 1,60
71,67 ±3,79
67,90 ± 0,92
Pb
5,12 ±1,10
6,81 ±0,19
4,21 ± 0,29
10,16±1,06
10,06 ±2,30
9,39 ± 0,95
13,86 ±1,23
9,86 ± 1,06
6,45 ± 0,03
7,86 ±1,10
Ni
7,56 ± 0,25
7,61 ± 0,38
6,41 ± 0,45
8,81 ± 0,03
6,09 ± 0,96
7,83 ±0,11
9,49 ±0,12
8,09 ±0,15
5,63 ± 0,69
3,64 ± 0,76
Co
6,35 ± 0,65
4,94 ± 0,74
5,69 ±1,15
5,77 ± 0,00
9,48 ± 0,32
4,23 ± 0,04
5,61 ± 0,87
tr
6,60 ±0,19
7,35 ±0,15
Cd
6,03 ± 0,65
6,66 ± 0,40
6,17 ±0,13
6,55 ±0,19
7,35 ± 0,59
9,57 ± 0,63
10,79 ±1,22
5,82 ± 0,05
5,16 ±0,06
6,42 ±1,17
* ' Valores medios expresados en jig/g sobre materia seca ± SD, n '• tr = trazas. Cromo no detectado.
'• 3. Cromo no detectado.
145
Tabla 6.13. Contenidos de metales pesados en raices de Erica andevalensis 1 - nauestreo.
(a)
Muestra
9
10
9
10
9
10
9
10
Zona
OD-B
OD-B
OD-C
OD-C
OD-D
OD-D
LOM
LOM
Cu
84,10± 12,15
80,49 ±12,88
216,53+11,67
145,54 ±4,81
130,87 ±4,23
103,82 ±38,27
31,06 ±1,99
48,28 ±4,65
Fe
593,36 ± 22,65
575,03 ±9,16
1322,70 ±281,39
1351,09 ±151,70
1156,46 ±140,43
881,93 ±388,25
405,55 ± 23,00
780,91 ± 34,25
Mn
242,68 ± 25,20
613,44 ±16,14
400,85 ± 23,50
388,82 ± 26,41
582,58 ±11,85
640,25 ± 12,33
525,85 ±18,04
454,96 ± 37,32
Zn
128,80 ±15,06
37,37 ±1,09
36,20 ±6,19
53,83 ± 11,88
64,22 ±10,21
53,55 ±15,10
101,93 ±4,56
50,22 ± 5,56
Pb
13,25 ±0,06
35,98 ±2,91
14,52 ±1,89
15,74 ±1,83
34,62 ±1,32
26,55 ±5,66
14,47 ±0,79
23,27 ± 0,78
Ni
9,53 ±1,65
9,30 ± 1,56
8,90 ± 0,65
8,09 ± 1,43
14,26 ±2,12
8,59 ± 0,67
6,06 ± 0,28
5,87 ± 0,55
Co
7,25 ± 0,03
6,27 ± 0,22
5,09 ±0,17
5,49 ±0,21
7,13 ±0,34
4,12 ±0,45
5,57 ± 0,74
4,88 ±0,91
Cd
9,12 ±1,86
9,69 ± 0,74
4,47 ±1,05
9,51 ± 0,86
3,99 ± 0,23
4,37 ± 0,54
3,72 ± 0,09
7,56 ± 0,59
'"'valores medios expresados en |ig/g sobre materia seca ± SD, n = 3. Cromo no detectado.
146
Tabla 6.14. Contenidos de metales pesados en hojas de plantas acompañantes (Nerium oleander) * ' 1^ muestreo
Muestra
0D-A1
OD-A2
OD-B1
0D-B2
0D-C1
0D-C2
0D-D1
L0M1
L0M2
LOM3
Cu
7,80 ± 0,22
8,37 ± 0,72
9,07 ±1,41
11,26 ±1,55
22,12 ±1,75
23,69 ± 4,02
11,70 ±1,37
7,30 ±1,02
5,15±0,10
6,76 ± 0,37
Fe
88,47 ± 6,38
86,71 ± 10,71
177,66 ±12,67
51.81 ±4,01
220,87 ±19,23
299,45 ± 24,55
220,70 ± 56,69
40,11 ±1,85
34,78 ± 4,95
33,22 ± 4,72
Mn
46,45 ± 2,56
199,42 ±1,49
123.44 ± 7,50
254,96 ±31,89
118,38 ±2,62
107,25 ±1,83
242,90 ±15,28
102,30 ±2,12
56,45 ± 6,40
103,61 ±9,80
2n
61,36 ±1,67
84,78 ± 5,53
103,87 ±9,96
82,39 ± 5.73
95,10 ±6,80
94,96 ±10,06
44,10 ±7,21
31,41 ±0,37
44,61 ± 0,41
25,42 ±0,12
Pb
12,82 ±1,03
14,43 ±0,83
5,00 ± 0,32
7,24 ± 0,09
11,19±0,84
10.13 ±0,82
14,43 ± 2,47
13,18 ±1,02
11,24 ±0,37
10,35 ±1,35
Ni
7,38 ±1,66
9,90 ± 2,09
9,05 ±0,17
10,26 ±1,19
11,96 ±2,07
7,91 ±1,07
9,20 ± 0,33
11,18 ±0,84
6,80 ± 0,80
6,22 ± 0,00
Co
tr
5,64 ± 0,90
4,26 ± 0,54
6,88 ±1,03
8,04 ±1,39
8,00 ± 0,06
5,11 ±0,36
5,81 ±0,17
5,85 ± 0,08
4,62 ±1,04
Cd
3,65 ±0,13
5,11 ±0,28
3,23 ±0,35
3.62 ± 0,04
4.18 ±0,09
8,02 ± 0,82
8,04 ± 0,70
4,62 ±1,51
6,15 ±0,79
4,03 ±0,19
'^'Valores medios expresados en ng/g sobre materia seca ± SD, n = 3. tr = trazas. Cromo no detectado.
147
Tabla 6.15. Contenidos de metales pesados en hojas de Erica andevalensis '^' Zona OD-B, 2° muestreo.
Muestra
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cu
12,8411,22
11,47 ±0,10
10,05 ±1,01
8,02 ± 0,41
6,95 ± 0,89
8,73 ± 0,45
7,14 ±0,37
7,83 ± 0,40
7,57 ± 0,02
7,80 ± 0,26
Fe
910,21 ± 14,03
1280,99 ±80,08
477,68 ± 4,88
394,05 ±14,05
171,28 ±4,25
1151,10± 18,10
247,96 ± 4,98
206,30 ± 7,80
308,70 ±11,05
311,35 ±14,76
Mn
618,96 ± 5,43
1551,39 ±35,44
550,28 ±5,12
361,60 ±25,93
616,04 ± 29,38
1126,24 ±80,61
1103,29 ±6,35
1094,85 ±7,66
1543,74 ±2,95
1252,86 ±22,44
Zn
23,14 ±0,62
36,44 ± 0,39
60,10 ±0,95
18,30 ±1,01
13,90 ± 1,77
15,29 ±0,45
54,81 ± 0,28
88,60 ± 1,32
49,19 ±0,29
138,43 ±0,80
Pb
5,71 ± 0,49
7,23 ± 0,97
6,91 ± 0,53
6,10 ±0,04
4,03 ±0,12
5,98 ±1,24
5,74 ± 0,61
5,95 ± 1,30
5,20 ± 0,21
3,89 ± 1,01
Ni
2,85 ± 0,02
3,46 ± 0,48
3,14 ±0,48
2,09 ± 0,24
2,48 ± 0,07
3,21 ±0,13
4,50 ± 0,26
4,70 ± 0,42
4,10 ±0,46
5,92 ± 0,74
Co
2,54 ±0,47
4,09 ± 0,49
5,49 ± 0,60
tr
tr
2,90 ± 0,57
4,03 ± 0,84
5,48 ± 0,64
4,41 ± 0,43
3,90 ±0,13
Cd
tr
1,26 ±0,01
1,10±0,21
tr
1,24 ±0,04
1,07 ±0,19
1,09 ±0,21
5,64 ± 0,03
1,26 ±0,00
0,78 ± 0,20
'^' Valores medios expresados en ng/g sobre materia seca ± SD, n = 3. tr = trazas. Cromo no detectado.
148
Tabla 6.16. Contenidos de metales pesados en hojas de Bica andevalensis < ' Zona OD-C, 2" muestreo.
Muestra
1
2
3
4
5
6
7
8
g
10
Cu
7,65 ±1,09
8,89 ± 0,04
8,94 ± 0,43
12,29 ± 0,20
6,25 ± 0,05
6,17 ±0,04
12,86 ±0,10
8,99 ± 0,02
9,90 ± 0,24
7,13 ±0,44
Fe
400,07 ± 8,73
169,09 ±1,49
272,24 ± 2,24
295,94 ± 2,74
303,38 ± 4,46
160,08 ± 2,02
3081,99 ±53,07
412,79 ±19,08
214,64 ± 30,41
439,97 ± 4,02
Mn
825,91 ± 18,61
1233,76 ±7,20
916,06 ± 2,92
799,00 ±3,13
1424,48 ±1,13
1644,37 ± 5,82
957,60 ± 2,38
1499,01 ± 22,71
1479,65 ±34,66
956,84 ±19,13
Zn
50,73 ±1,03
30,17 ±2,39
21,49 ±0,99
21,59 ±0,20
14,06 ±0,34
33,93 ± 0,22
24,65 ± 0,42
47,37 ±1,01
31,38±0,11
53,95 ±2,18
Pb
8,90 ± 0,21
6,51 ±1,09
5,09 ±1,09
5,98 ± 0,33
5,47 ± 0,26
tr
tr
4,34 ± 0,69
5,41 ± 0,09
10,54 ±0,44
Ni
2,34 ± 0,22
2,06 ±0,21
2,74 ± 0,05
2,21 ± 0,04
2,34 ± 0,20
2,77 ± 0,42
1,99 ±0,20
9,95 ± 0,43
3,71 ± 0,09
4,81 ± 0,66
Co
2,65 ± 0,22
3,33 ± 0,66
Cd
1,25 ±0,00
1,27 ±0,01
1,16±0,11
1,10 ±0,20
1,25 ±0,01
1,08 ±0,21
tr
tr
tr
1,24 ±0,00
* 'Valores medios expresados en ng/g sobre materia seca ± SD, n = 3. tr = trazas. Cromo no detectado.
149
Tabla 6.17. Contenidos de metales pesados en hojas de Erica andevalensis^^^ Zona OD-D, 2° muestreo.
Muestra
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cu
9,33 + 0,17
28,28 ± 3,05
15,64 ±1,70
4,48 ± 0,03
5,32 + 0,42
6,24 ± 0,24
5,95 ±0,19
13,92 ±1,58
6,26 ±0,17
6,05 ± 0,00
Fe
316,46 ±12,11
969,09 ± 87,64
365,78 ± 3,01
126,12 ±1,25
188,28 ±17,40
199,68 ± 1,81
197,70 ±1,34
466,46 ± 5,07
127,68 ± 2,84
143,02 ±17,43
Mn
386,10 ±3,14
1404,44 ±33,51
1592,64 ±10,43
1561,65 ±12,64
1559,17 ±24,68
1570,95 ±2,88
866,43 ±15,43
760,65 ± 7,81
1234,54 ±9,72
1431,57 ±24,46
Zn
55,98 ± 0,55
83,93 ±2,97
44,27 ±1,34
29,49 ±0,61
17,83 ±0,37
20,89 ±0,53
17,96 ±2,56
24,71 ± 0,37
29,24 ± 0,60
31,14± 1,69
Pb
10,45 ±0,36
80,94 ± 3,68
9,70 ± 0,40
4,78 ±0,01
6,41 ± 0,64
4,07 ± 0,59
9,55'± 0,26
10,60 ±1,41
4,99 ± 0,74
8,01 ± 0,22
Ni
1,60 ±0,41
2,84 ± 0,49
5,01 ± 0,42
9,72 ± 0,24
5,16 ±0,20
4,07 ± 0,59
3,14 ±0,13
3,33 ± 0,27
2,82 ± 0,08
4,38 ±0,21
Co
4,83 ±0,15
3,71 ± 0,69
2,66 ±0,21
3,24 ± 0,08
4,38 ± 0,43
tr
tr
3,00 ± 0,63
2,66 ±0,15
2,57 ± 0,22
Cd
0,95 ±0,01
1,25 ±0,03
tr
'^'valores medios expresados en ng/g sobre materia seca ± SD, n = 3, tr = trazas. Cromo no detectado.
150
Tabla 6.18. Contenidos de níietales en hojas de Erica andevatensis * ' Zona LOM, 2° muestreo.
Muestra
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cu
2,82 ± 0,40
9,37 ± 0,33
6,44 ± 0,46
9,85 ± 0,33
7,77 ± 0,33
7,78 ± 0,08
6,31 ± 0,03
9,28 ±0,10
9,85 ± 0,53
5,11 ±0,96
Fe
137,34 ±7,89
1115,46 ±19,58
466,54 ±21,52
453,29 ± 16,23
725,52 ± 58,16
340,13 ±11,50
258,73 ± 3,85
533,66 ± 7,86
572,70 ± 33,27
228,75 ± 22,35
Mn
325,54 ±11.37
661,66 ±17,16
1008,64 ±22,33
1261,54 ±18,11
647,59 ± 6,70
638,39 ±19,13
787,11 ±0,12
1270,46 ±8,96
868,14 ±19,20
469,92 ± 5,06
Zn
21,95 ±1,40
35,84 ± 0,27
29,34 ± 0,02
23,39 ± 0,35
26,75 ±1,70
39,76 ±1,36
22,40 ± 0,35
55,81 ± 0,06
71,99 ±1,27
18,50 ±0,22
Pb
tr
8,02 ± 0,30
10,52 ±0,17
7,37 ± 0,62
9,33 ± 0,57
6,33 ± 1,04
4,42 ± 0,46
6,18 ±0,37
9,55 ± 0,51
6,06 ± 0,52
Ni
tr
4,080 ±0,17
2,19 ±0,36
8,18 ±1,36
4,97 ± 0,07
2,86 ± 0,25
4,10 ±0,46
4,49 ± 0,70
3,70 ± 0,20
4,95 ± 0,28
Co
tr
tr
tr
tr
tr
tr
tr
tr
tr
tr
Cd
ir
1,21 ±0,01
0,78 ±0,19
1,23 ±0,04
1,24 ±0,02
1,12 ±0,23
tr
tr
1,23 + 0,07
1,28 ±0,01
* ' Valores medios expresados en ng/g sobre materia seca ± SD, n = 3. tr = trazas. Cromo no detectado.
151
Tabla 6.19. Contenidos de nnetales en tallos de Erica andevalensis * ' Zona OD-B, 2° muestreo.
Muestra
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cu
32,21 ± 0,00
22,76 ± 2,31
25,35 ± 0,32
24,19 + 2,17
14,28 ±1,95
18,49 ±0,91
16,31 + 0,93
15,06 ±0,47
15,48 ±1,06
28,95 ± 5,42
Fe
262,22 + 7,51
403,20 ± 4,24
273,77 ± 98,28
293,15 + 52,14
94,37 ±14,44
209,96 ± 24,56
157,99 ±32,43
69,78 ± 6,43
176,56 ±0,53
245,28 ± 52,33
Mn
659,26+13,99
635,93 ± 46,61
456,40 + 21,45
315,00 ± 13,06
449,34 ± 14,60
707,64 ± 2,66
488,83 + 33,47
245,82 ± 6,67
595,58± 19,55
505,17 ±43,92
Zn
17,97 ±0,30
19,62 ±1,71
32,38 ± 0,28
17,43 ±0,82
12,34 ± 1,59
9,27 ±0,81
28,03 ± 1,93
43,99 ±3,12
27,93 ± 1,45
90,22+11,12
Pb
4,05 ± 0,25
5,69 ±0,37
5,27 ±0,13
tr
4,17 ±0,74
5,38 ± 0,23
5,01 ± 0,29
3,73 ± 0,59
3,99 ± 0,66
4,73 ± 0,39
Ni
2,27 ± 0,45
tr
tr
2,00 ±0,51
2,53 ±0,41
tr
3,00 ± 0,55
2,68 ± 0,39
2,87 ±0,01
3,30 ± 0,73
Co
2,91 ± 0,47
3,00 + 0,45
3,81 ± 0,20
tr
3,39 ± 0,36
tr
4,58 ± 0,49
2,98 ± 0,39
3,19 ±0,01
3,40 ±0,31
Cd
tr
1,20 ±0,01
1,17 ±0,06
1,14 ±0,06
0,89 ± 0,07
1,20 ±0,05
1,14 ±0,02
1,19 ±0,01
1,28 ±0,01
1,19±0,11
'^' Valores medios expresados en |ig/g sobre materia seca ± SD, n = 3. tr = trazas. Cromo no detectado.
152
Tabla 6.20. Contenidos de metales en tallos de Erica andevalensis * ^ Zona OD-C, 2° muestreo.
Muestra
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cu
27,12 ±6,28
24,90 ± 2,87
19,84 ±0,15
47,91 ± 2,63
20,53 ±1,74
12,61 ± 0,52
21,58 ±2,19
29,15 ±3,12
32,53 ± 3,36
20,22 ±1,75
Fe
188,35 ±11,22
135,96 ±31,81
149,72 ± 8,45
241,00 ±16,54
195,04 ±36,40
92,98 ±1,57
464,78 ± 82,42
202,20 ± 35,90
170,80 ±3,93
280,09 ±41,72
Mn
903,06 ± 29,21
864,83 ± 12,45
567,92 ± 7,08
559,12 ±1,06
897,36 ± 40,93
845,98 ± 49,31
352,15 ±18,81
1538,68 ±5,80
931,00 ±44,99
876,54 ±17,07
Zn
25,67 ± 3.47
14,27 ±1,70
11,30 ±0,22
32,00 ± 3,33
11,90 ±1,53
21,88 ±1,33
9,38 ±1,36
25,59 ± 2,45
27,67 ± 1,71
35,02 ± 4,66
Pb
4,69 ± 0,67
3,80 ± 0,75
3,52 ±0,42
4,62 ± 0,28
5,23 ± 0,05
3,87 ± 0,36
tr
3,55 ±0,25
4,39 ± 0,98
9,04 ± 0,64
Ni
tr ~
tr
tr
2,22 ± 0,42
2,00 ± 0,07
1,72 ±0,07
1,19 ±0,04
4,29 ±0,51
2,50 ± 0,05
3,47 ±0,13
Co
2,62 ± 0,35
tr
3,38 ± 0,63
2,70 ±0,19
3,25 ± 0,46
tr
tr
2,67 ± 0,61
3,59 ±0,14
tr
Cd
0,97 ± 0,25
1,21 ±0,04
tr
1,27 ±0,02
1,23 ±0,09
1,15 ±0,05
tr
tr
tr
1,05 ±0,19
'^' Valores medios expresados en ng/g sobre materia seca ± SD, n = 3. tr = trazas. Cromo no detectado.
153
Tabla 6.21. Contenidos medios de nnetales en tallos de Erica andevalensis * ' Zona OD-D, 2" muestreo.
Muestra
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cu
29,21 ±1,27
50,05 ± 2,63
22,78 ± 2,43
11,38 + 0,88
15,32 ±2,50
11,55±1,10
19,57 ±2,25
48,96 ± 5,48
24,61 ±1,94
20,80 ± 1,54
Fe
125,04 ±4,15
343,85 ±17,10
178,85 ±26,86
93,33 ± 14,48
100,44 ±17,08
79,69 ±1,09
203,63 ± 48,57
461,20 ±69,77
111,07 ±17,91
163,53 ± 38,40
Mn
531,49 ± 46,49
642,24 ±60,19
566,64 ± 37,58
899,29 ± 35,79
907,46 ± 94,55
885,65 ±18,73
1176,50 ±53,10
752,12 ±24,52
1304,22 ± 1,62
1258,31 ± 30,03
Zn
43,14 ±4,36
35,11 ±2,78
21,19 ±2,48
21,42±1,12
15,90 ±0,83
12,83 ±2,46
17,66 ±3,37
28,99 ± 5,43
26,32 ± 1,52
36,85 ± 3,21
Pb
7,64 ± 0,64
25,67 ± 2,45
10,00 ±0,77
26,07 ± 5,59
29,16 ±0,83
27,01 ± 1,47
8,77 ±1,38
16,60 ±3,53
7,83 ±0,12
10,62 ±0,85
Ni
tr
2,52 ± 0,09
2,75 ± 0,06
5,84 ± 0,23
3,24 ± 0,42
3,60 ± 0,29
2,44 ± 0,49
2,42 ± 0,05
2,42 ± 0,23
4,50± 0,95
Co
3,25 ± 0,30
3,77 ± 0,31
4,04 ±0,01
3,74 ± 0,20
2,65 ±0,42
tr
tr
2,88 ±0,27
2,85 ±0,43
2,85 ± 0,54
Cd
tr
0,94 ±0,03
tr
tr
tr
tr
0,87 ± 0,05
1,21 ±0,02
tr
1, l y X '-'I »"T
^^'Valores medios expresados en \xglg sobre materia seca ± SD, n = 3. tr = trazas. Cromo no detectado.
154
Tabla 6.22. Contenidos de metales en tallos de Erica andevalensis '^' Zona LOM, 2° muestreo.
Muestra
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cu
12,62 ± 0,37
19,76 ±1,51
17,86 ±0,25
21,06 ±1,29
16,45 ± 0,91
23,92 ±1,50
17,18 ±1,48
20.81 ± 1,36
21,16 ±2,20
27,49 ±1,66
Fe
78,51 ± 5.73
390,72 ± 90,48
253,31 ± 10.21
272,00 ± 25,60
283.71 ± 16,21
223,40 ±42,10
172,38 ±24,35
212,46 ± 34.71
223.77 ± 45.72
263.83 ±13,36
Mn
318,42 ± 4,89
991,65 + 43,01
1209.45 + 42,71
843.89 ± 6,32
515.05 ±7,21
585,10 ±44.58
1043,97 ±21,02
802.66 ±18,60
566,11 ±40,82
362.00 ± 10,85
Zn
12,77 ±0,14
20,94 ± 2.33
20,29 ±0,16
13,81 ±1.73
15.85 ±0,89
38,04 ± 3,51
16,26 ±1.93
32.15 ±2,48
38,22 ±5,11
24,62 ± 2,03
Pb
4,48 ± 0,39
6,11 ±1,17
4,84 ± 0,26
10,55 ±0,21
10,62 ±0.95
9.79 ± 0,38
6,75 ± 0,33
7,76 ± 0.46
5.45 ± 0,10
8,57 ±0,16
Ni
2.22 ± 0.46
3,56 ± 0,77
4.71 ± 0.80
6,46 ± 0,68
7.33 ± 0,43
3.73 ±0.11
3.37 ±1.25
5.59 ± 0,45
3,18 ±0,27
4,04 ± 0,84
Co
tr
tr
tr
tr
tr
tr
tr
tr
tr
tr
Cd
1,19±0.10
1,34 ±0,24
1,06 ±0,18
tr
1,20 ±0,04
1,09 ±0.19
1,23 ±0,02
1,09 ±0.22
1,36±0,19
tr
'^' Valores medios expresados en ng/g sobre materia seca ± SD, n = 3. tr = trazas. Cromo no detectado.
155
Tabla 6.23. Contenidos de metales en raices de Erica andevalensis ' ^ 2° muestreo.
Muestra
9
10
9
10
9
10
9
10
Zona
OD-B
OD-B
OD-C
OD-C
OD-D
OD-D
LOM
LOM
Cu
54,19 ±6,37
125,01 + 11,99
160,03 ± 12,42
81,34 ±2,70
149,09 ± 7,03
54,77 ± 5,91
27,06 ± 2,49
52,90 ± 6,06
Fe
380,40 ± 52,33
518,32 ±78,12
620,26 ± 70,31
443,38 ± 257,51
787,88 ± 27,79
367,71 ± 77,41
405,04 ± 60,24
743,14 ±84,28
Mn
597,98 ± 1,52
509,44 ±10,06
652,67 ± 29,32
639,21 ± 106,67
650,75 ± 36,84
824,07 ±61,11
430,08 ±17,02
463,10 ±76,00
Zn
41,03 ±6,88
97,26 ±11,78
52,26 ± 6,20
68,71± 14,39
50,98 ± 3,46
74,30 ±21,54
42,38 ± 2,94
61,97 ±7,15
Pb
8,46 ± 0,40
7,44+1,19
59,57 ± 7,24
10,97 ±0,53
62,13 ±2,39
21,09 ±2,72
7,22 ±1,06
13,53 ±1,53
Ni
5,01 ± 0,42
4,71 ± 0,72
4,19 ±0,03
5,81 ±1,04
3,57 ± 0,83
4,09 ± 0,44
tr
3,54 ± 0,39
Co
2,82 ± 0,01
3,49 ±0,16
2,84 ± 0,30
2,75 ± 0,52
2,38 ±0,01
2,99 ±0,23
tr
tr
Cd
1,10 ±0,22
2,13 ±0,46
1,62 ±0,06
1,38 ±0,26
1,19 ±0,00
1,73 ±0,22
tr
1,23 ±0,06
(a) Valores medios expresados en |ig/g sobre materia seca ± SD, n = 3. tr = trazas. Cromo no detectado.
156
Tabla 6.24. Contenidos de metales en hojas de plantas acompañantes (Nerium oleandei) ' ' 2" muestreo.
Muestra
0D-A1
0D-A2
0D-A3
0D-B1
0D-B2
0D-C1
0D-C2
0D-C3
0D-D1
0D-D2
0D-D3
LOM1
LOM2
L0M3
*•' Valores m
Cu
3,23 ± 0,02
4,74 ±0,14
4,98 ± 0,09
10,14 ±0,33
13,12 ±0,06
10,18 ±0,36
10,11 ±0,18
15,31 ±0,26
12,77 ± 0,36
20,11 ±2,04
37,91 ± 0,41
7,70 ± 0,31
6,63 ± 0,21
6,89 ±0,15
edlos expresado
Fe
164,03 ±9,19
112,07 ±4,86
114,15 ±0,25
186,66 ±4,82
256,35 ± 5,83
479,86 ±31,06
449,76 ± 7,51
238,25 ± 4,95
229,59 ±11,49
547,76 ±19,78
1073,41 ± 15,62
155,16 ±4,84
166,72 ±8,71
134,45 ±0,94
s en ng/g sobre mate
Mn
65,37 ± 2,87
76,56 ± 5,04
211,19± 1,08
73,27 ± 0,50
94,58 ± 8,84
85,10 ±4,89
47,42 ±1,73
99,65 ±1,11
62,77 ± 0,71
140,18± 1,12
112,53 ±2 ,08
49,04 ± 5, 02
115,33 ± 2 , 69
89,38 ±1,73
ría seca ± SD, n =
Zn
10,93 ±0.91
17,50 ±2,62
16,48 ±0,15
82,95 ± 0,57
36,88 ±2,10
87,08 ±1,42
40,75 ± 1,96
94,47 ±1,40
39,70 ±1,76
104,41 ±0,09
175,70 ±0,32
65,19 ±0,54
44,92 ± 4,80
29,09 ±1,58
3. tr = trazas. Cror
Pb
tr
5,63 ± 0,59
6,53 ±0,11
5,37 ± 0,20
6,91 ± 1,05
10,78 ±0,81
6,16 ±0,11
7,05 ± 0,55
9,34 ± 0,06
19,64 ±0,95
47,20 ± 0,35
8,01 ±0,13
5,21 ± 0,97
6,73 ± 0,07
no no detectado.
Ni
1.94 ±0,44
2,52 ± 0,29
2,49 ± 0,04
5,83 ± 0,47
4,79 ± 0,44
5,37 ±0,21
6,00 ± 0,34
5,36 ±0,12
4,74 ±0,13
4,87 ±0,51
6,40 ±0,11
4,24 ± 0,62
3,75 ±0,11
4,22 ±0,13
Co
2,53 ±0,51
tr
2,95 ±0,17
tr
2,71 ± 0,67
3,07 ± 0,44
2,84 ± 0,05
tr
tr
2,74 ± 0,39
2,43 ± 0,39
2,82 ± 0,41
tr
tr
Cd
1,18 ±0,14
1.18 ±0,04
1,40 ±0,20
1,20 ±0,14
1,20 ±0,11
2,78 ±0,41
2,05 ±0.19
2,60 ±0,17
2.69 ± 0,58
2,13 ±0,40
2,59 ± 0,26
2,04 ± 0,20
1,88 ±0,26
1,56 ±0,41
157
Tabla 6.25. Contenidos de metales pesados en hojas de Erica andevalensis Zona OD-B, 3^ muestreo.
Muestra
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cu
6,52 ± 0,09
32,46 + 0,50
34,84 ± 3,64
19,58 + 0,90
7,11 ±1,19
7,81 ± 0,02
5,61 ±0,21
43,75 ±1,38
29,81 ±1,29
31,69+0,32
Fe
171,74 ±2,56
2395,34 ± 29,09
1759,66 ±73,03
1085,76 ±60,72
119,45 ±13,43
223,31 ± 9,91
234,54 ± 4,79
2583,84 ± 56,81
1690,07 ±39,90
3382,95 ±8,11
Mn
827,62 ±6,11
994,76 ± 40,53
1254,54 ±5,10
445,67 ± 0,37
898,34 ±25,19
874,86 ± 4,67
1019,94 ±18,84
765,95 ± 4,83
471,80± 11,11
534,82 ±15,57
Zn
38,14 ±1,93
57,03 ±5,40
104,12 ±1,17
56,70 ± 0,23
70,83 ± 2,67
35,43 ± 0,95
146,81 ±1,38
89,88 ± 0,60
87,57 ±2,11
109,22 ±2,82
Pb
11,61 ±0,46
23,73 ±1,13
20,08 ± 0,04
17,53 ±2,45
10,14 ±0,65
13,75 ±0,30
6,05 ±0,82
23,63 ± 1,92
12,71 ± 0,46
19,17 ±0,05
Ni
6,99 ± 0,76
6,86 ± 0,24
6,38 ± 0,60
5,05 ± 0,89
7,53 ±0,18
6,51 ±1,86
8,43 ±0,10
7,72 + 0,01
6,50 ± 0,02
3,51 ± 0,73
Co
3,02 ±0,16
3,44 ± 0,54
3,43 ± 0,47
3,79 ± 0,45
tr
3,43 ± 0,26
3,98 ± 0,48
4,24 ±0,11
4,68 ± 0,47
5,15 ±0,93
Cd
1,43 ±0,20
2,19 ±0,51
1,56 ±0,01
1,11 ±0,22
3,33 ±0,13
1,40 ±0,14
1,34 ±0,26
1,97 ±0,16
1,36 ±0,16
1,00 ±0,01
'^'Valores medios expresados en |.ig/g sobre materia seca ± SD, n = 3. tr = trazas. Cromo no detectado.
158
Tabla 6.26. Contenidos de metales pesados en hojas de Erica andevalensis * ' Zona OD-C, 3^ muestreo.
Muestra
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cu
6,71 ± 0,33
45,1913,15
34,14 ±0,44
44,38 ± 0,27
50,00 ±1,56
3,94 ± 0,41
45,41 ± 2,52
56,33 ± 5,97
67,00 ± 2,31
7,37 ± 0,54
Fe
130,95 ± 29,26
3262,75 ± 64,74
2718,73 + 65,80
2403,44 ± 19,50
2436,34 ±156,93
106,30 ±6,68
2584,13 ±174,51
2711,74 ±111,31
3615,79 ±34,14
514,47 ± 16,87
Mn
693,12122,25
984,98 ± 5,31
941,50 ±34,46
1074,66 ±3,31
486,25 ± 7,06
1002,49 ±0,08
634,33 ± 14,34
501,47 ±9,31
1417,79 ±238,19
1215,75 ±1,88
Zn
23,61 ± 1,51
104,32 ± 0,99
67,48 ± 0,63
66,03 ± 0,80
41,12 ±3,92
20,32 ± 0,51
67,90 ± 0,49
48,23 ± 0,47
53,70 ± 3,68
16,98 ±1,55
Pb
4,96 ± 0,13
18,64 ±1,61
10,99 ±0,98
12,77 ± 0,42
18,20 ± 0,02
8,80 ± 0,46
15,27 ±2,64
17,18 ±0,04
25,50 ±1,51
7,68 ± 0,82
Ni
5,88 ±1.16
8,85 ± 0,81
9,43 ±0,14
6,23 ± 0,43
5,38 ± 0,52
5,91 ± 0,19
7,30 ±0,19
7,57 ± 0,28
8,08 ±1,10
4,96 ±0,17
Co
3,31 ± 0,48
3,95 ± 0.26
5,02 ± 0,73
tr
tr
2,73 ± 0,44
2,85 ±0,38
tr
4,281 0,66
4,65 ± 0,73
Cd
tr
1,26 ±0,01
1.41 ±0,18
tr
tr
tr
tr
1,26 ±0,05
1,11 ±0,22
1,28 ±0,01
'^' Valores medios expresados en ng/g sobre materia seca ± SD, n = 3. tr = trazas. Cromo no detectado.
159
Tabla 6.27. Contenidos de metales pesados en hojas de Erica andevalensis ' ' Zona OD-D, 3 ^ muestreo.
Muestra
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cu
tr
tr
tr
6,37 ± 0,54
5,91 ± 0,30
8,42 ±0,15
8,86 ± 0,06
7,27 ± 0,49
4,72 ±0,21
6,43 ± 0,03
Fe
100,71 ±0,81
99,78 ± 5,54
85,68 ± 2,40
239,17 + 5,43
170,21 ±4,87
139,44 ±0,28
285,81 ± 6,91
171,79 ±3,12
102,11 ±7,36
165,48 ±6,99
Mn
1482,20 ±22,86
1259,64 ±8,81
848,10 ±14,29
386,46 ± 5,41
434,89 ± 3,08
959,86+ 1,37
786,74 ± 2,65
523,06 ± 2,89
1201,15 ±2,28
1102,59 ±21,22
Zn
17,80 ± 0,79
13,47 ±0,65
9,17±1,10
20,45 ± 0,72
65,37 ± 0,95
35,24 ± 2,85
22,47 ±1,18
47,41 ±0,14
10,96 ±0,45
27,57 ±0,88
Pb
7,75 ±1,44
6,89 ± 0,76
6,93 ±0,13
10,15 ±0,47
12,34 ± 1,58
10,48 ±0,36
14,40 ±0,33
12,32 ±0,37
7,61 ±1,28
10,13 ±1,07
Ni
8,67 ± 0,14
8,48 ±1,48
10,55 ±0,03
7,43 ± 0,34
6,68 ± 0,80
5,40 ± 0,40
7,91 ± 0,39
7,11 ±0,27
6,24 ± 0,66
8,88 ±0,13
Co
3,65 ± 0,03
2,98 ± 0,27
3,62 ±0,17
3,48 ±0,15
3,60 ± 0,76
4,29 ±0,71
2,85 ± 0,43
3,79 ± 0,02
4,11 ±0,65
3,07+0,19
Cd
1,37±0,20
1,73 ±0,25
tr
1,36 ±0,19
tr
1,27 ±0,01
1,74 ±0,21
1,26 ±0,01
tr
0,92 ± 0,06
'^' Valores medios expresados en ng/g sobre materia seca ± SD, n = 3. tr = trazas. Cromo no detectado.
160
Tabla 6.28. Contenidos de metales pesados en hojas de Erica andevalensis ' * Zona LOM, 3^ muestreo.
Muestra
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cu
2,55 ± 0,07
3,46 ± 0,20
2,56 ± 0,02
2,67 ± 0,07
6,42 + 0,05
4,30 ± 0,05
5.58 ± 0,03
5,41 + 0,24
9,21 ± 0,60
3,77 ± 0,03
Fe
135,65+13,33
152,67114,79
61,63+5,28
105,45 + 3,10
337,95 ± 7,22
315,50135,23
152,4413,80
613,40126,60
436,43110,37
443,971 2,59
Mn
813,52 + 6,02
491,87 + 5,80
577,51 + 6,39
828,77 i 12,33
1093,42 1 4,80
524,691 3,82
1878,00118,88
425,11116,18
1080,05122,40
553.26 1 0,97
Zn
9,261 0,25
44,7312,17
19,3210,70
17,0411,89
64,3311,09
35,8011,13
90,57 1 0,92
40,1511,16
54,3213,15
16,3310,13
Pb
5,8910,97
5,061 0,36
8,9511,74
4,23 1 0,42
6,5710,18
4,92 1 0,05
12,72 1 2,26
18,1411,55
tr
13,81 1 1,66
Ni
4,64 1 0,80
6,1610,22
8,06 1 0,48
7,88 1 0,46
7,5311,09
2,92 1 0,25
6,201 0,03
5,56 1 0,91
2,1910,46
tr
Co
3,8310,10
3,96 1 0,51
2,94 1 0,52
tr
2,51 1 0,51
2,9210,19
2,79 1 0,45
4,1410,29
tr
tr
Cd
1,1110,20
tr
tr
1,2610,07
1,2510,03
1,0710,21
1,5510,01
1,4310,17
tr
tr
'^' Valores medios expresados en ¡ig/g sobre materia seca ± SD, n = 3. tr = trazas. Cromo no detectado.
161
Tabla 6.29. Contenidos de metales pesados en tallos de Erica a/icfeva/ens/s' ' Zona OD-B, 3^ muestreo.
Muestra
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cu
15,41 ±0,47
38,27 ±0,16
70,92 ±8,17
44,05 ±3,12
29,33 ±2,40
23,80 ± 3,09
19,92 ±0,60
78,89 ± 0,63
47,84 ± 5,20
85,30 ±2,55
Fe
95,82 ±3,14
369,49 ± 6,55
528,09 ±97,16
385,97 ± 34,66
124,43 ±7,97
118,11 ±21,78
37,20 ± 12,58
632,59 ±81,33
495,62 ± 62,55
1464,41 ±71,64
Mn
356,27 ± 14,38
257,70 ± 6,31
414,59 ±4,53
186,75 ±1,56
283,31 ± 19,15
361,48 ±18,10
310,41 ± 12,84
254,62 ± 3,79
159,66 ±0,09
460,08 ±7,11
Zn
20,02 ±1,22
22,05 ±0,15
54,79 ± 0,50
36,52 ±2,12
38,30 ± 1,38
17,83 ±1,36
55,98 ±2,21
66,28 ± 1,76
52,63 ± 2,07
78,81 ± 3,94
Pb
9,09 ± 0,02
11,96 ±1,24
15,26 ±0,82
10,65 ±0,47
10,39 ±0,21
9,18 ±1,25
10,12 ±0,08
13,54 ±1,40
10,03 ±0,39
12,99 ±0,39
Ni
5,08 ± 0,52
5,07 ± 0,48
4,98 ±0,13
7,69 ± 0,80
5,41 ± 0,00
7,16 ±0,35
7,11 ±0,17
7,64 ± 0,32
5,61 ± 0,25
2,37 ±0,18
Co
tr
4,42 ± 0,91
4,20 ±0,11
4,58 ±0,19
2,70 ± 0,20
3,29 ± 0,04
3,79 ± 0,42
4,55 ± 0,02
3,11 ±0,35
5,00 ±1,07
Cd
2,00 ±0,17
2,43 ±0,38
1,40 ±0,18
1,18±0,01
0,85 ±0,00
1,57 + 0,13
1,42 ±0,21
2,06 ± 0,09
1,48 ±0,06
1,00 ±0,00
'^'Valores medios expresados en |.ig/g sobre materia seca ± SD, n = 3, tr = trazas. Cromo no detectado.
162
Tabla 6.30. Contenidos de metales pesados en tallos de Erica andev^ensis '^' Zona OD-C, 3^ muestreo.
Muestra
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cu
14,30 ± 0,44
47,62 ± 3,88
77,48 ± 9,35
76,34 ± 0,48
64,93 ± 2,45
12,41 ± 0,26
49,36 ±1,50
51,79 + 0,26
56,51 ± 1,55
33,55 ± 0,56
Fe
70,59 ± 6,37
836,50 ± 45,03
1216,34 ±121,93
610,18 ±16,47
604,11 ±35,20
70,06 ± 3,59
370,63 ±13,59
411,02 + 52,90
636,82 ±15,67
258,30 ± 7,92
Mn
718,61 ± 15,45
479,40 ± 35,47
666,35 ± 143,75
557,63 ± 37,24
326,88 ±13,97
514,48 ± 33,24
352,97 ± 9,28
429,59 ±11,08
998,00 ± 3,34
878,41 ± 4,42
Zn
10,18 ±0,47
48,39 ± 3,22
37,62 ± 2,00
26,16 ±1,04
20,90 ±0,18
10,32 ±1,46
23,51 ± 0,79
19,51 ±2,31
27,30 ± 0,67
17,89 ±1,42
Pb
3,22 ± 0,84
5,40 ± 0,68
5,80 ±1,19
9,20 ± 0,06
9,88 ± 0,29
tr
7,78 ± 0,04
6,27 ± 0,71
6,79 ± 0,82
7,21 + 0,23
Ni
4,11 ±0,03
5,24 ± 0,47
5,26 ± 0,00
4,89 ± 0,03
4,99 ± 0,76
4,36 ± 0,40
3,27 ± 0,02
3,42 ± 0,05
4,43 ± 0,41
4,70 ± 0,30
Co
2,44 ±0,14
3,08 ± 0,45
3,41 ± 0,27
tr
2,72 ± 0,07
2,62 ± 0,42
tr
2,57 ± 0,44
3,39 ± 0,20
2,82 ± 0,08
Cd
1,68 ±0,32
1,08 ±0,22
1,57 ±0,26
tr
tr
tr
1,08 ±0.15
1,14 ±0,02
1,33 ±0,21
1,25 ±0,04
*'"'Valores medios expresados en ng/g sobre materia seca ± SD, n = 3. tr = trazas. Cromo no detectado.
163
Tabla 6.31. Contenidos de meitales pesados en tallos de Erica andevalensis ' ' Zona OD-D, 3^ nnuestreo.
Muestra
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cu
17,39 ±1,06
16,08 + 3,31
7,52 ±0,16
17,38 ±0,97
6,97 ± 0,74
19,96 ±0,69
23,07 ± 0,29
20,25 ± 2,54
15,17 ±1,42
23,91± 0,69
Fe
66,01 ±11,85
110,44 ±21,42
31,93 ±3,25
64,57 ±13,05
32,89 ±2,31
45,66 ± 8,61
89,80 ± 2,77
44,39 ±1,32
121,53 ±12,86
173,06 ±12,43
Mn
788,16 ±21,55
913,18 ± 125,07
314,01±4,86
134,36 ±3,32
379,77 ± 25,69
376,53 ±3,13
603,14 ±27,58
406,20 ±19,71
1094,96 ±49,52
1562,98 ±12,88
Zn
11,75 ±0,92
19,30 ±6,65
5,36 ± 0,38
7,91 ± 0,26
9,93 ± 0,72
11,14±0,02
13,15 ±0,97
15,57 ±2,23
9,75 ±1,60
16,83 ±0,19
Pb
12,21 ±0,27
9,03 ± 1,84
6,96 ± 1,05
12,72 ±0,50
7,22 ± 0,39
9,29 ± 0,01
11,11 ±0,03
10,28 ± 1,91
8,26 ±1,22
8,71 ± 0,73
Ni
7,17 ±0,12
6,78 ±0,12
7,54 ±1,07
7,76 ± 0,04
3,86 ±0,16
3,56 ± 0,02
5,49 ± 0,32
3,77 ± 0,56
4,67 ± 0,36
6,79 ± 0,34
Co
3,51 ± 0,26
3,11 ±0,45
4,07 ± 0,95
2,95 ± 0,20
2,06 ±0,11
2,94 ± 0,22
2,88 ± 0,24
2,42 ± 0,48
3,32 ± 0,53
3,30 ± 0,46
Cd
1,52 ±0,41
1,13 ±0,02
1,31 ±0,25
0,93 ±0,00
tr
1,70 ±0,22
1,16 ±0,07
0,91 ± 0,02
1,20 ±0,04
1,33 ±0,19
' ' ' Valores medios expresados en |ig/g sobre materia seca ± SD, n = 3. tr = trazas. Cromo no detectado.
164
Tabla 6.32. Contenidos de metales pesados en tallos de Erica andevalensis '' ' Zona LOM, 3^ muestreo.
Muestra
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cu
6,10 ±0,16
17,32 ±1,99
22,17+1,73
12,53 ±0,13
22,88 ±1,74
31,14 ±4,30
18,80 ±3,26
18,06 ±3,16
24,51 ± 0,33
19,46 ±0,31
Fe
78,78 ±6,11
87,99 ±1,07
148,12 ±23,25
79.61 ± 1,61
176,63 ± 20,65
276,47 ± 48,49
125,74 ±19,68
145,23 ±3,27
216,46 ± 4,91
319,44 ± 9,71
Mn
387,12 ±15.02
442,49 ± 25,84
350,69 ±21,71
962,47 ± 10,44
558,01 ±89,18
407,18 ±10,89
1199,46 ±28,13
460,26 ± 12,92
830,08 ± 47,23
787,58 ± 3,68
Zn
5,06 ± 0,04
26,91 ± 4,73
34,02 ± 3,69
9,00 ± 0,68
32,38 ±2,19
51,22 ±3,20
68,54 ±8,16
41,72 ±3,84
45,75 ± 0,94
34,86 ±1,88
Pb
3,72 ± 0,66
tr
17,35 ±0,63
5,80 ±0,17
6,55 ± 0,94
3,35 ± 0,64
tr
tr
5,23 ±1,18
11,89±1,14
Ni
2,97 ± 0,02
4,90 ± 0,00
8,44 ± 0,82
2,13 ±0,34
6,72 ±1,17
4,37 ± 0,37
3,21 ± 0,04
2,73 ± 0,01
2,31 ±0,16
4,41 + 0,05
Co
tr
tr
3,54 ± 0,57
tr
4,42 ± 0,70
tr
2,92 ± 0,04
2,46 ± 0,40
2,88 ±0,21
tr
Cd
1,19±0,01
1,33 ±0,15
tr
tr
tr
1,05 ±0,15
1,17 ±0,02
0,82 ± 0,00
1,16 ±0,08
1,36 ±0,13
' Walores medios expresados en ng/g sobre materia seca ± SD, n = 3. tr = trazas. Cromo no detectado.
165
Tabla 6.33. Contenidos de metales pesados en raices de Erica andevalensis ''*' 3 - muestreo.
Fe
297,52 ± 8,38
562.01 ± 114,40
170,88 ±3,96
542,32 ± 49,06
353.02 ±47,11
545,46 ±110,17
95,40 ±0,19
215,45 ±15,91
Mn
253.77 ± 27,99
485,92 ± 33,33
847,84 ±9,12
773.09 ± 32,91
938.10 ±23,80
1116,90 ± 10,95
773,64 ±21,97
603.78 + 21,31
Zn
66,83 ±10,74
107,99 ±8,94
16,79 ±0,20
37,93±1,24
27,32+ 1,73
43,82 ± 3,58
39,69 ±2,81
41,20 ±2,05
Pb
11,00±1,91
16,53 ±0,69
3,69 ± 0,77
15,69±1,14
27,04 ± 0,43
117,80 ±12,41
8,67 ± 1,21
7,03 ± 0,58
Ni
5,13 ±0,06
7,36 ±0,14
4,15 ±0,54
5,48 ± 0,02
5,41 ± 0,00
5,79 ±0,21
2,46 ±0,31
3,01 ± 0,60
Co
3,88 ±0,20
4,06 ± 0,25
4,01 ±0,11
3,59 ±0,51
2,78 ±0,11
4,46 ± 0,00
tr
ir
Cd
1,80 ±0,11
1,95 ±0,23
tr
1,09 ±0,17
1,24 ±0,05
1,04 ±0,21
1,15 ±0,05
1,15±0,01
(a) Valores medios expresados en )ig/g sobre materia seca ± SD, n = 3. tr = trazas. Cromo no detectado.
166
Tabla 6.34. Contenidos de metales pesados en hojas de plantas acompañantes {Neríum oleandei) '^' 3 ^ muestreo.
Muestra
OD-A Ad 1
OD-A Ad 2
OD-A Ad 3
OD-B Ad 1
OD-B Ad 2
OD-C Ad 1
OD-C Ad 2
OD-C Ad 3
OD-D Ad 1
OD-D Ad 2
OD-D Ad 3
LOM 1 Ad 1
LOM 1 Ad 2
LOM 1 Ad 3
Cu
5,70 ±0,17
5,34 ± 0,33
4,86 ± 0,73
7,25 ±0,15
15,26 ±0,31
11,23 ±0,43
11,04 ±0,11
13,52 ±0.37
17,12 ±0,20
6,73 ± 0,33
17,85 ±0,21
6,89 ± 0,59
10,01 ±0,19
9,39 ±0,15
Fe
367,05 ± 22,21
141,05 ±3,21
118,44 ±10,79
90,23 ±13,57
74,45 ± 2,82
275,66 ± 12,96
351,74 ±6,08
510,16± 19,11
110,20 ±6,01
100,00 ±4,40
351,90 ±19,86
111,28 ±8,42
104,94 ±13,85
126,06 ±9,39
Mn
92,32 ±0,12
226,58 ± 12,72
96,80 ± 5,20
161,14 ±2,59
72,88 ± 0,72
379,65 ± 0,09
89,10 ±5,43
16,91 ±0,19
76,08 ± 0,44
60,90 ± 0,30
116,08 ±0,58
106,56 ±1,32
335,71 ± 70,27
374,23 ± 3,86
Zn
10,02 ±0,57
13,66 ±0,82
9,24 ± 0,78
75,60 ±1,12
119,13 ±0,56
116,17 ±12,02
54,29 ± 2,27
17,38 ±0,43
119,12 ±2,90
31,79±1,17
166,64 ± 8,38
31,54 ±0,61
86,60 ± 2,35
80,48 ± 0,79
Pb
tr
tr
4,38 ± 0,06
11,59 ±1,22
9,34 ± 0,08
9,74 ± 0,57
10,10 ±2,94
10,14 ±0,06
3,97 ±0,18
4,39 ± 0,95
15,51 ±0,49
4,29 ±0,90
tr
tr
Ni
3,85 ±0,19
3,46 ± 0,52
5,95 ± 0,81
8,09 ± 0,97
13,71 ±0,55
9,08 ± 0,41
4,29 ± 0,82
5,84 ± 0,22
10,41 ±0,65
2,81 ± 0,40
7,61 ± 0,41
3,83 ± 0,25
3,55 ± 0,36
5,70 ± 0,69
Co
tr
tr
tr
3,77 ± 0,27
4,83 ± 0,26
2,95 ± 0,49
3,22 ± 0,62
4,77 ± 0,39
tr
tr
tr
tr
tr
tr
Cd
1,23 ±0,01
tr
1,25 ±0,02
2,15 ±0,16
1,87 ±0,02
2,41 ± 0,09
1,38 ±0,20
1,23 ±0,05
1,98 ±0,09
1,41 ±0,20
1,24 ±0,03
0,92 ± 0,01
1,85 ±0,08
1,39 ±0,23
**'Valores medios expresados en ng/g sobre materia seca ± SO, n = S.tr = trazas.
167
Tabla 6.35a n=3
Metales pesados en aguas del rio Odiel (Huelva) '" contenidos expresados en ng /I '''contenidos expresados en mg /I. Valores nnedios ± SD
0 Si
3
E u <1) E •c D.
0
(0
a> 3 E o t3 C 3 O) O (0 o £
3
E o £
OD-A'"
OD-B ""
OD-C '"'
OD-D '^'
LOM'''
OD-A ^''
OD-B ''
OD-C ""'
OD-D '''
LOM '"'
OD-A'"'
OD-B '"'
OD-C
OD-D
LOM
^ Fe Mn Zn
14,50 ±0,35 136,88 ±36,24 23,50 ±1,77 21,13 ±1,94
43,48 ±2,38 76,6 ±11,86 51,68 ±0,34 77,88 ±0,75
29,16 ±6,41 20,57 ±6,6 28,28 ± 6,46 40,12 ±0,52
13,38 ±2,65 55,15 ±9,1 25,08 ± 3,88 27,80 ± 5,99
10,56 ±2,15 334,94 ±67,27 32,13 ±6,61 67,10 ±9,37
20,88 ±1,59 271,58 ±46,15 106,50 ±10,63 18,42 ±2,63
26,32 ±1,76 47,63 ±3,25 33,89 ± 2,06 38,70 ± 0,37
13,03 ±2,50 13,15 ±2,53 15,97 ±2,71 18,11 ±2,74
11,67 ±0,42 23,47 ±0,81 15,39 ±0,73 19,31 ± 0,63
8,66 ±1,86 14,71 ±2,17 16,55 ±0,49 33,04 ±0,14
37,50 ± 8,05 115,00 ± 1,30 41,67 ± 4,25 20,50 ± 0,00
34,61 ±1,88 145,32 ±0,24 50,81 ± 4,79 78,01x11,48
28,39 ±0,19 92,37 ±6,2 38,29 ±0,10 53,52 ±1,12
18,53 ±3,18 78,69 ±3,2 24,17 ±0,98 31,98 ±0,49
6,97 ±0,89 184,12 ±0,85 18,04 ±1,72 37,80 ±1,39
168
Tabla 6.3Sb. Metales pesados en aguas del río Odíel (Huelva) < ' Valores medios expresados en lg /i ± SD. n=3. nd = no detectado.
O
<0 Cl> 3
E 0)
E •c CL
O
3
E o c 3 O)
(0
O £ 4) 3
E
|2í
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
Pb
23,00 ± 2,83
158,75 ±28,28
106,56 ±5,75
543,13 ±66,96
336,88 ±22,10
30,75 ± 6,22
80,63 ± 3,54
60,94 ± 4,86
166,88 ± 5,56
296,25 ± 56,57
22,25 ±1,41
89,38 ± 16,78
74,06 ± 3,98
166,04 ± 18,46
133,96 ±46,58
Ni
14,63 ±0,53
861,56 ±239,97
613,44 ± 13,47
430,42 ± 63,95
275,00 ± 28,28
21,25 ±3,18
516,04 ±68,90
252,92 ± 55,65
225,21 ± 13,92
203,75 ± 34,92
7,63 ±1,70
697,29 ± 87,03
506,56 ±13,70
363,33 ± 42,65
164,79 ±27,26
Cr
nd
nd
nd
nd
13,13±2,15
1,38 ±0,18
26,56 ±1,33
24,58 ± 0,72
21,25 ±3,53
29,06 ± 2,21
2,63 ±0,88
30,00 ± 0,88
29,38 ± 2,65
25,83 ± 2,37
27,50 ± 0,00
Co
9,50 ± 2,83
1411,25 ±171,47
1121,88 ±188,27
628,44 ± 23,42
324,06 ±14,58
8,13 ±0,18
901,88 ±132,32
493.33 ±112,43
433,96 ± 32,73
199,38 ±1,77
7,75 ± 0,71
1265,00 ± 78,56
922.50 ± 3,54
665,63 ±41,82
202,08 ± 38,57
Cd
3,50 ± 0,00
369,38 ±16,79
252,92 ± 62,38
116,46 ±18,61
91,25 ±19,45
3,25 ± 0,35
233,75 ±15,00
101,04 ±16,04
98,96 ± 3,21
100,63 ±22,56
2,13 ±0,18
282,50 ±21,03
199,79 ±6,91
133,96 ±5,67
73,54 ± 5,67
169
Tabla 6,36. Metales fácilmente extraíbles en los horizontes de suelo analizados (mg/kg suelo seco)
Muestra
OD-A
OD-A
OD-A
OD-B (a)
OD-B (b)
OD-B (b)
OD-C
OD-C
OD-D
LOM
Horiz.
1
2
3
1
1
2
1
2
1
1
Cu
0,32 ±0,03
0,33 ±0,04
0,31 ± 0,02
7,23 ±0,14
1,99 ±0,06
2,00 ±0,18
0,81 ±0,10
0,30 ±0,00
33,83 ±0,74
7,45 ± 0,44
Fe
0,37 ±0,11
0,19 ±0,06
tr
8,25 ± 0,59
tr
0,45 ± 0,06
tr
tr
1,08 ±0,29
4,29 ± 0,27
Mn
0,23 ± 0,03
0,38 ±0,01
22,96 ±1,38
38.44 ±1,41
2,87 ± 0,22
3,15 ±0,36
1,14 ±0,08
1,31 ±0,11
3,37 ± 0,02
2,36 ± 0,01
Zn
0,17 ±0,03
0,15 ±0,00
0,23 ± 0,03
10,78 ±0,16
2,79 ± 0,26
3,05 ±0,13
0,62 ± 0,06
0,45 ±0,10
8,08 ± 0,06
5,75 ±0,10
Pb
0,36 ± 0,05
tr
tr
0,39 ±0,01
tr
tr
tr
tr
0,80 ±0,11
0,36 ±0,06
Ni
0,33 ± 0,03
0,25 ± 0,00
0,18 ±0,02
0,50 ±0,00
0,23 ±0,03
0,22 ±0,03
0,13 ±0,02
0,07 ± 0,02
0,26 ± 0,04
0,14 ±0,03
Co
tr
tr
0,41± 0,03
0,69± 0,01
tr
tr
tr
tr
tr
tr
Cd
0,46 ± 0,03
0,48 ± 0,02
0,18 ±0,01
0,78 ± 0,02
tr
0,17 ±0,03
tr
0,13 ±0,03
0,21 ± 0,01
0,13 ±0,03
tr = trazas. Cromo no detectado
170
Tabla 6.37. Metales ligados a óxidos de Fe y Mn en los horizontes de suelo analizados (mg/kg suelo seco)
Muestra
OD-A
OD-A
OD-A
OD-B (a)
OD-B (b)
OD-B (b)
OD-C
OD-C
OD-D
LOM
horlz.
1
2
3
1
1
2
1
2
1
1
Cu
0,36 ± 0,08
0,60 ± 0,00
0,13 ±0,03
30,66 ± 3,83
18,11 ±0,40
17,39 ±1,08
22,27 ± 2,43
11,17±1,09
37,79 ± 3,82
8,22±0,10
Fe
1416,50 ±204,92
1997,18 ±61,72
599,93 ±7,19
5532,19 ± 397,29
1640,13 ±43,64
1900,81 ±72,31
1118,03 ±140,40
1014,66 ±72,87
5591,28 ±332,21
5110,98 ±326,48
Mn
357,82 ± 6,64
41,80 ±0,84
111,86 ±8,91
36,56 ± 0,41
126,49 ±10,18
333,07 ± 32,76
117,52 ±25,39
101,43 ±17,78
11,17 ±2,36
3,34 ± 0,31
Zn
2,19 ±0,25
2,22 ± 0,07
1,93 ±0,10
9,99 ± 0,36
10,36 ±0,23
6,54 ± 0,73
6,06 ± 0,03
4,24 ± 0,39
4,84 ± 0,39
7,45 ±0,11
Pb
0.93 ±0,13
0,76 ± 0,03
0,97 ± 0,02
9,82 ±1.59
7,36 ± 0,56
10,29 ±0,48
4,34 ± 0.59
6,63 ± 0,84
20,35 ±1.49
17,95 ±2,37
Ni
1,17 ±0,03
0,79 ± 0,00
0,68 ± 0,03
0,58 ± 0,05
0,74 ± 0,05
0,51 ± 0,01
0,39 ±0,05
0,43 ± 0,06
0,46 ± 0,06
0,44 ± 0,01
Cr
1,01 ±0,07
1,21 ±0,02
0,94 ± 0,01
1,07 ±0,07
0,80 ± 0,02
0,91 ± 0,06
0,81 ± 0,04
0,73 ±0,01
1,51 ±0,15
0,60 ± 0,04
Co
3,56 ± 0,24
2,50 ± 0,06
2.66 ± 0,30
0,75 ± 0,09
0.90 ± 0,06
0,61 ± 0,03
0,42 ± 0,02
0,30 ± 0,00
0,65 ± 0,05
0,55 ± 0.00
Cd
1.10 ±0,03
0.84 ± 0.01
0,84 ± 0,05
1,06 ±0,10
0,75 ± 0,05
0,79 ±0,10
0,66 ± 0,02
0,40 ± 0,00
0.78 ± 0,03
0,56 ± 0,03
171
Tabla 6.38. Metales ligados a materia orgánica en los liorizontes de suelo analizados (mg/kg suelo seco)
Muestra
OD-A
OD-A
OD-A
OD-B (a)
OD-B (b)
OD-B (b)
OD-C
OD-C
OD-D
LOM
horiz.
1
2
3
1
1
2
1
2
1
1
Cu
0,91 ±0,03
0,65 ±0,00
0,65 ±0,05
30,79 ±1,34
23,42 ±1,15
16,38 ±0,56
20,05 ± 0,57
12,69 ±0,34
52,75 ± 5,34
16,27 ±1,06
Fe
71,32± 16,19
79,14 ±13,94
45,16 ±6,53
97,67 ±14,85
121,40 ±23,69
57,01 ±15,03
20,90 ± 1,18
22,00 ± 5,26
341,72 ±33,69
214,72 ±17,88
Mn
58,08 ±12,77
10,41 ±0,10
14,89 ±1,28
351,23 ±92,79
54,07 ± 3,45
361,18 ±50,75
111,24 ±5,78
415,24 ±77,46
7,31 ±1,86
1,54 ±0,34
Zn
1,20 ±0,12
1,18±0,16
1,17 ±0,08
7,19 ±0,35
6,39 ± 0,25
3,47 ± 0,26
2,82 ± 0,62
1,48 ±0,09
3,95 ± 0,69
6,50 ± 0,37
Pb
0,71 ± 0,08
0,70 ±0,13
0,80 ±0,04
2,08 ± 0,03
3,15 ±0,06
3,09 ± 0,62
1,44 ±0,24
2,59 ±0,18
4,36 ±0,74
22,14 ±0,77
Ni
0,87 ± 0,08
0,67 ± 0,03
0,31 ± 0,03
0,26 ± 0,03
0,31 ±0,01
0,33 ± 0,03
0,19 ±0,00
0,25 ± 0,00
0,24 ± 0,05
0,07 ± 0,05
Cr
1,77 ± 0,24
2,28 ± 0,05
0,97 ± 0,06
1,21 ±0,12
0,50 ± 0,04
0,50 ± 0,00
0,34 ±0,01
0,36 ±0,03
1,79 ±0,24
1,14±0,05
Co
2,24 ± 0,25
1,57 ±0,08
0,89 ±0,15
0,40 ±0,05
0,49 ± 0,02
0,25 ±0,00
0,23 ±0,03
0,15 ±0,00
0,24 ±0,04
0,10 ±0,00
Cd
0,92 ±0,08
0,68 ±0,03
0,53 ± 0,07
0,30 ± 0,00
0,28 ± 0,06
0,25 ±0,05
0,15 ±0,00
0,15 ±0,00
0,32 ± 0,03
0,20 ±0,02
172
Tabla 6.39. Metales pseudototaies en los horizontes de suelo analizados. Cantidades referidas a peso de suelo seco
Muestra
OD-A
OD-A
OD-A
OD-B (a)
OD-B (b)
OD-B (b)
OD-C
OD-C
OD-D
LOM
horiz.
1
2
3
1
1
2
1
2
1
1
Cu (mg/kg)
21,78 ±4,39
17,77 ±1,22
14,09 ±1,82
653,53 ±13,04
127,73 ±14,63
134,25 ±8,18
156,31 ±4,76
159,88 ±10,34
451,62 ±17,02
244,47 ±2,17
Fe (mg/g)
18,86 ±0,51
20,47 ± 0,83
12,11 ±0,79
87,18 ±1.35
28,89 ±1,31
36,23 ± 3,36
37,76 ± 0,44
60,61 ± 6,32
63,39 ± 3,08
111,91 ±1,53
Mn (mg/kg)
493,74 ±11,46
276,29 ± 9,29
279,82 ± 22,28
2190,63 ±200,28
260,44 ± 27.24
831,63 ±108,35
400,25 ±14,01
722,82 ±171,79
179,93 ±15,52
47,93 ± 2,07
(mg/kg) 38,39 ± 2,24
40,27 ± 3,67
22,28 ±1,10
221,87 ±12,18
109,19 ±9,36
109,48 ±8,12
70,80 ±7,15
78,29 ±15,95
117,89 ±5,04
267,37 ± 4,64
Pb (mg/kg)
13,07 ±0,49
14,83 ± 0,44
11,82 ±1,08
468,55 ± 49,74
103,24 ±21,90
245,55 ± 37,87
146,63 ±2,12
332,10 ±37,54
465,97 ±19,55
539,88 ±17,10
Ni (mg/kg)
13,87 ±0,54
13,52 ±0,18
7,48 ±1,06
15,87 ±0,54
10,92 ±0,30
12,61 ± 0,96
14,69 ±0,16
16,93 ±1,90
19,38 ±0,12
12,10 ±0,27
Cr (mg/kg)
33,35 ±1,77
35,53 ±1,00
22,57 ±3,13
19,10 ±0,93
19,48 ±1,13
20,75 ± 1,47
19,92 ±3,70
18,94 ±3,17
31,48 ±1,29
14,08 ±1.12
Co (mg/kg)
15,56 ± 0,35
14,83 ±0,37
10,82 ±1,20
19,57 ±0,33
11,74 ±0.12
11,33 ±0,55
9,87 ± 0,28
14,90 ±1,66
15,70 ±0.58
20.75 ±0,19
Cd (mg/kg)
21,97 ±0,31
22,99 ± 0,85
14,35 ±1,54
28,34 ± 0,86
20.22 ±1,63
19,94 ±1.65
22,19 ±0,45
27,01 ±1.77
32,14 ±0.37
27,75 ± 0,87
173
¿
r-O
s
3 -O
03 w
Oi N Oí 09
O i 00 00 O)
en 4». 00 05
w "-4 4».
o a 6
3 -
u' (/)
en -*
^-A (O
en 00 00 o>
en Ü1 o - j >
co N3 0)
0 O Ó
3 -O
03 (fl
en •~j
'(XI - j
03 en
"S
í" N3 NJ 00
w >>. - J
o 9
"S' Cfl
en o
g
en • í»
en o
en M >» <o
.^ en 00
O D •>
til \2. a
en M 4>-OJ
en - 4 O) ( 0
en en * . o
_>. "eo N>
r-0 S
B
8 w
•IX Oí V en
4». J-s|
en (O
-t». en Ü l ro
N) «3 eo
n O
s
o 3 (/)
^ ^x (A)
0> e»)
g
en -si V (O
4:
"-J
I -
o s
3 i 2 u' w
co - A
"o ""
en •-«j "p. (O
• * « . -v j
00 (O
G/
"eo •íw
t -O
s
Sí. o w
co o w —&
J!>. -~l eo en
eo ->i ' -4
a> en 1 ^ ©
O D
6
s 8 w
•IX .-k.
00 - 4
•IX 00
'83
•fíen N)
fv
'-«1 eo
O
9 O
o (B (/)
4X - * '-Ni eo
O) •;>>
>fc • ^
en en "-4 •Ix
en eo •IX
o O
6
3 O 03 V)
*^
co - 4
4X 00 « A
4x
-IX en
^ _ i
-*•
fO
co —*
O
9 o
92. p (/)
eo 0) 4x o
• f» .
en ' -4 co
eo (D en en
N)
b> "^
O D
6
s 8 M
4X •>! "•vi eo
en co en 00
en o b) O)
4x "«A •fx
O o 6
=11
o s C/l
en en
§
e» -vi KJ co
a> o «3 O
O) NJ O
O O Ó
O 03 W
4X erf N) -4
en NJ 'co 00
• ^
00 w eo
ro '•sj - 4
O o 6
r-#-
p" í/l
00 C» 00 o
4x N) Ü l
en
co (O N3 -vi
—k
(O M
O D 00
S
S w
00 lo 00 (O
..^ — ' -4 -IX
00 00 >o (y>
po 'eo o
O 9 DO
o 3 w
4x ro 'w - j
O)
p "_& N)
en en 'cD o
en - J o
O
9 CD
3 -
os' U)
4x 00
"-^1
o
en M
'•fx • ^
•fx _-J 1 ^ O)
K>
'oo -vi
o a DO
o (/)
eo O) o NJ
-tx 00 'en O)
•IX . . V
'O) •tx
eo 'en 00
N o 0)
S g ¡3 cu
(n 0)
3
3" 3' 0
>< 3' o
S 0»
a u'
Q H
H 03
g; 03 O) 4X p O O O) 3
oi O w 3 co Q.
8 a. CD 3-C
3 CD Q. 03
a a CD oT (/) 3 c p
<
a. P ta 3
£. Ñ' 03
a 03
Tabla 6.41. Parámetros físico-químicos generales en aguas del río Odiel (Huelva). ' ' Valor medio ± SD. n=3
o
O) 3
E
B •c a.
o
S o u C 3 O) (^
s 3 E
1 0) F
Zona
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOlVl
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
Temperatura
del agua (°C)
26
26
29
24
25
18
18
16
19
24
10
10
9
10
12
Temperatura
ambiente (°C)
26
24
33
21
21
23
22
14
26
27
12
13
7
16
12
PH
8,39
2,87
2,89
2,83
2,76
6,50
3,45
3,51
3,39
3,33
6,50
2,92
2,91
2,81
2,96
Turbidez
(UNF)
4
9
<1
<1
<1
6
12
5
<1
<1
<1
16
2
<1
3
Conductividad
(^S/cm)
486,91
3648,14
2619,63
2971,26
6118,33
427,47
2474,47
1410,08
1983,21
4552,53
469, 84
2888,62
2566,70
2505,79
4663,02
Residuo seco '°'
(mg/l)
305,13 ±7,68
5602,16 ±70,96
3235,17 ±33,52
3173,67 ±23,17
10003,50 ±4,26
288,60 ±4,33
3540,67 ±32,41
1484,00 ±65,00
2106,50 ±34,71
6827,17 ±19,64
289,33 ±2,45
5290,83 ±16,58
4016,17 ±19,83
3335,17 ±34,56
8735,00 ±29,77
Acidez total
(mg CO2/I)
1,23
1457,91
616,80
504,66
1289,69
1,87
907,25
205,60
504,66
1682,21
4,38
1094,50
1066,94
788,04
1983,93
Dureza >"'
mg CaCOa/i
250 ±6
2210 ±50
1230 ±70
1800 ±40
5200 ±100
180 ±0
2900 ± 0
1350 ±50
1210±10
4090 ±10
224 ±0
3100 ±50
2160 ±60
1890 ±30
5150 ±50
175
Tabla 6.42. Principales aniones en aguas del río Odiel (Huelva). Valores medios ±SD. n=3
o
1 0) 3 E 0)
E •c 0.
o
3 E o c 3 O) «g
o
3 E
0) F
Zona
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
Cloruros
(mg CI7I)
58,45 ±0
29,22 ±0
24,62 ±0,91
45,60 ±1,83
51,07 ±1,82
50,28 ±0
79,00 ±7,18
46,68 ±3,59
46,68 ±3,59
79,00 ±7,18
51,22 ±0,50
31,79 ±0,34
38,85 ±2,55
47,68 ±1,23
37,09 ±1,44
Bicarbonatos
(mg CO3 H7I)
212,52 ±2,34
-
-
-
-
170,00 ±2,10
-
-
-
-
176,78 ±2,20
-
-
-
-
Si
(mg/l)
10,60 ±0,65
21,05 ±0,80
20,40 ±0,05
14,05±0,15
42,25 ± 0,65
4,42 ±0,04
11,95±0,05
7,63 ±0,03
8,08 ±0,03
45,40 ±0,02
5,65 ±0,04
16,95 ±0,20
15,65 ±0,30
12,00 ±0,05
33,25 ±0,50
Sulfates
(mg 804^71)
47,48 ±1,23
4004,93 ±21,40
2286,56 ±6,59
2442,10 + 175,30
6940,48 ±32,10
69,71 ±7,82
2462,50 ±3,50
1086,00 ±13,00
1579,00 ±41,00
4830,50 ± 135,50
119,33 ±0,83
3335,50 ±35,50
2695,00 ±51,00
2207,00 ±29,00
5730,00 ±192,00
176
Tabla 6.43. Principales cationes en aguas del río Odiel (Huelva). Valores medios ± SD. n=3
i *<* w a> 3 E h. a> E •c 0 .
0
1 (A O 3 £ o •D C a> 0} 0 £
3 E u
12
Zona
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
Ca Mg Na K
(mg/l) (mg/l) (mg/l) (mg/l)
52,00 ±0,35 287,86 ±0,79 27,90 ±1,55 10,95 ±0,60
150,10 ±31,02 490,60 ±68,76 30,67±5,97 2,69 ±0,80
126,25 ±0,83 231,88 ±3,22 31,1± 0,35 2,40 ±0,02
353,13 ±6,84 190,75 ±25,26 48,61 ±4,82 7,43 ±1,43
556,00 ±12,00 915,07 ±16,82 191,13 ±1,20 4,40 ±0,68
47,20 ±5,60 12,04 ±0 51,05 ±3,35 9,81 ± 0,88
380,00 ±3,00 561,70 ±86,50 22,45 ±1,25 2,28 ±0,18
48,00±24,00 295,20±26,40 25,51 ±6,11 3,15±0,14
84,00 ±4,00 237,60 ±2,40 25,02 ±6,20 3,54 ± 0,72
504,00 ±0 679,20 ±0 117,00 ±3 1,70 ±0,09
46,40 ±0 25,97 ±0 42,63 ±2,59 2,53 ±0,06
483,50 ±24,50 453,70 ±26,50 25,91 ± 3,05 1,66 ±0,17
177,20 ±0 412,08 ±10,21 23,37 ±3,01 1,54 ±0,30
196,00±2,50 336,00±8,50 23,23±2,76 3,11 ±0,28
568,00 ±8,00 895,2 ±16,10 141,06 ±23,87 2,66 ±0,49
177
Tabla 6.44. Parámetros indicativos de contaminación en aguas del
o
3 E O)
E CL
O
3 E o 73 C 3 O) 0)
o
0) 3 E 0)
tí P
Zona
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
DQO '^' Oxígeno disuelto
{mgO./l) ^ ' " 9 ° ^ " )
5,76 ±0,39 8,37
4,02 ±0,43 5,58
3,59 ±0,39 2,58
14,14±1,27 0
11,82 ±0,04 1,44
6,33 ±0,15 6,03
4,04 ±0,42 2,83
3,25 ±0,23 4,36
5,46 ±1,34 0,996
6,57 ±0,33 1,94
6,70 ±0 12,24
7,59 ±0,40 6,39
3,72 ±0,17 5,92
18,58±0 0,12
21,25 ±0,16 4,27
río Odie! (Huelva).
Nitratos
{mg NOsVi)
1,56
10,70
1,05
1,00
0
4,51
19,27
5,42
9,57
7,19
5,13
8,20
2,15
2,33
27,88
'*'Valores medios ± SO.
Nitritos
(mg N027I)
0,1
0,05
0,05
0
0,05
0,24
0,22
0
0
0
0,21
0,06
0,06
0,08
0,05
n=3
Amonio
(mg NH4*/I)
0,09
0,03
0
0,02
0,70
0,24
0,05
0
0,03
0,43
0,14
0,10
0,03
0,03
0,73
Fosfaftos
(mg PO4/I)
0,26
0
0
0
0
0,32
0
0.03
0
0,02
0,33
0,04
0,03
0,02
0,04
178
Presentación de resultados
PERFIL OD-A (figura 6.1)
• información general sobre la zona de la muestra
Pendiente cóncava hada el lecho del río con topografía del terreno circundante plana
o casi plana (pendiente general del 2 al 6 %). Vegetación de gramíneas y encinas,
fonnando parte de un pastizal adehesado. Ganado de caballos y vacas cercano.
•ínfomnación general sobre el suelo
Suelo bien drenado (clase 4), ligeramente húmedo en el momento del muestreo. Pe-
dregosidad superficial escasa (dase 1)
• Influencia tiumana
Suelo utilizado para explotaciones ganaderas extensivas.
• Descripción de los horizontes
A.- O a 55 cm.
Color pardo grisáceo (10 YR 4/3) en húmedo y pardo ligeramente amarillento (10 YR 6/4) en seco. Pocas manchas, pequeñas y definidas. Textura franco-arenosa. Estructura moderada en bloques subangulares medios a finos. Muy friable. Materia orgánica abundante, bien incorporada. Raíces finas, abundantes y medianas frecuentes. Límite inferior del horizonte neto, ondulado.
B.- 55 a 85 cm.
Color pardo (10 YR 4/4) en húmedo y pardo ligeramente amarillento (10 YR 6/4) en seco. Bandas de color rojo (10R 5/8). Textura franco-arenosa Estructura débil en bloques subangulares medianos. Muy friable. Materia orgánica apredable, bien incorporada. Raíces medianas, escasas. Límite inferior del horizonte brusco, plano.
R.- 85 a 110 cm Capa de cantos redondeados. Límite inferior del horizonte neto, plano.
C- 110 a más de 140 cm. Color pardo amarillento(10 YR 4/6) en húmedo y pardo daro (10 YR 6/3) en seco. Estructura débil migajosa. Suelto. Materia orgánica inapredable. Sin raíces
179
Presentación de resultados
PERFIL OD-B (a) (figura 6.2)
• ¡nfoimación general sobre la zona de la muestra
Isla fluvial de forma aproximadamente elíptica y escasa altura (unos 20 cm) sobre la
superficie del río. Terreno circundante plano. Respecto a la vegetación, Erica andeva-
lensis aparece como especie exclusiva. Las especies más cercanas a 1-2 m. son Ne-
rium oleandery Cistus salvifolius. A unos 6 m. comienzan a apare<^r Quercus.
• Información general sobre el suelo
Suelo muy escasamente drenado (clase 0), a capacidad de campo en el momento del
muestreo. Pedregosidad superficial muy alta (dase 4), como consecuencia del mate
rial aportado por el río.
• Influencia humana
El enclave está determinado por el aporte continuo de aguas contaminadas por sales y
metales por parte del río Odiel, que en épocas de crecida puede inundarlo
• Descripción de los horizontes
A.- O a 20 cm. Color pardo amarillento (10 YR 4,5/6) en húmedo y anaranjado (10 YR 6/8) en seco. Pocas manchas, pequeñas e indistintas. Textura arenosa. Sin estructura. Suelto. Materia orgánica abundante, poco incorporada. Raíces finas, frecuentes a muy frecuentes. Límite inferior del horizonte a humedad de saturación. Eflorescencias cercanas de color blanco, con abundantes sulfatos.
180
Presentación de resultados
PERFIL OD-B (b) (figura 6.3)
• Información general sobre la zona de la muestra
Orilla del rio, en la misma zona del anterior. Terreno circundante plano. Enea andeva-
lensis aparece como especie exclusiva. Las especies más cercanas a 1-2 m. son A/e-
ríum oleandery Cistus salvifoiius. A unos 6 m. comienzan a aparecer Querojs.
• Información general sobre el suelo
Suelo bien drenado (clase 4), ligeramente húmedo en el momento del muestreo. Pe-
dregosidad superficial apreciable (clase 2), con cantos rodados de cuarcita.
• Influencia humarm
Enclave determinado por el aporte continuo de aguas contaminadas por sales y meta
les por parte del rio Odiel, que en épocas de crecida puede cubrírío
• Descripción de los horizontes
O a 75 cm. Color pardo amarillento (10 YR 5/4) en húmedo y en seco (10 YR 5/6) Pocas manchas. Textura arenosa. Sin estructura. Consistencia suelta a blanda. Materia orgánica escasa. Muy pocas raíces, muy finas. Límite inferior del horizonte neto, ondulado.
B.- 75 a l 10 cm. Color pardo amarillento (10 YR 5/6) en húmedo y pardo anaranjado (10 YR 5/8) en seco. Textura arenosa. Estructura débil en bloques suban-gulares finos. Muy friable. Materia orgánica inapreciable. Sin raíces.
181
Presentación de resultados
PERFIL OD-C (figura 6.4)
• Información general sobre la zona de la muestra
Orilla del río. Terreno circundante plano. Erica andevalensis aparece como especie
casi exclusiva, junto con una gramínea. Fuera del lecho del rio aparecen Eucaiyptus
globulus (introducida en plantaciones) y Nerium oleander
• Información general sobre el suelo
Suelo bien drenado (clase 4), ligeramente húmedo en el momento del muestreo. Pe-
dregosidad superficial apreciable (clase 2), con cantos rodados de cuarcita y frag
mentos de pizarra.
• Influencia humana
Enclave determinado por el aporte continuo de aguas contaminadas por sales y meta
les por parte del rio Odiel, debido a las explotaciones mineras, que en época de creci
da puede cubrirte.
Descripción de los horizontes
A.- O a 20 cm. Color anaranjado (7,5 YR 6/8) en húmedo y pardo ligeramente amarillento (10 YR 6/6) en seco. Sin manchas. Textura arenosa. Sin estructura. Consistencia suelta. Materia orgánica escasa. Pocas raíces, finas. Límite inferior del horizonte difuso, plano.
AC- 20 a más de 65 cm. Color pardo anranjado (7,5 YR 5/8) en húmedo y pardo ligeramente amarillento (7,5 YR 6/6) en seco. Textura arenosa. Sin estructura. Consistencia suelta. Muchos fragmentos minerales (cuarcitas, pizarras). Materia orgánica inapreciable. Sin raíces.
182
Presentación de resultados
PERFIL OD-D (figura 6.5)
• Información general sobre la zona de la muestra
Pendiente cóncava hacia el lecho del río. Base de una acumulación de desechos mi
neros. Terreno circundante hacia la mina de Sotiel-Coronada fuertemente socavado,
con acumuladones de viejos desedios de minería (pendiente 13-25 %); hacia el río,
casi plano. Respecto a la vegetación presente, Erica anc^\/alensis aparece como es
pecie casi exclusiva, salvo alguna gramínea.
• Infomiacíón general sobre el suelo
Suelo moderadamente bien drenado (clase 3), ligeramente húmedo en el momento
del muestreo. Pedregosidad superficial muy alta, con piedras (cuarcitas, pizarras) que
ocupan más del 90 % de la superficie del suelo (dase 5)
• Inñuencia humana
Enclave muy alterado por la acumulación de desectios mineros y el aporte continuo de
aguas contaminadas por sales y metales por parte del río Odiel.
• Descripción de los horizontes
Ar.- O a 20 cm. Color pardo rojizo (7,5 YR 4/6) en húmedo y en seco (10 YR 6/6). Formado esencialmente por fragmentos de pizanra con material interstidal fino. Raíces frecuentes, finas. Límite inferior del horizonte brusco, plano.
AC- 20 a más de 50 cm. Color pardo rojizo (7,5 YR 4/6) en húmedo y en seco (10 YR 6/6). Manchas frecuentes (10-15 %) de color anaranjado oscuro (5 YR 5/8) con límite neto. Textura franca. Estructura débil, en bloques subangulares finos Friable. Materia orgánica bien incorporada. Raíces medianas, frecuentes y pocas gruesas (de unos 25 mm de diámetro).
183
Presentación de resultados
PERFIL LOM
• información general sobre la zona de la muestra
Planicie junto a un arroyo, con terreno circundante ondulado, hacia las minas de El
Lomero (pendiente 2-8 %). Vegetación de Erica andevalensis en las zonas más bajas,
a 1-1,5 m otra especie de Erica (probablemente Erica australis) y Nerium oleander.
• información general sobre el suelo
Suelo escasamente drenado (clase 1), húmedo en el momento del muestreo. Pedre-
gosidad superficial escasa (dase 1)
• Influencia iiumana
Enclave muy alterado por aporte continuo de aguas contaminadas por sales y metales
por parte de la Rivera de la Pelada, procedente de las cercanas minas de Ei Lomero
• Descripción de los horizontes
A.- O a 25 cm. Color pardo amarillento (10 YR 4/6) en húmedo y anaranjado (10 YR 6/8) en seco. Sin manchas. Textura franca. Estructura débil, granular, mediana. Muy compactado. Materia orgánica escasa. Sin raices
B.- a partir de 25 cm. Similar al anterior, con más materiales gruesos, extremadamente firme.
En las páginas que siguen, buscando una mayor claridad de exposición, nom
braremos a los horizontes de suelo con un número correlativo desde la superficie, pre
cedido por el nombre del perfil. Así, tendremos los horizontes OD-A 1, 2 y 3; OD-B (a)
1; OD-B (b) 1 y 2; OD-C 1 y 2; OD-D 1 y LOM 1.
184
Presentación de resultados
Figura 6.1. Perfil OD-A
185
Presentación de resultados
Figura 6.2. Perfil OD-Ba
Figura 6.3, Perfil OD- Bb
186
Prescnracián de resuliados
Figura 6.4. Perfil OD-C
Figura 6.5. Perfil OD-D
ni,,..
1 ' '
• ^ . ' * >
i. ' • < , .
V
íS^
'I
. L
187
l'resctuación de rcsuliados
Figura 6.6. Perfil LOM
r'!- ;•' -.f'v-^-t •"'•,.
wt-Wrw^f'L
Tabla 6.45. Parámetros generales y físico-químicos de ios iiorizontes anaiizados.
IVIuestra
OD-A
OD-A
OD-A
OD-B (a)
OD-B (b)
OD-B (b)
OD-C
OD-C
OD-D
LOM
Horizonte
1
2
3
1
1
2
1
2
1
1
Elementos gruesos
(%)
3,99
3,98
13,70
55,41
6,94
39,91
24,97
41,00
23.48
9,99
Limo (%)
14,3
13,3
0,3
11,9
0,3
0.3
0,3
0,3
16,3
19,9
Arena (%)
77,7
76,7
96,7
77,7
97,7
95,7
97,7
98,7
73,7
69,7
Arcilla (%)
8,0
10,0
3,0
10,4
2
4
2
1
10
10,4
p H '
6,9
7,2
7,3
3,2
3,9
3,8
4,4
4,2
3,4
2.8
Carbonatos totales
(%)
0
0.09
0.06
0
0
0
0
0
0
0
Conductividad " \xSlcm
600
570
600
5730
550
650
600
820
690
1670
Materia orgánica
(%)
0.41
0,41
0,10
0,83
0,16
0,16
0,19
0,06
0,85
0,84
Nitrógeno total (%)
0,04
0,03
0,03
0,08
0,04
0,03
0,03
0,02
0,05
0,09
Fósforo (mg / kg suelo)
7,4 (='
14(0
4,2 < '
0,4 ''
0,2 (")
0,4 <*
0,2 ''
0,4 ^'^
0,6 ^'^
0,6 (*
^- Relación 1/2,5 en agua ^.- Relación 1 /1 en agua ".- Método de Olsen ''.- Método de Bray
189
Tabla 6.46. Complejo de cambio de los horizontes analizados (meq/100 g suelo)
Muestra
OD-A
OD-A
OD-A
OD-B (a)
OD-B (b)
OD-B (b)
OD-C
OD-C
OD-D
LOM
Horizonte
1
2
3
1
1
2
1
2
i
1
CIC
11,9
12,2
4,5
7
4,7
4,9
4,2
3,1
10,6
11,2
K
0,05
0,08
0,08
0,42
0,05
0,04
0,04
0,04
f\ n Á
0,04
Na
0,30
0,43
0,33
0,92
0,35
0,26
0,39
0,39
0,30
0,32
Ca
8,28
8,48
3,69
5,19
0,70
0,30
0,50
0,50
0,50
0,80
Mg
3,24
3,62
1,94
3,46
0,25
0,20
0,23
0,28
0,33
1,05
S
11,9
12,6
6,0
10
1,3
0,8
1,2
1,2
1,2
2,2
V (%)
Saturado
Saturado
Saturado
Saturado
29
16
28
39
11
20
190
Tabla 6.47. Extracto de saturación de los suelos analizados (meq/l extracto)
OD-A
OD-A
OD-A
OD-B (a)
OD-B (b)
OD-B (b)
OD-C
OD-C
OD-D
LOM
Horizonte
1
2
3
1
1
2
1
2
1
1
Calcio
0,85
0,40
0,75
16,97
0,75
0,90
0,45
0,60
1,10
2,25
IViagnesio
1,09
0,31
0,68
55,51
0,69
0,80
0,46
0,58
0,86
5,76
Sodio
0,43
0,52
1,74
10,43
0.48
0,70
0,70
1,43
0,91
3,96
Potasio
0,05
0,08
0,10
2,25
0,15
0,13
0,08
0,10
0,10
0,15
Cloruros
0,87
0,92
1,13
11,62
0,38
0,48
0,36
0,68
0,77
0,87
Sulfatos
1,50
0,47
1,56
72,06
2,25
3,12
1,73
2,77
3,90
9,96
Carbonatos
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
Bicarbonatos
0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
191
CAPITULO 7
DISCUSIÓN DE RESULTADOS
Discusión de resultados
7.1.- PLANTEAMIENTO GENERAL
Tanto en la caracterización de parámetros como en la exposición de ios resulta
dos, se lian expuesto en primer lugar los datos relativos a los metales pesados en
plantas por ser el objeto principal de este trabajo, pasando después a los correspon
dientes a las aguas y los suelos del entorno. Sin embargo, en la discusión que a conti
nuación presentaremos, vamos a comenzar por los parámetros de aguas y suelos, pues
el conocimiento de los factores ambientales tendrá que servimos de base para la co
rrecta interpretación de los resultados obtenidos en el material vegetal.
En los gráficos de cada parámetro, la zona de muestreo correspondiente a las
minas de El tornero (LOM) se representa a continuación de las zonas de muestreo del
Odiel con finalidad comparativa, aunque no forme parte del curso del rio.
7.2.- AGUAS
7.2.1.- PARÁMETROS FÍSICaQUÍMICOS GENERALES
7.2.1.1.- TEMPERATURA AMBIENTE Y TEMPERATURA DEL AGUA
Las variaciones de temperatura ambiental dependen sobre todo de la altitud y
latitud de la zona considerada, la estación del año y la hora del día. En los puntos estu
diados, sujetos a condiciones muy semejantes de latitud, y bastante similares de altitud,
el factor de mayor influencia es la época de muestreo (tabla 6.41, figura 7.1).
Así, las temperaturas del muestreo de julio oscilan entre 21 y 33 " C, las de mar
zo, entre 14 y 27 °C, y las de noviembre, entre 7 y 16 °C. Las in-egularidades en el pa
trón general se e)^lican por la hora de toma de la muestra: las muestras de OD-C se
tomaron en julio cerca de las 6 de la tarde, mientras que en marzo y noviembre estas
muestras iniciaron nuestra jomada, a las 9 de la mañana. Por otro lado, las muestras de
OD-D y LOM de julio se tomaron a primera hora de la mañana, y por eso las temperatu
ras registradas quedan por debajo de las homologas de marzo.
El mismo patrón, aunque amortiguado por el mayor calor específico del agua, se
observa al considerar su temperatura (figura 7.2). Podemos concluir entonces que la
temperafejra del agua se mantiene más o menos constante a lo largo del curso.
195
Discusión de resultados
Figura 7.1. Temperatura del aire en ias zonas de muestreo del rio Odiel y minas de El Lomero (Huelva)
35-, 30 25
^ 15 10 5 0
Temperatura del aire
-- X * OD-A OD-B OD-C OD-D LOM
Zonas
marzo
—4 noviembre
Figura 7.2. Temperatura del agua en las zonas de muestreo del río Odiel y minas de El Lomero (Huelva)
35 30 25 I 20 15 10 5 0
Temperatura del agua
-julk)
marzo
noviembre
OD-A OD-B OD-C OD-D LOM
Zonas
7.2.1.2.-PH
La observación de la figura 7.3 nos proporciona una primera orientación sobre
las características químicas del marco de nuestro estudio. El río Odiel, al atravesar las
primeras mineralizaciones del Cinturón Ibérico de Piritas {El Soldado, La Poderosa,
Concepción y San Platón) recibe aportes ácidos capaces de disminuir el valor numérico
del pH alrededor de 5 unidades, hasta llegar a valores cercanos a 3, que permanecen
prácticamente constantes a lo largo del curso del río (tabla 6.41). Este pH francamente
ácido va a desempeñar un importante papel en la solubilización de los metales presen
tes en el entorno. El pH de OD-D parece reflejar nuevos aportes de cierta importancia,
que dan lugar al punto de mayor acidez de los estudiados en el río.
196
Discusión de resultados
El comportamiento del pH de las aguas de LOM, aunque no sometido a la diná
mica de las aguas del Odiel, resulta similar al de los restantes.
Puede resultar interesante la comparación de los valores medidos en las aguas
del Odiel con los límites establecidos en la legislación para el agua potable (o los valo-
res guía, cuando no hay un límite establecido), y así tener una idea del orden de mag
nitud de su 'taita de calidad". Respecto al pH, el rango admisible para un agua potable
oscila entre 6.5 y 8.5; la comparación de estos límites con el pH de nuestras aguas
queda recogida en la figura 7.4. Otros intervalos establecidos por la legislación en fun
ción del uso previsto para las aguas se reflejan en la tabla 7.1. El apartado "Agua pota
ble (Comunidad Europea)" se refiere a la Directiva 98/83/CE de 3 de noviembre de
1998, relativa a la calidad de las aguas destinadas a consumo humano, que hasta la
fecha (septiembre de 2001) no ha sido vertida a la legislación española.
Figura 7.3. Valores de pH del agua en las zonas de muestreo del río Odiel y minas de El Lomero (Huelva)
8
6
4
2
0
^
• ^
OD-A
^ \ f
• s—
OD-B OD-C
Zonas
pH
—-• - -— - 1 - -
OD-D
• 1
—•—julio
marzo
-ú. noviembre
LOM
197
Discusión de resallados
Tabla 7.1. Intervalos de pH del agua admisibles según los usos previstos
Uso
Vertido industrial a cauce fluvial
Baño
Apta para la vida de los moluscos
Apta para la vida piscícola
Consumo humano. Tipo Al*^'
Consumo humano. Tipo A2 '" ^
Consumo humano. Tipo A3 "^
Agua potable (Comunidad Europea)
pH min
5,5
6
7
6
6,5
5,5
"^T5^ 6,5
pH máx
9,5
9
9
9
8,5
9
9
9,5
Referencia
BOE, 1986
BOE, 1988
BOE. 1988
BOE, 1988
BOE, 1994
BOE. 1994
BOE, 1994
DOCE, 1998
* ' Necesita tratamiento físico simple y desinfección previo a su consumo '*" Necesita tratamiento físico nonnal, tratamiento químico y desinfección previo su consumo ^^^ Necesita tratamiento físico y químico intensivos, afino y desinfección previo a su consumo
Figura 7.4. Comparación de valores de pH en aguas del rio Odiel y minas de El Lomero con los límites (6,5-8,5) establecidos en la legislación española para las aguas potables
7.2.1.3.-TURBÍDEZ
El aporte de sustancias en el t ramo OD-A a OD-B queda reflejado en la turbidez
del agua en este punto, causada por la gran cantidad de partículas no sedimentables
recibidas. Estas sustancias en suspensión van disminuyendo a lo largo del curso (tabla
6.41), sin que el nuevo aporte que hennos indicado en OD-D parezca tener mucha in
fluencia (figura 7.5)
198
Discusión de resultados
Figura 7.5. Valores de turbidez del agua en las zonas de muestreo del río Odiel y minas de El Lomero (Huelva).
14 12 + 10
O 6 4 2 + O
Turbidez
OD-A OD-B OD-C OD-D LOM
iulio marzo
-noviembre
7.2.1.4.- CONDUCTIVIDAD ELÉCTRICA Y RESIDUO SECO
La conductividad eléctrica y el residuo seco siguen un comportamiento similar,
tanto a lo largo del curso del río como en LOM (tabla 6.41, figuras 7.6 y 7.7), lo que in
dica que a pH tan ácido encontramos disociadas la mayoría de las sustancias minerales
presentes en el agua, resultando la parte no disociada cuantitativamente poco impor
tante. El aporte minera! entre OD-A y OD-B es tan intenso que, al contrario de lo que
suele ser habitual en los cursos de agua naturales, los valores de conductividad y resi
duo seco descienden según la corriente avanza en su cauce: resulta más importante el
efecto de dilución de los aportes que los nuevos materiales incorporados por la co
rriente.
El comportamiento similar de ambos parámetros permite definir una relación li
neal entre ellos con un elevado coeficiente de correlación.
Conductividad = 568,793 + 0,536707 - Residuo seco r = 0,977032 (F^ = 95,46 %}
Los valores de conductividad y residuo seco en OD-D parecen confirmar la
existencia de nuevos aportes ácidos en este punto, pues se produce un ligero aumento
de conductividad y residuo seco, cuando la dinámica habitual hubiera sido una progre
siva dilución del vertido ácido de OD-B y sus consecuencias a lo largo del curso del rio.
199
Discusión de resultados
Respecto a la variación estacional, se observa que los valores de conductividad
son más elevados en el muestreo de julio, como corresponde a un menor caudal del
curso de agua, y por tanto a una mayor concentración de sales.
Figura 7.6. Valores de conductividad eléctrica a 20 "C del agua en las zonas de muestreo del río Odiel y minas de El Lomero (Huelva).
7000 I 6000 I 5000
I 3000 S 2000 I 1000
Conductividad a 20 "C
• -julio marzo
" noviembre
OD-A OD-B 0I3-C OD-D LOM
Figura 7.7. Valores de residuo seco del agua en las zonas de muestreo del río Odiel y minas de El Lomero (Huelva).
12000
1CXXX)
8000 \ o 6000
4000 +
2000
O
Residuo seco
OD-A OD-B OD-C OD-D LOM
Zonas
marzo noviembre
La conductividad de las aguas analizadas oscila entre los 427 |iS/cm de OD-A y
los 6118 de LOM, mientras que el residuo seco lo hace de los 288 mg/l a 10 g/l (sic).
La legislación española para aguas potables recoge un nivel guía de 400 fiS/cm para la
conductividad, y un nivel máximo de 1500 mg/l para el residuo seco. La comparación
gráfica entre ambos parámetros y los niveles citados se recoge en las figuras 7.8 y 7.9.
200
Discusión de resultados
Otros niveles establecidos por la legislación en fundón del uso previsto para las aguas
se dan en la tabla 7.2.
Figura 7.8. Comparación de valores de conductividad eléctrica a 20 Ki: en aguas del río Odiel y minas de El Lomero con el nivel guia (400^S/cm ) establecido en la legislación española para las aguas potables. Unidades en {iS/cm.
Conductiviclad
OD-B -judo
marzo noviembre
-GUÍA
OD-D OD-C
Figura 7.9. Comparación de valores de residuo seco en aguas del rio Odiel y minas de El Lomero con el límite (1500 mg/l) establecido en la legislación española para las aguas potables. Unidades en mg/l.
Residuo seco
OD-A 8000.
OD-B -juKo
marzo
- noviembre
-MAX
OD-D OD-C
201
Discusión de resultados
Tabla 7.2. Valores de conductividad del agua admisibles según los usos previstos
Uso
Consumo humano. Tipo A1*^'
Consumo liumano. Tipo Á2 ®'
Consumo humano. Tipo A3 ^'^^
Agua potable (Comunidad Europea) " '
Conductividad (j iS/cm)
1000
1000
1000
2500
Referencia
BOE, 1994
BOE, 1994
BOE, 1994
DOCE, 19981
''' "Necesita tratamiento físico simple y desinfección previo a su consumo '''' Necesita tratamiento físico normal, tratamiento químico y desinfección previo su consumo '" ^ Necesita tratamiento físico y químico intensivos, afino y desinfección previo a su consumo '' Nivel guía
7.2.1.5.- ACIDEZ TOTAL
Salvo en el primer punto de muestreo (OD-A, con 1,23 mg CO2 /I. Tabla 6.41) los
elevadísimos valores de acidez {de 500 a 1500 mg CO2/Í en el resto de ¡as zonas) están
originados no por la presencia de dióxido de carbono, sino por la reacción de los sulfa
tes para formar ácido sulfúrico. La relación acidez-sulfaíos se pondrá de manifiesto en
la relación lineal existente entre ambos parámetros, que comentaremos posteriormente.
El comportamiento espacial de la acidez sigue en líneas generales el visto hasta ahora
(figura 7.10).
Este comportamiento puede resumirse como un brusco incremento en OD-B,
descenso en OD-C como consecuencia del efecto de dilución a lo largo del rio, y ligero
aumento en OD-D debido a la incorporación de nuevos aportes. No aparece sin embar
go ningún patrón estacional. LOM presenta la mayor acidez por tener un mayor conte
nido de sulfatos.
7.2.1.6.- DUREZA TOTAL
La dureza total, con un rango de 2540 a 5200 mg CaCOa/l (tabla 6.41) repite el
patrón espacial ya comentado (figura 7.11), aunque en este caso aparece más clara la
disminución a lo largo del cauce, que se explicaría como en los otros casos. La dureza
puede contribuir a la disminución de la toxicidad de los metales.
202
Discusión de resultados
Figura 7.10. Valores de acidez total del agua en las zonas de muestreo del río Odiel y minas de El Lomero (Huelva).
2500n
2000
§ 1500 O gi 1000
500
0-1
Acidez total
A
/ ^ ' " r " ^
—•—iuto —» marzo —*—noviembre
OD-A OD-B OCM; OD-D LOM
Zonas
Figura 7.11. Valores de dureza total del agua en las zonas de muestreo del río Odiel y minas de El Lomero (Huelva)
Dureza total
6000
5000
^4000
% 3000
£ 2000 -1-
1000
o
•0
OCJ-A OD-B OD-C OD-D LOM Zonas
-julb marro
-noviembre
La dureza es función det contenido de Ca y Mg, y en general presenta una ele
vada correlación con la sílice (Catalán Lafuente y Catalán Alonso, 1987). La capacidad
de cada uno de estos factores para explicar la dureza del agua puede apreciarse al
comparar los coeficientes de determinación R^ para cada uno de los factores y sus
combinaciones
Tabla 7.3. Valores del coeficiente de determinación R para distintos modelos de regresión sobre dureza, según la variable o variables explicativas consideradas.
Var. explicativas
R'' (%)
Ca
85,94
Mg
96,13
Si
73,88
Ca, Si
91,95
Ca, Mg
98,80
Mg, SI
96,13
Ca, Mg, Si
98,82
203
Discusión de resultados
De donde el mejor modelo predictor de la dureza se obtendría a partir de ios
datos de Ca, Wlg y Si, aunque la diferencia con el modelo que sólo emplea como varia
bles explicativas de la dureza Ca y Mg es mínima.
7.2.2.- PRINCIPALES ANIONES
7.2.2.1.-CLORUROS
El contenido en cloruros es bastante uniforme, oscilando entre los 29 y los 79
mg C171. El patrón general presenta un comportamiento distinto al visto hasta ahora
(figura 7.12, tabla 6.42). Al no estar ligado a las mineralizaciones del Cinturón Ibérico de
Piritas, en general no existen oscilaciones muy pronunciadas a lo largo del curso del río,
y OD-A tiene unos contenidos similares (e incluso mayores) que los otros puntos. El
contenido relativamente elevado de OD-A, debe proceder de la meteorización de los
sedimentos marinos del devónico-carbonífero, sin que se pueda excluir un aporte pro
cedente del ganado cercano.
La uniformidad citada tiene su mejor reflejo en el punto OD~D, que en los tres
muéstreos, espaciados a lo largo de 17 meses, muestra valores prác:ticamente iguales.
El valor anormal de OD-B en marzo debe corresponder a un vertido puntual.
El coeficiente de correlación entre contenido de cloruros y a>nductividad eléctri
ca es r = -0,033, con lo que la influencia de aquellos en el aporte salino de las aguas
estudiadas es mínima; todo lo contrario a lo que ocurre con los sulfsiíos, como veremos
enseguida.
La cantidad de cloruro en aguas suele oscilar entre los 10 y los 30 mg/l, (Pérez
López y Espigares García, 1995) proporcionando la legislación un nivel guía de 25 mg/l.
La comparación de nuestros datos con el nivel guía se presenta en la figura 7.13. Los
niveles de cloruros admisibles para otros usos del agua se recogen en la tabla 7.4.
204
Discusión de resullados
Figura 7.12. Contenido de cloruros en aguas de las zonas de maestreo del rio Odiel y minas de El tornero (Huelva)
Cloruros
250
200
i 150
50
O
-juSo marzo
- noviembre
OD-A OD-B OD-C OD-D LOM
Zonas
Figura 7.13. Comparación del contenido en cloruros en aguas del río Odiel y minas de El Lomero con el nivel guía (25 mg/1) establecido en la legislación española para las aguas potables. Unidades en mg/l
Cloruros
LOM OD-B jubo marzo
-noviembre -GUÍA
OD-D OD-C
205
Discusión de resultados
Tabia 7.4. Valores de contenidos má)amos admisibles de cloairos en agua según los usos previstos
Uso
Vertido industrial a cauce fluvial
Consumo humano. Tipo A1'^'
Consumo humano. Tipo A2 ^°'
Consumo humano. Tipo A3 ^°'
Agua potable (Comunidad Europea)
Cloruros fmg/f)
2000
200
200
200
250 • — . — — —
Referencia 1
BOE, 1986
BOE, 1994
BOE, 1994
BOE, 1994
DOCE, 1998
* ' Necesita tratamiento físico simple y desinfección previo a su consumo '' ' Necesita tratamiento físico normal, tratamiento químico y desinfección presvio su consumo ''' Necesita tratamiento físico y químico intensivos, afino y desinfección previo a su consumo
7.2.2.2.- BICARBONATOS
Los valores de pH presentes en el agua limitan la aparición del ion bicarbonato a
OD-A (tabla 6.42). El muestreo de julio presenta una mayor concentración del ion, que
se relaciona con un pH más alcalino del agua. Esta mayor concentración la atribuimos,
como en otros casos, a la disminución de caudal como consecuencia del estiaje.
7.2.2.3.- SÍLICE
Los contenidos de sílice oscilan entre los 4,42 y 45,50 mg/1 (tabla 6.42). Dado
que la temperatura acelera el ataque a los silicatos, favoreciendo su disolución (Catalán
Lafuente y Catalán Alonso, 1987), en julio se dan los valores más altos (figura 7.14). De
hecho, la anomalía que parece observarse en LOM tiene su reflejo exacto en la anoma
lía de la temperatura del agua (figura 7.2), ya comentada.
7.2.2.4.- SULFATOS
El comportamiento de ios sulfates se ajusta con exactitud a lo que hemos veni
do llamando "patrón general" (tabla 6.42): gran aumento de OD-A a OD-B como conse
cuencia del paso del río por los depósitos minerales del Cinturón Ibérico de Piritas y
Formación Manganesífera, disminución de OD-B a OD-C debido a de la dilución de
estos aportes a lo largo del curso del río, y nuevo aumento en OD-D por los nuevos
aportes recibidos en las inmediaciones de la mina de Sotiel-Coronada (figura 7.15). Los
contenidos de LOM superan ampliamente a los registrados en el curso del Odiel.
206
Discusión de resultados
Figura 7.14. Contenido de sílice en aguas de las zonas de muestreo del río Odí-el y minas de El Lomero (Huetva)
50^
40
I" = 20 "
10
0
Si
P U
OD-A OD-B OD-C OD-D LOM
Zonas
—•—juSo
marzo
—4— noviembre
Figura 7.15. Contenido de sutfatos en aguas de las zonas de muestreo del rio Odie! y minas de El Lomero (Huelva)
Sulfates
8000
6000
4000
2000
0 — • 1 1 1 1 — OD-A OE)-B OD-C OD-D LOM
Zona»
juKo marzo
- noviembre
Es de destacar las enormes diferencias entre el minimo de 47,48 mg SO/Vt, que
se registra, como en otros casos, en OD-A, y el máximo, 150 veces mayor, que se re
gistra en LOM (6940,48 mg SO/VI). En general, las concentraciones de sulfatos pre
sentes son elevadtsimas, y tienen su origen en la oxidación de tos sulfuros constitu
yentes de las masas minerales que atraviesa el Odie! en su curso. La elevada cantidad
de sulfatos en estas aguas hace que muclias de sus propiedades estén controladas por
la concentración de aquellos. Para el estudio de estas propiedades comenzamos plan
teando la correlación lineal entre sulfatos y los otros 27 parámetros analizados (metales
incluidos). Las con'elaciones más elevadas son las siguientes.
207
Discusión de resultados
Con residuo seco
Con conductividad
Con dureza total
Con acidez total
r= 0,9969
r= 0,9895
r= 0,9577
r= 0,9063
p = 0,0
P = 0,0
p = 0,0
p = 0,0
El predominio absoluto de los sulfates sobre otras posibles sales, hace que sean
los principales responsables del elevadísimo residuo seco (figura 7.16) y conductividad
de nuestras aguas. La acidez de las aguas, como ya comentamos, está ligada a la pre
sencia de ácido sulfúrico.
Figura 7.16. Recta de regresión de residuo seco frente a sulfates en las zonas de muestreo del rio Odiel y minas de El Lomero (Huelva)
(X1000) 12
10
8 8 <!> (A
O 6 13
• D 'w A
2
0
1 • 1 1
-
• ~ l . , .
0
a
1 . , , 1 , , ,
2 4
SO4'-
-
-
5 8 (X10 00)
Residuo seco = 44,8206 + 1,44493 • sulfátos
Todos los sulfatos presentes en las aguas están en forma de sales alcalinas y
alcalinotérreas (Catalán Lafuente y Catalán Alonso, 1987). Dentro de estos, los sulfatos
de calcio y magnesio contribuyen a la dureza del agua, y deben ser ios predominantes
en nuestras aguas, de ahí su elevada correlación con la dureza total. Puede ser intere
sante entonces considerar su relación con el contenido de sulfatos, obteniéndose los
siguientes coeficientes de correlación y rectas de regresión.
208
Discusión de resultados
Con W!g r= 0,9501 p = 0,0
Sulfatas = 59,9177 + 6,75334 Mg
ConCa r= 0,8996 p = 0,0
Sulfatas = 294,699 + 9,345 Ca
Relaciones que pasaremos a comentar junto con ei resto de los aspectos que
atañen a los principales cationes presentes en estas aguas. Mediante la comparación
gráfica de su contenido en sulfates con el establecido por la legislación para el agua
potable (figura 7.17) vemos hasta que punto los valores de OD-B y, sobre todo, LOM,
se encuentran "fuera de escala".
Figura 7.17. Comparación del contenido en sulfates en aguas del río Odiel y minas de Ei Lomero con el máximo (250 mg SO/VI) establecido en la legislación española para las aguas potables. Unidades en mg/l.
Sulfates
OD-A 3000,00/
DD-B —O—juno —™—marzo —&—noviembre
OD-D OD-C
La tabla 7.5 recoge otros posibles usos del agua, que coinciden con el valor
mite establecido para el agua potable, de 250 mg 804^71.
209
Discusión de resultados
Tabla 7.5. Valores de contenidos máximos de sulfatos en agua admisibles según los usos previstos
Uso
Vertido Industrial a cauce fluvial
Consumo humano. Tipo A1^^'
Consumo humano. Tipo A2 ^°'
Consumo humano. Tipo A3 ^'^^
Agua potable (Comunidad Europea)
Sulfatos (mg/l)
2000
250
250
250
250
Referencia
BOE,1986
BOE, 1994
BOE, 1994
BOE, 1994
DOCE, 1998
'^' Necesita tratamiento físico simple y desinfección previo a su consumo ^^ Necesita tratamiento físico normal, tratamiento químico y desinfección previo su consumo " Necesita tratamiento físico y químico Intensivos, afino y desinfección previo a su consumo
7.2.3.- PRINCIPALES CATIONES
7.2.3.1.- CALCIO / MAGNESIO
El calcio suele ser el catión más abundante en las aguas, salvo "raras excepcio
nes" (Catalán) conno la que aquí nos ocupa (tabla 6.43), en ia que el magnesio es el
catión mayoritario. La presencia de MgS04 asociado a los yacimientos de sulfatos me
tálicos y su gran solubilidad hace que pase en gran cantidad al cauce, lo que es cohe
rente con la alta correlación entre magnesio y sulfatos. Sin embargo el sulfato de calcio,
menos soluble, pasa con mayor dificultad al agua.
La evolución de los parámetros en las distintas zonas y épocas de muestreo se
recoge en las figuras 7.18 y 7.19. El patrón estacional aparece poco claro, pero parece
existir cierta tendencia (sobre todo en el caso del Mg) a un mayor contenido en el
muestreo de noviembre, lo que se justificaría, como en otros casos, por el efecto de
arrastre de las lluvias.
La incorporación de los aportes de OD-D al curso del río presenta tendencias
contrapuestas que cabe atribuir a ligeras diferencias litológicas: en OD-D el aporte de
sulfato magnésico debe ser menor, y se produce un descenso de la cantidad de mag
nesio respecto a OD-C. Por el contrario, el aporte de calcio es mayor, y el contenido
total sube respecto a OD-C. Así, la dureza de OD-D debe ser sobre todo debida al cal
cio. La comparación de nuestros datos con el nivel guía de calcio y el máximo legislado
para el magnesio se presenta en las figuras 7.20 y 7.21.
210
Discusión de resultados
Figura 7.18. Contenido de calcio en aguas de las zonas de muestreo del rio Odie! y minas de El Lomero (Huelva)
1000 1 BOO
| . 600 t 400
200 0 -
Ca
.Av-* -' OD-AOD-B OD- 00- LOM
C D
Zonas
• julio —« marzo —*~ noviembre
Figura 7.19. Contenido de magnesio en aguas de las zonas de muestreo del río Odie! y minas de El Lomero (Huelva)
Mg
1000
800
600
400
200
O
^ ^
-julio
marzo -noviembre
OD-A OD-B OD-C OOD LOM
Zonas
7.2.3.2.- SODIO
El contenido de sodio (que en el río Odiel varía entre los 23,23 y los 51,5 mg/l,
tabla 6.43) es tan bajo que estaría comprendido en los límites establecidos para el agua
potable. Este contenido permanece relativamente estable en el Odiel y alcanza valores
más elevados en LOM, según hemos venido observando en los diversos parámetros
analizados (figura 7.22). La ligera disminución a lo largo del curso del río indica la esca
sez de sodio del terreno, de manera que la cantidad de elemento presente {que en OD-
A puede deberse a los aportes del ganado) se va diluyendo conforme avanzamos hacia
su desembocadura. La correlación entre cloruros y sodio es muy baja (r = 0,1710) con
211
Discusión de resultados
lo que la presencia de cloruro sódico delDe ser cuantitativamente poco importante. Las
correlaciones más altas sodio-aniones son:
Sodio- sílice
Sodio-sulfatos
r= 0,8331
r= 0,7740
Figura 7.20. Comparación del contenido en caldo en aguas del rio Odiel y minas de El Lomero con el nivel guía (100) establecido en la legislación española para las aguas potables. Unidades en mg/l.
Ca
OD-A 400,00
OD-D
)D-B juin marzo noviembre GUÍA
OD-C
Figura 7.21. Comparación del contenido en magnesio en aguas del río Odiel y minas de El Lomero con el máximo (50) establecido en la legislación española para las aguas potables. Unidades en mg/l.
Mg
OQ-A 400,00/
ÍOO^O.
OD-D
)D'B julio marzo
-rwviembre 'MAX
212
Discusión de resultados
Respecto a la variación estacional, en general los contenidos son mayores en
verano debido a la disminución del caudal, efecto que resulta más intenso en LOM.
Como en otros parámetros estudiados, presentamos la comparación gráfica entre los
valores de sodio en nuestras muestras y los establecidos en la legislación española
para el agua potable (figura 7.23), así como otros niveles máximos de sodio en función
del uso previsto del agua (tabla 7.6).
Figura 7.22. Contenido de sodio en aguas de las zonas de muestreo del rio Odiel y minas de El Lomero (Huelva)
250
200 ^ 150
= 100
50
O
Na
1 - ^
-•—julio ci marzo
-A— noviembre
OD-A OD-B OD-C OD-D LOM Zonas
Figura 7.23. Comparación del contenido en sodio en aguas del río Odiel y minas de El Lomero con el máximo (150) establecido en la legislación española para las aguas potables. Unidades en mg/l.
LOM
Na
OD-D
OD-B -•—julo ' marzo
-ée— noviembre -W—MAX
OO-C
213
Discusión de resultados
Tabla 7.6. Valores de contenidos máximos de sodio en agua (mg/1) admisibles según los usos previstos
Uso
Agua potable (Comunidad Europea)
Sodio (mg/l)
200
Referencia
DOCE, 1998
7.2.3.3.- POTASIO
Como suele ser habitual, el contenido en potasio en aguas es inferior al de so
dio. En nuestras muestras permanece por debajo de los 5 mg/l considerado como limite
más habitual de las aguas, salvo 3 casos que pasamos a comentar (tabla 6.43, figura
7.24)
Llama la atención en primer lugar los valores de OD-A en los muéstreos de pri
mavera y verano, (9,81 y 10,95 mg K /I respectivamente) que constituyen los máximos
observados en el curso del Odiel, e incluso en El Lomero. Este comportamiento debe
corresponder al lavado de los fertilizantes aportados en la zona en la zona de huerta
situada unos 500 m río arriba o al aporte del ganado ya comentado. Posteriormente
volveremos sobre esta hipótesis.
Figura 7.24. Contenido de potasio en aguas de las zonas de muestreo del río Odiel y minas de El Lomero (Huelva)
12 n
10 ~
8
1 el 2 0
K
\ ^ .
OD-A OD-B OD-C OD-D
Zonas
. - A
LOM
—•—julio
•" marzo
—*— noviembre
Una segunda anomalía es la que parece producirse en OD-D durante el mues
treo de julio. Sin embargo, este comportamiento es coherente con la evolución del con
tenido de potasio en este punto según los datos del Ministerio de Medio Ambiente (anti-
214
Discusión de resultados
guo MOPU): aumento en julio, agosto o septiembre, descenso con las lluvias de otoño y
mínimo hacia el mes de enero (figura 7.25)
Figura 7.25. Contenido de potasio en aguas del río Odiel en la estadón de aforo de Sotiel Coronada. Datos de ia Confederación Hidrográfica del Guadiana-Ministerio de Medio Ambiente. Intervalos sin trazo corresponden a ausencia de datos de origen.
Sotiel-Coronacia
-T 1 r
/////////////A//// Kmg/i
Así, debe haber un vertido más o menos constante de sales de potasio al Odiel
como consecuencia de la actividad minera, que se manifiesta con concentraciones más
elevadas en verano al reducirse el caudal.
En relación con estos datos, anotamos la existencia de un registro extraordina
riamente elevado de 134,80 mg M en septiembre de 2000, que no hemos incluido, para
evitar que el gran aumento del rango de la escala haga inapreciables en el gráfico las
variaciones comentadas.
La comparación de los niveles de potasio en nuestras aguas con los legislados
para el agua potable se recoge en la figura 7.26.
215
Discusión de resultados
Figura 7.26. Comparación del contenido en potasio en aguas del río Odie! y minas de El Lomero con el máximo (12 mg/l) establecido en la legislación española para las aguas potables. Unidades en mg/i
LOM OD-B -julk)
marzo
- noviembre
-MAX
OD-D OD-C
7.2.4.- PARÁMETROS INDICATIVOS DE CONTAMINACIÓN
7.2.4.1.- DEMANDA QUÍMICA DE OXÍGENO / OXÍGENO DISUELTO
El oxígeno disuelto evidentemente no es un parámetro de contaminación de
aguas, pero revela aspectos de su calidad (ausencia de procesos anaerobios). La ma
yor temperatura del agua disminuye la solubilidad del oxigeno, además de aumentar su
consumo por la aceleración de los procesos biológicos; la temperatura es pues la res
ponsable de los mayores contenidos en el muestreo de noviembre (tabla 6.44, figura
7.27).
Los contenidos de oxigeno disuelto en OD-A son muy altos, alcanzándose valo
res de saturación en los muéstreos de julio y noviembre, lo que refrenda la buena cali
dad de las aguas de OD-A. De hecho, en el muestreo de julio pudimos observar un río
de intensa vida a pesar de lo somero de las aguas.
216
Discusión de resulladat
Figura 7.27. Contenido de oxígeno disuelto en aguas de las zonas de muestreo del río Odiel y minas de El Lomero (Huelva)
14 1 12 10
- 8 1 6.
4 2 0
Oxigeno dísuelto
^ ^ ^ ^ ^ :' * OD-A OD-B OD-C 00-D LOM
Zonas
• ¡ufo —• marzo —*—noviembre
Como hemos visto en otros parámetros, de OD-A a OD-B se produce una inten
sa degradación, que podemos apreciar significativamente en la figura 7.27, por cuanto
las temperaturas del agua en OD-A y OD-B son las mismas en los tres muéstreos. Por
el contrario, las variaciones entre OD~B y OD-C sí se pueden explicar simplemente por
el efecto de la temperatura.
La caída más llamativa de la cantidad de oxigeno disuefto se produce en el paso
de OD-C a OD-D, donde se alcanzan los valores mínimos (O en el primer muestreo).
Relacionada con la cantidad de oxígeno disuelto, la demanda química de oxigeno
(DQO, tabla 6.43) convencionalmente se utilizaba como indicador de la materia orgáni
ca presente, aunque actualmente se considera de fomna más general, como señal de la
presencia de varias sustancias reductoras. Desde este punto de vista, podemos obser
var que la caída del oxígeno dísuelto en OD-D se corresponde con un brusco aumento
de sustancias reductoras, sobre todo en noviembre (figura 7.28)
217
Discusión de resultadas
Figura 7.28. Demanda Química de Oxígeno en aguas de ias zonas de muestreo del río Odiel y minas de E! Lomera (Huelva)
DQO
25
20 ^ s: 15
S 10
5 -I
O
-julio marzo noviembre
OD-A OD-B OD-C OD-D LOM
Zonas
El oxígeno disuelto a la altura de OD-D det>e consumirse en la oxidación de
parte de estas sustancias (probablemente sulfuros). Una situación similar encontramos
en LOM, donde, si bien el contenido en oxígeno disuelto es mayor, la DQO sigue un
patrón similar.
La comparación de los niveles de DQO en nuestras aguas con el nivel estable
cido por la legislación para aguas potables (5 mg O2/I) puede verse en la figura 7.29;
otros niveles legislados en función del uso de las aguas, en la tabla 7.7.
Figura 7.29. Comparación de la Demanda Química de Oxígeno en aguas del río Odie! y minas de El Lomero con el máximo (5 mg O2/I) establecido en la legislación española para las aguas potables. Unidades en mg O2/I.
DQO
LOM OD-B -julio marzo
- noviembre -MAX
218
Discusión de resultados
Tabla 7.7. Demanda Química de Oxigeno admisible según ios usos previstos del agua
Uso
Vertido Industrial a cauce fluvial
Vertido urtiano a cauce fluvial
Baño
Apta para la vida piscícola
Consumo humano. Tipo Al '^ '
Consumo humano. Tipo A2 *°'
Consumo humano. Tipo A3 ^°'
Agua potable (Comunidad Europea)
DQO (mg OJ\)
160-500^^'
125
-
-
-
-
30
5
Referencia
BOE, 1986
BOE, 1996
-
-
BOE. 1994
BOE. 1994
BOE, 1994
DOCE, 1998
'^' Según e! tipo de industria ''''Necesita tratamiento físico simple y desinfección previo a su consumo ^'^^ Necesita tratamiento físico normal, tratamiento químico y desinfección previo su consumo '''' Necesita tratamiento físico y químico intensivos, afino y desinfección previo a su consumo
7.2.4.2.- AMONIO / NITRITOS / NITRATOS
La evolución de las formas de nitrógeno inorgánico en el agua parece seguir va
rios patrones distintos, aunque una característica común a todas ellas es que se man
tienen en valores relativamente bajos (tabla 6.44). Entre las muestras del Odiel, el ion
amonio (figura 7.30) alcanza sus contenidos más altos en OD-A (0,24 mg/l en marzo) y
disminuye progresivamente a lo largo del curso del río.
Figura 7.30. Contenido de amonio en aguas de las zonas de muestreo del rio Odiel y minas de El Lomero (Huelva)
1
0,8
E 0,4
0,2
O
Amonio
JLdo
marzo
noviembre
OD-A OD-B OD-C OD-D LOM
Zonas
219
Discusión de resultados
En OD-A también se alcanzan los valores más altos de nitritos (sobre todo en
marzo y noviembre), mientras que el contenido en nitratos de este punto es mínimo
(figuras 7.31 y 7.32)
Figura 7.31. Contenido de nitritos en aguas de las zonas de muestreo del río Odiel y minas de El Lomero (Huelva)
1 -,
0,8
- 0,6
E 0.4
0,2
0 J
Nitritos
OD-A OD-B OD-C OD-D LOM
Zonas
• - j u l i o
^-- marzo
—A—noviembre
Figura 7.32. Contenido de nitratos en aguas de las zonas de muestreo del rio Odiel y minas de El Lomero (Huelva)
50
40
30-]
20
10 -I
0
Nitratos
OD-A OD-B OD-C OD-D LOM
Zimas
-Julio
marzo
- noviembre
Este comportamiento es sumamente coherente con el comentado para el pota
sio, y con el que veremos para los fosfatos, lo que refuerza la hipótesis ya adelantada
de la presencia de restos de fertilizante en el agua. Así, los compuestos nitrogenados
detectados deben proceder del componente amónico de un fertilizante en proceso de
oxidación, lo que ha dado lugar a nitritos que se están oxidando a nitratos. Este proceso
se ve favorecido por el elevado contenido de oxígeno disuelto en este punto, como vi-
220
Discusión de resultados
mos anteriormente. Comentamos a cxíntinuación el comportamiento específico de cada
una de las formas de nitrógeno inorgánico.
El contenido más elevado de amonto en LOM es atribuible a las deyecciones del
ganado próximo. No obstante, tampoco se alcanzan valores altos (figura 7.30)
El contenido en nitritos es, en general, bajo, salvo en OD-A (de origen ya co
mentado) y OD-B. Puesto que es razonable pensar que los nitritos de OI>A habrán
tenido ocasión de oxidarse al llegar a este punto, debe existir en él un nuevo aporte.
Los nitratos parecen seguir el patrón general de aporte en OD-B, dilución hacia
OD-C y nuevo aporte en OD-D, aunque en este caso los valores medidos en OD-C y
OD-D en los meses de julio y noviembre sean prácticamente iguales. El elevado valor
de LOM (noviembre) puede deberse a compuestos nitrogenados oxidados procedentes
de las deyecciones del ganado o sales lavadas de los terrenos cercanos.
La comparación de los niveles de nitratos, nitritos y amonio en nuestras aguas
con el nivel establecido por la legislación para aguas potables se recoge en las figuras
7.33 a 7.35.
Figura 7.33. Comparación del contenido de amonto en aguas del río Odiel y minas de El Lomero con el nivel máximo (0,5 mg/1) establecido en la legislación española para las aguas potables. Unidades en mg/1.
LOM
OD-D
Amonio
OD-B julo marzo
-noviembre -MAX
OD-C
221
Discusión de resultados
Figura 7.34. Comparación del contenido de nitritos en aguas del rio Odie! y minas de El Lomero con el nivel máximo (0,1 mg/l) establecido en la legislación española para las aguas potables. Unidades en mg/l.
LOM OD-B
OD-D OD-C
Figura 7.35. Comparación del contenido de nitratos en aguas del rio Odíel y minas de El Lomero con el nivel máximo (50 mg/l) establecido en la legislación española para las aguas potables. Unidades en mg/l.
Nitratos
01>A
m.
y^OA
s ^ X
\^S\X^OD-B
^OD-C
• marzo
A noviembre
—>*—MWC
Otros niveles legislados en función del uso de las aguas se presentan en la tabla
7.8.
222
Discusión de resultados
Tabla 7.8. Compuestos nitrogenados inorgánicos del agua admisit)ies según los usos previstos
Uso
Vertido a cauce fluvial
Apta para la vida piscícola
Consumo humano. Tipo A1"^'
Consumo humano. Tipo A2 ^°^
Consumo humano. Tipo A3 '
Agua potable (Comunidad Europea)
Amonio
(mg/l)
15-50^^'
1
0,05
1,5
4
0,50
Nitritos
(mg/l)
-
0,01-0,03'°*
-
-
-
0,50
Nitratos
(mg{l)
10-20
-
50
50
50
50
Referencia
BOE, 1986
BOE, 1988
BOE, 1994
BOE, 1994
BOE, 1994
DOCE, 1988
Según el tipo de industria Las aguas salmonícolas son más sensibles que las ciprinícolas
(a)
(b)
*' ' Necesita tratamiento físico simple y desinfección previo a su consumo '* Necesita tratamiento físico normal, tratamiento químico y desinfección previo su consumo * ' Necesita tratamiento físico y químico intensivos, afino y desinfección previo a su consumo
7.2.4.3.- FOSFATOS
Como quedó comentado en el punto anterior, el contenido más alto de fosfatos
es el de OD-A (entre 0,26 y 0,33 mg PO4/I, tabla 6.44) cuyo origen atribuimos al lavado
de fertilizantes. Sin embargo, el contenido más alto corresponde al muestreo de no
viembre (figura 7.36), y debe tener otro origen; quizá detergentes, pues pudimos obser
var algunos restos de espuma en la superficie.
Figura 7.36. Contenido de fosfatos en aguas de las zonas de muestreo del rio Odiel y minas de El Lomero (Huelva)
1
0.8
= 0,6 O) E 0,4
0.2
O
Fosfatos
s.= julo
marzo
- novieirtire
0I>A OD-B OOC OD-D LOM
Zonas
7.9.
Los niveles legislados en función del uso de las aguas se presentan en la tabla
223
Discusión de resultados
Tabla 7.9. Contenido en fosfatos de! agua admisible según ios usos previstos
Uso
Vertido industrial a cauce fluvial
Baño
Apta para la vida piscícola
Consumo humano. Tipo A1^°'
Consumo humano. Tipo A2 ^'^^
Consumo humano. Tipo A3 '
Fósforo
(mg/l)
10-20 * '
-
0,2-0,4 °'
0,4
0,7
0,7
Referencia
BOE, 1986
BOE, 1988
BOE, 1988
BOE, 1994
BOE, 1994
BOE, 1994
' ^ Según el tipo de industria. Expresado en mg/i fósforo total ''' Las aguas saimonícoias son más sensibles que las ciprinícolas. Expresado en mg /I fósforo total ^'^^ Necesita tratamiento físico simple y desinfección previo a su consumo. Expresado en mg/1 PaOs ^'^ Necesita tratamiento físico nomnal, tratamiento químico y desinfección previo su consumo. Expresado en mg/1 P2O5 ®' Necesita tratamiento físico y químico intensivos, afino y desinfección previo a su consumo. Expresado en mg/1 P2O5
7.2.5.- METALES PESADOS
7.2.5.1.- VARIACIÓN ESTACIONAL
En nuestro estudio del contenido de metales pesados en las aguas del río Odlel
y minas de El Lomero parecen distinguirse 2 patrones estacionales distintos.
El primero, aunque no muy claramente definido, parece darse en tos metales
mayoritarios, con contenidos del orden de mg/l: Cu, Fe, Mn, Zn. Estos metales presen
tan un orden de contenido estacional noviembre > julio > marzo.
El segundo se da en los metales minoritarios, con contenidos del orden de ^.g/l:
Pb, Ni, Co, Cd. En estos, el orden es julio > noviembre > marzo.
Un comportamiento intennedio es el de! Cr: noviembre > mai-zo > julio.
Esta diferencia de comportamiento probablemente se deba al papel que las eflo
rescencias salinas desempeñan como depósitos de los metales mayoritarios (López-
Pamo eí al., 1999). En verano, la disminución del caudal provoca la concentración de la
solución de metales presente en el agua, pero por otro lado se produce la precipitación
de las sales menos solubles (muy visibles en ¡as orillas y lechos secos, figura 7.37) con
lo que disminuye la cantidad de metales en disolución. Con las primeras lluvias del oto-
224
Discusión de resultados
ño, estas eflorescencias se disuelven y pasan de nuevo a los cauces, coadyuvando con
los nuevos aportes an'astrados por las lluvias, con lo que el contenido total aumenta. En
una primavera lluviosa este arrastre desde las masas minerales puede ser mayor, pero
el mayor caudal existente y la falta del aporte secundario de las eflorescencias hace
que la concentración total disminuya.
En el caso de los metales minoritarios, no se debe alcanzar la concentración su
ficiente para su precipitación, o la cantidad precipitada debe ser poco significativa res
pecto a la cantidad que permanece en disolución. Por consiguiente la mayor concentra
ción se alcanza en verano, como consecuencia de la disminución del caudal. Este
efecto del caudal explicaría también los niveles más bajos del muestreo de primavera,
al no existir eflorescencias que den lugar a aportes suplementarios de sales.
Figura 7.37. Eflorescencias salinas en las orillas del río Odiel (¡ulio), zona OD-B. Los arbustos en primer término son E. andevalensis
~'^^*^^^m:-
l - ' í .
El caso del Cr se explica por la importancia de éste en la constitución de las eflo
rescencias —vauquelinita, Pb2Cu(CrO4){P04){0H)— y la gran insolubilidad de las sales
de cromo formadas (por ejemplo, el cromato de plomo PbCr04, de color amarillo, tiene
una Ks = 1,8 -10" ) que hace que este elemento prácticamente desaparezca de la solu
ción en julio.
225
Discusión de resultados
Pero, si nuestro planteamiento es conrecto, el Pb, que forma también parte de
las eflorescencias, debería tener un comportamiento análogo al del Cr y no lo tiene. El
equilibrio del Pb en el agua debe estar controlado por el sulfato de Pb, cuya solubilidad
(Ks = 1,6 -I O"*) se encuentra en una posición intermedia entre el casi insoluble sulfato
de bario (Ks = 1,3 .10"^°) y el bastante soluble sulfato de calcio (Ks = 1,2 -10"^). Así, pa
rece que durante el verano el plomo puede permanecer en solución y alcanza las con
centraciones más altas.
Resumiendo: en verano la disminución de caudal provoca la precipitación de Cu,
Fe, Mn, 2n y Cr, disminuyendo la cantidad de estos metales en solución. La precipita
ción no es significativa en el caso del Pb, Ni, Co y Cd, con lo que el menor valor del
caudal da lugar a las mayores concentraciones anuales de estos metales en el agua.
Las primeras lluvias provocan la removilización de los metales precipitados, y su conte
nido entonces alcanza el máximo, mientras que los que han permanecido en solución
se diluyen. En primavera, con caudales altos sin eflorescencias que disolver, se alcan
zan los valores mínimos, salvo en Cr, que prácticamente desaparece; de la solución en
verano.
A continuación estudiamos la situación de estos metales en las diversas zonas
de muestreo.
7.2.5.2.- COBRE
El contenido en Cu en el curso del Odiel oscila entre los 14,50 \iql\ de OD-A y
los 34,61 mg/l de OD-C (tabla 6.35a), siendo el rasgo más llamativo el contenido relati
vamente bajo de LOM.
El contenido de Cu aumenta bruscamente en el paso de OD-A a OD-B. Sin em
bargo, de OD-C a OD-D el nivel se mantiene prácticamente constante salvo en el
muestreo de verano (figura 7.38), que atribuimos a la precipitación de sales de cobre.
De hecho, los puntos de muestreo donde más espectacular resultaba esta precipitación
son OD-B (figura 7.37) y LOM.
226
Discusión de resultados
Figura 7.38. Contenido de cobre en aguas de las zonas de muestreo del rio Odie! y minas de El Lomero (Huelva)
60
50 40 30 20 10 O
Cu
julo
marzo
novieni>re
OD-A OD-8 OD-C OD-D LOM
Zonas
El bajo contenido de cobre medido en LOM, al no presentar variación estacional
lo atribuimos a la diferente composición mineralógica de las distintas zonas, pues mien
tras las piritas del yacimiento de San Platón tienen unos contenidos medios de Cu del
6,50 %, las mineralizaciones de El Lomero se caracterizan por su elevado contenido de
hierro; las piritas tienen unos contenidos medios de cobre de 1,50-1,90 % (Pérez Ma-
cías, 1996).
La comparación de los niveles de cobre en nuestras aguas con el nivel guía es
tablecido por la legislación para aguas potables se recoge en la figura 7.39. Nótese que
el valor mínimo del Odiel supera el nivel guía, y el máximo es más de 400 veces mayor.
Los niveles legislados en función del uso de las aguas se presentan en la tabla 7.10.
Tabla 7.10. Contenido en cobre del agua admisible según los usos previstos Uso
Vertido industrial a cauce fluvial
Apta para la vida piscícola
Consumo humano. Tipo A1'^'
Consumo humano. Tipo A2 '°'
Consumo humano. Tipo A3 '
Agua potable (Comunidad Europea)
Cu
(^g/i) 200-10000'^'
5-112 "
50
50
1000
2000
Referencia
BOE. 1986
BOE, 1988
BOE, 1994
BOE, 1994
BOE, 1994
DOCE, 1998
Según el tipo de industria. Según la dureza del agua
(a)
(b)
*"' Necesita tratamiento físico simple y desinfección previo a su consumo. ' * Necesita tratamiento físico normal, tratamiento químico y desinfección previo su consumo. '^' Necesita tratamiento físico y químico intensivos, afino y desinfección previo a su consumo.
227
Discusión de resultados
Figura 7.39. Comparación del contenido en cobre en aguas del río Odiel y minas de El Lomero con el nivel guía (100 fig/l) establecido en la legislación española para las aguas potables. Unidades en mg/l.
LOM
Cu
OD-D
D-B marzo
- rwviembre GUÍA
OD-C
7.2.5.3.- HIERRO
El hierro es el metal mayoritario en las aguas analizadas, con valores que alcan
zan los 145,3 mg/l en OD-B y hasta los 335 mg/l en LOM (tabla 6.35a). Como en otros
casos, se produce un fuerte aumento de la concentración en OD-B y una dilución hacia
OD-C; entre OD-C y OD-D parece apuntarse una ligera tendencia al descenso (figura
7.40)
Figura 7.40. Contenido de hierro en aguas de las zonas de maestreo del río Odiel y minas de El Lomero (Huetva)
Fe
400
300 -julio maizo
- noviembre
OD-A OD-B OD-C Zonas
OD-D LOM
228
Discusión de resultados
Respecto a LOM, la elevada proporción de hierro en los yacimientos próximos,
ya comentada, justifica el elevado contenido de hierro del agua, siendo el efecto de pre
cipitación en julio cuantitativamente menos importante.
La comparación de los niveles de hierro en nuestras aguas con el nivel máximo
establecido por la legislación para aguas potables se recoge en la figura 7.41. Los con
tenidos máximos (LOM) superan en más de 1600 veces ese nivel máximo. Otros nive
les legislados en función del uso de las aguas se presentan en la tabla 7.11.
Figura 7.41. Comparación del contenido en hierro en aguas del río Odiel y minas de El Lomera con el nivel máximo (200 j.g/1) establecido en la legislación española para las aguas potables. Unidades en mg/1
Fe
.OD-B juto
marzo
noviembre
cao OD-C
Tabla 7.11. Contenido en hierro del agua admisible según los usos previstos
Uso
Vertido industrial a cauce fluvial
Consumo humano. Tipo A V "
Consumo humano. Tipo A2 " '
Consumo humano. Tipo A3'° '
Agua potable (Comunidad Europea)
Fe
2000-10000 ' *
300
2000
1000
200
Referencia
BOE, 1986
BOE, 1994
BOE, 1994
BOE, 1994
DOCE. 1998
' * Según el tipo de industria. ^^^ Necesita tratamiento físico simple y desinfección previo a su consumo ( hierro disuelto) ' * Necesita tratamiento físico normal, tratamiento químico y desinfección previo su consumo ( hierro disuetto) ** Necesita tratamiento físico y químico intensivos, afino y desinfección previo a su consumo ( hierro disuelto)
229
Discusión de resultados
7.2.5.4.- MANGANESO
El manganeso sigue una tendencia similar al hierro (tabla 6.35a). La con"elación
entre ambos suele ser alta en muchos medios naturales (aguas, suelos), aunque no es
así en nuestro caso (r = -0,0267 incluyendo los datos de OD-A; prescindiendo de ellos
por ser mucho más bajos que el resto, r aumenta hasta 0,2705). El ascenso observado
en OD-B se debe al paso del Odiel por formaciones manganesíferas del Toumaisiense-
Viseiense, unos 4 km aguas arriba de ese punto. La disminución bastante brusca de
OD-B a OD-C (figura 7.42) puede deberse al intercambio con Ca {Olives, 1996) El con
tenido en LOM es similar a los encontrados en el Odiel.
La comparación de los niveles de manganeso en nuestras aguas con el nivel
máximo establecido por la legislación para aguas potables (50 p.g/t, superado más de
100 veces en OD-B) se recoge en la figura 7.43. Otros niveles legislados en función del
uso de las aguas se presentan en la tabla 7.12.
7.2.5.5.- ZINC
El comportamiento del Zn es prácticamente igual al del Mn a lo largo del curso
del rio (tabla 6.35a) como puede apreciarse gráficamente comparando las figuras 7.42 y
7.44.
Figura 7.42. Contenido de manganeso en aguas de las zonas de muestreo det río Odiel y minas de El Lomero (Huelva)
Mn
50
40i 1 30
20
1 0 -A
0 J
Í N
/ —d-
• ^ = ^ : : . - •
" - " - • • *
-•—juHo
t: marzo
-A— noviembre
OD-A OD-B OD-C OD-D
Zonas
LOM
230
Discusión de resultados
Tabla 7.12. Contenido en manganeso del agua admisible según los usos previstos
Uso
Vertido industrial a cauce fluvial
Consumo humano. Tipo A1'°'
Consumo humano. Tipo A2 ^'^^
Consumo humano. Tipo A3 ' '
Agua potable (Comunidad Europea)
Mn
2000-10000'^'
50
100
1000
50
Referencia
BOE, 1986
BOE, 1994
BOE, 1994
BOE, 1994
DOCE, 1998
'^' Según et tipo de industria. '''* Necesita tratamiento físico simple y desinfección previo a su consumo. Contenido en hierro disuelto ' ' Necesita tratamiento físico normal, tratamiento químico y desinfección previo su consumo. Contenido en hierro disuetto '"*' Necesita tratamiento físico y químico intensivos, afino y desinfección previo a su consumo. Contenido en hierro disuetto
Figura 7.43. Comparación del contenido en manganeso en aguas del río Odíel y minas de E! Lomero con el máximo (50 ng/l) establecido en la legislación española para las aguas potables. Unidades en mg/l.
LOM,
Mn
0£>A
julo
marzo
-noviembre
OD-D OD-C
231
Discusión de resultados
Figura 7.44. Contenido de zinc en aguas de las zonas de muestreo del río Odiei y minas de El Lomera (Huelva)
100
80
60
40
20
O
Zn
julo
marzo
- novientire
OD-A 00-D LOM
Así, excluyendo el punto OD-A, el coeficiente de con'elación lineal r = 0,90712
nos indica una evolución similar de ambos metales.
Las menas metálicas de OD-D son menos ricas en Zn que las de San Platón
(5 % frente al 14 %) lo que explica que los aportes de OD-D no interrumpan la tenden
cia a la dilución del metal desde OD-B.
La comparación de los niveles de Zn presentes con el nivel máximo establecido
por la legislación para aguas potables se recoge en la figura 7.45, donde nuestras
muestras llegan a superar en 780 veces el nivel guía de 100 ^g Zn/\ . Otros niveles le
gislados en función del uso de las aguas se presentan en la tabla 7.13.
Tabla 7.13. Contenido en zinc del agua admisible según los usos previstos
Uso
Vertido industrial a cauce fluvial
Apta para la vida piscícola * '
Consumo humano. Tipo A1'^'
Consumo tiumano. Tipo A2 ""
Consumo humano. Tipo A3 '^'
Agua potable (Comunidad Europea)
Zn (ng/i)
3000-20000 " '
30-2000
3000
5000
5000
-
Referencia
BOE, 1986
BOE, 1988
BOE, 1994
BOE, 1994
BOE, 1994
DOCE, 1998
Según el tipo de industria. (a)
'''' Según dureza del agua y aguas salmonícolas o ciprinícolas '' ' Necesita tratamiento físico simple y desinfección previo a su consumo. ' ^ Necesita tratamiento físico normal, tratamiento químico y desinfección previo su consumo ' * Necesita tratamiento físico y químico intensivos, afino y desinfección previo a su consumo.
232
Discusión de resultados
Figura 7.45. Comparación del contenido en zinc en aguas del río Odiel y minas de El Lomero con el nivel guía (100 \xql\) establecido en la legislación española para las aguas potables. Unidades en mg/l.
7.2.5.6.- PLOMO
El contenido de Pb se mantiene a lo largo del curso del Odiel (tabla 6.35b), salvo
el valor anómalo que se da en OD-D en julio (figura 7.46).
El contenido medio en Pb del yacimiento mineral (que es similar ai de OD-B) no
justifica este brusco aumento de la concentración del metal. Si representamos la serie
de mediciones del Ministerio de Medio Ambiente, (figura 7.47), la escasez de datos im
pide hacer afirmaciones categóricas, aunque si parece apuntarse un aumento en vera
no, que en el año 1999 casi alcanza los 500 p.g/1. Así pues, este aumento, como en el
caso ya comentado del potasio, debe corresponder a un vertido que se hace más evi
dente en verano con la disminución del caudal. De hecho, el coeficiente de correlación
lineal entre potasio y plomo, prescindiendo de OD-A, es de 0,82, y si limitamos la co
rrelación al tramo central del Odiel (OD-B, C y D), el coeficiente sube hasta 0,95, lo que
pone de manifiesto su origen común.
233
Discusión de resultados
Figura 7.46. Contenido de plomo en aguas de las zonas de nnuestreo del río Odiel y minas de El Lomero (Huelva)
Pb
600 500-
S 400 i 300 1 200
100
O
marzo noviembre
OD-A OD-B OD-C OD-D
Zonas
LOM
Figura 7.47. Contenido de plomo en aguas del río Odiel en la estación de aforo de So-tiel Coronada. Datos de la Confederación Hidrográfica del Guadiana-Ministerio de Medio Ambiente. Intervalos sin trazo conresponden a ausencia de datos de origen.
La comparación de los niveles de Pb presentes con el nivel máximo establecido
por la legislación para aguas potables se recoge en la figura 7.44. Otros niveles legisla
dos en función del uso de las aguas se presentan en la tabla 7.14.
234
Discusión de resultados
Tabla 7.14. Contenido en plomo de) agua admisible según los usos previstos
Uso
Vertido industrial a cauce fluvial
Consumo humano. Tipo A l ' ' "
Consumo humano. Tipo A2 '' ^
Consumo humano. Tipo A3 ^°^
Agua potable (Comunidad Eunspea)
Pb
200-500 '^'
50
50
50
10
Referencia
BOE, 1986
BOE, 1994
BOE. 1994
BOE, 1994
DOCE, 1998
*'' Según el tipo de industria. ^^^ Necesita tratamiento físico simple y desinfección previo a su consumo ^"^^ Necesita tratamiento físico normal, tratamiento químico y desinfección previo su consumo. * ' Necesita tratamiento físico y químico intensivos, afino y desinfección previo a su consumo-
Figura 7.48. Comparación del contenido en plomo en aguas del rio Odiel y minas de El Lomare con el máximo (50 iig/l) establecido en la legislación española para las aguas potables. Unidades en fxg/l.
LOM,
Pb
OD-B -iulo
marzo
noviembre
7.2.5.7.- NÍQUEL /COBALTO/ CADMIO
Los tres metales (tabla 6.35b) siguen un comportamiento similar, caracterizado
por el gran aumento en OD-B y un descenso sostenido a lo largo del río por dilución
(figuras 7.49 a 7.51). Así, los aportes de OD-D respecto a estos tres metales deben ser
escasos. Es de destacar el elevado contenido de Ni, que alcanza valores 17 veces su
periores a los admisibles para un agua potable, y sobre todo el de Cd, que casi supera
74 veces su límite. La comparación gráfica de estos parámetros se recoge en las figu-
235
Discusión de resultadas
ras 7.52 y 7.53. Este similar comportamiento queda recogido también en sus elevados
coeficientes de correlación, que recogemos en la tabla 7.15.
Tabla 7.15. Coeficientes de correlación lineal entre Ni, Co y Cd
Ni
Co
Cd
Ni
r
(p-valof)
0,9867
(0)
0,9838
(0)
Co
0,9867
(0)
r
(p-vato;)
0,9838
(0)
Cd
0,9838
(0)
0.9838
(0)
r
(p-valof)
Figura 7.49. Contenido de níquel en aguas de las zonas de muestreo del río Odlel y minas de El Lomero (Huelva)
1500 n
1= 1000 -
f E 500^
0 OD-A
- y * -.
OD-B
Ni
~ ^ ^ » a •
OD-C OD-D
Zonas
1 LOM
—•- juBo
-i. marzo
—A—novierrbre
Figura 7.50. Contenido de cobalto en aguas de las zonas de muestreo del río Odiel y minas de El Lomero (Huelva)
Co
1500
^ 1000
E 500
-jubo marzo
- noviembre
COA OD-B OD-C OD-D LOM
Zonas
236
Discusión de resultados
Figura 7.51. Contenido de cadmio en aguas de las zonas de muestreo del río Odiel y minas de El Lomera (Huelva)
Cd
600
400
200 -
-julo
marzo
-novienibre
OD-A OD-B OD-C OD-D
Zonas
LOM
^
s.
Figura 7.52. Comparación del contenido en níquel en aguas del río Odiel y minas de El Lomera con el máximo (50 ^g/g) establecido en la legislación española para las aguas potables. Unidades en g/l.
Ni
OD-A 600
LOM, jubo
marzo
•noviembre
MAX
237
Discusión de resultados
Figura 7.53. Comparación del contenido en cadmio en aguas dei rio Odiel y minas de El Lomera con el máximo (5 ^g/l) establecido en la legislación española para las aguas potables. Unidades en )i,g/!.
Los niveles legislados en función del uso de las aguas se presentan en la tabla
7.16. Los contenidos de cobalto en aguas no están regulados ni en la legislación espa
ñola (que sin embargo lo cita como parámetro controlable) ni en la legislación europea
de aguas de consumo humano: la directiva 98/83/CE del Consejo
Tabla 7.16. Contenido en níquel y cadmio del agua admisible según los usos previstos
Uso
Vertido industrial a cauce fluvial
Consumo humano. Tipo A1'^'
Consumo humano. Tipo A2 " '
Consumo humano. Tipo A3 ''''
Agua potable (Comunidad Europea)
Ni
(^g/i)
2000-10000"^
-
-
-
20
Cd
(^g/i)
100-500 ^ '
5
5
5
5
Referencia
BOE, 1986
BOE, 1994
BOE, 1994
BOE, 1994
DOCE, 1998
' ' Según el tipo de industria. ''^^ Necesita tratamiento físico simple y desinfección previo a su consumo. Contenido en hierro disuelto '' ' Necesita tratamiento físico normal, tratamiento químico y desinfección previo su consumo-Contenido en hien-o disuelto '*'' Necesita tratamiento fisico y químico intensivos, afino y desinfección previo a su consumo. Contenido en hien-o disuelto
238
Discusión de resultados
7.2.5.8.- CROMO
Los contenidos de cromo de las aguas del Odiel son bastante bajos, incluso
después de atravesar la zona minera. A lo largo del curso se mantiene en niveles bas
tante estables (tabla 6.35b), siendo el principal factor influyente la estación del año,
factor ya comentado (figura 7.54)
Figura 7.54. Contenido de cromo en aguas de las zonas de muestreo del rio Odie! y minas de El Lomera (Huelva)
100
75
I» 25
O
Cr
-julio manco noviembre
OD-A OD-B OD-C
Zonas
OD-D LOM
Este comportamiento es coherente con la escasa solubi l idad del c romo, que de
considera el más inmóvi l de los metales (Catalán Lafuente y Cata lán Alonso, 1987) por
eso en verano se produce su precipitación y el descenso de su concentración en las
aguas.
La comparac ión de los niveles de Cr presentes con el nivel máx imo establecido
por la legislación para aguas potables se recoge en la figura 7.55. Otros niveles legisla
dos en función del uso de las aguas se presentan en la tabla 7.17.
239
Discusión de resultados
Figura 7.55. Comparación del contenido en cromo en aguas del río Odiel y minas de El Lomero con el máximo (50 )ig/t) establecido en la legislación española para las aguas potables. Unidades en ^g/1.
L O M ¿ _ / '
OD-D
OOA 60/r.
^ 29.
\ \ j ü '\J •
Cr
' • O ^ O D - B
OI>C
- • - j u l o
—• marzo
—4— novientre
-B~MAX
Tabla 7.16. Contenido en cromo del agua admisible según los usos previstos
Uso
Vertido industrial a cauce fluvial
Consumo humano. Tipo A1^^'
Consumo humano. Tipo A2 ^°^
Consumo humano. Tipo A3 ^ *
Agua potable (Comunidad Europea)
Cr
2000-4000 '
200-500 '**'
50
50
50
50
Referencia
BOE, 1986
BOE, 1994
BOE, 1994
BOE, 1994
DOCE, 1998
' ' Valores para Cr(lll), según el tipo de industria. '''' Valores para Cr(VI), según el tipo de industria. '°' Necesita tratamiento físico simple y desinfección previo a su consumo. ' ' Necesita tratamiento físico normal, tratamiento químico y desinfección previo su consumo, ' ' Necesita tratamiento físico y químico intensivos, afino y desinfección previo a su consumo.
7.2.3.- ANÁLISIS MULTIVARIANTE
Para completar nuestro conocimiento de la estructura subyacente en la matriz
de datos de aguas hemos realizado un análisis de componentes principales. En primera
aproximación hacemos intervenir todas las variables salvo la dureza, por depender di
rectamente de dos de las variables analizadas, contenido de calcio y de magnesio.
240
Discusión de resultados
Nuestra primera matriz de componentes es la presentada en la tabla 7.17, don
de se han destacado en color las cargas factoriales más significativas. De esta manera
se extraen 7 componentes, que explican el 93,175 % de la varianza, sin embargo, nin
guna variable carga significativamente sobre el último factor, y las cargas sobre el 5" y
el 6° son bastante bajas, sobre todo teniendo en cuenta el pequeño tamaño muestral
manejado. Buscando una mejora de la solución, aplicamos una rotación mediante nor
malización Varimax (que maximiza la suma de las varianzas de las cargas de la matriz
de factores) obteniéndose ia matriz de componentes rotados expuesta en la tabla 7.18.
La rotación Varimax ha producido un mejor reparto de las cargas factoriales so
bre todo por lo que respecta a los últimos componentes, aunque 11 variables siguen
cargando sobre el primer factor. Otras rotaciones, tanto ortogonales como oblicuas, no
consiguieron una mejora apreciable.
Según este análisis, ia primera componente, que explica por sí sola el 40,88 %
de la varianza observada, incluye: conductividad, residuo seco, acidez, calcio, magne
sio, sodio, sulfates, silicio, amonio y hierro. Se trata de variables condicionadas por las
sales mayoritarias, que son principalmente sulfates de calcio, magnesio y hierro, y en
mucha menor medida, sulfato sódico y sílice. La presencia de la variable amonio se
debe a su alta conreladón con el sodio, lo que reforzaría la hipótesis del origen ganade
ro (orina) de estos elementos.
La segunda componente explica el 21,050 % de la varianza (61,926 % acumula
do), e incluye prindpalmente a Ni, Co, Cd. Estos tres últimos metales presentan, como
vimos, un comportamiento análogo caracterizado porque se mantienen en solución du
rante el verano. Aunque con cargas factoriales más bajas, también aparecen en esta
componente Cu y Zn, lo que puede sugerir que su comportamiento no es tan radical
mente distinto a los metales de este grupo como habíamos establecido al principio de
nuestra discusión. Así, etiquetamos esta componente como "metales en solución" y
anotamos que Cu y Zn pueden participar de esta característica. Otras variables de me
nor importancia son el pH, con carga factorial negativa (a menos pH mayor solubilidad)
y el potasio, también con carga factorial negativa, que debe aparecer por su correlación
con el pH, que estimamos casual.
241
Discusión de resultados
Tabla 7.17. Matriz de componentes extraídos mediante análisis de componentes principales
Temp. agua
pH
Conductividad
Residuo seco
Acidez total
Ca
Mg
Ng
K
Cl
Sulfatos
Sílice
DQO
Oxígeno disuelto
Nitratos
Nitritos
Amonio
Fosfatos
Cu
Fe
Mn
Zn
Pb
Ni
Cr
Co
Cd
1
,112
-,801
.910
,927
,913
,888
,932
,639
-,550
-,102
,975
,836
,390
-,532
,332
-,505
,573
-,773
,134
,760
-,211
,720
,526
,475
,288
,376
,467
2
.134
,410
,246
,192
6,061 E-03
,221
,183
,708
,492
,456
,170
,360
,465
-2.061 E-02
8,137E-02
,107
,738
,383
-,804
.219
-,143
-,475
,213
-,831
-.318
-.897
-,837
COMPONENTES
3
-,578
,199
-,101
,158
,192
,208
,194
,122
-,264
-5,664E-02
7,428E-02
-1,730E-02
1,109E-02
,660
,461
,636
,307
,414
,335
,226
,503
,317
-,599
-6,214E-02
4,610E-02
-4,297E-02
2,031 E-02
4
,540
,165
,136
,147
-9,562E-02
-6.484E-02
-.147
,164
,432
-,501
8,240E-02
6,916E-02
-6,951 E-02
,171
,325
8,646E-02
,108
,216
,118
,215
,445
,306
,180
,205
-,724
,143
,145
5
,520
,210
6,338E-02
,129
4,705E-02
8,195E-02
9,304E-02
5,823E-02
-3,169E-02
,581
3,860E-02
,272
-.691
,129
-4,809E-02
,166
3,685E-03
4,107E-02
4,438E-02
-,226
-1,376E-02
2,803E-02
-,113
4,458E-02
,172
5,531 E-03
,141
6
,174
-,130
-1,861 E-02
-8,423E-02
-,152
8,064E-02
-3,334E-02
4,252E-02
,120
,258
-4,589E-03
-6,648E-02
2,132E-02
-,294
-,430
,284
-6,866E-03
1,126E-02
-,102
,183
,541
,169
,239
2,375E-02
,395
1,451 E-02
-4,497E-02
7
,143
-5,008E-02
8,918E-02
-6,673E-02
9,978E-02
,112
2,258E-02
-,144
,197
,218
-4,881 E-02
-,167
,200
-,295
,581
,335
-7,814E-02
-8,744E-02
-,118
-,208
,229
-,113
8,827E-02
,126
-,245
,100
,151
La tercera componente explica un 10,453 % de la varlanza (72,379 % acumula
do) y se relaciona positivamente con el contenido de Pb y negativamente con el de oxí
geno disuelto. El punto de mayor variación de ambos parámetros es OD-D, donde se
produce el agotamiento del oxígeno disuelto en el agua y un aporte de plomo que se
hace evidente sobre todo en verano. Si como apuntábamos arriba hay una oxidación de
sulfures, a esos sulfures debe corresponder el aporte de plomo.
242
Discusión de resultados
Tabla 7.18. Matriz de componentes rotados extraídos mediante análisis de componentes principales con nomialización Varimax
Temp. agua
PH
Conductividad
Residuo seco
Acidez total
Ca
Mg
Ng
K
Cl
Sulfates
Sílice
DQO
Oxígeno disuelto
Nitratos
Nitritos
Amonio
Fosfatos
Cu
Fe
Mn
Zn
Pb
Ni
Cr
Co
Cd
1
,111
-.401
,851
,946
,797
,877
,896
,906
-,306
5,120E-02
,932
,911
,390
-,196
,289
-,222
,888
-,335
-7,810E-02
,826
-5,996E-02
,571
,368
6,946E-02
8,662E-02
-4,510E-02
8,086E-02
2
3.674E-02
',599
,138
,216
.343
,145
,182
-,371
-.598
-,457
.226
1,944E-02
-,365
-9,293E-02
6,075E-02
-,196
-,421
-,566
,821
8,981 E-02
,150
.758
-3,035E-02
,964
,286
,973
.978
COMPONENTES
3
,176
-,544
,364
8,542E-02
,144
,222
,165
7,215E-02
9,786E-02
8,414E-02
,233
,105
451
-.913
-9,194E-02
-,387
-4.141 E-02
-,583
-.316
,151
-,123
4,598E-04
,725
.199
,153
,157
9,800E-02
4
-,148
,225
-,136
-.111
-,169
1,585E-02
-.140
-2,272E-03
,309
6,085E-02
-,130
-,234
1,227E-02
,192
2,234E-03
.763
7,681 E-02
,420
5,229E-02
9,525E-02
,895
,191
-,134
-5,528E-04
-,169
-1,530E-02
-1,525E-02
5
.929
,265
,163
6,548E-02
-,102
-,106
-,150
8,815E-02
,497
2,435E-02
-1.213E-02
,146
,286
-4,860E-02
-,130
-5,363E-02
-3.995E-03
7,602E-02
-,157
-,190
-1,546E-02
-,109
,246
6,041 E-02
v664
-1,366E-02
6,177E-02
6
,129
3,825E-02
-1,401 E-02
-1,508E-02
3,613E-02
,120
,129
-4,150E-02
-.172
,827
-2,525E-02
,146
-,488
-,132
3,232E-02
,174
-7,350E-02
-9.665E-02
-9,393E-02
-,271
-8,574E-02
-,122
-7,304E-02
-6,000E-02
,596
-6,505E-02
2,582E-02
7
-,177
-4,647E-02
9,645E-02
7,608E-02
,318
,214
,225
-5,724E-02
-,149
,136
5,899E-02
-4,892E-02
.288
-5,063E-03
,920
,214
8,796E-02
-7,879E-02
-6,211E-03
-.142
-.106
-,125
-,209
5,737E-03
-,139
7,118E-03
9,008E-02
La cuarta componente explica un 7,661 % de la varianza (80,040 % acumulado)
tiene una sola variable con carga significativa, manganeso, a la que podríamos añadir
los nitritos, cuya correlación con aquel estimamos casual. Es de destacar que, de los
dos grupos de metales que habíamos establecido al principio de nuestra discusión, este
análisis confirma la existencia del grupo Ní~Co-Cd, y nos previene contra la excesiva
simplificación de considerar Cu-Fe-Mn-Zn como un grupo homogéneo, aunque los as
pectos comunes anteriormente comentados sigan siendo perfectamente válidos.
243
Discusión de resultados
La quinta componente explica un 5,240 % de la vartanza (85,279 % acumulado)
y comprende la temperatura del agua (relación directa) y el Cr (relación inversa). Aun
que la temperatura del agua es un factor importante en la disolución de las sales, no es
capaz de explicar satisfactoriamente ¡os contenidos de ninguna de ellas por la falta de
homogeneidad de nuestras zonas de muestreo con diluciones, aportes puntuales, etc.
La presencia del Cr en esta componente tiene que ver con la estacionalidad de ambas
variables, ya comentada: en verano la temperatura del agua sube y el cromo casi desa
parece de la solución al precipitar. Confirmamos entonces el comportamiento particular
y fuertemente estacional de este meta!.
Las últimas componentes explican respectivamente el 4,096 y 3,800 % de la va-
rianza total, y son las variables cloruros y nitratos. Ambas alcanzan contenidos más
altos en primavera, lo que supone un comportamiento aíipico, y tienen origenes distin
tos entre sí y distintos de los yacimientos de sulfures y manganeso, lo que justifica su
falta de relación con el resto de las variables empleadas en el análisis.
7.2.4.- RESUMEN
El río Odiel presenta en las proximidades de su nacimiento una agua de buena
calidad, solo afectada por los efluentes de las explotaciones agropecuarias próximas
(compuestos nitrogenados inorgánicos, sometidos a oxidación, potasio, fosfatos y un
mínimo aporte de cloruros y sodio). Al atravesar las primeras mineraiizaciones del Cin-
turón Ibérico de Piritas, recibe aportes ácidos en forma sobre todo de sulfatos-ácido
sulfúrico, que causa un descenso del pH hasta valores alrededor de 3, y una gran carga
de manganeso y metales pesados. Las sales aportadas se diluyen ligeramente a lo lar
go del curso del río hasta las proximidades de la mina de Sotiel-Coronada, donde se
producen nuevos aportes fuertemente ácidos y reductores, junto con una cantidad de
potasio no muy grande, pero que destaca en el conjunto de los valores del río.
Los metales pesados siguen, a grandes rasgos, tres tipos de comportamiento,
dependiendo de su capacidad para retirarse de la solución en forma de precipitados.
La precipitación más clara es la de sales de hierro y cromo, que proporcionan a los se
dimentos del Odiel un característico color anaranjado. Un segundo grupo parece man
tenerse durante todo el año en solución (Ni, Co, Cd y Pb) mientras que el contenido en
aguas del tercero (Cu y Zn) debe estar regulado por ambos mecanismos.
244
Discusión de resultados
Las aguas de la Rivera de la Petada (LOM) siguen una dinámica similar, pero ai
ser el caudal mucho menor, las concentraciones de sales y metales que se alcanzan
son mayores, salvo aquellos casos justificados por las diferencias en la composición de
los yacimientos metálicos.
7.3.- SUELOS 7.3.1.- PARÁMETROS FÍSICO-QUÍMICOS GENERALES
7.3.1.1.- TEXTURA Y ESTRUCTUFIA
Todos tos horizontes analizados se caracterizan por un contenido muy elevado
de arena, que oscila entre el 69,7 y el 98, 7 % (tabla 6.45) al ser muestras tomadas en
la proximidad de cursos de agua, o situadas en el propio lecho seco del río. La gran
importancia de ta proporción de arena respecto a la arcilla y limo se recoge en la figura
7.56. Las clases texturates según ta clasificación internacional (ISSS) se recogen en la
tabla 7.17.
Figura 7.56. Comparación de contenidos (en % sobre tierra fina) de arena, limo y arena en los horizontes analizados.
Qsniciiulifei
acM' TDÍb
60% 9C% 43%J 3C% 2a%i 10% n%- — h -
C O - C D O C D - C O C D C O C D CDO ÍOA Al tótóBiftiíaSCl C2
2nB
245
Discusión de resultados
Tabla 7.19. Clases texturales de los horizontes analizados
Horizonte
OD-A1
OD-A2
OD-A3
OD-Ba
OD-Bb 1
OD-Bb 2
OD-C1
OD-C2
OD-D
LOM
Textura
Franco-arenosa
Franco-arenosa
Arenosa
Franco-arenosa
Arenosa
Arenosa
Arenosa
Arenosa
Franco-arenosa
Franco-arenosa
La agregación natural es escasa, presentándose una estructura moderada sólo
en 0D-A1, según lo visto en el capítulo anterior. El resto de los horizontes posee una
estructura débil o indiferenciada
7.3.1.2.- PH DEL EXTRACTO DE SATURACIÓN
Salvo los horizontes de OD-A, donde el pH del extracto se mantiene alrededor
de 7 (tabla 6.45), el resto de los horizontes analizados prsenta un pH francamente áci
do (2,8-4,4), acorde con los valores del agua (figura 7.57). Estos pH suponen unas con
diciones muy desfavorables: valores de 5,5 e inferiores se consideran claramente insu
ficientes para los cultivos (Urbano, 1989), y por debajo de 4,5 la disponibilidad de los
elementos nutrientes es mínima (figura 4.2). Así, et pH debe ser uno de los factores que
explique la ausencia de vegetación no ericácea en estos suelos.
En los puntos donde se han tomado muestras de horizontes distintos, las dife
rencias de pH entre ellos han sido mínimas.
En general, el comportamiento del pH del suelo es coherente con el observado
para las aguas, que alcanzan niveles bajos y estables a partir de OD-B. Así, como ten
dremos ocasión de ir comprobando, la química de OD-B, OD-C y LOM parece estar
muy influida por los aportes de las aguas correspondientes, mientras que OD-D, que no
246
Discusión de resultados
está en zona inundable por el Odiel, debe recibir los efluentes de la explotación minera
próxima.
Figura 7.57. Valores de pH en los extractos de saturación de ios horizontes analizados.
pH
Q
7 6 5-4 3 2 -1 -n -
• « ^ - ^ - ^ \ \
\ ^.^.^^-—^-^ '^'^s.. ^^''^ ^ ® ^ ~ - ~ ^
-
U 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
Horizontes
7.3.1.3.- CARBONATOS TOTALES
En relación con la alta acidez observada se encuentra la escasez de carbonatos
(tabla 6.45) que en estas condiciones pasan a CO2 y agua.
HX + YCO3 ^ YX + CO2 +H2O
Los contenidos en los horizontes de OD-A son prácticamente nulos porque te
nemos valores próximos a pH 7, por debajo del cual no hay carbonato calcico en el
suelo (Urbano Tendón, 1989)
7.3.1.4.- CONDUCTIVIDAD
La conductividad eléctrica del extracto no presenta grandes variaciones, si ex
ceptuamos la isleta fluvial del Puente de los Cinco Ojos —OD-B(a)— que, más someti
do al aporte continuo de sales por parte del río en el punto de mayor salinidad, alcanza
un nivel de 5730 fxS/cm, frente a los 570-690 del resto (tabla 6.45). Sin embargo, el ma
yor aporte salino del agua de LOM no tiene su reflejo en la concentración salina de su
extracto.
247
Discusión de resultados
Figura 7.58. Valores de conductividad a 25 "C en ios extractos de saturación de los horizontes analizados.
S (» c O)
E 09
m 2 o 1
7000
Conductividad a 25 °C
^V^^^/^^V^-^ Horizontes
7.3.1.5.- MATERIA ORGÁNICA
El contenido en materia orgánica de los horizontes analizadlos es sumamente
bajo, no llegando siquiera al 1 % en superficie (tabla 6.45). Los valores más altos co
rresponden a OD-D y OD-B(a), y deben proceder de los aportes de la propia Erica, que
se descompondrían con más facilidad si el pH de! medio permitiera el desarrollo de una
masa microbiana normal: la adecuada evolución de la materia orgánica necesita un pH
de 6 a 7.2, mientras que las condiciones son malas si baja de 5,5 (Urbano Tenrón,
1989). Así en OD-B(a) (pH 3,2) pudimos observar gran cantidad de hojas de Erica, se
cas y ennegrecidas, que aparecen mezcladas cxin la tierra sin llegar a descomponerse.
OD-B(b) y OD-C son ledios arenosos donde nada crece, salvo pequeñas Enea desper
digadas, y el retomo de materia orgánica es mínimo.
Por lo que se refiere a LOM, que alcanza un nivel algo más alto (superior incluso
al de OD-A, donde sí existe un verdadero suelo), debemos estar ante la presencia de
compuestos orgánicos oxidables procedentes de! ganado cercano, lo que es coherente
con la explicación dada al elevado contenido de amonio y la alta DQO del agua en este
punto.
248
Discusión de resultados
Figura 7.59. Porcentaje de materia orgánica en los horizontes analizados.
Materia orgánica
o
1.5-
^ 1 -
0,5-
0
i
A r"' ^^\/v^^ ¡ V ¡ J « ® ' - i ' - / ¡
é 'VVVVVVV'Vvo* zonas
7.3.1.6.- NITRÓGENO TOTAL
El contenido en nitrógeno total de los horizontes analizados varia entre el 0,02 y
el 0,09 %, (tabla 6.45) considerándose un contenido mínimo para el crecimiento de cul
tivos no leguminosos el 0,5 % N (Urbano Terrón, 1989), con lo que estamos en unos
contenidos 5 a 25 veces inferiores.
El nitrógeno de OD-B(a) debe estar relacionado con el aporte de 10-20 mg/1 en
forma de nitratos que vimos en el capítulo de aguas, mientras que en LOM encontrare
mos nitrógeno amoniacal procedente de deyecciones animales. Por otra parte, los
contenidos de OD-A y OD-C, con ser muy parecidos deben tener orígenes distintos,
pues OD-A, como ya se ha comentado, no recibe aportes directos del río. Al ser zona
de pastizal, debe proceder de la escasa materia orgánica animal que recibe.
7.3.1.7.- FÓSFORO
Todos ios horizontes analizados, salvo los de OD-A, se caracterizan por los bají-
simos contenidos de fósforo (tabla 6.45; figura 7.61). Se considera un horizonte pobre
en fósforo a aquel que tiene unos contenidos inferiores a 5 mg P205/kg suelo en el ex
tracto (Olsen) o a 7 mg PaOg/kg suelo (Bray), con lo que nos encontramos en OD-A con
un suelo medio e incluso rico en el segundo horizonte, mientras que el resto de los hori
zontes analizados es muy pobre, con contenidos que prácticamente se encuentran en
249
Discusión de resultados
el umbral de detección del método. El carácter netamente ácido de estos horizontes, y
la abundancia de hierro, facilita la precipitación de P04Fe, muy poiso soluble, lo que
retira al fósforo disponible de !a solución del suelo y de los extractos de saturación.
Figura 7.60. Porcentaje de nitrógeno total en ios horizontes analizados
Nitrógeno total
<í>'-Wá^V>W^ Zonas
Figura 7.61. Porcentaje de fósforo en los horizontes analizados
Fósforo
IR
14-
2
A
A 4
KS A (& Oí & - t # S
o<>^VVV>VVVVvO^ zonas
250
Discusión de resultados
Estos bajos contenidos son coherentes con lo observado en aguas, y debe ser
uno de los factores que explique la ausencia de vegetación no ericácea en estos sue
los.
7.3.2.- COMPLEJO DE CAMBIO
Con la habitual excepción de OD-A, y en este caso de OD-B(a) el porcentaje de
saturación de bases del complejo de cambio es muy bajo, con casos extremos como los
de OD-D, donde los cationes básicos (K, Na, Ca) suponen un 11 % de la capacidad de
intercambio catiónico (tabla 6.46). Este bajo porcentaje debe estar relacionado con la
presencia de hidrogeniones y cationes metálicos en las sedes de intercambio, pues,
salvo en el caso de OD-B(a), existe una relación entre pH, contenido fácilmente extraí-
ble de metales y déficit de saturación de bases del complejo.
La saturación de OD-B(a) a pesar de su bajo pH y elevado contenido de meta
les, se explica por el elevado contenido en calcio y magnesio en relación con su capa
cidad de cambio. Las cantidades de cationes básicos del complejo de cambio, expre
sadas en mg por kg de suelo, se representan en la figura 7.62
7.3.3.- EXTRACTO DE SATURACIÓN
El análisis del extracto de saturación de los horizontes estudiados (tabla 6.47)
revela una vez más la preponderancia de los sulfates, sobre todo en OD-B(a), donde se
alcanzan los 72, 06 meq/l extracto como consecuencia de los aportes directos del Odie!.
El contenido siguiente es el de LOM, siete veces menor, mientras que el resto de los
puntos presentan valores similares. El contenido en sulfates de OD-A, sin embargo, no
es muy inferior a los del resto de los puntos del río, con lo que podemos pensar en
aportes artificiales.
251
Discusión de resultados
7.3.4.- METALES PESADOS
7.3.4.1.- CONSIDERACIONES GENERALES
Como quedó ya expuesto en el apartado [5.2.2.4], el uso de la extracción se-
cuencial de metales en suelos ha supuesto una mejor aproximación a la determinación
de la cantidad de metales biodisponibles en el suelo. Sin embargo, una controversia
que añadir a la elección del extractante más adecuado ha sido y sigue siendo el deter
minar qué parte de estas fracciones se encuentra en forma disponible para las plantas.
En general, se suele considerar que la fracción fácilmente cambiable y la ligada a mate
ria orgánica sí lo son {Qian et ai., 1996), (Maiz et ai., 1997). aunque no siempre se ha
encontrado una correlación clara entre el contenido metálico en estas fracciones de
suelo y el contenido en planta.
Para nuestro estudio vamos a considerar estas dos fracciones como las disponi
bles para las plantas. La fracción unida a óxidos de Fe y Mn es un contenido moviliza-
ble, que puede pasar a la solución del suelo si varían las condiciones fisicoquímicas de
éste (Shuman, 1979). El resto, que forma parte de estructuras minerales, es una frac
ción inmovilizada hasta que los procesos de meteorización no alteren esas estructuras.
De esta manera, en las páginas que siguen reiníerpretaremos los datos de las tablas
6.36 a 6.39 en términos de metales disponibles, movilizables e inmovilizados.
Los datos numéricos correspondientes a cada una de estas fracciones pueden
consultarse en el anejo n° 2, mientras que en el cuerpo del texto incluimos esos mismos
datos, pero en forma de representación gráfica.
7.3.4.2.-COBRE
El cobre es un metal muy tóxico y fácilmente disponible, considerado por la EPA
como un contaminante prioritario. Las cantidades de cobre total para suelos normales y
contaminados, según diversos autores, se recogen en la tabla 7.20. Podemos tomar
como referencia adicional el contenido en Cu de los suelos de Aznalcóilar no contami
nados por el vertido ya citado (pág. 9) , por ser suelos desarrollados sobre el Cinturón
Ibérico de Piritas, al igual que los de nuestro estudio. En tal caso, los contenidos que se
pueden considerar normales en nuestra zona estarían comprendidos en el intervalo de
los 20 a los 61 \XQ CU /g, con un contenido medio de 37 ng/g. Los suelos contaminados
252
Discusión de resultados
en el caso citado alcanzaron un contenido máximo de 430 \iq Cu/g, con una media de
107. (López-Pamo ef a/., 1999).
Tabla 7.20. Contenidos normales y tóxicos de cobre total en suelos, según diversos autores
Tipo de suelo
Genera!
General
General
General
General
General
Uso agrícola
Uso infantil (parque)
Uso agrícola (pH < 7)
Protección de ecosistemas
Suelo normal (|j.g Cu/ g suelo seco)
2-100
3-100 (moda 25)
1-150
2-100 (media 20)
-
-
-
-
-
Suelo contaminado (^g Cu/ g suelo seco)
60-125
-
-
>100
>50
>300
>7,50
>50
>310
Referencia
(Ross, 1994b)
(Bonneau yBouchier, 1987)
(Baker, 1995)
(Martin, 1994)
(McGrath,1994)
(Guptaetal., 1996)
(Nyamangara, 1998)
(CAPV, 1994)
(CAPV, 1994)
(CAPV, 1994)
El Cu fonna con facilidad compiejos orgánicos (Encabo Checa etal., 1997), pe
ro es mucho más fuerte su unión a óxidos de Fe y Mn, al quedar ocluido en su red
(Shuman, 1985), con lo que el cobre unido a óxidos no se considera disponible.
Los contenidos totales en Cu de todos los horizontes analizados, salvo los de
OD-A, superan el valor de 100 ]j,g/g, citado a menudo como umbral de contaminación,
dándose casos extremos como los de OD-B(a), con 653 ng/g (tabla 6.39). En éste, su
mayor proporción de arcilla y de materia orgánica debe permitir una mayor fijación del
cobre aportado. Análogamente podríamos decir de OD-D (451,62 ng/g), con una gra-
nulometría y contenido en materia orgánica similar; y aunque los aportes de cobre son
menores en este punto (el contenido en aguas prácticamente se marrtiene igual al de
OD-C, salvo en verano, figura 7.38) la retención debe ser mayor. Es de destacar que en
estos dos puntos se dan los mayores ejemplares de E. andevalensis observados en
nuestro estudio.
En OD-A el Cu total desciende ligeramente en profundidad, pero ese comporta
miento no se da en la fracción fácilmente extraíble, que prácticamente permanece igual
en los tres horizontes, ni en la fracción ligada a óxidos, que aumenta considerablemente
en el segundo horizonte (tabla 6.37). Dado su alto contenido en Fe (y bajo en Mn), la
253
Discusión de resultados
retención de metales en este horizonte depende sobre todo de ia adsorción por óxidos
de hienro. En OD-B(b) y OD-C los contenidos de Cu permanecen prácticamente iguales.
Respecto al fraccionamiento del Cu entre las fases consideradas, el orden es e¡
siguiente:
0D-A1
0D-A2
OD-A3
OD-B(a)
OD-B(b) 1
OD- Bb 2
0D-C1
0D-C2
OD-D
LOM
E < OX < MO
E < OX < MO
OX < E < MO
E < OX = IVIO
E < OX < MO
E < MO < OX
E « MO < OX
E « OX<MO
E < OX < MO
E < OX < MO
E fracción extraíbie con nttraío amónico
OX fracción ligada a óxidois de Fe y iVin
MO fracción ligada a materia orgánica
= contenidos similares (± 5 %)
« contenidos muy superiores (x 10)
En general, parece corrfirmarse la tendencia del Cu a unirse a la materia orgáni
ca, alcanzando los niveles más altos en esta fracción a pesar de su escaso contenido,
salvo en OD-B{b) 2 y OD-C 1, donde la parte asociada a óxidos de Fe y Mn es ligera
mente mayor.
Aunque el mayor contenido pseudototal de Cu corresponde a OD-B(a), el mayor
riesgo de toxicidad por Cu se da en OD-D, con un contenido disponible de 86,58 p,g/g
(figura 7.62). Este valor supera a! dado por algunos autores para el contenido total (ta
bla 7.19) y debe corresponder a los aportes ácidos de sales metálicas ya comentados al
hablar de las aguas.
254
Discusión de resultados
El siguiente valor de Cu disponible pasa a ser menos de la mitad: OD-B{a),
38,02 fj.g/g. En este punto destaca sobre todo la cantidad de Cu inmovilizado, quizá
procedente del mineral de cobre de las masas minerales cercanas, que ha quedado
depositado en la superficie de la isleta fluvial durante una crecida. Este contenido con
trasta con los observados en la misma zona de muestreo junto a la orilla, en OD-B(b),
así como en OD-C, ligeramente superior a este último. LOM tiene un contenido inter
medio entre OD-C y OD-D; aunque ya se ha comentado que el material mineral de LOM
es menos rico en Cu, su capacidad de retención es algo mayor.
Figura 7.62. Disponibilidad de Cu (|ig/g suelo) en los horizontes analizados. Valores numéricos en las columnas fuera de escala.
Cu
^ rj^Oi
LF
Zonas
hmovifizado
^ / Movilizabte
DisponS le
7.3.4.3.- HIERRO
El hierro es un oiigoeiemento esencial para las plantas, y la toxicidad por este
elemento en suelos es rara, con lo que carece de sentido plantearse unos niveles "lí
mite" de contenido, (la presencia de pisolitos o petroférricos, sin ser "contaminación",
proporciona valores elevadísimos de este metal). Sin embargo, suelen considerarse
como contenidos más comunes los comprendidos entre los 10 y los 50 mg Fe/g suelo.
Tomando como referencia el nivel de hierro en suelos de Aznalcóllar no contaminados,
el intervalo de valores normales se extiende de 23 a 40 mg/g, con una media de 23 mg,
mientras que en suelos contaminados se alcanzaron los 86,7 mg Fe/g, con un conteni
do medio de 37,3. (López-Pamo et a/., 1999). Así, las muestras con más de 50 mg Fe/g
pueden considerarse con un contenido excesivo de este metal. Los valores más eleva-
255
Discusión de resultados
dos corresponden a OD-B(a) —87,18 mg Fe/g— y LOM —111,91 mg Fe/g—, ambos
por encima dei límite observado tras el vertido tóxicx), mientras que OD-C y OD-D
(60,61 y 63,39 mg/g respectivamente) no se sitúan demasiado lejos del límite comenta
do (tabla 6.39). Como en el caso anterior, consideramos hierro en fom ia disponible el
fácilmente extraíbie y e! ligado a materia orgánica.
El contenido de OD-B(a) tiene su correspondencia con ef contenido en Cu, ya
comentado, y debe tener el mismo origen, por lo que destaca todavía más que en el
caso anterior la desproporción entre el contenido disponible y ei inmovilizado (figura
7.63). La mayor cantidad presente en LOM se justifica, como quedó comentado en el
punto 7.2.5.2, por la mayor riqueza en hierro del material geológico de partida.
El Fe pseudototal parece tener cierta tendencia a alcanzar contenidos más ele
vados en los horizontes inferiores, por lo que debe proceder del material parental. El
contenido ligado a materia orgánica sigue la lógica tendencia a disnninuir en profundi
dad, salvo en OD-C, donde sus mínimos contenidos pennanecen prácticamente iguales
en ambos horizontes.
El fraccionamiento del Fe entre las fases de suelo consideradas sigue lógica
mente en todos los horizontes la secuencia E « MO « OX. El contenido de hien-o fá
cilmente extiraíbie es muy bajo, mientras que el contenido en materia orgánica es mayor
que el del Cu, lo que coincide plenamente con lo observado por Shuman (1985) al
comparar diversos tipos de suelo.
Si todos los contenidos inmovilizados resultan muy altos, destacan especial
mente los de OD-B(a) y LOM (figura 7.63), que atribuimos, como en el caso del Cu, a
la presencia de partículas minerales no incorporadas.
256
Discusión de resultados
Figura 7.63. Disponibilidad de Fe (mg/g suelo) en los horizontes analizados. Valores numéricos en las columnas fuera de escala.
40000,00
30000,00
20000,00
10000,00
0,00
Fe
Inmovifizado LKLK
ü Q n& a Q ^ a& 0/rA>y^^^ H 1 \ 1 ( - I — \ '(-
Jf^ ^ y' ^ ^ ^ fl?> <??>' « ' ^ «í-» /45" v^ ^ .o\.o^^í^.o^
Zonas
7.3.4.4.- MANGANESO
La toxicidad por manganeso es uno de los principales efectos adversos obser
vados en tas plantas crecidas en suelos ácidos. Los contenidos considerados normales
en suelos oscilan entre los 100-200 .g Mn/g suelo y los 2000-3000, aunque los más
frecuentes son del orden de 1000 |ag/g (Ross, 1994b) (Bonneau y Bouchier, 1987).
Los horizontes analizados no llegan a superar eí contenido modal de 1000 |xg/g
citado, salvo OD-B(a), con 2190,63 \LQ/Q (tabla 6.39), que recibe los aportes de la for
mación manganesífera. Contrariamente a otros metales, es de destacar el bajo conteni
do de OD-D, y sobre todo de LOM, que estaría incluso por debajo del nivel considerado
"normal" cuando en el agua tiene contenidos comparables al curso medio del Odiel.
Salvo en OD-A, el contenido total de Mn aumenta en profundidad, pero este au
mento es mucho más claro en la fase ligada a materia orgánica, que llega a contenidos
hasta 6 veces mayores en el horizonte Inferior de OD-B(b). Debe producirse entonces
un arrastre en la forma soluble Mn^* antes de estabilizarse en forma de óxidos (fracción
movilizable). En OD-C se da un proceso similar, aunque no hayamos detectado esa
acumulación de óxidos, que probablemente se produzca en la base del perfil. Destaca
aún más que en otros metales estudiados la elevada cantidad de Mn Inmovilizado (2190
^g/g en OD-B(a)), que atribuimos a la sedimentación de mineral procedente de la for
mación manganesífera que el Odiel atraviesa en el tramo OD-A a OD-B.
257
Discusión de resultados
Figura 7.64. Disponibilidad de Mn (^g/g suelo) en ios horizontes analizados. Valores numéricos en columnas fuera de escala
Mn
InmoviBzado
é^é>^é>'-é>y^é^é^é^ V
Zonas
El fraccionamiento del Mn entre las diversas fases sigue esta distribución.
OD-A1
0D-A2
OD-A3
OD-B{a)
OD-B(b) 1
OD- Bb 2
OD-C1
OD-C2
OD-D
LOM
E « MO < OX
E « MO < OX
MO < E < OX
E = MO < OX
E « MO < OX
E « OX < MO
E « MO = OX
E « OX < MO
E « MO « OX
MO < E < OX
El comportamiento más frecuente es la fijación mayoritaria del manganeso como
óxido, como cabía esperar. Sin embargo, existen excepciones a este comportamiento
general: a) los horizontes inferiores de OD-B(b) y OD-C, con un contenido especial
mente ligado de Mn ligado a materia orgánica, ya comentado; b) OD-A 3, con cantida
des fácilmente extraíbles comparativamente muy elevadas (22,96 ^ig/g), que deben
proceder de la banda de cantos situada inmediatamente encima; c) LOM, que con el
mismo patrón, destaca por su escasez de Mn.
258
Discusión de resultados
7.3.4.5.- ZINC
El zinc es un metai muy tóxico y fácilmente disponible, considerado por la EPA
como un contaminante prioritario. Las cantidades de zinc total para suelos normales y
contaminados, según diversos autores, se recogen en la tabla 7.20. Según la referencia
del contenido en Zn de los suelos de Aznalcóllar no contaminados, pueden considerar
se normales los contenidos comprendidos entre los 57 y los 141 jig Zn/g, con un conte
nido medio de 103 fxg/g. Los suelos afectados por el vertido mostraron un contenido
máximo de 1857 fig Zn/g con una media de 472. (López-Pamo et al., 1999). En los hori
zontes analizados en este trabajo las cantidades de Zn oscilaron entre los 22 jxg /g de
OD-A 3 y los 267 ¡ig/g de LOM (tabla 6.39), con lo que no podemos hablar de contami
nación, salvo en OD-B(a) y LOM, que tienen valores de Zn total superiores a los habi-
tualmente considerados nonnales, sin embargo, OD-D tiene un contenido en Zn dispo
nible muy similar al de LOM {figura 7.65).
Aunque la toxicidad para las plantas es baja, el parámetro del que depende la
toxicidad por Zn es la relación Zn / Ca, pues el segundo compite con él. Esta relación
para los horizontes analizados se presenta en la tabla 7.22, resultando OD-D el punto
potencialmente más peligroso.
Tabla 7.21. Contenidos normales y tóxicos de zinc total en suelos según diversos autores
Tipo de suelo
General
General
General
General
General
General
Uso agrícola {pH < 7)
Protección de ecosistemas
Suelo normal (p.g Zn/ g suelo seco)
10-300
10-300 {moda 40-50)
10-109
17-125
-
-
Suelo contaminado (ixg Zn/ g suelo seco)
70-400
-
>300
-
>300
>200
>150
>1200
Referencia
(Ross, 1994b)
(Bonneau and Bouch-
ier, 1987)
(Kiekens, 1995)
(Martin, 1994)
(McGrath,1994)
(Guptaetal., 1996)
(CAPV, 1994)
(CAPV, 1994)
259
Discusión de resultados
Tabla 7.22- Relación entre Zn disponible y Ca de cambio en los horizontes analizados
Horizonte
OD-A1
OD-A2
OD-A3
OD-B(a)
OD-B(b) 1
OD-B(b) 2
OD-C1
0D-C2
OD-D
LOM
Relación Zn / Ca
0,00
0,00
0,00
0,02
0,07
0,11
0,03
0,02
0,12
0,08
El contenido total de Zn muestra una ligera tendencia a ser mayor en los hori
zontes inferiores, aunque esa tendencia es ¡a inversa en el caso de las tres fracciones
analizadas (salvo en el paso 0D-A2 a OD-A 3) como consecuencia de la absorción por
las raíces de las plantas en horizontes más profundos (Pérez Can-eras, 1991). Por lo
tanto el contenido que aumenta es e! residual, ligado ai material parental.
El fraccionamiento del Zn entre las diversas fases de cada horizonte es el si
guiente:
0D-A1
OD-A 2
OD-A 3
OD-B(a)
OD-B(b) 1
OD- Bb 2
OD-C1
0D-C2
OD-D
LOM
E < MO < OX
E « MO < OX
E < MO < OX
MO < OX < E
E < MO < OX
E < MO < OX
E < MO < OX
E < MO < OX
MO < OX < E
E < MO < OX
El zinc de ¡os horizontes analizados se asocia preferentemente a los óxidos de
Fe y Mn, como han observado otros autores (Costa et al., 1988) (Shuman, 1985). El
comportamiento de OD-B(a) y OD-D, con contenidos comparativamente mayores de Zn
260
Discusión de resultados
extraíble hay relacionarlo con la mayor densidad de vegetación de estos puntos {E. an-
devalensis) y contenido en materia orgánica, pues facilita la formación de complejos
solubles. Así, generalmente existe una correlación positiva entre Zn y materia orgánica
(Shuman, 1985). En nuestro caso, ese coeficiente de correlación lineal es de 0,81 (p =
0,0041).
La mayor cantidad de metal inmovilizado corresponde, como a otros casos, a
OD-B{a) y LOM (figura 7.65), que atribuimos al material parental.
Figura 7.65. Disponibilidad de Zn (fig/g suelo) en los horizontes analizados. Valores numéricos en columnas fuera de escala
Zn
m /Ji
rz
lylyíyíyly
~a
/ kimovizado
a n ¿Z^ Q Q Q Q Q i ^ / Movfeable
^ ^ ^ W& 9 0 £?& 1^/Disponibte -f i 1 —I - I -
> J\^ .'b
Zonas
7.3.4.6.- PLOMO
El Pb es otro de los metales muy tóxicos considerado por la EPA como contami
nante prioritario. Sus contenidos en suelos normales y contaminados, según distintos
autores, se recogen en la tabla 7.22. Si como en otros casos tomamos la referencia de
los suelos de Aznalcóllar no contaminados, encontramos el intervalo que se extiende
desde los 20 a los 58 ^g Pb/g, con un valor medio de 36. Los suelos contaminados al
canzaron un contenido de 949 |ig Pb/g, siendo 171 su media. En los horizontes anali
zados en el presente trabajo, los contenidos de plomo van de los 7,5 fig/g de OD-A 3 a
los casi 540 de LOM (tabla 6.39). Así, todos nuestros suelos, salvo los de OD-A, pre
sentan cierto grado de contaminación, que podemos calificar de inequívoca en el caso
de OD-B(a) —468,55 ^g Pb/g—, OD-D —465,97 ^g Pb/g— y LOM —539,88 ^g Pb/g—.
261
Discusión de resultados
Tabla 7.23. Contenidos normales y tó»cos de plomo total en suelos según diversos autores
Tipo de suelo
General
General
General
General
General
General
Uso infantil
Uso residencial
Uso industrial
Uso agrícola {pH < 7)
Protección de ecosistemas
Suelo normal (tig Pb/ g suelo seco)
2-200
40
5-40
2-200
-
-
-
-
-
-
-
Suelo contaminado (jig Pb/ g suelo seco)
100-400
-
-
-
>100
>50
>150
>500
>1000
>50
>330
Referencia
(Ross, 1894b)
(Daviesr, 1995)
(Gutiérrez Maroío et ai, 1997)
(yaríin, 1994)
{McGrath,1994)
(Guptaeía/., 1996)
(CAPV, 1994)
(CAPV, 1994)
(CAPV, 1994)
(CAPV, 1994)
(CAPV, 1994) 1
El contenido total de Pb y el contenido ligado a óxidos tiende también a aoimu-
larse en los horizontes inferiores. Respecto a la fracción ligada a materia orgánica, en
OD-A y, sobre todo, OD-C sigue un comportamiento similar ai visto para el Mn: incre
mento en los horizontes inferiores respecto a los superiores, mientrais que en OD-B(b)
las diferencias entre ambos horizontes es mínima. El Pb presenta también gran afinidad
por la materia orgánica (Bertheisen et al., 1995) pero como resultado de esta afinidad
puede formar tanto complejos insolubles como solubles (Pérez Carreras, 1991). En los
horizontes analizados efectivamente existe cierta correlación entre Pb disponible y
contenido en materia orgánica (r= 0,8117, p= 0,0044) y, dada su ligera acumulación en
profundidad, interpretamos que se forman complejos solubles capaces de alcanzar los
niveles inferiores del perfil. En el caso de OD-B(b) probablemente exista una saturación
por manganeso que impida una complejación mayor del Pb. La cantidad de plomo fá
cilmente extraíble estuvo en la mayoría de los casos por debajo del límite de detección.
El fraccionamiento del Pb entre las diversas fases sigue en todos los horizontes
el orden E < MO < OX, como suele ser habitual en los metales estudiados. Su disponi
bilidad es baja (figura 7.^), destacando sobre todo LOM, que conajerda con su eleva
do contenido de Pb en aguas. Del mismo orden o incluso mayor era el aporte de Pb en
OD-D, pero en este punto debe quedar más fijado por los ó)ddos de hierro y mangane
so.
262
Discusión de resultados
Figura 7.66. Disponibilidad de Pb (iig/g) en los horizontes analizados. Valores numéricos en columnas fuera de escala
Pb
•5 ^ . -« . . -g- -ñ --§ -fí S
«t **> N «- eo ^
V 1- k — J 1. L i 1— -+ h - 4
( f - c p o< -" * ' o < y > ' V
Zonas
7.3.4.7.- NÍQUEL
El níquel es otro metal tóxico y fácilmente disponible, considerado contaminante
prioritario por la EPA. Sin embargo, como ya dijimos en la parte general, su toxicidad
aguda para el hombre es muy baja. Ni y Co tienden a aumentar en suelos con una es-
textura más fuerte, pero su concentración se ve muy poco influida por fuentes poten
ciales de contaminación. Así, los altos contenidos de este metal en el suelo suelen pro
ceder del material parental, y no son indicativos de contaminación (Kadar y Koncz,
1993). Los contenidos más habituales para suelos normales y teóricamente contamina
dos, según diversos autores, se dan en la tabla 7.24. En nuestra referencia habitual, los
suelos de Aznalcóllar, encontramos unos contenidos en suelos naturales que varían
entre los 25 y los 41 \MQ Ni/g suelo, con una media de 36, mientras que en los suelos
contaminados los contenidos fueron incluso menores: de 11 a 34 |.ig/g con una media
de 24. Así, la influencia de los lodos mineros en el aporte de Ni parece despreciable.
263
Discusión de resultados
Tabia 7.24. Contenidos normales y tóJdcos de níquel total en suelos según diversos autores
Tipo de suelo
General
Sobre serpentinas
General
Uso infantil
Uso residencial
Uso industrial
Uso agrícola (pH < 7)
Protecdón de ecosistemas
Suelo normal ((ig Ni/ g suelo seco)
10-1000
100-7000
-
-
-
-
-
-
Suelo contaminado (pg NI/ g suelo seco)
>100
-
>50
>200
>700
>1300
>30
>280
Referencia
(Ross, 1994b)
{WlcGrath,1994)
(Guptaeía/., 1996)
(CAPV, 1994)
(CAPV, 1994)
(CAPV, 1994)
(CAPV, 1994)
(CAPV, 1994)
El contenido en Ni tota! de los horizontes analizados en este trabajo es bastante
uniforme, oscilando entre los 7,5 y los 19,4 ^g/g, (tabla 6.39) con lo que más bien ha-
bria que destacar estos suelos por su bajo contenido en comparación con los del entor
no. El Ni presenta una elevada actividad biológica, con lo que su comportamiento más
habitual es su acumulación en Ja superficie de! suelo a! ser absorbido por las raíces de
las plantas (Goldschmitd, 1958 en Menezes de Sequeira, 1969). Sin embargo, ese
comportamiento sólo lo encontramos en OD-A. En OD-B y OD-C observamos, como en
otras ocasiones, un incremento en la parte inferior del perfil, sea procedente del mate
ria! pareníai o de! descenso de complejos orgánicos de Ni a través de los horizontes
más arenosos. Atendiendo al comportamiento de las diversas fracciones, e! indicado
para la fracción total se repite en la fracción ligada a materia orgánica pero no en la
ligada a óxidos ni en la fácilmente extraíble.
El fraccionamiento de! Ni entre ias diversas fases de cada horizonte sigue en to
dos ios casos la secuencia E < MO < OX, que es la más habitual en los metates anali
zados por la escasez de materia orgánica y la abundancia de hienro y manganeso.
Si el contenido de Ni es bajo, la parte disponible es aún menor (figura 7.67), al
canzando su máximo en OD-B(a) (0,50 .g Ni /g suelo). Como consecuencia de no pro
ceder directamente de los yacimientos de sulfuros, encontramos la situación atípica de
que OD-A tiene unas cantidades de Ni comparables al resto, y mayores en forma dis
ponible.
264
Discusión de resultadas
Figura 7.67. Disponibilidad de Ni (ixg/g) en los horizontes analizados. Valores numéricos en columnas fuera de escala
Ni
Z ^
-F
í a /^
/7i
Ly
^ ni
9 0 ^ Q Q Q ^ £ ^ £ i ^ /D isponib le
Inmovilizado
Moviliza ble
o<>-v^>v>v^>y°^'^°'
7.3.4.8.- CROMO
La baja solubilidad del cromo, sobre todo del Cr(lll), que es la forma predomi
nante en los suelos, hace que las manifestaciones tóxicas en plantas sean raras. Los
contenidos más habituales para suelos normales y teóricamente contaminados, según
diversos autores, se dan en la tabla 7.25. Según la referencia de los suelos de Aznalcó-
llar no contaminados, las cantidades de Cr presentes oscilan entre los 77 y los 99 p.g Cr
/g suelo, con una media de 88. En suelos contaminados, los valores hallados estuvieron
comprendidos entre 37 y 105, con una medía de 72. Como en el caso del níquel, el
aporte contaminante no produjo cargas de cromo apreciables.
El contenido en Cr pseudototal de los horizontes analizados es muy bajo (tabla
6.39): oscila entre los 14 y los 35 |xg Cr/g, y además los máximos corresponden a OD-
A. Relacionado con este bajo contenido total, el contenido fácilmente extraíble fue en
todos los casos inferior al umbral de detección del método.
Respecto a la variación entre horizontes sucesivos, OD-A muestra un compor
tamiento análogo al visto en Fe, Zn y Pb, con un aumento en el horizonte intermedio.
Este comportamiento se repite en la fase ligada a materia orgánica (como el Fe) y en la
fase ligada a óxidos de hierro y manganeso (como Fe y Zn).
265
Discusión de resultados
Tabla 7,25. Contenidos normales y tó)dcos de cromo total en suelos según diversos autores
1 Tipo de suelo
General
General
General
Uso infantil (parque)
Uso residencial
Uso industrial
Uso agrícola (pH < 7)
Protección de ecosistemas
Suelo normal {\ig Crf g suelo seco)
5-100
-
-
-
-
-
-
-
Suelo contammado (lig Cr / g suelo seco)
75-100
>100
>75
>200
>700
>1300
>100
>165
Referencia
(Ross, 1994b)
{WicGrath,1994)
(Guptaetal., 1996)
(CAPV, 1994)
(CAPV, 1994)
(CAPV, 1994)
(CAPV, 1994) j
(CAPV, 1994)
En OD-B(b) hay una ligera acumulación en e! segundo horizonte, como en todos
metales vistos hasta ahora, mientras que los contenidos ligados a materia orgánica
permanecen prácticamente constantes (comportamiento similar a Ni y Pb). En OD-C ios
contenidos son prácticamente iguales.
El fraccionamiento del Cr entre las diversas fases de cada horizonte refleja su
asociación mayoritaria a la materia orgánica en aquellos puntos donde ésta es un poco
más abundante. Sin embargo, la gran mayoría del Cr aparece asedado a la fracción
residual (figura 7.68)
0 D - A 1
0 D - A 2
OD-A3
OD-B(a)
OD-B(b) 1
OD- Bb 2
0D-C1
0D-C2
OD-D
LOM
E < OX < MO
E < OX < MO
E < O X = M O
E < OX < MO
E < MO < OX
E < MO < OX
E < MO < OX
E < MO < OX
E <OX < MO
E < OX < MO
266
Discusión de rcsuliados
Excluyendo OD-A, donde la cantidad de cromo asociado a materia orgánica es
muy alta respecto al contenido total de materia orgánica presente, la correlación entre
ambos parámetros es bastante elevada (r ~ 0,92; p~ 0,029).
Figura 7.68. Disponibilidad de Cr {yiglg) en ios horizontes analizados. Valores numéricos en columnas fuera de escala
Cr
V- ^^ ^^cf<^'^<P^ O ^^ <P O^
_ Inmovilizado
^ 7 Moviliza ble
Disponible
7.3.4.9.- COBALTO
El cobalto no es un metal que plantee problemas de toxicidad por presentarse
en bajas concentraciones. Se han propuesto cantidades normales en suelo que van de
los 0,05 a los 300 ).ig Co/g (Smith y Paterson, 1995), mientras que los valores conside
rados tóxicos, según usos del suelo, van de 20 a 210 ng/g (Gupta etal., 1996). Los sue
los de Aznalcóllar no contaminados presentaron contenidos entre 10 y 17 ng Co/g, con
una media de 14, Los suelos contaminados, entre 3 y 20 fig/g con una media de 12
{López-Pamo etal., 1999), con lo que resulta de aplicación lo dicho para Ni y Cr.
Los horizontes analizados alcanzan un contenido máximo de 20,75 |_ig/g en
LOM (tabla) con lo que puede existir una ligera contaminación.
En OD-A existe una mayor acumulación de contenido total en el segundo hori
zonte (análogamente a Fe, Zn, Pb y Cr), en OD-B(b) no hay una variación apreciable,
mientras que OD-C presenta la tendencia inversa, sin embargo, la fracción ligada a ma-
267
Discusión de resuliados
teria orgánica y a óxidos de hierro y manganeso es significativamente más alta en los
horizontes superiores. La fracción fácilmente disponible es casi inapreciable, salvo en
OD-A 3 y OD-B{a).
La cantidad de cobalto asociada a cada uno de los horizontes sigue el siguiente
orden E< MO < OX en todos ios horizontes, que, como hemos visto, es el patrón más
general, dada la cantidad de Fe y Mn en nuestros horizontes y su escasez en materia
orgánica.
Como en los metales anteriores, los contenidos disponibles más altos corres
ponden a OD-A (figura 7.69), donde la diferencia entre la parte inmovilizada y las frac
ciones móviles o movilizables disminuyen.
Figura 7.69. Disponibilidad de Co ((ig/g) en los horizontes analizados. Valores numéricos en columnas fuera de escala
Co
_ Inmovilizado
0 0 ^ 0 ^ Movilizable
^ O ¿y Q n Disponible
í^ J^ _P ^O x*^ o-
Zonas
7.3.4.10.-CADMIO
El cadmio es un metal fuertemente tóxico para plantas y animales, por lo que la
determinación de las cantidades potencialmente tóxicas ha recibido mayor atención.
Las cantidades consideradas normales e indicativas de contaminación según diversos
autores se recogen en la tabla 7.26.
268
Discusión de resultados
Tabla 7.26. Contenidos normales y tóxicos de cadmio total en suelos según diversos autores
Tipo de suelo
General
General
General
Genera!
General
Uso infantil
Uso residencial
Uso industrial
Uso agrícola (pH < 7)
Protección de ecosistemas
Suelo normal (fig Cd/ g suelo seco)
0,01-7
< 1
-
0,01-1,1
-
-
-
-
-
-
Suelo contaminado (fig Cd / g suelo seco)
3-8
-
> 3
-
>0,8
>15
>50
>100
>0,8
>15
Referencia
(Ross, 1994b)
(Alloway, 1995)
(McGrath,1994)
(Martin y Bullock, 1994)
(Guptaefa/., 1996)
(CAPV, 1994)
(CAPV, 1994)
(CAPV, 1994)
(CAPV, 1994)
(CAPV, 1994)
Los contenidos totales oscilan entre fos 14 y los 32,14 \LQ Cd/g, con lo que en
principio podríamos considerar niveles de contaminación por Cd en nuestros suelos. Sin
embargo, el contenido de OD-A, a priori no sometido a contaminación, llega a los 23 ¡.ig
Cd/g. Así, ios suelos contaminados por Cd en nuestra zona se reducirían a OD-B(a),
LOM y sobre todo OD-D, donde se alcanza el máximo, y señalamos de nuevo que en
OD-B(a) y OD-D se dan los ejemplares mejor desarrollados de E. andevalensis.
El contenido total de Cd sigue en OD-A una distribución similar a la vista en Co,
Cr, Pb, Zn y Fe, mientras que en OD-B(b) el contenido es mayor en el horizonte super
ficial, y en OD-C la tendencia es la inversa. Más uniforme es el comportamiento de la
fracción ligada a materia orgánica, que en general es menor en los horizontes inferio
res, comportamiento análogo al de la fracción ligada a óxidos de Fe y Mn, salvo en el
caso de OD-B(b). Entre los contenidos fácilmente disponibles destaca el de OD-B(a)
(0,78 |xg Cd / mg suelo), que casi alcanza el límite definido para el contenido total en las
opciones más conservadoras de la tabla 7.26.
La distribudón del Cd entre las diversas fracciones sigue el orden más habitual
E < MO < OX en todos los horizontes.
Destaca la proporción de Cd en la fracción inmovilizada, respecto a otros meta
les (figura 7.70)
269
Discusicm de resultados
Figura 7.70. Disponibilidad de Cd (n g/g) en ios horizontes analizados. Valores numéricos en columnas fuera de escala
Cd
0 Q Q £ ? £ y £ J ^ g ¿ 7 / Disponible
CPWVV»>V^^ Zonas
7.3.4.11.-RESUMEN
Los suelos donde se desarrolla E andevalensis analizados en este trabajo se
caracterizan por los siguientes aspectos:
• Alta proporción de arena
• pH muy ácido
• Contenidos muy bajos de materia orgánica y fósforo
• Elevados contenidos de sulfates y metales
Los metales que alcanzan en el suelo contenidos potencialmente tóxicos de
metales pesados son cobre, plomo, zinc y cadmio. El manganeso no llega a superar el
contenido modal de suelos no contaminados (1000 ¡ag/g) salvo en 0D-8(a), debido a los
aportes de la formación manganesífera.
El cobre predomina en la fracción ligada a materia orgánica y alcanza valores
muy elevados en OD-D, el punto a priori más peligroso. El contenido a lo largo de cada
perfil experimenta pocas variaciones
El Pb se encuentra a niveles de contaminación en todos los horizontes analiza
dos, con la excepción de OD-A, siendo estos niveles especialmente elevados en el ca-
270
Discusión de resultados
SO de OD-B(a), OD-D y LOM. Se asocia sobre todo a óxidos de Fe y Mn, y tiende a
acumularse en los horizontes inferiores.
Las cantidades más altas de Zn corresponden a OD-B(a) y LOM, aunque si
atendemos a la relación Zn/Ca, el punto con mayor toxicidad debe ser OD-D, donde
esta relación es menor.
El Zn se asocia preferentemente a los óxidos de Fe y Mn, aunque en aquellos
puntos donde la densidad de vegetación es mayor, los contenidos extraíbles también lo
son debido a la formación de complejos solubles con materia orgánica.
El Cd presenta niveles de toxicidad en OD-B{a), LOM y OD-D, donde se alcanza
el máximo. Se asocia preferentemente a óxidos de Fe y Mn. El contenido ligado a mate
ria orgánica es menor en los horizontes inferiores, mientras que en el contenido total no
se aprecia un patrón definido.
7.4.- PLANTAS
7.4.1.- DEPURACIÓN DE DATOS
Para la depuración de los datos que podían distorsionar el tratamiento estadísti
co se ha llevado a cabo la identificación de los valores atípleos, siendo estos ios situa
dos más allá de los límites Qi-1,5 Rl, 03+1,5 Rl, con Qi, Q3 primer y tercer cuartil res
pectivamente, y Rl rango intercuartíiico. En líneas generales se han considerado datos
distorsionantes aquellos con carácter atípico tanto en el conjunto de todas las zonas
como dentro de su propia zona. Para los datos atípleos sólo con relación a su grupo se
ha empleado un criterio más restrictivo, eliminándolos si era atípico extremo (más allá
de los límites Qr 3 Rl, Q3 + 3 Rl) o si, no cumpliendo esta condición, distorsionaba gra
vemente la normalidad del grupo.
Se ha contrastado la normalidad de cada grupo llevando a cabo los test de la
D , Shapiro-Wiiks, test de apuntamiento y test de curtosis, no pudiéndose rechazar la
normalidad de los datos cuando todos los anteriores mostraban unos p-valores por en
cima de 0,1 (significación del 90 %). Como indicación de la evidencia de cada una de
las muestras a favor de la hipótesis de normalidad de la población de la que proceden,
incluimos en las tablas los p-valores correspondientes al test de Shapiro-Wilks, más
potente para el contraste de normalidad en muestras pequeñas.
271
Discusión de restdtadas
7.4.2.- ANÁLISIS DE DATOS
En primer lugar, evaJuaremos los contenidos de metales presentes en E. ande-
valensis para determinar su cx)mporíamiento frente a ¡os metales presentes en el medio
(acumuladora, tolerante, exduyente). Para ello se ha preparado para cada metal una
tabla por muestreo, donde se recogen los estadísticos descriptivos de cada zona y
parte de la planta, tomando como base los datos depurados. La comparación de estos
datos con los existentes en la bibliografía, los de las plantas acompeiñantes recogidas
en las mismas zonas, y los de OD-A, zona no contaminada, serán la base de nuestra
discusión.
Para estudiar las diferencias entre zonas, muéstreos y partes de E. andevalensis
se ha realizado un análisis de fa varianza mulíifacíorial, tomando como factores o trata
mientos que influyen en el contenido de cada meta! los tres citados, el primero con
cuatro niveles (OD-B, C, D y LOM), y los oíros dos con tres niveles cada uno; julio-
marzo-noviembre, y raíz-tallo-hojas, respectivamente. Los datos de flores no se han
introducido en este análisis por aparecer sólo en el muestreo de julio. Aunque teórica
mente el método debe aplicarse bajo condiciones de normalidad y homogeneidad de
varianzas, el método es bastante robusto a la desigualdad de éstas, sobre todo cuando
tas mayores varianzas no se asocian a un determinado tamaño de muestra, como es
nuestro caso. La hipótesis de normalidad para cada combinación de factores se cumple
para la mayoría de las involucradas en el análisis, lo que avala su aplticabilidad.
Para determinar cuáles son los grupos que difieren signiñcíativamente, se ha
aplicado el test de Tukey, que con el de Newman-Keuls goza de aceptación más gene
ral. Entre ambos, el test de Tukey es más conservador, no admitiendo como significati
vas pequeñas diferencias (Zar, 1996), lo que lo hace más adecuado para trabajos de
campo, con muchos factores que escapan al control de! operador. Para mayor agilidad
de la exposición, incluimos en el texto sólo las tablas ANOVA y las correspondientes
representaciones gráficas, mientras que los test de Tukey se incluyen en el anexo n*" 3.
Todos las concentraciones de metales en los tejidos vegetales, sjalvo Indicación en
contrario, se expresan en ng/g sobre sustancia seca (s.s.s.), para eliminar la variable de
humedad que puede dificultar la comparación de los valores.
272
Discusión de resultados
7.4.2.1.-COBRE
Los contenidos de cobre en E. andevalensis oscilan entre ios 2,55 |j.g/g en liojas
(LOíW) y los 216,53 jig/g en raíces (OD-C), con una mediana de 18,8. La concentración
en flores oscila entre los 4,16 y los 17,59 ¡ig Cu/g, con una media de 9,77 iigfg, lo que
supone el menor contenido en la planta (tablas 7.27 a 7.29)
Pueden considerarse contenidos normales en plantas los que van de 5 a 20
[ig/g en tejido fresco (Gutiérrez Maroto et al., 1997). Este intervalo coincide significati
vamente con el propuesto por Ross, que considera plantas normales las que tienen
contenidos de Cu de 4 a 15 fj.g/g en tejido fresco, y plantas contaminadas las que tienen
más de 20 fxg Cu/g. El valor límite de 20 jiig/g concita una rara unanimidad, pues es el
aceptado también por Robson y Reuter (1981) en Pérez Can-eras (1991), Brooks
(1998) y Nyamangara (1998), mientras que Gupta (1998) establece la aparición de sín
tomas de toxicidad en un intervalo de los 10 a los 70 jxg/g y Baisberg Pállsson (1989)
establece et comienzo de la aparición de síntomas de toxicidad para la mayoría de las
especies en el intervalo 15-25 |j,g/g. Una revisión de los contenidos de Cu en varias
plantas de interés agrícola encontró un máximo de 48,3 ^g/g en espán-ago verde, aun
que la mayoría de los vegetales analizados presentaban cantidades sustancialmente
menores (Amaro etal., 1994). Estudios sobre contenidos de metales en Betula, Empe-
trum, Ledum y Salix realizados en zonas "vírgenes" como las inmediaciones del lago
Otter, en Canadá, han proporcionado valores medios de Cu de 4,43 ng/g en hojas y
4,91 ng/g en tallos (Chiarenzellieía/., 2001).
Por lo que se refiere a las concentraciones en N. oleander, las diferencias por
muéstreos son escasas (figura 7.71) mientras que éstas sí son apreciables por zonas
(figura 7.72). Tomando los contenidos en OD-A como representativos de las de las
plantas creciendo en suelos no contaminados de la zona, tendríamos unos valores infe
riores a los 8 fxg Cu/g. El extremo del intervalo de confianza de OD-D puede conside
rarse una indicación del nivel de Cu esperable en una planta ubicua creciendo en sue
los contaminados: 28 ¡ig/g. Estos niveles de cobre se superan en varios de los ejempla
res analizados, pero sitúan muy lejos de ios definidos para los hiperacumuladores (1000
ig Cu/g).
273
Discusión de resultados
Tabla 7.27. Contenidos medios de Cu en Bica andevalensis (p.g/g s.s.s.) PRIiViER MUESTREO (JULIO)
m I
Q O
ü t
D O
Q ó O
2 O
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
min
80,49
17,39
11,96
7,03
145,54
18,05
4,41
8,19
103,82
24.62
8,1
5,08
31,06
8,04
3,53
4,16
max
84,10
37,35
28,17
11,05
216,53
43,53
24,09
17,59
130,87
42,41
17,22
15,91
48,28
18,64
10.45
9,06
n
2
9
10
9
2
9
10
9
2
9
10
10
2
9
10
10
X
82,30
28,23
18,17
9,40
81,04
28,49
14,82
12,91
17,35
35,34
12,28
11,00
39,67
12,29
6,08
6,05
Me
31,29
16,77
9,67
26,67
12,20
12,82
37,9
11,93
10,75
12,23
5,45
5,54
DT
2,55
7,42
4,94
1,17
50,20
7,4^
6,5:3
3,30
19,13
6.62
3,15
3,24
12,18
4,11
2,5
1,75
p-vator ^^
-
0,36
0,55
0,58
-
0,24
0,13
0,65
-
0,12
0,71
0,87
-
0,12
0,14
0,24
' Correspondiente at contraste de normalidad de Shapiro-Wilks
274
Discusión de resultados
Tabla 7.28. Contenidos medios de Cu en Erica andevalensis (p.g/g s.s.s.) SEGUNDO MUESTREO (IVIARZO)
m 1
Q O
O ó O
Q 1
Q O
2 O
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
min
54,19
14.28
6,95
81,34
12,61
6,17
54,77
11,38
4,48
27,06
12,62
2,82
max
125,01
32,21
12,84
160,03
32,53
12,86
149,09
29,21
15,64
52,90
23,92
9,85
n
2
10
10
2
9
10
2
8
9
2
9
19
X
89.60
21,31
8,84
120,70
23,16
8,91
101,93
19,40
8,13
39,98
18,98
7,46
Me
20,63
7,93
21,58
8,92
20,19
6,24
19,76
7,76
DT
50,08
6,32
1,98
55,64
5,95
2,29
66,69
6,32
4,01
18,27
3,33
2,31
p-valor ^^
-
0,31
0,05
-
0,42
0,33
-
0,73
0,02
-
0,78
0,33
(a) Correspondiente al contraste de normalidad de Shapiro-Wüks
275
Discusión de resultados
Tabla 7.29. Contenidos medios de Cu en Eríca andevalensis i\iglg s.s.s.) TERCER MUESTREO (NOVIEMBRE)
tu 1
Q O
O 1
o
a 1
o
2 O _J
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
min
78,88
16,41
5,61
39,13
12,41
3,94
45,71
15,17
4,72
25,64
6,10
2,55
max
78,88
85,3
43.75
88,76
77,48
67,00
70,26
23,91
8,86
32,73
31,14
9,21
n
1
10
10
2
10
10
2
8
7
2
10
10
X
78.88
45,37
21,92
63,94
48,43
35,95
57,99
19,15
6,85
29,19
19,30
4,59
Me
41,16
24,7
50,58
44,79
18,68
6,43
19,13
4,04
DT
25,16
14,30
35,09
22,75
22,56
17,36
3,19
1,44
5,01
6,78
2,12
p-valor ^^ I
-
0,32
0,10
-
0,42
0,13
-
0,53
0,83
-
0,84
0,14
(a) Correspondiente af contraste de normalidad de Shapiro-Wiiks
Figura 7.71. Contenido de Cu (^g/g s.s.s.) en Nerium oleander por muéstreos, con intervalos de confianza al 95 %.
Gráfico de medias para el Cu en plantas acompañantes
con intervalos de confianza del 95 % 40
30
.5 "I 20
10
2
Muestreo
276
Discusión de resultados
Figura 7.72. Contenido de Cu ( ig/g s.s.s.) en Nerium oleander por zonas, con intervalos de confianza al 95 %.
Gráfico de medias para el Cu en plantas acompañantes
con intervalos de confianza del 95 % 40
30
.2 1 20
10
C
Zona
LOM
El análisis de la varianza para las muestras de £. andevalensis pone de mani
fiesto la existencia de diferencias significativas en el contenido en cobre asociadas a las
zonas de muestreo, la época de éste y la parte de la planta analizada. Asimismo, exis
ten interacciones entre ios factores considerados: zona-muestreo, zona-parte, y mues-
treo-parte (tabla 7.30).
Tabla 7.30. Análisis de V
Fuente
A: Zona
B: Muestreo
C: Parte
AB
AC
BC
RESIDUOS
TOTAL (corregido)
Suma de
cuadrados
31413,90
2682,63
82913,40
8684,17
UUIA 14953,5
51003,5
203187,0
Varianza para Cu.
Grados de
libertad
3
2
2
6
6
4
227
250
Suma de cuadrados Tipo III
Media
cuadrática
10471,30
1341,31
41456,7
1447,36
2356,9
3738,38
224,685
F-ratio
46,60
5,97
184,51
6,44
10.49
16,64
p-valor
0,0000
0,0030
0,0000
0,0000
0,0000
0,0000
277
Discusión de resultados
Respecto a la variación entre zonas, el contenido menor de Cu se da en LOM,
mientras que el mayor corresponde a OD-C; entre ambos extremos, los contenidos de
OD-B y OD-D no presentan diferencias significativas (figura 7.73). Este comportamiento
no se corresponde con el observado en los suelos, donde el contenido de Cu disponible
es mayor en OD-D (mucho mayor en la fracción fácilmente disponible).
Entre muéstreos, el contenido mayor corresponde al primero i^uXxo), siendo las
diferencias entre segundo y tercero (marzo y noviembre) poco significativas (figura
7.74).
Figura 7.73. Contenido de Cu (p.g/g s.s.s.) en £ andevalensis por zonas, con intervalos de confianza al 95 %
Medias e intervalos de confianza al 9S %
80
60
O 40
20
T
B C D LOR/I
Zona
Figura 7.74. Contenido de Cu (¡xg/g s.s.s.) en £. andevalens'is por nnuestreos, con intervalos de confianza al 95 %
H edtas e intervalos de confianza ai 95 %
3 O
54
50
46
42
38
34
-
I
"
•
S
! E '•
2
Muei itreo
• -•
- ;
.
: \ .
L }
278
Discusión de resultados
La raíz es la parte de la planta que tiene un mayor contenido de Cu, con una
media superior a ios 80 ¡xg/g, seguida por tallos y, finalmente, hojas (figura 7.75) Existe
pues una retención del Cu por parte de la raíz que permite que, con cierta independen
cia de la cantidad de Cu disponible presente en el suelo, éste no alcance en la planta
niveles de toxicidad. A este respecto es curioso observar como si construimos el inter
valo de confianza para el contenido medio del Cu en hojas, su extremo superior coinci
de con la cota de 20 jxg/g definida, como hemos visto, como límite de toxicidad en
plantas por diversos autores.
Figura 7.75 Contenido de Cu (^g/g s.s.s.) en E. andevalensis por parte de la planta analizada, con intervalos de confianza al 95 %
Medias e intervalos de confianza al 95 %
3 O
100
80
60
40
20
O
i
31
h t r Parte
La interacción entre los factores zona y muestreo se presenta en la figura 7.76.
En B y C los contenidos en julio y noviembre son prácticamente idénticos, mientras que
en marzo el contenido se mantiene más bajo. En OD-D hay una separación clara julio >
marzo > noviembre, mientras que en LOM los valores de julio y marzo coinciden. El
patrón cambia si no se incluyen los contenidos de las raíces, apareciendo en OD-B y C
una tendencia clara noviembre > julio > marzo, en OD-D julio > noviembre > marzo, y
LOM noviembre > marzo > julio, io que confinna la diferencia entre el contenido de las
distintas partes de la planta.
279
Discusión de resultados
Figura 7.76 Contenido de Cu { .g/g s.s.s.) en E. andevalensis respecto a zona y época de muestreo
Gráfico de interacciones
4 — julio — marzo
. — noviembre
La interacción entre zona y parte de la planta se presenta en la figura 7.77, don
de se aprecia que las raíces actúan como barrera a la absorción de cobre, consiguiendo
mantener unos contenidos medios bastante estables en tallos y hojas. Podemos espe
rar entonces que las amplias variaciones del contenido de Cu en raíces se deban a la
diferente cantidad de Cu disponible para las plantas. Pero si atendemos a la discusión
precedente sobre los suelos, esos contenidos son máximos en OD-B(a) y OD-D. inter
medios en OD-C y mínimos en LOM, luego los contenidos de OD-C deben atender a
otras causas.
Figura 7.77. Contenido de Cu (ixg/g s.s.s.) en E. andevalensis respecto a zona y parte de ta planta
Gráfico de interacciones
3
ü
150
120
90
60
30
U
--
- «""
/*•- . /'' "-
• ,
\
~~^^~'mr~~^ K
\ ~^
--w
_ " -
-
-
-
--
hojas
tallos
raices
C D
Zonas
LOM
280
Discusión de resultados
En la elevación de los contenidos en OD-C deben desempeñar un papel impor
tante los aportes del Odie!, pues la capacidad de retención de agua de sus horizontes
es mínima, y Erica busca con avidez el flujo del río: en este punto llegamos a observar
parte de la masa radicular de una planta sumergida en la escasa corriente. Asi, a la
fracción de Cu disponible en el suelo cabría añadir una fracción adicional aportada por
las aguas. El patrón estacional de contenidos comentado en este punto coincide exac
tamente con el observado en aguas, con un contenido similar en julio y noviembre, y
más bajo en marzo. En LOM, el menor contenido en suelos y aguas justifican la menor
fijación por las raices.
Respecto a la interacción muestreo-parte (figura 7.78) las diferencias comenta
das entre las partes de la planta analizadas disminuyen en el tercer muestreo (noviem
bre). En esta época, la labor de retención activa de las raíces disminuye, con lo que su
concentración de cobre desciende mientras que el de hojas y tallos aumenta. Otros
autores han registrado una disminución significativa del contenido de Cu en primavera
(OToole etal., 1981), que en cierta medida también se produce en nuestro caso.
Figura 7.78. Contenido de Cu (^g/g s.s.s.) en E. andevalensis respecto a muestreo y parte de la planta
Gráfico de interacciones
150
120
90
Q
60
30
0
« ^
.
^
«
—
_ •
^ ^ ^ * \ :
^ ^ :
——-""—*
« :
hojas tallos
1 2 3 Muestreo
Como conclusión, podemos afirmar que E. andevalensis se comporta frente al
cobre del suelo como no hiperacumuladora, y tolerante mediante un mecanismo de
exclusión, que bloquea el cobre en el sistema radicular.
281
Discusión de resultados
7.4.2.2.- HIERRO
Los contenicios de hierro en E. andevalensis oscilan entre los 31,93 ^g/g en ta
llos (OD-D) y los 3615,79 en hojas (OD-C) con una mediana de 236,886 (tablas 7.31 a
7.33). Destacan los contenidos sumamente elevados de las hojas de OD-C, que osci
lan entre los 2403 y 3615 ^g/g, valores que sin embargo son afines a ios observados
por Marrs y Bannlster (1978) para Calluna creciendo en suelos mineros. El contenido
en flores oscila entre los 22,04 y los 214,92 fig/g, con una mediana de 112,35, conteni
dos comparativamente bajos.
Tabla 7.31: Contenidos medios de Fe en Bica andevalensis (¡ig/g s.s.s.) PRIMER MUESTREO (JULIO)
IB Q O
O Q O
Q ]
D O
S O
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
min
575,03
96,59
231,22
88,5
1322,70
106,93
214,80
70,63
1156,46
178,81
200,00
85,07
405,55
71,55
77,34
22,04
max
593,36
270,14
1037,50
191,68
1351,09
365,92
1058,23
143,05
881,93
257.15
857,70
214,92
780,91
187,57
298,1
132,99
n
2
9
8
10
2
9
8
8
2
8
10
8
2
9
9
8
K
584,20
157,77
549,66
139,00
1253,78
190,84
454,33
104,41
1019,19
221,47
431,82
129,31
593,23
122,39
202,33
89,93
Me
155,55
480,75
147,30
164,94
353,57
110,63
227,73
392,30
123,8
105,34
218,48
99,97
DT
12,96
54,11
258,61
36,69
137,624
íS5,17
284,85
28,76
194,122
28,59
187,61
42,15
265,42
40,98
79,91
37,85
p-valor ^^ i
-
0,27 <'>
0,64
0,78
-
0,42
0,65
0,18^^
_
0,43
0,19
0,48
-
0,67
0,40
0,12
...
Correspondiente ai contraste de normalidad de Shapiro-Wilks No pasa el contraste de la T^
282
Discusión de resultados
Tabla 7.32: Contenidos medios de Fe en Enea andevalensis {p,g/g s.s.s.) SEGUNDO MUESTREO (IVIARZO)
Q
O
ü 1
Q O
Q 1
Q O
O 1
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
nnin
380,40
69,78
171,28
443,38
92,98
160,08
367,71
79,69
126,12
405,04
172,38
137.34
max
518,32
403,20
477,68
620,26
280,09
439,97
787,88
203,63
466,46
743,14
283,71
725,52
n
2
10
7
2
9
9
2
8
9
2
8
9
X
449,36
218,63
302,48
531,82
184,02
296,47
577,80
131,95
236,80
574,62
238,11
412,96
Me
227,62
308,70
188,35
295,94
118,01
197,70
238,54
453,29
DT
97.52
99,10
106,95
125,03
55,79
104,29
297,11
44,78
119,34
239,12
36,88
187,51
p-valor ^^
-
0,92
0,82
-
0,99
0,42
-
0,48
0,09
-
0,68
0,95
' ^ Correspondiente at contraste de normalidad de Shapiro-Wiiks
Como los casos de fitotoxicidad por hierro son raros, no se han definido niveles
peligrosos en plantas. Sí se han establecido, sobre todo con propósitos de fertilización
de los cultivos y conrección de síntomas de clorosis, niveles considerados "adecuados"
en tejidos vegetales. Sin embargo, estos contenidos son sumamente variables, y de
penden en gran parte de la especie considerada. En témninos generales la cantidad de
Fe en tejidos vegetales oscila entre los 25 y los 500 jj,g/g (Sillanpáá, 1976, en Urbano
Terrón, 1989). A título indicativo, los corrtenidos considerados adecuados en algunos
cultivos (valores sobre sustancia seca) son: aguacate; 200 jxg/g; alfalfa: 95 fig/g; cítri
cos: 120 |xg/g (200 se considera excesivo); claveles: 75 jig/g; gerberas: 131 ng/g; man
zano "stari<ing": 220 ng/g; melocotonero: 166 \ig¡g; peral: 165 ng/g (López Ritas and
López Melida, 1985).
283
Discusión de resultados
Lo más habitual parece ser un contenido airededor de los 200 ng/g, aunque en
fáltales puedan considerarse "normales" contenidos de 700 p,g Fe/g, y el mismo autor
cite contenidos "nomnales" en fresas de 50 a 3000 fxg Fe/g.
Tabla 7.33. Contenidos medios de Fe en Enea andevalensis { xg/g s.s.s.) TERCER MUESTREO (NOVIEMBRE)
1
a O
á o
Q Q O
2 O _ i
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
min
297,52
37,2
119,45
170,88
70,06
2403,44
353,02
31,93
85,68
95,40
78,78
61,63
max
562,01
632,59
3382,95
542,32
836,5
3615,79
545,46
121,53
239,17
215,45
319,44
513,4
n
2
9
10
2
9
7
2
9
9
2
10
10
X
429,77
309,70
1364,67
356,60
429,80
2818,99
449,24
67,47
141,60
155,43
165,45
275,51
Me
369,49
1387,92
411,02
2711,74
64,57
139,44
146,68
234,09
DT
187,02
219,93
1179,23
262,65
265,26
452,33
136,08
33,06
49,92
84,89
82,95
182,09
p-vaíor ^>
-
0,27
-
0,58
0,14
-
0,28
0,22
-
0,25
0,30
^ ' Correspondiente ai contraste de normalidad de Shapiro-Wilks * ' No pasa ei contraste de la "¡^
Si atendemos al contenido en hierro de hojas de N. oJeander, encontramos, co
mo en ei caso del cobre, una variación poco significativa entre muéstreos (figura 7.79) y
apreciable por zonas (figura 7.80). Esta variación por zonas es análoga a la observada
en el cobre, incluso en la elevada dispersión de OD-D. Tomando los contenidos de OD-
A como representativos de los de las plantas creciendo en suelos no contaminados de
la zona, un valor hasta 130 \ig/g sería considerado nomnal, pero si tenemos en cuenta,
como en el caso anterior, el intervalo de confianza para la media en OD-D, el contenido
medio de hierro sube hasta casi los 500 ^.g/g. Estos niveles de Fe se superan amplia-
284
Discusión de resultados
mente en muchas de las muestras analizadas, pero la gran dispersión de los datos exi
ge un estudio más detallado. En cualquier caso, considerando un contenido medio de
200 iig Fe/g, para que una planta pudiese considerarse hiperacumuladora de hierro
debería alcanzar los 20.000 .g Fe/g.
Figura 7.79. Contenido de Fe (p.g/g s.s.s.) en Nerium oleander por muéstreos, con intervalos de confianza al 95 %
Gráfico de medias para el Fe en plantas acompañantes
con intervalos de confianza del 95 % 1200
1000
800
600
400
200
O
T3
; ;
1 ;
-_ ]
'
-
;
':
; t ' T :
2
Muestreo
Figura 7.80. Contenido de Fe (ng/g s.s.s.) en Nerium oleander por zonas, con intervalos de confianza al 95 %
Gráfico de medias para el Fe en plantas acompañantes con intervalos de confianza del 95 %
1200
1000
800
•§ 600
400
200
O
;
\
•
•
"
-+ +
+ +•
;
-
•
"
.
;
c Zona
LOM
El análisis de la varianza para las muestras de E. andevalensis pone de mani
fiesto la existencia de diferencias significativas en el contenido de hien-o asociadas a las
zonas de muestreo, la época de éste y la parte de la planta analizada. Asimismo existen
285
Discusión de resultados
interacciones entre los factores considerados: zona-muesfreo, zona-parte y muestreo-
parte (tabla 7.34).
Tabla 7.34. Anáiisis de Varlanza para Fe. Suma de cuadrados Tipo III
Fuente
A: Zona
B: Muestreo
C: Parte
AB
AC
BC
RESIDUOS
TOTAL (corregido)
SumSi de.
cuadrados
3,55402*10^
1,15059*10^
9,13598*10^
1,35057*10^
6,15249*10®
8,65191*10^
2,9518*10^
7,73331*10^
Grados de
libertad
3
2
2
6
6
4
212
235
Media
cuadrática
1,18467*10^
575293,0
4,56799*10^
2,25095*10^
1,02541*10^
2,16298*10^
139236,0
F-ratio
8,51
4,13
32,81
16,17
7,36
15,53
p-valor
0,0000
0,0174
0,0000
0,0000
0,0000
0,0000
El contenido menor de Fe se da en LOM, mientras que el mayor corresponde a
OD-C, como en el caso del Cu; entre ambos extremos, B y D tampoco presentan dife
rencias significativas (figura 7.81). Análogamente a lo observado en Cu, este compor
tamiento no se corresponde con el de Fe en suelos, donde el contenido disponible es
mayor en OD-D, con lo que las raíces deben ejercer también un papel regulador.
Entre muéstreos, el mayor contenido conresponde al tercero (noviembre) y el
menor al segundo (marzo), mientras que el primero muestra diferencias poco significati
vas con los otros dos (figura 7.82)
En cuanto a los contenidos de Fe por parte de la planta, hojas y raíces muestran
los valores más altos, mientras que el contenido en tallos es menor (figura 7.83). La
retención en raíz comentada en el caso del cobre no existe en el caso del hierro, (al
menos no al mismo nivel), con lo que el hierro es trastocado hasta las hojas, lo que se
corresponde con el carácter más móvil del mismo: e! 75 % del hierro celular se asocia a
los cloroplastos debido al importante papel que desempeña en la fotosíntesis (Barceló
Colleía/., 1987).
286
Discusión de resultados
Figura 7.81 Contenido de Fe ( ig/g s.s.s.) en E. andevalensís por zonas, con intervalos de confianza al 95 %
Medias e intervalos de confianza al 95 %
1000
800
600
400
200
O
W %
C D LOM
Zona
Figura 7.82 Contenido de Fe { ig/g s.s.s.) en E. andevalensís por nnuestreos, con intervalos de confianza ai 95 %
Medias e intervalos de confianza al 95 %
o u.
740
640
540
440
340
240
•
--;
: > •
•
~~
'. •
f
i
i i
í
•
--
-. . •
-
-;
•
2
Muestreo
La interacción entre los factores zona y muestreo se presenta en la figura 7.84.
En OD-B y OD-C los contenidos de hierro siguen la secuencia noviembre > julio > mar
zo (que aparecía en Cu prescindiendo de los datos de las raíces) mientras que LOM, y
sobre todo OD-D, repiten la misma evolución que los datos de Cu completos. Podemos
adelantar la existencia de un patrón común a Cu y Fe, que queda distorsionado en OD-
B y OD-C por la fuerte fijación de Cu en las raíces, efecto que es cuantitativamente me
nos importante en OD-D por no recibir aportes tan directos del Odiel, y en LOM por te
ner una menor cantidad de cobre en su sustrato. En LOM, su capacidad de cambio (al-
287
Discusión de resultados
go más elevada que en las restantes zonas) debe permitir amortiguar las variaciones, a
pesar de estar sometido también a la acción de las aguas cargadas de metales.
La interacción zona-parte de la planta puede verse en la figura 7.85, donde se
aprecia el contenido relativamente estable en raíces y tallos frente a la gran variación
del contenido en hojas. De nuevo llama la atención la desproporción entre la concentra
ción de hierro en las plantas de OD-C, y el bajo contenido en los horizontes correspon
dientes (en este caso, máximo en hojas y mínimo en suelos). Pero, si la hipótesis ade
lantada en el apartado anterior es correcta, la disparidad de OD-C se debe al aporte de
hierro del Odie!, no especialmente retenido en las raíces. A este respjecto, la evolución
estacional de B y C vuelve a ser idéntica a la de las aguas, lo que no se da en OD-D ni
LOM.
En estas dos zonas, la concentración en raíces sigue con exactitud la variación
del Fe disponible. Si la relación OD-D/LOM entre contenidos en suelo es 1.57, entre
contenidos en raíces es 1.55. O, de otra manera, la concentración media de hierro en
raíces para estos dos puntos es casi exactamente igual al doble del metal disponible en
estos suelos. Este dato aislado es de poco valor, pero nos indica una relación suelo-
planta que no existe en los otros dos puntos.
Figura 7.83. Contenido de Fe (tig/g s.s.s.) en £. andevaíensis por parte de la planta analizada, con intervalos de confianza al 95 %
Medias e intervalos de confianza al $5 %
800
600
£ 400
200
0
• T X
h
>
._ T .„„ „„
I:
Parte
^
i
_ .
-
-
-
288
Discusión de resultados
Figura 7.84. Contenido de Fe (ng/g s.s.s.) en E. andevalensis respecto a muestreo y parte de la planta
Gráfico de interacciones
IbOÜ
1200
900
600
300
0
*
-
- JK --\«'
3K
~
-
-
-
-
— julio — marzo — noviermbre
C D
Zona
LOM
Figura 7.85. Contenido de Fe (^g/g s.s.s.) en E andevalensis respecto a zona y parte de la planta
Gráfico de interacciones
1200
1000
800
i» 600
400
200
0
; * ^
'- *""
_
\
—*^--^_ *
-_
_
C D
Zona
hojas tallos rafees
LOM
La interacción nnuestreo-parte (figura 7.86) revela un fuerte aunnento del nivel de
hierro en hojas en noviembre, lo que resulta coherente con la variación observada en
otras especies vegetales (Ramirez et al., 2001), (López Ritas y López Molida, 1985),
(OToole et ai, 1981). Quizá el menor contenido en raices pueda justificarse, como en
el caso del cobre, por una mayor "permeabilidad" de éstas, lo que influiría en los au
mentos del contenido en tallos y hojas.
289
Discusión de resultados
Figura 7.86. Contenido de Fe (ng/g) en E andevalensis respecto a muestreo y parte de la planta
Gráfico de interacciones
1200
1000
800
£ 600
400
200
0
^ \
; " — * ' •
„
/ / / /
/
— ^
-
] _
hojas tallos rafees
2
Muestreo
7.4,2.3.- MANGANESO
Los contenidos de Mn en E. andevalensis oscilan entre los 134,36 ng/g en tallos
(OD-D) y los 1644,37 ^ig/g en hojas (OD-C), con una mediana de 577,125 (tablas 7.35 a
7.37). En flores, estos contenidos varían entre los 24,16 y los 518,7 (ig/g, con una me
diana de 518,7. No se aprecian diferencias entre zonas (tabla 7.35). Los niveles de
manganeso considerados normales oscilan entre los 400 y los 1000 ^ig/g cuando la
planta crece en suelos ricos en este elemento (Brooks, 1998), aunque según Gupta
(1998) los síntomas de toxicidad comienzan a presentarse con 400 ^g Mn/g. En tejido
fresco se consideran normales contenidos de 15 a 1000 [xg/g, aunque en plantas sensi
bles los efectos nocivos del manganeso comienzan a apreciarse con concentraciones
de 300 ^g/g (Ross, 1994b). En plantas agrícolas se han observado síntomas de toxici
dad con 250 ng/g en soja, 300 ^g/g en cítricos, 400 ^ig/g en caña de azúcar y 500 ^g/g
en vid (Urbano Terrón, 1989). Sin embargo, un contenido de 450 ^g/g se considera
adecuado en aguacate (López Ritas y López Melida, 1985).
Resumiendo, un contenido de 50Q-600 ^g Mn/g podría empezar a considerarse
excesivo. Sin emtiargo, en estudios recientes realizados sobre una especie de abedul
{Betula piatyphylla) en soluciones controladas, se ha observado el comienzo de la apa
rición de síntomas de toxicidad con concentraciones de Mn en hoja de 6300 ig Mn/g,
hasta la aparición de manchas necróticas a concentraciones de 10000 \iQ/g (Kitao et al.,
2001). Ese nivel crítico de 10000 |ig/g fue determinado por el mismo autor en un trabajo
290
Discusión de resultados
anterior, con otras cuatro especies leñosas (Kitao eí a/., 1997). Parece pues que el in
tervalo de tolerancias depende en gran medida de la especie considerada.
Tabla 7.35. Contenidos medios de Mn en Enea andevalensis (ng/g s.s.s.) PRIMER MUESTREO (JULIO)
m Q O
ü Q O
Q Q O
;§ O _ j
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
min
242,68
171,52
253,55
135,89
388,82
305,03
284,2
141,43
582,58
281,31
360,03
128,73
454,96
315,55
382,79
24,16
max
613,44
435,39
561,18
315,25
400,85
519,48
644,59
291,77
640,25
990,4
1058,16
518,7
525,85
690,11
643,39
410,07
n
2
10
9
10
2
9
9
9
2
10
9
8
2
10
9
10
X
428,06
303,66
397,97
228,19
394,84
411,39
455,53
225,48
58,89
639,88
650,85
335,44
76,08
477,17
555,14
225,24
Me
315,06
356,57
242,2
435,09
450,77
230,4
607,25
525,48
332,85
444,16
576,14
217,91
DT
262,17
89,03
104,46
66,04
8,51
75,57
99,14
46,47
7,54
240,98
248,99
120,95
36,56
122,78
79,48
110,32
p-valor ^^
-
0,78
0,47
0,28
-
0,23
0,62
0,94
-
0,62
0.33
0,95
-
0,42
0,22
0,96
Correspondiente al contraste de normalidad de Shapiro-Wiiks No pasa el contraste de la Í I ^
El contenido en N. oleander no presenta diferencias significativas ni por mués
treos (figura 7.87) ni por zonas (figura 7.88), con niveles similares tanto en la zona no
contaminada (OD-A) como en el resto de las estudiadas. Por ello, el Mn presente en los
suelos debe proceder fundamentalmente del material parental, sin que tengan influencia
los aportes extemos.
291
Discusión de residtados
Tabia 7.36. Contenidos medios de Mn en Bica andevaíensis ( .g/g s.s.s.) SEGUNDO MUESTREO (MARZO)
m 1
Q O
o 1
Q O
Q 1
Q O
2 O
1
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
min
509,44
245,82
361.60
639,21
352,15
799,00
650,75
531,49
386.1
430,08
318,42
325,54
max
597,98
707,64
1543,74
652.67
931,00
1649,37
824,07
1304,22
1592,64
463,10
1209,45
1270,46
n
2
10
9
2
9
10
2
10
10
2
10
10
X
553,71
505,90
918,65
645,94
755,53
1173,67
737,41
892,39
1236,81
446,59
723,83
793,90
Me
497,00
1094,9
864,83
1095,68
892,47
1418,01
693,88
724,39
DT
62,6
148,77
393,39
9,52
207,34
317,79
122,5
279,51
421.82
23,35
300,68
313,56
p-valoH ^ i
-
0,33
0,45
-
0,01
0,15 '•
-
0,39 1
0,05
-
0,73
0,61
^ ' Correspondiente at contraste de normalidad de Shapiro-Witks *' No pasa el contraste de curtosis
Tornando como referencia estos valores, podemos definir un nivel de fondo de
manganeso en las plantas de nuestra zona de unos 200 pig/g. Ese nivel de fondo se ve
ampliamente superado por nuestras muestras (asmo es lógico, dada la diferente canti
dad de Mn a la que van a estar sometidas), pero no se alcanzan niveles inequívocxjs
de toxicidad, y mucho menos de hiperacumulación, que con-esponderían a unos 10000
292
Discusión de resultados
Tabla 7.37. Contenidos medios de Mn en Enea andevalensis (ng/g s.s.s.) TERCER MUESTREO (NOVIEMBRE)
1
Q O
ü Q O
Q 1
Q O
2 O
1
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
min
253,77
159,66
445,67
773,09
326,88
486,25
938,10
134,36
386,46
603,78
350,69
425.11
max
485,92
460,08
1254,54
847,84
998,00
1417,79
1116,90
1094,96
1482,2
773,64
1199,46
1093,42
n
2
10
10
2
10
10
2
9
10
2
10
9
X
369,85
304,49
808,83
810,47
592,23
895,23
1027,50
556,70
898,47
688,71
638,53
709,80
Me
296,90
851,24
536,05
963,24
406,20
904,00
509,13
577,51
DT
164,16
95,60
260,96
52,86
221,63
309,29
126,43
315,48
371,37
120,11
289,60
253,47
p-valor ^*
-
0,95
0,62
-
0,56
0,66
-
0,53
0,75
-
0,11
0,13
(a) Con-espondiente at contraste de normalidad de Sinapiro-Witks
Figura 7.87. Contenido de Mn {}igJg s.s.s.) en Neríum oleander por muéstreos, con intervalos de confianza al 95 %
Gráfico de medias para el Mn en plantas acompañantes
con intervalos de confianza del 95 %
•o
400
300
200
100 f
-+-
2
Muestreo
I
293
Discusión de resultados
Figura 7.88. Contenido de Mn (^g/g s.s.s.) en Neríum oieander por muéstreos, con intervalos de confianza al 95 %
Gráfico de medias para el Mn en plantas acompañantes
con intervalos de confianza del 9S % 400
300
S 200
100
o -
i I I
c Zona
LOM
El análisis de ia varianza para las nnuestras de E. andevalensis pone de mani
fiesto la existencia de diferencias significativas en el contenido de mianganeso asocia
das a las zonas de muestreo, ia época de éste y la parte de la planta analizada. Asi
mismo existen interacciones entre muestreo y parte de ia planta analizada, y cierta inte
racción, aunque no significativa al nivel del 95 % entre zona y muestreo (tabla 7.38)
Tabla 7.38. Análisis de Varianza para Mn. Suma de cuadrados Tipo 111
Fuente
A: Zona
B: Muestreo
C: Parte
AB
AC
BC
RESIDUOS
TOTAL (corregido)
Suma de
cuadrados
1,79456*10^
2,43618*10^
2,9528*10^
719755,0
562829,0
1,29669*10^
1,4238*10'
2.84498*10^
Grados de
libertad
3
2
2
6
6
4
232
255
Media
cuadrática
598186,0
1,21809*10^
1,4764*10^
119959,0
93804,8
324173,0
61370,7
F-ratio
9,75
19.85
24,06
1,95
1,53
5,28
p-valor
0,0000
0,0000
0,0000
0,0731
0,1696
,0004
294
Discusión de resultados
Respecto a la variación entre zonas (figura 7.89), su distribución es completa
mente distinta a la vista para Cu y Fe: el mayor contenido corresponde a OD-D, seguido
por OD-C mientras que el menor es el de OD-B. LOWt ocupa una posición intemnedia
entre B y C, y no difiere significativamente de ninguno de ellos. El elevado contenido de
OD-D debe conresponder a los aportes de las tobas, tufitas y pizarras del toumasiense-
viseiense que forman parte de las formaciones manganesíferas de esta zona, aunque
ese aporte no haya encontrado reflejo en el perfil analizado. Destacan también los bajos
contenidos de OD-B, que deben con-esponder más a plantas de OD-B(b) que de OD-
B{a).
Figura 7.89. Contenido de Mn (i g/g s.s.s.) en E. andevalensis por zona de muestreo, con intervalos de confianza al 95 %
Medías e intervalos de confianza al 95 %
c
930
830
730
630
530
430
: •
_ -_ " -; _
-3
.
í
! s
_^
! £
'. E
: ' _ -. " • •
-, -
C D
Zona
LOM
Los contenidos observados en cada uno de los tres muéstreos son significati
vamente diferentes entre sí: el menor corresponde al primero (julio) al revés de lo que
ocurría con el Cu, y el mayor al segundo (marzo). El tercero (noviembre) ocupa una
posición intemnedia entre los otros dos, pero difiere significativamente de ambos (figura
7.90). La mayor concentración de Mn en primavera coincide con lo observado en otras
especies (OToole, 1981).
En cuanto al contenido de Mn según la parte de la planta considerada, el com
portamiento es bastante similar al visto para el hien-o: la mayor concentración se da en
hojas, mientras que entre raíces y tallos no existen diferencias significativas (figura
7.92)
295
Discusión de resultados
Figura 7.90. Contenido de Mn (¡xg/g s.s.s.) en E. andevalensís por época de muestreo, con intervalos de confianza ai 95 %
Medias muéstrales e intervalos de confianza dei 95 % para la mecdia
910
810
710
610
510
410
^
3
2
Muestreo
Figura 7.91. Contenido de iWn (ng/g s.s.s.) en £ andevalensís por parte de la planta, con intervalos de confianza al 95 %
Medias muéstrales e intervalos de confianza del 95 % para la metJia
900
800
700
600
500
:
• 1
j
—
í
-
*
-. —
3 J
í 1—
_
:
--
--
' V
_ ^
t Parte
La única interacción significativa ai nivel del 95 % es la existente entre muestreo
y parte de la planta (figura 7.92). En el prin ier y tercer muestreo, e! cxiníenido sigue el
orden hojas > raíces > tallos, aunque en el primero las diferencias son mínimas. En el
segundo muestreo, donde se experimenta un fuerte aumento del contenido de Mn, la
concenlración en tallos supera a la de raíces, lo que nos indica e! incremento, ya co
mentado, de la traslocación del Mn en primavera.
296
Discusión de resulbidos
Figura 7.92. Contenido de Mn (|j.g/g s.s.s.) en E. andevalensis respecto a muestreo y parte de la planta
Gráfico de interacciones
1050
950
850
1 750
650
550
450
'-
^
/ \
/ /
1
N .--'*
-
-
^
-
hojas tallos raíces
2
Muestreo
7.4.2.4.- Z INC
Los contenidos de Zn en E. andevalensis oscilan entre los 5,06 |ig/g en tallos
(LOM), y los 146,81 ^g/g en hojas (OD-B), con una mediana de 27,27 (tablas 7.39 a
7.41). En flores (tabla 7.39), estos valores oscilan entre los 16,76 y los 105,15 fig/g,
pero su mediana es baja: 24,29 \ig Zn/g. No se aprecian diferencias entre zonas. Se
consideran concentraciones normales en plantas hasta los 50 ^g Zn/g (Gutiérrez Ma-
roto etal., 1997), aunque la influencia de la especie vegetal es grande (Jones, 1972, en
Pérez Carreras, 1991). Los valores excesivos se dan a partir de 100 ¡ig/g en tejido fres
co, aunque se han descrito contenidos de hasta 400 |xg/g en plantas "normales" (Ross,
1994b). Brooks (1998) coincide en establecer e! limite de la normalidad en los 100 ^ig/g,
aunque referido a tejido seco, valor bastante similar al proporcionado por Gupta (1996)
de 95 ng/g., o por Jones (1991, en Nyamangara, 1998) que establece unos contenidos
en plantas normales de 25 a 150 fxg/g. Las concentraciones observadas en el norte de
Canadá, según el estudio ya citado, son mucho más bajas: 58 ^g/g en hojas y 70 ^g/g
en tallos (Chiarenzelli etat., 2001). En plantas agrícolas se reconoce la existencia de
especies exigentes en Zn (algodón, cítricos, viña...) cuyo rango adecuado en hojas se
encuentra entre los 100 y los 200 \IQ/Q, mientras que otras poco exigentes, como los
cereales de invierno o la patata, no sobrepasan los 50 [ig Zn/g. No obstante, lo más
general es que el contenido máximo sea de 100 |ig/g (Urbano Terrón, 1989).
297
Discusión de resultados
El contenido de N. ofeander no muestra diferencias significativas por muéstreos
(figura 7.93) pero sí por zonas (figura 7.94), ío que constituye el patrón más general
visto hasta ahora.
Tabla 7.39. Contenidos medios de Zn en Erica andevalensis (ng/g s.s.s.) PRIMER MUESTREO (JULIO)
OQ Q O
ü Q O
Q Q O
3 O
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
min
37,37
10.65
17,09
17,86
36,20
9,21
18,42
16,76
53,55
20,43
18,65
18,55
50,22
8,53
16.57
17.13
max
128,80
20,18
104,81
73,27
53,83
45,1
36,15
24,36
64,22
59,39
86,94
76,26
101,93
42,2
41,98
105,15
n
2
9
10
10
2
10
8
7
2
9
10
10
2
8
8
10
X
83,10
15,73
50,45
39,74
45,20
21,53
27,36
19,80
58,89
32,94
43,63
43,49
76,08
23,08
26,87
44,90
Me
13,65
42,06
20,62
18,57
26,63
19,3
29,17
33,93
30
23,21
26,04
26,10
DT
64,65
3,52
30,56
26,58
12,47
11,46
7,40
2,50
7,54
13,31
24,39
23,90
36,56
10,97
8,03
32,08
p-vator ^^
-
0,24
0,16
0,02
-
0,22
0,20 "
0,66
0,17
0,04
0,05
-
0,95
0,48
0,02
* ' Correspondiente al contraste de normalidad de Shapiro-Witks '^^ No pasa ef contraste de asimetría
El menor contenido de Zn es el de OD-A, y el mayor corresponde a OD-B y OD-
D, que no son significativamente diferentes entre sí. LOM y OD-C presentan valores
intermedios y similares. Si, como en casos anteriores, tomamos las concentraciones de
298
Discusión de resultados
OD-A como representativas de los de las plantas que crecen en suelos de la zona no
contaminados, podemos establecer un valor de fondo de hasta 40 ¡xg Zn/g, y un valor
límite de 130 ng Zn /g. Así, el contenido de Zn en E. andevalensis se mantiene en ni
veles que se pueden considerar normales, y por supuesto, muy lejos de los 10000 ^g/g
que definen la frontera de las plantas hiperacumuladoras.
Tabla 7.40. Contenidos medios de Zn en Erica andevalensis (^g/g s.s.s.) SEGUNDO MUESTREO (MARZO)
CQ 1
Q O
Ü 1
Q O
Q 1
Q O
O 1
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
min
41,03
9,27
13,9
52,26
9,38
14,06
50,98
12,83
17,83
42,38
12,77
18,5
max
97,26
32,38
88,6
68,71
35,02
53,95
74,30
43,14
44,27
61,97
38,22
55,81
n
2
8
9
2
10
10
2
10
8
2
10
9
X
69,15
20,62
39,97
60,49
21,47
32,93
62,64
25,94
26,94
52,18
23,30
30,42
Me
18,80
36,44
23,74
30,78
23,87
26,98
20,62
26,75
DT
39,76
8,13
25,32
11,63
9,19
13,59
16,49
9,96
8,74
13,85
9,66
11,74
p-valor ^^
-
0,65
0,30
-
0,37
0,41
-
0,73
0,29
-
0,12
0,12
' ^ Correspondiente al contraste de normalidad de Shapiro-Wiiks
299
Discusión de resultados
Tabla 7.41. Contenidos medios de Zn en Erica andevalensis {\iQig s.s.s.) TERCER MUESTREO (NOVIEMBRE)
Q O
O 1
Q O
Q 1
Q O
5 O
1
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
min
66,83
17,83
35,43
16,79
10,18
16,98
27,32
5,36
9,17
39,69
5,06
9,26
max
66,83
78,81
146,81
37,93
37,62
104,32
43,82
19,3
47,41
41,20
68,54
54,33
n
1
10
10
2
9
10
2
10
9
2
10
9
X
66,83
44,32
79,57
27,36
21,49
50,97
35,27
12,07
22,73
40,44
34,95
33,47
Me
45,47
79,20
20,9
50,97
11,44
20,45
34,44
35,8
DT
20,74
34,87
14,95
8,59
27,05
11,67
4,24
12,38
1,07
18,84
19,08
p-valor ^^
-
0,56
0,71
-
0,69
0,48
_
0,98
0.40
-
0,82
0,55
(a), Correspondiente al contraste de nonnaiidad de Shapiro-Wilks
Figura 7.93. Contenido de 2n ( ig/g s.s.s.) en Nerium oíeander por muéstreos, con intervalos de confianza al 95 %
1
Gráfico de medias para el Zn en plantas acompañantes
con intervalos de confianza del 95 % 240
200
160
120
80
40
;
'•
-
'-
: 4-
; +
-
•
*
i •
t -
2
Muestreo
300
Discusión de resultados
Figura 7.94. Contenido de Zn (j g/g s.s.s.) en Neríum oleander por muéstreos, con intervalos de confianza al 95 %
Gráfico de medias para el Zn en plantas acompañantes
con intervalos de confianza del 95 % 240
200
160
120
80
40
;
•
•
;
•
: f
1
t
;
;
;
"
+• •
c Zona
LOM
El análisis de la varianza para las muestras de £. andevalensis pone de nriani-
fiesto la existencia de diferencias significativas en el contenido de zinc asociadas a las
zonas de nnuestreo y a la parte de la planta analizada, pero no entre muéstreos, lo que
coincide con la falta de variación estacional observada por OToole (1981) en cinco
especies herbáceas y arbustivas estudiadas. Asimismo, existen interacciones entre los
factores considerados: zona-muestreo, zona-parte y muestreo-parte (tabla 7.42).
Tabla 7.42. Análisis de Varianza para Zn. Suma de cuadrados Tipo III
Fuente
A: Zona
B: Muestreo
C: Parte
AB
AC
BC
RESIDUOS
TOTAL (corregido)
Suma de
cuadrados
7124,23
300,891
24247,6
13945,9
6795,53
4234,12
71018,7
132882,0
Grados de
libertad
3
2
2
6
6
4
223
246
Media
cuadrática
2374,74
150,446
12123,8
2324,31
1132,59
1058,53
318,47
F-ratio
7,46
0,47
38,07
7,30
3,56
3,32
p-valor
0,0001
0,6241
0,0000
0,0000
0,0022
0,0114
301
Discusión de resultados
Respecto a la variación por zonas, la mayor concentración de Zn se da en OD-
B, mientras que el resto de las zonas no presentan diferencias significativas entre sí
(figura 7.95). El mayor contenido en plantas de OD-B se corresponde con el mayor
contenido presente en los suelos de OD-B(a), pero de nuevo encontramos la anomalía
de OD-C, donde los contenidos en plantas alcanzan valores similares a los de OD-D y
LOM aunque los contenidos en Zn disponible sean en estos últimos mucho mayores.
Figura 7.95. Contenido de Zn (p.g/g s.s.s.) en E anúevaíensis por zonas, con intervalos de confianza al 95 %
Medias muestraies e intervalos de confianza dei 95 % para la media
c N
68
58
48
38
28
.
•
.
—t—
>. f
-J_
9 E • E
-. •
. , --
: -
-
B C D LOM Zona
La raíz es la parte de la planta que tiene un mayor contenido en Zn (figura 7.95),
con una media de 56,83 p-g/g, seguida por hojas (38,92 ¡xg/g) y finalmente tallos (24,72
ixg/g). Como en el caso del Cu, parece existir una retención de Zn en las raíces, aunque
la toxicidad de este elemento no sea demasiado elevada. En general, el Zn a niveles
tóxicos tiende a acumularse en las raíces, pero posee una relativa nnovilidad en la
planta (Barceló et al., 1990).
La interacción entre zona y muestreo se presenta en la figura 7.97. En OD-C y
LOM prácticamente no hay variación estacional, lo que coincide con el patrón general
del Zn. Por el contrario, esta variación sí se da en OD-B y OD-D, aunque en distinto
sentido: OD-B presenta la secuenda noviembre > julio > mafzo, y OID-D julio > marzo >
noviembre. Sin considerar las raíces, el patrón de ios puntos sin variación cambia, y
pasa a ser tanto en OD-C como en LOM noviembre > marzo > julio, luego la parte de la
planta más sometida a estadonalidad es la raíz, como veremos ensesguida.
302
Discusión de resultados
Figura 7.96. Contenido de Zn (jig/g s.s.s.) en E. andevalensis por parte de la planta, con intervalos de confianza al 95 %
Medias muéstrales e intervalos de confianza del 95 % para la media
71
N
61
51
41
31
21
;
'•
I •
:
I
'
E \
•
;
•
t
Parte
Figura 7.97. Contenido de Zn ([ig/g s.s.s.) en E. andevalensis respecto a muestreo y zona
Gráfico de interacciones
c ^4
julio marzo
— noviembre
En la figura 7.98 estudiamos la segunda interacción, la producida entre zona y
parte de la planta. El contenido de los tallos es muy uniforme, con lo que la mayoría de!
Zn absorbido debe transportarse hasta las hojas. Debe existir cierta retención del Zn en
las raíces, sobre todo en OD-D y LOM, donde el aumento en raices va parejo a la dis
minución en tallos y hojas, pero este efecto parece menos importante que en cobre,
pues el contenido en raíz se mantiene en todos los casos bastante proporcional al con
tenido medio disponible del metal en suelo (una recta raíz = 5,32304*sue/o explicaría el
94, 94 % de la variación observada).
303
Discusimt de resultados
Respecto a la interacción entre muestreo y parte de la planta (figura 7.99), ya
adelantamos el carácter estacional del contenido en raíces, que desciende en noviem
bre por debajo del de hojas. Este aumento en la parte aérea y disminución en la radi
cular es similar al observado en cobre, aunque en este caso la caída del contenido en
raíces es mayor. Como en el caso del cobre, podemos interpretar esta variación como
disminución de la retención de las raíces, que lleva a un aumento en tallos y, sobre to
do, en hojas. E. andevalensis se comporta frente al Zn como especie excluyente y
tolerante.
Figura 7.98. Contenido de 2n (^g/g s.s.s.) en E. andevalensis respecto a muestreo y zona
Gráfico de interacciones
hojas tallos raices
Figura 7.99. Contenido de Zn (^g/g s.s.s.) en E. andevalensis respecto a muestreo y parte de la planta
Gráfico de interacciones
c
hojK tallos raíces
304
Discusión de restdtados
7.4.2.5.- PLOMO
Los contenidos de plomo en E. andevalensis (tablas 7.43 a 7.45) oscilan entre
los 2,73 ^g/g en hojas (LOM) y los 62,13 {xg/g en raíz en OD-D. El contenido en flores
es bajo, con un rango de 4,21 a 15,31 p.g Pb/g y una mediana de 9,44 ¡xg/g.
Los contenidos normales en plantas pueden ir de 0,1 a 10 fig Pb/g sobre sus
tancia fresca, considerándose a partir de 30 fig/g en hojas (s.s.s) una concentración
propia de plantas contaminadas (Ross, 1994b). Gutiérrez Maroto (1997) citando diver
sos autores, estable hasta un máximo de 10 ¡ig/g peso seco, aunque los límites legales
para plantas de consumo humano no pasan de 5 ¡ig/g en parte aérea. Trabajos llevados
a cabo sobre 10 muestras de diferentes tipos de suelos no contaminados (Qian et al.,
1996) han detemninado unos niveles de plomo en hojas de maíz que van de los 0,40 a
los 2,85 iigÍQ sobre sustancia seca (media 1,01), y desde los 3,12 a los 33,7 p,g/g (me
dia 17,6) en raíces de maíz. Así, podemos considerar contenidos anormales los que
superan los 10 .g Pb/g peso seco en parte aérea, y quizá los 34 p,g/g en raíces.
Si comparamos estos contenidos con los de N. oleander no aparecen diferen
cias estadísticamente significativas ni por muéstreos (figura 7.100) ni por zonas (figura
7.101). En esta última figura puede apreciarse que la gran variabilidad de OD-D impide
hacer comparaciones precisas, aunque considerando las medianas si pueden distin
guirse dos grupos:
OD-A 6,53 OD-C 10,12
OD-B 7,24 OD-D 11,89
LOM 8,01
Tomando como referencia la concentración en OD-A, tendríamos un valor de
fondo en plantas próximo a los 10 p.g Pb /g ya citados, con lo que la mayoría de los da
tos de E. andevalensis muestran niveles normales.
305
Discusión de resultados
Tabla 7.43. Contenidos medios de Pb en Enea andevalensis (^g/g s.s.s.) PRIMER MUESTREO (JULIO)
00 t
Q O
Ü Q O
Q O O
^ o
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
min
13,25
4,25
4,68
7,46
14,52
3,7
5,37
7,82
26,55
6,7
9,25
6,06
14,47
3,93
2,73
4,21
max
35,98
8,18
12,96
10,46
15,74
13.46
13,48
15,81
34,62
12,03
12,3
12,76
23,27
9.28
13,99
10,16
n
2
7
10
9
2
10
10
10
2
8
9
10
8
10
10
X
24,62
6,45
9,27
8,79
15,13
7,50
9,69
11
30,59
9,53
10,82
9,52
18,87
5,67
7,50
7,77
Me
6,49
9,3
8,67
6,60
9,10
11,19
9,37
11,06
9,8
5,22
6,80
7,86
DT
16,07
1,29
2,37
1,06
0,36
3,24
2,4S
2,03
5,71
1,57
0,93
1,9
6,22
1,79
3,32
2,24
p-valor ^^
-
0,93
0,98
0,22
-
0,51
0,33
0,51
-
0,86
0,81
0,77
-
0,15
0,25
0,76
'^' Correspondiente al contraste de normalidad de Shapiro-Wiíks * ' No pasa el contraste de la "^^
El análisis de la varianza para las n iuestras de E. andevalensis pone de mani
fiesto la existencia de diferencias significativas en el contenido de plomo asociadas a
las zonas de muestreo y a la parte de la planta analizada, no así entre muéstreos. Asi
mismo, existen interacdones significativas entre todos los factores ajnsidenados: zona-
muestreo, zona-parte y muestreo-parte (tabla 7.46)
306
Discusión de resultados
Figura 7.100. Contenido de Pb {¡ g/g s.s.s.) en Neríum oleander por muéstreos, con intervalos de confianza al 95 %
Gráfico de medias para el Pb en plantas acompañantes
con intervalos de confianza del 95 % 50
40
30
20
10 +- T 2
Muestreo
Figura 7.101. Contenido de Pb (¡ig/g s.s.s.) en Neríum oleander por zonas, con intervalos de confianza al 95 %
Gráfico de medias para el Pb en plantas acompañantes
con intervalos de confianza del 95 %
•n
S
bü
40
30
20
10
0
"
/
+ V B
+
C C
Zona
; -' --I
.
1
1 : •
) LOM
Respecto a la variación entre zonas, el contenido mínimo es el de LOM, y el má
ximo el de OD-D. OD-B y OD-C presentan contenidos intermedios y no significativa
mente distintos entre sí (figura 7.101). El resultado de LOM debería ser consecuencia
de un fuerte proceso de retención por parte de la raíz, pues en esta zona se dan los
contenidos más elevados de Pb disponible en suelo, sin embargo, al tratar las interac
ciones entre los factores estudiados, veremos que no es así.
307
Discusión de resaltados
Tabla 7.44. Contenidos medios de Pb en Erica andevalensis (p-g/g s.s.s.) SEGUNDO MUESTREO (MARZO)
1
Q O
ü 1
Q O
Q 1
o
2 O _ j
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
níiin
7,44
3,73
3.89
10,97
3,52
3,89
21,09
7,83
4,07
7,22
4,48
4,42
max
8,46
5,69
7,23
59,57
5,23
6,51
62,13
29,16
10,6
13,53
10,62
10,52
n
2
9
10
2
8
7
2
9
9
2
10
9
X
7,95
4,67
5,67
35,27
4,21
5,24
41,46
17,97
7,62
10,38
7,49
7,53
Me
4,73
5,85
4,13
5,41
16,6
8,01
7,26
7,37
DT
0,72
0,71
1,08
34,36
0.62
0,90
29,02
8,93
2.60
4,46
2,32
1,99
p-valo 1 "
-
0,47
0,36
_
0,46
0,96
-
0,03
0,18^"^
•
0,39
0,96
'^' Correspondiente ai contraste de nomnaiidad de Shapiro-Wiiks '•^^ No pasa ef contraste de curtosis
La raíz es la parte de la planta que tiene una mayor conceníraciOTí de Pb, con
una media de 20,13 ^g Pb/g, mientras que tallos y hojas muestran contenidos similares
(7,99 y 9,26 respectivamente). Existe por tanto una retención de Pb por parte de la raíz
que frena el paso del metal a los vasos de la planta.
508
Discusión de resultados
Tabla 7.45. Contenidos medios de Pb en Erica andevalensis {^g/g s.s.s.) TERCER MUESTREO (NOVIEMBRE)
GQ 1
o
ü Q O
Q 1
Q O
o _ l
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
min
11,00
9,09
6,05
3,69
3,22
4,96
27,04
6,55
6,89
8,67
3,35
4,23
max
16,53
15,26
23,73
15,69
9,2
25,5
27,04
12,72
14,4
7,03
6,55
12,72
n
2
10
10
2
8
9
1
10
10
2
5
8
X
13,43
11,32
15,84
10,14
6,24
13,95
27,04
9,37
9,91
7,85
4,93
7,22
Me
10,52
15,64
6,30
14,02
8,87
10,14
5,23
6,23
DT
4,38
2,04
5,92
7,85
1,71
6,22
2,13
2,57
1,16
1,36
2,91
p-valor ^^
-
0,27
0,74
-
0,69
0,92
-
0,63
0,35
-
0,08
0,27
(a), Correspondiente al contraste de nonnalídad de Shaprro-Wilks
Tabla 7.46. Análisis de Varianza para Pb. Suma de cuadrados Tipo >ll
Fuente
A: Zona
B: Muestreo
C: Parte
AB
AC
BC
RESIDUOS
TOTAL (corregido)
Suma de
cuadrados
1667,47
88,8943
2778,84
917,847
1138,25
812,65
5634,55
12363,1
Grados de
libertad
3
2
2
6
6
4
213
236
Media
cuadrática
555,823
44,4472
1389,42
152,975
189,708
203,163
26,4533
F-ratio
21,01
1,68
52,52
5,78
7,17
7,68
p-valor
0,0001
0,1888
0,0000
0,0000
0,0000
0,0000
309
Discusión de resultados
Figura 7.102. Contenido de Pb (|xg/g s.s.s.) en E. andevalensis por zonas, con intervalos de confianza al 95 %
¡Medias muéstrales e intervalos de confianza del 95 % para la media
21
18
15
12
9
Si
3 E
TI , ¡ _
[ j I -
C D Zona
LOM
Figura 7.103. Contenido de Pb (ixg/g s.s.s.) en E. andevalensis por partes de la planta, con intervalos de confianza al 95 %
Medias muéstrales e intervalos de confianza del 95 % para la media
24
21
18
0- 15
12
9
6
-
.
T ; JL
i
1
—
!
-
-
--
h t r Parte
La interacción entre los factores zona y muestreo se presenta en la figura 7.104.
OD-D y LOM siguen la secuencia nnarzo > julio > noviennbre, en OID-C prácticamente
no iiay variación, y en OD-B la secuencia es justamente la contraria: noviembre > julio >
marzo. Prescindiendo de los datos de raíces, en OD-C encontramos la misma secuen
cia que en OD-B, luego en OD-C es la raíz quien tiene un comportamiento estacional
más acusado.
310
Discusión i/e rcsvliados
Figura 7.104. Contenido en Pb (|.ig/g s.s.s,) de £. andevalensis respecto a muestreo y zona
Gráfico de interacciones
julio marzo noviembre
La interacción entre zona y parte de la planta se presenta en la figura 7.105,
donde se aprecia un patrón similar al visto para otros metales: las raíces actúan como
barrera frente a la absorción de plomo, consiguiendo mantener unos contenidos bastan
te estables en tallos, y sobre todo en hojas, independientemente de las condiciones del
suelo. En OD-D parece producirse un cierto agotamiento de la capacidad de retención
por parte de las raíces, con lo que ei tallo comienza a cargarse de Pb.
Figura 7.105. Contenido en Pb {[iglg s.s.s.) en E. andevalensis respecto a muestreo y parte de la planta
Gráfico de interacciones
hojas tallos raíces
311
Discusión de resultados
En LOM, como quedó indicado antes, el plomo disponible es mucho mayor, y sin
embargo, el contenido en planta es el mínimo. Debe existir un mecanismo de exclusión,
o el plomo ligado a materia orgánica no está en forma efectivamente disponible.
7.4.2.5.- NÍQUEL
El contenido de níquel en £ andevalensis oscila entre los 1,6 ¡ag/g en hojas
(OD-D) y los 14,26 en raíces (OD-D) —tablas 7.47 a 7.49—, En el caso de las flores,
los valores extremos son 3,64 y 11,97 j ig Ni/g, siendo su mediana 7,72.
TabSa 7.47. Contenidos medios de Ni en Erica andevalensis (ng/g s.s.s. PRIMER MUESTREO (JULIO)
m i
Q O
O Q O
1 Q
1
Q O
2 O _ j
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
Raíces
Tallos •
Hojas
Flores
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
min
9,30
5,51
4,91
5,73
8,09
2,96
5,02
4,97
8,59
3,22
5,52
5,32
5,87
3,02
4,36
3,64
max
9,53
9,92
9,39
8,23
8,90
9,37
8,87
11,37
14,26
11,95
10,13
11,97
6,06
12,28
12,49
9,49
n
2
10
10
9
2
10
10
9
2
10
10
9
2
10
10
10
X
9,41
7,12
6,82
6,47
8,50
6,33
6,89
7,97
11,43
6,60
8,08
8,74
5,96
7,56
7,12
Me
6,57
6,76
6,17
6,30
6,80
7,9
6,31
7,55
8,69
7,00
6,21
7,59
DT
0,16
1,38
1,41
0,85
0,57
1,82
1,10
1,88
4,00
2,50
1,43
1,98
0,13
2,97
2,40
1,70
p-valor * '
-
0,35
0,83
0,33
-
0,95
0,99
0,67
0,54
0,38 < '
0,67
-
0,33
0,15
0,70
^^ Correspondiente ai contraste de normalidad de Shapiro-Wiiks '''•' No pasa el contraste de la x ^
S12
Discusión de resultados
Tabla 7.48. Contenidos nnedios de Ni en Erica andevalensis {\iQ/g s.s.s.) SEGUNDO MUESTREO (MARZO)
GD 1
o
Ü Q O
Q 1
o
2 n _ j
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
min
4,71
2,00
2,09
4,19
2,22
1,99
3,57
2,42
1,60
3,54
2,22
2,19
max
5,01
3,30
5,92
5,81
4,29
2,77
4,09
4,50
5,16
3,54
7,33
4,97
n
2
7
10
2
4
7
2
8
9
1
10
8
X
4,86
2,66
3,65
5,00
3,12
2,35
3,83
2,99
3,59
3,54
4,42
3,92
Me
2,68
3,34
2,99
2,34
2,64
3,33
3,89
4,09
DT
0,21
0,44
1,16
1,14
0,95
2,35
0,37
0,75
1,16
1,60
0,98
p-valor ^^
-
0,99
0,77
-
-
0,31
-
0,04
0,75
-
0,54
0,43
(a) Correspondiente ai contraste de normalidad de Shapiro-Wilks
Según Gutiérrez Maroto etal. (1997), los contenidos normales en plantas no su
peran los 5 ¡xg/g, nivel coincidente con el citado por otros autores (Ross, 1994a). Qian
(1996) encontró un máximo de 1,03 ¡ig Ni/g en parte aérea de maíz, y 5,32 en raíces.
En plantas que crecen en suelos normales se considera habitual un contenido de 3 ¡ig
Ni/g, mientras que en suelos con un gran contenido de Ni ese valor asciende hasta los
20 ij,g/g (Brooks, 1998). Los síntomas de toxicidad por Ni en plantas pueden empezar a
presentarse a los 8-10 ng/g (Gupta y Gupta, 1998), (Ross, 1994b).
313
Discusión de resultados
En N. oleander el contenido de! Ni de! primer muestreo es superior (figura
7.105), mientras que las diferencias entre zonas no son significativas (figura 7.106).
Figura 7.105. Contenido de Ni (ng/g s.s.s.) en Neríum oíeander por muéstreos, con intervalos de confianza al 95 %
Gráfico de medias para et Ni en plantas acompañantes
con intervalos de confianza del 95 % 15
12
•o
S
.
-
-
\
•
•
-
2
Muestreo
Figura 7.106. Contenido de Ni (¡xg/g s.s.s.) en Neríum oleander por zonas, con inténsalos de confianza al 95 %
1
Gráfico de medias para el Ni en plantas acompañantes
con intervalos de confianza del 9S %
12
g
6
3
•
. -, -
" --
•
-•
" " .
-
o Zona
LOM
314
Discusión de resultados
Tabla 7.49. Contenidos medios de Ni en Erica andevalensis (¡ig/g s.s.s.) TERCER MUESTREO (NOVIEMBRE)
1
Q O
Ü
O
Q 1
Q O
O
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
min
5,13
2,37
5,05
4,15
3,27
4,96
5,41
3,56
5,4
2,46
2,13
2,19
max
7,36
7,69
8,43
5,48
5,26
9,43
5,79
7,76
10,55
3,01
6,72
8,06
n
2
10
9
2
10
10
2
10
10
2
9
9
X
6,25
5,81
6,88
4,82
4,47
6,96
5,60
5,74
7,74
2,74
3,75
5,68
Me
5,51
6,86
4,57
6,77
6,14
7,67
3,21
6,16
DT
1.58
1,64
0,96
0,94
0,70
1,52
0,27
1,66
1,49
0,39
1,48
2,10
p-valor ^^
-
0,15
0,80
-
0,31
0,63
-
0,13*)
0,98
-
0,33
0,40
Correspondiente al contraste de normalidad de Shapiro-Wiiks No pasa el test de curtosis
Si tomamos los contenidos de OD-A como representativos de los de las plantas
creciendo en suelos no contaminados, tenemos un límite superior del intervalo de con
fianza de 7,04 ng/g. Ese valor asciende hasta ios 11,13 jig/g en el caso de OD-B. Po
demos establecer entonces unas concentraciones de fondo en nuestra zona de 7-10 ng
Ni/g, que apenas se superan en el caso de E. andevalensis. Como en otros casos, es
tos valores se encuentran muy lejos de los de hiperacumulación (en el caso del níquel,
5000 iig/g).
El análisis de varianza para las muestras de £. andevalensis pone de manifiesto
la existencia de diferencias significativas en el contenido de níquel asociadas a las zo
nas de muestreo, la época de éste y la parte de la planta analizada. Asimismo, existen
315
Discusión de resultados
interacciones entre los factores considerados: zona-muestreo, zona-parte (aunque con
un p-valor próximo a 0,05) y muestreo-parte (tabla 7.50).
Tabla 7.50. Anáfisis de Varianza para Ni. Suma de cuadrados Tipo
Fuente
A: Zona
B: IWuestreo
C: Parte
AB
AC
BC
RESIDUOS
TOTAL (corregido)
Suma de
cuadrados
32,0792
378,919
40,1323
53,4456
32,7752
60,9352
548,968
1309,18
Grados de
libertad
3
2
2
6
6
4
219
242
Media
cuadrática
10.6931
189,459
20,0662
8,90761
5,46254
15,2338
2.5067
fft
F-ratío
4,27
75,58
8.00
3,55
2,18
6,08
p-valor 1
0,0059
0,0000
0,0004
0,0022
0,0461
0,0001
Respecto a la variación entre zonas, el contenido mínimo de Ni corresponde a
LOM y a OD~C. El máximo se alcanza en OD-D, mientras que OD-B ocupa una posición
intenrnedia, no difiriendo significativamente ni de OD-D por un lado, ni de OD-C por otro
(figura 7.107). Estos valores reflejan la distribución de ia fracción disponible de Ni entre
las distintas zonas.
Figura 7.107. Contenido de Ni {\iQfg s.s.s.) en E. andevalensis por 2:onas, cx>n intervalos de confianza al 95 %
Medias muéstrales e intervalos de confianza del 95 % para ia media
6,6
6,4
6
•Z 5,6
5,2
4,8
4,4
- p
¡ E
1
"T
! E
E
i i
O o LOM
Zona
316
Discusión de resultados
Los tres muéstreos son significativamente diferentes, correspondiendo el mayor
contenido de Ni al de julio, seguido por el de noviembre y el de marzo (figura 7.108)
Figura 7.108. Contenido de NI (^g/g s.s.s.) en E andevalensís por muéstreos con intervalos de confianza al 95 %
Medias muéstrales e intervalos de confianza del 95 % para la media
9,1
8,1
7,1
2 6,1
5,1
4,1
3,1 1 2 3
Muestreo
El tallo es la parte de la planta que tiene una menor concentración de Ni, con
una media de 5,27 \ig Ni/g, mientras que entre hojas y raíces no existen diferencias
significativas, con unas medias respectivas de 5,96 y 6,10 ^g Ni/g (figura 7.109).
: i£ :
: • ' :
: ' 5 :
Figura 7.109. Contenido de Ni (^g/g s.s.s.) en E. andevaíensis por partes de la planta, con intervalos de confianza al 95 %
Medias muéstrales e intervalos de confianza del 95 % para la media
o,/
6,3
5,9
5,5
5,1
4,7
i
-
1
í
• - p -
! i
i
----•
--
---
t
Parte
317
Discusión de resultados
La interacción entre los factores zona y muestreo se presenta en la figura 7.110.
En LOM, al contrario que en otras zonas, no existe diferencia estacional entre marzo y
noviembre.
Figura 7.110. Contenido de Ni {^g/g s.s.s.) en E. andevalensis respecto a muestreo y zona
Gráfico de interacciones
julio marzo novflembre
La interacción zona-parte muestra también como único punto anómalo LOM
(figura 7.111), donde el contenido en raíces es mínimo. Esta disminución está relacio
nada con la menor cantidad de Ni disponible en el suelo (el coeficiente de correlación
lineal entre concentraciones medias de Ni en raíces y disponible en suelos es de 0,88,
R^= 78 %). Sin embargo, LOM no tiene un contenido tan bajo en Ni disponible que justi
fique esa disminución. Sí puede explicar este comportamiento la presencia de cationes
competidores con el Ni, Ca y Mg (Procter and Baker, 1994) o Fe (Menezes de Sequeira,
1969), que en aguas alcanzan las mayores concentraciones de todas las zonas estu
diadas.
Respecto a la interacción parte-muestreo, en el tercero hay un aumento del
contenido de Ni (figura 7.112), al contrario de lo observado en otros estudios, que re
gistran un aumento significativo en primavera (O'Toole eí ai. 1981). El ligero ascenso
de las concentraciones de Ni en raíces frente al mayor incremento que experimentan
tallo y hojas está condicionado por la disminución de los contenidos en LOM.
318
Discusión de resultados
Figura 7.111. Contenido de Ni (|ig/g) en E. andevalensis respecto a muestreo y parte de la planta
Gráfico de interacciones
- i
/
6,5
6
5
4.5
4
~
-
L
r
« " - ' • ^
«
%
A
\
^ -\
\
"«
\
~
-
-i ,
-.
hojas tallos raíces
C D LOM
Zona
Figura 7.112. Contenido de NI ()j.g/g) en E andevalensis respecto a muestreo y parte de la planta
Gráfico de interacciones
hojas tallos raíces
9.2
8.2
7.2
6,2
5 ?
4,2
3,2
_
«
\ \
\ • ^ ,
V \
\N
jt
/ / /
/ ^ ^ ^ - <
"*
-
~
-
_
-
-
1 2
Muestreo
319
Discusión de resultados
7.4.2.6.- COBALTO Y CADMIO
Las concentraciones de estos dos metales observadas en nuestras muestras, se
encuentran en algunos casos por debajo del límite de detección del método, con lo que
cada una de las celdas de la tabla ANOVA tendría un número muy distinto de datos,
afectando a la validez del análisis. Por ello estudiaremos las variaciones de estos dos
metales mediante un test no paramétrico: el test de Kruskal -Wallis para cada uno de
los factores. La concentración de cobalto alcanza un máximo de 14,94 ^g/g en hojas
(OD-B), con una mediana de 4,035, excluyendo ceros (tablas 7.61 a 7.53).
Tabia 7.51. Contenidos medios en Co de Erica andevalensis {p.g/g s.s.s.) PRIMER MUESTREO (JULIO)
m Q O
ü 1
Q O
Q Q O
2 O
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
min
6,27
3,51
4,06
4,51
5,09
4,41
4,40
3,84
4.12
3,60
4,44
4,69
4,88
4,03
3,65
4,23
max
7,25
7,91
14,94
12,79
5,49
9,67
8,60
9,67
7,13
7,46
11,95
9,23
5,57
8,97
10,35
7.35
n
2
9
9
10
2
8
10
9
2
9
9
9
2
8
9
8
X
6.76
6,04
7,98
7,64
5,29
7,14
6,56
6,45
5,63
5,23
7,38
5,90
5,22
6,29
6,21
5,82
Me
6,18
7,84
6,33
6,90
6,47
6,47
5,22
7,55
5,37
6,24
6,5
5,73
DT
0,69
1,47
3,47
3,16
0,28
1,29
1,57
1,87
2,13
1,29
2,31
1,50
0,49
2,07
2,19
0,97
p-valor ^^
-
0,57
0,35
0,06
-
0,78
0,26
0,96
-
0,68
0,45
0,02
-
0,11 «"
0,39
0,97
' ^ Correspondiente al contraste de nomialidad de Shapiro-Wilks '•^'^ 4o pasa el contraste de la 0^
320
Discusión de resultados
El rango de cobalto en flores es 3,84-12,79 ng/g, con una mediana de 5,73, y
por lo que se refiere al cadmio, el intervalo es 3,99-10,96 pig/g, con una mediana de
7,26.
Tabla 7.52. Contenidos medios en Co de Erica andevalensis (pQ/g s.s.s.) SEGUNDO MUESTREO (MARZO)
1
Q O
ü 1
Q O
Q O
2 O _1
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
min
2,82
2,91
2,54
2,75
2,57
2,65
2.38
2,65
2.57
max
3,49
3,81
5,49
2,84
3,59
3,33
2,99
4,04
4,83
n
2
7
8
2
7
2
2
8
8
X
3,16
3,24
4,11
2,80
2,97
2,99
2,69
3,25
3,38
nd
nd
nd
Me
3,19
4,06
2,70
3,07
3,12
DT
0,47
0,32
1,06
0,06
0,42
0,48
0,43
0,53
0,85
p-valor ^
-
0,37 ^
0,47
-
0,08
-
-
0,19
0,18
Ca) Correspondiente ai contraste de normalidad de Siiapiro-Wilks *' No pasa el contraste de la D
nd: no detectado
Contenidos normales de Co en plantas son los comprendidos en el intervalo
0,05-0,5 |xg/g, expresado sobre sustancia fresca, mientras que el rango de concentra
ciones tóxicas se extiende de los 15 a los 50 ¡xg Co/g, expresado sobre sustancia seca
(Ross, 1994). Brooks propone unos contenidos normales de 1 a 3 jig Co/g, dependien
do de la cantidad de cobalto presente en el suelo. En el estudio de las especies del
norte de Canadá, los valores medios de Co fueron 0,58 fxg/g en hojas y 0,50 ¡xg/g en
tallos (Chiarenzelli et ai, 2001).
321
Discusión de resultados
Respecto al contenido en N. ofeander, existen diferencias significativas entre
muéstreos (figura 7.113) pero no entre zonas (figura 7.114). Los valores mayores son
los del primer muestreo, mientras que entre el segundo y el tercero no hay diferencias.
Aunque la dispersión es elevada, podemos considerar un nivel de fondo alrede
dor de 4 \ig Co/g, con un valor extremo de 6,60 ig Co/g. En general, estos niveles se
superan ligeramente en E. andevalensis, pero quedan muy por debajo del mínimo de
los 500 |jg Co/g presentes en plantas hiperacumutadoras.
Tabla 7.53. Contenidos medios en Co de Erica andevalensis (p,g/Q s.s.s.) TERCER MUESTREO (NOVIEMBRE)
1
o
ü
o
Q >
o
2 o
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
min
3,88
2,7
3,02
4,01
2,44
2,73
2,78
2,06
2,85
2,46
2,51
max
4,06
5,00
5,15
3.59
3,41
5,02
4,46
4,07
4,29
4.42
4,14
n
2
10
9
2
8
7
2
10
10
5
7
X
3,97
3,89
3,91
3,80
2,88
3,83
3,62
3,10
3,54
nd
3,24
3,30
Me
4,00
3,79
2,77
3,95
3,03
3.61
2.92
2,94
DT
0,13
0,77
0,68
0,30
0,37
0,89
1,19
0,56
0,47
0,76
0,66
p-valor ^^
-
0,56
0,56
-
0,29
0,60
-
0,90
0,68
-
0,53
0,18 ''
^ ' Correspondiente al contraste de normalidad de Shapiro-Wiiks * ' No pasa ei test de curtosis
322
Discusión de resultados
Figura 7.113. Contenido de Co (ng/g s.s.s.) en Nerium oíeander por muéstreos, con intervalos de confianza al 95 %
•a
Gráfico de medias para el Co en plantas acompañantes
con intervalos de confianza del 95 % 8,4
7,4
6,4
5,4
4,4
3,4
2,4 : + ; 2
Muestreo
Figura 7.114. Contenido de Co (}ig/g s.s.s.) en Nerium oíeander por zonas, con intervalos de confianza al 95 %
Gráfico de medias para el Co en plantas acompañantes
con intervalos de confianza del 95 %
i
10
8
6
4
2
0
'
/ k E 3 C I
Zo na
) LOM
•
---
.
-•
--
El test de Kruskal-Wailis para las muestras de £. andevalensis pone de mani
fiesto la existencia de diferencias significativas asociadas únicamente al muestreo,
siendo el primero (julio) significativamente diferente de los otros dos, lo que coincide
con lo descrito por otros autores (OTooIe et al., 1981). En la figura 7.115 representa
mos los datos por muestreo mediante diagramas de caja, donde los límites verticales de
cada caja son los cuartiles primero y tercero, la vertical interior es la mediana, la cruz
interior la media, y las líneas horizontales los máximos y mínimos dentro del rango Qi -
1,5 Rl, Q3+1,5RI.
323
Discusión de resultados
La uniformidad de los contenidos de Co entre zonas refleja la poca variación
existente en los horizontes analizados, donde la mayor concentración en cobalto dispo
nible y movilizable corresponde a OD-A.
Figura 7.115. Contenido de Co (ng/g s.s.s.) en 5. andevalensis según muéstreos
Diagrama de cajas
1 3
s
1
2
3
h
\—
\
K —
+•
D
O
• — i
3 6 9
Co
12 15
Respecto al contenido de cadmio en E. andevalensis, se alcanza un valor máxi
mo de 11,61 fAQ/g en tallos (OD-D), con una mediana de 1,43 \ig/g excluyendo ceros
{tablas 7.54 a 7.56).
Contenidos normales de Cd en plantas son los comprendidos en el intervalo 0,2-
0,8 ^g/g, expresado sobre sustancia fresca, mientras que el rango de concentraciones
tóxicas se extiende de los 5 a los 30 ^g Cd/g, expresado sobre sustancia seca (Ross,
1994). Gutién-ez Maroto (1997) citando diversos autores, señala unos contenidos nor
males de 0,47 ^g Cd/g en plantas de cultivo, 0,01 a 0,1 ^g/g en cereales y 0,06-0,62
\iQ/g en patata. Brooks propone unos contenidos normales de 0,1 a 2 ^g Cd/g, depen
diendo de la cantidad de cadmio presente en el suelo, mientras las concentaciones en
hoja que pueden afectar al crecimiento oscilan entre los 3 y los 10 fig/g en hoja (Foy eí
al., 1978). En el estudio de las especies del norte de Canadá, los valores medios de Cd
fueron 0,58 ¡ig/g en hojas y 0,50 \igJQ en tallos (Chiarenzelli etal.. 2001),
En el contenido de N. oleander, existen diferencias significativas entre mués
treos (figura 7.116) pero no entre zonas (figura 7.117). Como en el caso del cobalto, los
mayores valores son los del primer muestreo, mientras que entre el segundo y el terce
ro no existen diferencias significativas
324
Discusión de resultados
Tabla 7.54. Contenidos medios en Cd de Enea andevalensis (mg/kg) PRIMER iWUESTREO (JULIO)
ffl 1
Q O
ü Q O
Q Q O
^ O
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
Raíces
Tallos
Hojas
Flores
min
9,12
3,55
6,95
5,29
4,47
4,89
3,65
3,99
3,99
6,54
6,59
5,86
3,72
4,89
4,14
5,16
max
9,69
9,34
8,35
9,30
9,51
8,91
9,39
10,88
4,37
11,61
10,34
10,96
7,56
8,58
10,62
6,66
n
2
10
7
8
2
10
10
10
2
10
10
10
2
8
10
8
X
9,40
6,67
7,70
7,75
6,99
6,82
6,49
6,62
4,18
9,00
8,39
8,51
5,64
6,64
7,15
6,27
Me
6,41
7.73
8,18
9,11
6,19
6,90
9,11
8,52
8,16
6,74
7,17
6,30
DT
0,40
1,75
0,46
1,58
3,56
1,70
1,95
2,35
0,27
1,70
1,51
1,76
2,72
1,05
1,90
0,65
p-valor ^^
-
0,57
0,96
0,14
-
0,87
0,68
0,33
-
0,82
0,15 ("
0,30
-
0,11 °>
0.95
0,98
'^' Correspondiente al centraste de nomialidad de Shapiro-Wilks '''' No pasa el contraste de curtosis (c) No pasa ei contraste de ¡a D
Observando la distribución del contenido por zonas, podemos establecer un
contenido de fondo en plantas de nuestra zona de alrededor de 3 jxg Cd/g. Este conte
nido se sobrepasa en el primer muestreo, pero no en los otros dos. Sin embargo, el
comportamiento estacional del Cd está poco claro, pues mientras unos estudios apun
tan a una ligera disminución en primavera (Foy et al., 1978), otros señalan un aumento
en unos casos, y un contenido constante en otros (OToóle ef al., 1981).
325
Discusión de resultados
Tabla 7.55. Contenidos medios en Cd de Bica andevaíensis (mg/kg) SEGUNDO MUESTREO (MARZO)
CD 1
o
Ü 1
o
Q 1
Q O
2 _ i
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
Raíces
Tallos
Hojas
min
1.10
0,89
0,78
1,38
0.97
1,08
1,19
0,87
0,95
1,23
1,06
0,78
max
2.13
1,28
1,26
1,62
1=27
1,27
1,73
1,21
1,25
1,23
1,36
1,28
n
2
9
7
2
6
7
2
4
2
1
8
7
X
1.62
1,16
1,11
1,50
1,15
1,19
1,46
1,05
1,10
1,23
1,20
1,16
Me
1,19
1,10
1,18
1,24
1,07
1,20
1,23
DT
0,72
0,11
0,17
0,17
0,12
0,08
0,38
0,17
0.21
0,11
0,17
p-valor^^^l
-
0,004
0,07
"
0,56
0,09
-
-
-
-
0,36
0,003
' ' Correspondiente at contraste de normalidad de Shapiro-Wiíks
Figura 7.116. Contenido de Cd (ixg/g s.s.s.) en Neñum oleander por muéstreos, con intervalos de confianza al 95 %
Gráfico de medias para el Cd en plantas acompañantes
con intervalos de confianza del 95 %
(8
10
8
6
2
Muestreo
326
Discusión de resultados
Tabla 7.56. Contenidos medios en Cd de Erica andevalensis (mg/l<:g) TERCER MUESTREO (NOVIEMBRE)
CD 1
Q O
O 1
D O
Q 1
Q O
O _I
min max n
Raíces 1,80 1,95 2
Tallos 0,85 2,43 10
Hojas 1,00 1,97 8
Raíces 1,09 1,09 1
Tallos 1,08 1,68 7
Hojas 1,11 1,41 5
Raíces 1,04 1,24 2
Tallos 0,91 1,70 9
Hojas 0,92 1,74 7
Raíces 1,15 1,15 2
Tallos 0,82 1,36 7
Hojas 1,07 1,55 6
X
1,88
1,64
1,40
1,09
1,30
1,26
1,14
1,24
1,38
1,15
1,09
1,28
Me
1,45
1,38
1,25
1,26
1,2
1,36
1,17
1,26
DT
0,11
0,50
0,29
0,60
0,11
0,14
0,26
0,29
0,00
0,18
0,18
p-valor ^^
0,75
0,51
0,22
0,53 <">
0,75
0,39
0,47
0,39
IJ Correspondiente ai contraste de normalidad de Shapiro-Wiiks " No pasa el contraste de laj?^ (b)
Figura 7.117. Contenido de Cd (p,g/g s.s.s.) en Neñum oleander por zonas, con intervalos de confianza al 95 %
Gráfico de medias para ei Cd en plantas acompañantes con intervalos de confianza del 95 %
i
1Ü
8
6
4
2
0
-
*
/ \ E i C E
Zo na
--. '-
,
"
-
) LOM
327
Discusión de resultados
El test de Knjskal-Wailis para las muestras de E. andevalensis pone de mani
fiesto ta existencia de diferencias significativas asociadas a la época de muestreo (figu
ra 7.118), mientras que respecto a zonas de muestreo y parte de la planta ta significa
ción es ligeramente menor que el 95 % que venimos considerando {ver anexo 4) El
contenido de Cd es superior en et primer muestreo, y su dispersión es mayor
Figura 7.118. Contenido de Cd (ng/g s.s.s.) en E. andevalensis según muéstreos
Diagrama de cajas
Como en el caso del cobalto, ta uniformidad de tos contenidos de cadmio entre
zonas refleja la poca variación del contenido disponible existente en los tiorizontes ana
lizados, donde la mayor concentración en metal disponible y movilizabte se da en OD-A.
7.4.3.- MICROSCOPÍA
7.4.3.1.- RAÍCES
El estudio microscópico de las raíces de E. andevalensis revela la existencia de
un engrosamienío general de las paredes celulares (figuras 7.119 a 7.121) que debe
ser uno de los factores que contribuyan a la retención de de metales pesados. Al mi
croscopio electrónico se aprecian células ocupadas por una gran vacuola (figura 7.122)
con una pared celular de unos 5 ^m (figura 7.123).
328
Discusión de resultados
La pared celular aparece asociada con depósitos granulares muy contrastados,
que son probablemente depósitos metálicos, análogos a los observados en maíz some
tido a altas concentraciones de Cu (Ouzonidou et al., 1995). Otro tipo de depósitos de
densidad muy alta respecto a los electrones aparecen abundantemente distribuidos en
el citoplasma de las células (figura 7.124). Este tipo de precipitados de alta densidad
frente a los electrones han sido relacionados por algunos autores con restos de crista
les de P-proteínas, con apariencia de partículas redondeadas opacas con un diámetro
de 0,2 a 0,7 \im (Lawton, 1979). En nuestro caso, sin embargo, no hemos encontrado lo
que serían cristales completos, que muestran una apariencia llamativamente cuadrada;
además, las células donde están presentes no parecen floemáticas, con lo que esta
interpretación es poco probable,. Estudios recientes en plantas sometidas a altas con
centraciones de metales pesados en medios controlados han identificado partículas
similares formadas por precipitados de Cu y Zn, con Si (Neumann y Nieden, 2001) que
quizá sean afines a los observados en este estudio.
En et extremo de la raíz ha podido observarse una estructura distinta, con un
citoplasma intensamente granulado (figura 7.125) que debe corresponder a células me-
ristemáticas con una gran densidad de ribosomas (Lyshede, 1980).
7.4.3.2.- TALLOS
El tallo de E. andevalensis muestra también cierto engrosamiento de las paredes
celulares (véase un corte de la mitad del tallo visto al microscopio óptico en la figura
7.126) aunque las estructuras observadas al microscopio óptico no presentan particula
ridades apreciables (figuras 7.126 y 7.127). La estructura de la pared puede apreciarse
en la unión de tres células parenquimáticas mostrada en la figura 7.129. Los precipita
dos observados en la lámina media de la pared celular en las raíces, así como las partí
culas opacas, vuelven a aparecer en tallos, aunque en menor medida (figura 7.129). La
continuidad entre las células de los vasos está limitada a las pequeñas zonas donde la
pared celular no está engrosada (figura 7.130), que destacan en el conjunto de la pared
(figura 7.131). En un corte transversal de esta zona (figura 7.132) se aprecia la concen
tración de los orgánulos citoplásmicos, de manera similar a lo observado por otros auto
res (Wangemnan, 1978)
329
Discusión de resultados
7.4.3.3.- HOJAS
Las hojas de E. andevalensis muestran al microscopio óptico una cutícula grue
sa y un tejido parenquimático bastante abierto (ftgura 7.133). La ultrasstrucíura de las
hojas no presenta alteraciones significativas, aunque sí puede distinguirse la presencia
de partículas oscuras similares a las identificadas por Neumann y Nieden (2001) como
precipitados metálicos (figuras 7.134 y 7.135).
En resumen, la ultraestructura de £. andevalensis no revela la existencia de mo
dificaciones capaces de explicar por sí solas la resistencia de la planta a la fuerte aci
dez y el elevado contenido en metales pesados de su sustrato. Sin embargo, si hemos
identificado dos mecanismos que pueden contribuir a esta resistencia: la pared celular
de las células radiculares y la posibilidad de precipitación (b^o formas inertes con Si)
del exceso de metales absorbidos, en la pared celular o en la vacuola de células deter
minadas.
330
Discusión de resultados
Figura 7.119. Zona externa de la raíz de Erica andevalensis (x 400). C: zona cortical.
' í , 1, - í 1 ^ , ^ .
rf»
'fe.
Si.
^,?~>%< '
>. *MC
•flSw H""
Figura 7.120. Zona media de la raíz de Erica andevalensis (x 400).
"• ^ í - • ' ' ' ^ " ^ ^ * ^>"*i^ * ^
*4
331
Discusión de resultados
Figura 7.121. Zona media de la raíz de Enea ancíei/a/ens/s (x 400).
•• 'f ^ » i " » _-tC e * »
Figura 7.122. Pared celular y vacuola en células de raíz de Erica andevalensis. A: granulos de almidón.; M: mitocondrias; N:núcleo; Nn: nucléolo ; V: vacuola
un:
• - J ^ ; .
^ ^ f ^ '
1 )Lim
?'->?*5
,-'%
'^-'^ ^ ^
f ^ # ^ ^
-.¿#^
332
Discusión de resultados
Figura 7.123. Corte transversal de ia pared celular y depósitos granulares asociados a ella en células de raíz de Erica andevalensis. D: depósitos; P. plasmodesmo
1 ]xm
333
Discusión de resultados
Figura 7.124. Corte transversal de células de raíz de Erica andevalensis con depósitos granulares.
534
Discusión de resultados
Figura 7.125. Células de raíz de Erica andevalensis con alta densidad de ribosomas.
1 jj,m
335
Discusión de resultados
Figura 7.126. Tallo de Erica andevalensis (x 100)
v
Figura 7.127. Sección longitudinal de la zona vascular de Erica andevalensis (x 400)
336
Discusión de resultados
Figura 7.128. Sección longitudinal de la zona vascular del tallo de Erica andevalensis (X 400)
»' i^'-' -/^í- "<-r^ '
%^1>
Figura 7.129. Pared celular en tallo de E andevalensis. D: depósitos; L: lámina media
•rA
t
0,5 j.im
' i4
.S*'
337
Discusión de resultados
Figura 7.130. Tejido vascular en tallo de E. andevalensis. P: punteadura; Pa: Célula paren-quimática
"~"—-^S^^^
1.5 iLifn
% « *
'-- *-. *
V ~-~
1
1 r
1
% •^.
* • ' *
*
^ ^-
^
""^ ~- -„. , * « ^
íí' ^,
N
338
Discusión de resultados
Figura 7.131. Detalle de una punteadura en tallo de E. andevalensis.
(•'<', Jt '--^
339
Discusión de resultados
Figura 7.132. Corte transversal de un paso entre células en tallo de E. andevalensis. V: vacuola
/ /
/
340
Discusión de resultados
Figura 7.133. Hoja de E andevalensis (x400). Cxutícula; Ce:células epidérmicas; Pc:parénquima clorofílico
«wi&
Figura 7.134. Corte transversal de un elemento de xilema en iioja de E. andevalensis. E: engrosamientos de la pared celular; P: Parénquima del xilema; X: xilema
341
Discusión de resultados
Figura 7.135. Detalle del engrasamiento de la pared celular en hoja de £. andevalensis
0,5 |xm
342
CAPITULO 8
CONCLUSIONES
Conclusiones
Como consecuencia del trabajo experimental realizado, podemos establecer las
siguientes conclusiones.
I) Respecto al habitat de la especie estudiada
1.- El río Odiel, al atravesar la zona de yacimientos de sulfures complejos y manganeso
del Cinturón Ibérico de Piritas sufre una fuerte acidificación de sus aguas liasta valores
de pH cercanos a 3, y un gran aumento de su contenido en sulfates, manganeso y me
tales pesados. Este contenido en sulfates (con predominio de los de calcio, de magne
sio y de hierro) va a condicionar las propiedades del agua del Odiel, influyendo directa
mente en su elevado residuo seco, conductividad eléctrica y dureza.
2.- Los metales presentes en el agua del Odiel siguen los siguientes patrones de varia
ción estacional:
2.1.- Los metales mayoritarios (cobre, hierro, manganeso y zinc) presentan una
variación noviembre > julio > marzo al producirse la liberación de los metales
precipitados en forma de eflorescencias salinas por efecto de las lluvias de oto
ño..
2.2.- Los metales minoritarios ( níquel, cobalto y cadmio) presentan una varia
ción julio > noviembre > marzo al no alcanzarse concentraciones suficientes en
agua para su precipitación. En estas condiciones, el factor que regula la concen
tración de metales es el volumen de agua disponible en el cauce.
2.3.- El plomo constituye una primera excepción a este comportamiento general.
Aunque forma parte de las eflorescencias salinas, puede permanecer en solu
ción durante el verano, con lo que en julio alcanza las concentraciones más altas
de las estudiadas.
2.4.- El cromo constituye la segunda excepción a este comportamiento general.
Debido a la gran insolubilidad de sus sales, precipita ai disminuir el caudal en ju
lio, con lo que prácticamente deja de estar en solución.
345
Conclusiones
3.- Por lo que se refiere a los suelos, se ha observado que los ejemplares de £. andeva-
lensis estudiados crecen en terrenos muy pobres caracterizados por:
a) Proximidad a cursos de agua
b) Textura arenosa o franco-arenosa
c) pH extremadamente ácido (2,8 a 4,4)
d) Muy bajos contenidos en materia orgánica y fósforo
e) Elevados contenidos de sulfates y metales
4.- En la mayoría de los puntos estudiados, el cobre, el plomo, el zinc y el cadmio en
forma disponible para las plantas alcanzan niveles considerados tóxicos para la mayo
ría de las especies vegetales.
5.- En la mayoría de los puntos estudiados existen cantidades muy elevadas de estos
metales en forma movilizable, que pueden pasar a la solución del suelo si varían las
condiciones de éste.
6.- En la mayoría de los puntos estudiados existen cantidades muy elevadas de estos
metales en forma inmovilizada, capaces de liberarse al medio paulatinamente a lo largo
de lapsos de tiempo muy dilatados.
II) Respecto a la propia especie estudiada
7.- £. andevalensis no se comporta como hiperacumuladora para ninguno de los 9 me
tales estudiados, mayoritarios en su medio. Sí muestra tolerancia incluso en las condi
ciones más extremas de contenidos de metales disponibles considerados generalmente
tóxicos, y de acidez elevada.
8.- El contenido de los principales metales presentes en cantidades tóxicas (cobre y
plomo) en E. andevalensis, no se corresponde con el existente en suelos debido a la
fuerte retención de los metales considerados llevada a cabo por las raíces de la planta.
346
Conclusiones
9.- La retención de cobre y de plomo en las raíces consigue mantener un contenido
similar en hojas y tallos de las plantas de las distintas zonas, a pesar de las diferentes
concentraciones de metal en los distintos horizontes de suelos y a la influencia desigual
de los aportes directos de las aguas del Odie!.
10.- El zinc, aunque menos tóxico que el cobre, presenta un comportamiento similar en
la planta, con una retención en raíces que origina una disminución del contenido en
tallos y, en menor medida, en hojas. Sin embargo, esta retención parece menos impor
tante que en el cobre, pues en este caso la concentración en raíz se mantiene bastante
proporcional al contenido medio disponible de metal en el suelo.
11.- El cadmio se presenta en bajas concentraciones en los ejemplares analizados, lo
que refleja el escaso contenido disponible en los diversos horizontes del suelo, aunque
la cantidad de cadmio pseudototal en estos sea elevada.
12.- Níquel y cobalto están presentes en bajas proporciones tanto en suelos como en
plantas, con lo que su influencia en el comportamiento de E. andevalensis debe ser
mínima.
13.- La cantidad de cromo disponible presente en el suelo es equiparable a la de cobal
to y cadmio, y su contenido total es incluso mayor. Las plantas, sin embargo, parecen
excluirlo.
14.- Los mayores contenidos de manganeso se dan en hojas, sobre todo en primavera,
mientras que entre raíces y tallos no existen diferencias significativas.
15.- El hierro, que no es tóxico para los tejidos vegetales, es traslocado hasta las hojas,
donde se alcanzan valores del mismo orden que en raíces. A pesar de ello, no existe
una correspondencia clara entre contenidos disponibles en suelo y contenidos en plan
ta, luego debe existir cierta regulación por parte de las raíces.
347
Conclusiones
16.- La ultraestructura de E andevalensis no revela la existencia de modificaciones
capaces de explicar por sí solas la resistencia de la planta a la fuerte acidez y al eleva
do contenido en metales pesados de su sustrato.
17.- Se han identificado dos mecanismos que pueden contribuir a explicar esta resis
tencia: la pared celular de las células radiculares y la posibilidad de precipitación (bajo
formas inertes con Si) del exceso de metales absorbidos, sea en la pared celular o en la
vacuola de células determinadas.
348
BIBLIOGRAFÍA
Bibliografía
AA.VV. (1987). La vegetación de España, Universidad de Alcalá de Henares, Alcalá de Henares (Madrid).
AA.W. (1998). Cuenca Minera de Riotinto. Camino entre dos ríos., Ceder Cuenca Minera, S.A., Sevilla.
AKSOY, A . , Y OZTÜRK, M. A . (1997). "Nerium oleander L. as a biomonitor of lead and other heavy metal poilution in Mediterranean enviroments." Tfie Science of the Total Enviroment, 205, 145-150.
ALCAHAZ ARIZA, M., GARRE BELMONTE, M., MARTÍNEZ PARRAS, J . M., Y PEINADO LORCA, M. (1987). "Limonium carthaginense." Libro Rojo de especies amenazadas de España peninsular e Islas Baleares, C. Gómez Campo, ed., ICONA, Madrid, pp. 362-363.
ALONSO, J . J., Y BENAYAS, J . (1967). "Estudio mineralógico de sedimentos de playas y ríos de la región de la Serranía de Ronda." Anales de Edafología y Agrobiología, XXVI, 1343-51.
ALVAREZ, A. . CALA, V., VIGIL DE LA VILLA, N., Y ACEVEDO, N. (1996). "Toxicity of Cu and Pb Chemical associaíion in contaminated soils from Madrid (Spain)." Agrochimi-ca, 40(5-6), 317-327.
ALVERA, B., Y GARCÍA GONZÁLEZ, R. (1988). "Contenidos de oligoelementos en plantas de pastos supraforestales pirenaicos en relación con el pastoreo de los rumiantes." Homenaje a Pedro Montsenrat.
ALLOWAY, B. J . (1995a). "Cadmium." Heavy Metals in Soils, B. J. Alloway, ed., Blackie Academic & Professional, Glasgow, 122-151.
ALLOWAY, B. J . (1995b). "Heavy Metals in Soils. Introduction." Heavy Metals in Soils, B. J. Alloway, ed., Blackie Academic & Professional, Glasgow, 2-10.
AMARO, M. A., ZURERA, G., Y MORENO, R. (1994). "Contenido en cobre de los vegetales." Agricultura, 745, 673-676.
ANTONOVICS, J., BRADSHAW, A. D., Y TURNER, R. G. (1971). "Heavy Metal tolerance in plants." Advances in Ecological Research, 7,1-85.
APARICIO, A. (1995). "Seed germination of Erica andevalensis Cabezudo y Rivera (Eri-caceae), and endangered edaphic endemic in southwestern Spain." Seed Science & Technology, 23, 705-713.
APARICIO, A., Y GARCÍA MARTÍN, F. (1996). "Conservation biology of Erica andevalensis (Ericaceae), an edaphic endemic of southwestern Spain." Flora, 191, 345-351.
APHA. (1992). Métodos normalizados para el análisis de aguas potables y residuales, Díaz de Santos, Madrid.
ARUNACHALAM, J., EMONS, H., KRASNODEBSKA, B., Y MOHL, C. (1996). "Sequential ex-traction studies on homogenized forest soil sampies." Science of the Total Enviroment, 181(2), 147-159.
351
Bibliografía
AsENSí, A., BENNET, F., BROOKS, R., ROBINSON, B., Y STEWART, R. (1999). "Copper Up-take Studies on Erica andevalensis, a Metal-Tolerant Plant from Southwestern Spain." Communications in Soil Science and Plant Analysis, 30(11-12), 1615-1624.
ASTM. (1976). Manual de aguas para usos industriales, Limusa, México.
ATEN, C. F., Y GUPTA, S. K. (1996). "On heavy metáis in soiis; rationalization of extrac-tions by diluíe sait solutions, comparison of the extractad concentrations with up-take by ryegrass and lettuce, and the possible influence of pyrophosphate on plant uptake." The Science ofthe Total Enviroment, 178, 45-56.
BAKER, A. J. M. (1981). "Accumulators and excluders: strategies in the response of plants to heavy nrietals." Journal of Plant Nutrition, 3(1-4), 643-654.
BAKER, D. E., Y SENFT, J . P. (1995). "Copper." Heavy Metals in Soiis, B. J. Alloway, ed., Blackie Academic & Professional, Londres, 179-205.
BALSBERG PALLSSON, A. M. (1989). "Toxicity of Heavy metáis (Zn, Cu, Cd, Pb) to vascular plants." Water, Air and Soil Pollution, Al, 287-319.
BARBERA, R., FARRÉ, R., Y ROIG, M. (1990). "Evaluación de un método para la determinación de cadmio y plomo en vegetales con espectrometría de absorción atómica con llama." Anales de Bromatología, 42(2), 345-352.
BARCELÓ COLL, J., NICOLÁS RODRIGO, G., SABATER GARCÍA, B., Y SÁNCHEZ TAMÉS, R. (1987). Fisiología vegetal, Ediciones Pirámide, Madrid.
BARCELÓ, J., Y POSCHENRIEDER, C. (1992). "Respuestas de las plantas a la contaminación por metales pesados." Suelo y Planta, 2, 345-61.
BARCELÓ, J., RUANO, A., Y POSCHENRIEDER, C. (1990). "Cinc III: Toxicidad por Cinc." Circular Fanvaceútica, 306, 159-182.
BARRAGÁN, B., Y BESCANSA, P. "Caracterización de suelos desarrollados en la formación magnesífera paleozoica del Pirineo Navarro.".
BARRY, S. A. S., Y CLARK, S. C. (1978). "Problems of interpreting the relationship be-tween the amounts of lead and zinc in plants and soil on mietalliferous wastes." New Phytologist, 81, 773-783.
BAYER, E., Y LÓPEZ GONZÁLEZ, G. (1989). "Los brezos españoles." Quercus, 35, 21-36.
BELÉN, M. (2000). "El país: territorio y poblamiento." Argantonio, rey de Tartessos, Fundación el Monte, Sevilla, 79-117.
BERROW, M., Y BURRIDGE, J . (1980). "Trace element levéis in soil: effects of sewage sludge." Inorganic Pollution and Agriculture, HMSO, ed., Londres, 159-190.
BERTHELSEN, B. O., OLSEN, R. A., Y STEÍNNES, E. (1995). "Ectomycorrhizal heavy metal accumulation as a contributing factor to heavy metal levéis in organic surface soiis." The Science ofthe Total Enviroment {^70), 141-149.
352
Bibliografía
BLASCO GORDO, V. (1983). Métodos de análisis químicos de aguas, MICOF, Valencia.
BOE. (1986). "Real Decreto 849/1986 de 11 de abril, por el que se aprueba el reglamento del dominio público hidráulico que desarrolla los títulos Preliminar, I, IV, V, VI y VII de la Ley 29/1985, de 2 de agosto, de aguas.".
BOE. (1988a). "Real Decreto 734/1988 de 1 de julio, por el que se establecen las normas de calidad de las aguas de baño.".
BOE. (1988b). "Real Decreto 927/1988 de 29 de julio, por el que se aprueba el reglamento de la administración pública del agua y de la planificación hidrológica, en desarrollo de los títulos II y III de la Ley de Aguas.".
BOE. (1990). "Real Decreto 1.138/1990 de 14 de septiembre, por el que se aprueba la reglamentación técnico-sanitaria para el abastecimiento y control de la calidad de las aguas potables de consumo público.".
BOE. (1996). "Real Decreto 509/1996 de 15 de marzo, de desarrollo del Real Decreto Ley 11/1995, de 28 de diciembre, por el que se establecen las normas aplicables al tratamiento de las aguas residuales urbanas.".
BONNEAU, M., Y BoucHiER, B. (1987). Edafología. Constituyentes y propiedades del suelo, Vallejo Calzada y V.R.Ferrer Verdaguer, E., traductores. Masson, S.A., Barcelona.
BRADLEY, R., BURT, A . J., Y READ, D. J . (1982). "The role of mycorrhizal infection in heavy metal resistance." New Phytologist{91), 197-209.
BROOKS, R. R. (1998a). "Biogeochemistry and Hyperaccumulators." Plants that Hyper-accummulate Heavy Metals, R. R. Brooks, ed., CAB International, New York, 95-118.
BROOKS, R. R. (1998b). "Geobotany and Hyperaccumulators." Plants that Hyperaccum-mulate Heavy Metals, R. R. Brooks, ed., CAB International, New York, 55-94.
BROOKS, R. R. (1998C). "Phytochemistry of Hyperaccumulators." Plants that Hyperac-cummulate Heavy Metals, R. R. Brooks, ed., CAB International, New York, 15-53.
BROOKS, R. R. (1998d). "Plants that Hyperaccumulate Heavy Metals." , CAB International, New York, 380.
BROOKS, R. R., LEE, J., REEVES, R. D., Y JAFFRÉ, T. (1977). "Detection of nickeliferous rocks by analysis of herbarium specimens of indicator plants." Journal of Geo-chemical exploration, 7, 49-77.
BROWN, G. (1994). "Soil factors affecting patchiness in community composition of heavy metal-contaminated áreas." Vegetatio (115), 77-90.
BROWN, K. S . (1995). "The green deán." BioScience, 46(9), 579-582.
CABEZUDO, B., NIETO-CALDERA, J . M., Y PÉREZ LATORRE, A. (1989). "Junco rugosi-Ericetum andevalensis As. Nov." Acta Botánica Malacitana, 14, 294-296.
353
Bibliografía
CABEZUDO, B., Y PÉREZ LATORRE, A. (1999). "Notas sobre la vegetación de Andalucía I." Acta Botánica Malacitana, 24, 247-256.
CABEZUDO, B., Y RIVERA, J . (1980). "Erica andevalensis sp. nov." Lagascalia, 9, 223-226.
CABRERA CAPITÁN, F. (2000). "La contaminación por metales pesados en el Valle del Guadiamar tras el vertido de Aznalcóllar." Retema (enero-febrero 2000).
CALA, V., ALVAREZ, A. M., Y VIGIL DE LA VILLA, R. (1992). "Especiación química de Zinc y Cadmio en suelos de cultivo." Suelo y Planta, 2, 307-18.
CALVO, L., TARREGA, R., Y DE LUIS, E. (1998). "Space-time distribuíion patterns of Erica australis L. subsp. aragonensis (Willk) after experimental burning, cutting, and ploughing." P/a/7í£co/ogy, 137, 1-12.
CALVO, R., PÉREZ OTERO, A., Y ÁLVAREZ RODRÍGUEZ, E. (1991). "Efectos de las minas de Arinteiro (La Coruña) sobre la calidad de aguas super y subsuperficiales." EcologiaiS), 87-100.
CAPV. (1994). Plan Director para la Protección del Suelo, IHOBE, Bilbao.
CARLOSENA, A., PRADA, D., MUNIATEGUI, P. et al. "Energía de microondas como fuente de calentamiento para la extracción de elementos metálicos en suelos." 2° Congreso INOBE, 5^-54.
CATALÁN LAFUENTE, J., Y CATALÁN ALONSO, J . M. (1987). Ríos, caracterización y calidad de sus aguas, Ed Dihidrox, Madrid.
CEH. (1980). Análisis de Aguas Naturales Continentales, Instituto de Hidrología, Madrid.
CEM. (1991). "Microwave Sample Preparation Note AG-10." Sample Preparation, CEM, ed.
CENDRERO UCEDA, A. , ANTÓN FERRER, R., Y LORÍENTE ESCALLADA, E. (1974). "Restauración de acumulaciones de desechos sólidos en la zona minera de Reocín (Santander)." Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural (Geolo-gfa){72), 41-66.
CoROMiNAS, J., Y PASCUAL, J . A. (1980). Diccionario crítico etimológico castellano e liis-pánico, Credos, Madrid.
COSTA, M., SORIANO, P., Y PÉREZ BADIA, R. (1988). "Acerca de algunas comunidades litorales iberolevantinas." Homenaje a Pedro Montserrat, 149-53.
CuNNiNGHAM, S. D., BERTI, W . R., Y HuANG, J. W. W. (1995). "Phytoremedíation of con-taminated soils." Trendsin Biotechnology, 13(9), 393-397.
CuNNiNGHAM, S. D., Y Ow, D. W. (1996). "Promíses and prospects of Phytoremedíation." Plant Phisiology, 110, 715-719.
354
Bibliografía
CHAPMAN, H. D., Y PRATT, P. F. (1961). Methods of analysís for Soil Plants and Water, University of california. División of Agricultural Sciencies.
CHARLATCHKA, R., Y CAMBIER, P. (2000). "Influence of reducing conditions of solubility of trace metáis In contaminated soils." Water, Air and Soil Pollution, 118, 143-167.
CHIARENZELLI, J., ASPLER, L., DUNN, C COUSENS, B., OZARKO, D., Y POWIS, K. (2001). "Multl-element and rare earth element composition of lichens, mosses, and vascular plants from the Central Barrelands, Nunavuí, Canadá." Applied Geochemis-f/y, 16, 245-270.
CHRONOPOULOS, J., HAIDOUTI, C , CHRONOPOULO-SERELI, A. , Y MASSAS, i. (1997). "Variations in plant and soil lead and cadmium content in urban parks in Athens, Greece." The Science ofthe Total Enviroment, 196, 91-98.
D'AMBROGIO DE ARGÜESO, A. (1986). Manual de técnicas de histología vegetal, Editorial Hemisferio Sur, Buenos Aires.
DAVIES, B. E., Y WHITE, H. M. (1981). "Trace elements in vegetables grown on soils contaminated by base metal mining." Journal of Plant Nutrition, 3(1-4), 387-396.
DAY, P. R. (1965). "Particle fractionation and particle-size analysis." Methods of Soil Analysis. Part 1., American Society of Agronomy, 545-567.
DiEHL, R., Y IVlATEO Box, J. M. (1988). Fitotecnia general. Ediciones Mundi-Prensa, Madrid.
DUCHAFOUR, P. (1984). Edafología 1. Edafogénesis y clasificación, Carballas Fernández, M^ Tarsy, y Carballas Fernández, Modesto, traductores. Masson, S.A., Barcelona.
EüAS CASTILLO, F., Y RUIZ BELTRÁN, L. (1977). Agroclimatología de españa, INIA, Madrid.
EML (1997). "2.4 Soil.", U. S. D. o. Energy, ed., 1-26.
ENCABO CHECA, C , CALA RIVERO, V., Y GUTIÉRREZ MAROTO, V. (1997). "Evaluación de la dispersión de metales pesados en suelos del entorno de una mina mediante el método de especiación secuencial química." Boletín Geológico y Minero, 108(1), 57-68.
EPA (1984). "Rules and Regulations." Federal Register, 49(209).
ERNST, W . H. O. (1995). "Sampling of plant material for chemical analysis." The Science ofthe Total Envimment, 176, 15-24.
ESTRADA, P. (1986). Manual de control analítico de la potabilidad de las aguas de consumo humano. ü\az de Santos, Madrid.
FERNÁNDEZ CASAS, J., IZCO SEVILLANO, J., Y GUITIÁN RIVERA, P. (1987). ''Centaurea bor-jae." Libro Rojo de especies vegetales amenazadas de España peninsular e Islas Baleares, C. Gómez-Campo, ed., ICONA, Madrid.
355
Bibliografía
FiEDLER, P. L. (1985). "Heavy metal accumulation and the naíure of edaphic endemism in the genus Calochortus (Liliaceae)." American Journal ofBotany, 72(11), 1712-1718.
FORTESCUE, J. A. C. (1980). "Enviromeníal Geochemistry. A Hoiistic Approach." , E. Studies, ed., Springer-Verlag, New York, 347.
ROY, C. D., CHANEY, R. L., Y WHITE, M. C. (1978). "The physiology of metal toxicity In plants." Annual Review ofPíant Physiology{29), 511-66.
GALLI, U., SCHÜEPP, H., Y BRUNOLD, C. (1994). "Heavy metal binding by mycorrhizal fungi." Physiologia Plantarum, 92, 364-368.
GARCÍA GARRIDO, J . (1986). El agua en la producción. La calidad del agua, Prensa XXI, Barcelona.
GARRALÓN, A. , GÓMEZ, P., TURRERO, M. J., SÁNCHEZ, M., Y MELÓN, A. (1999). "The geochemical aspects of toxic waters retained in the Entremuros área (Spain)." The Science ofthe Total Enviroment, 242, 27-40.
GiLLER, K. E. (1988). "Pollution by toxic metáis on agricultura! soils." Nature (335), 676.
GODED, J . C. (1994). "La problemática de la contaminación metálicai." Automática e Instrumentación, 56-59.
GOLEZ, N. V. (1995). "Formation of Acid Sulfate Soil and its Implications to Brackishwa-\er Ponds." Aquacultural Engineering, 14, 297-316.
GOLEZ, N. V., Y KYUMA, K. (1997). "Influence of pyrite oxidation and soil acidification on some essential nutrient elements." Aquacultural engineering, 16, 107-124.
GÓMEZ CAMPO, C. (1981). "Conservación de recursos genéticos." Tratado del Medio Natural, J. L. Ramos, ed., Universidad Politécnica de Madrid, Madrid, 97-123.
GÓMEZ CAMPO, C. (1985). "Seed banks as an emergency conservation strategy." Plant conservation in the Mediterranean área, C. Gómez-Campo, ed., Dr. W. Junk, Dordrecht, 237-247.
GÓMEZ CAMPO, C. (1987). "Libro Rojo de especies vegetales amenazadas de España peninsular e Islas Baleares." Serie Técnica, ICONA, Madrid, 688.
GÓMEZ CAMPO, C , BERMUDEZ DE CASTRO, L., CAGIGA, M. J., Y SÁNCHEZ-YÉLAMO, M. D. (1984). "Endemism in the Iberian Península and Baleario Islands." Webbia (38), 709-714.
GÓNDOLA, I., Y KADAR, I. (1994). "Heavy metal content of flue-cured tobáceo leaf in dif-ferent growing regions of Hungary." Acta Agronómica Hungaríca, 43(3-4), 243-251.
GONZÁLEZ, J., MORENO, A. M., PALOMAR, M. L. "Influencia de los componentes del suelo en la retención de metales.", 149-158.
356
Bibliografía
GuiTiÁN OJEA, F., Y LÓPEZ LÓPEZ, M. J . (1980). "Suelos de la zona húmeda española: suelos sobre serpentina." Anales de Edafología y Agrobiología, XXXIV(3-4), 403-15.
GuPTA, S. K., VOLLMER, M. K., Y KREBS, R. (1996). "The importance of mobile, mobilis-able and pseudo total heavy metal fractions in soil for three-level risk assesment and risk management." The Science ofthe Total Enyiromenti'MS), 11-20.
GuPTA, U. C , Y GuPTA, S. C. (1998). "Trace elements toxicity relationships to crop pro-ductlon and llvestock and human health: impllcations for management." Communications in Soil Science andPlantAnalysis, 29(^•\-^4), 1491-1522.
GUTIÉRREZ MAROTO, A., LACAL GUZMÁN, M., BENITO GARCÍA, M., Y JIMÉNEZ BALLESTA , R. "Concentraciones anómalas de metales pesados en suelos del entorno de la mina de Garganta de los Montes (Sistema Central, España)." // Congreso Internacional de Suelos., Inobe (Vitoria), 133-136.
GUTIÉRREZ MAROTO, A., NAVARRETE, J., Y JIMÉNEZ BALLESTA, R. (1997). "Concentraciones de metales pesados en la vegetación autóctona desarrollada sobre los suelos del entorno de una mina abandonada (Sistema Ibérico, Bubierca-Zaragoza)." Boletín Geológico y Minero, 108(1), 69-74.
HAN, F. X., KINGERY, W . L., SELIM, H. M., Y GERARD, P. D. (2000). "Accumulation of heavy metáis in a long-term poultry waste-amended soil." Soil Science, 165(3), 260-268.
HAQ, A. , BATES, T., Y SOON, Y. (1980). "Comparison of extractante for plant-available Zinc, Cadmium, Nickel, and Copper in Contaminated Soils." Soil Science Society of America Journal, 44, 772-777.
HEREDIA, J., BELLINFANTE, N., Y PAREQUE, G. (1980). "Alteración de rocas y formación de suelos en el área de Riotinto (Huelva)." Anales de Edafología y Agrobiología, XXXIV(11-12), 1845-47.
HiLL, M. J. (1991). Nitrales and Nitrites in Food and Water, Ellis Horwood, Chichester.
HoDSON, M., J., AND EVANS, D. E. (1995). "Aluminium/silicon interactions in higher plants." Journal of Experimental Botany, 46(283), 161-171.
HouBA, V. J. G., LEXMOND, T. M., NOVOZAMSKY, J . J., Y VAN DER LEE, J . J . (1996). "State of the art and future development in soil analysis for bioavailability assesment." The Science ofthe Total Enviroment, 176, 21-28.
IGME. (1982a). "Mapa Geológico de España. Hoja 938: Nerva.", Ministerio de Industria y Energía, Madrid.
IGME. (1982b). "Mapa Geológico de España. Hoja 960: Valverde del Camino.", Ministerio de Industria y Energía, Madrid.
IGME. (1984). "Mapa Geológico de España. Hoja 937: El Cerro de Andévalo.", Ministerio de Industria y Energía, Madrid.
357
Bibliografía
KADAR, I. (1993). "Effect of Heavy Metal load on soil and crop." Acta Agronómica Hun-garica, 43(1-2), 3-9.
KADAR, I., Y KONCZ, J . (1993). "Effect of traffic and urban-industrial load on soil." Acta Agronómica Hungarica, 42(3-4), 155-161.
KALRA, Y. P., Y MAYNARD, D. G. (1998). "Microwave digestión of plant tissue in an open vessel." Handbook of reference materials for plant analysis, Y. P. Kalra, ed., CRC Press, Boca Ratón. Florida, 63-68.
KiEKENS, L. (1995). "Zinc." Heavy Metals in Soils, B. J. Alloway, ed., Blackie Academic & Professional, Glasgow, 284-304.
KiEKENS, L., Y CoTTENiE, A. (1985). "Principies of investigations on the mobillty and plant uptake of heavy metáis." Chemical methods for assessing bio-available metáis in sludges and soils, R. Leschber, R. D. Davis, y P. L'Hermite, eds., Elsevier Applied Science Publishers, London-New York, 32-41.
KiTAO, M., LEÍ, T. T., Y KOIKE, T. (1997). "Comparison of photosinthetic responses to manganese toxicity of deciduous broad-leaved trees in noilhern Japan." Envi-romental Pollution, 97(1-2), 113-118.
KiTAO, M., LEÍ, T. T., NAKAMURA, T., Y KOIKE, T. (2001). "Manganese toxicity as indicated by visible foliar symptoms of Japanese white birch (Betula platyphylla var. japónica)." Enviromental Pollution, 111, 89-94.
KUNKEL, G. (1977). Endemismos canarios, ICONA-Ministerio de Agricultura, Madrid.
KUZEL, S., NYDL, V., Y KOLÁR, L. (1994). "Spatial variability of cadmium, pH, organic matter in soil, and its depedence of sampling scales." Water, Air and Soil Pollution, 78, 51-59.
LAWTON, D. M., Y NEWMAN, Y. M. (1979). "Ultrastucture of phloem in young runner-bean stem: discovery, in oíd sieve elements on the brink of collapse, of parietal bun-dles of P-protein tubules linked to the plasmalemma." The New Phytologist, 82(1), 213-222.
LEOPOLD, I., GÜNTHER, D., SCHMITD, J., Y NEUMANN, D. (1999). "Phytochelaíins and heavy metal tolerance." Phytochemistry, 50, 1323-1328.
LÓPEZ ARCHILLA, A. J., MOREIRA, D., MARÍN, I (1994). "El río Tinto, un curso de agua vivo, pero con mala fama." Quercus, 19-22.
LÓPEZ RITAS, J., Y LÓPEZ MELIDA, J . (1985). El diagnóstico de suelos y plantas, Ediciones Mundi-Prensa, Madrid.
LÓPEZ-PAMO, E., BARETTINO, D., ANTÓN-PACHECO, C , ORTIZ, G., ARRÁNZ, J . C , GU-
MIEL, J. C , MARTI'NEZ-PLEDEL, B., APARICIO, M., AND MONTOUTO, O. (1999). "The extent of the Aznalcóllar pyritic sludge spill and its effects on soils." The Science ofthe Total Enviroment, 242, 57-88.
LYSHEDE, O. B. (1980). "Structural studies on healthy and necrotic young epidermal cells of growing potato sprouts." The New Phytologist, 84(4), 122-121.
358
Bibliografía
MACÍAS, F., Y CALVO DE ANTA, R. "Influencia del material geológico en el establecimiento de umbrales de referencia para los estudios de contaminación de metales pesados en suelos de Galicia." // Congreso Internacional de Suelos Contaminados, Inobe-Vitoria, 117-120.
MACNAEIDHE, F. (1995). "Procedures and precauíions used in sampling techniques and analysis of trace elements in plant matrices." The Science of the Total Envi-roment, 176, 25-31.
MAÍZ, I., ESNAOLA, M. V., Y MILLÁN, E. (1997). "Evaluation of heavy metal availability in contaminated soils by a short sequential extraction procedure." Tlie Science of tlie Total Enviroment, 206, 107-115.
MAPA. (1994). Métodos oficiales de análisis, Secretaría General de Alimentación. Dirección General de Política Alimentaria, Madrid.
MARGALEF, R. (1995). Ecología, Ediciones Omega S.A., Barcelona.
MARINO, F., LIGERO, A., Y DIAZ-COSÍN, D. (1996). "Metales pesados en lombrices de tierra y suelos de los alrededores de la central térmica de As Pontes (La Coru-ña)." Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural (Biología), 92(1-4), 65-73.
MARKERT, B. (1995). "Sample preparation (cleaning, drying, homogenizacion) for trace element analysis in plant matrices." The Science of the Total Enviroment, 176, 45-61.
MARRS, R. H., Y BANNISTER, P. (1978). "The adaptation of Cailuna Vulgaris (L.) to con-trasting soil types." New Phytologist, 81, 753-761.
MARTÍN, A., Y SANTAMARÍA, J . M. (1996). "Air pollution monitoring in forest ecosystems of Navarra, Spain." Envin^mental Pollution, 187-194.
MARTIN, M. H., Y BULLOCK, R. J . (1994). "The impact and fate of heavy metáis in an oak woodland ecosystem." Toxic Metals in Soil-Planí Systems, S. M. Ross, ed., John Wiley & Sons, Nueva York, 326-365.
MARTÍNEZ SÁNCHEZ, J., PÉREZ SIRVENT, C , Y GARCÍA RIZO, C. "Estrategias para el estudio de la posible contaminación por metales pesados en suelos agrícolas de zonas áridas." 2° Congreso INOBE, 75-78.
MCGRATH, S. P. (1998). "Phytoextraction for Soil Remediatlon." Plants that Hyperac-cummulate Heavy Metals, R. R. Brooks, ed., CAB International, New York, 261-287.
MCBRATNEY, A. , Y WEBSTER, R. (1981). "How many observations are needed for regional esíimation of soil properties?" Soil Science, 135(3), 177-183.
MCGRATH, D. (1996). "Application of single and sequential extraction procedures to pol-luted and unpolluted soils." The Science ofthe Total Enviroment, 178, 37-44.
MCGRATH, S. P. (1995). "Chromium and Nickel." Heavy Metals in Soils, B. J. Alloway, ed., Blackie Academic & Professional, Glasgow, 152-178.
359
Bibliografía
MEHARG, A . (1993). "The role of the plasmalemma in metal tolerance in angiosperms." Physiologia Plantarum, 88, 191-198.
MENEZES DE SEQUEIRA, E. (1969), "Toxicity and movement of heavy meíals in serpen-tinic soils (north-eastern Portugal)." Agronomía Lusitana, XXX, 115-154.
MILLER, R. O. (1998a). "Determination of dry matter contení of plant tissue: gravimetric moisture." Handbook of reference methods for plant analysis. Y. P. Kaira, ed., CRC Press, Boca Ratón. Florida, 51-52.
MILLER, R. O. (1998b). "High-temperature oxidation: Dry ashing." Handbook of reference methods for plant analysis, Y. P. KaIra, ed., CRC Press, Boc^i Ratón. Florida, 53-56.
MILLER, R. O. (1998c). "Microwave digestión of plant tissue in a closed vessel." Handbook of reference methods for plant analysis, Y. P. KaIra, ed., CRC Press, Boca Ratón. Florida, 69-73.
MILLER, R. O. (1998d). "Nitric-perchioric acid wet digestión in an open vessel." Handbook of reference methods for plant analysis, Y. P. KaIra, ed., CRC Press, Boca Ratón. Florida, 57-61.
MONKEN FERNANDES, H. (1997). "Heavy metal distribution in sediments and ecological risk assesment: the role of diagenetic processses in reducing metal toxicity in bottom sediments." Enviromental Pollution, 97(3), 317-325.
MORENO, A. M., PÉREZ, L., CANO, M. A., Y GONZÁLEZ, J . (1993). "Contenido en metales pesados y relación con parámetros edáficos en suelos agrícolas de la comunidad de Madrid." Ecología (7), 27-35.
MORENO, A. M., PÉREZ, L., Y GONZÁLEZ, J . (1992). "Relaciones entre contenidos totales de Zn, Pb, Cu y Cd en suelos y plantas." Suelo y Planta, II, 757-71.
NELSON, C , MCCLINTOCK, D., Y SMALL, D. (1985). "The natural habitat of Erica andeva-lensis in South-Western Spain." Kew Magazine, 2, 325-329.
NELSON, E. C , Y MCCLINTOCK, D. C. (1983). "Two new wild white-flowered heathers (Erica andevalensis and E. mackiana) from Spain." Glasra, 7, 35-40.
NEUMANN, D., Y ZUR NIEDEN, U. (2001). "Silicon and heavy metal tolerance of higher piants." Phytochemistry, 56, 685-692.
NEWSHAM, K. K. (1995). "Mult-functionality and biodiversity in arbuscular mycorrhizas." Tree, 10(10), 407-411.
NOVALES, C , RECIO, J . M., Y MEDINA, M. (1991). "Evaluación de los niveles de metales pesados en ecosistemas endorreicos." Ecología(5), 63-71.
NYAMANGARA, J . (1998). "Use of sequentíal extractlon to evalúate zinc and copper in a soil amended with sewage sludge and inorganic metal salts." Agriculture, Eco-systems & Enviroment, 69, 135-141.
360
Bibliografía
OTooLE, J. J., WESSELS, T. E., Y MALABY, K. L. (1981). "Trace elements levéis and their enrichment processes In terrestial vegetation." Journal of Plant Nutrítion, 3(1-4), 397-407.
OLIVES BARBA, A. I. (1996). "Incidencia de las características geológicas y ambientales sobre la calidad de las aguas de los tramos superior y medio del río Arlanzón," , Tesis Doctoral. Universidad Complutense de Madrid, Madrid.
OUZOUNIDOU, G., ClAMPOROVA, M., MOUSTAKAS, M., Y KARATAGLIS, S . (1996). "Re-sponses of maize (Zea mays L.) plants to copper stress - 1 . Growth, mineral contení and ultrastructure of roots." Enviromental and Experimental Botany, 35(2), 167-178.
PEARSON, V., Y READ, J . (1973). "The biology of micorrhiza in the Ericaceae (I)." New Phytologist, 72, 371-379.
PÉREZ CARRERAS, M. L. (1991). "Influencia de los parámetros edáficos en los contenidos de metales pesados en suelos de cultivo de la Comunidad de Madrid". Tesis Doctoral. Universidad Complutense de Madrid.
PÉREZ LATORRE, A. V., NIETO CALDERA, J . M., Y CABEZUCX), B. (1993). "Contribución al conocimiento de la vegetación de Andalucía II. Los alcornocales." Acta Botánica Malacitana, 18, 223-258.
PÉREZ LATORRE, A. V., NIETO CALDERA, J . M., Y CABEZUDO, B. (1994). "Datos sobre la vegetación de Andalucía III. Series de vegetación caracterizadas por Quercus súber L." Acta Botánica Malacitana, 19, 169-183.
PÉREZ LÓPEZ, J . A., Y ESPIGARES GARCÍA, M. (1995). Estudio sanitario del agua, Universidad de Granada, Granada.
PÉREZ MACÍAS, J . A . (1996). "La producción de metales en el cinturón ibérico de piritas en la prehistoria y antigüedad". Tesis Doctoral. Universidad de Huelva.
PITA, J . M., Y GÓMEZ-CAMPO, C. (1990). "La flora endémica ibérica en cifras." Conserva-tion Techniques in Botanic Gardens, J. E. Hernández-Bermejo, M. Clemente, y V. H. Heywood, eds., Koeltz Scientific Books, Koenigstein, 175-177.
PORTA, J., LÓPEZ-ACEVEDO, J., Y ROQUERO, C. (1994). Edafología para la agricultura y el medio ambiente. Ediciones Mundi-Prensa, Madrid.
PROCTOR, J., Y BAKER, A. J. M. (1994). "The importance of Nickel for Plant Growth in Ultramafic (Serpentinic) Soils." Toxic Metals in Soil-Plant Systems.
PROHIG, E., Y KNIEWALD, G. (1987). "Heavy metal distribution in recent sediments of the Krka river estuary. An example of sequential extraction analysis." Mar Chem., 22, 279-297.
QiAN, J., WANG, Z. J., SHAN, X. Q., Tu, Q., WEN, B., Y CHEN, B. (1996). "Evaluaíion of plant availability of soil trace metáis by chemical fractionation and múltiple re-gression analysis." Environmental Pollution, 91(3), 309-315.
361
Bibliografía
QUEVAUVILLER, P., URE, A., MuNTAU, H., Y GRIEPINK, G. (1993). "Improvement of ana-lytical measurements within the BCR programme. Single and sequential extrac-tion procedures applied to soit and sediment anaiysis." International Journal of Enviromental Analytical Chemistry, 51, 231-235.
RAMBAUD PÉREZ, F. (1963). "Notas geológico-estructurales de la zona norte de Riotinto (Huelva)." Estudios Geológicos, XIX, 67-69.
RAMÍREZ, R. G., HAENLEIN, G. F. W. , Y NÚÑEZ-GONZÁLEZ, M. A. (2001). "Seasonal varia-tion of macro and trace mineral contenta in 14 browse species that grow in northeastern México." Small Ruminant Research, 39, 153-159.
RAY CAMPBELL, C , Y OWEN PLANK, C. (1998). "Preparation of plant tissue for laboratory anaiysis." Handbook of refrence methods for plant anaiysis, Y. P. Kaira, ed., CRC Press, Boca Ratón. Florida, 37-49.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. (1994). Diccionario de la lengua española, Espasa-Calpe, Madrid.
RODIER, J . (1998). Análisis de las aguas. Aguas naturales, aguas residuales, agua de mar, Ed. Omega, Barcelona.
ROQUERO, C , Y PORTA, J . (1995). Agenda de campo para estudio del suelo. Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos. Universidad Politécnica de Madrid.
ROSS, S. M. (1994a). "Retention, transformaíion and mobility of toxic metáis in soils." Toxic metáis in soil-plant systems, S. M. Ross, ed., John Wiley & Sons, Nueva York, 124-139.
Ross, S. M. (1994b). "Sources and Forms of Potentially Toxic Metals in Soil-Plant Systems." Toxic Metals in Soil-Plant Systems, S. M. Ross, ed., viohn Wiley & Sons, Nueva York, 2-25.
SALT, D. E., SMITH, R. D., Y RASKIN, I. (1998). "Phytoremediation." Annual Review of Plant Physiology and Plant Molecular Biology, 49, 643-668.
SARKAR, A. N., Y WYN JONES, R. G. (1982). "Effect of rhizosphere pH on the avaiiability and uptake of Fe, Mn and Zn." Plant and Soil, 66, 361-372.
SCANCAR, J., MÍLACIC, R., Y HORVAT, M. (2000). "Comparison of various digestión and extraction procedures in anaiysis of heavy metáis in sediments." Water Air and Soil Pollution, 118(1-2), 87-99.
SEOÁNEZ CALVO, M. (1999). Contaminación del suelo: estudios, tratamiento y gestión, Ediciones Mundi-Prensa, Madrid.
SHNUG, E., FLECKENSTEIN, J., Y HANEKLAUS, S. (1998). "Factors affecting available mi-cronutrient concentrations in soils using Coca-Cola as extracíant." Communica-tionsin Soil Science and Plant Anaiysis, 29(11-14), 1891-1896.
SHUMAN, L. M. (1985). "Fractionation method for soil microelements." Soil Science, 140(1), 11-22.
362
Bibliografía
SHUMAN, M. L. (1979). "Zinc, Manganese y Copper in soil fractions." SoH Science, 127(1), 10-17.
SIMÓN, E. (1978). "Heavy metáis in soils, vegetation development and heavy metal tol-erance in plant populations." New Phytologist, 81, 175-88.
SMITH, K. A. , Y PATERSON, J . E. (1995). "Manganese and cobalt." Heavy metáis in soils, B. J. Alloway, ed., Blackie Academic & Professional. Glasgow, 224-244.
SORIA, M. L., REPETTO, G., Y REPETTO, M. (1995). Toxicologfa avanzada, Ed. Díaz de Santos, Madrid.
STALIKAS, C. D., PILIDIS, G. A., Y TZOUWARA-KARAYANNI, S. M. (1999). "Use of a sequen-tial extraction scheme with data normalisation to asses the metal distribution in agricultural soils irrigated by lake water." The Science of the Total Enviroment, 236,7-18.
STOUT, P. R., Y JOHNSON, C. M. (1965). Methods of Soil Analysis. Part2., American So-ciety of Agronomy.
SURIJA, B., Y BRANICA, M. (1995). "Distribution of Cd, Pb, Cu, and Zn in carbonate sedi-ments from the Krka river estuary obtained by sequential extraction." The Science ofthe Total Enviroment, 170,101-118.
TALA VERA LOZANO, S. (1987). "Enea andevalensis." Libro Rojo de especies vegetales amenazadas de España peninsular e Islas Baleares, C. Gómez-Campo, ed., ICONA, Madrid, 230-231.
TENORIO SANZ, M. D. (1988). "Estudio de metales pesados y otros parámetros indicativos de la calidad de las aguas del río Jarama" Tesis Doctoral. Universidad Complutense de Madrid.
TESSIER, A. , CAMPBELL, P. G. C , Y BISSER, M. (1979). "Sequential Extraction Procedure for the Speciation of Particulate Trace Metals." Analytical Chemistry, 51(7), 844-851.
THOMPSON, L. M., Y TROEH, F. R. (1982). Los suelos y su fertilidad, Puigdefábregas Tomás, Juan, translator. Editorial Reverte, S.A., Barcelona.
URBANO TERRÓN, P. (1989). Fitotecnia general, Ediciones Mundi-Prensa, Madrid.
URE, A . M. (1996). "Single extraction schemes for soil analysis and related applications." The Science ofthe Total Enviroment, 178(3-10), 3-10.
USDA. (1973). Investigación de suelos: métodos de laboratorio y procedimientos para recoger muestras, Editorial Trillas, S.A., México.
VERNET, J . P. (1991). "Heavy metáis in the Enviroment." Trace metáis in the Envi-romeny, Elsevier, Amsterdam, 405.
VICENTE PÉREZ, S. (1979). Química de las disoluciones: diagramas y cálculos gráficos., Alhambra, Madrid.
363
Bibliografía
VIDAL, M., LÓPEZ-SÁNCHEZ, J . F., SASTRE, J., JIMÉNEZ, G., DAGNAC, T., RUBIO, R., Y
RAURET, G. (1999). "Prediction of the impact of the Aznalcóllar íoxic spill on the trace element contaminaíion of agricultural soils." The Science ofthe Total Envi-roment, 242, 131-148.
VILLAR, L. E. (1993). "LXXV: Ericaceae." Flora Ibérica. Plantas vasculares de la Península Ibérica e Islas Baleares, Real Jardín Botánico, C.S.I.C, Madrid, 484-523.
WAGNER, G. (1995). "Basic approaches and mettiods for quality assurance and quaiity control in sample collection and storage for enviromental monitoring." The Science ofthe Total Envimment, 176, 63-71.
WANGERMANN, E., Y WITHER, L. A . (1978). "Auxin transport characíeristics and cellular ultrasíructure of different types of parenchyma." The New Phytologist, 81(1), 1-17.
WATANABE, F. S., Y OLSEN, S. R. (1965). "Test of an Ascorbic Acid IVlethod for determin-ing Phosphorus in Water and NaHC03 Extracts from Soil." Soil Science Society Proceedings, 677-678.
WATTEAU, F., VILLEMIN, G., MANSOT, J . L., GHANBAJA, J., Y TOUTAIN, F. (1996). "Local-ization and characterization by electrón energy loss spectroscopy (EELS) of the brown cellular substances of beech roots." Soil Biology Biochemistry, 28(10-11), 1327-1332.
WEBSTER, R., Y BURGUESS, T. (1984). "Sampling and buiking strategies for estimating soil properties in small regions." Journal of Soil Science, 35,127-140.
WEBSTER, R., Y NORTCLIFF, S. (1984). "Improved estimation of micro nutrients in hectare plots ofthe Sonning Series." Journal of Soil Science, 35, 667-672.
WEISS, P., RISS, A. , GSCHMEIDLER, E., Y SCHENTZ, H. (1994). "Invesíigation of heavy metal, PAH, PCB patterns and PCDD/F profiles of soil samples from an industri-alized urban área, (Linz, Upper Austria) with multivariate statistical methods." Chemosphere, 29(9-11), 2223-2236,
WOPEREIS, M., GASCUEL-ODOUX, C , BOURRIE, G., Y SOÍGNET, G. (1988). "Spatíal vari-abilíty of heavy metáis in soil on a one-hectare scale." Soil Science, 146(2), 113-118.
XiAN, X., Y SHOKOHIFARD, G. (1989a). "Effect of chemical forms and plant availabilíty of cadmium, zinc and lead in polluted soils." Water, Air and Soil Pollution, 57-58, 249-258.
XiAN, X., Y SHOKOHIFARD, G. (1989b). "Effect of pH on chemical forms and plant availabilíty of cadmium, zinc, and lead in polluted soils." Water, Air and Soil Pollution, 45(3-4), 265-273.
XING, B. S., Y VENEMAN, P. L. M. (1998). "Microwave digestión for anaiysis of metáis in soil." Communications in Soil Science and Plant Anaiysis, 29(7-8), 923-930.
XuE-Yi, Y. "Geochemical characterisíics of some transitional and rare earth elements in paddy soils of red earth región, guangdong province." Paddy Soils, 754-758.
364
Bibliografía
YouNGER, P. L. (1997). "The longevitty of minewater pollution: a basis for decision-making." The Science ofthe Total Enviroment, 194-195, 457-466.
YoussEF, Y CHINO, M. (1991). "Movement of metáis from soii to plant roots." Water, Air and Soil Pollution, 57-58, 249-258.
ZAR, J. H. (1996). "Biostatistical Analysis.", Prentice Hall. New Jersey.
ZHANG, T., SHAN, X., Y LI, F. (1998). "Comparison of two sequentlal extractlon proce-dures for speciation analysis of metáis in soils and plant availability." Communications in Soil Science and Plant Analysis, 29(7-8), 1023-1034.
365
ANEXOS 1.- Datos climatológicos
2.- Fraccionamiento de los metales en horizontes de suelo
3.- Test de Tukey
4.- Test de Kruskal-Wailis
5.- Contenido en metales de Meríum Oleander
ANEXO 1: DATOS CLIMATOLÓGICOS
PROVINCIA HUELVA ESTACIÓN: ARACENA (407)
1 TEKMOMETRIA
^ F
Período:
M
1 9 3 1 - 6 9
A M
Año«:
J
22
J
Log.: 6 ° 3 3 ' W
A S
Lit.: 3 7 ° 54'
O N
Alt.
D
r T
tm t t* H
1 6 3 10,4
6,8 3,1
- 1 , 7
18,7 11,3
7,1 3,0
- 2 , 0
21,5 14,0
9.5 5.0 0,4
26,1 17,9 12,2
6,5 1,5 5
31,5 23,2 16,6
9,9 4,6
36,4 27,7 20,3 12,9
6,8
39,0 33,6 25,0 16,3
9,8
38,4 33,1 24,9 16,7 10,7
35.5 28,S 21,6 14,3
8,7
29,4 21,5 16,1 10,7
5,6
21,1 14,1 10,0
5,9 0,9 23
17,1
n.i 7,1 3,2
- 1 , 6
731 ;'
AÑO
39,8 20,6 14.8
9,0 - 3 . 8
INVIERNO: i' d d mej m i s fr»: t ' " :
BALANCE DE AGUA
( Fcbr.-ro ): - 2 , 0 ° ( " ): 3,0° ( " 11,3° (Ene.: 10 ,4°)
VERANO: c: 4,8 mese» E: 7,6 meses (232 días)
M: ( V - X ) ; 28,0°
^ OTRUS ( a ) ALGODÓN MAS CALIDO (G)
Régünea Tennico: SUBTROPICAL CALIDO (SU)
M AÑO
P ETP Ih LL N G
t í 3 13 12,S4
9 0,2 0,1
132 13 10,15
9 0.2 0,1
160 28
5,71 10 0,1 0,1
90 46
1.96 7
0.1
81 77
1.05 7
0,1
36 112
1.00 3
154 0,18 1
144 0,03 1
53 100
0.53 4 •
111 58
1.91 6
133 25
5.32 8
136 12 11.33
8 0.2
1104 782
1.4IJI 73 0,7 0,5
- * < - - * < -L„: 734 mm > 209EETPanu»l
Upmca de Humedad: MEDITERRÁNEO HÚMEDO (ME)
TIPO CLIMÁTICO: MEDITERRÁNEO SUBTROPICAL (SU, ME)
PROVINCTA HUELVA ESTAaON: ALMONASTER (405)
INVIERNO: f drl mes más frió: ( Febrero ): t : { "
- 0 , 6 " VERANO: e; 5.7 meses 4_40 E: 9,7 meses (293 días)
14Í4'' (Ene.: 13,S°( M: (V-X): 29,7°
CITRUS (Ci) ALGODÓN MAS CALIDO (G)
Régimen Térmico: SUBTROPICAL CALIDO (SU)
BALANCE DE AGUA
Ln: 618 mm > 2a%eTPaniui
Kipmca de ÜIUO^MÍ: MEDITERRÁNEO HÚMEDO (ME)
TIPO CLIMÁTICO: MEDITERRÁNEO SUBTROPICAL (SU, ME)
PROVirfCIA HUELVA
TERMOMerRlA
T" T
t t' H
mVIEKNO
E
19J 13,7 8.» 4,0
- 1 , 7
F
19,5 14,2
9,5 4,8
- 0 , 3
t' del meí máx t " T "
*» " >, „
BAtA^4CE DE AGUA
P ETP Ih LL K G
1 1 1
£
142 20
7.10 9 0,2 0,3
F
115 23
5,00 8
0,1
Período.
M
23,1 16,9 11,1
S ^ - 0 , 2
1957
A
27,6 19,B 13,0
6,1 0,8 13
TÍO; (Diciembre ):
" : ( - : (
]: - ) • •
- 6 9
M
32,4 24,4 16,9
9,3 3,9
- 2 . 7 ° 3,2°
13,6°
AVENA CAUDO (A»)
M
111 34
3,2* 9
h
A
70 49
1,43 6
K-
M
64 81
1,00 5
0,1
' 567 1U1B
ESTAaON; CABEZAS RUBIAS
AAoK
J 37,0 29,4 20,6 11,8
5,7
Rjépae
}
37 112
1,00 3
13 Log.i 7°
J A
41,2 41,6 35,0 35,3 24,6 24,8 14,2 14.2
8,1 9,2
VERANO: e: E;
M:
05'W U t . : 37
S 0
38.4 31.0 30.8 23,6 21,9 16.5 12.9 9.4
7,5 4,S
< 4 meses
( 4 U )
O44,
N
23,6 16,4 11,0
5,5 1,0 22
7.3 mese» (223 día») (V-X): 29,7°
MAÍZ (MI
iTécmica: TEMPLADO CALDX) (TE)
J A
2 3 150 i 4 0
0,07 0i02 1 1
0,1
i
> iffjmrtmvú
S O
28 109 103 60
0,27 1,82 2 6
N
126 28
4,50 9
li
Alt m:
D
20,0 13,6 8,4 3.2
- 2,7
D
125 17
7 3 5 S 0.1
Kápmcn de Humedid: MEDITERRÁNEO HÚMEDO (ME)
TITO CtlMATlCOiMEDITERRANEO TEMPLADO (TE, ME).
22S
AflO
42,6 22,8 15,6
8,4 -3 ,7
ARO
932 817
1,14 67
W o.«
PROVINOA:
TERMOMETRIA
LA.FRESNERA (418)
L o g . : 7 ° 0 1 ' W LiL: 37° 49' Alt. I
T T
20,8 22,S 25,0 15,1 16,6 18,6
9,9 11,2 13,2 4,7 5,9 7,8
- 2 , 2 -0 ,3 3,0 21
21,5 15.8 10,0
4.6
27,7 20,4 13,2
8,6
31,8 24,3 16,9 11.1
35,8 27,0 18,3 14,4
36,5 27,3 18.1 14,4
32.2 24,4 16,7 12,3
24,5 18,4 12.4
7,1
24,9
AÑO
20,9 43,2 1 8 4 14,9 24.5 13.4 10.2 18,0
8,5 5,6 11,5 3,9 0,4 - 3 . 4
17
INVIERNO: t' del met máj fiío; ( Enero )
CITRUS (O)
- 2 , 2 VERANO: e: 6,4 raese» 4.7° E: 9,9 meses (299 días)
15,1° (Díc: 14,9°) M: ( V - X ) : ¡1,*°
ALGODÓN MAS CAUíaO (G)
Rígkmen Téinñco: SUBTROPICAL CAUDO (SU)
BALANCE DE AGUA
M AÑO
P ETP. Ih LL N G
148 18
8,22 10 0,3 0,1
144 23
6,26 10
0,4
120 37
3,24 10 0,1 0,3
62 56
1,11 6
0.1 0,7
54 30 7 103 141 174
1,00 0,57 0,04 5 3 1 0,1
Lni 651 mm > 20%ETPanual
Régimen de Humedad: MEDITERRÁNEO HUMEIX} (ME)
TIPO CXIMATICXJ: MEDITERRÁNEO SUBTROPICAL (SU, ME)
PROVlNaA HUELVA
TERMOMETRIA
ESTACIÓN: VALVERDE (LOS RAMOS) (423)
Periodo: Años: Loe.: 6 ° 4 5 - W U l . : 37° 34' Ali. m: 323
M M J O N D
r T
20,6 16,4 12.4 8,4 3,9
22,1 17,3 13,2
9,0 4,4
24,7 19,0 14,4
9,9 5,8
29,4 23,1 17,6 12,0
7,0
35,1 27,7 21,3 14,9 10,2
40,7 32,0 25,0 17,9 13,2
41,9 37,0 28,4 19,8 15,9
41,4 35.4 •27,8 20,1 16,2
39,2 32.7 26.0 19,2 14,2
31.4 25.1 20.2 15.2 1!,0
24,9 19,0 15.0 10.9
6.2
20,6 15,7 11.6
7.4 2,6
AÑO
42,8 25,0 19,4 13,7
1,3
INVIERNO: t" del mes mis frió
BALANCE DE ACUA
(Diciembre í ( " ) ( •• ):
2,5" 7,4°
15.7°
CITRUS (Ci)
VER.ANO: e: 7.8 meses E; 12 .iicses (365 días)
M: ( V - X ) : 31,7°
ALGODÓN MAS CALIDO (C)
Rigiqjen Térmico: SUBTROPICAL CALIDO (SU)
Ln: 416 mm > 20%ETP mw>»l
Régimen de Hiunedid: MEDITERRÁNEO HÚMEDO (ME)
TIPO CLIMÁTICO: MEDITERRÁNEO SUBTROPICAL (SU, ME)
PROVINCIA HUELVA
TERMOMETRIA
E F
Per/odo:
M
1 9 5 7 - 7 0
A M
ESTAOON:
AAos: 13
J J
LAS MAJADILLAS (421)
Lof.: 6 ° 3 0 ' W Lar.: 3 7 ° 44'
A S O N
Alt.
D
i '^ T
i t ! t'
1 " 1 INVIERNO
I 1 1 1
20,5 14,8 10,0
5,1 -0.3
22,0 15,4 10,4
5,5 1.4 9
24,4 18,1 12,6
7,1 3,2
28,1 21,8 15,2
8,6 4,3
t'del mes m i s Ino: ( Enero ): t *' T •• •
.. ,. „
1 BALANCE DE ACUA
1 1 ' 1 E7P 1 Ih 1 ^^ I N i <'
1
E
120 20
6,00 9 0.1
P
133 23
5,78 9
= ( : ( '
): ):
32,6 26,4 19,0 11,5
7,0
- 0 , 3 ° 5,1°
14,8° (D
OTRUS (CiJ
M
137 37
3,70 11
0,1
h
A
94 56
1,6S 7 •
0,3
w-
M
52 92
1.00 6
0,1
•
673 mm
36,4 40,1 29,9 34,8 22,1 26,2 14,4 17,6
9,2 12,8
39,9 34,9 25.7 16.5 12,5
VERANO: e:
c : 13,4°)
lUgimca Tértnice
I J
22 2 123 169
0,67 0,01 . 3 1
E: M:
37,0 30,2 22,3 14,4 10,2
30,5 24,1 18,1 12,2
8,8
6 3 meses
24,2 18,0 13,0
7,9 3,3
10,3 meses (312 días) ( V - X ) : 30,0°
19,2 13,4
9,2 5,1 1,0 18
ALGODÓN MAS CALIDO (G).
. SUBTROPICAL CALIDO (SU)
A
9 147
0,06 1
s
> 209{ETPamul
S
38 103
0,37 3
O
128 66
1.94 9
0.1
N
143 33 4 ,33 8
0,1
h
D
170 17 10,00 10
0,1
40,8 23,5 17,0 10,5
- 1 , 3
n
AÑO 1
1048 836
1.19J 77
0,1 0,8
Régimen de HufXMdsd: MEDITERRÁNEO HÚMEDO (ME)
TIPO CUMATICO: MEDITERRÁNEO SUBTROPICAL (SU, ME)
PROVINOA HUELVA ESTACIÓN: EL VILLAR (115)
TERMOMETRIA Periodo: Años: Log.: 6 ° 4 4 ' W Ljt.; 3 7 ° 4:2' Alt.
H
19.8 15,4 10.7
6,0 0,7
22.5 16.3 31.6
6.8 1.6 7
24.7 18,6 13,5
8.4 3.5
28,6 21,4 15,5 •9,6 4.6
34,1 26 J 19.0 11,8
7,4
37.9 29,8 22.0 14.1 10,3
40,1 33.5 24.7 15,8 11,8
40,2 34.0 25,0 16,1 12,2
34,8 30,2 22,5 14,8 10.7
31,3 24.3 1S.5 12.7
8,3
24,2 18,2 13,3
8.5 3,8
INVIERNO: t 'de l m « más frio: ( Enero ¡: 0,7°
: ( •• <
VERANO: e: 6,0° (Dic : 5.9°)
15,4°
6.4 meics 10.4 meses (315 días)
(V-X) : 29.7°
CITRUS (Ci) ALGODÓN MAS C A l I t » (G)
Répmeti Térmico: SUBTROPICAL CALIDO (SU)
BALANCE DE AGUA
M M J N AÑO
P ETP Ih LL N G
112 101 23 25
4,87 4,04 9 8
96 52 38 28 O 2 23 90 107 100 43 59 92 123 150 !40 106 69 33 22
2.23 1,00 1.00 0,54 O.OO 0,01' 0.22 U O 3,24 4,55 8 6 4 2 O 1 2 7 8 7
749 385
0,85 62 O O
M H M • L,,: 391 mm > 20'%ETP in in l
Rípnsen de Humedid: MEDITERRÁNEO HÚMEDO (ME)
TIPO CLIMÁTICO: MEDITERRÁNEO SUBTROPICAL (SU, ME)
ANEXO 2: FRACCIONAMIENTO DE LOS METALES EN HORIZONTES DE SUELO
Muestra
0D-A1
0D-A2
0D-A3
OD-B(a)
OD-B(b) 1
OD-B(b) 2
0D-C1
0D-C2
OD-D
LOM
Cu disponible (^g/ g suelo)
1,23
0,98
0,97
38,02
25,41
18,38
20,86
12,99
86,58
23,72
Cu movilizabie (ng/g suelo)
0,36
0,60
0,13
30,86
18,11
17,39
22,27
11,17
37,79
8,22
Cu inmovilizado (ng/g suelo)
20,19
16,20
12.99
584.66
84.21
98,48
113.18
135,72
327,26
212,53
Cu total (|Lig/g suelo)
21,78
17,77
14,09
653,53
127,73
134,25
156,31
159,88
451,62
244,47
Muestra
0D-A1
0D-A2
0D-A3
OD-B(a)
OD-B(b) 1
OD-B(b) 2
0D-C1
0D-C2
OD-D
LOM
Fe disponible (ng/ g suelo)
71,69
79,33
45,16
105,92
121,55
57,46
21,01
22,06
342,80
219,01
Fe movilizabie {M.g/g suelo)
1416,50
1997,18
599,93
5532,19
1640,13
1900,81
1118,03
1014,56
5591,28
5110,98
Fe inmovilizado (ng/g suelo)
17370,21
18396,68
11472,21
81544,28
27131,59
34272,09
36623,11
59575,99
57452,39
106576,26
Fe total (ng/g suelo)
18858,40
20473,19
12117,31
87182,39
28893,27
36230,36
37762,15
60612,61
63386,47
111906,25
Muestra
0D-A1
0D-A2
0D-A3
OD-B(a)
OD-B(b) 1
OD-B(b) 2
0D-G1
0D-C2
OD-D
LOM
Mn disponible ([igí g suelo)
58,32
10,79
37,85
389,67
56,94
364,33
112,39
416,55
10,68
3,90
Mn movilizabie (ng/g suelo)
357,82
41,80
111,86
36,56
126,49
333,07
117,52
101,43
11,17
3,34
Mn inmovilizado (ng/g suelo)
77,61
223,70
130,11
2494,61
77,01
134,23
170,35
204,85
158,09
40,68
Mn total (ng/g suelo)
493,74
276,29
279,82
2920,83
260,44
831,63
400,25
722,82
179,93
47,93
Muestra
0D-A1
0D-A2
0D-A3
OD-B{a)
OD-B(b) 1
OD-B(b) 2
OD-C 1
0D-C2
OD-D
LOM
Zn disponible (W j / g suelo)
1,37
1,32
1,40
17,97
9,17
6,52
3,44
1,93
12,02
12,25
Zn movílizable (lj,g/g suelo)
2,19
2,22
1,93
9,99
10,36
6,54
6,06
4,24
4,84
7,45
Zn inmovilizado (\iglg suelo)
34,82
36,73
18,94
193,91
89,66
96,42
61,30
72,12
101,02
247,66
Zn total {\xglg suelo)
38,39
40,27
22,28
221,87
109,19
109,48
70,80
78,29
117,89
267,37
Muestra
0D-A1
0D-A2
0D-A3
OD-B(a)
OD-B(b) 1
OD-B(b) 2
0D-C1
OD-C 2
OD-D
LOM
Pb disponible (ng/ g suelo)
1,07
0,93
0,90
2,47
3,44
3,09
1,44
2,59
5,17
22,50
Pb movílizable (ng/g suelo)
0,93
0,76
0,97
9,82
7,36
10,29
4,34
6,63
20,35
17,95
Pb inmovilizado (ng/g suelo)
11,06
13,14
9,94
456,26
92,44
232,17
140,84
322,88
440,45
499,43
Pb total (ng/g suelo)
13,06
14,83
11,81
468,55
103,24
245,55
146,62
332,10
465,97
539,88
Muestra
0D-A1
0D-A2
0D-A3
OD-B(a)
OD-B(b) 1
OD-B(b) 2
0D-C1
OD-C 2
OD-D
LOM
Ni disponible (ng/ g suelo)
1,20
0,92
0,50
0,76
0,54
0,55
0,32
0,32
0,50
0,21
Ni movílizable (tig/g suelo)
1,17
0,79
0,68
0,58
0,74
0,51
0,39
0,43
0,46
0,44
Ni inmovilizado {\iglg suelo)
11,49
11,81
6,31
14,53
9,65
11,55
13,98
16,18
18,42
11,45
Ni total (ng/g suelo)
13,87
13,52
7,48
15,87
10,92
12,61
14,69
16,93
19,38
12,10
Muestra
0D-A1
0D-A2
0D-A3
OD-B(a)
OD-B(b) 1
OD-B(b) 2
0D-C1
0D-C2
OD-D
LOM
Cr disponible (ng/ g suelo)
1,77
2,28
0,97
1,21
0,50
0,50
0,34
0,36
1,79
1,14
Cr movilizable (jig/g suelo)
1,01
1,21
0,94
1,07
0,80
0,91
0,81
0,73
1,51
0,60
Cr inmovilizado (ng/g suelo)
30,57
32,04
20,66
16,83
18,19
19,34
18,77
17,85
28,18
12,34
Cr total (ng/g suelo)
33,35
35,53
22,57
19,10
19,48
20,75
19,92
18,94
31,48
14,08
Muestra
0D-A1
0D-A2
0D-A3
OD-B{a)
OD-B(b) 1
OD-B(b) 2
0D-C1
0D-C2
OD-D
LOM
Co disponible (ng/ g suelo)
2,44
1,78
1,30
1,09
0,49
0,25
0,23
0,15
0,45
0,10
Co movilizable (ng/g suelo)
3,56
2,50
2,66
0,75
0,90
0,61
0,42
0,30
0,65
0,55
Co inmovilizado iiiglg suelo)
9,55
10,55
6,86
17,72
10,35
10,46
9,22
14,46
14,60
20,10
Co total (ng/g suelo)
15,56
14,83
10,82
19,57
11,74
11,33
9,87
14,90
15,70
20,75
Muestra
0D-A1
0D-A2
0D-A3
OD-B(a)
OD-B(b) 1
OD-B(b) 2
0D-C1
0D-C2
OD-D
LOM
Cd disponible (\xgl g suelo)
1,39
1,16
0,71
1,07
0,28
0,42
0,15
0,28
0,53
0,33
Cd movilizable (jig/g suelo)
1,10
0,84
0,84
1,06
0,75
0,79
0,66
0,40
0,78
0,56
Cd inmovilizado (ng/g suelo)
19,48
20,98
12,80
26,21
19,19
18,74
21,38
26,33
30,83
26,86
Cd total (|ig/g suelo)
21,97
22,99
14,35
28,34
20,22
19,94
22,19
27,01
32,14
27,75
ANEXO 3: TEST DE TUKEY
Múltiple Range Tests for Cu by Zona
Method: Zona
LOM D B C
Contrast
B - C B - D B - LOM C - D C - LOM D - LOM
95, 0 percent Count
65 57 64 65
Tukey HSD LS
19, 43, 45, 59,
Mean
9352 ,2841 ,5183 ,8751
Homogeneous
X X X X
Difference
*-14,3578 2,23422 *25,5831 *16,5921 *39,9409 *23,3489
Groups
+/- Limits
6,83152 7,06537 6,83152 7,03972 6,80499 7,03972
* denotes a statistically significant difference.
Múltiple Range Tests for Cu by Muestreo
Method: 95,0 percent Tukey HSD Muestreo Count LS Mean Homogeneous Groups
83 83 85
39,0186 39,2991 48,1426
X X
Contrast Difference + /- Limits
1 - 2 1 - 3 2 - 3
*9,12393 *8,84344 -0,280485
5,4672 5,4672 5,49965
* denotes a statistically significant difference.
Múltiple Range Tests for Cu by Parte
Method: Parte
a b r
Contrast
a - b a - r b - r
95, .0 percent Tukey HSD Count LS Mean
117 16,7991 111 26,8075 23 82,8537
Homogeneous
X X X
Difference
*-10,0084 *-66,0546 *-56,0462
Groups
+/- Limits
4,69431 8,08102 8,11683
denotes a statistically significant difference.
Múltiple Range Tests for Fe by Zona
Method: 95,0 percent Tukey HSD Zona Count LS Mean Homogeneous Groups
LOM D B C
5 1 58 59 58
3 0 6 , 2 8 8 3 7 0 , 7 1 5 4 8 7 , 8 3 1 7 1 2 , 9 5 3
X XX X
Contrast Difference -
1 1 1 1
•'-
7 8 , 7 8 , " 6 ,
" 9 , ^ 7 , 7 7 ,
L i i n i t s
6 6 6 . 6 6 6 , 4 3 6 , 4 2 7 2 0 8 2 0 8
B - C B - D B - LOM C - D C - LOM D - LOM
*-225,122 117,116
*181,542 *342,238 *406,664 64,4264
* denotes a statistically significant difference.
Múltiple Range Tests for Fe by Muestreo
Method: 95,0 percent Tukey HSD Muestreo Count LS Mean Homogeneous Groups
77 78 8 1
3 5 4 , 0 5 2 4 8 6 , 4 8 6 5 6 7 , 8 0 2
X XX X
Contrast ANOVA - Fe
Difference LimitsMultifactor
132,433 -81,3168 *-213,75
141,684 139,912 140,374
* denotes a statistically significant difference.
Múltiple Range Tests for Fe by Parte
Method: 95,0 percent Tukey HSD Parte Count LS Mean Homogeneous Groups
1 0 7 24 1 0 5
2 1 2 , 5 8 1 , 6 1 4 ,
, 3 0 3 . 2 5 2 , 7 8 6
Contrast Difference -/- Limits
a - b a - r b - r
*402,483 33,534 *-368,949
121,152 199,546 199,198
denotes a statistically significant difference.
Múltiple Range Tests for Mn by Zona
Method: 95, Zona
B LOM C D
Contrast
B - C B - D B - LOM C - D C - LOM D - LOM
.0 percent Count
64 64 65 63
Tukey HSD LS Mean
510; 613, 675, 810,
,87 ,243 ,473 ,604
Homogeneous Groups
X XX X X
Difference
*-164,604 *-299,734 -102,373 *-135,13 62,2303
*197,361
+/- Limits
112,886 113,772 113,323 113,337 112,886 113,772
* denotes a statistically significant difference.
Múltiple Range Tests for Mn by Zona
Method: 95,0 percent Tukey HSD Zona Count LS Mean Homogeneous Groups
B LOM C D
64 64 65 63
510,87 613,243 675,473 810,604
X XX X
Contrast Difference +/- Limits
B B B C C D
C D LOM D LOM LOM
*-164,604 *-299,734 -102,373 *-135,13 62,2303
*197,361
112,886 113,772 113,323 113,337 112,886 113,772
denotes a statistically significant difference.
Múltiple Range Tests for Mn by Muestreo
Method: 95, Muestreo
1 3 2
Contrast
1 - 2 1 - 3 2 - 3
,0 percent Count
84 86 86
Tukey HSD LS Mean
481,656 692,43 783,557
Homogeneous
X X X
Difference
*-301,901 *-210,774 *91,1267
Groups
+/- Limits
89,8231 89,8231 89,2932
* denotes a statistically significant difference.
Múltiple Range Tests for Mn by Parte
Method: 95,0 percent Tukey HSD Parte Count LS Mean Homogeneous Groups
117 24 115
568, 600, 789,
.193 407 043
X X
Contrast Difference Limits
a - b a - r b - r
*220,85 *188,635 -32,2142
• i, 8873 -31,403 -31,209
denotes a statistically significant difference.
Múltiple Range Tests for Zn by Zona
Method: 95,0 percent Tukey HSD Zona Count LS Mean Homogeneous Groups
C D LOM B
64 61 60 62
34,6632 35,5325 37,9188 52,525
Contrast Difference Limits
B - C B - D B - LOM C - D C - LOM D - LOM
*17,8618 •*16,9925 *14,6062 -0,869273 -3,25561 -2,38634
8,2314 3,33041 S,36533 3,2656 S,3008 3,39898
denotes a statistically significant difference.
Múltiple Range Tests for Zn by Parte
Method: 95,0 percent Tukey HSD Parte Count LS Mean
114 110 23
24, 38, 56,
7243 9209 .8345
Homogeneous Groups Multifactor ANOVA Pb-
Contrast Difference Limits
a - r b - r
*14,1966 *-17,9136 *-32,1102
5,63743 9,671 9,64152
* denotes a statistically significant difference
Múltiple Range Tests for Pb by Zona
Method: 95, Zona
LOM B C D
Contrast
B - C B - D B - LOM C - D C - LOM D - LOM
.0 percent Count
56 62 59 60
Tukey 1 LS
8, 11 12 18
HSD Mean
57972 ,042 ,0828 ,146
Homogeneous
X X X
X
Difference
-1,04083 *-7,10398 •2,46229 *-6, 06315 *3,50312 *9,56627
Groups
+/- Limits
2,42218 2,41182 2,4552 2,44179 2,48465 2,47455
denotes a statistically sígnificant difference.
Múltiple Range Tests for Pb by Parte
Method: 95,0 percent Tukey HSD Parte Count LS Mean Homogeneous Groups
b a r
103 111 23
7,99482 9,26117 20,1319
X X
Contrast Difference +/- Limits
a - b a - r b - r
1,26635 *-10,8708 *-12,1371
1,66318 2,78509 2,80359
* denotes a statistically significant difference. Multifactor ANOVA - Pb
Múltiple Range Tests for Ni by Zona
Method: 95,0 percent Tukey HSD Zona Count LS Mean Homogeneous Groups
LOM C B D
61 57 62 63
4,96997 5,36259 5,96486 6,17249
X XX XX X
Contrast Difference +/- Limits
B -B -B -C -C -D -
- C - D - LOM - D - LOM - LOM
0,602268 -0,207634
*0,994891 *-0,809902 0,392623
*1,20253
0,75213 0,733232 0,73917 0,749265 0,755077 0,736255
denotes a statistically significant difference.
Múltiple Range Tests for Ni by Muestreo
Method: 95,0 percent Tukey HSD Muestreo Count LS Mean Homogeneous Groups
70 85 88
3,64607 5,53952 7,66683
Contrast Difference
1 - 2 1 - 3 2 - 3
*4,02076 *2,12731 *-l,89345
O,599324 O,569109 O,603992
denotes a statistically significant difference.
Múltiple Range Tests for Ni by Parte
Method: 95,0 percent Tukey HSD Parte Count LS Mean Homogeneous Groups
X X X
108 112 23
5,03632 5,83859 5,97752
Contrast Difference -/- Limits
a - b a - r b - r
•0,802276 -0,138931 *-0,941207
O,504678 O,856678 O,859376
* denotes a statistically significant difference.
ANEXO 4: TEST DE KRUSKAL-WALLIS
Kruskal-Wallis Test for Co by Zona
Zona Sample Size Average Rank
B 58 108,155 C 49 94,3776 D 59 87,5 LOM 32 113,781
Test statistic = 6,29027 ?-Value = 0,098309
Kruskal-Wallis Test for Co by Muestreo
Muestreo Sample Size Average Rank
1 80 153,225 2 46 55,5543 3 72 67,8819
Test statistic = 119,306 P-Value =0,0
Kruskal-Wallis Test for Co by Parte
Parte Sample Size Average Rank
a 88 109,909 b 90 90,6 r 20 93,75
Test statistic = 5,27658 P-Value = 0,0714834
Kruskal-Wallis Test for Cd by Muestreo
Muestreo Sample Size Average Rank
1 84 165,5 2 57 52,1579 3 66 70,5
Test statistic = 151,908 P-Value =0,0
ANEXO N° 5. CONTENIDO EN METALES DE NERIUM OLEANDER
Contenidos medios de Cu en hojas de Nerium oleander (^g/l<g)
o UJ I— w LU
O LU CU 1— co LU
2
O LU o: 1— co UJ
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
min
7,80
9,07
22,12
11,70
5,15
3,23
10,14
10,11
12,77
6,63
4,86
7,25
11,04
6,73
6,89
max
8,37
11,26
23,69
11,70
7,30
4,98
13,12
15,31
20,11
7,70
5,70
15,26
13,52
17,85
10,01
n
2
2
2
1
3
3
2
3
2
2
3
2
3
3
3
X
8,09
10,17
22,91
11,70
6,07
4,32
11,63
11,87
16,44
7,07
5,30
11,00
11,93
13,9
8,76
D I
0,40
1,55
1,11
1,11
0,95
2,11
2,98
5,19
0,56
0,42
4,02
1,38
6,22
1,65
Contenidos medios de Fe en hojas de Nerium oleander (p.g/g)
T—
o UJ
1 -
LU Z)
CN
O LU CU
LU
o LU
H
LU
2
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
nnin
88,47
51,81
220,87
220,70
33,22
112,07
186,66
238,25
229,59
134,45
118,44
74,45
275,66
100,00
104,94
max
86,71
177,66
299,45
220,70
40,11
164,03
256,35
449,76
547,76
166,72
141,05
90,23
510,16
351,90
126,06
n
2
2
2
1
3
3
2
3
2
2
2
2
3
3
3
X
87,59
114,74
260,16
220,7
36,04
130,08
221,51
389,29
388,67
152,11
129,75
82,34
379,19
105,1
115,5
DT
1,24
88,99
55,56
3,61
29,42
49,28
131,67
224,98
16,35
15,99
11,16
119,64
7,21
14,93
Contenidos medios de Mn en hojas de Nerium oleander (ng/g)
T—
O OJ a: 1 -UÜ
S
CM
O ai ai 1 -LU 3 S
fO
O LU Oí 1 -
OJ = 3
:s
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
min
46,45
123,44
107,25
242,90
56,45
65,37
73,27
47,42
62,77
49,04
92,32
72,88
16,91
60,90
106,56
max
199,42
254,96
118,38
242,90
103,61
76,56
94,58
99,65
140,18
115,33
226,58
161,14
379,65
116,08
374,23
n
2
2
2
1
3
3
2
3
3
3
3
2
3
3
3
X
122,94
189,20
112,82
242,90
87,45
70,97
83,93
77,39
126,36
84,58
138,57
117,01
161,89
84,35
272,17
DT
108,17
93
7,87
26,86
7,91
15,07
26,96
19,55
33,40
76,25
62,41
192,01
28,5
144,71
Contenidos medios de Zn en hojas de Nerium oleander (|xg/g)
O LU
H
LU
2
O LU
i r t-w LLI
o LU ce 1— cr> LU Z)
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
nnin
61,36
82,39
94,96
44,10
25,42
10,93
36,88
40,75
39,70
29,09
9,24
75,60
17,38
31,79
31,54
max
84,78
103,87
95,10
44,10
44,61
17,50
82,95
94,47
104,41
65,19
13,66
119,13
116,17
166,64
86,60
n
2
2
2
1
3
3
2
3
2
3
3
2
3
3
3
X
73,07
93,13
95,03
44,1
33,81
14,97
59,92
74,10
72,06
46,40
10,97
97,37
62,61
105,85
66,21
DT
16,56
15,19
0,09
9,82
3,54
32,58
29,12
45,76
18,10
2,36
30,78
49,42
68,40
45,58
Contenidos medios de Ni en hojas de Neríum oleander ((xg/g)
O ce H </) LU
n
CM
O Qí
UJ
o Q:
co m
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
min
7,38
9,05
7,91
9,20
6,22
1,94
4,79
5,36
6,40
3,75
3,46
8,09
4,29
2,81
3,83
max
9,90
10,26
11,96
9,20
11,18
2,52
5,83
6,00
4,87
4,24
5,95
13,71
9,08
10,41
5,70
n
2
2
2
1
3
3
2
3
3
3
3
2
3
3
3
X
8,64
9,66
9,94
9,20
8,07
2,32
5,31
5,58
5,34
4,07
4,42
10,90
6,40
6,94
4,36
DT
1,78
0,86
2,86
2,71
0,33
0,74
0,37
0,92
0,28
1,34
3,97
2,44
3,84
1,17
Contenidos medios de Pb en hojas de Nerium oleander (ug/g)
O IXJ CU 1—
w UJ
2
O LU Oí 1— w LU
O LU
ce 1— w LLi
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
min
12,82
5,00
10,13
13,18
10,35
3,10
5,37
6,16
9,34
5,21
4,38
9,34
9,74
3,97
4,29
max
14,43
7,24
11,19
14,43
13,18
6,53
6,91
10,78
9,34
8,01
4,38
11,59
10,10
15,51
4,29
n
2
2
2
1
3
3
2
3
1
3
1
2
3
3
1
X
13,63
6,12
10,66
14,43
11,59
5,09
6,14
8
9,34
6,65
4,38 <"'
10,09
9,99
4,18
4,29 < '
DT
1,14
1,58
0,75
1,45
1,78
1,09
2,45
1,40
1,30
0,22
0,30
(a) 2 muestras por debajo del límite de detección no se emplearon para el cálculo de la media
Contenidos medios de Co en hojas de Nerium oleander (ng/g)
O IXI 1— co UJ
2
CM
O UJ a: 1— co
2
co O LU cr 1— co UJ Z)
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
min
5,64
4,26
8,00
5,11
4,62
2,53
2,40
2,84
2,43
2,82
3,77
2,95
max
5,64
6,88
8,04
5,11
5,85
2,95
2,71
3,07
2,74
2,82
4,83
4,77
n
1
2
2
1
3
2
2
2
2
1
3
2
3
3
3
X
5,64*"'
5,57
8,02
5.11 <"'
5,43
2.52'"'
2,56
2,63'"'
2,59 '">
2,82 <"'
nd
2,56
2,63
nd
nd
DT
1,85
0,03
0,70
0,44
0,22
0,57
0,22
0,22
0,57
' ^ 1 muestra por debajo del límite de detección no se empleó para ei cálculo de la media. * 2 muestras por debajo del límite de detección no se emplearon para el cálculo de las medias,
nd: no detectado
Contenidos medios de Cd en hojas de Neríum oleander (iigig)
T —
O
co LU
2
(N
O LU
ce i— (/) LU
co O LÜ Cd y— (O LU
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
OD-A
OD-B
OD-C
OD-D
LOM
nnin
3,65
3,23
4,18
8,04
4,03
1,18
1,20
2,05
2,13
1,56
1,23
1,87
1,23
1,24
0,92
max
5,11
3,62
8,02
8,04
6,15
1,40
1,20
2,78
2,69
2,04
1,25
2,15
2,41
1,98
1,85
n
2
2
2
1
3
3
2
3
3
3
2
2
3
3
3
X
4,38
3,43
6,10
8,04
5,09
1.25
1,20
2,48
2,47
1,83
1,24' »
2,01
1,67
6,94
4,36
DT
1,03
0,28
2,72
1,50
0,13
0
0,38
0,30
0,24
0,01
0,20
0,64
3,84
1,17
'^' 1 muestra por debajo del límite de detección no se empleó para el cálculo de la media.
AGRADECIMIENTOS
Quiero expresar mi agradecimiento, en primer lugar, a todo el personal del De
partamento de Bromatología II de la Facultad de Farmacia-UCM, que lian sobrellevado
con paciencia mi intromisión en sus instalaciones con un espécimen tan poco nutritivo
como el que aquí nos ha ocupado. Otros laboratorios han facilitado también enorme
mente nuestro trabajo con el préstamo de sus equipos: las horas ahorradas en el pro
cesado de muestras gracias a Carmen Pazos (que nos dio entrada en el Departamento
de Química del ICAl) y su digestor de microondas no tienen precio. Tampoco lo tienen
las facilidades dadas en todo momento para el trabajo, ni el buen ambiente. Gracias
también a Fernando González y al laboratorio del INEA de Valladolid, donde se han
realizado los análisis de suelos, y a Maria Ángeles Vicente, que se ocupó personalmen
te del análisis de las eflorescencias salinas. A Abelardo Aparicio justo es agradecerte el
habernos puesto sobre las mejores localizaciones de nuestra planta, y a Antonio de
Haro su disponibilidad para una labor conjunta, aunque luego no pudo materializarse.
Gracias al Departamento de Edafología y al de Fisiología Vegetal de la Facultad de
Farmacia-UCM, al de Geología de la ETSI Agrónomos-UPM y a la Junta de Andalucía
por sus apoyos concretos y eficaces.
Los viajes a Huelva no hubieran sido posibles sin la disponibilidad (y los coches)
de Ana María Guirao y María José López; y la tentación de abandono, que por lo visto
debe de estar presente en toda Tesis que se precie de serio, fue superada sobre todo
por la insistencia de Jesús Ortiz. A él, y a los directores de esta Tesis, Garios Roquero
de Laburu y María Dolores Tenorio, que han tenido que luchar casi a partes iguales con
las adversidades y conmigo durante estos años, el mayor de mis agradecimientos. Al-
tissima quaque ilumina mínimo labuntur sonó.
Caries Montes Botella septiembre de 2001