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CONECTATE 07a: La Muerte y el Cielo

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Testimonios y Escrituras consoladoras acerca de este paso que a todos nos toca dar.

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ateado 11

terrey, N.loéxico, 64000

ConéctateCasilla de correo 815Correo Central 1000Capital FederalBuenos AiresArgentina

ConéctateCasilla de correo 14.982Correo 21SantiagoChile

ConéctateApartado Aéreo 85178Santafé de BogotáColombia

Activated!P.O. Box 4307Orange, CA 92863-4307USA

Correo electrónico:[email protected]

En Internet:www.conectate.org

Director: Gabriel SarmientoDiseño: Giselle LeFavreIlustraciones: Hugo Westphal,

Max Belmont, Ana FieldsProducción: Francisco López

~¡tro 2/J1/11?

© 1999, Aurora Production AG,Suiza. Es propiedad.

A menos que se indique lo contrario,todas las frases textuales de lasEscrituras que aparecen en G",¡¡;¡¡¡¡,provienen de la versión Reina-Valerade la Biblia, © Sociedades BíblicasUnidas, 1960.

2 ~ Número?

.,..,

7L1 YJUestroSV1rY\ (70S

Si te djerai1 que iieres reservada. a tu flOwbre UM ;vúli1SiÓi1

palac.eqa. si» esirerar 1) sir. costo alquro, cie lo creerías? Y si telo dewostraran por escrito, erdorces ¿s/~te lo creer-as? SUpÓi1que si. ¿Oué t-artas en ese caso? ajo querrías averiguar dói1d-eestá situada 1) CÓMOes? ¿No querrías ver los plaros? ¿No

pregui1tarras CÓMOes la vista, los veciros, el clo-a. en la zOM 1)

Ui1 sii1nÁMero de detalles 11/ItÍs? ¿No erv'pez.ariás a sorar GOi1el

día de la ~i1:z.a? ¿Y de qué MOdo piei1Sas que esa ad-qUisl-Ciói1alteraría erdreiardo tu vida 1) tu crde» de prioridades?

la verdad- es que alguiei1 sr te M proMetido UM Magi1fiGaMOreuia -Jesús- 1) M e4jad-o constara-a. de ello por escrito.«Ó1 la casa de Mi 'Padre, Ml.AGMsMOradas MI). [ ...] VOIj, pues,

a preparar lugar para vosotros, para que dorde Yo esioq, voso-tros tarv.hiéi1esiéisr» cJuai1 /4:2-3).

¿Te irderesa. saber CÓMOserá la Vida en tu i1I.Aevacasa? Elpresente nÁMero de ~ eCM Ui1 vistazO a la Magi1fiGa Vidaque ros aguarda después de la actual. S, t-a.s aceptado a

Jesús, esa casa es toda tUl)a. No debes rada. por ella, ro iieresque pagar IMpuestos i11;vúli1tei1iMiei1to.¿De;vúlsiad-o atractivo paraser cierto? iEsto es apera.s el prirc.pio:

Gabriel SarmientoEn nombre de ~

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CIEnrealidad si

le tengomiedo aalgo: ia

Dios!u

Conocimos a Robert hace dosaños. Había salido de la cárcelbajo fianza mientras esperaba

que se resolviera su caso por tenen-cia de drogas. En los meses siguien-tes lo vimos varias veces y siempretratamos de que acudiera al Señoren busca de ayuda. Escuchaba todolo que decíamos y por lo vistodisfrutaba de nuestra compañía;pero no nos parecía que lográba-mos calarle hondo. Más tarde, lodeclararon culpable de los cargosque se le imputaban y lo sentencia-ron a dos años de prisión. A causade las restricciones que le impusie-ron en cuanto a la cantidad devisitas que podía recibir, perdimoscontacto con él hasta hace poco.Cuando finalmente logramos entraren la cárcel para verlo, nos llevamosuna grata sorpresa.

CDHiiJii1p, Número 7

-¡Ustedes tenían razón!-exclamó Robert-. ¡Lo que todosnecesitan es amor! Desde que estoyaquí me he dado cuenta de que lo quenecesitan, aun los tipos más rudos,es un poco de amor, alguien que losescuche, que se interese por ellos.

Nos explicó que en la prisión demáxima seguridad en la que loalojaron al principio emergíanmuchas tensiones raciales. Cadauno de los grupos étnico s -chinos,negros, isleños, maoríes, asiáticos,libaneses- se margina de losdemás. De modo que él comía undía con un grupo. Al otro día cami-naba en el patio con otro grupo yasí sucesivamente. En todo mo-mento les hablaba del Señor.

Había un hombre llamado Tom,particularmente temido por losdemás. Llevaba 18 años en prisión,buena parte de ellos incomunicadoen una celda individual, porquecada vez que lo ponían con losdemás presidiarios se metía en unapelea y alguien salía herido. Robertempezó a jugar al ajedrez con Tom.Un día le preguntó si le tenía miedoa algo. Tom le respondió que nohabía nada que le inspirase temor.

Unos días después Tom buscó aRobert y le preguntó si podíanconversar un rato.

-En realidad sí le tengo miedoa algo -le confesó-: ¡a Dios!

Robert aprovechó la ocasiónpara hablarle del amor y el perdóndivinos.

-Aunque un ser indigno searrepienta con su último aliento deuna vida entera de iniquidad, Jesúses tan amoroso que lo perdona y selleva a ese pecador al Cielo.

Conversaron largo rato acercade Dios y de Jesús, hasta que Robertle preguntó:

-¿No crees que sería mejorpedir el perdón de Dios y tratar devivir una vida de bien ahora en vezde esperar hasta último momento?

Tom aceptó el reto, recibió aJesús y desde entonces se ha con-vertido en una nueva criatura.

Cuando se llevaron a Robert dela sección de máxima seguridad, elcarcelero se apenó de que se fuera.Echaba de menos la influencia tanpositiva que había tenido en losdemás presos. Robert nos contóque la temporada en aquella sec-ción había sido muy tensa y quehabía pasado miedo, pero se habíasentido más útil allí que donde estáahora. No obstante, el Señor siguevaliéndose de él. Todas las nochescelebra una reunión de oración ensu celda y siempre está conducien-do a otros a Jesús.

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7Jor fin había llegado el fin de semana quePedro esperaba con tantas ansias. Selevantó antes del alba y pasó a recoger asu prometida, Marisa, para emprender

una aventura aérea. Mientras se dirigían a todaprisa al pequeño aeródromo fuera de la ciudad,sus expectativas iban en aumento. Elmonomotor que Pedro había alquilado para laocasión estaba ya en la pistaesperándolos.

A excepción del tono azul pálido que sedivisaba hacia el oriente, todavía estaba oscurocuando el biplaza zumbó por la pista y levantóvuelo. En cuestión de minutos habían alcanza-do gran altura. Sobrevolaban un exuberantepaisaje. Ambos quedaron extático s al ver quelos primeros rayos del sol bañaban de esplen-dor los picos d' s e inundaban la cabinade un cálido flejo.

Era un m lorioso, tal como Pedrohabía espera fuera su ural consu prometid

-¿Increíblarriba uno e s,-':an:;:-iilu'

-Sí, cariño, es agní ellaacurrucándose contra su

El gran momento del qrepentinamente interrum s inteminutos del despegue, cuando el rrrotor de laavioneta comenzó a fallar hasta apagarse deltodo. Instintivamente, Pedro estiró la mano enbusca del interruptor de arranque e intentóvolver a encender el motor. Pese a intentarlotres veces, éste se negaba a responder.

«Nol ¡No puede serl», se dijo susadentros.

-¡Haz algo, mi amor! -le rogó Marisamientras las tentativas de Pedro por volver ainfundirle vida al motor se tornaban másdesesperadas.

-¡Hago lo que puedo! -respondió él-o¡Pero no arranca!

-¡Nos caemos! -gritó ella-o ¡Dios mío,auxilio!

El terreno para entonces se había tornadoirregular. Pedro lo recorrió con la mirada enbusca de algún claro, un camino, un campoabierto, hasta una vía férrea, en la que pudieraintentar un aterrizaje de emergencia.

-¡Maldita sea! ¡Árboles, nada más que

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árboles! -exclamó mientras el pequeñoaparato se descolgaba del cielo matinal haciauna extensión interminable de follaje.

Al despertar Pedro de lo que parecía unapesadilla, exclamó de golpe:

-¡Marisa, Marisa!, ¿estásbien?

-Creo que sí-respondió ellacon voz apaga-da y un pocoaturdida-oLo últimoque

re-cuerdoes queíbamos achocar contralas copas de losárboles. Despuésdebo de habermedesmayado.

Abrumados por la sensaciónde alivio y asombro de haber sobrevi-vido a semejante experiencia, se fundieronen un fuerte abrazo. Pero al abrazarse, ambostuvieron una sensación muy extraña, muypeculiar. El aturdimiento dio paso a una extra-ña impresión de ligereza, casi de ingravidez.

-¿Qué nos está sucediendo? -preguntó degolpe Marisa-. Mira nuestros pies ... ¡ni siquie-ra rozan el suelo!

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-No ... no sé -repuso él procurando enten-der la situación-o Jamás me había sentidoasí... ¡PareCeque nos estamos elevando!

Al cobrar velocidad su ascenso, Marisa,señalando la avioneta, gritó:

-¡Dios mío! ¡No! ¡Mira! ¡La avioneta estácompletamente destruida y en

llamas! Y... ¡no, no puedeser! Esos dos cuerpos,

somos nosotros ...-Dios mío-murmuró

Pedro-o¡Debemosde haber ...

muer-to!

[

Toda-vía oyendo

el eco deaquellas

fatídicas pala-bras' de repente,

atrapados por unafuerza invisible, fueron

impulsados hacia arriba, lejosde la escena del accidente y cada vez a

mayor velocidad. ¡Alllegar a cierto puntopercibieron que atravesaban un largo túneloscuro, como un pasadizo por el cual sedeslizaban vertiginosamente!

A lo lejos vieron aparecer una luz tenue, quea medida que avanzaban por el túnel se hacíacada vez más deslumbrante. Aunque brillaba

COHit1iiJi, Nú mero 7 5

más que ninguna otra luminosidad que hubie-ran . osamente no les hacía daño a los• s.

medida que• prendieron ,

'espla~decient• • a - o de r ",• • or u maravi •

-s

. e iban acercando a ella• e se trataba de una persona,

. Ser de Luz. Cubiertos por.• landor se sintieron invadi-

sa sensación de amor ycom •

El temor y el sobresalto que experimentaronal saberse muertos había desaparecido porcompleto. Envueltos en aquella cálida Luz, lapaz y el sosiego les embargó el alma. Nuncaantes se habían sentido tan bien, tan amados.

Allí, en presencia de aquel Ser Luminoso,cieron un repaso detallado de toda su vida.

No solo lo percibían, sino que experimentabanuna exhibición tridimensional y a todo color.Revivían todas sus experiencias, desde que erantiernas criaturas hasta el momento del acciden-te aéreo.

Con gran remordimiento, presenciaron yrecapitular cada acto desconsiderado o egoístaque habían tenido cuando niños. Todos losdetalles eran vívidos. Con alivio, vieron tam-bién las cosas buenas que habían hecho: lasocasiones en que habían compartido o regala-do un juguete a algún compañero de juegos, ocuando habían ayudado a algún amigo necesi-tado, ofrecido unas palabras de ánimo o tenidoun gesto de bondad con alguien. ¡Todo!

Presumiblemente aquel repaso de su vida loshabía co ertido en sus propios jueces. Vieroncon e . oportunidades en que habíanfalla s en las que habían obrado conacier • forma de negar nada. Todo erairrefutab . . cierto, y las conclusiones a lasque llegara . • ntes y justas. Y aunquerepa on to \ .da, escena por escena, altérmí de a.' specie de película queda-ron con la impresión de que todo había duradoescasos momentos.

Habiendo visto sus vidas pasar como un rayodelante de sus ojos, miraron con aprensión elrostro del Ser de Luz. Qué alivio sintieron alencontrarse sus miradas con la de Él y compro-bar que todavía era cálida, amorosa, llena depiedad y comprensión. Ap'esar de sus errores ytransgresiones, hallaron aceptación r

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incondicional.El Ser les extendió una mano a modo de

bienvenida y les señaló una hermosa y relu-ciente luz dorada que se perfilaba a la distancia,más grande que cualquiera de las estrellas quela rodeaban.

-No teman, pequeños -les dijo en tonoalentador-, pues a Mi Padre le ha placidodarles el Reino. En la casa de Mi Padre muchasmoradas hay y les he preparado un lugar, paraque donde Yo estoy, ustedes también estén.

En ese momento Pedro y Marisa se dieroncuenta de que aquella persona tan tierna yamorosa era Jesús, y que les estaba dando labienvenida al Cielo. Aunque Él sabía de todoslos errores, falencias, debilidades y fechorías enlas que habían incurrido, todavía los amaba ylos recibió con las brazos abiertos. Lágrimas degratitud les corrieron por las mejillas cuandolos abrazó y los consoló, pero Él se las enjugócon ternura.

-Por esto morí por ustedes, porque los amo-les aseguró-o Me hice cargo de sus pecadospara que ustedes no tuvieran que sufrir aconsecuencia de ellos. Por haber creído en Mí yaceptado el sacrificio que hice por ustedes, lesperdono sus pecados y los limpio de ellos parasiempre. Vengan, pues, ahora y entren en elreino que les he preparado.

Habiendo dicho eso, los tomó a ambos de lamano y emprendieron vuelo nuevamente,como lo habían hecho en el túnel. Su destinofinal-una hermosa ciudad celestial de orodiáfano- aumentaba cada vez más de tamañoa medida que se aproximaban, hasta que losdos quedaron extasiado s por su inmensidad ybelleza.

Cuando entraron por una de sus puertas denácar, se emocionaron al ver que salía a suencuentro un grupo de personas para darles labienvenida. Pedro casi no podía creerlo cuandoescuchó una voz que había echado muchísimode menos. Ésta le dijo:

-Bienvenido a casa, hijo mío.Se volvió para encontrarse con su madre,

que había fallecido de una enfermedad sieteaños antes. Se veía hermosa -joven, radiante y

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llena de vida-, tal como Pedro la recordaba decuando era niño. Se abrazaron fuertemente ylloraron de alegría, agradeciendo a Dios poraquel maravilloso reencuentro.

Ni Pedro ni Marisa habían imaginado jamásque el Cielo podía ser tan extraordinario. Todaslas personas con las que se cruzaban eranamables y amorosas; a nadie se lo veía como unextraño. Todo estaba increíblemente imbuidode energía y vida, desde los exquisitos jardines yparques llenos de flores hasta los magníficosárboles y simpáticos animalitos de todo género.Los edificios y casas eran de diseños fascinantes yde colores y materiales hermosos. No se podíancomparar con nada que hubieran visto antes.

Toda la gente vestía relumbrantes túnicas deluz que caían ligeramente y revelaban la armo-nía de sus formas. Nadie andaba apurado niafanoso. Daba la impresión de que se traslada-ban flotando por aceras doradas y el exuberanteverdor del césped, con los pies apenas tocandoel suelo. Otros volaban y planeabangrácilmente por el aire.

El relato del viaje increíble de Pedro y Marisa noes pura fantasía. Se basa en el recuento de milesde experiencias de muerte clínica documentadasen libros y estudios respetados. En todos estoscasos, naturalmente, los sujetos -algunos de loscuales estuvieron clínicamente muertos duranteveinte o treinta minutos- volvieron a la vida.Cada uno de ellos testificó que aquel Ser Lumino-so que les había hecho el repaso de su vida les diola oportunidad de retornar a su cuerpo y a suexistencia en la tierra. Esas, sin embargo, son lasexcepciones. Evidentemente la mayoría de lagente no regresa después de haber pasado a mejorvida.

¿Estás listo para ese viaje increíble? ¿Habrá unsitio para ti en la Ciudad Celestial de Dios descritaen los capítulos 21 y 22 del Apocalipsis? Pedro yMarisa estaban listos, porque antes de morirhabían creído en Jesucristo y optado por aceptarloen su corazón. «De tal manera amó Dios almundo que ha dado a Su Hijo unigénito, para quetodo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tengavida eterna» (Juan 3:16).

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estas2• nterrogantes ...a tus

. ¿Qué estofj t-acierdo Mal?Cuando recibí a Jesús y fui lleno del Espíritu Santo pensé que mis familiares y mis amigosse alegrarían de ver el cambio operado en mí. Algunos están contentos, pero otros no. Esmás, ya no tengo una relación tan estrecha con mis viejos amigos, porque ahora tenemosinquietudes diferentes y me dicen que les gustaba más como era yo antes. ¿Qué hago?

Por lo que dices, el tuyoparece ser un caso típico de«Sifuerais del mundo, elmundo amaría lo suyo» (Juan15:19). Ser un cristianoauténtico tiene su precio. Aveces nos cuesta nuestrosamigos, al menos en unprincipio. Esa es una de lasprimeras pruebas a la que seenfrenta un cristiano despuésde convertirse, y también unade las más frecuentes. Llegadoel caso, ¿optará por Jesús y sunueva fe antes que por susviejos amigos? Puede resultaruna decisión muy difícil, perosi uno da preferencia a Jesús yno deja de manifestar el amorde Dios a los demás, tarde otemprano acabará con másamigos que antes, y quizá conalgunos de los viejos también.

Tomemos el caso de SanFrancisco de Asís (1182?-1226). Poco se sabe de su

juventud, excepto que fue unmuchacho bastante mundanoy frívolo, y es de suponer quetuviera muchos amigos dementalidad parecida. Noobstante, cuando conoció alSeñor, cambió. Su familia lodesheredó y muchos de susviejos amigos no queríantener nada más que ver con él.Pese a ello, se ocupó en viviruna vida a semejanza deCristo y en transmitir a losdemás el amor que recibió deÉl. Al poco tiempo, algunos desus viejos amigos -ademásde otros jóvenes- fueron averlo con el afán de sabercómo podían tener el amor yla felicidad que veían en él. Elgrupúsculo de Franciscocreció hasta convertirse en laorden de los franciscanos, queen sus casi ochocientos añosde existencia ha tenidocientos de miles de

adherentes. ¿Amigos? ¡Millo-nes de personas se sentiríanhonradas de ser consideradasamigas de San Francisco!

Sigue, pues, manifestandoel amor de Jesús y resplande-ciendo para Él, que sin dudaganarás cantidad de amigosnuevos. «No hay ninguno quehaya dejado casa, o hermanos,o hermanas, o padre, o madre,o mujer, o hijos, o tierras, porcausa de Mí y del Evangelio,que no reciba cien veces másahora en este tiempo; y en elsiglo venidero la vida eterna»(Marcos 10:29-30).

Mientras tanto, Jesús serápara ti el mejor amigo quepuedas concebir. Promete noabandonarte jamás. Secompromete a estar a tu ladohasta el fin del mundo y serun amigo más unido que unhermano (Juan 15:4; Mateo28:20; Proverbios 18:24).

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de la gente -pasarse el día tumbado sobre unanube tocando el arpa, sin otra ocupación queser santo y bueno- para muchos carece deatractivo. ¡Gracias a Dios que el Cielo no es así!

Jesús dij . <Enla.casa de Mi Padre muchasmoradas hay; v y( a preparar lugar para voso-tros» (Juan 14:2,3). Pero hace ya dos mil años quelo dijo. ¿Crees que le ha llevado todo ese tiempomullir suficientes nubes para que nos podamosrecos ar, rrfabricar s cíentes arpas para todos?¡No!Claro que no. Ese concepto del Cielo estotalmente ridículo. Además no tiene ningunabase en la Escritura. Si quieres hacerte una ideade cómo eslen realidad el Cielo, no tienes másque leer los capítulos 21 y 22 del Apocalipsis.

La Ciudad Celestial, hogar de los cristianossalvos de todas las épocas, es tan extraordina-ria, tan spectacular, que resulta casi indescrip-tible Imagínate, si puedes, una Ciudad Celes-tíal'de.un oro cristalino y relumbrante, unaurbe de 2.400 kilómetro e alto, de ancho y de

I--t·''rgo. Las calles mismas so e oro. Tras susrelucientes puertas nacaradas se halla el paraí-so de Dios, por donde corre apaciblemente elRío de la Vida a 10 largo de extensos y exuberan-es par ues en los que juegan niños risueños y

mansos animales, y donde nos esperan nues-tros familiares que ya partieron de este mundo.o&¿Teimaginas un mundo en el que ya no

habrá muerte ni dolor, ni temores ni tristeza, nillanto . nfermedades; un mundo en el.quetodo será alegría y placer? .. Una sociedad en laque todos trabajarán unidos y cooperarán unoscon otros en armonía y amor. Resulta casiimposible imaginarse un lugar así, ¿no escierto? Como dice la Biblia: «Maravillas que ojono vio, ni oído oyó, ni caben en la imaginacion

del hombre, son las que Dios ha preparado paralos que le aman» (l Corintios 2:9).• Sin embargo, a pesar de que la vida en el

Cielo será mucho más estupenda que cualquiercosa que hayamos conocido en la Tierra, enmuchos sentidos será similar a la que llevamosen este momento, sólo que superiorísima.Tendremos acceso a lo mejor de esta vida, sóloque sin dificultades, sin dolor, sin enfermeda-des, sin angustias y sin muerte. Será un mundode rosas sin espinas. En esta Tierra todavía nopodemos disfrutar plenamente de todas lasalegrías y placeres de la vida; en cambio, en elCielo se harán realidad los deseos de nuestrocorazón. En el Cielo, cualquier cosa que desees,cualquiera cosa con que hayas soñado, será tuya., La Palabra de Dios promete que Él hará

nuevas todas las cosas y que el que venciereheredará todas las cosas (Apocalipsis 21:5-7).¿Quién es el que vence al mundo? El que creeque Jesús es el Hijo de Dios (l Juan 5:5). Enefecto, los que creen en Jesús heredarán todaslas cosas, todo lo que quieras y hayas deseado.Dios se deleita en concederte los deseos de tucorazón. «Deléitate en el Señor, y Él te conce-derá las peticiones de tu corazón» (Salmo 37:4).Jesús dijo: «Avuestro Padre le ha placido darosel Reino» (Lucas 12:32).

En el Cielo experimentarás todos los place-res y emociones que hayas saboreado en laTierra, sólo que en un grado mucho mayor ...toda la belleza del amor, la alegría de los niños,al igual que mucha variedad, novedades, elatractivo de nuevos horizontes, nuevos traba-jos, nuevas labores que habrás de realizar yhasta aventuras que emprenderás, como porejemplo explorar otros mundos. Todos losdeseos de tu corazón se harán realidad enaquella Ciudad Celestial. Todas las sensaciones,todas las emociones, todos los bellos amores otrabajos gratificad ores que hayas conocido odeseado en esta vida -quizá sin conseguirlos-,los tendrás a tu alcance en ese mundo celestial.La única condición es que ames a Jesús y creasen Él ahora, en esta vida. ¿Crees en Él?

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\Bestia, a punto de aparecercristo vienell (1 Juan 2:18)

Unade las últimas señalesdel fin, a la que la Bibliadedica numerosos capítu-

los, es el surgimiento de ungobierno supranacional presididopor un perverso tirano al que seconoce como el Anticristo o laBestia. El capítulo l3 del libro delApocalipsis refiere que el mundorendirá culto a Satanás, personifi-cado éste por el vil dirigentemundial antes mencionado.«Adoraron al dragón [el Diablo]que había dado autoridad a labestia [el Anticristo], y adoraron ala bestia» (Apocalipsis 13:4).

Rápidamente se está creando elmarco para que el mundo acepteuna dirigencia de caráctermundialista. El célebre historiadorbritánico Arnold Toynbee (1889-1975) afirmó con gran acierto: «Lasnaciones están prestas a entregarlos reinos del mundo a un hombreque ofrezca una solución a losproblemas que aquejan al plane-ta». Paul-Henri Spaak, que fue elprimer presidente de la AsambleaGeneral de las Naciones Unidas,primer ministro de Bélgica, uno delos gestores del Mercado ComúnEuropeo y secretario general de laOTAN, declaró en cierta ocasión:«No queremos una comisión más;ya contamos con demasiadas. Loque buscamos es un hombre quetenga suficiente estatura moralpara captar el apoyo de las masasy sacamos del cenagal económicoen que nos estamos hundiendo.

Cuando se presente tal individuo,sea dios o sea demonio, lo aceptare-mos.»

El nuevo orden internacionalCada vez oímos hablar con más

frecuencia del nuevo orden interna-cional y de la globalización. Elpresidente norteamericano GeorgeBush popularizó el concepto en undiscurso pronunciado ante elcongreso de su país durante laguerra del Golfo: «Nos hallamos enun momento único yextraordina-rio. [...] De esta turbulenta épocabien puede emerger un nuevo ordeninternacional. [...] Hoy ese nuevoorden pugna por nacer,»

El acuerdo de paz en torno aJerusalén

Es previsible que el Anticristollegue al poder en medio de unaeuforia generalizada por habersacado temporalmente al mundo desus profundas crisis económicas,militares y políticas. A la usanza delpropio Satanás, que con frecuenciase disfraza de ángel de luz, estepersonaje deslumbrará a buenaparte del mundo presentándosecomo un gran héroe y pacificador. Elprofeta Daniel, aludiendo alAnticristo, escribió: «En plena paz,destruirá a muchos», y «se apoderarádel reino a base de intrigas» (Daniel8:25 y 11:21, EP).

La Biblia nos indica que laspretensiones de liderazgo mundial

Abolirátodas lasreligiones,aexcepcióndel cultoa supropiaimagen.

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liLasnaciones

estánprestas aentregar

los reinosdel mundo

a unhombre

queofrezca

unasolución

a losproblemas

queaquejan al

planeta))

de ese dirigente se fundamentaránen un ingenioso pacto de paz de 7años. Dicho acuerdo resolverátransitoriamente la crisis de OrienteMedio, logrando que árabes y judíosaccedan a ciertas concesionesrelativas a Jerusalén y sus lugaressagrados. Uno de los puntos neurál-gicos será el Monte Moriah enJerusalén, considerado sagrado porlos judíos dado que allí se encontra-ba su templo antes que fuera destrui-do por los romanos en el año 70 d.C.Este monte es también sagrado paralos musulmanes, dado que en él selevanta el santuario más importantedel Islam en la ciudad: la Mezquitade Ornar. Las Escrituras indican queel acuerdo permitirá a los judíosreconstruir su templo, dondereanudarán sus antiguos ritos desacrificios de animales. (V.Daniel8:23-25; 9:27; 2 Tesalonicenses 2:1-4.)

De RusiaEl profeta Ezequiel hace referencia

al Anticristo en términos de «Gog entierra de Magog» (Ezequie138:2). Losexégetas coinciden en que la antiguatierra a la que se conocía comoMagog era un poderoso país ubicadoal norte de Israel. Muchos sostienenque Ros identifica al pueblo ruso. Poreso, un número importante deestudiosos de la Biblia considera queel Anticristo bien podría surgir delactual caos en que se encuentra laantigua Unión Soviética.

Según la Sagrada Escritura, lasprincipales potencias europeasjugarán un importante papel en elgobierno mundialista del Anticristo.Los dirigentes de esos países seunirán a él y le darán pleno apoyo.«Estos tienen un mismo propósito, yentregarán su poder y autoridad a labestia» (Apocalipsis 17:13).

Un agrio salvadorSi bien la mayor parte del mundo

acogerá inicialmente al Anticristocomo una especie de mesías políti-co, tres años y medio después ésterevocará el acuerdo de paz que élmismo firmara y que hubiera debidoregir por siete años. En ese momen-to invadirá Israel y declarará aJerusalén su capital internacional.

Abolirá todas las religiones, aexcepción del culto a su propiaimagen, la cual estará de algúnmodo habilitada para hablar y«hacer matar a todo el que no laadore» (Apocalipsis 13:14-15). Jesúsdijo que cuando viéramos esaimagen «en el lugar santo [el tem-plo 1, la abominación desoladora deque habló el profeta Daniel [...],habrá gran tribulación, cual no laha habido desde el principio delmundo» (Mateo 24:15,21). Será unaépoca de feroz persecución yrepresión de los creyentes a manosde la Bestia y su régimen. (V.tam-bién Daniel 7:21,25; 8:23-24; 11:31-35; 12:10; Apocalipsis 13:5-7.)

En ese momento el Anticristoinstaurará su siniestro sistema decrédito internacional, que llevará elnúmero 666. Si quieres acceder auna explicación detallada y clarifi-cadora de este inminente suceso,no te pierdas el siguiente capítulode Ya estaba escrito en el próximonúmero de CtJHk!dIi

(Extracto de Yaestaba escrito, de MichaelRoy.)

1 Jerry Johnston, The Last Days of PlanetEarth, Eugene, Or.; Harvest HousePublishers, 1991, págs.129-131.

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AGÁRRATE FUERTE.ESTAMOS PORABANDONAR LAMONOTONíA Y ELÁMBITO RESTRICTIVODEL PLANíCOLA PARASONDEAR LAAPASIONANTEDIMENSiÓNESPIRITUAL.

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En esta charla vamos aentrar de lleno almisterioso entorno de

las realidades eternas, elmundo viviente de lo perpe-tuo en lugar de la dimensiónagonizante del presente, eldominio imperecedero de laeternidad por oposición alespacio pasajero del tiempo,ese mundo fascinante y engran medida imperceptiblepara nuestra visión mortal,tan terrena y temporal.

La Biblia nos exhorta así:«Poned la mira en las cosas dearriba, no en las de la Tierra,pues las cosas que se ven sontemporales, pero las que nose ven son eternas»(Colosenses 3:2).

Desde los albores de laHistoria, todos los que sonhijos de Dios por la fe hanbuscado un mundo invisible,«una ciudad que tiene funda-mentos», cimientos eternos,«cuyo arquitecto y construc-tor es Dios. Sin haber recibidolo prometido, sino mirándolode lejos [...). Confesando queson extranjeros y peregrinosen la Tierra que buscan unapatria mejor, esto es, celestial.Por lo cual Dios no se aver-güenza de llamarse Dios deellos, porque les ha preparadouna ciudad»; nada menos quela Ciudad Celestial, la NuevaJerusalén, que descenderá delo alto, de Dios, para reposarsobre el planeta Tierra. ev.Hebreos 11:10,13-16, Apoca-lipsis 21:2,3.)

Esta es la esperanza detodos los tiempos: ese mundoeterno, que ahora mismo esinvisible, donde moraremoscon Dios para siempre, la

Ciudad Celestial descrita enlos últimos dos capítulos de laBiblia, Apocalipsis 21 y 22, Ymencionada en muchos otrospasajes de la Escritura. En esotenemos todos cifradasnuestras esperanzas; no setrata de castillos en el aire,sino de un paraíso terrenal.

Sin embargo, en estemomento ese invisible ReinoCelestial existe y actúa. Nosólo nos rodea, sino que estádentro de nosotros. Jesús dijo:«El Reino de Dios está dentrode vosotros.

Como todos sabemos,según la ciencia hay cuatrodimensiones inherentes a laexistencia de la materia: paraque sea posible su existencia,todos los objetos físicos debencontar con longitud, anchuray altura. Estas tres dimensio-nes determinan el espacio.Hay una más llamada tiempo.En su teoría de la relatividad,Einstein demostró claramenteque tiempo y espacio estánestrechamente ligados. Segúndicha teoría, nada puedeocupar un espacio físico sinque exista tiempo. Para quealgo exista es esencial eltiempo.

Tengo en las manos unatarjetita postal muy llamativaque presenta una bella escenasubmarina de la hermosa ycolorida creación de Dios. Locurioso de esta tarjetita es quesi la miro de perfil no veo sinodos dimensiones: la longitudy la anchura. Me ubico así enel territorio del planícola, quesólo comprende su reducidomundo bidireccional carentede profundidad. No ve nadamás. Al observar esta tarjeta

de costado, yo tampoco veonada más. Si fuera unplanícola insistiría en que nohay ninguna dimensiónaparte de las dos que yo veo,sólo porque no las percibiríavisualmente.

Sin embargo, si nos despla-zamos en una direcciónnueva y desconocida para el

planícola -la altura- ycontemplamos la postaldesde arriba, descubrimos unmundo sorprendente, pues setrata de una tarjetitatridimensional. De repenteadquiere una dimensióntotalmente nueva, llamadaprofundidad. De hecho, me dala impresión de que puedopenetrar en la imagen con lavista. Ciertos objetos apare-cen delante de otros. Hay unjunco que crece delante de unprecioso coral rojo; entre ellosnadan los peces, y el lechosembrado de piedrecillas sedesvanece en la distancia,más allá de donde alcanzo aver con mi nueva perspectivatridimensional.

Hemos penetrado en unnuevo mundo, fuera delalcance del pobre planícola-en el supuesto de que ésteexistiera-, que sólo puedever en dos direcciones.

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Miramos en una nuevadirección que aporta altura yprofundidad, y nos presentatodo un mundo por explorar.Ahora somos como un dios alos ojos del planícola, un serque escapa por completo a sucomprensión.

Desde el punto focal en queahora estamos situados, porencima de su plano inferiorde apenas dos dimensiones,nos ha perdido por completode vista. Él no ve ni haciaarriba ni hacia abajo, y amenos que buenamentetengamos la gentileza dedescender hasta su nivel nopodrá vemos en absoluto ymucho menos entendernuestra nueva dimensión.

Para ponemos a su niveltenemos que situarnos en unplano exactamente igual alsuyo. Pero en el instante enque variemos nuestra posi-ción saliéndonos una pizcade su órbita, nos perderá devista.

La Biblia abundaen pruebas,relatos ydeclaracionescategóricas sobrela existenciade esa quintadimensión.

Ahora nuestro mundotridimensional adquiere unasproporciones espaciales casiinfinitas. Es tanto más vasto,profundo y elevado, que elplanícola jamás podríaentenderlo ni entendernos anosotros. Es un mundo

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enteramente nuevo, unmundo espléndido y grandio-so cuya existencia ignora, porla simple y sencilla razón deque no lo ve.

Aun si fuera posible mos-trárselo, estaría tan fuera delalcance de su percepciónbidimensional que probable-mente haría como aquelcampesino que, la primeravez que vio una jirafa, excla-mó: «[Eso no existel»

La verdad es que a nuestropobre planícola el orgullo leimpide reconocer que puedehaber un nivel superior alsuyo. Pobre hombrecillo. ¡Quélimitada es su visión, quéestrecho su mundo, quérestringido su radio de acción!Como no puede ir a ningúnotro sitio, no quiere admitirque siquiera exista esa dimen-sión. Se indigna con cualquie-ra que le diga que en algunaocasión fue elevado a ese otromundo para echar un vistazoa lo que hay más allá de sureducido plano. En todo caso,el hecho de que no crea enalgo no anula la existencia deello.

Lo mismo pasa, según laBiblia, con el «hombre natu-ral», que se resiste a creer queexista lo que llamamos quintadimensión, el mundo espiri-tual, por la sencilla razón deque nunca lo ha visto o no haestado en él. «El hombrenatural no percibe las cosasque son del Espíritu de Dios,porque para él son locura»(1 Corintios 2:14). Por esoafirma que ese mundo noexiste, simplemente porque élno lo ha visto ni ha estado ahí.

Negar por completo la

existencia de la dimensiónespiritual sería tan absurdocomo decir: «No creo en laexistencia de Nueva York o deLondres porque nunca heestado en esas ciudades».¿Puede haber mayor ridiculez?

La Biblia abunda en prue-bas, relatos y declaracionescategóricas sobre la existenciade esa quinta dimensión.Incluso hubo casos en que suspersonajes inmortales, luegode trasponer el gloriosoumbral de la muerte, regresa-ron para narrar su vivencia.Otros fueron elevados almundo espiritual para ver unatisbo del mismo; muchoscaptaron mensajes del másallá. Y otros han estado allí,entre ellos, yo mismo. Por esosé que existe.

Tú también puedes experí-mentarlo. Si realmentequieres conocer la verdad yestás dispuesto a admitir quehay alguien que tiene algo quea ti te falta y te gustaría tener,y si reconoces humildementetus limitaciones y pides a losque son más espirituales quete ayuden a dar con esemundo nuevo, tú tambiénpodrás conocer las emocio-nes indescriptibles, lashermosas vistas, los bellossonidos y los sentimientos deéxtasis de esa increíbledimensión espiritual. Es unlugar extraordinariamenteparadisíaco. Es algo del otromundo. Te va a encantar. ¿Porqué no te adentras en él? Notienes nada que perder.

(Extracto del artículo original delmismo título publicado en Atrévete aser diferente.)

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El mundo del espírituLa Biblia está llena de colosales

descripciones del mundo delespíritu. Hagamos un viaje espiri-tual juntos con las selecciones de

este mes de Lecturas suculentas:

Angeles al rescateGénesis 19:1-28

Jacob lucha con un ángelGénesis 32:24-30

Las huestes del Cielo:¿puede uno verlas?

2 Reyes 6:8-23

Una carroza de fuego2 Reyes, capítulo 2

El trono de DiosEzequiel, capítulo 10

Se logra captar el mensajeDaniel, capítulo 10

La conferencia cumbre de JesúsMateo 17:1-9

Viaje de Juanal mundo del Espíritu

Apocalipsis 1:10-18

Una visión de la Ciudad CelestialApocalipsis, capítulo 21

~ Número?

Hola. Quiero felicitados por lalabor que hacen. Me gustan muchosus textos, que por dos ocasiones mellegaron justo cuando me habíapeleado con mi novio. Siento queDios estaba conmigo en ese mo-mento difícil para mí. Espero que meescriban.

María Edlth Oíaz•Mi más enhorabuena por su labory su mensaje, que nos hace sentir almenos un poco humanitarios, sobretodo cuando nuestros minutos estánmuy escasos por el quehacer cotidia-no; y no recordamos que el quehacercotidiano debería ser la preocupa-ción por el bienestar «no material»de nuestras gentes y familias. Conmi más grande consideración.

Andrés Ftnández

•Gracias por esas Palabras quenos inspiran y nos despiertan de unlargo y profundo sueño. Tenemosque encontrar el camino de lasalvación y la clave para vivir unavida plena que ofrecen en suspublicaciones: el amor.

Muenda. llellJa•También nos gustaría recibirnoticias "tuyas.Si deseas responder acualquiera de los artículos deConéctate o simplemente contamosmás sobre ti, no dejes de enviamosunas líneas.

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