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1. 1. Transcripción de la Charla del Dr. Zaffaroni realizada en las pasadas Jornadasdel Centro de Estudios de Ejecución Penal. 2. 1 Queridas amigas, amigos, ante todo muchísimas gracias. A mi los homenajes meperturban un poco, primero porque pienso que en una de esas los homenajes se hacenporque estás mas cerca del arpa que del violín. Esto, es un poco alarmante, pero bueno meconservo en estado. En realidad, lo que quería significarles es que los homenajes a veces se personalizanpero ninguno de nosotros es merecedor de todo lo que en algún momento puede llegar arepresentar, porque nos vamos construyendo a lo largo de la vida, a lo largo de la carrera, alo largo de las experiencias; vamos aprendiendo y en definitiva encarnamos a muchos, amuchos que nos fueron dando cosas, que nos fueron enseñando. No quisiera en este momento incurrir en omisiones pero les puedo demostrar que síson muchos. Yo soy un accidente más, pero no estaría acá, no sería este accidente, de no serpor –quizás- las lejanas clases de criminología en México hace muchas décadas de la manode Don Alfonso Quiroz Cuarón - el criminólogo que investigó el asesinato de Trotsky -. Quizás tampoco lo sería sin algunos republicanos españoles como Manuel deRivacoba y Rivacoba, ese profesor de derecho penal de Santa Fe, del Litoral, después deChile, que fue condenado a treinta

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1. 1. Transcripción de la Charla del Dr. Zaffaroni realizada en las pasadas Jornadasdel

Centro de Estudios de Ejecución Penal.

2. 1 Queridas amigas, amigos, ante todo muchísimas gracias. A mi los homenajes

meperturban un poco, primero porque pienso que en una de esas los homenajes se

hacenporque estás mas cerca del arpa que del violín. Esto, es un poco alarmante,

pero bueno meconservo en estado. En realidad, lo que quería significarles es que los

homenajes a veces se personalizanpero ninguno de nosotros es merecedor de todo lo

que en algún momento puede llegar arepresentar, porque nos vamos construyendo a

lo largo de la vida, a lo largo de la carrera, alo largo de las experiencias; vamos

aprendiendo y en definitiva encarnamos a muchos, amuchos que nos fueron dando

cosas, que nos fueron enseñando. No quisiera en este momento incurrir en

omisiones pero les puedo demostrar que síson muchos. Yo soy un accidente más,

pero no estaría acá, no sería este accidente, de no serpor –quizás- las lejanas clases

de criminología en México hace muchas décadas de la manode Don Alfonso Quiroz

Cuarón - el criminólogo que investigó el asesinato de Trotsky -. Quizás tampoco lo

sería sin algunos republicanos españoles como Manuel deRivacoba y Rivacoba, ese

profesor de derecho penal de Santa Fe, del Litoral, después deChile, que fue

condenado a treinta años por el franquismo porque estaba por poner uncohete o algo

parecido cuando Ortega y Gasset volvía a la cátedra, y que vivió exiliadoentre

nosotros unos cuantos años. Y quizás tampoco lo sería sin Francisco

BlascoFernández de Moreda, otro exiliado republicano español catedrático en

Corrientes, quehabía salido de España como procurador general de la República, no

porque lo fuera antes,sino porque no quedaba nadie en la Procuración cuando estaba

a punto de caer el últimobaluarte republicano en la frontera francesa. Quizás

tampoco lo fuese si no hubiese conocido a Antonio Beristain, el jesuita queencarnó

la victimología en España, a quien tuvimos un día acá en la Argentina en

plenadictadura, en aquellos años que recuerda nuestro colega y vino de España y

habló entrenosotros de derechos humanos, habló de Criminología Crítica, mientras

unos cuantos sefueron zapateando, golpeando puertas y nos denunciaron a la

SIDE.1 Texto corregido de la conferencia, realizada en la Facultad de Derecho de la

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UBA el día 12 de octubre de2012, en el marco de las III Jornadas de Ejecución

Penal, organizado por el CEEP, Departamento de DerechoPenal y Criminología. 1

3. 2.   Quizás tampoco estaría acá de no ser por Don Isidoro De Benedetti, nuestro

granpenalista, hombre perseguido después del 55´, marginado de la cátedra

universitaria; uno delos penalistas más cultos que hemos tenido en nuestro país.

Quizás tampoco si no lohubiese conocido a Don Roberto Pettinato, el transformador

del servicio penitenciario allápor los años 50´, el que terminó y cerró la etapa de los

gallegos, el que consiguió el cierredel penal de Ushuaia y terminó con lo grilletes y

el uniforme cebrado. Quizás si no hubiese tenido algún contacto con Giuseppe

Bettiol, viejo reaccionarioque decía que el último Papa había sido Pio XII, pero un

liberal en materia penal realmenteprofundo, quizás el más profundo pensador

penalista que haya tenido Italia en el siglo XX. Quizás tampoco si no lo hubiese

conocido a Alessandro Baratta, que tanta falta noshace, que nos iluminó tanto el

camino. Quizás un artículo de Alessandro Baratta queintenté contestar en su

momento me hizo dar un giro en los finales de los 80´, cuando me dicuenta que el

artículo que había escrito para responderle no tenía ningún sentido; enrealidad

Sandro tenía razón. En fin, quizás tampoco si no lo hubiese conocido a Louk

Hulsman, con quienmientras cortaba rosas en el jardín de casa para preparar alguna

ensalada, discutíamos lacuestión del abolicionismo. Ni tampoco si no hubiese

conocido a Rosita del Olmo, lacriminóloga venezolana que junto a Lola Aniyar de

Castro revolucionaron la criminologíadel continente. En fin, y quizás tampoco si no

hubiese hablado con los presos, y si no hubiesehablado tanto, tanto con los

familiares de presos, si no hubiese tenido en la Cámara “lacorte de los milagros”,

que me esperaba, donde me di cuenta que muchas veces no venían apedir nada,

simplemente que se los escuche, porque nadie los escuchaba. Y quizás si no hubiese

conocido a alguien que no se menciona, Alba Castillo, que porentonces fundó una

cosa rara, más o menos parecida al Krupp de un sueco, noruego odanés, una

organización rara en la que se juntaban ex presos, familiares de presos,profesores de

derecho penal, abogados, etc. Una cosa extraña, casi terminamos todospresos, pero

aprendí mucho. Quizás ahora si no hubiese conocido a Enrique Olivera, elcura de

devoto, después colgó los hábitos, un gran cura por cierto. En fin todo esto, creo que

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les demuestra suficientemente que yo no soy yo, soy yopero no soy yo, soy un poco

el resultado de todo esto, como cada uno de nosotros lo es.Los homenajes no son

personales en el sentido de que a uno se le ocurrió un día mientras seesta afeitando

nada genial, sino que nos vamos formando y debemos cosas. Me hepermitido

mencionar a casi todos los que ya no están con nosotros, tendría que mencionara

muchos más que están con nosotros pero aquí podría haber omisiones, entonces les

2

4. 3.   agradezco y les acepto el homenaje en nombre de todos aquellos,

fundamentalmente detodos aquellos que ya no están, de todos aquellos a los que ya

no le puedo decir maestro enforma personal. Bueno, muchísimas gracias y mil

perdones por esta digresión. Si vamos a charlar un rato sobre lo que hay en torno de

la ejecución penal les diríaque tampoco he inventado la pólvora nunca. Estamos

viviendo un momento muy particular,el marco ideológico de este momento. Es

decir, desde el trabajo de Erving Gooffman hanpasado varias décadas y ha pasado

más de un siglo desde los trabajos pioneros de PeterKropotkin sobre la cárcel y

también han pasado varias décadas desde los trabajos de FrancoBasaglia sobre el

manicomio. Es decir, sabemos perfectamente cuál es el efecto que tienen las

instituciones totales.Sabemos que la institución total tiene un efecto iatrogénico,

reproduce lo que dice que estádesignada a resolver. Provoca una situación regresiva,

una sintomatología regresiva, dealguna manera conocemos perfectamente que los

rituales de incorporación a la institucióntotal son rituales que alteran gravemente la

personalidad y la autopercepción de la personasometida a ellos. La persona que

hasta ese momento, como decía Gooffman, tenía susámbitos de actividad separados,

el lugar de trabajo, el lugar de diversión o deesparcimiento, el lugar de descanso. De

pronto los tiene todos dentro de una mismainstitución, y no solo dentro de una

misma institución, sino reglamentados, es decir todo loque en nuestra vida de

adultos hacemos en ámbitos que están separados, de prontopasamos a realizarlos en

el mismo ámbito y reglamentado. Es decir de la misma manera enla que lo

hacíamos cuando éramos niños, cuando éramos adolescentes. Es una clara vuelta

auna etapa superada de la vida. No en vano creo que cada vez que uno visita una

cárcel tienela sensación de que está asistiendo a un extraño internado de niños

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grandes, dondeempiezan trampas, cosas y valores que son extraños a la vida común

y corriente, dondeaparecen casi travesuras extrañas –raras-, donde cobran

importancia cosas que en la vidacomún y corriente no la tienen. Donde se pierde la

sensación del espacio y donde sucedealgo que es más grave, y que es el efecto

iatrogénico de la prisión. Es decir durante cinco, diez años, o el tiempo que sea, hay

una persona a la cual elresto la está viendo conforme a un rol desviado y le estaré

afirmando y confirmando el roldesviado permanentemente. Entendámonos: no es

que yo sea un interaccionista furioso orabioso, pero el interaccionismo existe. Es

decir cada uno de nosotros es, más o menos enalguna medida como nos ven el resto

y asumimos los roles que el resto nos demandaporque los tenemos que asumir,

porque si no los asumimos el resto se enoja, ese es elproblema, se producen lo que

se llama disrupciones, y la disrupción genera una respuestaagresiva, porque nos

quedamos sin libreto, no sabemos cómo seguir, hay en toda la relaciónsocial una

suerte de dramaturgia que no la podemos negar. 3

5. 4.   Si ustedes ven en poco lo que estamos haciendo en este momento, tengo sentado

a milado al organizador de un espectáculo, ustedes son el público y yo soy el actor.

Todos,ustedes, el organizador y yo suponemos que el resto se va a comportar como

organizador,como público y como actor. Nos demandamos roles recíprocamente y

si alguno de nosotrosrompe, se sale del rol, del rol que estamos demandado

recíprocamente, nos enojamos.Imagínense cómo me pondría yo si ustedes se paran

y se ponen a cantar el himno. No se,que se yo, el organizador me dirá “cuando los

invitamos no sabíamos que se iban aemborrachar, parecían personas serias, etc.”. Si

en lugar de eso me levanto yo en estemomento y me pongo a cantar lunita

tucumana, los que se enojan son ustedes, elorganizador dice “no un momento

cuando lo invitamos no estaba tan loco”. Es unareacción agresiva la que se produce

porque nos quedamos sin libreto. Imagínense que laorganización hoy nos corte la

luz, ¿pero que están haciendo?, váyanse todos, nos enojamostodos con el

organizador y si, efectivamente esto es así, es así en la vida común y corrientey en

la vida de la institución total esto se reafirma. No es que el personal esté viendo al

preso como tal, son los mismos presos que seestán viendo como tal. Entra una

distribución de roles interior, asume un papel dentro de lainstitución total, será el

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grupo de los pesados, de esto, de aquello, del otro y desempeña elpapel que el resto

de los presos le asignan también, porque si no lo desempeñan el resto delos presos

se van a enojar y le van a hacer un agujero complementario en el baño con unapúa.

Si efectivamente y durante años el sujeto tiene que responder a esa demanda

derol,qué nos vamos a extrañar que el día que salga siga comportándose conforme

ese rol. Sino lo hace es un milagro. Entonces, por supuesto, la crítica a la institución

total fue mal entendida, en muchossentidos. Respecto de la crítica al manicomio,

por ejemplo, que provocaba el mismo efecto,es decir una reproducción, se dice:

bueno, hay que acabar con el manicomio porque noexiste la enfermedad mental.

No, no es que no existe la enfermedad mental, no es que noexisten conflictos o que

no existan conductas sociales tremendamente agresivas, crueles,violentas,

criminales, etc. No, claro que existen, no caben dudas. El problema es otro, es que

el abuso de la institución total lo que provoca es unareproducción del problema. La

enfermedad mental existe, pero en qué medida elmanicomio no enferma más. O en

qué medida el manicomio no potencia la enfermedad depersonas que -después de

todo- tenían unos errores de conducta no tan graves. En quémedida no se convierte

en un asilo que resta toda posibilidad de salud mental a la persona. No se trata de

suprimir porque sí. No se trata de convertir la supresión delmanicomio, de la cárcel,

en un negocio inmobiliario-como algunos pueden hacerlo o aspirar 4

6. 5.   a hacerlo-. No, efectivamente, e incluso la supresión de la cárcel, cuidado,

cuidado conesto, que es algo sumamente riesgoso. Yo no se si llegaré a verlo, pero

estoy seguro que eneste siglo la cárcel como la conocemos va a desaparecer, va a

ser remplazada por otroscontroles de conducta, pero no en el sentido en el que

podemos aspirar. No falta muchopara que haya una nueva generación de chips y

como resultado de esto vamos a tener elcontrol electrónico de conducta, altamente

tecnificado. Vamos a tener la casa inteligenteque sabe cuándo me levanto, si quiero

ir al baño o si quiero desayunar, todas esas cosas.También va a ser la cárcel

inteligente. El sistema de control a través de chips subcutáneos, ínfimos, casi

invisibles, estesistema, de alguna forma, vencerá las dificultades tecnológicas que

hay hoy. Lasdificultades tecnológicas siempre se resuelven a lo largo del tiempo.

Una vez resueltasestas dificultades, una vez desestimulados los fabricantes de

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cárceles prefabricadas queandan por el mundo ofreciendo sus catálogos y

vendiéndolas en leasing a los gobiernos, olos que andan haciendo propaganda de

que la mejor cárcel es la privatizada. Ahora ya nohablan de privatización, hablan de

tercerización de todos los servicios. Claro, tambiéntercerizan el servicio de

seguridad, el servicio psicológico, etc. con lo cual tercerizan todo,privatizan. Andan

mintiendo, diciendo que eso es más barato que la cárcel estatal. En fin,

desestimulados todos esos intereses que están de por medio, el controlelectrónico de

conducta puede presentar un panorama que es tremendamente amenazador,sobre

todo en una sociedad donde estamos viviendo una etapa política mundial muy

grave.Estamos viviendo un momento mundial de lucha de poder que no se resuelve,

creo quecorresponde a dos modelos de sociedad. Si lo tuviera que decir

groseramente diría que nosé quién manda si Obama o Wall Street. ¿El poder es

político o el poder es de las grandescorporaciones económicas?, esa es la lucha de

hoy en el mundo, esta es una guerra abierta,una tercera guerra mundial ya desatada

directamente, sorda, pero que funciona de esamanera. Y que corresponden por un

lado al modelo político que razonablemente sería unmodelo de estado social de

derecho, una sociedad que tratase de ser medianamenteincorporativa, y por otro al

modelo de las grandes corporaciones que es un modeloexcluyente, un modelo de

una sociedad 30-70, y por ende un modelo de estado reducido ala mera función de

represión para mantener controlados a los excluidos. Se los controla através de la

televisión, se los controla a través del ocio, de la regulación del ocio o se loscontrola

a través de la represión. Ese es el marco en que nos movemos, y en la medida que

avanza este segundomodelo de sociedad excluyente, este segundo modelo de estado

reducido a garantizar lasoberanía del contrato y la represión, en la medida que este

modelo avanza, lo que se 5

7. 6.   provoca es una creciente institucionalización y prisionización. Es decir un

empoderamientode las instituciones totales, que en algunos países es posible

sostenerlo a través de grandesesfuerzos presupuestarios no se hasta qué momento.

Algo que en nuestra regiónlatinoamericana no podemos sostener, no podemos

copiar ese modelo, y eso va creando lasdeterioradas condiciones de nuestras

instituciones totales. No hay un sistema penal latinoamericano, hay muy buenas

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leyes de ejecución penalen todos nuestros países; las podemos ir leyendo, las

podemos comparar, algunas mejores,otras peores, pero realmente son leyes

programáticas cuya realización es bastante relativa.Y es bastante relativa porque

falta la infraestructura para llevar a la práctica esas leyes encasi todos nuestros

países. El esfuerzo por llevarlas a la práctica es un esfuerzo que no diríaque es

inútil, es bueno. Podemos hacer avanzar los estándares de realización, pero

dealguna manera tenemos que redefinir el concepto de resocialización o de

repersonalizacióno de reinclusión o de re-educación, o de todas las ideologías que,

en definitiva, en lamedida que las sigamos interpretando en el sentido positivista

son empresas imposibles. Para el positivismo y para todos los inventores de las

ideologías re o de prevenciónespecial positiva desde le siglo XIX hasta hoy la

función de prevención especial positivaindica que se debe tomar a una persona,

mejorarla, arreglarla, repararla en una institucióntotal que funcionaría como una

especie de taller y después ponerla de nuevo en circulación.Esta ideología, que

aparte de ser una ideología autoritaria, muy reñida con los principios derespeto a la

dignidad de la persona y la autonomía de la persona, y que por otra parte

esabsolutamente irrealizable, es un absurdo, es una contradicción en los términos

que yotenga que privar de libertad a una persona en una institución total para

enseñarle a vivir enlibertad. No obstante eso de que se puede enseñar a nadar sin

agua o que se puede enseñar ajugar al futbol adentro de un ascensor, realmente ha

cundido, es una de las tesislegitimantes de la pena, una de las tantas tesis

legitimantes de las penas. Desde suscomienzos se ha percibido su fracaso en la

práctica pero sin embargo nos es inevitable teneruna cierta cantidad de población

prisionizada. Por más que luchemos, el objetivo inmediato que tendríamos que

obtener es unareducción de la prisionización, una radical reducción de la

prisionización. No soñar con irmás lejos ni tratar de cambiar la sociedad, porque eso

desde nuestra posición no lo vamos ahacer. La dinámica social es otra. Pero,

¿reducir la prisionización en América Latinasignifica cambiar los códigos penales?

No. Porque lamentablemente la prisionización noesta legitimada a través de

disposiciones penales. Es curioso. Está legitimada a través dedisposiciones

procesales. El 60, 70, 80 por ciento de nuestros presos no están condenados, 6

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8. 7.   están procesados. Varía según se regule la prisión preventiva o según se regule

laexcarcelación -eso tiene mucha más incidencia en el incide de prisionización que

elaumento de las penas en el código penal-, y eso en cualquier país de nuestra

región. Si nos dejamos de ficciones y pensamos; bueno, a fines del siglo XIX al

compañeroCarl Stooss en Suiza, se le ocurrió decir: al lado de las penas hay

medidas de seguridad, porqué, porque hay algunos tipos que son medios intratables,

entonces para la gente como unovamos a tener penas con las medidas de la

culpabilidad, para los otros vamos a tenermedidas de seguridad en la medida de la

peligrosidad. Después, en 1930 el código Rocco, el código fascista perfecciona este

sistema: si nonos alcanza con atribuirle el mal uso de la libertad, entonces le vamos

a dar con lapeligrosidad, entonces le ponemos la pena, y después la medida de

seguridad. Nosotros nolo tuvimos en esos términos pero mas o menos nuestro art.

52 de reclusión accesoria portiempo indeterminado respondía a lo mismo. ¿Y acá,

ahora, cuál es nuestra realidad? nos sentimos muy afanosos los penalistas,¿hemos

dejado la peligrosidad? No. Miren hay sentencias de la Corte Interamericana, ya

lamera peligrosidad no. La peligrosidad sin delito, peligrosidad pre delictual de

lospositivistas, leyes de peligrosidad social, no mire, eso no lo tenemos. Momentito,

momento por favor, si tenemos al 70 por ciento de los presos, presos poruna medida

de seguridad sin delito, porque no tenemos la prueba de que hayan delinquido,no

están condenados.¿Qué hemos hecho? hemos generalizado la peligrosidad sin delito

poruna mera sospecha, por una semiplena prueba. Tenemos un sistema punitivo

cautelar, porlas dudas funciona. Salvo aquel que hizo una barbaridad muy grande,

bueno le doysentencia y se queda unos años más. Pero el resto, si no agota la pena

en prisión preventivale pasa raspando o sale en libertad condicional. Tenemos un

sistema penal cautelar, un sistema penal que funciona por las dudas, unsistema

penal de medidas de seguridad pre-delictuales, y nos bajan una solución

hermosa,genial: nos dicen “conviértalos en condenados rápido”,¿a través de qué? de

la negociación,del juicio abreviado. Entonces conviertan a estos presos sin condena

en condenados sinjuicio. Esta es nuestra realidad, esto es lo que hay que tratar de

controlar como primerobjetivo, reducir el ámbito de la prisionización. No es que no

existen los crímenes, claroque existen; no es que no existe la enfermedad metal,

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claro que existe, pero estamoshaciendo un uso iatrogénico, un uso reproductor de la

institución total, ese es el problema. 7

9. 8.   De cualquier manera tenemos que tratar a una población que está prisionizada.

Siefectivamente. La ideología re en el sentido positivista no funciona. ¿Qué

hacemos? hayque depararle un trato, necesariamente hay que depararle un trato.

Estamos en unasituación análoga de institución total a la situación que tenía el

manicomio hace treinta ocuarenta años y que todavía subsiste en gran parte de

nuestros países, más aun les diría quehay algo común entre el manicomio y la

cárcel, huelen de la misma manera. Uno entra auna cárcel y a un manicomio y

siente el mismo olor, y generalmente es olor a sucio, olor aamontonamiento

humano, y si efectivamente esas instituciones cumplen funciones y sondes-

socializantes. ¿Cómo controlamos ese efectos des-socializante, cómo controlamos

ese efecto des-personalizante? -esa generación de una sintomatología regresiva a la

que me refería hace unrato-. Bueno ante todo creo que hay que cambiar el concepto

mismo de re socialización.Entender re socialización en sentido positivista no tiene

ningún sentido. Tenemos que serconscientes de que de alguna forma lo que se ha

provocado, lo que se ha producido es unefecto des socializante que lo produce el

propio contacto y la propia intervención del poderpunitivo. A partir de ahí nuestra

función es revertir eso en la medida de lo posible. Revertirlo¿cómo?, revertirlo

ofreciendo la posibilidad de un cambio de autopercepción, ofreciendo

noimponiendo, a nadie se le puede imponer, ofreciendo la posibilidad. A veces me

dicenbueno pero esto es mas o menos igual que lo otro. No, no es mas o menos

igual que lo otro.Es distinto, es distinto porque la consigna en el trato con el preso

no debe ser “sé bueno”,¿por qué? porque no es legítimo y el preso lo sabe. Se puede

dar vuelta y decirme ¿por quétengo que ser bueno yo que soy un infeliz, y mirá a

aquel otro lo que está haciendo y estásuelto? Y tiene razón, en una sociedad

discriminatoria, en una sociedad clasista, en unasociedad con distintos niveles, con

una injusta distribución de la riqueza, etc.,eso pasa, ysucede, si es cierto. Quien está

más cerca del poder es impune, quien está más lejos delpoder, la liga, y

naturalmente estos que están presos, ¿por qué están presos?, están presosporque

están mas lejos del poder, claro, son más vulnerables, y son mas tontos porsupuesto.

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Cualquiera de nosotros que en la vida esté acostumbrado a leer expedientes-y yo

yaestoy un poco cansado de mirarlos-no puede dejar en algún momento de tener una

reaccióna medida que va leyendo uno y otro y otro expediente. En algún momento

vas diciendopero que tonto. Porque a uno se le hace una mente criminal, y uno dice:

si yo hubiera hechoesto lo hubiera hecho de otro manera, no, no lo haría así, mira

este estúpido lo que hizo, nose da cuenta? Y si, efectivamente, uno dice: este tipo

está buscando la pena. Eso se vedirectamente, constantemente, es un grado de

torpeza, es más diría, hay veces que uno vetentativas de robo, hurto, tentativas de

robo a mano armada, y uno tendría ganas de 8

10. 9.   llamarlos y decirles: mirá pibe, parece que sos un fracasado, buscá otra actividad

porqueesta no va. Y si, esto, llega un momento dado que uno se dice, pero ¿qué es

lo que estamoshaciendo? estamos encerrando al menos hábil, estamos encerrando al

más tonto. Entoncesla consigna no es sé bueno, sino no seas idiota que es otra cosa.

No le pongas la cara alaparato. Bueno, todos sabemos que en un 80 por ciento de los

casos esto es así, habrá un 20por ciento de medio psicópata, puede ser. Pero en la

inmensa mayoría, en el delito contra lapropiedad, en el delito de tráfico de alguna

cosa prohibida, que es el delito como medio devida, esto es así, esto se produce de

esta manera. Entonces lo que tenemos es una población prisionizada, no tanto por la

gravedad de loque haya hecho, que tampoco en la gran mayoría de los casos se sabe

si lo ha hecho, porqueno están condenados, sino que están prisionizados por su

vulnerabilidad. Vulnerabilidadsocial por un lado, porque pertenecen a las capas más

subalternas de la población, y por elotro lado, por una fragilidad personal; porque

no se prisioniza toda una capa subalterna,sino que hay algunos. Es decir hay algunas

características de fragilidad de personalidad entre algunas de laspersonas que

pertenecen a esas capas que es lo que va a determinar su prisionización.Entonces los

presos no están presos tanto por lo que hicieron sino porque lo hacen mal.

Elproblema es revertir de alguna manera esa vulnerabilidad que la da la conjunción

de esafragilidad personal con la pertenencia a las capas subalternas. Ofreciendo la

posibilidad, muchas veces hay quienes entienden que estaresocialización en sentido

positivista, en el viejo tradicional sentido de arreglar el aparatodescompuesto ha

funcionado y dicen:¡miren que bien funcionó!, fulanito entró acá semi-analfabeto y

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ahora resulta que salió como ingeniero, sociólogo, abogado. No, pare. Hizoprosa sin

saberlo usted. Lo que pasa es que a través de este proceso, el sujeto cambió su

autopercepción y porende comenzó a comportarse de otra manera. Más aun, la

autopercepción se cambia porsimple razones etarias también. Fíjense ustedes por

qué cae la población penal después delos treinta años. Hay una baja de población

penal: no están los viejos en la cárcel.¿Por qué?porque se jubilan, y se jubilan

porque se caen del estereotipo. El estereotipo no es una cosaexterna solo, sino que

se introyecta en razón de esas demandas de rol, uno asume elestereotipo, entonces

no sólo se viste conforme al estereotipo y tiene cara de estereotipo,sino que

introyecta el estereotipo, se comporta conforme a él, y al comportarse conforme

aéste, y bueno, el día que se me cayó ya los otros no me miran cómo, ni me

demandan eso;entonces paso a ser otra cosa y bueno el chorro es joven, ya a cierta

edad uno no puede serarrebatador, porque no puede correr a la misma velocidad

entonces bueno se jubila. 9

11. 10.   Esta salida del estereotipo, esta extroyección del estereotipo se puede ofrecer,

esta síes una tarea posible sin pretensiones omnipotentes. En algunos casos no

tendremos éxito,tengamos en cuenta que estamos manejando población prisionizada

que presenta esacaracterística de fragilidad, y esa característica de fragilidad,

muchas veces,lamentablemente, lleva a ocasiones de violencia que en definitiva son

suicidiostriangulares; por otra parte tengamos en cuenta que cuando le decimos a

alguien no seaidiota y le mostramos el papel que se le ha hecho cumplir o el papel

que se le destina,cuidado que estamos provocando un cambio en la situación

personal pero también podemosprovocar una situación depresiva. A ninguno le

agrada que lo estafen, la víctima de estafasufre un efecto depresivo y mayor será el

efecto depresivo cuando la estafa ha sido en algotan fundamental como una elección

existencial. Con todo eso, tenemos que chocar, con una terapia de la vulnerabilidad

en untratamiento de la vulnerabilidad que podemos ofrecer. Vamos a encontrar

muchos fracasos,si efectivamente, la red se tiende sobre personas frágiles, y a veces

esa fragilidad queproviene de razones mucho más lejanas, mucho mas profundas,

que la sociedad haprofundizado pero son irreversibles y son muy difíciles de

manejar. De cualquier maneraesa si es una tarea que podemos hacer, esa es una

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tarea factible, es una tarea que le puededevolver al operador de la ejecución penal la

confianza que no le da una falsaresocialización. Es decir hay una cierta anomia, si a

mi me quieren obligar a hacer algo imposible, y latarea de resocialización en el

sentido positivista es imposible, por consiguiente eso provocaanomia en el

operador, provoca desconcierto, provoca desconfianza en el propio personal

yprovoca necesariamente una carencia de objetivos seguros. Creo que revertir el

concepto de resocialización, rellenarlo con este concepto deofrecer la posibilidad de

un cambio de autopercepción, ofrecer la posibilidad de unaelevación del nivel de

invulnerabilidad a la red que capta personas para someterlas al poderpunitivo, a la

red de criminalización secundaria; creo que ésta es no sólo una tarea factiblesino

una tarea que le otorgaría mucha más seguridad a los propios intervinientes en

laejecución penal. Todo esto lo tenemos que hacer en condiciones sociales y

políticas tremendamentenegativas, todo esto lo tenemos que hacer en momentos en

que la prisionización, como lesdecía, responde fundamentalmente a una medida de

seguridad, medida de seguridad pre-sentencia, medida de seguridad a veces pre-

delictual porque no sabemos si el sujetocometió el delito y que no se impone ya en

razón de culpabilidad sino en razón depeligrosidad. Pero no la peligrosidad

positivista. Ahora se ha inventado una peligrosidad 10

12. 11.   judicial que se llama “riesgo procesal”:es decir la posibilidad, el riesgo, el

peligro de que elsujeto quede rebelde. Pero esto es una especie de cobertura

también, porque lo que prima en definitiva esuna peligrosidad judicial en otro

sentido, es peligrosidad para el juez. Si, cada juez quetiene que decidir una

excarcelación se siente en peligro, en peligro de un linchamientomediático, en

peligro de un juicio político promovido por políticos deshonestos uoportunistas; es

peligrosidad para el juez, es peligrosidad judicial en ese sentido. Esto es enla gran

mayoría de los casos el fundamento último y real de la prisión preventiva o de

ladenegación de la excarcelación. Por supuesto no se lo dice, como no se dice que el

fundamento último de la penadespués de todo es la venganza, no se lo puede decir

porque no se lo puede confesar y no selo puede reducir a términos racionales, pero

si nos sacamos la careta éste es el fundamentoactual de la prisionización en la

mayoría de los casos. Muchas gracias. 11

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