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17 Consecuencias Tributarias, Societarias y Contables del Ajuste por Inflacin de los Estados Financieros CONVERSATORIO* (CESAR RODRIGUEZ DUEÑAS) Sean bienvenidos a este primer conver- satorio organizado por IFA, en coordina- cin con el IPDT y el IPIDET. Para su conocimiento, les informo que se ha acor- dado tener un conversatorio cada tres me- ses y cuyos temas irÆn siendo comunicados oportunamente a los miembros del IPDT e IPIDET, incluyendo a aquØllos que no son miembros de IFA. El tema elegido para este conversatorio se titula Consecuencias tributarias, socie- tarias y contables del Ajuste por Inflacin de los Estados Financieros. Indudable- mente que el ttulo es muy ambicioso, pero todos estamos de acuerdo que slo podre- mos tratar algunos aspectos y que, en reu- nin de coordinacin con los expositores, hemos considerado son los de aplicacin inmediata o que plantean mayores dudas. Antes de entrar al tema, quiero agrade- cer al Dr. CesÆreo Alonso por haber acep- tado participar en este conversatorio, con- juntamente con los miembros del IPDT e IPIDET. (CESAR LUNA-VICTORIA LEON) La metodologa de estos Conversatorios supone una breve exposicin cientfica del tema o de los temas que nos convoque, para luego debatirlo con la participacin activa de todos. De modo tal que la intencin de estas reuniones es nuestra mayor participa- cin. El Øxito, como es evidente, depende de esa participacin. El tema seleccionado para este primer Conversatorio es el seæala- do por CØsar Rodrguez, y serÆ tratado desde cinco perspectivas, en este orden: los efectos de la capitalizacin de excedentes de revaluacin -tema totalmente actual-; el segundo es el tratamiento contable y tribu- tario de los lmites de reexpresin; el terce- ro, la reexpresin de los pagos en exceso; el cuarto, la capitalizacin de la reexpresin; y, por œltimo, el tema de si las normas se aplican literalmente o en su sustitucin se aplican los principios generales. En este universo hay otros temas que hemos tenido que postergarlos o diferirlos para otra opor- tunidad. CØsar Rodrguez es el encargado de exponer el primer subtema: Los efectos * Conversatorio realizado el 29 de abril de 1992, en el Hotel Country Club.

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Consecuencias Tributarias, Societarias y Contables del Ajuste por Inflación de los Estados Financieros

CONVERSATORIO*

(CESAR RODRIGUEZ DUEÑAS) Sean bienvenidos a este primer conver-

satorio organizado por IFA, en coordina-ción con el IPDT y el IPIDET. Para su conocimiento, les informo que se ha acor-dado tener un conversatorio cada tres me-ses y cuyos temas irán siendo comunicados oportunamente a los miembros del IPDT e IPIDET, incluyendo a aquéllos que no son miembros de IFA.

El tema elegido para este conversatorio

se titula �Consecuencias tributarias, socie-tarias y contables del Ajuste por Inflación de los Estados Financieros�. Indudable-mente que el título es muy ambicioso, pero todos estamos de acuerdo que sólo podre-mos tratar algunos aspectos y que, en reu-nión de coordinación con los expositores, hemos considerado son los de aplicación inmediata o que plantean mayores dudas.

Antes de entrar al tema, quiero agrade-

cer al Dr. Cesáreo Alonso por haber acep-tado participar en este conversatorio, con-juntamente con los miembros del IPDT e IPIDET.

(CESAR LUNA-VICTORIA LEON) La metodología de estos Conversatorios

supone una breve exposición científica del tema o de los temas que nos convoque, para luego debatirlo con la participación activa de todos. De modo tal que la intención de estas reuniones es nuestra mayor participa-ción. El éxito, como es evidente, depende de esa participación. El tema seleccionado para este primer Conversatorio es el señala-do por César Rodríguez, y será tratado desde cinco perspectivas, en este orden: los efectos de la capitalización de excedentes de revaluación -tema totalmente actual-; el segundo es el tratamiento contable y tribu-tario de los límites de reexpresión; el terce-ro, la reexpresión de los pagos en exceso; el cuarto, la capitalización de la reexpresión; y, por último, el tema de si las normas se aplican literalmente o en su sustitución se aplican los principios generales. En este universo hay otros temas que hemos tenido que postergarlos o diferirlos para otra opor-tunidad.

César Rodríguez es el encargado de

exponer el primer subtema: �Los efectos

* Conversatorio realizado el 29 de abril de 1992, en el Hotel Country Club.

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de la capitalización de excedentes de reva-luación�.

(CESAR RODRIGUEZ DUEÑAS)

Como todos sabemos, el artículo 15 del

Decreto Legislativo 627 establece la dero-gatoria, a partir del 1º de enero de 1992, de todas las normas que regulan la revaluación de activos fijos, con excepción de las reva-luaciones voluntarias que establece la Ley General de Sociedades porque esas están, lógicamente, fuera de lo que es un ajuste integral; simplemente corresponden a un ajuste a valor de mercado, totalmente dis-tinto al concepto de ajuste por corrección monetaria. Sin perjuicio de la derogatoria, el mismo artículo establece la capitaliza-ción de los excedentes de revaluación, la cual tiene dos partes, siendo la primera a la que no le hemos dado atención porque podemos pensar que debe estar cumplida. En efecto, el Decreto Legislativo 627 pri-mero dice que todos los excedentes de revaluación al 31 de diciembre de 1990 deben capitalizarse al 31 de diciembre de 1991 y allí hay un primer asunto que nadie ha discutido porque todo el mundo ha su-puesto que ya están hechas las capitaliza-ciones, pero ustedes van a encontrar empre-sas en que todavía subsisten excedentes de revaluación al 31 de diciembre de 1990 que no han sido capitalizados. Las razones son muchas, pero en fin, es una realidad que el legislador recogió en el Decreto Legislati-vo 627 y que debió cumplirse a dicha fecha. La preocupación fundamental para muchos está más bien en la última parte, cuando se establece que el excedente de revaluación del ejercicio gravable 1991 deberá ser capitalizado no más tarde del 30 de abril de 1992. Al respecto se han hecho dos inter-pretaciones. La primera es la que dice: �ya no tengo nada que capitalizar� y se basa en que esta norma parece que está fuera del contexto de lo que es un ajuste integral, porque al 31 de diciembre de 1991 ya existe una contabilidad ajustada por inflación o dicho de otra manera, cuando amanezco el

1º de enero de 1992 ya no existe excedente de revaluación. Bajo ese criterio no hay nada que capitalizar, entonces esta norma simplemente está enunciada pero no tiene aplicación práctica. Las personas que sos-tienen esta tesis plantean que en ese caso lo que hay que hacer -voy a hablar contable-mente- es debitar el monto correspondiente a la cuenta Excedente de Revaluación con abono al REI, porque dicen que el excedente de alguna manera juega contra el REI. Esa es una posición que inclusive está contenida como una alternativa de trata-miento en un oficio de la Contaduría Gene-ral de la Nación enviado para su estudio y opinión a los miembros del Comité de Asesoramiento del Consejo Normativo. La segunda interpretación es: �hay que capita-lizar el excedente�. Los fundamentos de esta posición se basan, en primer lugar, que es un mandato de la ley. En segundo lugar, dicen que hay que capitalizar el excedente en la contabilidad histórica, porque de conformidad con las normas de la Resolu-ción Nº 2 y el Decreto Legislativo Nº 627 las cifras históricas se mantienen. En tercer lugar, no tiene nada que ver el REI con la revaluación de los activos fijos, porque el REI no es más que una expresión de la pérdida o ganancia por exposición a la inflación resultante del mantenimiento de activos y pasivos monetarios y el excedente de revaluación deviene del activo fijo que es una cuenta no monetaria.

Si bien es cierto contablemente, y tra-

tando partida por partida, cuando uno ajus-ta el activo fijo debita a la cuenta correspon-diente de activo fijo y abona al REI e igual cuando se ajusta la depreciación acumula-da se abona a su cuenta respectiva y se debita al REI, hay que considerar que se trata simplemente de una expresión conta-ble porque en el país hemos seguido u optado por la mecánica de contabilidad chilena y colombiana, pero eso no tiene nada que ver realmente con lo que es ajus-tes por inflación. La ganancia o pérdida por inflación no se produce por tener o no

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activos duros; tal ganancia o pérdida se produce por tener activos y pasivos mone-tarios; por ejemplo, caja, cuentas por cobrar y pasivos sin cancelar. Además, se dice ¿por qué hay que discutir el año 1991 un tema que no fue necesario discutir el año 1990 o que nadie cuestionó, por lo menos públicamente, en 1990 cuando se efectuó el primer ajuste? Vamos a revisar, ¿qué pasa si hay pérdidas en el año 1991 en la contabi-lidad ajustada? Igual, en la contabilidad histórica vamos a capitalizar el excedente, excepto que las pérdidas sean mayores. Quiénes se oponen a esta idea dicen que cuando en el año 1992 se capitalice el excedente y se emita acciones, porque se ha capitalizado la revaluación, y se efectúe el ajuste del Capital Social, se �olvidarán� de esa capitalización, porque no es reexpresa-ble y sólo tomarán la cifra histórica. Enton-ces, plantean ¿para qué me voy a crear problemas con esta capitalización producto de un ajuste parcial? Si bien es cierto que este ajuste parcial es parte del ajuste inte-gral de estados financieros, yo pensaría que no juega con el REI. Se ha discutido mucho el tema en diversos ambientes y yo expresa-ré esta noche mi punto de vista para que los miembros de la mesa den el suyo. En prin-cipio, entiendo que más de uno ya ha tenido que resolver el tema o discutirlo con sus clientes o tratarlo desde el punto de vista conceptual. Yo me he inclinado, luego de conversar con varios profesionales que conocen la materia, por la segunda posi-ción. Es decir, el excedente de revaluación no tiene nada que ver con el REI y, conse-cuentemente, yo no puedo hacer nada que contablemente lo afecte. El REI se origina en las partidas monetarias y el excedente de revaluación no es una partida monetaria. Estoy de acuerdo que el ajuste de los esta-dos financieros tiene problemas del pasado por haber tenido como base el año 1979, en que hay revaluaciones capitalizadas y ello origina mayores pérdidas, pero creo que son problemas del ajuste en sí mismo por la practicidad que se le ha dado, pero en el fondo la aplicación técnica del ajuste, des-

de mi punto de vista, no debe ser afectada de ninguna manera por esta capitalización. Cuando en 1992 ajuste mis estados finan-cieros par efectos contables, y también tri-butarios, omitiré totalmente esa capitaliza-ción porque no existe y no afectaré el REI del ejercicio. Bueno, ese es el resumen de las dos posiciones y he manifestado a cual es la que adhiero y ahora comenzaremos por obtener la opinión de los miembros de la mesa.

(CESAREO ALONSO GALLARDAY)

Lo malo de ser el primero es que se está

más expuesto. Muchas gracias por invitar-me el día de hoy. Tengo el privilegio de no ser tributarista y eso me da una ventaja, porque los contadores, y yo particularmen-te, no siempre nos caracterizamos por ex-presar claramente nuestras ideas. Comen-zaré por mi conclusión. Particularmente, estoy de acuerdo con la posición de César Rodríguez. Yo pienso que hay que capita-lizar. Estoy de acuerdo con esa conclusión, pero estoy de acuerdo por motivos distintos a los de César. Aquello de que nada tiene que ver con el REI es discutible. Yo en estos momentos tengo unas cuentas en moneda histórica y en un esfuerzo por expresarme con claridad distingo bien: no hablo de contabilidad histórica (las dos son contabi-lidades sobre el modelo contable de costo histórico); hablo de moneda histórica y contabilidad en moneda reexpresada, moneda ajustada. Pero ahora tengo las dos. Tengo una cifra de activo fijo, teóricamente en moneda histórica, pero con algún ajuste parcial, o quizá excesivo, por inflación, que no otra cosa es la revaluación. Jamás se ha pensado que las revaluaciones están hechas a valores de mercado. Han habido algunos dispositivos aislados, pero los contadores hemos aceptado la revaluación como un ajuste a cuenta del ajuste por inflación, aunque su tratamiento no ha sido el más adecuado. De otro lado, tengo las cifras ajustadas por inflación. Pero tiene que lle-gar un momento en que las dos cifras se

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fundan en una. Alguna de ellas tiene que prevalecer, y en tanto y en cuanto la reva-luación sea absorbida por el ajuste por inflación, para mí es un ajuste a cuenta del ajuste por inflación. Viéndolo como tal, no tengo ningún problema en aplicar el exce-dente de revaluación a aumentar el capital social y las acciones de trabajo, siempre y cuando en el momento en que trate del ajuste por inflación del capital, lo deduzca, para eliminarlo. Mientras lo trate así, yo no veo problema. Es un régimen transitorio, puesto que la ley dice que a partir de 1992 ya no habrá revaluación por mandato legal.

Se han presentado dos casos: que el

excedente de revaluación, que incluso en las revaluaciones anteriores ya está capita-lizado, sea inferior al ajuste por inflación del activo fijo. Ahí no tengo ningún proble-ma porque es un ajuste a cuenta. Pero podría ocurrir que mi activo fijo revaluado resulte mayor que mi activo fijo ajustado por inflación. ¿Qué hago si me hallo en esa situación? No puedo hablar de un ajuste a cuenta cuando lo que estoy haciendo es excederme. Para mí, aquí hay un conflicto legal. ¿Debe prevalecer la legislación sobre revaluación, todavía vigente en esa parte, que me da como costo computable mi acti-vo fijo, para efectos de depreciaciones futu-ras? El monto revaluado, en este caso, está en exceso del monto ajustado por inflación. ¿O debe prevalecer el Decreto Legislativo 627, en el sentido de que mi costo compu-table es el ajustado por inflación? Yo lo que sé es que hay conflicto; no sé cuál es la respuesta. Creo que la respuesta es pura-mente legal. Sin embargo, aún en esas si-tuaciones, yo personalmente capitalizaría el excedente de revaluación. Primero, por-que es una cuestión transitoria y mientras haya una ley que me obligue a hacerlo, cumplo la ley y lo hago tratándolo como algo transitorio, puesto que en los ajustes por inflación futuros, o sea a partir del 1º de enero de 1992, lo que tomaré como base para ajustar por inflación serán los montos previamente ajustados por inflación, que

excluyeron la revaluación. En consecuen-cia, los primeros ajustes por inflación que vengan a partir del 1º de enero de 1992 tendrán que ir eliminando el exceso de revaluación sobre inflación. Esto me per-mitirá reconocer contablemente el hecho de que hay acciones que están circulando, o hay acciones que van a circular, por capita-lizaciones previas o por una nueva capitali-zación de excedentes de revaluación. Si no hiciera lo que aquí propongo, estaría crean-do un problema accionario más complejo. Segunda razón: hay normas internaciona-les de contabilidad y creo que toda esta legislación y el Consejo Normativo de Contabilidad están orientándose hacia esas normas internacionales, las que admiten la revaluación de activos fijos aun en estados financieros ajustados por inflación. Nor-malmente requieren que esas revaluacio-nes -que serían aquellas a las que se refiere la Ley General de Sociedades- se basen en tasaciones. Es verdad que tales normas internacionales están saliéndose del mode-lo contable del costo histórico; y para los puristas de la Contabilidad (y yo quisiera ser un purista, trato de serlo en la Contabi-lidad) no debería mezclarse modelos. Pero mientras haya una tasación y mientras ésta no exceda a los valores recuperables, no le puedo negar a la empresa el derecho de aplicar un dispositivo legal que es coheren-te con las normas internacionales de conta-bilidad, simplemente porque a mí no me gusta.

¿En qué cuentas se presenta esto? Fun-

damentalmente en terrenos, porque los valores de arancel tomados para las reva-luaciones a lo largo de los años, en algunos años han estado en exceso de los porcenta-jes de variación del índice de precios al por mayor. También ocurre lo mismo en edifi-cios; raramente ocurre en otros activos y maquinarias. Y ese �raramente ocurre� se da en los casos en que ha habido adquisicio-nes de activos fijos en momentos previos a una gran devaluación; es entonces cuando han venido diferencias de cambio que se

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están quedando ahí como un ajuste a cuenta de la revaluación. Pero eso se va a extin-guir. Entonces, pienso que aunque no ha-bría una pureza en el modelo, los montos de las diferencias son perfectamente maneja-bles. En todo caso, se trata de un régimen transitorio que perfectamente puede encua-drarse dentro de normas internacionales de contabilidad, y por eso soy partidario de que este excedente de revaluación se capi-talice como un ajuste a cuenta de ajustes futuros por inflación.

(HUMBERTO ALLEMANT SALAZAR)

Al respecto considero que la capitaliza-

ción del excedente de revaluación tenía importancia antes de que se expida el regla-mento de la Ley del Impuesto a la Renta. Como sabemos, la Ley del Impuesto a la Renta gravó como dividendo la capitaliza-ción del excedente de re valuación, sin ha-cer distinción alguna respecto del exceden-te de revaluación que se consideraba como dividendo.

En mi opinión, en aplicación estricta de

la norma del impuesto a la renta, la capita-lización del excedente de revaluación dis-puesta por el artículo 15 del Decreto Legis-lativo Nº 627 originaba un impuesto. En-tonces, si no se cumplía con esa obligación, la Administración Tributaria podía soste-ner que su incumplimiento no determinaba el que no se pague el impuesto del 10% por la retención de los dividendos. Pero, ha-biéndose expedido la norma del reglamen-to donde se expresa que no son dividendos y que están considerados dentro de la reex-presión del capital, entonces esta obliga-ción formal no tiene mayores consecuen-cias. Ahora bien, considero que la Admi-nistración Tributaria no puede imponer una multa por este incumplimiento, en razón que no existe hecho tributario; ningún impuesto que se esté evitando. Tampoco se está afectando el patrimonio para efectos del impuesto al patrimonio empresarial, en razón de que este impuesto grava el patri-

monio, el mismo que no sufre modificación alguna. Entonces, el cumplir o no con el artículo 15 del Decreto Legislativo Nº 627, respecto de capitalizar el excedente de revaluación al 30 de abril, es una decisión que creo que podría ser práctica pero que no genera ninguna consecuencia desde el punto de vista tributario.

Considero, sin embargo, que para dar

cumplimiento a esa obligación formal, debiera capitalizarse el excedente de reva-luación; sin embargo, discrepo de las posi-ciones que se han expuesto, dado que con-sideran que la capitalización del excedente de revaluación sólo procede cuando el re-sultado reexpresado es positivo. Por el con-trario, si el resultado reexpresado es nega-tivo, sostienen, no se podría efectuar la capitalización del excedente. Considero que la capitalización del excedente de revalua-ción debe efectuarse independientemente de las cifras reexpresadas, lo que importa son las cifras históricas. Para ello, debe compararse el excedente de revaluación con los resultados acumulados históricos y si existe un remanente del excedente de revaluación, entonces se procederá a capi-talizar la diferencia.

En ese orden de ideas, considero que la

capitalización del excedente de revalua-ción debe ser considerada a cuenta de la capitalización de la reexpresión de capital o sea que no debe mezclarse con el resultado a la exposición a la inflación. Por ello, independientemente que el resultado de los estados financieros ajustados por inflación sean positivos o negativos, lo que interesa es la reexpresión del capital. Dentro de la reexpresión de capital debe ser considerado como un a cuenta de dicha reexpresión. Inclusive, en vista de la demora en la pro-mulgación de la norma reglamentaria, había desarrollado una teoría en el sentido de capitalizar la reexpresión de capital en una cifra equivalente numéricamente al exce-dente de revaluación. Entonces, se cumplía con la norma que obligaba a capitalizar el

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excedente y con la capitalización de la reexpresión, capitalizando indirectamente el excedente de revaluación. Es decir, que formalmente se capitalizaba la reexpresión de capital e indirectamente se capitalizaba el excedente de revaluación. Actualmente, dada esta obligación formal, pienso que podría capitalizarse el excedente de reva-luación con su propio nombre, otorgar la escritura pública pertinente, y cuando se capitalice la reexpresión de capital, la capi-talización del excedente de revaluación será un a cuenta de la capitalización de la reex-presión de capital.

En lo que respecta a los resultados reex-

presados, sean estos positivos o negativos, tendrán el tratamiento que la compañía decida.

(VICTOR VARGAS CALDERON)

Indudablemente que, respecto a la reva-

luación del activo fijo, desde que se dicta en años anteriores cuando todavía no hablába-mos de los ajustes por inflación, no mirába-mos el concepto amplio. Significa pues que la revaluación del activo fijo no es otra cosa que un ajuste parcial por inflación y noso-tros hemos venido capitalizando el exce-dente, al margen de que este excedente se produzca en condiciones anormales para la empresa desde el punto de vista de su pro-pia economía. Es decir, si el excedente corresponde al patrimonio propio, es indu-dable que el excedente debería transfor-marse en acciones. Pero si ese excedente era producto de situaciones que daban lugar a operaciones negativas, porque ya no era de inversión propia sino dinero de terceros, entonces estábamos frente a una situación que no correspondía ni siquiera capitalizar. Esto lo hemos visto con la capitalización del excedente del 90 y del 91, lo hemos visto recién ahora. Y claro, desde el punto de vista legal, pienso que el excedente debe capitalizarse en cumplimiento de la ley porque así se ha hecho siempre. No hay norma que diga que así no se haga. Pero si

entramos a analizar el concepto del REI que no es otra cosa que la reexpresión integral y la capitalización del REI va a estar por encima del REI, inclusive teniendo yo un REI negativo, estoy haciendo una capitali-zación, estoy entregando acciones a mis accionistas y en el balance estoy dejando en negativo resultados acumulados negativos para que se cubran con futuras utilidades. Creo que si en una Junta General de Accio-nistas se presenta la situación, es como decirles, saben ustedes que a valor histórico tenemos utilidades y a valores ajustados tenemos pérdidas, pero llevémonos las uti-lidades que están a valores históricos. Lle-vémonos esas utilidades porque lo que está a valores ajustados en pérdida no interesa, legalmente tenemos derecho a llevarnos esa utilidad. Es el mismo problema con el excedente. Yo pienso que, mirando los balances, si el excedente de revaluación es una parte del REI, en la medida que esté por debajo del REI debería capitalizarse sin ningún problema. Pero en la medida que este excedente sea mayor que el REI creo que debe ser capitalizado hasta el límite del REI, porque lo otro sería distorsionar la presentación patrimonial de los estados financieros. Ese es mi punto de vista.

(HUMBERTO ALLEMANT SALAZAR)

Respecto de este punto considero que

hablamos de una obligación formal. La obligación formal es capitalizar el exce-dente de revaluación cuando no existan pérdidas. La norma no determina que el excedente de revaluación deba aplicarse contra los resultados reexpresados. Lo único que determina si existe la obligación de capitalizar el excedente de revaluación son los estados históricos. Si en los estados históricos existen utilidades, entonces exis-te excedente de revaluación que capitali-zar, esa es la obligación formal que debe cumplirse. Si se mezcla el excedente de revaluación con los resultados reexpresa-dos se están mezclando dos cosas distintas. No se puede sostener que sí existen resulta-

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dos reexpresados positivos mayores que el excedente de revaluación, entonces sí se puede capitalizar el excedente de revalua-ción porque es una cuenta del REI, pero si existe déficit, o sea si se tiene resultados reexpresados negativos, entonces no se puede capitalizar el excedente de revalua-ción, ya que se estaría incumpliendo con la norma del artículo 15 del Decreto Legisla-tivo Nº 627 que establece que si existe excedente de revaluación éste debe capita-lizarse. Sostengo que el excedente de reva-luación debe aplicarse contra las cifras históricas. Si en el balance histórico no existen pérdidas, entonces se tiene que capitalizar ese excedente de revaluación.

Ahora bien, ¿cómo se capitaliza?, sim-

plemente como un a cuenta de la reexpre-sión de capital a ser escriturado. Entonces, la capitalización del excedente de revalua-ción es un a cuenta de la capitalización de la reexpresión del capital, de tal forma que no se estaría infringiendo norma alguna. Cabe preguntarse ¿qué significa reexpresión del capital?, simplemente el capital que se aporta inicialmente reexpresado numérica-mente. Entonces, sí se está manteniendo intangible el capital que se aportó. Si se aportó 100 y esos 100 ahora valen 1000, en-tonces ése es el capital reexpresado. Ahora bien, si se tiene un excedente de revalua-ción a cifras históricas de 500, simplemente se otorga la escritura pública de capitaliza-ción del excedente de revaluación por esos 500 y sólo resta por capitalizar por reexpre-sión 400, o sea para llevar el capital numé-ricamente a 1000, con lo cual se mantiene la intangibilidad del capital social.

La otra posición implicaría que el capi-

tal reexpresado se está disminuyendo, en-tonces no se estaría cumpliendo con la formalidad de mantener intangible el capi-tal social. Indudablemente, las pérdidas de la compañía pueden disminuir el capital, pero ésa es una decisión de la Junta Gene-ral de Accionistas. De tomarse la decisión contraria, el déficit deberá ser cubierto con

futuras utilidades. Considero que de prece-derse en la forma sugerida se estaría cum-pliendo formalmente con el artículo 15 del Decreto Legislativo 627 y no se estaría alterando los estados financieros ajustados.

(CESAREO ALONSO GALLARDAY)

Excepto por esa expresión, �intangibili-

dad del capital�, yo estoy totalmente de acuerdo con Humberto al respecto. Quizá me expresé mal, quizá no fui suficiente-mente claro cuando intervine la primera vez. Yo digo que capitalizo el excedente de revaluación como un ajuste a cuenta de la reexpresión del capital y de las acciones de trabajo; no como un ajuste a cuenta del REI. En eso estoy de acuerdo; no es un ajuste a cuenta del REI: es un ajuste a cuenta de la reexpresión del capital y de las acciones de trabajo. Sin embargo, no debemos perder de vista que al reexpresar el capital estoy produciendo un cargo a mi cuenta del REI, o sea una pérdida. Y cuando reexpreso mi activo fijo, por el que supongo está repre-sentado mi capital, estoy produciendo un abono a mi cuenta del REI. Lo que ocurre es que las dos reexpresiones no van al mismo ritmo: hay un desfase en el tiempo y en las tasas de inflación o revaluación. Y el problema se presenta por eso.

Sin embargo, ¿qué ocurriría en un caso

extremo? Si una compañía que se formó el 30 de diciembre de 1990, con 1,000 de capital, adquirió ese día una planta indus-trial al crédito en soles, por 1'000,000. Si con 1,000 de capital adquiere un activo no monetario de 1'000,000, el resto (999,000) es un pasivo monetario. En el tratamiento por revaluación todo el excedente de reva-luación va a ir al capital, no obstante que aun si fueran al mismo ritmo la revaluación y la variación del índice de precios al por mayor, esa revaluación sería íntegramente ganancia por inflación en los resultados del año 1991. Sin embargo, en el tratamiento de revaluación va a ir al capital directamen-te. Entonces, eso parece una locura; pero no

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lo es porque paralelamente esa misma empresa, si no tuvo ninguna otra operación en 1991, por ese pasivo monetario en que incurrió por adquirir el activo va a tener una ganancia por inflación; va a tener un REI positivo. Pero su REI neto de apertura del año 1992 va a ser cero, porque el ajuste de los activos fijos dará ganancias por infla-ción, REI positivo, y el ajuste del capital dará REI negativo; pero si va a tener una ganancia por inflación, en el año 1991 y sólo por el año 1991, esa ganancia tendrá que ser identificada y capitalizada, según lo prevé el Decreto Legislativo 627, lo cual surte el mismo efecto que la capitalización del excedente de revaluación en ese caso hipotético. En el año 1992 ya no habrá casos como éste. Los casos en que pudieran haber desfases son raros, extremos. Pero lo importante es no mezclar aquí términos: cuando nos referimos al REI, nos referimos al resultado neto del ajuste por inflación. Eso de que la reexpresión del capital no tiene nada que ver con el REI no es cierto; tiene que ver, pero a la inversa. El REI es el resultado neto por inflación, que es conse-cuencia de pérdidas por inflación al ajustar el capital y ganancias por inflación al ajus-tar el activo fijo, los inventarios, etc. ¡Claro que tiene que ver! Pero con esa aclaración, yo estoy de acuerdo con Humberto Alle-mant.

(CESAR RODRIGUEZ DUEÑAS)

Un día, para exponer un tema referido al

tratamiento contable del ajuste, decíamos que el Decreto Legislativo 627 ha optado por la mecánica, que quiero reiterar conta-ble, del ajuste de las cuentas no monetarias y que es una forma de expresar el REI, porque si quisiéramos ir por las monetarias, sería muy complicado. Tendríamos que ir a buscar transacción por transacción, que sería pues para volvernos ancianos buscando cuál es el REI de un año, de un día, de un mes. Vamos a suponer un caso extremo, que es una hipótesis para decir que el excedente no pasa por el REI. El 31 de diciembre de 1990

a las 8 de la mañana deposité un millón de soles como capital de la empresa y a las 12 del día compré en efectivo toda mi planta y soy una empresa que está en proceso de prueba. No comienzo a vender, no hago nada el año 1991. En virtud de las normas de la revaluación de activos fijos yo tendría que determinar un excedente de revalua-ción porque tengo que revaluarlo por los índices que me ha dicho la norma. Enton-ces, aparece en mi contabilidad a moneda histórica cifras de Capital Social de 1'000,000 de soles, Activo Fijo 1'000,000 de soles y tengo una cuenta adicional Reva-luación Maquinarias por -supongamos que fuera 100% la revaluación de 1991- por 1'000,000 y un abono a la cuenta de Exce-dente de Revaluación. Cuando el año 1991 haga el ajuste por inflación, el efecto en el REI será cero, porque el Activo Fijo y el Capital Social los ajustaré por el mismo factor siendo el débito y crédito al REI por el mismo monto, y también habrá una cuen-ta de excedentes de revaluación que puede estar por encima o por debajo de la reexpre-sión. Por eso creo que en definitiva es inde-pendiente de los resultados del ejercicio la decisión para capitalizar o no la revalua-ción de activos fijos. Totalmente indepen-diente. En segundo lugar, creo que tenemos que hacer hincapié que es igual como cuan-do capitalizábamos la revaluación y tenía-mos diferencias de cambio a cuenta. Las diferencias de cambio eran a cuenta de la revaluación de activos fijos del ejercicio y cuando la diferencia de cambio excedía la revaluación, lo que hacíamos era conside-rarla a cuenta de futuras revaluaciones. Esto es lo mismo, en otro campo. Vamos a poner el caso de la revaluación que estoy haciendo en el año 1991. Este año ha sido 143% la de inmuebles, por encima del factor 1.96 que tenemos en el caso del IPM o sea la revaluación de inmuebles esta por encima del ajuste por inflación. Quiere decir que si tuviéramos un solo bien, hubié-ramos tenido una revaluación mayor, que igual la capitalizaría. En todo caso, lo que habrá que discutir es si la revaluación se

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capitaliza hasta el límite de la reexpresión o no. Creo que en este mismo caso igual sería al 100% la capitalización porque veo tal acto como ajeno a los resultados ajustados. En todo caso, cuando efectuemos el ajuste la reflexión va a ser ¿cuál es el capital histórico a ajustar? Este está compuesto por los aportes en efectivo y utilidades capita-lizadas (sean por utilidades de libre dispo-sición o reinvertidas), sin perjuicio de que tenemos que revisar cómo estamos ajustan-do por inflación el capital. Hay unos que sostienen que sólo se ajustan los aportes y nada más. Dicho capital más el excedente de revaluación capitalizado me da una can-tidad �X�, lo comparo con mi capital reex-presado y sólo si este último es mayor que el primero capitalizo la diferencia como una reexpresión de capital, para darle mayores soles a ese valor nominal y expre-sarlo al 31 de diciembre de una fecha dada. Si mi capital social histórico más el exce-dente de revaluación capitalizado es mayor que el capital reexpresado, simplemente no tengo que capitalizar nada por concepto de reexpresión, ya que ésta resultó a cuenta de la revaluación.

(CESAR LUNA-VICTORIA LEON)

El subtema que sigue es el �Tratamien-

to contable y tributario de los límites de reexpresión�, que va a ser expuesto por Cesáreo Alonso.

(CESAREO ALONSO GALLARDAY)

Aquí estamos acostumbrándonos a

hablar de valor de mercado, de modelos contables, de costo histórico, etc., cuando la única utilidad cierta es la que resulta de comparar el capital del día en que nace la empresa con el que tiene cuando muere. Asumiendo que no haya inflación, ésa es la única utilidad cierta. Todo lo demás son estimaciones de la alícuota con que cada ejercicio contribuye a la utilidad de toda la vida de la empresa. Son estimaciones. Para esas estimaciones tengo que cotejar los

ingresos con los costos y gastos en los que incurrí para obtener esos ingresos, y tengo también que disminuir de lo que resulte, toda inversión, todo activo (que figura con saldo deudor como activo) que ya no tiene servicio futuro, que ya no vale nada, que ya no se puede recuperar. Por eso, cuando se habla de inventarios, que es lo que da movimiento normal (o sea bienes para ha-cer negocio, no para estar en el negocio), ahí uso la regla de costo o mercado, el que sea más bajo. ¿Por qué?, porque cuando el costo excede lo que puedo recuperar, por esa diferencia no tengo servicio futuro. Entonces eso es lo que me permite estimar mejor la alícuota con la que el ejercicio contribuye a la utilidad de toda la vida de la empresa. En el activo fijo ¿qué hago? Normalmente hablo de costo, menos de-preciación. ¿Por qué?, porque se supone que la depreciación es para un bien durable, un bien para estar en el negocio, no para hacer el negocio; ésa es la diferencia. Si yo tengo una planta industrial o si yo quiero fabricar mi vicio, cigarrillos, debo tener la fábrica. La fábrica es lo que me permite estar como fabricante; mi stock de cigarri-llos y de materia prima es lo que me permite actuar como fabricante y como vendedor, �hacer� negocio. Uno es activo para �estar� en el negocio y el otro es activo para �ha-cer� el negocio. En esos bienes que compro para estar en el negocio, digo costo menos depreciación. ¿Por qué?, porque no debo estar haciendo valuaciones de mercado, tasaciones, tomando en cuenta o no cam-bios tecnológicos, eficiencias, economías de escala, cuando se trata de activos que no �hacen� el negocio. Entonces digo costo menos depreciación, porque la deprecia-ción es una estimación de la alícuota del valor del activo fijo que ya no voy a recupe-rar porque se consumió por el uso o desuso o por el transcurso del tiempo. En condicio-nes normales, eso es suficiente. Pero en condiciones anormales, si viene una nueva tecnología o finalmente triunfa aquella po-sición de que el cigarrillo produce cáncer y ya no se puede fumar en ningún sitio y ya

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no hay que fabricar cigarrillos, todo mi activo fijo es cero. Y si de repente tomo en cuenta cambios tecnológicos, quizá no vale más del 50%. Entonces, no cabe hablar de valor de mercado en activos fijos. ¿Qué mercado?, si no lo voy a reemplazar; ¿qué mercado?, si no lo voy a vender. El límite de reexpresión en el caso de inventarios es costo o mercado, el que sea más bajo. El límite de reexpresión en el caso de activos fijos depende de la respuesta a esta interro-gante: ¿puedo, vía depreciación con cifras indexadas, razonablemente esperar que voy a recuperar este activo?, ¿es válido todavía como servicio futuro?, ¿lo voy a recuperar en el margen que obtenga al vender el producto final, con las tasas normales de depreciación? Si la respuesta es sí, mi valor de recuperación es mi límite, es el monto reexpresado. Si la respuesta es no, mi límite es el monto que puedo recuperar. ¿Que es difícil calcular esto?, si que lo es; es terri-blemente difícil, subjetivo, terriblemente subjetivo. Pero una tasación no me va a dar una respuesta mejor, porque una tasación supone construir uno nuevo y ello no con-testa la pregunta de si lo voy a recuperar. Tal como están las cosas, la modificación del Decreto Legislativo 627 habla del valor de mercado y luego define �mercado� supletoriamente por las transacciones re-cientes. Y si no hay transacciones recientes, ¿qué hago? Esa es una parte del tema. La otra parte del tema es si realmente determi-no que hay un valor de recuperación infe-rior al monto reexpresado en el activo fijo. ¿Qué hago con la diferencia? La diferencia es parte de la pérdida por inflación. No es otra cosa. Entonces, si la empresa tiene capital, acciones de trabajo, reserva legal y ganancias y pérdidas, y yo pongo ahí un �suspenso�, una reserva negativa dentro de mi patrimonio neto, no estoy demostrando los resultados ajustados por inflación, no estoy midiendo bien la alícuota con que cada ejercicio contribuye a la utilidad de la vida total de la empresa. Esa es mi opinión. Sé que hay otras, respetables. Doy la mía. Gracias.

(HUMBERTO ALLEMANT SALAZAR) Respecto a los límites de reexpresión se

presentan dos problemas. El primero es si es gasto deducible o no, y el segundo es donde se debe cargar ese límite de actuali-zación.

Respecto del primer problema, conside-

ro que sí tiene esa naturaleza. Al respecto, si bien las normas del impuesto a la renta no admiten la deducción de provisiones no señaladas expresamente, y esto sería una provisión no señalada expresamente, en otras palabras una reserva, considero que en este caso sí debe ser admitida. Sostengo ello en virtud que al incorporarse en la Ley del Impuesto a la Renta el Resultado por Exposición a la Inflación como materia imponible, se está gravando rentas no rea-lizadas, y si se gravan rentas no realizadas, mal puede irse al extremo de gravar rentas que no se obtendrían por la venta de esos bienes.

Pongamos un ejemplo, si por efectos de

la actualización el valor de un bien resulta en 120, pero su valor de mercado es 100, se origina un límite de valor de 120 a 100, razón por la cual se efectúa una provisión de 20. Al respecto cabe preguntarse si el valor de realización de ese bien será 100 y no los 120 tal como lo tengo registrado, ¿cómo la Ley del Impuesto a la Renta va a gravar esos 20?. Ello no tiene lógica, no tiene sentido. Consiguientemente, la Ley del Impuesto a la Renta tiene que aceptar que ese límite de actualización es gasto deducible para efectos tributarios. En razón de ello considero que el límite de actualiza-ción no debe cargarse a una cuenta reserva patrimonial sino que debe cargarse a resul-tados.

Respecto del segundo problema consi-

dero que existen dos aspectos, si debe car-garse al resultado por exposición a la infla-ción o si debe cargarse al resultado anual. Al ser los resultados por exposición a la

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inflación los resultados de la exposición de las partidas monetarias y no de las no monetarias, y al no tener nada que ver los límites de actualización con las partidas monetarias, deberá cargarse a los resulta-dos del año. Ante esa posición se puede señalar que los límites de la actualización provienen de la reexpresión del activo in-dependientemente de si son activos mone-tarios o no monetarios los que se ajustan, por ello puedo cargarlo al REI. Consi-guientemente debo afectarlo al REI, y no a los resultados acumulados -anuales-. Con-sidero que éstos son los dos temas más im-portantes, a mi parecer, con respecto al límite de actualización.

(VICTOR VARGAS CALDERON)

En lo que corresponde al límite de reex-

presión, diría que indudablemente yo lo estoy mirando en la actuación del auditor fiscal cuando vaya a hacer la revisión del ejercicio 1992 y cómo es que las alternati-vas para sustentar el límite a la reexpresión son como ya ha expresado Humberto. Ahí hay un cargo a resultados porque efectiva-mente ¿en qué instante yo uso el límite para ajuste?, ¿cuándo considero que hay una cifra que excede a su valor de reposición o a su valor de tasación? y ahí habrá un conflicto con la Administración Tributaria en la medida en que no se precisen situacio-nes alrededor del soporte de ese límite de reexpresión. Yo voy a utilizar el límite para no pagar tributos, porque a partir del ejerci-cio 1992 el REI es una cuenta de resultados y entonces en la medida de que el ajuste del activo duro lleve un exceso a resultados estaré pagando impuestos por adelantado. Para evitar pagar impuestos por adelantado yo uso el límite del ajuste y para hacer el uso del límite del ajuste, la ley dice utilice usted la factura del proveedor, utilice una tasa-ción, utilice, inclusive, una tasa o una lista de precios vigente a la fecha de la actualiza-ción. Entonces, este documento lo puedo de alguna manera obtener. Pero cuál va a ser el criterio del auditor fiscal frente a todas las

alternativas. Porque él va a tratar de decir-me, no, esta lista no es la adecuada, esta lista de precios no es la que existe a esa fecha, yo tengo otra lista de precios de empresas similares donde los valores eran diferentes. Son aspectos de la sustentación del límite que, al darle muchas alternativas al contribuyente para usar cualquiera de ellas, se supone la que más le favorezca va a crear controversia con la Administración Fiscal frente al valor que tiene esa sustenta-ción, la prueba de lo que significa el límite de la reexpresión. Por otro lado estoy de acuerdo en que, al aceptarse que en la reexpresión de estados financieros el REI pasa a resultados, el concepto que teníamos hasta diciembre de 1991 sobre que la provi-sión para desvalorización de existencias, por ejemplo, no era admitida para efectos del impuesto a la renta, esa norma quedó fuera a partir del 1º de enero de 1992, porque la provisión para la desvalorización de existencias, en la práctica, queda admi-tida, toda vez que si mi valor está por encima del costo llevo la reexpresión a ganancias y si, al revés, el valor de mercado es inferior al costo, ése es el valor que tomo, por lo tanto ésa es la cifra que será tributa-riamente aceptable. Por lo tanto, el concep-to que había hasta el 31 de diciembre sobre la provisión por la desvalorización de exis-tencias, prácticamente, quedaría de lado frente al criterio de que el REI ahora es una cifra que va a resultados, ya sea a pérdidas o a ganancias.

(CESAR RODRIGUEZ DUEÑAS)

Para comenzar por la última parte, yo

creo que con las modificaciones hechas a la Ley del Impuesto a la Renta, este problema de si son admitidas o no las provisiones, depreciaciones o conceptos similares, está ya superado. Bien lo ha dicho Humberto, el resultado por exposición a la inflación es parte de las ganancias y beneficios, según lo dice la Ley del Impuesto a la Renta en su primer artículo. Después, el efecto del ajus-te por inflación está repetido en varios

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lugares. Así lo tenemos en el artículo 19 cuando habla de qué es renta bruta, en el artículo 35 cuando dice que los gastos se ajustan de acuerdo a las normas del Decreto Legislativo 627. Si hablamos de activos fijos, el artículo 47 expresamente dice que el costo computable es el ajustado por infla-ción.

Ahora, permítanme decirles, no sé si

referirme al siguiente proyecto sea una infidencia, no sé si esté circulando �oficial-mente�, pero si sé que circula y dice: �El Presidente de la República, considerando que el artículo 21 de la Ley 25381 eliminó el uso del concepto denominado valor de recuperación económica (al cual se ha refe-rido Cesáreo) contenido en los literales c1 y c2 de los numerales 11 y 12 del anexo 1 del Decreto Legislativo 627, sustituyéndo-lo por el valor de mercado -que fue un gran error, porque no hay valor de mercado en activos fijos e intangibles-; que existen bienes que por su naturaleza o por la escasa realización de operaciones frecuentes re-quieren de una adecuación de lo que se considera valor de mercado a fin de permi-tir la aplicación de la norma de ajuste inte-gral por inflación de los estados financieros con efectos tributarios; que deben concor-darse las normas del impuesto a la renta y al patrimonio empresarial con las de ajuste integral por inflación de los estados finan-cieros en tanto estas últimas afectan direc-tamente a los pagos de impuestos; que es necesario precisar la base de depreciación o amortización de los activos ajustados a valores de mercado, así como el tratamien-to tributario de la reducción a valores de mercado de los terrenos rústicos y urbanos; en uso de las facultades conferidas, etc. etc. y al amparo del inciso 11, (notar que no es el 20), se dispone: Artículo 1º.- Para efectos de establecer el límite de actualización de los bienes contemplados en el literal c1 y c2 del numeral 11 del anexo 1 del Decreto Legislativo 627 -se refiere a activos fijos distintos a los que se ajustan a valor de reposición, o sea distintos a los equipos de

cómputo, equipos de oficina, terrenos rús-ticos y urbanos, en otras palabras, inmue-bles y maquinarias o plantas-, se considera valor de mercado al valor de tasación -al cual muchos hemos tenido que llegar, aunque no nos guste- el cual deberá ser sustentado por un perito competente en la materia, independiente de la empresa, sin perjuicio de la aplicación de la norma de fiscalización y control a que se refiere el Código Tributario. Artículo 2º.- Tratándo-se de bienes intangibles, para efectos de lo establecido en los literales c1 y c2 del numeral 12 del anexo 1 del Decreto Legis-lativo 627 y sus modificatorias, se conside-ra valor de mercado al valor recuperable que obtendrá la empresa a consecuencia de la tenencia de dichos bienes. -En otras palabras, se regresó al valor de recupera-ción económica que, a juicio de muchos de nosotros, es lo correcto-. El valor recupera-ble debe respaldarse con un estudio efec-tuado por un profesional competente, cole-giado e independiente de la empresa, sin perjuicio de la aplicación de la norma de fiscalización y control a que se refiere el Código Tributario. Artículo 3º.- La depre-ciación o amortización de los activos rea-justados a valores de mercado se hará en cuotas proporcionales al número de años que faltan para depreciarlos o amortizarlos totalmente. -Eso es para no cambiarle la vida útil al bien, porque simplemente se ha cambiado el valor de lo que se va a amorti-zar pero no se ha cambiado la vida útil. El ajuste por inflación en ningún momento cambia la vida útil de un bien-. Para estos efectos, sigue diciendo el proyecto, la re-ducción a valores de mercado a partir de enero de 1992 deberá contabilizarse con abono a una cuenta de reserva de valuación y débito a la cuenta del estado de ganancias y pérdidas del ejercicio que corresponda. En el caso de terrenos rústicos y urbanos, la reducción a valores de mercado deberá contabilizarse con abono a una cuenta de reserva de valuación terrenos y débito a una cuenta patrimonial denominada reducción patrimonial a valores de mercado. Sólo

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procede afectar los resultados del ejercicio en que se establezca que la reducción tiene naturaleza de permanente y ello se confir-me a través de una tasación efectuada por un perito competente en la materia, inde-pendiente de la empresa, sin perjuicio de la aplicación de la norma de fiscalización y control a que se refiere el CódigoTributario. Se considera que la reducción tiene na-turaleza de permanente cuando el valor de tasación es menor que el costo ajustado como mínimo durante dos ejercicios conse-cutivos.� Bueno, ¿cuál ha sido la filosofía de esto? Hay, como decía Cesáreo y por lo que han expuesto Humberto y Víctor, muchas posiciones al respecto. Hay unos que dicen, yo cargo el monto correspon-diente a una cuenta patrimonial porque no se debe afectar los resultados del ejercicio y abono a una cuenta de reserva de valua-ción. Otros dicen, no. Yo debito directa-mente a resultados del ejercicio y abono a una cuenta de reserva de valuación. Otros dicen no, yo debito a una cuenta de resulta-dos y abono al costo ajustado; o sea, hay para todos los gustos. Los contadores han elaborado N propuestas y todos tienen su sustento para ello. En base de esto, y cortan-do un poco los temas, el Ministerio de Economía y Finanzas considera que es necesario reglamentar la aplicación de los límites de reexpresión. A pesar de que tene-mos muchas cosas más que reglamentar en ajustes por inflación, creo que éste es un tema evidentemente potente. Porque de-pendiendo de cómo se ha tratado en 1991 la contabilización de los límites de reexpre-sión, pueden haber resultados distintos en 1992. Por ejemplo, yo comentaba, en el momento que hacíamos la coordinación de los temas, que conozco de empresas cuyos asesores han cambiado de la noche a la mañana de opinión. Muchos dudaban que entraría en vigencia el Decreto Legislativo 627 y decían esto es un débito a la cuenta patrimonial y abono a la cuenta de reserva. Pero, cuando vieron que entró en vigencia a partir de 1992 para efectos tributarios el ajuste por inflación y en 1991 se contabili-

zó el ajuste del límite de reexpresión con cargo a la cuenta patrimonial, han retroce-dido en la interpretación y han dicho no, todo va a resultados, pero ¿qué ocurre si el año pasado ya lo hicieron de una manera distinta?, ¿cuál será su posición contable frente a sus clientes? Otra situación sería si el año pasado el ajuste del límite fue a resultados del ejercicio, contablemente, o si quieren, como pensamos algunos, a re-sultados acumulados. Debido a estas dis-crepancias de opiniones es que la norma plantea cómo se registra a partir de un momento dado, ¿qué hacer a partir del 1º de enero de 1992? ¿Cómo hicieron en el pasa-do? En ello no quiere intervenir la norma, porque ésta es de naturaleza tributaria y no contable. Sin embargo, hay que reconocer que tiene efectos societarios impresionan-tes, porque dependiendo de su tratamiento dependerá cuánto voy a absorber de resul-tados acumulados, pero, reitero, desde el punto de vista de los impuestos a la renta y al patrimonio empresarial, el que aplicó límites de reexpresión en 1991 sea a una cuenta patrimonial o a una cuenta de resul-tados, el efecto en 1992 va a ser el mismo, ya no lo recupera el año 1992, porque en el año 1991 no tenía efecto tributario. En todo caso, el que redujo el costo ajustado del activo neto pensará que a lo mejor es válido para el impuesto mínimo a la renta, pero desde el punto de vista del impuesto a la renta en general, no el mínimo a la renta, en el año 1992 y siguientes cualquier ajuste que se haya efectuado en 1991 no tiene salvación alguna, salvo que en el futuro se venda el bien por un valor menor y bueno será pues la pérdida de aquel ejercicio, que resultará de comparar el valor de venta del bien con el costo computable (costo ajusta-do menos su reserva de valuación). Yo he querido traer este proyecto a este Conversa-torio porque está siendo discutido en diver-sos lugares -aun cuando no es el proyecto original del Ministerio porque la versión comentada es el resultado de una revisión efectuada por varios tributaristas, contado-res y abogados- y la idea de discutirlo ahora

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es alimentarlo en aquello que creamos que debe ser mejorado, porque estamos equi-distantes de lo que puede ser el interés del contribuyente y el interés del Fisco. Nosotros estamos en el medio, somos téc-nicos y no importa si favorece o perjudica a uno o al otro. Lo que queremos es que no favorezca ni perjudique a nadie, que sea lo más razonable. Es todo lo que tenía que decir.

(CESAR LUNA-VICTORIA LEON)

Comentarios sobre este segundo sub-

tema.

(NELSON SANTOS GUARDAMINO) Sobre este tema creo que podríamos

colaborar con algunas precisiones. La pri-mera es la que más me preocupa, referente al recupero precisamente de estos límites de reexpresión. Si en 1991 al cerrar mi balance el valor de tasación es menor al valor ajustado, lógicamente voy a formar la provisión. Ahora, si incido más en la cuenta �Inversión en Valores� donde estoy limitado por el mercado bursátil y estoy sujeto a la variación del mismo, en 1991 lo nivelo al mercado bursátil y formo mi provisión correspondiente sin afectar a gastos, o sea no tiene una incidencia tribu-taria real.

Sin embargo, cuando en 1992 vuelvo a

hacer la comparación con mi balance ajus-tado a marzo, por ejemplo, resulta que el mercado bursátil ha variado (la inversión ha subido en su cotización súbitamente) y ya no es necesaria toda la provisión que se realizó en 1991. En consecuencia, tengo que voltear la provisión haciendo un recu-pero, cargando a la provisión y abonando, evidentemente, a ingresos. Entonces, la pregunta es: ese recupero de la provisión que tengo que abonar al resultado del año 1992 ¿va a ser gravable con el impuesto a la renta, a pesar que en 1991 no tuvo ninguna incidencia tributaria en la renta imponible?

De esa manera se estaría desvirtuando la renta imponible, porque pueden ser cifras fabulosas. El otro punto que debería preci-sarse es el asunto de las tasaciones. Ya que se ha decidido que las tasaciones deberían ser la base del valor de mercado, lo que faltaría precisar es qué tasación. ¿La tasa-ción a fin de año? Si hago balances mensua-les y me acojo al artículo 81 del TUO por efecto de inflación ¿debo tasar mensual-mente o puedo utilizar la tasación de un año e ir ajustando también por el IPM a través de todo el año? Yo creo que esos dos puntos sería interesante tenerlos en cuenta. En conclusión, mi opinión en relación al pri-mer punto (recupero de provisiones) pienso que desde el momento que no ha habido influencia en 1991 en la renta imponible, ese recupero cargado contra la provisión de valuación y abonado a resultados, no debe-ría ser gravado, porque sino se estaría gra-vando un recupero de algo que no fue contabilizado como gasto. En cuanto a la tasación, pienso que una tasación razona-ble podría ser una tasación al 31 de diciem-bre de 1991 y que a partir de entonces, simplemente se le ajuste con el IPM hasta la fecha del balance correspondiente.

(ANDRES VALLE BILLINGHURST)

Pongamos el caso de una empresa que al

31 de diciembre de 1991 conoce que su activo fijo no tiene valor de recuperación. Sin embargo, como quiera que hasta el ejercicio 1991 ese límite de la reexpresión a valores de mercado o a valores de utiliza-ción económica no afecta el estado de pér-didas y ganancias para efectos tributarios, difiere pues dos o tres años ese cargo a pérdidas con el objeto de hacerlas deduci-bles para efectos tributarios. Creo que debería de alguna manera establecerse pautas para que ello no ocurra. Porque en realidad esta empresa que no debió benefi-ciarse con el gasto, por el sólo hecho de no hacer una tasación se beneficiaría con su deducción. Es un aspecto puntual respecto del cual habría que pronunciarse.

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(VICTOR VARGAS CALDERON) Respecto del comentario que hace Nel-

son sobre la aplicación de los límites de reexpresión, yo haría la pregunta contraria para ver si ahí encontramos la respuesta. El artículo 4 del Decreto Legislativo 627 me dice que a partir del año 1992 el costo computable es el costo ajustado por infla-ción. Significa esto que para el ejercicio de 1992, por ejemplo, el cargo por deprecia-ción del ejercicio 92 será el que correspon-da a los valores ajustados que ya vienen con un nuevo valor al 1º de enero de 1992. Es decir, lo que no tuvo efecto tributario en el año 1991 ni en 1990 va a tenerlo en el año 1992, entonces el costo de venta de la mer-cadería donde yo guardo el valor ajustado en una cuenta de control separada, la 208 una cuenta de corrección monetaria de existencias, cuando llega al 1º de enero de 1992, este valor toma valor tributario. O sea, el costo computable para efectos tribu-tarios ya no es el costo histórico sino es el valor ajustado. Entonces, si las partidas y registro de los ajustes a las cuentas no mo-netarias en el año 90 y 91, hablando de las cuentas del activo, al venderse o transferir-se en el año 92 tienen por valor tributario el costo ajustado, cómo no va a operar aquella situación que vaya a la inversa en el año 92 y en ese sentido yo diría que esta provisión que voy a extornar en el año 92 sería un ingreso gravable. Por el hecho de que los costos son aceptables tributariamente ha-blando. No sé si ésta es una posición que podría también agregarse a la inquietud que tiene Nelson. Mi punto de vista es que sería gravable. Por esta otra posición del análisis de las partidas cargadas al mayor valor de los activos y que así ingresan a enero de 1992 y que a partir de enero de 1992 esos son los valores que van a ser costo compu-table para efectos tributarios.

(CESAREO ALONSO GALLARDAY)

Yo no quiero entrar mucho en temas

tributarios. Ya dije que no soy tributarista.

Pero puedo hacer unas cuantas reflexiones sobre esto. Si en la propuesta de Nelson no se considera como gravable en 1992 la reversión de una provisión, uno se pregun-taría ¿qué va a pasar entonces con el im-puesto mínimo del 2% sobre los activos? ¿Dejo de pagarlo? La respuesta fácil es que sí. En el fondo, no; porque al estar los activos reducidos por la provisión, el patri-monio neto también lo estuvo, así que con el efecto del impuesto patrimonial se neu-tralizan. Pero Nelson, a diferencia de la posición que expone Víctor Vargas, ha puesto un ejemplo: las inversiones en valo-res en otras empresas. Si se refiriera a valores que por más que no se clasifiquen como valores negociables, o sea inversio-nes permanentes, pero que se trafican nor-malmente, Víctor tendría razón. Pero si se refiere a inversiones de posicionamiento, de control de otra empresa, mayoritario o minoritario, tener x%, que me da un asiento en el directorio, que me permite de alguna manera influir en las decisiones de la otra empresa, no las voy a vender. Y si no las voy a vender, no voy a tener ese beneficio de costo computable de que habla Víctor. Pero al mismo tiempo, si no las voy a vender, si son inversiones de posiciona-miento, ¿qué me interesa el valor de bolsa?, ¿qué me interesa el valor de mercado? No es una inversión destinada a venderse, a rotar como el inventario. Es una inversión destinada a estar en el negocio, a estar en una posición de influencia. Entonces, el valor de mercado no me interesa.

(CESAR RODRIGUEZ DUEÑAS)

Antes de entrar al tercer tema, quisiera

hacer un comentario respecto del recupero. Yo creo que es gravable porque hemos pasado de una contabilidad a valores nomi-nales a una contabilidad que está ahora ajustada por inflación y así como no hubo gastos deducibles hay rentas no gravables; así tenemos que todo lo que hasta el año anterior yo gané por exposición a la infla-ción puedo capitalizar, en virtud del artícu-

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lo 11 del Decreto Legislativo 627, libre del impuesto a la renta, con ciertas restriccio-nes para que no haya posteriormente una reducción de capital y me lleve la reexpre-sión. Hay de los dos lados, ganancias y pérdidas. Yo me inclinaría por gravar la reversión de la provisión porque su natura-leza al 31 de diciembre de 1991 es de ser una diferencia permanente que no tiene nada que ver con el tributo de 1992. Si bien reconozco la posición de Nelson, creo que tributariamente deberíamos ir de conformi-dad con las normas vigentes referidas a la aplicación del ajuste por inflación y el cual va a dar pérdida o ganancia que deben pagar el impuesto a la renta correspondiente o arrastrarse como parte de la pérdida tributa-ria hacia adelante. Es claro, indudablemen-te, cuando nosotros enajenamos un bien. Según el artículo 4º ahí recuperamos el costo computable. Simplemente, ahí sí se convirtió, en definitiva, en pérdida o ganan-cia. La reflexión que hace Cesáreo sobre las inversiones permanentes indudablemente es una buena reflexión para ver si en ade-lante se cambia o no el límite de actualiza-ción de las inversiones en afiliadas o subsi-diarias, en las cuales uno tiene una posición accionaria o en la determinación de algunas políticas de la empresa. Pero creo que como están las normas hoy día, hay que ajustarías por el límite de participación patrimonial y si eso me resulta en un valor menor, pues tendré que reconocer una pérdida en el ejercicio y si resulta que la reserva es exce-siva, tendré una ganancia por la reversión del exceso.

Otra discusión que se tuvo era por qué

no diferir el ajuste del límite de reexpresión de las inversiones que no tenían naturaleza permanente para que no fuera a resultados. Pero volvíamos al problema que teníamos con el reglamento del impuesto a la renta vigente al 31 de diciembre de 1991, que dice que las diferencias de cambio de las inversiones permanentes no se ajustan re-cién cuando pasan del año. Esta norma reglamentaria es una tontería, porque la

naturaleza de permanente de una inversión no tiene nada que ver con un año, medio año, etc., la permanencia tiene que ver con la decisión gerencial de comprar acciones y tenerlas bajo determinadas condiciones. Eso no tiene nada que ver con el tiempo, por lo menos económicamente. Entonces, como acá también teníamos una discusión, lo que proponíamos es que el ajuste y la aplicación de los límites de reexpresión fueran a resul-tados y nos olvidamos de la diferencia entre inversiones financieras temporales e inver-siones financieras permanentes y dentro de ellas las que se cotizan en bolsa o las que se les aplica el concepto de participación pa-trimonial.

Respecto al tema que Nelson dijo sobre

el balance mensual, yo creo que hay que buscar un mecanismo adecuado, lo que pasa es que siempre hay que pensar de que el límite de reexpresión es algo que juega a favor nuestro. Si yo quiero reducir mi ga-nancia del ejercicio, no el REI sino la ga-nancia del ejercicio sujeta a impuestos, yo veré pues si es una decisión económica mía ir a hacer una tasación o no en los períodos intermedios o esperar hasta el fin del ejerci-cio. Ahora, claro, habrá que ver qué pasa, siempre habrá que ponerse en el caso, por-que todos los meses no se puede hacer tasaciones y creo que alguna flexibilidad deberá tener la norma considerando el prin-cipio denominado costo-beneficio. Sobre el punto mencionado por Andrés, diré que es un tema bastante difícil de resolver. No imposible, pero sí muy difícil ¿cómo demostrar, sobre todo al Estado, el mo-mento en el cual se produce la pérdida de valor? Víctor Vargas dice ciertamente una cosa, va a ser muy discutible de acá para adelante la aplicación del principio, sea valor de recuperación económica o de ta-sación, siempre va a ser bien discutible entre el Estado y el contribuyente quién tiene la razón y más difícil va a ser que le digan al contribuyente que ese ajuste no tiene efectos a partir de 1992, porque el Estado va a querer que todos los ajustes

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vayan hasta el 31 de diciembre de 1991, tratará de sostener que el deterioro per-manente no se produjo a partir de 1992 y por tanto es un ajuste hacia atrás. Pienso que al Estado no le importa perder en patrimonio, que está afecto a una tasa del 2%, pero sí ganar en impuesto a la renta cuya tasa es el 30%. El Fisco va a tender a ir hacia atrás y es difícil ver cómo se puede cortar esto.

(CESAREO ALONSO GALLARDAY)

Yo creo que estamos jugando ahí con un

poquito de mercantilismo. Porque incluso ese proyecto de decreto, yo lo he escuchado así no más, y me pareció escuchar, ojalá haya escuchado mal, que se va a crear alguna reserva negativa por estas diferen-cias de estos límites de reexpresión. Es un poquito de mercantilismo porque estamos pensando en que de esta manera pagaremos menos impuesto. Discutamos la legitimidad del impuesto, discutamos la justicia del impuesto, pero no por pagar menos im-puesto voy a adulterar los montos de mis activos. Si el impuesto es excesivo, pida-mos que se baje la tasa. Si el impuesto es injusto, pidamos que se elimine. Pero no creo que debamos juzgar esto en función de si me conviene o no que sea así. Pienso, de otro lado, en si se necesita dos años para aquello del deterioro permanente. Si de alguna manera el valor de recuperación o de tasación de ciertos activos fijos, maqui-naria particularmente, está ligado al tipo de cambio y tengo ya dos años o un poco más con un tipo de cambio evidentemente desfasado hacia abajo, ¿con dos años ya la considero permanente?; y si viene alguna reacción en el mercado cambiario, si sube el tipo de cambio, ¿ya dejó de ser perma-nente? Yo creo que estamos jugando con palabras y no con conceptos.

(CESAR RODRIGUEZ DUEÑAS)

Sólo un comentario. Esta parte hay que

precisarla, bien ha dicho Cesáreo, cuando

dice que la norma no tiene que referirse a la característica de deterioro permanente, pero tal propuesta está referida básicamente a los terrenos rústicos y urbanos, no está a todos los demás activos ¿y por qué se plan-tea esto? Porque todos sabemos cómo el Consejo Nacional de Tasaciones y los Municipios trabajan con los aranceles. Entonces, si nosotros utilizamos como uno de los límites de reexpresión a los aran-celes, ellos van para arriba y para abajo como mejor les parezca a los organismos supuestamente competentes; por tanto, hay que buscar una referencia, en el tiempo, que pueda ser útil en su aplicación práctica. Ese problema lo hemos tenido para 1991 cuando los aranceles se publicaron a partir del 23 de febrero de 1992 y fue una gran discusión si revaluábamos o no los terrenos al 31 de diciembre de 1991 y qué pasaba si comparábamos los valores ajustados al 31 de diciembre de 1991 con los valores al 23 de febrero de 1992 en lugar de compararlos con los aranceles a diciembre de 1991. Se ha hecho sobre esto mucha discusión, entonces, una de las cosas que se dijo, bueno, si los terrenos rústicos o urbanos -que están en el activo fijo y no como valores realizables para quienes negocian con ellos, porque ahí aplican otro valor de mercado- se están cayendo durante dos años como mínimo, es un deterioro per-manente y eso pasa a resultados. Un poco esa fue la filosofía del porqué en el caso de terrenos rústicos y urbanos es el único caso en el cual se busca tratar de definir cuándo el deterioro es permanente. Reco-nozco que también tal definición es muy subjetiva, ¿por qué no tres años?, ¿porqué no cuatro?

(CESAREO ALONSO GALLARDAY)

En la medida en que vamos a lo casuís-

tico, estamos tratando de hallar la fórmula del agua en función de muestras del agua de los desagües que corre en las calles, en vez de buscar la fórmula del agua química-mente pura.

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(CESAR LUNA-VICTORIA LEON) El tercer subtema es �La reexpresión de

pagos en exceso�. César Rodríguez expon-drá el tema.

(CESAR RODRIGUEZ DUEÑAS)

Este es otro tema que también nos ha

llevado a muchas discusiones. ¿Qué se dis-cute en este tema? Se discute si los pagos en exceso al 31 de diciembre de 1991 del impuesto a la renta y al patrimonio empre-sarial deberán ser ajustados a partir del 1º de enero de 1992 o no. Y si deben ser ajusta-dos, la pregunta es ¿qué se ajusta? Se ajusta los pagos en exceso que ya están previa-mente ajustados de acuerdo al Decreto Legislativo 627 y a la Resolución Nº 2 o lo que se ajusta es la cifra histórica. Me expli-co. Yo tenía impuesto a la renta del año como 500, he hecho pagos a cuenta de 600 y me sobra 100 en mi contabilidad históri-ca. La pregunta es, ¿esos 100 son los que se ajustan o lo que debo decir es que ajusto mis pagos a cuenta hechos durante X tiempo, porque de acuerdo a la Resolución Nº 2 y al Decreto Legislativo 627 tienen la naturale-za de partidas no monetarias? Si aplicando los citados dispositivos he llevado esos 600 a 1,500 y los comparo con mi impuesto a la renta real de 1991 y determino que en lugar del 100 del ejemplo tengo un saldo de 900 de pago anticipado, entonces la pregunta es ¿esos son los que debo ajustar? Ahí se plantea la duda si debo ajustados o no.

En mi opinión, basado en la Primera

Disposición Transitoria del Decreto Legis-lativo 627, en el artículo 1º de dicho Decreto y el artículo 22º de la Ley 25381, el monto a ajustar a partir del 1º de enero de 1992 sólo asciende a 100.

(CESAREO ALONSO GALLARDAY)

¡De nuevo! En el caso específico de los

pagos a cuenta hechos hasta el 31 de di-ciembre de 1991, de acuerdo con la Resolu-

ción Nº 2, un pago de 100 indexado fue a 900. Muy bien, mi pregunta es ¿cuánto tengo de servicio futuro por ese pago de 100, que indexado representa 900? De ser-vicio futuro al 1º de enero de 1992 tengo 100. Este activo, hasta esa fecha, era un activo monetario para fines tributarios. Por consiguiente, estaba mal ajustado. En 1992 sí va a ser un activo no monetario, porque va a conservar el valor y ése va a represen-tar mi servicio futuro.

(CESAR LUNA VICTORIA LEON)

Víctor o Humberto ¿tienen algún co-

mentario?.

(HUMBERTO ALLEMANT SALAZAR) También considero que lo que queda

como exceso pagado por concepto del Impuesto a la Renta son los 100 -a cifras históricas-, y que será a partir del 1º de enero de 1992 que ese pago en exceso deberá ser ajustado por inflación. Así, los montos pagados en exceso vienen a ser una partida no monetaria y por ello se les apli-cará el índice correspondiente hasta el momento que sean aplicados contra el impuesto correspondiente.

(VICTOR VARGAS CALDERON)

Opino de la misma forma que Humber-

to, sólo que quisiera agregar un punto más sobre la utilización de este exceso que tenía a diciembre del año 91. A diciembre del año 91 tengo un exceso y quiero aplicarlo a un pago de impuesto a la renta calculado a febrero o a marzo o más adelante. La nor-ma, el artículo 6, me lleva solamente a la posición anual, estableciendo que los pa-gos a cuenta que realice mes a mes al terminar el ejercicio los podré indexar a diciembre de 1992 y esa es la parte que la Administración Tributaria tendrá que di-fundir un poco. El saldo por regularizar, si es que los pagos a cuenta fueron inferiores y por lo tanto hay un saldo a regularizar al

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31 de diciembre del año 92, voy a tener que pagarle al Fisco indexado, situación que a valor histórico no se presenta, porque si tenía un saldo por regularizar se lo entrega-ba hasta el 31 de marzo y no tenía que pagar más allá que el saldo a regularizar. Sin embargo, el saldo a regularizar por el año 1992 a pagarse en marzo de 1993 voy a tener que entregárselo ajustado partiendo de que el período de operación es 31 de diciembre de 1992 y se lo estoy entregando en marzo del 93. Esta parte va a tener que difundirla un poco el Fisco porque no está muy nítida dentro del manejo de las indexa-ciones para ambos lados. La parte que me favorece y la parte que yo tendría que reembolsar. Pero sí digo que el exceso a diciembre de 1991 en su aplicación de los pagos a cuenta del impuesto a la renta de enero, febrero y marzo del año 92 debería aplicarlos indexados hasta agotarlos. Esta parte no está escrita pero pienso que así debería ser, toda vez que la indexación está a plenitud a efectos tributarios en el año 1992.

(CESAR RODRIGUEZ DUEÑAS)

Para reforzar el criterio de que es el

histórico el que se ajusta al 1º de enero de 1992 tenemos una norma expresa. La últi-ma parte de la Primera Disposición Transi-toria dice que las actualizaciones de las utilidades no repartidas o de las pérdidas no resarcidas, que deben ser objeto de la absor-ción o de la aplicación establecida en el artículo 11, son incorporadas a los resulta-dos acumulados menos los saldos de las actualizaciones de los pagos anticipados. O sea, esa naturaleza de no monetaria que tenía con la Resolución Nº 2 la Primera Disposición Transitoria del Decreto Legis-lativo 627 la convierte en monetaria para efectos tributarios. Esa es la virtud de la Primera Disposición Transitoria, hacer que como puente pase la contabilidad a la tributación. Para no romper el criterio de no monetario de los pagos anticipados del impuesto a la renta, los he ajustado como

tales, pero llega el 31 de diciembre de 1991 y tengo una cuenta en la contabilidad de pagos anticipados, en el ejemplo, 1,500, de los cuales solamente puedo usar 600. En-tonces, el exceso lo reverso debitando a la cuenta resultados acumulados con un abo-no a la cuenta pagos anticipados, para des-aparecer los pagos anticipados ajustados por inflación y para dejarlos solamente en los 100 del ejemplo histórico, no queda más.

En segundo lugar, respecto de la indexa-

ción, creo que a los pagos a cuenta, para los que optaron por el sistema de balance mensual, se les aplica la norma del ajuste integral en todo su contexto mes a mes. Por eso creo que el formulario que ha hecho la SUNAT cojea porque no está reconociendo que los pagos en exceso al 31 de diciembre de 1991 debieron aplicarse indexados por-que al 31 de enero ya sufrí una inflación y debí aplicar mi exceso indexado para mi pago a cuenta de enero y así sucesivamente. ¿Y sobre el pago al final del ejercicio ajus-tado por inflación? Pues ello va a resultar de la propia mecánica de aplicación del ajuste por inflación. Al 31 de diciembre de 1992 calculo mi renta imponible y suponiendo que es de 1,500, ajustada por inflación, tengo un impuesto de 450 indexado y con-tra ese impuesto voy a comparar mis pagos a cuenta que han sido ajustados durante el ejercicio según lo establecido por el modi-ficado artículo 6º. Si tengo un saldo por regularizar se indexa considerando la va-riación del IPM ocurrida entre el 31 de diciembre y el último día del mes anterior a la fecha en que se realiza el pago.

(ANDRES VALLE BILLINGHURST)

Yo tengo una duda. Respecto del ajuste

de los pagos a cuenta, concretamente el exceso que se pudiera producir en el pago a cuenta de diciembre de 1991 que se paga en enero de 1992. En efecto, existe una dispo-sición en el Decreto Legislativo 627 según la cual los pagos a cuenta se ajustan con la

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inflación ocurrida a partir del mes siguiente a aquel en que efectuó el pago. En ese sentido, el pago a cuenta de diciembre de 1991 se efectúa en enero de 1992. Si por consiguiente, concuerdo ambas normas yo no voy a poder ajustar el pago a cuenta, por diciembre, sino a partir de febrero y no a partir de enero. Yo creo que es una aclara-ción importante que hay que hacer en vía reglamentaria.

(LUCIANO CARRASCO BULEJE)

Yo creo que en esto de exceso de pagos

a cuenta también se debe tomar en conside-ración no solamente los pagos a cuenta pro-piamente dichos, sino el exceso de crédito que la empresa pudiera tener al 31 de di-ciembre. En todo caso también ese exceso de crédito tendría que ajustarse al igual que el pago a cuenta. Esto confunde un poco, cuando para el año 1992 tenemos el régi-men general y el impuesto mínimo. Enton-ces, considerando que el impuesto mínimo es el mismo impuesto a la renta que se paga por régimen general, este exceso del pago a cuenta al 31 de diciembre del año 91 debe-ría ajustarse y aplicarse como crédito con-tra el impuesto mínimo, porque en el fondo es el mismo impuesto a la renta. Es un poco para aclarar.

(NELSON SANTOS GUARDAMINO)

El artículo 6 del Decreto Legislativo 627

tiene tres partes. Primero habla de los pagos a cuenta de los impuestos a la renta y al patrimonio empresarial (enero, febrero, etc.), que se ajustan lógicamente todos los meses. Luego habla de una cuota de regula-rización que es la que ha mencionado Víc-tor, y al final dice que el excedente en favor del contribuyente (se entiende los exceden-tes que le queden al final del año) se devol-verá ajustado según la variación del IPM entre el mes del balance y el mes anterior a su devolución o al de su aplicación a los futuros pagos a cuenta mensuales. Enton-ces, aquí está la base legal para hacer los

ajustes de los pagos en exceso al 31 de diciembre de 1991. Es decir si yo tengo excesos pagados al 31 de diciembre de 1991, que vamos a suponer los quiero ajus-tar para el mes de marzo de 1992 que debo pagar en abril dentro de los primeros diez días, debería ajustar mis pagos entre el 31 de diciembre de 1991 hasta el mes anterior al de su aplicación. En todo caso, quizá lo que habría que precisar es que no debería ser hasta febrero, sino igual al ajuste de los agregados y las deducciones a la renta im-ponible, es decir, debería ser hasta el mes del balance. Entonces, debería ser del 31 de diciembre de 1991 al 31 de marzo de 1992 que estoy compensando o aplicando el ex-ceso. Yo veo ahí una posibilidad de la apli-cación del exceso, perfectamente viable.

(CESAR RODRIGUEZ DUEÑAS)

Pero siempre histórico.

(NELSON SANTOS GUARDAMINO) Si, en eso si estoy de acuerdo. Histórico.

(FEDERICO SARMIENTO BENDEZU) Yo creo que esa norma obedece a que la

publicación de los índices siempre se hace en los primeros días del mes siguiente, entonces por eso no se puede tomar, por ejemplo, al 31 de marzo el índice de marzo, porque recién te lo van a publicar en abril, por eso se toma el de febrero. Esa es la razón por la que han puesto eso ahí. ¿Te acuerdas cuando se ha efectuado el cálculo del rea-juste por indexación en la deuda tributaria?, también se aplicaba esa regla. Yo creo que ése ha sido el razonamiento que han tenido los legisladores al tratar el ajuste de los pagos en exceso.

(NELSON SANTOS GUARDAMINO)

Sin embargo, cuando dice cómo deben

ajustarse los pagos a cuenta del propio año si dice de la fecha de desembolso hasta la

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fecha del balance. Y ahí sí me dan la fecha del balance. Además, yo no estoy de acuer-do con que, al 31 de marzo no puedo tomar el índice de marzo que se publica en abril. Nadie hace un corte al 31 de marzo. Es cierto que al 31 de marzo yo no conozco el índice, pero al día siguiente si lo conozco y además tengo 10 días hábiles para efectuar el pago respectivo.

(CESAR LUNA-VICTORIA LEON)

Pasamos al cuarto subtema, �Los efec-

tos de la capitalización de la reexpresión�, cuyo análisis estará a cargo de Humberto Allemant.

(HUMBERTO ALLEMANT SALAZAR)

Indudablemente estamos tocando uno

de los aspectos más controvertidos entre el Decreto Legislativo Nº 627 y la Ley Gene-ral de Sociedades.

Como bien saben existen dos posiciones

al respecto, la que establece que el ajuste integral por inflación tiene efectos societa-rios, en primer lugar por estar contabilizado en los registros contables y en segundo lugar porque es una reexpresión, y siendo una reexpresión se mantienen los costos históricos y no se está en oposición con la Ley General de Sociedades; y la que esta-blece que el ajuste integral por inflación no tiene efectos societarios, sea porque el Consejo Normativo de Contabilidad se excedió en sus funciones, o que se necesi-tan normas expresas para modificar la Ley General de Sociedades, por lo que sólo serán válidas las cifras históricas.

Considero que en este caso, la realidad

le ganó a la ley y que por ello debemos darle efectos societarios a esta norma. El efecto societario se lo está dando la misma Ley del Impuesto a la Renta.

Así por ejemplo, el artículo 11 establece

que el resultado por exposición a la infla-

ción deberá ser capitalizado, cabe pregun-tarse ¿qué es la capitalización, sino un acto societario?; además, se establece que dicha capitalización estará exonerada del impues-to a la renta.

Ahora bien, ¿qué sucedería si una em-

presa que obtenga resultados acumulados positivos señalase que al no haberse modi-ficado la Ley General de Sociedades no pueden otorgar una escritura de capitaliza-ción, pues se estarían perjudicando? Se perjudicarían dado que la exoneración es sólo por el primer año, así, la capitalización de la reexpresión se refiere sólo a lo que resulta del año 1991, y de no capitalizar, cuando se efectúe la reexpresión de los estados financieros, se reexpresarán utili-dades, y al capitalizar las mismas esta operación se encontrará gravada.

Lo único que no está gravado con el

impuesto a la renta a partir de 1992 es la capitalización de la reexpresión de la mis-ma cuenta capital. Repito lo señalado al inicio, que la realidad le ganó a la ley, considero que cualquier norma que modifi-cara la Ley General de Sociedades no po-dría contradecir la norma del ajuste integral de los estados financieros, sino por el con-trario, debería convalidar lo establecido en dicha norma.

Por otro lado me pregunto, ¿de dónde

fluye el balance?, de los registros conta-bles, y si en los mismos ya se han incorpo-rado los ajustes establecidos por la ley, y si es en base a ellos que la junta general tomará las futuras decisiones, ¿cómo des-conocer el efecto societario de los mismos? Considero que sí es factible, apoyado en la Ley del Impuesto a la Renta, que se pueda capitalizar la reexpresión, además, los considerandos del Decreto Legislativo Nº 627 establecen que los ajustes serán de aplicación para todos los efectos, inclusive los societarios. Contra esto se puede seña-lar que el Decreto Legislativo Nº 627 se excedió, que no estuvo facultado para dic-

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tar normas de carácter societario porque sólo se dieron facultades para efectos de los Impuestos a la Renta y al Patrimonio Empresarial; sin embargo, el no aceptarlo sería desconocer la realidad y hacer pre-valecer la posición que establece la nece-sidad de modificar expresamente la Ley General de Sociedades. Vuelvo a señalar, lo único que se está reexpresando son los costos históricos en una moneda cons-tante.

Ahora bien, respecto a la reexpresión de

capital hemos utilizado constantemente el término capitalización de la reexpresión del capital, considero que no se debería utilizar el término �capitalización de la reexpresión� porque es el mismo capital que lo estoy expresando en moneda cons-tante. Sin embargo, la Ley del Impuesto a la Renta establece en su artículo 24º que no son dividendos las acciones provenientes de la capitalización de la reexpresión de capital, pero al señalar que no son dividen-dos no está indicando que lo pueda capita-lizar. Al respecto considero que vía el impuesto a la renta se ha legislado sobre un aspecto societario, así, apoyados en esa norma del impuesto a la renta, en los prin-cipios que inspiran el ajuste de los estados financieros, así como en el hecho de que los mismos están contabilizados, se deben tomar decisiones con respecto a darle efec-tos societarios a los ajustes de los estados financieros por inflación.

(CESAR LUNA-VICTORIA LEON)

¿Algún comentario sobre este tema? Yo

quisiera entonces agregar unas ideas. No nos olvidemos que la legislación tributaria y la legislación mercantil están muy imbri-cadas y que no es la primera vez que la norma tributaria tiene implicancias mer-cantiles. Por ejemplo, la eliminación de las acciones al portador tiene un origen tributa-rio. Otro caso, la ley del impuesto a la renta desde hace mucho tiempo regula las reser-vas patrimoniales. Entonces, siguiendo la

exposición de Humberto, destaco que la regulación de normas sociales en cuerpos tributarios no es una novedad.

(HUMBERTO ALLEMANT SALAZAR)

Sobre todo debemos tener en cuenta que

al haberse eliminado por una ley tributaria una partida tan importante como el exce-dente de revaluación, así como la capitali-zación del excedente de revaluación, la misma que nació con una ley tributaria que le dió efectos societarios y que finalmente es eliminada por otra norma tributaria, entonces debemos pensar que los argumen-tos que le dan validez son innumerables, y considero que son más firmes que la posi-ción contraria que dice que no se puede capitalizar.

(CESAREO ALONSO GALLARDAY)

Yo quisiera acotar algo. Ahora hay algu-

nas voces que dicen que la ley de socieda-des mantiene el principio del costo históri-co y éste no es costo histórico. La ley de sociedades en ningún momento dice �costo histórico�; dice costo de adquisición y no dice necesariamente histórico. Que eso lo interpretemos como histórico está bien; pero no dice costo histórico. Segundo, la segun-da parte de esa argumentación: éste no es costo histórico. ¿Quién dice que esto no es costo histórico? Costo histórico es una de-finición de un modelo contable. No es otra cosa. Y si el 627, que pone en vigencia el ajuste integral por inflación de los estados financieros para todos los efectos, exce-diéndose probablemente de las facultades que le dio el Congreso, se refiere al Anexo Nº 1 y el Anexo Nº 1 dice: ajuste integral es la reexpresión, etc., etc., lo que quiero destacar es que el ajuste integral tiene por objeto expresar todas las cuentas o rubros de los estados financieros en moneda con poder adquisitivo de la fecha de cierre del último período cubierto por dichos estados. Lo que está diciendo es que la unidad mo-netaria es lo que estoy ajustando. Entonces,

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el costo de adquisición en una unidad monetaria ajustada es el costo histórico.

(CESAR LUNA-VICTORIA LEON)

Bueno, respecto del argumento que

mencionaste Humberto sobre que el Poder Ejecutivo no tenía facultades delegadas para pronunciarse en materia societaria, en cuya virtud serían inconstitucionales los efectos societarios del comentado Decreto Legis-lativo Nº 627, agregaría que a pesar de esa inconstitucionalidad tienen virtualidad ju-rídica, esto es que las normas del citado Decreto operan con plena eficacia jurídica y podemos considerarlas como normas legales exigibles si, como creemos todos, son necesarias para la buena marcha de las empresas. No nos olvidemos que la decla-ración de inconstitucionalidad de una nor-ma no tiene efectos retroactivos. De modo tal que los efectos societarios del Decreto Legislativo Nº 627 están vigentes aún cuan-do argumentemos que ese Decreto tiene vicio inconstitucional.

(MIGUEL MUR VALDIVIA)

Jurídicamente hablando, le preguntaría

a Humberto qué acto es el que se está realizando. Los accionistas reunidos en Junta, qué van a tomar, el acuerdo de reexpresar el capital. La escritura pública cómo se va a llamar, ¿escritura pública de...?

(HUMBERTO ALLEMANT SALAZAR)

La ley lo denomina capitalización de la

reexpresión del capital, considero que la ley del impuesto a la renta en realidad no está capitalizando nada sino que se refiere tan sólo a la reexpresión del propio capital social de la empresa.

(MIGUEL MUR VALDIVIA)

Pero no va a ser una escritura de aumen-

to de capital.

(HUMBERTO ALLEMANT SALAZAR) Si se otorga una escritura de reexpresión

de capital el Notario no la va a aceptar, menos el Registrador, por lo que pienso que lo que se tendría que hacer es capita-lizar la reexpresión de capital de los es-tados financieros ajustados, aprobados por la firma de auditores, señalando que se efectúa la capitalización en aplicación del artículo 24º de la Ley del Impuesto a la Renta.

(MIGUEL MUR VALDIVIA)

Va a ser una escritura sin nombre.

(HUMBERTO ALLEMANT SALAZAR) Yo la llamaría �capitalización de la

reexpresión del capital social�.

(MIGUEL MUR VALDIVIA) Pero si fuera de aumento de capital no

está dentro de las causales de la ley para aumentar el capital.

(HUMBERTO ALLEMANT SALAZAR)

Pero no saben que no estoy efectuando

aumento de capital alguno.

(MIGUEL MUR VALDIVIA) No sería aumento de capital.

(HUMBERTO ALLEMANT SALAZAR) Yo el capital lo estoy reexpresando.

(MIGUEL MUR VALDIVIA) Y dime, estos acuerdos de reexpresión

de capital que se van a adoptar en Junta, con qué quórum, con qué número de accio-nistas se van a realizar.

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(HUMBERTO ALLEMANT SALAZAR) Lo haría con la formalidad de una capi-

talización de la reexpresión, o sea, me apoyaría en la ley del impuesto a la renta.

(MIGUEL MUR VALDIVIA)

Porque tú entiendes que en el aumento te

exigen un cierto número de acciones con-currentes, un número calificado de votos. Cuál va a ser este número.

(HUMBERTO ALLEMANT SALAZAR)

Me apoyaría en el propio artículo 24 de

la Ley del Impuesto a la Renta, que estable-ce que no son dividendos las acciones de propia emisión que correspondan a la reex-presión de capital como consecuencia del ajuste integral por inflación. Ese artículo indica que se puede capitalizar, indica el tratamiento de esas acciones que se reciben cuando la empresa efectúa la capitaliza-ción. Se está normando sobre aspectos societarios, eso no se puede desconocer.

Si bien al inicio existirán problemas con

el Notario, será más fácil que él lo entienda, pero será más difícil con el Registrador. Ahí considero existirán los mayores pro-blemas, pero dependiendo la manera como se redacte, y las publicaciones que se adjun-ten, no debiera existir mayores problemas con el Registrador.

(VICTOR GALLART TAPIA)

Una posición sería que haya un grupo

mayoritario de accionistas que en razón de la concesión por otro grupo del resto de las acciones tenga interés en que no se capita-lice, entonces el grupo minoritario que sí tiene interés en que se haga la reexpresión del capital tendría que acudir al juez para que el juez ordene la convocatoria a junta extraordinaria con este propósito. Es ahí donde se dilucidaría judicialmente la vali-dez o la legalidad o ilegalidad de esta nor-

ma. En este caso, a los que tienen el manejo de la empresa no les conviene por x razones que un grupo minoritario se beneficie por esta reexpresión y se plantan en su interpre-tación de que no es aplicable la ley. En ese caso recién el grupo minoritario va a exigir que se proceda de conformidad con el artí-culo 24. Entonces ahí el que tendría que re-solver sería el juez. Decir, esta empresa debe convocar a su junta extraordinaria de accio-nistas para este propósito. Y debe hacerlo.

(HUMBERTO ALLEMANT SALAZAR)

Podría no hacerlo.

(VICTOR GALLART TAPIA) O sea que si la decisión mayoritaria,

aunque vaya en perjuicio de otro grupo de accionistas, por las razones que sean, aun-que sea por razones egoístas, no quiere proceder a esto, simplemente los accionis-tas minoritarios tendrían que contentarse con una decisión de abstinencia de ese proceso. Nada obliga.

(HUMBERTO ALLEMANT SALAZAR)

Nada te obliga a ello.

(VICTOR GALLART TAPIA) Hay muchas cosas en materia de socie-

dades. Hay quienes todavía están recla-mando judicialmente como propias accio-nes de revaluaciones de activos que se han hecho en la empresa y que según el transfe-rente no fueron objeto de la transferencia, porque no se puso en el contrato de venta de acciones �más las acciones derivadas por capitalización�. Entonces en este caso, imagínate, también puede tener problemas. Era una acotación.

(MIGUEL MUR VALDIVIA)

El problema es todavía más complicado.

Porque vamos a tener que aplicar muchas

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normas por analogía de los insertos que hemos aplicado para un aumento de capital por revaluación de activos. Son tales y tales insertos. Al Notario habrá que decirle cuá-les son los insertos en este caso. Los mis-mos que en el excedente de revaluación. Ah, ya. Pero esa misma explicación el re-gistrador no la va a aceptar; como que falta construir la carpintería que estamos acos-tumbrados a armar en una capitalización. Considero que es necesario dictar las nor-mas aplicables para que todo esto se pueda implementar y no tengamos los problemas en el otorgamiento de la escritura pública y en la inscripción, finalmente, de esta reex-presión de capital en los registros.

(CESAR RODRIGUEZ DUEÑAS)

Una pregunta Miguel, cuando tú hacías

todo este trabajo de carpintería, emulando a José, para la capitalización de los exceden-tes de revaluación, ¿tenías societariamente una ley que regulara cuáles eran los inser-tos?

(MIGUEL MUR VALDIVIA)

Pero hay una norma, la ley del

notariado, un Decreto Supremo que te dice cuáles son los insertos.

(CESAR RODRIGUEZ DUEÑAS)

Yo sé. Desde el punto de vista del fenó-

meno económico, estamos hablando de lo mismo. Solamente que hoy día haces mejor el ajuste. Antes la diferencia de cambio era una forma de ajuste de la cuenta del activo que estaba de alguna manera reflejada en el patrimonio. A alguien se le ocurrió dictar el Decreto Ley 18815 para hacer mejor una revaluación de activos fijos, que corrija algo mejor el valor de los activos que con el ajuste de las diferencias de cambio. Y con el tiempo alguien dijo éste es un ajuste parcial, por qué no hacer un ajuste integral de los activos fijos. Entonces, simplemente se está poniendo los valores a la fecha de

emisión de los estados financieros y se está reconociendo el fenómeno económico. Comparto que, por eso se ha traído al tema, que al llevar esta situación hacia el notario o al registrador puede haber ciertas compli-caciones, pero creo que en el fondo estamos hablando de lo mismo. Quien sabe si para dilucidar todas estas dificultades lo que hay que hacer es que un grupo de algunos pro-fesionales aquí presentes comenzaran a trabajar en modificar la Ley General de Sociedades para que no hubiera más discu-siones sobre el tema. Y creo es un aspecto en el cual también podríamos participar para que no se distorsione lo que hemos avanzado con tanto esfuerzo en materia de ajustes y que no sea neutralizado por algún vacío en el campo societario, ya que si bien la mayoría de nosotros somos tributaristas, también hay profesores de la Universidad Católica que enseñan Derecho Mercantil o Legislación de Sociedades, que pueden combinar los aspectos tributarios, conta-bles y societarios.

(CESAR LUNA-VICTORIA LEON)

Yo creería que los accionistas mayorita-

rios, si bien potencialmente tendrían dere-cho a oponerse a esta suerte de capitaliza-ción, el ejercicio de ese derecho sería un abuso, por la razón que manifestó Humber-to Allemant de que clarísimamente la no capitalización en este momento supone una mayor incidencia tributaria en un momento posterior y porque, además, la cifra capital es una cifra eje de todo el movimiento de la sociedad. Por ejemplo, hay causales de disolución y liquidación que están en fun-ción de la cifra de capital, dependiendo del nivel de las pérdidas que tenga. Y tribu-tariamente mis niveles de endeudamiento que me son permitidos también están en función de la cifra capital. De modo tal que la opción procesal que podrían tener los accionistas minoritarios sería una acción precisamente ordinaria de abuso del de-recho. Si bien el proceso ordinario es muy largo, podrían obtener una medida

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cautelar para proteger a la sociedad de inmediato.

(CESAR TALLEDO MAZU)

Para mí, la interrogante que se me ocurre

al propósito es la siguiente. ¿Cuál sería el capital social?, ¿el que figura en la escritura o el que figura en los asientos contables, en la cuenta respectiva? O sea, ¿hasta qué punto, me pregunto, los accionistas mayo-ritarios tendrían derecho a decir que el ca-pital social es el que figura en la escritura cuando la realidad patrimonial de la so-ciedad reflejada en sus registros contables está revelando otra cosa? Entonces creo que esto abunda en favor de lo que plantea Humberto.

(MIGUEL MUR VALDIVIA)

Sí, simplemente para aclarar el tema. Yo

no creo que sería una acción ordinaria, creo que es una acción de impugnación de acuer-do de junta de accionistas por contrariar el interés social y sumaria. Entonces no sería abuso del derecho, sería simplemente que justamente la minoría pueda interponer la acción de impugnación por tomarse un acuerdo que es contrario al interés social. Ese es el derecho de la minoría y el proce-dimiento es sumario.

(CESAR LUNA-VICTORIA LEON)

Es correcta la precisión que hace Miguel

Mur. La acción ordinaria por abuso del derecho por la oposición de los accionis-tas mayoritarios a la capitalización de la reexpresión, es una opción procesal al alcance de cualquier accionista. La otra opción, la acción de impugnación de acuer-dos por vía sumaria, requiere algunos re-quisitos calificados que no necesariamente están al alcance de todos los accionistas mi-noritarios. En cualquier caso, hay dos op-ciones procesales para lograr el mismo objetivo.

(CESAR RODRIGUEZ DUEÑAS) A continuación quisiera mencionar un

tema que si bien ya lo hemos conversado, podemos volver sobre él para discutir algu-nas cosas. Humberto Allemant planteaba la necesidad de discutir un tema que a mí me suena como filosófico, pero creo que es importante saber de qué estamos hablando. Se ha hablado de si solamente son reexpre-sables los excesos de pago a cuenta de los impuestos a la renta y al patrimonio empre-sarial o también los excesos de otros tribu-tos. Si ustedes revisan la declaración jurada del impuesto a la renta de 1991 notarán que se ha considerado a los créditos del artículo 31 del Decreto Legislativo 618 como crédi-tos sin devolución, quitándoles su naturale-za jurídica de pagos a cuenta del impuesto a la renta. Ahí tenemos un problema serio de ajuste. No solamente de ajuste, también de pérdida de un crédito. Pero en fin, vamos al tema que César iba anunciar.

(CESAR LUNA-VICTORIA LEON)

El último subtema trata sobre si se apli-

can literalmente las normas o se aplican los principios y lo expondrá Humberto Alle-mant

(HUMBERTO ALLEMANT SALAZAR)

Existen múltiples contradicciones entre

el Decreto Legislativo Nº 627 y la Ley del Impuesto a la Renta, y por ello se plantea el problema de si se debe aplicar literal-mente lo que establece el Decreto Legis-lativo Nº 627, o se deben aplicar los principios que inspiran el ajuste de los estados financieros por inflación para los efectos tributarios.

Considero que para los aspectos tributa-

rios debemos tener en cuenta la literalidad de la norma, porque sabemos que desde el punto de vista tributario lo que no está en blanco y negro no debemos tenerlo en cuenta; sin embargo, ello implica múltiples

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vacíos, por lo que considero que para el caso específico del Decreto Legislativo 627 debemos aplicar también los principios que inspiran al mismo.

Por ejemplo, si leemos literalmente

quiénes están obligados a efectuar el ajuste de los estados financieros, observamos que esta obligación sólo alcanzaría a las empre-sas consideradas personas jurídicas, a las empresas unipersonales, a las personas naturales y a las sucesiones indivisas. Así, una sociedad de hecho (en la que se otorga una escritura pública y no se inscribe en los registros públicos) para la Ley del Impues-to a la Renta, y sociedad irregular para la Ley General de Sociedades, no estaría considerada dentro de los alcances del Decreto Legislativo Nº 627, y dado que no se puede considerarla persona natural o empresa unipersonal, y mucho menos su-cesión indivisa, no le será de aplicación el mencionado dispositivo, de aplicarse lite-ralmente el mismo.

Considero que en este caso se estaría

aplicando literalmente la ley, pero se iría contra el principio de los ajustes, por lo que en este caso no existe razón alguna para que la mencionada sociedad de hecho no efec-túe el ajuste de sus estados financieros, más aún, cuando a pesar de no estar inscrita en los Registros Públicos puede obtener libre-ta tributaria, tener libros de contabilidad, registrar operaciones, etc.

Otro ejemplo lo encontramos en el

caso de los holdings, que tienen inver-siones en valores y por lo tanto están obli-gadas a efectuar el ajuste de sus estados financieros, por lo que deberán pagar impuestos a la renta; sin embargo, si leemos literalmente la norma del ajuste, encontramos que sólo será de aplicación a las empresas en tanto se dediquen a una actividad lucrativa de extracción, produc-ción, comercio o prestación de servicios. Cabe preguntarse si los holding realizan actividades de extracción, producción, co-mercio o prestación de servicios, pues no,

entonces este tipo de empresas no estarían comprendidas, por no encontrarse en algu-no de los supuestos señalados para las empresas.

Por estos ejemplos considero que se

deben aplicar los principios, más allá de la literalidad de la norma. Además, los vacíos existen porque es una norma nueva, la misma que con la experiencia logrará per-feccionarse, pero creo que no debemos pegarnos a la literalidad e ir contra los principios que inspiran el ajuste de los estados financieros.

Al igual que los casos mencionados,

encontramos serias diferencias entre la Ley del Impuesto a la Renta y las normas del ajuste, como por ejemplo en las inversiones permanentes. La Ley del Impuesto a la Renta señala que se mantiene al tipo de cambio histórico, y para el Decreto Legis-lativo Nº 627 son materia de ajusté. ¿Qué es lo que prima?, ¿la Ley del Impuesto a la Renta o la norma del ajuste? Considero que éstos conflictos deben resolverse en función a los principios y no en función a la literalidad de las normas.

(MIGUEL MUR VALDIVIA)

Yo tengo una observación Humberto.

De acuerdo a esa enumeración de lo que se entiende por personas jurídicas, se dejaría afuera el consorcio, el joint venture, la asociación en participación.

(HUMBERTO ALLEMANT SALAZAR)

No tiene sentido que estén fuera.

(MIGUEL MUR VALDIVIA) Cómo relacionas esto con la norma

novena del título preliminar del Código Tributario, la cual señala que en vía de interpretación no puede extenderse las dis-posiciones tributarias a hechos o supuestos distintos a los establecidos en una ley. Tu estarías en vía de interpretación diciendo

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que estarían comprendidos no obstante que el texto no los comprende.

(HUMBERTO ALLEMANT SALAZAR)

Sé que existen esos problemas. Actual-

mente existen mayores fundamentos para ir por la literalidad que regirse por los princi-pios de la norma.

Sabemos que la norma es defectuosa, el

problema es cómo salvaremos esos defec-tos, ¿aplicando la literalidad o aplicando los principios? No creo que un Texto Unico Ordenado salve este problema en el corto plazo, quizá en el mediano o en el largo pla-zo. Por ello considero que queda a nuestro criterio aconsejar a los clientes por el cami-no a optar, lo que originará que al final en-contremos asociaciones en participación o joint venture que efectúen ajustes y otros no, situación a mi entender totalmente iló-gica.

(CESAR RODRIGUEZ DUEÑAS)

Yo creo que efectivamente tales casos

son un problema, pero que existen procedi-mientos para solucionarlos. Por ejemplo, en el caso de los consorcios y las asociacio-nes en participación, la situación es salva-ble. Sin hacer nada en el Texto Unico Ordenado, simplemente ¿quién lleva la contabilidad en un consorcio?, el consor-ciante y en una asociación en participación, es el asociante. Entonces, vamos a poner un ejemplo. Con Humberto nos juntamos para editar una revista. Humberto pone el papel y yo pongo la tinta. El es el asociante o el consorciante -porque las dos figuras se dan, el consorcio más en la industria de la construcción y en la industrial del petró-leo.- Entonces, cuando yo le entrego la tinta, él tiene que tener su contabilidad en forma tal que registre mi aporte. De repente ese aporte no lo ajusta para no duplicar el efecto, pero yo, como todavía lo tengo en existencia porque no he transferido la pro-piedad, -no ha habido tradición-, sigo sien-do el propietario de la tinta. Como también

él sigue siendo el propietario del papel, él ajusta su existencia �papel�, elimina su cuenta tinta que yo le entregué contra una cuenta de control que tiene y yo hago lo mismo. Yo no tengo una cuenta por cobrar por la tinta, tengo un inventario, esa tinta se la he entregado al asociante o al consor-ciante. Los dos vamos a hacer ajuste por inflación. El consorcio, respetando la nor-ma civil, digamos comercial, o la asocia-ción en participación, no son personas jurí-dicas, no existen, y el asociante o el consor-ciante es aquél que hace los ajustes respec-tivos respecto de los bienes adquiridos por la asociación o consorcio, así como respec-to de los bienes que tiene y yo, asociado o consorciado, estoy haciendo lo mismo con mis bienes que he aportado al negocio.

(HUMBERTO ALLEMANT SALAZAR)

Considero que nos referimos al caso de

los consorcios, donde el registro contable lo lleva uno, aunque existen algunos donde no se lleva registro contable.

Lo importante es señalar que dichos

consorcios no tienen personería jurídica, pero sí tienen una realidad económica, contratan, reciben ingresos, tienen gastos, etc. Los consorcios son una sociedad de hecho y tienen su libreta tributaria, su regis-tro contable, realizan operaciones mercan-tiles. Entonces ese consorcio ¿qué trata-miento tiene?, ¿deberá ajustar o no sus es-tados financieros?.

(CESAR RODRIGUEZ DUEÑAS)

Yo creo que en esto salimos del campo

de la norma, digamos de la literalidad. Yo creo que este caso obligatoriamente se tiene que ajustar por inflación. Pero en fin, yo creo lo siguiente. Desde el punto de vista de la Ley General de Sociedades no existe la asociación en participación como persona jurídica, consecuentemente no podemos estar hablando de que ella tiene propiedad de activos. La propiedad es de acuerdo al contrato entre las partes, de acuerdo a como

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está redactado el contrato. Entonces, evi-dentemente yo, Administración Tributaria, podría decir está bien, pues, usted puede llevar un libro de contabilidad porque usted lo quiere para su mejor manejo. Usted quie-re tener libreta tributaria, teóricamente no tendría, porque la norma dice que corres-ponde sólo a personas naturales o jurídicas y esta no es ni una ni otra. Lo que ha pasado es que la realidad le ha ganado a nuestra legislación y las asociaciones y los consor-cios son muy comunes en el medio.

(HUMBERTO ALLEMANT SALAZAR)

Al no haberse inscrito, jurídicamente es

una sociedad irregular o una sociedad de hecho para la Ley del Impuesto a la Renta.

(ALBERTO QUIMPER HERRERA)

Para efectos tributarios sí tiene persone-

ría jurídica, lo dice el Código Tributario. El Código Tributario considera sujeto del impuesto con personería jurídica incluso los patrimonios. El concepto de personería jurídica en el Derecho Tributario es más amplio que en el Derecho Civil. Y el Códi-go Tributario comprende el caso de socie-dades de hecho, establecimientos perma-nentes, patrimonios, condominios, todas esas figuras están consideradas como con-tribuyentes con personería jurídica para efectos tributarios.

(HUMBERTO ALLEMANT SALAZAR)

La Ley del Impuesto a la Renta señala

específicamente cuáles son consideradas personas jurídicas, por lo que considero no deben aplicarse las normas del Código Tributario, sino las normas del Impuesto a la Renta que son específicas sobre el tema.

(ALBERTO QUIMPER HERRERA)

El impuesto a la renta por ejemplo con-

sidera los establecimientos permanentes como sujetos del impuesto.

(UN PARTICIPANTE) Lo que dice el artículo 13 de la Ley del

Impuesto a la Renta es que las comunidades de bienes, entre las cuales están los consor-cios porque son sociedades de hecho en las cuales coparticipan dos o más personas, generan una renta neta la cual se va a atribuir en la parte proporcional, de acuer-do a la participación patrimonial de cada uno de ellos, a cada uno de los asociantes o consorciantes o participantes para que ellos tributen en su cabeza, en aplicación de la transparencia fiscal. Ahora, el Código Tributario también dice que las comu-nidades de bienes o entes sin capacidad jurídica para el derecho común podrán ser considerados como sujetos pasivos de los tributos, pero siempre y cuando una ley tributaria expresa así lo señale como es el caso de la Ley del Impuesto General a las Ventas que dice que son sujetos del im-puesto los consorcios o las asociaciones. Desde el punto de vista jurídico un con-sorcio debe ser considerado como una copropiedad o un condominio el cual gene-ra una renta que es atribuida a sus partíci-pes.

(ALBERTO QUIMPER HERRERA)

Yo creo que hay un punto que se ha

pasado un poquito a la ligera. Es el de los créditos y los pagos a cuenta. Hay créditos que dan derecho a devolución y otros que no dan derecho a devolución. La indexa-ción o el reajuste en todo caso sólo sería para los créditos con derecho a devolución y no para otros créditos que sólo son hasta el límite del impuesto.

(CESAR RODRIGUEZ DUEÑAS)

Por ejemplo los referidos a donaciones.

(ALBERTO QUIMPER HERRERA) Efectivamente los referidos a donacio-

nes.

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(CESAR RODRIGUEZ DUEÑAS) Por eso es que decía que este punto es

importantísimo. Dependerá pues de cómo establece la Ley el uso del crédito. Por ejemplo, la actividad agraria tiene un be-neficio otorgado por el artículo 31 del De-creto Legislativo 618 y ¿qué ha hecho el formulario de la SUNAT? atropellar, desde mi punto de vista, un derecho del contribu-yente. Efectivamente, durante todo el año apliqué el IGV, o puede ser igual el expor-tador no tradicional o puede ser el uso del draw back, contra mis pagos a cuenta del impuesto a la renta. A fin de año tengo pagos mensuales, hechos mes a mes con el uso del citado crédito, como 800 tengo impuesto a la renta final como 500. Según el formulario de la SUNAT esos 300 son crédito sin devolución y consecuentemen-te, sin derecho a reexpresión. No tiene sentido.

(ALBERTO QUIMPER HERRERA)

Sólo serían créditos sin devolución si la

ley lo dijera expresamente. En el caso por ejemplo del artículo 31 del Decreto Legis-lativo 618 dice que el IGV que ha gravado las adquisiciones es crédito contra el im-puesto del mismo ejercicio. Pero eso no quiere decir que el saldo que no se utilice se pierda. Ese saldo puede ser objeto de com-pensación o devolución, si la ley no lo prohíbe.

(CESAR RODRIGUEZ DUEÑAS)

Allí la interpretación de SUNAT es al

revés. El tema se discutió en el Congreso disuelto con el diputado Del Aguila y se incluyó el artículo 10 en la Ley de Emer-gencia Agraria para darle la misma natura-leza del crédito que tienen los exportadores no tradicionales. Lamentablemente la ley fue observada y se publicó recién en febre-ro de 1992. La interpretación que ahora tiene la SUNAT es que estos créditos, en la medida que no están formando parte del

costo de los bienes del activo, debieron pasar a resultados, por lo que ya se perdie-ron y no son materia de arrastre.

(ALBERTO QUIMPER HERRERA)

Ni de compensación. Bajo ese criterio,

ya se perdieron y habría que cargarlos al costo, si ya está vendida la mercadería que los generó.

(CESAR RODRIGUEZ DUEÑAS)

Entonces los puedes cargar a pérdidas

del ejercicio. Como consecuencia de esta interpretación de SUNAT, a la cual adhie-ro, se tiene que rectificar la declaración jurada del año 1991 para reconocer la pér-dida.

(ALBERTO QUIMPER HERRERA)

Bueno, con respecto a las inversiones

permanentes hay que tener en cuenta que no se ha modificado el artículo del impues-to a la renta correspondiente.

(CESAR RODRIGUEZ DUEÑAS)

De acuerdo, pero aquí aplicaríamos el

artículo 1º del Decreto Legislativo 627. Con Humberto hemos tenido una serie de conversaciones al respecto y yo soy de la interpretación de que ya no rige más el impuesto a la renta respecto de la forma de establecer el costo de las inversiones. Por-que el artículo 1º dice �...sin perjuicio de la aplicación de normas generales del im-puesto a la renta que no sean modificadas por ésta...� y el artículo 4º del Decreto Legislativo 627 que establece, taxativa-mente, que el costo computable de los bie-nes enajenados es el determinado de acuer-do a las normas contenidas en el Anexo del Decreto Legislativo 627.

(HUMBERTO ALLEMANT SALAZAR)

Sí, pero debemos tener en cuenta que la

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Ley del Impuesto a la Renta se promulgó posteriormente al Decreto Legislativo Nº 627.

(VICTOR VARGAS CALDERON)

Ya no habrían inversiones permanentes.

(HUMBERTO ALLEMANT SALAZAR) De acuerdo, pero si bien el Decreto

Legislativo 627 modifica normas del Im-puesto a la Renta, debemos tener presente que la Ley 25381, que es una Ley del Im-puesto a la Renta se dicta con posteriori-dad al citado Decreto Legislativo.

(CESAR RODRIGUEZ DUEÑAS)

Pero que recoge el Decreto Legislativo

Nº 627, ¿no es así? La Ley del Impuesto a la Renta tiene varias normas referidas al ajuste integral regulado por el Decreto Legislativo 627 y sus modificatorias intro-ducidas por Ley 25381. Además, el artícu-lo 22º de la Ley 25381, sin modificar el ar-tículo 1º del Decreto Legislativo 627, pone en vigencia dicha norma a partir del 1º de enero de 1992 en forma simultánea a la entrada en vigencia de la nueva Ley del Impuesto a la Renta.

(HUMBERTO ALLEMANT SALAZAR)

Y sigue hablando de inversiones perma-

nentes.

(CESAR LUNA-VICTORIA LEON) La idea de la mesa directiva es editar en

uno de los números de la revista de la institución �Cuadernos Tributarios� preci-samente los temas debatidos esta noche, con ánimo de recoger toda la experiencia de estos tres años en materia de ajustes por

inflación, con intención de presentarla a los demás países para que conozcan nuestra realidad. Invocamos en consecuencia toda la colaboración que nos puedan hacer llegar con ese propósito. No hace falta que escri-ban un artículo, será suficiente que nos envíen sus inquietudes. Nosotros organiza-remos nuevos conversatorios, ya más redu-cidos, para grabarlos y editarlos a manera de artículos. Sé que todos ustedes tienen inquietudes, de modo tal que esperamos su colaboración.

(CESAR RODRIGUEZ DUEÑAS)

Bueno, yo creo que hay muchísimos

temas para tratar sobre el ajuste integral por efectos de la inflación, pero el tiempo nos ha ganado. Realmente agradezco muy sinceramente vuestra participación a nom-bre del Consejo Directivo de IFA, y me quiero atribuir de los dos Institutos, que tuvieron a bien considerar la posibilidad de discutir estos temas. Reitero la invocación hecha por César Luna-Victoria León, nuestro Vocal de Congresos y Conferen-cias, para que nos hagan llegar sus inquie-tudes sobre el tema, si pueden hacer llegar artículos elaborados en buena hora; lo importante es tener, a lo mejor, un inventa-rio de problemas para estudiarlos, los que nosotros podamos, o canalizarlos a la Administración Tributaria y a Política Fis-cal a fin de que podamos manejar esto de una manera más ordenada. El empresario está más confundido que nosotros. Y cuan-do ven estados financieros ajustados por inflación, peor todavía. Pero creo que es nuestro deber ayudarlos a interpretar y que esta norma mejore, porque si mejora la norma creo que la interpretación va a ser mucho más adecuada. Nuevamente muchí-simas gracias.

San Isidro, 29 de abril de 1992.

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