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Cercanias al misterio: La historiograf fa antigua y un libro de Eutropio en el Colegio del Rosario* JUAN ESTEBAN CoNSTAiN CROCE naufragius(^yahoo.com y\rticulo recibido 01/03/2007 Evaluacion par extemo 15/03/2007 Evaluacion par intcrno 19/03/2007 Resumen El presente articulo postula algunas reflexiones teoricas e historiogrdficas so- bre los metodos y los procedimientos tanto narrativos como filosoficos leidos en los historiadores de la A.ntiguedad. Tambien hace, este texto, una revision historiogrdfica de las principales corrientes j los principales atitores de la ciencia historica occidental de los tres ultimos siglos, proponiendo que acaso el dnimo de originalidad que impulso a muchos de estos movimientos intelectua- les laftlologia germdnica del siglo xvin, la Ilustracion, el romantidsmo, el positivismo, la escuela de A^nnates, etc.tuviera un acervo precursor, qui:(as inconsciente, en el trabajo de historiadores del mundo Antiguo, como en el caso de ese Eutropio al que aqui se traduce del latin. Palabras clave: procedimientos narrativos, procedimientos filosoficos, historiografia, denda historica occidental, antigiiedad. ' El presente texto obra como uno de los resultados de su investigacion con los Iibros latinos de la Biblioteca Antigua del Claustro, investigaeion que constituye el centro del proyecto LJbronim il de la li'nea Analisis de procesos historicos inscrita en el CEPI. Desaffos, Bogota (Colombia), (16): 217-232, semestre I de 2007

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Cercanias al misterio:La historiograf fa antigua y un

libro de Eutropio en elColegio del Rosario*

JUAN ESTEBAN CoNSTAiN CROCE

naufragius(^yahoo.com

y\rticulo recibido 01/03/2007Evaluacion par extemo 15/03/2007Evaluacion par intcrno 19/03/2007

Resumen

El presente articulo postula algunas reflexiones teoricas e historiogrdficas so-

bre los metodos y los procedimientos tanto narrativos como filosoficos leidos en

los historiadores de la A.ntiguedad. Tambien hace, este texto, una revision

historiogrdfica de las principales corrientes j los principales atitores de la

ciencia historica occidental de los tres ultimos siglos, proponiendo que acaso el

dnimo de originalidad que impulso a muchos de estos movimientos intelectua-

les —laftlologia germdnica del siglo xvin, la Ilustracion, el romantidsmo, el

positivismo, la escuela de A^nnates, etc.— tuviera un acervo precursor, qui:(as

inconsciente, en el trabajo de historiadores del mundo Antiguo, como en el caso

de ese Eutropio al que aqui se traduce del latin.

Palabras clave: procedimientos narrativos, procedimientos filosoficos,

historiografia, denda historica occidental, antigiiedad.

' El presente texto obra como uno de los resultados de su investigacion con los Iibros latinosde la Biblioteca Antigua del Claustro, investigaeion que constituye el centro del proyectoLJbronim il de la li'nea Analisis de procesos historicos inscrita en el CEPI.

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Abstract

This article proposes some theoretical and historiographical thoughts aboutboth narrative and philosophic methods and procedtires read in the yincienthistorians. A historiographical review of the main currents and authors ofthe west historic science in the last three centuries is also canied out, proposingthat the intent of originality that inspired many of such intellectual movements—18th century Gertnanic Philology, Enlightenment, Romanticism, Positivism,School of A finales, etc.— could have had a precursor heritage, unconsciouslypossibly, in the works of the Ancient world historians, as is the case ofEutropius, translated here from Latin.

Key words: narrative procedures, philosophical procedures, historiography,west historic science, ancient world.

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El conocimiento historico se enfrenta con los testimonios de un mis-terio,' porque la historia misma, que es a un tiempo vivencia —esdecir acontecimiento y realidad, especie objetiva del mundo— y ade-mas cerddumbre y asitnilacion en el hombre de esa vivencia —esdecir, discurso y representacion—, no ocurre como una profecia degracia plena, sino mas bien como un tupido acerrijo a cuyo centrono alcanzan a llegar del todo ni siquiera quienes con su desrinoson protagonistas de los hechos y de la vida que la historia pretenderecordar. "El historiador es un adivino del pasado", dijo alguna vezGoethe para saUr bien librado de una enojosa polemica, y acaso notuviera menos razon el que los mas grandes filosofos de la historia,desde Luciano^ hasta el maestro Huizinga.' Porque por mas aspira-ciones cientificas y mesianicas que impulsen al saber historico comouna disciplina, es un hecho incontrastable, casi el tajo de un hacha,que nada de lo que ocurre volvera a ocurrir en su forma mas pro-funda y verdadera, y que la comprension de eso que ocurre es siem-pre un ejercicio vacilante que en el mejor de los casos se aproximaa la literatura.

Trasunto inevitable de Ia disolucion del mundo, la vida del hombre,y su huella que es la historia, se van difuminando con su sola irrup-cion, que al pasar los siglos apenas se oye como el eco del eco deleco del eco, etcetera. La aspiracion rankeana de "saber exactamentelo que en verdad paso'V tan duramente refutada despues por casitodas las mentes sensatas de Occidente —y aun por las insensatas:siempre el error logra colarse entre las huestes del exito y la fascina-cion— seria una prueba brillante de que ni siquiera el propio Ranke'logro entender los rasgos esenciales de su riempo y de su biografia.Le paso tambien a Sir Walter Raleigh, explorador y navegantedel siglo XVI, erudito, cientifico, quien aprovecho su encierro por

' A proposito dc esta idea vcr cl todavia insuperable libro del profesor Fritz Wagner,Geschichtsivisseiichaft (Kart Alber Friburg Verlag, Munchen, 1951).- Luciano, TloX! 5ei lOTOpiav OVyypaipElV, Oscar classici grcci c latini, Milano, ArnoldoMondadori Editorc, 2002.' Johan Muizinga, Geshichte iwri Kiilttir, Stuttgart,Alfred Kroner Verlag, 1954.•' Fritz Wagner, op. cit., pp. 191-230.' Sobre el "asunto Ranke" podrian consultarse: Fritz Wagner, Ibid, y Frederich Meineckc,El hisloridsmoj .m genesis, Mexico D. 1'., T'ondo de Cultura liconomica de Mexico, 1943.

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causas politicas en la torre de Londres para avanzar en un proyectoque lo desvelaba desde sus dias juveniles: escribir de una sola sen-tada, o de dos o tres, la historia entera de la humanidad. Cuentan*"que en su celda hizo Sir Walter un verdadero laboratorio de la eru-dicion, leyendo todo lo que tenia que leerse para poder describircomo se peinaban los asirios o como cantaban antes de la guerra loscartagineses. Asi pasaba los dias el buen hombre, clavado en los vie-jos legajos, hasta que una noche un ruido atroz que venia del pisode abajo le impidio por completo concentrarse en algunos detaUesmenores del derrumbamiento de la Torre de Babel. A la mananasiguiente del estruendo Raleigh hizo Uamar a sus custodios, y en-tonces les pregunto muy aturdido por lo que habia ocurrido la no-che anterior en la carcel de Su Majestad. EUos, pasmados, se miraronsin saber que contestar, y corrieron al sotano a preguntarle a losguardias de la crujia y del pozo, los cuales tampoco pudieron darcuenta ni razon de la zambra que solo unas horas antes habia ator-mentado a casi todos los habitantes de la prision. Fue asi como SirWalter Raleigh, uno de los seres mas inteligentes de su tiempo (aun-que hubiera descubierto la costa oriental de lo que hoy son los Es-tados Unidos de Norteamerica; pero nadie es perfecto), decidioabolir su proyecto historiografico, senalando con muy buen juicioque si no podia saber que habia turbado su paz una noche cualquie-ra bajo sus pies, menos iba a poder descifrar con precision la vidacotidiana de los pueblos de Mesopotamia.

La historia como conocimiento, se puede concluir, es una gran cons-truccion poetica,^ y sus meritos epistemologicos se circunscribensobre todo al grado de verosimilitud y de lucidez, de rigor y de pro-fundidad, que pueden llegar a enarbolar los innumeros discursos

' Sobrc los dctallcs prodigiosos dc esta anccdota pucdc consiiltatsc, cntrc otros, cl libro dcRobert Laccy, Sir Walter Kjaleigh., Nueva York, Athcncum, 1973.' J ,a voz poetica sc usa at|ul' cn su accpcion mas cxacta y profunda, quc por supuesto nosrcmitc a la ctimologia y a las nochcs dc Atcnas. l'ort|uc solo asi' cl hecho poctico va mas aliadc la creacion cstctica, y sus raices se asientan en todo aqucllo quc presume la intervencion delhombre para gcstar nuevas realidades, nuevas fornias cxprcsivas quc lo dcfman comosujeto. Para esta cuestion filohigica vcase cl magnifico Dictionnaire Grec-francaise de A.Bailly, Ifachette, Pan's, 1950; tambien el libro clasico del R.P. I'clix Rcstrepo, La Have delgrie^o, I'rciburg, Herder, 1912.

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historicos que en el mundo han sido, discursos cuya riqueza es prac-dcamente tan compleja como la historia misma y como el registrocultural, cualquiera sea, al que pertenecen. La historiografia rienecomo fin la comprension filosofica de todos aquellos procedimien-tos y premisas y metodos que alimentan a los muldples discursosinterpretadvos de la historia, para otorgar entonces una comprensionmas honda de los hechos, la cual no solo exaltaria lo que se vasuscitando en el mundo, sino tambien las disdntas versiones quesobre ello se destejen desde la conciencia de las sociedades, acaso delas mas dispares sociedades y en los mas disimiles dempos. Asi, lahistoriografia, tribunal inequivoco de la teoria de la historia,* analizala forma en la que los hechos se insertan en la conciencia historica, yno solo en la voz universal de dicha conciencia, sino ante todo enuna manera suya muy concreta que es la que usualmente, y desdehace siglos, se suele llamar La Historia: un saber que erigen lospueblos con su desrino y con su memoria, para luego olvidarlo—valga la terrible paradoja—, o violarlo, o malbaratarlo, y paraponerlo en ultimas en los Ubros y en las manos de esos seres, tancuriosos, que se suelen llamar los historiadores, cuya tradicion pro-fesional se quiere develar, aunque sea un poco, aqui.

Pareceria, ciertamente, como si en los dos ultimos siglos el cono-cimiento historico —o la ciencia historica: la denominacion para elcaso no es relevante— hubiera experimentado un avance desco-munal traido de la mano de los debates filosoficos que estremecie-ron a las ciencias sociales, en el ambito de la lengua alemana primero(desde Winkcelmann y Schlegel hasta Dilthey, Mommsen y Weber),y despues en el de la lengua francesa, por el cual hablaron Voltaire yMontesquieu, si, pero tambien Thiers y Michelet, y Taine, y Fustel deCoulanges, todos los cuales contribuyeron con su obra a decantar.

' La referencia aquf a la "teon'a de la historia" es una pura licencia tecnica y profesional, demanera ijue se omite el viejo debate de si se puede hablar de una sola teona o mejor devarias. En este articulo, de hecho, la expresion "teon'a de la historia" alude a lo que dentrodel estatuto epistemologico de la historia como disciplina siempre se ha llamado asi, y queaca no defino para no ineurrir en los tambien inagotables debates que se han dado alrespecto. Ver, sin embargo, el libro de Erich Kalher, The meaning of History, Nueva York,George Braziller, 1954.

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en epocas muy diferentes por supuesto, la polemica academica'^ enFrancia sobre el senddo social de la ensenanza de la historia y susmetodos; de dicha polemica surgieron, valga decirlo, el proyecto deLa Synthise historique por el lado de los discipulos de Paul Lacombe,'"y por un surco mucho mas profundo ese gran aparato intelectualque fue la escuela de A.iinales, sobre cuyo legado se paro la historio-grafia contemporanea del conrinente, bien para prolongar la obrade los maestros Bloch o Febvre o Braudel (como seria el caso deLe Goff, Heers e incluso el del propio Dubj^), o quizas para erigirlacon Sana en una suerte de rey de burlas ante cuya sombra bailandesatados, tnientras el vino se desliza por las grietas de la tradi-cion, figuras tan dispares como Ricoeur, Foucault, y hasta ClaudeTresmontant"

A este panorama habria que anadirsele los ottos desarrollos meto-dologicos de las distintas fichas del mapa academico globalizado—ese sindicato, esa multinacional abigarrada que navega en mediode la confusion como aquella Torre de Babel que tanto atormenta-ba al bueno de Sir Walter Raleigh, joh precursor!—, dentro de loscuales la escena no seria mas tranquila: de Eric Hobsbawm a NorbertElias, y de Isaiah Berlin a Isaac Asimov; de Geoffrey Parcker a RogerTrevor Davies, y de estos a Paul Hazard, o a Cipolla o a Cardini, oa German Arcitiiegas, o a Jaime Jaramillo Uribe, o a Henao y Arrubla,o a Benedetto Croce y su espalda mancillada, en fin. Si: en fin, porquea esta lista podria sumarsele un interminable etcetera de corrientes

' Sobre este tema ver el excelente libro del profescjr argentino I'ernando Devoto, Entre TaineJ Braudel: itimrario de la historiografia contemporanea, Buenos Aires, Biblos, 1992. Tambien el

de Henri Berr, L^'histoire traditionnelle et la synthise historique, Paris, l^ibraire I'elix Alcan,

1933. Mencion destacada merecen'an los aportes de un autor colombiano, el maestro(ierman Colmenares, quien ademas de haber dejado una obra historica e investigativa deprobadisimos mcritos, tambien intervino con gran rigor en esta materia de la historiografiaeuropea y el problema de las escuelas francesas; sus mejores trabajos a proposito fueronpublicados por Intermedio liditores en 1997, bajo el aeertado titulo Ensajos sobre historiografia.'" 1 lenri Berr, op. cit." NVr el libro de Geoffrey Barraclough, Tendances actuelles de Ihistoire, I'lammarion, 1980.lambieti el que publicara la Universidad de Salamanca {Problemas actuates de la historia,lXdiciones Universidad de Salamanca, Salamanca, 1993) como resultado de las lercerasjornadas de Estudios I listoricos. En ellas participaron: |ose Ma. Sanchez Nistal, MaximoMontanari, Emiliano I'ernandez de Pinedo, Michel Dumoulin, entre otros.

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y bifurcaciones, incluso de escuelas que pasan facilmente de la epis-temologia a la ideologia, y de esta a un fanatismo casi religiosoen el que los nombres de los metodos se confunden sin sonro-jo con aromas lenitivas de la Nueva Era: el multiculturalismo, elorientalismo, la microhistoria, la historia social, los estudios cri-ticos y sus criticos, la deconstruccion y la deconstruccion de ladeconstruccion, la historia desde abajo, o desde arriba, o desde ellado (from behind, from beneath, from below, from above, fromyour back and your seat, and from your enemy's too). La historia,en ultimas, de la que quien inicio todo el problema, Hegel, habiadicho que se acababa con el; y acaso no estuviera equivocado, elprovidencial filosofo.

Lo interesante del asunto, sin embargo, esta en mostrar como, apesar de los indudables avances que ha sufrido —̂y uso el verbodespues de pensarlo mucho; pero es el que mejor exprime el senti-do de la idea— la ciencia historica desde mediados del siglo xviii,'̂la tradicion filosofica de la disciplina, que es tan antigua como suobjeto de estudio mismo, permite regresar a la humildad y no reirsoberbiamente, desdefiosamente, cuando consideramos que solo loultimo que se ha hecho si es riguroso o profundo, mientras que laobra de quienes antecedieron a los mentores de la ciencia'̂ era puraespeculacion y un montaje ideologizante en el que no habia estruc-turas ni desciframiento de las taras opresivas que la elite, con lacuitura o con el capital, con el Estado o la guerra o el lenguaje, leimponia al individuo. Podriamos recapitular recordando dos cosas,casi dos perogrulladas: primero, como se dijo al empezar este texto,que todo discurso historico, fundamento de la historia como disci-plina, es una construccion en la que ademas de los metodos cienti-ficos y teoricos intervienen procedimientos filosoficos que en no

" Objecion: esta periodizacion, lo se, omite ejercicios anteriores no menos memorables,dentro dc los cuales cabn'an perfectamente el de Pablo Jovio, cl dc Bossuet, cl dc Rollin, elde don Juan dc Catellanos, etcetera. Sin embargo, ya vera cl lector como este articulo aspirajustamente a rcscatar esos nombres del pasado, sin cuya labor nada dc lo que vino despucshabria sido posible." Otra nota tematica: cn esta idea se abre un debate distinto (dc filosofia dc la historia) quees el de la modcmidad y sus mitos de toda lndolc —tambien los academicos e intelectuales—pero lo dejo al paso por razones de espacio y para no diluir el centro del presente texta

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pocos casos se acercan a la literatura y a la recreacion poetica, a lainvencion aun a pesar de los hechos positivos que se le escapan alhistoriador entre los dedos de las manos; condicion esta inevitabledel saber historico, que se rie de quienes lo creen aferrado a loscaprichos del mundo. Y segundo, que la historiografia nos permiteidentificar en el pasado de la profesion, en el pasado de la cienciadel pasado, un inagotable acervo de lecturas y de tecnicas que enmuchos casos ya presagiaban o anticipaban expresamente pre-suntos aportes epistemologicos que nacieron con los debates con-temporaneos. Porque todo aquello que se inventa no es mas que lareplica inconsciente, desde la caverna, de lo que ya alguien, muchoantes que nosotros, invento tambien a la luz de su suerte. Por eso,ademas, los verdaderos maestros de la disciplina, con Braudel yBurckhardt'"* a la cabeza, recomendaron siempre leer a los grandesdel pasado: porque en la historia, como en la vida y como en lapintura, como en la literatura, el canon'̂ nos obliga a entender que lobueno y lo bello, lo que vale la pena tenga la orientacion que tenga,es usualmente una prolongacion de las voces mejores de la tradi-cion, en las que la lucidez obro a perpetuidad sembrando los vacioscon presagios. Quien se niega a ello solo da fe de su ignorancia, y noencontrara la redencion ni siquiera escudandose en los pliegues deun proyecto cientifico soberbio y recalcitrante, el cual hada enroje-cer de vergiienza a las fuentes que lo inspiran. Porque no hay peordogmatismo, ni mas grotesco, que el del acolito; que entrados engastos, ni Marx, sabio como el que mas, habria sido marxista.

El presente articulo busca (ha buscado) describir aigunos procedi-mientos metodologicos de los historiadores de la antigiiedad —laperiodizacion que aca circunscribe a tal categoria se inicia con la obrade Herodoto y termina con la de Procopio, aclarando sin embargoque en el caso de este ultimo autor se cumple una doble condicionpuesto que su trabajo pertenece tanto al ambito del mundo antiguocomo al del bizantino—, para senalar en ellos, y en particular en los

'•• Jacob Burckhardt, Weltgeschkbtlicbe Betrachtimgen, l'rankfurt, Ullstciii, 1960.

" Aunque In idea suene parecida no hay en ella ninguna perspectiva blooniiana; o por lo

menos no de manera programatica ni deliberada: las polcmicas del seiior Bloom —con

c|uicn el autor de este articulo esta en desacuerdo casi siempre— que las resuelva el solo.

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del cronista romano Eutropio, pero tambien en los de Tacito o enlos de Tito Livio, un acervo narrativo que a pesar de las limitacionespropias de la epoca y de la cultura, ya presagiaba"' buena parte de laspreocupaciones y de la riqueza conceptual de los debates histo-riograficos que se suscitarian luego en Occidente, aun de aquellosmas recientes y de mayor vocacion transgresora o heterodoxa. Paraejemplificar mejor la exposicion, se reproduce, como un valor adi-cional, la traduccion directa que se ha hecho en el Archivo Historicode la Universidad del Rosario de la edicion parisina, de 1512, deEutropio el romano.

La historiografia antigua asume sin complejos que la historia, comoconocimiento de los hechos,'^ es ante todo una narracion cuyas eje-cutorias no tendrian por que alejarse radicalmente de los preceptosgenerales de h. poetka.^^ Y habria que anadirse que esos preceptos,dentro de la cultura griega y despues dentro de la romana,'' aspira-ban a guiar la formacion del discurso como puntal de la expresiondel alma; asi, tambien la historia, tambien este genero literario, te-nia una incontrastable vocacion pedagogica y moralizante. Recrearla grandeza de los heroes, senalar para arrobo del auditorio las vir-tudes que los dioses transmitian a los hombres desastrados; talesparecian ser Ios fines de la ciencia historica, que estaba alii para elservicio de la sociedad como una generosa mentora en cuyos ar-quetipos se educaban los espfritus bien nacidos. Esta circunstan-cia, sin embargo, planteaba aigunos rasgos distintivos que ya desde

" Parte de esta hipotesis fue expuesta, con cjtras palabras, en uno de los capitulos del primerlibro fruto de esta investigacion: Juan Esteban Constain Croce, Ubronm, Bogota, CentroIJditorial Rosarista, 2003." L,a palabra griega lOtop ia , historia, en efecto, significa justamente eso: exploracion ypesquisa que lleva al conocimiento de determinada informacion, determinada realidad, quehabra de narrarse {Dictionnaire Grec-fraiicaise de A. Bailly, Pan's, llachette, 1950). Sobre eltema pueden leerse Ios Iibros del mayor experto en la materia que fue el profesor italianoArnaldo Momigliano {Ensajos tie historiografia antigua y moderna, Mexico D. 1'., I'ondo deCultura liconcjmica de Mexico, 1992; X)epianos, jitdiosy cristianos, Mexico D. V., Tcjndo de CulturaEconomica de Mexico, 1996) y tambicin el brillante ensayo del profesor K.I I. Waters,Herodotus the historian, London, Croom I Iclm, 1985." Luciano, op. at.; K. II. Waters, op. dt." R. B. Bolgar, Classical infitiences on European culture, Cambridge, Cambridge UniversityPress, 1971.

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Herodoto,^" por no decir que desde Hecateo de Mileto,^' alejaban alhistoriador de la pura invencion, o aun de la interpretacion de la rea-lidad tejida con los hilos de la poesia. No. La historia tenia que contarlos hechos y con todas las licencias del caso, pero tenia que hacerlomientras indagaba por las causas profundas que se daban en la vida,y en el orden de lo moral, como explicacion de las acciones de loshombres. Quien escribia la historia tenia que exponer y compendiary dosificar las senas del destino del pueblo (del pueblo griego, porsupuesto; pero tambien el de los barbaros), para luego levantar undiscurso en el que ademas de la exaltacion de los valores estaba unaexplicacion muy amplia de su origen en el tiempo o en el mito.Combinacion de la poesia, la cronica^ y la filosofia, la historia des-plegaba en sus anaqueles, como un discipulo aplicado, la organiza-cion racional de todo aquello que la realidad, o su especie hechatiempo, contenia.

En la historiografia antigua, entonces, se podrian aplicar a un tiempodos recursos hermeneuticos: por un lado el de \A poetica, que alude alos rasgos y al espiritu del estilo y a su capacidad de conmocion enel auditorio (lo cual incluiria una critica cuidadosa de la ejecuciondel autor, sus topicos y sus tropos; su vocacion de penetrar en elalma de los hombres y de las sociedades desde la belleza canonica);y por otro lado el de la teoria de la historia misma, que se remite alas consideraciones filosoficas que tifien la obra del historiador(su vision del tiempo y del espacio; su apuesta moral por determi-nados valores; su intervencion directa como cernidor jerarquizantede los hechos) y tambien a sus metodos y tecnicas, a sus recursosprocedimentales: el manejo de las fuentes, las categorias inter-pretativas, la utilizacion de otros saberes, etcetera. Y es asi comomejor se llega a la obra de los historiadores de la antigiiedad, por-que su estilo se entiende como parte obligada del lugar que la his-toria tenia entre los oficios intelectuales de aquellos tiempos, y objetar

=" K. If. Waters, op dt.

•' Ver el libro de Arnold Toynbee, Greek historical thought, Nueva Ycjrk, Mentor, 1953.

"" Lf) c|ue en la tradicion romana se llamo Rerum Gestartim. Para una explicacion muy

interesante sobre tal denominacion y su diferencia con la historia misma, ver en Aullus

Gelius, Noctes Atticanim, liditio Bipontiana, 1673.

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C E R C A N I A S A L MiSTERIO: L A HtSTORIOGRAFfA ANTIGUA Y UN LIBRO DE EUTROPIO / 2 2 7

la elocuencia desde los nuestros seria solo un gesto de ignorancia yde desconocimiento de la historicidad misma que subyace en cual-quier discurso historico y en sus motivaciones mas profundas; perotambien, con esta hermeneutica sugerida —que por supuesto no esnueva ni original, porque nada lo es bajo el sol: baste sino citar laobra ya exaltada del maestro Momigliano—^^ se podria hallar en lostratados de los cronistai'* del mundo antiguo, un acervo de metodos queplanteaban, aunque muchas veces de manera velada, pero ese se-ria un merito adicional, problemas y paradigmas que en la his-toriografia contemporanea se consideran fruto de las mas recientesdiscusiones. Porque sin caer en una lectura delirante ni anacronica^'en la que Uamemos "estructuralista" a Tacito o "post-marxista" aAmiano Marcelino, si valdda la pena desentraiiar los hilos mas hondosque, desde lo teorico, alimentaban el trabajo de los historiadoresgrecorromanos; asi nos podriamos dar cuenta, por ejemplo, de quepor encima, o por debajo, de una aparente grandilocuencia heroicacon propositos moralistas, la estructura narrativa de las obras delos antiguos estaba salpicada de consideraciones economicas yetnograficas, lingiiisticas y geograficas, filosoficas y esteticas, sico-logicas y militares. Habia ciertamente un sesgo ideologico que eraparte substancial de aquella cultura, claro, pero que discurso histori-co no presenta esa misma circunstancia. Lo que importa es insistir enel punto: mas alia de sus limitaciones inevitables, la historiografiade la antiguedad nos regala cosas mejores y mas aleccionadoras queel recuento frio de la vida de los heroes y los dioses. Quien lee aTacito, por mencionar cualquier cosa, no encontrara las premisasde la "larga duracion" ni de la historia social, pero acaso las veaimpHcitas en muchos de los capitulos de la Germania e incluso enlos mas proUjos de los Anales, obra cuyo titulo ya seria todo un anti-cipo, HelasL Lo mismo podria decirse de la obra de Quinto CurtioRufo, o de la de Trogo Pompeyo; de la de Amiano Marcelino, o de lade los historiadores de la Historia Augusta; de Tito Livio y de Plutarco,

^' Ensayos de historiografia antiguaj moderna, Tondo dc Cultura dc Mexico, Mexico D. F., 1992.^' Tal era la denominacion. Vcr el segundo capitulo del libro Ubrorum (Juan EstebanConstain Croce, Bogota, IJdiciones Rosaristas, 2003).'̂ Ver en Juan Esteban Constain, op. cit.

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o de Floro el cronista. De Eusebio, de Cornelio Nepote, de Polibio,de Jenofonte y de Tucidides. En fin.

El historiador que aca se ttaduce, Eutropio, resulta importante porvarias razones. La primera, porque su obra no es muy conocida, ysin embargo Uego a ser la fuente primordial del trabajo historiograficodurante los siglos vii y lx de la Edad Media —no en vano la con-tinuo el mejor cronista de aquellos dias, Pablo el Diacono. La segun-da, porque la estructura narrativa de este autor permite intuir, cuandono leer de manera clara, lo que se expom'a antes en este mismoarticulo: que en la historia de la antigiiedad hay que saber leer entrelas lineas del discurso oficial, y que quizas asi sea mas fertil la laborcaprichosa de encontrar trazas metodologicas rigurosisimas en elejercicio de autores cuya importancia se asociaba mas con lo anec-dotico y lo Uterario. Eutropio, de hecho, fue eso: un habil zurcidorde anecdotas, contratado para tal efecto por el emperador Valente,quien despues lo rechazo por considerarlo en exceso sarcastico.̂ '̂Ahi quedan sus setenta pliegos, sin embargo, que el tiempo quisoconservar para que nos enterasemos de las confusiones politicas ymorales que cineron el destino de Roma desde sus primeros dias.Acaso esa vision pesimista de los acontecimientos, ademas, fueraotra de las razones por las que el Cesar desprecio la obra de Eutropiotras habersela pagado en rugosas monedas; no hay que olvidar queel gobierno de Valente era de grandes agitaciones sociales, y lascosas no estaban como para patrocinar las muecas de un eruditoque senalaba al pasado del Imperio como la causa mas verosimil desu presente oprobioso. Sobrevivieron no obstante aqueUas biogra-fias escrupulosas redactadas en un estilo brUlante (Momigliano loconsidera mediocre) ,̂ ^ y con ellas podemos enterarnos de los nom-bres de los asesinos de Julio Cesar que empufiaron el acero junto aBruto; podemos saber tambien la distancia entre Eboraci (hoy Yorken Inglaterra) y Lutetia (hoy Paris), y aspectos de la vida cotidiana enlas villas que circundaban el glamour trepidante de la capital delmundo. En Eutropio, sabiendo leerlo en sus pliegues, encontramos

*'' /\rnoldo Momigliano, op. dt.

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interesantes refiexiones sobre el oficio del historiador —otro de losrasgos distintivos de la historiografia antigua, en la que no habiaredaccion sin un exordio moral y filosofico que prescribiera la laborde quien escribia la las gestas de la cultura—; agudos asertos pro-pios de la filosofia de la historia, y herramientas narrativas, comu-nes en casi todos los maestros de la epoca,̂ " que habrian hechoenorgullecer a Braudel. A el, un poco, estan dedicadas estas traduc-ciones, y a todos aquellos que saben que lo importante jamas esfruto de la novedad ni del escandalo.

Traduccion

La presente traduccion^' se hizo directamente del texto latino deEutropio que se conserva en un cuerpo de pergamino —De hystoriaitalicae provintiae ac romanomm gestarum, Eutropi historiographiclarissimi, Egidio de Gourmont, Lutetia, 1512— de la BibliotecaAntigua del Archivo Historico de la Universidad del Rosario. Hedejado el texto libre sin los acapites editoriales, puesto que asi de-bieron de ir escritos Ios pliegos de Eutropio que el EmperadorValente rechazo con soberbia.

IdEst:

A.driano tuvo por sucesor a A^ntonino Fluvio, llamado tambien El Pio o el

Piadoso. Era de unafamilia ilustre, aunque poco antigua. Fue un gran prin-

dpej con mucho de rat^n se lo puede comparar a Numa Pompilio, asi como

nuestra tradicion ha decidido comparar a Trajano con Romulo. En su vida

privada, Antonino fue un hombre profundamente virtuoso; en el ejercido del

poder J en la vida publica, lo fue todavia mds. Nuncafue cruel ni violento,j

tuvo una bondad permanente y siempre en ristre. No ambidonaba la gloria

militar ni queria las conquistas, j prefirio dedicarse a la salvaguardia de las

fronteras del Imperio j de la tranquilidad de sus provindas. Para la adminis-

tradon de la Kepublica bused aquellos hombres que habian brillado por su

comportamiento virtuoso j por su talante justo; honro a las personas decentes,

y desterro a los canallas sin llegar a ser exageradamente severo con ellos. Con

No hay t)uc olvidar la pcriodizacion: dc Hccatco a Procopio.Algunos dc cuyos fragmcntos ya habian sido publicados cn Ubrorum (Constain, ed cit).

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230/JUAN ESTEBAN CONSTA(N CROCE

los pfincipes aliados del Imperio, logro inspirar una veneracion reverendal

que se expandio por muchas ^nasj que hi^o incluso que muchas naciones

bdrbaras lo buscaran para dirimir sus conflictos. Antes de llegar al tronofue

ciertamente rico, pero sus dddivas al ejerdto j su generosidad con los amigos,

disminujeron notabtemente su fortuna. Sin embargo, dejo el erario en un

estado boyantej sano. Murio en su dudad de Lorium, a dote millas de Roma,

teniendo 63 aiios de edadj despues de 23 anos de haber asumido el poder.

Redbio el rango de los dioses, j se puede dedr que con total justida.

Despues de yintonino, llega al poder Adarco Antonino, pivveniente del mds

noble linaje, puesto que su padre remontaba su origen a Numa Pompitio,j su

madre hundia sus rakes en la dinastia de un rey de Salento. Antonino deddio

dividir el poder. Fue entonces cuando por primera ve:^ la republica tvmana

llego a tener dosjefes investidos con una igual atttoridad legal.

Estos principes estuvieron unidos entranabtemente por la sangre y por las

alianzas. Antonino se habia casado con la esposa de Ludo Antonino, y

Marco Antonino pertenecia a la dinastia de Antonino TBl Piadoso por el lado

de su mujer Gateria Faustina "tajoven", que ademds era suprima. Empren-

dieron ta gtierra contra los Partos, quienes se sublevaron por primera ve^

contra Roma despues de la victoria de Trajano. Ver/^s Antonino acometio la

empresa miiitar contra ellos. Estabteddo en Antioquia y posado sobre tos

conjines de la Armenia, togro acuiiar un buen numetv de tauros mititares: se

apropio de ta Ceteuda, una de tas ^nas mds itustns de ta Asiria,y con etta

apreso a cuarenta mit de sus Imbitantes. Regreso a Roma entonces para cete-

brar su triunfo contra tos partos, y en ta capitat det Imperio compartio tos

honores con su hermano, que era tambien su suegro. Murio en la Veneda (aproxi-

madamente en et 168 d. C) en un viaje que to ttevaba de Concordia a Attino.

En este viaje iba tambien su hermano, que fue testigo de su hemorragia inconte-

nibte, generada por esa enfermedad que tos griegos tlaman apoptejia. Fue un

prindpe poco apto para redbir et amor de supuebto,y sin embargo et respeto que

tenia por su Imwano to atejo en muclias ocasiones de ta cnietdad. Murio en et

undedmo aiio de su reinadoy fue etevado at rango de tos dioses.

De esa forma Marco Antonino goberno soto ta Repubtica,y en et se da et caso

de que vaten mds tos etogios y tas toas que tos reproches. Tuvo desde sus

primeivs afios una impresionante generosidad de atma,y aun siendo un nino

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CERCANfAS AL MISTERIO: L A HISTORIOGRAFfA ANTIGUA Y UN LIBRO DE EuTROPIO / 2 3 1

ni la triste:^ ni la alegria modificaban su rostro. Afecto a la filosofia estoica,

fue un filosofo tanto en sus hdbitos cotidianos como en su forma de pensar, j

desde muy foven fue mere ce dor de la admiradon de muchos, a tal punto que

aun A^driano penso en el como su sucesor, hecho que no se consumo por la

eleccion que esteja habia hecho de Antonino Pi'o, aunque logro fraguarpara

su foven favorito un camino cierto hacia el Imperio.

Redbio Id instrucdon de varios maestros, j en filosofia fue ilustrado por Apolonio

de Calcedonia, mientas que en ta literatura griega redbio atecdonamiento de

Sexto de Queronea, nieto de Plutarco. En las letras latinas. Fronton, et mds

celebre de tos oradores de aquet tiempo, contribuyo en suforja. Yivia en Roma

de ta manera mds discreta, equiparado at resto de tos dudadanos; nunca eferdo

tafatuidad que te garantit^aba su rango,y su generosidad no tuvo timite. Bajo

su reinado et Imperio atcani^ a tener atgrin exito contra tos germanos; dirigio

personatmente ta guerra contra tos marcomanos, guerra terribte que ha sido una

de tas peores de nuestra historia y que soto podria equipararse con tas guerras

punicas. De hecho, fue una tragedia que et Imperio entrara en esta confiagra-

don, y etta produfo que ta peste cundiera por doquier die^ando de manera

imptacabte a ta pobtadon tanto de Roma como de Itatia.

Fue entonces que a gotpe de esfuert(osy de pacienda, y despues de tres aiios

de haber conservado tas fuerzas Justo en tas murattas de Carnuto, termino

ta guerra contra tos marcomanos, que en su revuetta habian arrastrado

consigo a tos vdn datos, a tos sdrmatas,y a tos sue vos. Fue asi como este Key

derroto a mittares de sus enemigos, y togro tambien redimir de ta servidum-

bre a ta Panonia; con et deber cumptido en sus alforfas, regreso a Roma donde

cetebro por segunda ve^ con Comodo Antonino, quienya habia sido nombra-

do tambien Cesar. Las consecuendas de esta guerra atroi^ habian expotiado

et tesoro pubtico, hecho que determino que no se pudiese extender una bonifi-

caddn a tos eferdtos, y que tampoco se pudiesen crear nuevos impuestos para

tas provindas distantes. Se tuvo que organii^ar una venta pubtica, en et foro

de Trajano, de varias de tas retiquias mds vatiosas det Estado, entre tas que

se encontraban varios vasos de oro, vasifas de cristaty tetas de seda; se dice

inctuso, que et Emperadory su esposa tuvieron que satir de atgunos de sus

obfetos mds caros. Esta venta pubtica se ext en did por dos meses y produjo

ingentes rique^as.

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232/JUAN ESTEBAN CoNSTAfN CROCE

Permitio a tos mds ilustres dudadanos exhibir en sus festimdades el lujo que

te era inherente. El fas to de los juegos que se organi^ron para celebrar su

triunfo fue tal, que se dice qt4e hi^ salir a den leones a la ve^. Despues de haber

logrado por sus meritos y su bondad el bienestar del Estado, murio en el

de'dmo octavo aiio de su reinado y a los 61 aiios de edad. Fue voluntad de

todos que se le diera la dignidad de un dios.

L/uio Antonino Comodo, su sucesor no separeda en absoluto a su papa, o por

lo menos solo se le aproximo en que ambos hideron lagtterra contra los germanos.

Queria que elmes de septiembre llevase su nombiv,y por tal rar^on lo hit^ llamar

Comodo. Proclive a ta Itijuriay al desenfreno, no fueron pocas tas veces en las que

se enfrento a los gtadiadores, a veces en salas privadas y a veces hasta en el

mismo anfiteatro. Murio subitamente, y los ntmores hideron pensar que se trato

de un estrangulamiento o de un envenenamiento. Habia reinado, despues de su

padre, doce aiiosy ocho meses. Fue a tal extremo excecrable, que despues de

su muerte fue declarado enemigo del genero humano.

Despues de Comodo viene Perfina^ quien se encontraba ya viejoy que asumio

el poder en su condidon septuagenaria. Se desempenaba como prefecto de la

dudad, cuando un Senado-consulto lo hir^o Emperador inopinadamente. Murio

despues de 24 dias de mandato,y a manos de una sedidon de sotdadospretotianos;

et propio Julia no, segtin se dice, to mat6.

Es este Jutiano el que asume el poder despues. De unafamitia noble y con conod-

mientos notables en el derecho; fue el nieto de aquel Salvio Jutiano que escribio,

bajo el divino Adriano, el Edicto Perpetuo. Venddo por Severo en el Puente de

Mutims, fue asesinado en su palado. Su reinado apenas duro siete meses.

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