346

Click here to load reader

Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

Embed Size (px)

DESCRIPTION

 

Citation preview

Page 1: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

LOS ARCHIVOS Y EL DEBER DE MEMORIA DEL ESTADO COLOMBIANO EN CASOS DE VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS EN EL CONFLICTO ARMADO

CONSTRUCCIÓN DE MEMORIA, ESTADO Y MEDIOS

Cinco perspectivas de análisis

Page 2: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4
Page 3: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

LOS ARCHIVOS Y EL DEBER DE MEMORIA DEL ESTADO COLOMBIANO EN CASOS DE VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS EN EL CONFLICTO ARMADO

CONSTRUCCIÓN DE MEMORIA, ESTADO Y MEDIOS

Cinco perspectivas de análisis

Unidad de Memoria y Derechos Humanos Archivo de Bogotá

TOMO 4

Patricia Linares Prieto Iván González Amado

Guillermo Hoyos Vásquez Hernando Salazar Palacio

José Manuel Jaramillo Giraldo

Page 4: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

CLARA EUGENIA LÓPEZ OBREGÓNAlcaldesa Mayor de Bogotá D.C. (Designada)

YURI CHILLÁN REYES Secretario General

FRANCISCO JAVIER OSUNA CURREA Director Archivo de Bogotá

PATRICIA LINARES PRIETO IVÁN GONZÁLEZ AMADO GUILLERMO HOYOS VÁSQUEZ HERNANDO SALAZAR PALACIO JOSE MANUEL JARAMILLO GIRALDOAutores

GERMÁN YANCES PEÑA Dirección editorial

MIRYAM ASTRID LOAIZA RÍOS Supervisión de proyecto

NATALIA LOAIZA MESA

ÁNGEL ENRIQUE MARTÍNEZ

GUSTAVO ADOLFO RAMÍREZ ARIZA

ANDREA OJEDA GONZÁLEZ Corrección de estilo

JUAN CAMILO CORREDOR CARDONA

JUAN SEBASTIÁN GUERRERO OTERO

Diagramación y armada electrónica

JUAN CAMILO CORREDOR CARDONA

Diseño de portada

SUBDIRECCIÓN IMPRENTA DISTRITAL D.D.D.I

Impresión

ISBN 978-958-717-109-9

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser copiada ni reproducida parcial o totalmente sin

autorización expresa de la Secretaría General de la Alcaldía Mayor de Bogotá D.C.

La presente investigación fue financiada con recursos del Convenio de Cooperación 2215100-667-2009 suscrito

entre la Secretaría General de la Alcaldía Mayor de Bogotá y la Asociación Colombiana para el Avance de la

Ciencia – ACAC.

Los contenidos y opiniones en la presente publicación son responsabilidad exclusiva de sus autores y no

representan ni comprometen la posición institucional de la Secretaría General de la Alcaldía Mayor de Bogotá

D.C., ni de la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia/ACAC.

© Secretaría General

Alcaldía Mayor de Bogotá D.C.

Primera edición 300 ejemplares

2011

Page 5: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

CONTENIDO

13

18

25

41

44

48

CAPÍTULO PRIMERODESAPARICIÓN Y ASESINATO DE JÓVENES DE SOACHA POR PARTE DE MIEMBROS DE LA FUERZA PÚBLICA: DIMENSIÓN DE UNA TRAGEDIA INCOMPRENDIDA

1. EL PAÍS EN QUE NACIERON, VIVIERON Y MURIERON LAS VÍCTIMAS DE SOACHA. EL CONTEXTO SOCIO-ECONÓMICO EN QUE SE PRODUJERON LOS HECHOS CRIMINALES DE LOS MAL LLAMADOS “FALSOS POSITIVOS”

1.1 “El efectos acumulado del siglo XX en Colombia es, pues, que se han multiplicado por cuatro las diferencias.

2. CONTEXTO POLÍTICO Y NORMATIVO EN EL QUE SE PRODUJERON LOS HECHOS CRIMINALES. LA REGULACIÓN INTERNA DE LA GUERRA INTERNA

3. LAS DESAPARICIONES Y EL POSTERIOR ASESINATO DE JÓVENES DE SOACHA POR PARTE DE EFECTIVOS DE LA FUERZA PÚBLICA, CONOCIDOS COMO “FALSOS POSITIVOS”, SON DELITOS PROPICIADOS POR UNA POLÍTICA DE ESTÍMULOS Y RECONOCIMIENTOS IMPULSADA POR EL GOBIERNO DE LA SEGURIDAD DEMOCRÁTICA Y CONSTITUYEN GRAVES VIOLACIONES A LOS DD.HH. POR PARTE DE AGENTES DEL ESTADO Y SON DELITOS DE LESA HUMANIDAD

3.1 De los crímenes de lesa humanidad y los delitos de desaparición forzada, tortura y homicidio en persona protegida en el derecho internacional de los DD.HH., cuando éstos se producen en el marco de un conflicto armado interno.

3.2 La desaparición forzada, la tortura y el posterior asesinato de jóvenes de Soacha por parte de miembros activos de la fuerza pública, constituyen delitos de lesa humanidad.

11

Page 6: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

3.3 El delito de desaparición forzada en el derecho internacional de los DD.HH.

3.4 El delito de tortura en el derecho internacional de los DD.HH.

3.5 El delito de homicidio en persona protegida en el derecho internacional de los DD.HH.3.5.1 Corte Interamericana de DD.HH., caso

La Cantuta Vs Perú, sentencia de 29 de noviembre de 2006.

3.6 Sólo una investigación rigurosa y a profundidad de los delitos cometidos contra las víctimas de los mal llamados “falsos positivos”, que se sirva de la metodología recomendada para investigar los crímenes de sistema, podrá establecer si se acreditan los elementos jurídicos necesarios para que éstos puedan considerarse crímenes de Estado.

4. LOS CRÍMENES DE SOACHA NO CONSTITUYEN CRÍMENES DE GUERRA, PERO SÍ DELITOS CONTRA PERSONA PROTEGIDA POR EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO, SEGÚN LO DISPUESTO EN EL ARTÍCULO 135 DEL CÓDIGO PENAL COLOMBIANO, LA LEY 599 DE 2000

CAPÍTULO SEGUNDOINFORME SOBRE EJECUCIONES EXTRAJUDICIALES EN EL CASO SOACHA

INTRODUCCIÓN

1. CONTEXTUALIZACIÓN1.1 ¿Cuándo, dónde y por qué salieron a la luz

pública los ‘falsos positivos’?1.2 El recuento de las víctimas de Soacha1.3 Otros casos de ‘falsos positivos’ en el resto del

país1.4 Modus operandi de la fuerza pública para

realizar los ‘falsos positivos’1.5 Causas de los ‘falsos positivos’

2. LA JUSTICIA COLOMBIANA Y SU DILEMA CON LOS ‘FALSOS POSITIVOS’

2.1 Militares vinculados a procesos penales2.2 Evolución del proceso, caso Soacha2.3 Batalla jurídica por ‘falsos positivos’

3. POSICIÓN DEL GOBIERNO3.1 Pronunciamiento del ex Presidente Álvaro Uribe

Vélez3.2 Pronunciamiento de altos mandos del gobierno3.3 Medidas correctivas

56

67

75

78

84

89

101

105105

114115

117

123

127

127131137143143

147152

99

Page 7: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

4. POSICIÓN DE MILITARES4.1 Pronunciamiento de altos mandos militares no

involucrados4.2 Posición de militares retirados involucrados con

‘falsos positivos’

5. POSICIÓN DE LOS FAMILIARES DE LAS VÍCTIMAS Y LA SOCIEDAD CIVIL

5.1 Acciones adelantadas por los familiares de las víctimas

5.2 Percepción de los formadores de opinión

6. POSICIÓN INTERNACIONAL

7. LO QUE MUESTRAN LAS ACUSACIONES DE LA FISCALÍA

7.1 Expediente 2008000327.2 Expediente 2008800067.3 Expediente 2008800157.4 Expediente 2008000337.5 Expediente 200800028

8. LAS VÍCTIMAS

9. LOS ACUSADOS

10. CONSIDERACIONES SOBRE LOS ‘FALSOS POSITIVOS’

10.1 La adecuación típica de las conductas10.2 El carácter de graves violaciones a los DD.HH.

11. CONCLUSIONES

CAPÍTULO TERCEROLAS VÍCTIMAS DE SOACHA DESDE EL PUNTO DE VISTA MORAL

1. LOS ‘FALSOS POSITIVOS’ DE SOACHA: UN ESCÁNDALO MORAL

2. KANT: MORAL, DERECHO Y POLÍTICA

3. WALTER BENJAMIN: LA JUSTICIA DE LAS VÍCTIMAS4. LA JUSTICIA TRANSICIONAL COMO REFUNDACIÓN

DEL ESTADO DEMOCRÁTICO

CONCLUSIÓN

157157

159

161

161

164

169

175

175178184188190

195

197

201

201206

209

217

225

235251

261

211

Page 8: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

CAPÍTULO CUARTOLOS MEDIOS Y LOS ‘FALSOS POSITIVOS’, Entre la autenticación de las mentiras y el escepticismo tardío

FACETAS CONTRADICTORIAS DE LOS MEDIOS

LAS FALLAS DE LAS MAQUINARIAS INFORMATIVAS

LOS ELEMENTOS DEL PERIODISMO

TOMAR PARTIDO Y MENTIR

LA VERDAD COMO VÍCTIMA

UN ESQUEMA REPETITIVO DE MENTIRAS

LA PRIMERA NOTICIA

LA CARA POSITIVA DE LOS MEDIOS

LLEGAN LOS EUFEMISMOS Y SE INSTALAN EN EL LENGUAJE

PALABRAS DISTINTAS PARA HECHOS IGUALES

CAPÍTULO QUINTODESAPARECIDOS DE SOACHA: CÓMO CONSTRUIR UNA MEMORIA INSTITUCIONAL

INTRODUCCIÓN

1. CAMPOS INSTITUCIONALES Y MEMORIAS EN CONFLICTO

2. HACIA UNA MEMORIA OFICIAL DEL CASO DE CIUDAD, SUS RIESGOS Y TENSIONES

3. LISTADO DE REACCIONES INSTITUCIONALES

A MANERA DE CONCLUSIÓN

270

271

273

275

278

280

281

284

287

291

299

307

317

337

341

265

297

Page 9: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

11

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

DESAPARICIÓN Y ASESINATO DE JÓVENES DE SOACHA

POR PARTE DE MIEMBROS DE LA FUERZA PÚBLICA:

DIMENSIÓN DE UNA TRAGEDIA INCOMPRENDIDA

Patricia Linares Prieto1

1 Las ideas desarrolladas en este ensayo son de mi exclusiva responsabilidad; ellas se publican gracias a la oportunidad que me brindó la Alcaldía Mayor de Bogotá, a través de la Secretaría General y su Dirección Archivo de Bogotá, de diseñar y coordinar el proyecto orientado a implementar la Unidad de Memoria y Derechos Humanos de ese Archivo, la primera en el país diseñada para acopiar, sistematizar, preservar, resguardar y custodiar la memoria del conflicto armado colombiano. Al Alcalde Mayor, doctor Samuel Morenos Rojas, al Secretario General, doctor Yuri Chillán y al Director del Archivo, doctor Francisco Osuna Currea, mis sinceros agradecimientos, no solo por la confianza que depositaron en mí, sino por el profundo respeto que siempre mostraron a la autonomía académica con la que se desarrolló el proyecto. Deseo agradecer también, por el apoyo recibido, a la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia, Acac, y a su director, doctor Eduardo Posada. Y a Juanita Candamil, mi joven y comprometida colaboradora, mi sentido reconocimiento por la ayuda que me dio para la elaboración y redacción de este artículo.

Page 10: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4
Page 11: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

13

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

“La ausencia de emociones ni causa ni promueve la racionalidad. El distanciamiento y la ecuanimidad, frente a una ´insoportable tragedia´pueden ser aterradores, especialmente cuando no son el resultado del control sino que constituyen una evidente manifestación de incomprensión. Para responder razonablemente uno debe, antes que nada, sentirse afectado, y lo opuesto de lo emocional no es lo racional, cualquiera que sea lo que signifique, sino o bien la incapacidad para sentirse afectado, habitualmente un fenómeno patológico, o el sentimentalismo, que es una perversión del sentimiento. (…)” 2

1. EL PAÍS EN EL QUE NACIERON, VIVIERON Y MURIERON LAS VÍCTIMAS

DE SOACHA. EL CONTEXTO SOCIO-ECONÓMICO EN EL QUE

SE PRODUJERON LOS HECHOS CRIMINALES, LOS MAL LLAMADOS

“FALSOS POSITIVOS”3

En el año 2000, al iniciar el milenio, las edades de Fair Leonardo Porras Bernal, Julián Oviedo Monroy, Diego Armando Marín Giraldo, Jaime Steven

Valencia Sanabria, Daniel Alexander Martínez, Jhon Nelson Gómez y Víctor Fernando Gómez, oscilaban entre los 8 y los 18 años. Eran niños y jóvenes colombianos pobres, no obstante llenos de ilusiones, felices en su entorno, Soacha, un municipio cuyos linderos se

2 HANNAH ARENDT, SOBRE LA VIOLENCIA, Alianza Editorial, España, 1ª ed. en español, 1970.

3 Si bien la autora del ensayo comparte el desacuerdo que ha suscitado la expresión “falsos positivos”, por equívoca, distractora y degradante, la misma será utilizada en el texto dado el arraigo que entre la opinión pública tiene, lo que hace que en el imaginario colectivo sirva para una remisión inmediata a los hechos.

Page 12: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

confunden con los de Bogotá, en el que se refugian a diario cientos de colombianos huyendo de la guerra, de la exclusión, de la discriminación, de todas las formas de violencia que por una u otra causa no contrarresta el Estado. Ellos eran felices, a pesar de las carencias y precariedades, tenían familia, proyectos de vida que empezaban a bosquejarse y una visión de su futuro en la que estaban ausentes el dolor, la desesperanza y la injusticia.

La descripción de lo que eran ellos no sólo corresponde al relato que de sus vidas truncadas hacen sus madres, sus padres, sus hermanos, y -los que alcanzaron a tenerlos- sus mujeres y sus hijos; narraciones sobre las cuales, infortunadamente, dado el contexto de incomprensión, de distanciamiento y por ende de indolencia patológica en que se ha sumergido nuestro país, generan en muchos desconfianza, dudas. ¿Acaso, se preguntan alentados por la voz suprema del jefe del Estado, ellos, los niños y jóvenes que en el 2008 fueron desaparecidos y luego asesinados por agentes del Estado, “eran unos angelitos”, acaso no habían delinquido, acaso no se drogaban, acaso no partieron dispuestos a violar la ley?

Ellos simplemente eran seres humanos y eso debió bastar para respetar su integridad y su vida. No obstante, al ser recordados por sus seres queridos, en sus relatos resaltan que ante todo eran muchachos buenos. La versión de los que conformaban su entorno familiar y social al rememorar sus historias es, si se quiere, idealizada y distante de una realidad signada por el conflicto armado que vive el país hace más de 60 años. Sin embargo, esa evocación los ubica en una dimensión que corresponde a lo que miles de niños, niñas y jóvenes, pensaban y expresaban en los albores del año 2000 sobre lo que era entonces su presente y lo que esperaban del

Page 13: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

15

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

futuro; así lo muestra, por ejemplo, un estudio sustentado en encuestas y estadísticas realizado ese año por un reconocido experto colombiano, denominado “Nosotros los Colombianos del Milenio”, que servirá en este ensayo para reseñar el contexto en el que nacieron, crecieron y murieron estos jóvenes de Soacha, víctimas de los mal llamados “falsos positivos”, aquellos que fueron desaparecidos y luego asesinados por agentes del Estado, que con el objeto de mostrar resultados, de cobrar unas bonificaciones y obtener otras prebendas de sus superiores (permisos, ascensos, etc.), los capturaron arbitrariamente, los asesinaron y luego los presentaron como hombres pertenecientes a la guerrilla o “bandas emergentes”, no identificados, que habían sido dados de baja en combate. El autor de dicho estudio decía en la introducción:

“Para desarrollar el potencial de la gente, para orientar las instituciones, para entender la coyuntura política, hay que mirar sin prejuicios.

Este libro tiene el propósito de contribuir a ese proceso. La visión que da del país difiere de la periodística, pues el periodismo se ocupa de lo extraordinario, y aquí nos ocupamos de lo que piensa y hace la mayoría de la gente.

Lo que dicen los medios es parte de la realidad. Lo que piensa y vive la gente también. Pero los medios muestran, en general, un país enfermo. Y la vida de la gente es más normal, menos traumática. Tiene ingredientes capaces de engendrar alegría y esperanza.” 4

Alegría y esperanza era la impronta de los muchachos desaparecidos y muertos de Soacha, ellos seguramente pensaban como la mayoría de niños y jóvenes que con

4 LEMOINE, CARLOS, “Nosotros, los colombianos del milenio”, Tercer Mundo Editores, Bogotá, enero de 2000.

Page 14: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

16

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

sus respuestas nutrieron el estudio, ellos le apostaban a la vida, ellos no eran conscientes de una realidad que en el lenguaje de las cifras, el más legitimado en el mundo postmoderno, hacía evidentes e incuestionables las barreras que el Estado y la sociedad les imponían, separándolos de su paradigma de felicidad, barreras que analiza el citado estudio al mostrar, con fundamento en cifras y en comparaciones con otros países, la realidad del nuestro hace 10 años y su transformación, que no evolución, teniendo como referente el primer milenio, una realidad que era la de Fair Leonardo, Julián, Diego Armando, Jaime Steven, Daniel Alexander, Jhon Nelson y Víctor Fernando, que en el aludido texto se describía así:

“Colombia tiene un poco más de un millón cien mil kilómetros cuadrados de la tierra y un poco menos de un millón de kilómetros cuadrados de mar territorial. Es decir, que sobre dos millones cien mil kilómetros de globo terráqueo, situados en la mejor esquina de Suramérica, los colombianos tenemos derecho de extraer la riqueza que hay en ellos, y de disfrutarla. Pero también el deber de preservar el territorio.

Que no ejercemos ese derecho es evidente. El mundo produce al año US$199.646 por kilómetro cuadrado de tierra, y Colombia sólo produce US$57.000. Y también es evidente que no lo ejerce el Estado, dueño de la mayor parte de la riqueza: a él pertenecen un millón de kilómetros del área marina, el subsuelo y mucho más de la mitad de la extensión de Colombia que todavía no ha sido escriturada. Si el Estado hubiere movilizado esa riqueza, no habría visto desfilar una generación tras otra de colombianos sin haber cumplido con el deber de educarlos.

Tampoco cumplimos con el deber de preservar nuestro territorio, pues tres de cuatro colombianos

Page 15: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

17

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

sienten angustia por el deterioro del medio ambiente. Esta cifra igualmente coincide con que para uno de cada tres colombianos, el mayor orgullo del país es su territorio.

Lo montañoso de la mitad de la extensión de Colombia le da ventaja de tener una gran diversidad de climas que hace que vivan en el país, más que en ningún otro, más especies animales y vegetales por kilómetro cuadrado. Pero también le da la desventaja de tener grandes zonas aisladas, como la Amazonía, la Orinoquía y la Sabana costeña. Su abandono por parte del Estado hace evidente que la tarea de integrar al país esté todavía inconclusa. La presencia de la guerrilla y de los paramilitares en estas zonas expresa la urgencia que existe de que en ellas se construyan vías y civilización.

En el siglo XX el cambio fundamental del territorio se dio por la pérdida de Panamá, que tiene 76 mil kilómetros cuadrados de tierra, 300 mil kilómetros cuadrados de área marina y 2.490 kilómetros de costa.

El repaso de las cifras de población sintetiza la historia del país. Se estima que al concluir el primer milenio, la población era de 600.000 amerindios; que a la llegada de Cristobal Colón había un millón de habitantes; y que al terminar la colonia, tres siglos después, a pesar de la inmigración blanca de España y negra del África, la población era la misma. Simplemente había cambiado su composición étnica: los amerindios eran el 20%; los mestizos, mulatos y zambos el 60%; y el resto se dividía por partes iguales entre negros y blancos. No obstante, en esos tres siglos, Europa, y en particular España, duplicaron su población.

Page 16: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

18

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

Terminada la dominación española, en el siglo XIX, la población colombiana pasó de uno a cuatro millones y medio de habitantes.

En el siglo XX hubo una revolución demográfica que tuvo tres características: 1) un crecimiento acelerado de la población, que se multiplicó por 9.3 (pasó de 4.5 millones a 42, cuando en el mundo apenas se multiplicó por 3.6); 2) un crecimiento con ausencia de inmigración (mientras que en los censos de Colombia sólo aparecen del orden del 1% de extranjeros, en el censo de 1914 en Argentina esa proporción era del 30% y en los siguientes se mantuvo alrededor del 10%); 3) un crecimiento concentrado en las ciudades (en Bogotá, la población pasó de cien mil habitantes en al año 1900 a seis y medio millones en el 2000).

(…)

También resume la historia de los países el repaso de su producción por persona y del tiempo en que ésta se duplica: en el siglo XX Colombia duplicó su ingreso per cápita cada 50 años. En cambio Estados Unidos duplicó su ingreso per cápita cada 25 años. En otras palabras, mientras cada nueva generación de norteamericanos duplicaba su ingreso, nosotros lo hacíamos cada dos generaciones.”

1.1 “EL EFECTO ACUMULADO DEL SIGLO XX EN COLOMBIA ES, PUES, QUE SE HAN MULTIPLICADO POR CUATRO LAS DIFERENCIAS”5

Teniendo como marco ese diagnóstico, el estudio se ocupó entonces de realizar una encuesta que pretendió mostrar lo que pensaban, querían y rechazaban los niños y jóvenes en el año 2000, entre ellos, seguramente, los

5 LEMOINE, CARLOS, “Nosotros, los colombianos del milenio”, Tercer Mundo Editores, Bogotá, enero de 2000.

Page 17: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

19

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

jóvenes de Soacha que 8 años después serían desaparecidos y luego muertos, al parecer, por agentes del Estado. La idea era contribuir con esos resultados a generar insumos que debieron servirle al Estado, concretamente a los gobiernos de los últimos 10 años, específicamente a los liderados por Álvaro Uribe Vélez, no sólo para diseñar estrategias militares orientadas a superar el conflicto armado, como parece haberlo entendido él al concentrarse de manera obsesiva en la lucha contrainsurgente, abriendo al efecto de par en par las puertas de la impunidad a quienes consideró defensores ilegales del Estado, pero al fin defensores, los paramilitares, sino para brindarles a esos niños y jóvenes, que representan aproximadamente el 50% de la población colombiana, las condiciones necesarias para vivir dignamente, para hacer realidad sus sueños. No sé si alguno de ellos fue entrevistado, seguramente no, pero sí creo que sus respuestas a las preguntas formuladas no hubieren sido distintas a las dadas por los encuestados, pues unos y otros, animados por la ingenuidad que solo se diluye con los años, creían que el futuro era posible. El estudio, al referirse a las prioridades de los niños, niñas y jóvenes de entonces concluyó:

“Cuando se les pregunta a los jóvenes de 15 a 18 años sobre las cosas importantes en su vida, sus respuestas sorprenden por sensatas y obvias; vivir en un país en paz, sin violencia ni corrupción (56%); tener una buena educación (35%); lograr una familia feliz (34%); tener un trabajo (23%). Y cuando se les pregunta por lo que menos les interesa, los tres primeros lugares los ocupan: vivir libremente, ser fieles a la religión y tener una buena situación económica. En otras palabras, los jóvenes no tienen deseos desmedidos y no piden nada más de lo que en buena lógica tienen derecho a exigir: un país sin violencia ni corrupción, que ofrezca estudio y trabajo .

(…)

Page 18: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

20

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

Educación y juventud

Los padres de los jóvenes que estudian esperan, en una proporción mayor al 80%, que sus hijos terminen la universidad. Pero la realidad es muy distinta: el 27% no llega a quinto grado, según el Informe sobre Desarrollo Humano de Naciones Unidas (1999). Los que no concluyen su quinto grado, a la luz de las necesidades del mundo moderno, no sólo serán desempleados sino que serán inempleables.

La explicación de este fenómeno no es sencilla. Pero la estructura de la oferta educativa puede tener mucho que ver con ella. En efecto, la gran mayoría de la población depende, para educarse, de la educación oficial. Pero ella es un embudo de ángulo obtuso: el sistema oficial tiene 40.000 escuelas de primaria, 3.000 colegios de secundaria y algunas decenas de instituciones de educación superior. La educación privada tiene, en cambio, 6.000 escuelas, 3.000 colegios y más instituciones de educación superior que el sector oficial. Es decir, el ángulo de convergencia del embudo en el caso de la educación privada es agudo.

Con esta estructura está definido que muy pocos de los niños que comienzan la primaria pueden terminar la secundaria, y, mucho menos, cumplir la expectativa de sus padres de lograr una educación completa.

Si hay fallas en la cobertura educativa, es mayor la necesidad de cambio en la calidad de la misma. El ideal educativo moderno es que la educación se adapte al niño como un zapato hecho a la medida. Pero en realidad existe una brecha muy grande entre las prioridades de los jóvenes y los niños y lo que el colegio les ofrece. En efecto, ellos están pidiendo computación, arte e idiomas.

Page 19: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

21

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

Y las tres materias están prácticamente ausentes de los programas.

“A los jóvenes hay que darles el doble de la escolaridad que tienen los colombianos y ofrecerles un cambio radical en áreas y técnicas de enseñanza. Es evidente que ni la computación, ni el arte, ni los idiomas que los jóvenes desean aprender pueden enseñárseles con los contenidos educativos vigentes hoy en Colombia.”6

¿Cumplió el Estado colombiano, sus gobiernos durante la última década, valga decir los de Álvaro Uribe Vélez, con las expectativas, los sueños y los derechos de los niños y jóvenes colombianos, expresados en las encuestas realizadas en el año 2000, una muestra representativa en términos estadísticos; satisfizo las necesidades básicas y contribuyó de manera efectiva a la realización de los Derechos Humanos de Fair Leonardo Porras Bernal, Julián Oviedo Monroy, Diego Armando Marín Giraldo, Jaime Steven Valencia Sanabria, Daniel Alexander Martínez, Jhon Nelson Gómez y Víctor Fernando Gómez, quienes 8 años después serían desaparecidos y asesinados por agentes suyos, miembros activos del ejército nacional que tenían a cargo la tarea de perseguir y derrotar a los grupos armados ilegales que en varios casos propiciaron el desplazamiento forzado de sus familias a las goteras de Bogotá? ¿Respondió el Estado a sus obligaciones de respeto y garantía de sus derechos fundamentales, de sus Derechos Humanos? ¿Les aseguró paz y erradicó la violencia y la corrupción? ¿Les dio educación de calidad y trabajo digno? ¿Protegió su vida, su integridad y el derecho a la tranquilidad de sus familias?

En primer lugar y sin adentrarse en un examen exhaustivo de su vidas, si se tienen en cuenta las condiciones en las que vivían ellos y actualmente viven sus familias,

6 LEMOINE, CARLOS, “Nosotros, los colombianos del milenio”, Tercer Mundo Editores, Bogotá, enero de 2000.

Page 20: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

22

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

esto es, personas pobres, de bajo nivel de escolaridad, desempleadas, sin formación para el acceso al mercado de trabajo, que viven en zonas marginadas de Soacha, un municipio especialmente marginal, en casas que no son propias, o siéndolo están ubicadas en zonas de riesgo, cuya salud depende exclusivamente de la oferta de servicios del Estado, que aspiraban a tener la oportunidad de un trabajo digno para suplir sus necesidades y las de sus familias, especialmente las de sus madres, debiendo mantenerse y subsistir en la informalidad pues algunos solo recibieron un modesto estipendio cuando en nombre de la “patria” prestaron el servicio militar, valga decir arriesgaron sus vidas en una guerra intestina que no reconocían ni entendían, es admisible concluir que el Estado incumplió con su deber de satisfacer las necesidades básicas de esas personas, sus derechos fundamentales, condenándolas, como a sus antepasados, a una historia de exclusión social, de usurpación y discriminación, agravada por la ausencia de una mínima protección en un contexto en el que se mantiene vivo el conflicto armado interno, esto es vulnerando sus Derechos Humanos lo que supone incumplimiento del ordenamiento interno, específicamente de la Constitución de 1991.

El Estado incurrió a lo largo de sus vidas en incumplimiento del deber de garantía de los denominados derechos económicos, sociales y culturales, sobre los cuales el control que ejerce la comunidad de naciones y los sistemas de protección de los Derechos Humanos es bastante limitado, pues son obligaciones de medio no de resultado, según lo establece de manera reiterada la doctrina y la jurisprudencia nacional e internacional, sobre todo tratándose de países pobres, en los cuales las exigencias deben ser proporcionales a su situación de escasez y necesidad. Tal vez, intuyendo la respuesta que en estos casos daría la justicia, ellos como la mayoría de colombianos nunca reclamaron, se conformaron

Page 21: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

23

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

e intentaron, cada uno a su manera, salir adelante e impulsar sus proyectos de vida, logrando aciertos y cometiendo errores. Simplemente querían ser felices teniendo una familia, trabajo y viviendo en un país en paz y sin corrupción. Nunca imaginaron que ese Estado que sabían lejano e insolidario con sus necesidades, o al menos algunos de sus agentes, les quitarían la libertad y la vida, los desaparecerían para beneficio propio y en extremo mezquino, valiéndose de los dictados de la guerra interna que les exigía a sus verdugos, dada su condición de miembros activos de la fuerza pública, derrotar al enemigo, y los jóvenes de Soacha no lo eran, pues nunca pertenecieron a la guerrilla o a grupos armados ilegales. Al contrario, algunos de ellos en su momento también habían luchado contra los grupos insurgentes como miembros de la fuerza pública.

Ellos fueron víctimas de graves delitos por parte de agentes del Estado que debió protegerlos; contra ellos y sus familias se cometieron graves violaciones a los Derechos Humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario dada la situación de conflicto armado interno que vive el país. Ahora bien, ¿qué tipo de delitos se cometieron?, ¿por qué ellos podrían acarrear responsabilidad internacional para el Estado colombiano?

Para responder estas cuestiónes es necesario conocer el marco político y normativo en el que se produjeron los hechos criminales, la regulación interna de la guerra interna, sus concordancias o sus contradicciones con el ordenamiento jurídico internacional al que está vinculado el Estado colombiano. Del punto me ocuparé a continuación.

Page 22: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4
Page 23: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

25

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

2. CONTEXTO POLÍTICO Y NORMATIVO EN EL QUE SE PRODUJERON LOS

HECHOS CRIMINALES. LA REGULACIÓN INTERNA DE LA GUERRA INTERNA

El 7 de agosto de 2002 tomó posesión de la Presidencia de la República Álvaro Uribe Vélez. Había triunfado en las urnas con la bandera de la seguridad, más

concretamente de la seguridad democrática, la que presentó como su estrategia para derrotar a los grupos armados al margen de la ley, principalmente a la guerrilla a la que calificaba como la más peligrosa enemiga de la nación y principal obstáculo para el desarrollo y el progreso. Un discurso que caló de manera relativamente fácil, dada la frustración y la desconfianza que en la sociedad habían suscitado los miembros dirigentes de la guerrilla, que habían desperdiciado la oferta del gobierno que lo precedió de alcanzar la paz por la vía de la negociación, traicionando la confianza de un pueblo que aceptó el despeje de una amplia zona de su territorio para avanzar en los diálogos, al utilizarla para fortalecerse militarmente y así consolidar su dominio precedido siempre de prácticas de subordinación y temor a través del uso de la fuerza y la violencia, y el accionar creciente y cada vez más inhumano y bárbaro de los grupos paramilitares.

Page 24: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

26

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

Tales enunciados, el derecho a la seguridad y la seguridad democrática, se enmarcaban en el discurso que sobre esos temas se consolidaba de tiempo atrás en el ámbito internacional; éste, al desarrollar el principio de seguridad, ya no solo lo relacionaba con la defensa militar de los territorios, sino que incluía la defensa que los Estados requieren ante la comisión, por parte de la delincuencia común y de grupos armados organizados al margen de la ley, de crímenes cada vez más aberrantes. Se establece, entonces, la responsabilidad de los Estados de garantizar la eficacia de ese principio, en tanto derecho fundamental, a todos los habitantes de su respectiva jurisdicción.

En efecto, dicho concepto ha evolucionado en su alcance y contenido, estando vigente el de seguridad integral o seguridad humana, la que se traduce en “(…) una población libre de temor, de carencias; en universalización de los derechos humanos, que incluye a la persona humana como tema especial de seguridad”. (…) “La seguridad humana se expresa en un niño que no muere, una enfermedad que no se difunde, un empleo que no elimina, una tensión étnica que no explota en la violencia, un disidente que no es silenciado. La seguridad humana no es la preocupación por las armas: es una preocupación por la vida y la dignidad humanas”.7

La seguridad es entonces un derecho y un deber de los ciudadanos y del Estado, que es el encargado de satisfacer las necesidades del individuo como ser humano, de garantizar sus libertades y derechos, adoptando medidas de prevención y protección que no permitan que se obstaculice la realización y el ejercicio pleno de todos sus derechos. Tales medidas, desde luego, deben coexistir con aquellas que demandan la seguridad nacional o del Estado, y la seguridad internacional o global, mediante

7 Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Pnud, 1994.

Page 25: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

27

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

las cuales se protegen la integridad del territorio y la independencia y soberanía política.

En esa dimensión, la seguridad ciudadana en un Estado democrático de derecho, “ (…) consiste en el conjunto de garantías que debe brindar el Estado a los ciudadanos para el libre ejercicio de todos sus derechos. El derecho a la seguridad es un derecho fundamental, para todos, por lo que el objetivo último de las políticas de seguridad desarrolladas por el Estado para el logro de su garantía, no es el de la protección de una parte de la sociedad a costa de la marginación y criminalización de otras, sino el de la inclusión de la totalidad o de la gran mayoría de los ciudadanos en la construcción de pautas de convivencia democrática compartidas (…) la seguridad ciudadana “supone una situación política y social en la que las personas tienen legal y efectivamente garantizado el goce pleno de sus derechos y libertades y obtienen el pleno resguardo de esos derechos y garantías emanadas del Estado de Derecho: vida, integridad, libertad, bienestar personal, propiedad, igualdad ante la ley e igualdad de oportunidades, derechos económicos, sociales y culturales, etc.”. 8

En la Declaración Universal de los Derechos Humanos el derecho a la seguridad se consagra en el artículo 3: “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.”. En el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en el artículo 9 se lee: “Todo individuo tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales. Nadie podrá ser sometido a detención o prisión arbitrarias. Nadie podrá ser privado de su libertad salvo por las causas fijadas por la ley y con arreglo al procedimiento establecido en ésta.

8 Instituto Interamericano de Derechos Humanos IDH. Programa de Seguridad y Derechos Humanos en Colombia.

Page 26: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

28

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

En cuanto a la Constitución Política Colombiana, ésta consagra el derecho a la seguridad en su artículo 2, que establece que compete a las autoridades de la República “defender la independencia nacional, mantener la integridad territorial y asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo”, así como “proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias y libertades”.

De otra parte, el artículo 22 de la Carta Política dispone que “la paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”.

En ese marco normativo, vinculante para el Estado colombiano y obviamente para sus gobernantes, se incorporó la propuesta de seguridad democrática del candidato ganador de las elecciones, que inició su período en agosto de 2002, la cual estaba consignada en el programa que expuso en su primera campaña presidencial, al que denominó “Manifiesto Democrático”. Dicho documento constaba de 100 puntos, entre los que ocupaban lugar central el de “la seguridad democrática” y el denominado “en busca de la paz”.

Del primero, el de la seguridad democrática, se resaltan las siguientes premisas que orientarían su gobierno, prolongado a 8 años gracias a una reelección que logró impulsando la modificación de la Constitución para alcanzar sus particulares y personales propósitos:

Reforzaría la capacidad de las fuerzas armadas para perseguir a la guerrilla, a los paramilitares y para combatir al terrorismo. Proponía la expedición de un “estatuto antiterrorista” que facilitara la “detención, la captura y el allanamiento”, haciendo énfasis en que

Page 27: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

29

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

“la violencia política y el terrorismo son idénticos” y en que “cualquier acto de violencia por razones políticas o ideológicas es terrorismo”, así mismo, que “también es terrorismo la defensa violenta del orden estatal”.

Proponía la colaboración permanente de los jóvenes y de la población civil con la fuerza pública, así como la creación de “frentes locales de seguridad en los barrios y el comercio” y “redes de vigilantes en carreteras y campos”; también la celebración del “día de la recompensa”, dando vía a que estás se pagaran a quienes colaboraran con el gobierno, especialmente con la fuerza pública.

Ya en ejercicio de funciones, en 2003, la Presidencia de la República y el Ministerio de Defensa Nacional publican el documento “Política de Defensa y Seguridad Democrática”, en el cual definen a ésta última de la siguiente manera:

“Es una política de Estado de largo plazo, que se desarrollará en coordinación con todas las entidades del gobierno y las demás ramas del poder. La verdadera seguridad depende no sólo de la capacidad de la Fuerza Pública de ejercer el poder coercitivo del Estado, sino también de la capacidad del poder judicial de garantizar la pronta y cumplida administración de justicia, del gobierno de cumplir con las responsabilidades constitucionales del Estado y del Congreso de legislar teniendo presente la seguridad como el bien por excelencia de toda la sociedad. (…). Cuyo objetivo general [es] reforzar y garantizar el Estado de Derecho en todo el territorio, mediante el fortalecimiento de la autoridad democrática: del libre ejercicio de la autoridad de las instituciones, del imperio de la ley y de la participación activa de los ciudadanos en los asuntos de interés común.”

Page 28: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

30

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

Uribe dedicó entonces gran parte de sus esfuerzos y del presupuesto nacional, así como de los recursos obtenidos de la cooperación internacional, a implementar desde los primeros días de su gobierno su estrategia de seguridad democrática, la que le había servido para ganar las elecciones. Recurrió a medidas de choque como la declaratoria inmediata del estado de conmoción interior, al tiempo que avanzaba en el diseño de políticas que debían ser desarrolladas por el Ministerio de Defensa a través de la Fuerza Pública, pues se concentró en la seguridad ciudadana afectada de manera grave por el accionar de los grupos armados organizados al margen de la ley, dejando de lado el compromiso que se le imponía para garantizar la seguridad humana, derecho inalienable del que son titulares todos los asociados.

Ese esfuerzo le supuso asumir, casi de manera personal, las funciones que le atribuía el artículo 189 de la Carta Política, ejerciendo como comandante supremo de las fuerzas armadas para conservar el orden público en todo el territorio y restablecerlo donde fuere turbado, así como dirigir las operaciones de guerra cuando lo estimare conveniente. Uribe lo hizo recurriendo al estado de excepción, pues consideró desde un principio que la legislación ordinaria no solo era insuficiente sino incómoda.

En efecto, cuatro días después de iniciado su gobierno declaró el estado de conmoción interior en todo el territorio nacional, a través del Decreto Legislativo 1837 del 11 de agosto de 2002, medida que fue avalada por la Corte Constitucional, al declarar exequibles las respectivas normas. Posteriormente, a través del Decreto 2555 de 2002, lo prorrogó por 90 días, decisión que también fue avalada por el máximo

Page 29: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

31

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

tribunal constitucional, no obstante, cuando esa misma corporación judicial conoció la segunda prórroga, contenida en el Decreto 245 de 2003, se pronunció declarándola inexequible.

En paralelo, el gobierno produjo decretos que crearon el impuesto para preservar la seguridad democrática y las denominadas “zonas de rehabilitación y consolidación”, áreas geográficas delimitadas por el presidente de la república, que estarían bajo el mando o control de un comandante militar facultado incluso para limitar derechos fundamentales, tales como el de circulación, el de residencia y el de información. Sobre los mismos la Corte Constitucional se pronunció declarándolos parcialmente inexequibles a través de la sentencia C-1024 de 2002.

También por iniciativa del gobierno Uribe el Congreso aprobó el Acto Legislativo 02 de 2003, el denominado Estatuto Antiterrorista, mediante el cual se modificaban los artículo 15, 24, 28 y 250 de la Constitución Política. El mismo autorizaba la interceptación o registro de correspondencia y demás formas de comunicación privada, al igual que la detención, allanamiento y registro sin orden judicial; también daba vía a los informes de residencia y a la conformación de unidades de policía judicial con miembros de las fuerzas militares en reemplazo de las autoridades judiciales. Afortunadamente, la Corte Constitucional, a través de la sentencia C-816 de 2004, declaró inexequible dicho estatuto, aduciendo vicios de procedimiento. Sin embargo, qué bueno hubiere sido que ese tribunal, en esa oportunidad, se hubiere ocupado del fondo del asunto, pues seguramente habría contribuido a evitar los desmanes que poco a poco se convirtieron en prácticas recurrentes por parte del gobierno de la seguridad democrática.

Page 30: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

32

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

Era claro que en el marco de su seguridad democrática Uribe potenciaría a la fuerza pública, que quería devolverles competencias y funciones que habían perdido con la expedición de la Constitución de 1991, que su apuesta significaba fortalecerlas aumentando significativamente el número de efectivos, tecnificándolas, incrementando sus presupuestos y cediéndoles espacios reservados en el Estado Social de Derecho a autoridades civiles, y que para ello estaba dispuesto a promover leyes, reformas constitucionales, referendos, movimientos ciudadanos, y a “estimular” a sus miembros desmoralizados, según él, durante décadas por las exigencias éticas y jurídicas de la sociedad y de la comunidad de naciones. No en vano en el numeral 27 de su programa de gobierno se lee:

“Enalteceré la profesión de soldado y policía. Que la comunidad los valore y respete. Que ellos se esmeren por merecer respeto y admiración. Que reciban formación técnica y su esfuerzo sea premiado con becas de estudio y altas calificaciones. Con más policías y soldados nuestra fuerza pública sufrirá menos bajas, será más respetada y el pueblo vivirá más tranquilo.”

De lo anterior se colige que su modelo de seguridad democrática era restringido a la seguridad nacional o del Estado, y que imponiendo ese propósito excluía los conceptos de seguridad humana, seguridad integral e incluso seguridad internacional, las cuales varias veces, en pro de la primera, puso en riesgo. Por eso, las medidas adoptadas por el gobierno Uribe para implementar su política de seguridad democrática distaban mucho del alcance que a ese concepto le da la academia y la comunidad de naciones, concretamente

Page 31: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

33

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

los organismos que protegen la vigencia y efectividad de los Derechos Humanos en el mundo. Así, por ejemplo, la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en el 2003, a través de su representante expresaba sobre el particular lo siguiente:

“El concepto de seguridad democrática puede ser definido de diferentes maneras. Para nosotros es claro que se opone al concepto de seguridad autoritaria o de seguridad totalitaria o de seguridad dictatorial. Pero más positivamente ¿qué significa?. La seguridad puede llamarse democrática cuando incluye en una sociedad a todos por igual. Además debe buscarse y lograrse a través de medios que respeten la dignidad de la persona (…) que no causen vulneración o amenaza en la autonomía o inviolabilidad del ser humano. La seguridad y los Derechos Humanos no son conceptos ni realidades incompatibles. Más bien el derecho a la seguridad forma parte de la normativa de los Derechos Humanos (…) sin el respeto a los Derechos Humanos tampoco se puede ver realizado el derecho de la persona a estar segura (…)”

La concepción de Uribe tampoco atendía lo expresado, por ejemplo, en el Tratado para la Seguridad Democrática en Centro América, suscrito en Honduras en 1995, cuyo artículo 10 consigna:

“a) La seguridad democrática es integral e indivisible. La solución de los problemas de seguridad humana en la región responderá, por tanto, a una visión comprensiva e interrelacionada de todos los aspectos del desarrollo sostenible en Centroamérica, en sus manifestaciones políticas, económicas, sociales, culturales y ecológicas;

Page 32: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

34

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

“ b) La seguridad democrática es inseparable de la dimensión humana. El respeto a la dignidad esencial del ser humano, el mejoramiento de su calidad de vida y el desarrollo pleno de sus potencialidades, constituyen requisitos para la seguridad en todos sus órdenes (…)”

Centrado entonces en el propósito de lograr la seguridad del Estado, desde el comienzo el gobierno Uribe introdujo elementos que sustentarían políticas de estímulos y recompensas para los miembros de la fuerza pública a los que respaldaría con la misma intensidad que les exigiría resultados y les pediría cuentas. Poco a poco ganaron espacio las pretensiones de estímulos, premios y reconocimientos sobre las del deber cumplido y el trabajo bien realizado, y poco a poco también la presión del gobierno por la obtención de resultados positivos en lo militar, aunada a las dificultades que suponía enfrentar estructuras militares irregulares fuertes, bien dotadas y entrenadas y que no reconocen sus obligaciones legales como combatientes de una guerra, ocasionaron distorsiones y efectos perversos en la interpretación y aplicación de las normas contentivas de esos programas y políticas de reconocimiento y estímulos.

Lo anterior, no obstante el reclamo de las organizaciones sociales, de la comunidad internacional a través de sus distintos organismos, muchos de ellos con presencia en nuestro país, y de la justicia colombiana, que observaban con preocupación la laxitud del gobierno al interpretar y aplicar la normativa contenida en el Didh y el DIH, por lo cual eran públicamente descalificados y más tarde serían estigmatizados y perseguidos.

Una de esas varias disposiciones fue la famosa Directiva No. 029 de 2005, emanada del Ministerio de Defensa que, hasta el escándalo de los mal llamados “falsos positivos”,

Page 33: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

35

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

tuvo el carácter expreso de “secreto” en el Gobierno Nacional. Ésta establece y desarrolla criterios para el pago de recompensas, a personas indeterminadas, por la captura o abatimiento en combate de cabecillas de “Organizaciones Armadas al Margen de la Ley” -Oaml- material de guerra, intendencia o comunicaciones e información sobre actividades relacionadas con narcotráfico o cualquier otra que sirva para desarrollar o contribuir al avance de la labor de inteligencia del Gobierno en contra de estos grupos.

De acuerdo con la Directiva, el pago de recompensas consiste en “la retribución en dinero o en especie, previamente establecida por el Gobierno Nacional, a una persona indeterminada, por informaciones oportunas y veraces proporcionadas a la Fuerza Pública, que conduzca a la captura o abatimiento en combate de cabecillas de las Oaml… [o que] siempre generan resultados positivos o permiten contrarrestar acciones delictivas”. El monto de la recompensa se supedita a la calidad, utilidad e impacto de los resultados operacionales obtenidos, según los criterios que se establecen en la misma. De lo anterior se colige que el marco de incentivos diseñado se centra en el reporte de resultados positivos, inmediatos o posteriores, para la política de Seguridad Democrática.

Es importante resaltar que la Directiva define el “Pago de Información” como “la retribución en dinero o en especie, que se entrega a una persona natural, por el suministro de datos de interés para las actividades de inteligencia, contrainteligencia e investigación criminal, respecto de actividades delictivas que afecten la seguridad y la estabilidad en cualquier región del país. Sobre conocimiento de actividades delictivas, ubicación de elementos, materiales, armamento y equipos de organizaciones y/o sujetos al margen de la

Page 34: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

36

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

ley en un lugar determinado que sirvan de fundamento para la continuación de labores de inteligencia y el posterior planeamiento de operaciones.”

Aun cuando no se mencionan expresamente en la finalidad de la Directiva, las recompensas por las bajas en combate o captura de cualquiera de los miembros de esas organizaciones, dado que se hace alusión exclusivamente a la definición del monto de las recompensas por las bajas o capturas de los cabecillas, en los objetivos específicos se establece un mecanismo de priorización de los integrantes de las mismas, que los clasifica en niveles. Un objetivo adicional es la definición de los documentos que deben presentarse para soportar las acciones que darán lugar a dichas recompensas, las que a su vez se mencionan en el objetivo vi) de manera genérica.

Así, el documento establece un marco de criterios de valoración “de la información” de cara a dos aspectos: la jerarquización de los miembros de las Oaml, de un lado; y de otro, el pago por material de guerra, intendencia o comunicaciones y sobre actividades relacionadas con el narcotráfico.

De esta forma, los criterios que se disponen para el pago de recompensas frente al primer aspecto son los siguientes:

Page 35: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

37

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

Cri

teri

oR

ecom

pens

a C

upos

NIV

EL I

: M

áxim

os c

abec

illas

o q

ue s

in s

er d

e ra

ngo

máx

imo

son

públ

icam

ente

rec

onoc

idos

por

su

atr

ocid

ad e

n su

acc

iona

r co

ntra

la

pobl

ació

n ci

vil

y/o

que

cons

tituy

en u

na a

men

aza

para

la

segu

rida

d na

cion

al

Has

ta $

5.00

0 m

illon

es d

e pe

sos

Has

ta 1

5

Niv

el II

: Cab

ecill

as d

e es

truc

tura

s m

ayor

es o

gru

pos

resp

onsa

bles

de

plan

ifica

r y

coor

dina

r el

may

or

núm

ero

de a

ccio

nes

terr

oris

tas

de r

elev

anci

a na

cion

al,

en e

spec

ial

aque

llas

que

aten

tan

cont

ra l

a in

frae

stru

ctur

a ec

onóm

ica.

Igu

alm

ente

los

caus

ante

s de

del

itos

atro

ces

y ac

tivid

ades

de

narc

otrá

fico

(...)

Has

ta $

1.71

9 m

illon

es d

e pe

sos

Has

ta 4

0

Niv

el II

I: C

abec

illas

y je

fes

de e

stru

ctur

as r

ural

es y

urb

anas

que

rea

licen

act

ivid

ades

de

plan

eaci

ón,

dire

cció

n y

ejec

ució

n de

acc

ione

s te

rror

ista

s y/

o de

nar

cotr

áfic

o a

nive

l re

gion

al y

res

pons

able

s de

la

s fin

anza

s, tr

áfic

o de

mat

eria

l bél

ico

y lo

gíst

ica

(…)

Has

ta $

191

mill

ones

IND

EFIN

IDO

Niv

el IV

: Cab

ecill

as y

jefe

s de

est

ruct

uras

rur

ales

y u

rban

as q

ue r

ealic

en a

ctiv

idad

es d

e pl

anea

ción

, di

recc

ión

y ej

ecuc

ión

de a

ccio

nes

terr

oris

tas

y/o

de n

arco

tráf

ico

a ni

vel

loca

l y

resp

onsa

bles

de

las

finan

zas,

tráf

ico

de m

ater

ial b

élic

o y

logí

stic

a (…

)

Has

ta $

68.7

60.0

00

peso

sIN

DEF

INID

O

Niv

el

V:

Cab

ecill

as

y m

iem

bros

de

gu

erri

llas,

es

cuad

ras

o ra

sos

resp

onsa

bles

m

ater

iale

s de

de

sarr

olla

r y/o

apo

yar a

niv

el lo

cal a

ccio

nes

terr

oris

tas,

sec

uest

ros,

ext

orsi

ones

, abi

geat

o, a

ctiv

idad

es

de in

telig

enci

a, e

mbo

scad

as, h

ostig

amie

ntos

, asa

lto a

pob

laci

ones

, ata

ques

a in

stal

acio

nes

mili

tare

s.

Has

ta $

3.81

5.00

0 pe

sos

IND

EFIN

IDO

Page 36: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

38

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

El marco de incentivos creado para la obtención de resultados positivos por y para la política de Seguridad Democrática, establece unos incentivos que pueden ser perversos sin una contrapartida de control suficiente que garantice la observancia del DIH, así como el respeto de los Derechos Humanos.

En efecto, la Directiva crea unos mecanismos de verificación de los resultados especificando que, cuando los reportes “incluyan captura o abatimiento en combate, es obligatorio anexar los documentos relacionados en el listado de verificación por cada uno de los sujetos reportados. La falta de uno de ellos debe tener una justificación razonable en anexo independiente para que se pueda considerar su pago”. A su vez, el mecanismo contempla la elaboración de “un organigrama simplificado con la ubicación en la estructura delincuencial del sujeto o sujetos capturados y/o abatidos. La estructura debe ser construida cuando sea necesaria, con información recolectada en forma previa, posterior o con información hipotética de inteligencia y/o contrainteligencia, lo mismo que el prontuario o antecedentes delictivos de los sujetos reportados”.

De lo anterior, es posible concluir que, de confomidad con la Directiva, cuando se capturara o diera de baja a un miembro de la Oaml, su ubicación en el organigrama podría hacerse con información previa, posterior o hipotética, lo cual se presta para reportes falsos y/o abusivos, carentes de todo fundamento, tal y como ocurrió.

Los programas de estímulos e incentivos diseñados para los miembros de la fuerza pública se desvirtuaron y dada la presión ejercida por el gobierno sobre sus integrantes, de todo nivel, sirvieron en muchos casos para alentar a

Page 37: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

39

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

oficiales de alto rango a incurrir en conductas delictivas y a sus superiores a mostrarse negligentes haciendo caso omiso de las denuncias de los familiares de las víctimas y de aquellas que se dieron al interior de la misma institución, las cuales alertaban sobre la gravedad de los hechos, todo para avanzar en sus respectivas carreras. Ello propició que efectivos de menor rango también lo hicieran buscando otro tipo de prebendas, permisos, medallas etc., y que otros llegaran a concertar alianzas con civiles que aspiraban a recibir recompensas, para así ellos obtener ganancias pecuniarias. La espiral de corrupción poco a poco se hizo más densa y compleja y la práctica se extendió por todo el país, al punto que el Cinep, en el año 2009, en un estudio sobre la materia que comprendía una década, registraba 940 casos de personas ejecutadas extrajudicialmente, evidenciando el mayor número en el año 2002, mientras la Fiscalía General de la Nación en 2010 reportó 1.244 procesos por ese tipo de delitos.

Page 38: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4
Page 39: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

41

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

3. LAS DESAPARICIONES Y EL POSTERIOR ASESINATO DE JÓVENES DE SOACHA POR PARTE DE EFECTIVOS DE

LA FUERZA PÚBLICA, CONOCIDOS COMO “FALSOS POSITIVOS”, SON DELITOS

PROPICIADOS POR UNA POLÍTICA DE ESTÍMULOS Y RECONOCIMIENTOS

IMPULSADA POR EL GOBIERNO DE LA SEGURIDAD DEMOCRÁTICA Y

CONSTITUYEN GRAVES VIOLACIONES A LOS DD.HH. POR PARTE DE AGENTES DEL ESTADO Y SON DELITOS DE LESA

HUMANIDAD

La vivencia de la guerra, de la guerra prolongada, suele despojar al ser humano de aquello que lo determina como tal; de una parte, de la razón que le impone

protegerse y proteger a sus congéneres, y de otra, de sus emociones, o al menos de su capacidad para expresarlas, para transmitirlas, haciendo de la insensibilidad su mejor herramienta de defensa.

En aquellos casos en que la confrontación armada se torna cotidiana por razón de su prolongación en el tiempo y su arraigo en el espacio, suelen distorsionarse la “lógica” y las reglas de la guerra; suele recurrirse al argumento pragmático para justificar la utilización de medios contrarios a derecho para “ganar” en el conflicto,

Page 40: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

42

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

olvidando, o pretendiendo olvidar, la razón que rige al sujeto moral, valga decir la razón ética, la cual si bien no encuentra en el recurso coercitivo el medio para imponerse, sí confronta al sujeto, individual o colectivo, con la contradicción, con el recuerdo, con el no olvido, con su memoria y la del enemigo, enervando sentimientos tales como el remordimiento, el clamor de justicia y la venganza, que lo llevan, como parte de una nación, de una comunidad, o de una institución, a rechazar y en algunos casos a denunciar la decisión de acudir a prácticas arbitrarias, por lo general inhumanas, para imponerse como vencedor.

Fue precisamente la razón ética la que sirvió de fundamento a la comunidad de naciones que vencieron en la segunda gran guerra, para sentar los cimientos de lo que hoy se conoce como el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, Didh. La guerra, argumentaban, debía ser rechazada invocando un imperativo ético; no obstante, dada la realidad histórica que la presenta inevitable, debía someterse a un imperativo jurídico que vinculara a los Estados, en el que se consigna su prohibición, salvo en determinados supuestos. Esa decisión de los aliados, vencedores en la Segunda Guerra Mundial, fue el resultado de la reflexión que siguió al episodio trágico y oscuro del holocausto judío, pues la gran lección en ese entonces impuso la necesidad ineludible de humanizarla.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos contenida en la Carta de las Naciones Unidas promulgada en 1948, sirvió de preámbulo al actual sistema universal de protección de los mismos, y sirvió también para que se iniciará un intenso proceso de globalización del Didh, así como del derecho humanitario –DIH-. Así las cosas, sesenta años después ese sistema ha cobrado significativos

Page 41: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

43

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

niveles de legitimidad, pues cada día, con más fuerza, se hacen exigibles los compromisos que adquieren los Estados en el ámbito internacional, relacionados con su deber de proteger y garantizar los Derechos Humanos de todas las personas que están bajo su jurisdicción, incluso en situaciones de conflicto, y aquellos que emanan del derecho consuetudinario y convencional que rige los conflictos armados internacionales y no internacionales. Infortunadamente ello no ha sido suficiente para erradicar, o al menos disminuir, la práctica de la guerra, de la confrontación armada como mecanismo para solucionar diferencias. Al contrario, los enfrentamientos internos y entre estados, cada vez son más cruentos, pues cada día las armas son más sofisticadas, los recursos que se destinan más abundantes y la pérdida de valores éticos, principalmente aquellos que tienen que ver con el respeto al otro y a sus diferencias, es más arraigada y notoria.

El Didh sigue siendo un derecho subsidiario, residual, pues solo se activa ante la inoperancia de los sistemas judiciales de los Estados que lo acogen, esto es ante la impunidad. Los Estados son los llamados a investigar y sancionar las graves violaciones a los Derechos Humanos que se produzcan en sus territorios, a adoptar medidas preventivas para evitarlas, a educar a sus pueblos, especialmente a sus agentes, para fomentar una cultura de pleno respeto a esos derechos. Por eso, la competencia de los sistemas internacionales de control de los derechos humanos, el universal y los regionales, únicamente se activa cuando se acredita el agotamiento de los recursos internos. Cuando esto pasa y se dan los supuestos que permitan concluir que el respectivo Estado no impartió justicia en un plazo razonable, que no garantizó los derechos de las víctimas, que los hechos se mantienen impunes y que no existen garantías de no repetición, se configura la responsabilidad internacional de ese Estado

Page 42: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

44

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

y se legítima el reclamo de la comunidad de naciones, a través de los organismos creados por ella para el efecto.

Los Estados se supeditan a un ordenamiento jurídico internacional de mínimos, que garantiza el respeto pleno de la dignidad de las personas, valga decir sus derechos humanos, compromiso que se extiende a aquellas situaciones de guerra externa o conflicto armado interno. Por eso los Estados deben acoger las reglas diseñadas y aceptadas por la comunidad de naciones e incorporarlas al ordenamiento jurídico interno, pues ellos son titulares de obligaciones, de deberes ineludibles que comprometen su responsabilidad internacional. En el caso colombiano así está consignado en la Constitución Política, específicamente el artículo 93 en lo que hace a las normas del Didh y en el 214 al referirse al DIH.

Hechas las anteriores precisiones, a continuación haremos una aproximación, desde el Didh, a lo acontecido con los jóvenes de Soacha víctimas de los llamados falsos positivos, para analizar el alcance de la responsabilidad internacional que se deriva para el Estado colombiano de las conductas criminales que se les imputan a varios de sus agentes.

3.1 DE LOS CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD Y LOS DELITOS DE DESAPARICIÓN FORZADA, TORTURA Y HOMICIDIO EN PERSONA PROTEGIDA EN EL DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DD.HH., CUANDO ÉSTOS SE PRODUCEN EN EL MARCO DE UN CONFLICTO ARMADO INTERNO

Para los combatientes que defienden al Estado, en el marco de un conflicto armado interno, están prohibidas, desde luego, todas aquellas conductas que vulneren los derechos humanos, mucho más si ellas configuran delitos de lesa

Page 43: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

45

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

humanidad. Así mismo, se les imponen las reglas del derecho internacional humanitario, que protegen a los combatientes de prácticas no admitidas, y a los no combatientes, la sociedad civil, a los que excluye de dichas prácticas en tanto les reconoce el estatus de personas protegidas; son incluidos en esta categoría los combatientes que por alguna circunstancia han dejado de serlo. Desconocer o trasgredir esas reglas, como se anotó antes, supone la comisión de crímenes de guerra, que como tales son punibles nacional e internacionalmente.

Ahora bien, ¿qué pasa con aquellas conductas que no obstante producirse en el marco de la confrontación armada no pueden ser calificadas como prácticas, regulares o irregulares de la misma, esto es con hechos reprochables jurídica y éticamente que ocasionan daño en bienes especialmente protegidos y atentan contra la dignidad de las personas? Como el caso de los jóvenes de Soacha, desaparecidos y luego asesinados por parte de miembros activos del ejército, los cuales, contando con la complicidad de civiles y con base en falsas promesas de trabajo los trasladaron fuera de su municipio, los hicieron pasar por retenes en los que, aduciendo que estaban indocumentados, los capturaron arbitrariamente, los sometieron luego a torturas físicas y psicológicas y finalmente los asesinaron con el objeto de presentarlos como efectivos de Gaol dados de baja en combate, ocultando sus identidades, sepultando sus cuerpos en fosas comunes y negando la información a sus familias; todo con el objeto de reportar operativos exitosos ante sus superiores y recibir los estímulos que al efecto estaban previstos en normas internas de la institución castrense.

Es sabido que la guerra prolongada, externa o interna, propicia contextos de insensibilidad, en los que se distorsionan los valores y principios que rigen

Page 44: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

46

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

a los Estados democráticos y que les imponen a éstos una mayor responsabilidad de control y prevención, especialmente frente a sus agentes. No de otra manera se evitará que prácticas criminales se propaguen ocultas tras el tamiz de acciones bélicas o de inteligencia que se predican necesarias y legítimas para debilitar y someter al enemigo, para ganar la guerra.

Es claro también que esas prácticas se traducen en delitos; delitos como la desaparición forzada, el homicidio, la tortura, que como tales están tipificados en el código penal y deben ser sancionados por la autoridad judicial competente con penas agravadas cuando son cometidos por agentes del Estado, que invocando su condición se convierten en perpetradores. Si la decisión de cometer el acto criminal se originó únicamente en la voluntad de esos perpetradores, y es ajena y contraria a las directrices y políticas de la institución a la que pertenecen y del gobierno que los comanda, desde luego serán de su exclusiva responsabilidad y corresponderá a la justicia ordinaria investigarlos y sancionarlos, pues en nada se relacionarían con el servicio que prestan por lo que quedaría excluida la jurisdicción penal militar. En tal caso la responsabilidad internacional del Estado sólo cabría si permite que esas graves violaciones a los Derechos Humanos queden en la impunidad, si no toma las medidas necesarias para prevenir ese tipo de conductas, o si se le llegaré a probar compromiso de las supremas autoridades al menos por omisión.

Ahora bien, ¿fueron en efecto hechos aislados, producto de la decisión equivocada y criminal de unos cuantos miembros de la fuerza pública, de unas cuantas “manzanas podridas”, o acaso hay elementos probatorios suficientes que permitan concluir que existe una práctica recurrente, generalizada y sistemática, que implique que el principal responsable de esos crímenes sea el Estado?

Page 45: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

47

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

Valga recordar que frente a los mal llamados falsos positivos de Soacha, después de la negación precipitada y rotunda de los hechos por parte de los voceros del Estado, incluso del mismo Presidente de la República, y ante la contundencia de la evidencia que significó la recuperación e identificación de los cuerpos de las personas cuya desaparición había sido denunciada por sus familiares, personas que habían sido reportadas por miembros del ejército como “bajas en combate” no identificadas, de manera apresurada esos mismos voceros procedieron a esgrimir los trajinados argumentos de que se trataba de “casos aislados”, de unas pocas “manzanas podridas” dentro de una institución conformada por más de 350.000 efectivos, que en ningún caso podían afectar la imagen y credibilidad de una fuerza pública dedicada con esmero y sacrificio a derrotar al enemigo, a defender a la patria.

Responder a estos interrogantes en el ámbito jurídico supone un ejercicio complejo, denso, exhaustivo; mucho más si se tiene en cuenta el difícil acceso a la información, incluso a aquella que no está cobijada con reserva legal. No obstante y únicamente con el propósito de aportar algunas reflexiones, intentaré aproximarme al tema en una dimensión académica, reiterando lo restringido de las fuentes de información. Al efecto, me detendré en el desarrollo doctrinal y jurisprudencial que de los distintos delitos cometidos contra los jóvenes de Soacha hace el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, partiendo de la premisa, que desarrollaré en primer lugar, de que dadas las circunstancias que se conocen, estaríamos frente a delitos que admiten la calificación de crímenes de lesa humanidad.

En segundo lugar analizaré si de la información disponible se pueden extraer suficientes elementos para

Page 46: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

48

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

afirmar, como algunos lo hacen, que se trata de delitos cometidos con la anuencia y bajo la dirección de los máximos responsables del gobierno y de la fuerza pública; esto es, si podríamos sustentar que se trata de crímenes de Estado.

3.2 LA DESAPARICIÓN FORZADA, LA TORTURA Y EL POSTERIOR ASESINATO DE JÓVENES DE SOACHA POR PARTE DE MIEMBROS ACTIVOS DE LA FUERZA PÚBLICA, CONSTITUYEN DELITOS DE LESA HUMANIDAD

En el ensayo preparado para esta publicación por el profesor Guillermo Hoyos Vázquez, doctor en filosofía y reconocido académico, quien analizó el caso desde la perspectiva ética, se anota lo siguiente:

“Una de las formulaciones del imperativo moral, propuesta por Kant, nos proporciona todavía un mejor acercamiento al problema que nos ocupa: el valor absoluto de la vida humana, su dignidad es lo que nos permite comprender que la vida es sagrada. En la Fundamentación para la metafísica de las costumbres (1785) propone Kant: “El imperativo práctico será, pues, el siguiente: obra de modo que en cada caso te valgas de la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de todo otro, como fin, nunca sólo como medio”9. En el caso que estamos analizando, podemos pensar que los 14 jóvenes asesinados para mostrar resultados positivos, son usados ellos y en ellos la humanidad misma, como meros medios para un fin, el de la eficiencia en el desarrollo de la guerra. Se los instrumentaliza para fines particulares, negando el valor de la vida y evaluándola como valor de cambio por

9 Immanuel Kant, Cimentación para la metafísica de las costumbres, (Traducción de Carlos Martín Ramírez), Buenos Aires, Aguilar, 1973, pp. 111-112.

Page 47: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

49

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

otros valores personales. Esta es la dimensión moral que venimos analizando como negada por los ejecutores, por los superiores y por quienes parecen haber mirado con indiferencia esta violación de los derechos humanos”.

La dimensión ética nos señala entonces que el alcance y la gravedad de los delitos cometidos, de las graves violaciones a los derechos que sufrieron las víctimas de Soacha, cometidas por agentes del Estado encargados de prevenirlas y evitarlas, es tal que afecta a la humanidad misma, lo que coincide con la definición que de los crímenes de lesa humanidad consigna en su artículo 7 el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, expedido el 17 de julio de 1998, y aprobado en Colombia por la ley 742 de 2002:

“Artículo 7, […] A efectos del presente Estatuto, se entenderá por “crimen de lesa humanidad” cualquiera de los actos siguientes cuando se cometa como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque:

a) Asesinato;

b) Exterminio;

c) Esclavitud;

d) Deportación o traslado forzoso de población;

e) Encarcelación u otra privación grave de la libertad física en violación de normas fundamentales de derecho internacional;

f) Tortura;

g) Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización forzada o cualquier otra forma de violencia sexual de gravedad comparable;

Page 48: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

50

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

h) Persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada en motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género definido en el párrafo 3, u otros motivos universalmente reconocidos como inaceptables con arreglo al derecho internacional, en conexión con cualquier acto mencionado en el presente párrafo o con cualquier crimen de la competencia de la Corte;

i) Desaparición forzada de personas;

j) El crimen de apartheid;

k) Otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente grandes sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la salud mental o física.

2. A los efectos del párrafo 1:

a) Por “ataque contra una población civil” se entenderá una línea de conducta que implique la comisión múltiple de actos mencionados en el párrafo 1 contra una población civil, de conformidad con la política de un Estado o de una organización de cometer ese ataque o para promover esa política;

b) El “exterminio” comprenderá la imposición intencional de condiciones de vida, entre otras, la privación del acceso a alimentos o medicinas, entre otras, encaminadas a causar la destrucción de parte de una población;

c) Por “esclavitud” se entenderá el ejercicio de los atributos del derecho de propiedad sobre una persona, o de algunos de ellos, incluido el ejercicio de esos atributos en el tráfico de personas, en particular mujeres y niños;

d) Por “deportación o traslado forzoso de población” se entenderá el desplazamiento forzoso de las personas afectadas, por expulsión u otros actos coactivos, de la zona en que estén legítimamente

Page 49: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

51

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

presentes, sin motivos autorizados por el derecho internacional;

e) Por “tortura” se entenderá causar intencionalmente dolor o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, a una persona que el acusado tenga bajo su custodia o control; sin embargo, no se entenderá por tortura el dolor o los sufrimientos que se deriven únicamente de sanciones lícitas o que sean consecuencia normal o fortuita de ellas;

f) Por “embarazo forzado” se entenderá el confinamiento ilícito de una mujer a la que se ha dejado embarazada por la fuerza, con la intención de modificar la composición étnica de una población o de cometer otras violaciones graves del derecho internacional. En modo alguno se entenderá que esta definición afecta a las normas de derecho interno relativas al embarazo;

g) Por “persecución” se entenderá la privación intencional y grave de derechos fundamentales en contravención del derecho internacional en razón de la identidad del grupo o de la colectividad;

h) Por “el crimen de apartheid” se entenderán los actos inhumanos de carácter similar a los mencionados en el párrafo 1 cometidos en el contexto de un régimen institucionalizado de opresión y dominación sistemáticas de un grupo racial sobre uno o más grupos raciales y con la intención de mantener ese régimen;

i) Por “desaparición forzada de personas” se entenderá la aprehensión, la detención o el secuestro de personas por un Estado o una organización política, o con su autorización, apoyo o aquiescencia, seguido de la negativa a admitir tal privación de libertad o dar información sobre la suerte o el paradero de esas personas, con la intención de dejarlas fuera del amparo de la ley por un período prolongado.

3. A los efectos del presente Estatuto se entenderá que el término “género” se refiere a los dos sexos, masculino y femenino, en el contexto de la sociedad. El término “género” no tendrá más acepción que la que antecede.”

Page 50: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

52

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

Tal interpretación subyace y se hace explícita en los desarrollos doctrinales y jurisprudenciales del derecho internacional de los derechos humanos, cuando éstos se ocupan de la noción de crímenes de lesa humanidad, a manera de ejemplo:

“Los crímenes de lesa humanidad, de acuerdo con el Estatuto de Roma, pueden ser cometidos en tiempo de paz o durante los conflictos armados y constituyen infracciones graves al derecho internacional de los derechos humanos, que ofenden la conciencia ética de la humanidad y niegan la vigencia de las normas indispensables para la coexistencia humana. El efecto del delito de lesa humanidad tiene dos dimensiones: por un lado inflige un daño directo a un grupo de personas o a un colectivo con características étnicas, religiosas o políticas y, por otro lado, causa un daño por la vía de la representación a toda la humanidad.

“En la segunda dimensión, la naturaleza del acto lesivo es de tal magnitud, que la humanidad se hace una representación del daño, evocando el dolor y el sufrimiento que provocaron dicho tipo de actos a otros seres humanos, presumiéndose que esos hechos socavan la dignidad misma de los individuos por la sola circunstancia de ejecutarse a pesar de que no estén involucrados directamente los nacionales de otros países. Así entonces, el daño que produce el delito de lesa humanidad se traslada, por representación, a toda la comunidad internacional, constituyéndose en el límite de lo soportable para la humanidad y el ser humano.”

Si nos atenemos a las informaciones de los medios de comunicación, que no se caracterizaron precisamente por ser objetivas y oportunas, al menos en un comienzo, los delitos cometidos contra jóvenes de Soacha infortunadamente no son los únicos que presentan las

Page 51: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

53

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

características de los “falsos positivos”. Así lo denunció, en septiembre de 2008, la Secretaria de Gobierno de Bogotá, doctora Clara López Obregón, cuando dijo que lo ocurrido con los jóvenes muertos fue una “desaparición con fines de homicidio y no un reclutamiento”.10

Esa afirmación empezaría de manera dramática a corroborarse a lo largo de todo el país, cuando familiares de los cientos de víctimas, víctimas sobrevivientes, especialmente las madres de los desaparecidos, se dieron cuenta de la similitud del modus operandi de los casos, animándose entonces a denunciar públicamente sus tragedias, y así lo confirman también estudios e informes de organizaciones no gubernamentales y del mismo Estado, valga recordar solamente dos: el Cinep presentó en el año 2009 los resultados de un estudio en el que registraba 940 ejecuciones extra-judiciales acaecidas en el período 2001-2009, anotando que el número más alto se presentó en el 2002. De otra parte, la Fiscalía General de la Nación, en el 2010, produjo un informe en el que registra 1.244 investigaciones en curso por ejecuciones extrajudiciales.

Así las cosas, pareciera que se verifican los elementos integradores del crimen de lesa humanidad, esto es, un ataque generalizado contra la población civil de tales dimensiones que afectan no sólo la dignidad de la víctimas directas e indirectas sino, por representación, a la humanidad entera; esta afirmación encuentra sustento sin mayor esfuerzo en la reacción de repudio y repugnancia que en el mundo entero ha causado la visibilización y denuncia de estos delitos, los cuales se intensifican en tanto, día tras día, surgen más elementos probatorios que

10 Revista Semana. ¿Falsos positivos mortales? Recuperado el 10 de enero de 2010 de http://www.semana.com/noticias-nacion/falsos-positivos-mortales/115958.aspx.

Page 52: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

54

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

comprometen de manera directa en la comisión de estos atroces hechos a miembros activos de la fuerza pública colombiana.

Esta conclusión se refuerza si nos remitimos a lo dicho por la Corte Suprema de Justicia colombiana sobre los delitos de lesa humanidad:

“En ese contexto, el crimen de lesa humanidad se distingue de otros crímenes, porque: a) no puede tratarse de un acto aislado o esporádico de violencia, sino que debe hacer parte de un ataque generalizado, lo que quiere decir que está dirigido contra una multitud de personas; b) es sistemático, porque se inscribe en un plan criminal cuidadosamente orquestado, que pone en marcha medios tanto públicos como privados, sin que, necesariamente, se trate de la ejecución de una política de Estado; c) las conductas deben implicar la comisión de actos inhumanos, de acuerdo con la lista que provee el mismo Estatuto; d) el ataque debe ser dirigido exclusivamente contra la población civil; y e) el acto debe tener un móvil discriminatorio, bien que se trate de motivos políticos, ideológicos, religiosos, étnicos o nacionales.

“ (…) En conclusión, dice, lo que distingue un crimen de lesa humanidad de un crimen de guerra, es que el primero es cometido como parte de un ataque sistemático y generalizado contra individuos, mientras los crímenes de guerra o las infracciones al DIH se cometen en el marco de un ataque militar, en el marco de la conducción de las hostilidades. Esta distinción es necesario hacerla cuando crímenes de lesa humanidad parecen haberse cometido en el marco de un conflicto armado interno.” (Corte Suprema de Justicia, Rad. 32022 de septiembre 21 de 2009)

Page 53: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

55

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

Si elaboráramos una lista de chequeo con base en los presupuestos que para configurar un crimen de lesa humanidad definió la Corte Suprema de Justicia, en la sentencia citada, y verificáramos los hechos delictivos cometidos contra los jóvenes de Soacha víctimas de los indebidamente llamados falsos positivos, tendríamos el siguiente resultado:

a) Desde luego no se trata de hechos aislados o esporádicos de violencia, son miles de casos denunciados y en proceso de investigación a lo largo de todo el territorio nacional.

b) Las violaciones se inscriben en un plan fríamente diseñado en el que participan miembros activos de la fuerza pública y civiles que buscan las recompensas ofrecidas por el Estado por colaboración, lo que supone destinación y uso de medios y recursos públicos y privados; ello no obstante no es suficiente para afirmar que se cometieron como parte de una política de Estado.

c) Indudablemente cada crimen conllevó actos inhumanos de extrema crueldad, motivados por aspiraciones mezquinas, que excluyen cualquier razón ética o moral: desapariciones, torturas físicas y psicológicas a las víctimas y a sus familias, y homicidios cometidos en la persona de jóvenes ciudadanos inermes e indefensos.

d) En todos los casos los crímenes se cometieron contra población civil.

e) El móvil es discriminatorio pues sólo se desaparecen personas humildes, jóvenes desempleados, sobre los que se presume no habrá reclamo social generalizado, algunos con antecedentes judiciales y otros con problemas de drogadicción.

Page 54: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

56

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

3.3 EL DELITO DE DESAPARICIÓN FORZADA EN EL DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DD.HH.

Los jóvenes de Soacha a los que se refiere este ensayo, al igual que las más de 1.000 víctimas de los “falsos positivos” que se han denunciado en los dos últimos años en Colombia, fueron en una primera etapa víctimas de desaparición forzada.

En efecto, ellos, engañados por civiles que hacían las veces de “reclutadores” en el marco de la organización del trabajo criminal definida por los perpetradores para llevar a cabo el plan, respondieron a la invitación que les hicieron para trabajar fuera de su lugar de origen. No es claro si el empleo ofrecido era legal o ilegal, y eso sería irrelevante, pero sí que ese fue el “anzuelo” para sacarlos del ámbito protector de sus familias y sus comunidades. Existen testimonios, cartas, mensajes telefónicos que así lo corroboran.

Luego de sustraerlos de sus familias, sin permitir que ellas conocieran su presunto destino o sitio de trabajo, los jóvenes fueron trasladados a zonas lejanas, despojados de su documentación y “capturados” de forma arbitraria por miembros de la fuerza pública, que los obligaron en varios casos a vestir prendas militares, los asesinaron y “plantaron” junto a sus cadáveres armas de fuego que les proveían los civiles cómplices, pagadas con recursos públicos del rubro de gastos reservados. Procedieron entonces a enterrarlos en fosas comunes ubicadas en terrenos arrendados para el efecto, pues los cementerios ya no eran suficientes, ocultando sus verdaderas identidades, e impidiendo que se procediera por parte de las autoridades competentes a hacerlo, lo que implica

Page 55: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

57

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

que obstruyeron las investigaciones originadas en las denuncias de sus familias.

Para que se configure la conducta punible de desaparición forzada, ha dicho la Corte Constitucional, se debe corroborar que la privación de la libertad, como en el caso de los jóvenes de Soacha, esté seguida por la ocurrencia de una sola de las siguientes circunstancias: a) la falta de información, b) la negativa a reconocer el hecho o c) no informar acerca del paradero de la persona, todas las cuales se dieron.

Así las cosas, es clara la intención de ocultamiento, de desaparición con fines de homicidio, no obstante la partida voluntaria de las víctimas de sus lugares de origen; mucho más grave si se tiene en cuenta que los hechos se atribuyen a agentes del Estado y que éste tiene responsabilidad, al menos por el incumplimiento de su deber de garantía de los derechos a la vida, a la integridad y a la seguridad humana de las víctimas. Ahora bien, ¿cuáles son las obligaciones que tienen los Estados frente a este delito, cuyo incumplimiento puede acarrearles responsabilidad internacional?

Para responder a esta cuestión es ilustrativo remitirse al contenido de la Sentencia C-580 de 2002 de la Corte Constitucional, expedida con ocasión de la revisión que dicha corporación hizo de la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas, hecha en Belem do Pará, el 9 de junio de (1994):

“(…) 3.1 Objeto y fin del Tratado

El (…) tratado tiene como objeto especificar las obligaciones que tienen los Estados dentro

Page 56: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

58

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

del sistema interamericano de protección de los Derechos Humanos en relación con la desaparición forzada de personas. Como lo ha reconocido la Corte Interamericana de Derechos Humanos, aun en ausencia de un tratado que las especifique, la gran mayoría de las obligaciones estatales en relación con la desaparición forzada de personas proviene del reconocimiento mismo de los derechos humanos. De tal forma, el solo reconocimiento de ciertos derechos, bien sea a través de la costumbre, de las normas convencionales, o de cualquiera de las fuentes de derecho internacional contempladas en el artículo 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia o reconocidas por la jurisprudencia internacional, obliga a los Estados a crear los mecanismos necesarios para garantizar su eficacia dentro de sus respectivas jurisdicciones.

(…)

Por otra parte, vale la pena resaltar que la Convención, si bien no pretende propiamente definir o regular el contenido y alcance de tales derechos, sí impone ciertos deberes a los Estados, como sujetos obligados a protegerlos. Por otra parte, la misma Convención afirma que los Estados no pueden eximirse de cumplir tales deberes en ningún caso, y que el delito no es aceptable ni siquiera durante los estados de excepción.

(…)

En la Sentencia C-317/2002 (M.P. Clara Inés Vargas Hernández), la Corte hizo un recuento de los instrumentos internacionales sobre desaparición forzada y mencionó el artículo 2º de la presente Convención, refiriéndose a la forma como este instrumento internacional coadyuva indirectamente a la erradicación de este delito mediante la imposición de obligaciones a los

Page 57: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

59

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

Estados partes. Al respecto dijo:

Como queda visto, la comunidad internacional ha reconocido que la desaparición forzada es un crimen de lesa humanidad pues se trata de un atentado múltiple contra derechos fundamentales del ser humano en cuanto supone la negación de un sinnúmero de actos de la vida jurídico-social del desaparecido, desde los más simples y personales hasta el de ser reconocida su muerte, situación que acarrea para los Estados el deber de adoptar medidas legislativas, administrativas, y de política para prevenir y erradicar este crimen de lesa humanidad.

(…)

Por otra parte, el citado artículo de la Convención establece que independientemente de que la privación de la libertad adopte una forma o apariencia de legalidad, el delito se consuma cuando tal privación esté seguida “de la falta de información o de la negativa a reconocer dicha privación de libertad o informar sobre el paradero de la persona”. (…).Por lo tanto, para que se configure la conducta punible el Estado colombiano debe exigir que la privación de la libertad esté seguida por la ocurrencia de una sola de las siguientes circunstancias: a) la falta de información, b) la negativa a reconocer el hecho o c) de informar acerca del paradero de la persona.

Entre tanto, el artículo 165 del Código Penal, en su redacción original establecía que la privación de la libertad debía estar seguida “de su ocultamiento y de la negativa a reconocer dicha privación o de dar información sobre su paradero”, debiendo concurrir el primero con una negativa a reconocer el hecho o a informar sobre

Page 58: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

60

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

el paradero de la persona. Sin embargo, la Corte declaró la constitucionalidad del tipo siempre y cuando se entienda “que la conjunción “y” no exige que para cometer la infracción el particular deba ser requerido, sino que basta solamente la falta de información o de la negativa a reconocer la privación de la libertad (...)”.

Artículo 3.

El artículo 3 establece la obligación de los Estados de tipificar el delito conforme a las disposiciones constitucionales, teniendo en cuenta su gravedad para efectos de establecer las penas aplicables,11 y determinando su estructura como delito de ejecución continuada, hasta tanto no se conozca el paradero de la víctima.12 Por otra parte condiciona la posibilidad de establecer atenuantes a su aparición con vida o al suministro de información que permita determinar la existencia del delito.13

Artículo 8.

El artículo 8 impide a los Estados admitir la obediencia debida a órdenes de superiores que

11 Así mismo, el numeral 1º del artículo 4º de la Declaración 47/133 de 1992 de la Asamblea General de la ONU dice “1. Todo acto de desaparición forzada será considerado, de conformidad con el derecho penal, delito pasible de penas apropiadas que tengan en cuenta su extrema gravedad.”

12 Por su parte, el numeral 1º del artículo 17 de la Declaración 47/133 AG-ONU de 1992 dice: “1. Todo acto de desaparición forzada será considerado delito permanente mientras sus autores continúen ocultando la suerte y el paradero de la persona desaparecida y mientras no se hayan esclarecido los hechos.” Sin embargo, en el caso Blake, la Corte Interamericana de Derechos Humanos estableció, en el mismo sentido que la Convención, que el delito era de carácter continuado “hasta el momento en que se establezca el destino o paradero de la víctima”.

13 El numeral 2º del artículo 4º de la Declaración 47/133 AG-ONU dice: “2. Las legislaciones nacionales podrán establecer circunstancias atenuantes para quienes, habiendo participado en actos que constituyan una desaparición forzada, contribuyan a la reaparición con vida de la víctima o den voluntariamente informaciones que permitan esclarecer casos de desaparición forzada.”

Page 59: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

61

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

dispongan, autoricen o alienten la desaparición forzada, agregando que la persona sujeta a ellas podrá y deberá desconocerlas. Además establece la obligación de los Estados de educar a los funcionarios encargados de aplicar la ley sobre el delito de desaparición forzada.

El artículo 12 de la Constitución establece que nadie será sometido a desaparición forzada. Por su parte, el inciso 1º del artículo 91 de la Constitución establece que “en caso de infracción manifiesta de un precepto constitucional en detrimento de alguna persona, el mandato superior no exime de responsabilidad al agente que lo ejecuta.” En esa medida, no es necesaria mayor argumentación para concluir que el mandato de un superior no exime la responsabilidad del inferior en relación con el delito de desaparición forzada. Sin embargo, el inciso 2º del artículo 91, refiriéndose al inciso 1º, dispone que “los militares en servicio quedan exceptuados de esta disposición. Respecto de ellos, la responsabilidad recaerá únicamente en el superior que da la orden”.

Sin embargo, esta Corporación ha establecido que el inciso 2º del artículo 91 constitucional tiene un alcance limitado. Esta causal de exoneración es aplicable únicamente cuando se establece que el inferior pudo tener una duda razonable acerca de la licitud de la orden, pero no lo es cuando la orden es manifiestamente delictiva.14 En la medida

14 Al respecto la Corte dijo: “La obediencia ciega, como causal de exoneración, no se admite cuando el contenido de la orden es manifiestamente delictivo y notorio para el agente que la ejecuta. La legislación y la jurisprudencia comparada, por lo general, admiten el deber de obediencia cuando el subordinado se encuentra simplemente ante la duda sobre la ilicitud del contenido de la orden”. Sentencia C-587/95 (M.P. José Gregorio Hernández Galindo). En el mismo sentido, la Corte Suprema ha dicho que la sola forma de licitud no es suficiente para exonerar al inferior, cuando el contenido de la orden es antijurídico: “De lo anterior se desprende que, en uno y otro caso, la orden debe ser legítima; que aun cuando se emita con las formalidades legales, si tiene un contenido antijurídico jamás podrá justificar el hecho, pese a que se

Page 60: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

62

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

en que atentados contra los Derechos Humanos como la desaparición forzada constituyen conductas abiertamente ilegales, y que no se requieren mayores conocimientos jurídicos para comprender este hecho, no pueden considerarse susceptibles de esta causal de exoneración de responsabilidad15.

Con todo, ha dicho también la Corte, tal conclusión no se deriva exclusivamente de un análisis acerca del alcance que tiene la dignidad humana en el ámbito interno16 e internacional, sino que se fundamenta también en consideraciones normativas. En particular, debido a la existencia de reglas expresas que prohíben la aplicación de esta causal de exoneración de responsabilidad del inferior, y que, al estar contenidas en tratados de derechos humanos, constituyen garantías no contempladas explícitamente en la Constitución, y por lo tanto, prevalecen en el orden interno según lo disponen los artículos 93 y 94 constitucionales.17

invoque el principio constitucional de que trata el artículo 91, pues de él no se desprende un obedecimiento ciego, sino su cumplimiento dentro de los límites racionales y coherentes que demandan un Estado de derecho y apreciando las concretas circunstancias que rodean el hecho al momento de su ejecución.” (resaltado fuera de texto) Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, Sentencia de junio 13 de 1995, Rad. 9785 (M.P. Carlos E. Mejía Escobar)

15 Al respecto, la Corte ha dicho: “Así, en virtud del criterio que se deja expuesto, bien podría negarse un subalterno a obedecer la orden impartida por su superior si ella consiste en infligir torturas a un prisionero o en ocasionar la muerte fuera de combate, pues semejantes conductas, por su sola enunciación y sin requerirse especiales niveles de conocimientos jurídicos, lesionan de manera abierta los derechos humanos y chocan de bulto con la Constitución.” Sentencia T-409/92 (M.P. José Gregorio Hernández Galindo).

16 En este sentido, la Corte, en otro pronunciamiento dijo: “Los derechos fundamentales constituyen límite constitucional del ejercicio del poder. Su fuerza irradiadora, por el lugar prioritario que ocupan en el orden político, económico y social justo, limita entre otros, el alcance del artículo 91 de la Constitución.” Sentencia T-439/92 (M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz).

17 Al respecto, la Corte, al analizar la constitucionalidad del Protocolo II Adicional a los 4 Convenios de Ginebra de 1949, dijo: “En tales circunstancias, una conclusión se impone: no se puede invocar la obediencia militar debida para justificar la comisión de conductas que sean manifiestamente lesivas de los derechos humanos, y en particular de la dignidad, la vida y la integridad de

Page 61: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

63

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

En tal sentido, en un pronunciamiento reciente, la Corte se refirió específicamente sobre la prohibición de aplicar la causal de obediencia debida en el delito de desaparición forzada. Al estudiar la constitucionalidad de la regla contenida en el inciso segundo del numeral 4 del artículo 32 del nuevo Código Penal, que expresamente excluye la aplicación de obediencia debida de los delitos de genocidio, desaparición forzada y tortura,18 dijo:

“La referencia expresa que se hace de ellos, en forma enunciativa, simplemente resulta coherente, como lo recuerda la vista fiscal, con el artículo 91 inciso primero de la Carta, así como con los diferentes textos de derecho internacional aplicables en nuestro ordenamiento en este campo (art. 93 C.P.), en los que expresamente se excluye la posibilidad de acudir a la obediencia debida para excusar los actos de genocidio, desaparición forzada y tortura, así como otras conductas claramente prohibidas

las personas, como los homicidios fuera de combate, la imposición de penas sin juicio imparcial previo, las torturas, las mutilaciones o los tratos crueles y degradantes. Esta conclusión no sólo deriva de la importancia de estos valores en la Constitución colombiana y en el derecho internacional humanitario sino que, además, coincide con lo prescrito por otros instrumentos internacionales en la materia que obligan al Estado colombiano. Así lo consagra, por ejemplo, la “Convención contra la tortura, y otros tratos o penas crueles, inhumanos y degradantes” de las Naciones Unidas, la cual fue suscrita por nuestro país el 10 de abril de 1985, aprobada por la Ley 70 de 1986, ratificada el 8 de diciembre de 1987 y, por ende, en vigor para Colombia desde el 7 de enero de 1988. El artículo 2º ordinal 3º de esta Convención, la cual prevalece en el orden interno, puesto que reconoce derechos que no pueden ser suspendidos en los estados de excepción (CP art. 93), establece inequívocamente que ‘no podrá invocarse una orden de un funcionario superior o de una autoridad pública como justificación de la tortura’.” Sentencia C-225/95 (M.P. Alejandro Martínez Caballero).

18 Tal disposición dice: “No habrá lugar a responsabilidad penal cuando:

(...) “4. Se obre en cumplimiento de orden legítima de autoridad competente

emitida con las formalidades legales. “No se podrá reconocer la obediencia debida cuando se trate de delitos

de genocidio, desaparición forzada y tortura.” (resalta la Corte)

Page 62: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

64

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

en cualquier circunstancia19.” Sentencia C-551/01 (M.P. Alvaro Tafur Galvis)

Artículo 9.

El artículo 9 establece que los hechos constitutivos del delito no podrán considerarse cometidos en ejercicio de funciones militares y que las personas acusadas de desaparición forzada sólo podrán ser juzgados por la justicia ordinaria, y prohíbe que lo sean por parte de cualquier jurisdicción especial, particularmente la militar.

19 De acuerdo con la Declaración sobre la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas mediante Resolución Nº47/133 del 18 de diciembre de 1992 ninguna orden o instrucción de autoridad pública, sea civil, militar o de otra índole, puede ser invocada para justificar una desaparición forzada, y en consecuencia, toda persona que reciba tal orden o tal instrucción tiene el derecho y el deber de no obedecerla (art. 6.1.). Y en relación con la tortura, el artículo 7 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos establece que “Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. En particular, nadie será sometido sin su libre consentimiento a experimentos médicos o científicos”, y sobre el tema específico de acuerdo al artículo 5 del Código de Conducta para funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 18 de diciembre de 1979, mediante Resolución 34/169, ningún funcionario encargado de hacer cumplir la ley podrá, infligir, instigar o tolerar ningún acto de tortura u otros tratos o penas crueles inhumanos o degradantes, ni invocar la orden de un superior o circunstancias especiales, como estado de guerra o amenaza a la seguridad nacional o cualquier otra emergencia pública, como justificación de la tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. De otro lado, en relación con el genocidio figura la Convención para la prevención y castigo del crimen de genocidio, aprobada por Ley 28 de 1959.

Adicionalmente deben tenerse en cuenta en este campo una serie de normas de derecho internacional en relación con otros delitos en los que prima facie no cabe la obediencia debida como excusa. Así en relación con las ejecuciones arbitrarias o sumarias, la violación y actos de agresión sexual, y la mutilación, se debe señalar el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención Interamericana de Derechos Civiles y Políticos, así como los Convenios de Ginebra, artículo 3 común y Protocolo II, artículo 4; Finalmente sobre el Apartheid, debe mencionarse la Convención sobre la Represión y el castigo del crimen de Apartheid. (Ley 26 de 1987).

Page 63: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

65

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

En relación con la incompatibilidad con el servicio y la consiguiente exclusión de la justicia penal militar en relación con el delito de desaparición forzada, la Corte no encuentra reparo alguno de constitucionalidad. En efecto, esta Corporación ha determinado que existen ciertos delitos que bajo ninguna circunstancia pueden tener relación con el servicio, en los términos a los que se refiere el artículo 221 de la Carta. Ha afirmado que los delitos de lesa humanidad jamás pueden tener un vínculo con el servicio que de acuerdo con la Constitución le corresponde prestar a las fuerzas armadas, y por lo tanto, de ellos siempre debe conocer la justicia penal ordinaria20.

En relación con la anterior sub-regla de atribución de competencia, la Corte se ha referido específicamente a la desaparición forzada, incluyéndola dentro de los delitos que no pueden ser de conocimiento de la jurisdicción penal militar. En dicha ocasión dijo:

“(…) si bien el legislador en su facultad de configuración, creyó conveniente sólo hacer expresa mención de los delitos de tortura, genocidio y la desaparición forzada, como conductas que en nada se relacionan con el servicio y, que como tales, impiden a la jurisdicción penal militar conocer de ellas cuando se presenten, es claro que éstas no son la únicas que han debido quedar excluidas expresamente del conocimiento de justicia castrense, dado que existen otra serie de comportamientos que, en

20 Al respecto ha dicho: “b) que el vínculo entre el hecho delictivo y la actividad relacionada con el servicio se rompe cuando el delito adquiere una gravedad inusitada, tal como ocurre con los llamados delitos de lesa humanidad. En estas circunstancias, el caso debe ser atribuido a la justicia ordinaria, dada la total contradicción entre el delito y los cometidos constitucionales de la Fuerza Pública.” Sentencia C-358/97 (M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz)

Page 64: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

66

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

los términos de la doctrina de esta Corporación, “son tan abiertamente contrarias a la función constitucional de la Fuerza Pública que su sola comisión rompe todo nexo funcional del agente con el servicio”, conductas éstas que, en consecuencia, escapan de la competencia de esta jurisdicción especial”.

“Así, teniendo en cuenta que el factor funcional es el que en últimas determina la competencia de la jurisdicción penal militar, ha de entenderse que existen delitos no enunciados en el artículo 3 de la ley 522 de 1999 que, por su misma naturaleza, no pueden ser considerados “relacionados con el servicio” y como tales, en ningún caso podrán ser de conocimiento de la justicia castrense. En todos estos casos, corresponderá a la justicia ordinaria aprehender la investigación y juzgamiento de esta clase de conductas.” Sentencia C-878/00 (M.P. Alfredo Beltrán Sierra)

Artículos 10 y 11.

Así mismo, el artículo 11 reitera la obligación del Estado de mantener a las personas privadas de la libertad en lugares oficialmente reconocidos, presentándolos sin demora ante las autoridades judiciales competentes de acuerdo con el ordenamiento interno. Por otra parte, ordena a los Estados partes establecer y mantener registros de las personas detenidas, a los cuales deben tener acceso –entre otras- los familiares, abogados, jueces y demás autoridades”.

Como se puede observar, cada una de las conductas que realizaron los victimarios de los jóvenes de Soacha está expresamente prohibida en la Convención Interamericana contra la Desaparición Forzada, prohibiciones que desde

Page 65: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

67

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

la perspectiva constitucional ha analizado de fondo la Corte Constitucional, pronunciándose sobre la coherencia de las mismas con nuestro ordenamiento superior.

3.4 EL DELITO DE TORTURA EN EL DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DD.HH.

Una de las madres de las víctimas de Soacha, al referirse al momento en el que vio el cadáver de su hijo, cuenta cómo ella observó que sus pestañas estaban pegadas, de lo que concluyó que él había llorado mucho, que seguramente estaba muy asustado, llamándola desesperadamente, ante la inminencia de su muerte. Desde luego ese testimonio no tiene fuerza probatoria, no está sustentado en análisis científicos que respalden la imputación de tortura psicológica, pero no es difícil entender que las víctimas, al corroborar que habían sido engañadas y que las matarían, que estaban indefensas frente a sus verdugos, debieron padecer la angustia de la impotencia ante la muerte. Si hubo o no tortura física es un tema que le corresponde verificar al ente investigador y a los jueces a partir de las autopsias. No obstante, el sólo hecho de advertir su fatal destino, sin ninguna posibilidad de auxilio, debió producirles un inmenso sufrimiento.

La tortura, sin duda, es una práctica que de manera enfática rechaza y repugna la comunidad de naciones; por ello los sistemas de protección de los Derechos Humanos han desarrollado dispositivos muy claros para reclamar de los Estados medidas preventivas y sancionatorias efectivas y fuertes contra este delito, mucho más cuando se trata de sus propios agentes. Así se verifica, por ejemplo, en la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, instancia a la que muy seguramente, dados los precarios avances de las investigaciones que actualmente se adelantan y el

Page 66: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

68

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

equivocado enfoque de las mismas, tendrá que conocer de las denuncias que las familias y sectores de la sociedad presentarán una vez agotados los mecanismos internos en contra el Estado colombiano, por este y otros muchos casos que las futuras generaciones conocerán como la trágica historia de los “falsos positivos”. Veamos pues que ha dicho la Corte IDH:

“VIOLACIÓN DEL ARTÍCULO 5 (DERECHO A LA INTEGRIDAD PERSONAL) DE LA CONVENCIÓN AMERICANA EN RELACIÓN CON EL ARTÍCULO 1.1 DE LA MISMA, Y EN CONEXIÓN CON LOS ARTÍCULOS 1, 6 Y 8 DE LA CONVENCIÓN INTERAMERICANA PARA PREVENIR Y SANCIONAR LA TORTURA.

271. Este Tribunal ha indicado que la tortura y las penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes están estrictamente prohibidos por el Derecho Internacional de los Derechos Humanos. La prohibición absoluta de la tortura, tanto física como psicológica, pertenece hoy día al dominio del jus cogens internacional. Dicha prohibición subsiste aún en las circunstancias más difíciles, tales como guerra, amenaza de guerra, lucha contra el terrorismo y cualesquiera otros delitos, estado de sitio o de emergencia, conmoción o conflicto interno, suspensión de garantías constitucionales, inestabilidad política interna u otras emergencias o calamidades públicas21.

272. Asimismo, se ha reconocido que las amenazas y el peligro real de someter a una persona a lesiones físicas produce, en determinadas circunstancias, una angustia moral de tal grado que puede ser

21 Cfr. Caso Baldeón García, supra nota 21, párr. 117; Caso García Asto y Ramírez Rojas, supra nota 122, párr. 222; y Caso Caesar. Sentencia de 11 de marzo de 2005. Serie C No. 123, párr. 59.

Page 67: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

69

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

considerada tortura psicológica22.

273. La Corte ha establecido que el Estado es responsable, en su condición de garante de los derechos consagrados en la Convención, de la observancia del derecho a la integridad personal de todo individuo que se halla bajo su custodia23. Es posible considerar responsable al Estado por las torturas, tratos crueles, inhumanos o degradantes que sufre una persona que ha estado bajo la custodia de agentes estatales, si las autoridades no han realizado una investigación seria de los hechos seguida del procesamiento de quienes aparezcan como responsables de ellos24. Recae en el Estado la obligación de proveer una explicación satisfactoria y convincente de lo sucedido y desvirtuar las alegaciones sobre su responsabilidad, mediante elementos probatorios adecuados25.

274. En lo que se refiere a personas privadas de la libertad, el propio artículo 5.2 de la Convención establece que serán tratadas con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano. De conformidad con el artículo 27.2 de la Convención este derecho forma parte del núcleo inderogable, que no es susceptible de suspensión en casos

22 Cfr. Caso Baldeón García, supra nota 21, párr. 119; Caso Tibi. Sentencia de 7 de septiembre de 2004. Serie C No. 114, párr. 147; y Caso Maritza Urrutia. Sentencia de 27 de noviembre de 2003. Serie C No. 103, párr. 92.

23 Cfr. Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 138; Caso Baldeón García, supra nota 21, párr. 120; y Caso López Álvarez, supra nota 146, párrs. 104 a 106.

24 Cfr. Caso Baldeón García, supra nota 21, párr. 120; y Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros). Sentencia de 19 de noviembre de 1999. Serie C No. 63, párr. 170. En el mismo sentido, cfr. Eur.C.H.R., Yavuz v. Turkey, Judgment of 10 January 2006, App. No. 67137/01, para. 38; Eur.C.H.R., Aksoy v. Turkey, Judgment of 18 December 1996, App. No. 100/1995/606/694, paras. 61 y 62; y Eur.C.H.R., Tomasi v. France, Judgment of 27 August 1992, Series A no. 241-A, paras. 108-111.

25 Cfr. Caso Baldeón García, supra nota 21, párr. 120; y Caso Juan Humberto Sánchez, supra nota 138, párr. 111.

Page 68: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

70

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

de guerra, peligro público u otras amenazas a la independencia o seguridad de los Estados Partes26.

(…)

316. En el análisis de la gravedad de los actos que puedan constituir tratos crueles, inhumanos o degradantes o tortura es preciso ponderar todas las circunstancias del caso, tales como la duración de los tratos, sus efectos físicos y mentales, y en algunos casos, el sexo, la edad y el estado de salud de la víctima, entre otros27.

317. Las torturas físicas y psíquicas son actos “preparados y realizados deliberadamente contra la víctima para suprimir su resistencia psíquica y forzarla a autoinculparse o a confesar determinadas conductas delictivas o para someterla a modalidades de castigos adicionales a la privación de la libertad en sí misma”28. Dentro de la noción de tortura establecida en el artículo 2 de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura se encuentra el infligir a una persona sufrimientos físicos o mentales con cualquier fin29. En situaciones de violación masiva de derechos humanos, el uso sistemático de tortura generalmente tiene el fin de intimidar a la población30.

26 Cfr. Caso Montero Aranguren y otros (Retén de Catia), supra nota 128, párr. 85; y Caso de la Masacre de Pueblo Bello, supra nota 7, párr. 119

27 Cfr. Caso Hermanos Gómez Paquiyauri, supra nota 21, párr. 113; Caso Bámaca Velásquez. Sentencia de 25 de noviembre de 2000. Serie C No. 70, párr. 162; y Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros), supra nota 152, párr. 176. En igual sentido cfr. Eur.C.H.R., Case of Aktaş v. Turkey (3rd), Judgment of 24 April 2003, App. No. 24351/94, para. 312; y Eur.C.H.R., Case of Ireland v. The United Kingdom (GC), Judgment of 18 January 1978, App. No. 5310/71, para. 162.

28 Cfr. Caso Tibi, supra nota 150, párr. 146; Caso Maritza Urrutia, supra nota 150, párr. 93; y Caso Cantoral Benavides, supra nota 21, párr. 104.

29 Cfr. Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri, supra nota 21, párr. 116; Caso Tibi, supra nota 150, párr. 146; y Caso Maritza Urrutia, supra nota 150, párr. 91.

30 Cfr. Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri, supra nota 21, párr.

Page 69: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

71

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

(…)

B) Respecto de los familiaRes de los inteRnos.

(…)

335. La Corte reitera que los familiares de las víctimas de ciertas violaciones de Derechos Humanos pueden ser, a su vez, víctimas de hechos violatorios31. En esta línea, la Corte ha considerado violado el derecho a la integridad psíquica y moral de los familiares de las víctimas con motivo del sufrimiento adicional que éstos han padecido como producto de las circunstancias particulares correspondientes a las violaciones perpetradas contra sus seres queridos y a causa de las actuaciones u omisiones posteriores de las autoridades estatales con respecto a esos hechos32.

336. De la prueba se ha podido establecer que (…) familiares [de las víctimas] estuvieron en (…) en espera de información oficial sobre lo que sucedía, fueron insultados, golpeados y obligados a alejarse (…). Las referidas acciones estatales, totalmente injustificadas, generaron daños a la integridad física, psíquica y moral en perjuicio de dichos familiares (…).

(…)

337. Asimismo, (…) familiares de [ las víctimas] tuvieron que afrontar nuevos malos tratos e importantes omisiones por parte de las autoridades

116.31 Cfr. Caso Goiburú y otros, supra nota 5, párr. 96; Caso Vargas Areco,

supra nota 3, párr. 83; y Caso Servellón García y otros, supra nota 3, párr. 128.

32 Cfr. Caso Goiburú y otros, supra nota 5, párr. 96; Caso Vargas Areco, supra nota 3, párr. 96; y Caso Servellón García y otros, supra nota 3, párr. 128.

Page 70: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

72

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

estatales cuando buscaron información respecto a lo ocurrido (…), quiénes estaban vivos y quiénes muertos, a dónde los habían trasladado (…). Los referidos familiares (…) tuvieron que recorrer hospitales y morgues en busca de sus seres queridos, sin recibir la atención debida en esos establecimientos estatales.

340. (…) Este sufrimiento implicó una violación a la integridad psíquica de tales familiares.

342. Por lo anteriormente expuesto, la Corte concluye que el Estado violó el derecho a la integridad personal consagrado en el artículo 5.1 de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1. de la misma, en perjuicio de los familiares de [las víctimas]. (…)

Obligación de investigar efectivamente los hechos

343. El análisis de la obligación de investigar efectivamente los hechos violatorios del derecho a la integridad personal se realiza tomando en cuenta los parámetros a los que la Corte hizo referencia en los párrafos 253 a 256 de la presente Sentencia.

344. En particular, respecto de la obligación de garantizar el derecho reconocido en el artículo 5 de la Convención Americana, la Corte ha señalado que ésta implica el deber del Estado de investigar posibles actos de tortura u otros tratos crueles, inhumanos o degradantes33. (…) La obligación de investigar también se ve reforzada por lo dispuesto en los artículos 1, 6 y 8 de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, de acuerdo a los cuales el Estado se encuentra obligado a “tomar […] medidas efectivas para prevenir y sancionar la

33 Cfr. Caso Vargas Areco, supra nota 3, párr. 78; Caso Ximenes Lopes, supra nota 3, párr. 147; y Caso de la Comunidad Moiwana. Sentencia de 15 de junio de 2005. Serie C No. 124, párr. 92.

Page 71: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

73

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

tortura en el ámbito de su jurisdicción”, así como para “prevenir y sancionar […] otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes”. Asimismo, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 8 de esta Convención:

“ (…) cuando exista denuncia o razón fundada para creer que se ha cometido un acto de tortura en el ámbito de su jurisdicción, los Estados partes garantizarán que sus respectivas autoridades procederán de oficio y de inmediato a realizar una investigación sobre el caso y a iniciar, cuando corresponda, el respectivo proceso penal.”

345. En igual sentido, el Tribunal ha señalado anteriormente que:

a la luz de la obligación general de garantizar a toda persona bajo su jurisdicción los Derechos Humanos consagrados en la Convención, establecida en el artículo 1.1 de la misma, en conjunto con el derecho a la integridad personal conforme al artículo 5 (Derecho a la Integridad Personal) de dicho tratado, existe la obligación estatal de iniciar de oficio e inmediatamente una investigación efectiva que permita identificar, juzgar y sancionar a los responsables, cuando existe denuncia o razón fundada para creer que se ha cometido un acto de tortura34.

(…)

347. En definitiva, el deber de investigar constituye una obligación estatal imperativa que deriva del derecho internacional y no puede desecharse o condicionarse por actos o disposiciones normativas

34 Cfr. Caso Vargas Areco, supra nota 3, párr. 79; Caso Gutiérrez Soler, supra nota 147, párr. 54; y Caso Baldeón García, supra nota 21, párr. 156. En el mismo sentido, cfr. Eur.C.H.R., Case of Ilhan v. Turkey [GC], Judgment of 27 June 2000, App. No. 22277/93, paras. 92 y 93; y Eur.C.H.R., Case of Assenov and others v. Bulgaria, Judgment of 28 October 1998, App. No. 90/1997/874/1086, párr. 102.

Page 72: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

74

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

internas de ninguna índole35. Como ya ha señalado este Tribunal, en casos de vulneraciones graves a derechos fundamentales la necesidad imperiosa de evitar la repetición de tales hechos depende, en buena medida, de que se evite su impunidad36 y se satisfaga el derecho de las víctimas y la sociedad en su conjunto de acceder al conocimiento de la verdad de lo sucedido37. La obligación de investigar constituye un medio para garantizar tales derechos; y su incumplimiento acarrea la responsabilidad internacional del Estado38.

348. Para determinar si se ha cumplido la obligación de proteger el derecho a la integridad personal por la vía de una investigación seria de lo ocurrido, es preciso examinar los procedimientos abiertos a nivel interno destinados a investigar los hechos del caso e identificar y sancionar a los responsables de los mismos. Este examen se hará a la luz de lo que dispone el artículo 25 de la Convención Americana y de los requerimientos que impone el artículo 8 de la misma para todo proceso, y se efectuará en el Capítulo XV de la presente Sentencia. (…).”

Así las cosas, todo indicaría que de no llegarse a realizar una investigación judicial seria y rigurosa, en un plazo razonable, que produzca resultados que verdaderamente permitan identificar a los responsables intelectuales y materiales de las desapariciones con fines de homicidio, tortura y otros delitos cometidos contra los jóvenes de Soacha al parecer, todo lo indica, por miembros activos de la fuerza pública, el Estado

35 Cfr. Caso Vargas Areco, supra nota 3, párr. 81; Caso Montero Aranguren y otros (Retén de Catia), supra nota 128, párr. 141; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 7, párr. 402.

36 Cfr. Caso Vargas Areco, supra nota 3, párr. 81; Caso Goiburú y otros, supra nota 5, párr. 165; y Caso Montero Aranguren y otros (Retén de Catia), supra nota 128, párr. 137.

37 Cfr. Caso Vargas Areco, supra nota 3, párr. 81; Caso Montero Aranguren y otros (Retén de Catia), supra nota 128, párr. 139; y Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 7, párr. 289.

38 Cfr. Caso Vargas Areco, supra nota 3, párr. 81.

Page 73: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

75

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

colombiano será responsable internacionalmente por esos hechos.

3.5 EL DELITO DE HOMICIDIO EN PERSONA PROTEGIDA EN EL DERECHO INTERNACIONAL DE LOS DD.HH.

Con el fin de desarrollar las normas del derecho internacional humanitario, el legislador consagró en el Título II de la Ley 599 de 2000 los ‘Delitos contra personas y bienes protegidos por el derecho internacional humanitario’, dentro del cual se encuentra el delito de homicidio en persona protegida. Dichos tipos penales se aplican en un escenario de conflicto armado, internacional o no, y a través de ellos se sancionan las conductas violatorias de ese cuerpo de normas internacionales de derecho consuetudinario y convencional, cuya finalidad es limitar el derecho de las partes en conflicto a elegir libremente los métodos y medios en la guerra (Derecho de la Haya) y/o que protege a una categoría de personas y bienes que son o pueden ser afectadas por el conflicto armado (Derecho de Ginebra).

En ese sentido, estos tipos penales constituyen un reproche penal de aquellas conductas cometidas contra personas que no hacen parte de las hostilidades propias de un conflicto armado, esto es, contra las personas protegidas. Esta protección guarda una relación indiscutible con una de las reglas básicas de la guerra, como lo es el principio de distinción, en virtud del cual dentro del conflicto armado es obligatorio diferenciar entre combatiente y no combatiente, y entre objetivo militar, bienes protegidos y bienes de la población civil.

Según lo ha reiterado en innumerables ocasiones la jurisprudencia nacional e internacional, la aplicación de este principio en un escenario de conflicto armado es forzosa e inexcusable, ya que es por esta vía que

Page 74: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

76

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

se garantizan los Derechos Humanos de aquel sector de la población que no participa directamente en las hostilidades y al que, por tanto, el Estado debe proteger, adoptando medidas especiales que garanticen el respeto de su dignidad humana y que minimicen las consecuencias nocivas del conflicto armado, de conformidad con las disposiciones del derecho internacional humanitario.

La Corte Constitucional ha dicho que la penalización de conductas como el homicidio en persona protegida busca esencialmente materializar la protección, respeto y asistencia, que -conforme al artículo 3 común a los cuatro Convenios de Ginebra y el artículo 4º del Protocolo II de 1977- debe darse a la persona, el honor, las convicciones y prácticas religiosas de quienes no son parte de un conflicto armado o han dejado de participar en él.

No queda, entonces, duda alguna sobre la aplicación del DIH a las ejecuciones extrajudiciales cometidas por miembros activos de la Fuerza Pública en contra de los jóvenes de Soacha, toda vez que los hechos delictivos ocurrieron en el contexto del conflicto armado colombiano; sobre todo teniendo en cuenta que la creación de estímulos para la obtención de resultados positivos en el marco de la política de seguridad democrática, como aquellos de la Directiva 029 de 2005, constituyó un estímulo, por lo demás perverso, para los miembros de la Fuerza Pública responsables de planear y ejecutar dichos crímenes.

Así, es claro que estos homicidios constituyen una violación manifiesta del DIH y en especial del principio de distinción, por cuanto se involucró de la manera más atroz a la población civil en hechos que, si bien fueron cometidos en el marco del conflicto armado que azota al país, en ningún caso pueden acreditarse como prácticas derivadas de la confrontación armada. Al contrario, ellas van

Page 75: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

77

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

en contravía manifiesta y repugnan al derecho humanitario, el derecho de la guerra. Cosa distinta es que pretendieron presentarse como relacionados con el conflicto armado. Frente a esto, es menester recordar que el Estado colombiano tiene la obligación primordial de respetar y hacer respetar el derecho humanitario de los conflictos armados, tanto por su deber de honrar las obligaciones consuetudinarias y convencionales universales del derecho internacional, como porque la Constitución Política así lo prevé en varios de sus artículos. Es así como es posible afirmar que estos hechos son un grave atentado contra la humanidad, violatorios de las disposiciones más esenciales del DIH y, por tanto, como ya se ha dicho, configuran también crímenes de lesa humanidad.

En este orden de ideas, sin duda alguna el tipo penal que aplica para el caso de las ejecuciones extrajudiciales de los jóvenes de Soacha, así como a todos los casos similares ocurridos en el país, es el de homicidio en persona protegida, en tanto que estas víctimas carecían de cualquier relación directa con el conflicto armado que justificara de manera alguna las acciones crueles e inhumanas adelantadas por los miembros activos de la Fuerza Pública en su contra, y que pusieron fin a la vida de estos jóvenes inocentes, ajenos a la guerra interna que vive el país.

Sobre la responsabilidad de los Estados frente a la comisión del delito de homicidio en persona protegida en contextos de conflicto armado no internacional es ilustrativo el texto de la Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso La Cantuta vs. Perú, del 29 de noviembre de 1996. En ella se pone en evidencia que muchos de los elementos configurativos de la situación analizada por ese organismo judicial internacional, que sirvieron de base para declarar

Page 76: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

78

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

la responsabilidad internacional del Estado peruano y su obligación de reparar a las víctimas, se asimilan a los hechos a los que se acreditan en los punibles que derivan de la desaparición, tortura y asesinato de los jóvenes de Soacha por parte de miembros activos del ejército. Veamos:

3.5.1. Corte Interamericana de DD.HH., caso La Cantuta Vs. Perú, sentencia de 29 de noviembre de 2006

“LA RESPONSABILIDAD INTERNACIONAL DEL ESTADO EN EL CONTEXTO DEL PRESENTE CASO.

81. Los hechos del presente caso revisten una particular gravedad por el contexto histórico en que ocurrieron: un contexto de práctica sistemática de detenciones ilegales y arbitrarias, torturas, ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas, perpetrada por las fuerzas de seguridad e inteligencia estatales, cuyas características y dinámica han sido esbozadas en los hechos probados (supra párr. 80.1 a 80.8). Es decir, los graves hechos se enmarcan en el carácter sistemático de la represión a que fueron sometidos determinados sectores de la población designados como subversivos o de alguna manera contrarios u opositores al gobierno, con pleno conocimiento e incluso órdenes de los más altos mandos de las fuerzas armadas, de los servicios de inteligencia y del poder ejecutivo de ese entonces, mediante las estructuras de seguridad estatales, las operaciones del denominado “Grupo Colina” y el contexto de impunidad que favorecía esas violaciones.

82. La particular gravedad de los hechos se revela en la existencia de toda una estructura de poder organizado y de procedimientos

Page 77: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

79

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

codificados mediante los cuales operaba la práctica de ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas. Estos no constituían hechos aislados o esporádicos, sino que llegaron a configurar un patrón de conducta durante la época en que ocurrieron los hechos, como método de eliminación de miembros o sospechosos de pertenecer a organizaciones subversivas, empleada en forma sistemática y generalizada por agentes estatales, la mayoría de las veces por miembros de las Fuerzas Armadas.

(…)

95. Los hechos de este caso han sido calificados por la CVR, órganos judiciales internos y por la representación del Estado ante este Tribunal, como “crímenes internacionales” y “crímenes de lesa humanidad” (supra párrs. 42, 44, 94 y 80.68). La ejecución extrajudicial y desaparición forzada de las presuntas víctimas fueron perpetradas en un contexto de ataque generalizado y sistemático contra sectores de la población civil39.

96. Basta señalar en este capítulo que la Corte considera reconocido y probado que la planeación y ejecución de la detención y posteriores actos crueles, inhumanos y degradantes y ejecución extrajudicial o desaparición forzada de las presuntas víctimas, realizadas en forma coordinada y encubierta por

39 Cfr. Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, “El Destacamento Colina”, “La actuación del Congreso de la República”, “Año 2000: La reapertura del proceso en el fuero común”, en Las ejecuciones extrajudiciales de universitarios en la Cantuta (1992); contestación a la demanda (expediente de fondo, tomo II, folio 519); alegatos finales escritos presentados por el Estado (expediente de fondo, tomo IV, folio 892); denuncia presentada por el Procurador Ad Hoc, Ronald Gamarra, presentada como anexo de la Nota del Estado No. 7-5-M/432 de fecha 14 de diciembre de 2004 (expediente de anexos a la demanda, anexo 42.d, folio 1550), e informe No. 001-2006/MP/FPEDCDD.HH de la Fiscalía Provincial Especializada en delitos contra los derechos humanos de 10 de octubre de 2006 (expediente de anexos a los alegatos finales presentados por el Estado, anexo 3, folio 3791).

Page 78: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

80

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

miembros de las fuerzas militares y del Grupo Colina, no habrían podido perpetrarse sin el conocimiento y órdenes superiores de las más altas esferas del poder ejecutivo y de las fuerzas militares y de inteligencia de ese entonces, específicamente de las jefaturas de inteligencia y del mismo Presidente de la República. De tal manera resulta plenamente aplicable lo recientemente considerado por este Tribunal en el caso Goiburú y otros vs. Paraguay:

“Los agentes estatales no sólo faltaron gravemente a sus deberes de prevención y protección de los derechos de las presuntas víctimas, consagrados en el artículo 1.1 de la Convención Americana, sino que utilizaron la investidura oficial y recursos otorgados por el Estado para cometer las violaciones. En tanto Estado, sus instituciones, mecanismos y poderes debieron funcionar como garantía de protección contra el accionar criminal de sus agentes. No obstante, se verificó una instrumentalización del poder estatal como medio y recurso para cometer la violación de los derechos que debieron respetar y garantizar […]”40

97. Las víctimas del presente caso, así como muchas otras personas en esa época, sufrieron la aplicación de prácticas y métodos intrínsecamente irrespetuosos de sus derechos humanos, minuciosamente planificados, sistematizados y ejecutados desde el Estado, en muchos aspectos similares a los utilizados por los grupos terroristas o subversivos que, bajo la justificación del contra-terrorismo o la “contra-subversión”, pretendían combatir.

ARTÍCULOS 3, 4, 5 Y 7 DE LA CONVENCIÓN AMERICANA EN RELACIÓN CON EL ARTÍCULO 1.1 DE LA MISMA (DERECHOS A LA VIDA, A LA INTEGRIDAD PERSONAL,

40 Cfr. Caso Goiburú y otros, supra nota 1, párr. 66.

Page 79: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

81

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

A LA LIBERTAD PERSONAL Y AL RECONOCIMIENTO A LA PERSONALIDAD JURÍDICA)

108. El artículo 7 de la Convención dispone:

1. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales.

2. Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y en las condiciones fijadas de antemano por las Constituciones Políticas de los Estados partes o por las leyes dictadas conforme a ellas.

3. Nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento arbitrarios.

4. Toda persona detenida o retenida debe ser informada de las razones de su detención y notificada, sin demora, del cargo o cargos formulados contra ella.

5. Toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante un juez u otro funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales y tendrá derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin perjuicio de que continúe el proceso. Su libertad podrá estar condicionada a garantías que aseguren su comparecencia en el juicio.

6. Toda persona privada de libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o tribunal competente, a fin de que éste decida, sin demora, sobre la legalidad de su arresto o detención y ordene su libertad si el arresto o la detención fueron ilegales. En los Estados Partes cuyas leyes prevén que toda persona que se viera amenazada de ser privada de su libertad tiene derecho a recurrir a un juez o tribunal competente a fin de que éste decida sobre la legalidad de tal amenaza, dicho recurso no puede ser restringido ni abolido. Los recursos podrán interponerse por sí o por otra persona. […]

Page 80: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

82

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

109. En primer lugar, en relación con el artículo 7 de la Convención, la Comisión y las representantes alegaron la violación de esa norma con base en un análisis inciso por inciso de la misma. La Corte observa que la privación de libertad de aquellas personas, por parte de agentes militares y del Grupo Colina, fue un paso previo para la consecución de lo que en definitiva les había sido ordenado: su ejecución o desaparición. Las circunstancias de la privación de libertad señalan claramente que no era una situación de flagrancia, pues fue reconocido que las presuntas víctimas se encontraban en sus residencias cuando los efectivos militares irrumpieron en forma violenta en horas de la madrugada y se los llevaron con base en una lista. (…)

110. (…) Así, en casos de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y otras graves violaciones a los derechos humanos, el Tribunal ha considerado que la realización de una investigación ex officio, sin dilación, seria, imparcial y efectiva, es un elemento fundamental y condicionante para la protección de ciertos derechos que se ven afectados o anulados por esas situaciones, como los derechos a la libertad personal, integridad personal y vida. Esa obligación de investigar adquiere una particular y determinante intensidad e importancia en casos de crímenes contra la humanidad (infra párr. 157).

(…)

113. En lo que concierne a la violación del artículo 5 de la Convención, reconocida por el Estado, es evidente que por las circunstancias en que fueron detenidas y trasladadas a un lugar indefinido antes de ser ejecutadas o desaparecidas, las presuntas víctimas fueron colocadas en una situación de vulnerabilidad y desprotección que afectaba su integridad física, psíquica y moral. Ciertamente no existe prueba de los actos específicos a que fueron sometidas cada una de esas personas antes de ser ejecutadas o desaparecidas. No obstante, el propio modus operandi de los hechos del caso en el contexto de ese tipo de prácticas sistemáticas (supra párrs. 80.1 a 80.8), sumado a las faltas a los deberes de

Page 81: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

83

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

investigación (supra párrs. 110 a 112 e infra párrs. 135 a 157), permiten inferir que esas personas experimentaron profundos sentimientos de miedo, angustia e indefensión. En la menos grave de las situaciones, fueron sometidos a actos crueles, inhumanos o degradantes al presenciar los actos perpetrados contra otras personas, su ocultamiento o sus ejecuciones, lo cual les hizo prever su fatal destino. De tal manera, es coherente calificar los actos contrarios a la integridad personal de las 10 víctimas ejecutadas o desaparecidas en los términos de los artículos 5.1 y 5.2 de la Convención.

115. La Corte recuerda que la práctica sistemática de la desaparición forzada supone el desconocimiento del deber de organizar el aparato del Estado para garantizar los derechos reconocidos en la Convención, lo cual reproduce las condiciones de impunidad para que este tipo de hechos vuelvan a repetirse41; de ahí la importancia de que aquél adopte todas las medidas necesarias para evitar dichos hechos, investigue y sancione a los responsables y, además, informe a los familiares sobre el paradero del desaparecido y los indemnice en su caso42. Asimismo, el Tribunal ha considerado que la responsabilidad internacional del Estado se ve agravada cuando la desaparición forma parte de un patrón sistemático o práctica aplicada o tolerada por el Estado, por ser un delito contra la humanidad que implica un craso abandono de los principios esenciales en que se fundamenta el sistema interamericano”.43

41 Cfr. Caso Goiburú y otros, supra nota 1, párr. 89; Caso de la “Masacre de Mapiripán”, supra nota 2, párr. 238, y Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri, supra nota 83, párr. 130.

42 Cfr. Caso Goiburú y otros, supra nota 1, párr. 89; Caso de las Masacres de Ituango, supra nota 8, párrs. 399 a 401, y Caso de la Masacre de Pueblo Bello, supra nota 3, párrs. párrs. 265 a 273.

43 Cfr. Caso Goiburú y otros, supra nota 1, párr. 88; Caso Gómez Palomino, supra nota 83, párr. 92, y Caso de las Hermanas Serrano Cruz. Excepciones preliminares. Sentencia de 23 de noviembre de 2004. Serie C No. 118, párr. 100 a 106.

Page 82: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

84

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

3.6 SÓLO UNA INVESTIGACIÓN RIGUROSA Y A PROFUNDIDAD DE LOS DELITOS COMETIDOS CONTRA LAS VÍCTIMAS DE LOS MAL LLAMADOS “FALSOS POSITIVOS”, QUE SE SIRVA DE LA METODOLOGÍA RECOMENDADA PARA INVESTIGAR LOS CRÍMENES DE SISTEMA, PODRÁ ESTABLECER SI SE ACREDITAN LOS ELEMENTOS JURÍDICOS NECESARIOS PARA QUE ÉSTOS PUEDAN CONSIDERARSE CRÍMENES DE ESTADO.

En las investigaciones judiciales sobre graves violaciones a los Derechos Humanos e infracciones al DIH, producidas en el marco de un conflicto armado no internacional y cuando ellas están caracterizadas por haber sido cometidas de manera sistemática y generalizada, se impone para los Estados la obligación de investigarlas teniendo como referente la noción de crímenes de sistema, los cuales exigen una metodología especial de investigación.

Para muchos, dado el número y las características de los delitos de desaparición con fines de homicidio que se han presentado en los últimos años en Colombia perpetrados por miembros de la fuerza pública, más conocidos como “falsos positivos”, constituyen una práctica generalizada y sistemática44, características que, siguiendo la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, no necesariamente implican que se trate de una política de Estado, pero sí una modalidad que encaja dentro de la noción de crímenes de sistema.

Ese concepto, el de crimen de sistema, supone una práctica sistemática, valga decir, “ (…) un ataque planeado rigurosamente, organizado y llevado a cabo siguiendo un patrón, financiado con altas cantidades de recursos públicos o privados, y obedeciendo una política

44 Philip Alston. “Informe del Relator Especial sobre las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias”, Misión a Colombia, 8 a 18 de junio de 2009.

Page 83: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

85

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

máxima [o superior]. No existe como requisito que esta política sea adoptada formalmente como la política de un Estado. No obstante, debe haber algún tipo de plan o política preconcebidos.” (Icty, International Criminal Tribunal for the former Yugueslavia).

De otra parte, supone también una práctica generalizada, concepto que el Tribunal Ad-hoc de Ruanda definió como aquel “masivo, frecuente, a gran escala, llevado a cabo colectivamente con considerable minuciosidad y en contra de una multiplicidad de víctimas”

Así las cosas, “(…) La investigación, de crímenes de sistema, sea en relación con una serie de actos criminales o un hecho aislado, exige una exploración detallada del propio sistema, y no simplemente de los resultados, que se manifiestan en los crímenes subyacentes que constituyen los denominados componentes del crimen (asesinatos, torturas, violaciones, deportaciones). Sin embargo, pocos órganos de investigación han desarrollado las técnicas y los recursos necesarios para investigar con eficacia este tipo de crímenes.”45

Infortunadamente, las investigaciones que actualmente se realizan, incluidas las de Fair Leonardo Porras Bernal, Julián Oviedo Monroy, Diego Armando Marín Giraldo, Jaime Steven Valencia Sanabria, Daniel Alexander Martínez, Jhon Nelson Gómez y Víctor Fernando Gómez , no acogen esa recomendación, no obstante el número creciente de víctimas, las innegables evidencias que apuntan a un patrón en las conductas delictivas, el compromiso de miembros de alto rango del ejército y la existencia de planes criminales sofisticados, elaborados previa y calculadamente con la

45 “Instrumentos del Estado de Derecho para sociedades que han salido del Conflicto, Iniciativas de enjuiciamiento.”

Page 84: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

86

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

complicidad de civiles a los que se les reconocía la condición de informantes de la fuerza pública, pagados por ella, así como la destinación de importantes recursos públicos, “reservados”, para su realización. Los planes metodológicos de los fiscales presuponen hechos aislados, por lo que se limitan a describir la ejecución de un acto criminal concreto, sin dilucidar los elementos que pueden acreditar la existencia de una organización más compleja cuyo accionar derive de objetivos que eventualmente pueden comprometer no solo a unos pocos, sino a importantes sectores institucionales e incluso al mismo Estado.

Esa circunstancia, a más de la lentitud de los procesos, la vulneración del principio de publicidad de los mismos y la impunidad que hasta ahora pesa sobre los hechos, puede acarrear, en el marco del Didh, responsabilidad internacional para el Estado colombiano. Sobre el particular la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Cidh, ha dicho:

“Toda vez que la conducta de quienes participan en el conflicto armado se traduzca en crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y/o violaciones a los Derechos Humanos a través de la comisión inter-alia de asesinatos, desapariciones forzadas, violaciones sexuales, traslados o desplazamientos forzosos, torturas, actos inhumanos destinados a causar intencionalmente la muerte o graves daños a la integridad física o mental, ataques contra la población civil o sus bienes, reclutamiento de niños y niñas menores de 15 años de edad, los Estados tienen –conforme al derecho internacional consuetudinario y los tratados- la obligación perentoria de investigar los hechos y juzgar y sancionar a los responsables. Se trata de crímenes de derecho internacional de carácter imprescriptible, no susceptibles de amnistía, cuya falta de debido esclarecimiento puede generar la responsabilidad

Page 85: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

87

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

internacional del Estado y habilitar la jurisdicción universal a fin de establecer la responsabilidad penal individual de los implicados.”

En síntesis, no hay hasta ahora evidencia probatoria suficiente que permita sostener que los llamados de manera inapropiada “falsos positivos” corresponden a una política de Estado; es más el Estado esgrime argumentos como la “purga” de 27 oficiales de alto rango del ejército, ordenada por Uribe y su entonces ministro de defensa, el hoy Presidente Juan Manuel Santos, para desvirtuar esa posibilidad y no serán las investigaciones judiciales que actualmente se adelantan las que contribuyan a dilucidar ese aspecto, pues la metodología utilizada para desarrollarla está orientada de manera equivocada a dilucidar crímenes concretos, específicos, sin atender que las dimensiones y características del fenómeno serían suficientes para al menos, a titulo de hipótesis, escudriñar e investigar la posible comisión de un crimen de sistema y una eventual responsabilidad del Estado como tal.

Page 86: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4
Page 87: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

89

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

4. LOS CRÍMENES DE SOACHA NO CONSTITUYEN CRÍMENES DE GUERRA,

PERO SÍ DELITOS CONTRA PERSONA PROTEGIDA POR EL DERECHO

INTERNACIONAL HUMANITARIO, SEGÚN LO DISPUESTO EN EL ARTÍCULO 135 DEL

CÓDIGO PENAL COLOMBIANO, LA LEY 599 DE 2000

Todo indica que en el caso de los “falsos positivos” de Soacha, dentro de la situación de conflicto armado interno que sufre Colombia, se incurrió

por parte de los victimarios, en la comisión de graves violaciones a los Derechos Humanos, de aberrantes delitos: desaparición forzada, tortura, homicidio, disfrazándolos de acciones propias del combate; se invocó la guerra interna y presuntas prácticas que en situaciones extremas se imponen al combatiente, para cometer actos atroces que cobraron primero la libertad, luego la integridad y al final la vida de la víctimas. Así las cosas, surge la inquietud sobre qué tipo de delitos se cometieron en esas circunstancias, teniendo en cuenta que los perpetradores lo fueron dada su condición de miembros activos de la fuerza pública del Estado, como tales obligados a enfrentar y ojalá someter al enemigo. Así mismo, la de si tales delitos pueden calificarse como crímenes de guerra, o dicho en otras palabras, ¿cualquier actuación punible por parte de los miembros

Page 88: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

90

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

de la fuerza pública, acaecida en el contexto de la confrontación armada, aunque no con ocasión de ésta, admite esa calificación y por lo tanto debe ser conocida en el ámbito interno para efectos de investigación y juzgamiento por la justicia penal militar atendiendo el fuero, o definitivamente salen de esa dimensión propia de la dinámica de la guerra y por lo mismo ameritan otra calificación y otros tribunales?

Veamos. Colombia sufre desde hace más de 60 años un conflicto armado interno que enfrenta al Estado con las guerrillas más antiguas de la región y con los paramilitares, que bajo la protección solapada del Estado y en connivencia con sectores de la dirigencia política, militar, económica y social del país surgieron y se fortalecieron, argumentando la necesidad de suplir, para preservarlo, a un Estado ausente y a unas fuerzas armadas hasta entonces débiles e incapaces de derrotar al enemigo insurgente. Unos y otros, en las dos últimas décadas, se vieron potenciados por un tercer actor, el crimen organizado, concretamente el narcotráfico, que desvirtuó los argumentos altruistas de las primeras, justicia social, progreso y paz, y consolidó la vocación criminal de los segundos.

La situación de conflicto armado interno que sufre el país, obsecada y reiteradamente negada por los gobiernos de turno, especialmente durante los últimos ocho años, se confirma fácticamente si se tiene en cuenta que el Estado colombiano, a través de la fuerza pública, se ha enfrentado con ejércitos irregulares, guerrilla, paramilitares y narcotráfico, fuertemente armados, estructurados jerárquicamente, esto es con línea de mando definida, que ejercen dominio territorial en amplias zonas del país y sustituyen a las instituciones, ejerciendo coerción que deriva del temor y el sometimiento a la fuerza de las armas. Pero también se comprueba su existencia jurídicamente al verificar los presupuestos que consagran las distintas definiciones en este ámbito. En efecto, la definición

Page 89: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

91

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

de conflicto armado interno, o más precisamente de conflicto armado no internacional, en el ámbito del derecho internacional humanitario es la siguiente:

“Los conflictos armados no internacionales son enfrentamientos armados prolongados que ocurren entre fuerzas armadas gubernamentales y las fuerzas de uno o más grupos armados, o entre estos grupos, que surgen en el territorio de un Estado [Parte en los Convenios de Ginebra].

“El enfrentamiento interno debe alcanzar un nivel mínimo de intensidad y las partes que participen en el conflicto deben poseer una organización mínima.”46

De otra parte, el Estatuto de la Corte Penal Internacional, en su artículo 8.2 f, establece que la noción de conflicto armado no internacional se aplica a los conflictos armados que tienen lugar en el territorio de un Estado, cuando existe un conflicto armado prolongado entre las autoridades gubernamentales y grupos armados organizados o entre tales grupos.

En tales casos los conflictos armados no internacionales, al igual que los internacionales, están supeditados al derecho humanitario, al ius in bellum47, conformado

46 Artículo 3 común a los Convenios de Ginebra de 1949, y artículo 1 del Protocolo Adicional II, en Cicr, Documento de Opinión, 2008.

47 “La finalidad del derecho internacional humanitario es limitar los sufrimientos provocados por la guerra garantizando, tanto como sea posible, la protección y la asistencia a las víctimas. Así pues se aborda la realidad de un conflicto sin entrar en consideraciones relativas a los motivos o a la legalidad del recurso de la fuerza. Únicamente se regulan los aspectos que tienen un alcance humanitario. Es lo que se denomina ius in bellum (derecho en la guerra). (…) la finalidad del derecho humanitario es garantizar la protección de las víctimas de la guerra y sus derechos fundamentales sea cual fuere la parte a la que pertenezcan. Por ello el ius in bellum ha de seguir siendo independiente del ius ad bellum o ius contra bellum (derecho a hacer la guerra o a impedir la guerra).” Cicr, Centro de apoyo en Comunicación para América Latina, “Derecho Internacional

Page 90: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

92

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

por normas de derecho consuetudinario y de derecho convencional que vinculan tanto a los Estados sometidos como tales al derecho consuetudinario y que autónoma y soberanamente han adquirido esa obligación frente a la comunidad de naciones, así como a los ejércitos irregulares que en cumplimiento del principio de no reciprocidad que rige el DIH, están obligados a aplicar y respetar el derecho en la guerra, sea ésta entre Estados o se dé al interior de un Estado-parte enfrentado a grupos armados organizados al margen de la ley, o entre dichos grupos.

Ese derecho de la guerra, el ius in bellum, implica el respeto a la vida, a la integridad y a la dignidad del adversario en la guerra, interna o externa. El objetivo no es matar ni humillar al enemigo, es debilitarlo para evitar que este alcance sus propósitos y someterlo, garantizando siempre sus derechos, principalmente el derecho a la vida, y propiciando para él condiciones dignas mientras sea prisionero dada su condición de combatiente.

Cuando se transgreden esos principios y esas reglas, en el marco de la confrontación armada que se produce por la existencia de un conflicto armado internacional o no internacional, se tipifican por parte de los combatientes los denominados crímenes de guerra, los cuales se definen como “… las violaciones graves del DIH, es decir, de los convenios, normas y usos aplicables a los conflictos armados internacionales y no internacionales, que implican una responsabilidad penal internacional.” 48

Más explícita es la definición que de los crímenes de guerra dio el Tribunal de Nuremberg cuando señaló que constituyen “ (…) una violación de los usos y costumbres de la guerra”, que como tal puede consistir en asesinatos,

Humanitario”, 2007.48 Diccionario de Acción Humanitaria y Cooperación al Desarrollo.

Page 91: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

93

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

malos tratos, deportaciones y trabajos forzados a civiles y prisioneros, ejecución de rehenes y destrucciones no debidas a razones militares; este tipo de crimen se recogió también en los estatutos de los tribunales penales internacionales Ad-hoc para Ruanda y la ex – Yugoeslavia.

Los crímenes de guerra, de acuerdo con los dictados del Derecho Internacional Humanitario, como lo ha dicho la Corte Suprema de Justicia Colombiana, “…se cometen en el marco de un ataque militar, en el marco de la conducción de las hostilidades …” 49, nunca por fuera de ellas.

Así las cosas, si personas que valiéndose de su condición de miembros activos de la fuerza pública de un Estado que afronta un conflicto armado interno, atentan contra la libertad, la integridad y la vida de civiles, valga decir no combatientes, por razones no militares, y por fuera de las acciones de lo que sería una operación propia del ejercicio que supone la conducción y el desarrollo de las hostilidades, estarían incurriendo en conductas tipificadas como delitos comunes en el código penal del respectivo Estado, que como tales deben ser investigadas y sancionadas por el poder judicial de ese Estado, garantizando que no quedarán en la impunidad y so pena de responder internacionalmente por ello, pues constituyen graves violaciones a los Derechos Humanos, y si se dan los supuestos antes mencionados seguramente delitos de lesa humanidad.

Ahora bien, esos delitos, cometidos por miembros de la fuerza pública en un país que afronta un conflicto armado interno y como tales combatientes y titulares del deber de perseguir y derrotar al enemigo que amenaza la estabilidad y existencia misma del Estado, pero también

49 Corte Suprema de Justicia, Exp. 32022.

Page 92: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

94

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

y sobre todo de proteger a la población civil, desconocen el principio de distinción del DIH, por lo que configuran una grave infracción a ese ordenamiento sobre el cual la justicia interna debe actuar, pues constituyen delitos tipificados como tales en el Título II del Código Penal, “Delitos contra las Personas y Bienes protegidos en el Derecho Internacional Humanitario”. Sobre los mismos la Corte Suprema de Justicia, al analizar el contenido del artículo 135 de la Ley 599 de 2000, dijo lo siguiente:

“Para el caso colombiano, la incorporación de dispositivos penales específicos en orden a brindar protección a las personas y bienes amparados por el DIH, no solo se vincula al cumplimiento de los compromisos adquiridos por el Estado colombiano en el concierto internacional con la suscripción de los cuatro Convenios de Ginebra y los dos Protocolos Adicionales, sino además, por la inaplazable necesidad de establecer un marco jurídico específico que regulara desde la perspectiva del control penal punitivo, los graves atentados contra la población civil en desarrollo del conflicto armado no internacional que enfrenta la Nación desde hace ya varias décadas, como consta en la exposición de motivos del proyecto de ley 040 de 1998, hoy Código Penal de 2000 así:

5. “(…) En la situación de conflicto armado interno que padece Colombia, muchas de las conductas vulneratorias o amenazadoras de derechos humanos, constituyen a la vez infracciones al derecho Internacional Humanitario. Son ellas actuaciones u omisiones con las cuales quienes participan directamente en hostilidades –combatientes- incumplen los deberes o quebrantan las prohibiciones que les ha impuesto el artículo 3 común de los cuatro Convenios de Ginebra y el Protocolo II Adicional. (…)”

(Corte Suprema de Justicia, Proceso 29753. Enero 27 de 2010)

Page 93: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

95

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

Lo anterior sirve para sustentar la afirmación de que los crímenes de Soacha, los mal llamados “falsos positivos”, no fueron acciones de guerra, no se dieron en el marco de las hostilidades que enfrentan al Estado con ejércitos irregulares que éste debe combatir, y en consecuencia no pueden ser calificados, investigados ni sancionados como crímenes de guerra, lo que no obsta para que se tipifique el delito, en los casos concretos, de homicidio en persona protegida por el DIH, descrito en el artículo 135 de la Ley 599 de 2000, Código Penal Colombiano. Su comisión implicó graves violaciones a los Derechos Humanos y desde luego su impunidad acarrearía para el Estado responsabilidad internacional, tal como lo señaló la Corte Interamericana de Derechos Humanos:

“La Corte ha establecido que el derecho a la vida juega un papel fundamental en la Convención Americana por ser el presupuesto esencial para la realización de los demás derechos. Los Estados tienen la obligación de garantizar la creación de las condiciones que se requieran para que no se produzcan violaciones de ese derecho inalienable y, en particular, el deber de impedir que sus agentes atenten contra él. La observancia del artículo 4, relacionado con el artículo 1.1 de la Convención Americana, no solo presupone que ninguna persona sea privada de su vida arbitrariamente (obligación negativa), sino que además requiere que los Estados adopten todas las medidas apropiadas para proteger y preservar el derecho a la vida (obligación positiva), conforme al deber de garantizar el pleno y libre ejercicio de los derechos de todas las personas bajo su jurisdicción. Esta protección activa del derecho a la vida por parte del Estado no sólo involucra a los legisladores, sino a toda institución estatal y a quienes deben resguardar la seguridad, sean éstas sus fuerzas de policía o sus fuerzas armadas.

Page 94: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

96

DES

APA

RIC

IÓN

Y A

SESI

NAT

O D

E JÓ

VEN

ES D

E SO

ACH

A P

OR

PART

E D

E M

IEM

BRO

S D

E LA

FU

ERZA

BLIC

A:

DIM

ENSI

ÓN

DE

UN

A T

RAG

EDIA

INC

OM

PREN

DID

A

En razón de lo anterior, los Estados deben adoptar las medidas necesarias no sólo para prevenir y castigar la privación de la vida como consecuencia de actos criminales, sino también para prevenir las ejecuciones arbitrarias por parte de sus propias fuerzas de seguridad, situación que se ve agravada cuando existe un patrón de violaciones de los derechos humanos. De manera especial, los Estados deben vigilar que sus cuerpos de seguridad, a quienes les está atribuido el uso de la fuerza legítima, respeten el derecho a la vida de quienes se encuentran bajo su jurisdicción.

Como se desprende de los “Principios Básicos sobre el empleo de la Fuerza y de Armas de fuego por parte de Oficiales Encargados de hacer cumplir la ley”, los cuerpos de seguridad estatales solamente pueden recurrir al empleo de armas letales cuando sea “estrictamente inevitable para proteger una vida” y cuando resulten ineficaces medidas menos extremas.

( …)

( …) El poder del Estado no es ilimitado; es preciso que el Estado actúe “dentro de los límites y conforme a los procedimientos que permiten preservar tanto la seguridad pública como los derechos fundamentales de la persona humana”, ( …)”50

El caso analizado muestra la degradación a que ha llegado el conflicto armado en Colombia, el nivel de deshumanización de quienes tienen la grave responsabilidad de diseñar políticas para superar ese conflicto, y quienes deberían incluir estrategias que ayuden a erradicar las causas de la desigualdad, de la injusticia social, de la inequidad, la discriminación y la exclusión a la que se encuentra sometida la mayor parte de la población colombiana, pues la alternativa militar nunca será suficiente. Evitar la

50 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú, Sentencia del 25 de noviembre de 2006.

Page 95: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

97

CA

PÍTU

LO P

RIM

ERO

impunidad ayudará a estos propósitos; divulgar la memoria de las víctimas, de las instituciones, de las organizaciones sociales, por dolorosa y cruenta que sea, es un deber que se le impone al Estado y a todas sus instituciones y contribuirá al proceso de construcción de garantías de no repetición y a la consolidación de una cultura respetuosa y garante de los derechos humanos, la cual, infortunadamente, en nuestro país es incipiente y en la mayoría de instituciones oficiales no trasciende lo retórico.

Inicié este artículo con una cita de Hannah Arendt que encuentro muy pertinente al caso analizado, pues de verdad creo que lo más dramático de la tragedia de los jóvenes de Soacha, desaparecidos, torturados y luego asesinados al parecer, como todo lo indica, por miembros activos de la fuerza pública, así como la de más de mil jóvenes y sus familias víctimas de los mismos delitos a lo largo y ancho de nuestro país, según se ha denunciado en los dos últimos años, hechos que se identifican en el imaginario colectivo con la equivocada expresión de “falsos positivos”, es que la misma no se reconoce como tal ni como propia por parte de la sociedad y del Estado. Los relatos en muchos no suscitan emociones distintas a la incredulidad y la desconfianza y la reacción es de indiferencia al no comprenderse en su real dimensión, la cual nos compromete a todos y a todas, nos responsabiliza ante nosotros mismos, ante las futuras generaciones y ante el mundo. Ello seguramente ocurre porque, como la citada autora dice, “…para responder razonablemente uno debe, antes que nada, sentirse afectado”, y después de más sesenta años haciendo de la guerra lo cotidiano, a lo mejor, ojalá que no, hemos perdido como Nación la capacidad de reaccionar como humanos ante lo que no es otra cosa que una insoportable tragedia.

Bogotá, enero de 2011

Page 96: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4
Page 97: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

99

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

OC

APÍ

TULO

SEG

UN

DO

INFORME SOBRE EJECUCIONES EXTRAJUDICIALES EN EL CASO SOACHA

Iván González Amado, consultor

Page 98: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4
Page 99: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

101

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

INTRODUCCIÓN

El presente informe es un esfuerzo por presentar a la sociedad colombiana una visión objetiva sobre un fenómeno que se ha presentado en la realidad

nacional desde hace más de treinta años, pero que solamente adquirió su verdadera dimensión de violación de los derechos humanos a partir del año 2007, cuando una nueva visión de la legalidad, la mayor sensibilización de la sociedad a las violaciones sistemáticas de los derechos fundamentales, el interés de los medios de comunicación masiva en los diversos casos, y la acción permanente de las organizaciones defensoras de derechos humanos, gubernamentales y no gubernamentales, permitieron que las operaciones “aisladas” de la fuerza pública en las que han resultado civiles muertos, fueran examinadas en un contexto adecuado que reveló que los homicidios de algunos jóvenes, al parecer sin relación entre sí, respondían a una práctica ilícita propia de la fuerza pública.

Para la elaboración de este documento he tenido la valiosa colaboración de Ana María Caldas, joven profesional de la Universidad Externado de Colombia, quien dedicó sus esfuerzos a recopilar las informaciones periodísticas y a escribir un texto sobre los resultados de su trabajo, el que he utilizado, en mucho, para la redacción de este informe.

Page 100: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

102

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

Los datos y referencias que se incluyen son tomados, por regla general, de los medios de prensa hablada y escrita y, en pocas ocasiones, de fuentes oficiales. Lamentablemente no se pudo contar con toda la información proveniente de las fuerzas militares ni de las autoridades judiciales, por varias causas: (i) la información se encuentra indiscriminadamente en distintas entidades y oficinas de éstas, sin sistematización alguna; (ii) muchos de los documentos que reposan en los archivos de la fuerza pública han sido catalogados como “secretos” y, por consiguiente, no son publicados ni dados a conocer a los investigadores, y (iii) los casos judiciales, en muchos eventos, están amparados con la “reserva sumarial”, o se alega la misma para no entregar información a quienes no son parte en los procesos correspondientes.

Creo indispensable, antes de entrar en el cuerpo del informe, comenzar con una aclaración. Si nos atenemos a la magnitud de los hechos, debemos concluir que en Colombia se han producido múltiples homicidios que no son aislados ni el resultado de la acción individual de algunas “manzanas podridas” dentro de la fuerza pública, sino una serie de muertes de integrantes de la población civil que tienen como motivo principal la necesidad de presentar resultados operativos, o que obedecen al interés de quienes han acudido a este tipo de prácticas, para obtener prebendas o beneficios institucionales o personales. De esta forma, inscritos los hechos en este marco general, podemos calificarlos como verdaderas ejecuciones extrajudiciales que se adelantaron en desarrollo de una política implementada por altos mandos de las fuerzas armadas, apoyados en las políticas de Estado implementadas por el gobierno de Álvaro Uribe Vélez (2002-2010) bajo la denominación genérica de “Seguridad democrática”.

No obstante lo anterior, y aun a pesar de que en los estrados académicos, así como en los medios de

Page 101: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

103

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

comunicación masiva se ha cuestionado la utilización de la expresión “falsos positivos” para referirse a estos hechos, por considerarse un recurso semántico para esconder la realidad que entrañan las ejecuciones extrajudiciales, en este informe se conserva la expresión “falsos positivos”, porque es la que más identifica el fenómeno frente a la comunidad en general, y porque permite con mayor grado la recordación de los distintos episodios que son objeto de la memoria histórica de este país y, por consiguiente, cumple de mejor manera con uno de los objetivos del informe.

Page 102: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4
Page 103: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

105

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

1. CONTEXTUALIZACIÓN

1.1 ¿CUÁNDO, DÓNDE Y POR QUÉ SALIERON A LA LUZ PÚBLICA LOS ‘FALSOS POSITIVOS’?

Cuando aun el tema de los “falsos positivos”51 en Colombia no era de trascendencia nacional e internacional, en diciembre de 2007 el sargento Alexander Rodríguez acudió ante la Procuraduría Regional de Ocaña y ante las propias Fuerzas Militares a relatar la experiencia que tuvo en su paso por la Brigada Móvil 15 del Ejército Nacional que operaba52 en Ocaña (Norte de Santander).

51 Según la definición encontrada en el Informe del Relator Especial sobre las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, Philip Alston, el término ‘falsos positivos’ hace referencia a “ejecuciones ilegales de civiles manipuladas por las fuerzas de seguridad para que parezcan bajas legítimas de guerrilleros o delincuentes ocurridas en combate”.

52 El 23 de enero de 2009, como lo registra el diario La Opinión de Norte de Santander, “El comandante de las Fuerzas Militares, General Freddy Padilla de León, anunció que la brigada móvil 15 del Ejército desaparecerá, ya que es una de las más cuestionadas por los llamados ‘‘falsos positivos’’. Tomado de: http://www.laopinion.com.co/noticias/index.php?option=com_content&task=view&id=23093&Itemid=29. La Brigada Móvil No. 15 fue activada el 28 de octubre de 2005 y remplazada por la Brigada Móvil No. 23, que se creó a partir del 23 de enero de 2009, con jurisdicción en los municipios de Teorama, El Tarra, Convención, Hacarí, San Calixto y el Carmen del departamento de Norte de Santander. Cuenta con la Compañía de servicios No. 44 y los batallones de contraguerrillas Nos. 125, 126, 127 y 128.

Page 104: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

106

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

El Sargento Rodríguez fue testigo directo de algunos homicidios de civiles cometidos por miembros del Ejército Nacional, que fueron encubiertos y presentados como bajas en combate. Solo tres días después de haber denunciado ante las instancias gubernamentales dichos hechos, fue retirado del servicio activo por una Junta de Generales, encabezada por el comandante del Ejército Mario Montoya. Mientras tanto, como premio a los buenos oficios del Coronel Santiago Herrera, quien comandaba la Brigada donde ocurrieron los hechos denunciados por el sargento Rodríguez, fue trasladado a Bogotá para asumir como oficial ayudante del propio Montoya. Meses después el coronel Herrera fue relevado de su cargo cuando el entonces Presidente de la República, Álvaro Uribe, realizó la histórica purga53 militar por los “falsos positivos” de Soacha54.

La historia que Rodríguez le contó a las autoridades y a la Revista Semana55 es realmente atroz. Asegura que, “a principios de noviembre estaba el sargento Ordóñez

53 Esta es la palabra utilizada por todos los medios de comunicación, para referirse a la destitución inesperada de 27 militares.

54 El retiro de los altos mandos de la fuerza pública, en octubre de 2008, sin embargo, no fue presentado como una consecuencia directa de su participación en las ejecuciones extrajudiciales, sino que se justificó con una genérica alusión a fallas en el mando: “En algunas instancias del Ejército ha habido negligencia y se ha permitido que algunas personas puedan estar incursas en crímenes, crímenes que en algunas regiones tienen por interés asesinar a inocentes para dar la sensación que se está enfrenando a los criminales y mantener intactos a esos criminales”, dijo el Presidente Álvaro Uribe, al paso que el por entonces Ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, sostuvo: “La investigación administrativa y operacional de la Comisión encontró serios indicios de negligencia del mando en diferentes niveles en cuanto a la observancia y verificación de los procedimientos que rigen el ciclo de inteligencia y el planeamiento, conducción, ejecución y evaluación de las operaciones y misiones militares, así como una inexcusable falta de diligencia del mando en la investigación rigurosa de presuntos casos irregulares en su jurisdicción”. En página internet www.semana.com.

55 Revista Semana: “Nos daban 5 día de descanso por cada muerto”. 26 de enero de 2008. En página de internet: http://www.semana.com/noticias-nacion/daban-cinco-dias-descanso-cada-muerto/109046.aspx

Page 105: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

107

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

recogiendo 20.000 pesos por soldado, que eran para cancelar la pistola que le habían colocado a la persona que habían dado de baja (…) Ordóñez les decía: ‘si quieren entregar la plata bien, si no, lo dejamos así, pero vean que son cinco días de permiso...”.

El sargento también relató que a mediados de octubre de 2007 hubo dos supuestas ejecuciones, en una de las cuales la víctima sobrevivió y escapó.

Ese mismo año la organización no gubernamental Minga había denunciado que el 13 de octubre “un campesino llamado Adinael Arias Cárdenas fue abordado por soldados del Ejército, y que al día siguiente apareció reportado como un guerrillero dado de baja en combate”.

Se conoció entonces, otro caso relacionado con estos procedimientos, el de Willamir Rodríguez Figueroa, campesino analfabeta de 22 años, quien fue objeto de un atentado contra su vida el 6 de octubre por parte de unos soldados que lo detuvieron con el pretexto de que no tenía sus documentos en regla y luego de hacerlo caminar por varias horas, cerca de la media noche lo amarraron a un árbol de cacao y allí le dispararon y “… caí en el pastal boca abajo y yo me hice el muerto …Después llegaron los soldados y me colocaron una pistola al lado de la cabeza”56.

Con base en estas denuncias, al parecer se iniciaron y adelantaron algunas investigaciones y judicializaciones, todas ellas bajo gran hermetismo, de forma que los hechos se ocultaron a la opinión pública y se generó la base de una estrategia de impunidad para los casos de ejecuciones extrajudiciales a manos del Ejército Nacional, que solamente fue rota por acciones posteriores.

56 Ibíd.

Page 106: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

108

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

De manera sorpresiva e inesperada, el 24 de septiembre de 2008 el Instituto Nacional de Medicina Legal reveló las identidades de 11 cuerpos hallados en Cimitarra (Santander) y Ocaña (Norte de Santander), inhumados con identidades desconocidas o sin noticia a sus familiares, y reportados en muchos casos como muertes producidas en el contexto de un enfrentamiento militar.

Ante estos hechos, el entonces Fiscal General de la Nación, Mario Iguarán Arana, informó a la opinión pública que había ordenado el traslado de una comisión de fiscales especializados en derechos humanos a la región, con el fin de tomar testimonios de los comandantes militares de la zona y así establecer si los jóvenes efectivamente fueron muertos en combate.

En este momento ya se conocía que los altos mandos del Ejército, en particular el Comandante de la Brigada XXX, General Paulino Coronado, había sostenido que los cadáveres que aparecieron en los departamentos de Santander y Norte de Santander correspondían a personas que fueron dadas de baja en el desarrollo de un combate armado. Dijo el alto oficial a Caracol Radio: “Aquí no estamos frente a un falso positivo, estamos frente a nueve muertos en combate que se presentan durante cinco eventos que se suceden desde enero hasta agosto (de 2008). Estas personas murieron en combates con tropas”57.

El mismo 24 de septiembre voceros de la Secretaría de Gobierno de la Alcaldía de Bogotá aseguraron que estos cuerpos corresponderían a jóvenes reclutados en Ciudad

57 Periódico el Tiempo. “Fiscalía confirma que fueron 19 los jóvenes hallados muertos en nororiente del país”. 24 de septiembre de 2008. En página de internet: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-4557670

Page 107: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

109

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

Bolívar y Soacha por bandas emergentes, los cuales estaban identificados y reportados como desaparecidos por sus familiares, razón por la cual fue mucho más fácil para Medicina Legal identificar las víctimas.

El 25 de septiembre, la ex secretaria de gobierno de Bogotá, Clara López, dijo: “Estamos ante una modalidad de desaparecimiento forzado con fines de ejecución”58, sin responsabilizar a las fuerzas militares sobre tales hechos. Así mismo, se conocieron los primeros informes de Medicina Legal, según los cuales, en nueve de los casos, los muchachos –con edades entre los 17 y 32 años- murieron cerca de 24 y 48 horas después de que salieron del centro del país. La mayoría de las desapariciones ocurrieron en los primeros tres meses del año y otras en agosto.

La sospecha de la responsabilidad de miembros de las Fuerzas Militares en los casos de estos homicidios fue aumentando. Solo cuatro días después de haberse conocido la exhumación de cadáveres en Ocaña59 y Cimitarra, familiares de víctimas tomaron la decisión de dar a conocer casos que tenían los mismos patrones de ejecución y que habían sido denunciados en meses anteriores, sin ninguna respuesta válida hasta el momento. Para el viernes 26 de septiembre de 2008 se conoció que los desaparecidos en el centro del país no eran 11, sino 23, y que en el Eje Cafetero había otros 23 casos de desaparecidos en La Virginia, Pereira y Dosquebradas

58 Periódico el Tiempo. ”Período entre la desaparición y muerte hace dudar de tesis de reclutamiento de 11 jóvenes bogotanos Defensoría Había Alertado Sobre Reclutamiento Se Inicia Entrega De Cuerpos De Desaparecidos De Soacha”. 25 de septiembre de 2008. En página de internet: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-4564325

59 Vale la pena resaltar que la exhumación de los 21 cuerpos (entre los que se encontraban los 11 jóvenes de Bogotá) enterrados en fosas comunes se adelantó en el cementerio veredal de Las Liscas, un caserío a 20 minutos de Ocaña, en la vía a Cúcuta.

Page 108: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

110

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

(Risaralda). Estas personas fueron reportadas en el eje cafetero como muertos en combate en Quindío, Caldas, Antioquia y Santander.

Así mismo, Nery Vega Camacho, una vendedora ambulante de Bucaramanga, denunció el 25 de octubre de 2008 que su hijo mayor, Cristian Mauricio Nova Vega, de 22 años, había desaparecido en esta ciudad el 25 de agosto de 2008 y dos días después apareció muerto tras supuestos combates con el Ejército en una vereda de Hacarí (Norte de Santander). Según declaraciones de la madre, el joven asesinado era trabajador de calzado y se encontraba en el parque Centenario (centro de Bucaramanga), cuando dos hombres lo abordaron en una camioneta y le ofrecieron trabajo en Ocaña como recolector de café. El 27 de agosto la señora Vega recibió una llamada de una funeraria de Ocaña en la que un hombre le informó que su hijo había muerto en el Catatumbo, en un combate que bandas emergentes habían sostenido con militares.

Para el 27 de septiembre de 2008 el panorama era ya desalentador; las declaraciones de familiares de víctimas encendieron las alarmas. Según lo documentado por la revista Semana, “el temor de que estos extraños casos sean en realidad ejecuciones extrajudiciales realizadas por miembros de la Fuerza Pública se sintió en varias instituciones. La secretaria de gobierno de Bogotá, Clara López, dijo que lo ocurrido con los jóvenes muertos fue una ‘desaparición con fines de homicidio y no un reclutamiento’. El Fiscal General, Mario Iguarán, alarmado con la noticia, le pidió a la Unidad de Derechos Humanos que iniciara una investigación. Desde entonces, en el ambiente ha surgido el temor de que se trate de ejecuciones, más que de muertes en combates”60.

60 Revista Semana. “¿’falsos positivos’ mortales?” 27 de septiembre de 2008. En página de internet: http://www.semana.com/noticias-nacion/falsos-positivos-mortales/115958.aspx

Page 109: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

111

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

La preocupación era tal que el Ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, ante un auditorio de suboficiales sostuvo: “Me dicen por ahí que todavía hay reductos dentro de nuestra Fuerza Pública que están exigiendo como resultado, cuerpos. Yo me resisto a creer que esto sea cierto”61. Para esta fecha, aunque aún no se aceptaba oficialmente que la muerte de estos jóvenes eran ‘falsos positivos’, el temor y la desolación se apoderó de los pasillos de la Casa de Nariño, debido a que los investigadores se movían entre las hipótesis del reclutamiento de los grupos armados ilegales y nuevos episodios de “falsos positivos”.

El 29 de septiembre, todavía sin conocerse noticias oficiales de las causas de la muerte de estos jóvenes de Soacha, el Gobierno Nacional, en una reunión de urgencia en el Ministerio de Defensa, tomó la decisión de conformar, en cabeza de la Fiscalía, una fuerza de tarea especial para investigar el caso. El grupo élite estaba coordinado por la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía, que creó un protocolo especial para identificar a los desaparecidos.

Fue sólo hasta el 24 de octubre de 2008 cuando con pruebas testimoniales se logró vincular a tres oficiales al polémico caso de ‘falsos positivos’, las que fueron entregadas por el Comandante del Ejército al Fiscal General y trajeron como consecuencia el relevo del coronel Santiago Herrera62, jefe de estado mayor de la V Brigada, del Coronel Rubén Castro, Comandante de la Brigada Móvil XV, y el Teniente Coronel Gabriel Rincón, jefe de operaciones de la misma unidad.

61 Ibíd.62 Uno de los testimonios contra el coronel Santiago Herrera, fue realizado por

el sargento (r) Alexander Rodríguez Sánchez el cual lo acuso de “matar a las personas inocentes y presentarlas como subversivos”. El suboficial, que hacía parte de la Brigada Móvil 15, aseguró que el oficial justificaba las muertes abriendo carpetas en el Departamento de Inteligencia y anotando observaciones sobre supuestos antecedentes de las víctimas. Vale resaltar que el sargento Rodríguez había denunciado en meses anteriores ante la Procuraduría y las mismas Fuerza Militares irregularidades en dicha brigada, cuando aun Herrera comandaba ésta.

Page 110: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

112

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

Las pruebas fueron recogidas por la Inspección del Ejército durante la investigación que inició en septiembre cuando se descubrió que jóvenes presentados como guerrilleros muertos en combate fueron reclutados en el sur de Bogotá, supuestamente por un grupo ilegal.

En las investigaciones internas se identificaron a algunos de los reclutadores que se llevaron a los muchachos de Soacha y Bogotá. Lo grave de esto, es que varios de ellos eran soldados que llevaban más de 10 años al servicio de la institución. “Los involucrados, al parecer, grababan al final del supuesto combate los cuerpos en el piso y entregaban el material al CTI de la Fiscalía, que no hacía el procedimiento del levantamiento del cadáveres, sino que tomaba como prueba los videos”63.

Gracias a las investigaciones realizadas por la Comisión Especial de Investigación64 del Ministerio de Defensa, cinco días después de la destitución de los tres coroneles, Colombia se despertaba con la buena, o tal vez mala noticia para unos, de la purga histórica de veintisiete oficiales del Ejército, entre ellos tres generales y siete coroneles. El informe fue presentado desde la Casa de Nariño por el entonces Ministro de Defensa Juan Manuel Santos, quien dijo: “La investigación administrativa y operacional de la Comisión encontró serios indicios de negligencia del mando en diferentes niveles en cuanto a la observancia

63 Revista Semana. “Por jóvenes desaparecidos en Soacha, tres coroneles fueron retirados de sus cargos. 24 de octubre de 2008”. En página de internet: http://www.semana.com/noticias-justicia/jovenes-desaparecidos-soacha-tres-coroneles-fueron-retirados-cargos/116978.aspx

64 Esta Comisión se adentró en cada una de las unidades militares que podían estar involucradas en las irregularidades. Fue presidida por el mayor general Alberto Suarez y también participó Carlos Franco, director de Derechos Humanos de la Presidencia de la República. Su objetivo no era encontrar responsables penales, ni señalar culpables, se le encomendó a esta comisión la tarea de analizar los procesos de cadena de mando, las operaciones, los planes y funcionamiento de la inteligencia para saber dónde estaban fallando los controles, que habían permitido que se hubieran dado violaciones tan contundentes.

Page 111: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

113

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

y verificación de los procedimientos que rigen el ciclo de inteligencia y el planeamiento, conducción, ejecución y evaluación de las operaciones y misiones militares, así como una inexcusable falta de diligencia del mando en la investigación rigurosa de presuntos casos irregulares en su jurisdicción”65.

Según lo publicado por la Revista Semana, la comisión encontró fallas de dos tipos en varias de las unidades militares investigadas, a saber:

“Lo primero es que las operaciones militares se estaban llevando a cabo con exceso de informalidad y sin cumplir los requisitos de control y manejo. En el trabajo de inteligencia, la orden de operaciones, el combate, la munición gastada y los resultados, todo debe coincidir. Y de todo ello deben llevarse récords. Eso no fue lo que encontró al Comisión en Ocaña, ni en Puerto Berrío, donde por ejemplo hay registros que dicen que se gastaron 1.500 cartuchos y un solo muerto”.

“El segundo hallazgo de la Comisión Especial tiene que ver con la indolencia de los comandantes de división y de brigada en investigar lo sucedido. Según los protocolos de justicia internacional, cuando un comandante militar conoce de graves violaciones y no hace nada para investigarlas y castigar a los responsables, puede procesársele como mínimo por incumplir su deber”66.

65 Revista Semana. “Caen generales y coroneles por negligencia en derechos humanos”. 29 de octubre de 2008.En página de internet: http://www.semana.com/noticias-conflicto-armado/caen-generales-coroneles-negligencia-derechos-humanos/117165.aspx

66 Revista semana. ”Lo que encontró la investigación de los falsos positivos”.29 de octubre de 2008. En página de internet:

http://www.semana.com/noticias-conflicto-armado/encontro-investigacion-falsos-positivos/117189.aspx

Page 112: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

114

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

Se puede afirmar entonces, que las razones por las que fueron retirados del servicio los generales, coroneles y demás oficiales del Ejército, estuvieron enfocadas hacia la negligencia y falta de control con la que actuaron, y no por pruebas directas que los incriminaran en los ‘falsos positivos’ de Soacha.

Como más adelante se podrá ver, estas primeras explicaciones e intervenciones de los funcionarios oficiales sobre el tema, pueden considerarse como un segundo elemento de una estrategia de impunidad que se pretendió establecer frente a los casos y que fue desmontada, con dificultades, por las posteriores actuaciones de las autoridades judiciales con el apoyo del Ministerio Público.

1.2 RECUENTO DE LAS VÍCTIMAS DE SAOCHA67

En el caso puntal de los jóvenes de Soacha, según lo que se ha podido establecer mediante el análisis de los distintos eventos, las víctimas tenían edades que oscilaban entre 17 y 32 años; en su mayoría estaban desempleados al momento de ser seleccionados como víctimas o trabajaban en oficios considerados de segundo orden, como construcción y mecánica; algunos tenían antecedentes como consumidores de drogas; todos eran de extracción humilde y vivían en la marginalidad de Ciudad Bolívar, Altos de Cazucá y Bosa.

Del grupo de los once muchachos, el primero en desaparecer fue Fair Leonardo Porras, de 26 años, quien trabajaba como ayudante de construcción y fue reportado por su familia como desaparecido el 8 de enero. Cuatro días después, el C. T. I. y el Ejército estaban haciendo el levantamiento de su cuerpo, por supuesta muerte en combate.

67 Op. cit. “¿’falsos positivos’ Mortales?”.

Page 113: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

115

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

Los segundos en desaparecer fueron Elkin Gustavo Verano, de 25 años, y Joaquín Castro, de 27 años, ambos empleados de un taller de campanas para carros y muy buenos amigos. Fueron vistos por última vez en el barrio el 13 enero; dos días después de su llegada a Ocaña, murieron, según se reportó, en combate.

El tercer caso se refiere a Julio César Mesa, de 24 años, y Johnatan Orlando Soto, de 17 años, quienes habían sido reportados como desaparecidos el 26 de enero y resultaron muertos el 28 del mismo mes. Un mes después, Julián Oviedo, de 19 años, quien trabajaba en construcción, fue asesinado en las mismas circunstancias.

Seis meses después del caso de Julián, Diego Alberto Tamayo, de 25 años, Víctor Gómez, de 23, y Andrés Palacio, de 22 años, fueron reportados por el Ejército como miembros de bandas emergentes muertos en combate. Los jóvenes anteriores tienen en común que fueron reportados como guerrilleros o delincuentes comunes dados de baja por la Brigada Móvil XV, con sede en Ocaña.

Daniel Pesca y Eduardo Garzón hacen parte de las víctimas de Soacha, pero murieron en jurisdicción de San Vicente de Chucurí (Santander).

1.3 OTROS CASOS DE “FALSOS POSITIVOS” EN EL RESTO DEL PAÍS

Cuando se habla de ‘falsos positivos’ nos remitimos directamente al caso Soacha; sin embargo, existen otros casos en distintas regiones del país que tienen similares modalidades y revelan la magnitud de las ejecuciones extrajudiciales que se han venido presentado en

Page 114: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

116

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

Colombia desde 1980, pero que adquirieron una mayor intensidad a partir de 2002.

A pesar de que aún no existe claridad sobre el número exacto de ejecuciones extrajudiciales, la Fiscalía General de la Nación, la Procuraduría General de la Nación y organizaciones internacionales, entre otras, han dado a conocer a los medios de comunicación diferentes cifras. Según lo publicó el periódico El Espectador68, con base en un informe de la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía, se conoció que hasta abril de 2009 este ente jurisdiccional se encontraba adelantando 1.009 investigaciones por denuncias de ‘falsos positivos’ en todo el país, con un total de 1.66669 personas asesinadas.

Así mismo, para el año 2009 la Unidad Nacional de Justicia y Paz de la Fiscalía General de la Nación estaba investigando otros 317 casos. La Procuraduría informó de 639 investigaciones preliminares realizadas desde 200070.

Según el informe de la organización no gubernamental Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep), publicado en octubre de 2009, al menos 940 personas fueron ejecutadas extrajudicialmente en Colombia entre el 2001 y el 2009.

Los casos de ejecuciones comenzaron a repuntar y a ascender de forma dramática en el 2002, cuando se presentaron 10 investigaciones; en el 2003, un total

68 Periódico el Espectador, “Fiscalía investiga más de mil casos de homicidios que involucran a militares”. 30 de abril de 2009. En página de internet: http://www.elespectador.com/noticias/judicial/articulo138578-fiscalia-investiga-mas-de-mil-casos-de-homicidios-involucran-milita

69 Entre las victimas figuraban 1.507 hombres; 108 mujeres y 51 menores de edad.

70 Philip Alston. “Informe del Relator Especial sobre las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias”, Misión a Colombia. Organización de las Naciones Unidas. 31 de marzo de 2010. Pág. 11, párr. 15.

Page 115: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

117

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

de 36; en el 2004 la cifra se elevó a 84; en el 2005 el número alcanzó las 112 investigaciones; en el 2006 continuó su ascenso hasta llegar a 197, y en el 2007 se iniciaron 370 investigaciones por casos similares, siendo éste el año en el que más investigaciones por ‘falsos positivos’ se presentaron. Ya en 2008 esta cifra descendió vertiginosamente a 92.

En cuanto a la distribución geográfica de los casos, según se puede observar en el mapa que publicó la Revista Semana71, sobre eventos presentados hasta el año 2008, los departamentos en los que más se presentaron denuncias fueron: Antioquia 292; Meta 118; Norte de Santander 66; Cesar 41; Córdoba 40; Casanare 39; Caquetá 38; Guajira 34; Putumayo y Arauca 30; Huila 27; Tolima 24; Bolívar 21 y Cauca 19. En el resto de departamentos las denuncias oscilaron entre 1 y 15.

Finalmente, a 15 de febrero de 2010, la Fiscalía tenía 1.244 procesos abiertos por ejecuciones extrajudiciales o ‘falsos positivos’, con al menos 2.318 eventuales víctimas.

1.4 MODUS OPERANDI DE LA FUERZA PÚBLICA PARA REALIZAR ‘FALSOS POSITIVOS’

De acuerdo a los testimonios escuchados e investigaciones realizadas por la Fiscalía, la Procuraduría, el Ministerio de Defensa, los medios de comunicación y organismos internacionales, aunque existen diferentes modus operandi y perfiles de las víctimas, en la mayoría de los casos las dinámicas utilizadas para asesinar a las personas eran las siguientes:

71 Revista Semana. “MAPA: Investigaciones de ‘falsos positivos’ por departamentos”. 6 de mayo de 2009. En página de internet: http://www.semana.com/multimedia-conflicto/mapa-investigaciones-falsos-positivos-departamentos/1971.aspx

Page 116: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

118

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

•Un reclutador72 pagado, llegaba al lugar donde iba a atraer a sus víctimas, se hacía amigo de estas y las convencía de dirigirse a otros lugares del país, con falsas promesas de trabajo en fincas o en actividades delincuenciales. De esa forma, conseguían que de manera voluntaria se trasladaran hasta el sitio en que debían ser entregadas a sus victimarios. Una vez en el lugar acordado, les retenían los documentos y después eran llevadas hasta un falso retén militar y detenidas por indocumentados.

• Las fuerzas de seguridad sacaban a las víctimas de sus hogares o las recogían en el curso de una patrulla o de un control de carretera.

• Algunas víctimas también fueron escogidas por informantes, que las señalaban como integrantes de la guerrilla o delincuentes comunes, a menudo a cambio de una recompensa monetaria.

•Otro perfil corresponde a casos de “limpieza social”. Dice la Procuraduría que las víctimas eran seleccionadas en centros urbanos. Por lo regular eran indigentes, personas solas o desplazados que eran detenidos. En este caso, los grupos paramilitares o bandas criminales asesinaban o secuestraban personas y eran entregadas a patrullas militares o, en el evento contrario, militares retenían a las personas y las entregaban a los grupos armados ilegales.

Los casos anteriormente presentados tienen en común que las víctimas eran asesinadas pocos días u horas después de haber sido vistas con vida. Así mismo, muchos de ellos eran desempleados, con problemas de drogadicción, antecedentes penales y colaboradores de grupos armados al margen de la ley, entre otros.

Ocurridos los homicidios, los integrantes de la fuerza pública organizaban una escena del crimen, con

72 Podía ser un civil, un miembro desmovilizado de un grupo armado o un ex militar.

Page 117: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

119

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

distintos grados de habilidad, para que pareciera un homicidio legítimo ocurrido en combate. El montaje se realizaba poniendo armas en las manos de las víctimas; cambiando su ropa por indumentaria de combate (botas y uniformes camuflados) u otras prendas asociadas con los guerrilleros. A menudo enterraban a las víctimas sin haberlas identificado (bajo nombre desconocido - N.N.) y en algunos casos en fosas comunes.

Según se puede constatar con las declaraciones de un testigo protegido por la Fiscalía, detrás de los “falsos positivos” existe una cadena de terror. En el caso puntual de este testigo, éste comenzó a trabajar en el 2006 con el ex soldado Fabio Sanjuán Santiago, quien tenía fuertes conexiones con militares de la zona; aunque el testigo realizaba entregas de droga, para finales de ese año participó en su primer “falso positivo”. Según publicó la Revista Semana, “Sanjuán lo llamó para que juntos transportaran a dos muchachos que acababan de llegar a Ocaña. Los cuatro hombres se tomaron unas cervezas en un bar y horas más tarde se fueron en sendas motos por la vía hacia el municipio de Convención. A los 10 kilómetros, aproximadamente, encontraron un retén militar. Sanjuán detuvo la marcha, se bajó de la moto y habló a solas con el suboficial que estaba al mando. Luego les dijo a los dos jóvenes de Bogotá: “Ustedes se quedan acá, ellos les explican qué sigue”73.

Sin embargo, este fue solo uno de los más de 30 casos de “falsos positivos” en los que el testigo participó, pues en enero del 2008 acompañó a Sanjuán a Bogotá; en este viaje se acordó el reclutamiento de jóvenes del sur de esta ciudad (Soacha) que viajarían a Ocaña. Como

73 Revista Semana. “’Entregué a más de 30 jóvenes para ‘falsos positivos’”. 21 de marzo de 2009. En página de internet: http://www.semana.com/noticias-nacion/entregue-30-jovenes-para-falsos-positivos/121974.aspx

Page 118: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

120

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

producto de dicho viaje, en la última semana de enero de 2008 llegaron tres jóvenes, que creían que iban a trabajar como escoltas en el negocio de un narco, según declaraciones:

“El testigo cuenta que los muchachos duraron dos días con él. En las noches se los llevaba de farra a los bares, y les daba todo el trago y la droga que quisieran ‘mientras llamaban a pedirlos’. Al final, Sanjuán anunció que había que llevar a dos de ellos hacia Aguas Claras, un paraje en la vía Las Chircas, vereda aledaña a Ocaña. ‘Arrancamos y lo mismo: un retén, los muchachos se quedaron allá y nosotros nos devolvimos’. Al otro día, a las 11 de la noche, le correspondió el turno al tercero de ese grupo. Lo entregamos en un taxi, por la vía al municipio de La Playa. ‘Por esos tres, Fabio me dio casi un millón de pesos”74.

Lastimosamente el negocio no terminaba con la entrega y la cadena de terror era aun más lucrativa debido a que alrededor de los ‘falsos positivos’ surgen otros negocios por los que también recibían buenas sumas de dinero. “Uno de ellos era la compra de revólveres, pistolas y municiones viejas para vendérselas a militares de la Brigada Móvil 15, que las usaban posteriormente para ‘legalizar’ las ejecuciones, y mostrar a las víctimas como peligrosos criminales que estaban armados. El testigo asegura que recibía entre 100.000 y 200.000 pesos por cada elemento que entregaban en la Central de Inteligencia de Ocaña (Cioca) adscrita al Batallón Santander, a donde entró y salió en varias oportunidades a pesar de ser desertor de esa guarnición”75.

En este punto es importante mencionar el debate que se generó debido a la política de recompensas a civiles76

74 Ibíd.75 Ibíd.76 Esta política fue establecida en la Directiva N°29 de 2005 (revocada), la

Page 119: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

121

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

que proporcionan información a la fuerza pública y que en muchos casos fueron utilizadas para cometer las ejecuciones extrajudiciales o “falsos positivos”. Aunque el sistema de recompensas no genera per se “falsos positivos”, según las investigaciones de la ONU77 lo preocupante en este caso era que las recompensas en algunos casos constituyeron para los militares una fuente de financiación expedita para pagar a los reclutadores que les ayudaban en la realización de los “falsos positivos”.

Sumado a esto, “en el Batallón Santander, adscrito a la Brigada 30, la Contraloría encontró que se alteraron los libros donde se registran los gastos reservados, usados para pagar informantes y recompensas”78. De hecho, en las observaciones por escrito que le remitió el Gobierno al relator especial de la ONU Philip Alston, se reconoció que los oficiales tenían mayor margen de discrecionalidad en la distribución de los gastos reservados y que ahí podía haber problemas, pues los militares a cargo de estos fondos podían utilizar este dinero para pagar pequeñas recompensas a los informantes. ‘Estos fondos, junto con los fondos oficiosos

Directiva N°02 de 2008 y la Directiva N° 01 de 2009. 77 «Mis investigaciones encontraron que miembros de las fuerzas de

seguridad de Colombia perpetraron un número significativo de ejecuciones extrajudiciales en un patrón que se fue repitiendo a lo largo del país. Aunque estos asesinatos no fueron cometidos como parte de una política oficial, encontré muchas unidades militares comprometidas con los llamados «falsos positivos», en los cuales las víctimas eran asesinadas por militares, a menudo por beneficio o ganancia personal de los soldados. Generalmente las víctimas fueron atraídas bajo falsas promesas por un «reclutador» hasta una zona remota donde eran asesinadas por soldados que reportaban que había «muerto en combate» y toman medidas para manipular y encubrir la escena del crimen». Informó el Profesor Alston. «Dentro de las Fuerzas Armadas, el éxito fue medido por el número de guerrilleros muertos y promovido por un entorno en el que hubo poca o ninguna rendición de cuentas. Los soldados sabían que podían quedar impunes».

78 Articulo de Semana. “El ‘dossier’ secreto de los ‘falsos positivos’”. En página de internet: www.semana.com/noticias-nacion/dossier-secreto-falsos-positivos/120025.aspx

Page 120: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

122

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

obtenidos a través de actividades delictivas, son la fuente más probable de los pagos a los reclutadores, a quienes generalmente se pagaban pequeñas sumas, de unos pocos cientos de dólares o menos’”79.

Es claro, entonces, que el andamiaje realizado por los militares involucrados en los “falsos positivos” era una técnica que no solamente implicaba a los hombres del Ejército, sino también a civiles que se encargaban de conseguir en algunos casos las víctimas y las armas para poder simular falsos combates.

Vale la pena resaltar que el 16 de julio de 2009, respecto al tema de la utilización de gastos reservados para financiar actos ilegales, la Procuraduría General se pronunció: “Si bien se encontraron debilidades en los mecanismos de control de legalización de pagos de información –dice el informe–, no se evidenció que estos recursos se hayan empleado de manera deliberada para financiar actividades ilícitas o irregulares que luego desembocaron en investigaciones por homicidio en persona protegida”80.

En conclusión, aunque esta teoría es refutada gracias a las investigaciones de la Procuraduría General, en el ambiente sigue la duda sobre la procedencia de los recursos con los que se pagaron reclutadores y se compraron armas, para la simulación de muertes en combate o ‘‘falsos positivos’’.

79 Op. cit. Philip Alston. “Informe del Relator Especial sobre las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias”, Misión a Colombia. Pág. 14

80 Periódico el Tiempo. “No hubo gastos reservados en casos de los ‘‘falsos positivos’’”. 16 de junio de 2009. En página de internet: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-3528209

Page 121: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

123

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

1.5 CAUSAS DE LOS ‘FALSOS POSITIVOS’

De acuerdo con lo documentado por los medios de comunicación, existen diferentes hipótesis de las causas que han llevado a que se cometan “falsos positivos” por parte de las Fuerzas Militares. Una de las principales razones a la cual apuntan las organizaciones no gubernamentales, los columnistas de los medios de comunicación masiva, la sociedad civil, y parlamentarios, entre otros, es la presión que el gobierno hace sobre los militares para mostrar resultados en sus operaciones.

Por una parte, se dice que a partir de 2002, cuando se instauró la política de Seguridad Democrática en Colombia, comenzó a mejorar notablemente la situación de seguridad en el país; el número de hombres en las filas de las guerrillas fue disminuyendo notablemente, al punto, de que para 2004 la presencia de estos grupos ilegales en algunas zonas del país era escasa, razón por la cual los militares no tenían con quien combatir.

Sin embargo, la presión de los altos mandos militares para presentar resultados continuó, lo que condujo a que miembros de algunas Brigadas del Ejército reclutaran forzadamente a civiles que posteriormente asesinaron y presentaron como bajas en enfrentamientos, con la finalidad de mostrar resultados en la lucha contra los grupos armados ilegales. A pesar de que esta no es una táctica que empezó a implementarse en el 2002, a partir de esta fecha el número de víctimas por “falsos positivos” fue aumentando notablemente años tras año.

Otra causa complementaria fue la utilización de recompensas e incentivos dados a las fuerzas militares para premiar los “positivos”, tales como permisos,

Page 122: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

124

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

medallas y ascensos; lo que fue tergiversado y usado en beneficio propio por algunos militares, pues se olvidaron de la protección de los derechos humanos y se dedicaron a producir bajas, sin importar cómo.

Tal situación se puede corroborar con el trágico testimonio de Luis Esteban Montes, un soldado que fue testigo de cómo su hermano se convirtió en un “falso positivo”, puesto que se acercaba el día de la madre y la compañía militar en la que él se encontraba necesitaba resultados para poder salir y visitar a sus familias.

El 30 de abril de 2007, la compañía llevaba más de 15 días en un pueblito caluroso que se llama San Juan; no había operaciones ni patrullajes y los soldados, incluido él, se encontraban allí sin hacer nada, a la espera de que se presentara alguna situación.

“El día de la madre estaba cerca y los altos mandos empezaron a preocuparse porque no teníamos resultado para mostrar, ni méritos para que nos dieran los días y poder salir a visitar a las familias. Entonces se empezó a hablar de ‘legalizar’ a alguien. Es decir, de matar a una persona para hacerla pasar por guerrillero y así ganarse el permiso para salir. No me sorprendió del todo, pues las ‘legalizaciones’ son un asunto cotidiano”81.

Una noche, sin imaginar de lo que se iba a enterar minutos después, llegó el cabo Jonathan Pineda y le dijo: “Guajiro, váyase para el cambuche que ya tenemos el ‘man’ al que le vamos a hacer la vuelta”. Yo le pregunté que quién era, pero me mandó a callar y me advirtió que mi capitán Jairo Mauricio García había dado la orden de que no le habláramos para que no se diera cuenta de que

81 Revista Semana. “Mi hermano fue un falso positivo”. 28 de octubre de 2008. En página de internet: http://www.semana.com/noticias-nacion/hermano-falso-positivo/117023.aspx

Page 123: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

125

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

lo iban a matar. Le pregunté: ‘¿De dónde es el ‘man’?’ y me dijo que de La Guajira. Siempre buscaban personas que fueran extrañas a la región para que ningún familiar los reclamara. De todas maneras yo tenía mucha curiosidad porque también soy de La Guajira. Entonces me salí del cambuche, prendí un cigarro y escuché que el hombre me pidió otro. No le alcancé a ver el rostro porque no había luz ni luna. Estaba lloviznando. Le regalé el cigarro y nos pusimos a charlar. Al poco tiempo me di cuenta de que era mi hermano, Leonardo Montes”82.

Una vez descubierta dicha situación, el soldado Luis Esteban Montes le informó al Capitán; sin embrago él no le creyó, y aunque el soldado Montes ayudó a escapar a su hermano, tres días después éste fue asesinado, pues era la víctima escogida y nada lo salvaría de convertirse en un “falso positivo”.

Abundan historias como ésta y hoy en día nadie se explica en qué momento los incentivos se volvieron perversos, pues la vida de las personas, para muchos militares, valió menos que un ascenso o un día de descanso con sus familias. Es claro que estos incentivos distorsionaron el juicio profesional de los militares involucrados, pues en ningún momento éstas fueron las directrices dadas por los altos mandos militares y mucho menos por el Gobierno.

Vale la pena resaltar que debido a dichos incidentes y como respuesta para combatir los “falsos positivos”, el gobierno de Colombia promulgó la Directiva N° 142 de 2008, donde incluyó las desmovilizaciones y capturas entre los criterios que tienen en cuenta para concesión de la Medalla al Valor o de la Medalla de Orden Público.

82 Ibíd.

Page 124: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

126

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

Page 125: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

127

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

2. LA JUSTICIA COLOMBIANA Y SU DILEMA CON LOS “FALSOS POSITIVOS”

2.1 MILITARES VINCULADOS A PROCESOS PENALES

Luego de que salieran a la luz pública los dramáticos casos de “falsos positivos”, en los que 11 jóvenes de Soacha perdieron la vida, una ola inexplicable de justicia se tomó el país. De manera sorpresiva se empezaron a elevar pliegos de cargos, capturas y condenas contra militares que habían sido incriminados en “falsos positivos” anteriores al 2008.

A continuación se hace un recuento de algunas de las noticias relacionadas en materia de justicia (sin tener en cuenta el caso Soacha, pues este se abordará de forma separada) que fueron publicadas por los medios de comunicación del país.

5 de noviembre de 2008. Capturan a un teniente por presunta responsabilidad en “falso positivo”. Los hechos tuvieron lugar en la vereda El Morro, municipio de Granada, Antioquia, el 18 de septiembre de 2003.

3 de diciembre de 2008. La Corte Suprema de Justicia condena a 30 y 27 años de cárcel, respectivamente, a dos militares adscritos a la Novena Brigada del Ejército con sede en Neiva, por hechos ocurridos en 1993 y 1994 en varias poblaciones del departamento del Huila.

Page 126: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

128

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

23 de diciembre de 2008. La Procuraduría General de la Nación formuló pliego de cargos a siete militares por incurrir en violación grave al Derecho Internacional Humanitario. Las presuntas muertes en combate ocurrieron en mayo de 2008, en el municipio de Labranzagrande, Boyacá.

26 de diciembre de 2008. Un fiscal delegado ante el Tribunal Superior de Santa Marta profirió medida de aseguramiento de detención preventiva contra cinco militares por el homicidio agravado de dos personas. Lo interesante en este caso es que la decisión revocó la resolución de un Juzgado de Instrucción Penal Militar de esta ciudad, proferida en enero de 2006, en la que se abstuvo de asegurar a los uniformados. Los hechos ocurrieron en julio de 2001, en el corregimiento de Tucurinca, jurisdicción del municipio de Aracataca, Magdalena.

27 de enero de 2009. Un fiscal de Derechos Humanos profirió medida de aseguramiento de detención preventiva contra catorce militares por su presunta responsabilidad en el homicidio agravado de una persona protegida. Los militares hacían parte de la Brigada XVI del Ejército con sede en Yopal. (Hechos ocurridos en el municipio de Aguazul, Casanare en marzo de 2007).

30 de enero de 2009. cinco militares fueron llamados a juicio por presunta responsabilidad en “falsos positivos”. (Hechos ocurridos en el municipio de Granada, Antioquia, en el 2005).

19 de marzo de 2009. La Fiscalía General de la Nación ordenó la captura de dos militares adscritos al Batallón de Artillería N°4, por presunta participación en “falsos positivos” en septiembre de 2003, en Granada, Antioquia.

Page 127: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

129

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

Para el 30 de abril de 2009, según datos de la Fiscalía General de la Nación83, ochenta y tres miembros de la Fuerza Pública ya habían sido condenados por ejecuciones extrajudiciales (en el marco de la ley 600 de 2000) y 232 estaban para esta fecha en juicio.

6 de mayo de 2009. Un coronel activo del Ejército fue detenido por el CTI en Bogotá por su presunta participación en el asesinato de cuatro jóvenes en Chocó. Los hechos se remontan al 12 de febrero de 2004 y tuvieron lugar en Ungía, Chocó.

7 de mayo de 2009. Un mayor, un capitán y un teniente del Ejército fueron detenidos por el CTI de la Fiscalía en Bogotá, señalados de participar en la muerte de cuatro jóvenes a las afueras de Cali.

14 de mayo de 2009. Un fiscal de la Unidad Nacional de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario profirió medida de aseguramiento intramural contra tres suboficiales y seis soldados profesionales de la Cuarta Brigada del Ejército por la muerte de un joven de 19 años de edad, en un posible “falso positivo”. Los hechos sucedieron en el barrio Manrique de Medellín, en abril de 2005.

26 de mayo de 2009. La Procuraduría General de la Nación formuló pliego de cargos contra cinco militares por la muerte de un campesino, en la vereda Llanos de Urarco (Buriticá, Antioquia), en el año 2005.

83 Periódico el Espectador, “Fiscalía investiga más de mil casos de homicidios que involucran a militares”. 30 de abril de 2009. En página de internet: http://www.elespectador.com/noticias/judicial/articulo138578-fiscalia-investiga-mas-de-mil-casos-de-homicidios-involucran-milita

Page 128: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

130

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

3 de junio de 2009. Un juzgado de Montería condena a dos oficiales y a cuatro soldados profesionales a 28 años de prisión, cada uno, por el homicidio de dos jóvenes que aparecieron en una lista de muertos en combate. Los hechos ocurrieron en marzo de 2006.

24 de junio de 2009. El Juzgado Penal del Circuito de Marinilla condenó a un soldado por la muerte del campesino José Valencia Morales en un supuesto operativo contra un grupo guerrillero. La muerte de este campesino ocurrió en abril de 2004 en El Peñol (Nariño), cuando soldados del batallón Bajes, de la Cuarta Brigada, reportaron su muerte como la de un supuesto guerrillero.

18 de agosto 2009. Un fiscal de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario profirió resolución de acusación en contra de tres soldados por su presunta responsabilidad en la muerte de tres civiles en el municipio de la Jagua del Pilar, Guajira.

22 de octubre de 2009. La Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia confirmó el fallo condenatorio del Tribunal Superior de Arauca, que condenó a 34 años de prisión a un sargento y a un cabo por ejecuciones fuera de combate, llevadas a cabo en Arauca en 1995.

29 de octubre de 2009. La Sección de Investigaciones y grupo de Derechos Humanos del CTI hicieron efectivas 23 órdenes de captura en las instalaciones del Cantón Pijao de la Sexta Brigada del Ejército. El hecho ocurrió en diciembre de 2006 en el corregimiento de El Totumo, cerca a Ibagué.

1 de diciembre de 2009. Un juez penal de Montería condenó a un teniente y a un sargento del Ejército a 38 años de prisión por la muerte de dos jóvenes de Caucasia, Antioquia, que a comienzos de 2006 fueron sacados de ese lugar con falsas promesas para trabajar en una finca en Córdoba.

Page 129: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

131

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

14 de enero de 2010. Un Juez Promiscuo del Circuito de San Juan del Cesar, en La Guajira, condenó a 24 años de cárcel a siete militares del Batallón Nariño de Barranquilla, a los que la Fiscalía acusó por homicidio agravado, desaparición forzada y falsedad ideológica en documento público. Los hechos ocurrieron en abril de 2006, en el corregimiento Guamachal.

25 de enero de 2010. El Tribunal Administrativo de Caldas condenó a la Nación a pagarle a Fabiola Ortiz84 cien millones de pesos. La sentencia del Tribunal de Caldas constituye la primera en el caso de los “falsos positivos” en la que se condena al Estado.

25 de febrero de 2010. El Tribunal Superior de Medellín, Sala Penal, sentenció a 27 años de prisión a un cabo y a siete soldados adscritos a la IV Brigada del Ejército porque el 4 de junio de 2005 asesinaron a tiros a un joven, al que después hicieron ver como un delincuente abatido en combate.

Las anteriores son algunas de las tantas investigaciones y condenas adelantadas por la rama judicial, que dan fe de la agilidad de los jueces y fiscales cuando realmente quieren adelantar los casos, pues algunos de estos se encontraban represados y olvidados por la justicia desde hace varios años.

2.2 EVOLUCIÓN DEL PROCESO, CASO SOACHA

Aunque la destitución de los veintisiete militares y tres coroneles, una vez se conoció el caso, fue producto de decisiones administrativas pues no se tenían pruebas contundentes que involucraran penalmente a los uniformados, es importante mencionar cuáles fueron los

84 Madre de una víctima de falso positivos, presentado como muerto en combate por el Ejército en junio de 2004, en Anserma, Caldas.

Page 130: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

132

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

afectados por tal medida, resaltando que a algunos de los inicialmente destituidos se les imputaron cargos penales posteriormente en el curso de las investigaciones.

24 de octubre de 2008. El Gobierno Nacional retiró al coronel Santiago Herrera (jefe de Estado Mayor de la Quinta División); el coronel Rubén Darío Castro Gómez (comandante de la Brigada Móvil número XV) y el coronel Gabriel Rincón Amado, jefe de Operaciones de la misma unidad (Norte de Santander).

29 de octubre de 2008. El ex Presidente Álvaro Uribe y su ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, informaron al país en rueda de prensa que los resultados de una comisión del Ministerio de Defensa que investigó las misteriosas desapariciones de jóvenes en Soacha y otroscasos de violaciones a derechos humanos en el país, los llevó a tomar la decisión de retirar del servicio activo a veintisiete85 miembros de las Fuerzas Armadas.

85 Mayor General Roberto Pico Hernández, comandante de la VII División. Brigadier General José Joaquín Cortés Franco, comandante de la II División. Brigadier General Paulino Coronado Gámez, comandante de la Brigada 30. Coronel Santiago Herrera Fajardo, ex comandante de la Brigada Móvil 15. Coronel Juan Carlos Barrera Jurado, comandante de la Brigada 14. Coronel Rubén Darío Castro Gámez, comandante de la Brigada Móvil 15. Coronel Carlos Bohórquez Botero, jefe de Estado Mayor de la Brigada 14. Teniente Coronel Álvaro Diego Tamayo Hoyos, comandante del Batallón de Infantería No. 15. Teniente Coronel Néstor Camelo Piñeros, ex comandante del Batallón Ingenieros Batalla de Calibío. Teniente Coronel Wilson Ramírez Cedeño, comandante del Batallón Ingenieros Batalla de Calibío. Teniente Coronel Wilson Castro Pinto, Ex comandante del batallón de Infantería Rafael Reyes. Teniente Coronel, Milton Barón Rubio, ex comandante batallón de Infantería Batalla de Bomboná. Teniente Coronel Gabriel Rincón, oficial de operaciones Brigada Móvil 15. Teniente Coronel Ángel Alberto Acosta Vargas, Comandante Batallón de servicios no. 14. Mayor Carlos Gilberto Rodríguez Mora, oficial de Inteligencia de Brigada Móvil 15. Mayor José Simón Baquero Ramos, comandante del Batallón contra guerrilla No. 96 de la Brigada Móvil 15. Mayor Oscar Mauricio Peralta Ramírez, ex oficial de operaciones del batallón de infantería Rafael Reyes. Mayor Nemesio López Díaz, oficial de inteligencia de la Brigada 14. Capitán Javier Alarcón Ávila, oficial de inteligencia Batallón Ingenieros Batalla de Calibío Ten. Edwartd Villani Realpe, oficial de inteligencia del batallón

Page 131: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

133

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

14 de abril de 2009. Se llevó a cabo la primera decisión en este caso, con el aseguramiento de un militar y un civil (Víctor Manuel Manosalva). La medida cobijó al sub teniente Luis Francisco Ríos García quien, según las investigaciones, era el encargado de comandar el pelotón en el que se presentaron estas irregularidades.

Estas personas fueron vinculadas al proceso que se sigue por el homicidio de los jóvenes Daniel Suárez Martínez y Camilo Andrés Valencia, ocurrido el 6 de diciembre del 2007 en Ocaña, Norte de Santander.

25 de abril de 2009. Agentes de la Fiscalía General de la Nación detienen a ocho soldados de Ocaña (Norte de Santander), acusados86 de ejecuciones extrajudiciales de jóvenes de Soacha. Los detenidos fueron los soldados Óscar Franco Valderrama, Alexander Arroyo Rodríguez, Tomás Contreras Duarte, Ulfrán Olivo Villa, Daniel Cotamo Lizarazo, Inocencio Abelino Gil González, Medardo Ríos Díaz y Robinson Álvarez Paba.

30 de abril de 2009. En Cimitarra, Santander, un fiscal de la Unidad de Derechos Humanos, ante un Juez de Control de Garantías, hizo las primeras imputaciones en contra de militares presuntamente relacionados en las ejecuciones extrajudiciales de once personas de Soacha (Cundinamarca).

de infantería Rafael Reyes. Sargento 1º. John Fredy Sotelo, sub oficial de inteligencia del Batallón Ingenieros Batalla de Calibío. Sargento vice 1º Jesús Niampira Benavidez, sub oficial de inteligencia batallón de infantería Rafael Reyes. Sargento Vice 1º Fredy Perdomo Bonilla, almacenista del batallón de infantería Francisco de Paula Santander. Sargento 2. Cristian Castro Ojeda, almacenista de armamento del Batallón Ingenieros Batalla de Calibío. Sargento 2º Sandro Pérez Contreras, suboficial de inteligencia del batallón de infantería Francisco de Paula Santander. Sargento 2º Fernando Cano Gómez, reemplanzante del batallón de infantería batalla de Bomboná Cabo 3º Felipe Perdomo Polanía, comandante de escuadra del batallón de Ingenieros Batalla de Calibío.

86 Los detenidos fueron acusados por delitos de desaparición forzada agravada, homicidio agravado y concierto para delinquir.

Page 132: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

134

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

14 de mayo de 2009. La Fiscalía llevó a cabo la primera audiencia del proceso de los “falsos positivos” de Soacha. Seis militares del Batallón de Infantería Nº 15 de Ocaña fueron sindicados por el asesinato de Fair Leonardo Porras. Los nombres de los uniformados son: el mayor Marco Wilson Quijano, el teniente Diego Asdail Vargas, el cabo Carlos González y los soldados profesionales Richard Contreras, Carlos Zapata y Ricardo García

15 de mayo de 2009. La Fiscalía imputó cargos a otros seis militares por su presunta responsabilidad en las desapariciones y posteriores muertes del menor Jonathan Soto Bermúdez y de Julio César Meza, durante hechos acontecidos el 27 de enero de 2008 en el área de Ocaña. Los militares involucrados adscritos al Batallón de Infantería No.15, Francisco de Paula Santander de la II División del Ejército, son: Henry Mauricio Blanco Barbosa, mayor; Manuel Zorrilla, cabo primero; y los soldados profesionales José Orlando González, Juan Gabriel Espinoza, Luis Alirio López y Kevin Alberto Jiménez Escalante.

22 de mayo de 2009. Un juez Segundo Penal de Control de Garantías pidió la medida de aseguramiento contra diecisiete militares acusados de asesinar a tres civiles87 inocentes de Soacha, que posteriormente fueron presentados como muertos en combate en Ocaña, Norte de Santander. En ese sentido, la Fiscalía acusó al sargento segundo Jáner Duque Marín, por su presunta responsabilidad en los delitos de desaparición forzada agravada, homicidio agravado, concierto para delinquir agravado y falsedad ideológica en documento público. Como coautores del hecho también imputó cargos a cinco88 militares y como cómplices a otros once89 uniformados.

87 En este caso las victimas las víctimas eran Víctor Fernando Gómez Romero, Jáder Andrés Palacio Bustamante y Diego Alberto Tamayo Garcera.

88 Los nombres: Cabo segundo Richard Armando Jojoa Bastidas; y los soldados profesionales Nilson Antonio Cubides Cuesta, Mauricio Cuniche Delgadillo, José Orlando Gonzáles Ceballos y José Adolfo Fernández Ramírez.

89 Los nombres: suboficiales Manuel Ángel Zorrilla Agámez y Ricardo

Page 133: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

135

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

2 de junio de 2009. La Fiscalía imputó cargos a 19 militares por su presunta responsabilidad en el homicidio de Julián Oviedo Monroy, cometido el 3 de marzo de 2008 en Ocaña, Norte de Santander. En este caso al Coronel (r) Diego Tamayo Hoyos90 se le imputaron cargos por falsedad ideológica en documento público, concierto para delinquir agravado, homicidio agravado y desaparición forzada agravada. Igualmente al subteniente Néstor Jaime Mosquera Blanco, y a los suboficiales Wilson Virgilio Suárez Gaitán y Edgar Uriel Zapata Vera.

Por su parte, el Sargento segundo Jáder Alvarado Ceguera y el cabo tercero Jhon Jairo Castillo Cruz fueron imputados por concierto para delinquir agravado, desaparición forzada agravada y homicidio agravado; por coautores de este último también fueron imputados trece91 soldados profesionales.

Vale la pena resaltar que para el 3 de junio de 2009, cincuenta y siete militares estaban siendo investigados por ejecuciones extrajudiciales del caso Soacha.

25 de junio de 2009. La Fiscalía vinculó de manera formal mediante imputación de cargos a once92 militares

Coronado Martínez; y los soldados profesionales: Ricardo González Gómez, Ferney Grijalba Floro, Heider Andrés Guerrero Andrade, Heiner Fuertes Guillermo, Pedro Johan Hernández Malagón, Alberto Jiménez Escalante, Luis Alirio López, Juan Ramón Marín Ramírez y Jhon Anderson Díaz Ortega

90 Este coronel, es uno de los 27 militares retirados el 27 de octubre por parte del gobierno nacional.

91 Los nombres: Miguel Antonio Jerez Plata, Ubaldo Ronderos Poveda, Salvador Renaga Osorio, Juan de Dios Suárez, Moisés Barbosa Carrascal, Ciro Alfonso Gutiérrez Silva, José Gregorio Mendoza Pinzón, Libaes Rodríguez Duarte, Jesús Enrique Domínguez Caballero, José Eliseo Toscano, Fernando Sanjuán Sanjuán, Orlando Antonio Pallares Uribe y Mauricio Delgado Zayas.

92 Los nombres: sargento segundo Rolando Rafael Consuegra Estupiñán; los soldados profesionales Alexander Suárez Rozo, Tomas Contreras Duarte, Elibardo Portillo, Medardo Ríos Díaz, Obdulio Medina, Inocencio Gil, Ever Jaime Garzón y Lorenzo Aguas; y el cabo primero Yilber Alfonso

Page 134: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

136

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

por su presunta responsabilidad en la desaparición y muerte en falso combate de los jóvenes Joaquín Castro Vásquez y Elkin Hurtado Verano Hernández. En esta investigación también fue vinculado el Coronel (r) Diego Tamayo Hoyos, al igual que en el caso de la victima Julián Oviedo Monroy.

20 de octubre de 2009. Un juez de Soacha negó la solicitud de libertad a militares, la cual fue realizada por la procuradora delegada del caso, que manifestó que no había méritos suficientes para mantener detenidos a los sindicados.

7 de enero de 2010. Por vencimiento de términos en el proceso un Juez de Soacha concedió la libertad a diecisiete uniformados involucrados en los llamados “falsos positivos”, tras la petición que, en ese sentido, elevaron sus abogados. A pesar de que el funcionario judicial admitió que había dilaciones promovidas por los apoderados de los militares, no encontró objeciones válidas para no permitir la salida de los acusados de su lugar de detención.

12 de enero de 2010. La delegada de la Procuraduría pide dejar en libertad por vencimiento de términos a seis militares.

19 de enero de 2010. A cinco de los diecisiete uniformados dejados en libertad el 7 de enero les fue negada la absolución de detención preventiva por vencimiento de términos, por parte de la fiscal 19 de Derechos Humanos, María Cecilia Jaimes, debido a la vigencia de otra medida de aseguramiento instaurada por una seccional de la capital norte santandereana, por un hecho relacionado con otro crimen de ejecución extrajudicial.

Ovalle Pineda.

Page 135: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

137

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

29 de enero de 2010. Un juez con función de garantías decidió negar la petición de la defensa de concederle libertad provisional a un subteniente, un cabo, un sargento viceprimero y trece soldados investigados por su presunta participación en una ejecución extrajudicial, debido a un documento que presentó la Fiscalía, a través de la delegada María Cecilia Jaimes, con el que se demostraba que la demora para el inicio del juicio contra los dieciséis uniformados obedece a solicitudes de la defensa, que ha pedido aplazamiento de las diligencias por considerar que no ha tenido acceso completo a las pruebas del proceso.

19 de marzo de 2010. Liberan a dieciséis militares por vencimiento de términos. Vale la pena resaltar que estos habían realizado dicha petición el 29 de enero de 2010 y se les negó.

A pesar de las múltiples investigaciones adelantadas por la Fiscalía General de la Nación, hasta la fecha la justicia colombiana no ha realizado ninguna condena por los “falsos positivos” de Soacha.

2.3 BATALLA JURÍDICA POR “FALSOS POSITIVOS”

En este punto han sido dos las razones que han generado revuelo. Por una parte, está el conflicto jurisdiccional entre la Justicia Penal Militar y la Civil, que en muchos casos son una gran barrera para el enjuiciamiento efectivo de los miembros de las Fuerzas Militares acusados de ejecuciones extrajudiciales.

Aunque la Fiscalía tiene la responsabilidad de enjuiciar al personal militar acusado de violaciones de derechos humanos, en el artículo 221 de la Constitución Política

Page 136: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

138

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

de Colombia se pone de manifiesto la competencia de la Justicia Penal Militar en los delitos relacionados con los uniformados. Dispone dicho artículo que “de los delitos cometidos por los miembros de la fuerza pública en servicio activo, y en relación con el mismo servicio, conocerán las Cortes Marciales o Tribunales Militares, con arreglo a las prescripciones del Código Penal Militar”. Sin embargo, por jurisprudencia de la Corte Constitucional (sentencias C-358 de 1997 y C-878 de 2000) y del Consejo Superior de la Judicatura (el caso Jamundí del 14 de agosto de 2008), se ha aclarado que “los tribunales militares no tienen jurisdicción cuando los miembros de las fuerzas militares sean culpables de comportamientos contrarios a sus funciones constitucionales (como homicidios, asesinatos o ejecuciones ilegales) y que cuando haya duda al respecto prevalecerá la jurisdicción civil”93.

Al respecto el Fiscal General afirmó que estos casos no son competencia de la Justicia Penal Militar porque desde un principio se aplicó la jurisprudencia de la Corte Constitucional. Sostuvo el Fiscal General que “se decía o se pudo haber dicho en su momento que la justicia penal militar pudo haber tenido competencia para eso, pues desde el primer momento el debate se presenta, no se hizo, porque desde el primer momento, repito, se aplicó la jurisprudencia de la Corte Constitucional en virtud del cual aquellos casos que sean violatorios de los derechos humanos o delitos de lesa humanidad, en general, cometidos por las fuerzas armadas aun en operaciones de combate, no serán nunca de competencia de la justicia penal militar”94.

A pesar de que los “falsos positivos” son un ejemplo claro de lo enunciado, los abogados defensores de los militares han

93 Opcit. Philip Alston. “Informe del Relator Especial sobre las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias”, Misión a Colombia. Pág.17

94 Tomado de Youtube. Programa de Contravía, presentado en el Canal 1. Entrevista de Hollman Morris a Guillermo Mendoza Diago – Fiscal General Encargado. En página de internet: http://www.youtube.com/watch?v=1Rf5Ui7nplo

Page 137: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

139

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

utilizado esta herramienta ante la justicia para dilatar y demorar mucho más los procesos, lo que ha generado la excarcelación de muchos militares por vencimiento de términos. En ese sentido, este debate generó la segunda batalla jurídica alrededor de los “falsos positivos”, aunque no se tiene prueba, para el Fiscal General de la Nación, esta situación ha sido generada por la defensa de los militares, “una discusión que sí era la jurisdicción militar o era la jurisdicción civil, eso lo provocó la defensa, y la defensa tenía que asumir con todo el costo en tiempo que eso significaba, y el costo en tiempo puede significar que las altas cortes, tan saturadas de trabajo como están, tuvieran que ocupar uno o dos meses, entonces tampoco se le puede estar responsabilizando ni a la Corte Suprema de Justicia ni al Consejo de la Judicatura por el tiempo… ahí simple y llanamente transcurrió el tiempo por que se presentaron unas solicitudes que necesariamente iban a ocupar un espacio bastante largo, un lapso prolongado y la defensa que fue quien presentó eso debía cargar con ese costo. Sin embrago eso no lo reconoció así el juez de control de garantías y sin ningún análisis sobre la justa causa declaró en los diferentes casos que se habían vencido los 90 días que permite la ley para que se disfrute de la excarcelación”95.

Si bien los procesos no han sido anulados, y la justicia sigue investigando a los presuntos culpables, ahora estos gozan de la libertad gracias a la habilidad de su defensa. Sin embargo, para el ahora ex Fiscal General, Guillermo Mendoza, esto no se debe solo a situaciones incidentales, sino también a un enfoque inadecuado de la norma y al exceso de flexibilidad por parte de los de jueces de control de garantías: “No comparto porque encuentro desfasado que un juez de control de garantías considere que se vencieron los términos por una causa que realmente debe conducir a la excarcelación. Si la defensa fue quien provocó estas situaciones incidentales

95 Ibíd.

Page 138: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

140

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

de discusiones de jurisdicción y luego de competencia territorial todas las consecuencias que se deriven de ese tiempo que transcurre en el Consejo Superior de la Judicatura y tiempo que transcurre en la Corte, tiene que ser descontado en todo ese lapso que transcurrió desde el momento en que se presentó la solicitud hasta la fecha. Encuentro que eso no es un enfoque adecuado de la norma y por lo tanto siento que ha habido ligereza o exceso de flexibilidad en el manejo de esa disposición y que esa excarcelación no era procedente”96.

Hoy en día, los familiares de las víctimas, las organizaciones internacionales y la opinión pública, han generado fuertes opiniones frente a estos casos, pues existe un gran temor a que queden en la impunidad, como muchos otros en Colombia.

Como agravante a las dos situaciones que se han mencionado y que han causado importantes debates a nivel nacional, el 14 de diciembre de 2009 la Sección Primera del Consejo de Estado puso fin al acuerdo de cooperación entre la Fiscalía General de la Nación y las Fuerzas Militares para investigar crímenes de uniformados.

Con tal decisión se suspendió el convenio que le daba potestad a la Fiscalía para apoyar todas las investigaciones de crímenes cometidos por militares, “pese a que el convenio no afectaba las competencias de la Jurisdicción Ordinaria frente a delitos que se encuentran fuera de la órbita de las funciones inherentes al servicio militar, que según jurisprudencias de la Corte Suprema y Corte Constitucional no cobijan asesinatos en persona protegida, su derogación sí limita el papel de la Fiscalía General de la Nación, que no podría conocer, de antemano, elementos de material probatorio y evidencia física recaudadas por la Justicia Militar en cada caso. De ahí la preocupación

96 Ibíd.

Page 139: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

141

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

de muchos sectores, que consideran que la acción a posteriori de la Fiscalía puede estar mediada previamente por actuaciones irregulares de parte de uniformados para encubrir a sus compañeros y hacer ver cómo delitos del servicio, acciones que en realidad no lo son, acentuando así la impunidad que, en numerosos casos ha rodeado ese tipo de crímenes”97.

Con la decisión anterior, las investigaciones van a ser mucho más demoradas y la celeridad con la que se debe actuar en estos casos será algo imposible, pues mientras se reúnen las pruebas suficientes para incriminar a los militares responsables, estos gozaran de libertad, haciendo hasta lo imposible para que la verdad sobre los hechos no sea conocida por la Fiscalía, acentuando la impunidad y el descarrilamiento moral al interior de las Fuerzas Militares.

97 Periódico el Espectador, “Marco Antonio Velilla habría promovido impunidad en “‘falsos positivos’”, afirman juristas”. 2 de febrero de 2010. En página de internet:

http://www.elespectador.com/noticias/judicial/articulo185432-marco-antonio-velilla-habria-promovido-impunidad-falsos-positivos-a

Page 140: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4
Page 141: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

143

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

3. POSICIÓN DEL GOBIERNO

3.1 PRONUNCIAMIENTO DEL EX PRESIDENTE ÁLVARO URIBE VÉLEZ

Una vez salió a la luz pública el caso de los “falsos positivos” de Soacha, el entonces presidente Álvaro Uribe Vélez se mostró bastante consternado y asombrado por el tema, pero al mismo tiempo poco crédulo ante la información que estaban dando a conocer los medios de comunicación.

Las primeras declaraciones dadas por el ex primer mandatario hicieron referencia a las investigaciones preliminares que habían sido entregadas por la Fiscalía General de la Nación. Según su apreciación, estas indicaban que los jóvenes desaparecidos en Soacha y Bogotá fueron abatidos en combate y no ajusticiados por el Ejército, refutando la tesis de que los muchachos hubieran sido asesinados y posteriormente presentados como muertos en combate: “El Fiscal General de la Nación aseguró que los jóvenes desaparecidos de Soacha fueron dados de baja en combate, no fueron a recoger café, iban con propósitos delincuenciales y no murieron un día después de su desaparición, sino un mes más tarde”98, dijo Uribe Vélez durante la instalación de la Asamblea de Anif en Bogotá, el 7 de octubre de 2008.

98 Revista Semana. “Uribe aclara que no se sabe si jóvenes murieron en combate”. 7 de octubre de 2008. En página de internet: http://www.semana.com/noticias-conflicto-armado/uribe-aclara-no-sabe-jovenes-murieron-combate/116371.aspx.

Page 142: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

144

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

Dichas declaraciones generaron una respuesta inmediata y un choque con las versiones dadas por el ex Fiscal Mario Iguarán, según lo informado por Julio Sánchez Cristo, periodista de la W Radio: “Mientras que para el fiscal Mario Iguarán aún no se puede determinar que los jóvenes desaparecidos en Soacha fueron dados de baja en combate, el presidente Uribe fue más allá y aseguró que así ocurrió, hay pues una versión enfrentada entre Fiscal y Presidente”99.

A pesar del escepticismo de Uribe y su defensa incondicional de las Fuerzas Militares, el 25 de octubre, un día después de que el general Mario Montoya, comandante del Ejército, indicara que había sospechas de participación de tres coroneles en la desaparición de 11 jóvenes de Soacha, su discurso cambió: “Sin vacilación hay que pedir que a los transgresores de los derechos humanos los condenen, los lleven a la cárcel y les apliquen las máximas condenas de nuestra Legislación”100, pidió el Presidente. “Nosotros hemos estado totalmente comprometidos en la defensa de la institución armada de la Patria, como lo necesita un país que durante tantos años estuvo en manos de guerrilla y paramilitares”, dijo Álvaro Uribe Vélez. “Pero eso pierde fuerza cuando oficiales del Ejército o de cualquier área de la institución armada incurren en violación de derechos humanos”, subrayó.

Con el pasar de los días y el adelanto en las investigaciones, el 29 de octubre el ex presidente Álvaro Uribe anunció desde el Palacio de Nariño la destitución de 27 militares y dijo, “que puede haber integrantes de las Fuerzas Armadas incursos en asesinatos y que hay

99 Tomado de Youtube. Reportaje de Contravía. “‘falsos positivos’ una historia que se pudo evitar”. 22 de enero de 2010. En página de internet: http://www.youtube.com/watch?v=ukdzJZLIBIs

100 Periódico el Tiempo. “Máxima condena para militares con responsabilidad en desaparición de 11 jóvenes en Soacha: Uribe”. 25 de octubre de 2008. En página de internet: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-4623984

Page 143: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

145

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

fallas en procedimientos, en protocolos, en vigilancia (…) crímenes resultado de la confabulación entre delincuentes e integrantes del Ejército, crímenes que en algunas regiones tienen por interés asesinar inocentes para dar la sensación de que se está enfrentando a los criminales en esas regiones cuando son los verdaderos criminales los asociados con integrantes del Ejército para cometer estos crímenes”101.

Meses después, en el 2009, durante la conmemoración de los 100 años de la Escuela Superior de Guerra, en Cartagena, el ex presidente Álvaro Uribe salió a la defensa de las Fuerzas Militares denunciando la existencia de “un cúmulo de abogados pagados por organizaciones internacionales, con sesgos ideológicos, que les impiden examinar el cotejo de las conductas y el ordenamiento jurídico imparcialmente, y que lo hacen con odio y carga ideológica. Cúmulo de abogados al servicio de hacer falsas imputaciones a nuestra Fuerza Pública”102.

Con estas declaraciones, Uribe buscaba dar a conocer falsas acusaciones que según él habían hecho grupos nacionales e internacionales, con el fin de desprestigiar las labores de las Fuerzas Armadas y el Gobierno Nacional: “Conocemos 85 casos de acusaciones de violación de derechos humanos que han sido devueltos por la justicia ordinaria a la justicia penal militar, porque la justicia ordinaria no encontró méritos. Ya hay muchas preclusiones, abstenciones de medida de aseguramiento y sentencias absolutorias”103.

101 Video tomado de la Revista Semana. Caracol Noticias. “Ejecutivo Destituye a 27 militares por falsos” positivos”. 29 de octubre de 2008. En página de internet: http://www.semana.com/multimedia-politica/ejecutivo-destituye-27-militares-falsos-positivos/1193.aspx

102 Periódico El Espectador. “¿’falsos positivos’ o falsas denuncias?”. 8 de mayo de 2009. En página de internet: http://www.elespectador.com/impreso/articuloimpreso140014-falsos-positivos-o-falsas-denuncias

103 Ibíd.

Page 144: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

146

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

Debido a lo anterior, el ex jefe de Estado instó a organizar de inmediato la defensa judicial de soldados y policías: “Así como nosotros sufrimos la pena de tener que denunciar, sancionar una violación de derechos humanos, de ver llevar a la cárcel a nuestros hombres, que no ofrecen ninguna amenaza de huída, simplemente para que sean indagados, asimismo nosotros tenemos que asumir, sin temor, la defensa de nuestros hombres y de nuestras instituciones contra las falsas acusaciones”104.

Aunque Uribe no identificó a las organizaciones que están financiando a abogados para desprestigiar a la Fuerza Pública, las reacciones de la oposición y de algunas ONG’s no se hicieron esperar, pues exigieron pruebas contundentes que constataran lo dicho.

Otra fuerte posición que tomó el ex presidente Álvaro Uribe frente al tema de los “falsos positivos”, fue a principios del año en curso, 2010, cuando por vencimiento de términos empezaron las liberaciones de militares incriminados en dichos casos. Mediante un comunicado dijo que “dar libertad por vencimiento de términos en casos de crímenes graves afecta tanto a la democracia, como dar libertad en delitos de lesa humanidad con base en la figura de la prescripción. Hoy las democracias niegan la prescripción frente a delitos atroces. En la misma forma se debe negar el vencimiento de términos… hay que mirar porqué se vencen los términos: si hay negligencia de jueces, si hay negligencia de fiscales o si realmente no hay pruebas. Y uno lo que pide es que, por Dios, que no se dejen vencer términos por negligencia”105.

104 Ibíd. 105 Periódico el Espectador. ”Que no se dejen vencer los términos de los

´’falsos positivos’´, pidió el presidente Uribe”.12 de febrero de 2010. En página de internet: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-7190887

Page 145: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

147

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

En reiteradas ocasiones, el ex mandatario pidió a la justicia que absolviera o condenara a los responsables, poniendo a disposición de los investigadores de Derechos Humanos de la Fiscalía todas las herramientas y el recurso humano con el que cuenta el Ministerio de Defensa para poder agilizar las investigaciones. Señaló que esa situación deshonra a las Fuerzas Armadas y genera desconfianza hacia ellas por parte de la sociedad.

Es importante tener en cuenta que la posición del ex ministro de defensa Juan Manuel Santos, frente a los “falsos positivos” siempre estuvo en la misma línea del ex presidente Álvaro Uribe, y en ningún momento contrarrestó ninguna de las posiciones e intervenciones dadas por el ex primer mandatario.

3.2 PRONUNCIAMIENTO DE ALTOS MANDOS DEL GOBIERNO

Al respecto, muchas han sido las opiniones y posiciones sobre este tema dentro del gobierno; sin embargo, los principales funcionarios públicos que han generado gran debate son el Personero de Soacha Fernando Escobar, el senador Liberal Juan Manuel Galán y el ex senador del Polo Democrático Gustavo Petro.

Fernando Escobar fue la primera persona que descubrió y denunció este tipo de homicidios ante la Defensoría del Pueblo, lo que trajo como resultado informes en donde se advirtió sobre el fenómeno del reclutamiento. Según publicación de El Espectador: “La Defensoría del Pueblo presentó a través del Sistema de Alertas Tempranas (SAT) el Informe de Riesgo N° 012 de 2007 y la Nota de Seguimiento No. 048 emitida el 3 de diciembre de 2007 advirtiendo sobre el incremento del fenómeno del reclutamiento en la

Page 146: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

148

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

localidad de Ciudad Bolívar y el municipio de Soacha en el departamento de Cundinamarca. Del mismo modo, en julio de 2008 se había alertado a las autoridades sobre el traslado de jóvenes reclutados por las nuevas estructuras armadas ilegales que se autodenominan “Águilas Negras” y “Organización Nueva Generación”106. Aunque transcurrieron muchos meses antes de que alguien pusiera atención a las graves denuncias, cuando al fin sucedió, la información pasó de ser un rumor local a un escándalo de proporciones nacionales e internacionales.

A pesar de las múltiples amenazas de grupos ilegales contra su vida, Fernando Escobar es una de las personas que más ha apoyado a la población de Soacha, convocando marchas, generando espacios a las organizaciones internacionales y denunciando las intimidaciones a algunas familias de los jóvenes asesinados, las cuales han sido instadas por delincuentes a no denunciar al Estado y no asistir a las convocatorias de las ONG’s.

Dada la importancia del tema, en entrevista para el periódico El Espectador, con Cecilia López Toscón, el Personero de Soacha dijo: “La semana pasada llegaron a esta Personería amenazas de atentado con objeto explosivo. No descartamos que se trate de una retaliación por nuestras denuncias en la medida en que aquí hemos hecho visible el tema de los ‘falsos positivos’ (…) De otro lado, sabemos que algunas familias de los jóvenes asesinados en los ‘falsos positivos’ han sido objeto, recientemente, de presuntas amenazas”107.

106 Periódico el Espectador. “Defensoría del Pueblo dice que ya había advertido sobre ‘falsos positivos’”. 14 de abril de 2009. En página de internet: http://www.elespectador.com/noticias/judicial/articulo135851-defensoria-del-pueblo-dice-ya-habia-advertido-sobre-falsos-positivo

107 Periódico el Espectador. “Estamos solos en la mayoría de los casos”. 13 de junio de 2009. En página de internet:

http://www.elespectador.com/impreso/cuadernilloa/entrevista-de-cecilia-orozco/articuloimpreso145668-estamos-solos-mayoria-de-los

Page 147: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

149

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

Y afirmó: “la verdad es que la gestión que adelanta la Personería Municipal es muy solitaria. Hemos logrado un acompañamiento importante de la Defensoría del Pueblo en temas específicos, y de organizaciones humanitarias internacionales como Acnur, con cuyos funcionarios instalamos una campaña de prevención de reclutamiento el año pasado. Coyunturalmente, cuando hemos solicitado apoyo de la Policía Nacional, también lo hemos obtenido. Pero en la mayoría de los casos estamos solos”108.

Por otra parte, el senador liberal Juan Manuel Galán, uno de los funcionarios públicos más comprometidos con este tema, en vista de que nadie representaba a las madres de los jóvenes que perdieron la vida en los operativos militares denominados “falsos positivos”, asumió esta bandera y ha sido promotor de diferentes debates, entre ellos uno llevado a cabo en el municipio de Soacha el 21 de abril de 2009, en el que distintas autoridades y habitantes de este municipio dieron a conocer nuevas denuncias y plantearon soluciones al conflicto.

En una sesión de la Comisión Segunda del Senado, Juan Manuel Galán se refirió a los “falsos positivos” como “el producto de una ‘cultura institucional’ que induce a la ejecución de crímenes sistemáticos, masivos y estructurales”109, e instó a que “se tomen medidas más contundentes frente a los ‘falsos positivos’ y que se tipifique el delito de ‘ejecución extrajudicial’ dentro de la ley penal colombiana”. “Yo creo que estas cifras vienen de homicidio agravado y en persona protegida, lo cual debe ser interpretado como ejecución extrajudicial”110.

108 Ibíd.109 Revista Semana. “Fuerza pública: una hora difícil”. 20 de mayo de 2009.

En página de internet: http://www.semana.com/noticias-opinion-on-line/fuerza-publica-hora-dificil/124205.aspx

110 Revista Semana. “Liberalismo reclama de Mindefensa reconocimiento de otros cinco ‘‘falsos positivos’’”. 4 de mayo de 2009. En página de internet: http://www.elespectador.com/articulo139249-liberalismo-reclama-de-mindefensa-reconocimiento-de-otros-cinco-falsos-positivos

Page 148: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

150

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

Para el senador Galán, según lo dicho en una entrevista111 con Cecilia Orozco, “la exigencia de la política de seguridad democrática sobre los militares para que den resultados, generó la dictadura del positivo”, la cual solo se resuelve cuando se tomen medidas estructurales. Con lo anterior es claro que el Senador tiene una posición muy fuerte no solo frente a los “falsos positivos”, sino también hacia la política de seguridad democrática, pues para él, está es una medida que provocó la presión al interior de las fuerzas militares.

Para Juan Manuel Galán, el ex ministro de Defensa Juan Manuel Santos respondió de forma equivocada y de manera coyuntural, pues Galán cree que con la presión de los medios de comunicación y la comunidad internacional, él decidió asumir el caso, y afirmó: “Con la destitución de los 27 oficiales, el gobierno quería dejar la impresión de que había tomado una medida drástica y de que tenía la voluntad plena de enfrentar el problema. Sin embargo, todos quedamos a la expectativa de que las investigaciones internas de las Fuerzas Militares dieran resultados y de que después acusaran penalmente a quienes tuvieran responsabilidad. Pero he visto que el espíritu de colaboración del gobierno con la Fiscalía, no se ha dado. Por ejemplo, el Fiscal recibió hace solo pocos días el informe de destitución de los oficiales. Tuvo que interponer una acción judicial para que el Ministerio le entregara el documento. No ha habido voluntad de cooperación”112.

En lo referente a las familias de las víctimas, el senador Galán se ha mostrado bastante preocupado, pues afirma que la administración no ha tenido casi ningún contacto,

111 Periódico el Espectador. “El ministro ha respondido en forma equivocada”. 9 de mayo de 2009. En página de internet: http://www.elespectador.com/impreso/cuadernilloa/entrevista-de-cecilia-orozco/articuloimpreso140054-el-ministro-ha-respondido-fo

112 Ibíd.

Page 149: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

151

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

programa de apoyo o acompañamiento a los familiares, lo que se puede constatar con las peticiones que se han realizado de manera reiterativa, como en el caso de María Sanabria que el 10 de julio del año en curso dijo a la revista Semana: “la búsqueda de la verdad y la justicia no ha sido fácil. ‘Ha sido imposible’, resalta María”113. Al igual que ella muchas han sido las personas que aun siguen esperando a la verdad y la justicia.

Por su parte, el Senador del Polo Democrático Gustavo Petro, cree que “la palabra que acuñó la prensa sobre ‘’falsos positivos’’ oculta la realidad de los hechos porque en primer lugar hablamos de asesinatos precedidos de desaparecidos sistemáticas, y cometidos por funcionarios del actual Gobierno, esto se define en el mundo como delitos de crímenes contra la humanidad cometidos por el Estado; esto quiere decir de otra manera que el Presidente de la República es responsable de un crimen contra la humanidad, contra la ciudadanía”114. Para Gustavo Petro el expresidente Uribe construyó una política de recompensa a informantes, lo cual permitió que ocurrieran muertes sistemáticas en el país.

De igual forma, para Petro, según declaraciones dadas a Yamid Amad para CM& (Programa Pregunta Yamid), la política de ascensos militares llevó a que se generara dicha situación dentro de la Fuerzas Militares, “pues los que menos bajas producen salen de la carrera militar y eso lleva a una competencia”115.

113 Revista Semana. “¡No tenemos por qué callarnos!”. 14 de julio de 2010. En página de internet: http://www.semana.com/noticias-nacion/no-tenemos-callarnos/141725.aspx

114 Periódico el Espectador. “Petro dice que ‘‘falsos positivos’’ son “cara oculta de la Seguridad Democrática”. 8 de enero de 2010. En página de internet: http://www.elespectador.com/noticias/politica/articulo181070-petro-dice-falsos-positivos-son-cara-oculta-de-seguridad-democratic

115 Noticiero CM&, Programa Pregunta Yamid. 6 de noviembre de 2008. En página de internet: http://www.youtube.com/watch?v=yhPRLOWYDyA&feature= related

Page 150: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

152

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

3.3 MEDIDAS CORRECTIVAS

Una vez se conocieron los “falsos positivos” de Soacha era inminente que se tomaran medidas correctivas para evitar que se siguieran generando hechos de tal magnitud en el país. Por este motivo, aparte de las sanciones disciplinarias, incluidas las destituciones de 3 Generales y 24 soldados, en junio de 2009 el Ministerio de Defensa y las Fuerzas Militares dieron a conocer a la opinión pública un plan de choque compuesto por 15 medidas, con el objetivo de revisar desde la planeación hasta la ejecución de cada uno de los procedimientos en combate, para que de esta forma sean llevados a cabo de manera adecuada y bajo total respeto por los derechos humanos en el desarrollo del conflicto.

Medidas adoptadas por la Fuerza Pública116

1. Identificar fallas en los procedimientos de inteligencia, operaciones y logística (controles en el uso y almacenamiento de armas y municiones).

2. Revisar la aplicación de la doctrina de inteligencia.

3. Revisar la instrucción en derechos humanos de conformidad con la Política Integral de Derechos Humanos y DIH y el Modelo Único Pedagógico (MUP).

4. Establecer un sistema de evaluación del aprendizaje en derechos humanos.

5. Organizar talleres en todas las Divisiones sobre la responsabilidad del comandante y fortalecer esta materia en las Escuelas de Formación y Capacitación.

116 Periódico el Espectador. “Mindefensa emprende plan de choque contra ‘falsos positivos’”. 10 de junio de 2009. En página de internet: http://www.elespectador.com/noticias/judicial/articulo145082-mindefensa-emprende-plan-de-choque-contra-falsos-positivos

Page 151: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

153

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

6. Crear una Comisión de Inspección Inmediata (CII) que se desplazará a lugares donde se presenten quejas o denuncias por posibles graves violaciones a los Ddhh o infracciones al DIH.

7. Realizar las coordinaciones necesarias para que en adelante los Inspectores Delegados dependan de la Inspección General de las Fuerzas Militares y asegurar que atiendan de manera exclusiva temas de Ddhh y DIH.

8. Organizar una estructura jerárquica para el cuerpo de asesores jurídico-operacionales.

9. Asegurar que en adelante los asesores jurídico-operacionales dependan de direcciones de asesoría jurídico-operacional en sus Fuerzas.

10. El Comando General de las Fuerzas Militares, deberá determinar las organizaciones armadas ilegales que deban ser enfrentadas por las Fuerzas Militares utilizando la fuerza letal como primera opción.

11. Perfeccionar el sistema de evaluación de las unidades militares para asegurar que sean evaluadas de acuerdo con el cumplimiento de los objetivos previstos para los diferentes tipos de operaciones según el nivel de hostilidad de la amenaza en el área.

12. Poner en marcha un sistema diferenciado de aplicación de Reglas de Encuentro (RDE).

13. Establecer una certificación en Ddhh para todos los Oficiales que aspiren a participar en el curso de ascenso al grado de Coronel o General, de acuerdo con un estudio minucioso de su hoja de vida.

14. Fortalecer el acompañamiento judicial a las operaciones por parte de la Fiscalía y el Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) dando pleno cumplimiento a las Directivas 10 y 19 de 2007.

Page 152: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

154

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

15. Establecer hasta el nivel táctico un sistema de recepción de quejas en materia de Ddhh y crear un sistema de rendición pública y periódica de cuentas, asegurando una interlocución fluida con la sociedad civil.

A pesar de que las 15 medidas fueron dadas a conocer en su totalidad a mediados de 2009, muchas de estas fueron creadas y puestas en práctica a finales de 2008.

El 17 de noviembre, durante cuatro horas, uno a uno de los comandantes de Divisiones del Ejército, de la Policía y de la Fuerza Aérea, hicieron el primer balance de quejas de ciudadanos contra agentes de la Fuerza Pública ante la nueva Jefatura de Derechos Humanos117. Dichas quejas fueron recibidas en una línea que fue habilitada para tal fin.

Así mismo, para ese entonces ya había sido creada la Comisión de Inspección Inmediata118, los talleres de derechos humanos se estaban dictando por parte de los comandantes de cada División, Brigada y Batallón; y se delegó un inspector para cada División, que debe rendir cuentas sobre el tema de derechos humanos al Inspector General del Comando General de las Fuerzas Militares. De igual forma, se crea el certificado de Derechos Humanos. Para obtenerlo deberán superar pruebas y el polígrafo. Aplicará para mayores que asciendan a teniente, y de teniente a coronel. Así como de coronel a general o almirante.

El éxito de las medidas correctivas se puede constatar con la considerable reducción de las denuncias de ejecuciones extrajudiciales cometidas por los militares desde el escándalo de Soacha. A junio de 2009, el programa Presidencial de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario

117 Actualmente el Brigadier General Jorge Rodríguez Clavijo es el Jefe de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario.

118 Esta Inspección está encargada de visitar cada área cuando exista una alarma o indicio de irregularidades.

Page 153: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

155

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

no había recibido denuncias de ejecuciones ilegales. Por su parte, la Fiscalía había recibido denuncias de seis presuntos casos y las organizaciones no gubernamentales informaron al menos de diez nuevas denuncias. Sin embargo, del total de todos estos presuntos nuevos “falsos positivos”, el entonces ministro de defensa, Juan Manuel Santos, solo reconoció uno que se presentó el 26 de diciembre de 2008, esta vez por parte de miembros de la Brigada 11 del Ejército con sede en Montería.

En lo corrido de este año, los medios de comunicación nacional no han registrado denuncias de nuevos casos.

Page 154: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4
Page 155: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

157

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

4. POSICIÓN DE MILITARES

4.1 PRONUNCIAMIENTO DE ALTOS MANDOS MILITARES NO INVOLUCRADOS

El general (r) Freddy Padilla de León, ex comandante de las Fuerzas Militares, dijo en entrevista al periódico El Tiempo que, “las imputaciones sobre lo que han denominado ‘‘falsos positivos’’ me parece lo más monstruoso que nos pudo haber pasado y aún espero que las investigaciones culminen con la verdad y la justicia”119.

Respecto a la destitución de los 27 militares él cree que “son decisiones muy duras y dolorosas, pero hay que dejar claro que estas personas no han sido señaladas ni disciplinaria ni penalmente”120.

Padilla reconoció que hubo irregularidades en casos como el de Soacha, pero aseguró que tras cada operación militar hay una campaña de las Farc para que cualquier baja de la Fuerza Pública sea presentada como ilegítima. En ese sentido, en entrevista con Yamid Amat para El Tiempo, el ex General afirmó que, “no es ningún secreto que los grupos terroristas de toda índole intentan, a través de la guerra política, hacerle daño, no sólo a la Fuerza

119 Revista Semana. “Padilla: los ‘falsos positivos’ fue lo más monstruoso que nos pasó”. 22 de diciembre de 2008. En página de internet: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-4734832

120 Ibíd.

Page 156: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

158

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

Pública, sino a otras instituciones del Estado, magnificando los mal denominados ‘‘falsos positivos’. Quisiéramos que no hubieran ocurrido. Pero fueron las Fuerzas Militares las que detectaron el problema. Lo denunciamos, lo enfrentamos y estamos colaborando con la justicia para que haya un juicio rápido y justo. Además, hay medidas para que hechos semejantes no vuelvan a repetirse”121.

Acerca del tema de la guerra política, ésta ha sido una de las hipótesis más apreciadas por el gobierno nacional y por las Fuerzas Militares, para explicar que existen sectores extremistas que quieren hacer aparecer como culpables a quienes son inocentes. Al respecto Padilla señaló que, “hay casos en los que las personas señaladas por esos sectores no han sido ni acusadas ni condenadas por la justicia. Como parte de esa guerra política, quienes pretenden deslegitimar a las Fuerzas Armadas tratan de vender la idea ante el mundo de que en Colombia existen crímenes de Estado”122.

El ex comandante del Ejército, General Oscar González, hace referencia a otra consecuencia que se derivó con el escándalo de los “falsos positivos”: la disminución de la moral del Ejército. Frente a este tema el General cree que esto no es así pues, “tenemos una larga tradición que hoy cumple 190 años y bajo ninguna circunstancia podría estar desmoralizado. Este es un Ejército triunfador, que goza de la aceptación del pueblo colombiano que entiende que si hubo algo malo fue por una conducta individual”123.

121 Periódico El Tiempo. ‘Hay una guerra política contra las Fuerzas Armadas’, afirma el general Freddy Padilla de León”. 13 de junio de 2009. En página de internet: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-5436168

122 Ibíd.123 Revista Semana. “Nuestra razón de ser es proteger a la gente: comandante

del Ejército”. 7 de agosto de 2009. En página de internet: www.semana.com/noticias-seguridad/nuestra-razon-proteger-gente-comandante-del-ejercito/127136.aspx

Page 157: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

159

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

Frente al tema de los estímulos por buenos resultados, el ex comandante del Ejército afirmó que, “era necesario impulsar el ímpetu operacional en la lucha del Ejército contra los grupos al margen de la ley. Se crearon algunos estímulos dentro de las propias capacidades de la institución, pero tal vez faltó regular la medida para que no se presentaran falsas interpretaciones, como ocurrió. Sin embargo, ya presentada la situación que todos conocemos, es nuestra obligación entrar a corregirla haciendo un análisis que nos permita determinar claramente en dónde y cómo debemos aplicar los correctivos. Como en cualquier actividad humana, el éxito de una gestión militar también se busca mediante el estímulo o el incentivo de las personas, que en nuestro caso puede ser una felicitación o un descanso adicional. Ahora, hago precisión de que la política de recompensas se conduce exclusivamente hacia los civiles para que colaboren con la institución; en ningún caso se manejan recompensas hacia personal uniformado”124.

En ese sentido, el general González cree que el mal uso de los incentivos se debe en algunos casos a interpretaciones equivocadas de las políticas por parte de los mandos y, en otros, a bajas condiciones morales y éticas.

4.2 POSICIÓN DE MILITARES RETIRADOS INVOLUCRADOS CON ‘FALSOS POSITIVOS’

Aunque para muchas personas la destitución de los 27 militares fue la decisión más acertada, para los uniformados retirados por motivos administrativos (sin pruebas penales), esta medida fue consecuencia de la necesidad del Ministerio de Defensa de presentar

124 Periódico El Tiempo. “‘Operar fuera de la ley es actuar igual a como lo hacen las Farc’: general Óscar González”. 9 de noviembre de 2009. En página de internet: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-4654318

Page 158: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

160

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

resultados de la investigación que se hizo sobre el caso.

Por ejemplo, el general José Joaquín Cortés, ex comandante de la Segunda División del Ejército, fue uno de los destituidos a finales del año 2008. Después de haber permanecido 35 años en el Ejército, el general dijo, “…que los actos criminales de la institución se debe a la infiltración y penetración de grupos ilegales que terminaron corrompiendo a muchos militares”125, y señaló que, “…eso no se soluciona destituyendo a los comandantes, porque no hubo falta de control, yo por lo menos permanecí en la institución 35 años y nunca he tenido una investigación”.126 Él aseguró que dentro de la institución hay muchos ‘iscariotes’, que hacen más daño que el mismo Mono Jojoy.

Por su parte, el coronel Santiago Herrera fue retirado del Ejército al igual que Cortés por los ‘‘falsos positivos’’ y en entrevista con El Tiempo dijo que, “…todas las unidades militares del país sentían la presión del ‘body count’ (la medición de éxitos por bajas enemigas)”.127 De igual forma, el ex coronel dio a conocer que “se presentaban relevos de comandantes de Brigada y batallón porque había bajas propias o no se cumplía con la misión y no se generaban las expectativas que tenía el comando superior. Casos hay muchos. Ahora, que si la tropa sentía la presión en el terreno y si eso incidió en decisiones ilegales, pues creo que hay valores éticos y principios para saber qué es lo malo y lo bueno”.128

125 Revista Semana. “En el Ejército hay muchos iscariotes”: general destituido por ‘falsos positivos’”. 28 de enero de 2009. En página de internet: http://www.semana.com/noticias-conflicto-armado/Ejército-muchos-iscariotes-general-destituido-falsos-positivos/120147.aspx

126 Ibíd.127 Periódico el Tiempo. “‘Presión por resultados era muy grande’: coronel

Santiago Herrera, destituido por ‘‘falsos positivos’”. 1 de junio de 2009.

128 Ibíd.

Page 159: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

161

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

5. POSICIÓN DE LOS FAMILIARES DE LAS VÍCTIMAS Y LA SOCIEDAD CIVIL

5.1 ACCIONES ADELANTADAS POR LOS FAMILIARES DE LAS VÍCTIMAS

A pesar que el apoyo del Estado en este caso no ha sido el más adecuado129, las familias de las víctimas han logrado abrir espacios para dar a conocer sus necesidades. A continuación se realiza un recuento de las acciones de las familias, presentadas por los medios de comunicación del país.

30 de octubre de 2008, en el foro organizado por la Coordinación Colombia, Europa, Estados Unidos130, familiares de víctimas contaron sus historias.

13 de noviembre de 2008, familiares de los civiles ajusticiados que fueron reportados como muertos en combate le entregaron una carta al embajador de E.U. en Colombia, William Brownfield, en la que le pedían que suspendiera la ayuda económica y militar a la Cuarta División del Ejército.

129 Según lo planteado por el personero de Soacha, el Estado no ha mostrado mayor interés por los familiares de las víctimas. Por su parte las organizaciones internacionales han realizado el acompañamiento psicológico, en ausencia de la ayuda del gobierno nacional.

130 Coalición de más de cien organizaciones colombianas que trabajan en la promoción, divulgación y defensa de los derechos humanos.

Page 160: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

162

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

6 de marzo de 2009. Una de las principales acciones realizadas fue la marcha que establecieron en compañía de la organización no gubernamental Víctimas de Crímenes de Estado, a fin de condenar lo que consideran crímenes cometidos por miembros del Ejército, de la Policía y organismos de seguridad. El lema de la marcha fue “Los ‘falsos positivos’ son crímenes de Estado”. A esta movilización asistieron también invitados internacionales, como Mirta Acuña de Baravalle, una de las fundadoras del Movimiento de Madres de la Plaza de Mayo de Argentina.

Para el 22 de abril de 2009, con ayuda del senador Juan Manuel Galán, las madres de las víctimas de Soacha fueron escuchadas por la Comisión Segunda del Senado, que sesionó en este municipio. A tal reunión fueron invitados altos mandos militares como el entonces general de las Fuerzas Militares Freddy Padilla De León y el ex comandante del Ejército, general Oscar González. Por primera vez las tragedias de muchas familias fueron escuchadas, en vivo y en directo, por los militares.

8 de junio de 2009. Los familiares de las víctimas de ‘‘falsos positivos’’ fueron escuchados por Philip Alston131, en una audiencia pública, realizada en el Congreso de la República.

20 de noviembre de 2009, según investigaciones de la Revista Semana, presentadas en un video132, los familiares de las víctimas de los “falsos positivos” de Soacha narraron su tragedia a estudiantes de colegios de esa localidad, como una forma de prevenir a los jóvenes. Esta campaña de derechos humanos estaba siendo

131 El relator de la ONU para las ejecuciones extrajudiciales, también visito otras zonas del país, donde escuchó otros testimonios.

132 Video de la Revista Semana. En página de internet: : http://www.semana.com/multimedia-nacion/familiares-victimas-falsos-

positivos-alertan-jovenes-soacha/2726.aspx

Page 161: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

163

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

liderada por el personero Fernando Escobar, cuatro meses antes a la publicación del video; sin embargo, no había conocimiento de dichas acciones.

13 de febrero de 2010. Después de mucho insistir, el expresidente Uribe logró reunirse con las madres de ‘‘falsos positivos”. Sin embargo, ellas aseguraron sentirse utilizadas por el primer mandatario, pues consideran inaudito que luego de dos años de estar elevándole la petición para que escuche sus reclamaciones, haya optado por acceder al encuentro justo en época preelectoral.

18 de mayo de 2010. Las Madres de Soacha recibieron 5.000 rosas y 20.000 mensajes de apoyo durante la Cumbre de Madrid; las flores fueron entregadas por la organización de derechos humanos Amnistía Internacional, en un gesto simbólico para “reclamar justicia” a Colombia.

24 de mayo de 2010. Familiares de víctimas de ejecuciones extrajudiciales reclamaron ante el fiscal de la Corte Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo, para que interviniera en la investigación de los hechos en los que perdieron la vida sus allegados.

A pesar de las múltiples peticiones y movilizaciones, los familiares no han visto, siquiera, que el nombre de los muchachos que fueron desaparecidos y luego ejecutados hayan sido resarcidos públicamente. La preocupación de que estos casos se queden en la impunidad embarga cada día más a los familiares de las víctimas, que han tocado muchas puertas en busca de respuestas, con el fin de que se haga justicia.

Finalmente, hay que resaltar la labor de Felipe Zuleta Lleras, que aunque no fue víctima de “falsos positivos”, ha

Page 162: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

164

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

trabajado de manera incondicional por las familias de miles de colombianos que han vivido este flagelo. Este periodista realizó el documental “La pobreza un ‘crimen’ que se paga con la Muerte”133, publicado el 15 de enero de 2010, en el cual relata de manera precisa la situación de las familias y demás hechos relacionados con los ‘‘falsos positivos’’ en Soacha.

5.2 PERCEPCIÓN DE LOS FORMADORES DE OPINIÓN

A la manera de ver de Alfredo Rangel, los ‘‘falsos positivos’’, son producto de los acuerdos ocasionales entre miembros corruptos y criminales del Ejército Nacional y bandas armadas al servicio del narcotráfico. Estas alianzas generan ganancias para ambas partes, a costa de la vida de decenas de jóvenes de extracción popular.

Según Rangel, los mafiosos reclutan a los jóvenes y esos militares logran unos “positivos” para mostrar a sus superiores, hacer méritos y conseguir prebendas, además de, tal vez, algún dinero de los mafiosos; estos, a su vez, obtienen condiciones de seguridad y garantías para seguir realizando sus operaciones de narcotráfico en la región donde ocurren los “falsos positivos”, mientras los militares corruptos miran para otro lado. Pura corrupción mafiosa. Para él, esta es una amenaza en crecimiento, que es alimentada por el debilitamiento de las guerrillas y la desmovilización de los paramilitares.

Desde su punto vista, para la política gubernamental

133 *Documenta parte 1. En página de internet: http://www.youtube.com/watch?v=LOOfXTkk_E8&feature=channel *Documental parte 2. En página de internet: http://www.youtube.com/watch?v=Ym_nL8NN9r4&NR=1

Page 163: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

165

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

(Seguridad Democrática) es preferible la desmovilización de sus integrantes a su captura, y esta última a darlos de baja en combate. En ese sentido, Rangel hace parte del grupo de los que piensa que la política instaurada por el ex presidente Álvaro Uribe contribuyó al aumento de los “falsos positivos” desde el 2002.

Otro de los temas que toca Rangel en sus columnas es el relacionado con el impacto que generó la visita del relator de la ONU en Colombia entre los sectores de opinión amigos del gobierno y sus detractores. Para él, esto no debió haber sido de tal magnitud, pues una visita de estas de ninguna manera significa una condena al país, y menos cuando Alston anunció en reiteradas ocasiones que él es un experto independiente. Así, su presencia debió ser interpretada como una expresión más de la tutela global que sobre la acción de los gobiernos nacionales y sus posteriores consecuencias. En definitiva, Colombia no es ni el primero ni el último país que ha recibido recomendaciones de un relator de la ONU, esto es un aporte de la organización a uno de sus Estados miembros con el fin de mejorar la situación de derechos humanos.

Finalmente, para Rangel esta fue una oportunidad con la cual el Estado colombiano pudo demostrar a la comunidad internacional que los “falsos positivos’’, nunca han sido ni serán una política de carácter gubernamental.

Por otra parte, para Rangel, la destitución de los 27 militares fue una decisión necesaria, pero precipitada, por la enorme conmoción que provocó el caso de los muchachos de Soacha, ya que hechos similares habían venido ocurriendo a lo largo y ancho del país durante varios años, sin que se hubiera adoptado una medida tan radical y necesaria como la que se tomó. Desde su perspectiva, la reiterada ocurrencia de estos hechos revela problemas

Page 164: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

166

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

de comando, de control y de doctrina: de comando, dada la complacencia o la ignorancia de los comandantes de las unidades militares frente a la masiva ejecución por parte de sus subordinados; de control, porque ni el inspector general de las Fuerzas Armadas ni el inspector del Ejército tomaron tempranamente cartas en estos asuntos, dando espacio para que se generalizaran este tipo de delitos. Y de doctrina, porque existe un sistema de recompensas monetarias cuya descontrolada aplicación ha ido en contravía de la doctrina institucional.

Ramiro Bejarano, entre tanto, culpa a la directiva ministerial 029 de 2005 como la que patentó el negocio de la muerte dentro de las Fuerzas Militares. Esa directiva abrió las puertas para las desapariciones y muertes hasta de indefensos campesinos, más la astucia de oficiales inescrupulosos que los presentaron como guerrilleros caídos en combate. Para él, la destitución de los 27 militares es una herramienta barata como las usadas anteriores a este hecho, tales como la destitución de dos directores del DAS y la de doce generales de la policía por todo el tema de las chuzadas.

María Emma Wills dice que lo que sorprende no es sólo la manera perversa en la que redes de soldados, oficiales y criminales se coordinaron para acceder a las recompensas, sino realmente la ausencia de barreras morales en tantas personas de tan distinto origen social, pues quizás para muchos oficiales de las Fuerzas Armadas y la Policía los derechos humanos son lujos de sociedades ya pacificadas pero que no rigen para países que confrontan guerras internas. Por esto, no sólo se deben introducir unos cuantos cursos de derechos humanos, sino revisar el pénsum completo de las escuelas militares, las prácticas de adiestramiento que ellas imparten y los manuales de formación antiguerrillera que usan, porque, al parecer, allí es donde reside el origen del problema.

Page 165: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

167

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

Para Miguel Emilio la Rota, la reacción de las autoridades y de los medios de comunicación frente al tema de vencimiento de términos puede alimentar una falsa noción de impunidad.

En Colombia, como en muchos países, se tiende a confundir la detención durante el juicio con el castigo penal tras la condena. La libertad provisional está cargada de un efecto simbólico, como si fuera equivalente a absolver al delincuente. Los políticos y los medios le hacen el juego a esta confusión y públicamente evalúan el éxito de la administración de justicia bajo la lupa de la eficacia a la hora de detener preventivamente y no al momento de encontrar y condenar a los responsables. Desde su análisis, la atención frente a temas de justicia no debe estar necesariamente enfocada hacia la detención preventiva de los soldados, sino hacia la calidad y cabalidad de los procesos penales en curso. Esta afirmación se puede comparar con las pocas imputaciones, acusaciones y condenas, que se han dado frente al tema de ejecuciones extrajudiciales.

Al parecer muchas han sido las opiniones frente al tema de los “falsos positivos”; sin embargo, el pueblo colombiano sigue contaminado por las innumerables noticias faltas de seriedad y objetividad, que solo confunden y agravan aun más la situación social en Colombia.

Page 166: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

168

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

Page 167: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

169

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

6. POSICIÓN INTERNACIONAL

A pesar de la gran participación que han tenido las organizaciones internacionales en el acompañamiento a las víctimas, esta parte se centra

en las posiciones de tres organismos internacionales: principalmente, la Organización de Naciones Unidas (ONU), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Cidh)134 y la Corte penal Internacional (CPI)135.

Dada la importancia de los ‘‘falsos positivos’’, el gobierno Nacional invitó al relator de la ONU para ejecuciones arbitrarias con el fin de que investigara más a fondo sobre este hecho y realizara recomendaciones al Estado colombiano, dando la oportunidad a la comunidad internacional de conocer la posición de una persona imparcial e independiente, que presenta sus informes al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

En su misión de investigación, llevada a cabo del 8 al 18 de junio de 2009, el relator Philip Alston recabó mucha información y entre sus conclusiones dijo que, “el problema de los ‘falsos positivos’ resultó de una práctica sistemática en el seno del Ejército. El desafío consiste en que el Ejército

134 Órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA), es una de las entidades del sistema interamericano de protección y promoción de los derechos humanos en las Américas.

135 La CPI es una organización internacional independiente, y no hace parte del sistema de Naciones Unidas. Es a otra entidad del sistema interamericano de protección y promoción de los derechos humanos en las Américas.

Page 168: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

170

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

reconozca la extensión del problema, y que tome todas las medidas necesarias”136. En ese sentido, para él, la explicación de las ‘manzanas podridas’137 es insostenible, pues la cantidad misma de casos, su repartición geográfica y la diversidad de unidades militares implicadas, indican que estas fueron llevadas a cabo de una manera más o menos sistemática, por una cantidad significativa de elementos dentro del Ejército. Además de la responsabilidad que recayó en mandos medios, ya que varios generales del Ejército fueron objeto de medidas internas disciplinarias.

De igual forma, el relator identificó dos problemas: por una parte, la expresión ‘‘falsos positivos’’, desde su punto de vista “brinda una suerte de aura técnica para describir una práctica que se caracteriza mejor como el asesinato a sangre fría y premeditado de civiles inocentes, con fines de beneficio”. En un segundo caso, él dijo que, “el enfoque en torno al caso de Soacha fomenta la percepción de que se trata de un fenómeno, tanto geográficamente, como en el tiempo”. Para Alston este caso solo fue la punta del iceberg.

Afirmó también que se ha generado un problema adicional, pues hay un hostigamiento sistemático de los militares hacia los supervivientes, y cita el caso de una mujer de Soacha que le contó que desde la muerte de su hijo ha recibido amenazas de muerte. Sin embargo, este no fue su único caso relacionado, y afirma que forma parte de un patrón común.

El informe demostró que a pesar de que las matanzas fueron realizadas premeditadamente no se encontraron

136 Periódico el Tiempo. “Entrevista Con Relator De ONU Sobre Ejecuciones Extrajudiciales ‘El Desafío Es Reconocer La Extensión De Falsos Positivo’”. 19 de junio de 2009.

137 Este término ha sido utilizado al interior del gobierno nacional, para explicar que son solo unos cuantos los responsables de los ‘‘falsos positivos’’.

Page 169: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

171

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

pruebas que indicaran que las ejecuciones se llevaron a cabo como política oficial de gobierno, o que fueron dirigidas o llevadas a cabo a sabiendas del ex presidente Uribe o de los sucesivos ministros de defensa.

Dado lo anterior, Alston afirmó que el gobierno ha tomado medidas importantes para parar y responder a estos homicidios, resaltando que estas demuestran el esfuerzo y la buena fe que despliega el gobierno para hacer frente a los homicidios y para prevenir que sucedan en el futuro. Pero resaltó la baja cantidad de enjuiciamientos exitosos, hecho al que le sumó tres problemas: el primero es que la Fiscalía, y sobre todo su unidad de derechos humanos, no tiene suficiente personal, recursos o información (recomendó aumentar sustancialmente sus recursos). El segundo, es que en algunas zonas los jueces militares hacen caso omiso a los dictámenes de la Corte Constitucional y hacen todo lo que está en su poder para impedir la transferencia de casos de derechos humanos al sistema de justicia ordinaria. Finalmente hizo referencia a la demora u obstrucción de las investigaciones, mediante los enfrentamientos de jurisdicción cada vez que se encuentra la oportunidad, con el fin de dilatar los procesos.

Por las tres razones anteriores, Alston indicó que se han generado demoras que frecuentemente son de meses o años y ponen en peligro el valor de los testimonios y las pruebas.

En otro sentido, aunque las noticias encontradas sobre la Cidh respecto al tema de los ‘falsos positivos’, no son de mayor relevancia, Víctor Abramovich138, segundo vicepresidente de la Cidh, dijo en entrevista con el periódico El Espectador que, “si lee nuestros informes anuales de 2006 y 2007, en ambos referimos la situación

138 Es la persona encargada de observar a Colombia desde la Cidh

Page 170: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

172

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

de los falsos positivos y las ejecuciones extrajudiciales. Ahí decíamos que la repetición de hechos y la existencia de algunos elementos comunes impiden considerar a estos casos como aislados. Hay elementos comunes y hay ciertos patrones que obligan a revisar las prácticas de la Fuerza Pública. El Estado venía efectuando algunas revisiones de políticas que eran importantes, pero después de eso siguieron ocurriendo hechos, lo cual nos hace pensar que esos cambios no fueron suficientes, que hay aspectos quizás más profundos que tienen que ver con prácticas de la Fuerza Pública que deberían ser revisadas y mecanismos de control internos y externos que no están funcionando adecuadamente, aunque no sabemos cuáles”139.

Para Abramovich, la Cidh no está muy tranquila con las medidas adoptadas por el Gobierno para contrarrestar violaciones de derechos humanos en las Fuerzas Armadas. Sin embargo, no se encuentran artículos relacionados con recomendaciones por parte de la Cidh a Colombia.

Abramovich afirma que el sistema interamericano juzga la responsabilidad del Estado y no la responsabilidad de individuos particulares, y mientras no se compruebe que el Estado colombiano es responsable de estos hechos, la Cidh no juzgará a Colombia sobre “falsos positivos”. Vale resaltar que este organismo adelanta investigaciones y observaciones enfocadas hacia otros hechos, no únicamente frente a ejecuciones extrajudiciales. Como por los hechos anteriores al 2008: Mapiripán, La Rochela e Ituango.

En el 2010, Colombia ingresó de nuevo a la “lista negra” de la Cidh, pues el país necesita mejorar su defensa de los derechos humanos. Uno de los casos documentados es

139 Periódico el Espectador.“Falsos positivos no son hechos aislados”. 9 de diciembre de 2009. En página de internet: http://www.elespectador.com/impreso/internacional/articuloimpreso97509-falsos-positivos-no-son-hechos-aislados

Page 171: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

173

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

el de los “falsos positivos” por la supuesta colaboración de la fuerza pública con grupos ilegales, asesinatos extrajudiciales e impunidad. A este informe se suman otros, también críticos, que han entregado en los últimos meses la ONU, el departamento de Estado de E.U., Human Rights Watch y Amnistía Internacional.

En el caso de la CPI, ésta ya se encuentra investigando a Colombia por los “falsos positivos”, debido al levantamiento de la salvaguardia en noviembre del año pasado, que impidió por 7 años que la CPI conociera uno de los capítulos más extensos del conflicto: los crímenes de guerra. A pesar de los 7 años, en los que la CPI no juzgó crímenes de guerra, esta organización no empezó de ceros, pues ya le había pedido al Gobierno información sobre casos de lesa humanidad y genocidio, y había indagado sobre conductas de este tipo atribuidas a jefes paramilitares, guerrilleros y fuerza pública.

Según lo expresado por Fatou Bensouda, fiscal adjunta de la CPI, en una reunión en Bruselas, “situaciones en cinco países de cuatro continentes están bajo análisis: Colombia, Georgia, Costa de Marfil, Kenia y Afganistán”.140. Lo que constata la posición de la Cidh, en donde Colombia hace parte de la “lista negra” de esta organización.

En ese sentido, para nadie es un secreto que Colombia está en la mira de las organizaciones internacionales por ser un país en el que a diario se violan los derechos humanos, no solo por integrantes de grupos paramilitares, guerrillas y otro grupos ilegales, sino también por las mismas tropas de las Fuerzas Militares.

140 Periódico El Tiempo. “Corte Penal Internacional ya indaga sobre ‘falsos positivos’, ‘parapolítica’ y financiación a Farc”. 10 de octubre de 2009.

Page 172: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4
Page 173: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

175

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

7. LO QUE MUESTRAN LAS ACUSACIONES DE LA FISCALÍA

Tal como dijimos al comienzo de este informe, el acceso de los investigadores sociales a las investigaciones y actuaciones judiciales en los casos de “falsos positivos”,

por lo general, ha sido negado con un doble argumento: (i) las diligencias investigativas gozan de reserva judicial, y (ii) la sensibilidad que el asunto genera en la comunidad hace aconsejable que no se entreguen reproducciones de las diligencias judiciales, a fin de evitar resultados inesperados en los procesos. No obstante, quien redacta este informe pudo tener acceso a algunos de los expedientes que se adelantan por los casos de Soacha, cuyos contenidos se mostrarán a continuación.

Ha resultado imposible, en todo caso, localizar y tener acceso al proceso judicial que se debe adelantar por la muerte de los jóvenes Daniel Pesca y Eduardo Garzón, quienes también forman parte del grupo de muchachos que residía en Soacha; pero, en este caso, aparecieron muertos en jurisdicción del municipio de San Vicente de Chucurí.

7.1 EXPEDIENTE 200800032

El 23 de julio de 2009 la Fiscal 19 Especializada de la Unidad Nacional de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario presentó escrito de

Page 174: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

176

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

acusación en contra del teniente coronel del Ejército Nacional Álvaro Diego Tamayo Hoyos; de los cabos primeros Rolando Rafael Consuegra Estupiñán y Yilber Alfonso Ovalle Pineda, y de los soldados profesionales Alexander Suárez Rozo, Elibardo Portillo Zambrano, Tomás Contreras Duarte, Inocencio Abelino Gil, Ever Jaime Garzón, Lorenzo de las Aguas Robles, Medardo Ríos Díaz, y Obdulio Medina Jouro por los delitos de desaparición forzada agravada, homicidio agravado (cometido por precio o promesa remuneratoria y en estado de indefensión), concierto para delinquir agravado (cometido por miembros de la fuerza pública) y falsedad ideológica en documento público.

Las víctimas de este hecho fueron los señores Elkin Gustavo Verano Hernández, de 25 años de edad, y Joaquín Castro Vásquez, de 27 años, quienes trabajaban en la Fundición de Campanas y Tambores San Antonio, de Soacha.

De acuerdo con lo que se narra en el escrito de acusación, el soldado Dayro José Palomino, designado en la sección de inteligencia (S-2) del Batallón de Infantería No. 15 General Francisco de Paula Santander, se comunicó telefónicamente con Ender Obeso y Alexander Carretero Díaz para que “le consiguieran unos muchachos (…) para entregárselos al Ejército pa (sic) matarlos”, solicitud a la que accedieron los citados sujetos.

Según las informaciones suministradas por la tía de Dayro José Palomino, el contacto debía hacerse con jóvenes de Soacha a los que debían ofrecerles “que se fueran a Ocaña a hacer unas vueltas para atracar camiones”, versión que no aparece corroborada en el escrito de acusación. Aun cuando sobre este aspecto no se ha logrado esclarecer la situación –no se conocen las reales propuestas de trabajo hechas a las

Page 175: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

177

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

víctimas- es posible suponer que la introducción del tema en la investigación haya sido una estrategia deliberada para involucrar a las víctimas en actividades ilícitas, con el fin de quitarle al caso una importante carga moral, puesto que consta en el escrito que los señores Verano Hernández y Castro Vásquez tenían trabajos estables y no hay constancia de que tuvieran antecedentes criminales de ninguna especie.

Las víctimas en este caso fueron reclutadas en la población de Soacha; de allí, con pasajes que compró Alexander Carretero Díaz, fueron trasladas vía terrestre a Ocaña el 13 de enero de 2008 y entregadas al Ejército que los asesinó al día siguiente. El 15 de enero de ese mismo año se informó oficialmente de un enfrentamiento en el que habían muerto los señores Verano Hernández y Castro Vásquez.

Consigna, además, el escrito de acusación:

“Mientras los familiares de las víctimas acuden a denunciar y reportar la desaparición de los jóvenes ELKIN GUSTAVO VERANO HERNANDEZ (25 años) y JOAQUIN CASTRO VASQUEZ (27 años), por parte del Comandante del Gruloc, Boyacá 22, se presenta, INFORME DE PATRULLAJE No. 001, de fecha 15 de enero de 2008 suscrito por el SS. CONSUEGRA ESTUPIÑAN, donde se agrega que el día 14 de enero de 2008 se inició misión táctica ESTOCADA a las 21 horas aproximadamente, realizando movimiento motorizado hasta la entrada del Corregimiento de Capitán Largo, desde allí se inicia movimiento de infiltración hasta el sector de la vereda El Salado, donde se había recibido información mediante la red de cooperantes de la presencia de 06 sujetos aproximadamente con armas cortas y largas, vestidos de civil y algunas veces en uniformes de uso privativo de las fuerzas militares, siendo las 04:30 horas aproximadamente

Page 176: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

178

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

del día 15-01-2008, se sostuvo combate de encuentro después de lanzar la proclama con sujetos pertenecientes a las bandas criminales al servicio del narcotráfico (Bacrim), inmediatamente se informó la situación del combate por medio radial al puesto de mando atrasado. Al tener control y calmarse la situación se procedió a hacer un registro perimétrico del sector donde se presentó el combate ubicado en coordenadas 08-05-34N-73-15-15W, donde se encontró 02 sujetos dados de baja, 01 fusil AK 47 y 01 revólver calibre 38, y agrega que en diligencia realizada por el CTI, se encontró material bélico y en el bolsillo de una de las víctimas una granada tipo beisbolera, entre otros elementos”.

7.2 EXPEDIENTE 200880006

La Fiscalía 25 de la Unidad Nacional de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario presentó escrito de acusación el 12 junio 2008 en contra de los mayores del Ejército Marco Wilson Quijano Mariño y Carlos Antonio Zapata Roldán; el teniente Diego Aldair Vargas Cortés; el suboficial Carlos Manuel González Alfonso, y los soldados profesionales Richard Ramiro Contreras Aguilar y Ricardo García Corzo, a quienes acusó de los delitos de desaparición forzada agravada por razón de la pertenencia de los autores al Ejército Nacional y por haber cometido la conducta en persona con incapacidad; homicidio agravado para preparar facilitar o consumar otra conducta punible, por precio o promesa remuneratoria y colocando a la víctima en situación de indefensión; concierto para delinquir agravado, y falsedad ideológica en documentos públicos.

El hecho se refiere a las acciones de las cuales fue víctima Fair Leonardo Porras Bernal, quien había padecido de meningitis que le había reducido su capacidad laboral

Page 177: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

179

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

en un 53%. Porras Bernal salió de Bogotá el 9 enero 2008 a las 10:15 minutos de la noche en compañía de Alexander Carretero Díaz, quien lo transportó vía terrestre hasta el sitio conocido como Aguas Claras, ubicado entre Aguachica y Ocaña, donde fue entregado al soldado profesional de la sección de inteligencia (S-2) del Batallón de Infantería No. 15 Francisco de Paula Santander, Dayro José Palomino Ballesteros, previo acuerdo que había celebrado con Ender Obeso Campo. A Carretero Díaz se le pagó la suma de $200,000, e igual monto se le dio por entregar a Palomino Ballesteros una copia de su cédula de ciudadanía para legalizar la recompensa que se pagaría por dicho positivo.

El 12 enero 2008 se reportó a Fair Leonardo Porras Bernal, sin identidad conocida, como muerto en combate por tropas del Batallón Santander de Ocaña en la vereda La Esperanza-El Tirol, parte alta de Ábrego, Norte de Santander. De acuerdo con las informaciones de la Fiscalía, el homicidio se reportó como consecuencia de la ejecución de la misión táctica Soberanía, enmarcada dentro de la orden de operaciones Emperador, que habían emanado del Comando de la Brigada 30.

La misión táctica Soberanía, según se asegura en los informes oficiales, estuvo soportada en informes de inteligencia que indicaban que en el sector en donde sucedieron los hechos se encontraban miembros de grupos armados al margen de la ley, conocidos en el argot militar bajo la denominación de Bacrim. Estas informaciones se atribuyeron genéricamente a la red de cooperantes, según la cual, cuatro sujetos desconocidos pretendían extorsionar a los habitantes de la región.

El escrito de acusación especifica también que, conocida la información anterior, el Ejército se desplazó al sector de El Tabaco-La Soledad, donde –según

Page 178: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

180

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

se consignó en los informes militares- se presentó un enfrentamiento armado con varios sujetos por espacio de 10 minutos y luego de cesar el fuego y realizar el registro perimétrico, se encontró el cadáver de Fair Leonardo Porras Bernal, para ese entonces sin identidad conocida.

Los militares dieron aviso al CTI de la Fiscalía General de la Nación y algunas de sus unidades fueron hasta el lugar, en donde les fue entregada una escena del crimen acordonada, en la que se hallaba una persona muerta sin identificación alguna, una pistola 9 mm. marca Smith & Wesson, vainillas calibres 9 mm. y cinco 56 mm., tal como se consignó en el informe de los investigadores.

Según algunos testigos, el día de los hechos se escucharon tiros de fusil, después tiros de revólver y después la explosión de una granada.

De acuerdo con la Fiscalía, el señor Porras Bernal fue entregado por sus reclutadores al sargento segundo Sandro Mauricio Pérez Contreras, al sargento John Jairo Muñoz Rodríguez y a los soldados profesionales Medardo Ríos y José Dayro Palomino Ballesteros, todos adscritos a la sección de inteligencia del Batallón Santander. Estos lo transportaron en motocicleta hasta donde se montó un falso retén militar para identificar a los ocupantes, y como la víctima no tenía sus documentos de identidad, le hicieron creer que se quedaría allí, lo hicieron subir a un camión tipo NPR y finalmente lo llevaron hasta el sitio donde fue muerto y en donde estaba el grupo compuesto por el teniente Diego Aldair Vargas Cortés, el cabo segundo Carlos Manuel González Alfonso y los soldados profesionales Richard Contreras Aguilar, Ricardo García Corzo y Carlos Antonio Zapata Roldán, comandados todos por Marco Wilson Quijano.

El señor Porras Bernal permaneció desaparecido hasta el 9 agosto 2008, cuando mediante dictamen pericial se dio a conocer que a través de cotejo dactilar se pudo identificar

Page 179: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

181

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

su cadáver, el que fue entregado a su madre el 24 de septiembre del mismo año.

Dice el escrito de acusación:

“De otro lado, se tiene que mediante la misión táctica Soberanía de fecha 1 enero 2008 firmada por el comandante del Batallón de Infantería No. 15 Francisco de Paula Santander acantonado en Ocaña, el Gruloc Búfalo 1 del Plan Meteoro Vial 3 se desplaza mediante medio motorizado, por la vía alterna de la vereda El Tabaco jurisdicción del municipio de Abrego, al respecto el Teniente Diego Aldair Vargas Cortés en diferentes narraciones que hizo primero en el informe de patrullaje, luego ante el juez 37 de Instrucción Penal Militar y más tarde en la investigación disciplinaria, narra que su comandante el Mayor Marco Wilson Quijano había una información por parte de la red de cooperantes en donde se decía que un grupo de bandidos estaban extorsionando a los campesinos en la vereda El Tabaco-La Soledad, y que ante esta información contando con la aprobación del Mayor Marcos Wilson Quijano Mariño, Comandante de la compañía se desplazó hacia el lugar de los hechos siendo las 11:00 de la noche del día 11 enero de 2008, y luego entre las 2:00 y 2:30 de la madrugada del día 12 enero 2008 observaron un movimiento de aproximadamente de cinco a seis personas, los que al escuchar la proclama “tropas del ejército del Plan Meteoro y que hicieran alto para verificar que se encontraban haciendo a esa hora por ahí…” éstos abrieron fuego contra la tropa, por lo que ellos reaccionaron en igual sentido; anotando que el CS. González actuó por el lado derecho y él por el izquierdo, estando a una distancia de 40 a 60 metros, anota que el combate duró 10 minutos, y que esto fue reportado al puesto de mando”.

Page 180: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

182

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

El 15 de marzo de 2010 la Fiscalía presentó una aclaración a este escrito de acusación, agregando:

“Los hechos en concreto relacionados con esta persona se contraen al mes de enero de 2008. Fair Leonardo Porras Bernal, era un joven identificado con la C. C. No. 80.721.070 de Bogotá, hijo de Luz Marina Bernal, conocido con el apodo de “Gringo”, que se caracterizaba por ser zurdo y haber sido afectado cuando niño por una meningitis que le generó como consecuencia la disminución de su capacidad laboral en 53% además de disminuirle su capacidad de aprendizaje; residía en el barrio de Soacha Compartir en el municipio de ese mismo nombre del departamento de Cundinamarca, lugar donde vivía con su familia. En esa población el joven tenía en consecuencia su arraigo familiar y social en esa municipalidad también tenían asiento y vínculos Alexander Carretero Díaz alias Alex, Ender Obeso Campo alias Pique, Uriel Ballesteros Obeso alias Pocho y Pedro Antonio Gámez Díaz quienes conformaban una red dedicada a buscar y seleccionar personas en esa localidad que bajo engaño eran llevadas a Ocaña para ser entregadas a militares quienes a la postre les causaban la muerte reportándolos como dados de baja en combate, actividad en la cual se conoce tomaban parte el Sargento Segundo Sandro Mauricio Pérez Contreras, responsable de la Sección Segunda (S-2) del Batallón de Infantería No. 15 Santander de Ocaña y sus compañeros de sección, el soldado profesional Medardo Ríos Díaz y el soldado profesional Dayro José Palomino Ballesteros, militares identificados como los contactos al interior del batallón para la búsqueda y traslado de personas con el fin ya indicado. El último mencionado además es señalado de ser familiar de Edith del Carmen Palomino Ballesteros, compañera permanente de Alexander Carretero Díaz alias Alex, de Uriel Ballesteros Obeso alias Pocho y Ender Obeso Ocampo alias Pique”.

Page 181: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

183

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

En el escrito de acusación además se afirmó que el asunto se inscribía dentro de un ataque sistemático en contra de varios jóvenes de la población de Soacha y que la víctima recibió falsos ofrecimientos de trabajo y remuneración económica; salió de Bogotá el 9 enero de 2008, en las horas de la noche, y el 12 de enero fue muerto violentamente y reportado como dado de baja en combate ocurrido entre las 2:00 y 2:30 de la mañana en la vereda La Esperanza-El Tirol con tropas adscritas al primer pelotón de la compañía motorizada Búfalo del Plan Meteoro 3 del Batallón de Infantería No. 15 Santander de Ocaña, cuyo comandante era el mayor Marco Wilson Quijano Marín, y al cual pertenecían –además- el teniente Diego Aldair Vargas Cortés, el cabo segundo Carlos Manuel González Alfonso y los soldados profesionales Richard Contreras Aguilar, Ricardo García Corzo y Carlos Antonio Zapata Roldán. El presunto combate ocurrió en desarrollo de la misión táctica Soberanía.

La muerte la reportó el Teniente Diego Aldair Vargas Cortés a través de un acta de primer respondiente e informes dirigidos al Teniente Coronel Álvaro Diego Tamayo Hoyos y al Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía General de la Nación. Se dice en el expediente que el Mayor Marcos Wilson Quijano Mariño había recibido información telefónica de la red de cooperantes que indicaba la presencia de cuatro sujetos de civil que portaban armas cortas y realizaban labores de cobro de extorsiones e intimidación a la población civil, y por ello aprobó la acción del Teniente Vargas Cortés para que con la tropa bajo su mando se desplazará al lugar.

El pelotón Búfalo 1, el 11 enero, hacia las 11 de la noche, se desplazó al lugar y en la vereda Soledad, en un cultivo de tomate, al observar el movimiento de personas no identificadas, lanzaron la proclama identificándose como tropas regulares, pero la reacción de los sujetos fue abrir fuego contra la tropa, que reaccionó con disparos

Page 182: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

184

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

contra ellos durante 10 minutos, al cabo de los cuales se hizo el registro perimetral y se encontró el cadáver de la víctima.

Para justificar la muerte, en la sección de inteligencia del Batallón de Infantería No. 15, a cargo del sargento segundo Sandro Mauricio Pérez Contreras, se confeccionaron informes y boletines de inteligencia a los que se pusieron fechas entre el 6 y el 12 enero de 2008 y que daban cuenta de la presunta presencia de integrantes de las FARC-EP y el ELN, así como de miembros de bandas criminales en varios sectores de Ocaña.

La víctima, desde el día de su muerte, permaneció como no identificada hasta el 9 agosto de 2008, fecha en la que se estableció a través de cotejo dactilar que se trataba de Fair Leonardo Porras Bernal.

7.3 EXPEDIENTE 200880015

En el escrito de acusación presentado por el Fiscal 53 de la Unidad Nacional de Derechos Humanos, el 12 junio de 2009, se acusa a Gabriel de Jesús Rincón Amado, coronel (r) del Ejército Nacional, Henry Mauricio Blanco Barbosa, oficial del mismo ejército, al suboficial Manuel Ángel Zorrilla Agámez y a los soldados profesionales José Orlando González Ceballos, Juan Gabriel Espinosa Restrepo, Kevis Alberto Jiménez Escalante, Luis Alirio López y Medardo Ríos Díaz.

Los hechos se presentaron en enero de 2008, cuando en el municipio de Soacha, Cundinamarca, de manera secuencial y sistemática, fueron desapareciendo varios jóvenes, entre ellos Julio César Meza Vargas -conocido como “Medio Polvo”- y Johnatan Orlando Soto Bermúdez,

Page 183: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

185

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

conocido como “Triángulo”, quienes fueron atraídos con falsas promesas de ganancias económicas por Pedro Antonio Gámez y Alexander Carretero Díaz.

Dice el escrito de acusación:

“Julio César Meza Vargas, Johnatan Orlando Soto Bermúdez, Pedro Antonio Gámez y Alexander Carretero Díaz llegan a Ocaña y se encuentran con los sargentos del ejército Sandro Mauricio Pérez y John Jairo Muñoz Rodríguez, y el soldado profesional Medardo Ríos Díaz, quienes conducen a los jóvenes a un lugar en el que se encontraba el Gruloc (Grupo Localizador) Espada 1 de la compañía E del Batallón contraguerrilla No. 96 adscrito a la Brigada Móvil No. 15, en un supuesto retén, donde se detiene el grupo y donde los miembros del Gruloc, al mando del Capitán Henry Mauricio Blanco Barbosa le piden documentos a Julio César Meza Vargas y a Johnatan Orlando Soto Bermúdez y los hacen subir en un camión tipo NPR que los desplaza hasta el lugar ubicado en la vía que de Ocaña conduce a la vereda de Chircas, ya en el municipio de San Calixto, donde los jóvenes provenientes de Soacha son asesinados por el grupo compuesto por el Cabo Primero Manuel Ángel Zorrilla Agámez, el soldado profesional Juan Gabriel Espinosa Restrepo, soldado profesional Kevis Alberto Jiménez Escalante, soldado profesional José Orlando González Ceballos y soldado profesional Luis Alirio López.

...

La fiscalía también ha establecido que con referencia a la muerte de los dos jóvenes de Soacha en supuesto combate, se presentó el despliegue del Gruloc Espada 1 se dispone por el Teniente

Page 184: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

186

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

Coronel Gabriel de Jesús Rincón Amado oficial de operaciones (B3) de la Brigada Móvil Mo. 15, quien anteriormente había sido contactado por el Sargento Segundo John Jairo Muñoz Rodríguez, suboficial de inteligencia de la Rime 2 (Regional de Inteligencia) asignado como enlace ante la Brim 15, para proponerle la posibilidad de traer personal civil que se le entregaba a la tropa para ser presentados como muertos en combate, lo cual acepta el oficial de operaciones, pasado lo cual Muñoz Rodríguez obtiene colaboración de Sandro Mauricio Pérez Contreras quien entra en comunicación con el soldado profesional Dayro Palomino Ballesteros ambos adscritos al área de inteligencia (S2) del Batallón de Infantería No. 15 Francisco de Paula Santander, -que compartía instalaciones con la Brim 15- y a través del cual se coordina con Pedro Gámez Díaz y Alexander Carretero Díaz ubicados en Soacha, para que ubiquen y convenzan a dos personas para los efectos ya descritos y que a la postre resultaron ser Julio César Meza Vargas y Johnatan Orlando Soto Bermúdez”.

De acuerdo con las precisiones de la Fiscalía, el teniente Rincón Amado entregó a Gámez Díaz y a Carretero Díaz la suma de $2.210.000 para sufragar los gastos de transporte y demás diligencias cumplidas.

La forma de operar en este caso fue similar a la consignada en otros expedientes: los particulares fueron trasladados hasta un sitio en el que se montó un falso retén militar y en donde fueron retenidos con el pretexto de que carecían de documentos; posteriormente se trasladaron a un área en donde fueron asesinados, homicidio que después se justificó mediante órdenes de operaciones, en este caso la denominada Alacrán, e informes de inteligencia que daban cuenta de la supuesta

Page 185: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

187

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

presencia de miembros de bandas criminales en el lugar. De la misma manera, la escena del crimen fue construida por los interesados y las evidencias entregadas por ellos a los miembros de la Fiscalía General de la Nación.

Julio César Meza Vargas fue reconocido por tatuajes que tenía e identificado por el Instituto de Medicina Legal mediante cotejo dactiloscópico apenas el 29 agosto de 2008. Johnatan Orlando Soto Bermúdez, por su parte, fue reconocido en el Instituto de Medicina Legal por sus familiares, que fundaron este reconocimiento en las prendas de vestir que portaba y en las señales particulares que tenía.

Por estos hechos fueron acusados el teniente coronel Gabriel de Jesús Rincón Amado por los delitos de desaparición forzada agravada, homicidio agravado y concierto para delinquir agravado en calidad de coautor; el mayor Henry Mauricio Blanco Barbosa por los delitos de desaparición forzada agravada, homicidio agravado, concierto para delinquir agravado, fraude procesal y falsedad ideológica en documento público, como coautor; CP Manuel Ángel Zorrilla Agámez por los delitos de desaparición forzada agravada, homicidio agravado, concierto para delinquir agravado y fraude procesal; el soldado profesional Medardo Ríos Díaz por los delitos de desaparición forzada agravada, homicidio agravado y concierto para delinquir agravado; el soldado profesional José Orlando González Ceballos, por los delitos de desaparición forzada agravada, homicidio agravado, concierto para delinquir agravado y fraude procesal; el soldado profesional Juan Gabriel Espinosa Restrepo por los delitos de desaparición forzada agravada, homicidio agravado, concierto para delinquir agravado y fraude procesal; el soldado profesional Kevis Alberto Jiménez Escalante por los delitos de desaparición forzada agravada, homicidio agravado, concierto para delinquir agravado y

Page 186: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

188

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

fraude procesal, y el soldado profesional Luis Alirio López por los delitos de desaparición forzada agravada, homicidio agravado, concierto para delinquir agravado y fraude procesal.

7.4 EXPEDIENTE 200800033

La Fiscal 19 Especializada de la Unidad Nacional de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, el 1 julio de 2009, presentó escrito de acusación en contra del teniente coronel Álvaro Diego Tamayo Hoyos, los cabos primeros Wilson Virgilio Suárez Gaitán y Eduardo Zapata Vera, el subteniente Néstor Jaime Mosquera Blanco, el sargento segundo Jáder Alvarado Sequea, suboficial John Jairo Castillo Cruz y los soldados profesionales Miguel Antonio Jerez Plata, Ubaldo Ronderos Poveda, Salvador Renoga Osorio, Juan de Dios Suárez, Moisés Barbosa Carrascal, Ciro Alfonso Gutiérrez Silva, José Gregorio Mendoza Pinzón, Libaner Rodríguez Duarte, José Eliseo Toscano, Orlando Antonio Pallares Uribe, Mauricio Delgado Zayas, Jesús Enrique Domínguez Caballero y Fernando Sanjuán Sanjuán.

En este caso, el 2 marzo de 2008, hacia las 7 de la noche, la víctima, Julián Oviedo Monroy, salió de su casa diciendo que se iba a encontrar con una persona para un trabajo, pero no regresó, pese a que no acostumbraba a quedarse fuera de la casa. Como el joven no volvió, su padre lo reportó el 5 marzo de 2008 como desaparecido. Solamente logró encontrarlo el 25 septiembre de 2008, cuando el cuerpo de su hijo le fue entregado en el municipio de Ocaña.

Da cuenta el expediente que este homicidio se inscribe dentro de la muerte sistemática de que fueron víctimas 11 jóvenes reportados como desaparecidos entre los meses de diciembre de 2007 y enero de 2008 en la población

Page 187: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

189

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

de Soacha, y que fueron muertos a manos de miembros del Ejército Nacional y presentados falsamente como miembros de bandas criminales.

Dice el escrito de acusación:

“Actividades de búsqueda por parte de los familiares que se realizaron desconociéndose la información aportada en informe de patrullaje de fecha 3 marzo de 2008. Suscrito por el subteniente Néstor Jaime Mosquera Blanco. En donde señala el militar que se encontraba con la contraguerrilla “Ayacucho 2” verificando información sobre “ individuos” que buscaban información sobre ubicación de la tropa para colocar minas anti personas, y para activar el plan pistola, y estando en el alto Divino Niño, en coordenadas 08°01’17’’–72°59’28’’ que comunica la vereda San Juan con la vereda Agua Blanca, se realizó un movimiento desde las coordenadas 08°01’18’’–72°59’42’’ hasta las coordenadas 08°01’17’’–72°59’28’’ para montar un puesto de observación y escucha, luego siendo las 1:20 del día hicieron presencia dos sujetos a quienes se les lanza la proclama “somos tropas del ejército nacional”, recibiendo como respuesta fuego del enemigo, reaccionando de inmediato la tropa, presentándose intercambio de disparos que duró de 5 a 10 minutos, después al realizar el registro encontraron a un hombre muerto. Quien es identificado por reconocimiento dactiloscópico para Julián Oviedo Monroy cédula 1.024.485.641 expedida en Bogotá positivo. Reconocimiento realizado el día 9 septiembre de 2008, por el Instituto de Medicina Legal”.

Según se pudo establecer, Julián Oviedo Monroy fue trasladado vía terrestre al municipio de Ocaña el 2 marzo de 2008, en un bus de la empresa Copetrán, y utilizando un pasaje que fue comprado por el militar Wilson Virgilio

Page 188: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

190

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

Suárez Gaitán, cabo primero del Ejército Nacional adscrito al Bisan en el grupo de inteligencia (S2). Oviedo Monroy fue reclutado por Dayro Palomino y Alexander Carretero Díaz en la misma forma como lo fueron otros jóvenes del mismo municipio de Soacha.

Los implicados pertenecían al Batallón de Infantería No. 15 Francisco de Paula Santander con sede en Ocaña. Como en los anteriores casos, una vez ocurrida la muerte, los propios militares montaron una escena del crimen y pusieron en poder de la víctima un arma corta calibre 7.65mm., una granada de mano y otra pistola calibre 7.65 mm. que según el informe se le cayó a otro individuo que logró huir.

La acusación en este caso se hizo por los delitos de desaparición forzada agravada, homicidio agravado, concierto para delinquir agravado y falsedad ideológica en documento público.

7.5 EXPEDIENTE 200800028

La Fiscal 19 Especializada de la Unidad Nacional de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario acusó al suboficial Jáner Ediel Duque Marín, al cabo segundo Richard Armando Jojoa Bastidas, y a los soldados profesionales José Orlando González Ceballos, Nixon Arturo Cubides Cuesta, Kevis Alberto Jiménez Escalante, Luis Alirio López, José Adolfo Fernández Ramírez, John Anderson Díaz Ortega, Ricardo Eliud González Gómez, Ferney Grijalba Flor, Eider Andrés Guerrero Andrade, Geiner Fuertes Billermo, Pedro Johan Hernández Malagón y Juan Ramón Marín Ramírez y a los suboficiales Manuel Ángel Zorrilla Agámez y Ricardo Coronado Martínez.

Page 189: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

191

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

De acuerdo con el escrito de acusación, los jóvenes Diego Alberto Tamayo Garcera, Víctor Fernando Gómez Romero y Jáder Andrés Palacio Bustamante, fueron desaparecidos y posteriormente asesinados en hechos que se inscriben dentro de un contexto de varias acciones delictivas que se presentaron entre los meses de diciembre de 2007 y agosto de 2008, y que afectaron a varios jóvenes del municipio de Soacha, en particular en los barrios Soacha Compartir, Ducales y Villa Italia, en los que se presentó de manera secuencial y sistemática la desaparición de 11 jóvenes.

Tamayo Garcera, Gómez Romero y Palacio Bustamante fueron vistos por última vez el 22 y el 23 agosto 2008 y fueron reportados como dados de baja en combate el 25 agosto del mismo año, para unos poniendo en duda su identificación, y para otros reportando su ausencia de identificación.

Diego Alberto Tamayo Garcera le dijo a su madre el 22 agosto de 2008 que lo habían invitado a conocer la costa Atlántica y, al efecto, le mostró un papel con un número telefónico. El 24 agosto, al regresar a la casa la señora, encontró una nota que dice: “mamá me voy, cuídeme el conejo que llego el lunes”. Según fue informada por el celador, Diego Alberto salió en la madrugada del 24 agosto.

Según su madre, Víctor Fernando Gómez Romero salió el día 23 agosto en compañía de dos hombres y una mujer que le hicieron una desconocida propuesta de trabajo en la costa Atlántica, a cambio de lo cual el muchacho recibiría $10.000.000,00.

De acuerdo con el escrito de acusación:

Page 190: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

192

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

“Jóvenes quienes mediante maniobras de engaño y falsos ofrecimientos de trabajos y excelente remuneración económica, fueron conducidos al municipio de Ocaña por Dayro José Palomino Ballesteros, soldado profesional retirado del batallón de infantería Santander, y su compañera permanente Laidy Johana Villamil Durán, utilizando transporte terrestre, por la empresa Copetrán. Pasajes los cuales habían sido comprados y transmitidos desde la ciudad de Ocaña y reclamados por Leydi Johana Villamil. Las víctimas -Diego Alberto Tamayo Garcera (25 años), Víctor Fernando Gómez Romero (23 años) Jáder Andrés Palacio Bustamante (22 años), viajaron a Ocaña en compañía Dayro José Palomino Ballesteros y su compañera permanente Leydi Johana Villamil Durán, y llegaron sobre las 10 de la mañana del día 24 agosto a la casa de Alexander Carretero Díaz, en el barrio El Ramal, allí estuvieron privados de la libertad física en una habitación donde se les puso música, se les ofreció bebidas alcohólicas y hasta drogas. Pero se les impedía salir de la habitación. Luego sobre las seis (6:00) de la tarde, como refiere en entrevista la menor Katerine Osorio Ballesteros, y así lo confirma bajo gravedad del juramento el hoy privado de la libertad Alexander Carretero Díaz, el sargento del carrito rojo, y el soldado Ríos, se lo llevó y al otro día aparecieron muertos.

En efecto, en horas de la tarde del 24 agosto de 2008, llega a esta residencia un vehículo de color rojo o vino tinto y conducido por un suboficial, sargento del ejército, asimismo, que acompañado por el soldado Ríos, quienes recogieron a Diego Alberto Tamayo Garcera, Víctor Fernando Gómez, Javier Andrés Palacio Bustamante y los condujeron, según información sobre el modus operandi, utilizado por los miembros del ejército inmersos en estas conductas, hasta un sitio sobre la vía Ocaña San Martín para hacer la entrega de las víctimas a los miembros del grupo militar, orgánicos de la compañía E (Gruloc Espada 1) del Batallón contra guerrillas 96, de la Brigada Móvil No. 15 al mando del sargento segundo Jáner Ediel duque Marín.

Page 191: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

193

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

La fiscalía ha establecido, según información sobre el modus operandi utilizado, que los militares implicados en los hechos, con anterioridad acordaron encontrarse en un simulado puesto de control en la vía que de Ocaña conduce al sector conocido como Agua de la Virgen vía San Martín César, en la intersección de la vía que conduce a la vereda Papamitos. La compañía E (Gruloc Espada 1), del Batallón contra guerrillas 96, de la Brigada Móvil No. 15 al mando del sargento segundo Jáner Ediel Duque Marín con el fin de dar visos de legalidad a su actuar, al parecer, ilícito dicen estar amparados por la misión táctica Alforja y orden de operaciones Atenas agregan que fueron coordinados verbalmente por el señor Teniente Coronel Gabriel de Jesús Rincón Amado, oficial de operaciones.

Una vez recibidas las víctimas, por parte de los miembros del ejército pertenecientes al Gruloc Espada 1, fueron asesinadas y posteriormente realizaron maniobras y manipulación del lugar de los hechos, maniobras tendientes a escenificar un contacto armado legítimo, para lograr reportar estas muertes como resultados operacionales exitosos ante sus superiores y obtener los beneficios por dichos logros, consistentes en felicitaciones y calificación en su folio de vida.”

La acusación se emite por los delitos de desaparición forzada agravada, homicidio agravado en estado de indefensión, concierto para delinquir agravado, y falsedad ideológica en documento público.

Page 192: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

194

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

Page 193: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

195

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

8. LAS VÍCTIMAS

La lista de víctimas que se refieren al “caso Soacha”, es la siguiente:

Elkin Gustavo verano Hernández, de 25 años de edad, trabajador de la fundición de campanas y tambores San Antonio.

Joaquín Castro Vázquez, 27 años de edad, trabajador de la fundición de campanas y tambores San Antonio.

Fair Leonardo Porras Bernal, quien tenía problemas de aprendizaje y la disminución de su capacidad laboral del 53%, y vivía con su madre.

Julio César Meza Vargas, de quien desconocemos más datos.

Johnatan Orlando Soto Bermúdez, de 17 años de edad.

Julián Oviedo Monroy, quien vivía en su casa y fue visto por última vez con vida el 2 marzo de 2008.

Diego Alberto Tamayo Garcera, de 25 años de edad.

Víctor Fernando Gómez Romero, 23 años de edad.

Jáder Andrés Palacio Bustamante, de 22 años de edad.

Page 194: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

196

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

Daniel Pesca, a cuyo proceso no hemos tenido acceso.

Eduardo Garzón, a cuyo proceso no hemos tenido acceso.

Page 195: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

197

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

9. LOS ACUSADOS

De conformidad con los escritos de acusación –porque hasta el momento el proceso no ha superado la fase de la audiencia preparatoria-

han sido acusados en los casos a los que se refiere este informe:

Tenientes Coroneles

Álvaro Diego Tamayo Hoyos

Gabriel de Jesús Rincón Amado

Mayores

Marco Wilson Quijano Mariño

Carlos Antonio Zapata Roldán

Capitán

Henry Mauricio Blanco Barbosa

Teniente

Diego Aldair Vargas Cortés

Subteniente

Néstor Jaime Mosquera Blanco

Sargentos Segundos

Jáder Alvarado Sequea

John Jairo Castillo Cruz

Cabos Primeros

Rolando Rafael Consuegra Estupiñán

Yilber Alfonso Ovalle Pineda

Manuel Ángel Zorrilla Agámez

Wilson Virgilio Suárez Gaitán

Page 196: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

198

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

Cabos Primeros

Eduardo Zapata Vera

Ricardo Coronado Martínez

Cabos Segundos

Carlos Manuel González Alfonso

Richard Armando Jojoa Bastidas

Suboficial

Jáner Ediel Duque Marín

Soldados Profesionales

Alexander Suárez Rozo

Elibardo Portillo Zambrano

Tomás Contreras Duarte

Inocencio Abelino Gil

Ever Jaime Garzón

Lorenzo de las Aguas Robles

Medardo Ríos Díaz

Obdulio Medina Jouro

Richard Ramiro Contreras Aguilar

Ricardo García Corzo

José Orlando González Ceballos

Miguel Antonio Jerez Plata

Juan Gabriel Espinosa Restrepo

Kevis Alberto Jiménez Escalante

Luis Alirio López

Ubaldo Ronderos Poveda

Salvador Renoga Osorio

Juan de Dios Suárez

Moisés Barbosa Carrascal

Ciro Alfonso Gutiérrez Silva

José Gregorio Mendoza Pinzón

Libaner Rodríguez Duarte

José Eliseo Toscano

Orlando Antonio Pallares Uribe

Page 197: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

199

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

Mauricio Delgado Zayas

Jesús Enrique Domínguez Caballero

Fernando Sanjuán Sanjuán

Nixon Arturo Cubides Cuesta

José Adolfo Fernández Ramírez

John Anderson Díaz Ortega

Ricardo Eliud González Gómez

Ferney Grijalba Flor

Eider Andrés Guerrero Andrade

Geiner Fuertes Billermo

Pedro Johan Hernández Malagón

Juan Ramón Marín Ramírez

Page 198: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4
Page 199: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

201

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

10. CONSIDERACIONES SOBRE LOS ‘FALSOS POSITIVOS’

Como se dijo desde el principio de este informe, su finalidad es presentar de una manera objetiva el relato de los hechos y actuaciones judiciales

cumplidas, sin pretender que, por asuntos políticos o de otra naturaleza, se fijen posiciones sobre la responsabilidad de quienes han sido acusados como victimarios y cuyos procesos no han culminado con sentencia definitiva.

No obstante lo anterior, sin pretender condicionar las actuaciones de los órganos de investigación y juzgamiento, se puede afirmar respecto de las múltiples muertes a la que se refiere este informe:

10.1 LA ADECUACIÓN TÍPICA DE LAS CONDUCTAS

Para la Fiscalía General de la Nación, los hechos se adecuan a las descripciones típicas de desaparición forzada, homicidio agravado, concierto para delinquir, falsedad ideológica en documento público y fraude procesal. Cada uno de estos tipos recoge distintas actuaciones cumplidas por los miembros del Ejército Nacional.

Page 200: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

202

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

Múltiples problemas se derivan de la acusación por el delito de desaparición forzada, teniendo en cuenta que no en todos los casos se procedió de la misma forma. En unos, los jóvenes asesinados fueron reclutados y a los días siguientes reportados como muertos en combate, con sus identidades y características; en otros, los muchachos fueron trasladados hasta Ocaña, asesinados al día siguiente, reportados como personas con identidad desconocida e identificados varios meses después de su desaparición.

Independientemente del tiempo transcurrido entre el traslado de los jóvenes y el acaecimiento de su muerte, las dificultades de tipificación al delito de desaparición forzada vienen de los siguientes aspectos: (i) la finalidad perseguida por los victimarios; (ii) la identificación de las víctimas en las diligencias de necropsia o en los reportes de su muerte; (iii) la forma como fueron reclutados, y (iv) el tiempo transcurrido entre el reclutamiento y la identificación.

Por lo que hace a la finalidad perseguida por los victimarios, es cierto que el artículo 165 del Código Penal no exige en su descripción un propósito específico al autor de la conducta. Sin embargo, de acuerdo con los cánones del derecho penal, es preciso examinar si la voluntad de los autores estaba encaminada a afectar el bien jurídico de la libertad individual y a obtener la desaparición de los jóvenes afectados con la conducta.

En los casos que se han conocido y de acuerdo con las pruebas que ha relatado la Fiscalía tener en su poder, la intención de los militares involucrados no era principalmente la de desaparecer a los jóvenes ilegalmente reclutados, sino “darlos de baja” para obtener a través de este procedimiento ilegal, ventajas o recompensas operacionales.

Page 201: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

203

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

No obstante, el modus operandi utilizado en todos los casos supera la intención manifiesta de los implicados, en razón de que el reclutamiento en una zona alejada del teatro de operaciones de los acusados, la categoría social de las víctimas, los reportes generados para encubrir su asesinato, la escenificación de un combate en donde no se presentó, y el procedimiento engañoso que se utilizó para atraer a los muchachos hacia su propia muerte, son todos indicativos de que los militares no solamente conocían la ilegalidad de las muertes producidas, sino que también decidieron afectar los bienes jurídicos protegidos con el tipo de desaparición forzada de personas, en tanto que con tal forma de actuar se garantizaba mantener en el anonimato a las víctimas y privar a sus familiares de buscar la protección de la ley a favor de los jóvenes muertos.

Ahora bien, una dificultad adicional surge respecto del entendimiento que se puede dar al elemento normativo “someta a otra persona a privación de su libertad cualquiera que sea la forma”, porque la Fiscalía ha entendido que éste se refiere a cualquier método que se utilice para restringir la libertad de las víctimas, y al propósito ha esbozado argumentos relacionados con el engaño de que fueron objeto los muchachos asesinados, fijando así el cumplimiento del tipo penal.

Evidentemente no es ésta la teleología del artículo 165 del Código Penal, si se inscribe el tipo penal en el contexto de la desaparición forzada como crimen de aparatos organizados de poder. “Cualquiera que sea la forma” de la privación de la libertad no hace referencia a las modalidades físicas de la aprehensión, sino a la categoría de detenciones legales o ilegales. Lo que el tipo pretende es afirmar que la desaparición forzada puede ser el resultado de una detención realizada con el cumplimiento de las reglas constitucionales y legales (esto es, una detención legal) que luego asegura

Page 202: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

204

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

la desaparición de la víctima, o bien de una detención sin orden de autoridad judicial, o por causa no prevista en la ley (detención ilegal).

La modalidad física de la aprehensión (mediante engaño, por la fuerza, previa invitación al acompañamiento, etc.) puede ser una circunstancia que tenga incidencia en la dosificación de la sanción, mas no afecta la tipicidad de la conducta y sí poner en peligro el éxito de la acusación, en la medida en la que, si se considera que esta modalidad es elemento estructural del tipo, deberá probarse en sus factores constitutivos más allá de toda duda razonable, a fin de obtener una sentencia condenatoria.

Al tiempo, el artículo 165 del Código Penal también establece como uno de los elementos del tipo la negativa a reconocer la privación de la libertad a la que se sometió a la víctima, o la negativa a dar información sobre su paradero. Esta circunstancia se presenta como una nueva dificultad frente al éxito de las acusaciones elevadas por la Fiscalía General de la Nación, en tanto que en los casos conocidos la privación de la libertad fue realizada por una organización criminal que actuaba por fuera de las reglas jurídicas y, en este sentido, en principio no tendría la obligación de reportar la aprehensión ni de dar noticia de la misma a las autoridades o los particulares, sin menoscabar el derecho constitucional de los implicados a la no autoincriminación.

Sin embargo, anota el suscrito consultor que esta es una dificultad en el proceso de demostración de los elementos estructurales del tipo de desaparición forzada pero no implica, necesariamente, el fracaso de la acusación, si se tiene en cuenta que la Corte Constitucional, en la sentencia C-317 de 2002, fue enfática en señalar que en el caso de la desaparición forzada tanto las autoridades

Page 203: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

205

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

públicas como los particulares están obligados a dar información sobre el paradero de la víctima.

En cuanto hace referencia a la identificación de las víctimas en las diligencias de necropsia o en los reportes de su muerte, es claro que esta situación no hace desaparecer la tipicidad de la conducta, en la medida en la que el tipo de desaparición forzada no condiciona su existencia a un lapso determinado. En otras palabras, para que se configure el tipo penal no se requiere que sus familiares y amigos hayan perdido contacto con la víctima por largo tiempo, sino que basta con la desaparición por un breve período de tiempo. La identificación inmediata a la muerte, por lo demás, no suple la ausencia de información sobre la víctima en casos como los de Soacha, en razón de que, de todas maneras, el modus operandi aseguraba mantener a los jóvenes en la más absoluta oscuridad sobre su suerte y paradero.

Puede decirse, además, respecto de la forma como fueron reclutados, que las víctimas de Soacha si bien asintieron en ir hasta Ocaña de forma voluntaria –aunque engañados con la promesa de mejorar sus condiciones económicas-, posteriormente fueron ilegalmente privados de su libertad –en los falsos retenes- y, esta vez sí, en contra de su voluntad, por lo que no se deberán presentar dificultades al momento de las sentencias que se espera produzcan los jueces competentes.

El tiempo transcurrido entre el reclutamiento y la identificación de las víctimas tampoco debe ofrecer dificultades a las autoridades judiciales. En muchos de los casos (una identificación varios meses después del reclutamiento) será más clara la situación, pero en todo caso aun en el evento de que el reporte se haya dado con el nombre e identificación de la víctima, se puede reputar la comisión del delito de desaparición forzada.

Page 204: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

206

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

Respecto de la adecuación típica de la conducta al tipo penal de homicidio agravado, considera el consultor que es correcta. En algunos escenarios se ha propugnado porque este tipo de delincuencia sea calificada como homicidio en persona protegida, bajo el entendido de que las víctimas eran miembros de la población civil y murieron a manos de actores armados, inspirados éstos en una política oficial que demandaba de ellos resultados operacionales.

Sin embargo, es conveniente tener en cuenta que el delito no se produjo en desarrollo y como consecuencia del conflicto armado que vive Colombia. No se puede establecer, a mi juicio, una estrecha relación entre las muertes y el conflicto armado, porque los militares involucrados no actuaron bajo estas motivaciones y contexto, sino que constituyeron una banda criminal ilegal con el propósito de perseguir fines abyectos, a la manera como actúa cualquiera otra organización criminal. Esta circunstancia no obsta, en todo caso, para que las muertes se califiquen como graves violaciones a los derechos humanos y que ellas deban ser sancionadas de acuerdo con su gravedad.

10.2 EL CARÁCTER DE GRAVES VIOLACIONES A LOS DD.HH.

Sin duda, para el consultor, los homicidios de los jóvenes de Soacha constituyen graves violaciones a los derechos humanos, en razón de que todos ellos se inscriben dentro de un patrón de comportamiento de miembros de la fuerza pública que no pueden reputarse como de exclusivo resorte de una banda criminal organizada al margen de la ley.

Por el contrario, tal como se vio en la primera parte de este documento, a la par con los casos de Soacha

Page 205: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

207

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

se conocieron otros en distintos sectores del territorio nacional y realizados por personas diferentes a las que han sido acusadas por la Fiscalía General de la Nación, en los que, con distintas o similares modalidades, fueron asesinados ciudadanos inermes por las fuerzas oficiales (se conoce que en algunos casos que se adelantan en Cúcuta hubo intervención de los grupos Gaula), presentados como delincuentes dados de baja en operaciones militares, ocultadas sus identidades y falsificados los informes relacionados con las actividades informadas por los miembros de la fuerza pública.

Adicionalmente, en todos los casos conocidos, los homicidios fueron impulsados por (i) la necesidad de presentar ante los Comandantes Superiores de las fuerzas resultados operacionales en contra de los actores de la violencia, o (ii) el propósito de obtener recompensas o favores por la actividad oficial, tales como permisos o licencias, ascensos en el escalafón, remuneración económica, etc.

Todas estas circunstancias están, además, inscritas dentro de la política de seguridad democrática que impulsó el gobierno nacional en el período 2002-2010, que, en lo fundamental que tiene que ver con la situación descrita, exigía a los militares resultados objetivos en la lucha contra la violencia.

A este último propósito, es verdad que en el documento oficial que contiene la política de Seguridad Democrática no se incluye el “body count” como una forma de evaluar la efectividad de los miembros de la fuerza pública; tampoco en las directivas expedidas por los funcionarios oficiales se exigen resultados amparados con las muertes en combate como único y principal criterio de evaluación, pero sí tales directivas demandan resultados apreciables y, dentro de ellas, se utiliza un lenguaje que impulsa a la captura –como

Page 206: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

208

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

medida inicial- o a la muerte –en caso de enfrentamiento- de los miembros de los grupos armados organizados al margen de la ley.

Las víctimas, por su parte, son todos jóvenes no mayores de 27 años, algunos con dificultades en su vida de relación social, pero –hasta donde es conocido- con arraigo en la población de Soacha; algunos con trabajos estables; otros más con fuertes vínculos con su familia; muchos de ellos reconocidos en su comunidad y, en todo caso, personas que no enfrentaron el uso de las armas oficiales, sino que fueron asesinados sin fórmula de juicio y por fuera de toda consideración sobre su dignidad, sus derechos fundamentales y las medidas de protección con las que han debido ser amparados.

Page 207: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

209

CA

PÍTU

LO S

EGU

ND

O

11. CONCLUSIONES

A manera de conclusiones, podemos afirmar:

•Los homicidios de los jóvenes de Soacha constituyen graves violaciones a los derechos humanos, inspirados por la equivocada política del “body counting” que impulsó, de alguna manera, la política de Seguridad Democrática.

•Las víctimas eran, todas, jóvenes pertenecientes a estratos bajos de la población, circunstancia que fue aprovechada por los autores de las conductas como uno de los factores que contribuiría a asegurar su desaparición.

•No se ha constatado en los escritos de acusación conocidos, más allá de algunas afirmaciones aisladas, que las víctimas tuvieran un pasado delincuencial o presentaran serias dificultades de convivencia. Sin embargo, se ha afirmado que los militares las seleccionaron justamente por sus antecedentes criminales o por sus dificultades con la comunidad, como factores que contribuirían a su desaparición, en tanto que la comunidad no extrañaría su presencia.

Page 208: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

210

INFO

RME

SOBR

E EJ

ECU

CIO

NES

EXT

RAJU

DIC

IALE

S EN

EL

CA

SO D

E SO

ACH

A

•Las actuaciones judiciales han presentado múltiples dificultades, al punto que más de un año después de ocurridos los hechos, no se han alcanzado sentencias definitivas y apenas se ha logrado llegar a la audiencia preparatoria.

•Todos los mandos militares y las instancias oficiales han restado importancia al caso, amparados en la recurrente excusa de que se trata de comportamientos desarrollados por algunos pocos inadaptados o “manzanas podridas” dentro de la fuerza pública; pero la verdad es que la multiplicidad de casos y la existencia de muchos de ellos en zonas diferentes del país, con distintos actores, permite aseverar que se trata de una política no declarada de la fuerza pública en desarrollo de la Seguridad Democrática.

•La verdad completa de los hechos tiene dificultades para su reconstrucción. Los elementos que se han incluido en este informe se sustentan primordialmente en las noticias dadas a conocer en los medios de comunicación masiva, y el acceso oficial a las diligencias judiciales se ha restringido.

Page 209: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

211

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

LAS VÍCTIMAS DE SOACHA DESDE EL PUNTO DE VISTA MORAL

Por Guillermo Hoyos Vásquez141

“Lo malo de la guerra radica en que crea más personas malas

que las que elimina”. (Kant, La paz perpetua, p. 82).

141 Director del Instituto de Bioética Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá.

Page 210: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4
Page 211: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

213

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

Esta sentencia, que Kant atribuye a un griego, cobra de nuevo actualidad en el momento en que nos enteramos de las torturas y otras barbaridades

cometidas por los norteamericanos en Irak. En Colombia todavía parece que no nos damos por aludidos, porque nos acostumbramos durante ocho años a que nos repitieran que aquí no hay conflicto, que no hay guerra, que se trata más bien de una arremetida terrorista de unos bandidos contra un Estado de opinión (ni siquiera de derecho). Pero precisamente el caso de los así llamados “falsos positivos” de Soacha puede ser paradigmático para hacernos reconocer hasta qué punto de degradación moral hemos llegado en esta guerra no reconocida, e inclusive a veces disimulada con expresiones y eufemismos como “seguridad democrática” o “prosperidad democrática”.

Nos proponemos en este ensayo reflexionar acerca del significado y valor de la reflexión moral y ética sobre problemas de la política. Es obvio que asuntos como la guerra y la paz o como el deterioro de ciertos procedimientos políticos no pueden ser resueltos sólo con base en moral. Esto sería retornar a cierto moralismo edificante y abstracto que muestra su debilidad así sea sólo por su ineficiencia. Pero con esto no se ha concedido a los partidarios de la realpolitik que los asuntos de la ciudad terrena no tengan nada que ver con las convicciones morales de las personas y los principios éticos de las colectividades.

Page 212: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

214

LAS

VÍC

TIM

AS

DE

SOAC

HA

DES

DE

EL P

UN

TO D

E VI

STA

MO

RAL

Casos como el de Soacha, al considerarlos paradigmáticos, sirven precisamente para mostrar la relación interna de muchas actitudes y comportamientos políticos con el sentido e importancia que otorgan a la moral y a lo ético las comunidades y las personas. No pretendemos de ninguna manera reemplazar la relevancia jurídica, social y política de determinados hechos y situaciones por el punto de vista ético. Buscamos más bien hacer visible que también en casos como el de los “falsos positivos” está en juego el sentido moral de una sociedad. Esto a la vez significa que una sociedad ha llegado ya muy lejos si la dimensión moral de los Derechos Humanos se pierde o sacrifica a valores aparentemente significativos, pero de todas maneras moralmente relativos y secundarios, como pueden ser los de la seguridad o la prosperidad, así se los adjetive con el término de democráticos.

Comenzamos por presentar de manera muy sucinta una descripción fenomenológica de la manera como se nos dieron a los colombianos los hechos de Soacha y Norte de Santander, de los que se ocupa extensamente esta publicación. Nos orientamos por la presentación que hicieron los medios, por opiniones de comentaristas y por reacciones de las autoridades. Dejamos naturalmente el juicio penal a las instancias pertinentes.

Lo propio de la reflexión ética y lo característico del juicio moral es que apela a la responsabilidad y a la conciencia de los que son señalados en público como actores, sin tener que esperar a que se demuestre culpabilidad en las instancias judiciales. Esto reduce la fuerza punitiva de la ética pero fortalece su valor educativo, pedagógico, público y político. Por ello iniciamos esta reflexión moral sobre los falsos positivos de Soacha poniendo el énfasis en aquellos aspectos, que deberían motivar la sensibilidad moral y llevar a una reflexión ética acerca de la responsabilidad de las diversas instancias (I).

Page 213: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

215

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

En un segundo momento volveremos a la filosofía moral, política y del derecho de Kant para analizar la vinculación que él establece entre moral, política y derecho, así no asumamos al pie de la letra la manera como el filósofo de Königsberg piensa dicha relación (II). En un tercer momento mostraremos de la mano de Walter Benjamin el significado de la memoria de las víctimas de injusticias, discriminación y violencia para la solución de problemas relacionados con la urgencia de justicia transicional (III), para concluir articulando en términos de ética discursiva y política deliberativa un camino, el de la justicia transicional, que nos permita transitar de situación de guerra y de violencia a condiciones de convivencia democrática hacia la paz perpetuamente (IV).

Page 214: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4
Page 215: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

217

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

1. LOS “FALSOS POSITIVOS” DE SOACHA: UN ESCÁNDALO MORAL

Aunque no fue el único escándalo moral de la Seguridad Democrática durante los ocho años de gobierno de Álvaro Uribe Vélez, ningún

otro hecho, incluyendo las “chuzadas” y Agro Ingreso Seguro, fue tan significativo como el de los 14 jóvenes inocentes reclutados en Soacha y asesinados por militares colombianos en Norte de Santander para ser presentados como bajas en combate. Esta ejecución extrajudicial, ilegal, basada en engaños, en tramposas negociaciones pecuniarias, en busca de beneficios por presentar resultados positivos, fue lo suficientemente conocida por la opinión pública, a pesar de ciertas vacilaciones y ambigüedades de algunos medios. En esta publicación hay otros ensayos que analizan más en detalle otros aspectos significativos de este vergonzoso capítulo de la reciente historia de Colombia. Aquí sólo destacaremos aquellos que nos parecen más relevantes para reflexionar acerca del punto de vista moral y ético de estos crímenes.

La opinión pública en su primera reacción los consideró crimen de lesa humanidad con múltiples agravantes: fueron jóvenes de familias humildes, algunos con poca educación; se aprovechó su condición social, la situación de sus familias y su vulnerabilidad económica y psicológica, se les ofreció trabajo y se los engañó

Page 216: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

218

LAS

VÍC

TIM

AS

DE

SOAC

HA

DES

DE

EL P

UN

TO D

E VI

STA

MO

RAL

para desplazarlos a una región de frontera en conflicto, en la cual las ejecuciones podrían ser presentadas más creíblemente como éxitos en la lucha contra la subversión. Se los mimetizó en pocas horas de jóvenes humildes en guerrilleros y bandidos, se los vistió de acuerdo con la última identidad impuesta por los victimarios y se los armó después de asesinarlos vilmente. Aquí sí vale: ¡todo fríamente calculado!

En contraste con esta macabra escena, los colombianos sabemos que la vida es sagrada. Ya desde la antigua tradición cristiana los padres de la Iglesia enfatizaban, en diversas formulaciones: homo vivens, gloria Dei (el hombre viviente, gloria de Dios), la vida del hombre, la gloria de Dios. En la dignidad de la vida, su valor absoluto, se basa toda la moral moderna, la filosofía y la jurisdicción de los derechos humanos. Como lo analizaremos en el segundo apartado de este ensayo, para Kant, considerado el fundador de la moral moderna, la dignidad del hombre es su autonomía y su identidad, teniendo en cuenta que el victimario al pretender negar la dignidad de la víctima, él mismo niega su propia dignidad.

Por todo ello desconcierta, por decir lo menos, la indiferencia con la que reaccionaron las autoridades cuando se conoció este escándalo y la forma como se ha tratado a las familias de las víctimas. Dentro de la política de Seguridad Democrática incomodaba ciertamente e indignaba que fuera a costa de los Derechos Humanos que procuraran algunos consolidarla; pero esto no justifica el que se haya descuidado de tal forma el tratamiento de este asunto, que hoy todavía no se pueda conocer ningún resultado cierto acerca de las investigaciones “exhaustivas” anunciadas. Esto mismo nos debería motivar para promover una reflexión ética sobre las cosas mismas, su contexto y el desarrollo del proceso. Es la condición de toda justicia transicional.

Page 217: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

219

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

El crimen sucede a principios de 2008, y el escándalo sólo viene a conocerse en octubre del mismo año. No es casual que precisamente un mes después, en noviembre de 2008, nos exhortara el director General de Unesco, Koichiro Matsuura, en el Día Mundial de la Filosofía a tener presente el sexagésimo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos:

“La declaración de 1948, nos escribía, de alcance eminentemente filosófico, contiene en filigrana una reflexión sobre la universalidad del ser humano y de sus derechos, y es, al mismo tiempo, una invitación a reexaminar algunas de las ideas fundamentales que articulan nuestra modernidad: dignidad humana, libertad, universalidad”.

En su mensaje destacaba la importancia de la educación de calidad para todos, para crear conciencia pública sobre la vigencia de los derechos humanos. Este es el sentido de una educación en valores, cada vez más en decadencia en Colombia, porque no parece creerse necesaria para el fortalecimiento de la democracia y de una cultura de los derechos humanos, como lo demuestra precisamente la reacción a mediano y largo plazo ante hechos como los de Soacha, que se ha mostrado no fueron hechos aislados, sino que han configurado un estilo de solución belicista del conflicto colombiano.

Filosofía y derechos humanos, moral y sacralidad de la vida, dos parejas que no deberíamos separar y más bien abogar para que sus discursos estén cada vez más cerca, lo que a la vez garantiza su palpitar unísono con las crisis sociales. Esto llevará a la filosofía y las ciencias sociales a recobrar su tarea como crítica, como utopía y como práctica, para intervenir pedagógica y públicamente en el mundo de la vida y en la sociedad civil en procesos de formación y de política deliberativa en los movimientos

Page 218: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

220

LAS

VÍC

TIM

AS

DE

SOAC

HA

DES

DE

EL P

UN

TO D

E VI

STA

MO

RAL

sociales que reclamen, con los medios del Estado de derecho, la vigencia de los Derechos Humanos en la democratización de la democracia. Ya que parece que en la Seguridad Democrática fueron burlados de múltiples formas bajo la protección de un Estado de opinión medido por encuestas, al que apelan quienes pisotean el Estado de derecho para volver al estado de naturaleza: “falsos positivos”, desigualdad social en las políticas de subsidios, opción por la guerra y el armamentismo en contra del mandato constitucional por la paz, niveles de corrupción nunca vistos, todo ello con un largo etcétera.

Esto es lo que hace que la reacción de las autoridades ante el escándalo moral de Soacha impacte tan negativamente. La portada de Revista Semana del 3 de noviembre de 2008 titulaba: “La hora de los Derechos Humanos. Después de triunfos militares espectaculares, Uribe, Santos y Padilla cogen por fin el toro de los falsos positivos por los cuernos. Una decisión histórica y necesaria”.

Pocos días después, en El Tiempo del 19 de noviembre de 2008, Mauricio Castaño comentaba: “Todos estos cuerpos, todos estos cadáveres, son convertidos en una especie de mercado persa, los cuales se presentan al Gobierno Nacional como positivos y sacan ventajas en lo que es una estructura de incentivos y sanciones. Los pagos o recompensas pueden ser de casi 4 millones, subir puntos o privilegios de beneficio individual, de brigada o batallón, etc. Todo esto contribuye a satisfacer positivamente el método de medición de resultados operacionales, por demás una falta de protocolo”. Hecho que el mismo Ministro de Defensa del momento reconoció. Hasta el propio presidente se vio obligado a señalar sobre los militares: “Un día nos hacen quedar mal en Guaitarilla, después nos hacen quedar mal en Cajamarca, ahora nos hacen quedar mal en Soacha”; así lo registraron varios medios de comunicación.

Page 219: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

221

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

Como se advierte, para el gobierno de entonces, el asunto fue primero de imagen, de quedar bien o mal, no de lo bueno moralmente y lo correcto éticamente, valores que en la Seguridad Democrática no parecen haber sido el fin; el fin es la seguridad y todo lo demás es medio, inclusive la democracia que ha sido adjetivada y convertida en encuesta de popularidad. También los Derechos Humanos. Se creía desde el Gobierno que la reducción de violación de Derechos Humanos es asunto de mayor control y no de compromiso con la “cosa misma”, con la democracia y con la vida sagrada, como debería ser reconocida por parte de todos, también del Gobierno.

En la primera rendición de cuentas sobre el tema, pocos días después de la publicación de revista Semana, el entonces todavía ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, aseguró que la comisión de investigación halló fallas y desordenes, que requieren de correctivos estructurales que ya se están trabajando. Entre las posibles razones por las que se haya fallado en Derechos Humanos es que, “donde debería estar un oficial hay un suboficial, y donde debería haber un suboficial está un soldado”. Además, que se ha recurrido a reclutar a personas de muy bajos recursos que por su falta de educación no tienen la posibilidad de asimilar la doctrina de derechos humanos.

Para enfrentar la violación de Derechos Humanos, se tomaron, entre muchas otras, las siguientes medidas, que fueron explicadas en su momento por el general Freddy Padilla de León, comandante de las Fuerzas Militares: verificar, con base en los hallazgos de la Comisión Accidental, si el fenómeno de “falsos positivos” es sólo donde se realizó la inspección o es algo que se repite en otro territorio del país; la División de Inteligencia revisará que en todo el Ejército se cumpla la doctrina de inteligencia;

Page 220: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

222

LAS

VÍC

TIM

AS

DE

SOAC

HA

DES

DE

EL P

UN

TO D

E VI

STA

MO

RAL

en Derechos Humanos se hará una valoración de cómo se proyectan y se enseñan los programas; en tres meses se deberá mejorar y completar el sistema de aprendizaje sobre DD.HH.; además, se terminarán de dictar los talleres sobre el tema que recibirán los comandantes de División, Brigada y Batallón.

Igualmente, se creó la Comisión de Inspección Inmediata, que deberá visitar cada área cuando exista una alarma o indicio de irregularidades; se crea un Inspector Delegado para cada División, que deberá rendir cuentas sobre el tema de Derechos Humanos al inspector General del Comando General de las Fuerzas Militares; los asesores jurídicos también apoyarán y verificarán la forma en que se planifican las operaciones en terreno; se crea un certificado de Derechos Humanos. Para obtenerlo deberá superar pruebas y el polígrafo: aplicará para mayores que asciendan a teniente, y de teniente a coronel, así como de coronel a general o almirante.

Todo esto fue entonces superado por la última revelación del presidente Álvaro Uribe, quien llegaría a afirmar que sospechaba que lo de los “falsos positivos” fuera un chantaje por parte de los defensores de los Derechos Humanos para amedrentar a los soldados de la patria. ¡Sin comentarios!

Mejor dicho, con los comentarios de Fernando Londoño Hoyos, primer ministro de la Política y de Justicia del Gobierno de la Seguridad Democrática, quien en su columna de El Tiempo de 20 de noviembre de 2008 escribía:

“Tiempos felices, que por felices se fueron. Tiempos para la esperanza, transidos de fe. Cuando Colombia despertó de una larga pesadilla y creyó en su propio destino y se unió para la hazaña.

Page 221: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

223

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

Y ese espíritu nuevo se nutrió de las Fuerzas Militares, limpias y heroicas, que le hicieron frente al colosal enemigo que destrozaba las entrañas de la Nación… Sin disparar un tiro, nos dieron de baja tres divisiones del Ejército. Y sin que sepamos por qué, nos declaramos en derrota ante el mundo entero. La rendición de Breda es el cuadro de nuestras pesadillas. Rodilla en tierra, entregamos las llaves de la ciudad sitiada. Solo nos faltaba una gota del cáliz. Ya nos la dieron a beber. En adelante, no tendremos por general sino al que pase por el polígrafo. Es la última de las horcas caudinas. Después de ganarlo todo, lo perdimos todo. Hasta la fe”.

Nada extraño, entonces, que sea el mismo Londoño quien figure en uno de los documentos de WikiLeaks, dado a conocer por El Tiempo el 8 de diciembre de 2010, como el político de derecha, aliado con los generales retirados Mario Montoya y Rito Alejo del Río, para obstaculizar las medidas que asume el entonces ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, a quien también se oponen altos mandos de las Fuerzas Militares, que consideran que se exageran las denuncias sobre violaciones de los Derechos Humanos. Allí mismo se afirma que el entonces presidente, Álvaro Uribe, juzga el éxito militar dependiendo del número de muertos, en lo que no está de acuerdo el general Carlos Suárez, quien encabezó la investigación de los “falsos positivos”, e insiste en que el presidente (Uribe) debe entender que los reportes anteriores de enemigos muertos en combate incluyen muchas personas que no son de las Farc, lo que crea una percepción equivocada de progreso y promueve malas tácticas.

La actitud del mismo presidente de la República de entonces, de las Fuerzas Armadas en general, de la clase política, permite explicar por qué en el gobierno de la

Page 222: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

224

LAS

VÍC

TIM

AS

DE

SOAC

HA

DES

DE

EL P

UN

TO D

E VI

STA

MO

RAL

Seguridad Democrática los Derechos Humanos y quienes se comprometían con ellos no parecen haber gozado de buena fama. Se habló de más de mil quinientos “falsos positivos” y se conocieron masacres infames y tumbas de N.N. en muchos lugares de “la patria”. No faltaron quienes sugirieran el tema de políticas de “limpieza social” en relación con el caso de Soacha y con otros semejantes. El deterioro de la moral se generalizó al silenciarse la denuncia, precisamente dizque para “no desmotivar la moral de los soldados de la patria”.

Page 223: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

225

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

2. KANT: MORAL, DERECHO Y POLÍTICA

Como lo advertimos al principio, hemos destacado aquí sólo algunos aspectos, los que nos parecen más relevantes desde el punto de vista ético, para

valorar el sentido que tiene la moralidad en relación con la opinión pública, la política y el derecho, naturalmente los puntos de vista prioritarios para los medios de comunicación. Para los educadores, intelectuales y analistas, en cambio, si todavía pensamos que la formación de las personas y la cultura de la sociedad están íntimamente comprometidas con la moral de un pueblo y la eticidad de una nación, ciertos aspectos de normatividad en relación con lo público y con el Estado de derecho y la política son de vital importancia.

Haremos esta reflexión, a partir del escándalo de los falsos positivos de Soacha y de otras regiones, acerca de la incidencia del punto de vista ético en los asuntos públicos de la mano de Kant, considerado, con toda razón, el fundador de la moral moderna.

La posición de Kant con respecto a la moral entre la guerra y la paz no consiste sólo en la apreciación psicológica que nos sirve de epígrafe. Su juicio es más radical: En 1797 escribía en la Conclusión a la Doctrina del derecho: “Ahora bien, la razón práctico-moral expresa en nosotros su veto irrevocable: no debe haber guerra; ni

Page 224: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

226

LAS

VÍC

TIM

AS

DE

SOAC

HA

DES

DE

EL P

UN

TO D

E VI

STA

MO

RAL

guerra entre tú y yo en el estado de natura leza, ni guerra entre noso tros como Estados que, aunque se encuentran internamente en un estado legal, sin embargo, exte-riormente (en su relación mutua) se encuentran en un estado sin ley; -porque éste no es el modo en que cada uno debe procurar su derecho142”.

Hay que destacar, ante todo, el sentido utópico de la paz defendida aquí por Kant, a partir de una aplicación del imperativo moral, enfáticamente formulada y subrayada por él mismo: ¡no debe haber guerra! Se parte pues de un deber ser, no de un hecho, el de la violencia, el de la guerra interna o entre naciones, para buscarle solución al problema que la genera. Se trata de un deber ser, propio del razonamiento filosófico de la razón práctica, el cual se sostiene por más contrafáctico que se manifieste en contraste con la realidad descrita por los medios de comunicación, por las ciencias sociales o por la historia.

El mandato por la paz involucra no sólo las relaciones entre los ciudadanos en un Estado, sino entre los Estados. Kant sabe, como lo expresa más ampliamente en La paz perpetua (1796), que una paz interna no se sostiene en condiciones de guerra externa. “Por tanto, -continúa Kant- la cuestión no es ya la de saber si la paz perpetua es algo o es un absurdo, y si nos engañamos en nuestro juicio teórico si suponemos lo primero, sino que hemos de actuar con vistas a su establecimiento como si fuera algo que a lo mejor no es, y elaborar la constitu ción que nos parezca más idónea para lograrla (tal vez el repu-blicanismo de todos los Estados sin excepción) y acabar con la terrible guerra, que es el fin al que, como su fin principal, han dirigido hasta ahora todos los Estados sin excepción sus disposi ciones internas143”.

142 Inmanuel Kant, La metafísica de las costumbres, Madrid, Tecnos, 1995, p. 195.

143 Ibíd.

Page 225: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

227

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

Aquí se propone el camino hacia lo que parece utópico, para rescatar en la realidad el significado positivo del valor de la paz y la convivencia ciudadana; se considera que tiene sentido, por más que la realidad sugiera lo contrario, proponernos la paz como posible y orientar teleológicamente todos nuestros esfuerzos en esta dirección. Esto significa un desarrollo del derecho para establecer una constitución que sirva para terminar con la terrible guerra y su violencia, y posibilitar la reconciliación en términos de justicia transicional. Hay que acentuar aquí el sentido que se debe dar a la Constitución: es carta de navegación, dispositivo pedagógico para aprender gradualmente a resolver por concertación y acuerdos aquellos conflictos que nos hemos acostumbrado inveteradamente a resolver por vías violentas. Es el mismo sentido que se ha pretendido darle a las políticas de paz de las Naciones Unidas en las últimas décadas.

“Y aunque esto último -lo que concierne al cumplimiento de este propósito- quedara como un deseo irrealiza ble, no nos engañaríamos ciertamente al aceptar la máxima de obrar continuamente en esta dirección: porque esto es un deber; pero tomar como engañosa a la ley moral en nosotros mismos despertaría el repugnante deseo de preferir hallarse privado de razón y verse sometido, según sus principios, junto con las restantes clases de animales, al mismo mecanismo de la naturale za144”.

Kant insiste en el sentido del imperativo moral en contra de la guerra y a favor de la paz. No es asunto de posibilidad, de viabilidad empírica, no se trata de un argumento meramente sociológico o político que pudiera ser derrotado por razones de seguridad nacional

144 Ibíd.

Page 226: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

228

LAS

VÍC

TIM

AS

DE

SOAC

HA

DES

DE

EL P

UN

TO D

E VI

STA

MO

RAL

–o como se la llama ahora, Seguridad Democrática- o por políticos oportunistas o por una “realpolitik”. Es un deber de la razón práctica el buscar la paz, así todas las circunstancias y los hechos mismos indicaran que ello no es posible.

Se trata, en efecto, como se insinuó antes, de un imperativo, procedente de la reflexión filosófica sobre el deber ser, como crítica de lo que es, de lo fáctico, y como necesidad práctica de que no vuelva a ser así, contando con los valores y la libertad de acción de ciudadanas y ciudadanos en una sociedad compleja. Es interesante descubrir en planteamientos como éstos la naturaleza misma del conocimiento y de la argumentación filosófica: es contrafáctica, expresa una esperanza normativa, en cierta manera es utópica, pero parte de principios no negociables: la vida es sagrada. Por ello la conclusión es taxativa: quien sólo se deje orientar por la facticidad, por intereses particulares, permanece al nivel de los animales, privado de razón, es decir de sentimientos de humanidad, por renunciar libremente a ella. Porque acceder al uso de razón significa atreverse a pensar, no sólo como posible, sino como necesaria la convivencia humana, apoyada en el derecho como solución política razonable a la “insociable sociabilidad” de los humanos.

Esto nos permite comprender en toda su radicalidad la sensibilidad moral expresada por la opinión pública mundial, cada vez con mayor fuerza, en situaciones conflictivas: se trata de crímenes abominables, dicen unos; son guerras injustas, ilegales, desproporcionadas, inútiles, opinan otros. Todos parecen saber “con toda razón” que se está “experimentando” con valores absolutamente delicados de los pueblos y de las ciudadanas y ciudadanos del mundo. Por ello el postulado de la razón práctica, en forma de utopía

Page 227: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

229

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

intramundana, como principio esperanza, nos permite soñar el dulce sueño de la paz; es decir, la posibilidad de que gradualmente podamos ir solucionando los conflictos que generan guerras y violencia, de modo concertado, en términos de justicia transicional, en derecho y gracias a una política que lentamente va brillando en todo su esplendor.

La degradación del conflicto en Colombia, especialmente en los últimos años, por parte de la guerrilla y de los paramilitares, no justifica de ninguna forma su degradación por parte del Estado, de la clase política y especialmente de las Fuerzas Armadas. El resultado ha sido que la misma ciudadanía ha terminado por aceptar una guerra que tendría que poder tener otra solución que la violenta. También esta guerra ha creado más personas malas que las que ha logrado eliminar. El caso paradigmático de Soacha nos lo pone de presente. Debemos reflexionar sobre dicho caso censurable desde todo punto de vista, enfatizando especialmente los aspectos éticos del mismo. El sentido de esta reflexión moral puede ser transformador, de suerte que podamos conferir un valor revolucionario a los procesos de justicia transicional que reclaman situaciones extremas como las que estamos viviendo en Colombia.

Se trataría entonces de procesos de refundación de la democracia de suerte que se renuncie para siempre a las posibilidades de hacer política con violencia. Este es en el fondo el reclamo de las víctimas del conflicto, ejemplificado en el caso de Soacha.

Retomando la filosofía moral, política y del derecho de Kant, constatamos cómo ya en la Idea de una historia universal (1784) está propuesto el proble ma que pretende resolver La paz perpetua. En el Cuarto Principio se lee:

Page 228: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

230

LAS

VÍC

TIM

AS

DE

SOAC

HA

DES

DE

EL P

UN

TO D

E VI

STA

MO

RAL

“El medio de que se sirve la naturaleza para alcanzar el desarrollo de todas las disposiciones consiste en el antagonismo de las mismas dentro de la sociedad... la insociable sociabilidad de los hombres; es decir, la inclinación que los llevará a entrar en sociedad, ligada al mismo tiempo a una constante resistencia, que amenaza de continuo con romperla145”.

Según el Quinto Principio la solución a la insociable sociabili dad es “el establecimiento de una sociedad civil que administre el derecho de modo universal146”. Pero un Estado así constituido entra en contradicción con otros Estados, como es cada vez más claro en los conflictos de índole no sólo económica, sino también cultural y política: no se puede desvincular la conviven cia pacífica de los ciudadanos de la problemática de las relacio nes internaciona les.

De lo anterior se ocupa el Séptimo princi pio:

“El problema del estable ci miento de una constitución civil perfecta depende de la difi cul-tad de que haya una relación exte rior entre los Esta dos, que sea legal y no puede ser resuelto sin eso último. ¿De qué servi ría trabajar para una constitución civil legal entre hombres indivi-duales, es decir para concertar un ser común? La misma insociabi lidad que obligó a los hombres a unirse constituye, a su vez, la causa de que cada comunidad goce de una libertad desata da en sus relaciones exteriores, es decir, en las vinculaciones interestatales. Por tanto, cada Estado tiene que esperar del otro el mismo mal que empujó y obligó a los hombres individuales a entrar en una condición civil y legal147”.

145 Immanuel Kant, Filosofía de la historia, Buenos Aires, Editorial Nova, 1960, pp. 43-44.

146 Ibid., p. 45.147 Ibid., p. 48.

Page 229: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

231

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

La solución viene dada más adelante al concluir el Octavo Principio:

“Tales cir cuns tancias preparan desde lejos un gran cuerpo estatal futuro, del que no encontramos ejemplo alguno en el mundo preté rito. A pesar de que semejante cuerpo político existe por ahora en estado de muy grosero proyecto, comienza a despertarse, por así decirlo, un sentimiento en todos los miembros del mismo: el interés por la conservación del todo, lo que permite esperar que, después de muchas revoluciones y transformaciones, se llegue a producir alguna vez la suprema intención de la naturaleza: una condición cosmopolita universal, entendida como el seno en que se desarro llarán todas las disposiciones originarias de la especie humana148”.

Podemos ahora reconstruir el sentido que da Kant al Estado de derecho, partiendo de la caracterización de la condición humana como “insociable sociabilidad”; es decir, como problematicidad y conflictividad propia de las relaciones sociales. Son la política y la moral las que nos permiten solucionar en el mundo de la vida y en la historia los conflictos que se presentan necesariamente. Negar los conflictos es propio de espíritus pusilánimes que le tienen miedo a la confrontación.

Kant no acepta la solución del Leviatán hobbesiano que parte de reducir el conflicto a la insociabilidad humana y a la guerra de todos contra todos, ni la de la voluntad general de Rousseau que se basa en reducir todo a sociabilidad humana y a una voluntad general buena. Por eso en el medio, en la antinomia de la sociabilidad y la insociabilidad, puede concebir Kant un Estado de derecho que se base en la moral y en la política para buscar procedimientos que ayuden a solucionar, sin negarlos ni

148 Ibid., p. 54.

Page 230: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

232

LAS

VÍC

TIM

AS

DE

SOAC

HA

DES

DE

EL P

UN

TO D

E VI

STA

MO

RAL

anularlos, los conflictos que necesariamente se presentan dada la diversidad cultural, social, antropológica y religiosa propia de la especie humana.

En La paz perpetua afirma Kant que “los principios puros del derecho poseen una verdadera realidad objetiva, o sea, que pueden llevarse a buen fin, y que, en consecuencia, el pueblo en el Estado y los Estados en sus rela ciones con otros Estados, han de comportarse de acuerdo con esos principios, digan lo que digan los políticos empíricos”. Esta idea de derecho se deduce de la moral, por lo que “a la auténti ca política le es imposible dar un solo paso sin haber rendido antes homenaje a la moral”, de suerte que si hay alguna “difi cultad que no puede solucionar la política, llega la moral y arregla al momento la cuestión149”.

Pero esto es precisa mente lo que no parece lograrse hoy en asuntos de la guerra y la paz. Se requiere un paradigma distinto en las relaciones entre moral, derecho y política hacia la paz perpetuamente. Si para Kant la políti ca es una especie de ancilla iuris, al servicio de un derecho que debe garantizar la paz y cuya fuente es la moral, en cambio una concep ción comunicativa de la razón práctica, permite emancipar el derecho de la moral y más bien buscar su fuente en la política deliberativa, inspirada en el uso ético de la razón práctica y orientada hacia una constitución discursiva del derecho.

La tarea de la paz antes de ser propia del derecho, ya lo es de la política, naturalmente de una política participativa desde la soberanía popular, nombre clásico para la sociedad civil. Esto indica que la política fue inventada precisamente para solucionar los conflictos, sobre todo

149 Immanuel Kant, La paz perpetua, Madrid, Aguilar, 1967, pp. 112-113.

Page 231: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

233

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

aquellos que nos hemos acostumbrado inveteradamente a solucionar con violencia. Pero cuando se niega el conflicto y a toda forma de violencia se la condena como terrorismo, es cuando se reduce la política al aplauso de la mayorías y a la favorabilidad de las encuestas, dejando al terrorismo de Estado la liquidación de la violencia por medio de las armas. Dentro de esta lógica belicista cualquier cosa es posible, como precisamente lo muestra el caso paradigmático, no único, de los jóvenes de Soacha.

Una de las formulaciones del imperativo moral, propuesta por Kant, nos proporciona todavía un mejor acercamiento al problema que nos ocupa: el valor absoluto de la vida humana, su dignidad es lo que nos permite comprender que la vida es sagrada. En la Fundamentación para la metafísica de las costumbres (1785) propone Kant: “El imperativo práctico será, pues, el siguiente: obra de modo que en cada caso te valgas de la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de todo otro, como fin, nunca sólo como medio150”.

En el caso que estamos analizando, podemos pensar que los 14 jóvenes asesinados para mostrar resultados positivos, son usados ellos y en ellos la humanidad misma, como meros medios para un fin, el de la eficiencia en el desarrollo de la guerra. Se los instrumentaliza para fines particulares, negando el valor de la vida y evaluándola como valor de cambio por otros valores personales. Esta es la dimensión moral que venimos analizando como negada por los ejecutores, por los superiores y por quienes parecen haber mirado con indiferencia esta violación de los derechos humanos.

150 Immanuel Kant, Cimentación para la metafísica de las costumbres, (Traducción de Carlos Martín Ramírez), Buenos Aires, Aguilar, 1973, pp. 111-112.

Page 232: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

234

LAS

VÍC

TIM

AS

DE

SOAC

HA

DES

DE

EL P

UN

TO D

E VI

STA

MO

RAL

De esta forma, la moral universalista de Kant nos aporta una idea fundamental para la búsqueda de la paz: los conflictos que llevan normalmente a la guerra pueden ser solucionados buscando la reconciliación, la confianza y la convivencia. No otra cosa procura la justicia transicional cuando no se la trivializa en meros procesos burocráticos, lo cual es posible si se la comprende como justicia desde la perspectiva de las víctimas.

Page 233: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

235

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

3. WALTER BENJAMIN: LA JUSTICIA DE LAS VÍCTIMAS151

En otras épocas pareciera como si las víctimas de violaciones de los Derechos Humanos debieran permanecer en el anonimato para que

fuera posible la reconciliación. Esto hoy en día se ha vuelto, afortunadamente y con toda razón, imposible. La perspectiva de las víctimas en todos los hechos de violencia y de injusticia ha contribuido a darle no sólo visibilidad a las atrocidades de las guerras, los genocidios, las masacres y las injusticias de toda índole, sino un sentido más real y más de presente a dichos sucesos. No es lo mismo hablar de la justicia desde la perspectiva de los vencedores, que desde la de los vencidos; una es la verdad del victimario y otra la de la víctima. La justicia transicional debe solucionar esta dicotomía.

Esta visibilidad de las víctimas, que se opone a la herencia del olvido para hacernos presentes hechos sin los cuales no podemos comprenderlo ni afrontar responsablemente el futuro, es la que urge un sentido cada vez más fuerte de memoria. “La memoria trae al presente ese continente

151 Ver: Reyes Mate, “Por una justicia de las víctimas” en: Memoria de Auschwitz. Actualidad moral y política, Madrid, Trotta, 2003, pp. 241-259. Para el desarrollo de esta parte me apoyo, en parte textualmente, en lo escrito para el Archivo de Bogotá en: “Inauguración del seminario: Archivos, memoria y derecho a la verdad” en: Varios Autores, Archivos, Memoria y Derecho a la Verdad, Bogotá, Alcaldía Mayor de Bogotá, 2010, pp. 24-33.

Page 234: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

236

LAS

VÍC

TIM

AS

DE

SOAC

HA

DES

DE

EL P

UN

TO D

E VI

STA

MO

RAL

invisible en un gesto moral y epistémico pues nos pone delante un mundo desconocido sin el que no podemos ser sujetos morales. Ese es el lugar de la razón compasiva152”. La memoria desde la perspectiva de las víctimas afecta nuestra sensibilidad moral, rescata nuestros sentimientos morales y al mismo tiempo nos ayuda a entender mejor nuestra historia, que no es sólo la de los vencedores, sino que se teje en especial con las vivencias de los vencidos, de las víctimas de hechos y situaciones, que si no son presentadas por las denuncias y reclamos de aquellos que sufrieron, quedan truncas en la historia.

Uno de los temas más impactantes de las Tesis de Walter Benjamin “Sobre el concepto de historia153” es precisamente el tratamiento de la condición humana desde la memoria histórica de las víctimas. Su lectura nos ayudará a comprender mejor el caso paradigmático que estamos analizando desde el punto de vista ético y moral, para entender lo que pasó en ocho años de Seguridad Democrática en Colombia. Las Tesis fueron escritas entre 1939 y 1940, cuando la desesperanza ante la situación política de Europa en plena guerra, lleva a Benjamin, huyendo de los nazis, a buscar la salida hacia Norteamérica a través de la frontera española, donde se encuentra con la muerte.

Mi lectura de Benjamin pretende ante todo defender un sentido de filosofía de la historia con perfil crítico, humanista y político, frente al funcionalismo y a cierto historicismo

152 Reyes Mate, La herencia del olvido. Ensayos en torno a la razón compasiva (Premio Nacional de Ensayo, 2009, del Ministerio de Cultura de España), Madrid, Errata naturae, 2008, p. 23.

153 Walter Benjamin, “Über den Begriff der Geschichte” en: Walter Benjamin, Gesammelte Schriften, I, 2, Hrgg. Von Rolf Tiedelmann und Hermann Schweppenhäuser, Frankfurt a.M., Suhrkamp, 1991, p. 712 ss. Las traducciones las he tomado, citando la página en Internet, de la magnífica edición y traducción de Bolívar Echeverría: Walter Benjamin, Tesis sobre la historia y otros fragmentos, http://www.bolivare.unam.mx/traducciones/tesis.pdf. Para esta lectura de Benjamin me ayuda, en especial, Reyes Mate, Medianoche en la historia. Comentarios a las tesis de Walter Benjamin “Sobre el concepto de historia”, Madrid, Trotta, 2006.

Page 235: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

237

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

propio de algunas escuelas de historiadores que se precian de distanciarse de la filosofía. En este sentido la crítica de Benjamin al historicismo es certera: no basta con establecer un nexo causal entre distintos momentos de la historia. En esto radica el sentido de la comprensión de la historia para un historiador crítico, que no simplemente va acumulando datos, héroes y eventos en actitud apologética. Debe penetrar en el sentido de épocas pasadas, en las que se dieron muchas luchas por el cultivo de la humanidad y por la construcción de un futuro mejor, futuro que en la perspectiva de nuestros predecesores es nuestro presente; en relación con la memoria desde la perspectiva de los vencidos se puede evaluar mejor qué pudo pasar para que no se cumplieran las esperanzas de generaciones anteriores.

Para Benjamin, “el historiador que parte de esta comprobación no permite ya que la sucesión de acaecimientos le corra entre los dedos como un rosario. Aprehende la constelación en la que ha entrado su propia época con una muy determinada época anterior. Funda de esta manera un concepto del presente como ese ‘tiempo del ahora’ en el que están incrustadas astillas del tiempo mesiánico154”.

Este “tiempo del ahora”, “Jetztzeit”, en el que el historiador que piensa y no sólo recita como autómata las avemarías del rosario, le otorga no sólo la visión del pasado, en el sentido en que lo hemos dicho, sino el de un pasado hecho presente por la memoria de las víctimas y detenido en el “tiempo del ahora”, para darle una nueva oportunidad, sin repetirlo, al proyectarlo a un futuro que es nuestro presente viviente, desde el cual como limitada respuesta a las angustias e ilusiones de generaciones anteriores, es posible decir algo de un futuro que no puede no responder a las frustraciones propias de la sociedad en el horizonte de la historia.

154 Tesis…, p. 704 (Apéndice A) (Trad. p.33).

Page 236: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

238

LAS

VÍC

TIM

AS

DE

SOAC

HA

DES

DE

EL P

UN

TO D

E VI

STA

MO

RAL

El historiador no puede olvidar el sentido del pasado que se le da fenomenológicamente en las múltiples luchas sociales y políticas, no siempre no violentas. En contraste, hay quienes hoy en Colombia piensan que se cambia la historia de ocho años de violaciones a los Derechos Humanos simplemente con romper el retrovisor y volver la página. Nada más ingenuo, nada más injusto con las víctimas.

Para desarrollar esta idea en relación con la memoria de las víctimas, quizá nada mejor que la imagen bellamente propuesta por Benjamin del “ángel de la historia”; se trata de la muy conocida tesis IX que con epígrafe reza como sigue:

“Mi ala está pronta al vuelo. Retornar, lo haría con gusto, pues, aun fuera yo tiempo vivo, mi suerte sería escasa”.

Gerhard Scholem, Saludo del Angelus.

“Hay un cuadro de Klee que se titula Angelus Novus. Se ve en él un ángel, al parecer en el momento de alejarse de algo sobre lo cual clava la mirada. Tiene los ojos desorbitados, la boca abierta y las alas tendidas. El ángel de la historia debe tener ese aspecto. Su rostro está vuelto hacia el pasado. En lo que para nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única, que arroja a sus pies ruina sobre ruina, amontonándolas sin cesar. El ángel quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo destruido. Pero un huracán sopla desde el paraíso y se arremolina en sus alas, y es tan fuerte que el ángel ya no puede plegarlas. Este huracán lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo. Este huracán es lo que nosotros llamamos progreso155”.

155 Ibid., ps. 697-8 (Trad. p. 24).

Page 237: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

239

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

El ángel de la historia nos refunda en todo momento, gracias a la memoria, como comunidad con el pasado y con el futuro, para que en comunicación descubramos lo que ha sucedido a partir de las penurias que han desembocado en nuestro presente; al tenerlas en cuenta en diálogo con las víctimas nos podemos comprometer con ellas para dar en un futuro respuestas menos dolorosas y más felices.

Pero al ángel de la historia no se le dan hechos desencadenados, se le da el todo: una catástrofe única, en la que crece el cúmulo de ruinas hasta el cielo. Se trata pues de una historia de personas y colectividades, no de hechos, instituciones y resultados. Y esta relación con las personas es sobre todo una relación con las víctimas, con los perdedores, con aquellos cuya memoria nos reclama y anima a seguir luchando por una forma de hacer política sin violencia, la cual puede ser posible como resultado de procesos de justicia transicional.

La tensión en la que se encuentra el historiador -y que es en última instancia su razón de ser entre un futuro que nos jala hacia el progreso, y un pasado que nos retiene- si todavía somos capaces de sensibilidad moral, es la que lo lleva a comunicarse con las víctimas, sobre cuyas ruinas se ha construido el progreso. No es válida una evaluación de las acciones humanas orientada sólo por resultados.

El progreso por sí mismo no explica la historia, más bien la desfigura, instalando el desarrollismo y la competitividad, y no el “principio esperanza”, como su teleología, haciendo de ella el protagonismo de los vencedores. La razón por la cual Benjamin insiste en la necesidad de privilegiar a los perdedores y a las víctimas en la presentación de la historia no es sólo de índole moral y política. También hay razones epistemológicas para quienes la historia no es sólo motivo de apologética, sino fuente de información, si se quiere tener una auténtica visión de lo acontecido. Así lo formula la Tesis VII:

Page 238: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

240

LAS

VÍC

TIM

AS

DE

SOAC

HA

DES

DE

EL P

UN

TO D

E VI

STA

MO

RAL

“Considerad lo oscuro y el gran frío de este valle que resuena de lamentos”.

Brecht, La ópera de tres centavos.

“Fustel de Coulanges le recomienda al historiador que quiera revivir una época que se quite de la cabeza todo lo que sabe del curso ulterior de la historia. Mejor no se podría identificar al procedimiento con el que ha roto el materialismo histórico. Es un procedimiento de empatía. Su origen está en la apatía del corazón, la acedia, que no se atreve a adueñarse de la imagen histórica auténtica, que relumbra fugazmente. Los teólogos medievales vieron en ella el origen profundo de la tristeza. Flaubert, que algo sabía de ella, escribió: ‘Pocos adivinarán cuán triste se ha necesitado ser para resucitar a Cartago’. La naturaleza de esta tristeza se esclarece cuando se pregunta con quién empatiza el historiador historicista. La respuesta resulta inevitable: con el vencedor. Y quienes dominan en cada caso son los herederos de todos aquellos que vencieron alguna vez. Por consiguiente, la empatía con el vencedor resulta en cada caso favorable para el dominador del momento156”.

Es muy importante que el historiador logre reconstruir la relación entre las víctimas y el dominador en la época que pretende analizar. Pero para hacerse al punto de vista de los perdedores es necesaria sensibilidad moral, compasión, capacidad de sentir con las víctimas, empatía que rompe con ese desabrimiento moral, con la apatía e indiferencia de quienes siempre han estado del lado de los vencedores, del progreso a toda costa, de la competitividad, de los resultados positivos. Y por ello el veredicto contundente: el historiador historicista y funcionalista es funcionario del vencedor, su cómplice,

156 Walter Benjamin, op. cit., p. 696 (Trad. 22-23).

Page 239: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

241

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

no pocas veces adornado también de cientificidad, excelencia, neutralidad valorativa, actitud no política. Y entonces se deja todo sentido de solidaridad con los oprimidos a una pertenencia religiosa, que renunciando a la acción política, o haciendo política desde los máximos de sus creencias, desgasta su discurso en misericordia, no rencor, virtudes y moralismo edificantes.

Continúa Benjamin:

“El materialista histórico tiene suficiente con esto. Todos aquellos que se hicieron de la victoria hasta nuestros días marchan en el cortejo triunfal de los dominadores de hoy, que avanza por encima de aquellos que hoy yacen en el suelo. Y como ha sido siempre la costumbre, el botín de guerra es conducido también en el cortejo triunfal. El nombre que recibe habla de bienes culturales, los mismos que van a encontrar en el materialista histórico un observador que toma distancia. Porque todos los bienes culturales que abarca su mirada, sin excepción, tienen para él una procedencia en la cual no puede pensar sin horror. Todos deben su existencia no sólo a la fatiga de los grandes genios que los crearon, sino también a la servidumbre anónima de sus contemporáneos. No hay documento de cultura que no sea a la vez un documento de barbarie. Y así como éste no está libre de barbarie, tampoco lo está el proceso de la transmisión a través del cual los unos lo heredan de los otros. Por eso el materialista histórico se aparta de ella en la medida de lo posible. Mira como tarea suya la de cepillar la historia a contrapelo157”.

Para comprender sucesos trágicos como el de los “falsos positivos” que estamos analizando, es necesario abordar la historia de manera diferente a como lo hacen

157 Ibid., pp. 696-697 (Trad. p.23).

Page 240: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

242

LAS

VÍC

TIM

AS

DE

SOAC

HA

DES

DE

EL P

UN

TO D

E VI

STA

MO

RAL

los historicistas: debemos cepillar la historia a contrapelo. Lejos de dejarse seducir por quienes recientemente nos han dado “la bienvenida al futuro” y nos anuncian seguridad y prosperidad democrática a costa de mayor desempleo, menos igualdad, más pobreza, más aseguramiento, menos autonomía nacional, los historiadores deberían ser enfáticos en buscar las causas de la pobreza, las exclusiones y discriminaciones en una historia que va más allá de ser bicentenaria y que prometió en su momento emancipación, dignidad, justicia como equidad.

Así lo plantearon los autores de Dialéctica de la ilustración, Adorno y Horkheimer, cuando mostraron el rostro de Jano, la doble fase de la modernidad, devenida en mera modernización, al olvidarse del sentido de lo humano. Cepillar la historia a contrapelo significa comprometerse con un sentido de cultura y de progreso más complejo que el de los funcionalistas modernizadores.

Es cuestionar radicalmente propuestas de desarrollo científico, técnico y tecnológico, en las que el criterio para la innovación y las políticas de investigación, se reducen a la productividad y a la competitividad. Se ha olvidado el componente social, del cual el historiador sabe mucho si se compromete sin cinismos y sin cobardía con la memoria, para analizar los sucesos del así llamado “progreso”, desde la perspectiva de las víctimas, y ayudar a las generaciones presentes a responder en su futuro a las esperanzas negadas y truncadas en un pasado exitoso sólo para pocos.

Cepillar la historia de Colombia a contrapelo significa poder palpitar éticamente en cada momento de crisis, para constatar que después de guerras partidistas entre generales ansiosos de victoria, después de constituciones que parecerían ser los catálogos de lo no cumplido por

Page 241: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

243

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

el Estado de derecho, después de reformas “radicales”, conservadoras o liberales, que lo único que no tenían en cuenta es que las anteriores reformas se hicieron sin contar con la ciudadanía de carne y hueso, se volvió a prometer lo mismo, sin considerar que es necesario tener en cuenta también la razón de los vencidos158, a los que por ser perdedores se les niega toda razón, dado que por algo van perdiendo.

La orientación de Benjamin, de acuerdo con Jürgen Habermas, es radicalmente diferente a la del historicismo: “La esperanza de lo nuevo en el futuro sólo puede cumplirse por la fuerza de la memoria de un pasado reprimido”159. Lo cual significa trascender la concepción de historia como simple espacio de experiencia o mero horizonte de esperanzas. No es el futuro en cuanto tal el que nos puede salvar, sino nuestra capacidad de responder en el futuro a un pasado que nos dona el tiempo y lo carga de tareas y nos lo conserva en la memoria histórica.

Habermas concluye sus reflexiones sobre las Tesis mostrando cómo ellas transforman radicalmente la actitud del historiador como ocupación con la historia: “La reparación anamnética de una injusticia, que ya no se deja considerar como no sucedida, pero que sí puede ser reconciliada al menos virtualmente gracias a la memoria, ata el presente a un contexto comunicativo de una solidaridad histórica universal”160. Y esta visión es crítica a un narcisismo muy propio de la modernización que ha depositado todo el futuro en la responsabilidad de un presente, en perspectiva pragmática, que al no

158 Éste es el título de uno de los primeros libros de Reyes Mate, inspirado en el pensamiento de Walter Benjamin, en Anthropos, Barcelona, 1991.

159 Jürgen Habermas, Der philosophische Diskurs der Moderne, Frankfurt a.M., Suhrkamp, 1985 (excurso sobre las tesis de filosofía de la historia de Walter Benjamin), p. 21.

160 Ibid., p. 26.

Page 242: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

244

LAS

VÍC

TIM

AS

DE

SOAC

HA

DES

DE

EL P

UN

TO D

E VI

STA

MO

RAL

mirar hacia el pasado y motivarse por sus falencias, repite todos los errores cometidos desde antaño. Es necesaria una memoria histórica que nos prevenga para no repetir los errores del pasado, pero sobre todo que nos inspire con los motivos e ideales de generaciones anteriores: es nuestra deuda con ellas.

Es también en estas Tesis sobre el concepto de historia en las que se inspira Jürgen Habermas al dar el famoso debate a los historiadores alemanes, que pretendían poder fortalecer la identidad alemana de la posguerra imponiendo un paréntesis al holocausto161. Si se quiere, archivando, en el sentido vulgar, ese período, pero no para hacerlo presente, sino para olvidarlo y desconectarlo de la temporalidad. Se trataba de tendencias apologéticas, que disculpaban de alguna forma el régimen nazi y en especial a colaboracionistas y a la población civil, como fenómeno anómalo y disfuncional de la historia de Alemania, y optaban por un uso público de la historia que fuera edificante para ciudadanas y ciudadanos que tenían que integrarse dignamente en el proyecto democrático de Occidente al terminar una guerra incomprensible, absurda.

Se establecía una especie de continuo historicista entre la nación alemana de entreguerras y la liberada del régimen nazi, ansiosa de futuro, capaz de cumplir sus tareas en Occidente, como si la barbarie hubiera sido algo así como un vacío histórico, inexplicable por parte de los alemanes, producto de mentes enloquecidas, terroristas, enfermas, provocadas además por la intransigencia de dos enemigos en Oriente y Occidente, entre el comunismo soviético y materialista y el no menos materialista americanismo individualista y pragmático.

161 Ver: Jürgen Habermas, “Eine Art Schadensabwicklung“ en: J. Habermas, Eine Art Schadensabwicklung. Kleine politische Schriften VI, Granfurt a.M., Suhrkamp, 1987, pp. 115-158.

Page 243: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

245

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

Los historiadores neoconservadores y neoliberales miran la historia desde el futuro del progreso, no desde sus víctimas en los campos de batalla y en los otros campos, sin tener en cuenta los vencidos, traicionados, perseguidos y desplazados, porque había que ganarle al monstruo, que había interrumpido la historia de Europa. Se evita con esto la culpabilidad, dado que la que hubiere, había sido castigada por los vencedores en Nüremberg. Justo castigo, que cancelaba un error histórico. Responsabilidad de la población y sobre todo de sus políticos, muchos de ellos conniventes con el tirano, no convenía urgirla, porque la memoria amenazaba con debilitar la unidad.

Pero otro es el sentido de identidad de un pueblo y de una nación. Si los historiadores comprenden la historia que ayuda a refundar identidad, explicando qué pudo pasar, precisamente desde la perspectiva de las víctimas, de los mismos alemanes engañados, pero sobre todo, de los judíos, polacos, checos, de la población campesina rusa masacrada al final del holocausto, entonces sí parece tener sentido el oficio de historiador como pedagogo y defensor de una nueva ocupación con la historia en su uso público: sus museos, monumentos, archivos, escritos que hablan desde un pasado no resuelto con los vencidos, con los de otras épocas y con los de otras razas. Y la identidad sólo puede consistir en la conciencia de un pueblo de ser capaz de avergonzarse y por tanto de reconocer culpa y hacerse digno del “perdón de lo imperdonable” (Derrida, citado por A. Chaparro162). Se trata del entonces Canciller de Alemania arrodillado ante el monumento a la memoria de las víctimas del Ghetto de Varsovia, reconociendo que los vencedores también pueden pedir perdón a los vencidos.

En Colombia esperaría uno, naturalmente en tono menor, pero por ello mismo no menos justo con nuestra identidad

162 Adolfo Chaparro Amaya (editor), Cultura política y perdón. Universidad del Rosario, Bogotá, 2002, pp. 19-37.

Page 244: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

246

LAS

VÍC

TIM

AS

DE

SOAC

HA

DES

DE

EL P

UN

TO D

E VI

STA

MO

RAL

nacional, un discurso que la refunde desde la perspectiva de las víctimas163. De ahí todas las incongruencias que se han hecho patentes en nuestra política al discutirse las diversas leyes de víctimas. No todos, sólo una minoría comparte la idea de una justicia transicional que signifique realmente transición: de una Colombia de los vencedores, a una Colombia en la que quepamos todos, también los vencidos, las víctimas de la Conquista y de la Colonia, las de las guerras internas y las de la corrupción, las regiones olvidadas, los marginados de las ciudades, los desplazados, los que han sido instrumentalizados como botín de guerra, al igual que los falsos positivos…

Lo importante de esta reflexión sobre nuestra historia, es poder contar con historiadores que se oponen a la fábula de que en estos últimos años de violencia en Colombia no se ha tratado de confrontación armada. Sólo si la asumimos como tal, -y a esto tendían los que criticaron hasta último momento la ley de justicia y paz- lograremos integrar en nuestra identidad a los desplazados, las víctimas, las injusticias, discriminaciones y toda esa serie que se pierde en el infinito, hasta las vísperas de la independencia, de crímenes de exclusión, masacres, esclavitud, explotación.

También esas víctimas, por cuanto han sido los “pacientes” en esta empresa bicentenaria de agentes del progreso, son parte de nuestra identidad, nos guste o no nos guste, quepan o no quepan en el sospechoso término nacionalista a ultranza de la “Patria”, tan propio de una Seguridad Democrática que ni siquiera está dispuesta a asumir todo lo destapado en esa barbaridad de los “falsos positivos”.

163 Ver Guillermo Hoyos Vásquez (Editor y Prólogo), Las víctimas frente a la búsqueda de la verdad y la reparación en Colombia, Bogotá, Goethe/PENSAR, 2007, pp. 9-21.

Page 245: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

247

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

Desde la primera campaña presidencial de Álvaro Uribe Vélez, el protofilósofo de la Seguridad Democrática, José Obdulio Gaviria Vélez, se inventó el metarrelato de que en Colombia no hay conflicto164; lo que hay es una manada de bandidos, es decir terroristas que le tienen declarada una guerra al Estado colombiano, a la “Patria”. Este imaginario ha terminado por olvidar el auténtico sentido de la política, arte que se inventó para solución de los conflictos, comenzando por el de la “insociable sociabilidad”, y desplazó la política de su principal campo de acción en tiempos de crisis, entre la violencia política y la política democrática, precisamente en la solución de las causas de las luchas que inveteradamente se busca solucionar a bala, de suerte que puedan ser solucionadas con palabras.

Por ello, si no se parte de un compromiso inconfundible con la paz antes que con la guerra, con ciudadanas y ciudadanos que buscan convivencia en medio del conflicto, también en las fronteras, el Estado de derecho pierde toda legitimidad, que en vano quisiera recobrar con el protagonismo de los líderes y de los militares, con moralismos mojigatos, que llegan hasta lo más reaccionario en búsqueda por parte del Estado de reediciones de maridaje con la misma Iglesia. Lo cual no significa que la religión no tenga un papel muy importante en las propuestas de justicia transicional. Su lugar en el espacio público, especialmente en sociedades en las que la religiosidad popular es parte sustantiva de la memoria y de la historia, como es el caso de Latinoamérica, es definitivo y por ello mismo debe ser reconocido y valorado positivamente. Así lo ha sustentado recientemente Reyes

164 Ver. José Obdulio Gaviria Vélez, Sofismas del terrorismo en Colombia, Bogotá, Planeta, 2005. Esta tesis se repite en sus múltiples publicaciones e intervenciones, como si la verdad de las ideas dependiera del número de veces que se enuncian, así los argumentos y los hechos las vayan cuestionando.

Page 246: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

248

LAS

VÍC

TIM

AS

DE

SOAC

HA

DES

DE

EL P

UN

TO D

E VI

STA

MO

RAL

Mate: “La Revolución Francesa no inventó los conceptos de igualdad y fraternidad. Eran valores que venían de tradiciones monoteístas y que ella eleva a principios políticos. Lo mismo puede ocurrir hoy o mañana con el perdón como virtud política165”.

No se puede negar, si se piensa en la paz mundial, que sin cultura del perdón, no es posible avanzar. En Colombia tenemos que decir lo mismo, y es lo que enfatizan las Iglesias a diario. La visibilidad que han adquirido las víctimas lleva necesariamente a pensar también en el sentido de la justicia y en la cultura del perdón, relación de la que las religiones, por ser más antiguas y tener mejor memoria, saben más que el Estado mismo.

En otras épocas era posible una justicia de transición teniendo a las víctimas solamente como objeto posible de reparación, si ésta no se entendía inclusive sólo como pena impuesta al victimario, para evitar toda impunidad y no crear precedentes. La justicia restaurativa, como un momento de la transicional, trata de responder a las víctimas. En cierta forma las víctimas son las que mejor ponen de manifiesto los diversos sentidos complementarios de la tolerancia. Son ellas quienes efectivamente toleran el crimen, lo soportan, y son también ellas quienes ofrecen la clave fundamental para la reconciliación, dado que la víctima conserva en su existir, en su memoria como negación de la tolerancia, el imperativo de la política sin violencia166.

Si se llegara a instituir un proceso en el que se restableciera el diálogo público con la participación de los excluidos durante años, entonces la memoria

165 Reyes Mate, “La religión en una sociedad postsecular. El debate entre Habermas y Flores d’Arcais”, Claves de Razón Práctica, Nº 181, p. 28.

166 Ver: Reyes Mate, Justicia de las víctimas y reconciliación en el País Vasco, Madrid, Fundación Alternativa, 2006 (Documento de trabajo).

Page 247: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

249

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

estaría prestando todo su sentido a la comunicación y la participación en un horizonte marcado por el principio esperanza, que naturalmente no debería defraudarse con la presentación de falsos Mesías y no menos perversos mesianismos. Con esto no se está censurando, todo lo contrario, se está motivando la participación de las religiones en el espacio público, de suerte que su lenguaje simbólico y su compromiso con las víctimas y con los menos favorecidos pueda convertirse en potencial político para el cambio que exige una auténtica justicia transicional.

Walter Benjamin termina sus Tesis sobre el concepto de historia con un apéndice B:

“Es seguro que los adivinos que inquirían al tiempo por los secretos que él guarda dentro de sí no lo experimentaban como homogéneo ni como vacío. Quien tiene esto a la vista puede llegar tal vez a hacerse una idea de la forma en que el pasado era aprehendido en la rememoración, es decir, precisamente como tal. Se sabe que a los judíos les estaba prohibido investigar el futuro. La Thorá y la plegaria los instruyen, en cambio, en la rememoración. Esto los liberaba del encantamiento del futuro, al que sucumben aquellos que buscan información en los adivinos. A pesar de esto, el futuro no se convirtió para los judíos en un tiempo homogéneo y vacío. Porque en él cada segundo era la pequeña puerta por la que podía pasar el Mesías167”.

167 Ibid., p. 704 (Apéndice A) (Trad. p.34)

Page 248: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4
Page 249: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

251

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

4. LA JUSTICIA TRANSICIONAL COMO REFUNDACIÓN

DEL ESTADO DEMOCRÁTICO

La discusión de los últimos años en Colombia en torno al proceso de desmovilización de las Autodefensas y las guerrillas ha servido para tomar conciencia de lo

complejo que se presenta en este momento el horizonte de la paz y para desarrollar un cuidadoso debate jurídico y político de mucha altura168. El anterior gobierno presentó como camino hacia la reconciliación la Ley de “Justicia y paz”, de la cual se esperaba el inicio de un modo de “justicia transicional169”, que contribuyera integralmente a la paz entre los colombianos mediante la verdad, la justicia, la reparación y la reforma de las instituciones. También ya desde entonces se manifestaron sectores de opinión que estimaban que es preferible en situaciones como la colombiana enfatizar más la “justicia restaurativa” que la transicional.

168 Ver: Revista Estudios Socio-Jurídicos (Justicia transicional: memoria colectiva, reparación, justicia y democracia), Volumen 7, número especial, Bogotá, Universidad del Rosario, 2005; Angélica Rettberg (compiladora), Entre el perdón y el paredón. Preguntas y dilemas de la justicia transicional, Bogotá, Universidad de los Andes, 2005. Quiero hacer explícito mi agradecimiento a Camila de Gamboa Tapias por sugerencias importantes para la elaboración de esta parte del trabajo. Igualmente he aprendido mucho de Iván Orozco.

169 Pablo de Greif, “El carácter exigente de la reconciliación” en: Pnud, Hechos del Callejón, año 1, n. 6, julio de 2005, Bogotá, pp. 5-8.

Page 250: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

252

LAS

VÍC

TIM

AS

DE

SOAC

HA

DES

DE

EL P

UN

TO D

E VI

STA

MO

RAL

Los partidarios de la justicia restaurativa, es decir, de aquella que enfatiza de tal forma los aspectos de reparación de las víctimas, que en cierta forma renuncia a las otras componentes de la justicia de transición, se apoyan más en principios comunitaristas que liberales, insisten en las bondades de soluciones concertadas en contextos nacionales con la sociedad civil como protagonista de la reconciliación. Por su lado los defensores de la justicia transicional tienen también en cuenta el contexto internacional, bastante exigente hoy desde el punto de vista cosmopolita del derecho internacional humanitario y de su normatividad, de la defensa de los Derechos Humanos y de las exigencias de las víctimas. Para una justicia de transición son importantes tanto la reparación como la verdad, la justicia y la reforma de las instituciones.

Simplificando algo la discusión entre los dos énfasis de la justicia, habría que insistir - más que en las diferencias- ante todo en la complementariedad de ambas concepciones de la justicia en contextos de conflicto armado y tratar de privilegiar las fortalezas de una u otra en función de los procesos concretos de reconciliación, siempre con la meta del avance hacia la paz, la convivencia y la construcción de democracia radical170. En la discusión sobre los dos modelos y su complementariedad aparecen aspectos importantes de filosofía política y de filosofía del derecho, que corresponden al debate contemporáneo entre liberales y comunitaristas, por cuanto la justicia transicional enfatiza lo relacionado con lo justo y la restaurativa lo atinente a la vida buena.

Quienes pensamos en la complementariedad proponemos a modo de síntesis un republicanismo de lo

170 Iván Orozco Abad, Sobre los límites de la conciencia humanitaria. Dilemas de la paz y la justicia en América Latina, Bogotá, Universidad de los Andes y TEMIS, 2005.

Page 251: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

253

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

igualmente bueno para todos, que responde ciertamente a la idea de universalidad de una moral de estirpe kantiana.

El objetivo de mi análisis no es terciar en la discusión de expertos acerca del modelo de justicia más acertado y del más oportuno políticamente para la situación colombiana actual. Parto más bien de una pregunta propia de la filosofía moral: ¿Podría aclarar algo ubicar la discusión en un nivel más abstracto desde un punto de vista moral? ¿En qué dirección permitiría avanzar en la búsqueda de la reconciliación una consideración moral? ¿Tiene sentido en situaciones extremas como la nuestra, donde la intolerancia nos tiene en el camino del no retorno, hablar de moral, o basta con urgir el derecho, perseguir el mal y afinar la política?

Aquí hemos defendido que es necesario en el actual conflicto colombiano tener en cuenta también el punto de vista moral y ético. En este sentido la justicia transicional tendría que incluir aspectos importantes de reparación y sobre todo una dimensión fundamental de cambio social, comparable a una revolución política171.

Se trata precisamente de refundar con base en justicia transicional un sistema político que rechace definitivamente la violencia como estrategia. Se busca un orden nuevo que reconozca la ruptura moral, causa de la violencia y de la injusticia, y en el que se refunde la libertad a partir de un fortalecimiento de las estructuras de ciudadanía. Naturalmente que una idea de esta índole de justicia transicional parece utópica. Es más bien “idea regulativa” en sentido kantiano, gracias a la cual se busca resignificar la justicia en el horizonte de la moral, de

171 Me inspiro aquí en algunas ideas de la tesis de maestría en filosofía para la Universidad del Rosario de Beira Andrea Aguilar Rubiano, “¿Entre los máximos y los mínimos de justicia? Revolución, justicia transicional y ciudadanía”, Bogotá, 2010 (manuscrito).

Page 252: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

254

LAS

VÍC

TIM

AS

DE

SOAC

HA

DES

DE

EL P

UN

TO D

E VI

STA

MO

RAL

suerte que ésta no se identifique sólo con determinadas estrategias y políticas para tranquilizar a las víctimas y menos con lucha contra la impunidad, con coactividad, con un sentido cercano a la venganza, medible en términos de años de castigo.

Para responder a las preguntas que han orientado estas reflexiones acerca de “los falsos positivos” y de la solución del conflicto moral y político que los hizo posibles, queremos detallar algunos aspectos de la filosofía moral, política y del derecho de Kant, como la expusimos en el numeral 2 de este ensayo; tomamos elementos de la ética fenomenológica de Edmund Husserl y de los planteamiento sobre sensibilidad moral de Martha C. Nussbaum, del liberalismo político de John Rawls y de la política deliberativa, la democracia radical, a la raíz, y de la ética discursiva de Jürgen Habermas, aspectos todos que, expuestos en forma de tesis en un decálogo, no lexicográficamente, ayuden a contextualizar la disputa entre justicia transicional y justicia restaurativa, cuya complementariedad me propongo hacer aparecer como necesaria a la luz de la tolerancia, el pluralismo razonable y un posible consenso sobre mínimos constitucionales172.

1.- El recurso moral en el sentido en el que Kant afirma que en el ser humano se da un imperativo en procura de la paz perpetuamente. No es posible construir una paz duradera ni en los Estados en su interior, ni entre ellos, si no se cuenta con un sentido ético de las relaciones sociales y de las relaciones internacionales. La normatividad legal es necesaria, pero ella sola tiende a marchitarse si carece del sustento de valores y motivos humanos. Estos se dan en principios morales como el

172 Me apoyo para este último numeral, en parte textualmente, en mi Prólogo al colectivo editado por mí: Las víctimas frente a la búsqueda de la verdad y la reparación en Colombia, Bogotá, Goethe/PENSAR, 2007, pp. 9-21.

Page 253: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

255

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

que nos prohíbe instrumentalizar al otro: no te valgas de la humanidad ni en ti mismo ni en ningún otro nunca sólo como medio sino siempre y al mismo tiempo como fin. Se trata del principio de la dignidad humana, recurso moral inviolable en toda relación social.

2.- La fenomenología del conflicto nos exige ante todo realismo en la evaluación de las situaciones que generan violencia. Se trata de la condición humana, de la “insociable sociabilidad” en términos de un deterioro de las relaciones entre iguales por “natalidad”, que lleva a muchos a situaciones de injusticia, dominación, exclusión y discriminación que no son tolerables. Ya José Luis Aranguren en su Ética y política, antes de que ciertos gobernantes iluminados convirtieran la violencia en terrorismo, había develado el fetichismo de la democracia liberal:

“Los individuos o grupos aislados, los que se sienten excluidos, a la izquierda o a la derecha, social o regionalmente, de la política, los que se consideran desprovistos de derechos, atención pública o status, así como los grupos sociales en declive o mal dotados para una adaptación a las demandas de una civilización en transición o expansión, y quienes se consideran sin oportunidades, condenados a la inmovilidad, a un imposible ascenso social, se inclinan, normalmente, al disconformismo radical y, por tanto, a la repulsa de una democracia que, para ellos, no es tal173”.

3.- La tolerancia moral goza de mala fama porque se la confunde con la impunidad o con la laxitud frente al delito. Se fomentan entonces actitudes intolerantes

173 José Luis Aranguren, Ética y política, Madrid, Guadarrama, 1968, p. 205.

Page 254: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

256

LAS

VÍC

TIM

AS

DE

SOAC

HA

DES

DE

EL P

UN

TO D

E VI

STA

MO

RAL

a ultranza, especialmente de parte de la misma clase dominante y de los que detentan el poder. Lo que se busca con la tolerancia moral en procesos de reconciliación es dar un primer paso con respecto a la distinción entre las acciones no tolerables y las personas y grupos que las llevan a cabo. Sólo así será posible el inicio de conversaciones entre enemigos, que creen el ambiente de credibilidad recíproca, en el que se den pasos de reconocimiento de las diferencias, mediante los cuales se llegue a acuerdos mínimos y a procedimientos que permitan avanzar en propuestas concretas que favorezcan a la sociedad como un todo. Esto confirmará a los ciudadanos que la tolerancia y el pluralismo son fundamento de la paz.

4.- La “compasión” como capacidad de “sentir con” es una de las expresiones de la tolerancia moral bien entendida. Nuestra sensibilidad moral, no lejana de la sensibilidad estética, es la que nos permite descubrir las raíces del conflicto y de la violencia no necesariamente en la maldad del enemigo, sino en la historia de las desigualdades y en las estructuras injustas de una sociedad. No se trata de la compasión del que se cree superior o más virtuoso, en forma de filantropía o paternalismo, sino de aquella calidad humana que reconoce la gratuidad de la vida y se acostumbra a sentir con el que sufre, con el pobre, el discriminado y el excluido.

5.- La comprensión de las situaciones conflictivas teniendo en cuenta el punto de vista del otro y de la otra. Comprender otra cultura y a otra persona no me obliga a estar de acuerdo con ella. Por el contrario, antes de buscar acuerdos o desacuerdos, debe conseguirse tal grado de comprensión mutua, que los consensos o disensos no sean el resultado de presión, sino de discusión libre de

Page 255: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

257

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

coacciones con base en razones y motivos. La actitud comprensiva frente al rostro del otro es la que abre todas las posibilidades a un actuar comunicacional, gracias al cual podemos cambiar del paradigma de una subjetividad protagónica, de la filosofía de la conciencia y de la reflexión, a la actitud dialogal. Sobre todo en el orden social, en especial en el ámbito jurídico que le apuesta al debido proceso, es válido el principio epistemológico de que “sin intersubjetividad de la comprensión, no es posible ninguna objetividad del saber174”.

6.- La “verdad” en el sentido genérico de la objetividad que podemos alcanzar comunicativamente es una idea compleja. De hecho en nuestro mundo de la vida nos encontramos en relación con otros, cuyos puntos de vista con respecto al mundo objetivo, al mundo social y al mundo subjetivo, son más o menos diferentes de los nuestros. Por ello la comprensión, con base en la tolerancia y la compasión, debe preceder a la búsqueda de la verdad en las tres regiones del mundo en las que habitamos en situaciones concretas y con intereses específicos.

La verdad en el ámbito de lo social no es lo mismo que en el de las ciencias naturales, pero sí hay una objetividad que nos indica qué acciones son correctas y cuándo nos comportamos de acuerdo con normas socialmente reconocidas. Igualmente con respecto al mundo subjetivo hay un sentido de objetividad en nuestras expresiones y compromisos que da credibilidad a nuestro comportamiento como personas morales.

En los procesos de reparación y reconciliación de la justicia transicional la verdad desempeña un papel definitivo. Sin ella es imposible seguir adelante. Pero es necesario caer en cuenta que no se puede llegar a ninguna verdad consistente sin

174 Jürgen Habermas, Entre naturalismo y religión, Barcelona, Paidós, 2005, p 177.

Page 256: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

258

LAS

VÍC

TIM

AS

DE

SOAC

HA

DES

DE

EL P

UN

TO D

E VI

STA

MO

RAL

crear las condiciones de diálogo, de confianza, de tolerancia y comprensión, a las que hemos aludido anteriormente. Se trata de una verdad que comprometa a víctimas y victimarios y en general a la sociedad con el reto de nunca más “política con violencia”.

7.- La justicia en toda su amplitud y extensión. Se trata de la justicia en el sentido de “lo justo” a la base de todas las relaciones humanas, no sólo y primordialmente de la justicia cuantificada en años de prisión. Si a la base de una sociedad, cuyo ordenamiento pretende ser legítimo y reconocido por sus miembros, no se consagra la justicia como equidad, carece de sentido hablar de justicia, como carece de sentido hablar de conocimiento si no se considera posible llegar a la verdad175. Esta es la base de una sociedad capaz de reconocer lo normativo, lo justificado, lo legítimo y lo correcto como valor fundamental y necesario en el ordenamiento de sus relaciones. En los procesos de reconciliación se debe pretender llegar a un sentido comprensivo de justicia, en el que sea posible destacar la responsabilidad176 como actitud moral y humana y al mismo tiempo como condición de ciudadanía, de suerte que la imputabilidad de los delitos se relacione directamente con la persona moral.

8.- El reconocimiento del otro como diferente en su diferencia y por tanto como interlocutor válido, como participante en igualdad de circunstancias y con igualdad de derechos en el ámbito de lo público, es el punto de partida de los procesos de justicia transicional. El sentido de igualdad de la justicia está en el reconocimiento de las diferencias y en él se articula socialmente el recurso moral. Lo relevante de una teoría deliberativa de la política es que a la base de toda acción social se constituye el derecho a la diferencia,

175 John Rawls, Teoría de la Justicia, México, Fondo de Cultura Económica, 1980.

176 Ver mi libro: Intentionalität als Verantwortung. Geschichsteleologie und Teleologie der Intentionalität bei Husserl, Phaenomenologica 67, Den Haag, M. Nijhoff, 1976.

Page 257: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

259

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

característica fundamental de la ciudadanía democrática. Diferencia y confianza como la posibilidad de relacionarnos como extraños son dos caras de la misma moneda, cuyo valor público, general, es ciudadanía.

9.- La reparación sólo es posible con base en el reconocimiento del otro como diferente y del error que se comete al negar las diferencias y dominar al otro. Se busca tanto la reparación de las víctimas como la de la sociedad misma, es decir de un tejido social, de una normatividad, de lo justo, del bien común, que ha sido supeditado a intereses particulares.

10.- El perdón y la reconciliación. Lo más conflictivo, donde parece no haber solución entre la intolerancia y la tolerancia, es lo relacionado con la cultura del perdón. En términos generales tendría que poderse recurrir al espíritu de la tolerancia en casos de reconciliación en los que justicia no puede significar sin más venganza, retaliación o ajuste de cuentas, sino que tiene que motivarse también por las posibilidades de reparación, convivencia y de reconstrucción de la democracia. De la cultura del perdón dijo Jacques Derrida que tendría que poder inspirar “una democracia por venir177”.

177 Adolfo Chaparro Amaya (editor), Cultura política y perdón. Universidad del Rosario, Bogotá, 2002, pp. 19-37.

Page 258: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4
Page 259: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

261

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

CONCLUSIÓN

Partimos del análisis de “los falsos positivos” de Soacha como caso paradigmático de violación de los Derechos Humanos en el marco de una opción más por acciones

belicistas que por políticas de paz. Pensamos que la solución no sólo política, sino sobre todo moral a la confrontación armada, de la que “los falsos positivos” son un componente significativo, deberían ser procesos de justicia transicional. Pero un sentido moral de la acción humana, especialmente referida a la sociedad, sólo es posible que sea tenido en cuenta en tales procesos, si en ellos se enfatiza la necesidad de la educación para la ciudadanía.

En este caso tendríamos que responder, si realmente creemos al menos nosotros mismos, que vale la pena la educación en valores: ¿no somos nosotros los primeros en dudar si la educación todavía puede servir para civilizar nuestras formas de vida? ¿No será que hemos venido aceptando gradualmente que una educación moral para la ciudadanía no tiene sentido y es tan inútil que inclusive distrae de los verdaderos objetivos de la educación: invertir en productividad y seguridad, para ser merecedores así de éxito y prosperidad, y eso cuando al menos hay meritocracia? ¿Sí nos atrevemos todavía a pensar que antes de la normatividad o al menos como su justificación, está la cultura ciudadana?

Page 260: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

262

LAS

VÍC

TIM

AS

DE

SOAC

HA

DES

DE

EL P

UN

TO D

E VI

STA

MO

RAL

Quizá no haya que compartir del todo el pesimismo de la teoría crítica de que la filosofía cuanto más inútil tanto más filosofía; ni tampoco el optimismo ingenuo de Kant, quien pensaba que cuando hubiere conflictos que no pudieran solucionar ni el derecho ni la política, “llega la moral y arregla al momento la cuestión”; pero tampoco hay que desesperar del todo de la educación moral, para dejar la regulación de todo comportamiento ciudadano a la coactividad normativa en todos los ámbitos de nuestro mundo de la vida: leyes, códigos de conducta, sanciones, años de cárcel. Hay momentos en los que nos tenemos que preguntar hoy: ¿y entonces para qué se inventó la educación? ¿No será para que nos apropiemos sí de las normas, pero también de los valores que nos sirvan de motivación para respetarlas y nos inspiren a obrar más por autonomía y dignidad que por temor?

A nosotros mismos nos toca reconstruir nuestra identidad para resolver en nuestra práctica estos interrogantes e inventarnos otros, que sirvan a Colombia para confiar más en la autenticidad de sus ciudadanos; y quizá entonces sí podríamos esperar que el más popular de los Presidentes de Colombia en toda su historia, encontrara en su computador para alguno de sus Consejos Comunales sobre prosperidad democrática, un epígrafe distinto a los que nos está acostumbrando para atizar la guerra y la venganza, sacado de alguna de las computadoras de Reyes o Briceño, por ejemplo el pensamiento que nos conmovió con motivo del abatimiento de este último, de la pluma de nuestro filósofo y poeta, Gonzalo Arango, en su elegía a “Desquite”:

“Yo pregunto sobre su tumba cavada en la montaña: ¿No habrá manera de que Colombia, en vez de matar a sus hijos, los haga dignos de vivir? Si Colombia no

Page 261: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

263

CA

PÍTU

LO T

ERC

ERO

puede responder a esta pregunta, entonces profetizo una desgracia: “Desquite” resucitará, y la tierra se volverá a regar de sangre, dolor y lágrimas178”.

178 Gonzalo Arango, “Elegía a Desquite” en: Obra negra, Buenos Aires, Carlos Lohlé, 1974, p. 48.

Page 262: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4
Page 263: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

265

CA

PÍTU

LO C

UA

RTO

CA

PÍTU

LO C

UA

RTO

LOS MEDIOS Y LOS “FALSOS POSITIVOS”

Entre la autenticación de las mentiras y el escepticismo tardío

Por Hernando Salazar Palacio217

Octubre de 2010

217 Periodista y catedrático de ética periodística de la facultad de Comunicación y Lenguaje de la Universidad Pontificia Javeriana de Bogotá. Este documento refleja la opinión del autor sobre los hechos analizados y no necesariamente la de la Alcaldía Mayor de Bogotá, la Secretaría General o el Archivo de Bogotá

Page 264: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4
Page 265: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

267

CA

PÍTU

LO C

UA

RTO

El tratamiento que los medios de comunicación le dieron al caso de los jóvenes de Soacha, asesinados en Norte de Santander en 2008, puso a prueba principios

fundamentales del periodismo, como el compromiso con la verdad, la verificación y la independencia. Al principio, los medios fueron correas de transmisión de las mentiras de los militares que informaron sobre combates que nunca existieron. Después, cuando estalló el escándalo, los medios tomaron la distancia que no adoptaron al inicio y optaron por un escepticismo tardío, que en ciertos casos dudó de las versiones de las víctimas. La gran pregunta es si los periodistas y los medios aprenderemos esta lección, cuando seguimos sumidos en un conflicto armado que muchas veces sus actores quieren ganar a través de los titulares y las noticias.

Millones de colombianos que en 2008 vieron, oyeron o leyeron las noticias de los medios de comunicación masiva que informaban sobre muertos en “combate” en el departamento de Norte de Santander, creyeron que se trataba de más éxitos de la política de seguridad democrática puesta en marcha seis años atrás por el presidente Álvaro Uribe Vélez.

Al fin y al cabo, 2008 parecía ser un año para recoger en materia de seguridad lo que se había sembrado desde agosto de 2002, cuando Uribe llegó al poder. Las Fuerzas Militares, el gobierno, los medios de comunicación y

Page 266: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

268

LOS

MED

IOS

Y LO

S “F

ALS

OS

POSI

TIVO

S”

la opinión pública celebraban varios logros. Había sido abatido en Ecuador “Raúl Reyes”, el número tres de las Farc; había muerto el anciano “Tirofijo”, el jefe histórico de ese grupo alzado en armas; y la Operación Jaque le había arrebatado a esa guerrilla a Ingrid Betancourt y a 14 rehenes y cautivos más que llevaban varios años en su poder. El ejército anunciaba que había comenzado el “fin del fin” de las Farc que surgieron en 1964 y que en 2002 llegaron a sumar más de 20.000 hombres y mujeres en armas.

Sin embargo, eran éxitos que tenían algunas sombras. Para eliminar a Reyes, las Fuerzas Militares invadieron 1,7 kilómetros de territorio de Ecuador y este país rompió, por primera vez en su historia, relaciones diplomáticas con Colombia. Pese a todos los cercos en su contra, “Tirofijo” murió de muerte natural. Y en la Operación Jaque, que en su momento fue calificada como “perfecta”, se usaron distintivos del Comité Internacional de la Cruz Roja, celosamente protegidos por el Derecho Internacional Humanitario y por el Código Penal colombiano, que prohíben su uso indebido.

Los muertos en los “combates” en Norte de Santander no eran una gran noticia, como las anteriores, pero sí mostraban otros “logros” en esa región cercana a la frontera con Venezuela. El gran problema es que se trataba de informaciones falsas. Quienes eran presentados por los medios como “combatientes”, dados de baja, en realidad eran personas humildes que habían sido llevadas desde Soacha, población del departamento de Cundinamarca, y que fueron asesinadas a sangre fría. Eran personas que, luego de muertas, fueron vestidas con trajes camuflados

Page 267: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

269

CA

PÍTU

LO C

UA

RTO

y fotografiadas o grabadas en video con armas de fuego en sus manos, que nunca habían disparado y que en algunos casos ni siquiera sabían o podían disparar. Uno de los muertos, Fair Leonardo Porras, era un muchacho de 26 años que tenía cierto retraso mental, que era zurdo, pero aparecía con un arma en su mano derecha y fue reportado como jefe de una cuadrilla de malhechores.

Así, pues, 2008 fue un año de paradojas en materia de seguridad y estas últimas sombras se demoraron en trascender a la opinión pública. Cuando se descubrieron los llamados “falsos positivos” de Norte de Santander, estos se constituyeron en el gran lunar de la política de seguridad democrática. Lo más paradójico es que esa política de seguridad democrática se basaba, según el discurso oficial, en el celoso respeto a los derechos humanos.

“La seguridad será democrática. Para proteger a todos, al trabajador, al empresario, al campesino, al sindicalista, al periodista, al maestro, frente a cualquier agresor”, decía el numeral 27 del manifiesto de 100 puntos que propuso el candidato Álvaro Uribe en su campaña presidencial de 2002.

Seis años más tarde, a diferencia del resto del país, donde las Fuerzas Militares le habían dado duros golpes a las Farc, eso no había ocurrido en Norte de Santander, una región limítrofe con la Venezuela gobernada por el coronel Hugo Rafael Chávez Frías, con ansias de exportar su revolución bolivariana y su socialismo del siglo XXI a otros países, entre ellos Colombia. Esa podría ser una de las explicaciones de por qué ocurrieron tantos “falsos positivos” en esa región, a pesar de que también sucedían en otras.

Page 268: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

270

LOS

MED

IOS

Y LO

S “F

ALS

OS

POSI

TIVO

S”

FACETAS CONTRADICTORIAS DE LOS MEDIOS

Al observar el comportamiento de los medios de comunicación colombianos frente a este caso, quedan al descubierto facetas extremas y contradictorias de los periodistas y de las empresas periodísticas. Esas facetas están relacionadas con el respeto a principios éticos aceptados universalmente, como la búsqueda de la verdad, la independencia respecto a las fuentes de información y la responsabilidad social. Estos son tres valores fundamentales del periodismo y así lo subrayan reputados maestros de ética, como Javier Darío Restrepo (Restrepo, 2004)218. En Colombia, muchos de esos principios fueron elevados a la categoría constitucional en la Carta de 1991, concretamente en el artículo 20 (Constitución Política de Colombia, 1991)219 y se volvieron ley.

Cuando se analiza qué pasó con la verdad, la independencia y la responsabilidad social de los periodistas y los medios de comunicación en este caso, surgen múltiples explicaciones e interpretaciones. Desde las meramente formales, como la falta de tiempo de los reporteros a la hora de procesar información y los acostumbrados afanes por las horas de cierre en noticieros y periódicos, hasta los motivos de fondo, como los ideológicos, esos que privilegian ciertos puntos de vista en el relato de los hechos.

Hay que decirlo claramente: en Colombia es usual encontrar medios y periodistas que se alinean y asumen roles que distorsionan sustancialmente sus mensajes y su función. Ocurrió en buena parte del siglo XX, cuando la prensa era

218 Restrepo, Javier Darío, El zumbido y el moscardón, Bogotá, Fondo de Cultura Económica, 2004

219 Constitución Política de Colombia, artículo 20. “Se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación. Estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la rectificación en condiciones de equidad. No habrá censura”.

Page 269: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

271

CA

PÍTU

LO C

UA

RTO

políticamente militante y casi siempre se identificada con algún partido, y ocurre más evidentemente ahora no sólo en Colombia, sino en el resto del mundo, sobre todo después del 11 de septiembre de 2001, cuando Occidente le declaró la guerra al “terrorismo”.

No debemos perder de vista, además, que Colombia lleva más de medio siglo sumido en un cruento y doloroso conflicto interno, que desde los años 80 ha sido alimentado en buena parte por los dineros del narcotráfico.

Por todo lo anterior es importante evaluar el comportamiento de los medios de comunicación respecto al caso de Soacha y Norte de Santander en el contexto del periodismo mundial.

LAS FALLAS DE LAS MAQUINARIAS INFORMATIVAS

A finales del siglo pasado, dos autores italianos, Gianfranco Bettetini y Armando Gumagalli, publicaron Lo que queda de los medios (Bettetini y Fumagalli, 1998)220, un análisis muy crítico de las maquinarias informativas y un concienzudo estudio de la ética periodística. Luego de llamar la atención sobre la búsqueda de la verdad, que es el ingrediente fundamental del oficio del periodista, los autores subrayan:

“La información falsa, la deformación, es la negación misma de la información. No es como una mercadería vencida o un auto que funciona mal. Es mucho peor: es la antítesis perfecta de lo que debería ser. Si quisiéramos hacer una analogía con la comida, la información falsa no sería un alimento vencido, de mala calidad, sino un veneno”. (Bettetini y Fumagalli, 1998)221.

220 Lo que queda de los medios, Buenos Aires, Ediciones La Crujía, 2001. 221 Ibíd., p. 21 y 22.

Page 270: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

272

LOS

MED

IOS

Y LO

S “F

ALS

OS

POSI

TIVO

S”

También advierten que las noticias falsas, en medio de un mundo tan interconectado a través de Internet, tienen asegurada una profusa circulación. “Una eventual desmentida –hecha por alguien o implícita en otros hechos comprobados que demuestran que lo que está en circulación es imposible, absurdo, contradictorio- es incapaz de detener esa circulación ni de contrarrestar sus efectos”. (Bettetini y Fumagalli, 1998)222.

Eso explica por qué, durante muchos meses, para la opinión pública colombiana los muertos de Norte de Santander eran combatientes, paramilitares, guerrilleros o miembros de las llamadas “bandas emergentes”, pero no víctimas. Y hoy, cuando sabemos a grandes rasgos buena parte de la verdad de lo que sucedió, nos preguntamos ¿por qué los medios cayeron en esas mentiras, si tenían tantos recursos a su alcance?

Los dos autores citados observan que, no obstante la abundancia de recursos, los fundamentos del sistema informativo son frágiles.

“Es realmente difícil llevar a cabo una verificación y control sobre las fuentes de la información. El sistema informativo es un circuito inmenso e interconectado en el cual, una vez que un elemento ha alcanzado un punto de acceso, entra en circulación a una velocidad vertiginosa y es extremadamente difícil poder tener un control racional sobre su difusión”, anotan Bettetini y Fumagalli.

Pero veamos otras miradas al rol del periodismo en nuestros días y a su papel en la sociedad. Durante buena parte del siglo XX, el periodismo en los Estados Unidos fue un ejemplo para el resto del mundo. Sin embargo, al

222 Ibíd.

Page 271: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

273

CA

PÍTU

LO C

UA

RTO

finalizar ese siglo, muchas cosas estaban fallando en los medios de comunicación de ese país y en su relación con las audiencias.

LOS ELEMENTOS DEL PERIODISMO

Las encuestas lo evidenciaban claramente. “Hacia 1999 sólo un 21 por ciento de los estadounidenses opinaba que la prensa se preocupaba por los ciudadanos; en 1985 ese porcentaje era del 41 por ciento. Sólo el 58 por ciento respetaba el papel vigilante de la prensa, cuando en 1985 ese respeto lo sentía el 67 por ciento de la población. Menos de la mitad de los estadounidenses, sólo el 45 por ciento, pensaba que la prensa protegía la democracia. A este respecto, el porcentaje era diez puntos más alto en 1985”, dice la introducción a Los Elementos del Periodismo (Bill Kovach y Tom Rosenstiel, 2003)223.

Ese libro es el fruto del trabajo impulsado por un grupo de personalidades y grupos de periodistas que se dedicaron a repensar el oficio, y se ha convertido en un texto fundamental para los viejos y nuevos informadores. Luego de un largo trabajo de análisis, que incluyó muchos encuentros con expertos, así como discusiones públicas sobre el papel del periodismo en una sociedad democrática, los autores, Bill Kovach y Tom Rosenstiel, concluyeron que un buen periodismo debe ser fiel a los siguientes nueve elementos:

1. La primera obligación del periodismo es la verdad

2. (El periodismo) Debe lealtad ante todo a los ciudadanos

3. Su esencia es la disciplina de la verificación

223 Los Elementos del Periodismo, Bogotá, Santillana, 2003

Page 272: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

274

LOS

MED

IOS

Y LO

S “F

ALS

OS

POSI

TIVO

S”

4. Debe mantener su independencia con respecto a aquellos de quienes informa

5. Debe ejercer un control independiente del poder

6. Debe ofrecer un foro público para la crítica y el comentario

7. Debe esforzarse porque el significante sea sugerente y relevante

8. Las noticias deben ser exhaustivas y proporcionadas

9. Debe respetar la conciencia individual de sus profesionales

Ese libro hace un fuerte llamado de atención a los medios de comunicación de Estados Unidos, muchos de los cuales, luego de los atentados contra las Torres Gemelas, tomaron abiertamente partido en la lucha contra el terrorismo, perdieron las distancias, sacrificaron su independencia y favorecieron las acciones del ejército de ese país durante la invasión a Irak y la intervención en Afganistán. Prueba de ello fue la decisión de la cadena de televisión FOX de apoyar, sin ambages, al presidente George W. Bush.

Incluso, la cadena CNN, que durante muchos años había sido sinónimo de “buen periodismo”, ha sido muy cuestionada por la actitud que adoptó después del 11 de septiembre de 2001. Se trató de una decisión basada en buena parte en que FOX le estaba ganando en audiencia y en ingresos publicitarios. Tiempo después, cuando se descubrió el escándalo por las torturas que soldados de los Estados Unidos habían infringido a prisioneros en la cárcel de Abu Graibh, en las afueras de Bagdad, CNN optó por hablar de “abusos”. Y algo va de abuso a tortura.

Así lo dejó en evidencia el periodista Jorge Gestoso, quien durante 16 años fue presentador de CNN en

Page 273: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

275

CA

PÍTU

LO C

UA

RTO

español. En una entrevista concedida al diario El País, de Montevideo, Gestoso dijo:

“En Washington hay una palabra —spin— que es parte de la vida de la ciudad. To spin es girar, como hacer dar vueltas un trompo. Acá, a los políticos y a los que hacen lobby les dicen los spin doctors: porque son los maestros en dar vueltas las cosas. Y al gobierno de George Bush también se lo señala como un gran maestro del spin. Lo que practicaron en Irak de acuerdo a lo que dice la convención de Naciones Unidas sobre la tortura, a lo que han publicado el New York Times y el Washington Post, a los informes de la Cruz Roja Internacional, tiene un solo nombre: tortura. Pero cuando en una conferencia de prensa le preguntaron a Donald Rumsfeld, dijo: yo no usaría la palabra tortura porque no soy abogado y legalmente no sé si exactamente estos son todos casos de tortura, porque en realidad si a uno lo humillan religiosamente no sé si es tortura... es decir, se amparó en el beneficio de la duda. Y la prensa, no sé si por miedo a una acción judicial del gobierno o qué, pero se plegó a ese razonamiento224”.

TOMAR PARTIDO Y MENTIR

La toma de partido puede ser otra explicación de por qué en Colombia muchos medios mintieron -consciente o inconscientemente- cuando informaron sobre los muchachos de Soacha. La mentira también puede deberse a que los periodistas se basaron en una única fuente, el Ejército, al cual le dieron toda la credibilidad.

224 Entrevista a Jorge Gestoso. “EL PERIODISMO DE ESTADOS UNIDOS ME HA DESILUSIONADO GRANDEMENTE”. EN HTTP://WWW.ELPAIS.COM.UY/ANUARIOS/04/12/31/ANUA_QUEP_132095.ASP

Page 274: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

276

LOS

MED

IOS

Y LO

S “F

ALS

OS

POSI

TIVO

S”

Por eso no guardaron casi ninguna distancia respecto a las afirmaciones de los comunicados, declaraciones o boletines de voceros o jefes de las unidades militares.

Se trató de medios y periodistas que simplemente reprodujeron lo dicho por las fuentes oficiales, que nunca contrastaron ni verificaron la información, que no fueron al lugar de los hechos y que probablemente nunca pensaron que estaban siendo usados. La información distribuida por unidades militares sobre los muertos de Norte de Santander en 2008 fue recibida sin mayor beneficio de inventario por parte de reporteros afanados por producir el próximo noticiero o enviar a impresión la página del día siguiente.

Ocurrió lo que suele ocurrir todos los días en las salas de redacción, donde un grupo de redactores le da forma a la información con base en boletines que les llegan de múltiples fuentes interesadas en vender un mensaje. En esos casos, el papel de los periodistas como lectores de la realidad se queda muy corto. Y los periodistas, en lugar de ser procesadores de la información, simplemente son reproductores de los mensajes de otros. Se convierten en simples mensajeros o secretarios, que sencillamente entregan lo que otros les dan, pero que no actúan como traductores e intérpretes de la realidad, que es su misión fundamental.

Cuando los periodistas son simples mensajeros o secretarios, cumplen el rol ideal para distribuir y validar una o varias mentiras. Se vuelven idiotas útiles, creen ciegamente en quien les entrega la información, o no se toman el trabajo de dudar, y publican esa información como cierta. Y así las mentiras llegan a los titulares e informaciones que leen y escuchan miles de personas, las cuales se forman una opinión y toman partido o decisiones, y luego opinan en las encuestas y votan o no

Page 275: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

277

CA

PÍTU

LO C

UA

RTO

votan en las elecciones, donde se premia o se castiga a gobernantes y legisladores.

Javier Darío Restrepo ha advertido que:

“(…) el alineamiento detrás de alguna bandera convierte a las personas, sobre todo si se trata de periodistas, en propagandistas de una causa. Y un periodista propagandista es el imposible intento de mezclar el agua y el aceite; por tanto, una elemental coherencia con su ser profesional impulsa al periodista a buscar en todo la verdad completa y no la verdad a medias del propagandista225”.

Pese a esa y a muchas otras advertencias, es preocupante que muchos periodistas no se cuestionan por su toma de partido, y asumen y presumen que la institucionalidad “no miente”, lo cual es falso.

Las primeras informaciones falsas sobre los supuestos combates en Norte de Santander contrastan con la receta dada por Kovach y Rosenstiel –que es la fórmula esencial del buen periodismo-, y con lo dicho por Javier Darío Restrepo y por otros autores como el escritor argentino Tomás Eloy Martínez, uno de los grandes maestros del periodismo de América Latina, quien falleció a comienzos de 2010. En 1997 Martínez resumió magistralmente la misión de los informadores en el mundo. Lo hizo durante una conferencia que dio ante la Asamblea General de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), reunida en Guadalajara, México, a la que fueron los directores y gerentes de muchísimos periódicos y revistas de las Américas.

225 Rol del periodismo en las crisis. Centro Carter / CAF Caracas 08-07-09. http://prensa.caf.com/upload/pubs/Rol%20del%20periodismo%20en%20las%20crisis.pdf

Page 276: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

278

LOS

MED

IOS

Y LO

S “F

ALS

OS

POSI

TIVO

S”

“De todas las vocaciones del hombre, el periodismo es aquella en la que hay menos lugar para las verdades absolutas. La llama sagrada del periodismo es la duda, la verificación de los datos, la interrogación constante. Allí donde los documentos parecen instalar una certeza, el periodismo instala siempre una pregunta. Preguntar, indagar, conocer, dudar, confirmar cien veces antes de informar: esos son los verbos capitales de la profesión más arriesgada y más apasionante del mundo”, dijo el maestro argentino.

En esa misma conferencia, que es una gran lección de buen periodismo, Martínez afirmó que “el periodista es, ante todo, un testigo: acucioso, tenaz, incorruptible, apasionado por la verdad, pero sólo un testigo. Su poder moral reside, justamente, en que se sitúa a distancia de los hechos mostrándolos, revelándolos, denunciándolos, sin aceptar ser parte de los hechos”.

LA VERDAD COMO VÍCTIMA

Muchos autores que han analizado la información durante los conflictos armados, internos o internacionales, coinciden en afirmar que la verdad es la primera víctima en una guerra y que buena parte de los conflictos se ganan o se pierden en las salas de redacción. Y no exageran. En el caso de Soacha y Norte de Santander es muy evidente que muchos medios le fallaron a su compromiso con la verdad, pero también les fallaron a otras obligaciones básicas del oficio. Los medios cayeron en esas mentiras, las reprodujeron y así fueron leídas, oídas o vistas por la audiencia. En otras palabras, los medios y los periodistas fallaron en su misión fundamental de decir la verdad, como el

Page 277: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

279

CA

PÍTU

LO C

UA

RTO

médico que no acierta con el diagnóstico del enfermo o que receta el remedio inapropiado, o el chofer que conduce ebrio o el cajero del banco que le entrega al cliente billetes falsos.

Todo eso genera muchas preguntas, como: ¿Quién o quiénes son los culpables de las mentiras difundidas por los medios sobre los “combates” en Norte de Santander? ¿Los autores de los comunicados? ¿Los periodistas que se limitaron a repetir y validar mensajes falsos? ¿Dónde quedó la responsabilidad social de los medios de comunicación que predica el artículo 20 de la Constitución Política de Colombia?

Esas preguntas son pertinentes en este caso, porque el ya citado artículo 20 de la Constitución Política de Colombia no sólo garantiza la libertad de expresar y difundir pensamientos y opiniones, sino también la de “recibir información veraz e imparcial”. Esto último es lo que se conoce como un derecho de doble vía. Por eso, cuando los medios validan las mentiras de las fuentes y no guardan distancia frente a lo que estas dicen, sino que lo dan como un hecho cierto, violan el equilibrio informativo. El mismo que obliga a los periodistas a oír y buscar más de una versión sobre un hecho, a dudar, a contrastar, a guardar distancia, a no creer en verdades absolutas, como insistía en su conferencia Tomás Eloy Martínez, un hombre que sufrió los rigores de la dictadura en Argentina y por eso tuvo que partir al exilio en los años 70.

Lo preocupante es que años después de estar vigente, muchísimos colombianos, entre ellos no pocos periodistas, ignoran que la sociedad tiene el derecho constitucional a exigirles a los medios que les den información equilibrada y veraz.

Page 278: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

280

LOS

MED

IOS

Y LO

S “F

ALS

OS

POSI

TIVO

S”

UN ESQUEMA REPETITIVO DE MENTIRAS

El análisis de las noticias publicadas en algunos periódicos colombianos sobre las muertes de los desaparecidos de Soacha permite concluir que casi siempre se repetía el mismo esquema de mentiras: uno o varios hombres habían muerto en un combate con el Ejército, se trataba de miembros de “bandas emergentes al servicio del narcotráfico”, a los que se les habían incautado fusiles AK-47 o Fal, pistolas 9 milímetros, revólveres de diferentes calibres, municiones, explosivos, cables, uniformes y brazaletes. En fin, las noticias hablaban de hombres muertos en medio de un escenario de guerra. Un falso escenario que mostraba esas muertes como el resultado obvio de un enfrentamiento donde dos bandos disparan.

El problema de fondo es que salvo que los hombres efectivamente estaban muertos, todo lo demás era falso. Se trataba de la fabricación de un hecho, porque los supuestos “combatientes” habían sido ejecutados extrajudicialmente, porque no hacían parte de ningún grupo armado ilegal, porque no estaban uniformados, porque no llevaban armas, ni tampoco explosivos, ni uniformes, etc., etc.

Así las cosas, esas noticias que parecían ser normales en un país donde casi a diario hay confrontaciones armadas eran el disfraz de un crimen atroz. Ese disfraz había sido confeccionado cuidadosamente en algunas guarniciones militares y había sido autenticado por los periodistas y los medios en su labor de ser notarios de la realidad, pero no testigos activos, como sugiere Martínez.

Page 279: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

281

CA

PÍTU

LO C

UA

RTO

LA PRIMERA NOTICIA

Vamos a analizar sólo un ejemplo en la prensa escrita, que se repitió en otros medios. El 16 de enero de 2008 el diario La Opinión, de Cúcuta, la capital de Norte de Santander, abrió su página judicial con la siguiente noticia: “Muertos 5 hombres en combates con el Ejército”.

Ahí estaban los primeros dos desaparecidos de Soacha. Se trataba de Elkin Gustavo Verano, de 25 años, y Joaquín Castro, de 27, dos trabajadores de una fábrica de fundición de campanas, que por el momento eran reportados como N.N. La última vez que los vieron en Soacha fue el 13 de enero. La noticia de La Opinión se basaba en información suministrada por el comandante encargado de la XXX brigada del Ejército, coronel Roberto Angulo Pardo.

En el sumario de la noticia, el redactor escribió: “Aunque (los muertos) no fueron señalados como integrantes de las Águilas Negras, hacen parte de bandas delincuenciales emergentes al servicio del narcotráfico”.

La noticia informaba de un “combate” en el sector de Vigilancia, en Puerto Santander, entre unidades del grupo de caballería mecanizado número 5 (Maza) y bandas emergentes, el nombre con el que se rebautizaron los grupos paramilitares unidos al narcotráfico.

“Según labores de inteligencia militar estos sujetos se dedicaban a cometer delitos como extorsión, narcotráfico y tráfico ilegal de combustible, aprovechando la ubicación geográfica de este sector cercano a la frontera del territorio venezolano”, le dijo el coronel Angulo a La Opinión.

Page 280: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

282

LOS

MED

IOS

Y LO

S “F

ALS

OS

POSI

TIVO

S”

Enseguida la noticia relataba: “Aunque no fueron señalados como presuntos integrantes del grupo delincuencial emergente conocido como “Águilas Negras”, se presume que hacen parte de organizaciones similares al servicio del narcotráfico”.

El diario más importante de Norte de Santander también narraba que a los dos N.N. les habían encontrado un fusil AK 47 y otro FAL, “con el escudo de las Fuerzas Armadas de Venezuela”, así como proveedores, cartuchos, granadas de mano, minas de fabricación artesanal, dos barras de explosivo, estopines eléctricos y cable”.

Cualquier lector desprevenido podría creer que los dos muertos representaban una amenaza para la seguridad y que su eliminación enviaba una señal de alivio para esa región de Colombia, limítrofe con Venezuela. Los tres muertos restantes, según la noticia de La Opinión, se habían presentado en otros combates ocurridos en Ábrego, de acuerdo con la versión del Ejército.

En muchas oportunidades las víctimas de Soacha eran reportadas como N.N. en los medios, pero hubo algunas en que el Ejército reveló sus identidades. Eso ocurrió el 27 de agosto de 2008, cuando el mismo diario publicó una noticia con el titular “Seis muertos en hechos contra el Ejército”. En esa información se daba cuenta de la muerte de otros dos de los hombres desaparecidos en Soacha, Víctor Fernando Gómez y Diego Alberto Tamayo, y de un tercero en “enfrentamientos” con la Brigada Móvil número 15. “Los militares les encontraron dos pistolas 9 mm, escopetas de repetición y 20 cartuchos, dijo el comandante de la unidad táctica, coronel Rubén Darío Castro Gómez”, señalaba la noticia.

El esquema se repitió con los demás casos, aunque no todas las muertes de los muchachos de Soacha fueron

Page 281: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

283

CA

PÍTU

LO C

UA

RTO

siempre publicadas en los periódicos. Cuando se analiza a posteriori la tarea de los medios es muy fácil y tentador juzgar a los periodistas y a los sistemas informativos, sin tener en cuenta todas las circunstancias en las que se elaboraron esas informaciones, imprecisas y mentirosas.

En vista de que muchas veces escasean los reporteros y que los pocos que hay en una sala de redacción no alcanzan a ir a todos los sitios donde se producen noticias, hay un remedio que habría evitado la validación de las mentiras: haberse limitado a poner la información en boca de las fuentes y guardado una elemental distancia con lo dicho por los voceros militares. En otras palabras, los medios podrían haber dicho o escrito que el Ejército informó que había ocurrido un combate, que fuentes militares aseguraban que los muertos hacían parte de un grupo armado ilegal, que según los reportes los muertos estaban uniformados y armados, etc., etc. Si los periodistas y los medios no lo podían verificar, habría sido fundamental dejar en claro quién daba esa información y quién respondía por ella. Decir eso o haberlo escrito hubiera salvado la responsabilidad de los medios que terminaron informando de “enfrentamientos”, “combates”, “armas”, etc.

Pero en los afanes de un oficio en el que sus trabajadores están continuamente bajo presión, esos remedios, que parecen tan elementales, muchas veces se olvidan o se dejan de lado porque no hay tiempo o no hay conciencia de que los reporteros podemos ser utilizados por terceros. Dos años antes de que sucedieran esos hechos, en 2006, la corporación Dejusticia –un reputado centro de estudios jurídicos con sede en Bogotá- publicó una valiosa recopilación de sentencias judiciales relativas al trabajo de los medios de comunicación. Se trata del libro Libertad de Prensa y Derechos Fundamentales.

Page 282: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

284

LOS

MED

IOS

Y LO

S “F

ALS

OS

POSI

TIVO

S”

“La Corte Constitucional ha señalado que el derecho a recibir información veraz constituye un límite inquebrantable del derecho a informar. En estas condiciones, resulta fundamental establecer el contenido del principio de veracidad, pues de ello dependerá la responsabilidad social que pueda hacerse exigible a quien ha transmitido una información falsa o inexacta. Según esa corporación, la veracidad de una información hace referencia a hechos o a enunciados de carácter fáctico, que pueden ser verificados”, señalan los autores del libro citado: Rodrigo Uprimny, Adriana Fuentes, Catalina Botero y Juan Fernando Jaramillo, 2006.

Si los periodistas fuéramos un poco más escépticos e independientes, y al mismo tiempo más responsables frente a la sociedad en la que trabajamos, dejaríamos en claro qué nos consta y qué no nos consta de un hecho que narramos. La única distancia que se observa en las informaciones de La Opinión es que, al menos, dijo que se traba de “presuntos” miembros de organizaciones armadas ilegales y que en algún párrafo se tuvo el cuidado de utilizar la preposición “según”. En el tratamiento de esas informaciones no solo se le falló a la verdad, sino también a la independencia. Y se volvió a caer en un error muy frecuente: que las noticias del conflicto suelen tener sólo una fuente, que no es contrastada y que lo que dice el único vocero o afirma el comunicado que se cita es “la verdad”.

LA CARA POSITIVA DE LOS MEDIOS

La otra faceta de los medios de comunicación colombianos alrededor de los jóvenes de Soacha es, sin duda alguna, más positiva y tiene que ver con el papel que jugaron diarios, revistas, noticieros de radio y televisión, agencias de noticias y portales de Internet cuando, meses después, divulgaron

Page 283: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

285

CA

PÍTU

LO C

UA

RTO

las denuncias de las ejecuciones extrajudiciales. Ahí hubo una especie de “mea culpa” tardío, aunque no admitido públicamente, quizás por esa resistencia de los medios y de los periodistas a reconocer sus errores.

Sin embargo, tampoco faltaron los medios que adoptaron un escepticismo que los llevó a dudar incluso de las víctimas. Fue entonces cuando, gracias a los medios de comunicación, se puso en la agenda pública la discusión sobre uno de los peores escándalos de la política de seguridad democrática.

“El papel de muchos de los medios de comunicación ha sido muy importante. Tal vez pocos lo recuerdan, pero la denuncia de los jóvenes de Soacha comenzó en Noticias Caracol. Y se han denunciado muchos más casos, igual que detenciones arbitrarias, errores en retenes, allanamientos ilegales. También se han denunciado las ejecuciones, los consejos de guerra y los castigos impuestos por los grupos armados ilegales. Ha habido mucha denuncia, seguimiento, solidaridad con las víctimas. Sin embargo, puede haber faltado un poco más de trabajo en la creación de conciencia sobre la necesidad de que haya responsables de estos hechos y castigo ejemplar para ellos”, dice Darío Fernando Patiño, codirector de Noticias Caracol226 (Patiño, 2010).

Aún así, cuando estalló el escándalo, la televisión seguía cometiendo ciertas inexactitudes. El 22 de septiembre de 2008, en su emisión del mediodía, el Canal Caracol reportaba que “las autoridades encontraron en Norte de Santander una fosa con los cuerpos de 14 jóvenes que, según los familiares, habían sido reclutados por las Farc en Bogotá”. En realidad, las versiones de los supuestos

226 Respuesta a cuestionario del autor, abril de 2010.

Page 284: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

286

LOS

MED

IOS

Y LO

S “F

ALS

OS

POSI

TIVO

S”

reclutamientos no eran de las familias, sino que habían sido dadas por algunas autoridades.

No obstante, cuando se supo cómo habían muerto en realidad quienes inicialmente fueron presentados como dados de baja en combate, hubo gran malestar en la opinión pública, que se calmó momentáneamente en octubre de 2008. Entonces el gobierno nacional separó del servicio a 27 oficiales y suboficiales del Ejército, entre ellos 3 generales, a raíz de sus responsabilidades por acción u omisión con lo sucedido.

Esa decisión estuvo antecedida por declaraciones del propio presidente de la República, Álvaro Uribe, según las cuales los jóvenes de Soacha no estaban propiamente “recogiendo café” en la zona de Ocaña, donde fueron muertos. A pesar de que la referencia de Uribe causó malestar, eso lo siguen afirmando algunos mandos militares, cuando dicen –más en privado que en público- que los muertos “no eran angelitos”, como si eventualmente esto justificara su eliminación.

Mirando los hechos en perspectiva, algunos medios incurrieron en un tratamiento algo discriminatorio hacia las víctimas cuando difundieron presunciones y sospechas infundadas sobre los jóvenes asesinados. Se mencionó que algunos de los muertos eran “viciosos”, que tenían antecedentes penales, que andaban en malas compañías y que habían sido reclutados para grupos armados ilegales. Y esa sospecha quedó flotando en el ambiente. Quedaron al descubierto los prejuicios de los medios y los periodistas hacia crímenes como la desaparición forzada, en contraste con la gran sensibilidad hacia otros como el secuestro.

Sucedió algo similar a lo ocurrido en Argentina, durante el régimen militar que gobernó ese país entre 1976 y

Page 285: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

287

CA

PÍTU

LO C

UA

RTO

1983 y que dejó al menos 30.000 desaparecidos. En ese país, cuando a alguien lo detenían y lo desaparecían no faltaban quienes, informados por los medios censurados de la época o enterados a través de otras personas, decían “por algo será”, como intentando justificarlo. Esa mecánica de la guerra sucia generó el surgimiento de nuevos vocablos en Argentina. Los desaparecidos eran llamados “chupados” y cuando algún detenido en un centro clandestino iba rumbo a la muerte sus victimarios solían decir que él o ella iban a ser “trasladados”.

LLEGAN LOS EUFEMISMOS Y SE INSTALAN EN EL LENGUAJE

Los victimarios suelen promover los eufemismos con una intención manipuladora. En la Alemania nazi, por ejemplo, nunca se hablaba públicamente del exterminio de los judíos, los gitanos, los homosexuales y los discapacitados físicos, sino que circulaban discursos oficiales sobre de la necesidad de defender la pureza de la raza aria.

Pese a sus acercamientos con la Unión Europea, el gobierno de Turquía todavía no admite que se llame genocidio al exterminio sistemático de los armenios por parte de sus tropas a comienzos del siglo XX.

Y durante la más grave matanza después de la Segunda Guerra Mundial, ocurrida en 1994 en Ruanda, el país de las mil colinas, ubicado en África, el gobierno de Estados Unidos siempre evitó usar el término genocidio para no verse obligado a intervenir, como se lo ordenaba la Convención contra el Genocidio, a la cual se adhirió tardíamente a finales de los años 80, cuando buena parte de los países del mundo ya lo habían hecho.

Page 286: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

288

LOS

MED

IOS

Y LO

S “F

ALS

OS

POSI

TIVO

S”

Preguntada por los crímenes de Ruanda, donde un grupo mataba a machete y cuchillo a sus víctimas, entre ellas mujeres y niños, y miles de cadáveres llegaban todos los días al lago Victoria, una vocera del Departamento de Estado respondía que había “actos genocidas”, pero no genocidio. Era un juego de palabras, pero era claro que el asesinato de entre 800 mil y un millón de personas en escasos tres meses constituía un genocidio, que tardó en llegar a los medios masivos de comunicación y que en algún momento fue presentado como una lucha tribal entre Hutus y Tutsis, lo cual no era cierto.

En Ruanda, los victimarios hutus llamaban “cucarachas” a sus víctimas, en su gran mayoría tutsis, para justificar su eliminación.

A raíz de los crímenes de Soacha, en Colombia se popularizaron términos perversos que terminaron incrustándose en el lenguaje periodístico y luego en el lenguaje común. El más difundido de esos términos es el “falso positivo”, una expresión militar, que en este caso intenta quitarle la gravedad a una ejecución extrajudicial, un grave delito que lesiona la memoria de la humanidad.

El crítico de medios Germán Rey considera que “el término “falso positivo” nació de una práctica nada inhabitual en los medios de comunicación colombianos: la de adoptar sin beneficio de inventario el lenguaje militar”227. Y esa falta de beneficio de inventario, como la llama Rey, es terreno abonado para que los medios y los periodistas acojan lo que otros les imponen, pero también para que la opinión pública se informe mal.

El abogado y experto en derechos humanos Mario Madrid-Malo explica que:

227 Respuesta a cuestionario del autor, abril de 2010.

Page 287: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

289

CA

PÍTU

LO C

UA

RTO

“(…) militarmente hablando, un ‘falso positivo’, como lo señala el Cinep, es un caso informado por unidades de la fuerza pública como un resultado positivo en la acción contra grupos armados ilegales. En este caso, se trataba de personas falsamente reportadas como muertas en combate. Recordemos que matar es válido a la luz del Derecho Internacional Humanitario, DIH, que regula las guerras, siempre y cuando sea en desarrollo de un combate228.

“Un ‘falso positivo’ no es otra cosa que el homicidio llevado a cabo por miembros de la Fuerzas Militares dentro de la circunstancia prevista en el ordinal 7 del artículo 104 del Código Penal: ‘Colocando a la víctima en situación de indefensión o inferioridad, o aprovechándose de esta situación’. El ‘falso positivo’ se realiza para presentar al occiso como delincuente dado de baja en cumplimiento del deber, logrando así que su matador reciba de los superiores jerárquicos gratificaciones de diversa índole”229, agrega Mario Madrid-Malo.

Sin embargo, anota el experto,

“Para el derecho internacional de los derechos humanos un ‘falso positivo’ es una ejecución extrajudicial: la muerte injustificada de una persona por acto arbitrario y deliberado de servidores públicos o de individuos de condición particular que obran bajo la instigación de las autoridades, con su complicidad o con su tolerancia. Para el derecho internacional humanitario un ‘falso positivo’ es el asesinato de una persona que no participa directamente en las hostilidades (o ha dejado de participar en ellas) por individuos cuya conducta mortífera se realiza con ocasión o en desarrollo de un conflicto armado”.

228 Falsos Positivos: Balance del Segundo Semestre de 2008, Cinep, 2009, consultado el 15 de marzo en http://www.alboan.org/docs/articulos/canales/alboan/InformeFalsosPos.pdf

229 Respuesta a cuestionario del autor, marzo de 2010.

Page 288: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

290

LOS

MED

IOS

Y LO

S “F

ALS

OS

POSI

TIVO

S”

El profesor Néstor Pardo, del departamento de lingüística de la Universidad Nacional de Colombia, considera que eufemismos como “falso positivo” obedecen a la carga ideológica de las palabras. “Cuando un asesinato se denomina como falso positivo, esta expresión funciona como mitigadora del crimen”, dice Pardo230.

Pero Darío Fernando Patiño, codirector de Noticias Caracol, estima que en el país “la gravedad de los hechos que esa expresión representa le quitó la fuerza al eufemismo” y por eso subraya que ‘falso positivo’ es algo grave”231.

Lo cierto es que el término fue utilizado primero por los medios y luego se quedó en el lenguaje de la sociedad. Lo siguen utilizando los periodistas, los columnistas, los comentaristas y las autoridades. Por lo anterior, vale la pena indagar si el uso de la expresión “falso positivo” ha sido consciente o inconsciente por parte de los medios, que fueron el escenario para popularizarlo.

Germán Rey cree que los medios lo hacen conscientemente, aunque “suelen adoptar por costumbre y de manera superficial muchas acepciones inadecuadas. O también por ignorancia y desconocimiento, ya sea del lenguaje jurídico o del que se desprende de los instrumentos internacionales (por ejemplo, del derecho internacional humanitario). O claramente por sesgo ideológico, es decir, por consecuencia de sus propios intereses frente a temas polémicos en los que tienen una posición claramente sesgada”.

Javier Darío Restrepo considera que los medios usan esas expresiones “mecánicamente, porque así los denominan sus fuentes. Hay una cierta servidumbre y pasividad frente a las

230 Entrevista con el autor, marzo 2 de 2010.231 Respuesta a cuestionario del autor, abril de 2010.

Page 289: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

291

CA

PÍTU

LO C

UA

RTO

fuentes, que les facilita a estas imponer su visión de los hechos y su lenguaje” (Restrepo, entrevista sobre “falsos positivos”, 2010). Y esa servidumbre que critica Restrepo también tiene que ver con algo que ya hemos mencionado: la falta de distancia de los periodistas con sus fuentes y con el lenguaje que ellas usan. Eso hace que los periodistas terminen siendo simples mensajeros y reproductores de mensajes, que no son procesados.

En este caso, ¿estamos ante una instrumentalización del lenguaje?, le preguntamos a Restrepo, quien durante décadas ha estudiado las prácticas periodísticas en Colombia y en muchos otros países. Y el experto responde:

“Hay que recordar que es una práctica común de los gobiernos fuertes: apoderarse del lenguaje y hacer que las palabras sirvan a sus propósitos. Aquí se descartó oficialmente la denominación de guerra y se impuso conflicto interno; se pretendió descartar el término desplazados y se lo reemplazó por migrantes, con la pretensión de cambiar las realidades mediante el recurso de traspapelar las palabras”. (Restrepo, entrevista sobre “falsos positivos”, 2010).

El profesor Pardo no duda en afirmar que la expresión “falso positivo” hace parte de la instrumentalización del lenguaje. Y lo explica así: “Los eufemismos son instrumentos ideológicos a favor de una forma de pensamiento”.

PALABRAS DISTINTAS PARA HECHOS IGUALES

Según Pardo, la guerra llevada al terreno lingüístico implica que haya palabras distintas para hechos iguales, y que para unos haya muertes en combate y para otros asesinatos, o que los miembros de un mismo grupo sean

Page 290: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

292

LOS

MED

IOS

Y LO

S “F

ALS

OS

POSI

TIVO

S”

llamados guerrilleros o narcoterroristas, autodefensas o paramilitares.

Y nos hacemos otras preguntas: ¿Por qué nacen y se popularizan eufemismos como “falso positivo”? ¿Por qué se utiliza “falso positivo” para describir un asesinato? La abogada y periodista María Teresa Herrán responde:

“Uno podría llegar a la simplista conclusión de que es por casualidad, pero me parece que el tema es demasiado trascendente. Las palabras son recipientes en los que se pueden colocar significados diversos. Creo que allí hay que analizar a partir de qué imaginarios, de qué inconscientes colectivos se llegó a considerar socialmente como equivalentes los asesinatos, las ejecuciones extrajudiciales, las masacres y la muerte natural”.

Según Herrán, “una explicación puede encontrarse en el miedo a asumir las consecuencias (que se remonta al sistema educativo y a las nociones religiosas de pecado y culpa). Derivada de este miedo, la necesidad de trivializar o banalizar hechos que podrían afectarnos. Y una tercera causa es la no interiorización de los derechos humanos, incluidos por supuesto la vida y la dignidad humana, lo que impide que su aplicación se refleje en los comportamientos”.

Y entonces nos encontramos con que los eufemismos intentan banalizar el mal, un tema que desarrolló ampliamente la filósofa alemana Hannah Arendt cuando analizó el comportamiento de la sociedad alemana y de las propias víctimas mientras Hitler exterminaba a los judíos y perseguía a otras minorías. Cuando relata el juicio al criminal nazi Adolf Eichmann, dice que el fiscal le preguntó a uno de los testigos: “¿Por qué no protestó?, ¿Por qué no

Page 291: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

293

CA

PÍTU

LO C

UA

RTO

subió a aquel tren?, allí había quince mil hombres y sólo unos centenares de guardianes, ¿por qué no les arrollaron?” (Arendt, Eichmann en Jerusalén, 1963).

Y enseguida, la filósofa responde: “Pero la triste verdad es que el argumento carecía de base, debido a que en aquellas circunstancias, cualquier grupo de seres humanos, judíos o no, se hubiera comportado tal como estos se comportaron” (Arendt, Eichmann en Jerusalén, 1963).

La misma autora, en otra obra (Arendt, Sobre la violencia, 1970), anota que “sólo se puede confiar en las palabras si uno está seguro de que su función es revelar y no ocultar. Lo que provoca la rabia es la apariencia de racionalidad más que los intereses que existen tras esa apariencia. Usar de la razón cuando la razón es empleada como trampa no es ‘racional’; de la misma manera no es irracional utilizar un arma en defensa propia”. (p.90).

Es obvio que la expresión “falso positivo” intenta quitarle la gravedad a un homicidio y generar otras lecturas entre el público.

María Teresa Herrán sostiene que cuando los medios utilizan la expresión falso positivo, “se trivializa, se relativiza y se mitiga” el crimen cometido.

Ángel Romero, editor general del diario La Opinión, de Cúcuta, admite que hubo “irresponsabilidad profesional y mal manejo de los medios sobre este asunto. No llamar, por ejemplo, las cosas por su nombre: engaño y secuestro de jóvenes, luego su asesinato y finalmente su entierro en fosas comunes y los partes triunfalistas de los comandantes de sus supuestos golpes a la guerrilla, como en el caso concreto de Ocaña”232.

232 Respuesta a cuestionario del autor, marzo de 2010.

Page 292: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

294

LOS

MED

IOS

Y LO

S “F

ALS

OS

POSI

TIVO

S”

Romero agrega que “en este caso de los ‘falsos positivos’ de Soacha y Ocaña ha faltado más trabajo de investigación y de denuncia documentada de los medios. Y algo más grave todavía: la mayoría de los periodistas se dejaron meter los dedos en la boca del presidente Álvaro Uribe cuando aceptó o admitió (nunca denunció, como registraron la noticia casi todos los medios) que un testigo le habló sobre la infiltración de los ‘paras’ en la Brigada de Ocaña”.

¿El uso de la expresión “falso positivo” en los medios es una forma de minimizar, relativizar o mitigar los crímenes cometidos?

Darío Fernando Patiño, co director de Noticias Caracol, admite que eso es posible. Y anota que en los casos anteriores a la matanza de jóvenes de Soacha no se consideraban tan graves los “falsos positivos”.

“Ahora creo que para la gente esa expresión sí indica gravedad. Aunque, claro, podría haber expresiones más directas –que de hecho nosotros usamos- como ‘crímenes de agentes del Estado’, ‘asesinatos de civiles inocentes para presentarlos como guerrilleros’, ‘falsos atentados’, ‘crímenes de militares en busca de retribuciones’... Son frases más largas y uno pensaría que la mayoría de los periodistas y opinadores prefieren acudir a la expresión ya acuñada que se supone que todo el mundo entiende”, concluye Patiño.

Arendt insiste sobre los efectos que tiene el uso del lenguaje en una comunidad:

“La ausencia de emociones ni causa ni promueve la racionalidad. ‘El distanciamiento y la ecuanimidad’ frente a una ‘insoportable tragedia’ pueden ser ‘aterradores’, especialmente cuando no son el

Page 293: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

295

CA

PÍTU

LO C

UA

RTO

resultado de un control sino que constituyen una evidente manifestación de incomprensión. Para responder razonablemente uno debe, antes que nada, sentirse ‘afectado’, y lo opuesto de lo emocional no es lo racional, cualquiera que sea lo que signifique, sino o bien la incapacidad para sentirse afectado, habitualmente un fenómeno patológico, o el sentimentalismo, que es una perversión del sentimiento (…)”. (Arendt, Sobre la violencia, 1970).

En conclusión, podemos decir que los medios en este caso no actuaron con todo el rigor que la sociedad espera de sus periodistas y que, cuando reaccionaron, lo hicieron tardíamente, dudaron de las víctimas y se prestaron para la difusión de eufemismos que se quedaron en nuestro vocabulario. Sin embargo, hay que reconocer que gracias a los medios del debate sobre las ejecuciones extrajudiciales se puso en la agenda pública y que el Estado tuvo que adoptar medidas para corregir esas prácticas.

El cubrimiento de los hechos de Soacha es, sin duda, una lección para los periodistas colombianos, que deberíamos aprender para no repetir ese tipo de errores en un país que sigue azotado por el conflicto armado y sus desmanes.

Page 294: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4
Page 295: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

297

CA

PÍTU

LO Q

UIN

TOC

APÍ

TULO

QU

INTO

LOS DESAPARECIDOS DE SOACHA: CÓMO CONSTRUIR UNA MEMORIA

INSTITUCIONAL

Por José Manuel Jaramillo Giraldo233

233 Historiador, magister en sociología de la Universidad Nacional de Colombia y docente de las universidades Nacional de Colombia y Central. Investigador en el Archivo de Bogotá desde 2003. Forma parte del Proyecto de análisis socio jurídico del proceso de desmovilización de estructuras del paramilitarismo en Colombia, del Grupo de Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación. Ha publicado Historia Institucional de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá: 1914-2003; Historia Institucional del Departamento Administrativo de Acción Comunal Distrital: 1968-2005, así como artículos en revistas indexadas.

Page 296: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4
Page 297: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

299

CA

PÍTU

LO Q

UIN

TO

INTRODUCCIÓN

“La verdadera sustancia de la acción violenta es regida por la categoría medios-fin cuya principal característica, aplicada a los asuntos humanos, ha sido siempre la de que el fin está siempre en peligro de verse superado por los medios a los que justifica y que son necesarios para alcanzarlo”. Hannah Arendt, Sobre la Violencia.

“La peculiaridad de la cultura moderna, especialmente su subestructura técnico económica, exige (…) previsibilidad o calculabilidad del resultado. Su peculiaridad específica (la de la burocracia en su desarrollo pleno), tan bienvenida para el capitalismo, la desarrolla en tanto mayor grado cuando más se deshumaniza, cuanto más completamente alcanza las peculiaridades específicas que le son contadas como virtudes: la eliminación del amor, del odio y de todos los elementos sensibles puramente personales, de todos los elementos irracionales que se sustraen al cálculo”. Max Weber, Economía y Sociedad.

El presente texto trata sobre las memorias institucionales de las desapariciones de jóvenes de zonas periféricas de Bogotá y Soacha, posteriormente reportados como muertos en combate por miembros de las FF.AA en zonas rurales de los departamentos de Santander y Norte de Santander en el

Page 298: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

300

LOS

DES

APA

REC

IDO

S D

E SO

ACH

A: C

ÓM

O C

ON

STRU

IR U

NA

MEM

ORI

A IN

STIT

UC

ION

AL

año 2008, y que fueron dados a conocer ampliamente por los medios de comunicación como “los falsos positivos de Soacha”, en alusión directa a que los cuerpos de los jóvenes reportados no correspondían a miembros de grupos armados irregulares sino a civiles ajenos al conflicto armado, de acuerdo con el lenguaje que ha predominado234.

Por memorias institucionales planteamos aquí una aproximación a algunos de los debates, posiciones y discusiones en torno a estos hechos, según la revisión de documentos de las instituciones que han intervenido en este asunto. En perspectiva histórica, sin embargo, es importante relacionar estos hechos con la práctica de las desapariciones extrajudiciales, en tanto el conflicto armado no ha cesado de transformarse e incluir nuevas variantes y formas; una de las cuales, y que aparentemente resultó ser altamente efectiva, a juzgar por el número de casos reportados por las autoridades, ha sido la de los llamados “falsos positivos”.

De antemano debe advertirse que es limitada la manera como se puede documentar la participación directa de organismos del Estado en las vulneraciones a los derechos humanos. Por ejemplo, la vigencia de los expedientes judiciales, la reserva del sumario (que limita el acceso a los documentos de la

234 En artículo publicado en el diario El Tiempo se narra el sentido del falso positivo desde la perspectiva militar y en particular referida a este caso: “La falta de ‘positivos’ de Muñoz en la Brigada Móvil 15, la misma que el Gobierno decidió eliminar tras el escándalo, fue determinante en la tragedia que conmueve a Soacha y que se convirtió en el mayor escándalo del Ejército en los últimos años. Muñoz confesó que después de varios regaños por los pocos “resultados en el nivel estratégico” (muertes en combate y otros) decidió pedirle ayuda al sargento Sandro Pérez González, que era de Inteligencia del Batallón Santander. La respuesta fue escalofriante: “Curso, si quiere le traigo gente, se la entrega a la tropa y se presentan como muertos en combate”. Muñoz dice que el coronel Gabriel Rincón Amado, jefe de operaciones de la Móvil 15, le dio el visto bueno a la oferta. Él salió del Ejército en la histórica purga de noviembre, pero hasta ahora no se conoce decisión de la Fiscalía en su contra. “Pérez dijo que por persona había que pagar un millón de pesos más el pasaje -se lee en la confesión-.” (...)Ver en: así se planearon los falsos positivos de Soacha, caso por el cual ya hay 49 militares detenidos. En: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-5259927 Publicado 23 de mayo de 2009, consultado 20 de octubre de 2010.

Page 299: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

301

CA

PÍTU

LO Q

UIN

TO

investigación penal), y la simultánea carencia de regulaciones orientadas al acceso a estos documentos, impide conocer parte de los registros institucionales. Por lo tanto, nos referimos a evidencias producidas en algunos contextos diferentes al judicial.

Parte del debate se relaciona con la advertencia que ya se había hecho sobre las condiciones de alta vulnerabilidad de los jóvenes de estos sectores de la ciudad, y de Soacha en particular, las cuales permitieron el reclutamiento de los “grupos armados organizados al margen de la ley-Gaoml”. Ello inscribe la práctica de las ejecuciones extrajudiciales en un proceso complejo de degradación del conflicto armado, asociado a la vinculación de civiles en la confrontación bélica235.

235 El Informe de la Delegación Asturiana de Derechos Humanos ha señalado sobre los hechos de interés: “Es un verdadero escándalo, sin precedentes en ninguna otra parte del mundo, el número de ejecuciones extrajudiciales atribuidas al Ejército colombiano. La Unidad Nacional de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario investiga actualmente cerca de 1.300 casos con más de 1.600 víctimas.

Estas cifras confirman que las ejecuciones extrajudiciales no son hechos aislados, sino una práctica muy extendida cometida por un importante número de unidades militares a lo largo de todo el país. La destitución en octubre de 2008 de tres generales y otros 24 oficiales y suboficiales, incluidos cuatro coroneles, y la renuncia en noviembre de 2008 del Comandante en Jefe del Ejército colombiano, demuestra la inequívoca responsabilidad de las fuerzas armadas colombianas en la comisión de estos crímenes de lesa humanidad.

Las ejecuciones extrajudiciales son una política extendida y sistemática en Colombia, que se convierten en crímenes de estado y que al darse al mismo tiempo en distintas partes del país demuestran estar planificadas, diseñadas y pensadas estratégicamente, desde ámbitos políticos del Estado colombiano.

Se confirmó la existencia de redes militares encargadas de ofrecer a las víctimas trabajos en municipios diferentes a los de su lugar de origen, y de procurarles medios para trasladarlos hasta tales lugares, donde eran ejecutadas y presentadas como “muertos en combate”. Según varias investigaciones en curso, miembros del Ejército colombiano serían los encargados de presentar denuncias contra los muertos, como integrantes de la guerrilla o de grupos armados ilegales. Asimismo, es reiterada la presentación de las víctimas sin identificar, como “NN”, aún cuando portaban sus documentos o se conocía su identidad. Esta práctica parecería estar dirigida a evitar la identificación de las personas reportadas como desaparecidas y a impedir las investigaciones. Se concedieron incentivos económicos, días de descanso y ascensos a quienes presentaron como resultados “muertos en combate”. En: www.colectivodeabogados.org/Ejecuciones-Extrajudiciales-no-son. Consultado 22 de octubre 2010

Page 300: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

302

LOS

DES

APA

REC

IDO

S D

E SO

ACH

A: C

ÓM

O C

ON

STRU

IR U

NA

MEM

ORI

A IN

STIT

UC

ION

AL

En el año 2008, la Defensoría del Pueblo advirtió que el reclutamiento forzado de jóvenes era uno de los riesgos asociados a los efectos del conflicto armado en estas y otras zonas de la ciudad, en consideración de la débil reacción estatal ante la presencia de grupos guerrilleros y paramilitares, entre otros.

De acuerdo con el Sistema de Alertas Tempranas SAT, de la Defensoría del Pueblo, un grupo de entidades y dependencias de la administración pública ha debido cumplir con las funciones de “garantizar que personas en situación de riesgo puedan ejercer y disfrutar sus derechos sin discriminación alguna”, así como “prevenir, investigar y sancionar todo acto que amenace o violente los derechos fundamentales de las personas”.

Las entidades e instancias responsables en lo civil, y enlistadas por la Defensoría del Pueblo, y potencialmente productoras de fuentes de la memoria institucional del caso que nos ocupa son las siguientes: Programa Presidencial de Derechos Humanos y Aplicación de DIH de la Vicepresidencia de la República; Agencia Presidencial para la Acción Social; Alto Comisionado para la Paz; Alcaldía Mayor de Bogotá; Gobernación de Cundinamarca; ministerio del Interior; Alcaldía Municipal de Soacha; Instituto Colombiano de Bienestar Familiar; Departamento de Policía Metropolitana de Bogotá y Comando de Policía de Cundinamarca236.

Cada una de estas entidades, agencias y programas, diversos y diferenciados en su carácter y razón, y por lo tanto, relacionados de diferentes maneras -en algunos casos bajo

236 Según la Ley 24 de 1992, mediante la cual se estableció el funcionamiento y organización de la Defensoría del Pueblo, esta es un organismo que forma parte del Ministerio Público, ejerce sus funciones bajo la suprema dirección del procurador General de la Nación y le corresponde esencialmente velar por la promoción, el ejercicio y la divulgación de los Derechos Humanos.

Page 301: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

303

CA

PÍTU

LO Q

UIN

TO

pautas orgánicas de dependencia administrativa y político territorial, en otros de manera indirecta y en otros de manera funcional- condiciona aspectos formales y de contenido en torno a la memoria institucional del caso. Los documentos que generan aportan diferentes tipos de información sobre los hechos, los riesgos de ocurrencia de los mismos, sus principios, causales y modos de comisión y sus efectos sociales e institucionales.

En este conjunto de entidades se encuentran documentos que aportan elementos sobre los rasgos sociales de las víctimas y las reacciones de las instituciones de pertenencia de los perpetradores.

De acuerdo con lo anterior, la posición y los registros documentales originados en las instituciones de la administración pública de Bogotá corresponden a un aspecto o una de las fracciones de la memoria institucional sobre los hechos de interés. Y de esta fracción acudimos a solo algunos documentos producidos por la Secretaría de Gobierno por ser responsable de ejecutar las políticas de seguridad, convivencia y atención a víctimas del conflicto armado en la ciudad.

Adicionalmente, revisamos los debates del Concejo de Bogotá sobre temas de seguridad, soportados en documentos audiovisuales que registran las sesiones respectivas. De ello, se debe decir de antemano, resulta una contextualización institucional del tema de manera parcial, en razón de las limitaciones de la responsabilidad institucional y política que le corresponde a las entidades del orden distrital. Pero, en todo caso, muy representativo de las tensiones en torno a la versión sobre los hechos y sus componentes relevantes, de acuerdo con unos y otros actores.

A pesar de la limitación mencionada es posible establecer una cronología esquemática de acciones, cuyo

Page 302: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

304

LOS

DES

APA

REC

IDO

S D

E SO

ACH

A: C

ÓM

O C

ON

STRU

IR U

NA

MEM

ORI

A IN

STIT

UC

ION

AL

rastro conforma un conjunto de documentos escritos que dan cuenta de la ejecución de acciones posteriores a los hechos, con lo cual se notan dos momentos significativos en el contexto de la memoria de las instituciones: un antes y un después de los hechos.

La Secretaría de Gobierno motivó las primeras repercusiones en los medios de comunicación sobre la gravedad de las denuncias, que a su vez también reflejaron la tensión entre las versiones sobre los mismos:

Por un lado, quienes buscaban minimizar su impacto, aduciendo errores procedimentales de algunos agentes de las fuerzas armadas; que estos no representaban al cuerpo oficial en su conjunto, y que eran unas manzanas podridas, como señaló un alto funcionario; por otro, el problema del reclutamiento forzado de jóvenes en la ciudad, asociado a su posterior desaparición y asesinato en zonas deprimidas y de frontera periférica en la ciudad, en manos de agentes de las fuerzas armadas.

¿Cómo han variado las versiones institucionales sobre los hechos? ¿Por qué este caso logró la resonancia que alcanzó si se trataba de una práctica sistemática e histórica? ¿Qué tanto los hechos mismos, la presión de los medios y la formación de una opinión pública negativa determinaron transformaciones institucionales en entidades nacionales y distritales?

¿Cómo se han llevado a cabo los procesos judiciales? y ¿qué tanto impacto han tenido en el derecho a la justicia y en la estructura de la rama judicial? ¿Cómo ha sido el debate político en contextos institucionales? ¿Cómo se han presentado las instituciones ante la opinión pública?

Estas son algunas preguntas que tal vez permitirían adecuar un panorama de memorias institucionales relacionadas directamente con los sucesos de Soacha.

Page 303: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

305

CA

PÍTU

LO Q

UIN

TO

Sin embargo, ante el señalamiento consistente en que estos no fueron hechos aislados sino correspondientes con una práctica sistemática que tendría una historia difícil de ubicar con precisión en sus inicios, pero indudablemente reiterativa desde hace varios años, consideramos fundamental el análisis de los factores estructurales asociados a la condición socioeconómica de las víctimas.

Dichos factores permitirían establecer o caracterizar un perfil de las mismas y sus contextos de origen, cuyos rasgos los hacen funcionales con los propósitos delictivos finales de reportar muertes en combate, a pesar de que estas se hubieran producido en condiciones y bajo procedimientos irregulares y estrictamente falsos. La cronología de las acciones institucionales tiene diferentes sentidos desde la perspectiva de memoria que se pretenda abordar.

También interesa señalar aquí las posiciones en el ámbito de la memoria institucional de algunas evidencias documentales producidas por entidades del orden nacional, de acuerdo con sus roles en torno al mismo caso. Así, además de Informes de Riesgo de la Defensoría del Pueblo, acudimos a informes del Ministerio de Defensa Nacional -que dan cuenta de las medidas tomadas-, y otros informes del año 2009 de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre Colombia. Vistos los cuales, se puede concluir que cada entidad produce documentos de acuerdo con los límites de su propia responsabilidad, pero que resultan en un relato fragmentario; a menudo contradictorio y ambiguo.

Acudimos también a otras referencias sobre las instituciones, con el objeto de plantear que la memoria institucional debe reconocer las representaciones sobre las mismas instituciones como rasgo de su influencia

Page 304: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

306

LOS

DES

APA

REC

IDO

S D

E SO

ACH

A: C

ÓM

O C

ON

STRU

IR U

NA

MEM

ORI

A IN

STIT

UC

ION

AL

en la sociedad sobre la cual actúa. En este sentido, las representaciones de los medios de comunicación y algunos relatos de las mismas víctimas, así como de funcionarios públicos sobre las instituciones responsables, permite contrastar y matizar las versiones de los documentos institucionales sobre los hechos.

Page 305: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

307

CA

PÍTU

LO Q

UIN

TO

1. CAMPOS INSTITUCIONALES Y MEMORIAS EN CONFLICTO

La intención de citar a Max Weber al inicio de este texto no es otra que la de recordar uno de los rasgos centrales de las instituciones modernas:

la burocratización. ¿Qué significa, en este sentido, la directiva 029 de 2005 del Ministerio de Defensa Nacional237, que durante los últimos años rigió la política de recompensas en las Fuerzas Armadas?

El arreglo a fines que la estructura burocrática plantea como sentido central de su movimiento, adquiere en los actos delictivos del caso de interés un carácter paradójico:

De un procedimiento que ha pretendido reglamentar el otorgamiento de recompensas en casos de “abatimiento en combate de cabecillas de las organizaciones armadas al margen de la ley”, tal como determina la directiva, han derivado conductas muy graves, veladas por la supuesta ejecución de tales procedimientos. Se crearon registros falsos, se alteraron evidencias y se manipulación escenas criminales con el propósito de ejecutar civiles y, de esta manera, acceder a los

237 Según el diario El Espectador del 1 Nov 2008, “Esta directiva fue firmada por el entonces ministro de Defensa y hoy embajador de Colombia ante la OEA, Camilo Ospina, el 17 de noviembre de 2005 con el objetivo, según sostuvo el funcionario, de reglamentar el pago de las recompensas, evitar los equívocos de parte de la Fuerza Pública y darle transparencia a la política de incentivos.” En: http://www.elespectador.com/opinion/editorial/articulo87344-directiva-ministerial-029-de-2005. Consultado el 13 de octubre e 2010

Page 306: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

308

LOS

DES

APA

REC

IDO

S D

E SO

ACH

A: C

ÓM

O C

ON

STRU

IR U

NA

MEM

ORI

A IN

STIT

UC

ION

AL

reconocimientos institucionales. Ante la destitución de 27 altos mandos oficiales, a raíz del escándalo de los “falsos positivos”, el Ministerio de Defensa informó en octubre de 2008 que:

“Es importante que exista total claridad en lo que respecta a los comandantes de divisiones y brigadas. La decisión de su retiro no obedece a la existencia de evidencia sobre su participación en los hechos denunciados. Su falta radica en la inobservancia de procedimientos de comando y control contenidos en las directivas e instrucciones impartidas por el Ministerio de Defensa y el alto mando para prevenir y desestimular actuaciones que atenten contra los derechos humanos”238.

Vale preguntar si en perspectiva de memoria institucional lo más relevante del aparte sea la identificación que muestra la institución del problema; es decir, como la inobservancia de procedimientos. En cierto sentido, con ello se señala que no sólo no se cumplió con un procedimiento sino que se cumplió mal con el mismo; lo cual tiene como fin reducir el impacto institucional de estos graves hechos sobre la fuerza pública.

Como problema metodológico esta aproximación obliga a situar lo más detalladamente posible las fuentes a que acudimos. El propósito es caracterizar tal aporte en el entramado de evidencias originadas en la administración pública de la ciudad -y en otros niveles e instituciones del Estado- bajo una perspectiva de relacionar superficialmente el problema de la burocratización del ejercicio de la violencia, y sus relaciones con la memoria institucional.

238 En: Ministerio de Defensa Nacional, “Protegiendo Derechos, acciones y resultados de la fuerza pública en la protección de los derechos humanos 2002-2008. Abril de 20009. Citado en: Alexander Sierra: Saturno sigue devorando a sus hijos. El advenimiento de lo monstruoso en la lucha contra el terrorismo y los casos de falsos positivos en Colombia. Trabajo de Grado Departamento de Antropología Universidad Nacional de Colombia. 2009

Page 307: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

309

CA

PÍTU

LO Q

UIN

TO

A su vez, es necesario reconocer la participación de las memorias que se construyen y registran sobre las instituciones intervinientes en los hechos, con lo cual pretendemos tender puentes hacia la descripción de una memoria institucional desde las instituciones y sobre las instituciones239.

No se trata aquí de las memorias de una única institución, sino de las reacciones y relaciones entre diferentes instituciones sobre el mismo caso, las cuales, de antemano, no son homogéneas ni unívocas, ni han obedecido a intereses comunes, ni se han referido a razones coincidentes en torno a los mismos hechos. Más bien se registra una significativa divergencia, y hasta cierto punto contradicción, entre los argumentos empleados por unos y otros.

Es importante señalar, sin embargo, que los significados de la memoria institucional sobre un caso como este no se encuentran estrictamente en los documentos que se refieren explícitamente al mismo. La sentencia de Arendt, citada arriba, cobra relevancia aquí también para ilustrar que, en un contexto de degradación del conflicto, como en este caso, los medios de violencia superaron dramáticamente los fines que perseguían los victimarios.

239 Al respecto el testimonio sobre la manera en que se entregaban los individuos que posteriormente serían ejecutados por miembros del ejército revela un rasgo de la memoria de las instituciones que la misma memoria institucional no registraría, en este caso se trata de la descripción de un testigo sobre la relación entre los reclutadores de los jóvenes y las fuerzas armadas al momento de la entrega de las personas que serían posteriormente ejecutadas como muertos en los supuestos combates: “A partir de entonces las entregas, como llamaban entre ellos el traslado de las personas que serían asesinadas, se convirtieron en una rutina semanal. El testigo afirma que en varias oportunidades acompañó (…) a recoger muchachos en la terminal de buses de Ocaña. Venían de todo el país atraídos con el señuelo de vincularse a grupos paramilitares o como vigilantes”. En: Revista Semana, 21 de marzo de 2009. “Entregué a más de 30 jóvenes para falsos positivos”. http://www.semana.com/noticias-nacion/entregue-30-jovenes-para-falsos-positivos/121974.aspx. Consultado 10 de octubre de 2010.

Page 308: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

310

LOS

DES

APA

REC

IDO

S D

E SO

ACH

A: C

ÓM

O C

ON

STRU

IR U

NA

MEM

ORI

A IN

STIT

UC

ION

AL

Los supuestos combates en regiones de Santander y Norte de Santander, en los que supuestamente habrían sido dados de baja los guerrilleros y cabecillas de esta organización armada ilegal, hacen parte de un historia del conflicto armado cuyas prácticas se aproximan a modalidades que, como la limpieza social, pretenden justificar su daño en función del supuesto beneficio que la eliminación de personas ubicadas en las periferias sociales y espaciales, aparentemente individuos anómalos o desadaptados, cuya suerte no afectaría intereses socialmente dominantes.

Tal como ha señalado la ONU, al identificar el patrón de actuación de este tipo de acto delictivo, se revela que las víctimas han sido campesinos, indígenas, trabajadores, jóvenes, personas marginadas o líderes comunitarios provenientes de Antioquia, Arauca, Valle del Cauca, Casanare, Cesar, Córdoba, Huila, Meta, Norte de Santander, Putumayo, Santander, Sucre y Vichada.

La constatación de la presencia del conflicto armado en las zonas donde se han reportado falsos combates exige, pues, una verificación exigente para la investigación sobre la memoria institucional, porque, sin duda, los falsos combates terminan representando una historia falsa del conflicto. En tal sentido, la persistencia de este tipo de construcción del relato sobre el pasado fue advertida por la ONU al señalar que, “a pesar de las pruebas en contrario, basadas en informes de balística, forenses, y las declaraciones de testigos oculares— algunos funcionarios siguen afirmando que muchos de los casos denominados como ejecuciones son en realidad bajas legítimas de guerrilleros”.

Con la intención de caracterizar algunos de los contextos institucionales que han abordado el caso, es importante citar

Page 309: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

311

CA

PÍTU

LO Q

UIN

TO

los pronunciamientos de la ONU y la Corte Interamericana de Derechos Humanos. A través de su Relator Especial para las Ejecuciones Extrajudiciales, las Naciones Unidades establecieron un patrón de actuación preciso, al cual corresponde el asesinato de civiles reportados como muertos en combate por las FF.AA:

“Según ya reportara la Cidh en 2008, el alto número de ejecuciones extrajudiciales denunciadas, llevó a la identificación de patrones entre los que se destacan los siguientes: las ejecuciones extrajudiciales aparecen en el marco de operativos militares anti-insurgentes, aunque los testigos declaran que no hubo combate; en un número elevado de casos la víctima es capturada ilegalmente en su domicilio o lugar de trabajo, y conducida al lugar de la ejecución; las personas ejecutadas o desaparecidas son por lo general campesinos, indígenas, trabajadores, jóvenes, personas marginadas o líderes comunitarios; las víctimas son reportadas por la Fuerza Pública como insurgentes dados de baja en combate; las víctimas aparecen muchas veces uniformadas y con diferentes tipos de armas y equipos militares mientras que, según los testimonios, habían desaparecido con su ropa habitual y desarmadas; en ocasiones las víctimas son previamente señaladas por informantes anónimos, encapuchados o reinsertados, y en otras ocasiones son seleccionadas al azar; el levantamiento del cadáver es realizado por los mismos miembros de la Fuerza Pública que previamente las han dado “de baja en combate”; no se preservan la escena del crimen ni las pruebas existentes; frecuentemente aparecen en los cuerpos signos de tortura; los cuerpos son despojados de objetos personales y se hace desaparecer sus documentos de identidad; los cuerpos son trasladados a municipios lejanos del lugar donde se los retuvo

Page 310: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

312

LOS

DES

APA

REC

IDO

S D

E SO

ACH

A: C

ÓM

O C

ON

STRU

IR U

NA

MEM

ORI

A IN

STIT

UC

ION

AL

originalmente y se constatan serios impedimentos tanto para el acceso de los familiares a los cuerpos como para su reconocimiento; los cuerpos son inhumados como N.N. a pesar de ser identificados por familiares o terceras personas; los miembros de la Fuerza Pública reciben incentivos económicos, profesionales y premios por la presentación de “positivos”; la competencia judicial para la investigación de los hechos se atribuye desde el primer momento a juzgados penales militares; los familiares de las víctimas, testigos y defensores de derechos humanos dedicados al esclarecimiento de los hechos son objeto de actos de amenaza e intimidación; el porcentaje de condenas a los responsables es ínfimo”.[118]

“En sus declaraciones finales tras la visita, el relator describió el siguiente patrón: un “reclutador” engaña a la víctima y la lleva a una localidad remota donde miembros de la Fuerza Pública la asesinan. El lugar de los hechos es manipulado con el fin de simular que la persona ha sido dada de baja en combate y la víctima es enterrada en una fosa común. La Comisión recibió denuncias de actos de hostigamiento por parte de los familiares de las víctimas de Soacha en su visita de noviembre de 2008[120]. El relator también denunció actos de hostigamiento contra los familiares de las víctimas y el asesinato de uno de los familiares de las víctimas del caso ocurrido en Soacha en 2008240”.

El Informe de la Cidh caracteriza y describe el patrón delictivo que opera en este tipo de ejecuciones extrajudiciales y por esta vía da cuenta de los rasgos específicos de los procedimientos de los agentes de la Fuerza Pública para ocultar la verdadera actuación de los mismos.

240 Informe anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 2009. En: http://www.cidh.oas.org/annualrep/2009sp/cap.4Colo.09.sp.htm#_ftn119

Consultado 15 de octubre de 2010

Page 311: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

313

CA

PÍTU

LO Q

UIN

TO

En este sentido, la memoria institucional es básicamente falseada en tanto los documentos y registros producidos no responden a la verdad de los hechos salvo en algunos aspectos materiales comprobables, que no ocultan la verdadera motivación de los actos sino los rasgos físicos de su ejecución.

Siguiendo el texto del Informe de la Cidh, una primera etapa de este procedimiento delincuencial respondería a la valoración preliminar del contexto social de las víctimas por parte de los “reclutadores”, de la cual resulta la selección de unas personas cuyos rasgos y perfiles cumplen con los “requisitos” que permiten identificarlos como guerrilleros muertos en combate, y de este modo cumplir con los procedimientos de comando y control diseñados inicialmente para combatir a los Gaoml y acceder a las recompensas reglamentadas. “(…) los victimarios buscan eliminar miembros de la sociedad por considerarlos como problemáticos o disfuncionales para la misma. Aquí se encuentran por ejemplo los habitantes de la calle, drogadictos, mendigos, prostitutas, homosexuales o delincuentes”241.

En correspondencia con el Informe de la Cidh, el Cinep señala que, como práctica, el “falso positivo” muestra una amplia extensión en el país, y que durante el segundo semestre de 2008, 19 de los 32 departamentos registraron hechos. Según esta entidad, a las ejecuciones extrajudiciales como forma de victimización, se suman la desaparación y la detención. Todas ejercidas por fuerzas del Estado y pauta muy relacionada con los principios de acción del paramilitarismo, afirmación sobre la cual habría que señalar que la presencia de este fenómeno dataría, en términos legales, desde 1965, cuando se reglamentó el ejercicio legítimo de la autodefensa con el Decreto 3398. A partir de ese momento, y con el amparo de las Fuerzas Armadas, los civiles podían tener armas para enfrentar los ataques de la subversión.

241 Cinep, Informe Especial abril de 2009–Falsos Positivos: Balance del segundo semestre 2008. 2009.

Page 312: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

314

LOS

DES

APA

REC

IDO

S D

E SO

ACH

A: C

ÓM

O C

ON

STRU

IR U

NA

MEM

ORI

A IN

STIT

UC

ION

AL

Respecto a este punto es importante considerar y tener en cuenta que el paramilitarismo ha variado históricamente en sus relaciones con el Estado.

No es lo mismo identificar memorias institucionales de un falso positivo ocurrido en años recientes que en años anteriores, a pesar de que ambos casos corresponden a una de las manifestaciones de la ejecución de civiles en el marco del conflicto armado. Los procedimientos asociados al combate han variado, así como la presencia de instituciones que guardan competencia en aspectos de prevención, protección y atención a la vulneración de los derechos humanos también.

A pesar de esto, casos relativamente recientes confesados por comandantes paramilitares dan testimonio de la relación entre estos grupos y agentes del Estado para la producción de resultados y el acceso a los respectivos reconocimientos y beneficios. El entrelazamiento de métodos representativos de una etapa de degradación del conflicto describe cómo de la limpieza social ejercida por los paramilitares se beneficiarían algunos agentes del Estado, reportando estos cuerpos como sus logros en la lucha contra los Gaoml. El análisis del Cinep sobre el ejercicio paramilitar muestra la posición de este y su función ante el Estado en relación con el caso:

“El falso positivo obedece esquemáticamente a la misma estrategia del paramilitarismo: obtener unos resultados ilícitos sin deslegitimar al actor. En el paramilitarismo, la estrategia busca poder saltarse las barreras legales de la Guerra sin ilegalizar al actor estatal; para ello transfiere la autoría o responsabilidad de los crímenes a un autor anónimo sin vínculo aparente con el Estado. En los falsos positivos se busca poder saltarse las barreras legales de la Guerra, pero ya no construyendo un actor que no ponga en cuestión la legitimidad del Estado, sino

Page 313: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

315

CA

PÍTU

LO Q

UIN

TO

dándole apariencia de legalidad al acto ilícito: se pretende que se crea que las víctimas murieron en combate242”.

De manera complementaria, las confesiones de los paramilitares desmovilizados en el marco de la Ley 975 de 2005, conocida como la ley de justicia y paz, han incluido testimonios de su participación en estos hechos. De acuerdo con el análisis del Cinep, “a lo largo de tres días de versiones libres ante la Unidad de Justicia y Paz, los hombres de Daniel Rendón Herrera alias ‘Don Mario’ confesaron sobre presuntos acuerdos entre las autodefensas en Meta con algunos oficiales del Batallón XXI Vargas, con sede en Granada, para asesinar personas, (…) civiles inocentes o en otros casos a sus propios hombres, que después eran presentados por este destacamento militar como resultados de combates.” 243

Bajo estas consideraciones puede decirse que la memoria institucional en torno al caso de interés ha sido

242 Cinep. Ibid. 243 En: http://www.verdadabierta.com/justicia-y-paz/2444-los-hombres-de-don-

mario-cuentan-como-se-hicieron-falsos-positivos-en-el-meta. Consultado 11 de mayo 2010.

Tal como han señalado Fernán González y Teófilo Vásquez, “las relaciones entre el Estado y grupos paramilitares se han venido modificando con el tiempo, según diversas coyunturas. Esta evolución se hace evidente en los cambios de la legislación pertinente. Por ejemplo, el párrafo 3 del artículo 33 del Decreto 3398 de 1965 (…) era invocado por los militares para propiciar y establecer grupos de civiles armados para realizar tareas conjuntas con la fuerza pública. En 1989 este decreto sería suspendido por el presidente Barco, quien, además, dictó un paquete de decretos contra los paramilitares y tipificó como delito la promoción y participación de estos grupos “equivocadamente llamados paramilitares” (Decretos 813, 014, 1194 de 1989). La coyuntura política y la situación nacional así lo demandaban, cuando eran momentos del auge del narcoterrorismo y del narco paramilitarismo (…). De estas vicisitudes legales de los grupos armados de civiles en apoyo y cooperación con la fuerza pública fueron una expresión más reciente de las denominadas Convivir. Para algunos, ellas constituían un intento de legalización de los paramilitares (Decreto 356 del 11 de marzo de 1994, “por el cual se expide el Estatuto de Vigilancia y Seguridad Privada). En: Fernán González, Ingrid Bolívar y Teófilo Vásquez, Violencia política en Colombia. de la nación fragmentada a la construcción del estado. Ed. Cinep. 1ªed. 2003. p.60.

Page 314: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

316

LOS

DES

APA

REC

IDO

S D

E SO

ACH

A: C

ÓM

O C

ON

STRU

IR U

NA

MEM

ORI

A IN

STIT

UC

ION

AL

vulnerada, al tiempo que el uso de los procedimientos legales de acción militar en el marco del combate contra los Gaoml se muestra proclives a alteraciones y usos indebidos para ocultar acciones contra la población civil.

Analistas proponen como estrategia metodológica la lectura crítica y contrastada de los indicadores de efectividad de las Fuerzas Militares respecto a los registros de desapariciones originados por organismos públicos y organizaciones sociales. En tal sentido, se afirma que el análisis del incremento del gasto militar a partir del 2002 guarda relación con el incremento en el mismo período de cifras de desapariciones extrajudiciales. Es decir, en la medida en que aumenta tal gasto, ha sido necesario justificarlo y una forma de hacerlo ha consistido en el reporte indiscriminado de bajas en combate244. Sin embargo, la memoria institucional de esta relación no obedece a un registro que determine causal y explícitamente este vínculo, aunque los sustentos de la política de administración de seguridad en el Estado y los órganos que la planean y ejecutan arrojan insumos cuantitativos fundamentales para ahondar en este análisis.

244 José Fernando Isaza, Diógenes Campos, Consideraciones cuantitativas sobre la evolución reciente del conflicto. En: Revista Análisis Político, Nº 65 Enero/Abril 2009. Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, Universidad Nacional de Colombia Bogotá, 2009

Page 315: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

317

CA

PÍTU

LO Q

UIN

TO

2. HACIA UNA MEMORIA OFICIAL DEL CASO DE CIUDAD,

SUS RIESGOS Y TENSIONES

Una historia institucional de las funciones ejercidas en materia de seguridad en relación con la construcción y seguimiento de las cifras de violencia en la ciudad,

debe hacer alusión a las transformaciones en materia de estudio y análisis que las entidades de la Administración Distrital han adoptado en años recientes sobre los fenómenos violentos.

En primer lugar llama la atención el carácter tardío del inicio de un proceso de especialización funcional que reconoce a las instituciones públicas como responsables de generar unas condiciones en materia de seguridad, que minimicen los riesgos del conflicto armado en la población de Bogotá. De tal modo se debe señalar que desde 1995, a través del Sistema de Información de Violencia y Delincuencia, la Secretaría de Gobierno desarrolla y aplica metodologías para el seguimiento de dinámicas violentas y delictivas que afectan la ciudad.

Las categorías para los estudios respectivos hacen referencia a una significativa especialización de las tipologías penales referentes a la seguridad y la convivencia, e incluyen de hecho varias de interés para el propósito de plantear formas de observación de la memoria institucional que aquí planteamos, tales como:

Page 316: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

318

LOS

DES

APA

REC

IDO

S D

E SO

ACH

A: C

ÓM

O C

ON

STRU

IR U

NA

MEM

ORI

A IN

STIT

UC

ION

AL

Factores de Riesgo del Conflicto Armado en Bogotá y 50 municipios de Cundinamarca; Caracterización de 31 zonas críticas de la ciudad; Tránsito de la legalidad a la ilegalidad y viceversa, entre otras.245

Adicionalmente, y bajo la misma perspectiva, se debe mencionar que esta entidad -en el marco distrital de la formulación de la política pública a favor de las víctimas de graves violaciones a los derechos humanos, delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra, tal como regula el Acuerdo 370 de 2009 del Concejo de Bogotá- ejecuta procedimientos dirigidos a prestar atención a víctimas con el propósito de garantizar y reivindicar sus derechos a través de un creciente número de Centros de Atención que prestan este servicio en la ciudad. En ellos se registra información y se hace un seguimiento de los casos reportados de posibles vulneraciones, así como se presta atención jurídica sobre los mismos.

En términos de las perspectivas para una memoria institucional del caso, el proceso denominado Gestión de la Seguridad en el Ámbito Distrital, que se cumple mediante el procedimiento denominado Atención a Víctimas para la Garantía y Reivindicación de sus Derechos, genera registros significativos que cumplen con documentar la etapa correspondiente al cumplimiento de funciones de atención psico-social y de orientación jurídica a las víctimas, con la intención “de facilitar su recuperación y por ende el propio proceso de desvictimización”.

Dicho proceso incluye la focalización de los casos tanto desde el Centro de Atención a Víctimas de

245 En: Centro de Estudio y Análisis en Convivencia y Seguridad Ciudadana. http://www.ceacsc.gov.co/index.php?option=com_content&task=category&sectionid=15&id=65&Itemid=164. Consultado 15 de mayo de 2010.

Page 317: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

319

CA

PÍTU

LO Q

UIN

TO

Violencias y Delitos - Cavid, de Medicina Legal, como de entidades contactadas a nivel local, distrital y nacional. El contacto con las víctimas se realiza personalmente y a través de los canales de referenciación institucional. El proceso de evaluación da inicio a la intervención especializada en los Cavid, donde se especifican los recursos de recuperación y las necesidades específicas para la inclusión social y la asesoría jurídica246.

El procedimiento consiste en que “se realiza intervención psicológica, asistencia sociofamiliar y asesoría jurídica, conducentes al fortalecimiento de los recursos necesarios para recuperarse ante un evento de violencia. En esta intervención se reconocen y validan las actitudes, las sensaciones, los discursos y las acciones de las víctimas hacia la consecución del nuevo estado funcional de superación247”.

Los formatos que incorporan estos procedimientos permiten una identificación y caracterización social precisa de las víctimas directas e indirectas de diferentes formas de violencia, y que se soportan en reportes de Medicina Legal, dando así una importante fuente de información sobre las víctima directas. Por ejemplo, la fecha de desaparición, la de los reportes como muertos en combate no identificados, la de inhumaciones, etc., que dan elementos en torno al carácter sistemático de esta forma de acción delictiva.

Es de señalar que el carácter indiscriminado de las supuestas bajas en combate se relaciona con una dinámica que corresponde a un tipo de organización de los actos

246 Subsecretaría para la convivencia y la seguridad ciudadana, proyecto de inversión 603 de 2008, programa de atención a las víctimas de violencias y delitos para la garantía de sus derechos. Secretaría de Gobierno, Alcaldía Mayor de Bogotá.

247 Ibid. P.2.

Page 318: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

320

LOS

DES

APA

REC

IDO

S D

E SO

ACH

A: C

ÓM

O C

ON

STRU

IR U

NA

MEM

ORI

A IN

STIT

UC

ION

AL

criminales que, como una representación del conflicto armado, busca sacar provecho de la vulnerabilidad de sus víctimas.

La contextualización de los Factores de Riesgo que propone la Defensoría del Pueblo describe el medio propicio para la ejecución de las desapariciones de jóvenes en Soacha y Bogotá. Entre estos propósitos llama particularmente la atención la definición de corredores entre estas zonas periféricas de Soacha y Bogotá y las zonas donde se ejecutaron los crímenes. Al respecto la entidad señaló:

“Las localidades Ciudad Bolívar y Bosa del Distrito Capital se constituyen en una zona conurbada con Soacha, con tendencia a ocupar espacios por fuera de las cabeceras municipales, de manera extensiva y no planificada, cuyos limites están trazados por una línea divisoria imaginaria en la que a lado y lado se encuentran barrios periféricos que expresan el conjunto de todas las problemáticas sociales, económicas y políticas del país.

“Este crecimiento desigual y diferencial del espacio conurbado, propicia la ocupación de los suelos de una manera informal y excluyente, potencializando los antagonismos sociales y las relaciones de poder implementadas de una manera violenta por los actores armados ilegales, cuya manifestación mas diciente es el afianzamiento y expansión geográfica de la intimidación, que tiene como propósito lograr el control social sobre los pobladores, la injerencia autoritaria en los proyectos comunitarios, la explotación de fuentes de recursos existentes (cobros de vacunas, extorsiones, manejo de expendio de drogas,

Page 319: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

321

CA

PÍTU

LO Q

UIN

TO

entre otras) y la intencionalidad de reclutar mano de obra para negocios ilegales o engrosar las filas de combatientes, previéndose a futuro, la ampliación de una base social adepta (o sometida) a sus modelos ideológicos y políticos, incurriendo para el efecto, en probables o posibles conductas prohibidas por el Derecho Internacional Humanitario, (entre ellas homicidio en persona protegida, reclutamientos forzados), especialmente en contra de sectores de la población civil señalada de colaborar con el grupo rival o que se oponen a la imposición de pautas de control.

“(…) El escenario descrito hace parte del interés o del propósito de los actores armados ilegales de hacer presencia en la capital de la República y en los sectores periféricos de la ciudad, dada la importancia política y económica de este territorio, que les facilita, además, establecer corredores estratégicos con otras zonas del departamento y del país. En términos del conflicto armado, la violencia en Bogotá adquiere mayor relevancia, en la medida que para la insurgencia y para los grupos paramilitares que se reconfiguraron después de las desmovilización, la ciudad es un escenario propicio para multiplicar y hacer sentir su “presencia política” y para provocar un mayor impacto psicológico y mediático a nivel nacional por el cubrimiento de los medios masivos de comunicación248”.

Otro campo de la memoria institucional corresponde al del sistema judicial, que ha operado las denuncias sobre ejecuciones extrajudiciales. Dicho campo, en

248 Defensoría delegada para la evaluación de riesgos de la población civil como consecuencia del conflicto armado. Sistema de Alertas Tempranas – SAT. Informe de riesgo N° 021-08 A.I. Fecha: 1 de Octubre de 2008.

Page 320: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

322

LOS

DES

APA

REC

IDO

S D

E SO

ACH

A: C

ÓM

O C

ON

STRU

IR U

NA

MEM

ORI

A IN

STIT

UC

ION

AL

términos institucionales, produce información muy significativa en torno a la efectividad de la justicia ante este tipo de delitos. El Informe de la Cidh citado reporta un desbalance entre el alto número de denuncias recibidas y el poco volúmen de investigaciones que han conducido a un esclarecimiento de los hechos.

Entre los factores de esta situación se señala la falta de acatamiento de la justicia penal militar a trasladar los procesos a la justicia ordinaria, tal como le correspondería legalmente y dado el carácter de los delitos. En el aparte referido a la justicia, el Informe señala la relación entre la justicia penal militar y la justicia ordinaria, en tanto dicha relación daría elementos de análisis acerca del proceso institucional de incoporación de estándares del DIH y revelaría la aceptación de las advertencias de los organismos del sistema interamericano de derechos humanos y los protocolos del DIH por la justicia penal militar. Esta relación permite establecer en términos cuantitativos un balance del poder de víctimas y victimarios en términos de denuncias y satisfacción del derecho a la justicia y a la verdad249. Así reporta la Cidh el problema judicial de las ejecuciones objeto de interés aquí:

“69. Corresponde señalar que el número de condenas por la comisión de ejecuciones extrajudiciales ha sido escaso. Al respecto, el

249 De acuerdo con información publicada por la Defensoría del Pueblo, se considera un factor adverso a la satisfacción plena de las víctimas en el marco de sus respectivos procesos, que estos se ejecuten en ciudades alejadas de sus sitios de vivienda. En tal sentido “los familiares plantearon la necesidad de reubicar en Bogotá los procesos judiciales que se adelantan en Cúcuta y Bucaramanga, dado los costos de los desplazamientos a esas ciudades del nororiente colombiano, y la necesidad de acompañamiento para garantizar su seguridad.” Citado en: Familiares de víctimas de ejecuciones extrajudiciales acuden a la Defensoría del Pueblo. En: http://www.defensoria.org.co/red/?_item=0301&_secc=03&ts=2&n=883

Publicado el 2009-10-24. Consultado el 15 de octubre de 2010.

Page 321: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

323

CA

PÍTU

LO Q

UIN

TO

Relator de Naciones Unidas identificó, como ya había indicado la Comisión en su análisis para el año 2008[121], que la falta de recursos y personal capacitado en la materia de la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía General de la Nación, y la omisión de la justicia penal militar, en algunas zonas del país, de remitir las investigaciones a la justicia penal ordinaria, constituyen obstáculos al esclarecimiento de esos crímenes[122].

“70. En su informe para el año 2008 la Cidh expresó su preocupación por el alto número de denuncias recibidas y su falta de esclarecimiento. No obstante, destacó las medidas adoptadas por el Estado sobre la capacitación de operadores jurídicos[123], los incentivos vinculados a los resultados operacionales[124], la participación de Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía en las diligencias iniciales vinculadas a los hechos[125], el autocontrol por parte de la Fuerza Pública[126] y el llamado a calificar servicio de un número de oficiales. Por su parte la Mapp/OEA ha reportado que 750 integrantes de la Fuerza Pública fueron retirados por facultad discrecional del Poder Ejecutivo.

“71. En cuanto al esclarecimiento de las denuncias judiciales, el Estado informó que la Unidad Nacional de Fiscalías de la Fiscalía General de la Nación adelanta, a mayo de 2009, 317 casos de homicidios atribuibles presuntamente a agentes del Estado, sin embargo no todos esos casos serían homicidios en persona protegida. Asimismo, la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía General de la Nación cuenta con 1.230 casos que afectan a 2.103 víctimas en los últimos seis años[127]. El Estado en sus observaciones informó sobre cinco comisiones especiales de impulso llevadas a cabo en 2009, en las cuales participaron 71 funcionarios de la Unidad. A la fecha se habrían vinculado a 1.081 miembros del

Page 322: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

324

LOS

DES

APA

REC

IDO

S D

E SO

ACH

A: C

ÓM

O C

ON

STRU

IR U

NA

MEM

ORI

A IN

STIT

UC

ION

AL

Ejército, de los cuales 474 contarían con medida de aseguramiento. Por su parte la Procuraduría General de la Nación se encuentra adelantando investigaciones disciplinarias.

“72. La Comisión ha observado que en el primer semestre de 2009 se habría registrado una reducción en los casos de ejecuciones extrajudiciales según se señaló supra. Sin embargo, en ese mismo periodo salieron a la luz nuevos casos de ejecuciones cometidas en años anteriores. Concretamente, se dieron a conocer 48 casos que comprenden a 82 víctimas principalmente de los departamentos de Antioquia, Valle del Cauca y Quindío[128]. La Cidh considera necesario reiterar la importancia de adelantar las investigaciones con celeridad y de que se tomen acciones para impedir hostigamientos y atentados contra la vida de los familiares de las víctimas que han denunciado estos hechos”.

La magnitud de las cifras oficiales de 1.230 casos reportados en la Unidad Nacional de Derechos Humanos al 2009, contrasta con las cifras levantadas por organizaciones sociales de derechos humanos y con las cifras del Ministerio de Defensa. Ante los medios de comunicación, el ministro de Defensa aceptó que 2006 fue el año en el que se denunciaron más casos de ‘falsos positivos’, con 130, “pero el 2007 descendió a 82 casos, en el año 2008 se reportaron 38 y desde octubre del año pasado no se ha presentado ni un solo caso”250.

Sin embargo, para el 2008, el Cinep reporta 580 víctimas de ejecuciones extrajudiciales, 154 de los

250 www.caracoltv.com/noticias/politica/articulo136288-cifras-sobre-falsos-positivos-han-sido-infladas-segun-mindefensa. Reporte del 21 de abril de 2009, consultado el 15 de octubre de 2010.

Page 323: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

325

CA

PÍTU

LO Q

UIN

TO

cuales corresponderían a “falsos positivos”; es decir a víctimas de agentes de la Fuerza Pública, mientras 372 ejecuciones corresponderían a grupos paramilitares.251

El significativo volumen de estas cifras, entre otros argumentos y evidencias, caracterizan el rasgo histórico de la ejecución de civiles en el conflicto armado, a pesar de la identificación de momentos de incremento de este tipo de acciones, que coinciden en años recientes con la entrada en vigencia de las políticas y directivas de recompensa, que favorecieron el conteo de cuerpos como factor de medición del progreso en la lucha contra las guerrillas, tal como afirma Michael Evans, director del Colombia Documentation Project del National Archive Security de la ciudad de Washington D. Al respecto este autor cita un informe de 1990 que refuerza la tesis del carácter histórico de estas prácticas delictivas:

“La investigación de Instrucción Criminal y la Procuraduría sugieren con fuerza (…) que los nueve fueron ejecutados por el Ejército y después vestidos en traje de fatiga. Un juez militar que llegó a la escena aparentemente se dio cuenta de que no había agujeros de bala en los uniformes que coincidieran con las heridas en los cuerpos de las víctimas (…) la Embajada empezó a ver la conexión entre las fuerzas de seguridad colombianas y los florecientes grupos paramilitares del país. Muchos de los recientes abusos del

251 El Cinep reconoce por su parte que el escándalo mediático del caso de Soacha incrementó las denuncias de desapariciones de personas en condiciones similares. Ver op.cit. En tal sentido señala que con relación al primer semestre de 2008 registra un incremento de 34 casos de falsos positivos, con lo cual “dicho semestre totaliza 60 casos de falsos positivos con 106 víctimas.”

Page 324: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

326

LOS

DES

APA

REC

IDO

S D

E SO

ACH

A: C

ÓM

O C

ON

STRU

IR U

NA

MEM

ORI

A IN

STIT

UC

ION

AL

Ejército sucedieron “en el curso de operaciones conjuntas de grupos para-militares armados en las cuales participaron oficiales y reclutas252”.

El hecho consistente en que la memoria institucional oficial se registre a partir de falsear procedimientos y formatos es una manera de fomentar un conflicto no solo en el plano de los hechos sino también en el de la versión sobre los mismos; y, por lo tanto, una evidencia de la vulnerabilidad de la memoria en tanto escenario de confrontación de posiciones de poder sobre la versión prevaleciente. Al referirnos al problema metodológico que implica concebir una memoria institucional, es necesario determinar etapas en procesos de cambio institucional, así como responsabilidades por funciones o competencias, que obedecen a la organización y articulación del Estado respecto a la atención y prevención sobre este tipo de casos. Situar el caso

252 (19900727.pdf). http://www.nsarchive.org/colombia Por su parte, M. Evans, plantea una serie de interrogantes muy pertinentes en torno a los hechos y a la memoria sobre los mismos que el caso de los falsos positivos representa: “Entonces mientras que los oficiales del Ejército colombiano revuelan para “cuadrar bien sus versiones” en respuesta al reciente escándalo, vale la pena destacar que el “conteo de bajas” (body count) y los “falsos positivos” tienen una historia institucional en la fuerzas armadas colombianas que se remonta a varios años atrás.(…) ¿Cuáles son los hechos?¿Quiénes son los responsables? ¿Por cuánto tiempo ha venido sucediendo? ¿Quiénes son las víctimas?¿Dónde están enterrados los cadáveres?Los documentos desclasificados de Estados Unidos pueden dar pistas, pero es poco probable que podamos responder estos interrogantes salvo que el Ejército colombiano haga público y difunda su informe completo sobre el escándalo de los “falsos positivos”. Hasta entonces, al parecer, seguirán prevaleciendo el secreto y la impunidad sobre la transparencia y la justicia en Colombia.(…) M. Evans, Los “falsos positivos” son una práctica vieja en el Ejército. Documentos desclasificados de Estados Unidos, muestran cómo ha prevalecido en el Ejército colombiano la mentalidad de que ganar la guerra es causarle más bajas a la guerrilla y esto a ha conducido a que inflen el “conteo de cuerpos” matando civiles. En: http://www.semana.com/noticias-opinion-on-line/falsos-positivos-practica-vieja-ejercito/119383.aspx. Miércoles 7 Enero 2009. Consultado 15 de mayo de 2010.

Page 325: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

327

CA

PÍTU

LO Q

UIN

TO

en algunas intersecciones institucionales, así como en zonas de desencuentro y tensión, correspondientes al entrecruzamiento de diferentes procesos, aluden a una diversidad de registros, piezas y versiones de la memoria institucional que incluyen desde los vacíos y datos falsos, hasta las reacciones de los diferentes agentes y entidades oficiales que se han pronunciado al respecto.

Las transformaciones de las políticas públicas en materia de seguridad en la ciudad; las políticas en materia de recompensas en el marco del conflicto armado y la lucha contra los Gaoml, las políticas de atención y prevención en materia de derechos humanos y de estas en particular, por ejemplo la incorporación de estándares del DIH en las Fuerzas Armadas, entre otros, son algunos de los procesos que permitirían hacer seguimientos a las memorias institucionales. Es de notar las medidas generadas como consecuencia directa de la denuncia de los casos, y por la gravedad de los casos en si, y las medidas que corresponden a transformaciones institucionales de carácter estructural, cuya implementación o formulación no ha sido consecuencia directa de los casos de Soacha y Bogotá, sino, más bien, ha correspondido para el caso de la Administración Distrital a la adopción y paulatina reglamentación de normas y programas tendientes a la atención a víctimas del conflicto armado bajo los parámetros del DIH y el Ddhh.

Dan cuenta de esto los últimos dos planes de desarrollo de la ciudad: el Acuerdo 119 de 2004, que reglamentó el Plan de Desarrollo Bogotá sin Indiferencia y determinó en el marco de la formulación de una política de restablecimiento de derechos e inclusión social, que se prestaría “atención a las poblaciones cuyos derechos han sido vulnerados, en especial a las víctimas de violencia intrafamiliar y sexual, mediante acciones de protección y atención a las víctimas,

Page 326: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

328

LOS

DES

APA

REC

IDO

S D

E SO

ACH

A: C

ÓM

O C

ON

STRU

IR U

NA

MEM

ORI

A IN

STIT

UC

ION

AL

de prevención y de restablecimiento de derechos, y de sanción a los causantes de su vulneración. Contemplará acciones de corresponsabilidad entre la sociedad, el Estado y la familia”.

Así mismo, el Acuerdo 308 de 2008, que reglamentó el Plan de Desarrollo Por una Bogotá Positiva que define una Perspectiva de derechos en la que “la acción pública se orientará a la promoción, reconocimiento, garantía y restitución de los derechos fundamentales, civiles y políticos, económicos, sociales y culturales, y colectivos, de todas y todos los habitantes de la ciudad, sin distinción de etnia, culto o creencia, género o condición socioeconómica, con especial atención hacia los niños, niñas, adolescentes, jóvenes, personas mayores y por condición especial de discapacidad”.

Estos lineamientos generales de políticas públicas dan al estudio de la memoria institucional un contexto proveniente de las transformaciones y dinámicas de cambio institucionales, desde cuya perspectiva es posible situar los falsos positivos en tanto casos que vinculan procesos, procedimientos y funciones específicos que han variado históricamente. Si bien parte de nuestro interés se centra en la Administración de Bogotá, las relaciones con instancias y entidades del Gobierno Central y otros órdenes territoriales estructuran parte de este entramado institucional que determina un contexto de las memorias del caso, no solo en perspectiva histórica sino bajo un criterio prospectivo de seguimiento a los registros que se han producido a raíz de las transformaciones institucionales que el mismo suscitó.

La creación de instancias y dependencias y la formulación de acuerdos entre instituciones plantean parámetros dentro de los cuales las memorias institucionales adquieren nuevas dinámicas, en tanto los

Page 327: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

329

CA

PÍTU

LO Q

UIN

TO

archivos y fuentes de información se amplían, planteando así nuevos elementos de seguimiento sobre la producción de registros y sobre las memorias relacionadas con el caso. Es importante destacar que la atención a víctimas por parte del Estado obedece a principios y parámetros normativos institucionalizados. Para el caso del Distrito estos parámetros permiten entender por qué la Secretaría de Gobierno, a través del Programa de Atención a Víctimas, prestó atención a algunas de éstas en el caso de Soacha y Bogotá.

Es decir que las funciones relativas a esta atención se inscriben en un proceso institucional, que si bien se formaliza en el 2006 con la conformación de los Centros de Atención a Víctimas de Violencias, Cavid, también obedece a la incorporación paulatina en la Administración Distrital de funciones y competencias tendientes a regular uno de los aspectos de los efectos del conflicto y las violencias en la ciudad. Los Cavid diversificaron y especializaron su actuación y competencia tal como consta en el Proyecto de inversión 603, Atención a Víctimas de Violencias y Delitos para la Garantía de sus Derechos, lo que dio solidez institucional y un grado significativo de formalización a la atención a víctimas en la ciudad. Los Cavid dependen orgánicamente de la Subsecretaría de Seguridad y Convivencia de la Secretaría de Gobierno de Bogotá, cuya función general, definida por el Acuerdo 257 de 2006. Art 52, señala que a la entidad le corresponde “liderar, orientar y coordinar la formulación de políticas, planes y programas dirigidos a garantizar la convivencia pacífica, el respeto de los derechos humanos, la seguridad ciudadana y la preservación del orden público en la ciudad”.

De manera complementaria, la actuación y por ende la producción de memoria institucional de los Cavid obedece al Acuerdo 124 de 2004, por el cual se otorgan exenciones

Page 328: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

330

LOS

DES

APA

REC

IDO

S D

E SO

ACH

A: C

ÓM

O C

ON

STRU

IR U

NA

MEM

ORI

A IN

STIT

UC

ION

AL

tributarias a las personas víctimas de secuestro y desaparición forzada; se reconoce el tratamiento que opera en el Distrito Capital para el cumplimiento de las obligaciones tributarias a su cargo y se regula el acceso al Sistema de Seguridad Social en Salud y Educación para sus familias.

Igualmente, el Acuerdo 370 de 2009, 253 establece lineamientos y criterios para la formulación de la política pública a favor de las víctimas de graves violaciones a los derechos humanos, delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra con el propósito de configurar el marco legal donde se produce y llevan a cabo las acciones de las instituciones.

Por su parte, la Ley 975 de 2005 aplica en lo concerniente a la implementación y desarrollo de programas de atención integral a las víctimas del conflicto. El Proyecto de Atención a Víctimas realizó actividades de acompañamiento en el ámbito mencionado; proporcionó apoyo económico y humanitario para el traslado y honras fúnebres de siete cuerpos y ha mantenido contacto permanente con los familiares de las víctimas. Las memorias institucionales generadas por este proyecto se inscriben, por lo tanto, en los indicadores de atención que responden a los formatos establecidos por la Gestión de Seguridad en el Ámbito Distrital. “La acción en el marco de los Cavid pretende aportar insumos para la creación de políticas públicas en materia de atención integral a las víctimas de la violencia, principalmente de las víctimas del conflicto armado y de crímenes atroces” (…) 254

253 Establece los lineamientos en el Distrito Capital, para la formulación de la política pública a favor de las víctimas de graves violaciones a los derechos humanos, delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra contemplados en los tratados internacionales ratificados por Colombia y en la normatividad nacional.

254 Subsecretaría para la Convivencia y la Seguridad Ciudadana, Proyecto de Inversión 603 de 2008. 2008; Acciones de la Secretaría de Gobierno en torno a los casos de desaparición forzada de los jóvenes de Bogotá y Soacha cuyos cadáveres fueron encontrados en los departamentos de Santander y Norte de Santander, 2008; Alcaldía Mayor de Bogotá, Secretaría de Gobierno, Gestión de la Seguridad en el ámbito Distrital, Atención a Víctimas para la Garantía y Reivindicación de sus Derechos. Vigencia desde 19 de agosto de 2009. Documentos del archivo de gestión del Proyecto 603.

Page 329: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

331

CA

PÍTU

LO Q

UIN

TO

En el 2008, la preocupación asociada a la seguridad en Bogotá y los efectos del conflicto y la violencia en la ciudad se registra en varias Proposiciones aprobadas por el Concejo de Bogotá para ser debatidas en la Comisión de Gobierno. Así, entre otras, se destacan la 008 de 14 de febrero de este año, sobre la formación de la Policía Metropolitana; la 016 de la misma fecha, que abordó el tema de las Derechos Humanos y el paramilitarismo en la ciudad; la 026, de 19 de febrero, se refirió a los Comandos de Atención Inmediata, Cais fijos; la 030 de la misma fecha, al uso y control de armas blancas; la 040 a la política de seguridad ciudadana; la 183 al comportamiento de la Policía Metropolitana; la 184, a la atención al desplazamiento forzado de población; la 327 del 10 de mayo, a la presencia de grupos armados ilegales; la 262 del 28 de abril, a grupos pandilleros (la 459 del 14 de agosto también abordó el tema de la seguridad ciudadana). Por lo tanto, el debate y la discusión sobre las medidas de control y los planes de acción de la administración distrital sobre las expresiones de la violencia estuvieron sujetos a múltiples ejercicios de control político, y fue en este contexto en el cual se aludió a los “falsos positivos” en el Concejo de Bogotá.

De estas proposiciones interesa revisar aquí la 327 en particular, por incluir dentro de sus debates registrados en video, explicaciones y denuncias asociadas a la acción de organizaciones ilegales, el reclutamiento de jóvenes de barrios periféricos y -explícitamente- la desaparición en la ciudad y posterior registro como muertos en combate en otras regiones de diversas personas a manos de la fuerza pública, y conocida como “falsos positivos”. Dicho debate inició el 11 de julio y terminó el 12 de septiembre de 2008; las Actas que los soportan corresponden a la 028 y 042, respectivamente, de la Comisión de Gobierno. En estos debates fueron denunciadas las desapariciones de los jóvenes de Soacha y Bogotá.

Page 330: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

332

LOS

DES

APA

REC

IDO

S D

E SO

ACH

A: C

ÓM

O C

ON

STRU

IR U

NA

MEM

ORI

A IN

STIT

UC

ION

AL

En sesiones de la Comisión de Gobierno del Concejo de Bogotá, llevadas a cabo el 11 de julio y el 12 de septiembre de 2008, se debatió la proposición 016 sobre paramilitarismo y derechos humanos y la 327, del mismo año, sobre la presencia de grupos armados ilegales en la ciudad.

La Proposición 327, aprobada en la sesión de la Comisión Primera Permanente del Plan de Desarrollo, fue presentada por los concejales Álvaro Argote Muñoz, Carlos Roberto Sáenz Vargas y Jaime Caicedo Zurriago, de la bancada del Polo Democrático Alternativo. En esta se citó a los funcionarios Clara López Obregón, Secretaria de Gobierno y Francisco Rojas Birry, Personero Distrital, para que en términos “le expliquen al Concejo de la ciudad y a la población de Bogotá sobre la presencia de organizaciones armadas ilegales, de las amenazas de muerte a ciudadanos y ciudadanas de la ciudad”. A esta sesión fueron invitados el Contralor Distrital, la Veedora Distrital, y el Comandante de La Policía Metropolitana de Bogotá.255

El acta 028, levantada el 11 de julio de 2008, incluyó información enfocada a caracterizar y analizar la presencia del paramilitarismo en Bogotá en relación con organizaciones armadas ilegales en la ciudad. La Administración Distrital, en particular la Secretaría de

255 El cuestionario de la Proposición 327 se estructuró bajo las siguientes preguntas dirigidas a las dos instituciones citadas en cabeza de sus directivos: 1. ¿Conoce el Gobierno Distrital, la Personería y la Policía Metropolitana de Bogotá y demás Organizaciones de Seguridad, sobre la presencia de actores armados ilegales en las localidades de Ciudad Bolívar, Bosa, Kennedy, Patio Bonito, igualmente las amenazas de muerte proferidas por estas organizaciones para defensores de Derechos Humanos? 2. ¿Conoce el Gobierno Distrital, la Personería y la Policía Metropolitana de Bogotá y demás Organizaciones de Seguridad sobre ejercicio de seguridad que por cuenta propia ejercen estos grupos ofreciendo “Servicios de Vigilancia” a residencias y comercios en las citadas localidades y otras? 3. ¿Cuáles son las medidas concretas que se están tomando para prevenir la ola de paramilitarización de la ciudad y para garantizar la vida de las personas amenazadas?

Page 331: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

333

CA

PÍTU

LO Q

UIN

TO

Gobierno, desestimó la organización de estructuras paramilitares en la ciudad y basada en información de organismos de la fuerza pública descartó la presencia de grupos armados ilegales. Sin embargo las posiciones por parte de los concejales intervinientes en el debate presentaron otros aspectos muy diferentes a los registrados por la Administración en las respuestas a la proposición. A continuación presentamos la respuesta de la Secretaría de Gobierno referida a la primera pregunta:

“La presencia de grupos armados ilegales en las localidades de Ciudad Bolívar, Bosa y Kennedy (Patio Bonito) durante el presente año, ha sido descartada por el Comando de la Decimotercera Brigada del Ejército, el Comando de la Policía Metropolitana de Bogotá y el DAS. Se ha presentado innumerable información sobre su presunta presencia en estos sectores que ha sido valorada oportunamente por los organismos de inteligencia que operan en la ciudad, incluso, se han revisado una serie de panfletos, volantes y correos electrónicos sobre la presunta presencia del grupo Águilas Negras, llegando a establecer su falta de autenticidad y propósito criminal.

“Es preciso aclarar, que existen una serie de grupos de jóvenes que se mueven en el ámbito de la delincuencia organizada y común que azotan temporalmente algunos sectores urbanos y, en algunos de ellos, para tratar de imponer su falso poder se hacen pasar por esta clase de grupos ilegales. Frente a estos grupos la Policía Metropolitana, el Ejército y la Fiscalía General de Nación trabajan permanentemente en su desarticulación, captura y judicialización, incautándoles en su mayoría armas de fuego de corto alcance (revólveres y changones)256”.

256 Secretaría de Gobierno Distrital, Respuesta a la proposición 327 del 10 de mayo de 2008.

Page 332: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

334

LOS

DES

APA

REC

IDO

S D

E SO

ACH

A: C

ÓM

O C

ON

STRU

IR U

NA

MEM

ORI

A IN

STIT

UC

ION

AL

La respuesta del Comandante de Policía de Bogotá se orientó en un sentido institucional similar; es decir, no reconoció la presencia de organizaciones armadas ilegales en la ciudad. Diría entonces en el acta 042: “(…) Puedo decir que hoy no existe estructura alguna de bandas criminales de autodefensas o de mal llamados paramilitares en la ciudad de Bogotá.(…)”.

La memoria institucional no es pues unívoca ni se articula bajo intereses comunes de una institución. La información registrada en los documentos de archivo da cuenta de posiciones sobre la violencia y la seguridad en la ciudad que parecen contradecir y complementar la memoria sobre estos episodios. El Concejo da cuenta del debate político y el cuestionamiento sobre la administración de la seguridad, sus parámetros de evaluación y de concepción. En el debate del 11 de julio se plantearon, sin embargo, elementos que contextualizan las denuncias hechas el 12 de septiembre. El reclutamiento forzado y la limpieza social fueron temas con los cuales algunos concejales advirtieron la presencia de rasgos del paramilitarismo y de la acción de organizaciones criminales:

“ (…) Las autodefensas propiamente, según parece no penetraron la zona del Sumapaz sino que se preocuparon de esa periferia urbana que da contra el Sumapaz para cortar, para controlar desde allí, cortando las relaciones entre las milicias y los grupos de las Farc en la ciudad y la zona del Sumapaz; entonces esa se volvió digamos, una periferia caliente, la de Usme, Ciudad Bolívar, Bosa y ahí se efectuaron las típicas operaciones de la contra insurgencia ilegal en otras regiones del país, asesinatos de líderes sociales, de dirigentes políticos de izquierda, búsqueda de control territorial, apuesta por la exterminación de las bases sociales de las Farc en la zona, si es que existían y poco a poco una penetración digamos, hacia

Page 333: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

335

CA

PÍTU

LO Q

UIN

TO

capas más profundas del tejido social, por ejemplo, la búsqueda del control de las organizaciones creadas por comerciantes para protegerse de la delincuencia común, de los famosos sindicatos de seguridad y un despliegue importante de reclutamiento de jóvenes en la zona.(…)

“ (…) observo que hay estructuras organizadas de manera militar (…) es lo que me hace a mí darle el carácter de paramilitar ya sea con opciones ideológicas o no, o con opciones económicas, tienen estructura y funcionan con una estructura militar, tienen armas, tienen disciplina, tienen territorio, tienen reclutamiento, ¿eso qué es? Esa es una estructura militar, sí, sustentada en el poder de las armas, sustentada en el poder de funcionamiento de disciplina, no es la delincuencia común, espontánea del raponero, no, es una estructura, tiene jerarquías, tiene autoridades, eso es lo que le da el carácter de ser una estructura paramilitar (…) no es una falacia que existe reclutamiento; yo he conocido informes de familias en la parte alta de Ciudad Bolívar, he conocido informes, que los conozco personalmente, de familias que o quieren ser denunciadas, en Patio Bonito, que les reclutan los hijos menores para estas organizaciones y se los reclutan por la vía de la oferta salarial.(…) 257“.

Posteriormente, y tal como señalamos, el acta 042 del 12 de septiembre registra la continuación del debate a la proposición 327, iniciado el 11 de julio. En esta última se incluyó el término “falso positivo” para referirse a la práctica de algunas unidades de la Fuerza Pública que manipularon datos y protocolos para cumplir con el registro de bajas de supuestos combatientes de grupos armados ilegales en combate:

257 Concejo de Bogotá, Comisión Segunda Permanente de Gobierno Acta 028 del 11 de julio de 2008. Transcripción. P.26.

Page 334: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

336

LOS

DES

APA

REC

IDO

S D

E SO

ACH

A: C

ÓM

O C

ON

STRU

IR U

NA

MEM

ORI

A IN

STIT

UC

ION

AL

(…) El General Gómez Heredia, quien aparentemente contribuyó a filtrar y a denunciar, defendiendo ese honor militar, por que nuestra policía es prácticamente una policía militarizada (…), los falsos positivos que se habrían venido desarrollando años atrás en la ciudad y que naturalmente salieron a la luz pública mostrando cómo manipulaban los temas de seguridad en Bogotá a través de falsos positivos atribuidos supuestamente a estructuras de las Farc cuando correspondían era a aparatos de inteligencia militar, utilizados para crear pánico en la ciudadanía, para crear hechos de terror en la ciudadanía y atribuirlos como propaganda negra al enemigo del Estado. Eso de la propaganda negra y de los falsos positivos entendidos en esa forma, eso se llama terrorismo de Estado y es una forma de crear inseguridad en la ciudad, atemorizando a la población y creando una sensación de que estamos ante la inminencia de un ataque terrorista. (…) Los falsos positivos de este año y de los últimos meses no se han esclarecido en el caso de la ciudad, quiénes están detrás de los falsos positivos, quiénes están detrás de la creación de pánico en la ciudadanía? (…)258”.

258 Concejo de Bogotá, Comisión Segunda Permanente de Gobierno Acta 042 del 12 de septiembre de 2008. Registro audiovisual. A partir de 1:06:50.

Page 335: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

337

CA

PÍTU

LO Q

UIN

TO

3. LISTADO DE REACCIONES INSTITUCIONALES

Entre los acuerdos y reacciones institucionales que hemos identificado producto del caso de interés, y con objeto de establecer una listado guía de

documentos y ámbitos institucionales de observación -con el propósito de brindar herramientas de análisis sobre este caso- se destacan:

• Convenio de cooperación en temas de seguridad Alcal-día Mayor de Bogotá-Alcaldía Municipal de Soacha, en-tre cuyos alcances se pretende con su suscripción, “im-plementar políticas públicas, planes y programas en ma-teria de derechos humanos, seguridad y convivencia”259. Creación en el marco de este convenio, de un Centro de Atención a Víctimas de Violencias y Delitos – Cavid, Soacha-Bogotá, Ciudad región, en la Casa de Justicia de Soacha.

• Grupo especial de la Fiscalía General de la Nación anun-ciado por el ministerio de Defensa en comunicado del 23 de septiembre de 2008. Adopción de protocolo especial para agilizar la “identificación de los N.N. que mueran en combate”, según el Vicepresidente de la República, quien comentó públicamente el 29 de septiembre y tras reunion sostenida con el Ministro de Defensa, el Viceprocurador General de la República y los altos mandos del Ejército: (…) “queremos hacerles unos comentarios sobre el tema de los muchachos muertos en combate y que fueron reclutados en

259 Secretaría de Gobierno de Bogotá, Boletín 150 del 17 de febrero de 2009.

Page 336: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

338

LOS

DES

APA

REC

IDO

S D

E SO

ACH

A: C

ÓM

O C

ON

STRU

IR U

NA

MEM

ORI

A IN

STIT

UC

ION

AL

distintas zonas de Bogotá. Lo primero es pedirles a los me-dios prudencia, e inclusive a los funcionarios públicos como la Secretaria de Gobierno, prudencia en sus declaraciones, ninguno tiene derecho a prejuzgar, para eso está la justicia. (…) Sólo la justicia va a determinar lo sucedido (…)260”

• Comisión transitoria del Ministerio de Defensa, creada por resolución 4342 de octubre 3 de 2008, entre cuyos resultados concluyó el 29 de octubre del mismo año con la destitución de 27 oficiales y suboficiales del Ejérci-to:

(…) “La investigación administrativa y operacional de la Comisión encontró serios indicios de negligencia del mando en diferentes niveles en cuanto a la observancia y verificación de los procedimientos que rigen el ciclo de inteligencia y el planeamiento, conducción, ejecución y evaluación de las operaciones y misiones militares, así como una inexcusable falta de diligencia del mando en la investigación rigurosa de presuntos casos irregulares en su jurisdicción.

“La Comisión concluyó que esta negligencia pudo haber facilitado la colusión de algunos miembros del Ejérciro Nacional con delincuentes externos que gozaban de impunidad a cambio de contribuir al logro de resultados irregulares que van en total contravía de la Política de Seguridad Democrática y de la doctrina y el honor militar(…)”.

Respecto a los hallazgos de la Comisión, el Cinep insistió en las fallas identificadas “de dos tipos en varias de las unidades militares investigadas. Lo primero que las operaciones militares se estaban llevando a cabo con exceso de informalidad y sin cumplir los requisitos de control y manejo. Cada operación que realiza el ejército debe estar sustentada por antecedentes

260 http://mindefensa.gov.co/index.php?page=427&start=6&search=soacha&mindefensaSearch=

Consultado 20/04/2010

Page 337: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

339

CA

PÍTU

LO Q

UIN

TO

de inteligencia y planes operativos. Y de todo ello deben llevarse récords. Eso no fue lo que encontró la Comisión en Ocaña. (…) Al contrario, la forma de operar era más bien folclórica, donde los hombres de inteligencia reportaban que tenían a alguien ya identificado y sin mayores preguntas partía el operativo militar en contra del objetivo. Esa falta de control en las operaciones, se prestaba para que unos miembros corruptos, que tenían lazos con organizaciones criminales que estaban reclutando personas en Bogotá y otras ciudades aprovechara para matar esas víctimas inocentes y así ganar bendiciones con positivos”261

•Ministerio de Defensa Nacional, Avances en el cumpli-miento de las 15 medidas adoptadas por el Ministerio de Defensa Nacional. Noviembre 2008-mayo 2009. Entre estas: elaboración de Manual de Operaciones Conjun-tas; Manual Conjunto de Derecho Operacional; expe-dición de la Ley 1288 de 2009, regula actividades de inteligencia y contrainteligencia; creación de la Oficina de Asesoría Jurídico Operacional; Directiva 025, 208 de 2008; 17, 30, 40 de 2009, con propósitos de fortalecer la política de desmovilizaciones sobre las de muertes en combate; mayor dedicación en temas de DD.HH. y DIH por parte de Inspectores; creación de cuerpos ase-sores en materia jurídico militar y creación de oficinas atención al público, entre otras orientaciones, cuya lec-tura en términos de memoria institucional debe tener en cuenta como referente la Directiva 29 de 2005, que desarrolla criterios para el pago de recompensas por la captura o abatimiento en combate de cabecillas de los Gaoml.

261 Cinep. Ibid.

Page 338: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4
Page 339: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

341

CA

PÍTU

LO Q

UIN

TO

A MANERA DE CONCLUSIÓN

“Los huecos, silencios y vacíos también están en los archivos, sólo que hay que aprender a percibirlos e interpretarlos.” Ludmila Da Silva

Catela. Los archivos de la represión: documentos, memoria y verdad.

La definición que aportara Da Silva Catela, estudiosa de las formas de la memoria y los documentos que la registran en regímenes represivos, interesa aquí

por su pertinencia en torno a la vigencia del conflicto y en relación con los escenarios sobre los cuales se representan las facetas de la memoria. Los documentos de archivo, para la autora, simbolizan agentes, conflictos y litigios. La definición sobrepasa aquella que se refiere a los documentos como registros y recursos fácticos de la historia. Hacen referencia a los valores entrañan tales registros. Por lo tanto, diferentes son los alcances de las memorias institucionales de acuerdo con la posición de la instancia o agente que produce los respectivos documentos, según los usos diferenciados de los mismos; el uso que las instancias productoras pretendan darles y el conflicto que versiones diferentes puedan suscitar sobre hechos comunes. Si bien la autora hace referencia a una definición de los archivos, la identificación del problema planteado se refiere no solo a la restricción que implica definir los archivos de

Page 340: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

342

LOS

DES

APA

REC

IDO

S D

E SO

ACH

A: C

ÓM

O C

ON

STRU

IR U

NA

MEM

ORI

A IN

STIT

UC

ION

AL

acuerdo con la relación documentos-espacio, sin tener en cuenta los factores propios del conflicto de poder sobre las versiones de los hechos, versiones que a su vez relacionan tiempos pasados con tiempos presentes.

También es preocupación de la autora la manera cómo desde diversas posiciones institucionales se manipula la identificación y clasificación de los documentos. De esta manera resalta el riesgo asociado a los impedimentos que puedan impedir que emerja el carácter no solo conflictivo de los registros documentales que consisten evidencias de métodos represivos, sino también las posibilidades de uso de los mismos como llaves para la memoria en tanto recursos de recuperación de identidades quebradas por los hechos de violencia y represión; fundamentos de asignación de responsabilidades de quienes ejercieron los actos o fuentes para la investigación histórica.262

El listado de entidades que en su momento la Defensoría del Pueblo identificó como responsables de los riesgos que afectaran a la población civil de las zonas periféricas donde sucedieron los hechos mencionados plantean un reto, en tanto la identificación formal de los documentos de archivo no responde a los hechos sociales que dan lugar a la victimización de individuos

262 Una caracterización de los elementos centrales de los documentos de períodos represivos de acuerdo con la autora son: “Para las víctimas, estos documentos funcionan como llaves para la memoria, ya que permiten la reconstrucción de un fragmento de sus vidas y muchas veces recomponen las identidades quebradas por la situación extrema que vivieron (…). En segundo lugar, estos documentos sirven para asignar responsabilidades a quienes torturaron, mataron, secuestraron, desaparecieron, así como a aquellos que dieron las órdenes e implementaron políticas represivas. En el plano jurídico, estos documentos aportan pruebas. En tercer lugar, estos documentos son fuentes para la investigación histórica de lo ocurrido. Por último (…) generan acciones pedagógicas sobre la intolerancia, la tortura, el totalitarismo político, etc.”.Ludmila Da Silva Catela y Elizabeth Jelin (comps), Los Archivos de la Represión: documentos, memoria, verdad. Ed. Siglo XXI, Social Science Research Council. España, 2002.

Page 341: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

343

CA

PÍTU

LO Q

UIN

TO

y familias, sino a estructuras orgánico institucionales que varían históricamente.

Si bien un caso como el de nuestro interés permite abordar en un sentido transversal la manera en que el Estado ha desarrollado políticas públicas y ha formulado funciones y procedimientos en torno a la atención a posibles vulneraciones de poblaciones en este caso periféricas de la ciudad y el país -como efecto del conflicto armado- este ámbito de la memoria compuesto por los documentos que todas estas entidades han debido producir en relación con las estrategias de mitigación de los riesgos advertidos, no responde a preguntas sobre las relaciones y las mediaciones entre agentes del Estado y los hechos denunciados. En otras palabras, no da cuenta de la relación entre las víctimas y sus victimarios, asumiendo estos últimos pertenecientes, tal como parece, a redes que vinculan estructuras y agentes del Estado con miembros de la delincuencia.

Al emplear el término de memoria institucional, nos referimos a las fuentes documentales, sus contextos de producción, usos y relaciones. Estas se componen principalmente de documentos y registros escritos y audiovisuales que, en algunos ejemplos, se refieren explícitamente a estos casos y, en otros, al problema de la seguridad en la ciudad en relación con las expresiones del conflicto armado y su manejo por parte de la administración pública.

En todo caso, un manejo referido a la concepción, organización y reglamentación de las acciones estatales que si bien hoy se presentan adscritas a la discusión sobre las políticas de seguridad y convivencia vigentes en la ciudad, responden a un proceso de cambio institucional. No obstante, como se puede afirmar, las transformaciones que suscitaron los hechos en el plano institucional obligan

Page 342: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

344

LOS

DES

APA

REC

IDO

S D

E SO

ACH

A: C

ÓM

O C

ON

STRU

IR U

NA

MEM

ORI

A IN

STIT

UC

ION

AL

a preguntarse acerca de las razones de fondo para dichas transformaciones.

¿Cómo es transformada la estructura del Estado por agentes vinculados a la criminalidad?263

La pregunta se relaciona tanto con la manera en que las estructuras y agentes vinculados a la criminalidad tienen capacidad de control sobre el Estado, algunas de sus funciones e instituciones, pero también se relaciona con la manera cómo el Estado se transforma como reacción a hechos cuyo impacto social, y en este caso particular, mediático, precipitan medidas tendientes a moderar tales impactos. Sin embargo, de trasfondo está el uso de la violencia –y el debate sobre la manera como se produce esta memoria en el seno de las instituciones- cuando dicha memoria responde a procedimientos que entrelazan estructuras institucionales y agentes estatales con agentes con estructuras criminales. Las acciones delictivas en este caso conllevan e implican una especialización funcional en el marco de la configuración de entramados donde participan agentes de la Fuerza Pública y organizaciones criminales mediante la utilización de procedimientos legalmente reglamentados, cuyo resultado ha sido la degradante figura de los falsos positivos. En este caso, la tergiversación de un procedimiento para demostrar resultados en el marco de la confrontación armada, no solo representa la degradación de los medios y fines de una estructura burocrática altamente especializada, también constituye un medio de victimización tan efectivo que ha logrado otorgar a la limpieza social un carácter justificativo.

263 Francisco Gutiérrez, Gonzalo Sánchez, Maria Emma Wills (coord), “Nuestra guerra sin nombre”. Transformaciones del conflicto en Colombia. Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales-Universidad Nacional de Colombia, Grupo Editorial Norma. Bogotá, 2006

Page 343: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

345

CA

PÍTU

LO Q

UIN

TO

Pero la historia de las políticas públicas en materia de defensa, así como la construcción del enemigo, del adversario o de quien atente contra el orden establecido en el marco de la confrontación armada y en particular, en la lucha antisubversiva, merece una lectura detallada que permita conocer los detalles de las transformaciones institucionales de las prácticas que bajo medios similares han conducido a la ejecución de civiles ajenos al conflicto armado por parte de agentes del Estado.

El aporte que pueden hacer los documentos institucionales sobre un caso que como el que hemos abordado demuestra un alto grado de fragilidad institucional y condiciona de manera crítica buena parte de los resultados de una mirada en perspectiva de memoria institucional en tanto las diferentes instituciones dan cuenta de los hechos de manera diversa y discontinua. Por lo tanto, es útil preguntarse por los significados que guardan relación con “los falsos positivos” de Soacha desde la perspectiva de las diferentes instituciones mencionadas.

El interés de este texto, en tal sentido, se ha centrado en una confrontación de los términos y algunos documentos producidos por instituciones de diferentes niveles territoriales y en diferentes momentos. Se debe notar que estos momentos guardan estrecha correspondencia con uno de los problemas de fondo en perspectiva del análisis de las variaciones de los procesos directamente relacionados con el conflicto armado. Uno de estos procesos, en el contexto de los usos de la mal denominada limpieza social, se refiere a los procedimientos bélicos y a la adopción de políticas de defensa y seguridad, dentro de las cuales, en el marco más coyuntural que estructural del problema enunciado, se inscribiría la denominada práctica de conteo de cuerpos, como indicador de éxito en la confrontación armada.

Page 344: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

346

LOS

DES

APA

REC

IDO

S D

E SO

ACH

A: C

ÓM

O C

ON

STRU

IR U

NA

MEM

ORI

A IN

STIT

UC

ION

AL

Otro proceso corresponde al establecimiento de nexos entre los agentes de la fuerza pública y organizaciones delincuenciales que identificarían víctimas potenciales de acuerdo con unos perfiles cuyas características permiten esgrimir el argumento de la limpieza social, como sustituto de la gravedad de los delitos.

El impacto institucional es otro, pues el estrictamente procedimental referido a negligencia como uno de los móviles de las desapariciones extrajudiciales empleado por el ministerio de Defensa tras los hechos, en cierto sentido pierde de vista otros significados institucionales de mayor peso en torno a los hechos y en relación con la degeneración del conflicto armado.

La superposición de formas de violencia y la falsificación del registro sobre los hechos violentos hace que la memoria de estos actos obligue a una lectura cifrada de los procedimientos formalmente adoptados, en tanto estos fomentaron, de acuerdo con el argumento de las mismas autoridades, que se ejecutaran de manera indebida, con el resultado de matar civiles ajenos al conflicto y confundirlos –disfrazarlos- ante la opinión pública con una doble apariencia, que evidentemente busca liberar las responsabilidades directas: bien la de subversivos –muertos en combate-; o bien la de personas cuyas costumbres anómalas y desviadas, ameritarían su ejecución.

La historia del conflicto armado admitiría que estas prácticas violentas no solo obedecen a una perversión de los procedimientos bélicos, sino a la relación de miembros del Estado con redes delincuenciales que aprovechan las condiciones de vulnerabilidad de jóvenes de sectores sociales periféricos con limitadas oportunidades, para incurrir en una práctica de mercantilización de la muerte.

Page 345: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

347

CA

PÍTU

LO Q

UIN

TO

Así, sobre este uso de la memoria, caben las palabras de Walter Benjamin en torno a la única salida a la memoria: “cepillar la historia a contrapelo” como medida de ruptura del proceso de transmisión de la barbarie que nos afecta y, en tal sentido, como enseña el profesor Guillermo Hoyos:

“Cepillar la historia a contrapelo significa poder palpitar en cada momento de crisis, para poder constatar que después de guerras partidistas entre generales ansiosos de victoria, después de constituciones que parecerían ser los catálogos de lo no cumplido por el Estado de derecho, después de reformas radicales, conservadoras o liberales, que lo único que no tenían en cuenta es que las anteriores reformas se hicieron sin contar con la ciudadanía de carne y hueso, se volvió a prometer lo mismo, sin considerar que es necesario tener en cuenta también la razón de los vencidos, a los que por ser perdedores se les niega toda razón, dado que por algo van perdiendo264”.

264 Memorias Seminario Internacional Archivos, Memoria y Derecho a la Verdad. Alcaldía Mayor de Bogotá, Instituto Pensar Pontificia Universidad Javeriana, Procuraduría General de la Nación. Bogotá, 2010.

Page 346: Construcción de memoria, estado y medios tomo 4

Impreso en Bogotá D.C., Colombia

Subdirección Imprenta Distrital D.D.D.I

2011 ©