13
A partir de la relectura del primer párrafo responda: a. Encierre entre [] la/s frase/s que explicita/n la intención del autor en el texto. b. Subraye la expresión que explica a qué se refiere el autor con la frase “la visión científica del mundo”. c. Indique a qué se opone esa visión de mundo, de acuerdo con el autor. d. Sintetice la tesis (idea que se propone demostrar el autor mediante argumentos) del texto. e. Diga cuál es la función del primer párrafo en la estructura del texto. 4. Relea el párrafo 6 y responda: a. Recuadre cada uno de los adversarios del pensamiento científico de acuerdo con el autor y subraye los conectores que los introducen. b. Marque con una [x] qué tipo de relación se establece entre la segunda y tercera oración del párrafo y proponga un conector que explicite dicha relación. La segunda es causa de la tercera La tercera justifica la segunda La tercera se opone a la segunda c. Subraye cada una de las pseudociencias mencionadas por el autor. d. Sintetice con sus palabras cuál es la capacidad que nos inducen a perder los gerentes mediáticos y políticos. e. Proponga una oración que sintetice la idea central desarrollada en este párrafo Navajas de Ockham14 Por Leonardo Moledo. Matemático y periodista y profesor U. de Buenos Aires. . Director del Planetario de la ciudad de Buenos Aires. Disponible en http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-110869-2008-09- 03.html (1)Dos malevos se enfrentan en una esquina cualquiera. Sacan sus navajas para eliminar al contrincante, al que juzgan (con apresuramiento) innecesario. No saben (y presumiblemente no les importaría saberlo) que están utilizando una herramienta inventada por uno de los más grandes pensadores europeos. (2)Tampoco saben (ni piensan) que el personaje central de El nombre de la rosa, todavía no publicada, se llama Guillermo de Baskerville, en homenaje a Guillermo de Ockham, ni que la popularidad de este último y su aparición en las conversaciones de los ascensores, los trenes, las multitudes en las plazas, se debe al famoso utensilio que concibió, la “navaja de Ockham” –expresión feliz que en realidad no fue acuñada por él

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A partir de la relectura del primer párrafo responda: a. Encierre entre [] la/s frase/s que explicita/n la intención del autor en el texto. b. Subraye la expresión que explica a qué se refiere el autor con la frase “la visión científica del mundo”. c. Indique a qué se opone esa visión de mundo, de acuerdo con el autor. d. Sintetice la tesis (idea que se propone demostrar el autor mediante argumentos) del texto. e. Diga cuál es la función del primer párrafo en la estructura del texto.

4. Relea el párrafo 6 y responda: a. Recuadre cada uno de los adversarios del pensamiento científico de acuerdo con el autor y subraye los conectores que los introducen. b. Marque con una [x] qué tipo de relación se establece entre la segunda y tercera oración del párrafo y proponga un conector que explicite dicha relación. La segunda es causa de la tercera La tercera justifica la segunda La tercera se opone a la segunda c. Subraye cada una de las pseudociencias mencionadas por el autor. d. Sintetice con sus palabras cuál es la capacidad que nos inducen a perder los gerentes mediáticos y políticos. e. Proponga una oración que sintetice la idea central desarrollada en este párrafo

Navajas de Ockham14 Por Leonardo Moledo. Matemático y periodista y profesor U. de Buenos Aires. . Director del Planetario de la ciudad de Buenos Aires.

Disponible en http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-110869-2008-09-03.html

(1)Dos malevos se enfrentan en una esquina cualquiera. Sacan sus navajas para eliminar al contrincante, al que juzgan (con apresuramiento) innecesario. No saben (y presumiblemente no les importaría saberlo) que están utilizando una herramienta inventada por uno de los más grandes pensadores europeos.

(2)Tampoco saben (ni piensan) que el personaje central de El nombre de la rosa, todavía no publicada, se llama Guillermo de Baskerville, en homenaje a Guillermo de Ockham, ni que la popularidad de este último y su aparición en las conversaciones de los ascensores, los trenes, las multitudes en las plazas, se debe al famoso utensilio que concibió, la “navaja de Ockham” –expresión feliz que en realidad no fue acuñada por él sino por sus seguidores, Jean Buridan (1295-1358) y Nicolás de Oresme (1323-1382)–, y que muchas veces es esgrimida en los duelos intelectuales cuando se llega al punto en que los felices adversarios quieren ver correr la sangre.

(3)Ni deben saber, mientras luchan, que además de inventar su navaja (en rigor, lo que él enunció fue que “no se debe multiplicar de manera innecesaria el número de los entes”; y que cuando estamos ante dos teorías igualmente explicativas, se debe elegir la más simple), Guillermo de Ockham fue el pensador más importante del siglo XIV europeo, el que de alguna manera anuncia el final de la escolástica medieval y el que establece un nexo (temprano, por cierto) con lo que será la nueva ciencia que representará Galileo, doscientos cincuenta años más tarde.

(4)Ignoran (mientras buscan el flanco débil del adversario) que, como su nombre lo indica, había nacido en la aldea de Ockham, a unos 30 kilómetros de Londres, alrededor de 1280, ingresó en la orden franciscana y realizó sus estudios en Oxford (donde funcionaba, dicho sea de paso, una escuela que investigó y encontró grandes novedades en física, en especial cinemática, que contradecían fuertemente al aristotelismo reinante); escribe algunas de sus obras y en 1324 es llamado a Aviñón (entonces residencia de la corte

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papal) por el papa Juan XXII (1244-1334), para responder a una acusación de herejía; en 1328, cuando la cosa se pone espesa, y los problemas teológicos se complican con los políticos, puesto que toma “la opción por los pobres” de los orígenes del franciscanismo y, en contra del despilfarro y la riqueza de la corte papal, se escapa y se refugia en Pisa bajo la protección de Luis VI de Baviera, a quien sigue después a Munich, donde muere en 1349 durante una epidemia de cólera.

(5)Ni siquiera sospechan (y si lo sospecharan, ¿se detendrían?) que el pensamiento medieval se arrastró en medio del debate y el difícil problema de conciliar la razón y la fe. Mientras que algunos pensadores optaban por la fe lisa y llana, y negaban la posibilidad de la razón o la subordinaban lisa y llanamente a la teología y a la revelación, a partir del siglo XII, con la reintroducción del aristotelismo, se produce un esfuerzo marcado por encontrar entre ambas una articulación aceptable tanto para la teología y el catolicismo papal omnipresente como para la “ciencia según Aristóteles”, que pretende llegar a la verdad a través de la observación y el razonamiento: será Tomás de Aquino (1225-1274) quien en principio encuentra un razonable ensamble entre ambas (en su SummaTheologica) y le da finalmente al aristotelismo patente de ciudadano en la ciudad de dios pretendida por la Iglesia (ciudad a la que el correr de los tiempos iba convirtiendo cada vez más en ciudad terrena).

(6)Y que Ockham toma una postura radicalmente diferente y opuesta a la de Tomás de Aquino: si éste había trabajosamente ordenado y jerarquizado las “verdades de fe” y las “verdades de razón”, para nuestro buen Guillermo no existe ni puede haber ninguna articulación entre ellas: la razón y la fe no tienen nada que ver, la teología y la filosofía (o la ciencia) se ocupan de cosas distintas, por caminos distintos y no pueden prestarse ningún apoyo mutuo (una separación que en su momento marcará claramente Galileo).

(7)Pero que además, y a pesar de venerar a Aristóteles, rompe con el aristotelismo, negando la posibilidad de conocimiento universal: todo conocimiento se deduce de la experiencia con los objetos individuales, que luego puede o no plasmarse en ideas generales que no tienen existencia real (como lo hubiera sostenido Platón, y parcialmente Aristóteles) sino como, dicho de manera moderna, formas puras del entendimiento, y que están en el pensamiento, pero no en el mundo. Es decir, establece un fuerte sentido experimental, que cuajará a través de Jean Buridan en la teoría del impetus, una descripción del movimiento que desbanca el temible y ya estrecho corset aristotélico, y que será la inspiración del joven Galileo para avanzar hacia la ley de caída de los cuerpos.

(8)No les preocuparía saber que esto fue en relación con las disciplinas científicas, o la filosofía natural, pero que en teoría política, además de la ya relatada opción por la pobreza, proclama un dualismo parecido entre poder temporal (el emperador) y espiritual (el Papa); ambos no tienen nada que ver, y ninguno de los dos está sometido al otro; nudo de la lucha política en los siglos medievales; el Papa, por su parte, no es sino un príncipe de la Iglesia, es falible como cualquiera, y no es el árbitro de la verdad (que reside, para Ockham, en la Iglesia, en todo caso); los príncipes temporales, por su parte, se ocupan de las cuestiones civiles sin tener que rendir ningún tipo de pleitesía al Papa: no es extraño que tuviera que escaparse de Aviñón; en sus últimos escritos, reclamó la separación de la Iglesia y el Estado, avanzó singularmente hacia la tolerancia y la libertad de pensamiento (“fuera de la teología, cada uno debería ser libre de decir lo que le parezca y le plazca”), valores que ya prenuncian el Renacimiento, para el cual todavía falta un siglo. Y mucho más, que, como suele decirse, excede lo que se puede decir aquí.

(9)Los malevos siguen su lucha, sin pensar que nuestro amigo Guillermo fue un pensador múltiple y feraz, que enfocó los principales problemas de su época y los resolvió en el sentido en que marcaba la historia (y rompiendo cierto inmovilismo medieval), que se desembarazó (y desembarazó al pensamiento) de la pesada carga del dilema razón-fe, que adivinó la tolerancia y el pensamiento libre. Los malevos continúan su danza de navajas; fatalmente, una de ellas se hundirá en el cuerpo del otro; habrá un vencedor, un vencido, y un hilo de sangre que corre por la vereda, tributario de una cuestión de fe. Ninguno de los dos fue capaz de someterse a la dulce tiranía de lo razonable

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Lectura analítica 4. El autor comienza el texto describiendo una escena. Identifique a los personajes que presenta y subraye la acción que llevan a cabo. a. ¿Quiénes son los malevos? ¿Con qué momento histórico de nuestro país asocia estos personajes? b. ¿Qué quiere decir el autor con la expresión “al que juzgan (con apresuramiento) innecesario.”? c. Encierre entre [] qué es lo que no saben los malevos e indique a qué herramienta cree que hace referencia el texto. d. Indique cuál es la función de este párrafo en el texto. Coloque en el margen izquierdo del párrafo una oración que sintetice su contenido y su función. 5. Identifique las expresiones “Tampoco saben”, “Ni deben saber”, “Ignoran”, “Ni siquiera sospechan(y si lo sospecharan, ¿se detendrían?)”, “No les preocuparía” con que se encabezan los párrafos y subráyelas. Indique cuál es el sujeto de y cuál es la relación entre estas expresiones.

A partir del segundo y tercer párrafo: a. Recuadre el nombre del personaje que concibió “la navaja de Ockham” que se presenta en el párrafo. b. Lea la información complementaria que se ofrece sobre los personajes nombrados en el párrafo y responda: b.1 ¿Qué relación establece entre Guillermo de Basquerville y Guillermo de Ockam? b.2 ¿Por qué cree que el autor aclara “todavía no publicada”? Marque con una x la opción que considere correcta. Para aclarar que la obra El nombre de la Rosa no ha sido publicada en el momento en el que pelean los malevos.

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Para aclarar que la obra El nombre de la Rosa no ha sido publicada en el momento en el que el Guillermo de Ockham concibió la navaja. Para aclarar que la obra El nombre de la Rosa no ha sido publicada en el momento en el que pelean los malevos. c. Subraye la expresión con la que se menciona a la navaja en este párrafo. d. Indique qué quiere decir el autor con la expresión: que muchas veces es esgrimida en los duelos intelectuales cuando se llega al punto en que los felices adversarios quieren ver correr la sangre. e. En el tercer párrafo, encierre entre // el principio enunciado por Ockham al que se conoce como la Navaja de Ockham f. En este párrafo se enuncia la tesis que el autor sostiene en el texto identifíquela y enciérrela entre [ ] g. Indique la función y sintetice mediante una oración unimembre el aporte de estos párrafos al tema del texto

8- A partir de los párrafos 5°, 6° y 7°: a. Indique cuál es el debate en el que se arrastró la Edad Media. Identifique (delimite en el texto) cuáles son las posturas enfrentadas frente al problema. b. ¿Cuál es la importancia de Tomás de Aquino y qué postula este autor? c. Recuadre los conectores Y que, y Pero que además con que se encabezan los párrafos e indique qué tipo de relación establecen entre ellos. d. Subraye los fragmentos que justifican cada una de las siguientes expresiones: Ockham toma una postura radicalmente diferente y opuesta a la de Tomás de Aquino …a pesar de venerar a Aristóteles, rompe con el aristotelismo e. Sintetice las ideas que Ockham sostiene en oposición a Tomás de Aquino y Aristóteles. f. Indique la función y sintetice mediante una oración unimembre el aporte de estos párrafos al tema del texto.

9-A partir delos párrafos 8° y 9°: a) Indique qué información recupera la expresión “esto” de la primera oración. b) Teniendo en cuenta la siguiente frase: proclama un dualismo parecido entre poder temporal (el emperador) y espiritual (el Papa)

b.1. Marque con una X el significado de la palabra dualismo que corresponde con su uso en el texto. 1. m. Creencia religiosa de pueblos antiguos, que consistía en considerar el universo como formado y mantenido por el concurso de dos principios igualmente necesarios y eternos, y por consiguiente independientes uno de otro. 2. m. Doctrina filosófica que explica el origen y naturaleza del universo por la acción de dos esencias o principios diversos y contrarios. 3. m Dualidad: Existencia de dos caracteres o fenómenos distintos en una misma persona o en un mismo estado de cosas. b.2. Indique con qué otro dualismo enunciado en los párrafos anteriores, compara el autor el dualismo poder temporal y poder espiritual. c) Explique cuál es según el texto el nudo de la lucha política en los siglos medievales. d) Identifique (y delimite en el texto) las expresiones que enuncian lo que Ockham pensaba sobre el papa y los príncipes. e) Sintetice los principales enunciados de Ockham que preanuncian el pensamiento del Renacimiento y explique por qué cree que el autor afirma no es extraño que tuviera que escaparse de Aviñón f) En el párrafo 9°, el autor sintetiza los aportes de Ockham al pensamiento de su época; identifíquelos (y delimite cada uno en el texto) g) Subraye la expresión con la que el autor nombra a Ockham y diga qué expresa ese modo de nombrarlo.

Una nueva interpretación del yo , su naturaleza su relación con el conocimiento y con la sociedad.

“Posteriormente, examinando con atención lo que yo era, y viendo que podía fingir que carecía de cuerpo, así como que no había mundo o lugar alguno en el que me encontrase, pero que, por ello, no podía fingir que yo no era, sino que por el contrario, sólo a partir de que pensaba dudar acerca de la verdad de otras cosas, se seguía muy evidente y ciertamente que yo era (...) llegué a conocer a partir de todo ello que era una sustancia cuya esencia o

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naturaleza no reside sino en pensar y que tal sustancia, para existir, no tiene necesidad de lugar alguno ni depende de cosa alguna material. De suerte que este yo, es decir, el alma, en virtud de la cual yo soy lo que soy, es enteramente distinta del cuerpo, más fácil de conocer que éste y, aunque el cuerpo no fuese, no dejaría de ser todo lo que es”. R. Descartes, Discurso del Método, IV Parte. Cuestiones:

1ª/ Expón el contexto histórico, cultural y filosófico del texto. (2 puntos) 2ª/ Comentario del texto (5 puntos): 2. a. Explica el significado de los términos subrayados en el texto. (1 punto) 2. b. Expón la temática planteada en el texto. (2 puntos) 2. c. Justifica la temática planteada en el texto desde la posición filosófica del autor del texto. (2 puntos) 3ª/ Relaciona la temática expuesta en el texto con la otra posición filosófica y haz una valoración razonada sobre su posible vigencia o actualidad.

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DESCARTES Y EL RACIONALISMO

CONTEXTO HISTÓRICO, CULTURAL Y FILOSÓFICO.

Descartes es uno de los padres de la filosofía moderna y el principal valedor del racionalismo. Su aportación a esta etapa de la historia de la filosofía que conocemos bajo el nombre de modernidad (s. XVI-XVIII) resulta relevante a un doble nivel: a) Metodológico: la mayor preocupación filosófica cartesiana pasaba por elaborar un nuevo método del pensar. Un método que clarificara científica y racionalmente el saber filosófico. A este nuevo método, el cual recuperaba la ciencia matemática como modelo del saber racional, lo llamó “duda metódica”. El rendimiento de la duda metódica debía comprender los campos epistemológico y ontológico; así, epistemológicamente, la duda metódica resultaba útil en la medida en que nos permitiría agrandar el espacio del pensar: “Mediante la palabra pensar entiendo todo aquello que acontece en nosotros de tal forma que nos apercibimos inmediatamente de ello; así pues, no sólo entender, querer, imaginar, sino también sentir es considerado aquí lo mismo que pensar”1. A nivel ontológico, la duda tendría que servir para hallar las verdades fundamentales sobre las que asentar nuestro conocimiento; y la primera de esas verdades era la expresión existencial del cogito: “pienso, luego existo”, diría Descartes. b) Metafísico: la aportación del método debe centrarse en la redefinición de los conceptos fundamentales de la metafísica (como los de sustancia, atributo, verdad, etc.) para asentar las verdades indudables a partir de las cuales construir el edificio del conocimiento humano. La primera de esas verdades, y con la cual Descartes hubo de cambiar el rumbo de la metafísica, había de ser la afirmación del “Cogito”. Así, Descartes hacía pasar el pensamiento metafísico del objetivismo medieval al subjetivismo moderno: lo importante, ahora, no es el conocimiento del objeto, sino su conocimiento a través del conocimiento del sujeto. Ahora bien, la filosofía cartesiana pone mucho cuidado en no caer en un subjetivismo propiciado por la exaltación de los sentidos o de la imaginación, sino que es una afirmación racional de la subjetividad. Es la confianza en la razón, una razón trazada matemáticamente, la que nos permite dar cuenta de la radicalidad del cogito: puedo dudar de todo, menos de que dudo; por tanto, si no puedo dudar de que dudo, no podré dudar de que estoy pensando y de que en dicho acto me constituyo como ser humano. Repetimos: pienso, luego existo. Por otro lado, la metafísica cartesiana es la expresión de una nueva teoría de las ideas y una nueva concepción general del universo dominada por el mecanicismo. Por tanto, podemos evaluar el racionalismo cartesiano teniendo en cuenta sus principales rasgos: la expresión de un nuevo método racional del pensar, la llamada duda metódica; la afirmación de la subjetividad (cogito) como primera verdad; una nueva teoría del concepto de idea en general y de la idea de substancia en particular; finalmente, el mecanicismo como paradigma o concepción general del orden y funcionamiento del universo.

1 René DESCARTES: Los principios de la filosofía I, 9 LA FILOSOFÍA DE DESCARTES Fco. Javier Hernández /

Sebastián Salgado D U

Contexto histórico:Vamos a exponer el contexto histórico, cultural y filosófico en el que se desarrolla la obra “Discurso del Método” (obra capital de Descartes) y en la que vamos a basarnos para exponer su filosofía y también por ser el texto elegido para realizar la prueba de selectividad.

El Discurso está escrito en francés, cosa inusitada, ya que la lengua oficial culta era el latín. El "Discurso" combina el estilo autobiográfico, pues dedica buena parte de él a narrarnos su evolución intelectual, y el estilo expositivo, ya que también analiza sus doctrinas filosóficas. Es una obra breve. Está dividida en seis partes. En la parte segunda se plantea la necesidad de un nuevo método y se enumeran las reglas del mismo. En la parte cuarta se aplica el método a la filosofía. Podría escogerse el año de publicación de esta obra, 1637, como la fecha simbólica del comienzo de la filosofía moderna. El siglo XVII, en el que vive Descartes y se publica esta obra, está marcado por una gran inestabilidad y complejidad en toda Europa. Factor clave son las guerras de religión que asolan el continente debido a las conflictivas relaciones entre los católicos y protestantes europeos. La guerra de los Treinta Años (1618- 1648) en la que participó el filósofo francés es una guerra religiosa y política. Se vive en toda Europa un ambiente de intolerancia. Descartes, al verse involucrado en discusiones entre católicos y protestantes se traslada a Holanda en busca detranquilidad. Es allí precisamente, en Leiden, donde ve la luz el Discurso.

En cuanto a la cultura, el siglo XVII vive una profunda crisis provocada por una serie de factores: a) el humanismo renacentista con su idea de volver a la cultura clásica había supuesto el paso del teocentrismo medieval al antropocentrismo con lo que la teología pierde influencia b) la reforma protestante, que también se produce durante el

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Renacimiento de la mano de Lutero, Calvino y otros supuso la ruptura de la unidad religiosa y la pérdida de autoridad del papa. No hay que olvidar que el protestantismo promueve el libre examen de las Escrituras lo cual supone una defensa de la autonomía de la razón c) la nueva ciencia, cuyos protagonistas Copérnico, Kepler y Galileo llevan a cabo una revolución en el campo de la astronomía, provoca el hundimiento de la antigua imagen del universo y un cuestionamiento de la autoridad de Aristóteles. El Barroco, nombre con que se denomina al siglo XVII, se caracteriza por una visión pesimista de la realidad. Todo es movimiento, mudanza, fugacidad e incertidumbre. La búsqueda de Descartes de la certeza enmedio de las dudas y de los engaños de los sueños no es retórica. El cartesianismo es un intento de solución a la crisis generalizada.

En cuanto al contexto filosófico podemos señalar algunos aspectos que influyeron en el pensamiento cartesiano: a) el nominalismo del siglo XIV (Occam) había iniciado ya la decadencia de la filosofía escolástica. Al proclamar la separación entre fe y razón despeja el camino para la proclamación que hace Descartes de la autonomía de la razón. Este planteamiento será a partir de entonces una constante de la filosofía moderna. b) el escepticismo: en esta época aparece una fuerte corriente escéptica (Montaigne, Charron, Francisco Sánchez). De esta corriente tomará la idea de inseguridad de los fundamentos de nuestros conocimientos y la poca fiabilidad de los sentidos c) la ciencia: como hemos señalado, este es el siglo de la revolución científica. En Descartestendrá gran influencia la matematización de la naturaleza, la visión mecanicista de ésta y la búsqueda de un método nuevo. Descartes y Francis Bacon son los dos filósofos que a principios del siglo XVII señalan al pensamiento moderno dos caminos por donde transitar. Descartes impulsa la filosofía por el camino de la razón (racionalismo) y Francis Bacon (1561-1626) por la ruta de la experiencia (empirismo). A pesar de representar uno y otro los dos extremos de la filosofía moderna concuerdan ambos, sin embargo, en sus críticas a la lógica aristotélica, a la que hacen responsable del atraso de la ciencia.

En torno a la filosofía de Descartes:La preocupación por el Método:

1. La naturaleza del método:1.1 Aspecto científico : la matematización1.2 Aspecto metodológico: las cuatro reglas1.3 Aspecto epistemológico: la duda metódica.

1.1Descartes quería hacer de la filosofía un conocimiento científico del yo y del mundo. Para ello, necesitaba dotar a la investigación filosófica de un método científico y, por esa razón, nada mejor que confiar en la matemática, pues en aquella época ya se consideraba a la matemática como ciencia segura; además, la matemática había de aportar grandes dosis de deducción y atención a la razón. Descartes opinaba, pues, que la filosofía debía copiar el modelo metodológico de la matemática. Sin embargo, esta confianza en la matemática no era exclusiva de Descartes: por un lado, en la Grecia Antigua, tanto Pitágoras como Platón eran partidarios del saber matemático; en el caso de Platón, el pensamiento matemático (dianoia) servía para conocer los objetos matemáticos, antesala de las ideas. Por otro lado, los contemporáneos de Descartes, también confiaban plenamente en el poder de la racionalidad matemática para conocer la realidad; entre ellos, Galileo, quien aseguraba que la naturaleza estaba escrita en el lenguaje de las matemáticas, Leibniz, quien hubo de elaborar toda una filosofía de la matemática que ha llegado hasta nuestro días y, también, Spinoza, quien pretendía ordenar geométricamente la razón ético.

1.2 a) Metodológico: la mayor preocupación filosófica cartesiana pasaba por elaborar un nuevo método del pensar. Un método que clarificara científica y racionalmente el saber filosófico. A este nuevo método, el cual recuperaba la ciencia matemática como modelo del saber racional, lo llamó “duda metódica”. El rendimiento de la duda metódica debía comprender los campos epistemológico y ontológico; así, epistemológicamente, la duda metódica resultaba útil en la medida en que nos permitiría agrandar el espacio del pensar: “Mediante la palabra pensar entiendo todo aquello que acontece en nosotros de tal forma que nos apercibimos inmediatamente de ello; así pues, no sólo entender, querer, imaginar, sino también sentir es considerado aquí lo mismo que pensar”1. A nivel ontológico, la duda tendría que servir para hallar las verdades fundamentales sobre las que asentar nuestro conocimiento; y la primera de esas verdades era la expresión existencial del cogito: “pienso, luego existo”, diría Descartes.

Ahora bien, ¿en qué consiste el principio de matematización de la investigación filosófica, tarea que lleva a cabo Descartes?. Principalmente en ordenar dicha investigación según un método que contiene cuatro reglas y que expone en su libro titulado Discurso del Método:

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1. Evidencia: afirmar como verdadero sólo aquello que se revele evidentemente como tal al pensamiento. Es evidente aquello que ya no admite duda alguna porque ha sido “visto” clara y distintamente. 2. Análisis: reducir lo complejo a sus partes más simples para conocerlo correctamente. 3. Deducción: otorgar a la operación racional deductiva el peso de la investigación; así, hallaremos las verdades complejas por deducción a partir de las simples. 4. Comprobación: comprobar si lo descubierto por la razón ha sido hallado de acuerdo a las reglas anteriores. En el texto que reproducimos a continuación se puede ver expresamente la presentación de las reglas del método:

“Nada diré sobre la filosofía, sino que, viendo que ha sido cultivada por los ingenios más relevantes que han existido desde hace siglos y que, sin embargo, nada hay en ella que no sea aún objeto de disputa y, por lo tanto, dudoso, no tenía yo la suficiente presunción para esperar alcanzar en ella algo mejor que los otros [...] Tal fue la causa por la que pensé que había que buscar algún otro método que, reuniendo las ventajas de los otros tres, estuviera exento de sus defectos. Y como la multiplicidad de leyes a menudo sirve de excusa para los vicios [...] estimé que tendría suficiente con las cuatro siguientes [...] El primero consistía en no admitir jamás cosa alguna como verdadera sin haber conocido con evidencia que así era [...] El segundo, en dividir cada una de las dificultades a examinar en tantas partes como fuera posible y necesario para su mejor solución. El tercero, en conducir con orden mis pensamientos, empezando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ascender poco a poco, gradualmente, hasta el conocimiento de los más complejos [...] Y el último, en hacer en todo enumeraciones tan completas y revisiones tan amplias, que llegase a estar seguro de no haber omitido nada [...] Pero lo que más me satisfacía de este método era que, por su medio, estaba seguro de usar en todo mi razón, si no de modo perfecto, al menos de la mejor forma que me fuera posible [...] Y como existen hombres que se equivocan al razonar, incluso en las más sencillas cuestiones de geometría, y cometen paralogismos, juzgando que estaba expuesto a equivocarme como cualquier otro, rechacé como falsos todos los razonamientos que había tomado antes por demostraciones [...] Pero, inmediatamente después, advertí que, mientras quería pensar de ese modo que todo es falso, era absolutamente necesario que yo, que lo pensaba, fuera alguna cosa. Y observando que esta verdad: pienso, luego soy, era tan firme y tan segura que todas las más extravagantes suposiciones de los escépticos no eran capaces de socavarla, juzgué que podía admitirla como el primer principio de la filosofía que buscaba”.

(René DESCARTES: Discurso del método; fragmentos, segunda y cuarta partes).

1.3 Aspecto epistemológico: la duda metódica.

El nuevo método cartesiano tiene como misión convertir a la filosofía en un camino racional hacia la verdad. Y, para ello, tiene que resolver el problema del principio del conocimiento y su certeza: en la filosofía antigua y medieval, el principio del conocimiento era el objeto, y la verdad consistía en la adecuación de las proposiciones (lo que decimos) a las cosas (lo que existe). A dicha adecuación, Aristóteles la llamaba correspondencia entre el lenguaje y la realidad. Por supuesto, la razón era el mecanismo adecuado para lograr esta correspondencia, pero eso no suponía excluir a los sentidos de la tarea del conocimiento verdadero pues los sentidos nos ponen en contacto con la realidad, si exceptuamos a Platón, quien dividía la realidad en dos partes (mundo sensible y mundo inteligible) que se correspondían a su vez con los dos géneros de conocimiento: opinión (conocimiento procedente de los sentidos) y episteme o ciencia (conocimiento procedente de la razón). Pero, con la aparición de la filosofía moderna, cuyo padre es Descartes, el principio del conocimiento deja de ser el objeto y pasa a ser el sujeto y el lugar en el que quedan los sentidos como criterios de conocimiento es de clara inferioridad y desprestigio. Tanto es así que el método cartesiano comienza expresando su desconfianza hacia los sentidos como instrumentos válidos para conocer. De ahí que la expresión del método cartesiano sea la duda: en sus famosas Meditaciones Metafísicas, Descartes escribe que podemos dudar de todo aquello que conozcamos a través de los sentidos, pues estos no distinguen entre el sueño y la vigilia; en cambio, decía Descartes, no puedo dudar de aquello que consiga conocer racionalmente, porque esto lo habré hallado de acuerdo a un método estrictamente racional. Y eso de lo que no puedo dudar es de que dudo, es decir, no puedo dudar de mi propio pensamiento. Puedo dudar del contenido de lo pensado, pero no así del pensamiento mismo; por eso, puedo afirmar tajantemente que “pienso, luego existo”. Como se observa fácilmente, es el sujeto el principio de todo conocimiento racional, pues es el pensamiento como tal y no lo pensado el punto de partida. El método cartesiano, que desde este momento se llamará “duda metódica”, es el esfuerzo por ofrecer autonomía al entendimiento frente a los sentidos y la imaginación. Es tarea del entendimiento hallar las verdades evidentes y primeras que van a servir de base para la construcción del conocimiento humano. En efecto, la duda metódica cartesiana pretende erigirse en modo de hallar la certeza y, dentro de ella, la certeza absoluta: el sujeto pensante. Dicho sujeto se convertirá, de inmediato, en el primer principio del conocimiento, en su criterio más cierto y fundamental. Esta verdad indubitable, a la que llamamos cogito, será el primer principio de la filosofía. Debido a que la finalidad de la duda es conducirnos hasta las primeras y fundamentales verdades de nuestro conocimiento, no podemos confundir la duda cartesiana con el escepticismo: Descartes no desea dudar de todo, sino sólo de aquello que

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no se presente de manera evidente como verdadero a mi entendimiento. Descartes nunca había de dudar de la razón y de su capacidad para hallar la verdad. LA FILOSOFÍA DE DESCARTES Fco. Javier Hernández / Sebastián Salgado

Tomado de :Revista de Filosofía. Duererías. Cuadernos de Filosofía. Fco. Javier Hernández / Sebastián Salgado. El racionalismo de Descartes. La preocupación por el método. 2010 – 2011.

Las consecuencias ontológicas del método cartesiano: afirmación de la primera verdad: “pienso, luego existo” La teoría cartesiana de las ideas y la idea de Sustancia El mecanicismo Actividades de comprensión APÉNDICES Diapositivas-resumen de la filosofía d