Consultar el horóscopo,

¿qué peligro encierra?

Dos historias. Dos hombres que alcanzaron las cumbres del éxito. Dos gobernantes. Cada uno marcó un hito en la historia de su país. Su paso por la vida revistió significación para la humanidad.

• El primero, Cayo Julio César. Nació en el año 100 a.C. Hijo de una de las familias aristocráticas de Roma. Fue perseguido por el dictador romano Sila. Desarrolló una brillante carrera militar, inicialmente en Asia Menor. Luego llegó al Senado. Tras muchos movimientos políticos, calculados como una jugada de ajedrez, llegó a ser emperador, pontífice máximo, dictador perpetuo y padre de la patria. Fue asesinado en el año 44 a.C.

¿Qué hay de sorprendente en su historia? Que pese a sus enormes capacidades como militar, no tomaba ninguna decisión sin consultar a sacerdotes cuya única función era estudiar los astros. Dependía del zodíaco como brújula para moverse. Parece sorprendente pero fue real, testimoniado por sus más cercanos colaboradores.

Igual el presidente norteamericano Franklin DelanoRoosevelt. Nació en Nueva York, en 1882 y murió en Georgia, en 1945. Toda una figura deslumbrante del universo de políticos brillantes en el vasto universo de celebridades en Norteamérica.

No se destacaba como alumno porque su afición estaba orientada a los negocios familiares y la gran afición que siempre demostró por los caballos. En 1905 se graduó como abogado y, cinco años después, ingresó en el mundo de la política.

A los 28 años fue elegido Senador. Un ataque de poliomielitis, en agosto de 1921, lo dejó paralizado de sus piernas por espacio de dos años. Luego quedaría postrado en una silla de ruedas.

Pese a las dificultades, escaló los peldaños a la cima del éxito, primero como Gobernador de Nueva York y el 8 de noviembre de 1932, como Presidente de los Estados Unidos con una sorprendente votación de 23 millones.

Oficializó aproximaciones con la Unión Soviética y dejó abierta la posibilidad

de establecer nexos con países de orientación comunista, tan satanizados por los estadounidenses.

¿Qué hay de sorprendente en éste prominente líder y estadista? Que muchas de sus decisiones las tomó bajo el influjo de los consejos que le daba la reconocida ocultista Johana Dixon. Consultaba los astros para decidir, lo que consideraba, sería lo mejor.

No es algo nuevo. Se estima que en todo el mundo se publican diariamente más de 50 mil columnas con el horóscopo y temas relacionados con la consulta del zodíaco y el tarot. Los franceses, por ejemplo, invierten el equivalente a mil millones de dólares anualmente en la consulta de quirománticos y brujos.

La práctica de consultar los astros es tan antigua como el tiempo. Nació en Babilonia baja, en el área que conocemos hoy como el Golfo Pérsico. Tales conocimientos llegaron a Egipto y también a extremo Oriente. Incluso, los eruditos coinciden en afirmar que en el momento en el que se produjo el diluvio universal, hace aproximadamente 6,000 años, era una costumbre extendida por muchos países.

Tanto en las cortes de Egipto como de Roma, los sacerdotes ocupaban posiciones de reconocimiento y ejercían influencia. Pero, ¿qué dice la Biblia acerca de estas consultas?

Una primera base con la que trabajaremos se fundamenta en el hecho de que los astros fueron creados para glorificar a Dios, no al ocultismo.

Cuando vamos a las Escrituras leemos acerca de esa escena maravillosa, al comienzo de todas las cosas: "Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno." (Génesis 1:14-18).

Observe cuidadosamente que ese momento único de la creación divina, tenía un propósito específico. En Su plan eterno no estaba el que tú y yo confiáramos más en la materia inerte, que no es autónoma, que en Él, único sustentador del universo.

Él es quien tiene el control sobre los astros. Las estrellas, los planetas y los satélites que gravitan en torno a ellos, no tienen vida propia. Dependen de Jehová Dios, tal como anota el autor sagrado: "El manda al sol, y no sale; Y sella las estrellas; El solo extendió los cielos, Y anda sobre las olas del mar; El hizo la Osa, el Orión y las Pléyades, Y los lugares secretos del sur; El hace cosas grandes e incomprensibles, Y maravillosas, sin número." (Job 9:7-10).

Tome nota de que este pasaje fue escrito por Job, cuyo libro se considera el más antiguo de la Biblia tal como la conocemos hoy.

Pese a esta realidad, tanto los adoradores del enemigo espiritual nuestro, el diablo, así como los charlatanes, viven de engañar a millones de incautos que desde siempre han poblado la tierra.

Recuerdo ahora la historia que leí sobre un estudiante de psicología de la Universidad de Sorbona, en París. Tenía dos problemas. El primero, tenía muchas deudas pendientes, y el segundo, estaba en hora de iniciar la tesis de grado.

Colocó un anuncio clasificado en un diario. Decía que, a cambio de 30 francos que le hicieran llegar, enviaría el horóscopo personalizado a su cliente. Le llovieron solicitudes. Para responder, escribió un texto con frases ambiguas que se aplicaban a toda persona.

Además de saldar sus cuentas, terminar la tesis y alcanzar reconocimiento de "conocedor de las ciencias ocultas", un mes después estaba recibiendo cartas de agradecimiento de quienes le habían hecho consultas. ¿Comprende la magnitud del engaño? Pese a ello, miles siguen cayendo en la red.

Dios es quien gobierna los cielos, no el hombre. Nada pueden enseñar los astros. Es una mentira de Satanás. En la Biblia leemos la Supremacía de nuestro Padre celestial: "Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio." (Isaías 40:26).

Es maravilloso saber que Él tiene cuidado y conocimiento de cada uno de los componentes de los cielos. Al fin y al cabo, es su constructor, como anota el profeta: "Buscad al que hace las Pléyades y el Orión, y vuelve las tinieblas en mañana, y hace oscurecer el día como noche; el que llama a las aguas del mar, y las derrama sobre la faz de la tierra; Jehová es su nombre;"(Amós 5:8).

Con base en estos textos Escriturales aprendemos que es Dios y nadie más que Él quien tiene el control. No obstante Satanás nos vende la idea, errónea por demás, de que él es quien enseña al hombre lo que ocurrirá mañana, con base en la posición de los planetas, de acuerdo con el esquema del zodíaco.

La astrología tiene afincadas sus raíces en el ocultismo. El término con el cual eran conocidos en el idioma Arameo es Guezár, que traduce "los que dividen los cielos", concepto al que alude en reiteradas ocasiones el libro de Daniel en los capítulos del 2 al 7. En roma eran conocidos como Augures, de donde proviene el concepto de Augurio.

Desde la antigüedad y, tal disposición no ha cambiado en absoluto, Dios prohibió tales prácticas, y advirtió a través de Moisés: "Cuando se hallare en medio de ti, en alguna de tus ciudades que Jehová tu Dios te da, hombre o mujer que haya hecho mal ante los ojos de Jehová tu Dios traspasando su pacto, que hubiere ido y servido a dioses ajenos, y se hubiere inclinado a ellos, ya sea al sol, o a la luna, o a todo el ejército del cielo, lo cual yo he prohibido; y te fuere dado aviso, y después que oyeres y hubieres indagado bien, la cosa pareciere de verdad cierta, que tal abominación ha sido hecha en Israel; entonces sacarás a tus puertas al hombre o a la mujer que hubiere hecho esta mala cosa, sea hombre o mujer, y los apedrearás, y así morirán."(Deuteronomio 17:2-5; 18:10-12).

Quien participa consultando el futuro a través de los astros, abre puertas a Satanás y se contamina. Es más, se puede afirmar sin temor a equívoco, que pueden quedar endemoniados.

¿Por qué hoy día hay cristianos que consultan el horóscopo? Porque se han dejado arrastrar por Satanás y sus engaños. No es algo que deba sorprendernos. El apóstol Pablo lo profetizó en su momento para nuestros días: "Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios" (1 Timoteo 4:1).

¿Qué peligro corre quien consulta el horóscopo?

La respuesta es sencilla. Además de ser atrapado por los artilugios del diablo, el peligro de contaminarse. Una vez que estás atrapado, difícilmente saldrás, a menos que busques a Jesucristo.

Si bien es cierto sentimos inquietud por el porvenir, no es en el zodíaco en el que debemos confiar sino en Dios, buscándole a Él y a su Palabra, como anota el autor sagrado: "Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones" (2 Pedro 1:19).

Es probable que hayas caído en la trampa. Deseas salir. Hazlo ahora mismo. No en tus fuerzas sino en las de Jesucristo, el Señor. Renuncia ahora mismo. Escapa por tu vida. Rompe esas cadenas por el poder del Hijo de Dios quien vertió su sangre para hacerte libre.

Quizá no hayas aprendido a desarrollar esa confianza en el poder divino. Porque no lo conoces. Hazlo ahora mismo. Con una sencilla oración. Basta decirle al amado Maestro: "Señor Jesucristo, reconozco que he pecado. Me arrepiento. Te doy gracias por morir en la cruz por mis pecados y darme una nueva oportunidad. Te abro las puertas de mi corazón. Haz de mí la persona que tú quieres que yo sea. Amén"

Si tomó esta decisión, l@ felicito. Es la mejor decisión que haya podido tomar jamás. Ahora tengo tres recomendaciones para usted. La primera, que hable cada día con Dios mediante la oración. La segunda, que aprenda en las Escrituras los principios que le llevarán a ser un triunfador en todas las circunstancias. Y la tercera, que se congregue en una iglesia cristiana. Pídale a Dios que lo oriente sobre la congregación hacia la cual debe dirigirse...

Puedo asegurarle que hoy ha comenzado una nueva existencia

para usted... Ánimo y siempre adelante, tomado de la mano del

Señor Jesús.

Dios le bendiga

Pedro Jorge Estévez Guerra