Contexto y Punto de Vista en El Abencerraje

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    Contexto ypunto de vista en elAbencerraje

    Antonio REY HAZASFlorencio SEViLLA ARROYO

    Universidad Autnoma de Madrid

    Habrselas conunaobra maestra siempre eslabor arduapara un estu-dioso de laliteratura, sobretodosies depequeas proporciones, gran cali-dad artstica yhanmediado ya, previamente, trabajos demrito sobrelamisma,comosucedeen este casocon los delprofesorjustamentehomena-

    jeadoaqu 2 entre otros. Con todo, el retosirve tambin deacicate; no sloamedrenta. sino queanima a indagarnuevosenfoques que, si esposible,iluminen este esplndido texto quinientista.

    Ciertamente, la construccin de la novelita se haestudiado , aunquepara ello slo sehan tenido en cuentatemas y motivos, sin considerar alunsonolastcnicas formales, sindarla importancia debida, segn creo, alaperspectiva delanarracin, que meparece fundamental. Elestudio encuestin,adems,se hacentradoexclusivamente enla versindel Inventa-node Villegas, la ms lograda de lasqucseconservan,sinduda,pero cuyamorfologaescoincidente, enlineasgenerales,con lainsertadaenlaDianade Montemayor, la ms difundida y leda, por lo que se hace necesariotenerlapresente.Mxime siobservamos quela estructurade ambostextosessustancialmente lamisma,conla excepcincasi nica del relato acercade la honra del marido defendidapor el amante, esto es,por Rodrigo deNarvez,intercalado nicamente en elInventario conla funcinobvia decontrarrestar laventaja que elmoro lleva alcristianoen el amor. Porque elhecho deque elintercambiofinal de regalosycortesasse expresemedian-

    ... apenas hayen nuestralengua novela cortaque lasupere, enpalabras deMarceli-noMENNDEZPELNU:Estudiossobreel teatro de LopedeVega (Madrid:CSIC, 1949), p. 213.

    2 FranciscoLPEZFsTn~&oA: ElAbencerrajey la hennosa Janfa: Cuatro textosysu estudio(Madrid: Publicacionesde laRABM, 1957);Sobreel cuentodelahonra delmaridodefendi-da por el amante, atribuido aRodrigo de Narvez, en RFE, 47 (1964), pp. 331-339; Tresnotas alAbencerraje>, enRHM, 31(1965), Pp. 265-273; El .4bencerraje (Novelay Romancero)(Madrid:Ctedra, 1983),

    Me refieroalestudio deJoaquin GIMENO CASALDUERO:ElAbencerrajeyla hermosaJari-fa:composicin y significado, en La creacin literaria de la EdadMedia ydel Renacimiento(Madrid:Porra Turanzas, 1977), Pp. 83-112.

    DICENDA. Cuadernos de FilologaHispnica, nY6-419-428. Edit. Univ.Comput. Madrid, 1987

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    tedos cartasen la versin deVillegas. y senarre en tercera persona en laDiana.no modifica nada sustancial, ya que en ambos casos a perspectivadominante esladelnarrador, puestoque presidetanto las dosepstolasdeuna,como lanarracin sin misivas dela otra. La prueba es que lacartafuncionalmente imprescindible, la queNarvez dirige al rey de Granadaparainterceder porlos dosenamorados,se mantiene enambas versiones.

    Por ello. creemos que, sianalizamos lostemasjunto ala tcnica, la evo-lucin delatrama allado delpunto de vista de la narracin, la estructurabsica del Abencerraje(en susdos principales realizaciones) aparece divi-dida en trespartesperfectamentemarcadas por los dosencuentrosentreelmoro y el cristiano, y por elcambio de perspectiva narrativa de acuerdocon el siguiente esquema ~:

    A. HISTORIA:

    1. Encuentro:

    perspectiva: tercera persona lugar: Mora y sus alrededores personajes: Rodrigo deNarvez funcin: representacin accion: en busca delhonor que da elcombate.

    perspectwa: tercera persona lugar: Mora y sus alrededores personaje nuevo:Abindarrez

    accin: lucha 1) el moro derrota acincocristianos2) Narvezderrota al moro

    B.PRE-HISTORIA: perspectiva: primera persona Autobiografa deAbindarrcz.

    C. HISTORIA:

    2. Encuentro:

    perspectiva: tercera persona lugar: Ajora-Coin-Alora personaje nuevo: Jarifa accin: libertad bajo palabra y plazo de tres

    das, reunin con Jarifa, boda secreta y

    regreso. perspectiva: tercera persona lugar: Mora personajes: unin deAbindarrez. Jarifa yNarvez accin: el cristiano los libera e intercede, por su

    perdn, agradecimientodel moro,corres-pondencia deNarvez.

    Reproducimos, modificndolo, un breve estudio de Antonio R~~ HAZAS: La novela

    pastoril, morisca y bizantina.enHistaa

    deja LiteraturaEspaola (Madrid: UNED,1976),1.

    pp. 85-86,

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    Esteesquema muestra la equilibradacomposicin dela novela,la ple-na correspondenciaentre construccin yvisindel mundo que plasma, yaque a un cambioimportante delatrama,a uncambio deaccin, tiempo ylugar (HISTORIA-PREHISTORIA-Ii-IISTORJA),corresponde otro parale-lo en elpunto de vistaque presideelrelato (3.a persona~l.apersona-3.~ per-sona). establecindose as un conjunto armnico y simtrico de obviascorrelaciones entrefondo y forma. Adems, las dospartesque denomina-mos HISTORIA estn resaltadas por losencuentros quetienen lugar a lolargode la novelaentre Abindarrez yRodrigo deNarvez,loscuales con-forman laverdadera clave constructiva y significativa de la obra. El des-arrollo morfolgico,porotra parte. es lineal y progresivo,pues se lleva aefecto mediante la gradualentrada en escena de los personajes principa-

    les: 1.~ Narvez, 2.0 Narvez y Abindarrez, 3 Abindarrez y Jarifa,4.0Narvez yAbindarrez y Jarifa.En tanto que construccin equilibrada yproporcionada, la estructura

    del Abencerraje se adeca perfectamente a la igualdad que se estableceentre los dos hroes de laobra,entre Nrvaez yAbindarrez. semejantesen virtud, liberalidad, esfuerzo, gentileza y lealtad ~. porloque ambosformaron y dibujaron todoelcuerno 6 del relato.La simetramorfolgi-ca corrobora asla inslita relacin deamistad yarmona que une a losdosprotagonistas del texto, apesar de ser enemigos. a pesarde estarracialy religiosamente enfrentados. Y es que la novela formula un verdadero

    imposible histrico, al convertir la guerra en un medio paralograrlaamistad, quees una de las manifestacionesde la paz .y hacerlo ademsentre seresdepueblos y creenciastradicionalmente enzarzados a Jagrea.stn que, increiblemente. la fe influya loms mnimo en sus conductas.capaces de estableceruna armona que implica ambas leyes,cristiana ymora, sin supeditar la una a la otra ~.

    Esta autnticajoyita literariapresenta a doscaballeros,unocristiano ymoro el otro, fielesambos a susrespectivos linajes,comunidades y credos.ajenos porcompleto a todo proselitismo,carentes deafn evangelizador.respetuososconla ley delcontrario .que se encuentranpor azar, luchan,

    uno es derrotado y apresado..., y sin embargo, en vez de su desgracia. loquese iniciaes el proceso que leconducehaciala felicidad.Porque? Porel meroejerciciode susvirtudes personales,porque son dos hroesejem-plares yarquetpicos.

    Deahque el amor, no obstante sugrandeza.sea slo unsubtemade la

    En palabras de la nota introductoria que el texto lleva en la versin de Villegas, ElAtenceo-aje. cd.Lpez Estrada.(Madrid: Ctedra, l983~),p. 103. Dc ahora en adelante siem-pre citarpor esta edicin,

    6 Ibid. p. 103.Ibid. p. 41.Ibid. p. 41,

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    novela, yaque su desarrollo noesautnomo, sino queest ligadoal temacentral de la virtus neoestoica y sussecuelas (generosidad, lealtad, honra-dez..). La funcin delamoresdestacar eltemaprincipal. Poreso, Abinda-rrez regresa a prisin en elmomento mismo en queacaba delograr sums querido anhelo, Jarifa,porque haba dadosu palabra de volver,estoes, por lealtad yhonestidad.Asimismo, enparalelo, RodrigodeNarvezescapaz deabandonar a una hermosa dama quese le ha rendido, segn elcuento del viejo,al enterarse de que su maridole honraba, anteponiendoas elhonordel cnyuge asupropio deseo. Enambos casos,paralelamentebienes ciertoque mucho ms en elmoroque en el cristianoel sacrifi-cio deamor sirvepararealzaranms lacalidad modlica,la virtud ejem-plar de los dos hroes.

    Pero no todo es igualdad entre el Abencerraje y el alcaide de Mora,pues una cierta gradacinjerrquicapreside sus relaciones, como mues-tran los dos encuentros quetienen lugarentreamboscaballeros. Por ellonos damos cuenta de que el personaje fundamental es Rodrigo de Nar-vez, yaque elcristianoes elmotorque impulsay haceposiblela felicidadfinal de losenamorados moroscon sumagnanimidad ygenerosidad. Gra-cias alaintervencinde Narvez, la obradesarrolla elparadjicosignifi-cadoquela define,conforme alcuallaPRISINes elmedio delograr laLIBERTAD y desolventarlos obstculosquese oponen al amor, o loquees lo mismo, de conseguir la FELICIDAD. En el primer encuentro, es

    decir,porobra delprimer apresamiento,Abindarrez sereunecon Jarifayconsuma al fin su pasin en secreto. El segundo encuentro, esto es, susegunda prisin,es laplataformapara queAbindarrez yJarifa logren elperdnpaterno yla armonadefinitiva, merced, unavez ms, ala interce-sin de Rodrigo deNarvez. En amboscasos, pues, elalcaidede Mora seconstituye en impulsor detodo elentramado de la accion.

    De este modo, ala igualdad bsica de los doshroes se une la grada-cin,que da la primacaal caballero cristiano; pues siambos tienen virtu-des similares (valor, caballerosidad, generosidad, honradez, lealtad, amis-tad...)Narvez toma lainiciativa queconduce a la apoteosisfinal.Bienes

    cierto que el mayor sacrificio lo hace elmoro al subordinar su inmensoamorporJarifa ala lealtad debida a suapresador;pero esta accin mod-lica es posterior, es correspondencia con la primera, no menos ejemplardel cristiano.

    Laestructura, entodocaso,corrobora tan sutiljerarquizacin deaccio-nes arquetpicas, puestoque la novela, escrita en su mayor parte desde latercerapersona, adopta siempre contalenfoquela perspectiva deRodrigodeNarvez,ademsde configurarlocomosuperioren armas y virtud. As,mientras elpunto de vista dominante enla narracin, la tercerapersona.se identifica con la ptica del caballero cristiano, en cambio no hace lopropiocon el guerreromoro, quiense sirve de laprimera personaautobio-grficapara relatar suvida. Aqu fin? Porqu el autor-narradorcede la

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    voz a Abindarrez nicamente para que cuente su vida? Porqu no lanana l mismo, al igual que hace con la deNarvez? En principiopareceevidente el deseo deque sea el Abencerraje quien asuma la responsabili-dad del enfoqueque el texto ofrecesobresu origen,nobleza ycualidades,alhacerlenarradorde su biografa. De estamanera,el autorse inhibe, yesAbindarrezquienafirma lasvirtudes excelsasde suaristocrtico linajedelosAbencerrajes. Es ms,elnarradorno slo no secompromete alrespec-to, sino que sepermite dudar acerca de lo expuesto por elmoro sobre sufamilia. dadala apasionada defensa que hace de ella:

    Rodrigo deNarvez. qucestaba mirando concunta pasin lecontaba su desdicha,le dijo:

    Porcierto, caballero, vuestro cuento esextrao, y la sinraznque a los Abencerrajesse hizo fue grande,porque no esdecreerque siendoellos tales cometiesen traicin.

    Escomo yo lo digodijo l t

    Elnarrador, aspues, nosecompromete con laautobiografiadel moro,a quien cedetoda laresponsabilidad sobrela misma,manteniendo siem-preuna ptica ajena, quese inhibe einclusoduda, desde ellado cristiano,desde el lado de Narvez.

    Sinembargo,cuandola novela prosiguetras el relatodel caballero gra-nadino, vuelve otra vez latercera persona a servir de cauce para elsuceso.y con ella se retoma el punto de vista del narrador, momentneamentecedido. Yentonces, curiosamente, siseidentifica conlos hechosdel moro.sasume sus noblesacciones. Por qu? Porque ahora taleshechos gran-diosos.como el sacrificio de su insuperable amor, son correspondencia alaactitud previa ypor ello msmagnfica del cristiano.Es decir, que asu-me la responsabilidad de glorificar al moro slo cuando tal encumbra-miento implicaotromayor paraNarvez;cuando lasaccionesejemplaresdclAbencerraje sondependientesde las delcristiano.Ytodoa fin, creo, deque laperspectiva quede bien clara,puestoque quien acta con indepen-denciaylibertadcompletas,generosidad totalygrandezasumaesRodrigo

    deNarvez.Ahorabien, por ques necesario realzar la perspectivadel relato? Porqu eljuego depticasdiferentes? Porqu larelacin deigualdadbsicay, simultneamente, desubordinacin? Debemos responder a estas cues-tiones. yms porque,significativamente, la distincin religiosa y racialnocondicionaen absolutoestos hechos. Portanto, sino hay problemas deleyo de casta, elenfoque del relato no responde a planteamiento alguno detipo casticista o nacionalista. A qu,entonces? Paracontestar aesta pre-

    Asieneltexto del Inventario.cd. ci., p. 115. Perono hay tal duda en la versinde la Dia-

    na. Cfr.JorgedeMONTEMAYORJ Los

    siete libras de la Diana. cd. LpezEstrada (Madrid: Espa-sa-Calpe. 1970),p. 209.

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    gunta se hace imprescindibleanalizar el contexto delaobra y suposiblerecepcin.

    Hay unsentido universal eintemporal en la novela,accesible sinexce-sivas dificultades a cualquier lector, desde el siglo XVI hasta elsiglo XX,cifrado en suoptimismo utpico e idealista, ensu confianza absoluta en losvalores del hombre individualmente considerado. Por encima decualquiercircunstancia adversa,aunqueseancontrariaslas fuerzas de lamisma for-tuna ~, en contra incluso de la guerra abierta entre seres de diferentesrazas, credos o nacionalidades.el serhumanopuedeimponersus propiasvirtudes, vencer el msenconadocondicionamiento social ocultural, su-perarel ms abrupto escollo, transformando,con sus solos medios, lo ne-gro en blanco, loenemigo en amigable. De ahla paradjica trama dc la

    novelita,por virtud dc la cual, la GUERRA produce amistad y PAZ, laPRISIN es elmejor caminohacialaLIBERTAD, la DESGRACIA crealaFELICIDAD suma... Ytodoello sinque intervengan elementosajenos ala propia individualidad dcl hombre, sin que ni la divinidad, ni elestado.ni la sociedad, ni laraza, ni lascostumbresseinterpongan. El hombre so-lo,con sus propiascualidades, sebasta yse sobra parasolucionar losmsarduosconflictos, para llevar a buen trmino las mstenebrosas adversi-dades.

    Tal es la leccin universal del Ahencerraje, tal su ejemplaridad. Claroque, en el XVI.tan arquetpicos serestenan que ser, obligadamente, no-

    bleso caballeros. Claro que, dadas sus fechas deescritura y publicacin.puedenvislumbrarse las bases filosficas deidealismo neoplatnicoquesubyacen a tan paradigmticos comportamientos. Y,por supuesto, desdelacultura de supropia poca,en suma,resultaobvia lacalidad totalmenterenacentista de la novela, queporsuconfianza plenaen losvalores espiri-tualesdel serhumano, porsu defensadel individualismo,por suverdaderaprofesin de fe en el hombre, alque vecapaz siempre desolventar cual-quiercircunstancia adversa,es una de las msrotundas afirmaciones es-paolas del Renacimiento, quiz la msexplcita apologa de losvaloreshumanistasde la literatura delquinientos.

    Tal significado. aunque plenamente inserto en el saber de su poca.chocaen cambiofrontalmentecon lasestructuras sociales,polticas y reli-giosasdc lamisma ~. como esobvio; chocacon el entramado de un estadomoderno y absolutista que, bajo la tutela de Felipe II, impone no ya losvaloresnacionales, contrariosal individualismo, sino incluso los suprana-

    1~> Aunque notengo espacio ni tiempo para comentar esle hecho. me parece lndameo-

    tal, pues incluso contra loscasos de la fortuna (mi fortuna me fue adversa, dice Abinda-

    rrez.p. 112). se iniponeel propio valer del botnbre (:puede msmivirtudque lu tuin brluna.dice Rodrigo deNarvez. p. 122).

    CrClaudjo (jit. ..N:o Inri ividuo y ejemplaridad enel Abenccrrajew enColleciedSta-dais

    Pi flonaur ofAmrico Carero \ SOth Year

    (Oxford: Lincombe Lorige Researeh Libran.1965), p. 178.

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    cionales.por obra de un imperialismo que seampara en la todopoderosarazn deestadoy, desde luego, en la Iglesia. su granaliada. asimismo pro-clive aforzarlaexistencia deuna sola ley, deuna solafe. lacatlica,porencima de todo, en contra de todo I2~ As, el Abencerraje, que se difundehacia 1560-1565 ~ adquiere un sentido contextual de evidente disconfor-mdadcon el sistema imperante, frutoprobable deuna minoraintelectualajena al poder que no encontr otros cauces de expresinque los mera-mente literarios.

    Y en este punto podemos empezar a entender, segn creo, la relacinexistente entrecontexto histrico yperspectivismo novelesco.Dado que lamagna leccin detolerancia religiosa que ofrecela narracin bienpuedereferirse. no ya a losmoros,vencidos sesenta osetenta aos antes, sino a

    losmoriscos (yjudiosconversos) abundantes ymarginados en la Espaadelrey Prudente, precisamente poreso, y a pesar delrespetoa las diferen-ciaspropugnado,debequedarms que claro,ntidopara cualquier lectorque, entodocaso, el punto de vistadominanteescristiano,yaque son cris-tianos losque puedendar felizsolucinal conflicto con losmoriscos en lavida real espaola de hacia 1560-1565. como en laobra literaria hace elcristianoRodrigo de Narvezcon el moro Abindarrez.

    Las dosversiones ms autorizadas de la novela, lasdel Inventario y laDiana, posiblemente fueran obra de conversos, si hemos de creer a M.Hataillony ClaudioGuilln, quehanencontrado rasgos denuevacristian-

    dad en Villegas y Montemayor ~

    Si esto es as, parece aceptable pensarque el mensaje de la esplndida novelita, su exaltacin de una actitudmoralanms generosa que latolerancia,ya que noconsistia enperdonardiferencias sinoen superarlas o trascenderas,hallara muchas simpatasen laclase de los cristianos nuevos 15

    Sin embargo aunque muybienpodranextrapolarsasuntos moris-cos a losjudos conversos.dadalasimilitud de suproblemareligiosoycas-ticista lanovelatrataasuntos que incluyenslo acristianos ymoros,porlocual creo que el sentidocontextual se refiere fundamentalmente (aun-que no en exclusiva, quiz) a los moriscos, minora que precisamente porlas fechas enque se difunde clAbencerraje se halla sometida a presionesmuypoderosas. puesel modus vi vendestablecidotras los acontecimientos

    ~ (Ir. George SI-ttPLry:La obra literariacomomonumento histrico: el casodel Aben-cerro/ca,en ,Jkurnal ofHispanw Pbilologv. 2 (1978). pp. 103-120.

    En 1561sepublicanlostetosque LpezEstradahadenominadoCbrnicay Cornica.entre este ao y el siguiente la versin intercalada en la Diana. segn hagamos casode lalcha que figura en la portada o en el colofn, y en 1565 El Inventario deVillegas. aunquepuedeque estttviera escrito desde 1551.

    ~ (ir. Marcel BNIAttioN: Melaneolia renacentista o melancoliajudia%. en Varia lec-cin dc clsicos espaoles (Nl adrid: Uralos. 1964).PP .3954: yClaudio Guilln:Individuo.,,.Pp. 192-194.

    ~ ClaudioGuILLN: Individuo.... p. 182.

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    de 1525-1526 permaneca en estado precario, y el equilibrio difcilmentemantenidodurante treinta aosse rompien los aos de 1555-1568 16 yenconcreto desde 1555, poco ms omenos, es decir, desde lallegada alpoder de Felipe II, ninguna transaccin era ya posible con los disiden-tes 17 Coincidiendo con los aos de publicacin de la novela, pues, lasituacindelos moriscosespaoles.sobretodode losgranadinos, sehabahecho insostenible. Los Mondjar, Capitanes Generales de Granada, susvaledores seculares, y concretamente elconde deTendilla,queaccedi alcargo en 1543. sevio acosadoporsus enemigos,tanto enAndaluca comoen la Corte ~.ya que, por un lado elcardenal Espinosa,presidente delConsejo de Castilla, radicalmente opuesto a la heterodoxia religiosaqueTendilla permita en sus feudos alpujarreos; por otro. Pedro de Deza.

    hombre deconfianzadelcardenal ydefensoradems de laautoridad de laChancillera granadina frente a la delCapitn General,eincluso el propioFelipe II. temeroso de la alianza de losmoriscosespaoles conlosturcos;todos ellos, poderosos enemigos, se pusieron en contra de la tradicionalposturade losMondjar. siempretolerantescon las costumbres, hbitosycreencias de losmoriscos de laAlpujarra. Laintoleranciasefue acentuan-do peligrosamente, aumentaron las expoliaciones, La Inquisicin agravsu represin religiosa. se prohibieron atuendos, ritos,costumbres, lengua.credo... Y,por si no fuera poco, el aumento de impuestos sobre la seda.principal medio econmico de los moriscos, as como la prohibicin dc

    exportara contribuyeron decisivamente a oscureceran ms el sombropanorama. Ante tales ytantas presiones, los seguidores deAben Humeyase sublevaron el 24 dediciembre de 1568.

    El Abencerraje no pareceajeno a esta cuestin, puessedifundi a par-tir de 1561.estoes. enel momento justo enque seestabaagravandodesme-didamente (asituacin de los moriscos, cuando eldebate entre Tendilla ysus adversarios segua plantendose en trminosexplcitos tolerancia/in-tolerancia. Al final, ya se sabe,ganaron losortodoxos inflexibles, pero lanarracinbien pudo tenerla intencinimplcita deinterveniren tal pol-mica, acausa de su ejemplar leccin detolerancia religiosa entre un crIs-

    tiano y un moro,fcilmente aplicable a la realidadinmediata. Sobre todos pensamos que el respeto a las diferencias, literariamente propugnadoahora, haba servido para mantener en paz a la comunidad islmica du-rantemuchos aos, y que su ruptura acarreara la guerra. Serademasiadongenuoentendertantas y tan significativascoincidenciascomo productode la mera casualidad. Yms porque el Inventario deVillegas vadedicado

    Anlon jo DOM N( tui Opity Berna id VN(I:Nt Historiade/os moriscos. Vid, ,. tragediade una minora (Nlad rid: Bib1 oleca de la Revista ce Occidente. 19792). p. 28.

    U bici p~ 30.

    ~ i. FI. Et.t .ttrt: I.a LQ

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    aFelipeII.sinque hayarelacinalguna, quese sepa,entreelmonarca y elcreador delams acreditadaversin dela novelita. Estara elautor ape-

    lando as a la transigencia del soberano?Una lectura en tal sentidose veracorroborada por elhecho deque el

    texto de la Cornicase dirigi a Jernimo Jimnez deEmbn.noble arago-nesemparentadoal parecer conjudiosconversos,defensor delosmoriscosporrazoneseconmicas,y ligado aun grupo dearistcratasconterrneospartidariodemantener loshbitos ycreencias delos moriscosaragoneseslejos de la intervencin del Santo Oficio t9

    Esta excelente novela corta, endefinitiva,con susentidosuperador delasms acentuadas diferencias,con su confianzarenacentista en la capa-cidaddel hombre para convivir en paz y trascenderdistingos de ley o de

    casta, sin forzaren ningncasocambios dc fe.publicadaentre 1561 y 1565,segnsusdistintas versiones, alumbradas todas ellas al calor dela polmi-ca,cuando lastensiones entre moriscos ycristianos seestabanagudizandoms,intent difundiruna obvialeccin detransigencia entre sus lectoresquinientistas.Como estoseranen sumayorparte cristianosviejos, y a ellossediriga.resalt constructivamente el punto de vistacristianodel relato, eldeRodrigodeNarvez.paraque no seconfundiera enningncaso latole-rancia propugnada con la igualdad total, para que se pudieran captarmejorlosmaticesque otorgabansuperioridad indiscutible alcristiano, sinrebajar por elloal Abencerraje.Fra necesarioque as fuese, a fin de que.

    por un lado,nosuscitara dudaalguna el bandoal que perteneca el narra-dor, yporque, de otro, eran nicamente cristianos losque podantomar laIniciativa, mediante acciones tan cabales y comprensivas como las delalcaide de Abra, puesto que eran ellos los nicos que tenan el poderpoltico parahacerlo;eranellos, losvendedores seculares. quienes podanser generosos y magnnimos con los vencidos, para que los oprimidosmoriscos pudieran corresponder,a suvez, conacciones del mismo talantenoble,paraque reconocieranascongratitud,comohace el caballero gra-nadino en la postrer carta que enva a Narvez, que: las buenas obras.prisones son de losnobles corazones 20

    No fue as, y tal vez despus de la sublevacin de Las Alpujarras loslectoresespaolesentendieran demanera muydiferente la figura deAbin-darrez. porque un caballero mor-o niltico y desmesuradamente encuin-brado poda parecerlesentoncesprovocador, ya quepara la mayora cris-tiana.tras la cruenta guerra habida conlosmoriscos, sera un enemigo. yesoprobablemente acab por influirnegativamenteen ladefinitiva expul-

    ~ Citi. L Pu. EsiRA! ).A1 El Abc,,ccrrc4c (Noe/a y ro~na;tero). pp. 4849: y MI SoledaclUARR AS UR( (>111: El problema morisco en .4ragn a co;~icn:os dcl reinado dc Klipro(Madrid: Crecas. 1972).Pp 1 i- 1 8

    20 lCd civ p. 136.

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    sin de esta minora marginada entre 1609 y 1614 21,Aos antes, sin em-bargo.cuandosepublic, laintencinimplcita delAbencerraje, sino ando

    errado.babia sido la de ofrecerlos medios paraqueesa contienda no lle-gara a producirse.

    21 Slo en este sentido aceptarla la interpretacin de Claudio Guilln: Individuo...p- 191.