Corduneanu Jóvenes

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    Revista Mexicana de Opinin Pblica, enero - junio 2012, ISSN 1870-7300, pp. 77-95 77

    Jvenes, un lujo de clase?Juventud y actitudes polticas hacia el 2012

    Victoria Isabela Corduneanu1

    Resumen

    El presente artculo aborda el problema de la participacin poltica de los jvenes mexicanostomando en cuenta diversas variables (como la confianza en las instituciones y la eficacia pol-tica); tambin, algunas conclusiones de estudios internacionales sobre el tema de la juventud yla poltica, como el efecto generacional o de ciclo vital sobre la participacin poltica. La ltimaparte del artculo presenta un anlisis de una encuesta en vivienda aplicada en agosto de 2011.

    Palabras clave

    Jvenes, actitudes polticas, participacin poltica, juventud, apata, eficacia poltica, confianza

    en las instituciones.

    Abstract

    The topic of the present paper is Mexican youths political participation, taking into accountseveral explicative variables, such as trust in political institutions, political efficacy, social capital,as well as international studies on youth and politics that treat the concepts of cohort effect orlife cycle effect. The last part of the article presents a quantitative analysis of a survey realizedin July of 2011.Keywords

    Youth, political attitudes, political participation, Young people, apathy/disenchantment, political

    efficacy, trust in political institutions.

    Introduccin

    Algunas de las preguntas a las cuales este estudio va a contestar, son: cules son las actitudespolticas de los jvenes mexicanos en las vsperas del ao electoral de 2012?; son los jvenesun actor, sea poltico o ciudadano, a tomar en cuenta en este periodo electoral? Pensando en losmovimientos sociales y la eficacia poltica, qu tan innovadora o qu tan tradicional es nuestrajuventud? Son los jvenes un potencial actor que se pueda movilizar en la escena social, o sonms bien respetuosos de las instituciones tradicionales de la democracia?

    El artculo presenta primero, un estado del arte de los estudios sobre juventud, jvenes ysujetos juveniles, con el objetivo de poder contextualizar y conceptualizar mejor a nuestrossujetos de estudio, ms all de un estrecho criterio etario. En una segunda parte, se discutenlos principales conceptos tericos que se van a utilizar para el anlisis y la interpretacin de losresultados de la investigacin emprica, as como actitudes polticas, confianza en las institucio-nes y eficacia poltica (externa e interna). En una tercera parte, se explica la metodologa delestudio emprico (encuesta en vivienda) y se presenta el anlisis cuantitativo de los resultados,

    1 Victoria Isabela Corduneanu: doctora en Historia y Civilizacin por el Instituto Universitario Europeo, de Florencia, Italia;profesora-investigadora de la Universidad Autnoma de la Ciudad de Mxico. [email protected]

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    en relacin con los principales conceptos tericos. En la cuarta parte, se presentan las conclusio-nes sobre las actitudes polticas de la juventud mexicana, as como posibles lneas para futurasinvestigaciones.

    1. De juventud, jvenes, sujetos juveniles: la complejidad conceptual y elreto transdisciplinario

    Una pregunta que puede parecer ingenua hoy en da es: desde cundo hablamos de jvenes?Un repaso histrico nos advierte que es una categora sociocultural bastante reciente (se debeespecificar que no estamos analizando aqu los criterios biolgicos o biologistas, que de una uotra manera se adaptan o se quieren adelantar a los criterios socioculturales).

    Los juvenlogos estn de acuerdo en que los jvenes (como nueva etapa de vida, entre lainfancia y la adultez) son el producto de la sociedad moderna y del capitalismo; sobre todo, al es-tablecerse la educacin obligatoria, se marca por primera vez una condicin intermedia entre lainfancia y el ser adulto. Tambin se tiene que tomar en cuenta el estado del bienestar (el Welfarestate) que surge despus de la segunda guerra mundial. No se puede decir que antes no habajvenes: slo que esta etapa de transicin entre niez y adultez era muy corta y los jvenestenan prisa en adultizarse, por decirlo de alguna manera, sobre todo a travs de la condicinde padres. Los nios se insertaban en la vida laboral muy temprano, desde los 8 o 10 aos deedad, hasta que el sistema educativo les impuso una nueva etapa en sus vidas. No se tiene quesubestimar tampoco el factor demogrfico: con la prolongacin de la esperanza de vida, tam-bin es posible que surja esta etapa intermedia entre infancia y adultez. Un dato relevante esque la expectativa de vida en 1910 era de 29.5 aos, lo que hoy IMJUVEe INEGI,consideran como

    el lmite etario superior para los jvenes.2

    Conceptualmente es necesario hacer primero una diferenciacin entre la juventud, comouna categora sociocultural, y los jvenes. De acuerdo a Sergio Balardini, jvenes hubo siem-pre, pero juventud no () la juventud como tal (no los jvenes) es un producto histrico re-sultado de relaciones sociales, relaciones de poder, relaciones de produccin que generan estenuevo actor social () es un producto histrico que deviene de las revoluciones burguesas ydel nacimiento y desarrollo del capitalismo.3Como categora social, la juventud es una cons-truccin sociohistrica que cambia de significados de acuerdo a la poca y el contexto cultural;se modifican los procesos, los rituales. Por tanto, adems de las dimensiones biolgica y social,se deben tomar en cuenta lo contextual y lo simblico: as, pues, es necesario entender a los

    jvenes de acuerdo a sus condiciones socioeconmicas, de acceso a oportunidades educativas,de empleo,culturales y de entretenimiento.4

    2 Jos Antonio Prez Islas y Maritza Urteaga Castro-Pozo (coordinadores), Historias de los jvenes en Mxico. Su presenciaen el siglo XX,Instituto Mexicano de la Juventud, Mxico, 2004,passim.

    3 Sergio Balardini, De los jvenes, la juventud y las polticas de la juventud, en Ultima Dcada, nm. 13, Centro de Inves-tigacin y Difusin Poblacional de Achupallas, Chile, septiembre 2000, p. 11.

    4 Enrique Cuna Prez, Ciudadana social y juventud en Mxico: crisis, exclusin y desinters del gobierno de Felipe Cal-dern, 2006-2012, Ponencia para el Congreso 2010de la Asociacin d e Estudios Latinoamericanos, Toronto, Canad,del 6 a 9 de octubre del 2010. Disponible en lnea: http://lasa.international.pitt.edu/members/congress-papers/lasa2010/files/3794.pdf. Consultado 20 de julio 2012

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    De acuerdo con Rossana Reguillo,5se pueden identificar tres momentos fundacionales enla emergencia del joven en Mxico, durante la segunda mitad del siglo pasado: la emergenciadel actor poltico juvenil en su categora estudiantil con el movimiento del 68; la emergenciadel joven popular urbano a travs de las bandas juveniles, desde los aos sesenta hasta los

    ochenta y la emergencia de las culturas juveniles que se inscriben en la globalizacin culturalde los aos noventa. Actualmente, se considera que la juventud es una construccin social deuna fase particular en el ciclo de vida, que cambia de forma, de contenido a travs del tiempoy del espacio () una concepcin sociocultural de la juventud como construccin relacionalentre los actores juveniles y los agentes de sus entornos sociales inmediatos (adultos, ancianos,jvenes y nios) y los entornos ms lejanos pero presentes. 6

    La misma autora afirma que tambin es importante considerar que la juventud, como varia-ble del anlisis social, no se puede separar de otras variables, como la clase, la etnia y el gnero,que le dan heterogeneidad al interior. Si bien una primera separacin conceptual se debe hacerentre juventud (como concepto, como variable) y jvenes, una segunda precisin tericaversa sobre la diversidad interna del concepto de juventud. La propuesta terica consiste msbien en hablar de juventudes, tomando en cuenta la multiplicidad de esta categora cruzadacon gnero, clase, etnia, entre otros.

    Es importante subrayar el proceso histrico que nos lleva desde la juventud, como un grangrupo social, encaminado a la revolucin y al movimiento social en una sociedad de metanarra-tivas de la justicia social, como en los aos sesenta, a juventudes en la sociedad de los aosnoventa. Este proceso se debe a la perdida de la metanarrativa social, al posmodernismo, alnarcicismo social, a la individualizacin de las sociedades; hoy podemos hablar de un multicul-turalismo juvenil.7

    Es este un multiculturalismo que se empieza a formar desde los aos setenta, con las ml-tiples culturas juveniles, estudiadas por las ciencias sociales tanto en Europa (Inglaterra) comoen Amrica Latina. Por lo tanto, se considera el estudio del sujeto joven desde la perspectivacultural, pero con una consecuencia importante: se deja fuera a los que no son parte de estasculturas. Se analiza a losjipitecas, darketos,punks, etctera, pero hacen faltan, hasta la actuali-dad, estudios sobre los jvenes de las clases media y alta que s eligen integrarse en la sociedad,que s logran caminar la avenida de la educacin y que se integran al mundo laboral, y hacefalta que se consideren dos de los criterios que se utilizan, desde una perspectiva sociocultural,cuando de definir al sujeto joven se trata.

    Otro tema de debate en los estudios sobre la juventud y a la vez una limitante metodolgi-

    ca es el problema de la edad: entre qu aos se es joven? La literatura actual maneja variosrangos: de 12 a 29 aos; de 15 a 29, aos o hasta los 35 aos en algunos estudios europeos. Sibien la pregunta es vlida, sobre todo para realizar estudios cuantitativos donde la variable setiene que delimitar, la respuesta es, segn Prez Islas:8la conjuncin entre la edad biolgica y

    5 Rossana Reguillo, Presentacin, en Rossana Reguillo, (coordinadora), Los jvenes en Mxico, Fondo de Cultura Econ-mica, CONACULTA, Mxico, 2010, pp. 9-10.

    6 Maritza Urteaga, Gnero, clase y etnia. Los modos de ser joven, Rossana en Reguillo (coordinadora), Los Jvenes enMxico, Fondo de Cultura Econmica, CONACULTA,Mxico, 2010, p. 18.

    7 Sergio Balardini, op. cit, p. 15.

    8 Jos Antonio Prez Islas, Las transformaciones en las edades sociales. Escuela y mercados de trabajo, en Rossana,

    Reguillo, (coordinadora), Los jvenes en Mxico, Fondo de Cultura Econmica, CONACULTA,Mxico, 2010, p. 53.

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    la edad social. En otras palabras, se deben de tomar en cuenta las coordenadas socioculturalesque demarcan los territorios de transicin del sujeto joven hacia la adultez, para poder analizary determinar la localizacin de un sujeto en la etapa de juventud o de adultez. Esto es, laedad no es el nico criterio a tomar en cuenta; lo ms importante, segn el mismo autor, son

    las cinco transiciones que marcan la etapa entre la adolescencia y la adultez y que, asimismo,se incorporan en el dinamismo del ser joven. Dos vinculados con el espacio pblico: terminarestudios e incorporarse al primer trabajo, y tres con el espacio privado-familiar: dejar la casapaterna/materna, tener una pareja estable y concebir el primer hijo.9

    Sin embargo, estos criterios son severamente cuestionados por la dinmica social y econmi-ca actual, no slo en Amrica Latina sino tambin en Europa. Sergio Balardini menciona algunosde los criterios que, a pesar de que han estado vigentes desde 1960 hasta los ochenta, han idocambiando paulatinamente a partir de los noventa, lo cual ha modificado tambin la discusinepistemolgica sobre la(s) juventud(es). En primer lugar, la moratoria de responsabilidades so-ciales, vigente en las dcadas de los sesenta y setenta, ya no es vigente hoy, en un contexto en elcual, por ejemplo, el acceso a la educacin o al trabajo es mucho ms difcil e implica decisionesque deben tomar los propios jvenes. En segundo, las transiciones que definan la condicin dejoven, como dejar a la familia primaria para conformar la propia, saltar del sistema educativoal mundo del trabajo, de la dependencia a la autonoma, de la socializacin primaria (familia yamigos) a la participacin en instituciones sociales y polticas tradicionales, hoy en da son desa-fiadas. En muchos casos, los caminos son circulares (se sale de la casa paterna, pero tambin seregresa; se inserta en el mundo laboral, pero a travs de relaciones informales, en la economafamiliar o se regresa al mundo educativo para especializarse) o las transiciones parciales, comoen el caso de la dependencia/autonoma o la participacin social y poltica, especialmente esta

    ltima, que es un tema de investigacin en s. Segn Balardini, los jvenes de hoy se agrupan demanera informal, fuera de las instituciones tradicionales, y lo hacen para una gestin concretay no para una representacin de intereses, como los jvenes de los aos sesenta y setenta.10Prez Islas seala dos nuevas condiciones posibles o redefiniciones en la condicin juvenil, aprincipio del siglo XXI, que impacta en las definiciones de clases de edades (entendidas como lacombinacin de la edad biolgica con la edad social): la primera condicin son los jvenes per-manentes, que no logran transiciones como la insercin en el mercado laboral, no cuentan conun hogar propio, o no han logrado la autonoma de los padres; la segunda, la juventud truncadapor un contexto de riesgo, como la violencia, el narcotrfico, o condiciones laborales precarias.11Son dos condiciones a tomar en cuenta en el Mxico de principios de la segunda dcada del

    siglo XXI, cuando los ninis son tema de noticias o de propuestas socio-polticas, y cuando secriminaliza a los jvenes como partcipes de la violencia desatada por el narcotrfico.

    Otros elementos importantes en la definicin del estrato juvenil, adems de la demografa, laeducacin y el mercado de trabajo (que son factores presentes desde la mitad del siglo pasado),han sido los medios de comunicacin y la industria del consumo en general, que han delimitadoel nicho de lo joven y disean productos especficamente para los actores juveniles. Llegamos as

    9 Jos Antonio Prez Islas, op. cit; p. 57.

    10 Sergio Balardini, ibd, p. 20.

    11 Jos Antonio Prez Islas, op. cit., p. 83.

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    a otro factor importante en la delimitacin de la juventud: el consumo cultural y la interaccincon los medios masivos de comunicacin.12En los ltimos aos, se aade un nuevo elemento: latecnologa. Los medios (que desarrollan representaciones sociales de lo juvenil, que proponenproductos para los jvenes, que desarrollan historias para la juventud) y las nuevas tecnologas

    de comunicacin introducen en la ecuacin nuevos parmetros para delimitar y definir la perte-nencia de los sujetos a la categora sociocultural de juventud.

    2. Jvenes y participacin poltica

    Un lugar comn del discurso pblico pero tambin de algunos estudios sobre los jvenes es laapata de stos en cuanto a la participacin en las cosas pblicas. El discurso poltico se que-ja de la ausencia de los jvenes en las instituciones tradicionales de participacin democrtica,de su desinters hacia el espacio pblico poltico, de su abstencionismo electoral. Otros discur-sos los estigmatizan como sujetos pasivos, ninis, que rechazan la integracin en la sociedad.Es a partir de estas lneas discursivas que abundan en los medios, que hemos decidido indagarun poco ms en las percepciones de los jvenes hacia el mundo poltico.

    Para empezar, tenemos que precisar el significado de tres conceptos importantes: eficaciapoltica, confianza poltica y legitimidad; los tres nos llevan a definir el concepto de participa-cin poltica.

    Por eficacia polticase entiende el desempeo real, en la medida en que el sistema satisfa-ce las necesidades bsicas del Gobierno, tal como la gran mayora de la poblacin y los grupospoderosos contenidos en ella () las encaran.13Por tanto, la eficacia polticatiene un carcterinstrumental y objetivo: el rgimen funciona y tambin sus instituciones. La literatura distingue

    entre dos tipos de eficacia poltica: la eficacia poltica externa y la eficacia poltica interna. Poreficacia poltica externa, se entiende, la percepcin de los ciudadanos de que las instituciones dela democracia representativa toman en cuenta sus intereses y los representan; es el sentir de laciudadana que es representada por estas instituciones, como los partidos polticos, la presiden-cia, o los diputados y los senadores. Por eficacia poltica interna, se entiende, la percepcin delos ciudadanos de poder influir o incidir en las tomas de decisiones de las mismas institucionesde la democracia representativa.

    De acuerdo a Lipset14la legitimidadde nuevo implica la capacidad del sistema para engen-drar y mantener la creencia de que las instituciones polticas vigentes son las ms apropiadaspara la sociedad. As, la legitimidad tiene un carcter evaluador, un juicio subjetivo que incluye

    los valores de los grupos y del sistema poltico. La estabilidad de la democracia depende de laeficacia y de la legitimidad de su sistema poltico.

    Sin embargo, los estudios empricos han introducido un tercer concepto, el de confianzapolticaque est vinculado con la legitimidad. Es importante precisar que esta confianza po-

    12 Jos Antonio Prez Islas, ibd, p. 74.

    13 Lipset, 1967, citado en Mauro Pereira Porto, La crisis de confianza en la poltica y sus instituciones: los medios y la legi-timidad de la democracia en Brasil, enAmrica Latina Hoy,agosto, vol 25, Universidad de Salamanca, 2000, p. 24.

    14 Lipset, 1967, citado en M. Pereira Porto, op. cit, p. 24.

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    lticase refiere al gobierno, mientras que la legitimidadse relaciona con el sistema poltico en

    general.15

    El concepto de confianza ha sido objeto de varios estudios, desde los cuales se ha evaluadoqu factores influyen en su presencia (desagregndola como confianza en el gobierno, en las

    instituciones, etctera). Se ha encontrado que algunos de estos factores son las evaluacionessobre el desempeo econmico; los factores socio-culturales, como las percepciones sobre elcrecimiento del crimen; las evaluaciones de los ciudadanos sobre el desempeo del presidentey de las instituciones polticas, los escndalos polticos y el enfoque o tratamiento informativootorgado por los medios a la corrupcin poltica.16Adems, la confianza poltica ha sido una delas principales variables que se ha utilizado para explicar la participacin electoral, aunque losestudios han encontrado resultados contradictorios, si la confianza poltica se correlaciona demanera positiva con la participacin electoral, se ha encontrado tambin que sta se correla-ciona de manera positiva con la participacin poltica convencional (que incluye la participacin

    electoral).

    17

    Otro concepto importante es laparticipacin poltica, que se entiende como la relacin en-tre gobierno y gobernados/ciudadanos que hace posible la construccin y el funcionamiento dela democracia.18La forma ms directa y recurrente es la participacin poltica electoral medianteel voto. Otras formas son el inters en la poltica, la participacin en debates sobre asuntospolticos en mbitos informales (amigos, familia), formales, o la participacin en organizacionestradicionales o no tradicionales (partidos polticos, asociaciones).

    Por participacin poltica se entiende tradicionalmente, la manera en la cual, los ciudadanospueden influir en las decisiones polticas, siendo el voto la ms directa; adems se encuentra laparticipacin indirecta, como la implicacin en campaas polticas, participacin en organizacio-

    nes formales de tipo weberiano(reguladas, jerrquicas, burocrticas), como las iglesias vincula-das con los partidos cristiano-democrticos, los sindicatos, las cooperativas, las organizacionesvoluntarias, etctera. Si bien esta definicin se desarroll en los aos cincuenta y sesenta con elauge del Estado del bienestar, el 68 y los movimientos sociales de protesta han provocado unareconsideracin de las formas de participacin poltica.19

    Los movimientos sociales, que para los aos sesenta eran extraordinarios, se volvieron comu-nes en los aos setenta y ochenta con el auge del feminismo, el pacifismo y, de manera ms re-ciente, la tendencia ecologista, por ejemplo. As se ha desarrollado el concepto de participacinno convencional, que es aquella que no considera los canales tradicionales de la democracia

    15 M. Pereira Porto, ibd, p. 25.

    16 V. A. Chanley, T. J. Rudolph y W. M. Rahn, The Origins and Consequences of Public Trust in Government. A Time SeriesAnalysis, en Public Opinion Quarterly, 64(3), 2000, pp. 239-254.

    17 Jos Manuel Sabucedo Cameselle, Psicologa Poltica, Editoria Sntesis, Madrid, 1996, p. 103.

    18 Gonzalo Alejandre Ramos y Claudio Escobar Cruz, Jvenes, ciudadana y participacin poltica en Mxico, en EspaciosPblicos,ao. 12, vol. 25, UAMEX - Facultad de Ciencias Polticas y Sociales, Mxico, 2009, p. 104.

    19 Pipa Norris, Democratic Phoenix. Agencies, Repertoires, and Targets of Political Activism, Conferencia presentada enla Conferencia American Political Science Association, Boston, Septiembre 2002. Disponible en lnea: http://www.hks.harvard.edu/fs/pnorris/Acrobat/APSA%202002%20Democratic%20Phoenix.pdf (ltima fecha de consulta 31 de enero2012)

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    representativa para buscar influir en las decisiones polticas. La forma ms representativa deesta participacin no convencional son las movilizaciones sociales.20

    Pippa Norris21 propone diferenciar entre dos formas de participacin poltica: citizen-oriented y action-oriented or cause-oriented. La primera es equivalente a la participa-

    cin convencional, donde el ciudadano de una democracia representativa utiliza los canalestradicionales e institucionales de la misma para influir en las decisiones polticas. La segundase refiere a las acciones que se enfocan a problemas especficos; por ejemplo, las polticas delos consumidores, peticiones, manifestaciones y protestas. Las acciones que estn orientadas aalguna causa, se han desarrollado de tal manera, que existe una lnea delgada entre lo polticoy lo social, con el impacto de los valores postmateriales como ecologa, gnero, globalizacin,etnicidad y sexualidad.

    Las acciones que se orientan a determinadas causas no tienen como meta slo a los actorespolticos (gobiernos, polticos, partidos), sino otros actores sociales que se ubican en los sectorespblicos, privados o non profit, tanto nacionales como transnacionales. Esto sera una primeramodificacin en la participacin poltica: los cambios en las formas o repertorios de las mismas,que encabezan sobre todo los jvenes, de acuerdo a Pipa Norris.22

    Mannarini, Legittimo y Tal afirman que hay evidencia, en los ltimos aos, de que los jve-nes se han distanciado de los canales tradicionales de la participacin poltica, (como el voto)y de participacin indirecta, (como la colaboracin en campaas polticas, afiliacin partidista,interpelaciones directas a los polticos). Sin embargo, los jvenes se incorporan a los procesospolticos sobre todo a travs de actividades sociales y civiles; la participacin de los jvenes noes slo social o slo poltica, sino que es socio-poltica, lo que nos lleva a un nuevo concepto: laparticipacin social, adems de la participacin convencional y no convencional.23

    Tres son las caractersticas principales de la participacin social. Primera, la prevalencia de lasrelaciones horizontales e igualitarias (a diferencia de las relaciones jerrquicas de los partidospolticos, por ejemplo, o de otras organizaciones objeto de la participacin poltica tradicional).Segunda, la presencia de motivaciones pro-sociales. Tercera, una estructura de redes con co-nexiones dbiles.24

    Adems de una modificacin en las formas o repertorios de participacin poltica, se hantransformado los canales a travs de los cuales se derivan stas. A los canales tradicionales,como las organizaciones de la democracia representativa, se han agregado nuevas formas, comolos movimientos globales, desterritorializados, internacionalizados, horizontales, con una amplia

    20 Pipa Norris, op. cit, pp. 2-3.

    21 Pipa Norris, Young People and Political Activism: From the Politics of Loyalties to the Politics of Choice?, Ponencia pre-sentada en la conferencia, Civic engagement in the 21st Century: Toward a Scholarly and Practical AgendaUniversidad deCalifornia de Sur, octubre 2004. Disponible en lnea, http://www.hks.harvard.edu/fs/pnorris/Acrobat/COE%20Young%20People%20and%20Political%20Activism.pdf, ltima fecha de consulta 31 de enero 2012.

    22 Pipa Norris, op. cit., pp. 3-5.

    23 T. Mannarini, M. Legittimo y C. Tal, Determinants of social and political participation among youth.A preliminary study,en Psicologa Poltica, vol. 36, 2008, pp. 95-117.

    24 T. Mannarini, M. Legittimo y C Tal, op. cit.

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    conformacin de redes, que tienen auge precisamente a travs de las redes sociales virtuales.25

    Por otro lado, Martn Hopenhayn afirma que el impacto de la globalizacin en la ciudada-na se presenta en dos niveles muy dismiles. El primero es del tipo poltico y cultural, el cualse caracteriza por la difusin de una sensibilidad proclive a los valores de la democracia y el

    respeto a los derechos humanos, a veces asociado a lo polticamente correcto, respecto a lasnormas del Estado de derecho, la tolerancia ante la diversidad cultural y tnica. Este nivel podraexplicar, por ejemplo, por qu las variables tradicionales en los estudios cuantitativos sobre lademocracia reciben altas calificaciones. Es polticamente correcto reconocer que un sistema de-mocrtico es preferible a cualquier otro sistema o declarar que el voto es importante. El segundoes de tipo econmico y financiero, en un escenario en el que la globalizacin financiera debilitael Estado Nacin, amenaza los derechos econmicos y sociales de los ciudadanos de este Estado,y promueve actores multi o transnacionales a los cuales los ciudadanos se deben remitir parahacer valer sus derechos.26

    As, segn Hopenhayn, el ciudadano deja de ser un depositario de derechos promovidos porel Estado y busca convertirse en un sujeto que participa en mbitos de empoderamiento, loscuales define segn su capacidad de gestin y la evaluacin que hace sobre la posibilidad degestionar una demanda especfica. Crece el consumo individual, disminuye el espacio pblicodel Estado, aumenta la dispersin de campos en la produccin de sentido y en la interaccin desujetos. Esta individualizacin, aunque tambin globalizacin del ciudadano, impacta directa-mente en las formas de participacin poltica y en la diversificacin de la misma.27As, prcticasindividuales y privadas son llevadas al campo de lo pblico y del reconocimiento de derechos:diferencias de gnero, etnia, preferencias sexuales, consumo de drogas, en movimientos quecaracterizan participacin no convencional y participacin socio-poltica.

    Retomando la disyuntiva entre la juventud y la participacin poltica, varios estudios hanconcluido que los jvenes estn ms presentes en las formas de participacin no convencional,mientras que si bien respetan las instituciones democrticas tradicionales, son ms crticos sobreel funcionamiento de las mismas.

    En cuanto a las causas que provocan la diferencia en la participacin de los jvenes y losadultos, se han tomado en cuenta tres factores que pueden influir: el factor generacional o decohorte (contexto donde se produce la socializacin de cada generacin); el factor de ciclo devida, y el factor contexto, adems de otras variables sociodemogrficas como edad, sexo, nivelsocioeconmico y nivel educacional. Sin embargo, los hallazgos no son conclusivos.

    As, por ejemplo, Antonio M. Jaime Castillo encuentra que los efectos del ciclo vital son los

    ms importantes; los ms jvenes en la edad de estudiar (18-24) son ms proclives a la partici-pacin no convencional que los de 25 a 29 aos de edad, quienes entran en otro ciclo de vida;el nivel educacional influye de la siguiente manera: a mayor educacin, mayor participacin. Elgrado de participacin de los jvenes no disminuy en las dcadas de 1980 a 2000, pero se ha

    25 Pipa Norris, op. cit., p. 7.

    26 Martn Hopenhayn, Viejas y nuevas formas de ciudadana, en Revista de la CEPAL,nm 73, abril, 2001, pp. 117-118.

    27 Ibd., p. 119.

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    incrementado la participacin no convencional28.Con base en datos del European Social Survey, Pippa Norris llega a conclusiones similares:

    el activismo encaminado a ciertas causas (participacin no convencional) es ms comn entrelos jvenes que el activismo dirigido a causas ciudadanas (participacin convencional) que es

    especialmente bajo entre los ms jvenes (18 a 24 aos). Tambin encuentra que slo el 41%de los jvenes sienten cercana por un cierto partido poltico, menor que los mayores de 30,quienes tienen mayor inters en poltica y estn ms satisfechos con la actuacin del gobierno.Sin embargo, los jvenes demuestran mayor sentido de eficacia poltica y mayor confianza enlas instituciones.

    Norris concluye que cuanto a formas de participacin, la participacin convencional es mscomn entre los 30 y 60 aos de edad, y la participacin no convencional en los menores de 30,lo que lo atribuye a un efecto del ciclo de vida. En el mismo periodo, los jvenes tienen mayorprobabilidad de participar en acciones sociales que las generaciones que excluyen a sus padreso abuelos, lo que sugiere un cambio social. De la misma manera, los jvenes participan ms enorganizaciones no convencionales que los mayores de 30, lo que sugiere un efecto del ciclo devida.29

    En las palabras de la autora en vez de ser apticos, los jvenes estn ms orientados a parti-cipaciones no convencionales y se alejan de las formas convencionales de participacin poltica,lo que indica un desarrollo de mltiples canales de accin cvica, movilizacin y expresin quesuplementan las modalidades tradicionales, lo que representa un importante desafo para lademocracia representativa.30

    Adems de los efectos de ciclo de vida, generacional y de contexto, hay otras variables quese han considerado y que intervienen en el nivel de participacin, como el inters en la poltica,

    la confianza en las instituciones, el cinismo poltico, la eficacia poltica y el capital social.En cuanto a Mxico, algunas investigaciones han encontrado que los jvenes no ven en lospartidos polticos una forma atractiva de participacin, y que los que s participan, lo hacen atravs de organizaciones civiles, polticas, sindicales, culturales, de autogestin popular, estu-diantiles y universitarias, consultas y observaciones ciudadanas, marchas, mtines, manifesta-ciones por la defensa del voto, la defensa del derecho de estudiar.31Pipa Norris le llama a estoparticipacin orientada a causas.

    Desde algunos estudios desarrollados a principios del siglo XXI se vena observando la dis-tancia de los jvenes con las instituciones de la poltica tradicional, en las mediciones de la

    28 Antonio M. Jaime Castillo, Trayectorias de participacin poltica de la juventud europea: Efectos de cohorte o efectos deciclo vital?, en Revista de Estudios de Juventud, nm. 81Instituto Espaol de Estudios de Juventud, 2008.

    29 Pipa Norris, op. cit., pp. 8-10.

    30 Ibd., 16-17.

    31 Enrique Cuna Prez, Democracia electoral y participacin poltica juvenil. Anlisis de la propuesta partidista dirigida alos jvenes en las elecciones presidenciales de 2006, en El Cotidiano, vol. 22, nm. 145, septiembre-octubre, 2007, pp.23-36.

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    confianza en las instituciones, en el inters por la poltica y en la importancia del voto.32En variosestudios, empezando con la ENJ del 2000 y 2005, se observa, que es mucho mayor la confianzaen instituciones como la familia, la escuela, o la iglesia, que en las de la democracia represen-tativa, y que el inters en la poltica era relativamente bajo. Algunos autores hablan de una

    desafeccin, apata y desinters de los jvenes33, conclusiones con las cuales no coincidimos,porque utilizan conceptos-paraguas que no se definen ni delimitan bien, y que se considerancomo juicios de actitudes y comportamientos. Lo que los datos de 2000 y 2005 vislumbran esun alejamiento de los jvenes de las formas de participacin poltica tradicional, pero esto no sedebe sentenciar necesariamente como desafeccin o apata, sin indagar previamente si nohay otras formas de participacin de los jvenes, como las encontradas por Pippa Norris; si noes una respuesta a una actual incapacidad del sistema democrtico de atender las necesidadesde los jvenes, de incluirlos, de representarlos.

    Algunos otros autores, como Enrique Cuna Prez, al evaluar las polticas pblicas del Estadomexicano para los jvenes, llegan a la pertinente conclusin de que actualmente los jvenes seencuentran en una situacin de discriminacin y exclusin, lo que impacta en sus formas de par-ticipacin poltica, en su subjetividad poltica; y que estos dos factores pueden explicar en granmedida la incertidumbre, la desconfianza y la incredulidad que se manifiesta en gran parte delos jvenes de Mxico.34La sociedad mexicana actual ya no es capaz de integrar a los jvenes, locual se traduce en el distanciamiento con las instituciones; pero, concluye Cuna Prez, se tratade un problema ligado a las instituciones, a su dinmica y sus resultados especficos y no a uncuestionamiento antidemocrtico de los jvenes.35Como veremos en el apartado de anlisise interpretacin, los jvenes respetan el sistema democrtico, aun sean desencantados de sufuncionamiento, lo que no los transforma ni en apticos, ni en desafectos.

    3. Anlisis e interpretacin de resultados

    Los resultados que se presentan a continuacin son producto de la Encuesta Sociedad, Jvenesen Mxico, que desarroll el Gabinete de Comunicacin Estratgica en conjunto con la CatedraUNESCOen Comunicacin y Sociedad y el departamento de comunicacin de la Universidad Ibe-

    32 Ver, por ejemplo, Alejandro Monsivis, quien trabaja con los datos de la ENJ 2000 y Ana Mara Fernndez Poncela, queretoma datos de la ENCUP 2005 y ENJ 2005. Es importante la observacin reiterada de estos indicadores en varias ge-neraciones. Alejandro Monsivis, Vislumbrar ciudadana. Jvenes y Cultura Poltica en la Frontera Noroeste de Mxico,Mxico, Plaza y Valds, 2004. Alejandro Monsivis, La democracia ajena: Jvenes, socializacin poltica y constitucin de

    la ciudadana en Baja California, en Other Recent Work, Center for U.S.-Mexican Studies, UC San Diego , Working Paper4/2002, en lnea:http://escholarship.org/uc/item/0p58579m. Ana Mara Fernndez Poncela, Desafeccin poltica juvenil:Desconfianza, desinters y abstencionismo, Casa del Tiempo, Revista de la Universidad Autnoma Metropolitana, 2(18),2009, pp. 83-89; Ana Mara, Fernndez Poncela, Espaa-Mxico: democracia, inters poltico y asociacionismo juvenil,en El Cotidiano, nm. 155, mayo-junio 2009, p. 115-200.

    33 Ana Mara Fernndez Poncela, Desafeccin. A pesar del ttulo del artculo y de la interpretacin de los datos duros,la autora concluye su artculo con una extensa cita de Javier Navarro Briones, Las encuestas de jvenes en Iberoamerica.Un recuento de experiencias recientes, enJvenes. Revista de estudios de la juventud, nm. 24 Mxico, INJ, enero-junio,2005. El autor apunta ms bien a la conclusin sobre la conciencia de los jvenes de las lmites de la democracia y suopinin crtica sobre los actores polticos.

    34 Enrique Cuna Prez, Acerca de la desconfianza en las instituciones. Jvenes y discriminacin en la Ciudad de Mxico, enEl Cotidiano, mayo-junio, ao/vol. 20, nmero 131, p. 89.

    35 Ibd., p. 86.

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    roamericana.36En cuanto a la metodologa, que encuesta en vivienda, cara a cara, levantada enagosto del 2011 por el Gabinete de Comunicacin Estratgica, con una muestra representativaa nivel nacional (estratificada aleatoria proporcional al tamao); el tamao de la muestra fue de3,000 casos (1,500 mayores de 30 y 1,500 18-29 aos); el margen de error para los resultados

    de toda la muestra es menor a +/-1.8 con un nivel de confianza de 95%, y para los resultadospor segmentos de edad es menor de +/-2.53, con un nivel de confianza de 95%. La nota me-todolgica del reporte ejecutivo (ver nota 35) contiene las precisiones detalladas del muestreo.

    Primero algunos datos sobre las variables que la literatura ha encontrado y que tienen impac-to sobre la participacin poltica, como el inters en la poltica, la confianza en las instituciones,eficacia poltica y las formas de participacin poltica.

    En cuanto al inters en la poltica, calculando los promedios (en una escala de 1 a 5, donde1 es nada de inters y 5 es mucho inters) aparentemente hay diferencias entre los grupos deedades. Con un F(2, 2980) = 4.274, p =.014< .05, se observa que esta diferencia entre grupos esreal el menor inters en la poltica para el grupo de 18-24 aos y mayor para los 25 a 29 aos,lo que nos remite a la teora del ciclo vital; este inters crece con la edad. Se debe de tomar encuenta que todos los promedios estn por debajo de la media terica, lo que indica una falta deinters en la poltica en todos los grupos etarios.

    Grfica 1. Inters en la poltica.

    Otra variable que mide el inters en la poltica es el acuerdo o el desacuerdo con la afirma-cin de que La poltica es tan complicada, que la gente como yo no entiende. En este caso,no tenemos diferencia entre los grupos etarios (F(1, 2948) = 2.872, p=.90 > .05), pero, otra vez,

    36 Un reporte ejecutivo de la encuesta se puede consultar en http://www.gabinete.mx/drupal/sites/default/files/jovenes_ibe-ro.pdf. Las bases de datos se pueden descargar en http://www.gabinete.mx/drupal/bases_de_datos.

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    todos los promedios estn por debajo de la media terica (M=3), lo que nos habla de un acuerdogeneralizado sobre la complejidad de la poltica.

    Grfica 2. Acuerdo con la afirmacin La poltica es tan complicada que

    la gente como yo no la entiende (escala de 1 a 5).

    En cuanto a la confianza en las instituciones, destaca en primer lugar el que las instituciones demayor confianza son, en este orden: la familia, la iglesia, la Universidad Autnoma del Estado, elejrcito, otras universidades, el CNDH, la Comisin Estatal de Derechos Humanos, los medios, elIFE, el Instituto Estatal Electoral, y, apenas en el lugar 11, una institucin de la democracia repre-

    sentativa: el gobernador. Es un dato muy interesante para un debate en cuanto a la legitimidadde la democracia representativa en Mxico.

    Tabla 1. Promedios de confianza en las instituciones.

    Edad Toda muestra 18-24 25-29 Ms de 30

    Presidencia de la repblica 2.47 2.43 2.48 2.49

    El gobierno federal 2.51 2.48 2.53 2.52

    El gobierno del estado 2.61 2.56 2.65 2.61

    El gobernador de su estado 2.62 2.59 2.67 2.62

    Su presidente municipal 2.55 2.51 2.57 2.56

    Los partidos polticos 2.39 2.37 2.45 2.38

    El Congreso de la Unin 2.36 2.36 2.41 2.34

    El Congreso de su estado 2.39 2.35 2.44 2.39

    Iglesia catlica 3.24 3.15 3.14 3.30

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    Familia 3.83 3.73 3.77 3.88

    Univ. Autnoma del Estado 3.08 3.05 3.06 3.09

    El ejrcito 2.93 2.91 2.91 2.95

    La polica 2.53 2.49 2.51 2.54

    IFE 2.63 2.63 2.68 2.61

    IEE 2.63 2.64 2.71 2.61

    CNDH 2.77 2.82 2.79 2.74

    CEDH 2.72 2.78 2.75 2.69

    Medios 2.70 2.67 2.73 2.69

    Suprema Corte 2.59 2.55 2.65 2.58

    TRIFE 2.55 2.53 2.59 2.54

    Empresarios 2.54 2.51 2.56 2.54

    Universidades 2.78 2.78 2.82 2.77

    Si bien el promedio total de confianza en las instituciones est por debajo de la media terica en todos los grupos de edad(M=3), no existen diferencias significativas entre estos grupos (F(2, 2992) = .047, p=.638 > .05).

    Grfica 3. Confianza en instituciones, promedios totales. Escala de 1 a 5.

    En cuanto a la eficacia poltica, tanto interna como externa, las dos estn por debajo de lamedia terica, y a diferencia del estudio de Norris, no se encuentran diferencias significativasentre los grupos de edades, esto es, los jvenes no tienen un mayor sentido de la eficacia pol-tica que los adultos .Es importante recordar aqu la consideracin de Enrique Cuna: ms all dela participacin electoral y la transparencia de las elecciones, el problema de la consolidacindemocrtica est en la eficacia poltica, en la capacidad de las instituciones para resolver pro-blemas concretos, en desarrollar una cultura poltica ciudadana que acompae los cambios enlas instituciones, que desarrolle un involucramiento y participacin constante de la poblacin en

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    el debate y en la solucin de los problemas.37Como podemos ver, esta capacidad no es percibidapor los ciudadanos.

    Grfica 4. Eficacia poltica externa (qu tanto toman en cuenta las

    opiniones de usted las siguientes instituciones) (Escala 1 a 5, M=3). F(2,2983) = 1.407, p > .05

    Grfica 5. Eficacia poltica interna, incidir en las decisiones de lospolticos: la gente como yo incide poco en las decisiones polticas (escalade 1 a 5, desacuerdo-acuerdo, M=3). F(1, 2900) = .047, p=.828 > .05

    37 Enrique Cuna Prez, Democracia electoral , p. 23.

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    Grfica 6. Eficacia poltica (interna y externa). F(2, 2983) = 1.407, p=.245 >.05

    Lo mismo se puede argumentar para la calificacin del funcionamiento del sistema democr-tico, cuyo promedio, en todos los grupos de edades, est por debajo de la media terica, sin dife-rencias estadsticas entre los grupos, lo que nos recuerda la hiptesis de los ciudadanos crticoscon el funcionamiento de las instituciones representativas, aunque respetuosos de las mismas.

    Grfica 7. Promedio funcionamiento del sistema democrtico (escala de 5a 10, M=7.5)

    La importancia del voto, una de las expresiones de participacin poltica ms convencional,goza de un promedio por arriba de la media terica, y una vez ms, sin diferencias estadsticasentre los grupos de edades. Es la nica variable de las que componen la participacin polticaque tiene un promedio por arriba de la media terica, lo que nos habla, en todos los gruposde edades, de ciudadanos comprometidos con el aspecto ms tradicional de la democracia, unaspecto del siglo XIX: el voto.

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    Grfica 8. Importancia del voto. M=3 (escala 1 a 5). F(2, 2983) = 1.403, p=.352> .05

    Lo interesante, en contraste respecto de los resultados europeos, es que la diferencia entrelos grupos de edades aparece en el cinismo poltico. Para calcular esta variable, se tomaronen cuenta cinco variables elaboradas como acuerdo/desacuerdo en una escala de 1 a 5 con lassiguientes afirmaciones: Las personas como yo inciden poco en lo que el gobierno hace o de-cide; La poltica es tan complicada, que las personas como yo no pueden realmente entenderqu es lo que pasa; Creo que a los funcionarios oficiales y los polticos les importa poco loque las personas como yo piensan; Los partidos polticos estn slo interesados en los votos,pero no en la opinin de la gente; Creo que para personas como yo, los jueces y el sistema dejusticia no funcionan como deberan.

    El cinismo poltico (tambin conocido como desafeccin con el sistema democrtico) se vemarcado claramente en la percepcin de los partidos polticos, ya que estn interesados slo enlos votos (con un promedio por arriba de la media terica y una diferencia estadstica clara entrelos grupos de edades). En el nivel acumulado para todas las variables que miden el cinismo po-ltico, se observa una tendencia de diferenciacin entre los grupos con un p=0.51 y un promedioarriba de la media terica: los ms jvenes (18-24 aos) son los menos cnicos; el cinismo au-menta con la edad.Estos resultados contradicen, por lo tanto, muchas de las teoras de apatade los jvenes; nuestros ms jvenes, a pesar de su exposicin a los medios, son menos cnicosen los asuntos polticos que los de mayor edad; son los que, con mayor facilidad, podran volvera creer en una democracia representativa.

    Grfica 9. Cinismo poltico F(2, 2973) =2.974, p=0.51 > .05

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    Finalmente, las formas de participacin. Es interesante saber que a la forma de participacinconvencional, el voto, se le considera en todos los grupos de edades como la ms efectiva paracambiar las cosas, sin diferencias entre los grupos de edades, seguida por hacer bien lo quea m me corresponde. El dato ms interesante aqu es que no se han demostrado diferencias

    al interior de los grupos por el criterio etario: los que piensan que el voto es efectivo, son tantojvenes como adultos. Esto nos lleva a la hiptesis de que el factor de la socializacin primariay secundaria previa a los 18 aos de edad es un elemento importante para determinar la parti-cipacin poltica, sea convencional o no convencional, ms all del efecto de cohorte o el efectode ciclo de vida: una vez que han llegado a los 18 aos, los jvenes erigirn la forma de partici-pacin que han aprendido en sus aos de adolescencia, en la familia y en la escuela.

    Tabla 2. Formas de participacin poltica: Qu es ms efectivo para queusted pueda influir y cambiar las cosas? X2(6) = 7.898, p=.246 > .05

    Rango edadToda lamuestra

    18-24 25-29 30 y ms

    Votar para elegir a polticos quedefiendan mis intereses

    45.4% 45.3% 49.1% 46.0%

    Participar en movimientos sociales deprotesta

    15.3% 14.2% 15.1% 16.4%

    Hacer bien lo que me corresponde 29.8% 34.2% 29.1% 29.8%

    No es posible influir 7.1% 6.3% 6.7% 7.8%

    4. Conclusiones

    En primer lugar, se observa una diferencia en el inters que, sobre la poltica, tienen los jvenesde 18-24 aos (con el ms bajo inters), los de 25 a 29 aos y los mayores de 30. Sin embargo,estamos hablando de la poltica tradicional un concepto ms restringido que los asuntospblicos en general. El poco inters en la poltica ha sido constante en la ltima dcada, comolo demuestran ENCUP 2005 y ENJ 2000 y ENJ, as como Fernndez Poncela y Alejandro Monsi-vis. 38

    En segundo lugar, llama la atencin el ndice de confianza en las instituciones. A nivel ge-

    neral, se puede afirmar que tenemos mayor confianza en las instituciones no representativas,premodernas y jerrquicas: familia, iglesia, ejrcito, mientras que existe menor confianza enlas instituciones de la democracia representativa: gobierno, presidencia, partidos polticos; estedato es ya una constante en los diversos estudios cuantitativos que se han elaborado durante elsiglo XXI. Hay una tendencia de diferencia entre los grupos de edad (p=.052>.05)

    En cuanto a la importancia del voto, no se han encontrado diferencias entre los grupos deedades: para todos, el voto es muy importante (y se debe subrayar esta conclusin, ya que esla forma ms tradicional de participacin poltica convencional). En la eficacia poltica, tanto

    38 A.M. Fernndez Poncela, Desafeccin , p. 86, y A. Monsivis, La democracia ajena.

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    externa como interna, se han encontrando bajos niveles, y sin diferencia, en los grupos de edad.Por lo tanto, podramos profundizar en las conclusiones de otros estudios que estiman, con baseen la participacin o el abstencionismo, que el voto no es importante, o que tener una credencialde elector no habla de inters en la poltica.39Segn nuestros datos, la participacin electoral se

    percibe como la ms importante, aunque en el contexto de un rgimen sobre el cual se percibeque se puede tener poca influencia, o el cual toma muy poco en cuenta a los ciudadanos.

    De la misma manera, en cuanto a la participacin poltica, la diferencia entre grupos no esevidente: el comportamiento electoral tradicional es igual entre los grupos de edades, lo quecontradice tanto el ciclo vital, como el patrn generacional y el factor del contexto. Sin embargo,esto nos permite desarrollar una hiptesis para estudios posteriores, que tome en cuenta elpapel esencial de la socializacin primaria y secundaria en el desarrollo de las formas de parti-cipacin poltica y convencional.

    Finalmente, otra variable del anlisis fue cinismo poltico o desinters/desencanto en la po-ltica; de manera sorprendente, y este fue quizs el hallazgo ms importante de este estudio, esque existen diferencias entre los grupos de edades, lo cual indica que los ms jvenes evidencianmenor cinismo poltico, comparados con los mayores de 30 aos. Eso nos puede sealar tambinun mayor inters y una actitud crtica de los jvenes en los asuntos pblicos y polticos, o porlo menos, el inters de encontrar formas de participacin alternas y maneras nuevas de influiren los asuntos pblicos, diferentes a las vinculadas con la participacin poltica convencional.

    Sin embargo, los acontecimientos entre la fecha de elaboracin de este artculo (febrerode 2012, con datos de una encuesta de agosto de 2011) y la de su correccin (julio 2012),reiteran la importancia de considerar las formas de participacin no convencional orientadasa ciertas causas de los jvenes mexicanos, sobre todo los universitarios, protagonistas de los

    movimientos Ms de 131 y YoSoy132. Sin duda, se deberan reconsiderar las clasificacionesde desafeccin y apata, quiz retomando la idea de Alejandro Monsivis40sobre una culturapoltica postmoderna que se opone a la cultura poltica tradicional, caracterizada esta ltimapor la lealtad poltica, dentro de un territorio y cultura nacional. De la propuesta del autor, sevuelve pertinente, en el actual contexto y a la luz de los datos sobre las actitudes polticas de losjvenes, el elemento de participacin en agendas puntuales (la participacin orientada a causas,en las palabras de Pippa Norris), en un contexto local que est inmerso en movimientos globalesy transnacionales.

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    39 Alejandro Monsivis, La democracia ajena..,passim.

    40 Ibd., p. 35.

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