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Edición Especial • Abril 2013 • UIT-CI Tesis Políticas Mundiales Una propuesta para las luchas del Siglo XXI Protestas contra el dictador Assad en Deir Baghlaba, provincia de Homs. Miembros del Ejército Libre de Siria usan una catapulta para lanzar una bomba de fabricación casera en enfrentamientos con el ejército de Al Assad. Aleppo, Siria. ¡Todo el apoyo a la revolución siria!

Correspopndencia internacional Tesis Políticas Mundiales Anexo Ed Esp CI Ab2013

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Correspondencia InternacionalEdición Especial • Abril 2013 • UIT-CITesis Políticas MundialesUna propuestapara las luchasdel Siglo XXI

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Edición Especial • Abril 2013 • UIT-CI

Tesis Políticas Mundiales

Una propuesta para las luchas del Siglo XXI

Protestas contra el dictador Assad en Deir Baghlaba, provincia de Homs.

Miembros del Ejército Libre de

Siria usan una catapulta para

lanzar una bomba de fabricación

casera en enfrentamientos

con el ejército de Al Assad.

Aleppo, Siria.

¡Todo el apoyo a la revolución siria!

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Siria: Declaración de Estambul 60

Llamamiento internacional de apoyo a la revolución siria 63

Bolivia: Se funda un partido de trabajadores 57

La verdad de la propuesta del “Socialismo del Siglo XXI” 51

Sumario

OficinasCoordinación Internacional

Hipólito Yrigoyen 1115Buenos Aires

Argentina

Teléfonos: 00 54 11 – 4383-7733 00 54 11 – 4383-4047

Internetwww.uit-ci.org

DiagramaciónIsabel Sánchez

CorrecciónJuan Rivera

Edición Especial • abril 2013

Revista de la UIT-CIUnidad Internacional de los

Trabajadores-Cuarta Internacional

Contribución:

Argentina: $20

Brasil: R$5

Resto de Latinoamérica: US$2

Estados Unidos: US$5

Europa: €5

Resto del mundo: US$3

Tesis Políticas Mundiales 2 a 50

Marcha contra el ajuste en Lisboa, Portugal

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El capitalismo atraviesa una crisis económica, política e histórica.

Todos los ideólogos y economistas capitalistas centran sus esfuerzos en la recuperación del capitalismo pero no pueden conseguirlo. La solución de la crisis bajo el capitalismo presen-ta un futuro desolador para la huma-nidad. El imperialismo y la burguesía quieren cargar el peso de la crisis so-bre la clase trabajadora y los sectores populares, pero la clase obrera se re-siste a pagar con desempleo, pobreza y miseria el precio de los beneficios capitalistas y empieza a luchar en todo el mundo. La juventud también se moviliza, rebelándose contra la falta de alternativas y los abusos a los que es sometida. Las huelgas sacuden a Europa, China, Latinoamérica. Los pueblos del norte de África y Oriente Medio se han rebelado contra sus dictadores, las revoluciones los están haciendo caer uno tras otro. También se suman a la lucha sectores popula-res, indígenas y campesinos contra el empobrecimiento y el saqueo de sus recursos naturales.

En todas estas luchas se presenta como un problema candente el de su dirección política actual, burgue-sas, reformistas o burocráticas, que intentan limitar sus objetivos a la

búsqueda de soluciones en el marco del capitalismo.

Frente a eso, nosotros, como UIT y CEI, consideramos la unidad de los revolucionarios una cuestión más importante ahora que nunca. Afrontamos con responsabilidad la necesidad de construir una dirección revolucionaria para impulsar la única salida favorable para los trabajadores y los pueblos: una revolución socialista para que gobiernen los trabajadores.

Compartimos una misma ca-racterización y política sobre las revoluciones del norte de África y Oriente Medio, sobre la lucha de clases en Europa y sobre el castro chavismo y los gobiernos de frente popular en Latinoamérica. Además, hemos mantenido campañas con-juntas en apoyo a la revolución siria, a la candidatura obrera de Orlando Chirino en Venezuela, llamando a la solidaridad con las luchas obreras y contra la criminalización de las pro-testas obreras y populares.

Ahora hemos decidido cons-tituir un Comité Coordinador (UIT-CI/CEI) para profundizar en nuestras relaciones. El objetivo de este Comité Coordinador es alcan-zar la unidad, avanzando hacia una organización internacional común.

Desarrollaremos campañas y plani-ficaremos nuestra intervención con-junta en los procesos principales de la lucha de clases. Queremos seguir la discusión política sobre los temas en los que mantenemos diferencias, con vistas al establecimiento final de un marco organizativo común.

Con el Comité Coordinador (UIT-CI/CEI) esperamos dar un paso, modesto pero importante, en el camino de la construcción de la dirección obrera y revolucionaria, aportando nuestra intervención mi-litante en el movimiento de masas e impulsando la lucha de la clase obrera en todo el mundo con el ob-jetivo de la construcción del partido mundial de la revolución.

Por la unidad de los revolucionarios

Por la reconstrucción de la Cuarta Internacional

Estambul, Turquía. 4 de noviembre de 2012

Unidad Internacional de Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI)

Comité de Enlace Internacional (FO-LI)

Declaración de constitución del Comité Coordinador de UIT-CI y CEI

Reunión internacionalista en Estambul, Turquía.

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ContáctenosArgentina: Izquierda Socialista: [email protected] - Bolivia: [email protected] - Brasil: Corriente Socialista de los Trabajadores: [email protected] - Chile: [email protected] - Colombia: Alternativa Socialista: [email protected] - Estados Unidos: Núcleo Socialista: [email protected] - Panamá: Propuesta Socialista: [email protected] - Perú: Unios en la lucha: [email protected] - Venezuela: [email protected]

Sitios Recomendados : www.uit-ci.org / www.nahuelmoreno.org / www.izquierdasocialista.org.ar (Argentina) / www.cstpsol.com (Brasil) / www.unios.tk (Perú) / www.laclase.info (Venezuela) / www.socialistcore.org (EE.UU.) / www.mst-solidaridad.cl - En Facebook: [email protected] (Chile) / www.linkezeitung.de (Alemania) / www.luchainternacionalista.org (Estado español) / www.iscicephesi.net (Turquía)

Esta es una edición especial de Correspondencia Internacional que contiene las Tesis Políticas Mun-diales debatidas y votadas en el IV Congreso de la UIT-CI, realizado en junio de 2012.

Las Tesis Políticas reflejan el punto alcanzado de elaboración política de nuestra corriente inter-nacional, fruto de los debates con nuestra mili-tancia, así como de la intervención en las luchas a nivel mundial. También hemos sumado el aporte de los debates abiertos con otras organizaciones revolucionarias hermanas.

Presentamos estas Tesis a los luchadores obre-ros, juveniles y populares que quieran conocer nuestra visión sobre la situación mundial, nuestras propuestas programáticas y sobre las tareas de los revolucionarios.

Los cambios producidos en el mundo, desde la caída del Muro de Berlín en 1989, la crisis del

sistema capitalista-imperialista y las revoluciones en el Norte de África y Medio Oriente, han pro-vocado una serie de debates e interrogantes entre la vanguardia mundial que con las Tesis queremos abordar.

Junto a las Tesis, presentamos además una serie de textos políticos muy importantes sobre el verdadero significado del mal llamado “socia-lismo del Siglo XXI” impulsado por el chavismo y sobre la solidaridad con la revolución siria (De-claración de Estambul) surgidos de la constitución del Comité Coordinador UIT-CI/CEI (Lucha Internacionalista-Estado español y Frente Obrero-Turquía), en noviembre de 2012. La formación de este Comité Coordinador es un gran paso en la unidad de los revolucionarios y en la estratégica tarea de construir una organización revolucionaria internacional común.

PresentaciónTrabajadores de la Salud, Madrid enero 2013

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Las huelgas y las rebeliones obreras, juveniles y populares

recorren los continentes, de China a Sudáfrica, pasando por Chile, Grecia o Egipto. Son millones los que en el mundo se levantan y enfrentan la dureza de los planes de ajuste que el imperialismo y las burguesías pretenden imponer para que sean los trabajadores y los pueblos los que paguen por la crisis. Derriban dictadores sanguinarios como en el Norte de África y enfrentan la represión y la criminalización de la protesta con fuerza renovada y coraje a toda prueba, provocando la crisis e incluso la caída de diferentes gobiernos.

Lo nuevo es que esta crisis eco-nómica del capitalismo comenzó en el corazón del imperialismo, los Es-

tados Unidos, se instaló en Europa y con distintos ritmos e intensidades abarca a todos los países, pues la crisis es mundial. Sin embargo, la importancia que tiene la entrada a la lucha de la clase obrera y los sectores populares europeos es estratégica, como lo es también el comienzo de las movilizaciones en los Esta-dos Unidos, aunque todavía son débiles. Será allí donde se decidirá la pulseada entre la revolución y la contrarrevolución. Allí están las trin-cheras que el imperialismo pretendía inexpugnables en cuanto descargaba su explotación fundamentalmente en las colonias y semicolonias. Pero hoy, frente a la magnitud de la crisis económica, no tiene otra salida que atacar a su propia clase trabajadora y a los demás sectores populares.

La gravedad de la crisis de la economía capitalista imperialista mundial, la extensión y la profun-didad de la respuesta de las masas y los métodos asamblearios, de demo-cracia directa, rechazando a las viejas y nuevas burocracias, así como los nuevos organismos democráticos que crean, solo se pueden explicar porque no existe más el aparato mundial estalinista. El más poderoso aparato contrarrevolucionario mun-dial que en nombre del “socialismo” ayudó a sostener al capitalismo desde que se impuso en la ex URSS la bu-rocracia bonapartista dejó de existir. Este hecho, de dimensiones histó-ricas, marca de forma contundente el nuevo siglo y para nosotros es lo que explica la situación que estamos viviendo.

Introducción

Plaza Tahrir. El Cairo, Egipto

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La caída del estalinismo abre mejores y mayores espacios para avanzar en la superación de la crisis de dirección revolucionaria. Los nuevos “aparatos” como el castro-chavismo comenzaron su decadencia y crisis mostrando, una vez más, los límites estrechos del nacionalismo burgués. Pero la crisis de dirección si-gue siendo el problema fundamental, pues, pese a las mejores condiciones abiertas, ella no se ha resuelto. El desafío es grande, ya que la restau-ración capitalista que se terminó de imponer en los ex Estados obreros burocratizados, de la mano de la burocracia y del imperialismo, traje-ron en un principio falsas ilusiones y mucha confusión.

Así como existe un importante avance en la conciencia anticapi-talista, hay también un rechazo a formar partidos. En amplios sectores de la vanguardia luchadora se niega la importancia de la centralización, del programa, de la dirección; se fortalecen temporariamente secto-

res anarquistas, autonomistas o que rechazan la participación electoral como espacio de disputa de las ma-sas. En síntesis, el eje central de la etapa alrededor del cual es necesario y urgente articular el programa, que es el problema del poder de los de abajo, del poder obrero y popular para avanzar hacia el socialismo con democracia obrera y la necesidad del partido revolucionario, enfrenta no solo las lógicas confusiones de la gente, sino también las capitula-ciones de corrientes revisionistas y/o neoreformistas. Éstas divulgan que se puede cambiar el mundo sin tomar el poder, que hay que hacer partidos con los reformistas, pues el programa es secundario, u otras ideologías por el estilo.

Pero sabemos que en épocas de revoluciones es posible avanzar en pocos días lo que en épocas de paz demoraría años. Por eso, los revolu-cionarios debemos intervenir en esta realidad tan rica con toda audacia y sin sectarismo, aprender a parti-

cipar de estos poderosos procesos ayudando y disputando la dirección de los mismos, buscando confluir con los sectores más luchadores y consecuentes. Unidades electorales, frentes de izquierda, listas únicas de oposición en los sindicatos para barrer a la burocracia o en el movi-miento estudiantil para derrotar a los agentes del gobierno, unidad de acción para impulsar la movilización, corrientes amplias estudiantiles o sindicales. Todas las tácticas deben ser utilizadas para construir polos de referencia que ayuden a sectores de masas a avanzar hacia el programa y el partido revolucionario en cada país. De la misma forma, buscar los puntos mínimos revolucionarios que puedan acercar y unificar con corrientes, grupos y sectores revo-lucionarios que vengan de otras tra-diciones revolucionarias o que sean fruto de la actual situación debe ser nuestra principal apuesta para seguir construyendo una internacional re-volucionaria.

Un mundoconvulsionadoI

Cuando el joven humilde des-ocupado-vendedor ambulante

Tariq Tayyib Mohamed Bouazizi se suicidó quemándose con gasolina en Sidi Bouzid, Túnez, en diciem-bre de 2010, en un desesperado gesto de protesta, seguramente no podía ni imaginar el incendio social internacional que su modesta chis-pa provocaría, en contacto con las condiciones acumuladas de enorme descontento social y político en los países árabes, llevando en pocos

meses a rebeliones populares que derribaron al dictador Ben Alí en Túnez e hicieron temblar o derriba-ron a varias otras antiguas dictaduras, potenciando las protestas y huelgas en Europa.

La derrota y retirada yanqui de Irak y la situación cada vez más ad-versa de los invasores yanquis y de la OTAN en Afganistán fueron un ele-mento decisivo en la pérdida relativa de control imperialista, especialmente en los países árabes e islámicos.

Pocos días después del desespe-rado gesto de protesta del joven tu-necino, muy lejos de ahí, una medida económica, la duplicación del precio de la gasolina en Bolivia, desencade-nó una impresionante movilización popular espontánea que, en la ciudad de El Alto (pegada a La Paz), tenía la consigna “o retiran el gasolinazo o se van”. El 31 de diciembre de 2010 a las 11 de la noche, Evo Morales, presidente boliviano, anuló, asusta-do, cinco días después de haberlo

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cese del fuego, mediado por Egipto y Estados Unidos.

Europa en el centro de la tormenta

Europa sufre la peor parte de la crisis económica que los gobiernos capitalistas descargan sobre los trabajadores, jubilados, inmigrantes y pobres. En 2010, con decenas de huelgas generales, Grecia estuvo a la vanguardia de la resistencia al ajuste, pero en ese mismo año también hubo huelgas generales en Italia, Francia, Portugal y España.

Desde 2011 las luchas se genera-lizan, continúan con cinco huelgas generales en Grecia, otras dos en Italia contra Berlusconi, masivas movilizaciones de los “Indignados” en España y Portugal. En Alemania hubo importantes paros sectoriales, de Lufthansa. En Bélgica se realizó una huelga general en 2011 y otra a principios de 2012, y huelgas de transporte en Italia y Portugal. Ex-cepto el movimiento de los Indigna-dos, estas luchas estuvieron bajo el control de la burocracia sindical. En Gran Bretaña hubo grandes huelgas de 400.000 trabajadores estatales en abril y en diciembre de 2011 fueron dos millones de trabajadores -la huelga más grande desde 1926-, con manifestaciones de masas de centenares de miles de personas. En el Estado español hubo otras dos huelgas generales en 2012.

Es de destacar la gran huelga de los mineros del carbón de Asturias y León, que, aunque no logró una victoria, conmovió al Estado español por su combatividad. Enfrentaron a la policía, cortaron rutas y llegaron hasta Madrid para decir no a la li-quidación de la minería del carbón. Pero el combate de los mineros fue mucho más allá, al proponer, con el ejemplo, métodos de lucha radicales para enfrentar el ajuste.

dictado, el decreto de aumento de la gasolina diciendo que se había “equivocado”.

Ambos hechos, originados en la crisis mundial del capitalismo y en las políticas antiobreras y antipopulares de los gobiernos para tratar de des-cargar los costos de esa crisis sobre los explotados, fueron el preludio de la extensión a los cinco continentes de un poderoso proceso de luchas obreras, estudiantiles y populares que, con vanguardia en Europa y países árabes, durante los dos últimos años incluyó centenares de huelgas, levantamientos armados en los países árabes (Libia, Siria, Yemen), cortes de rutas, grandes movilizacio-nes callejeras y una histórica huelga general simultánea en el Estado español, Italia, Grecia y Portugal, en noviembre de 2012.

La “Primavera árabe”

En los países árabes, la llamada “primavera” se convirtió en una ola revolucionaria que derribó por la vía de levantamientos populares a los regímenes dictatoriales de Muba-rak en Egipto, Ben Alí en Túnez, Kadaffi en Libia y al dictador Saleh de Yemen. En Siria, las protestas populares, violentamente reprimidas, se convirtieron en rebelión armada que enfrenta a la dictadura. En Malí hubo una rebelión de los tuareg, que derivó en una intervención de tropas francesas. En el resto de la región, hubo fuertes manifestaciones que hicieron temblar a los distintos regímenes. En el pequeño emirato de Bahrein fue una intervención militar de Arabia Saudí la que aplastó las protestas.

En Túnez y Egipto, ahora bajo gobiernos capitalistas islámicos, se entró en una segunda fase, donde las masas están cuestionando a es-tos gobiernos que no solucionaron ninguno de los problemas básicos y

mantienen la estructura económica sometida a las multinacionales y tam-bién una fuerte represión. Durante estos dos años, las huelgas de los trabajadores y las movilizaciones po-pulares y juveniles fueron constan-tes. En Túnez, la huelga general del 8 de febrero, en repudio al asesinato de un líder de izquierda, fue masiva y en la calle el pueblo gritaba “por una segunda revolución”.

En Libia, el nuevo gobierno proimperialista del CNT no logra mantener el orden. El descontrol es tan evidente que en septiembre de 2012 un grupo armado ocupó la em-bajada yanqui y mató al embajador y a tres funcionarios más.

En Siria, las masas salieron a en-frentar a su dictadura. Pero después de meses de movilizaciones pacíficas sistemáticamente masacradas, se produce el alzamiento armado, se consolida una guerra civil en la que el Ejército Sirio de Liberación va ocu-pando territorio en forma creciente..

En Palestina también hubo mani-festaciones de descontento, mediadas en ese caso por la ocupación israelí. El enclave imperialista de Israel, Es-tado gendarme, sufrió un comienzo de desestabilización social, con un gran movimiento de indignados en 2011. Por eso sus dirigentes sionistas intentan salvarse mediante un salto al vacío, presionando a Estados Unidos por una guerra con Irán. Israel solo logra cohesión nacional mediante la guerra de agresión. Estados Unidos niega el permiso para dicha guerra. Los sionistas intentan entonces un ataque a Gaza, en octubre de 2012, del cual también salen mal parados. Ya no cuentan con su aliado Mubarak en Egipto. Manifestaciones masivas en solidaridad con los palestinos obli-garon al gobierno egipcio de Mursi a solidarizarse e ir personalmente a Gaza, y al imperialismo yanqui a intervenir directamente, mediante Hillary Clinton, para imponer un

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El efecto de las huelgas generales y grandes movilizaciones comienza a producir crisis de los gobiernos: en Portugal cayó el gobierno de Sócra-tes, en Grecia cayó Papandreu, en Italia Berlusconi y en Irlanda Brian Cowen. La falta de alternativas revo-lucionarias permite nuevos gobier-nos del ajuste, “técnicos”, en Italia y Grecia. En este último caso aparece Syriza, una alternativa electoral de izquierda que denuncia el ajuste (aunque con un programa contradic-torio, defendiendo la permanencia en la Unión Europea), que disputa electoralmente, obteniendo el 27% de la votación en junio de 2012.

Este proceso da un paso adelante muy importante con la “huelga ge-neral europea” del 14 de noviembre, que en realidad fue una huelga gene-ral en el Estado español, Portugal, Italia y Grecia, parcial en Bélgica y movilizaciones en otros países.

Se generalizan las luchas

Las luchas también se fueron ex-tendiendo en Latinoamérica. Después de las caídas de gobiernos burgueses por movilizaciones populares en Ar-gentina, Perú, Ecuador, Bolivia y de la derrota del golpe proimperialista

de 2002 en Venezuela, en la década pasada, Latinoamérica logró una es-tabilización parcial en base a nuevos gobiernos con rasgos populistas y enfrentamientos parciales y espo-rádicos con el imperialismo, pero sobre todo con un doble discurso y gracias a los buenos precios de materias primas minerales y agrícolas que les permitieron hacer algunas concesiones.

Sin embargo, en los últimos dos años volvieron los planes de ajuste, se agudizó el saqueo imperialista y resurgieron fuertes luchas sociales en cuatro frentes clave: 1) luchas obre-ras por salario y otras reivindicacio-nes, contra los planes de ajuste. Des-tacan las huelgas y movilizaciones en Bolivia y especialmente la lucha contra el gasolinazo, de diciembre de 2010, que llegó a poner en riesgo la estabilidad del gobierno de Evo Morales y lo obligó a dar marcha atrás en cinco días; huelga general en Argentina; huelgas de las represas y de trabajadores públicos (bomberos, transporte, universidades) en Brasil; huelgas en Panamá contra despidos y pérdida de conquistas laborales; huelga de maestros en Honduras; de maestros y médicos en Perú; huelga de trabajadores de salud en Bolivia;

de maestros en México; huelgas de minería en Chile; huelgas obreras en industrias básicas, de salud y maes-tros en Venezuela. En Brasil también se produjo la huelga de profesores y trabajadores de las universidades que duró cuatro meses, con apoyo de grandes sectores estudiantiles. 2) Lucha antiimperialista contra mineras transnacionales y la depre-dación ambiental. Se generalizaron en varios países Latinoamericanos, principalmente en Perú (Cajamarca y Puno), Panamá, Argentina y Co-lombia. 3) Lucha de los estudiantes por el derecho a la educación. Los estudiantes de Chile llevan varios años de enormes movilizaciones, en las que han logrado un inmenso apoyo social y socavar al gobierno de Piñera que llegó a sus mínimos nive-les de popularidad; en Colombia los estudiantes universitarios, con huelga general y movilizaciones, obligaron al gobierno a dar marcha atrás en una ley privatista. 4) Luchas indígenas en defensa de sus territorios en Brasil, Argentina, los mapuches chilenos enfrentando una durísima represión estatal y en Bolivia el conflicto por la defensa del Parque Nacional Tip-nis, contra un proyecto del IIRSA (Iniciativa Integración Regional

Protesta contra los

recortes en Madrid.

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Sudamericana) que prevé una ca-rretera por el medio de su territorio y parque nacional, que obligó a Evo Morales a anular la construcción de la carretera, aunque la lucha sigue, porque el gobierno vuelve a intentar imponerla.

En Estados Unidos, el movi-miento “Ocupa Wall Street” fue el hecho nuevo que movilizó a cente-nares de miles de jóvenes a lo largo del país, con la consigna “somos el 99% contra el 1% de banqueros y ricos”. Este movimiento se definió como internacionalista, en conexión con los indignados europeos y hablando de la humanidad en su conjunto. Llegó a intentar la convo-catoria a una huelga general el 1º de mayo en el conjunto del país. Si bien no se logró, sectores de vanguardia hicieron protestas en decenas de ciudades. También hubo huelgas y manifestaciones contra los recortes en Estados como Wisconsin que lo-graron hacer retroceder parcialmen-te al gobierno estatal y una huelga de una semana de 26.000 maestros de Chicago en septiembre de 2012 contra la privatización de la educa-ción. Y huelgas en grandes empresas privadas como Verizón, 45.000 tra-bajadores, que pararon más de dos semanas, y de los trabajadores de Wal Mart por sus horarios y condiciones de trabajo. Este lento despertar de la clase obrera norteamericana tiene una importancia estratégica para la revolución mundial.

Puerto Rico, la colonia latinoa-mericana de Estados Unidos, vivió una prolongada huelga estudiantil en defensa del derecho al estudio para todos, como sucede en Chile.

Canadá también fue conmovido por poderosas huelgas estudiantiles, con reclamos contra los costos altí-simos de la educación.

El otro gigante, la clase obrera china, con 200 millones de trabaja-dores industriales esclavizados por

las multinacionales, también se ha puesto en movimiento enfrentando al capitalismo salvaje y a la dictadura del PC Chino y sus sindicatos esta-tizados, que oficialmente deben ser “mediadores” en caso de huelga y no defender a los trabajadores. Desde hace unos años, los trabajadores y sectores populares comenzaron a luchar por sus derechos sociales, el salario y contra la contaminación. En 2011 la ola de huelgas fue tan gran-de que arrancó no solo aumentos salariales en las fábricas huelguistas, sino un aumento salarial general del 30% promedio (con variación de provincias). Es decir, la clase obrera china ha comenzado a luchar y ha obtenido triunfos importantes en lo económico (la OIT habla de un salario promedio de 250 dólares en las empresas privadas que sigue sien-do bajísimo, pero es el triple de hace 10 años) y avances organizativos en sectores de vanguardia.

En la India, el otro gigante asiá-tico, proliferaron las huelgas por los derechos de los trabajadores y salarios. Y hubo tres grandes huelgas generalizadas: una obrera de 5.000 empresas de construcción, metalúr-gicas, mineros de carbón y transpor-te en febrero de 2012; otra de 50 mi-llones de comerciantes en octubre de ese año, contra planes económicos que facilitaban la penetración de los monopolios comerciales multinacio-nales; y una de más de 100 millones de trabajadores en febrero de 2013. Y se realizaron movilizaciones de masas contra la violación y asesinato creciente de mujeres.

Miles de huelgas se sucedieron en Bangla Desh, Paquistán, Vietnam, Camboya, en todos los “países-fábri-ca” asiáticos de mano de obra barata. En Indonesia hubo una huelga ge-neral de tres millones de obreros en octubre de 2012 exigiendo salarios y el fin del trabajo precarizado. En Corea del Sur pararon los 45.000

obreros de la automotriz Hyundai por condiciones laborales.

En esta reseña queremos desta-car también las huelgas mineras en Sudáfrica, que es el sector de punta de su economía. Estas sorprendie-ron al mundo por la masacre por la policía de 34 mineros en la mina Marikana y por la combatividad heroica de los mineros que continua-ron su lucha, con piquetes obreros armados, extendieron las huelgas a otras minas y lograron conquistas. Y tras ellos, salieron a la huelga otros sectores de la clase trabajadora.

Solidaridad con las luchas del mundo

Pero este enorme ascenso de luchas no tiene una dirección revo-lucionaria socialista. Esta crisis de dirección revolucionaria es ahora más grave que nunca. Las luchas logran triunfos parciales o derribar regímenes dictatoriales en los países árabes. Pero no pueden imponer una solución de fondo a la miseria. Sus triunfos serán precarios, mientras no se liquide el poder de los capitalistas y el imperialismo.

Justamente, no existe una direc-ción internacional revolucionaria que convoque a unir todas estas inmensas luchas para derrotar al imperialismo y a los gobiernos ca-pitalistas. Desde ya, los combates de la clase trabajadora, la juventud y los sectores populares alimentan el surgimiento de una vanguardia de luchadores en todos los países. Esta es la base para seguir dando la pelea por la construcción de nuevas alternativas políticas y sindicales.

Mientras tanto, la tarea de los revolucionarios es convocar a la solidaridad incondicional de todas las luchas obreras y populares del mundo contra el imperialismo, los gobiernos y las burocracias sindica-les traidoras.

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Tesis PolíTicas Mundiales

La actual crisis europea confirma la gravedad y agudeza de la crisis

capitalista mundial. Las distintas me-didas de ajuste, nacionales, regionales o mundiales (como las reuniones de los países de la Unión Europea o del G-20), no logran superar la crisis aguda abierta en julio de 2007. Es más, ni siquiera evitan que se

produzcan nuevos “episodios” de mayor agudización.

Asistimos, en particular desde 2009, cuando la crisis se afincó de-finitivamente en Europa, al fracaso del euro como unidad monetaria y al de la propia Unión Europea (UE). El euro, lanzado en 2000 como moneda regional fuerte, con aspira-

ciones a disputarle al dólar el título de moneda mundial, está fracasando definitivamente.

La crisis del euro es el primer emergente de algo más general: la del propio proyecto de la Unión Europea. Los organismos creados en 1992 habían establecido límites al déficit fiscal y al endeudamiento

II La crisis económica capitalista más grave de su historia

Manifiestaciones en Nueva York denunciando a la banca y la bolsa de Wall Street.

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Tesis PolíTicas Mundiales

que debían cumplir todos los países para pertenecer a la UE. La realidad es que hoy absolutamente ninguno lo cumple. La UE ha quedado redu-cida a un instrumento al servicio de la semicolonización de las naciones más débiles del continente (todas las del ex este europeo, más Portugal y Grecia) por parte de Alemania y, muy secundariamente, de Francia. El salvataje a los bancos en la segunda mitad de 2007, lanzando billones de dólares al mercado, terminó con casi todos los Estados de la región endeudados a niveles insostenibles y a los bancos alemanes y franceses como los grandes acreedores.

Grecia es, sin duda, el eslabón más débil de la cadena, ya que presenta tanto los peores números en términos económicos como el mayor nivel de ascenso en términos de lucha de clases y la mayor crisis política de toda la región.

Pero la crisis es global en Euro-pa. Ya hay diez países en recesión en la UE: Holanda, España, Checa, Grecia, Italia, Chipre, Hungría, Portugal, Finlandia y Luxemburgo. La UE suma ya 26 millones de des-ocupados en 2013. Una suba de 1,8 millón respecto al año anterior. En Grecia, el 60% de los jóvenes están sin trabajo. España también atraviesa una de las situaciones más graves con un 26,4%, con 6 millones de desocu-pados (datos de Clarín, Argentina, 3/4/13).

La crisis golpeó a Chipre, que era hasta ahora uno de los paraísos fiscales de Europa. Se trata de un pequeño país de 1.120.000 habitan-tes. Pero el estallido de su crisis es parte de la crisis de la Eurozona y puede tener graves consecuencias. El gobierno impuso un “corralito” y la “Troika” (FMI, Banco Central Europeo, Alemania-Francia) quiere imponer una violenta quita a los de-pósitos bancarios y un fuerte recorte social, para cobrarse la deuda.

Incluso el país más “sólido y estable” de la Unión Europea, Ale-mania, está asentando su crecimiento en fortalecer su rol imperialista en la región, pero también en mantener a su propia fuerza de trabajo con sala-rios muy bajos (millones de alemanes ganan apenas por encima de los mil euros mensuales), dependiendo en-tonces su economía absolutamente de la exportación.

Es una crisis global

Pero no se trata meramente de una crisis europea o de “las viejas potencias”, como sostienen algunos analistas, sumándole a Estados Uni-dos y Japón. Se trata de una crisis y debacle del sistema capitalista-imperialista en su conjunto. Que se va extendiendo por todo el planeta con distintas expresiones y ritmos. De hecho, el año 2008 fue el primero desde el fin de la Segunda Guerra Mundial en que se registró una caída del PBI global.

La gravedad de la crisis se de-muestra porque comenzó en los Estados Unidos (país que aún no ha salido adelante, ya que mantiene una tasa de desempleo de casi el 10%) y se trasladó rápidamente a Europa. Pero, como desarrollamos en el capítulo respectivo, la crisis ya ha entrado en China. Debemos precisar aquí la situación de los denominados BRIC (Big Recently Industrialised Countries), acrónimo con el que se menciona a Brasil, Rusia, India y China. Insistimos en definirlos como semicolonias, aunque por su tamaño e importancia regional puedan jugar a veces el rol de submetrópolis o subimperialismos. En ningún caso, cada uno de estos países por sepa-rado y tampoco todos juntos, están en condiciones de convertirse en una nueva “locomotora” que relance la economía mundial y la saque de la crisis.

Extrema polarización social

La crisis capitalista produce des-trucción de riquezas y aumento de la pobreza, pero también ganadores. Muchos capitalistas pierden, algunos capitalistas quiebran, pero otros se hacen inmensamente más ricos y los pobres son siempre los que pagan: el resultado es una extrema polarización social. Esto es lo que indica la consigna de los jóvenes norteamericanos de “Ocupa Wall Street”, “somos el 99%”, mostrando que hay un 1% de beneficiados.

Esta consigna refleja la realidad. Al menos hay estadísticamente un 1% beneficiado. En un informe de enero de 2013, la ONG Intermón-Oxfam señala que “El 1% de las personas más ricas del planeta han incrementado sus ingresos en un 60% en los últimos 20 años y la cri-sis financiera no ha hecho más que acelerar esta tendencia”.

En el otro extremo, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo-PNUD, existen 3.000 millones de personas en estado de pobreza que viven con menos de dos dólares por día. Mientras, el 20% de la población más rica posee el 74% de los ingresos del mundo y el 20% más pobre tiene solamente el 2% de los ingresos. Cerca de 925 millones de personas pasan hambre, según datos de 2011 de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO). 1.300 millo-nes no tienen acceso adecuado al agua potable. Podemos ir un poco más allá y veremos que estos datos divergen por regiones. En África, por ejemplo, el 66% de la población vive con menos de un dólar al día.

“Los 240.000 millones de dólares de ingresos netos de las 100 personas más ricas del planeta bastarían para acabar cuatro veces con la pobreza extrema, según el informe ‘The cost of inequality: how wealth and income

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Tesis PolíTicas Mundiales

extremes hurt us all’ (El coste de la inequidad: cómo la riqueza y los in-gresos extremos nos dañan a todos). Puesto de otra forma, si estos 100 supermillonarios donaran una cuarta parte de sus ingresos, acabarían con la pobreza extrema en el mundo. Por su-puesto que esta donación filantrópica, aunque podría eventualmente reali-zarla alguno de ellos individualmente, está totalmente fuera de la lógica del capitalismo. El informe de Oxfam hace un llamamiento a los líderes mundiales para contener los ingresos extremos y que se comprometan a la reducción de la desigualdad, al menos hasta los niveles existentes en 1990”. ¡Es decir, en relación a la desigualdad, para Oxfam volver a los niveles de 1990 ya sería un gran avance!

Un indicativo de la riqueza de los multimillonarios está en la gigantesca acumulación en los paraísos fiscales. “Acabar con los paraísos fiscales, que albergan cerca de 32 billones de dó-lares (¡una tercera parte de la riqueza global!), podría generar 189.000 mi-llones de dólares adicionales en recau-dación impositiva”, informa Oxfam.

Otra expresión de esta extrema polarización social es la compra de

tierras por Estados imperialistas, su-bimperialistas o sus transnacionales en los países pobres.

En el informe ‘Operaciones transnacionales de compra de tierras de cultivo en los países en desarro-llo’, que publicó el año pasado el consorcio de institutos de investi-gación europeos y organizaciones no gubernamentales Land Matrix Partnership, se muestra que desde el año 2000, inversionistas u orga-nismos del Estado de países ricos o emergentes han comprado más de 83 millones de hectáreas de tierras de cultivo en los países en desarrollo más pobres. Esto representa el 1,7 por ciento de las tierras de cultivo mundiales.

Las inversiones son privadas y públicas (por ejemplo, por entidades propiedad del Estado) y proceden de tres grupos distintos de países: economías emergentes como China, India, Brasil, Sudáfrica, Malasia y Corea del Sur; los Estados del Golfo ricos en petróleo; y economías de-sarrolladas ricas, como los Estados Unidos y varios países europeos.

La mayoría de las inversiones se destinan a la producción de alimen-

tos u otras cosechas para exportación desde los países en los que se compra la tierra, por la razón obvia de que los países más ricos pueden pagar más por la producción. Más del 40 por ciento de esos proyectos tienen como objetivo la exportación de alimentos. Es decir, que las tierras que antes producían alimentos en manos de pequeños campesinos, que destinaban a su propia alimentación o a vender en el mercado interno, ahora son destinadas a cultivos de exportación, que dan ingresos a multinacionales y quitan el pan a gran parte de la población pobre.

Una crisis crónica

Se trata de una crisis histórica del sistema capitalista mundial. No es una crisis más. Es una fase aguda de la crisis de la economía capita-lista que, desde la década del 60, se ha convertido en crisis crónica. Sostenemos desde entonces que el origen de la crisis está en la caída de la tasa de ganancia de las ramas industriales más importantes de la economía mundial, que generó una inmensa sobreacumulación de capi-

Una de las protestas contra los desalojos de viviendas en el Estado Español.

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tal que busca valorizaciones ficticias generando burbujas especulativas que, tras dar una falsa sensación de “prosperidad”, estallan al corto plazo, dando lugar a fases “agudas” de esta crisis.

Así, enumeramos como capítulos de esta crisis a la caída de la industria automotriz norteamericana a fines de los 60, a las dos crisis del petróleo de los 70, a la crisis de la deuda externa latinoamericana de 1982, a la caída de Wall Street en 1987 y de la Bolsa japonesa en 1989, y a las crisis de la década del 90 (México en 1994, el Sudeste Asiático en 1997, Rusia en 1998), terminado con la crisis latinoamericana de fin de siglo, con epicentro en Argentina en 2001, al mismo tiempo que también se desarrollaba la de las empresas tec-nológicas en los Estados Unidos. La actual, que ya lleva cinco años, es un capítulo más de esta crisis crónica, sin duda el más agudo y solo com-parable en la historia del capitalismo al de 1929.

Sobre las causas de la crisis capi-talista, hay diversas interpretaciones entre los economistas y la izquierda mundial. Algunos hablan de un choque entre el capital financiero (especulación, caída de bancos y de las bolsas) y el productivo. Otros, de una crisis de sobreproducción. Indudablemente, estos fenómenos existen en las crisis, pero son expre-siones de ella y no sus causas. Sin negar estas distintas manifestacio-nes de la crisis, la causa de fondo, a nuestro entender, es por la baja de la tasa de ganancia y por el intento de superarla logrando una nueva gran masa de plusvalía (mayores grados de superexplotación a los trabajadores).

Llega cierto punto en que la tasa de ganancia de los capitalistas cae porque no puede imponer los ni-veles de explotación que necesitan. Se estanca la sobreacumulación de

capitales y, por lo tanto, la inversión en la producción no es rentable para los capitalistas. Al no invertir en la producción, no se expanden nuevas ramas productivas, los equipos en-vejecen, cierran empresas y se va a la reducción de empleos. Por eso en los últimos 40 años la desocupación aumenta sin detenerse, incluso en los países adelantados. Esto pro-duce un retiro masivo de capitales que buscan hacer sus ganancias en la ruleta financiera. El crecimiento del capital especulativo no es un mero exceso, sino una manifesta-ción de la crisis. Si algo distingue la actual crisis de las anteriores, es la magnitud sin precedentes de los capitales ficticios y la especulación que la acompaña.

En los 90 hubo una recuperación parcial de la crisis que les permitió aumentar la tasa de ganancia en algu-nas ramas. Pero se estaba incubando una nueva crisis. Pues, al lograr una nueva sobreacumulación de capitales que no lograba mantener la misma tasa de ganancia, por las luchas de los trabajadores y pueblos del mundo, éste buscaba invertirse fuera de la producción. Las inversiones espe-culativas son las que prepararon, por ejemplo, el estallido de la burbuja de los créditos hipotecarios en los bancos de Estados Unidos y Europa.

La crisis capitalista no es un fenómeno que tenga que ver, cen-tralmente, con el mercado, sino con la relación entre las clases. Es decir, si hay mayor explotación o menor grado de explotación. Por eso, el centro para los capitalistas en cómo salir de la crisis son los ajustes a los trabajadores con despidos, rebajas de salarios, despidos, recortes en servi-cios sociales (educación y salud), fle-xibilización laboral, criminalización de la protesta y búsqueda de mayores cuotas de explotación (ritmos de producción y salarios “chinos”) y los saqueos a los pueblos.

Las fuerzas productivas no sólo no se desarrollan, sino que se están destruyendo

Esta crisis está demostrando a mi-llones que la llamada “globalización” -término que se empezó a usar en los 90- no era una nueva etapa supe-radora del capitalismo. Seguimos en la época imperialista, de decadencia, donde las fuerzas productivas no solo no se desarrollan, sino que asistimos a su destrucción. La llamada “tercera revolución industrial”, con eje en avances en las telecomunicaciones y el procesamiento electrónico de información, son progresos tecno-lógicos incuestionables, pero están insertos en el marco de un sistema capitalista imperialista que hace que se siga degradando al ser humano (crece la miseria y el hambre) y a la naturaleza, los otros dos elementos que Marx define como integrantes de las fuerzas productivas. Pero, además, la revolución científico-técnica ni siquiera ha permitido que surjan nuevas ramas que, en base a saltos cualitativos de productividad y extracción de plusvalía relativa, hagan de locomotora y saquen a la economía mundial de la crisis crónica, como sí lo habían sido la industria automotriz o la metal-mecánica en su conjunto, al final de la Segunda Guerra Mundial y hasta mediados de los 60.

No solo se estancan las fuerzas productivas, sino que crecen las destructivas como el armamentismo. El comercio de armamento creció un 24% entre 2007 y 2011. Estados Unidos sigue siendo el mayor ex-portador mundial, seguido de Rusia, Alemania, Francia y Reino Unido. India se ha convertido en el mayor importador de armas del mundo, seguido por Corea del Sur, Pakistán, China y Singapur (datos publicados en la BBC, 19/3/12).

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Muchos científicos, por ejemplo, llevan años alertando sobre el peli-gro de la suba de la temperatura del planeta, a raíz del efecto invernadero, el proceso producido por la emisión desmedida de gases como el dióxido de carbono o metano. Este fenóme-no es el que causa el panorama de más inundaciones, mayores sequías, huracanes y otros sufrimientos para la humanidad. Frente a ello, los Es-tados Unidos se niegan a firmar el Protocolo de Kyoto que establece medidas para reducir las emisiones de gases, para no afectar a sus mul-tinacionales.

La minería a cielo abierto y el fracking en hidrocarburos directa-mente arrasan zonas geográficas enormes, envenenando los suelos, aguas subterráneas y ríos. Gran parte de las movilizaciones populares en Latinoamérica son precisamente para oponerse al saqueo y destruc-ción de las multinacionales que utili-zan irracionalmente esas tecnologías.

Contrarrevolución económica permanente

A comienzos de los años 80, la burguesía imperialista y sus gobier-nos habían lanzado una feroz con-trarrevolución económica perma-nente contra el movimiento obrero y los sectores populares. Buscaban salir de la crisis, resolviendo la caída de la tasa de ganancia con aumentos cualitativos de los niveles de superex-plotación y saqueo. Era una política que iba contra la clase obrera, tanto de los países imperialistas como de las semicolonias. Pero también se planteaba avanzar a fondo con la restauración capitalista en los en-tonces Estados obreros, teniendo a la burocracia estalinista como socios privilegiados.

Esto incluía, como parte impor-tante, la liquidación de empresas y servicios estatales gratuitos o de bajo

costo. Las privatizaciones generali-zadas fueron una forma de liquidar a sectores enteros de la clase traba-jadora o a sus conquistas, junto con aumentar el costo de los servicios como electricidad, agua, teléfono, transporte, etcétera.

Esa ofensiva capitalista-impe-rialista, en tanto intento de resolver la crisis crónica, fracasó. La clase obrera mundial, más allá de derrotas parciales en uno u otro lugar, resistió e impidió la aplicación plena de ese programa. En particular, la clase obrera europea, aún sufriendo algu-nos golpes fuertes, como en Gran Bretaña durante el thatcherismo, logró sostener y sigue mantenien-do muchas de las conquistas que logró en el período de la posguerra (vacaciones, sistemas de seguridad social, indemnización por despidos, convenios colectivos). Justamente, los actuales paquetes de mega-ajuste europeos son un nuevo intento de quitárselas. En Latinoamérica, donde las políticas de ajuste y privatización de los 90 buscaban transformar a toda la región en una factoría expor-tadora en base a mano de obra barata, se produjeron rebeliones populares (Argentina, Bolivia, Ecuador y Ve-nezuela) que, desde fines de los 90, revirtieron esa tendencia. Solo en el sudeste de Asia y en China pasó de conjunto la contrarrevolución eco-nómica, generando zonas geográficas puntuales donde la tasa de ganancia industrial es la más alta del planeta en base a la superexplotación de los trabajadores.

La restauración capitalista, parte de esta contrarrevolución económica permanente, fue, sin duda, un triun-fo del imperialismo. Pero al haberse producido en todos los lugares sin derrotas estratégicas de la clase obre-ra (más aún, en medio de revolucio-nes políticas triunfantes), no logró generar un aumento cualitativo de la extracción de plusvalía de las clases

obreras de esos países. Sí consiguió que se dieran políticas de semicolo-nización y saqueo económico de los recursos de los ex Estados obreros, pero fracasó la política de poner en situación de superexplotación a los millones de trabajadores de la clase obrera más formada técnicamente del planeta (la de la ex URSS y Eu-ropa del Este). Por cierto, en China, donde la revolución política fue de-rrotada en Tiananmen, sí se produjo el avance de la superexplotación.

Las perspectivas para el período inmediato son a un agravamiento de la situación de las masas y a la exten-sión geográfica de la crisis mundial hacia todas las regiones del planeta. No vemos salida a esta crisis, más allá de recuperaciones parciales. Si no se produce una derrota histórica de la clase obrera, esas recuperaciones parciales, al ser con nuevas cuotas de explotación, generarán, a la vez, nuevos choques sociales.

El sistema capitalista imperialista no puede ser reformado ni mejo-rado para los pueblos del mundo. La única salida es reemplazar este sistema, en todo el planeta, por un verdadero socialismo. Hay que expropiar a las multinacionales y a los bancos de Estados Unidos, Europa y Japón. Lo mismo debe ocurrir con las grandes industrias, bancos y latifundios de los oligarcas, terratenientes y grandes capitalistas de los países atrasados o “emergen-tes”. Hay que lograr una economía planificada por los trabajadores, para poner las tierras, los inmensos recursos naturales y minerales en be-neficio de las mayorías. Para lograr esto se necesita que los trabajadores y los pueblos impongan sus go-biernos en sus países y planifiquen democráticamente la economía: este es el verdadero socialismo que propugnamos y no la caricatura que se conoció en la ex URSS, Europa del Este o China.

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Tesis PolíTicas Mundiales

Cuando cayó el Muro de Berlín, y en poco tiempo los gobiernos

del mal llamado “campo socialista” (ex URSS, Rumania, Polonia, Che-coslovaquia, etcétera), los capitalistas del mundo festejaron lo que para ellos significaba el triunfo histórico del capitalismo como sistema supe-

rior. “La lucha de clases acabó, nosotros ganamos”, llegaron a decir y pregona-ron el fin de la historia.

Los socialistas revolucionarios tenemos otra interpretación de lo que sucedió. En primer lugar, por-que lo que existía en esos países no era socialismo ni nada parecido:

existían gobiernos dictatoriales de partido único, no había libertad de expresión, prensa, de hacer partidos, sindicatos o huelgas. Las conquistas extraordinarias de los trabajadores a partir de la revolución rusa de 1917, como fueron la expropiación de la burguesía, la economía planificada,

El significado de la caída del estalinismo

III

Caída del Muro de Berlín. 1989

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la nacionalización y el control del comercio exterior, el pleno empleo, educación y salud de calidad, etcé-tera, desde la década del 20 fueron siendo desfiguradas y finalmente en-tregadas por la burocracia estalinista, que defendió siempre y en primer lugar sus privilegios de burócratas pactando con el imperialismo.

Una referencia de estos pactos son los acuerdos de Yalta y Postdam establecidos después de la segunda guerra mundial. En ellos, Churchill (Inglaterra), Roosevelt (Estados Uni-dos) y Stalin se repartieron el mundo y pactaron una coexistencia pacífica. Por ella, la burocracia del Kremlin se comprometió a evitar o traicionar toda nueva revolución socialista en el mundo. Las nuevas expropiaciones logradas desde la posguerra fueron enchalecadas desde su nacimiento por las burocracias.

A partir de 1989, como fueron grandes movilizaciones de masas, de trabajadores y de la juventud las que derribaron el Muro e insurrec-ciones populares las que acabaron con las dictaduras, y porque con el fin de esos gobiernos se liquidó el mayor aparato mundial contrarrevo-lucionario que era el de los partidos comunistas burocráticos -y a la vez, los acuerdos de Yalta y Postdam-, consideramos estos hechos como positivos, como triunfos revolucio-narios históricos del movimiento de masas.

El Kremlin actuó como el princi-pal aliado del imperialismo durante todos esos años, para derrotar los levantamientos del movimiento obrero y de masas por el mundo. Hasta 1989, el imperialismo apelaba al peso del PC de Moscú y sus aliados para frenar, desviar y traicionar las revoluciones, evitando que lleguen a nuevos triunfos socialistas y a gobiernos de los trabajadores que expropiaran a la burguesía en sus países. Así evitaron, por ejemplo,

que hubiera nuevas Cubas en Lati-noamérica, contribuyendo a dejar en el terreno del capitalismo las revolu-ciones de Nicaragua o El Salvador. Y en Europa, jugando un papel similar en el Mayo Francés del ´68 o en la revolución de Portugal del ´74. O en los países árabes apoyando a los regímenes dictatoriales de Kadaffi, Mubarak o Bashar Al Assad. O en-viando los tanques rusos a rebeliones antiburocráticas como ocurrió en Hungría del ´56 o Checoslovaquia del ´68.

Por todas estas razones, afirma-mos que la caída del Muro y del esta-linismo inaugura una nueva etapa en el proceso de la revolución mundial. Lo consideramos un cambio cualita-tivo, pues el imperialismo, al perder su principal aliado, tiene mayores dificultades para enfrentar y derrotar el actual ascenso de la movilización de las masas.

Un triunfo que incentiva la rebelión de las masas contra

sus direcciones traidoras

Los socialistas revolucionarios llamamos a estos hechos como el primer triunfo de la revolución polí-tica. O sea, una rebelión de las bases contra las burocracias traidoras. Esto es lo que ocurrió en la Alemania Oriental, en Rumania y en todos los países del Este. Y, finalmente, en la ex URSS, con el levantamiento de millones de obreros, de mujeres y jóvenes hartos de las dictaduras de partido único de los jerarcas de los Partidos Comunistas, que en nom-bre del socialismo aplastaban a sus pueblos. Los alzamientos revolucio-narios que se extendieron por la ex URSS y los países del Este europeo en 1989-91 acabaron con la burocra-cia totalitaria que desde 1923 aplastó las conquistas de la revolución de octubre, asesinó a sus principales protagonistas, reprimió y amordazó

sus pueblos, mandó a matar a los que tuvieron la osadía de divergir o bien los envió a los campos de trabajo forzado o a clínicas psiquiátricas de “recuperación”.

Este triunfo, pese a las con-tradicciones que tuvo al no poder liquidar la restauración capitalista que impulsaban desde tiempo atrás los burócratas del partido comunis-ta de la URSS, el PC chino y todos sus aliados, y a que creó así mayo-res confusiones en la conciencia, incentivó el proceso de rebeliones antiburocráticas o revolución política en todo el movimiento obrero y de masas del mundo. O sea, la rebelión de las masas contra los aparatos y las burocracias sindicales. Esto es lo que se ha venido manifestando en forma creciente en la revolución árabe con la caída y cuestionamiento a los Ka-daffi, al “nasserista” Mubarak o al “socialista” Al Assad, y que luego ha continuado con el cuestionamiento de los sectores islámicos (los Herma-nos Musulmanes) que se hicieron del poder para continuar explotando a sus pueblos. En la rebelión y repudio a los viejos partidos patronales y sus gobiernos que vemos en Europa, en especial en las movilizaciones sindicales, juveniles y populares de Grecia, España, Portugal, Italia, etcétera. En las huelgas sindicales y rebeliones campesinas-indígenas que se producen en Bolivia, Brasil, Argentina, Venezuela, Ecuador, Perú, Chile y en todo Latinoamérica, desbordando a sus direcciones. O en las huelgas obreras en China por fuera de los sindicatos controlados por la dictadura del PCCh.

Éste es el aspecto más favorable del proceso abierto con la caída del aparato estalinista de la ex URSS. Porque es lo que crea mejores condi-ciones para seguir dando la pelea por la superación de la crisis de dirección revolucionaria, en escala nacional y mundial.

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Tesis PolíTicas Mundiales

Las contradicciones del triunfo de que

cayera el estalinismo

Esta gran victoria del proletaria-do, que explica la situación actual de debilidad del imperialismo por haber perdido a su principal aliado en tratar de controlar al movimiento de masas, tuvo y tiene profundas contradic-ciones que también se expresan en la realidad.

La primera de ellas es que el triun-fo de la revolución política no pudo liquidar el curso restauracionista que había iniciado la burocracia traidora. La burocracia de la ex Unión So-viética y todo el aparato pro Moscú pudo avanzar en la restauración del capitalismo aliada al imperialismo y a las multinacionales, porque de la revolución no surgió una nueva dirección revolucionaria ni orga-nismos del movimiento obrero que pudieran impedir ese proceso. Esto se combinó con la gran confusión en la conciencia de millones de obreros y de jóvenes en la ex URSS y en los países del Este que creyeron, en un primer momento, en la ilusión de que el capitalismo les podría traer, además de libertades, conquistas sociales cualitativas.

Es un hecho que, por el rol de la burocracia, se perdió el tercio de la humanidad que había sido expro-piado al capitalismo. Lo que se llamó los países “socialistas” o el “socia-lismo real”, y que los trotskistas definíamos como Estados obreros burocratizados o deformados. Esos Estados, como la ex URSS, Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumania, China o Cuba fueron conquistas del proletariado mundial. Porque con la expropiación del capitalismo y la pla-nificación, aunque sea en manos de la burocracia, esos pueblos lograron inmensas conquistas. China logró superar un hambre masiva y que to-dos tuvieran un trabajo y educación.

Entonces, fueron grandes conquistas que se perdieron. Esto es un hecho que no podemos minimizar. Por otro lado, también es evidente que el imperialismo se aprovechó de la restauración capitalista para su beneficio, para sus multinacionales, semicolonizando más estos países, como Rusia, China y todo Europa del Este. Imponiendo su producción, su división del trabajo y el surgimiento de nuevos capitalistas.

Pero también es un hecho que, pese a la restauración del capitalismo en este tercio de la humanidad, el im-perialismo no logró superar su crisis crónica. Como luego lo demostró el estallido de una de las crisis más graves del capitalismo mundial, a partir de 2007.

Las campañas del imperialismo y la

conciencia de las masas

El otro punto contradictorio o negativo de la caída del muro de Berlín es que se profundizó la con-fusión en la conciencia de las masas del mundo. Justamente, esta contra-

dicción en la conciencia partía de una combinación de factores. Por un lado, los setenta años de perversión que hizo del socialismo el estalinis-mo, que confundió a millones, que hasta en sus propios países empe-zaban a descreer de él, viendo que el supuesto socialismo era una bu-rocracia privilegiada que les quitaba libertades y conquistas sociales. Esto llevó a que al momento de la caída del muro de Berlín y del aparato de los partidos comunistas burocráticos, el imperialismo instalara la campaña de que había fracasado el socialismo y que el que triunfaba era el capita-lismo. Sobre todo en los primeros años, esta campaña melló fuerte en la conciencia de millones. Pusieron un signo igual entre socialismo y estalinismo, llevando a enlodar aún más la lucha por el socialismo. Esto se combinó también con el descré-dito de la expropiación y de la pro-piedad estatal, con lo cual se fueron introduciendo aún más confusiones. A esto se le sumó la izquierda refor-mista, los ex estalinistas, la corriente castro-chavista, que pretendieron hacer pasar el fracaso del llamado

Putín, presidente de Rusia. Pese a la

restauración del

capitalismo en la ex

URSS, el imperialismo

no logró superar su

crisis crónica

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Tesis PolíTicas Mundiales

socialismo real como causado por un “exceso de estatismo”, para de esa manera favorecer sus políticas de conciliación de clases, de un supuesto socialismo del siglo XXI con economías capitalistas mixtas, con un “socialismo moderno” en-trelazado con las multinacionales, los empresarios y los capitalistas. Tal cual el modelo de China o el nuevo plan del castrismo en Cuba que di-vulgan como una “modernización” o un “mejoramiento del modelo so-cialista”, cuando en realidad se trata de la restauración del capitalismo.

Por eso el castro-chavismo o el neoestalinismo, el neoreformismo, renuevan la teoría de la revolución por etapas y de revoluciones “en uni-dad con la burguesía”, justificándose en el exceso de estatismo y creando una nueva ideología de “nuevas formas de producción económica” basadas en la teoría de extender la llamada propiedad social, empresas públicas “no estatales” o coopera-tivas, todo menos la expropiación de las multinacionales y los grandes capitalistas. Así se disfraza y se en-mascara la política de la izquierda reformista y el neoestalinismo para seguir traicionando a la revolución y encasillándola, tratando de desviar los procesos revolucionarios para sostener al capitalismo en los marcos de un nuevo reciclaje de las teorías de conciliación de clases del falso socialismo.

Esta es una de las peleas funda-mentales que tenemos: la reivindica-ción de que el verdadero socialismo está ligado a la expropiación de la burguesía, a la no colaboración con ella, y también a la democracia y la libertad de las masas para participar en esa planificación y esa nueva eco-nomía. Todo lo que la burocracia que se encaramó en el poder en la URSS desde la década del 20 siempre negó.

Otro aspecto que también ha sido negativo en la conciencia de

las masas es que los neoestalinistas explican que el fin del “socialismo real” no solo tuvo su causa en el exceso de estatismo, sino que se combinó con el partido totalitario único, que identifican como “partido leninista”. Sostienen que la culpa de la burocratización y de la hegemonía dictatorial del aparato soviético y chi-no se originó en la teoría leninista del partido revolucionario, en el famoso centralismo democrático, lo cual es totalmente falso. Y esto es otro de los debates, porque esta confusión ha ido entrando con fuerza, en espe-cial entre la juventud, para debilitar y cuestionar la construcción de los verdaderos partidos revoluciona-rios y facilitó que surgieran nuevas teorías como la de los movimientos sociales, los agrupamientos amplios, el autonomismo, el zapatismo, el horizontalismo. O sea, surgen di-rigentes como el subcomandante Marcos, teóricos como Tony Negri, se reflota a Foucault. Distintos teó-ricos de lo que podemos llamar el neoreformismo, variantes distintas del castro-chavismo que siguen rei-vindicando el partido único como en Venezuela y Cuba, que reflotan las viejas teorías anarquistas y van a la autoorganización, al autonomismo, negando el programa revolucio-nario y la construcción del partido leninista.

Esto se combina también con la revolución política objetiva que se da en el mundo, que es que las masas rechazan los partidos políticos tradicionales burgueses, los partidos de izquierda reformistas burgueses y las organizaciones políticas tradi-cionales en un sentido progresivo, porque ven que todos ellos están llevando el mundo a la actual ca-tástrofe social y económica. Pero a ese rechazo a los partidos políticos, todas estas corrientes del neorefor-mismo lo quieren desviar evitando la construcción de partidos revolucio-

narios, construyendo movimientos autonomistas y de autoorganización, movimientos sociales que terminan siempre claudicando a la burguesía.

Sin embargo, la realidad de la lucha de clases ha provocado avan-ces importantes en la conciencia del movimiento de masas, en un sentido progresivo y anticapitalista. A partir de la crisis de 2007 y 2008 del capi-talismo y del ascenso revolucionario que se fue acompasando, ha crecido la conciencia anticapitalista en las expresiones de millones de jóvenes, de trabajadores y sectores populares que salen a la calle cuestionando a los bancos, como había pasado antes en Argentina en 2001. Hoy esto se ve claramente en toda Europa y en el propio Estados Unidos, como el movimiento Ocupa Wall Street, los Indignados, las manifestaciones de los trabajadores de Europa contra los bancos y las multinacionales. O sea, avanza la conciencia anticapitalista por la negativa. Todavía no da el salto positivo hacia un programa y una propuesta socialista. Pero esto es muy progresivo y también avanza en contra de los regímenes capitalistas. Ya sea monárquicos democrático burgueses, democrático burgueses, las dictaduras, contra todos los viejos partidos.

El “que se vayan todos” de Ar-gentina en 2001 es una consigna que se vuelve reiterativa en el proceso revolucionario de Grecia, en las movilizaciones de España y Portugal. Ese rechazo, tanto al capitalismo y a sus entidades más odiadas como la banca, el FMI y las multinacionales, también se traslada a los partidos y a los sindicatos. Entonces se abre, en ese sentido, un espacio muy im-portante a partir de estos aspectos progresivos que la lucha de clases produce en la conciencia, para pe-lear por el programa y las consignas del trotskismo y de la revolución socialista.

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Tesis PolíTicas Mundiales

A partir de la Primera Guerra Mundial de 1914-1918, se

abre una nueva época histórica. El sistema capitalista mundial agotaba su previa capacidad de desarrollar las fuerzas productivas e iniciaba su decadencia. El dominio de los monopolios y el capital financiero cubrió a todo el planeta. Bajo ese dominio imperialista, la burguesía ya no cede conquistas y mejoras para las masas, dejando atrás los logros reformistas. Ahora, la política del imperialismo y los monopolios es

buscar, de forma permanente, ma-yores niveles de miseria en las masas para tratar de superar su crisis, que se combina con el freno del desa-rrollo de las fuerzas productivas.

En esta época de crisis, guerras y revoluciones, el triunfo de la revolu-ción socialista en Rusia, en octubre de 1917, mostró por primera vez a la clase obrera como el protagonista principal para cambiar el mundo, iniciando la época de la revolución socialista internacional. O sea, definimos como época a todo este

periodo histórico que plantea como única salida para salvar a la huma-nidad de la decadencia el triunfo de la revolución socialista en todo el mundo. Indudablemente, toda épo-ca, que puede durar cientos de años, tiene distintas etapas. No puede ser un proceso histórico siempre con el mismo nivel de relación de fuerzas entre las clases. Por eso, para los so-cialistas revolucionarios ha habido distintas etapas históricas hasta el presente. Desde la revolución rusa, vemos cuatro grandes etapas.

Las distintas etapas históricas

IV

Lenin. La revolución rusa de 1917 abrió una época revolucionaria.

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Tesis PolíTicas Mundiales

La primera, la etapa de la ofensiva revolucionaria de la clase trabajadora que se inicia con la toma del poder por los soviets y el Partido Bolchevique en octubre de 1917. La revolución rusa dirigida por Lenin y Trotsky fue parte de una oleada de nuevas revoluciones, en primer lugar en Alemania. También en Hungría y Turquía. Por la traición de la so-cialdemocracia y la inexperiencia de los partidos revolucionarios de la Tercera Internacional, la única que logra triunfar como revolución socialista será la rusa.

La segunda, que va desde 1923 a 1943, es la etapa de la contrarrevolución burguesa, que ya había tenido los primeros elementos con el triunfo del fas-cismo en Italia en 1922 y que se va a consolidar claramente con el triunfo de Hitler en Alemania, que aplasta al proletariado más organizado del mundo. Unos de sus puntos más altos son la derrota de la revolución en China en 1927 y de la española en la gran guerra civil de 1936 a 1939. Un elemento determinante será la ofensiva militar del nazismo, exitosa hasta 1943, que desarrolla la invasión a toda Europa y África del norte. La otra cara de esta etapa contrarrevolucionaria es el triunfo en 1924 en la URSS de la burocracia dirigida por José Stalin, luego de la muerte de Lenin y la posterior expulsión de Trotsky. El triunfo de lo que denominamos es-talinismo significó la imposición de una dictadura totalitaria y el fin de la democracia obrera, aunque se man-tuvieron las bases económico-socia-les logradas por la expropiación de la burguesía. El aparato burocrático que encabeza Stalin va a producir cambios políticos fundamentales que liquidan el carácter revolucio-nario del Estado obrero soviético,

a la Tercera Internacional y ubican al PCUS (Partido Comunista de la URSS) como el principal colabora-dor del imperialismo en la contra-rrevolución mundial. La URSS se convierte, al decir de Trotsky, en un Estado obrero degenerado.

La tercera es la etapa revo-lucionaria que se abre a partir del triunfo de la batalla de Sta-lingrado del Ejército Rojo sobre el ejército de Hitler. Esta etapa, que se abre en febrero de 1943 y que se va a fortalecer con la caída del nazismo en 1945, es un periodo de grandes revoluciones triunfantes. Estamos hablando de una etapa que va de 1943 hasta 1989. Triunfan revoluciones anticolonia-les y se extiende la expropiación de la burguesía a un tercio de la humanidad, aunque con regímenes burocráticos. En el este de Europa, la China, la revolución cubana, el triunfo de Vietnam en 1974, otros como la revolución portuguesa, la liberación de Angola y Mozambi-que o la iraní en 1979. Aunque con desigualdades, todos estos han sido triunfos colosales. Porque, lógica-mente, esto no niega derrotas como la caída de Sukarno en Indonesia en

1965, los triunfos de Pinochet en Chile en 1973, y de las dictaduras en Argentina y Brasil. Pero la tendencia predominante a partir de la caída del nazismo es de gran ascenso revolu-cionario y de grandes movimientos de masas que producen cambios revolucionarios. Lamentablemen-te, toda esta etapa está teñida de un punto de continuidad con la anterior que es el fortalecimiento del aparato burocrático estalinista y de las conducciones contrarrevo-lucionarias y reformistas (en primer lugar, la socialdemocracia), que im-pidieron nuevos triunfos socialistas revolucionarios como el de Rusia en 1917. Los nuevos Estados obre-ros, surgidos de grandes procesos revolucionarios que impusieron la expropiación de la burguesía, como China, Yugoslavia, Cuba y Vietnam, no dejaron de burocratizarse, con todas sus consecuencias negativas sobre los trabajadores del mundo, manteniéndose como un obstáculo para el triunfo de una nueva revo-lución de octubre.

La cuarta etapa es la que se abrió en 1989, una etapa revolu-cionaria, con la caída del Muro de Berlín. Aparentemente, ésta se-

1943. La batalla de

Stalingrado fue el

comienzo de la

derrota de los nazis.

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ría igual a la anterior. Pero hablamos de una nueva etapa por un punto cualitativo distinto que es la caída de las dictaduras de partido único, autotituladas “comunistas”, y que eran el aparato mundial estalinista pro Moscú. Se trata, entonces, de la caída del mayor aparato contrarre-volucionario. Indudablemente, esta etapa tiene este punto fundamental que la distingue y la convierte en una nueva, porque se abre una gran rebelión de masas mundial, lo que llamamos revolución política, con-tra las viejas direcciones reformistas y traidoras. Tiene dos aspectos de continuidad con la anterior: uno, si-gue un gran ascenso revolucionario de masas. Y, dos, no se supera aún la crisis de dirección revolucionaria de las masas, que sigue siendo la gran tarea a superar.

Lo otro que la distingue de la anterior etapa es que surge el protagonismo de la clase obrera como fundamental del ascenso revolucionario. Entran en acción algunos de los batallones pesados del proletariado, como el chino, el ruso y el europeo, quedando todavía por detrás el de Estados Unidos y Japón. Pero la entrada de millones de trabajadores de China, Rusia y de toda Europa es un punto cualitativo en la nueva etapa.

El ascenso revolucionario no es un proceso lineal

Desde ya, que hablemos de una etapa revolucionaria y de un proce-so revolucionario a partir de 1989 no quiere decir que sea un proceso lineal, sin altas y bajas ni períodos distintos. Como tampoco significa que en todos los países haya situa-ciones revolucionarias. Sino que estamos marcando la tendencia predominante. Que en la relación de fuerzas lo que predomina es el ascenso de la movilización de

las masas, que es la causa de las distintas fases de crisis que soporta el imperialismo. Tanto su crisis militar, económica como política. Incluso la no superación rápida de la gravedad de su crisis está explicada por ese ascenso y esa resistencia de las masas a sus planes de ajuste. Hay una discusión, pues puede provocar confusión que los socialistas revo-lucionarios hablemos de una etapa y/o de una situación revolucionaria en el mundo cuando a veces se producen derrotas, pérdidas de conquistas sociales y económicas, lo cual es una realidad. Pero, siguiendo a Lenin, cuando hablamos de una etapa y una situación revolucionaria nos estamos refiriendo a aquella definición de “que los de arriba ya no pueden seguir como antes y los de abajo ya no quieren vivir como antes”. No significa que estemos pronosticando el triunfo de una revolución de octubre, de un nuevo triunfo al estilo soviético, en forma inmediata. Sino que lo que estamos señalando es que el mundo está abierto a que, por esta relación entre las clases, por este nuevo elemento que es la pérdida de control de un aparato mundial contrarrevo-lucionario, en cualquier país o en cualquier región se puedan producir rebeliones populares o revolucio-nes que cuestionen o derrumben a gobiernos y regímenes, aunque no se llegue a un nuevo octubre. Y eso es lo que ha venido ocurriendo más claramente con los triunfos de la revolución árabe, el proceso de movilización obrera, popular y ju-venil en Europa y en Latinoamérica. Entonces, esto es lo que queremos decir con una etapa y una situación revolucionaria mundial.

Indudablemente, hay idas y ve-nidas. No puede haber un proceso lineal y es importante para nosotros reconocer estas altas y bajas del proceso revolucionario. Por eso

podemos hacer una periodización desde 1989. Hay una coyuntura de triunfo de las revoluciones contra el aparato estalinista que va desde 1989 a 1991, con la caí-da del aparato y del régimen del partido de la URSS. En 1991-94 se abre un nuevo periodo de una contraofensiva imperialista con-tra el movimiento de masas en el mundo, que tuvo triunfos eco-nómicos y políticos. Entre ellos está, naturalmente, la restauración capitalista en la ex URSS, Europa del Este, China y Cuba; una ola de privatizaciones en muchos países del mundo, como en Latinoamérica, y mayores niveles de explotación. La imposición en muchos países de la flexibilización laboral, la terceriza-ción como sistema mundial de nue-vas formas de explotación. O sea, se pierden conquistas importantes. Sin embargo, el imperialismo y las burguesías aliadas, aunque partici-pan y encabezan esta contraofensi-va, no logran imponer una derrota global al movimiento de masas, una derrota histórica, sino que éste se recompone y sigue luchando.

Desde 1994 hay un cambio, a partir de la rebelión de Chiapas, una rebelión campesina e indí-gena que marca un giro a favor de las masas por su impacto mundial. Le seguirán hechos muy destacables como la movilización en Seattle, Estados Unidos, en 1999, que da inicio al movimiento antig-lobalización y que tendrá nuevas ex-presiones con movilizaciones multi-tudinarias en Europa. Luego surge la nueva Intifada en 2000. La caída de Fujimori en Perú, Milosevich en Serbia, el Argentinazo de 2001 y, en abril de 2002, la derrota del golpe militar proyanqui en Venezuela, que es una gran victoria democrática an-tiimperialista del pueblo venezolano y latinoamericano.

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En 2003 se inicia una nueva contraofensiva imperialista con la invasión a Iraq y la derrota de las masas iraquíes. Anteriormente se había dado la invasión a Afga-nistán. Pero como todo triunfo del imperialismo en esta etapa, tiene pocas bases o se le vuelve en contra como la “ley del bombero loco”, que quiere apagar el incendio con gasolina. Porque este intento de una nueva contraofensiva política militar de Bush, con el triunfo de Iraq, el posterior intento de im-poner el ALCA, etcétera, empieza a volvérsele en contra al provocar una reacción en cadena contra la invasión, donde van a surgir, a par-tir de 2003, grandes movilizaciones multitudinarias. En Florencia, Italia, llega casi a un millón de personas. También en los países árabes. Y esto va a culminar con la derrota del ejército israelí en el Líbano en 2006 y con el reconocimiento por parte del imperialismo de su fracaso en Iraq. Entonces empieza a realizar una retirada ordenada, constitu-yendo Iraq un nuevo Vietnam, en el sentido que se convierte en una segunda derrota militar del ejército imperialista norteamericano, el más importante del mundo.

A partir de 2007, con el esta-llido de la crisis económica más grave del capitalismo mundial, a la altura de la crisis de los años 30, se abre una nueva coyuntura mundial. Allí se pone en evidencia la decadencia del sistema capitalista-imperialista. La crisis es tan aguda que ha perdurado hasta ahora, 2013, sin poder solucionarse. Con lo cual se puso de manifiesto una crisis aguda no solo económica, sino política y militar del imperia-lismo, en medio de una incentiva-ción del ascenso de las masas en el mundo contra el intento de que la crisis del capitalismo la paguen los

trabajadores y los pueblos. Con grandes huelgas en Europa, China, Latinoamérica y en distintas partes del mundo.

Con el triunfo de la revolución árabe, a partir de la caída del dic-tador de Túnez a principios de 2011, de Mubarak y Kadaffi en Egipto y Libia, se produce un nuevo período de ascenso revo-lucionario mundial. Revolución que impacta en las masas del mundo y que tiene una continuidad en la rebelión popular contra el dictador sirio y las nuevas acciones obreras y populares en Túnez y Egipto. La revolución árabe provocó un debilitamiento del imperialismo y de su socio em la región, Israel. Y ha incentivado o entusiasmado a los pueblos de Europa y el mundo en esta lucha revolucionaria.

Hacia nuevas confrontaciones

revolucionarias de masas

A modo de conclusión de esta etapa, podemos decir que, por un lado, la restauración capitalista en un tercio de la humanidad, si bien le otorgó un respiro momentáneo a la crisis capitalista, no pudo parar la crisis crónica que venía desde los años 60 y no pudo evitar que entrara en una fase de agudización total de esa crisis desde 2007. Y que le provocara la decadencia en la cual se está debatiendo toda Eu-ropa y el propio Estados Unidos. Además, lo que es importante en la nueva etapa es que nos muestra un protagonismo cada vez mayor de la clase obrera contra aquellos que pronosticaron su fin, porque se decía que estaba siendo sustitui-da por la tecnología y la robótica. Incluso por los que apostaron desde la izquierda a que no podía ser más un sujeto social de la revolución.

China se ha convertido en un país con el 50% de su población urbana y esto ha mostrado un crecimiento descomunal del proletariado. Y son conocidas, pese a todas las formas de censura, las heroicas huelgas y luchas de resistencia que se desa-rrollan desde las fábricas. Lo mis-mo podemos decir de otros países asiáticos, como Vietnam, Camboya, Tailandia o Indonesia, donde se han implantado la mayoría de las multinacionales gracias a la mano de obra semiesclava. O sea, que la restauración, tanto en China como en Vietnam, ha tenido como punto a favor del imperialismo que las mul-tinacionales recobraran ganancias y siguieran explotando. Pero ha tenido este punto contradictorio que, ligado al resurgimiento del ascenso del pro-letariado europeo, donde se suceden huelgas generales y parciales que abarcan a sectores importantes de la clase obrera, hace que el proceso en esta etapa de la revolución mundial pos caída del estalinismo tienda a ser cada vez más obrero y que esto se combine con la incorporación y el protagonismo vigente de sectores de la juventud, campesinos, indíge-nas, desocupados y explotados en general, que indican la gravedad de la crisis y la profundidad del ascenso mundial.

También los procesos revo-lucionarios que acabaron con el aparato estalinista mundial abrieron las compuertas de la lucha contra las burocracias sindicales, extendieron el fenómeno de la revolución polí-tica, posibilitando el surgimiento de corrientes y movimientos clasistas, aunque por el momento sean de van-guardia. Estos tres aspectos centrales nos están indicando la existencia de mayores posibilidades de luchar por superar la crisis de dirección, en una pelea dura contra las nuevas y viejas direcciones reformistas, neorefor-mistas y revisionistas.

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Pocos discuten la crisis del im-perialismo yanqui. Incluso, hoy

ya se admite que perdió la guerra de Iraq y que está perdiendo la de Afganistán. Esto es gravísimo para el imperialismo.

Pero ante ese hecho, hay muchas interpretaciones. Desde la izquierda, hay sectores que apoyan al italiano

Toni Negri, que en su libro “Im-perio” (2001) ha teorizado sobre la desaparición del imperialismo y la existencia de un gobierno mundial, extraterritorial, en manos del G-8, el Banco Mundial, el FMI y la OMC.

Sin embargo, las invasiones de Iraq y Afganistán, las disputas con la Unión Europea y Rusia mostraron

en los últimos años a un imperialis-mo yanqui y a los otros imperialis-mos, muy concretos y activos, con gobiernos como el de Bush y ahora Obama, que juegan un rol funda-mental a escala mundial.

Otros, especialmente la corriente castro-chavista, opinan que el impe-rialismo yanqui va camino a dejar de

v La crisis de dominación del imperialismo

Palestinos arrojando piedras al ejército sionista de Israel

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ser hegemónico y que vamos a un mundo “multipolar” (eso lo dicen, además, embelleciendo a China y Rusia como si fuesen potencias progresivas y “antiimperialistas”). En ese marco explican la guerra civil en Siria, como si fuera parte de esta confrontación, adonde China y Rusia, por ser “progresivas”, es-tarían apoyando al supuestamente “antiimperialista” Assad.

Creemos que son visiones total-mente equivocadas de lo que está sucediendo. Aunque sí reflejan, distorsionadamente, que existe una grave crisis del imperialismo yanqui que ya no actúa con la fortaleza y contundencia de otras décadas.

Para nosotros, todos los datos económico-sociales indican que el imperialismo yanqui sigue siendo hegemónico y dominante, aunque en una gravísima crisis política, económica y militar sin precedentes. Por eso la definimos como una crisis de dominación causada centralmen-te no por el ascenso de potencias rivales, sino por la rebelión de masas que conmueve al mundo y la caída del aparato estalinista de la ex Unión Soviética, por lo cual perdieron a su principal socio contrarrevoluciona-rio que contribuía con sus traiciones a hundir rebeliones de los pueblos. Ahora, el imperialismo lanza sus contraofensivas por su propia cuen-ta y riesgo

Es una crisis que combina tres aspectos: económico,

político y militar

Esta crisis de dominación tam-bién la podemos definir como un debilitamiento de la hegemonía del imperialismo norteamericano. Pero no está a la vista el fin de la dominación norteamericana, como sí sucedió con el imperialismo inglés durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Tampoco hay un

imperialismo alternativo. Se habla de China, pero no tiene ninguna base real.

Años atrás, la prensa burguesa y el imperialismo decían que existía un “Nuevo Orden Mundial” enca-bezado por los Estados Unidos y que se reflejaba en la “etapa de glo-balización de la economía”, de auge del capitalismo. Reforzados por la caída del Muro de Berlín y la res-tauración capitalista, aseguraban el “triunfo histórico” del capitalismo y que se estaba en una nueva etapa superior de desarrollo económico. Se popularizó el “fin de la historia” de Fukuyama.

Todo eso se fue derrumbando por la realidad, a partir del 2007, del total colapso de la economía mun-dial capitalista. Con el agravante que esa crisis tuvo como epicentro a los Estados Unidos y que se fue transformando en una crisis global del sistema capitalista-imperialista, que afecta a los principales países del mundo y que se fue profundi-zando en Europa.

Estamos frente a la crisis más grave del imperialismo yanqui en su historia, ya que por primera vez se combinan tres crisis: económica, política y militar. Hubo otros cracks económicos (la caída de Wall Street del ´87, el efecto Tequila del ´94 o la crisis asiática del ́ 97), pero ahora el crack mundial se combinó con el fracaso militar en Iraq, que significó la segunda derrota militar desde Vietnam, más el empantanamiento en Afganistán. Lo que derivó en una crisis política en la Casa Blanca, con el gobierno de Bush.

Después de la caída de las Torres Gemelas, Bush lanzó una contrao-fensiva imperialista invadiendo en 2001 Afganistán e Iraq en 2003. Así, pretendía mostrarse ante las masas como el gendarme mundial que ponía fin al “terrorismo”, que iba a controlar el petróleo iraquí

y tener una cabeza de playa para estabilizar la región, apuntalando a Israel al derrotar la resistencia de los palestinos y de otros pueblos (fra-casó, por ejemplo, el golpe de 2002 en Venezuela) y que, a su vez, iba a mostrar una economía capitalista floreciente. Terminó fracasando en todos los puntos esenciales. El pro-clamado “Nuevo Orden Mundial” culminó en un “desorden” global de proporciones descomunales.

Todo esto llevó a una crisis po-lítica en la dirección del imperialis-mo norteamericano con la derrota del proyecto Bush y la entrada de Obama. Estados Unidos, cuna del racismo, fue escenario de un acontecimiento político impensado, al producirse el hecho de que la población eligiera a Barak Obama, de origen afro-descendiente y del Partido Demócrata, como castigo al gobierno republicano de George Bush hijo, a quien responsabilizaron por el estallido de la crisis económi-ca y de la derrota militar en Medio Oriente.

La crisis del Vaticano es parte de la crisis política

del imperialismo

La crisis del Vaticano se explica en el marco de la inédita crisis del imperialismo. La Iglesia Católica no se ha podido exceptuar del proceso de decadencia del capitalismo y que cada vez más los pueblos moviliza-dos y explotados toman distancia de la institución.

El Vaticano ha sido siempre par-te del frente contrarrevolucionario mundial. Contribuyendo, en unidad con el imperialismo norteamericano y europeo, a tratar de sostener al capitalismo y derrotar las luchas del movimiento de masas. En ese sentido, fue claro el rol del papa polaco Juan Pablo II, que jugó un gran papel contrarrevolucionario en

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el proceso de restauración capitalista y buscando, activamente, liquidar las revoluciones como, por ejemplo, con sus viajes a Nicaragua, El Sal-vador y a Argentina por la guerra de Malvinas.

La inédita renuncia del Papa Ra-tzinger, algo que no ocurría desde hace más de 600 años, es reflejo de una aguda crisis que sufre la Iglesia y el Vaticano. La crisis financiera capi-talista y la corrupción, por ejemplo, también afectaron al Vaticano con el caso del banco Ambrosiano y otros. Ratzinger ha sido uno de los papas más reaccionarios y se vio obligado a renunciar en medio de una ola de escándalos financieros y de pedofilia.

La designación de Bergoglio como nuevo Papa muestra que la Iglesia busca dar un golpe de timón, nombrando por primera vez a un representante de Latinoamérica y de la orden de los jesuitas. Buscan con ello cambiar la imagen de la Iglesia “rica”, corrupta y alejada de la gente. Ponen a un personaje como el argentino Bergoglio porque es, como el resto de los jerarcas de la Iglesia, un conservador reaccionario y troglodita, pero con una política más hábil que la del ala Opus Dei y Ratzinger, que eran del viejo “apara-to” europeo del Vaticano. Bergoglio posiblemente no cambie mucho las estructuras ni las doctrinas ultrare-accionarias de la Iglesia, pero puede darle una imagen de “estar más cerca de la gente”, de no ir en limusina y tomar buses o no andar con adornos de oro. Pero es un representante de la Iglesia argentina, una de las más reaccionarias de Sudamérica. Que, por ejemplo, colaboró con la dicta-dura militar de Videla, muy lejos de las alas de la Teología de la Libera-ción o del “progresismo” brasilero que empujó por un PT en los 80. Este nombramiento podrá mejorar la imagen del Vaticano, pero no la crisis de fondo de la Iglesia Católica.

La política de la zanahoria y el garrote

El fracaso político-militar en Iraq obligó a Obama a cambiar de política, pasando a la táctica de la “zanahoria y el garrote”, donde lo central será el intento de negociar los conflictos con los gobiernos burgueses y las direcciones con-trarrevolucionarias. O sea que lo que prima es la zanahoria, pero sin abandonar el garrote. Por eso, ante el fracaso de la nueva contraofensiva imperialista que lanzó Obama cen-trada en Afganistán, por su evidente empantanamiento militar, solo les quedó negociar su salida.

La caída de odiosas dictaduras en varios países árabes son espectacu-lares triunfos de las masas y reflejo directo de la crisis de dominación imperialista En especial, son fruto de la combinación de la derrota del imperialismo en Iraq, la continuidad de la lucha palestina y el propio ascenso en estos países contra los ajustes capitalistas. Los triunfos de la revolución árabe profundizan el debilitamiento del imperialismo en la región, cayendo la dictadura egipcia, que era su principal aliado árabe para apoyar al Estado sionista de Israel contra el pueblo palestino. El imperialismo yanqui se vio im-pedido de actuar militarmente para evitar estos triunfos de las masas. En el caso de Libia, su intervención tuvo que ser indirecta a través de la OTAN. Tampoco ha podido intervenir militarmente en Siria. La otra consecuencia de estos triunfos es el mayor aislamiento de Israel, el agente imperialista primordial en Medio Oriente.

En este marco se puede entender la situación de conflicto con Irán, en donde es evidente que Obama quiere evitar un enfrentamiento armado o una guerra. Por eso ha insistido a Israel y a los países aliados con que

hay que agotar la negociación. La escalada contra Irán está provocada por Israel que, en medio de su crisis política y social interna, está buscan-do provocar una guerra contra Irán para unificar al Estado sionista obli-gando al imperialismo a respaldarlo y así tratar de contrabalancear las derrotas que vienen sufriendo. Es tal la crisis del imperialismo, que hasta le cuesta controlar a su principal aliado en la región y por eso no se puede descartar que se vaya a un choque militar si fracasan las negociaciones.

Parte de ese giro táctico, de bus-car la negociación con las direccio-nes, son las tratativas de paz entre el gobierno de Turquía y la dirección del movimiento kurdo del PKK o las nuevas negociaciones entre el go-bierno de Colombia con la dirección de las FARC.

La conclusión más importante que podemos extraer de la presente etapa es que la crisis de dominación imperialista se traduce en la agudi-zación de la lucha de clases en las grandes metrópolis capitalistas, la apertura de situaciones pre o di-rectamente revolucionarias y que la clase trabajadora cumple un papel fundamental en la defensa de los derechos de los cientos de millones de habitantes de esas poderosas naciones capitalistas.

Del mismo modo, ante la agu-dización de las rebeliones de los pueblos contra el intento del impe-rialismo de descargar sobre ellos el peso de la crisis económica, se puede esperar levantamientos en amplias zonas del planeta como hoy acon-tece en el mundo árabe.

Es decir, estamos ante el comien-zo de un nuevo proceso en el cual comienzan a coincidir en el tiempo las luchas de los trabajadores y los pueblos de las metrópolis (como Europa) con alzamientos en varios países dependientes, como es el caso de los del norte de África.

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Hay quienes preanuncian que China será, en 20 o 25 años,

la nueva potencia mundial. Que incluso podría superar o reemplazar a Estados Unidos como potencia he-gemónica, pretendiendo confirmar el “éxito” de la vuelta del capitalismo en China.

Por otro lado, Fidel Castro, Hugo Chávez y sectores de la izquierda reformista mundial han elogiado a China, poniéndola como ejemplo del “socialismo del siglo XXI” que posibilitaría un “mundo multipolar” que debilitaría, positivamente, al

“mundo unipolar” impuesto por el imperialismo yanqui.

Las dos cosas son falsas. Ni China es un ejemplo de “progreso y éxito social” bajo el capitalismo, ni es un socialismo “moderno”, que represente algo positivo para los pueblos del mundo.

China es un país capitalista que explota a millones

Contra lo que afirma el castro-chavismo, en China no hay ningún socialismo. Es un país donde fue

restaurado el capitalismo bajo una dictadura sangrienta del PC chino (PCCh), en alianza con las multina-cionales del mundo, que explota a millones de obreros y campesinos. Por ese camino se han perdido conquistas sociales que las masas chinas tenían a partir del triunfo de la revolución socialista de 1949.

Las consecuencias sociales del proceso de restauración son la suba de los niveles de explotación, la caída del ingreso, de los niveles de asistencia en educación y salud. En China se calcula que hay 63 mil

VI China: ¿Hacia una nueva potencia hegemónica?

Obreros chinos en la huelga de Panasonic.

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transnacionales que producen para el mercado mundial en base a salarios promedio miserables de 100 a 150 dólares mensuales.

En 1978 se inició el proceso de restauración del capitalismo bajo la dirección de Deng Xiaoping, que lanzó la consigna “Ser rico es glorio-so”. Desde 1992, China se consolidó como una economía y un país capi-talista. Ese año, en el XIV Congreso del PCCh se resuelve construir “una economía de mercado socialista”. Desde entonces crecieron en forma abismal la inversión extranjera y la apertura a las normas capitalistas. En 1997, al XV Congreso se lo reconoce como el “congreso de las privatizaciones”. Y en el XVI Con-greso de 2002 se llegó al colmo de cambiar los estatutos del PC para incorporar a “militantes capitalis-tas” como afiliados del partido. En 2007 se da otro paso decisivo para consolidar el carácter capitalista de China. La Asamblea Nacional Po-pular (ANP), el parlamento chino, aprueba una ley que reconoce, por primera vez desde 1949, la defensa de la propiedad privada. Así se le-galizó revertir la mayor conquista de la revolución socialista encabe-zada por Mao, la expropiación de la burguesía y los terratenientes que transformó a China en un Estado obrero deformado, gobernado por una burocracia estalinista.

Una maquila gigante

Pero la transformación de China como capitalista está muy lejos de poder llegar a ser una gran potencia hegemónica mundial ni un ejemplo de progreso social.

Desde ya que ha tenido un cre-cimiento económico a un promedio anual del 10% en los últimos 20 años. Por su producción general y por ser el primer exportador del mundo, ha logrado pasar a ser, desde

2011, la segunda economía mundial, desplazando a Japón (5,3 billones de dólares). Pero todavía está muy lejos de los Estados Unidos, que tiene un PBI de 15 billones de dólares contra 5,5 billones de China. Pero la mayor diferencia se ve en el Producto per cápita: el de Estados Unidos, toman-do las cifras de 2010, está primero con 46.360 dólares, mientras que el de China está en 3.650 dólares (puesto 95°). O sea, una diferencia abismal. Mientras, por ejemplo, el de Brasil fue de 10.900 y el de Argentina de 8.775 dólares. Ambos países superan en dos o tres veces a China. En el aspecto militar, también la diferencia es abismal. Entre 2000 y 2010, Estados Unidos invirtió en este sector casi 6 billones de dólares. Por su parte, China gastó 7,7 veces menos, un total de 785.000 millones de dólares (datos, nota de Daniel Méndez en página web ZaiChina).

El crecimiento chino no se basa en un alto desarrollo tecnológico, sino en un sistema de superexplo-tación único en el mundo por su dimensión, al ser el país con mayor población (1.330 millones), con sa-larios miserables y bajo un régimen dictatorial. La base esencial se basa en la exportación, mayoritariamente a los Estados Unidos, de productos baratos basados en mano de obra semiesclava.

La definición de China como país capitalista tiene sus peculiaridades, partiendo que es un país en donde se restauró el capitalismo y sigue gobernado por el PCCh, un partido estalinista. No es un país imperialis-ta porque ha sido semicolonizado por las grandes multinacionales del mundo imperialista (yanquis y euro-peas) que predominan, y por su total dependencia de sus exportaciones a esos países. Es una gran semicolo-nia respecto al imperialismo, como lo son, por ejemplo, Brasil, India o Rusia, salvando las diferencias. Pero

a su vez, se la puede definir como un subimperialismo o submetrópolis, porque es un gran país capitalista que, al igual que Brasil, usa sus mul-tinacionales y su capital excedente para invertir en otras semicolonias en sus zonas de influencias o hacien-do negocios con las propias metró-polis imperialistas. No es casual que China tenga el 71% de sus inver-siones externas en Asia y, a su vez, sea un gran prestamista de dinero a los yanquis. Los mismos capitalistas ubican a China como parte del grupo llamado BRIC (Brasil, Rusia, India y China), que tiene características semejantes: son semicolonias y, a su vez, subimperialismos. Los capitalis-tas los muestran como grandes “paí-ses emergentes pujantes” cuando, por ejemplo, “India y Brasil todavía son jugadores menores con 2,2% y 2,7% de la producción mundial”... “Los BRIC no van a salvar al mun-do” ( Ha-Joon Chang, Universidad de Cambridge, en Clarín, Argentina, 16/10/11).

En China crece la desigualdad social

Por el contrario, la realidad está mostrando que en China, y en todos los países del llamado BRIC, lo que crece es la desigualdad social, los niveles de superexplotación y está llegando la crisis capitalista global. En China, “los efectos de la crisis europea también se están haciendo notar, con una caída del 18% en el tráfico comercial hacia Europa y una reducción, por tercer año con-secutivo, de su superávit comercial” (El País, 16/12/11). Hay caída de producción, síntomas de problemas financieros y crecen los despidos. Mientras los ricos son cada vez más ricos, crece la miseria entre 800 millones de campesinos pobres. Un 45% de la población urbana del país y un 80% de la población rural no

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tienen ningún tipo de seguro médico y el “resultado es que la esperanza de vida en el oeste rural de China es en promedio de diez años menos que en las ciudades del este” (China, el imperio de las mentiras, de Guy Sorman, página 101). A todo esto se suma que tiene uno de los niveles más altos de contaminación ambien-tal. La sexta parte de los ríos están contaminados y la lluvia ácida afecta a más de la mitad de las ciudades. En Pekín, los niveles de contaminación son escalofriantes, al punto que el gobierno tuvo que pedir que, por el smog, 20 millones de chinos se quedaran en sus casas. El futuro de China no es el progreso social de las masas bajo un capitalismo pujante ni un “socialismo de mercado”, como define el PCCh y el castro-chavismo, sino el crecimiento de la desigualdad, la miseria y la decadencia social.

Una dictadura capitalista

Pocas voces en el mundo se levantan para denunciar a esta dicta-dura siniestra del Partido Comunista. El imperialismo yanqui y europeo, que se llenan la boca hablando de “derechos humanos”, guardan un silencio cómplice. Tratan de cubrir las formas con, cada tanto, alguna denuncia formal. Mientras, siguen invirtiendo y haciendo negocios con sus multinacionales. Nunca una dictadura les garantizó semejante explotación y superganancias.

Lo que ocurre en China con millones de explotados bajo trabajo semiesclavo solo puede ser compa-rado con lo que soñaba Hitler y el nazismo para el mundo. Y, encima, esto se hace bajo las banderas de un supuesto socialismo y apoyado por dirigentes como Fidel Castro, Chávez, Lula y otros sectores de la izquierda mundial. Se trata de un régimen estalinista-burgués.

Está prohibido fundar partidos políticos por fuera del PC. Se persi-gue todo tipo de disidencia política, artística o cultural. Se llega al colmo de tratar de limitar el uso de Internet. Está prohibido fundar libremente sindicatos obreros, campesinos o centros estudiantiles por fuera de los oficiales del régimen.

Los socialistas revolucionarios consideramos que la tarea central de los trabajadores, campesinos y jóvenes chinos pasa por movilizarse para terminar con esta dictadura capitalista del PCCh. Llamamos a la más amplia unidad de acción interna-cional a todos los que coincidan con este objetivo. Estamos del lado de los trabajadores y el pueblo chino en sus luchas por sus reivindicaciones, por el salario, por el derecho a huelga, a formar libremente organizaciones sindicales, campesinas, estudianti-les, a elegir democráticamente a sus dirigentes sindicales en las empresas y los sindicatos, por la libertad de los presos políticos y sindicales; por el libre derecho de expresión y del uso de Internet. Abajo el sistema de partido único, por el derecho a formar y legalizar partidos políticos. Todo esto, en el camino de lograr un verdadero gobierno socialista de los trabajadores, los campesinos y el pueblo.

Oleadas de huelgas obreras

y protestas populares

Lo que viene cambiando desde hace varios años es el crecimiento de las huelgas obreras en todo el país. En especial, desde la huelga en Honda Nanhi en 2010, en la provincia de Guangdong, en el sur de China. Ésta fue el detonante de una oleada de huelgas sindicales que, con desigualdades, se ha mantenido y ha incentivado otras formas de protestas. Fue una huelga de 15 días

por reclamo salarial, que tuvo la peculiaridad que en ella los obreros exigieron el derecho a elegir a los dirigentes de su sindicato. La huel-ga triunfó, se logró además que se aceptara realizar una elección por voto secreto de los miembros de un comité sindical, aunque aún bajo el control del sindicato oficial. Ésta habría tenido bastante impacto en el resto del movimiento obrero. Los huelguistas sacaron una “carta abier-ta” en donde expresaban: “Nuestra lucha por los derechos no pretende proteger únicamente los derechos de 1.800 obreros. Nos preocupan también los derechos e intereses de los obreros de todo el país.” (artículo de Chloé Froissart en www.viento-sur.info).

En 2010 hubo 180 mil protestas, desde huelgas hasta protestas por ex-propiaciones ilegales, reclamos am-bientales o por niños fallecidos por defectos de construcción de las es-cuelas arrasadas por el terremoto de Sicuani (datos de El País, 23/12/11). A fines de 2011, miles de trabajado-res fueron a la huelga en el sur del país. La ola de paros se dio porque en muchas empresas de la provincia de Guangdong, por los efectos de la crisis, aumentaron los despidos y exigían mayor producción. Lo distintivo es que en muchos casos el gobierno dejó correr los conflictos y cedió a las demandas. Esto ha llevado a que en muchas zonas industriales el salario haya crecido. En enero de 2013, en Guangdong, se produjo una huelga inédita de periodistas del Semanario del Sur, de Canton, capital de la provincia, contra la censura de su director. Los manifestantes llevaron carteles con eslóganes como “La libertad de expresión no es un crimen” y “El pueblo chino quiere libertad” (El País, 8/1/13). Finalmente, la dirección del PCCh de Cantón cedió al reclamo.

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La caída de las dictaduras que llevaban cerca de 40 años en

el poder en Túnez, Egipto y Libia ha sido un triunfo revolucionario del movimiento de las masas árabes y del mundo y ha causado un gran impacto. El proceso revolucionario en los países del norte de África y Medio Oriente no solamente ha creado una situación revolucionaria en toda la zona, sino que también influyó en la lucha de clases a nivel mundial. Han surgido luchas como el movimiento de los indignados en Europa y Ocupa Wall Street, en Estados Unidos, que tomaron como ejemplo la lucha de los pueblos ára-bes. En el mismo sentido, también proporcionó una nueva dinámica a la lucha del pueblo palestino, como se vio en la ocupación de la emba-

jada de Israel en El Cairo por las masas egipcias, el mismo día en que Kadaffi huía de Trípoli. La solicitud de Palestina en la ONU para ser re-conocida como miembro pleno o el acercamiento entre la OLP y Hamas hacia una posible alianza han sido ejemplos de estos cambios y de la repercusión de los primeros triunfos de la revolución árabe.

Por otro lado, esta revolución ha sido un mazazo contra el impe-rialismo que profundiza su crisis de dominación política y militar. La caída de Mubarak es una derrota muy importante, ya que pierde un aliado clave para el Medio Oriente. El nuevo gobierno egipcio, por ejemplo, se vio obligado a levan-tar el bloqueo a la frontera con la Franja de Gaza. Otro síntoma claro

de la debilidad de Estados Unidos es la intervención en Libia, ya que no pudo hacerlo directamente por el rechazo popular, y solo estuvo limitado al apoyo logístico y la intervención militar de la OTAN. Incluso esta opción fue un intento de contraofensiva imperialista para ver si podía contrarrestar las derro-tas sufridas y establecer una “cabeza de playa” en Libia. Pero la caída de la dictadura de Kadaffi por la acción rebelde hizo que fracasara este ob-jetivo y que Libia se convirtiera en la tercera revolución antidictatorial triunfante.

Las revoluciones tunecina y egip-cia se extendieron como un reguero de pólvora a toda la región. A Libia primero, ahora claramente en Siria, pero también en las movilizaciones

La dictadura, preocupada por el avance de las protestas y el miedo a un “contagio” popular de las huel-gas obreras y de la rebelión demo-crática de los pueblos árabes, actúa con más cautela e incluso vuelca, por ejemplo, fondos al campo para tratar de amortiguar las protestas en las zonas rurales. Estos elementos podrían estar indicando que quizás se esté produciendo un cambio en la situación nacional abierta luego de la derrota de la rebelión de Tiananmen de junio de 1989, en donde se acen-tuó la contrarrevolución. Si estas

tendencias se confirmaran, se podría pasar a una situación más favorable de las masas para enfrentar a la dic-tadura. Una futura desestabilización política en China sería un cambio clave para el proceso revolucionario mundial.

Bajo el capitalismo, en China se seguirá profundizando la desigual-dad social, aumentará la miseria y la explotación de cientos de millones de trabajadores y campesinos. No hay ninguna perspectiva de mejora social duradera en la medida en que no se produzca un cambio

revolucionario que expulse a las multinacionales y a los nuevos ricos chinos, y que sean la clase obrera, la juventud y los campesinos los que dirijan el país y la economía, poniéndola a su servicio. Por todo esto, una de las tareas centrales de los revolucionarios en China es construir un partido obrero revolu-cionario que encabece la lucha por una nueva revolución socialista, que retome las banderas de la revolu-ción de 1949, pero sin burocracia, sin partido único y con democracia obrera y popular.

Las revoluciones en el Norte de África y Medio Oriente

VII

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Tesis PolíTicas Mundiales

de Bahrein, en Yemen y hasta en Marruecos. Esto confirma que la revolución que se inició en Túnez en diciembre de 2010 es un proceso revolucionario global, que abarca toda la región.

Las revoluciones han provocado un gran

debate en la izquierda

Es evidente que el triunfo del proceso revolucionario árabe ha provocado un gran debate en las filas de las corrientes que se definen de izquierda o antiimperialistas, en pri-mer lugar sobre si el proceso era una revolución o no. Y en segundo lugar, sobre si eran revoluciones válidas o simples maniobras del imperialismo para derrotar a gobiernos populistas nacionalistas. La socialdemocracia y los partidos socialistas que son go-bierno en Europa y distintas partes del mundo tomaron una posición claramente contrarrevolucionaria.

Compartieron la preocupación de sus propias burguesías, junto al imperialismo yanqui, primero apo-yando a los regímenes dictatoriales árabes y luego, cuando vieron que estos regímenes ya no podrían so-brevivir por las rebeliones, apoyaron a los movimientos de oposición y se pusieron en marcha para intentar controlar la revolución y las direc-ciones alternativas.

Por otra parte, los gobiernos de Hugo Chávez y de los hermanos Castro en Cuba y las corrientes de izquierda nacionalistas se colocaron contra las masas rebeldes y apoya-ron a los regímenes dictatoriales como el de Kadaffi en Libia y el de Bashar Al Assad en Siria, como si fueran “gobiernos antiimperialis-tas” y definiendo a las revoluciones como “complots imperialistas”. En realidad, se trata de ex líderes nacio-nalistas burgueses que devinieron en socios y aliados de las multinaciona-les. Kadaffi pactó en 2007 la vuelta

a Libia de las multinacionales del petróleo como la inglesa BP, Exxon, Total y Shell. Bashar Al Assad no solo abrió el país a la inversión extranjera, sino que fue parte de la coalición militar imperialista que en 1991 desató la Guerra del Golfo Pérsico contra Irak. La equivocada postura tomada por sectores de la izquierda reformista, los partidos comunistas y otros sectores de la izquierda chavista internacional ha sido un obstáculo serio para la solidaridad con las masas árabes, en especial con la revolución siria.

Son revoluciones inacabadas

Triunfaron grandes revoluciones democráticas que, por la falta de una dirección revolucionaria, no consi-guieron avanzar hasta el triunfo de una revolución socialista. Las revo-luciones árabes empezaron como re-vueltas populares espontáneas de las

Multitudinarias manifestaciones en Túnez.

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masas, por fuera de la intervención o influencia directa de las direcciones tradicionales nacionalistas o islámi-cas. Es un hecho, por ejemplo, que los partidos islámicos, en especial la Hermandad Musulmana, en un primer momento no apoyaron las movilizaciones revolucionarias, tan-to en Túnez como en Egipto.

La ausencia de una dirección or-ganizada, más allá de líderes locales, define el carácter espontáneo de estas revoluciones. Tanto la fuerza como las limitaciones de estas revo-luciones surgen de ese carácter. Por otra parte, sobre todo en Túnez y Egipto, a pesar de la caída de las dic-taduras, siguen incluso mantenién-dose aspectos del antiguo régimen dictatorial y fundamentalmente la continuidad de la economía capi-talista. Con lo cual, significa que son revoluciones inacabadas. Por eso se ha abierto una nueva etapa del proceso revolucionario y nue-vas tareas, donde el eje ordenador del programa de la lucha pasa por lograr el poder de los trabajadores para resolver definitivamente tanto los problemas democráticos como los sociales del salario, trabajo, pan, salud o educación.

La realidad actual de las luchas obreras y populares en Egipto y Túnez muestra que sigue el proceso revolucionario. Las masas se siguen movilizando, buscando romper el chaleco de fuerza que les quieren poner el imperialismo, las burgue-sías y los reformistas en el poder. Justamente, la gran pelea es darle continuidad a esas movilizaciones por las reivindicaciones económicas, sociales y políticas, con el objetivo estratégico de lograr una nueva di-rección revolucionaria con peso en la clase trabajadora.

Desde un primer momento tam-bién ha existido otro debate en la izquierda mundial sobre el carácter de la revolución. Amplios sectores

han sostenido que la revolución debería mantenerse en una etapa de-mocrática, rechazando la necesidad de luchar por una nueva revolución que provoque una liberación social con medidas anticapitalistas, enca-bezadas por nuevos gobiernos de trabajadores, que den soluciones a las necesidades de las masas. Estos sectores de la izquierda mundial vuelven a recrear la vieja concepción estalinista nefasta de la revolución por etapas. O sea, que la revolución debe pasar necesariamente por dos etapas separadas: la primera, en la que se debe apoyar o aceptar a la burguesía para realizar tareas demo-cráticas. Y la segunda, donde recién en ese momento la clase obrera y el pueblo podrán luchar por el socia-lismo. La realidad está mostrando que esta concepción es equivocada.

Es evidente que el imperialismo norteamericano y europeo, ahora aliado a los nuevos gobiernos is-lámicos que se hicieron del poder en Túnez, Egipto y Libia, tratan que todas las libertades políticas y democráticas conquistadas por la actividad de las masas durante el proceso revolucionario sean redu-cidas a su mínima expresión bajo un régimen constitucional burgués. Y con esta política que llamamos de reacción democrática se intenta parar la revolución y que solo avance a una transformación socialdemó-crata, en los marcos de mantener el capitalismo y la relación con las multinacionales en esos países.

En resumen, todo el plantea-miento que sostuvo y sostiene que las revoluciones árabes tienen que detenerse en la etapa democrática para su consolidación social, y que luego de esa tarea se podría avanzar hacia una transformación socialista, es equivocado e incongruente con la realidad.

En vez de democracia, lo que existe en los países donde voltea-

ron a los dictadores son repetidos intentos autoritarios y represivos que provocan nuevos choques con las masas, como sucede en Egipto y Túnez. En estos países, en vez de un control total por las direcciones islámicas, estamos viendo cómo el pueblo enfrenta y provoca crisis también en los gobiernos islámicos, pues precisamente ellos no resuel-ven ni los problemas democráticos y menos todavía los gravísimos problemas sociales.

Estos hechos demuestran, una vez más, que los objetivos democráti-cos de las revoluciones en estos países semicoloniales y dependientes del im-perialismo no se pueden alcanzar bajo las direcciones y gobiernos burgueses, sean islámicos o laicos, sino única-mente a través de gobiernos obreros y populares. Y es en este sentido que entendemos que las revoluciones árabes reafirman la concepción de la revolución permanente.

La revolución siria

En Siria sigue abierta la lucha revolucionaria para terminar con la dictadura de Bashar Al Assad y su triunfo es clave para el Medio Oriente. Allí hay un nuevo intento contrarrevolucionario tipo Libia, para buscar aplastar la revolución por la vía de los métodos fascistas (bombardeos sistemáticos sobre las ciudades rebeldes). La fuerza de las masas hizo fracasar la contrarrevo-lución armada en Libia. Existe una pelea semejante en Siria. Allí la tarea central es impulsar la solidaridad incondicional con la resistencia del pueblo sirio sin dar ningún apoyo político a la oposición burguesa y proimperialista a Al Assad, el CNS (Consejo Nacional Sirio).

La revolución siria, que empezó en marzo de 2011, se ha transforma-do en una guerra civil prolongada. Los motivos de la sublevación de las

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masas en Siria son casi los mismos que se encuentran en los otros paí-ses árabes. Los planes neoliberales llevados a cabo en el país en la última década que destrozaron eco-nómicamente las zonas agrícolas, es-pecialmente a ciudades como Deraá, la pérdida de los campesinos de sus tierras, los recortes económicos y sociales, la represión y el terror que ejerce el régimen sobre las masas fueron los motivos que dispararon la insurrección.

Mientras que el imperialismo en un primer momento pedía reformas a Al Assad, al ver que el régimen perdía su legitimidad ante las masas y que el proceso tomaba una diná-mica de guerra civil revolucionaria, empezó a demandar la dimisión del dictador. Por otro lado, empe-zó a negociar con las direcciones burguesas alternativa, entre ellas, fundamentalmente, la Hermandad Musulmana Siria, con la colabora-ción del gobierno de Turquía y de Qatar.

Actualmente, la dirección reco-nocida por el imperialismo, el CNS,

tiene a su frente a los Hermanos Musulmanes, varios partidos bur-gueses y algunas organizaciones Kurdas. El CNS tiene el programa de construcción de un “Estado democrático civil” y la estrategia del imperialismo y de los llamados Amigos de Siria es construir una “democracia ordenada”, que en realidad tiene el fin de socavar la revolución con pequeños cambios en el régimen, sin tocar en su esencia la estructura económica capitalista de Siria y tratando de evitar que triunfe una revolución que pondría en cuestión la relación con Israel y con Turquía, Irak e Irán, que son países limítrofes. Por eso es clave, tanto para el imperialismo como para la revolución árabe, quién triunfe en Siria.

En el proceso revolucionario fueron naciendo organizaciones, sobre todo de jóvenes, bajo el nombre de Comités de Coordina-ción Local (CCL). Son una especie de colectivos barriales que fueron impulsando la desobediencia civil como cerrar colegios o comercios y

otras formas de lucha. Luego surgió el Ejército Libre de Siria (ELS), que se ha extendido por todo el territo-rio, integrado por distintos grupos islámicos o no islámicos de todas las regiones. No cabe duda que este ejército rebelde ha unificado a todos los grupos armados contra la dicta-dura. Lo que no está del todo claro es quién predomina en su dirección. El ELS se ha ido fortaleciendo con desertores del ejército de Assad, tanto oficiales como suboficiales y soldados. Desde ya, es evidente que hay influencia de la dirección del CNS, de la Hermanad Musulmana, vía oficiales del ex ejército sirio. Aun-que igual hay muchas contradiccio-nes con cada grupo armado de cada localidad, agrupamiento y de cada comandante. Pesa negativamente, por ejemplo, el accionar de grupos islámicos, religiosos ultrasectarios como el Frente de Al-Nusra, que quieren imponer al pueblo las leyes de la sharía.

Pese a ello, lo real es que se ha ido fortaleciendo la resistencia ar-mada y avanzando en su armamen-

Marcha contra la dictadura en el barrio

Bustal al-Qasyr. Damasco,

marzo 2013.

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to, incluso en la toma de aeropuertos o destacamentos. Y ya controlan una gran parte del país y de los puestos fronterizos.

La revolución siria ha abierto otro profundo debate en la izquierda mundial. Por un lado está el sector castro-chavista y los estalinistas re-ciclados, que apoyan directamente al genocida Bashar Al Assad y acusan -como en Libia- a la rebelión popular siria de ser agentes del imperialismo y de la CIA. Defienden al dictador como si encabezara un gobierno revolucionario de izquierda, cuando en realidad es un genocida que hace mucho tiempo se transformó en socio del imperialismo.

Y existe una segunda postura sectaria, que la podríamos llamar de los “ni-ni”, que denuncian a Bashar Al Assad como un dictador que hay que derribar y a su vez no apoyan a fondo la revolución popular por la dirección burguesa del CNS. Su pro-grama propagandístico es: ni Bashar Al Assad ni el CNS pro-burgués, “por una salida obrera y popular, por una revolución socialista en Siria”.

Y existe una tercera postura, que es la de los socialistas revoluciona-rios, que impulsamos la más amplia unidad de acción bajo la consigna “abajo Bashar Al Assad” y como parte del movimiento revolucionario, diferenciándonos de su dirección bur-guesa, en especial del CNS. Nuestras consignas son claras: llamamos a impulsar la solidaridad incondicional con la resistencia del pueblo sirio, sin dar ningún apoyo a la dirección burguesa y proimperialista del CNS. Llamamos a desarrollar el armamento popular y los comités de defensa del pueblo sirio, rechazando y denuncian-do el intento de injerencia imperialista y la intervención militar de la ONU y de la OTAN. Sin dejar de decirle al heroico pueblo sirio que solo un go-bierno basado en sus organizaciones insurgentes y las de los trabajadores

y sectores populares puede llevar a conquistar sus objetivos democráticos y sociales de fondo.

No es la primera vez que existe esta confusión en la izquierda inter-nacional, en especial en la izquierda sectaria: confundir el movimiento progresivo en una guerra civil o en movilizaciones de masas contra dictaduras con sus direcciones con-trarrevolucionarias y reformistas. Los socialistas revolucionarios apo-yamos el movimiento progresivo, en este caso contra el dictador Bashar Al Assad, sin apoyar la dirección de ese movimiento.

Este mismo debate se dio cuando se produjo la guerra civil española de 1936-39 o en la revolución nicara-güense de 1979. Los trotskistas estu-vimos en la guerra civil española en el mismo bando militar republicano contra el fascismo y Franco, como estuvimos en el mismo bando militar en la guerra civil en Nicaragua, con el Frente Sandinista de Liberación Nacional, sin apoyar la conducción de los Ortega y Fidel Castro. En la Guerra Civil Española, León Trots-ky fue claro cuando le preguntaban insistentemente por qué criticaba al fascismo y también criticaba a la dirección burguesa y estalinista del Frente Popular Republicano y al propio José Stalin, que era un traidor del combate del proletariado y de los campesinos españoles. Trotsky respondió que “el proletariado revolu-cionario no puede colocar los dos campos en lucha en un mismo saco: debe utilizar este combate para sus propios intereses. No puede alcanzar el éxito con una política neutral sino, por el contrario, golpeando militarmente a su enemigo número uno: el fascismo” (España revolucionaria, página 263, Editorial Antídoto). Y agregaba: “todo trotskista debe ser un buen soldado en España” (idem, 223).

Los socialistas revolucionarios seguimos en Siria la misma táctica aconsejada por Trotsky para España

en 1936. No ponemos en el mismo saco al ejército genocida de Bashar Al Assad con el ejército popular re-belde. Estamos en el mismo bando militar rebelde, diferenciándonos de la dirección. Pero como en España, como aconsejaba Trotsky, en Siria los trotskistas deberían ser “buenos soldados” de la rebelión armada.

Por eso llamamos a los pueblos del mundo a apoyar incondicional-mente a la revolución árabe y esta-mos contra cualquier intervención imperialista, sea directa o a través de la OTAN o de la ONU. Del mismo modo, repudiamos las amenazas y las acciones del genocida Estado de Israel de bombardear zonas de Siria. Llamamos a los pueblos árabes de Túnez y Egipto, y especialmente a las milicias de Libia, a que envíen armas a la resistencia. Y llamamos a los gobiernos del mundo a romper con la dictadura de Assad.

Palestina es parte del proceso

Es evidente que el avance de la revolución árabe ha tonificado al pueblo palestino, que en un primer momento se solidarizó con esas revoluciones, pese al silencio de sus direcciones, tanto de la Autoridad Palestina (ex OLP) como de Ha-mas. Es un hecho que se ha abierto una nueva situación para la causa palestina, como se demostró en la reacción a una de las últimas ofen-sivas israelíes sobre Gaza, dónde el pueblo palestino salió a resistir e Israel mostró su aislamiento políti-co internacional. Ya el sionismo no tiene al fiel aliado Mubarak para re-primir a las masas egipcias. El nuevo gobierno de El Cairo tuvo que actuar bajo una gran presión del pueblo y la juventud egipcia, que apoya incon-dicionalmente al pueblo palestino. El proceso abierto de revoluciones árabes en la zona ha permitido parar

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una nueva masacre en Gaza como la que ocurrió años atrás. Al mismo tiempo, fueron creciendo las movi-lizaciones que rompen la división y las zonas de control que se habían repartido Hamas en Gaza y Al Fatah en Cisjordania. La exigencia de uni-dad desde la base frente al enemigo israelí e imperialista que reclama el pueblo es un componente que busca la recomposición de la unidad entre Gaza y Cisjordania para hacer más fuerte la lucha contra la ocupación sionista.

El reconocimiento en la ONU de Palestina como Estado Observador, si bien no trae ninguna solución de fondo al pueblo palestino, no se puede dejar de reconocer como una gran victoria política contra Israel y contra el imperialismo que da una nueva tonificación al combate del pueblo palestino. Es evidente que la política imperialista de tratar de imponer los dos Estados, que fue pactada años atrás por la dirección de la OLP, el imperialismo y la con-ducción sionista, ha ido fracasando. Se ha puesto en evidencia que no hay otra salida que la lucha intran-sigente contra el enclave sionista, para destruirlo e imponer un Estado único, laico, democrático y no racista en todo Palestina, donde puedan convivir en común árabes y judíos.

Túnez y Egipto, la revuelta permanente

En Egipto y Túnez, las moviliza-ciones han continuado y se extienden por reivindicaciones políticas (go-bierno civil, disolución de las institu-ciones del régimen dictatorial) y eco-nómicas (trabajo y aumento salarial) que ni el gobierno de Mursi de los Hermanos Musulmanes en Egipto y Al Nahda de Túnez son capaces de responder. Mientras las movilizacio-nes dan continuidad a la revolución, los regímenes buscan medidas y

direcciones nuevas para salvaguardar la propiedad burguesa y las ganancias de las multinacionales. Ahí se vive claramente una confrontación entre la revolución y la contrarrevolución. Los imperialismos yanqui y europeo, ahora que perdieron a sus antiguos aliados, pactan con las direcciones islámicas para tratar de montar regí-menes siguiendo el “modelo turco”, con forma de democracia burguesa, combinado con aspectos totalmente arbitrarios y antidemocráticos de sus gobiernos. A través de ese tipo de gobiernos, quieren asegurarse las inversiones de las multinacionales en esos países controlando el “proceso de transición” y las movilizaciones de masas.

Los trabajadores, la juventud y los sectores populares, tanto en Egipto como en Túnez, han empezado a hacer la experiencia política con los nuevos gobiernos islámicos que se hicieron con el poder, ante el vacío de una dirección obrera y socialista. En especial en Egipto, se empieza a disipar la ilusión en el rol del ejército que en el momento de la revolución “se pasó” tácticamente a dejarla correr. Las masas han demostrado su ruptura e indignación contra los militares y el gobierno islámico de Mursi, ocupando una y otra vez la Plaza Tahrir por distintas reivindi-caciones democráticas y sociales, rechazando las pseudoreformas constitucionales, y el proceso sigue abierto. En Túnez, distintas huelgas por reivindicaciones sindicales del proletariado tunecino, que estuvo a la vanguardia de la revolución y que fue reprimido por el gobierno de Al Nahda, han desatado un proceso que ha llegado a un punto muy alto con la huelga general de febrero, en repudio al asesinato del líder de izquierda del Frente Popular. Era sintomático que los manifestantes tuvieran como uno de sus estribillos más importantes “por una nueva revolución”.

La continuidad de las revolucio-nes en Egipto y Túnez depende de la confrontación de las masas con los actuales gobiernos y su movili-zación permanente por un programa revolucionario que incluya puntos como la nacionalización de todas las empresas multinacionales, un plan de obras públicas de emergencia para acabar con el desempleo, el no al pago de la deuda externa, la con-fiscación de los responsables de los regímenes anteriores, de los militares y sus familiares que saquearon las arcas del Estado, el juicio y castigo a los responsables de la represión y la violencia estatal y la abolición de todos los acuerdos con el imperia-lismo e Israel, en la perspectiva de desarrollar organismos de poder popular y de los jóvenes. En ese sentido, es fundamental la UGTT (la Central obrera de Túnez), los sindicatos independientes de Egip-to, el movimiento 6 de Abril de ese país y otros que vayan surgiendo en el proceso, en la perspectiva de la lucha por lograr nuevas revoluciones que instalen gobiernos obreros y populares.

Las revoluciones árabes han de-jado en claro, una vez más, la necesi-dad de la construcción de una nueva dirección revolucionaria obrera y socialista. Las masas, por muy heroi-cas que sean sus luchas, mientras no tengan sus organizaciones obreras y populares propias e independientes y no conviertan esos organismos que surgen en la lucha en organiza-ciones permanentes y democráticas que abracen el camino a la toma del poder, estarán ante el peligro de ser reprimidas e incluso de retroceder en las conquistas revolucionarias. Por eso, más que nunca, en Túnez, Egipto, en Libia y en el resto de la revolución árabe, luchamos por la construcción de esos organismos de poder obreros y populares y por partidos revolucionarios.

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Tesis PolíTicas Mundiales

Desde 2008, Europa está en el centro de la crisis capitalista

y el intento de hacérsela pagar a los trabajadores, la juventud y los sectores populares. Desde 2010, la clase obrera europea, aunque con desigualdades y dificultades por su dirección burocrática, salió masiva-mente a la lucha.

El “ajuste”: asalto a las conquistas

laborales y sociales

El colosal despilfarro del llamado “rescate de los bancos” en 2008 sig-nificó que los costos fueron pasados a los Estados. La gran mayoría de los 27 Estados que componen la Unión

Europea (UE) quedaron endeudados y sin capacidad para hacer frente a los pagos de la deuda. ¿Con quién es la deuda? Fundamentalmente con los bancos alemanes y franceses, en ese orden. ¿Y quién debe pagarla, según los capitalistas y su tropa de “exper-tos” económicos”? Los trabajadores y trabajadoras, los inmigrantes, los

VIIIEuropa y el ascenso de la clase obrera

Trabajadores griegos, vanguardia contra el ajuste de la Troika.

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Tesis PolíTicas Mundiales

pobres. ¿Por qué así? La explicación que dan: hubo “años de despilfarro”, ahora “hay que sacrificarse”.

La forma de “solucionar”, según los grandes capitalistas y banqueros, es el “ajuste de la economía”, es decir, reducir el déficit fiscal para pagar la deuda pública. El Banco Central Europeo (BCE), el FMI y la “Comisión Europea” (órgano político de la Unión Europea que refleja los intereses de los Estados más poderosos, fundamentalmente de Alemania y Francia), conocidos -y odiados- por millones de eu-ropeos como la “Troika”, son las instituciones encargadas de diseñar la medida de estos ajustes para cada país y para que los gobiernos endeu-dados puedan obtener “salvatajes”. Es decir, dinero prestado del BCE y el FMI para pagarles a los bancos alemanes y franceses. Y para eso tienen que cumplir con lo que la Troika manda: aumentar la edad jubilatoria, recortar presupuestos de salud y educación, echar empleados públicos, bajar sueldos y aumentar el IVA. Esta política comenzó a aplicarse incluso en algunas de las potencias dominantes de la Unión Europea como Francia y Gran Bretaña. Otra forma de “socorrer” a los endeudados es que el BCE le presta a los grandes bancos al 1% de interés y a su vez estos le prestan a los Estados a un interés de alrededor del 6% o superior. Y la prioridad, en el marco del llamado Pacto Fiscal, es pagar esta deuda que crece de forma imparable.

El ataque a la salud, educación y otros servicios sociales significa el comienzo del desmantelamiento del llamado “Estado de bienestar”, con-quista de la clase obrera al finalizar la Segunda Guerra Mundial y, a su vez, el precio pagado por el impe-rialismo para impedir, con ayuda del estalinismo, revoluciones socialistas en Europa.

Y no son sólo los Estados los que recortan, sino que las grandes em-presas capitalistas privadas también son autorizadas a despedir y bajar los sueldos, o incluso a cerrar sus plantas industriales con muy pocos requisitos, invocando una situación de crisis.

La criminalización de los inmi-grantes es otra arma en manos de los capitalistas contra la clase obre-ra. Las leyes de extranjería fueron las mejores reformas laborales que los Estados podían imponer sin chocar con los sectores de la aristo-cracia obrera representados en los sindicatos. La mano de obra “sin papeles” fue la carne de cañón de los sectores de producción que no podían deslocalizar -construcción, agricultura, turismo, gastronomía. Crearon el ejército de reserva junto a los inmigrantes con papeles, que no pueden perder el trabajo si no quieren perder su “legalidad”. Y así crearon las condiciones para aumen-tar la explotación, quitar derechos y dividir a la clase obrera e incluso sembraron el veneno del racismo y la xenofobia entre los propios tra-bajadores. Se comenzó a perseguir también a ciudadanos de los países de la Unión Europea, especialmente inmigrantes gitanos, polacos o de los Balcanes.

El dominio alemán-francés de la Unión Europea y su

carácter imperialista

Dentro de esa nueva jerarquía en la que Alemania termina imponiendo su ley, Francia y Alemania siguen siendo las dos potencias decisivas en la UE. Eso llevó a hablar del Merkozy (Merkel y Sarkozy, este último ya cayó reemplazado por el socialdemócrata Hollande). Al día de hoy, los países europeos concentran más de la mitad de la facturación del comercio exterior alemán, así

como son el origen de la mayoría de importaciones, con Francia como el primer socio comercial en uno y otro sentido. Pero también, y prin-cipalmente, Alemania es la primera acreedora de los países periféricos (568.600 millones de euros), seguida de Francia (440.000 millones), Italia (96.400) y, a su vez, España es acree-dora por 127.600 millones (99.800 de ellos son de Portugal). O sea que el brutal ajuste en Europa es en gran medida para pagarle a los bancos alemanes y franceses, que después de haber sacado enormes beneficios en los últimos años y endeudado a los Estados para rescatar a sus propios bancos, ahora pretenden cobrar a costa de destruir el salario y las con-quistas sociales.

La ampliación de la UE al este fue una exigencia de las multinacio-nales alemanas, que partiendo de la posición privilegiada de la Alemania reunificada con estrechas relacio-nes con el este europeo, buscaban aprovechar las ofertas a precio de “ganga” de la privatización en masa y elegían los mejores sectores para deslocalizar sus industrias, pudiendo utilizar la mano de obra calificada y barata y proceder a una reducción de costos de producción de sus empresas.

La Unión Europea tiene un claro carácter imperialista dominado por Alemania y Francia. Este carácter se expresa en su interior con la sub-ordinación de los países del sur y la severa limitación de su soberanía nacional por parte de las institucio-nes de la UE, que no tienen carácter democrático, incluso en los estrechos marcos burgueses. Y se expresa a través de las multinacionales en Latinoamérica, África y Asia. La in-tervención del imperialismo francés en Malí, en enero de 2013, mostró crudamente cómo los resortes mili-tares imperialistas permanecen para defender a sus multinacionales como

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el predominio de las francesas Fruit Company, el holding industrial Bo-lloré -presente en 41 países africanos y que incluye desde terminales de contenedores hasta plantaciones-, el grupo Bouygues -obras públicas, agua, electricidad-, la Total en Nige-ria o el líder mundial de energía nu-clear Areva con sus extracciones de uranio en Níger. En defensa de esos intereses han acudido la diplomacia, el apoyo a dictadores, el envío de armas o mercenarios… cuando no los ejércitos de los distintos Estados.

El carácter antidemocrático

de la UE y los Estados nacionales

El Pacto de Estabilidad y Cre-cimiento, el Pacto de la Reforma Estructural y el Pacto del Euro han vuelto a poner sobre la mesa el debate de la cesión de soberanía. Estos acuerdos atan a los Estados a los mandatos de las grandes multina-cionales, alejándolos lo más posible de los vaivenes de la lucha de clases de su país -limitándolos incluso para poner paliativos sociales-, pero no son cambios cualitativos en el papel del Estado burgués. No sólo les permiten mantener la esencia del Estado-nación (el batallón de hombres armados encargados de mantener la dominación de clase, como decía Engels), sino que la re-fuerzan en sus rasgos más represivos y antidemocráticos.

La UE nunca ha tenido un ca-rácter democrático. La Constitución Europea nunca fue aprobada, tras la derrota sufrida en el referéndum francés de 2005. Entonces le cambia-ron de nombre, le pusieron “Tratado de Lisboa” y no la sometieron más a referéndum, excepto -obligados- en Irlanda.

La sola mención de la palabra referéndum en Grecia hizo saltar la alarma en el BCE, en los gobiernos

y en todas las instituciones de la UE. Se acusó a Papandreu por insolidario, irresponsable e incendiario... Todo ello por el simple hecho de que un gobierno pusiera sobre la mesa la posibilidad de que el pueblo decida sobre el acontecimiento que va a ser más determinante en sus vidas: la respuesta a la crisis. ¿Y si esa exigencia se extendía por la Unión Europea? Papandreu fue obligado a desdecirse del referéndum, que nunca se realizó, y se impuso desde la Troika el gobierno “tecnócrata” de Papademos con la exigencia del apoyo de los dos grandes partidos del parlamento. El capitalismo y todas las instituciones temen la voz del pueblo. ¡Defendemos el derecho del pueblo a decidir sobre su futuro!

Tras Grecia, Italia también fue sometida al control y vigilancia de la Troika. En crisis total, el gobierno de Berlusconi, acosado por las movili-zaciones de rechazo, fue sustituido por el también “tecnócrata” Mario Monti. Los gobiernos “tecnócratas” intentan elevarse por encima del en-frentamiento político entre los parti-dos y los cálculos electorales de estos, para servir al gran capital, incluido el italiano o griego respectivamente. La soberanía nacional se pone en cuestión, como lo estaba en América Latina bajo la deuda externa.

En 2013 se produce la crisis de Chipre y la Troika dicta un “corra-lito” y un saqueo a sus depósitos bancarios, cerrando bancos y un plan de privatizaciones.

Esta situación de crisis capitalista e intervenciones antidemocráti-cas para imponer planes de ajuste agudiza los problemas nacionales, de las naciones oprimidas dentro de los Estados nación, como es el caso de Irlanda del Norte, Euzkadi, Cataluña, Escocia y Kurdistán en Turquía, que no se resuelven pese a los estatutos autonómicos en el caso del Estado español o de Escocia.

Estamos por el pleno de derecho de los pueblos a su autodeterminación nacional y ni bien derrotemos al po-der burgués central, continuaremos la lucha sistemática por la unidad del proletariado de esos países, plantean-do, estratégicamente, una federación de repúblicas socialistas.

Las luchas obreras y populares

Desde 2010 entró en escena en gran escala la clase obrera. Así vimos reaparecer grandes huelgas generales y movilizaciones obreras en Grecia, España, Francia, Portugal y otros países.

En mayo de 2010 se masificó la lucha de masas en Grecia, como respuesta a los planes de ajuste con recortes del 20 al 30% de los ingre-sos. Una gigantesca huelga general y las mayores manifestaciones desde el derrocamiento de la dictadura militar en 1974, con 300.000 trabajadores en las calles de Atenas. Esta huelga abrió un ciclo de doce huelgas gene-rales sólo en ese año y centenares de huelgas y movilizaciones parciales. En 2010 hubo, además, dos huelgas generales en Italia, otra en Portugal, otra más débil el 29 de septiembre en España y masivas manifestaciones en Gran Bretaña e Irlanda. En Francia, nueve huelgas generales y bloqueos de los depósitos de combustible por los petroleros.

La primavera de 2011 vio apare-cer otro movimiento de resistencia y repudio a las políticas de ajuste: surgirá en España el “movimiento de los Indignados”. Decenas de miles de jóvenes estudiantes, desocupa-dos, trabajadores precarizados, la mayoría sin organización sindical, salieron a la calle y ocuparon plazas en el Estado español durante meses. El movimiento se expandió, aunque con menor fuerza, a varios países europeos.

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En 2011 hubo otras cinco huel-gas generales en Grecia contra Pa-pandreu, del Pasok, y una contra el nuevo gobierno “técnico” de Papa-dimos. En Italia, dos huelgas contra Berlusconi. Masivas movilizaciones en España y una huelga general en Portugal. En Gran Bretaña, la más masiva huelga del sector público, con unos dos millones y medio de traba-jadores en noviembre. En Alemania hubo importantes huelgas sectoriales en compañías como Lufthansa. En Bélgica, una huelga general en 2011 y otra a principios de 2012.

En 2012 Grecia siguió a la van-guardia con sus huelgas generales. Se sucedieron nuevas huelgas de transportes y movilizaciones estu-diantiles en Italia, huelga de em-pleados públicos en Gran Bretaña y grandes movilizaciones y huelgas en Portugal. En Rumania se comienza el año con la gran protesta de “la tijera” contra el recorte en el presupuesto de salud pública. En el Estado español hay dos huelgas generales y la gran huelga de los mineros del carbón de Asturias y León, que con su movili-zación, bloqueos de rutas y enfren-tamiento con armas rudimentarias a la represión, lograron una gran solidaridad popular. Y el año cierra con la llamada “huelga general euro-pea” del 14N, en realidad una huelga general en el sur de Europa, Estado español, Portugal, Italia y Grecia, los países más afectados por el ajuste.

En febrero de 2013, grandes movilizaciones en Bulgaria contra el aumento de las tarifas eléctricas y exi-giendo renacionalizar la electricidad determinaron la caída del gobierno conservador.

El 2 de marzo de 2013 hubo, según algunas fuentes, un millón de personas movilizadas en Portugal con la consigna “La Troika a la ba-sura” y cantando en las calles “Gan-dola Vila Morena” -la canción de la revolución del ´74-, convocada por

la misma plataforma que convocó en septiembre de 2012 a centenares de miles de personas.

Estas enormes luchas no consi-guen, hasta ahora, generar direccio-nes revolucionarias con peso masivo. Las burocracias sindicales, en general vinculadas a los PCs, a la socialde-mocracia o al Partido Laborista en Gran Bretaña, siguen dirigiendo re-lativamente, pero no pueden frenar la lucha y en muchos casos son desbor-dadas, como es el caso de Portugal, adonde la movilización fue llamada por una difusa plataforma de orga-nizaciones y la CGTP (dirigida por el PC) tuvo que adherir obligada por su base (que de todas formas hubiera ido a las marchas). Las luchas han desestabilizado gobiernos y logrado grandes huelgas generales y la huelga general europea del sur. No obstante, la falta de dirección revolucionaria, o incluso de direcciones sindicales consecuentemente combativas, se hace sentir en que las luchas no tienen continuidad y cuesta meses lograr acciones unitarias. Y sobre todo, en que la vanguardia, que es la clase trabajadora griega, está relativa-mente aislada, sin un apoyo masivo de la clase trabajadora europea.

Inestabilidad política y alternativas antiajuste

Desde fines de 2011, se agudiza la inestabilidad política por la com-binación de grandes huelgas con el “voto castigo” en cada elección contra los partidos que aplican el ajuste. Las derrotas de Zapatero en el Estado español y de Berlusconi en Italia marcaron esta dinámica. En 2012 es derrotado el gobierno de Sarkozy en Francia, que junto con la alemana Angela Merkel eran el binomio realmente gobernante en la Unión Europea.

En Grecia se produce el proce-so más avanzado con el derrumbe de su histórico sistema bipartidista entre la socialdemocracia del Pasok y la centroderecha de Nueva De-mocracia. Cae el Pasok y se hunde electoralmente. La UE impone el gobierno “técnico” de Papademos, un interventor de la Troika. Y en las elecciones de 2012 surge una corriente de izquierda reformista antiajuste que obtuvo una altísima elección, con el 27%.

En Italia, las elecciones de febre-ro de 2013 marcaron la profundidad de la crisis del sistema político con

Miles de búlgaros protestan contra los precios de la electricidad

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un voto antitroika: el primer minis-tro “tecnócrata”, Mario Monti, que había impuesto la Troika con apoyo de la burguesía italiana y de los parti-dos del régimen, fue enviado al basu-rero político con el 10% de los votos Berlusconi con el 31%, el 30% de la centroizquierda y el extraordinario 25% del humorista Boppe Grillo, con su movimiento Cinco Estrellas.

En la propia Alemania, el país dominante y más estable de la Unión Europea, el partido democristiano de Angela Merkel y sus aliados liberales pierden casi todas las elecciones regionales.

En esta crisis política también resurgen sectores de ultraderecha racista. La crisis y la falta de una di-rección revolucionaria empuja a sec-tores empobrecidos de la pequeño burguesía y de trabajadores a culpar a los inmigrantes, y éste es el caldo de cultivo del surgimiento de sectores de ultraderecha, como en Francia el de Le Pen o en Grecia Aurora Dora-da, declaradamente nazi. Fenómenos de ultraderecha con peso importante también aparecieron en Holanda, Noruega, Austria, Hungría, Suiza y Dinamarca.

En Grecia e Italia surgen alter-nativas políticas antiajuste. Tanto el fenómeno de Syriza en Grecia, como con menor claridad el de Grillo en Italia, muestran la aparición de una alternativa política contra el ajuste, aunque con propuestas reformistas en el caso de Syriza o casi sin pro-puesta alguna en el caso de Grillo. Pero en ambos casos se está rom-piendo la lógica de votar por la alter-nativa “opositora” (socialdemócrata o conservadora) dentro del sistema bipartidista.

También en el Estado español surgió un incipiente giro a izquierda en las elecciones regionales e incluso candidaturas claramente de izquierda en Barcelona con un éxito electoral, logrando tres diputados, siendo Lu-

cha Internacionalista parte del frente electoral.

Por un programa revolucionario

Contra los planes de ajuste. ¡Fuera la Troika! Defensa de la educación y sanidad públicas, contra el aumento de aranceles, contra las rebajas de salarios y contra los des-pidos. Exigir expropiación de toda empresa que despida. Defensa de los inmigrantes, inmediato otorga-miento de papeles y plenos derechos sindicales, civiles y políticos a los inmigrantes comunitarios o extra-comunitarios.

No pagar la deuda: una cues-tión de supervivencia. Hemos visto el valor y los límites de los paros nacionales frente a la crisis y los re-cortes, pero no hay un freno real a los recortes que no pase por el no pago de la deuda y la consecuente salida del euro, que tendrían un poderoso efec-to ejemplificador en toda Europa, sea cual sea el país que lo inicie. El pago de la deuda pública hoy aparece ante grandes sectores de las masas como la socialización de pérdidas de los bancos. Ese dinero es necesario para servicios sociales, sanidad, enseñanza, para crear empleos, etcétera.

Nacionalización sin indemni-zación de la banca y bajo control obrero para servir a los intereses de las clases populares. Expro-piación sin indemnización de la banca, empezando por la que ya ha recibido ayudas públicas, para crear con ella una banca pública bajo con-trol de los y las trabajadoras. Garantía de los depósitos a los pequeños aho-rristas, sin reconocimiento de deudas a otros bancos, y bloqueo de fondos para evitar la fuga de capitales. Con esos fondos hay que poner en mar-cha planes de empleo.

Creación de un parque público de viviendas de alquiler social a partir de las carteras inmobiliarias de los ban-cos expropiados. Paralización de los desahucios por motivos económicos e incorporación inmediata de esas viviendas al parque público.

Abajo los distintos gobiernos: por gobiernos de los trabajado-res y los pueblos. Esta debe ser una constante que debemos ubicar en su justo lugar en cada país y mo-mento, unas veces será pura propa-ganda, pero en cada vez más países -como ocurrió en Grecia, Italia, Estado español, Portugal o Bulgaria- la consigna puede pasar en cualquier momento a la agitación de masas.

Impulsar la movilización y la huelga general nacional y europea. El llamado a la lucha, a la huelga general en cada país es del todo necesario para poner en mar-cha a la clase obrera y unirla frente al gobierno y la patronal. Pero hoy solo los sindicatos oficialistas están en condiciones de convocarla a fecha fija. Por ello, cualquier política hacia la huelga general, inevitablemente pasa por dirigir la exigencia de su convocatoria a todos los sindicatos y muy especialmente a ellos.

Lo ocurrido con los sindicatos griegos da la pauta. La GEES y ADEDI (función pública) están bajo el control político del Pasok, el partido de Papandreu, y eso no ha impedido que, muy a pesar de sus direcciones, éstas se hayan visto arrastradas a convocar huelgas gene-rales; de lo contrario, hubieran sido abandonadas en masa por los traba-jadores/as. No se trata de esperar a que ello ocurra, sino de contribuir activamente. Crear un movimiento de base, en los centros de trabajo, exigiendo la convocatoria de una huelga general unitaria a todos los sindicatos, con pequeñas resolucio-

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nes escritas, es la base para generar ese movimiento y abrir el debate en la clase obrera. Solo si ese movimien-to progresa es posible: 1) que los sindicatos mayoritarios acaben por llamar a la lucha. 2) se profundizará una ruptura consciente con esas direcciones o incluso 3) se podrían reunir las fuerzas con capacidad de convocarla apoyándose en las bases sindicales, sin esperar a que lo hagan las direcciones mayoritarias.

La huelga general no es ningún fetiche. Estamos a favor de la huelga general como paso importante en la movilización de los trabajadores para derrotar la política del gobier-no, pero esto no quiere decir que la huelga general -entendida como un paro general de 24 horas- sea la solución a todos los problemas. Para derrotar los planes del gobierno hace falta más que una huelga general; hace falta que los trabajadores sean conscientes de que la huelga general les hace tomar a ellos el mango de la sartén y que esa huelga general tiene que ir seguida de medidas que tiendan a dar el poder a los traba-jadores y esto comienza. Por eso, la importancia de la huelga general radica en el proceso, en la organiza-ción de base previa para impulsarla, de la que se mantiene y garantiza la huelga general y la posterior que ha de darle continuidad en un plan de lucha que necesariamente deberá combinar consignas sindicales, polí-ticas -como referéndums tipo Grecia o Islandia- o concretar acciones que impulsan a los trabajadores al con-trol de la producción o de sectores de servicios, como la que surgió en la huelga general griega de febrero 2012, de ocupación de un hospital bajo control obrero, defendiendo la atención médica gratuita, que llama a su generalización y cuestiona el gobierno. Su carácter objetivamente socialista podría representar un salto en el proceso, en caso de extenderse.

De igual forma, las grandes huelgas generales pueden irse combinando con explosiones de indignación popular, como ya se dio en Grecia, que incorpore a las capas más opri-midas de los jóvenes desocupados y marginados e inmigrantes en enfren-tamientos directos con la represión.

Por la internacionalización de la lucha. Grecia está en la van-guardia de la lucha contra la Troika FMI-UE-BCE que dirige la ofensi-va del capital. Desde dentro de los grandes sindicatos, o por fuera, hay que unir las fuerzas con una políti-ca que excluya el sectarismo hacia ninguna fuerza sindical. Hay que crear un movimiento por una huelga general europea para unir las luchas. La huelga general de noviembre de 2012 mostró que eso es posible. Hace falta preparar una nueva huelga general más extensa, que abarque a más países.

Nuestro enfrentamiento con la UE como Europa del capital no es desde la defensa de la soberanía nacional, sino desde el internacio-nalismo. Nuestro proyecto es una Europa unida de los trabajadores/as y los pueblos, unos Estados Uni-dos Socialistas de Europa. Es desde esta óptica del internacionalismo que enfrentamos a la UE como un proyecto de clase, de la burguesía para mejor imponer sus planes a los trabajadores/as europeos.

Trabajar por una campaña internacional de solidaridad con la lucha de los trabajadores griegos/as podría ser uno de los primeros pasos hacia una lucha in-ternacional superior.

Para ello, y preparando el futuro, es urgente construir una corriente sindical de izquierdas europea. Las fuerzas del capital, gobiernos, instituciones internacio-

nales y gran patronal golpean unidas y sacan su fuerza de nuestra división. Los griegos/as están aislados y luchan solos. Es urgente la conformación de un gran frente de organizaciones políticas y sindicales en cada país y a escala europea alrededor de la ruptura con los planes de la UE y el FMI, creando corrientes sindicales al interior de los grandes sindicatos controlados por la burocracia. 1.- No al pago de la deuda; ese dinero se precisa para mantener los servicios sociales básicos y empezar a crear empleo público. 2.- Nacionalización de la banca y de los sectores vitales de la economía, para ponerlos bajo con-trol de los trabajadores/as. 3.- Plan de inversiones público con salario digno. 4.- Reparto del trabajo entre los bra-zos disponibles sin pérdida de salario. 5.- Garantía para pensiones y salarios.

Construir partidos revolucio-narios, unir a los revolucionarios en Europa. La situación de crisis evoluciona rápidamente y el mayor drama es que no contamos con or-ganizaciones capaces de orientar la lucha de resistencia y ayudar a abrir un camino hacia la revolución. Ésta es la tarea número uno del momento. Es una tarea en cada estado y a nivel europeo e internacional.

Hay que excluir una política sectaria a las corrientes de la iz-quierda revolucionaria o corrientes combativas de los sindicatos, de la juventud. La respuesta que se den a las tareas concretas de la resistencia y la revolución irán separando y uniendo. Política activa al llamado a la coordinación de corrientes de izquierda revolucionaria. Esta unidad no es para discusiones teóricas, sino que tienen que estar centradas en las tareas para parar la ofensiva capita-lista en cada país, solidaridad con la lucha griega y con los procesos revolucionarios en el norte de África y Oriente Medio.

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La propaganda de los gobiernos de Brasil, Venezuela, Argentina,

Ecuador y otros pretende mostrar que en nuestro continente la crisis de la economía “no entra”, que es un problema de Europa y los Es-tados Unidos. Pero el continente latinoamericano es parte de ella y del ascenso revolucionario mundial, aún con todas sus peculiaridades. El año 2012 ha sido de grandes huelgas,

rebeliones indígenas-campesinas y movilizaciones estudiantiles. Lo nue-vo es el cambio que se produce en Argentina con las primeras huelgas generales del movimiento obrero contra el gobierno peronista de Cris-tina Kirchner. Es un cambio, porque hacía 10 años que no se producía una huelga general convocada por la CGT, que tiene una conducción bu-rocrática peronista. Éste es un cam-

bio importante que marca, quizás, los nuevos elementos que hay en el conjunto de América Latina. Por un lado, en Argentina se muestra que ha entrado la crisis económica mundial y que el gobierno del PJ se ha visto obligado a aplicar variantes de ajuste sobre los trabajadores y el pueblo. Pero esto es una cuestión más gene-ral para Latinoamérica donde, si bien no existen todavía manifestaciones

IXLatinoamérica es parte del proceso revolucionario mundial

Huelga y marcha sindical en Plaza de Mayo. Argentina.

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de la crisis capitalista mundial con la profundidad de Europa y otros países, esto no quita que no haya em-pezado a sentirse la recesión que hay en Europa, la baja en las compras de los productos primarios (minerales, agropecuarios) a América Latina en el mercado mundial. Y esto afecta a los gobiernos capitalistas de la región que tienen que seguir con la regla del capitalismo mundial, que es tratar de ajustar a los de abajo. Por eso, estos ajustes parciales o más generales han incentivado el ascenso obrero y popular en el continente.

En Brasil, ya desde 2011 existe una oleada de huelgas que arrancó en marzo con la huelga salvaje de 80.000 obreros de la construcción en Rondonia, seguida por otras como la de los bomberos y empleados de la ciudad de Río, los químicos de la Jo-hnson, los profesores universitarios, los empleados públicos y tantas otras que se han venido produciendo.

En Bolivia hubo un paro de la COB que logró un aumento de salarios y continuaron las moviliza-ciones y reclamos indígenas contra la construcción de la autopista Tipnis. Hay que recordar que Bolivia viene de la gran rebelión popular de fines de 2011, el “Gasolinazo”. En Chile, luego de dos huelgas de mineros del cobre, una huelga de la población del sur, se generó una gran huelga y movilización de estudiantes contra la privatización de la educación, con marchas de más de 100.000 estudian-tes. En Perú entró con fuerza el sector de la clase trabajadora. Hubo una huelga y rebelión minera en el interior del país contra las multinacionales y la megaminería. Se produjo una gran huelga por tiempo indefinido de 350.000 maestros en todo el país. En Panamá hubo una rebelión popular en la ciudad de Colón que derrotó al gobierno liberal de Ricardo Martine-lli, que quería imponer una venta libre de la zona franca. En Venezuela, 2012

fue un año que superó al año anterior en cuanto a conflictos sociales, desta-cándose las huelgas obreras de la zona de Guayana, de las llamadas industrias básicas, las acerías, Ferrominera, de las fábricas de aluminio, como tam-bién luchas de empleados públicos y de la salud, luchas por la vivienda, reclamos por la luz, etcétera. También luchas indígenas por la tierra de los Yukpas, donde los sicarios termina-ron asesinando al líder yukpa Sabino Romero y esto ha generado movili-zaciones de protesta. En Colombia también viene creciendo la lucha obrera y estudiantil. Hubo una gran movilización estudiantil universitaria contra la reforma educativa, una huel-ga de los judiciales y una huelga larga de los obreros del carbón.

El Argentinazo de 2001 abrió un nuevo periodo en el proceso revolucionario

El Argentinazo de diciembre de 2001 dio inicio a un nuevo periodo de ascenso y triunfos del movimiento obrero y popular dentro de la situa-ción revolucionaria latinoamericana. El imperialismo yanqui quiso contra-atacar dando un golpe en Venezuela, pero la movilización de masas derro-tó ese proyecto en abril de 2002. Y luego hizo lo mismo con el sabotaje petrolero de fines de ese año. En el marco de este nuevo periodo, en Bolivia, el ascenso revolucionario se profundizó. En octubre de 2003, una insurrección popular (la llamada “Guerra del Gas”) derribó a Sánchez Losada y en 2005 cayó su reempla-zante, Carlos Mesa. En diciembre del mismo año, Evo Morales y el MAS ganaron las elecciones con el 54% de los votos, llevando por primera vez en la historia a un indígena campe-sino a la presidencia.

En 2005, en Ecuador cayó el gobierno de conciliación de clases de Lucio Gutiérrez, llevado poco

tiempo antes al poder por el ascen-so de masas. Este mismo ascenso llevará finalmente a través de nuevas elecciones a Rafael Correa al poder, constituyendo un nuevo gobierno frente populista aliado al chavismo.

Entre 2006 y 2007 vivimos la extensión del ascenso de la lucha de clases a nuevos países. En 2006 se produce un cambio en la situación de Chile. La rebelión de más de 800.000 estudiantes secundarios, llamada la “Rebelión de los Pingüinos”, fue la primera gran movilización de masas desde el golpe de 1973. Los estu-diantes lograron un triunfo parcial de sus demandas de acceso gratuito a la universidad. Posteriormente, en 2007 irrumpió el movimiento obre-ro con la huelga de 30.000 mineros del cobre. Más tarde, una huelga de trabajadores forestales, con el saldo de un trabajador muerto mientras enfrentaban a los Carabineros.

Otro país que entró de lleno en el ascenso fue Perú. Al poco tiempo de asumir Alan García y el APRA, el crédito de las masas se agotó rá-pidamente. La acción del gobierno de García fue dar continuidad a los planes neoliberales, jugándose a lo-grar la firma del TLC con Estados Unidos. La respuesta de las masas se expresó contundentemente. Hubo levantamientos populares regionales por más presupuesto y autonomía de recursos naturales y contra la contaminación y explotación mi-nera. Salieron los docentes y más tarde se producirían grandes rebe-liones indígenas contra el intento de entregar regiones enteras a las multinacionales.

México y Centroamérica, en el periodo pos Argentinazo, también se sumaron al ascenso obrero y po-pular. La importancia de México en este proceso es clave, ya que se trata del país limítrofe con los Estados Unidos. En mayo de 2006 se inició la heroica huelga de los maestros de

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Oaxaca, que duró hasta fin de año. Se transformó en un movimiento insurreccional popular con duros enfrentamientos y con el surgimiento de un nuevo organismo de poder lo-cal como la Asamblea de los Pueblos de Oaxaca. Este ascenso se expresó luego distorsionadamente en el voto a López Obrador, candidato del PRD en las elecciones presidencia-les, donde todo indica que hubo un gigantesco fraude que posiblemente fue lo que impidió su triunfo. La movilización contra el fraude llegó a ser protagonizada por más de 500.000 personas en el Zócalo del Distrito Federal.

En Guatemala, en 2006 hubo un paro del sector salud. En El Salvador, protestas estudiantiles. En Honduras, huelgas de maestros durante 2006 y 2007. En República Dominicana, una huelga general en junio de 2007. Y hasta en Costa Rica, ese mismo año hubo grandes movi-lizaciones contra el TLC, el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, llegando a movilizar cerca de 150.000 personas, algo inédito para este pequeño país de Centroamérica.

O sea, el periodo pos Argen-tinazo generó un proceso de pro-fundización del ascenso obrero y popular que traería consecuencias, fundamentalmente políticas, para el continente.

Los gobiernos de centroizquierda

y el castro-chavismo

La profundización del proceso revolucionario pos 2001 es lo que explica el surgimiento de gobiernos frente populistas, también llamados de centroizquierda, como una ten-dencia general en Latinoamérica. Se trata de gobiernos burgueses de un tipo diferente a los normales de la década del 90, como fueron los de Menem, Cardozo, Sánchez de

Losada, Toledo, Lagos, Fujimori, Foks, Moscoso, Pastrana o Uribe, que aplicaron a rajatabla las políticas económicas del imperialismo. Estos nuevos gobiernos, fruto del ascenso y del proceso revolucionario que destruyó o condujo a una enorme crisis a los partidos políticos, y en algunas circunstancias hasta el pro-pio régimen democrático burgués, son gobiernos de conciliación de clases, con elementos nacionalistas en algunos casos, que se han visto obligados a tomar algunas medidas de enfrentamiento con el impe-rialismo y a hacer concesiones al movimiento de masas, que conquis-taron parcialmente algunas reivindi-caciones. Estos gobiernos se basan en la conciliación de clases con las organizaciones obreras y populares, no dejan de ser burgueses y de tener un carácter contrarrevolucionario. Su objetivo es tratar de desmovilizar a los trabajadores y normalizar el régi-men político, sobre todo en los casos en que, como en Venezuela, Ecuador y Bolivia, fueron seriamente gol-peados por grandes movilizaciones revolucionarias. Como gobiernos de centroizquierda con elementos de frente popular incluimos a los de Lula-Dilma, Chávez, Evo Morales, Tabaré Vázquez-Mujica, Correa, Kirchner, Lugo, Daniel Ortega y Funes en El Salvador. Indudable-mente, siempre han existido muchas desigualdades entre estos gobiernos. No podemos poner un signo igual entre ellos. Para los revolucionarios, es muy importante distinguir entre los tipos de gobierno de frente popular o de centroizquierda. Esto es clave para las políticas y las tác-ticas. Siempre los definimos como enemigos de la clase trabajadora y de los sectores populares, siempre los denunciamos y nunca les damos apoyo político. Por ejemplo, los gobiernos de Lula-Dilma, los Kir-chner o del Frente Amplio en Uru-

guay han venido siendo claramente agentes del imperialismo yanqui. En cambio, los de Chávez, Morales y Correa siempre han tenido algunos roces con el imperialismo, y por eso incluso las masas los ven “más a la izquierda”. Hay que reconocer que estos gobiernos, en su primera etapa, fueron teniendo un relativo éxito en canalizar coyunturalmente el ascenso revolucionario y evitar, por ahora, que se vaya hacia nuevas crisis revolucionarias. De todos estos gobiernos de centroizquierda, el que más se ha destacado es el de Chávez en Venezuela. Es el que más ha pe-sado y el que nosotros denominamos como el castro-chavismo. La unidad Chávez-Fidel Castro es una versión de un nuevo reformismo después de la caída del Muro de Berlín, que con un discurso aparentemente más radical, con la consigna del socialis-mo del siglo XXI, expresa una nueva versión del nacionalismo burgués, que tuvo sus antecedentes históricos en Lázaro Cárdenas, Perón, Allende, Velazco Alvarado o Torrijos.

También ha tenido un discurso más radical, aunque no en el plano de las medidas económicas naciona-lizadoras. Chávez adoptó un discurso socialista pegado a la imagen del castrismo, citando a Marx, Engels, Lenin, al “Che” Guevara e incluso a León Trotsky. El castro-chavismo surgió como una corriente enemiga de la autonomía de la clase trabaja-dora, de la independencia de clase, del poder para los trabajadores y el pueblo y de la ruptura con el imperialismo y las multinacionales. En definitiva, contra una verdadera revolución socialista. Por eso lo defi-nimos también como contrarrevolu-cionario. Sin embargo, por sus peleas parciales con el imperialismo y porque las masas con sus luchas obtuvieron algunas conquistas, logra una impor-tante simpatía en el movimiento de masas, no solo de su país sino también

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entre la vanguardia de Latinoamérica y del mundo. Por eso se fue con-virtiendo en el principal obstáculo para la construcción de direcciones obreras y socialistas revolucionarias. Pero en el último periodo, al agudi-zarse la crisis económica mundial y combinarse eso con la necesidad de aplicar ajustes parciales o totales sobre los trabajadores, tanto los gobiernos del castro-chavismo como el resto de los gobiernos de centroizquierda lati-noamericanos han empezado a sufrir un deterioro político al calor del inicio de la ruptura de las expectativas que las masas habían depositado en ellos.

Crece el desgaste político de gobiernos y regímenes

La combinación de los primeros elementos de la crisis económica mundial en el continente y el ascenso obrero y popular ha llevado a un cre-cimiento del desgaste político de los gobiernos y regímenes de América Latina, tanto los de centroizquierda, que son mayoría, como la de los gobiernos de la burguesía más pro-yanqui, del tipo de Piñera en Chile o Santos en Colombia.

Indudablemente, el comienzo de la crisis de los gobiernos no es todo por igual. En el marco de la desigualdad, empieza a avanzar esa crisis. En los gobiernos del llamado castro-chavismo, el caso más avanza-do es la crisis política de Evo Morales y del MAS en el gobierno. Pega un salto desde el “Gasolinazo” de 2011, que fue una rebelión masiva contra el aumento de la gasolina, donde la base social de Evo Morales llegó a plantear la consigna “Cambia o te vas”. Morales tuvo que retroceder en su medida. Luego siguieron las huelgas sindicales y la gran marcha indígena contra la carretera del Tip-nis. Lo que hace que, del conjunto de los gobiernos de América del sur y en especial de los gobiernos del castro-

chavismo, sea de los que más crisis tiene. Y esto ahora se refleja en que la propia burocracia de la COB toma distancia, lanzando la formación de un Partido de los Trabajadores, que expresa la ruptura de distintos dirigentes y sectores sociales con el MAS de Evo Morales.

El otro punto nuevo que ha pega-do un salto en el desgaste y la crisis es el gobierno peronista de Cristina Kirchner, que luego de ganar las elecciones en octubre de 2011 con el 54% de los votos, durante todo 2012 ha tenido una caída de popularidad y se ha visto enfrentado a distintas manifestaciones sociales de rechazo a su política. Tanto del sector de la clase trabajadora, donde incluso un sector de la burocracia encabezado por Hugo Moyano rompe con el gobierno y convoca a marchas y paros, como también de sectores de clase media que venían apoyando electoralmente al kirchnerismo, que se manifestó en una gran moviliza-ción del 8 de noviembre, protestando

por la inseguridad, por los cortes de luz, el aumento de la inflación y el deterioro del nivel de vida en general.

En el caso de Venezuela, si bien el chavismo ganó las elecciones pre-sidenciales en octubre de 2012 con una diferencia importante, esto no significa que, luego de 14 años de go-bierno, no tuviera desgaste. El voto de millones a Chávez se explica porque aún no había una agudización de la crisis económica en Venezuela y que, ante la candidatura de los sectores de derecha, todavía millones le dieron el voto a Chávez aunque con menos expectativas que anteriormente. Esto se ha reflejado en distintas huelgas y manifestaciones. Pero ahora, después de la muerte de Chávez, se abre una nueva etapa en la corriente reformista de mayor peso en Latinoamérica: el chavismo y el castro-chavismo. Ve-nezuela ya no será la misma política-mente. Es posible que en los primeros meses el gobierno de Maduro logre contener los desbordes utilizando la imagen de Chávez y la necesidad de

Chile. Movilización estudiantil por la estatal y gratuita.

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“unidad”. Pero con la aplicación en los primeros meses de 2013 de un ajuste ligado a una devaluación, au-mentando los precios y deteriorando el salario, ha provocado otra ola de incertidumbre y de reclamos, que sin Chávez para actuar amortiguándolos, es probable que se retome el proceso de desgaste y ruptura que se frenó momentáneamente por las elecciones de octubre de 2012 y las de abril de 2013. El primer síntoma ha sido la pérdida de más de 700.000 votos en abril, que puso a Maduro al borde de una derrota electoral.

La perspectiva es hacia la crisis del chavismo en Venezuela, a que se produzcan choques con su base popular y a que eso también derive en divisiones en el seno del PSUV. A rupturas, nuevos reagrupamientos políticos y sindicales y nuevas opor-tunidades para la izquierda revolucio-naria. Es una incógnita qué cambios se podrán dar en relación a Cuba. Es factible que, en lo inmediato, no sufra cambios en el subsidio del pe-tróleo y las misiones. Pero esto puede cambiar si en el futuro avanza la crisis económica y política del chavismo.

De conjunto, los gobiernos de centroizquierda, y más precisamente los “más a izquierda” como el de Chávez y Evo Morales, volverán a mostrar el fracaso histórico del na-cionalismo burgués latinoamericano y los distintos gobiernos de frente popular que se dieron, como el APRA, el peronismo o el PRI de México, que terminaron siendo agentes de los planes económicos del imperialismo. Nuevamente se pone en evidencia que el nacionalismo burgués, al no salir de los marcos del capitalismo, termina defraudando a las masas y abriendo un campo de ruptura de expectativas de millones. Este proceso es el que se ha iniciado, con desigualdades, en toda Latinoamérica. Esto también se ha expresado en el gobierno de Ollanta Humala en Perú, que ganó las últimas

elecciones presidenciales con bande-ras nacionalistas y doble discurso, y toda la expectativa que había desperta-do duró muy poco. Al poco tiempo su gobierno se desnudó como agente de las trasnacionales mineras, como con-tinuador de los ajustes neoliberales y por eso su propia base social, sectores que los habían votado, se movilizaron en su contra como los mineros, las poblaciones del interior por la implan-tación de las mineras multinacionales, los docentes, etcétera. Este proceso de desgaste político también le cabe a los gobiernos burgueses latinoamericanos más agentes directos del imperialismo. El caso más evidente es el de Chile con el gobierno de Piñera, que viene sufriendo el embate del movimiento estudiantil y también de la clase traba-jadora. El desgaste y retroceso político se expresó electoralmente en las elec-ciones municipales de fines de 2012, donde la derecha de Piñera sufrió una derrota electoral total. Al punto que varios de los alcaldes del municipio de Santiago de Chile, que eran los que más habían enfrentado la movilización estudiantil, ex pinochetistas confesos, fueron barridos electoralmente.

La tendencia en Latinoamérica va a ser a que crezcan las luchas obre-ras y populares al calor de la crisis económica y de la aplicación de las distintas variantes de ajuste que van a aplicar estos gobiernos. A que avance el deterioro político y que haya nuevas expresiones de crisis, tanto en los gobiernos de centroizquierda como los de la derecha liberal.

Las luchas contra el ajuste y el saqueo continuarán

Los gobiernos de Latinoamérica seguirán obligados a aplicar distintas variantes de ajustes contra los traba-jadores, los campesinos y el pueblo. Presionados por las multinacionales y el imperialismo, en su necesidad de equilibrar su crisis en las metrópolis,

buscarán aumentar el saqueo a los países y a los pueblos de América Latina. En este sentido, seguirá redoblando una contraofensiva de las multinacionales y del capital financiero para seguir imponiendo sus planes. La caída de los precios internacionales, excepto el caso del petróleo, provocará también una menor entrada de divisas a estos gobiernos capitalistas que vienen imponiendo la variable del ajuste so-bre sus trabajadores de la educación y de la salud, afectando estas cues-tiones fundamentales, debilitando el transporte y todos los servicios esenciales para las masas. Esto me-terá más leña al fuego en la lucha en Latinoamérica. Llevará a una mayor confrontación social y a un debili-tamiento cada vez más creciente de los gobiernos y regímenes, tanto de centroizquierda como de derecha liberal. Se seguirán combinando las luchas de los trabajadores, a través de las huelgas, con las movilizaciones campesinas, indígenas, estudiantiles y populares. Ya el pueblo peruano enfrentó y derrotó el proyecto mi-nero Conga. En Argentina, miles se movilizaron contra el proyecto de la megaminería encabezado por la canadiense Barrick Gold. También en Bolivia los indígenas expulsaron a la transnacional minera canadiense South American Silver. Estará plan-teada, entonces, la lucha contra los proyectos saqueadores de las multi-nacionales, contra el pago de la deu-da externa, contra las consecuencias de la creciente inflación y el deterioro del nivel de vida, por aumentos sa-lariales de emergencia, las moviliza-ciones en defensa de la educación y de la salud, en la perspectiva que surjan nuevas alternativas políticas de los trabajadores y del pueblo ante el fracaso de los gobiernos del populismo burgués, que prepara un nuevo fracaso para las expectativas de millones en América Latina.

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La revolución cubana fue durante décadas un punto de referencia

para los luchadores antiimperialistas y socialistas del mundo. Pero desde hace tiempo ha empezado a dejar de serlo. No se escuchan los llama-dos a hacer nuevas revoluciones. El gobierno cubano no apoyó las revoluciones árabes y defendió, de hecho, a los dictadores de Libia y Siria contra su pueblo y se sabe que crecen las inversiones extranjeras y la desigualdad social.

La triste realidad es que la direc-ción cubana, bajo el falso eslogan de “estamos actualizando el modelo socialista”, lleva años desmontando las conquistas de la revolución so-cialista de los 60 y consolidando una restauración capitalista a “la cubana”.

Con previsible unanimidad, el VI Congreso del PCC de abril de 2011 avaló un despido en masa (aunque en forma gradual) y el capitalismo de empresas mixtas que funciona hace años.

En su reflexión, Fidel Castro insistió con la consigna oficial “Cam-biar todo lo que sea necesario”. ¿Qué cambios impulsa la burocracia gobernante del PC Cubano y fueron ratificados por el Congreso? Desde hace dos décadas los cambios sig-nifican la apertura a la restauración del capitalismo. Desde 1991, cuando

En Cuba no se actualiza el “modelo socialista”

X

se realizó el Cuarto Congreso, y desde 1992, con la nueva Constitución, se fue-ron abandonando los pilares del “modelo socialista” que había surgido de la revolu-ción y que llevó al pueblo cubano, aún cuando existieran grandes limi-taciones y sin libertad, a conquistas incomparables en el terreno de la salud, la educación y los deportes. Se fue abandonando el monopolio del comercio exterior, se comenzó la descentralización de la planificación económica y se restableció el dere-cho a la inversión de las multinacio-nales extranjeras (expulsadas desde 1960-61) a través de las empresas mixtas; todos funcionamientos bá-sicos del capitalismo.

Las empresas mixtas son capitalismo

Desde entonces, con idas y venidas, con el apoyo directo del imperialismo europeo, fundamental-mente de España y Canadá, se viene reconstruyendo el capitalismo en Cuba. Esos son los hechos, históri-cos e irrefutables, que esconden los hermanos Castro con sus falsedades y mentiras.

Es capitalismo la existencia de las empresas mixtas en los princi-pales rubros de la economía cubana:

• En níquel y cobalto (Cuba ocupa el primer y segundo lugar mundial en reservas) se destaca la empresa cubana-canadiense Meta-lúrgica de Moa, con la multinacional Sherritt.

• El turismo ha sido uno de los rubros más dinámicos y en crecimiento a partir de su reestruc-turación en los noventa con las em-presas extranjeras. Se destacan las grandes corporaciones Cubanacan y Gaviota, con participaciones de capitales cubanos, privados y estata-les. El 48% de las aproximadamente 42.000 habitaciones es administrado por empresas extranjeras. Entre las empresas españolas más importan-tes están Sol-Meliá y el grupo Bar-celó. Empresarios privados cubanos abastecen el 68% de los insumos de las instalaciones turísticas.

• En explotación petrolera, en 1999 se abrieron 112.000 km2 de

Fidel y Raúl Castro.

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su zona de exclusión en el Golfo de México para empresas extranjeras. Participan Repsol-YPF, Petrobrás, Ocean Rig (Noruega), Petrobrás con Sherritt Gordon (Canadá, primera en petróleo y gas). Energas (cubana-canadiense) produce electricidad con el gas que extraen.

• En tabaco y producción de ha-banos, existe Habanos SA, fundada en 1994. Empresa mixta en partes iguales entre la estatal Cubatabaco y Altadis, empresa española, propiedad del grupo inglés Imperial Tobacco Group. Es una multinacional que tiene el 80% del mercado mundial de puros.

• En 1993 se formó la Corpo-ración Cuba Ron SA, para la pro-ducción, comercialización y expor-tación del tradicional Havana Club, formada por empresarios cubanos y la francesa Pernod Ricard (la del whisky Chivas Regal). Hoy, Havana Club llega a 100 países y la empresa está entre las 20 de mayor venta del mundo en el rubro.

Es capitalismo que se recargue de impuestos a miles y miles de cubanos pobres que intentan trans-formarse en cuentapropistas porque son despedidos. Nada se informa ni se discute sobre los impuestos que pagan las multinacionales, ni cuánto suman las jugosas ganancias que en-vían a sus casas matrices. En medio de salarios de hambre de entre 15 y 20 dólares por mes, entrando en los más bajos del mundo.

El conocido economista oficial Omar Everleny Pérez Villanueva resumió con sinceridad la situación y los “cambios” de Fidel y Raúl en Le Monde Diplomátique: “Sí, hay gente que va a perder con las reformas. Sí, hay gente que va a estar desocupada. Sí, las desigualdades van a aumentar. […] Esas desigualdades ya existen, lo que hoy tenemos es una falsa igualdad. Lo que hay que determinar ahora es quién merece realmente estar más arriba” (Nº 142, abril de 2011).

De las conquistas socialistas de los 60 al

abandono de la revolución

Hay sectores que se reivindican de izquierda, que ahora hacen cam-paña política diciendo que no va lo estatal, que no hay que expropiar, que hay que dar espacios a “distintas formas de propiedad”. En relación a la Cuba actual, no cuestionan el discurso oficial de que se “actualiza el socialismo”, ignoran o niegan los hechos inmensos que prueban el retorno al capitalismo y son fanáticos de la pequeña empresa capitalista, vía las cooperativas. Quieren liberalizar a fondo, hacia un “nuevo socialismo democrático”, pero con una econo-mía “más abierta”.

Lo grande de la revolución cubana fue su avance hacia la ruptura con la burguesía y el imperialismo, al calor de la movilización de los trabajadores y el pueblo. Fue esa revolución que empu-jó a los Castro a radicalizar la reforma agraria, congelar tarifas y alquileres, expropiar las destilerías, ingenios azucareros y bancos, y a romper con los yanquis. Aquella “centralización” fue un logro histórico: la puesta en marcha del plan económico nacional basado en la propiedad estatal, con el monopolio del comercio exterior y las nacionalizaciones. Y así se conquista-ron aquella salud y educación que pu-sieron a Cuba Socialista en uno de los primeros lugares de América Latina.

Aquellas conquistas se lograron a pesar que existía una burocracia privilegiada y represiva. La mejor prueba de lo que decimos la dio el “Che” Guevara, quien en todo mo-mento combatió la burocratización y la denunció públicamente, con su visceral y genuino igualitarismo.

Pero los Castro se fueron subor-dinando a la burocracia mayor, el co-losal aparato del Partido Comunista de la Unión Soviética. De su mano, se fueron apartando del camino re-

volucionario e internacionalista de los primeros años y del “Che”.

Nunca más impulsaron nuevos triunfos socialistas en América Latina, apoyando la “coexistencia pacífica” y el pacto de los burócratas rusos con el imperialismo. Apoyaron el aplastamiento de la revolución de los obreros checos en 1968. Se su-maron a la reaccionaria y suicida “vía pacífica al socialismo” de los partidos comunista y socialista en Chile, que abrió camino a Pinochet en 1972. En 1979, Castro llamó a los sandinistas a no hacer en Nicaragua una nueva Cuba. En 1981 apoyaron el golpe de Jaruzelski contra los obreros polacos.

Otra sería la realidad de Cuba y América Latina si todo el prestigio y poderío del castrismo hubiera estado al servicio de lograr nuevos países socialistas en el continente. Poniendo la riqueza latinoamericana al servicio de sus pueblos, no de las multinacionales y el imperialismo. Y sin monolitismo y partido único, con democracia y libertades para que las masas en lucha se organizaran, discutieran, rectificaran errores y fortalecieran los aciertos.

Incluso así, ante golpes o retro-cesos, la moral y conciencia de los pueblos podría haber seguido avan-zando, construyendo una alternativa socialista y revolucionaria. Hubo mu-chas oportunidades arruinadas. Por todo esto, históricamente nuestra corriente, a la par de defender in-condicionalmente a Cuba socialista, denunció siempre las traiciones de la dirección castrista.

Está planteada la lucha por una nueva revolución socialista

Hoy en Cuba crece la bronca y el desencanto en el pueblo. Y así se ins-tala el peligro de que se reproduzcan los retrocesos en la conciencia que se dieron en la ex URSS y Europa

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del Este, donde los avances restau-racionistas, de la mano de la propia burocracia, no hicieron otra cosa que crear entre las masas fatales ilusiones en el capitalismo. El gran desafío es luchar por una nueva revolución socialista.

El programa de los socialistas revolucionarios ya no alcanza con el rechazo al bloqueo y con la impres-cindible solidaridad con el pueblo cubano. Se plantea la pelea por una nueva revolución socialista, para revertir el cambio económico-social hacia el capitalismo impuesto por los Castro, junto a la lucha contra el régimen dictatorial para imponer libertades políticas para todo el pueblo.

Alentamos la movilización obre-ra, popular, estudiantil y campesina para exigir un salario digno, termi-nando con los 10 o 15 dólares del actual sueldo estatal. Por un mínimo de 250 o 300 CUCs, aboliendo el sis-tema perverso de la doble moneda. Basta de tiendas y mercados para ricos y otros para pobres. Basta de

salarios especiales y privilegios para la burocracia gobernante.

Más inversión en salud y educa-ción. No a las empresas capitalistas, sean mixtas o totalmente privadas. Por la reestatización de las grandes empresas bajo control y administra-ción obreras, en el marco de un plan único centralizado.

Plenos derechos para la movili-zación y organización independiente de los trabajadores, los campesinos y estudiantes. Derecho a disentir, protestar y hacer huelga. Plena independencia de los sindicatos res-pecto del Estado y el gobierno. Por la democracia obrera para hacer sus reclamos, cambiar a los dirigentes y formar nuevos sindicatos.

Plenas libertades para el pueblo cubano, nada para los gusanos de Miami. Basta de presos políticos; contra el régimen de partido único y por la libre formación de partidos políticos. Total libertad para entrar y salir del país a todos los cubanos con un trámite sencillo y gratuito. Libre uso de Internet; no a la censura a la

música, el arte y la información. Li-bertad para los jóvenes, con derecho a organizar Centros estudiantiles y exigir libremente sus reclamos.

Por un plan económico nacional que arranque por recuperar el mono-polio del comercio exterior, elimine el sistema bimonetario actual y dé aumento inmediato y sustancial de salarios. Por una nueva planificación económica con democracia obrera, que ataque la diferenciación social, la corrupción de los de arriba y revierta la restauración capitalista. Recuperar las conquista en salud y educación logradas en los primeros años de la revolución. El gobierno de los Castro y el PC no está al servicio del pueblo cubano, hay que reemplazarlo con la movilización por un gobierno de los trabajadores, para lograr el verdadero socialismo con democracia obrera. Para ello, alentamos la construcción de una nueva dirección revolucionaria, un nuevo partido socialista que retome las banderas del “Che” y de los pri-meros años de Cuba Socialista.

XI La crisis de dirección revolucionaria

La crisis de la dirección revo-lucionaria, o sea, su ausencia

y el predominio de los aparatos contrarrevolucionarios, aunque más debilitados, es lo que hace que pese al gran ascenso revolucionario, siga el domino imperialista y las revoluciones no avancen a revoluciones socialistas.

Como señalaba Nahuel More-no: “mientras el proletariado no supere su crisis de dirección revolucionaria no podrá derrotar al imperialismo mundial y todas sus luchas, como consecuencia de ello, estarán plagadas de triunfos que nos

llevarán inevitablemente a derrotas catas-tróficas. (...) Mientras los aparatos sigan controlando al movimiento de masas, todo triunfo revolucionario se transforma inevi-tablemente en derrota”. (“Actualización del Programa de Transición”. Tesis II). Este es el peligro que se cierne sobre las revoluciones árabes, que las direcciones burguesas y reformistas islámicas y no islámicas quieren con-gelar o derrotar. Por eso sigue siendo la tarea número uno de los socialistas revolucionarios la lucha por superar esta crisis de dirección, construyendo

partidos revolucionarios en cada país y una Internacional revolucionaria.

Una rebelión de los de abajo

El crecimiento del proceso de la revolución política mundial en el movimiento obrero y popular que se abrió en 1989 con la caída del es-talinismo es el factor que contribuye a dar con mayor fuerza la pelea por una nueva dirección socialista revolu-cionaria. Definimos como revolución política la rebelión antiburocrática y el

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desborde de las bases con los viejos y nuevos aparatos burgueses o sindi-cales. Diversas expresiones tenemos en todas las latitudes, empezando por la revolución árabe, la rebelión de los pueblos por sobre sus direcciones; la juventud que toma plazas, reclama democracia, funciona en asambleas y rechaza los viejos partidos y apara-tos como los Indignados en España y otras partes de Europa o Estados Unidos. Las huelgas obreras, en algu-nos casos desbordando o contra las burocracias sindicales, desde Europa, China a Latinoamérica. O las ruptu-ras políticas por abajo, de franjas de masas, en huelgas o movilizaciones indígenas y populares, por ejemplo, con los gobiernos de centroizquierda como el MAS de Evo Morales o el peronista de Cristina Kirchner.

En esta etapa pos caída del esta-linismo, ya no surgen direcciones ni líderes del peso del guevarismo, del castrismo de la primera hora ni de un Mao y el maoísmo, que dominaron por décadas a amplios sectores de las masas y a su vanguardia.

El ascenso revolucionario pone al rojo vivo las traiciones de las direc-ciones. De las direcciones surgidas a partir de los 90, unas retrocedieron (Yeltsin fue desplazado del poder, Walesa casi desapareció de la escena política en Polonia o de Marcos casi nadie se acuerda) y otras ya no aparecen como una alternativa, como fue el caso del PT y Lula y del neoreformismo que se nucleó en el Foro Social Mundial (FSM) de Porto Alegre con su consigna “Otro mundo es posible”, como parte del movimiento antiglobalización de los 90. Por otro lado, también terminó de liquidar a los sectores árabes ex nacionalistas y laicos (Ka-daffi, Mubarak, Ben Ali o Bashar Al Assad de Siria), apoyados por el castro-chavismo. La crisis capitalista y el ascenso revolucionario también pusieron al desnudo a las corrientes

islamistas que desde la revolución iraní de los 80 surgieron como una alternativa política, pues no dieron apoyo a las revoluciones o lo hicieron al final, cuando su triunfo era inevi-table. Su actual recuperación política, vía los resultados electorales, será circunstancial porque terminarán de mostrar su papel contrarrevoluciona-rio ante las masas.

Las revoluciones árabes han puesto de manifiesto nuevamente el fenómeno del vacío de dirección. En el sentido que las masas hacen revo-luciones, bajan dictadores, pero no encuentran ninguna alternativa polí-tica, ni reformista ni revolucionaria. Irrumpen la juventud, los trabajado-res y sectores populares, prevalece lo asambleario, pero no surgen líderes claros ni organizaciones políticas o sindicales predominantes. En el caso de las revoluciones árabes, ese vacío se llena circunstancial y parcialmente por direcciones burguesas o viejas que se recrean como los partidos islámicos (Hermandad Musulmana y otros). Pero la continuidad del proce-so revolucionario vuelve a cuestionar a esas direcciones y a esos gobiernos como ocurre, con desigualdades, en Egipto o Túnez.

Ha comenzado la crisis del castro-chavismo

La corriente política que enca-bezó Hugo Chávez, con el respaldo de Fidel y Raúl Castro, es la que más impacto tuvo en Latinoamérica y en todo el mundo luego de la caída del Muro de Berlín y de la ex URSS. Con su discurso antiyanqui y pro revolución socialista logró reagrupar un nuevo neoreformismo, uniendo las fuerzas dispersas y golpeadas de los ex estalinistas de los Partidos Comunistas “amigos de Moscú”.

Pero en los últimos años empezó, aún en vida de Chávez, un retro-ceso al poner en evidencia su raíz

burguesa y reformista. Por ejemplo, perdió mucho peso en la vanguardia revolucionaria de los países del norte de África y Medio Oriente, por su abierto apoyo a dictadores como Kadaffi o Bashar Al Assad. También fue un cimbronazo su entrega al gobierno colombiano de miembros de la FARC, en especial de Pérez Be-cerra. En Venezuela y Latinoamérica, la crisis es aún más mediada porque, pese a su política antiobrera en su país, pudo mantener su popularidad con una política clientelista popular basada en los altos precios del pe-tróleo. Pero ya antes de su muerte hubo muchas señales de descontento y protestas obreras y populares, pese a sus triunfos electorales. La ausencia de Chávez provoca un gran vacío que difícilmente puedan llenar Maduro o cualquier otro dirigente del chavismo venezolano. Un chavismo sin Chávez tendrá que enfrentar directamente a las masas, sin tener a su líder para amortiguar la aplicación de los ajus-tes propatronales. Lo mismo ocurrirá a nivel internacional, porque las otras figuras del castro-chavismo son Evo Morales y la dirección castrista cuba-na, y ambos tienen fuertes elementos de crisis.

El castrismo hace años que no tiene el impacto sobre la vanguardia mundial que tuvo en los años 60-70. Por el contrario, el desgaste del castrismo se acentuó en los últimos años, con los signos de decadencia ya evidentes, a partir del proceso de restauración capitalista en la isla frente a lo que fueran los logros de revolución cubana. Basta recordar la confusa declaración de Fidel en la que expresó: “ya ni nosotros defen-demos el modelo…”. Justamente, su alianza con Chávez les permitió a los Castro remontar un poco su deterio-ro político y pérdida de autoridad.

Por otro lado, Evo Morales y su gobierno son el punto más avanzado de la crisis del castro-chavismo, que

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en los últimos años se vio enfrentado a diferentes huelgas y movilizaciones populares y campesinas-indígenas. No es casual que sea la COB la que haya lanzado la formación de un Partido de Trabajadores, un hecho de relevancia en la pelea por la inde-pendencia de clase en Latinoamérica y el mundo.

Existe una amplia vanguardia obrera, juvenil y popular

Surgen miles de luchadores en el mundo que encabezan las moviliza-ciones, las huelgas, las insurrecciones y las revoluciones, que son la materia prima para pelear por el desarrollo y construcción de una nueva dirección revolucionaria. Surge una inmensa vanguardia obrera, popular y juvenil que encabeza las revoluciones árabes y da la vida contra la dictadura siria, se moviliza por miles como los In-dignados o enfrenta a las burocracias sindicales en el mundo. Es una nueva generación de luchadores que no acata las órdenes de los Chávez o Fidel Castro para que no derrotaran a Kadaffi o enfrentaran al dictador sirio. Para ellos, el eje es la moviliza-ción revolucionaria contra los dicta-dores, las asambleas, la democracia de base y no las ordenes de arriba.

Es la combinación de las confu-siones en la conciencia de la etapa pos estalinista y la debilidad del mo-vimiento trotskista la que impide que esa vanguardia adopte conciente-mente la bandera del Programa de la Revolución Permanente y luche por gobiernos de trabajadores. A su vez, es la masividad y la combatividad de esta vanguardia mundial la que abre las posibilidades de que los revolu-cionarios peleemos por empalmar con ella para construir los partidos revolucionarios que necesitamos.

Objetivamente, son miles y mi-les de revolucionarios, aunque no

surjan, hasta ahora, corrientes orga-nizadas nítidamente en organizacio-nes políticas revolucionarias. Pero tenemos que estar abiertos también a que finalmente se den.

Desde ya tenemos que saber que no actuamos solos, sino que esa van-guardia, como amplios sectores de base, en su rechazo a los aparatos tra-dicionales, tiende a una variedad de posturas que arrancan positivamente en el anticapitalismo, el antisistema y van hasta el horizontalismo y el antipartidismo.

Tampoco los aparatos se retiran, sino que tratan de reciclarse. Por ejemplo, en las asambleas de los Indignados de España, surgieron vo-ceros de los reformistas tratando de incidir, surgen sectores anarquistas, etcétera. O sea, hay una pelea por la dirección que tenemos que dar los socialistas revolucionarios con po-líticas concretas. Enfrentamos a las corrientes oportunistas, incluidas las revisionistas (SU, MES-Marea) y las sectarias del trotskismo. Las primeras entran en el movimiento claudicando a las direcciones. Y las otras, con su propagandismo autoproclamatorio, rechazando toda unidad de acción para movilizar.

En ese sentido, debemos estar lejos de cualquier sectarismo y seguir impulsando las diversas tácticas de unidad, incluyendo en ese llamado a los distintos sectores de la izquierda y el trotskismo. Por puntos comunes de movilización sindical, democrá-tica o antiimperialista (como, por ejemplo, las unidades de acción en apoyo a la revolución siria, por una huelga obrera o en un frente sindical antiburocrático) o unidades políticas de la izquierda (electorales o no), como el caso del Frente de Izquierda (FIT) de Argentina u otras variantes políticas hacia la independencia de clase, como el impulso con otros sectores del PT de Bolivia.

La unidad de acción y la unidad de los revolucionarios

La tarea de superar la crisis de dirección revolucionaria y construir una nueva dirección no es senci-lla, pero es imprescindible. Y la realidad revolucionaria nos brinda nuevas y mejores posibilidades para seguir dando la pelea. Tenemos que aprovechar, con políticas y tácticas concretas, las oportunidades de la lucha de clases (huelgas, rebeliones populares, movilizaciones estudian-tiles o juveniles) o las oportunidades político-electorales contra el abs-tencionismo, por tácticas de unidad de acción para las diversas tareas (sindicales, políticas, democráticas, antiimperialistas, anticapitalistas) y de unidad de la izquierda ante las oportunidades electorales.

Abrir puentes organizativos entre la vanguardia y los partidos adecua-dos a cada realidad, con iniciativas y tácticas organizativas de agrupa-ciones amplias sindicales (CCURA de Venezuela, Unidos pra Lutar de Brasil o la Lista Bordó de los ferroviarios de Argentina), juveniles o populares. Abiertos a lo nuevo, al surgimiento de rupturas de izquierda en los movimientos nacionalistas burgueses, de centroizquierda o islá-micos y a nuevos reagrupamientos o realineamientos políticos.

Por ejemplo, en Bolivia es fun-damental apoyar e impulsar la for-mación del PT que votó la COB. La posibilidad de que surja un partido de trabajadores de masas sería tam-bién un impacto para los trabajado-res y la juventud latinoamericana y del mundo.

Los socialistas revolucionarios también deben estar atentos al surgi-miento de nuevos agrupamientos re-volucionarios. En ese sentido, la tác-tica del Frente Único Revolucionario, de la unidad de los revolucionarios

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Tesis PolíTicas Mundiales

* Que la crisis no la paguen los trabajadores y los

pueblos, que la paguen los capitalistas, los bancos y las multinacionales.

No a los planes de ajuste del FMI y de los gobiernos patronales. No al pago de la deuda externa en Grecia y demás países y con esos recursos dar salario, empleo, salud y educa-ción para todos. Basta de desempleo. Planes de obras públicas; seguro de desempleo; reparto de las horas de trabajo con igual salario; no a los despidos y a la rebaja salarial. No a los recortes en salud y educación. Que paguen la crisis los banqueros; nacio-nalización de la banca bajo control de los trabajadores y del comercio exte-rior. No a las privatizaciones y por la reestatización de todas las empresas y de los recursos naturales bajo control de los trabajadores.

* Apoyo a las huelgas y luchas contra el ajuste

capitalista. Por la huelga general y la unidad obrera y popular.

Apoyo a las huelgas obreras de Europa y todo el mundo y de las movilizaciones de la juventud y los sectores populares contra los ajustes capitalistas. Por la huelga general europea siguiendo el camino iniciado el 14N de 2012. Ante el boicot a las luchas de las burocracias sindicales,

por la unidad y coordinación de las luchas desde abajo. Por la unidad de las luchas obreras, populares, estu-diantiles, campesinas e indígenas.

* Apoyo a los pueblos del Norte de Africa y Medio

Oriente en lucha. ¡Abajo la dictadura de Siria! No a

la intervención imperialista. ¡Apoyo al pueblo sirio! Por el desarrollo de la revolución en Túnez, Egipto y Libia. Por el apoyo a las luchas de los pueblos de Barheim, Marruecos, Yemen y demás países del norte de África y Medio Oriente. Por la expropiación de las multinacionales, por los derechos de los trabajadores y la juventud. Juicio y castigo a los ase-sinos de los regímenes dictatoriales. Por Asambleas Constituyentes libres y democráticas. Por gobiernos de los trabajadores y el pueblo. Apoyo al pueblo palestino. Por el fin del Estado sionista. Por un Estado único laico, democrático y no racista en Palestina.

* No a las intervenciones militares y agresiones

imperialistas.Fuera las tropas imperialistas de

Afganistán. No a la intervención fran-cesa en Malí y otros países del África. No a las sanciones y agresiones a Co-rea del Norte. No al embargo comer-cial a Irán y las amenazas militares de guerra de Israel. No a intervenciones “humanitarias” de los Cascos Azules

de la ONU en Haití, Sahara Occiden-tal, Chipre, etcétera. Fuera el bloqueo yanqui a Cuba. Fuera el imperialismo de Guantánamo, Islas Malvinas, Islas Canarias, Ceuta, Melilla y Gibraltar.

* Por la autodeterminación nacional de los pueblos.

Apoyamos las luchas de los pueblos kurdos, saharauis, tibetanos, taureg, entre otros, por su autodeter-minación nacional. Por el derecho de los pueblos vasco y catalán a su auto-determinación. Por la independencia de Puerto Rico. Apoyamos estas luchas en la marcha revolucionaria hacia reestablecer la unidad de los pueblos a través de federaciones de repúblicas socialistas.

* No al saqueo de los recursos naturales por

las multinacionales. No a la contaminación ambiental capitalista.

Apoyo a las luchas populares en defensa de los recursos naturales, la protección del medio ambiente, que enfrentan el saqueo y la depredación de la naturaleza, la contaminación del agua, el aire, las tierras, el mar, la destrucción de selvas, tala indis-criminada de bosques y de todas las consecuencias de la destrucción de la naturaleza por las multinacionales y su política de saqueo imperialista. No a la megaminería. Apoyo a este reclamo

hacia un partido revolucionario y una organización internacional común, puede tener más presencia.

El creciente ascenso de las luchas sindicales y juveniles en Europa y

su ligazón con la revolución árabe, su importancia estratégica para el desarrollo de la revolución mundial, ratifica la importancia para la UIT-CI, que tiene la mayor parte de sus

fuerzas en Latinoamérica, de priorizar el continente europeo y las relaciones e intercambio político con organiza-ciones revolucionarias que tengan coincidencias importantes.

Un programa para la revolución del Siglo XXIXII

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49

Tesis PolíTicas Mundiales

de los pueblos de Perú, Chile, Vene-zuela, Bolivia, Argentina, entre otros. Apoyo a las movilizaciones contra las centrales de energía nuclear en los países imperialistas. No al saqueo de las materias primas (minerales, ce-reales, energéticas, etcétera) y al pago de regalías y patentes impuestos por las multinacionales como Monsanto. Expropiación de las multinacionales mineras, del petróleo y el gas, de agroquímicos (Monsanto y otras).

* Por la reforma agraria y los derechos de los

pueblos indígenas.

Por una reforma agraria que expropie a los terratenientes y en-tregue la tierra a los campesinos. Defensa incondicional de los dere-chos culturales, políticos y sociales de los pueblos originarios. No a las bandas paramilitares que masacran campesinos e indígenas en Méxi-co, Colombia, Brasil, Venezuela, etcétera.

* Abajo las burocracias sindicales. Por nuevos

dirigentes antiburocráticos. Por la democracia obrera.

Fuera las direcciones sindicales traidoras de los sindicatos y las Centrales obreras. Por nuevos diri-gentes surgidos en la lucha. Por la libre elección de los dirigentes de los sindicatos. Asambleas para que sea la base la que decida todo. Por coordinadoras de lucha y comités de huelga. Por la unidad obrera, popular y estudiantil en la movili-zación anticapitalista. Impulsamos la autoorganización de las masas para desarrollar la movilización revolucionaria.

* No a la criminalización de la protesta. Por la plena autonomía sindical de los gobiernos y del Estado.

No a la represión a las luchas sindicales, estudiantiles, campesinas y populares. No a la criminalización de las protestas con los juicios y amenazas de prisión a los luchadores. Libertad a los todos los presos por luchar. Por el pleno derecho de huel-ga y de protesta. Por la autonomía sindical del Estado, los gobiernos y la patronal.

* Apoyo a las luchas de la juventud.

Apoyemos las luchas estudian-tiles en todo el mundo por una educación estatal, gratuita, laica y de calidad para todos. Todo el apoyo a los estudiantes de Chile en su lucha contra la educación privada. Luche-mos contra los flagelos más sufridos por la juventud, como el desempleo, la pobreza y la precarización laboral. Sigamos el ejemplo de los “indigna-dos” del estado Español y del movi-miento “Ocupa Wall Street” en los Estados Unidos en su lucha contra la crisis capitalista, del movimiento “6 de abril” en Egipto surgido en apoyo a las huelgas obreras y protagonista de la primavera árabe, del movimien-to “Yo Soy 132” de México contra el autoritarismo y la represión a los jóvenes.

* Todo el apoyo a las luchas de las mujeres en el mundo.

Basta de discriminación y pre-carización laboral: igual salario por igual trabajo y acceso igualitario a todas las categorías laborales. Basta de abusos y acosos sexuales en el ámbito del trabajo. Por el acceso a todos los cargos políticos y sindi-cales en igualdad de condiciones. Por el derecho a decidir sobre el propio cuerpo. Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal, seguro y gratuito para no morir. Basta de

violencia contra las mujeres, basta de femicidios. Desmantelamiento de las redes de trata para la explotación sexual de mujeres, niños y niñas. Por todos los derechos como mujeres y trabajadoras.

* Abajo las dictaduras y por la libertad de expresión,

movilización y organización.

Abajo la dictadura de Bashar Al Assad de Siria. Abajo las dictaduras y regímenes represivos de África, Me-dio Oriente y países de la ex URSS. Abajo las dictaduras de partido único de China, Vietnam y Cuba. Abajo el régimen dictatorial de la “dinastía de los Kim” de Corea del Norte, que reprime y hambrea a su pueblo. Apoyo a las luchas sindicales y de la juventud, por el derecho de huelga, de protesta y de formar libremente sindicatos, Centros estudiantiles y partidos políticos, libertad de expre-sión, del uso de Internet y las redes sociales, no a todo tipo de censura en la prensa o el arte.

* Por gobiernos de los trabajadores y el

socialismo con democracia obrera y popular.

“La liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismo”. Esta vieja máxima marxista está más vigente que nunca. Basta de explota-ción capitalista. No al falso “socialis-mo del Siglo XXI”. Luchamos por lograr gobiernos de los trabajadores y el pueblo para iniciar el socialismo con democracia para los trabajadores, la juventud y el pueblo. En la movili-zación revolucionaria impulsamos el desarrollo de organismos de poder dual obrero, juvenil y popular en la perspectiva de ese tipo de gobierno que inicien el camino de un verdadero socialismo para superar la crisis social provocada por el capitalismo en todo el mundo.

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Tesis PolíTicas Mundiales

La UIT-CI ratifica que la tarea estratégica, junto a impulsar la

movilización de los trabajadores y el pueblo en la perspectiva del poder obrero y popular, es contribuir a la superación de la crisis de dirección revolucionaria. Y que esa tarea pasa por construir partidos revoluciona-rios y una internacional revolucio-naria de masas bajo el Programa de Transición, el programa de la Cuarta Internacional.

La UIT-CI quiere aportar sus fuerzas a esta titánica tarea sin afirmaciones autoproclamatorias, sino abierta a los nuevos procesos políticos y sindicales, como a nuevos reagrupamientos y a los sectores que estén en la búsqueda de construir una dirección socialista revolucionaria.

La táctica de unir a los revolucio-narios, el frente único revolucionario, en todos los países que sea posible, es una táctica importantísima en esta etapa de crisis de las direcciones y de los aparatos reformistas en el mundo, para construir partidos revoluciona-rios con centralismo democrático.

Desde su fundación, la UIT-CI, con aciertos y errores, viene dando la pelea por construir partidos revo-lucionarios y una organización inter-nacional, como también buscando de aplicar la unidad de los revoluciona-rios, con militantes y organizaciones de Latinoamérica como de Europa.

Para esa búsqueda, levantamos un programa mínimo revolucionario, que sintetizan los objetivos revolu-

Por la construcción de partidos revolucionarios y una Internacional revolucionaria

XIII

Metalúrgicos de Niteroi, Brasil. Julio 2012.

cionarios para la actual etapa de la revolución socialista mundial.

El programa mínimo revo-lucionario para unir a los revolu-cionarios:

1. Apoyo a todas las luchas obreras, campesinas, indígenas, estudiantiles y populares del mun-do contra el imperialismo y sus gobiernos.

2. Por la expropiación de las multinacionales, la banca y los capitalistas.

3. Luchamos por la independen-

cia política de clase; no al apoyo a gobiernos burgueses.

4. Por la autonomía sindical de los gobiernos y del Estado.

5. Por la democracia obrera y de las masas.

6. “La liberación de los trabaja-dores será obra de los trabajadores mismo”. Luchamos por Gobiernos de los Trabajadores y el pueblo,

7. Por una Internacional revolu-cionaria y partidos revolucionarios en cada país.

8. Por el socialismo con demo-cracia obrera y popular.

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Venezuela

El presidente de Venezuela Hugo Chávez ha fallecido. Frente a esta situación, rei-

teramos, tal como lo ha expresado nuestra organización hermana, el Partido Socialismo y Libertad (PSL) de Venezuela, que acompañamos el dolor del pueblo venezolano y expresamos nuestra solidaridad con su familia y con la población. Y rechazamos de plano las posturas

asumidas por la MUD, la oposición política de la vieja burguesía venezo-lana proyanqui, que utilizó la penosa enfermedad de Chávez para cuestio-nar la legitimidad del gobierno del PSUV, posando de “democráticos” cuando fueron los impulsores, junto con los Estados Unidos, del golpe de Estado fallido de abril de 2002.

Sin embargo, su muerte no apaga uno de los temas más debatidos en

la izquierda mundial: ¡cuál es la rea-lidad del proclamado socialismo del siglo XXI? Es verdad que la política de Chávez y de otros presidentes latinoamericanos avanza hacia el socialismo?

Discordamos de esta visión, pues lo que está en discusión en Venezuela son los problemas sin solución de los trabajadores y el pueblo. Y la política del gobierno de PSUV, antes con

La verdad de la propuesta del “Socialismo del Siglo XXI”

Rafael Correa, Evo Morales y Hugo Chávez

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Venezuela

Chávez o ahora con Maduro, y el lla-mado “socialismo del Siglo XXI” no demuestran ser realmente una salida de fondo para el pueblo trabajador.

Sabemos que en Venezuela una mayoría del pueblo continúa con-fiando en el proyecto de Chávez. Como también sabemos que miles de luchadores en el mundo tienen la ex-pectativa de que en Venezuela se está avanzado hacia el socialismo. Junto con los compañeros del PSL, somos de los que decimos claramente que no compartimos estas expectativas, ya que el proyecto del “socialismo del Siglo XXI” es una farsa de so-cialismo. Detrás de los discursos “anticapitalistas y antiimperialistas” de Chávez, de Maduro y otros líderes del PSUV, se sostiene una política de pacto con las multinacionales del petróleo, los banqueros y de ataque al nivel de vida de los trabajadores y los sectores populares. Este es el debate que queremos hacer con la vanguardia sindical, juvenil y popular de Venezuela y el mundo.

Latinoamérica, un continente de luchas obreras y populares

Venezuela es parte de una Latino-américa cruzada por un crecimiento de los conflictos sociales (huelgas, movilizaciones indígenas-campesi-nas, estudiantiles) y por el desgaste político de los gobiernos, en su ma-yor parte de signo populista o de cen-troizquierda. Son los gobiernos que, al igual que el de Chávez, llegaron al poder con el apoyo y la esperanza de millones en que producirían un cam-bio de fondo en sus países. Estamos hablando de gobiernos como el de Evo Morales en Bolivia, Correa en Ecuador, Lula-Dilma (PT) en Brasil, de Mujica (Frente Amplio) en Uru-guay, los Kirchner (Peronismo) en Argentina, Humala en Perú, Lugo en Paraguay, Daniel Ortega (FSLN) en Nicaragua o Mauricio Funes

(FMLN) en El Salvador.Pero la realidad fue mostrando

que todos ellos, mas allá de algún en-frentamiento parcial y limitado con sectores del imperialismo, de formas diversas, aplicaron políticas de ajuste a los de abajo, gobernando a favor de las ricos, de las multinacionales y los grandes empresarios, manteniendo las mismas estructuras capitalistas de sus países. Por eso el año 2012 ha sido un año plagado de grandes luchas obreras y populares.

En Bolivia, Evo Morales, prin-cipal aliado de Chávez, asumió prometiendo el “socialismo andi-no” y que iba a consultar a su base indígena-campesina. Sin embargo, en los últimos dos años ha venido mostrando su verdadero rostro de conciliador con los terratenientes y las multinacionales mineras y de los hidrocarburos. A fines de 2010, por ejemplo, quiso imponer un “gasoli-nazo” (aumento del 100% del precio de la gasolina), que era exigido por las transnacionales. Esto provocó una rebelión popular que obligó a retroceder al gobierno. En 2011 quiso imponer la construcción de una carretera en el Tipnis, pactada con Petrobras, Total y Repsol, para explotación petrolera, sin consultar a los miles de indígenas que allí habitan, lo que provocó otra gran movilización indígena que sufrió una brutal represión. La COB hizo varias huelgas por el salario.

Brasil, gobernado por el PT en alianza con partidos patronales (PMDB), primero por Lula y ahora por Dilma, ha vivido una oleada de huelgas desde 2011, mostrando la gran insatisfacción popular por la caída en el nivel de vida. Se inició en ese año con la huelga de los obreros de la construcción civil y siguió en 2011-12 con huelgas por el salario en los bomberos de Rio, los policías civiles y militares, los choferes, fe-rroviarios, metalúrgicos de Niteroi,

profesores y una huelga de dos me-ses de los empleados públicos.

En Argentina, el gobierno pe-ronista de Cristina Kirchner sufrió en 2012 la primera huelga general, luego de 10 años, convocada por la CGT y la CTA que rompieron con el gobierno. En el Perú del “naciona-lista” Humala, hubo una gran huelga que abarcó a 350 mil maestros y los mineros y los pueblos indígenas protagonizaron grandes enfrenta-mientos, con decenas de muertos por la represión. El gobierno de Correa también se ha visto enfrentado con el pueblo indígena. A estos ejemplos, hay que sumar la masiva moviliza-ción de los estudiantes en Chile, la lucha de los trabajadores judiciales y de los universitarios de Colombia o la rebelión popular triunfante del pueblo de Colón en Panamá.

Sin embargo, Chávez pretendió jugar un papel, junto al Brasil de Lula, de potencia regional, utilizando los recursos energéticos para esta-blecer relaciones de subordinación y dependencia de distintos países. Esto se reflejó en el impulso que le dio al ALBA frente al ALCA. Pero donde más quedó patente el papel de Chávez como garante del orden fue en la entrega del luchador social vinculado a las FARC Pérez Becerra, sumándose de esta forma a la política represiva y de contrainsurgencia del imperialismo, tan bien aplicada en Colombia tanto por Uribe como por Santos.

Venezuela no marcha hacia ningún socialismo

La conflictividad social también se refleja en Venezuela. Según el informe “Conflictividad Social en Venezuela 2012”, del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS), las protestas aumentaron un 3% con respecto a 2011, produ-ciéndose para el período en estudio

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Venezuela

un registro de al menos 5.483. Las protestas sindicales fueron 2.256 (41,15%) y por vivienda digna 1.874 (34,17%).

Esta realidad, muchas veces des-conocida fuera de Venezuela, muestra que después de 14 años de gobierno de Hugo Chávez los problemas de los trabajadores y el pueblo no han tenido soluciones de fondo. Así como tampoco hubo solución a la persecución y asesinato de dirigentes y activistas sindicales y campesinos por parte de “sicarios” agentes de las empresas y del capital que, amparados en la impunidad del régimen chavista, han asesinado a más de 200 dirigentes campesinos e indígenas en su mayo-ría, como también obreros, durante los años del gobierno de Chávez. Ha tenido amplia repercusión y provocó desgaste del chavismo el hecho de que un día antes de su muerte, fue asesinado el cacique Yukpa Sabino Romero, que venía recibiendo ame-nazas hacia tiempo.

La reelección de Chávez, en octubre del año pasado, muestra

que millones de personas aún tie-nen esperanzas en que las reiteradas promesas incumplidas del gobierno del PSUV finalmente se cumplan. Muchos trabajadores y sectores populares, con muchas dudas y con menor expectativa, dieron su voto en rechazo a la derecha y a los viejos políticos burgueses, ahora reciclados en la MUD, que llevaron al desastre al país y que culminó en el Caracazo de 1989. Pero, lamentablemente, el gobierno del PSUV, ni con Chávez en vida ni ahora sin él, no le dará respuesta a esa legítima esperanza, porque la afirmación de Chávez de que “estamos haciendo una revo-lución socialista” es falsa. Sabemos que tanto en Venezuela como en el mundo, muchísimos honestos lucha-dores antiimperialistas y de izquierda creen que Chávez, unido a Cuba, está impulsado el “socialismo del Siglo XXI”. Pero la verdad es otra y este debate es necesario dilucidarlo, porque está en juego que tanto la lucha del pueblo venezolano como la de los pueblos de Latinoamérica y

del mundo no desemboquen en una nueva frustración.

Para los socialistas revoluciona-rios no puede haber socialismo ni antiimperialismo cuando el petróleo venezolano, la principal fuente de recursos del país caribeño, es com-partido con las multinacionales. El chavismo se llena la boca hablando de “soberanía petrolera”, pero con-virtió a PDVSA en una empresa mixta con las transnacionales del petróleo como Chevron, Total, Mit-subishi, Repsol, Petrobras, Lukoi y empresas noruegas o chinas. Por otra parte, entre las diez primeras empresas del país, cinco son bancos y aseguradoras y cuatro son trans-nacionales: Movistar, Prock Gouble, General Motors y Coca Cola (datos en Ultimas Noticias, 25/10/12).

Además, al cierre de noviembre, la Superintendencia de Bancos mos-traba que las ganancias de la banca aumentaron un 93% con relación al período enero-noviembre de 2012. Año tras año, las ganancias del sector financiero siguen creciendo, en un

Venezuela. Reclamo al gobierno de trabajadores de la acería

estatal, Sidor.

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Venezuela

país en el que el salario mínimo se encuentra muy por debajo del monto de la canasta básica.

Por eso la redistribución de la riqueza se ha realizado en sentido inverso al que publicita el chavismo. Los abultados ingresos petroleros permitieron financiar programas so-ciales que cumplieron un rol positivo en los primeros años de gobierno, pero ya son insuficientes y la tajada más grande de la renta petrolera ha ido a parar a los bolsillos de los em-presarios nacionales y extranjeros y a los banqueros. En 1998, el sector asalariado participaba de un 39,7% de la riqueza creada, mientras la pa-tronal se apropiaba del 36,2%. En 2008, ya el sector asalariado recibía un 32,8% del valor creado, mientras la patronal pasó a un 48,8%.

Las expropiaciones de algunas empresas han impactado favorable-mente fuera de Venezuela en miles de trabajadores y luchadores sociales. Pero, en realidad, esas expropiacio-nes no han tenido nada favorable para sus trabajadores ni para el país. En todas se pagó fuertes indemni-zaciones y no hay control obrero democrático. En la ex CEMEX, una gran cementera, a los trabajadores no se les ha respetado el convenio y la venta de cemento está en la mira por sobreprecios y manejos corruptos de los funcionarios del gobierno. En Orinoco Iron, ex TAVSA, ex-propiada en 2009, está vencido el contrato laboral hace dos años. Tal es la situación que ya, lamentablemente, muchos trabajadores temen o recha-zan la posibilidad de expropiación. Como fue el caso de la empresa Polar que, ante la amenaza, los trabajado-res se movilizaron en contra.

Por eso la realidad del gobierno de Chávez es que, bajo un discurso “socialista” se ajusta al pueblo tra-bajador y no se solucionan los pro-blemas de fondo. Ya bajo el nuevo mandato de Chávez, con Maduro

ejerciendo la presidencia, hubo una brutal devaluación del 46,5% acom-pañada por el anuncio de que los empresarios solo deberán vender al Estado el 60% de las divisas ex-tranjeras obtenidas por concepto de exportaciones. Así, los precios de los productos de primera necesidad con-tinúan subiendo, mientras los salarios siguen por el suelo. Los contratos colectivos no se respetan, siguen los apagones de luz por falta de inver-sión y se criminaliza la protesta. Por eso también las luchas continúan. No puede haber socialismo gobernando en un pacto con las multinacionales o para beneficiar a los banqueros. No puede haberlo desconociendo los derechos de los trabajadores.

No es antiimperialismo ni socialismo apoyar a dictadores como Assad (Siria) y Kadaffi (Libia)

Tampoco puede haber socia-lismo ni es posible reivindicarse revolucionario, como hizo Chávez cuando apoyó a un dictador genocida como el sirio Bashar Al Assad. Hugo Chávez y Al Assad “intercambiaron informaciones acerca de la situación política y de seguridad en Siria y en la región del Medio Oriente, espe-

cialmente sobre la manera exitosa de cómo el gobierno sirio ha contenido a las bandas terroristas armadas que atentan contra la paz” (comunicado reproducido en El Comercio, Perú, 7/4/12). O sea, Chávez calificó al pueblo rebelde sirio de “bandas terroristas” y avaló las masacres del dictador.

Chávez fue visto con simpatía por los pueblos árabes por sus en-cendidos discursos antiimperialistas y por su ruptura diplomática con el Estado sionista de Israel. Hoy están decepcionados por su cerrada negativa, junto con los Castro y la vieja izquierda estalinista del mun-do, a apoyar la revolución árabe. Es incompatible hablar de antiimperia-lismo y de los pueblos que luchan contra la opresión y avalar la siste-mática represión, tortura y asesinato que aplicó Gadaffi o aplica Al Assad contra su pueblo. Basta escuchar las palabras de Kadaffi, que quería “entrar en Bengasi como Franco en Madrid”, aludiendo a cómo el fascismo aplastó la resistencia obre-ra y popular en 1936, para que no puedan albergar ninguna duda acerca del carácter del coronel libio. Pero pesan más los intereses petroleros comunes, como ahora también es-tán en el fondo del apoyo a Siria a

Chávez nunca dejó de apoyar a Bashar Al Assad.

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Venezuela

través de presentar al reaccionario y represivo régimen iraní que lo avala, de Ajmadinejad, como otro de los líderes del antiimperialismo.

El internacionalismo es una de las piezas fundamentales del verdadero socialismo. Por su parte, fue el estalinismo quien falsificó ese principio y actuó siempre, frente a los hechos de la lucha de clases mundial, defendiendo sus intere-ses burocráticos por encima de la solidaridad con las luchas obreras y populares.

Tanto Castro como Chávez si-guieron esa tradición. Pusieron los intereses de sus burguesías y buro-cracias petroleras y la defensa de sus propias burocracias de Estado por sobre la lucha de los pueblos árabes, pues saben que un triunfo de estos pueblos los debilita como sector privilegiado. Frente a las luchas e insurrecciones que se expanden por el mundo, todos los burgueses, nuevos o viejos, así como las buro-cracias, tiemblan. Pues saben que el ascenso y la lucha de masas sirven de ejemplo para todos los pueblos explotados del mundo.

La unidad Chávez-Fidel Castro no lleva a Venezuela hacia la Cuba Socialista de los 60

El peso que tuvo Chávez sobre la izquierda mundial sería inexpli-cable sin la bendición de Castro. Ya en 1992 Chávez fue recibido en Cuba con honores de Estado. Tras el hundimiento de los acuer-dos comerciales preferentes con Rusia, Chávez cubrió el 60% de las necesidades energéticas de Cuba, entregándole petróleo a precios mínimos. Esto le permitió aparecer ante la izquierda mundial como un referente revolucionario y socialista, más allá de sus políticas concretas o de los planes de entrega de canastas de alimentos a la población pobre

(no muy distinta a la de Lula, por ejemplo)

La derecha proimperialista y sus medios de prensa dedican espacios para denunciar que el chavismo lleva a Venezuela hacia su “cubanización”, hacia el “comunismo”. Con esto quieren decir hacia la Cuba Socialista que, en época del “Che”, expropió al imperialismo y a la burguesía y anunció el primer Estado socialista de América. Esto ratificaría a sectores de la izquierda mundial que apoyan al gobierno chavista casi con el mismo argumento, asegurando que “poco a poco” la unidad Chávez-Castro llevará al socialismo. Incluso esos mismos sectores son los que alientan que hay una pelea entre dos sectores del chavismo: uno de “izquierda, con Maduro a la cabeza (con el apoyo de Chávez), que sería pro Cuba. Y

el otro, el de Diosdado Cabello, que sería la “derecha” anti Cuba.

Esta versión, lamentablemente, no es cierta. Porque podrán existir esas fracciones en el chavismo, pero su pelea no es por avanzar o no en el socialismo, sino por espacios de poder dentro del mismo proyecto del falso “socialismo del Siglo XXI”, apoyado por la dirección castrista.

Dos razones lo explican: 1) han pasado más de 14 años de gobierno de Chávez, con el apoyo de los Cas-tro, y ya mostramos que en Venezue-la predomina la propiedad privada y los acuerdos con las multinacio-nales. Y 2) lo que existe no es que Venezuela se esté “cubanizando”, sino que Cuba se está “venezola-nizando”, cosa que casi nadie dice. ¿Que queremos decir con esto? Que desde la década del 90, Cuba ha ido

El resultado electoral

de Maduro expresa

el declive del castro chavismo

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Venezuela

caminando aceleradamente hacia la restauración del capitalismo, aban-donando las conquistas socialistas de los años 60, siguiendo el camino de China y Vietnam.

La dirección del Partido Comu-nista Cubano esconde este proceso. Pero es un hecho que el “modelo económico cubano” está basado en capitalismo de empresas mixtas, con capitales españoles, canadienses, franceses, brasileros, italianos, chinos o británicos en los rubros básicos como níquel (Sherrit), hotelería (Sol Meliá), tabaco y habanos, alimentos (ron, cerveza y otros) y ahora azú-car. En Cuba, como en China, bajo una supuesta “modernización del socialismo” crecen las desigualdades sociales. Con una explotación de los trabajadores que apenas llegan a un salario mensual de 15 a 20 dólares de promedio. Con una dictadura de partido único que prohíbe el derecho de huelga y de organizar sindicatos libremente. Es en este sentido de ir concentrando todo el poder en el jefe de Estado que podemos decir que Chávez toma referentes políticos de los regímenes del estalinismo, como ocurrió en la reforma de la constitución. El chavismo impulsó un acelerado proceso de burocratiza-ción del Estado, un Estado burgués, poder que se utilizó y utiliza contra los trabajadores y sirve sólo al apa-rato de Estado.

Por eso la unidad Castro-Chávez no tiene nada de progresivo y revolu-cionario. Sino que el castro-chavismo es la nueva versión, reciclada, del reformismo estalinista que siempre bregó por la conciliación de clases, con la falsa teoría de la “revolución por etapas”, con la cual se justifi-caba que se podía “avanzar” hacia el socialismo gobernando, en una primer etapa, aliado a un sector de la burguesía.

Con esta “teoría” se traicionaron las revoluciones triunfantes como

la de Nicaragua y El Salvador. En los 80, Fidel Castro y la dirección cubana aconsejaron no hacer “una nueva Cuba” de Nicaragua, sino ir a una alianza con la burguesía nica para sostener una “economía mixta”. Hoy, 35 años después, Daniel Ortega gobierna una Nicaragua capitalista, en medio de la miseria de su pue-blo. China y Cuba están llegando al colmo de defender una supuesta modernización del “modelo socialis-ta”, aliados con las multinacionales y explotando a sus pueblos.

Ya la historia demostró que todos esos modelos “nacionales y popula-res” fracasaron como en Nicaragua, como el peronismo en Argentina , el MNR en Bolivia o el velazquismo en Perú. De la misma forma, no habrá salida para los pueblos con los Evo Morales, Correa, Mujica, Kirchner, Lula-Dilma o Chávez.

La lucha por un verdadero socialismo

Las luchas de los trabajadores, la juventud y el pueblo venezolano necesitan encaminarse hacia una ver-dadera salida socialista. Sabiendo que si no hay salida con el proyecto cha-vista, tampoco la hay con la derecha encarnada en la MUD, de Henrique Capriles. Ellos son la vieja política de la oligarquía proyanqui.

En Venezuela, la lucha por un verdadero socialismo pasa por las propuestas que levanta el hermano Partido Socialismo y Libertad (PSL), que encabeza el dirigente obrero Orlando Chirino. Por eso ratifica-mos nuestro apoyo a la necesidad de construir una nueva alternativa polí-tica de los trabajadores en Venezuela que apoye las luchas obreras y popu-lares y que luche estratégicamente por un verdadero cambio socialista y un gobierno de los trabajadores.

Sostenemos la consigna “los tra-bajadores debemos gobernar” y que

el petróleo sea 100% venezolano, estatal, eliminando los contratos de las empresas mixtas y bajo el control de los trabajadores, para dar salario, trabajo, salud, educación y vivienda, siguen vigentes.

Defendemos la plena independen-cia política frente a los gobiernos y las variantes políticas capitalistas; un sa-lario mínimo igual a la canasta básica; el cese del pago de la deuda externa; la anulación de los tratados de libre comercio y tratados contra la doble tributación suscritos por Venezuela; la nacionalización de la banca y de las multinacionales bajo el control de los trabajadores; una reforma agraria que garantice tierras a los campesinos; el reconocimiento de los territorios indígenas, contra la criminalización de la protesta y el rescate de las orga-nizaciones sindicales como un instru-mento de lucha de la clase trabajadora, con autonomía de los gobiernos y los patrones y sin burocracia sindical de ningún tipo y color.

Desde el Comité Coordinador UIT-CEI llamamos a los trabajado-res, a la juventud y los luchadores antiimperialistas y de izquierda del mundo a realizar este debate sobre la actualidad y el futuro del proceso revolucionario venezolano y latino-americano, en medio de su actual encrucijada, como a apoyar sus lu-chas en la perspectiva de un cambio verdaderamente socialista, así como a apoyar los procesos revoluciona-rios que están desarrollándose en el norte de África y Oriente Medio, ayudando a reconstruir un verdadero internacionalismo de clase.

Comité Coordinador UIT-CI/CEI

Unidad Internacional de Trabajadores-Cuarta Internacional

(UIT-CI) / Comité de Enlace Internacional (Frente Obrero de

Turquía-Lucha Internacionalista del Estado españoI)

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BOLIVIA

La COB funda un Partido de los Trabajadores

La Protesta (*)

En un Congreso de la COB realizado en Huanuni el 8 de marzo, fue fundado el Partido de los Trabajadores de Bolivia. Participaron 1.300 delegados mineros, fabriles, trabajadores de la salud y más de un centenar de organizaciones, entre ellas también campesinas. Fue decisivo para el Congreso la actitud de los mineros de Huanuni y sus posturas programáticas. Este paso dado indica también

que amplios sectores de trabajadores y campesinos rompen con el gobierno de Evo Morales y lanzan un partido independiente, sin patrones o militares.

El Congreso fue inaugurado con una manifestación que marchó por Huanuni can-

tando: “Que lindo, que lindo, que lindo que va a ser, Evo a la mierda, obreros al poder”. Es una consigna que expresa la ruptura de grandes sectores populares con el gobierno de Evo Morales que traicionó la lucha por expulsar a las transnacio-

nales de 2003 y que está haciendo un gobierno totalmente antiobrero y entregado a las transnacionales, aliado, además, a los terratenientes.

Hubo 1.300 delegados oficiali-zados por la Comisión Política de la Central Obrera Boliviana, la gran mayoría representantes sindicales, pero también con participación de otros sectores populares, indígenas y de izquierda, que sesionaron el 7 y 8 de marzo.

Los mineros de Huanuni

Los mineros de Huanuni, ver-daderos artífices de que se realizara este Congreso, garantizaron alo-

Vista del Congreso en Huanuni

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BOLIVIA

jamiento para todos los delegados en las escuelas de la localidad. Las clases fueron suspendidas el jueves 7 y viernes 8. Los niños de cada escuela, en cada aula, corrieron sus bancos, los apilaron en un rincón y trajeron de sus casas colchonetas, frazadas y sábanas, convirtiendo la escuela en un gran alojamiento para los delegados al Congreso.

Fue decisiva la presencia 300 delegados de trabajadores mineros de Huanuni. Estos fueron los que, de hecho, impusieron que se rea-lizara el Congreso, junto a fuertes delegaciones de salud, fabriles, de las Centrales obreras de todo el país, de maestros rurales, ferroviarios, et-cétera. Estuvieron presente distintas organizaciones de izquierda a las

Programa por un Gobierno de los Trabajadores

Fue decisivo para el Congreso la propuesta de los mineros de Huanuni, que presentaron un docu-mento político que en gran medida enmendaba las notorias deficiencias del documento político que presen-tó la Comisión Política de la COB, entre ellas, que había eliminado del proyecto de documento anterior, con el pretexto de “mejorarlo”, nada menos que la cuestión del poder, del gobierno obrero, popular, campesino, indígena. el documento propuesto por el sindicato de Huanuni, con gran cla-ridad conceptual, establece que “Para cumplir nuestra misión histórica, los trabajadores debemos contar con formas propias de organización: los sindicatos, el Instrumento Político de los Trabajadores como la dirección política revolucionaria del frente an-ticapitalista. Contamos con nuestras propias banderas de lucha ideológica y con nuestros propios métodos de combate que conducen a la conquista de nuestro propio gobierno, que por ser el gobierno de los trabajadores,

campesinos y capas medias pobres, será el gobierno más auténticamente nacional del país”.

luchar por el poder para las mayorías explotadas de Bolivia y que debe ser un partido de lucha por las demandas de los trabajadores y el pueblo. Por exigencia de la delegación minera, este documento es parte de la tesis política votada.

la tesis votada establece, asimis-mo, la lucha por la “nacionalización de las transnacionales hidrocarburíferas y mineras sin indemnización”, la “in-dustrialización de los hidrocarburos”, la “expropiación del latifundio agrario preservados en la actual constitución y en los acuerdos con la oligarquía oriental en 2008”... “sustitución pau-latina de la economía de mercado por una economía planificada controlada por los trabajadores”, “salud y educa-ción de carácter gratuito y de calidad”, “no al pago de la deuda externa por ser injusta e inmoral”, “lucha por la unidad socialista de repúblicas de latinoamérica y del mundo”.

que se reconoció con delegaciones propias, entre ellas Alternativa Re-volucionaria del Pueblo.

La organización del Congreso tuvo muchas deficiencias por parte de la COB. En primer lugar, no hubo una campaña de la COB sobre las organizaciones populares para que asistan, ni una discusión de los do-cumentos políticos con las bases de los sindicatos. Sólo en Huanuni se realizó una discusión y se presentó un documento que en gran medida enmendó las carencias del documen-to de la Comisión Política de la COB (ver nota sobre el programa).

Se votaron por unanimidad reso-luciones contra la reelección de Evo Morales (que quiere hacerse reelegir, mientras que en la Constitución se

prohíbe expresamente esa posibili-dad) y contra la imposición del go-bierno de que el nuevo aeropuerto de Oruro se llame Evo Morales.

Una deficiencia importante del Congreso fue que el estatuto minimi-za a las representaciones populares que no sean de la COB, indígenas, organizaciones vecinales, etcétera, que en la historia reciente de Bolivia jugaron un rol decisivo de vanguar-dia (Guerra del Agua en Cochabam-ba en 2000, Guerra del Gas de 2003 en El Alto que derribó al gobierno del Goni Sánchez de Losada). Es decir, el estatuto no termina de des-pegarse de una lógica sindicalista, en base a tradiciones antiguas de la COB. Y no apunta a formar un real movimiento revolucionario. Al mis-mo tiempo, derogó un artículo que permitía la existencia de corrientes políticas internas. Aunque contra-dictoriamente las autorizan otros artículos, llamándolas “tendencias”, e incluso dándole representación en los Congresos y dirección. También las reconoce el documento político votado. El resultado de la elección de la dirección por sectores, elec-tos por los actuales dirigentes de la COB, es que casi no hay dirigentes que expresen a las luchas reales que ha dado la clase trabajadora. Es decir, no hubo un debate sobre qué dirigentes deberían encabezar para expresar esa lucha. Y no hay dirigentes de barrios populares. Por presión de la mayoría de los dele-gados al Congreso, se incorporó a un dirigente estudiantil de izquierda (MST) y a dos mujeres (dirigentes de amas de casa de Huanuni).

Esta forma burocrática de elegir la dirección arroja dudas lógicas sobre su orientación y operatividad. Aunque faltan completar más de 40 cargos, que no está muy claro cómo se hará (teóricamente, con un nuevo Congreso o conferencia). E incluso se teme que, repitiendo viejas prácti-

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cas sindicales, podrían ser cubiertos a dedo por los dirigentes ya electos.

La importancia de que surja una alternativa obrera independiente

Estas debilidades en su consti-tución fundacional pueden impedir el crecimiento del PT o desviarlo a desconocer sus tesis fundacionales y convertirlo en un partido cuyo único objetivo sea sacar algún par-lamentario que termine aliándose al gobierno.

No obstante estas fuertes limita-

ciones, el mismo hecho de que el PT sea por fin fundado es un triunfo de las organizaciones que luchamos por eso, en primer lugar de los mineros de Huanuni, de los maestros rurales, y también de nuestra ARP. Esta fun-dación abre una oportunidad para llevar al conjunto de los trabajadores y al pueblo la constitución real de un instrumento de clase para la lucha anticapitalista y antiimperialista, contra el gobierno y la derecha. Así lo entienden los trabajadores de base de Huanuni y así hay que llevar a todos los trabajadores y al pueblo pobre las resoluciones. Los trabajadores

y sectores populares deben hacer suyo al PT, llenarlo de contendido real, convertir su programa en algo vivo que encarne en la lucha popular. Esta lucha puede poner en pie a una corriente revolucionaria por el PT, con centenares o miles de dirigentes de la lucha obrera, popular, indígena, campesina y estudiantil. La izquierda revolucionaria, junto a los dirigentes sindicales combativos, tiene una gran responsabilidad en esto, que es lo único que puede darle raíz, carne y sangre al Partido de los Trabajadores.

(*) Nota de la delegación de ARP al Congreso.

estuvieron presentes en Huanuni y tuvieron delegaciones reconocidas, entre otras, alternativa Revolucio-naria del Pueblo (aRP), lOR-CI, el Movimiento Socialista de los Traba-jadores, alternativa Socialista Revo-lucionaria (adherente internacional a la CIT).

el POR (Partido Obrero Revo-lucionario), por su parte, sacó una declaración contra la constitución del Partido de Trabajadores, argu-mentando que era un “mamarracho reformista”. la Confederación de Maestros urbanos, cuyos dirigentes son del Partido Comunista, sacó una declaración paga en los diarios, contra el Congreso. el PC, aunque tiene casi nula actividad pública, es parte del gobierno masista y “due-ño” del Ministerio de educación de donde obtiene sus pagos a cambio de traicionar las luchas y conquistas sindicales de los maestros y atacar a todo opositor al gobierno de evo Morales.

Fueron leídos distintos saludos internacionales, entre ellos el de la unidad Internacional de Trabajado-res-Cuarta Internacional (uIT-CI).

alternativa Revolucionaria del

La Izquierda presente

Pueblo (que incluye a la Protesta, uIT-CI), participó con siete delegados reconocidos y otros dos delegados indígenas de la nación Chui de aiquile, invitados por aRP, que también fueron acreditados como delegados por el Congreso.

la aRP realizó un trabajo previo de difusión entre sectores populares, campesinos, indígenas y de izquierda, alentándolos a participar en el Con-greso. los únicos dirigentes campesi-nos presentes en el Congreso fueron invitados por aRP.

Gonzalo Sanjines, economista, dirigente de aRP y delegado en el Congreso, nos señaló: “el Partido de

los Trabajadores fundado en Huanu-ni aprobó como su tesis central el gobierno de los trabajadores para instaurar el verdadero socialismo. Cansados de un gobierno que no ha cumplido las demandas de octubre de 2003, desde las bases, especialmente de Huanuni, se planteó una plataforma de lucha revolucionaria que apoyamos. También se aprobó nuestra moción: no a la construcción de la carretera internacional del Tipnis y rechazo to-tal a la conexión de la carreteras bio-ceánicas entre Puerto Suarez con el puerto de arica, puesto que solo ser-virán a los intereses de las burguesías de Brasil y Chile y del imperialismo”.

Delegación de la ARP en el Congreso

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SIRIa

La revolución siria que estalló en marzo de 2011 como la continuación de las re-

voluciones en el norte de África y Oriente Medio es producto de la legítima rebelión democrática de las masas obreras y populares contra

el régimen dictatorial encabezado por Bashar Al Assad. Las masas se sublevaron no solamente contra las políticas de terror, represión y masacre del régimen, sino también contra las políticas neoliberales que éste puso en marcha en colaboración

con el capital financiero internacio-nal y la burguesía siria. Estas políti-cas causaron desempleo, pobreza e inflación crecientes para el pueblo. La casta dominante del régimen, que convirtió la corrupción en una actividad económica y que usurpa

¡Todo el apoyo a la revolución siria!

Declaración de Estambul

Milicianos del ELS en combate

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SIRIa

más de la mitad de los ingresos del país, forma una mafia con Assad en el centro y moviliza las institu-ciones estatales, empezando por los servicios secretos y el ejército, contra el pueblo para salvaguardar su dictadura autocrática. Ante esta situación, el lugar de la izquierda revolucionaria es sin duda al lado de las masas populares sirias. El mínimo apoyo al régimen de Bashar Al Assad, que para poder sobrevivir ha asesinado indiscriminadamente a más de 40 mil sirios, es una traición contrarrevolucionaria ante la histo-ria y los pueblos del mundo.

La sublevación del pueblo sirio empezó primero en una ciudad, Da-raa, con las manifestaciones de los jóvenes desempleados y estudiantes en apoyo a las revoluciones tunecina y egipcia. La represión que ejerció el régimen sobre esos jóvenes extendió rápidamente la revuelta a todo el país, sobre todo en las zonas obreras. La única respuesta del régimen a las manifestaciones pacíficas que revin-dicaban libertades democráticas fue represión, tortura y asesinato, que desembocó en una guerra civil entre las masas y los órganos de represión del régimen. En una primera etapa, las masas intentaron dar una forma más organizada a sus movilizaciones con comités locales de coordinación, y los comités empezaron a formar grupos armados para proteger las manifestaciones contra los franco-tiradores del régimen.

Con la intensificación de las confrontaciones armadas y las de-serciones del ejército del régimen surgieron nuevas milicias armadas dando paso a la creación del Ejercito Libre de Siria (ELS). Su formación es producto del derecho a auto-defensa del pueblo sirio contra la represión y masacres del régimen, y

contribuyó en varias zonas del país a la resistencia popular. No obstan-te, con la extensa campaña militar que puso en marcha el régimen, en agosto 2012 los choques armados pasaron a ocupar el centro y luego del proceso asumió la forma de guerra civil en todos los sentidos entre el ELS y las fuerzas armadas del gobierno. En poco tiempo se formaron milicias en la mayor parte de las 14 provincias del país reivin-dicándose del ELS. Aunque cada una de las milicias autodeclaradas se definiera del ELS diera un aspecto espontáneo y caótico a la resistencia armada, la formación de un Consejo Militar en el seno del ELS contribu-yó a dar una forma más organizada a la lucha armada popular. Los comandantes del ELS en su mayor parte no son líderes elegidos por el pueblo y bajo su control, sino ex oficiales del ejército regular que cambian del bando. Una mayor parte de esos comandantes demanda la in-tervención militar del imperialismo, tratando alejar la revolución de sus principales objetivos revolucionarios democráticos. La heroica resistencia en Alepo demuestra la disposición al combate contra el régimen. ¡Armas para la resistencia! Levantamiento de la frontera turca para la movilidad y el suministro de los combatientes.

La política de los países imperia-listas (Estados Unidos, Gran Breta-ña, Francia, UE) y los países de la zona dependientes del imperialismo (Turquía, Qatar, Arabia Saudí) ha sido en un principio, y por mucho tiempo, apoyar a Assad pidiéndole “reformas democráticas”. Ahora el imperialismo quiere una negociación para, con o sin Bashar, garantizar la supervivencia del régimen y la derro-ta de la revolución. Busca prolongar la guerra civil para desgastar la energía de las masas e intervenir en

la resistencia para salvar al régimen de una derrota total y no controlada. No quiere repetir la experiencia de Libia, donde el régimen se vino aba-jo y perdió las riendas del proceso. El imperialismo se apoyó en el Consejo Nacional Sirio, que no tiene una in-fluencia real sobre el país y que está monopolizado por los Hermanos Musulmanes. Es por eso que defini-mos el carácter del CNS como una barrera contrarrevolucionaria frente a la revolución siria. Rechazamos toda forma, política o militar, de in-tervención del imperialismo en Siria.

Rusia, China e Irán están apoyan-do al régimen de Assad por sus in-tereses militares y económicos en la zona y así se colocan aparentemente contra Estados Unidos y la UE. Sin embargo, en realidad ellos también comparten el mismo objetivo con el imperialismo: terminar con el proceso de las revoluciones y por eso parar el proceso revolucionario sirio salvando al régimen (sacrifi-cando si es necesario a Assad). En la conferencia internacional del 30 de junio en Ginebra, ONU, Esta-dos Unidos, Francia, Gran Bretaña, Turquía y la Liga Árabe sacaron una resolución que pedía la formación de un gobierno de transición por los personajes del régimen y de la oposición, firmada también por Rusia y China. En sus declaraciones, CNS afirma su disposición para una “solución yemení”, permitiendo que Assad se marchara pacíficamente y que la autoridades del régimen actual formaran el gobierno de transición. Este tipo de “soluciones” no tiene otro propósito que poner un freno a la revolución siria, conservar la hegemonía del imperialismo en la zona y garantizar la seguridad de Israel sionista como el gendarme del imperialismo en la región. ¡Fuera Rusia, China e Irán de Siria!

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SIRIA

El apoyo que los defensores del “socialismo del Siglo XXI”, desde Chávez y Castro hasta las residuos de los partidos estalinistas, dan al régimen de Assad caracterizándolo como “antiimperialista” o “antisio-nista” es para distorsionar la realidad y para crear confusión entre las masas. Assad es el líder del régimen burgués sirio que aplicaba las polí-ticas neoliberales privatizando todo el patrimonio estatal, fortalecía la dependencia del país al imperialismo y alimentando la casta hegemónica con la superexplotación de los tra-bajadores sirios. Este régimen no solamente tomó parte en la partici-pación de los refugiados palestinos,

sino que también ha sido para Israel la garantía de la estabilidad en la zona. No es ni antiimperialista ni antisionista. El proposito de Chávez, Putin, Hu Jintao y Ahmadinejad es defender los intereses estratégicos y económicos de sus respectivas clases dirigentes en la región, y por este fin salvar al régimen sirio. El posicionamiento de las corrientes que se definen de izquierdas en este campo contrarrevolucionario es otro ejemplo histórico del reformismo, estalinismo y el bonapartismo na-cionalista. Apoyar a la revolución siria o estar enfrente de ella es una línea divisora en el movimiento de la izquierda revolucionaria.

La tarea principal de la izquierda mundial es apoyar a las masas sirias que se sublevaron contra el régimen dictatorial de Assad, sin condicio-nes e independientemente de sus direcciones, y también ayudar en todos los sentidos a los marxistas revolucionarios sirios en su tarea de construcción de un partido re-volucionario sobre el terreno. La revolución siria debe continuar hasta la desintegración total del régimen y esto necesariamente supone dar respuesta a las revindicaciones de los trabajadores y los pueblos. Derecho de autodeterminación para el pueblo kurdo, eliminación de las discrimina-ciones étnicas, por religión y género, ruptura con las políticas neoliberales y los lazos con el imperialismo, un apoyo activo a la causa palestina. Es decir, con la construcción de un gobierno obrero y popular.

Las organizaciones firmantes nos declaramos al lado de la revo-lución siria y nos comprometemos a apoyarla con todos los recursos a nuestro alcance.

¡Abajo el régimen de Assad!

¡Todo el apoyo a la revolución siria!

¡No a la intervención imperialista en Siria!

¡Exigimos a los gobiernos que corten sus relaciones con Siria y de-jen de apoyar al régimen dictatorial!

¡Por una Siria libre, democrática, laica y de los trabajadores!

UIT-CILucha Internacionalista

(Estado Español) Frente Obrero (Turquía)

Estambul, noviembre 2012

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Las revoluciones que estallaron en la región árabe a partir de Túnez despertaron un gran

interés en todo el mundo. Sin embar-go la situación se complicó cuando la revolución llegó a Siria, poniendo en evidencia una grave incomprensión del proceso, como consecuencia de una lógica caduca derivada de Guerra Fría y de la división del mundo en dos bloques. Por eso los abajo firmantes afirmamos los siguientes principios:

1. Lo que ocurre en Siria es una revolución en todos los sentidos del término. Es el resultado del desplo-me económico en Siria de las últimas décadas como consecuencia de la cri-sis estructural que ha empobrecido

y precarizado amplios sectores de la población y concentrado la riqueza entre las manos de una minoría mafiosa apoyada en una dictadura. El objetivo de la revolución es por tanto la promoción de las libertades y de la democracia, así como la trans-formación del sistema económico en favor de las clases populares y la construcción de un Estado laico y democrático que garantice la igual-dad de todos los hijos del pueblo sirio, desde los kurdos a todos sus otros componentes.

2. Declaramos nuestro apoyo a la revolución. Es indispensable apoyarla para que su victoria abra perspectivas de transformaciones

sociales, políticas y económicas profundas y franquee el camino de la revolución en otros países (desde Marruecos hasta Arabia Saudí), en el contexto de una situación inter-nacional caracterizada por una crisis profunda del capitalismo a nivel mundial que anuncia el estallido de amplios movimientos en muchos lugares del mundo.

3. Es indispensable rechazar toda lógica que conduzca a una interven-ción militar imperialista extranjera, por parte de Estados Unidos o la Unión Europea. Hay que rechazar también la intervención de Rusia y de Irán, así como cualquier lógica secta-ria o que imponga un sello religioso

Declaración sobre la revolución siria de las fuerzas de izquierda participantes

en el Foro Social Mundial • Túnez

Acto contra la dictadura en Erbeen, cerca de Damasco.

SIRIa

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a la revolución, pues se trata de una revolución popular y no es ni será un conflicto confesional o religioso. Es necesario denunciar las políticas de la oposición que reducen la revolución a sus reivindicaciones liberales, lo que no aporta soluciones a los problemas del pueblo, sino sólo a individuos que buscan posiciones de poder.

4. Afirmamos que este régimen se basa en fundamentos neoliberales y mafiosos, y no en la lucha contra el imperialismo. El régimen se ha ca-racterizado siempre por su sumisión al estado sionista, haciendo la guerra a la revolución y al pueblo palestino, instaurando una larga estabilidad en las fronteras, sin haber intentado nunca recuperar el Golán ocupado.

5. Denunciamos la represión bru-tal del régimen contra el pueblo, que constituye un crimen contra la huma-nidad. Hay que denunciar también el sabotaje de los países del golfo, que en el caso de Arabia Saudí pretende hacer fracasar la revolución y en el caso de Qatar imponer la domina-ción de los Hermanos Musulmanes . Denunciamos igualmente la tentativa de exportar la jihad a Siria como un elemento esencial del proceso con-trarrevolucionario.

6. Por ello es necesario prestar apoyo político, mediático y material a la izquierda siria comprometida con la revolución, con todos los medios posibles. Este apoyo debe formar parte de una iniciativa orientada a coordinar la acción de todas las fuerzas de izquierda que obran en favor de las revoluciones a fin de favorecer su desarrollo y de transformarlas en revoluciones populares victoriosas.

7. Hay que coordinar acciones mediáticas mundiales para romper el control de los medios imperialistas del Golfo, que deforman la revolu-ción y transmiten una falsa imagen. Para ello promoveremos el intercam-bio de información y la difusión de

los análisis de la izquierda siria sobre la revolución.

8. Es necesario aclarar la natu-raleza de la revolución siria a fin de intentar cambiar la posición de quienes apoyan desde la izquierda a un régimen mafioso y criminal bajo el pretexto de que es «antiimperia-lista». Es necesario que la izquierda adopte una verdadera posición revo-lucionaria de apoyo a la revolución siria, como parte integrante que es de las revoluciones de los países árabes y como punto de partida de una agudización de la lucha de clases y del desencadenamiento de nuevas revoluciones en Europa, Asia y qui-zás en el resto del mundo, bajo los efectos de la crisis capitalista.

En consecuencia debemos mo-vilizarnos en una campaña de apoyo a la revolución siria; debemos obrar para clarificar sus condiciones, sus dificultades y su carácter esencial-mente revolucionario, contra los regímenes mafiosos y contra el capi-talismo, a cuya superación aspiramos.

Para ello podemos empezar con una jornada de apoyo a la revolución siria, organizada por las fuerzas de izquierda en cada uno de nuestros países durante la primera semana de mayo de 2013.

Un comité de preparación organi-zará asimismo en Túnez un congreso de apoyo a la revolución siria por parte de la izquierda internacional, probablemente en junio de 2013. Un comité se seguimiento permanente, surgido del congreso, actuará para mantener el apoyo a la revolución y a las izquierdas sirias y para profundizar la comprensión de la revolución por parte de la izquierda mundial.

Túnez, 31 de marzo de 2013.

PRIMERAS FIRMAS Coalición de la Izquierda Siria Organización de Comunistas

de Siria

Partido de Unión Democrática en Siria (PYD) – Organización

en Europa Corriente de la Izquierda

Revolucionaria Siria Liga de Izquierda Obrera (Túnez)

Partido de los Trabajadores (Túnez)

Frente Popular Unionista (Túnez) Movimiento Patriótico

Democrático Unificado (Túnez) Lucha Internacionalista

(E. Español) Frente Obrero (Turquía)

Movimiento Revolucionario (Brasil)

Unidad Internacional de los Trabajadores - IV Internacional

(UIT-CI) SolidaritéS (Suiza)

Comité de Solidaridad con la Causa Árabe (E.Español)

Nuevo Partido Anticapitalista (Francia)

Marea Socialista (Venezuela) Izquierda Anticapitalista

(E. Español) Partido Socialismo y Libertad-PSL

(Venezuela) Izquierda Socialista- IS

(Argentina). Movimiento Socialista de los

Trabajadores-MST (Chile) La Protesta (Bolivia)

Unidos en la Lucha (Perú) Corriente Socialista de los

Trabajadores (CST), en el PSOL (Brasil)

Propuesta Socialista (Panamá) Sodepau (Catalunya)

Rivoluzionesiriana.org (Italia) Movimiento de Izquierda

Socialista- MES,Corriente interna del PSOL (Brasil)

Partido Obrero Socialista (Mexico)

Para firmar la declaración y contactar con el comité

de seguimiento: [email protected]

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