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Creer Fielmente.

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  • CREER FIELMENTE, COMO LOS NIOS, APRENDEMOS A MANIFESTAR Publicado por MAYA el abril 29, 2013 a las 8:54pm

    De nios nos permitimos ver lo que creemos. No nos cuestionamos si eso tiene aceptacin social, si otros lo ven, no le buscamos una explicacin racional, ni nos preocupa ser juzgados por ello. De nios, observar la belleza de la naturaleza con asombro y alegra, es cosa de todos los das.

    Encontrar un trbol de cuatro hojas, que una vaquita de San Antonio se pose sobre nuestra mano o soplar un Diente de len, basta para tener la certeza de que la buena fortuna nos acompaa, por eso logramos todo lo que nos proponemos por el resto de la jornada. De nios podemos ver sonrer a nuestras mascotas y abrigar a los muecos para que no tengan fro.

    Podemos encontrar huellas de camellos el 6 de Enero en el parque, ver el trineo de Pap Noel atravesando el cielo, escuchar el aleteo de las hadas entre las flores y los pasitos de los duendes en la ventana. De nios quitamos el dolor del amigo que se cay de la bicicleta o que est triste, con una sonrisa llena de luz o un abrazo. De nios dormimos plcidamente, porque nuestro ngel de la Guarda est ah para protegernos de cualquier monstruo que nos aceche. De nios podemos ver todo aquello en lo que creemos. La infancia y la adolescencia son tiempos en los que el mundo es un lugar hermoso para descubrir, para explorar.

  • Sabemos que podemos elegir para nuestro presente y futuro todo aquello que nos haga felices, estamos convencidos de que slo tenemos que desearlo con toda la fuerza de nuestros corazones para que se haga realidad. Tenemos la certeza de que somos los creadores de nuestra realidad. A medida que crecemos fsicamente, en algn punto oscuro entre la niez y la adultez, la sabidura que encierra nuestra inocencia se invierte; dejamos de ver lo que creemos, convirtiendo la simpleza con que funciona el Universo, en algo complicado y frustrante: ver para creer, el lema preferido del mundo adulto. Es entonces cuando vamos olvidando nuestro crecimiento interior, el poder de la luz que llevamos dentro y el Plan Universal.

    En la mayora de los casos llegamos a involuciones espirituales y emocionales altamente peligrosas para nosotros. Como ya no estamos avalados por el permiso para jugar de la infancia, pasamos a ser conscientes de que nuestras creencias pueden transformarse en una amenaza para quienes nos rodean, por ello, como necesitamos sentirnos aceptados y parte de, racionalizamos en forma exagerada cada paso que damos, dejando atrs la parte ms placentera de esta experiencia maravillosa de aprendizaje que es la vida. Las creencias que adoptamos como propias, son en realidad estadsticas socialmente aceptables, es decir que nos permitimos creer formando parte de grupos numerosos. Observar la naturaleza es cosa de dos semanas al ao, en esas vacaciones que pasamos en edificios de 5 estrellas, para lo cual nos encerramos en oficinas y negocios desde que sale hasta que se pone el sol, los otros 351 das. El ngel de la Guarda, es reemplazado por sedantes y ansiolticos. Las hadas y duendes, son ahora juegos de nios para los cuales no tenemos tiempo, cmo podramos creer en eso si no se ve!, pero s podemos alardear con que creemos en Dios (aunque nos acordemos de l slo cuando estamos en aprietos) porque a pesar de que tampoco se ve la mayora cree en l, y asistir a ceremonias religiosas o entrar en algn templo de tanto en tanto, nos hace sentir mejores personas, a pesar de que cuando salimos de all ignoremos al que tiene hambre, sigamos destruyendo al medio ambiente, manipulemos a los dems para obtener rdito de ello o simplemente brindemos indiferencia a un ser querido que necesita nuestro afecto y compaa en momentos difciles. Un da abrimos los ojos y nos encontramos viviendo una vida convencional (sin ver que aquel convenio no lo firmamos por voluntad propia, nos fue impuesto desde estereotipos sociales), una vida que no elegimos, que en nada se parece a lo que soamos en nuestro primer cuarto de siglo. Nuestro Yo Superior, intenta una y mil veces que retomemos el camino, envindonos seales, que a veces son tan evidentes y abrumadoras, que nuestra aparente conformidad se nos transforma en cuestionamientos internos. Entonces, para justificarnos por el modo en que nos limitamos en algn punto del camino, recurrimos a argumentos que aprehendimos de nuestro entorno: la vida te va llevando, los sueos son para los jvenes, el mundo real es otra cosa, los ideales desaparecen cuando te das cuenta de que vos solo no podes cambiar la realidad, esta todo corrompido aunque quera eso no era mi destino. Parece ser que cuanto mas serios, preocupados y hoscos nos mostramos, nos sentimos ms reconocidos como adultos responsables. El que vive con alegra y disfrutando, el que es capaz de ver la mitad del vaso lleno en medio de la adversidad, el que no reemplaza sus sueos e ilusiones del alma por autos ltimo

  • modelo, el que no se embarca en interminables discusiones polticas y econmicas (entre otras tantas cosas que forman parte de un pacto tcito a nivel social) es catalogado, rotulado y juzgado como inmaduro, poco realista, conformista, irresponsable, sin ambiciones o simplemente loco. El GRAN PODER que tenemos desde nios, para convertir en nuestra realidad todo aquello que soamos, se desvanece cuando elegimos que as sea, dejando de creer en nosotros mismos y en nuestras infinitas posibilidades. El temor a no ser aceptados como adultos perfectamente adaptados, en una sociedad que criticamos hasta el hartazgo, nos aleja dramticamente de todos los logros y xitos que de verdad nos haran felices, nos aleja de nuestra verdadera identidad y del camino que vinimos a recorrer. Si creemos con la fuerza de nuestro Ser interior en algo, si lo visualizamos positivamente, si ponemos toda nuestra ilusin al servicio de esa ilusin inevitablemente lo que creamos desde la razn una fantasa, se convierte en nuestra realidad ms palpable, porque creamos una energa que existe y vibra en nuestro Universo personal. Cul sera nuestra realidad hoy, si pusiramos la fe al servicio del anhelo de nuestros corazones? Cmo seran nuestras vidas adultas, si no necesitramos ver para creer? Qu pasara en este mundo, si usramos el poder que tenemos, para materializar nuestros sueos? Despus de leer sta sabia reflexin, nos damos cuenta que para encontrar el camino de la espiritualidad necesitamos regresar a nuestra alma de nios. Si queremos un camino de evolucin de la conciencia, debemos regresar al asombro de tu nio interior. Para hacer presente en nuestras vidas la felicidad y encontrar a Dios debemos ser como nios. CRELO PARA VERLO!!!