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¿ESTÁS CALCULANDO ADECUADAMENTE?
¿Puedes contestar afirmativamente a cada una de estas preguntas?
¿Creo en Jesucristo?“El que cree en el Hijo tiene vida eterna;
pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36).
“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12).
¿Me he arrepentido de mis pecados?“Arrepentíos, y bautícese cada uno de
vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38).
“Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados” (Hechos 3:19).
¿Confieso a Jesucristo?“Si confesares con tu boca que Jesús es
el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Romanos 10:9).
¿Sigo diariamente al maestro Jesús?Jesús dijo: “Si alguno quiere venir en pos
de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” (Lucas 9:23).
“Para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia” (Filipenses 1:21).
¿Formo parte de una hermandad cristiana?
“Considerémonos unos a otros para esti-mularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” (Hebreos 10:24-25).
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con:
¿Has calculado mal?Yo no conocía a la víctima; ni siquiera
recuerdo su nombre, aunque estoy seguro que en las noticias lo mencionaban. Lo recuerdo únicamente por las últimas palabras que le dijo a su nueva esposa de apenas unos días: “¡Aun le puedo ganar!”
¿Por qué murió? Un camión porta-troncos se estrelló contra su camioneta precisamente en la puerta del conductor.
Murió por haber calculado mal: sabía que estaba aproximándose a una intersec-ción, y sabía que se acercaba un camión.
¿Un error imprudente, verdad? Sin embargo, yo también he cometido algunas
Núm. 171
Para Ti
insensateces. Los errores de juicio son algo natural para la gente. Todos hemos cometido errores.
No obstante, la cuestión de este hombre no fue un simple error de cálculo. En la intersección había a plena vista una señal roja con la palabra: “ALTO”. Simplemente debía obedecer para salvarse.
Algunas personas piensan que las señales de tránsito no son más que molestias que interfieren con su libertad personal. No es así. Ellas nos protegen de los peligros de los impulsivos errores de juicio.
En este caso, la señal habría salvado al conductor de una muerte sin sentido, y a la nueva esposa de la angustia de con-vertirse en viuda. Ahora la señal está allí parada como monumento a la insensatez de este hombre.
Nosotros los humanos solemos ser como él, no sólo en cómo conducimos nuestros vehículos, sino en relación a lo espiritual y lo eterno. Dios ya tiene veri-ficados todos los “peligros de tránsito” del alma, y nos ha brindado instrucciones claras para que podamos transitar la vida con éxito.
En cuanto a asuntos espirituales, no poseemos la capacidad de transitarlos correctamente. Sin embargo, podemos evitar la destrucción si confiamos en lo que nos dice Dios. Cuando rehusamos AVANZAR, PROCEDER CON PRECAUCIÓN, o DETENERNOS según el orden de Dios,
escogemos la ruta de la destrucción espiritual.
Aun la gente que asiste a la iglesia puede calcular mal. Jesús dijo: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21).
Analicemos algunos errores que cometen aun los que asisten a la iglesia:
Decir “yo creo en la Biblia”, pero no hacer ningún esfuerzo por aprender sus enseñanzas. Es como quien cree que existen las señales de tránsito, pero no tiene ni la menor idea de su propósito.
Quedarse satisfecho con saber lo que dice la Biblia, pero no tener intención alguna de obedecerla. Piensa en el caos y la destrucción que existiría si la mayoría de la gente se comportara de esta manera en las calles y carreteras. “Sed hacedo-res de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” (Santiago 1:22).
Ser sincero. Se dice: “No importa lo que creas, mientras seas sincero.” Mi amigo, esto es mentira. La legitimidad de la sinceridad está limitada a la verdad y la realidad. Creer en lo que no es verdad es un engaño.
Seguir a otros. “Pienso que está bien porque muchos cristianos lo hacen.” No te dejes engañar con eso. La Biblia dice que ancha es la senda de la perdición, y muchos son los que andan por ella: incluso gente que dice conocer a Dios (Mateo 7:13, 22, 23).
Hacer buenas obras.“Yo he hecho mucho bien.” Puede ser. Pero esto es como aplicar pomada medicinal sobre una herida mortal, o una tirita adhesiva sobre un cáncer de piel. Dios requiere buenas
obras que nacen únicamente de un corazón que cree y obedece a Jesucristo.
Tener buenos sentimientos. Nosotros podemos sentirnos bien por dedicar a Dios una o dos horas en el culto cada semana. El edificio tiene una atracción religiosa, la música es relajante, y el sermón es inspi-rador. Parece tan correcto dar dinero en la ofrenda. Aunque los buenos sentimientos sí acompañan la piedad, aun no determi-nan que estamos en paz con Dios.
Tener la aprobación de una iglesia. “Mi iglesia acepta lo que yo hago; así que debe estar bien.” Ninguna iglesia o pastor tiene la autoridad para decirte que no tienes nada que temer, aunque estés des-obedeciendo a Dios.
“[Cristo] apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido. Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo” (1 Juan 3:5-7).
Mi amigo, ¿cómo conduces tu vida? ¿Estás obedeciendo por fe las señales de tránsito de Dios, o estás tratando de calcular alguna otra manera de salvarte?
Cuando tu vida llegue a su final, ¿podrás decir que la Palabra de Dios te hizo sabio para la salvación? ¿O pararás en seco al fin de tu vida, como ante una señal de ALTO, presentándote los cargos eternos que mereces por haber fallado en tus cálculos religiosos?
S584 07-2020
Murió por haber calculado mal.
Murió por haber desobedecido.