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“Al filo del agua”: el mundo de Agustín Yáñez Cristina Fiallega

Cristina Fiallega - Aracne editrice · El Estridentismo es la corriente literaria de vanguardia que surge en México entre los años 1921 y 1927. La palabra estridente alude a una

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“Al filo del agua”:el mundo de Agustín Yáñez

Cristina Fiallega

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via Raffaele Garofalo, 133 A/B00173 Roma

(06) 93781065

ISBN 978–88–548–2300–6

I diritti di traduzione, di memorizzazione elettronica,di riproduzione e di adattamento anche parziale,

con qualsiasi mezzo, sono riservati per tutti i Paesi.

Non sono assolutamente consentite le fotocopiesenza il permesso scritto dell’Editore.

I edizione: gennaio 2009

7 Prefacio

9 Autores

11 Capítulo IIntroducción

35 Capítulo IILa estructura

57 Capítulo IIIPersonajes

79 Capítulo IVTiempo

103 Capítulo VEspacio

129 Capítulo VIFocalización

141 Capítulo VIIEstilo

157 Capítulo VIIIIntertextualidad

179 Bibliografía

Capítulo IIntroducción

Agustín Yáñez vivió en el contexto posrevolucionario generado por la gran Revolución Mexicana (1910-1917) revolución de los que, después de treinta años de dictadura, se rebelaron a Porfirio Díaz. Éste ocupó la presidencia en 1876 y en ese momento empezó el período conocido como Porfiriato en la historia de México. En este período las Leyes de Reforma favorecieron la concentración de tierras, el poder de los latifundistas aumentó pero diminuyeron los derechos políticos y sociales de los trabajadores; las primeras huelgas fueron reprimidas. Los campesinos eran enganchados para trabajar en las haciendas de los latifundistas, y los grupos indígenas particularmente rebeldes eran desterrados de sus lugares de origen y obligados a trabajar hasta la muerte en otras propiedades. El gobierno de Díaz privilegiaba la inversión extranjera; la mayoría del capital invertido en México era francés, inglés, estadounidense, alemán y español. Cuando Díaz en una entrevista dijo que México estaba listo para la democracia, algunos personajes se presentaron a las siguientes elecciones de 1910, pero Francisco Indalecio Madero, quien era el probable ganador de la contienda, fue encarcelado en San Luís Potosí.

Aquí comienza la primera parte de esta revolución, que terminó con el retiro en exilio de Díaz en París y con la subida al poder de Francisco I. Madero. De hecho, al resultar Díaz el ganador de las elecciones de 1910, Madero y otros militantes del Partido Liberal Mexicano escaparon a los EEUU para firmar el acta conocida como “Plan de San Luis”, que declaraba que las elecciones no eran válidas e invitaba el pueblo a luchar contra el gobierno dictatorial. Díaz finalmente dimitió el 24 de mayo de 1911. Salió exiliado del país rumbo a Francia, donde murió.

El nuevo presidente Madero -perteneciente a la categoría de los hacendados- no fue apoyado por sus aliados que no querían ver afectados sus propios intereses con la consecución de los objetivos sociales de la revolución, aquí comienza la segunda fase revolucionaria. Con el apoyo de los Estados Unidos y de su embajador en México, Henry Lake Wilson, los viejos porfiristas asesinan al

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presidente electo y también al vicepresidente José María Pino Suárez (1913). Como nuevo “dictador” del país subió al poder Victoriano Huerta, ex colaborador de Díaz, que ocupó la presidencia hasta el año 1915 en que inculpado de haber matado a Madero fue exiliado.

El PNM logró a convencer a la mayor parte de los generales para que unieran sus propias fuerzas armadas y crearan el ejército mexicano, cuya formación es considerada como el fin de la revolución mexicana. La revolución terminó en realidad con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917 que reformó los derechos civiles y políticos y llevó a cabo una reforma agraria. La Constitución mexicana establecía una política que negaba la personalidad jurídica a las iglesias y las subordinaba a fuertes controles por parte del Estado, prohibía la participación del clero en política, privaba a las iglesias de su derecho a poseer bienes raíces, desconocía los derechos básicos de los así llamados “ministros del culto” e impedía el culto público fuera de los templos. Dicha represión dio lugar al nacimiento de la Lega Nacional por Libertad Religiosa, apoyada por los socios de Acción Católica y al movimiento “cristero” que insurgió en armas provocando la llamada Revolución cristera (1926-29) lo cual aumentó la represión gubernamental. Siguieron años de violencia caracterizados por asesinatos de muchos ex revolucionarios: Obregón mató a Carranza, que había mandado asesinar al mismo Zapata. La paz llegó sólo en los años treinta, después de la fundación del Partido Nacional Mexicano (PNM) que Plutarco Elías Calles, que llegó a ser presidente, convirtió en Partido Revolucionario Institucional (PRI). El 1947, año en que apareció Al filo del agua, el país gozaba de una buena estabilidad política.

1.1 Repercusiones culturales

La Revolución Mexicana desde sus comienzos tuvo importantes repercusiones en el arte y de la literatura en México. Se podría decir que el inicio de la contemporaneidad en la literatura mexicana se encuentra precisamente en este momento. Es entonces cuando los autores se apartan del tradicionalismo formal y experimentan nuevas técnicas y estilos literarios, innovan el fondo y la forma de las obras

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artísticas, y logran un alto nivel en el manejo del lenguaje. Precisamente el proyecto nacional de la construcción social de la identidad mexicana durante el siglo XX, surge como una de las consecuencias de la Revolución. Es en este momento cuando algunos de los nuevos líderes políticos del país se dieron a la tarea de promover su modelo de identidad nacional, sustentándolo en muchos de los apartados de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, principalmente en los relativos al proyecto educativo nacionalista dirigido por José Vasconcelos. La fractura del sistema social, la violencia de la guerra y el proceso de cambio que se dio en el país, nutrieron de contenido a la literatura mexicana del período revolucionario. Los autores vanguardistas se convirtieron en auténticos innovadores del lenguaje, del estilo, del contenido y de la forma literaria. Experimentaron y desarrollaron técnicas diversas, jugando con la temporalidad, la espacialidad, la función del narrador y la de los personajes, anulando el final diegético, modificando la figura del lector dentro del fenómeno literario, mezclando ficción y realidad. Este espíritu vanguardista es relacionado con el afán de romper viejos esquemas y dogmas a nivel estético; hechos que al fin y al cabo se intentaban llevar a la práctica en el ámbito de la realidad social mexicana durante los años revolucionarios.

1.2 Los movimientos de vanguardia y la obra de Yáñez

Agustín Yáñez es considerado como un escritor realista, pero en sus obras se puede identificar fácilmente la amplia influencia de las vanguardias hispanoamericanas del siglo XX.

El fenómeno de la vanguardia que acaeció en las primeras décadas del siglo XX, cubrió de manera simultánea y con distintos énfasis, el ámbito artístico-literario, el sociocultural y el político a nivel internacional. A partir del decenio de 1920-30, la economía mundial se sumerge en una crisis dramática que no se conocía desde la Revolución Industrial. La humanidad se replantea sus formas de organización y convivencia; los artistas y escritores de la época hacen lo mismo en la producción de nuevos discursos estéticos y políticos. El fenómeno de las vanguardias latinoamericanas en su búsqueda de

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autonomía, libertad y democratización, más que como un reflejo de las vanguardias europeas hay que tratar de verlo como respuesta a condiciones históricas específicas A pesar de seguir la tradición de los modelos artísticos europeos cada país latinoamericano comienza a buscar “lo Nacional”. La vanguardia latinoamericana desarrolla su acción y propuesta en dos momentos igualmente importantes, uno que va de 1915 a 1929 y otro que va de 1930 a 1940. Estos dos momentos en que se desarrolla el proceso de la vanguardia se enmarcan históricamente por los hitos que corresponden a la Primera Guerra Mundial (1914-1918), la crisis económica mundial conocida como el crack del '29 (1929-1930) y el inicio de la Segunda Guerra Mundial.

Los primeros movimientos de vanguardia fueron los del Cubismo en la pintura europea, el Futurismo italiano, el Expresionismo alemán, el Dadaísmo suizo y posteriormente el Surrealismo francés, mientras que en América Latina surgieron el Ultraísmo en Argentina, el Creacionismo en Chile y Argentina y en México el Estridentismo.

1.2.1 Ultraismo y Creacionismo

Los dos fueron vanguardias literarias caracterizadas por el rechazo de lo sentimental, de lo trágico, de lo subjetivo y de lo íntimo. El poeta, para estos movimientos, es un creador que debe purificar la literatura de toda la carga moral, filosófica o política residuo del Romanticismo.

«Proclamamos la necesidad de un ultraísmo, […] nuestra literatura debe renovarse, debe lograr su ultra, como hoy pretende lograrlo nuestro pensamiento científico y político. Nuestro lema será ultra, y en nuestro credo cabrán todas las tendencias sin distinción».1

En este manifiesto se enuncia el propósito fundamental del grupo: crear un arte nuevo que supla la última evolución literaria: el Novecentismo, lo cual implica el abandono de las técnicas de expresión poéticas del modernismo decadente y la apertura a los movimientos de vanguardia europeos. Los iniciadores de esta corriente, aparte de Cansinos-Assens, son Guillermo de la Torre -el gran teórico y estudioso de los movimientos vanguardistas- y Gerardo Diego, entre los españoles, Jorge Luis Borges y González Lanuza,

1 Cfr. Torre, G. de, Historia de las literaturas de vanguardia, Guardarrama, Madrid, 1974.

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entre los hispanoamericanos.En cambio el lema del Creacionismo, elaborado por Vicente

Huidobro en 1925, proclamaba que el poeta creador tenía que “crear el poema tal como la naturaleza crea el árbol […] el poeta también podría ser un nuevo Dios para crear su propio mundo”. El nombre de este movimiento expresa el deseo de que la obra literaria sea totalmente autónoma del mundo. En primer lugar el poeta deja de querer imitar el mundo real o de reflejar el orden divino. La palabra liberada de su instrumentalismo como medio de comunicación, asume propiedades mágicas.

1.2.2 Estridentismo y Muralismo

El Estridentismo es la corriente literaria de vanguardia que surge en México entre los años 1921 y 1927.

La palabra estridente alude a una manifestación irrisoria, provocadora y de ruptura frente a cualquier tradición literaria clasicista, en particular en México contra la literatura de los modernistas. Pero éste no fue una ruptura como lo fue el Modernismo del Romanticismo, sino que fue estridente, es decir que su función, además de la manifestación artística era de llamar la atención. Este gesto burlesco y de desafío del Estridentismo frente a lo clásico, es visto por Luis Mario Schneider2 como una mueca cuyo valor literario consiste en propiciar la ruptura e imponer la contemporaneidad en la literatura.

Algunos de los estridentistas son Manuel Maule Arce, Arqueles Vela, Germán List Arzubide, Salvador Gallardo y Luis Quintanilla, quienes rompieron violentamente con el canon anterior en virtud con su fascinación con el mundo moderno, sobre todo con las máquinas.

El movimiento Muralista mexicano o Escuela Mexicana de pintura es el fenómeno artístico de mayor importancia del arte mexicano del siglo XX3. Si bien en México ha habido pintura mural desde tiempos remotos, el Muralismo se inicia en 1921, fecha en que se realizaron las primeras obras, y termina en 1955 cuando perdió fuerza como

2 Cfr. Schneider, Luís Mario, El Estridentismo, una literatura de la estrategia. México: Bellas Artes, 1983.

3 Cfr. Rivera Marín, Política y Arte de la revolución mexicana, Guadalupe, México, 1997.

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movimiento artístico articulado. Se trata de un fenómeno complejo, en el que participaron gran cantidad de artistas, entre los que hubo fuertes diferencias estéticas y políticas. También la relación entre artistas y patrocinadores fue motivo de fricciones, lo cual se tradujo en más de una ocasión en censura, llegando hasta la destrucción de las obras.

A grandes rasgos el movimiento muralista puede dividirse en tres etapas, que cronológicamente corresponderían a la década de los años veinte; a la de los treinta y al período que va de 1940 a 1955. No obstante, con posterioridad a esta fecha, la realización de murales continua y hasta se incrementa, pero con otras temáticas y otras técnicas. Al concluir la fase armada de la Revolución, surgió la inminente necesidad de generar una imagen en torno a la cual pudiera cohesionarse la heterogénea sociedad mexicana.

El muralismo mexicano fue promovido por José Vasconcelos, ministro de Educación pública durante el mandato de Álvaro Obregón finalizando la década de 1920, y fue éste (Vasconcelos) quien puso a disposición de los artistas el espacio mural de los edificios públicos, como parte de una política de educación popular para reforzar el conocimiento de la historia revolucionaria. El arte se comprendía como un “medio” propagandístico, solidario e inspirado en la realidad de los individuos, un arte de “realismo social”, un arte también capaz de intervenir en esa “realidad” y cuyo destinatario era, por tanto, “la masa”. Los objetivos eran de fortalecer , reafirmar, en el ciudadano el sentido de la mexicanidad y los valores de la revolución. Por lo tanto sus temas se centraron en la vida del mexicano común, sus valores, costumbres y, claro está, la lucha social.

Para que un arte sea realmente popular deben conjugarse dos cosas, explica Octavio Paz. A saber: que refleje una comunidad de ideas y sentimientos, en este caso además de la exaltación de lo nacional y tradicional de las fiestas patrias, exaltaban a mártires de la Revolución, y 2) una conciencia plena de la existencia, función y misión del hombre en el mundo4.

Los muralistas, que se consideraban artistas al servicio del pueblo, pintaron inmensa cantidad de muros donde se representa la historia de México, donde pasado presente y futuro se conjugan y fusionan dando

4 Cfr. Torre, G. de, Historia de las literaturas de vanguardia, cit.

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origen al México moderno y futurista. El mural generaba conciencia política y cultural en el pueblo. Los autores más importantes de este movimiento fueron Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco.

Siqueiros encontró la cosa de que tantos se habían olvidado: la utilidad y la finalidad del arte, pues en un país donde se lee poco, como en México, la pintura conserva su antigua función de propagar ideas... Pensó que una pintura, como una frase, era buena si expresaba clara y sobriamente una idea. Es pintura bella de seria simplicidad, bella de humildad voluntaria, fuerte de la sana disciplina que se puso el pintor que quiso ser hombre antes que ser hombre ilustre.

También en las obras de Agustín Yáñez se pueden encontrar las características de este movimiento artístico. De hecho, además de tener el mismo intento, es decir el de representar la situación de México y crear obras a partir de las experiencias cotidianas de los autores, los escritos de este autor pueden ser comparados a murales. Todas las partes que componen sus obras tienen un sentido propio y sirven para enriquecer y completar la obra; pueden verse como cuadros que juntos contribuyen a formar un sólo mural general. Incluso teniendo un significado por sí mismas, también importante es el significado del conjunto.

Tanto el lenguaje pictórico que los muralistas asumieron, como el literario de Yáñez son coherentes con la finalidad de reivindicar los derechos de las masas populares, en ambos casos no se trata de un lenguaje abstracto, sino realista, accesible a la comprensión de cualquiera que viviera dentro y fuera del México posrevolucionario.

1.3 Agustín Yáñez (1904-1980)

Agustín Yáñez Delgadillo nació el 4 de mayo de 1904 en el barrio del Santuario en Guadalajara, Jalisco. A los 19 años empezó a trabajar como profesor en la Escuela Normal para Señoritas y en la Preparatoria José Paz Camacho, antes de enseñar a la Escuela Preparatoria de la Universidad de Guadalajara y en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Realizó sus estudios en su ciudad natal y, licenciado en la

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Escuela de Jurisprudencia de Guadalajara en 1929, se trasladó en Ciudad de México para licenciarse también en la Universidad Autónoma de México, con la tesis Don Justo Sierra: su vida, sus ideas y su obra, que tomó una mención cum laude.

Entre 1929 y 1930 formó el grupo de intelectuales que creó la revista Bandera de Provincias, ideada para dar voz al pueblo. En primeros escritos son traducciones de Kafka y Joyce que firma con el seudónimo de Mónico Delgadillo. Este escritor jalisciense fue gobernador del Estado de Jalisco en el periodo 1953-1959 y trabajó como consejero de la Presidencia de la República desde el 1959 hasta el 1962.

En 1960 participó como embajador en una labor especial ante el gobierno de Argentina y ese mismo año fue nombrado jefe de la delegación ante la XI Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Fue secretario de Educación Pública desde el 1964 hasta el 1970, trabajo que le permitió realizar algunas importantes reformas en el sistema educativo mexicano. Recibió el Premio Nacional de Letras en 1973 y en 1977 fue Presidente de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos.

También en su vida y en sus obras, Yáñez reflejó su peregrinar entre la literatura y la política, entre la vida del pueblo y la ciudad: su vida política no alteró su pasión por las letras.

Después la publicación5 de Flor de Juegos Antiguos,(1942) Archipiélago de Mujeres (1943) y Al Filo del Agua, 1947, considerada una de las más importantes del siglo XX., alcanzó el reconocimiento universal. En 1948 Yáñez compuso un estudio biográfico en la edición de las Obras completas de Justo Sierra, obra considerada un hito en la transformación de la literatura

5 Sus obras más conocidas son Flor de juegos antiguos (1942), Yahualica (1946), Al filo del agua (1947), La tierra pródiga (1960), Las tierras flacas (1963) y Las vueltas del tiempo (1975). Colaboró también en periódicos y revistas, como Tierras de Nueva Galicia (1928), Baralipton (1931), Espejismo de Juchitán (1940), Genio y figuras de Guadalajara (1941), Fray Bartolomé de las Casas (1942), Pasión y Convalecencia (1943), Archipiélago de mujeres, El contenido social de la literatura iberoamericana (1943), Esta es mala suerte (1945), Fichas mexicanas (1945), El clima espiritual de Jalisco (1945), Melibea, Isolda y Alda en tierras cálidas (1945), Episodios de Navidad (1948), La creación (1959), Ojerosa y pintada (1960), La formación política (1962), Proyección Universal de México (1963), Tres cuentos (1964), Los sentidos del aire (1964) y Perseverancia final (1967).

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hispanoamericana contemporánea.Murió el 17 de enero de 1980 en la Ciudad de México. Sus restos

descansan en la Rotonda de los Hombres Ilustres del Panteón Civil de Dolores, en Ciudad de México.

1.4 La producción

En 1964 Agustín Yáñez se inspira a la Comedia Humana de Balzac y empieza a realizar el proyecto de una obra global que hablara de todos los aspectos de México, y que titula Un retrato de México, proyecto que, a causa de la muerte del autor, se queda inconcluso.

Esta obra está dividida por cuatro secciones: Las edades y los afectos, El país y la gente, La historia y los tipos y Los oficios y las ilusiones.

La primera sección, Las edades y los afectos, es autobiográfica, de hecho habla de la infancia de Yáñez, y está compuesta por cuatro obras: Flor de juegos antiguos, Archipiélago de Mujeres, La Ladera dorada, Los sentidos del aire.

Flor de juegos antiguos, 1941, está formado por tres secciones: Juegos de Nochebuena que refleja el momento en el que todo gira alrededor de la familia y cuenta las vicisitudes del período de las fiestas navideñas; Juegos en la canícula que presenta a un niño de 12/13 años y se refiere a vicisitudes ocurridas en verano; Juegos de agua que muestra el momento de la adolescencia.

Dos de los episodios que forman Juegos de Nochebuena apareció ya en 1929 en la revista Bandera de provincias, mientras la sección Juegos de Agua apareció ya en 1927 en la revista Aurora, bajo el título Mar de mentiras.

Archipiélago de Mujeres fue publicado en 1943, es el segundo título de la primera sección, y se puede considerar como la consecuencia lógica de la última parte Flor de juegos antiguos por que habla de la adolescencia y del descubrimiento del amor.

Esta obra está inspirada en siete obras de la literatura universal -La canción de Rolando, La Celestina, El libro del buen amor, Otelo, El Amadís de Gaula, Tristán e Isolda y El convidado de piedra- que dan lugar a siete cuentos: Alda o la música, Melibea o la revelación, Doña

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Endrina o el deseo, Desdémona o la bellezza, Oriana o la locura, Isolda o la muerte y Doña Inés o el amor.

La tercera obra La ladera dorata, está compuesta solamente por un cuento que fue publicado en 1966 y se titula La boda de Don Quijote y habría tenido que hablar de la madurez y senectud.

Los sentidos del aire es la última obra de la sección, pero es una introducción y reúne los cuentos más antiguos de Yáñez, los que van desde 1924 hasta 19636. La segunda sección, El país y la gente, está compuesta por cinco obras que no fueron escritas en el orden con el que aparecen en el proyecto de 1964.

La tierra pródiga, que es la primera novela de esta sección, y la segunda en orden cronológico fue publicada en 1960. Esta obra habla de la vida, de la lucha por el poseso y el dominio de las ricas regiones de la costa de Jalisco, pero la finalidad del autor es la de dar a conocer concretamente el fenómeno del caciquismo; para hacerlo, Yáñez se sirve de dos tramas: una trama cuenta la vida exterior y la otra cuenta los pensamientos de los protagonistas, es decir hay una alternancia entre la historia aparente y la historia real. La estructura se divide en fragmentos que pueden ser leídos separadamente: el primer capítulo es “Rueda de fieras” y habla de los hombres que luchan por el dominio de las tierras; el segundo capítulo es “Otro día” y habla de Amarillo que es unos de los principales protagonistas; el tercero se titula “Los nombres ilusionados”; siguen “La dura realidad” en el que al autor presenta a todos los caciques que luchan por el territorio, “El último de los males: la esperanza” que cuenta la intervención del Gobierno, “Los hombres, las máquinas, las mujeres”, “La flor al blanco”, “El choque selvaje” y “Disolución”.

La segunda novela se titula Las tierras flacas, escrita en 1961 pero publicata en 1962, cuenta los esfuerzos de la gente para que la tierra se vuelva fértil. Esta novela está estructurada en cinco estancias que se dividen en tres capítulos. La primera estancia se llama “Betania: la tierra y la máquina” y cuenta la indecisión de dos campesinos frente el

6 Estos cuentos son: Vigilia de Navidad de 1924, Aserrín de muñecos de 1926, Laude Pascual de 1927, Esta es mala suerte de 1927, El tercer enemigo del alma de 1927, Fruta de lagar de 1927, Sangre de sol de 1929, Baralipton de 1929, Pasión y convalecencia de 1938, Música celestial de 1940, Gota serena de 1949, Niña esperanza de 1963 y Las avispas siempre de 1963.

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dilema de usar la máquina de coser de la hija muerta como pago de sus deudas con el cacique usurero. Le segunda estancia se titula “Jerusalén: el regreso de Miguel Arcángel” y habla de la lucha de Miguel Arcángel contra el mal, contra al diablo. Miguel Arcángel representa la justicia mientras el cacique representa el mal. La tercera estancia “Belén: lugar de abominación” es la consecuencia lógica de “Jerusalén: el regreso de Miguel Arcángel” por que también aquí, Miguel Arcángel lucha contra la violencia del cacique. La siguiente estancia se llama “Babel: el día del juicio” y la última estancia es “Damasco y Galilea: la llegada de la electricidad” habla de la llegada de la electricidad y se constata que no basta cambiar las infraestructuras para que el pueblo crezca.

La novela que ocupa la tercera parte de la sección El país y la gente se titula Cornelio Luna, comisario ejidal y sirve, dentro de la organización de la obra, como conjunción entre La tierra pródiga y Las tierras flacas.

Al filo del agua ocupa el cuarto lugar en la serie pero es la primera novela de Yáñez, publicada por primera vez en 1947. Esta novela habla de la situación que nos lleva a la revolución, habla también de la introspección de un pueblo a través de las acciones condicionadas por la moral religiosa. La gente es el valor fundamental de la provincia y por lo tanto se sigue el cruzarse del destino de la gente del pueblo. La obra está estructurada en diecisiete capítulos que tienen un título significativo y tiene como denominador común la religiosidad supersticiosa enraizada en la cultura de un pueblo de provincia. También el título de la obra es emblemático, de hecho “al filo del agua” es una expresión popular que quiere decir algo que está a punto de suceder. Con esta novela empieza la novela mexicana moderna y termina el ciclo de la novela de la Revolución.

La quinta novela que constituye la segunda sección es La culta sociedad mientras la novela que lleva a cabo esta sección es Ojerosa y pintada que toma su título de un verso de Ramón López Velarde y que fue escrita en dos partes: la primera en 1956 y la segunda en 1959 pero fue publicada en 1960. Esta novela cuenta, a través de las vicisitudes de algunos personajes reunidos en un taxi durante un turno nocturno, la vida metropolitana.

La tercera sección que compone Un retrato de México, es La

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historia y los tipos que, inicialmente fue concebida como dividida en cinco novelas, de las cuales Yáñez escribió solamente la primera. Esta novela se llama Las vueltas del tiempo, fue escrita en los años sesenta pero fue publicada en 1973; las razones de este retraso fueron políticas, de hecho aunque los personajes y los hechos que aparecen en la historia son imaginarios, el autor no quiso herir susceptibilidades cuando él mismo era un político. La obra cuenta el proceso histórico y la historia misma de México en el tiempo real de una sola tarde.

De los otros cuatros títulos restantes, quedan sólo los títulos y las tramas: Crónica de los años heroicos que se proponía tratar la vida universitaria en México; La fortuna de los Ibarra Diéguez que se proponía tratar la vida política y económica del país; Figuraciones de Mónico Delgadillo que quería reconstruir la situación de México en el periodo en el que Yáñez firmaba con el pseudónimo de Mónico Delgadillo; y por último La Gloriosa que habría tenido que contar los movimientos reformistas políticos y sociales.

La sección que concluye el proyecto es Los oficios y las ilusiones que, como la sección precedente, se divide en cinco partes de las cuales el autor escribió y publicó solamente la primera.

La novela se titula La Creación, fue escrita en 1958 y fue publicada en 1959, es la segunda novela de Yáñez que habla de la ciudad y es una de las más discutidas a causa de la compleja estructura y a causa también de elementos heterogéneos. Esta obra cuenta las aventuras de Gabriel, uno de los protagonistas de Al filo del agua, que abandona el pueblo de provincia para ir a la ciudad y realizar su vocación musical.

Las otras obras que tenían que completar esta sección son: La Torre que habría tenido que tratar los ambientes de la construcción del país con referencias a arquitectos, ingenieros y albañiles; El taller de San Román habría tenido que hablar de los sectores editoriales, es decir de escritores, periodistas, editores y tipógrafos; Tonanzintla habría tenido que hablar del sector científico mexicano. La última obra que habría completado la sección es Claudia Capuleto de la que Yáñez no ha contado ni la trama de la que quedó sólo el título.

1.5 Temáticas y estilo

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Hablar de los temas de las obras de Agustín Yáñez es muy complicado y arduo. Todos sus trabajos, cuentos y poesía, son un enorme conjunto de pensamientos, sentimientos e ideologías. Sin embargo, pueden ser recordados algunos temas que aparecen ampliamente entre éstos. Sin duda el elemento predominante en las primeras obras de Yáñez es la universalidad. El autor a través su cuentos describe los sentimientos que todos, en un momento de nuestra existencia hemos vivido.

Todos los episodios de Flor de juegos antiguos, así como Nina esperanza, Las Avispas, Esta es mala suerte y Gota Serena de Los Sentidos se caracterizan por esta temática. Las situaciones que los personajes viven pueden ser consideradas al principio irrelevantes pero, una vez abandonado el mero aspecto anecdótico infantil, éstas devienen fundamentales para quien las vive. Un claro ejemplo es El Episodio de las campanas del libro Flor de juegos antiguos, donde un niño atraído desde un vestido de terciopelo se acerca a la niña que lo traía puesto y lo toca. No obstante lo haya hecho sin mala intención el niño es castigado. Con esta anécdota Yáñez cuenta la mala interpretación y la falta de comprensión de los abultes con los sentimientos infantiles. El padre Pérez ve y atribuye la malicia de la edad adulta al niño. Otro ejemplo es el Episodio del Ángel de oro, Arenita de Marqués cuando el niño está triste a causa del sufrimiento de su tía. Cuando somos niños ver un adulto que llora nos afecta mucho e impresiona mucho más. El autor después representa la revolución y los revolucionarios con el juego de la “guerra” del episodio del Episodio de Mambrú. En este cuento Yáñez a través de un diálogo entre niños afronta el tema de la guerra con juego infantil al cual, en un modo u otro, todos hemos participado. Universal es también la experiencia de no ir a la escuela y escapar con los amigos. A menudo estas aventuras iniciaban con un sentimiento de culpa y casi siempre se concluían negativamente. Es fácil compartir la angustia del protagonista del Episodio de un día de venado, que huido con su amigos estaba por ahogarse. El miedo de la muerte aumenta el sentimiento de culpabilidad.

Común a todo son las sensaciones y sentimientos vividos por el protagonista Juegos de agua que al final de la adolescencia siente que ha perdido para siempre la inocencia de la su juventud:

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«playa escondida; casona llena de macetas y sahumada de incenso en que vivían las beatas viejecitas que nos hospedaron; muelle fresco, sombreado y silencioso...Viejecitas, cumbre, muelle playa: ya no soy aquel niño de pocos años y muchas travesuras».7

Universales son lo sentimientos del niño protagonista del cuento y también nostálgico es el escritor al recordar el descubrimiento del mundo, de la alegría, de la tristeza y del amor. La nostalgia de Yáñez es la de nosotros.

Existen otras obras de Yáñez que nacen de una universalidad más arquetípica. El libro che más representa esta característica es Archipiélago de mujeres donde el escritor se basa en siete obras de literatura universal. El autor con este libro quería hacer una continuación de Flor... y trasmitir los sentimientos de un adolescente. El chico de hecho descubre el deseo, el amor, la locura y la muerte.

Como la mayoría de los escritores Yáñez se inspira tanto en las experiencias de la propia vida como en la literaria. La presencia de las obras universales clásicas no sirve únicamente para dar significado a los sueños o fantasías de un adolescente, sino que representa el modo de ser, de pensar y de sentir de éste. La lectura del los grandes autores, en más de un ocasión, llega a modificar la vida del o de los personajes. En el Al filo del agua, es la lectura de los clásicos franceses que llevas a María a unirse a la lucha revolucionaria y la “locura” de Luis Gonzaga Pérez es el resultado de la lectura de los místicos españoles. También Los Sentidos... se presenta dentro de un marco de universalidad. De este libro pueden ser mencionadas Fruta de Lagar, Laude Pascual y Sangre de Sol.

En el primero se cuenta la parábola que eleva a dimensiones arquetípicas las vicisitudes de Eulalia, a través de un parangón de su experiencia con el proceso de maduración de la uva verde. En Laude pascual los sentimientos de la prostituta Paquita Álvarez adquieren nuevo significado ante las palabras de San Juan da la Cruz:

Este es el día que hizo el amor: recocujémos en El. Confesa al Amor, porque es bueno y su gloria infinita. Así huerto bajará el Amado, al plantío de las yerbas aromáticas, por recrearse en su vergeles y coger azucenas...La Amada es para el amado y éste sólo para ella...Canten las campanas, rían las fuentes, deshójense las florees derrítanse las almas porque es el día grande entre todos 7 Yáñez, A., Flor de juegos antiguos, Alfaguara, México, 2004, p. 173.

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los grandes...Murió la muerte. Es la gloriosa, la espléndida mañana de la Resurrección.8

En Sangre del Sol Yáñez simboliza con la muerte de los hermanos la muerte fratricida consecuencia de la guerra y de la revolución. La voluntad de universalizar es continua en el proceso creativo de Yáñez. El escritor afirma que Al filo del Agua y otras sus novelas no son exclusivamente regionales sino:

«tiendo a lo universal trascendiendo lo particular inmediato y lo nacional, mediante la hondura de la introspección humana en su circunstancia, válida donde se repita determinando el vivir de la gente, ahí donde se dan parejas motivaciones».9

Sus obras son por tanto universales porque a través realidades comunes o literarias logra a describir y explicar concepciones que conciernen a todo el mundo.

El autor usa mucho otro motivo: el sueño. Éste justifica algunos cambios espacio-temporales que se dan en las historia y también en la obra misma. En Flor de juegos... ya aparece el sueño, pero es en el segundo libro y particularmente en Doña Endrina o el deseo, donde éste aparece en modo manifiesto. En este caso el sueño es utilizado para tratar el delicado tema de la sensualidad en el adolescente. El joven visita a su maestro por motivos escolásticos, pero en realidad como se descubre en el sueño, por el deseo que el adolescente siente por la esposa del profesor. Éste sirve por tanto a conocer introspectivamente a sus personajes, y también para expresar el deseo de evasión de los mismos. Un claro ejemplo es Niña esperanza en Los Sentidos del aire donde el sueño representa la falta del valor del niño al afrontar la muerte de la amada.

Existe además otra tipología de sueño, el premonitorio, ampliamente utilizado en Al filo del agua y en La Tierras Flacas.

Otra tema de las obras de Yáñez es lo sobrenatural. El autor narra frecuentemente estos fenómenos y los utiliza como elementos que modifican la situación inicial del relato. En Isolda o la muerte, de Archipiélago, donde manteniendo los elementos de la historia original son los elementos mágicos que harán nacer el amor entre Tristàn y

8 “Laude pascual” en Los sentidos… p. 88.9 “Perseverancia final”, en op .cit. p. 242.

26 Capítulo I

Isolda:«¡Pero que ha hecho Señor! [...] usted no sabía lo que sabe cualquier peón

de estos rumbos? La mujer y el hombre que juntos miren o beban de ese ojo de agua se enamoran por toda la vida y hasta después de la muerte».10

Son los elementos sobrenaturales que dan un sentido mágico a todo el cuento. En Gota serena Yáñez une el aspecto mágico al campo y a las creencias populares. Esta componente está presente también en Al filo de agua porque el pueblo “dejado de la mano de Dios” es un conjunto de miseria y ignorancia suelo fecundo para la superstición.

En la obra de Agustín Yáñez gran importancia tienen la música y las campanas. Tal aspecto es una parte fundamental en todo el proceso creativo del autor. La música y las canciones son utilizadas para expresar los sentimientos y estados de ánimo de muchos protagonistas. La presencia de estas dos variables afecta no sólo el contenido sino también la estructura de la obra. En Episodio de las campanas en Flor de juegos antiguos, al niño después haber tocado el terciopelo lo que más le duele no son los golpes con los que le castigó el sacerdote, sino la pérdida de las campanas de su báculo. Para subrayar la importancia de la música baste pensar que en Alda o la música el amor y la imagen idealizada de Alda es dada por la música:

«No, nunca la miraron lo ojos de la carene, ni las orejas obtuvieron la gracia de oírla cuando tocaba el clavicordio. Debió ser gozo inefable, su virtud musical me reveló su existencia...Tu descubrís a la música, y la música – dejado de ser para mi un ruido agradable – me convertía en Descubridor del Universo».11

La importancia de estas dos variables alcanzan su ápice en Al filo del agua. La vida de la comunidad está ritmada por las campanas como un grande metrónomo. Gabriel es el campanero que les da vida y es protagonista de uno de los mejores capítulos de la novela. El autor ya en el Acto preparatorio nos cuenta el rol central que tienen la campanas en la vida del pueblo:

Cuando las campanas anuncian la elevación y la bendición, el pueblo se postra. Cuando las campanas tocan las doce, las tres y la oración, se quitan el sombrero los hombres. Cuando la Campana mayor toca el alba mujeres y campesinos madrugadores arrodillados en oscuros lechos, vistiéndose,

10 “Isolda o la muerte” en Archipièlago … p. 93.11 “Episodio de las campanas” en Flor de juegos antiguos p. 214.

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mientras la Campana ronca en el alba en solemne lentitud...Los matrimonios nunca tiene solemnidad de los entierros...cuando se desgranan todas la solemnidad en plañidos prolongados...Las campanas repican los domingos y fiestas de guardar...Sólo son alegres cuando repican a horas de sol.12

Gabriel es el director de orquestra y dirige el pueblo, así cuando a causa de Victoria el alma del campanero se turba, campanas y vida de la gente se turban.

Otra peculiaridad de los trabajos de Agustín Yáñez es la compenetración entre el paisaje, el ambiente y su capacidad de influenciar el modo de vivir de la gente. En Al filo del agua está sin duda el ejemplo más claro de la unión entre estas tres variables. En el Acto preparatorio el autor describe estos elementos en manera simétrica:

Pueblo seco, sin árboles ni huertos. Entrada y cementerio sin árboles. Plaza de matas regadas. El río enjuto por los mayores meses; río de grande lozas brillante al sol. Áridos lomeríos por paisaje. cuyas línea van superponiendo iguales horizontes[…]De la casa emana el aire de misterio y hermetismo que sombrea la calles y el pueblo. Pueblo sin billares, ni fonógrafos, ni pianos[…] Pueblo de mujer enlutadas,.viejecitas ,mujeres maduras, muchachas de lozanía, párvula. Como los afectos, como los deseo, como los instintos, el miedo, los miedos, asoman .en los ojos de la mujeres enlutada y en su pasos precipitados por la calle y en su bocas contraídas, en la gravedad masculina y en el silencio de los niños.13

Cromáticamente Al filo del agua puede ser considerada en blanco y negro. Yáñez no es un escritor “realista” ni en la forma, ni en el fondo, en el sentido tradicional de los novelistas de la Revolución Mexicana, su lenguaje no es llano, ni crudo, ni tampoco intrépidamente comprometido. Es, más bien, un retratista con fundamentos estéticos muy sofisticados, elegante, que da una cadencia poética en su obra, pero que, en rigor, establece una distancia intelectual definida con su temática. Está comprometido, sí, con las implicaciones artísticas y académicas de su trabajo, y por ello, está comprometido con lo que retrata pero su arte no está al servicio de sus temas: es la temática la

12 Al filo del agua, cit. pp. 5-6.13 Ibid, pp. 3,5,7.

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que se eleva a través de su obra y adquiere otras dimensiones. Se convierte en un poderoso aval, y su opinión impregna también su autoridad. Pienso en Toulouse-Lautrec que no era, moralmente, un apóstata pero en sus lienzos las antes eran consideradas “peregrinas y más cuestionables” manifestaciones sexuales son ahora símbolo de culto.

La extensa obra yañista, que difícilmente puede circunscribirse a un solo estilo, en lo referente al martirio interior y exterior de sus personajes es muy descriptiva: obedece a esa percepción sensible rayana la experiencia espiritual, lo cual lo convierte en un hábil ambientador. Una imagen dice más que mil palabras... y sugiere otro millón más. Lo saben los cineastas, los pintores, los escenógrafos, los maquillistas y, por supuesto, los escritores.

Yáñez adapta su modo de escribir a las situaciones, a los personajes y al ambiente. A todo esto se añade la musicalidad que como ya se ha dicho es central en sus obras. Leyendo sus trabajos se advierte inmediatamente la cadencia rítmica y la melodía que circunda todo el relato. El autor en Flor de juegos antiguos modela ritmo y estilo según el personaje y el lugar donde se desarrolla la historia. El estilo como afirma Yáñez «Debe recoger su modo de hablar, pensar y sentir [sentir de ] un niño provinciano de 10 a 12 años y cuyo carácter es, al mismo tiempo, fogoso e introvertido».14

También la musicalidad se adaptará al cuento, por ejemplo es lento y monótono en Las tierras flacas y vivo y brillante en la Tierras pródigas. El ritmo del relato por tanto puede tener múltiple velocidad. Para hacer esto él usa frecuentemente la repetición, que aparece en la mayoría de los cuentos y novelas y particularmente en Al filo del Agua.

El autor utiliza otra técnica narrativa, el monólogo interior que tiene su ápice en Al filo del agua. Yáñez deja los aspectos anecdóticos y se centra en la conciencia de sus personajes. Su capacidad creativa es prodigiosa, todos sus cuentos son un claro ejemplo de su grandísima virtuosidad poética. El uso de similitudes y metáforas, es continuo, todo el relato está impregnado de poesía y liricidad. No es, sin embargo, una poesía de ímpetu, cada palabra, cada frase están

14 Carballò, E.,Yáñez, op.cit., p. 34.

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cuidadosamente pensadas, quizá demasiado. El relato algunas veces parece excesivamente rebuscado. Como amante de la música, Yáñez debía saber que si el virtuosismo es repetido, su valor se pierde, para apreciarlo tiene que estar contenido en un lugar melódico donde puede evidenciarse y destacarse por belleza.

1.6 Al filo del Agua

Al filo del agua puede ser considerada como la primera novela contemporánea de la literatura mexicana y la novela con la que termina el ciclo de la novela de la Revolución. Es la primera de las grandes novelas de Agustín Yáñez. Fue publicada por primera vez en 1947 (otras ediciones fueron en 1955, 1962, 1963, 1964, 1965, 1967, 1968) y es la cuarta novela de la sección El país y la gente. En esta obra Yáñez quiere poner en evidencia el folclore, el lenguaje popular, las costumbres de vida y los personajes desde el interior dando vida a un cuadro complejo de la realidad nacional. De hecho, en esta novela el personaje principal no es uno u otro protagonista, sino “el pueblo de mujeres enlutadas”:

«Ese pueblo de mujeres es representativo de tantos otros que existen en la República y que viven en letargo de siglos, hundidos en el fanatismo y víctimas de un clericalismo retrogrado, que ahoga sus impulsos vitales en un debate atroz entre instintos y temores: [...] este problema el autor no nos lo presenta directamente, sino a través de sus personajes.15»

Es una población que refleja realmente al país y a su gente a principios del siglo XX y esto lo hace mediante la ubicación de la acción en el estado de Jalisco, no solamente porque es su tierra natal, sino porque es uno de los más representativos de México en el que predominó un mestizaje pacífico. Conflictos, pasiones y temores de un entero pueblo afloran a través de procedimientos narrativos múltiples, para descubrir la naturaleza íntima de los habitantes.

Pueblo en el que la religión tiene el máximo poder: es una religión supersticiosa y llena de tabúes (típica de un pueblo pobre e ignorante). Todo está basado sobre la tradición, que es uno de los principios del

15 Gamiochipi, Goméz, G., La realidad mexicana en la obra de Agustín Yáñez, UNAM, México, 1965.

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Cristianismo: el camino de la vida de los habitantes del pueblo como una vía crucis.

La estructura de la obra se presenta de una manera absolutamente original y en apariencia no responde al clásico esquema que funge de esqueleto de toda la literatura creativa y científica. La obra empieza con un epígrafe en el que el autor nos indica el significado del título, Al filo del agua, que es al mismo tempo una alusión al carácter pueblerino de su contenido y un anuncio de algo que está por suceder en un lugar del Arzobispado, de cuyo nombre prefiere no acordarse. Al epígrafe sigue un “Acto preparatorio” escrito en cursivo, que sirve al autor para descubrir el lugar en el que acaecen los hechos narrados por la novela. Además, tal acto introductivo nos informa que en la novela no se encontrará únicamente la descripción de los hechos, sino la vida interior del entero pueblo. El amor es la razón del ser humano: el ser humano se distingue de los animales no sólo porque razona, sino porque el hombre tiene la capacidad de amar. Este amor conlleva a sufrimiento, pero es un dolor libre.

A estas dos partes siguen dieciséis capítulos que llevan un título entrecomillado y que podrían leerse separadamente sin que pierdan su mensaje; el arte literario de Yáñez podría compararse al muralismo en el que todos los cuadros contribuyen a formar el mural que debe leerse en su conjunto, sin que por ello los detalles pierdan en belleza o intensidad.

La estructura de sus novelas no responde a un plan, sino a la vida y a las vicisitudes de la vida. Todos los capítulos siguen un movimiento circular, y cada capítulo está formado por diferentes secciones. En los primeros capítulos el autor presenta un plan detallado de la vida del pueblo y la caracterización de los personajes. En un capítulo siguiente “Los norteños” en el que trámite el recurso al monólogo interior se revelan las razones políticas y económicas de lo ineludible de la revolución. Mientras que el que sigue, llamado “Canicas”, los personajes son movidos por el destino que los desplaza sin que nadie entienda perfectamente lo que está pasando. También en ese capítulo se narra de la llegada de Victoria que hará enamorar a todos.

El capítulo “Victoria y Gabriel” en quien Victoria descubre la sensibilidad de un verdadero artista. “El día de Santa Cruz” representa un ejemplo del arte yáñista en las descripciones. Una procesión en la

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que se mezclan el fervor con el fanatismo religioso. “El padre Director”, el capítulo presenta la figura rígida e intransigente del padre Islas, su intransigencia en materia sexual, que llega hasta la aberración, su idea de castidad como perfección del género humano. Idea que ha contribuido a crear el ambiente de hipocresía, de inhibiciones y miedos que se respira en la atmósfera del pueblo y que es uno de los principales rasgos característicos de sus habitantes.“Ascensión” describe la sinfonía de campanas ejecutada por Gabriel para despedir a Victoria. La novela alcanza su clímax en “La Desgracia de Damián Limón”, los crímenes de éste, la locura de Luis Gonzaga y la inquietud de Gabriel son todos productos de la represión y de la atmósfera asfixiante y de falsa religiosidad.

Como sucede siempre en las obras de Agustín Yáñez a partir del clímax, casi siempre negativo se da un regreso paulatino al optimismo, en el capítulo que sigue, “Estudiantes y ausentes”, narra la llegada de un grupo de estudiantes quienes con su alegría, inquietudes y esperanzas llevan un poco de esperanza y noticias de la inminente inicio de la Revolución.

El espacio: Jalisco es un Estado federal situado en el suroeste de la República con amplias costas sobre el Océano Pacífico; es una de las zonas mexicanas en donde han surgido muchos de los que hoy se consideran símbolos del mexicanismo, como el mariachi, pero lo mismo puede decirse de sus bailes, modo de vestir y costumbres resultado de una afortunada fusión de costumbres. En Jalisco conviven hacia el noroeste del Estado la feracidad costeña y la sequedad arcillosa de los altos. En el noreste de Jalisco, en cambio se encuentran pequeños valles fértiles y el mayor lago mexicano Pátzcuaro, que enriquece la tierra que lo circunda y actualmente provee la energía eléctrica al entero Estado. El paisaje predominante de Jalisco está formado por montañas y hondonadas que el hombre ha ido fecundado lentamente. Al filo del agua afronta la vida de un pequeño pueblo provinciano, Yahualica o un lugar cercano bien conocido por el autor, en dónde lo estático, la repetición y el aburrimiento de los eventos, sin que suceda nada en el ambiente cotidiano son exasperados por el temor de que suceda. Un poblado melancólico y olvidado, en dónde el tiempo se detuvo a los tiempos de Juárez y de Don Porfirio. Pueblos en los cuales todas las formas del

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progreso, a partir de la corriente eléctrica, entraron escandalizado a las buenas conciencias de la mayoría de los vecinos. El ambiente que se respira está cargado de deseos reprimidos, falsa religiosidad, constante tristeza y hipocresía dónde el pensamiento fijo de la gente es lo que piensan los otros de ellos mismos, producto de la represión moral y religiosa ejercida por la Iglesia. El temor de caer en el pecado hace que a la gente venga impuesta una conducta de vida inflexible: el amor es “la más peligrosa y temida forma de vivir el morir”16. Las mujeres se imponen una rígida disciplina no sólo en la manera de vestir, sino de pensar y hablar transformando el pueblo en un grande monasterio donde se esconden inhibiciones, miedos y deseos. Este tipo de ambiente lleva a la anulación del individuo e impide la llegada de cualquier idea de progreso, de vida y libertad. La Revolución final no es que un momentáneo despertar de las conciencias, inmediatamente sofocado por la tradición y las costumbres de una vida pasiva.

El tiempo de la historia-fábula: los hechos narrados en Al filo del agua acaecen en el año 1909, el último del Porfiriato y víspera de la Revolución. A principios del siglo XX pues, los hombres de estos pueblos vivían prevalecientemente según dos maneras, la primera era de “luchar” con la tierra a causa de los pocos recursos y de la falta de preparación y a pesar de ello, íntimamente unidos a la misma y la segunda la de los que evaden dicha dura realidad a través del alcohol y de la sensualidad. El machismo mexicano, que encuentra su mejor expresión en las así llamadas canciones rancheras reflejan perfectamente esta pobre realidad. En este tipo de sociedad, un rol fundamental lo ocupa la religión que también se presenta a través de dos facetas, una de consuelo y esperanza y otra de temor al castigo eterno.

Los personajes: la verdadera riqueza de estos pueblos se encuentra en la vida interior de sus habitantes; verdad interior que el novelista con delicadeza y energía va desnudando y revelando y que nos descubre el íntimo modo de sentir de los mexicanos de la década anterior de la Revolución. Como en todos los pueblos de provincia, y no solamente los mexicanos, la vida social se encuentra regida por

16 A, Yáñez , “Al filo del Agua”, in Obras Escogidas, cit. , p. 645.

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algunas figuras clave como son, el cura, y el sacristán, el doctor, la comadrona y el boticario, el tendero, el brujo y la prostituta. En un pueblo como éste, magistralmente descrito en el “acto preparatorio”, se desarrolla la acción de Al filo del agua. De hecho, en la vida en este pueblo destacan las anécdotas y los personajes de Lucas Macías, el cura Don Dionisio, Gabriel, el campanero adolescente, Micaela, la alocada, Martha la pobre madre frustrada; María la generosa y Victoria la perturbadora. Solamente los que se rebelan tienen una posibilidad de salvación, de esperanza. Los personajes viven en un mundo en el que el sistema “colonial”, lleva a la frustración y la falta de ideales. Por eso se refugian en la religión porque creen y esperan de ésta un remedio para su debilidad interior, sin recibir un alivio porque para Yáñez la Iglesia espolea a los fieles a obedecer y a resignarse, desanimando cualquier idea de acción y revolución que afirme los derechos de los hombres.

La intertextualidad es fundamental en el estudio de la obra de Yáñez, en general, y de Al filo del agua en particular, la observación de la intertextualidad convierte y nos presenta la obra yáñista como una especie de Olimpo en donde están presentes desde los grandes nombres de la Literatura universal, los libros de la Biblia, los escritores místicos hasta Dos Passos y Faulkner.

El estilo de Yáñez nace de la relación de supremacía entre la forma y la materia de contenido puesto que al final la parte mayormente significante de la novela se desprende precisamente de la forma. Él niega que se pueda llamar barroco a este estilo lleno de sobre posiciones, repeticiones, aliteraciones y un sinnúmero de figuras retóricas y dónde también intervienen, el uso de la corriente de la conciencia, el contrapunto, el monólogo interior -utilizado para explicar la personalidad de los personajes- y exterior. Sin embargo en el caso de la narrativa yáñista hablar de barroquismo o de barroco no significa hablar de decoración superflua, sino de una respuesta exhaustiva a la necesidad puesta por los temas y por exigencias internas de expresión:

«Mi preocupación es la de dar vueltas en torno de una palabra, buscando el término más adecuado a la sugerencia y aun el sitio de colocación sintáctica para que de esa manera le expresión sea más eficaz [...] Mi preceptiva se compendia en dos términos: Disciplina en busca de precisión».