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UN RETO PARA TRANSFORMAR LA EDUCACIÓN
Viernes 12 de junio de 2015, ya hace más de un mes que en el salón de clases
instalaron los nuevos tableros, el video beam, el loker donde observamos a
distancia algunas cajas donde supuestamente se encuentran los computadores
portátiles; por fin se hace realidad el deseo de muchos estudiantes de manipular
esta máquina con imaginario en común, de recibir clases diferentes a las
tradicionales que les resulte más divertidas y prácticamente emocionantes.
El beneficio de recibir en nuestra institución educativa todos estos beneficios se
deben gracias al proyecto “Tit@”, cuyos fines así no los explicaron, es el de
mejorar los niveles de calidad educativa y la apropiación de las competencias del
siglo XXI.
Resulta para nosotros los docentes un compromiso y un gran reto para alcanzar el
cumplimiento de todas estas metas. Algunos se presentan apáticos y a veces
renuentes a estas nuevas metodologías de enseñanza pero al escuchar sus
argumentos, se puede percibir que tienen sus razones y como me dice siempre mi
padre que es tradicionalista a morir “La humanidad y la educación cada vez van
para atrás”.
Es paradójicamente contradictorio, a mayor comodidad, menor grado de dificultad,
los que nos convierte en seres dependientes ansiosos de mantenernos
confortables y pocos enérgicos para desarrollar tareas que impliquen esforzar la
mente, el cuerpo y el espíritu.
No obstante las tecnologías y el disfrutar de todos sus avances no serían a veces
superfluas si se les diera una aplicación más humanizante y respetuosa con el
medio ambiente que nos rodea.
Corremos siempre el riesgo de mostrarnos cada vez más inteligentes para
desarrollar grandes inventos pero a su vez estamos condenados a sufrir las
consecuencias.
En esta misma medida, debemos asumir y reflexionar acerca de cómo y a que
conocimiento queremos implantar en nuestros estudiantes, no vaya ser que, por
desarrollarles algunas habilidades le vayamos atrofiar otras.
En nuestra comunidad educativa “Carlos Holguín Mallarino”, en sus tres sedes, la
queja es siempre la misma “muchos estudiantes pasan al bachillerato sin saber
leer y escribir, ni mucho menos alcanzan una buena comprensión de lectura”.
Diciembre 18 del 2008, en este año llegué a una de las tres sedes de la institución,
la “Niño Jesús de Atocha”, ubicada en el barrio Mojica del Distrito de Agua Blanca
de Cali, sector caracterizado por su alto nivel de violencia e inseguridad debido a
sus frecuentes atracos y matanzas, pero también es denominado vulnerable por
su gran índice de pobreza y abandono social, contando con todos los demás
factores que conllevan a vivir en una comunidad marginada.
Es muy duro y difícil realizar la tarea educativa en esas condiciones culturales
poca armoniosa para una sana convivencia, las palabras soeces, la intolerancia, la
falta de respeto entre los estudiantes y para con los docentes, son los medios de
comunicación para el trato y el uso de la palabra. Las constantes peleas cuerpo a
cuerpo, los insultos, la alegadera y la patanería hacen que se pierda mucho
tiempo y concentración en el desarrollo de las clases, yo diría que no se debe a
una falta de estrategia y metodología adecuadas. Desaprender lo aprendido para
volver aprender, es mucho más complicado que aprender en una mente y
conciencia nueva, es como plasmar en un papel borrado un nuevo código, la
lectura se tornará confusa y a veces contradictoria; como dice mi madre “la
costumbre es ley”.
Ayer, 17 de junio, después de hacer una lectura del valor de la perseverancia “Uga
la tortuga”, con los estudiantes del grado 3°.1, ellos reflexionaban acerca del
esfuerzo en el trabajo, contando sus historias de vida y pude darme cuenta que
en su gran mayoría, no reciben un buen ejemplo de sus padres, algunos me
comentaron que sus papás estaban en la cárcel por robo, otros que habían
fallecido violentamente, otros que tenían casa por cárcel, otros que sus padres
vivían en otra ciudad por el trabajo, entre muchos otros casos, pensé no hay de
donde pedirle “peras al olmo”; su conducta ya está plantada. Pero existe la
esperanza que en la constancia y la perseverancia que demostremos los
docentes, puedan lograr hacer un cambio significativo en las actitudes y aptitudes
de los muchachos.
Jueves 18 de junio, día de la aerorumba observaba desde arriba del segundo piso
a todos los estudiantes participando del baile, no podía integrarme al grupo por
permanecer vigilando a Camilo Quiñones, uno de mis estudiantes estrella por
indisciplinado y agresivo, permanecía en el salón porque anterior a la llegada del
instructor de baile, se había programada una actividad de geometría para afianzar
más el tema y darle espera a la llegada del señor instructor; resultó que en ese
momento el niño en un acto de sabotaje de la clase y disfrazando sus intenciones
de no querer trabajar, me informa que le han robado su maletín, pues nos puso a
buscarle por todo el salón sus útiles escolares, quedando paralizada la actividad,
ocasionando malestar y desorden entre sus compañeros y por supuesto perdiendo
el valioso tesoro del tiempo.
Me hacía la pregunta de cuáles eran sus motivaciones para hacer tan reprochable
acto, al mismo tiempo que observaba entre los bailarines a unos jugando o
ensayando los ademanes que se usan en las peleas callejeras con armas blancas,
otros aprovechaban el ritmo candente de la música para pelearse a puñetazos y
patadas.
Se estima que hay que estimular a los bebés para que estos reaccionen y
respondan impulsivamente a la acción o acto, es decir, si yo le hago carita feliz o
le brindo cariñosamente mimos al niño, este muy seguramente responderá de
manera similar a ese estímulo. No se trata de hacer un análisis profundo de
neurociencia, lo que se trata es de ir dando conciencia a estos chicos de que
valoren y aprecien todos los recursos y enseñanzas que se le dan en la escuela
para su propio bien.
Afortunadamente, los computadores según nos cuentan están diseñados contra
varias habilidades no aplicadas para todos los estudiantes, contra azotes por
impulsos de rabia, accidentes si el niño los tropieza y contra robos si alguno siente
la tentación de llevárselos ¡quién sabe para qué!, ¿para venderlo, por hambre,
para jugar, por necesidad?, eso no lo entraremos a discutir aquí ahora, aunque va
al caso este cuestionamiento si en verdad se les estará apuntando acertadamente
a todas las necesidades que tienen nuestros estudiantes o por el contrario se trata
de cambiar la imagen académica deficiente que tenemos internacionalmente.
Entonces el problema sería más grande de solucionar, se remite a composición
social, desde su núcleo “la familia”, desde su calidad de vida, desde las
oportunidades de empleo y de ingresar a una universidad.
Pienso que ayuda en mucho a estas comunidades brindarles las condiciones en la
calidad de vida, las conductas agresivas desde las escuelas se minimizarían si se
les ofreciera otros espacios, eventos donde ellos pudieran observar y aprender las
buenas maneras viendo a otros, por ejemplo llevarlos al teatro, cine, bibliotecas,
centros recreativos, desarrollando talentos en música, deporte, manualidades
entre otras vocaciones.
Es un buen comienzo aprovechar todas las bondades del “proyecto Tit@”, con las
herramientas y metodologías pedagógicas dadas a los docentes podremos
apuntar a mejorar la calidad educativa, estoy segura que se abrirá otra dimensión
hacia el conocimiento y un novedoso estímulo para que exploren hasta llegar a lo
que quieran ser.
Sólo espero que los estudiantes valoren todo el esfuerzo que se está haciendo
para desarrollar sus habilidades, aprecien, cuiden los equipos dados y tengan
conciencia de fortalecer sus conocimientos con fines educativos.
Elaborado por: Lilia Alexandra Quiñones Solis.