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noviembre 2008 - nº 720 Revista de Información y Formación Cristiana y Social

CUB NOVIEMBRE 2008 - scj.es. Boletines y Revistas/A. El Reino/EL Reino... · escribe sobre los derechos de la mujer, el amor libre, el pacifismo... en periódicos de izquierdas. “Mi

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- nº 7

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Revista de Información y Formación Crist iana y Social

Carné de identidad:

Nombre: Dorothy DayNace: 8 de noviembre de 1897 enBrooklyn, Nueva YorkPadres: John y GraceProfesión: Periodista, acción socialMuere: 29 noviembre de 1980 enNueva YorkEn proceso de beatificación desde2004

Su vida:

“En mi familia, el nombre de Diosnunca se pronunciaba. Mi padre ymi madre nunca iban a la iglesia;ninguno de los hijos fue bautizado”.Pero Dorothy desde pequeña siente obsesión por Dios.Su padre es periodista. La familia vivió en San Franciscohasta el terremoto de 1905; luego en Chicago, donde sesiente atraída por el catolicismo. Ya en la universidad,escribe sobre los derechos de la mujer, el amor libre, elpacifismo... en periódicos de izquierdas. “Mi vida está di-vidida en dos partes. Los primeros 25 años fueron con-fusos: años de alegría y tristeza... No sabía en qué creía,aunque trataba de servir a una causa”. Probó la cárcelpor participar en una manifestación de sufragistas enWashington. Ocho veces más esta pacifista irá a la cár-cel: siempre por defender la justicia, la paz, los para-dos... A los 21 años queda embarazada y aborta. En1924, ya en Nueva York, se une a un anarquista ateo. Noes católica, pero reza el rosario... Embarazada, en con-tra de la opinión de su compañero, quiere tener la niña.Se separan. Nace Tamar Teresa en 1927 y la hace bau-tizar católica. Unos meses después Dorothy recibe elbautismo. Será una católica muy piadosa, enamorada dela Eucaristía, fiel a la Iglesia y muy radical en sus opcio-nes sociales: ‘Quiero ser santa, aunque bien sé que sólopuedo ser una pequeña santa’. Tras el encuentro provi-dencial con Peter Maurin, crea un periódico, crea lasCatholic worker houses para acoger a gente sin techo.Todas tienen su Christ room. Se multiplican a través delos Estados Unidos. En 1973, otra vez en la cárcel porapoyar pacíficamente a los chicanos. Cuando muere en1980, el New York Post escribe: “Es la gloria de nuestropaís”.

Un momento de graciaen su vida:

Diciembre 1932, Dorothy partici-pa en la “Marcha del Hambre” sobreWashington. El día 8, fiesta de la In-maculada, en el Santuario Nacionalde la Inmaculada, “recé una plegariaque nació con lágrimas y angustia yen la que pedí de manera especialque se me abriera algún caminopara poner mis posibles talentos alservicio de mis hermanos, los traba-jadores y los pobres”. En NuevaYork encuentra a Peter Maurin quele ayuda a realizar su ideal. Creanun periódico:

–¿De dónde sacaremos el dine-ro? pregunta Dorothy.

–En la vida de los santos, contesta Peter, el capital seobtiene con la oración. Dios envía lo que necesitas cuan-do lo necesitas. Podrás pagar al impresor. Tienes queleer vidas de santos.

Nace el Catholic Worker, vendido a un centavo hastahoy.

Para meditar

Unos pensamientos suyos:

❥ Una de sus frases favoritas: “Agradezcamos aDios que nos hace vivir los problemas presentes. No sepermite a nadie ser mediocre”. Dicha por Pío XI hacia1936, en pleno auge de los totalitarismos.

❥ “Todos hemos conocido la larga soledad y hemosaprendido que la única solución es el amor, y que elamor llega con la comunidad”.

❥ “La palabra final es amor... No podemos amar aDios si no nos amamos unos a otros, y para amar tene-mos que conocernos unos a otros. A Él le conocemos enel acto de partir el Pan, y unos a otros nos conocemosen el acto de partir el pan... El cielo es un banquete y lavida también es un banquete, incluso con un mendrugode pan, allí donde hay comunidad”.

Sierva de Dios Dorothy DayLa radical piadosa

✴ ✴ ✴ ✴ ✴ ✴

(Continúa en la pág. 43)

REVISTA DE INFORMACIÓNY FORMACIÓN CRISTIANAY SOCIAL

Año LVI – Número 720Noviembre de 2008

DIRECCIÓN

José María Sánchez Cremades

Vicente Muñoz Pellín

Blasco Ibáñez, 55

46021 Valencia

[email protected]

REDACTORES-COLABORADORES

Ariel Álvarez Valdés (R. Argentina)

Victorio Almodóvar Arteaga (Torrejón)

Mª Ángeles Chavarría Aznar (Valencia)

Egidio Driedonkx (Holanda)

Ciriaco Izquierdo Moreno (Valencia)

Ángeles Linares Lorente (Madrid)

Javier Luengo Mesonero (Madrid)

Artemio López Merino (Ecuador)

Evaristo Martínez de Alegría (Roma)

Eduardo Perales Pons (Valencia)

José María Salaverri (Valencia)

Jorge Sans Vila (Roma)

José Luis Segura Lacruz (Venezuela)

José Mª Suárez Campos (Madrid)

EDICIÓN

Editorial EL REINO

Sacerdotes del Corazón de Jesús

(Padres Reparadores)

ADMINISTRACIÓN

Victorio Almodóvar Arteaga

Apartado 112 - Tel. 91 675 15 36

28850 Torrejón de Ardoz (Madrid)

IMPRIME

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La Morera, 23-25

28850 Torrejón de Ardoz (Madrid)

Tel. 91 675 15 36 - Fax 91 675 24 98

Depósito legal: M. 1.176-58

DISEÑO Y MAQUETACIÓN

Francisco Antón Martínez

S umario

8 • El espejo de los días

36 • Páginas sociales

15 • Sociedad

NUESTRA PORTADAJesús curaba a los enfermos. Él anunció la salvación a los pobres,el consuelo a los afligidos, como dice la liturgia. A María, su Ma-dre, la invocamos los cristianos como salud de los enfermos. Eneste año jubilar y mariano de Lourdes, dedicamos el “Especial EL

REINO” a la atención a los enfermos, que se nutre de la esperanzaen la vida eterna.

4 Editorial Raíces cristianas de Europa

5 Desde la fe Evaristo Martínez de Alegría¿Qué nos está pasando?

8 El espejo Vicente Muñoz Pellínde los días En tono menor

11 Divulgación Ariel Álvarez Valdésbíblica ¿Tuvo San Pablo revelaciones

privadas?

15 Sociedad Rodrigo Guerra y Jaime SeptiénDiez razones por la vida

17 Sociedad Javier García Ruiz de MedinaLos Santos nos animana la entrega a Dios y al prójimo

19 ESPECIAL La pastoral de enfermosEL REINO

27 Para pensar Eduardo Perales PonsCaducidad

28 Ángeles Linares Lorente¡Oh clemente, oh piadosa,Virgen María!

30 Objetivo, Padre Zezinhoeducar Orar por los que se fueron

31 Ciriaco Izquierdo MorenoLa fe, un don de Dios (III)

33 Un nuevo Jorge Sans Viladiccionario La morada del ser

35 Hacia José Mª Salaverriun mundo mejor Los libros de la abuela

36 Páginas sociales Víctor RuizNo se puede dar clase

38 Misión Artemio López Merinoy misioneros No sabes el día ni la hora

40 ZenitDesde Mozambique

41 ...Y me visitasteis José Luis Segura LacruzReligiosidad popular

3el Reino

el Reinodel Corazón de Jesús

Cuando en los ambientes políticos de las na-ciones europeas se trató de incluir o no la alusión alas raíces cristianas de Europa en la constituciónque se estaba elaborando, se dio una notable divi-sión de opiniones Como si el hecho histórico de lainfluencia del cristianismo en la fundación de Euro-pa pudiera estar pendiente de los votos de los par-lamentos de las naciones. La historia con sus datosestá ahí y eso no hay nadie que lo pueda cambiar.

A este respecto, el papa Benedicto XVI, conmotivo de su viaje a Francia, intervino en París pro-nunciando una conferencia o lección en el Collègedes Bernardins. En la base de esa conferencia latíasin duda la idea de dejar claros los cimientos cristia-nos de las naciones europeas, mediante la exposi-ción del carácter mediático de los monjes en los orí-genes de la teología occidental y en las raíces de lacultura de Europa.

Ese fue el contenido de la intervención delPapa en el citado colegio de París, en el que no po-día faltar un esclarecimiento brillante de la condicióny la vida de los monjes en el ámbito de la Iglesia yen la proyección de su misión en la sociedad. Estaclarificación sobre la vida religiosa de quienes habi-tan en los monasterios nos sirve para entender me-jor las motivaciones de su elección de ese génerode vida, y para apreciar más su influencia en la cul-tura y la sociedad.

Según esto, la razón principal por la que unapersona abrazaba la vida de los monjes fue sinduda ninguna la de buscar a Dios, la de encontrarsecon Dios (quaerere Deum, en latín). Por ello, afirma-ba el Papa: “En la confusión de un tiempo en quenada parecía quedar en pie, ellos querían dedicarsea lo esencial: trabajar con tesón para dar con lo quevale y permanece siempre, encontrar la mismaVida. Buscaban a Dios”.

Y el mismo Señor les fue enseñando el caminopara que lo conocieran y lo siguiesen. El camino erasu Palabra, que estaba abierta a todos en los librosde la Sagrada Escritura. Allí, la Palabra de Dios nosintroduce en el coloquio con Dios, en la comunióncon él. El Dios que habla en la Biblia nos enseñacómo podemos tratar con él. Especialmente en elLibro de los Salmos nos muestra las palabras conlas que podemos dirigirnos a él, transformando asíla vida en un movimiento hacia él.

Siguiendo la Biblia, la regla determinante quefijó san Benito, el padre de los monjes de occidente,

la encontró en el Salmo que dice: “Delante de losángeles tañeré para ti, Señor”. En esa frase se justi-fica el canto litúrgico como oración de la comunidad.Y de ahí viene el cultivo de la música y la creaciónde melodías y armonías que llegaron a formar partede la cultura occidental.

Lo mismo que la música, la construcción de lasiglesias para reunirse a rezar y la de los monaste-rios para vivir, supuso un cultivo del arte, en edifi-cios, imágenes, claustros, etc., que perdura en eltiempo y es patrimonio de la humanidad. Además,dentro del modo de vida de los monjes se destaca-ban dos ideas programáticas:”Reza y trabaja” (Oraet labora). En el ámbito de su diaria labor cabía bienel trabajo de investigación. Si los pensadores de to-dos los tiempos habían considerado como objetofundamental de sus reflexiones a Dios, el hombre yel mundo, a esa misma tarea se dedicaron los mon-jes en el terreno de la filosofía.

A sus investigaciones filosóficas se unió tam-bién el estudio de la sagrada escritura y de lossantos padres, siguiendo el camino de la teologíade los concilios. El acervo de sus estudios y cono-cimientos conservados en libros y otros escritosse difundieron por todo el mundo entonces conoci-do, debido a la influencia de los monasterios. Des-de ellos se extendía la cultura y el arte, así comola educación en los valores evangélicos, y contodo esto se fomentaba el progreso de los pue-blos.

Aunque, como afirma Benedicto XVI en el dis-curso que comentamos, “no estaba en la intenciónde los monjes crear una cultura ni conservar unacultura del pasado”, la realidad se impuso y junta-mente con la fe y el evangelio, ellos propiciaron eldesarrollo de los pueblos y ciudades y contribuye-ron con eficacia al avance de los conocimientos so-bre Dios, sobre el hombre y sobre el mundo, de talmodo, que los monasterios fueron elementos impor-tantes en la construcción de Europa, al ejercer suinfluencia en todos los países.

Estas realidades están en los libros de historiay también en las imágenes, las iglesias y en todaclase de escritos que se han ido transmitiendo a tra-vés de los años con la firma y el sello de los monas-terios. Aquí se ha querido resaltar la importante afir-mación a la que alude el título del presente editorial,y dejar claros también los motivos que justifican laexistencia de los monasterios en otros tiempos y enla actualidad. ❦

EDITORIAL

RAÍCES CRISTIANAS DE EUROPA

4 el Reino

DESDE LA FE

¿QUÉ NOS ESTÁPASANDO? Evaristo Martínez de Alegría

Nuestro mundo, al contemplar lo que estamos viviendo, no es el mejor de los mundos posibles. El pa-sado, tal como lo hemos vivido y se nos ha transmitido, pese a las realizaciones conseguidas por el pro-greso del que hoy gozamos, no es para echar las campanas al vuelo. Sobre todo, cuando somos incapa-ces de hacer memoria sin ira ni odio en nuestra búsqueda de la objetividad: logro no fácil de alcanzar.

mos en estos casos al hermano quenecesita de nuestra asistencia.

El interrogante que encabeza es-tas líneas nunca está demás, espe-cialmente para quienes debemossentir profundamente en nuestro in-terior la preocupación por la presen-cia del Evangelio en nuestro mundo.

o no diría que el descréditohacia lo que representa el sercristiano y los valores consi-guientes esté enraizado de

modo notable en nuestra sociedad.Por otra parte, ese descrédito no po-dría identificarse por medio de por-centajes (aunque ya no son lo que

Y

UNA DESERCIÓN LENTA

5el Reino

omo hombres y cristianos, observamos que no sabemos situarnos ante las reali-dades que estamos viviendo. En espe-cial cuando nos falta la esperanza de

poder hacer algo que vaya más allá de las pu-ras realizaciones materiales y económicas. Ode ofrecer seguridades sociales y un bienestarposible a quienes viven entre nosotros ampa-rados por una serie de leyes permisivas. Éstasconstituyen el pan nuestro de cada día, vistossus resultados en las calles de nuestras ciuda-des y pueblos, presentados con todo lujo dedetalles por periódicos y televisiones.

Ayer mismo viendo la televisión y pensan-do escribir esta pequeña reflexión, me tropecécon dos programas. Uno describía el mundode la droga en los alrededores del gran Ma-drid, y la actuación de la policía. Era un mun-do de degradación y dejadez impresionantes,como de quienes no quieren, no pueden o que están decididos a vivir a suaire. Y el mundo de los que tienen como tarea poner parches y curar superfi-cialmente las heridas que no pueden cerrarse, por lo que antes señalaba delas leyes permisivas. Por falta de medios y hasta por intereses políticos elec-toralistas y planificaciones urbanísticas, no hacen otra cosa que trasladar losproblemas a otros lugares.

El otro programa trataba de la famosa violencia de género que se habíacobrado dos víctimas en Madrid y Valencia, en medios y ambientes de emi-gración. Con preocupación se hablaba de haber alcanzado el número de 50asesinatos en lo que va de año. Éste no es el momento de analizar ni de darrespuestas fáciles, sino de preguntarse cómo nuestra sociedad, la familia (sies que la ha habido) y la misma educación machista, no sólo soportan, sinoque son también causantes de la degradación y rotura interior de estas perso-nas. No sé si somos conscientes de aquello que dice el evangelio por bocade Jesús, como palabras auténticas suyas: “Los publicanos y las prostitutasos precederán en el Reino de los cielos”.

Importantes son los alejamientos o bien la protección y acogida, pero cuan-do uno ve estos programas o los sigue, casi nunca oye hablar de unos princi-pios cristianos, de una fe, o de unos valores morales que podrían y deberíanhaber ayudado a estas parejas a vivir con ilusión sus vidas, aún en medio delas dificultades de inserción en una sociedad reticente y desconfiada, como esla nuestra. Porque no sólo no queremos complicarnos la vida, sino que no ve-

C

Como hombres y como cristianos,observamos que no sabemos situarnos

ante las realidades que estamos viviendo.

Como hombres y como cristianos,observamos que no sabemos situarnos

ante las realidades que estamos viviendo.

fueron hace nada más queveinte años). Se ha ido vi-viendo una deserción len-ta, pero progresiva de lapráctica y vida religiosa.Se puede decir que esta-mos recogiendo ahora losfrutos de aquella revolu-ción insidiosa del 68.

Lo que entonces fue unmarxismo optimista haacabado siendo un mate-rialismo que ha invadidolas formas de pensar y vi-vir actuales. El progreso,la globalización y la eco-nomía hoy tambaleanteentrañan el peligro de unarecesión económica que loinvada todo. Y esto en medio de lasamenazas de unas guerras en las queel terrorismo tiene un gran baza,pero de las que no están lejos ni elimperialismo siempre rampante nilos fundamentalismos que son loscausantes de múltiples conflictos ar-mados, desde los de Irak, de Afga-nistán o de Darfur en el Sudán, a lasconfrontaciones de pequeño calibre,en todos los continentes.

¿Dónde está el cristiano hoy?¿Dónde el pensamiento que hizo po-sible la gran revolución que en latierra se estaba gestando acerca delhombre y de su posición en el mun-do? Podemos preguntarnos sin dudapor el tipo de hombre que está sur-giendo en estos tiempos, iniciado yael siglo XXI. Con nosotros o sin no-sotros, está brotando un hombrenuevo en el que los valores de lapersona, la igualdad, el respeto mu-tuo, la libertad y los derechos a par-ticipar en el futuro de una sociedado de la humanidad se están desarro-llando lentamente.

Hemos tardado más de treinta si-glos para empezar a caminar juntos,siempre intentando vivir en socie-dad, hasta llegar a estos momentosen los que el derecho de ser libre, deser respetado como persona, la

igualdad, y la fraternidad almenos no se discuten hoy enteoría. Y como cristianos, nossentimos artífices de ello,aunque no se nos reconozca,sino que se nos persiga y con-tinúen acosándonos.

Es curiosa la situación queestamos viviendo los cristia-nos. Si examinamos las noti-cias que recibimos, pareceque haya como una consignade silencio en los medios decomunicación, al menos losoccidentales, por aquello quenos afecta. Es más fácil queaparezca en la prensa la noti-cia de un oso perdido o mal-tratado, de un perro o un

gato que hay que auxiliar con los bomberos, que la de un cura, un fraile ouna monja que han dejado su salud al frente de organizaciones caritativas,o que han arriesgado la vida por servir a los pobres en tantas partes delmundo.

Es una pena inmensa ver a nuestros cristianos morir en la senda de loselefantes, sin más perspectivas que una eutanasia y una incineración que bo-rre en la tierra el paso de un hermano, hijo de Dios y compañero de eterni-dad, en el que se hace patente la resurrección y la vida.

Ya sé que pueden parecer exageraciones, pero no podemos menos que ha-blar de una cristianofobia general que intenta borrar todo cuanto se refiere aun mundo cristiano, con una cultura evangélica, con un estilo de vida queintenta hacer realidad el hombre nuevo de Dios. Podemos comenzar por Eu-ropa que, cada vez más, se está vaciando de contenido religioso. Y Españaes un ejemplo más o menos acelerado de ello.

En estos días nos está tocando conocer la persecución anticristianaen la India, una nación inmensa, que siempre había ofrecido la imagende respetuosa, religiosa y acogedora respecto a las distintas creencias

que convivían en el país. Hoy es una de las naciones con más riesgopara la comunidad cristiana de católicos o no, que traen su origen desde lostiempos apostólicos de Santo Tomás. En varias ocasiones hemos vistocómo el terrorismo se extiende cual mancha de aceite en estos últimos díashasta llegar al mismo Kerala, estado en el que las comunidades religiosasson fuertes.

Del periódico católico Avvenire (domingo 28.09.08) recojo la siguienteinformación, siempre importante para darnos cuenta de lo que está pasandoen la India, en la que, desde los tiempos de S. Francisco Javier hasta hoy, seha ido formando una notable comunidad cristiana: “Después de Orissa, Kar-

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EN PAÍSES FUERA DE EUROPA

La India es hoy uno de los paísescon mayor riesgo para lacomunidad cristiana.

6 el Reino

Desde la fe

Desde la fe

naka y Kerala se ha abierto la persecución en el estado sudoriental del TamilNadu. Sospechosos activistas hindúes han dañado una estatua del Niño Je-sús en la ciudad de Dharmapuram.”

“Inmediatamente ha aumentado la tensión entre las comunidades religio-sas Y la policía ha debido intervenir para proteger iglesias, mezquitas y tem-plos durante la noche. Desde los confines de Kerala, llega la noticia de des-trozos en las vidrieras de una capilla adjunta a la catedral de Santo Tomás enKhartipagally, rotas a pedradas. Es el cuarto acto vandálico registrado en Ta-mil-Nadu, después del destrozo de una Virgen, de una estatua en la iglesiade S. José y del lanzamiento de piedras contra otra iglesia en Namakkal porparte de los hindúes.”

“En Orissa y Karnaka, la rabia de los extremistas religiosos se ha dirigidoindiscriminadamente contra los cristianos de toda Iglesia o denominación, porla presunta política de las conversiones. En Kerala e en Tamil-Nadu los acti-vistas han tomado como punto de mira a los católicos, extraños a cualquier ac-tividad de proselitismo”. Los gobiernos locales tienen también actitudes diver-sas: unos como en Orissa o Karnaka, cercanos a los radicales, no parecenhacer mucho caso al gobierno central. El de Tamil-Nadu ha afirmado que nose tolerarán más ataques y lo mismo el gobierno comunista de Kerala”.

ara ver a dónde llega la violencia, en Orissa han incendiado la mismacasa de las hermanas de la madre Teresa de Calcuta, “–Madre de la In-dia,” como fue declarada a su muerte–. En Sukananda, hacia las 11 dela noche, unas 700 personas arrasaron e incendiaron la casa y sus alre-

dedores. En este estado unas50.000 personas han tenido quehuir. Estos datos parecen un par-te de guerra sobre la situaciónde estas comunidades florecien-tes de la India.

Con otro estilo, más estudiadoy menos conocido, en China si-gue la persecución iniciada enlos años cincuenta, con el des-mantelamiento de la jerarquíacatólica y la creación de la jerar-quía nacional: desapariciones,eliminación física, persecucio-nes de todo tipo, hasta el día dehoy. Durante las mismas olim-piadas desapareció de la circula-ción un Obispo

Podemos también poner de re-lieve todas las dificultades de loscristianos en las áreas musulma-nas, donde la opresión y perse-cución hacen pensar que, de se-

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MÁS VIOLENCIA...

guir así, las más antiguas comunida-des cristianas desaparecerán, comolas iraníes y las de todos los paísesadyacentes. Pasando al Mediterrá-neo, desde Egipto a Marruecos, si-guen esos mismos caminos dejandovíctimas. A esto se añade la mismapersecución, pero solapada en Arge-lia o Turquía.

Es importante no olvidar la nega-ción obligada de la fe por parte demuchas mujeres a la hora de su ma-trimonio con musulmanes, en el queel derecho es ley y la situación de lamujer es francamente increíble, vis-ta desde nuestra perspectiva.. Solola liberación, la igualdad y la liber-tad de las mujeres pueden llevarnosa un atisbo de sociedad nueva en elmundo musulmán.

Estamos frente a una especie deglobalización del odio anticristiano.¿Cuál es el motivo de este encarniza-miento? Hoy, en gran parte del mun-do no occidental, quien profesa la fecristiana, aun siendo de origen mediooriental, africano o asiático, es perci-bido como un “extraño”, “diferente”,difícilmente catalogable: un sujeto

que causa desconfianza ysospecha. Es uno que porlengua, por color de lapiel y sus rasgos podríaser considerado comomusulmán o hindú. Estorompe los esquemas esta-blecidos, irrita la mentali-dad común y da fuerza alos grupos integristas quese preocupan por la lim-pieza étnica y religiosa.De este mal a lo largo delos siglos hemos padeci-do todos.

Después de dos milaños recobran actualidadlas palabras de la Carta a Diogneto, hablando delos cristianos: “Cada pa-tria extranjera es su patria,y cada patria es sentidacomo extranjera”… ❦

En China sigue la persecuciónreligiosa iniciada

en los años cincuenta.7el Reino

EL ESPEJO DE LOS DÍAS

EN TONO MENOR Vicente Muñoz Pellín

Cada otoño, desde los años setenta, por carta o por te-léfono pero puntual siempre, un condiscípulo me decíainvariablemente: Hoy es tu cumpleaños, y también el dePablo VI. Evidentemente, no hacía otra cosa que desta-car una coincidencia, pero a mí me agradaba el detalle,no sólo por tratarse del Papa, sino por tratarse de esePapa: como si el hecho de ser recordado junto a él mehiciera partícipe de su espíritu... El recuerdo en cuestiónse ha mantenido después de la muerte de Pablo VI, yeste año evocaba el apellido papal: Tú sabes que estedía me acuerdo siempre de ti, y de Montini.

Pablo VI (G. B. Montini) falleció hace treinta años.El Papa actual así lo recordaba, y destacaba que con elpaso del tiempo se aprecia más la grandeza que demos-tró al decidir la continuación del Vaticano II, tan prontocomo fue elegido papa, y al llevar ese Concilio a feliztérmino. Conforme la mirada sobre el pasado se hacemás larga y consciente, aparece cada vez mayor, casisobrehumano, el mérito de Pablo VI al gobernar tam-bién la difícil fase postconciliar. Su quehacer pastoralfue llevado a cabo de modo fecundo y audaz, concluyeBenedicto XVI.

Pablo VI llegó a Roma como papa en el momentomás delicado del Concilio, cuando la intuición de JuanXXIII, que lo había iniciado, corría el riesgo de no to-mar forma. Éste había convocado el Concilio cuatroaños antes, en enero de 1959, y había presidido su pri-mera parte en el otoño de 1962. Tras larga enfermedady lenta agonía, falleció el 3 de junio de 1963. Pablo VI,elegido 18 días más tarde, habría de presidir las otrastres fases conciliares –afrontando en el Vaticano II undiálogo con la cultura secular y tocando asuntos nuncatratados en anteriores Asambleas eclesiales–, y lo clau-suró solemnemente el día 8 de diciembre de 1965, alaire libre, en la plaza de San Pedro.

Han pasado treinta años desde su fallecimiento, el 6 deagosto de 1978. En el texto preparado para el Ángelus deese día, que Pablo VI no pudo ya pronunciar, y pensando

en la fiesta de la Transfiguración del Señor, había escrito:Ese cuerpo que se transfigura ante los ojos atónitos delos apóstoles es el cuerpo de Cristo, nuestro hermano,pero es también nuestro cuerpo destinado a la gloria; laluz que lo inunda es y será nuestra parte de herencia y deesplendor. Estamos llamados a compartir tan gran glo-ria, porque somos “partícipes de la divina naturaleza”.

Benedicto XVI ha escrito con motivo de este trigési-mo aniversario al obispo de Brescia –de donde Pablo VIera natural–, y le recuerda que fue este Papa quien lonombró arzobispo de Munich en 1977 y lo creó luegocardenal. Impresiona el celo misionero que lo animó ylo impulsó a emprender arduos viajes apostólicos inclu-so a naciones lejanas y a realizar gestos de gran alcanceeclesial, misionero y ecuménico.

El papa desea que cada miembro del pueblo de Dioshonre la memoria de Pablo VI con el compromiso deuna sincera y constante búsqueda de la verdad., a ejem-plo de este Pastor: fiel testigo de Cristo Señor, enamora-do de modo sincero y profundo de la Iglesia, y tan cer-cano a las expectativas y a las esperanzas de loshombres de su tiempo.

A 30 AÑOS DE PABLO VI

8 el Reino

Tengo por costumbre no apresurarme a cambiar delas hojas del calendario, sino esperar a que el mes ter-mine “del todo”. Pero hoy he variado de proceder, pues

a este mes le quedan aún tres días de vida y ya he cu-rioseado la hoja del siguiente. Hablo, en concreto, delas “hojas” de un calendario de carácter vocacional(doce tarjetas en una funda de plástico) que tengo en lamesa de mi habitación; también está en el despacho; yhasta lo descubro siempre sobre el televisor de la casa

SÓLO DIOS..., PERO TÚ

Pablo VI, en compañía del entonces cardenal KarolWojtila y futuro Juan Pablo II.

9el Reino

de mis padres, cuando allí llego y me siento un rato adescansar.

En la tarjeta del próximo mes, junto al dibujo de unapersona que carga al mundo en sus brazos (y al lado delrosetón que evoca siempre a Dios, en los grabados deJosé María de la Torre), está escrito con la entrañablecaligrafía del tipógrafo Altés: “Sólo Dios se basta a símismo… pero prefiere contar contigo”.

Deduzco que no hace falta variar mucho la actitudespiritual propia del presente mes, en cuya tarjeta elmismo protagonista caminaba por el alambre, mien-tras la leyenda decía: “Sólo Dios puede hacer lo queparece imposible… pero tú puedes hacer lo posi-ble”...

Cuando pensaba en la verdad de estas dos afirmacio-nes, recordé algunos párrafos de un libro que mi hermaname regaló recientemente y que he comenzado a leer –di-gamos que en su honor, pues tengo muchas lecturas pen-dientes, imagino que como casi todos nosotros–. Se titula:“Coloquios nocturnos en Jerusalén”, y es del cardenalCarlo Maria Martini, que fue arzobispo de Milán y eraconsiderado “papable”, y que vive ya su jubilación en unacomunidad jesuítica de Jerusalén, algo enfermo de cuerpopero ágil de mente y de espíritu. En la primera parte de la

obra, un joven plantea al cardenal si tiene una respuestapara la pregunta de qué quiere Dios de nosotros.

Y él le responde: Dios quiere de nosotros que confie-mos, que confiemos en él y también unos en otros. Laconfianza proviene del corazón. Si hemos hecho muchasexperiencias positivas –como niños, con los padres, conotras personas a las que queremos–, llegaremos a serpersonas seguras y fuertes. Las personas que han apren-dido a confiar no tiemblan, sino que tienen la audacia deintervenir, de protestar cuando alguien dice algo despre-ciativo, malvado, destructivo. Sobre todo tienen el corajede decir que sí cuando se las necesita. Dios quiere quesepamos que él está de nuestra parte. Él puede hacernosfuertes. No se puede realizar obra buena alguna, no sepuede ir a los niños de la calle o a los sin techo o dirigiruna Iglesia y decirse a sí mismo que uno lo hace con laspropias fuerzas. Si no se confía en que se recibe una fuer-za sobrenatural o divina, es un acto de soberbia. Diosquiere hombres que cuenten con su ayuda y su poder.Esos hombres pueden transformar la tierra y, sobre todo,transformar el sufrimiento y las injusticias, a fin de queel mundo llegue a ser como Dios lo ha creado, comoDios lo quiere: lleno de amor, justo, bien cuidado, intere-sante. Para ello nos querría como colaboradores.

Es lo del calendario: Dios… prefiere contar contigo.

El espejo de los días

La mayor parte de las informaciones que recibo a diariodicen relación a la actualidad de la Iglesia y a la compren-sión de la fe. Y es que la fe cristiana, como es sabido, estáestrechamente vinculada a la razón,según la expresión de Tertuliano, enlos siglos II o III: “Yo creo para en-tender; y entiendo para creer”: Credout intelligam, intelligo ut credam.También en nuestros tiempos publicóJuan Pablo II un documento titulado“Fides et ratio” (La fe y la razón), yese mismo binomio se encuentra en lacabecera de una valiosa revista jesuí-tica española más que centenaria:“Razón y Fe”...

Pero cada domingo por la tardeocurre algo especial: me llega pun-tualmente un servicio que no tieneese carácter religioso, sino que llevapor título: “Tendencias científicas”

[www.tendencias21.net]. Confieso que a veces me cues-ta leerlo, tanto por el momento de su llegada como por-que, para bien o para mal, siempre me he considerado“de letras”; y me he sentido menos seguro ante las cien-cias positivas o experimentales (pues también la filoso-fía o la teología son ciencias, desde luego). Pero ocurre

que los títulos de los artículos de lapágina-web en cuestión, referidoscon frecuencia a nuevos hallazgoscientíficos, suelen ser elocuentes yatractivos; y, en particular, desde unprincipio me alegró comprobar que,entre los muchos bloques que ofrece,hay uno llamado “Tendencias de lasReligiones”, elaborado con el aseso-ramiento de una universidad católicaespañola.

Fue un alivio para mí encontraresa sección, en un tiempo y en unpaís que presentan a menudo a la fey a las religiones como dimensionestrasnochadas del ser humano, comosi fuesen eso que administrativamen-te se llama “cuerpos a extinguir”; enellos, algunas formaciones políticasno tienen ningún recato en ir directa-mente en contra de los preceptos de

“ELEGIR ES RENUNCIAR”

Cada domingo me llegapuntualmente

“tendencias científicas”.

El espejo de los días

No hace mucho supe que, además de ser 2008 el AñoInternacional del Planeta Tierra, de la Patata (o la Papa), delos Idiomas… –aspectos que ya he ido glosando en estasección de “El espejo de los días” en los meses transcurri-dos–, es también el Año Internacional del Saneamiento.

En unos impresos recibidos de la Expo de Zaragoza,leo algunos datos interesantes al respecto. Allí se diceque el 41% de la población mundial no dispone de unváter adecuado, siendo así que el saneamiento es vitalpara la salud humana, genera beneficios económicos,significa desarrollo social, ayuda a proteger el medioambiente... Pero dos de cada cinco personas en el mun-do (o sea, 2.500 millones de seres humanos) no dispo-nen de este “lujo”, cuando nosotros ni siquiera podría-mos imaginar nuestra vida sin el cuarto de baño.

Además, se calcula que las enfermedades diarreicasmatan a más de 5.000 niños cada día y, debido a un sa-neamiento deficiente, se producen anualmente 194 mi-llones de días de ausencia a la escuela...

Uno de los conocidos Objetivos del Milenio de laONU es “reducir a la mitad la proporción de personassin acceso sostenible a un sistema de agua potable y desaneamiento adecuado, para 2015”. Para poder cumplireste objetivo, 95.000 nuevas familias deberían tener ac-ceso diariamente a un sistema de saneamiento.

¿Qué podemos hacer nosotros? 2008 es el Año In-ternacional del Saneamiento, y es tiempo de actuar:informándose, pensando en ello, explicándolo a losdemás, incluso haciendo una donación a proyectos desaneamiento que lleven a cabo instancias responsa-bles.

Ulterior información puede obtenerse en:www.sanitation.year2008.org ❦

2008: AÑO INTERNACIONAL DEL SANEAMIENTO

la Iglesia para sus fieles, v. gr. con iniciativas como lapotencialmente adoctrinadora Educación para la Convi-vencia, el sedicente matrimonio entre personas del mis-mo sexo o la inicua probable ampliación de la posibili-dad de abortar, entre otras realidades que son, a mayorabundamiento, de escasa o nula demanda popular.

Pero hoy quiero recoger –y de ahí el conocido dichocon el que he encabezado el apartado– un párrafo deotra sección de la página. Lleva por título: “Tomar de-cisiones debilita el cerebro”, y por subtítulo: La fun-ción ejecutiva queda exhausta tras la toma de decisio-nes difíciles. La verdad es que yo deseaba encontrarmecon una parecida formulación científica, pues no eranormal achacar sólo a la pereza el agotamiento que al-gunas personas sentimos a la hora de decidir unas com-pras, o el desasosiego que nos produce hacer limpieza

en el exceso de papeles “amorosamente” amontonados,por poner sólo dos ejemplos de la vida diaria.

Así, afirma César Gutiérrez en esa página que “la fun-ción ejecutiva es un recurso limitado, que cansa, fatiga yagota el cerebro, del mismo modo que el músculo de unbrazo se cansa y fatiga al levantar un peso. El proceso detoma de decisiones incluye entre otras cosas la conside-ración de las diversas opciones, el sacrificio de las ven-tajas de una de ellas a cambio de lo que nos ofrece laotra, la transición desde un estado mental evaluativo aotro decisorio; y son estas actividades mentales las querequieren el esfuerzo que termina por fatigar a la funciónejecutiva”. Por lo mismo, dice también que, cuando sedebe tomar una decisión de importancia, no convienecansar la función ejecutiva con tandas previas de deci-siones menores. No sé si ello es posible en nuestra vidapráctica, pero parece una apreciación de interés.

10 el Reino

Niña en Camboya(Manos Unidas).

LA CAMPAÑADE DESCRÉDITO

na sola vez en su vida contó san Pablo que tuvo una experiencia místicasobrenatural, en que fue

“arrebatado al cielo”. Los deta-lles están en la segunda cartaque escribió a los corintios (2Cor 12, 2-4). Sin embargo, Pa-blo no parece contarla gustosa-mente, sino más bien obligadopor ciertas circunstancias.

¿Por qué razón? ¿Qué llevóa san Pablo a silenciar aquelmisterioso éxtasis, que lo elevóhasta el tercer cielo y le hizover cosas insólitas, que nuncaquiso contar?

Para entenderlo, debemos te-ner en cuenta los sucesos quemovieron a Pablo a escribir esacarta.

Era el otoño del año 54. El apóstolse hallaba en la ciudad de Éfeso (ac-tual Turquía), predicando y tratandode afianzar la comunidad cristianarecientemente fundada en la ciudad.Mientras evangelizaba, le llegaronnoticias de los graves desórdenesque estaban ocurriendo en Corinto.¿Qué había pasado? Después de queSan Pablo se había marchado de allípara dirigirse a Éfeso, se habían pre-sentado unos misioneros cristianosque, aprovechando la ausencia dePablo, se instalaron en la ciudad y sepusieron a hablar mal de él.

Básicamente, la prédica de estosmisioneros era la misma que la dePablo. No criticaban su doctrina, nisus ideas, ni su enfoque religioso.Directamente lo criticaban a él.Cuestionaban su derecho a ser após-tol y su autoridad para predicar.

DOS FORMAS DE PREDICAR

ué defecto le veían estosmisioneros a Pablo? Por loque deducimos de su carta,aquellos misioneros itine-

rantes pertenecían a la categoría delos “iluminados”, es decir, basabanla autoridad de su apostolado en suspropias experiencias místicas y ex-táticas. Mientras Pablo predicaba aCristo ya no estaba crucificado; es-taba en el cielo, en su gloria; por lotanto, había que dejar de mirar alpasado y escuchar al Cristo del pre-sente, vivo, que les hablaba a ellosdesde el cielo. Mientras Pablo basa-ba su mensaje en el Evangelio, losmisioneros tomaban su mensaje derevelaciones privadas que decían re-

cibir mediante éxtasis e inspi-raciones.

Se trataba, pues, de dos mo-delos distintos de apostolado yde predicación. Uno, el de Pa-blo, basado en la teología de lacruz, es decir, en la muerte yresurrección de Jesús comoejemplo a seguir para salvar elmundo. El otro, el de los nue-vos evangelizadores, basado enseñales divinas obtenidas a tra-vés de experiencias y visionescelestiales. Éstos se sentían,así, superiores a Pablo, quesólo predicaba mensajes terre-nos. Por eso se creían “supera-póstoles”, como burlonamentelos llamaba Pablo en su carta(2 Cor 11,5; 12,11).

Los misioneros intrusosacusaban, pues, a Pablo de noguiar a la comunidad hacia elCristo glorioso, sino hacia el

Cristo sufriente. Y decían: ¿acasono ha triunfado ya Cristo sobre lacruz? ¿Para qué seguir recordandoel pasado? Ésa es una actitud retró-grada. Cristo ahora está glorifica-do, y sólo mediante el contacto consu Espíritu se puede llegar hasta él.Para los misioneros, la doctrina dePablo era imperfecta porque él notenía experiencias místicas. Poreso la evangelización que él habíahecho en Corinto necesitaba sercompletada con el mensaje queellos traían, revelado por el Espíri-tu (2 Cor 10,2).

UN SECRETO BIEN GUARDADO

os habitantes de Corinto, queera de cultura griega, se sin-tieron atraídos por esta nuevaprédica basada en fenómenos

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DIVULGACIÓN BÍBLICA

11el Reino

¿TUVO SAN PABLO REVELACIONESPRIVADAS? Ariel Álvarez Valdés

Imagen de san Pabloimpresa sobre tejido.

sobrenaturales, y les abrieron laspuertas a los recién llegados (2 Cor11,4). Aceptaron gustosos su men-saje, y hasta despreciaron y ofendie-ron a Pablo (2 Cor 2,5; 7,12).

Ante esta situación Pablo se sintióherido, y decidió escribir una carta ala comunidad en duros términos, qui-zás la carta más ruda que haya escri-to jamás, y que hoy se encuentra en 2Cor 10-13. En ella, a los predicado-res que discutían su título de apóstoly su Evangelio los trata de enanos ri-dículos que se creen gigantes (10,12-14), de mensajeros de Satanás disfra-zados (11, 14-15), de locos (11,19), yde ladrones presumidos que despre-cian a los demás (11,20).

Pero lo más importante de la cartaes que, en medio de esa catarata decríticas y diatribas, Pablo ofrece susreflexiones sobre lo que es para él elministerio apostólico. Con un discur-so excepcional, y mostrando sus gran-des dotes retóricas, expone en formalúcida y magistral la teología de lacruz. Si los superapóstoles presumen

de sus experiencias místicas, Pablopresume de sus debilidades y de susufrimiento por amor a la Iglesias.Por eso, en una lista conmovedora,enumera todos los padecimientos quele tocaron vivir por predicar el Evan-gelio; ahí es donde él demuestra quees realmente apóstol (11,21-33).

Al final, para que los misionerosvean que a él no le falta nada de loque ellos se jactan, narra una expe-riencia mística que tuvo, y que nun-ca antes había querido contar.

NUNCA SUPO CÓMO FUE

nalicemos ahora lo que Pablo cuenta de esa experiencia. Comienza diciendo: “Sé deun hombre en Cristo, que

hace catorce años –si dentro delcuerpo o fuera del cuerpo, no lo sé,Dios lo sabe –fue arrebatado hastael tercer cielo” (12,2).

Con un lenguaje misterioso, em-pieza el relato de su viaje al cielo.

Dice que ocurrió “hacecatorce años”, es decir,alrededor del año 40;por lo tanto, cuando seencontraba trabajandoen la ciudad de Antio-quia (Siria), su primerdestino como evange-lizador.

Si bien Pablo parecehablar de otra persona(“sé de un hombre”),en 12,7 aclara que serefiere a él. ¿Por quéentonces cuenta su vi-vencia en tercera per-sona? Es una manerade tomar distancia en-tre lo que él es comopredicador, y las visio-nes que recibió esedía, y que no lo marca-

ron para nada. Quiere mostrar que suministerio no está fundado en esaclase de experiencias, que para losmisioneros eran tan importantes. Escomo si quisiera decir que quien vi-vió ese fenómeno ultraterreno no esPablo el apóstol, sino Pablo el extáti-co, de quien él sabe diferenciarse.

Luego afirma que no sabe si suviaje fue “dentro del cuerpo o fueradel cuerpo”. Según la creencia anti-gua, los viajes al cielo podían ser dedos modos: de una manera corporal(en la que toda la persona era trans-portada al cielo), y de una maneraespiritual (en la que sólo el alma as-cendía al otro mundo). Mientras losadversarios de Pablo contaban condetalle sus experiencias extáticas,probablemente fuera del cuerpo, Pa-blo dice que él ni siquiera sabecómo fue la suya, mostrando un to-tal desinterés por los detalles de estetipo de revelaciones.

CON ENTRADA AL PARAÍSO

continuación dice que su viajeespiritual llegó “hasta el ter-cer cielo”. En la creencia po-pular judía existían tres cie-

los, uno encima de otro. El primeroera el de las nubes, la lluvia y los fe-nómenos atmosféricos. El segundoera el del sol, la luna y las estrellas. Yel tercero, el cielo superior y supre-mo, donde estaba el trono de Dios,con todos sus ángeles. Pablo confiesahaber llegado hasta ese cielo.

Pero añade algo más: “Y sé queese hombre –si dentro del cuerpo ofuera del cuerpo, no lo sé, Dios losabe –fue arrebatado al Paraíso” (12,3-4a). Es algo asombroso lo que afir-ma aquí. En esa época se creía que,después del pecado de Adán y Eva, elParaíso Terrenal había sido trasladadode este mundo hasta el tercer cielo,junto al mismo Dios, donde se con-virtió en la futura morada de los san-tos y justos que morían (Lc 23,43).

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12 el Reino

Divulgación Bíblica

Otra expresiva pinturaretrato de san Pablo.

Pues bien, el viaje sideral de Pablo lollevó hasta el lugar más sagrado delcielo, donde habita el mismo Dios, encompañía de todos los justos de lahistoria. ¡Qué de cosas habría vistoPablo allí! ¡Cuántos conocimientoshabría adquirido, contemplando eseambiente divino extraordinario! Eneste punto, los lectores de la carta ha-brán contenido el aliento ante lo queestaba por contar Pablo.

ESCAPAR DE UNA FALSAGRANDEZA

in embargo, para desilusión detodos, Pablo dice a continua-ción que allí sólo “oyó pala-bras inefables, que el hombre

no puede pronunciar” (12, 4b). Osea, Pablo no vio nada. No contem-pló ninguna geografía celestial, ni se-res angélicos, ni el radiante trono deDios, ni los destellos de su gloria di-vina. Sólo escuchó cosas, que paracolmo era incapaz de explicar. Quédiferencia con sus adversarios. Mien-tras éstos alardeaban con los detallesde sus visiones, Pablo no da a ellasninguna importancia. Contar aquí al-gún mensaje sobrenatural habría au-mentado enormemente su fama y sugrandeza de apóstol y predicador.Pero Pablo no refiere ni una sola pa-labra. Con su modesto silencio seperdió la gran oportunidad de aplas-tar a sus oponentes, y de ganarse laadmiración eterna de los corintios.

Aquí Pablo da por terminado elrelato de sus revelaciones privadas.No dice ni cómo bajó del cielo, nicómo despertó, ni sus sensacionesdespués del viaje.

EL ÉXTASIS Y LA AGONÍA

ara los adversarios de Pablo,las visiones eran su mayormotivo de alabanza, y se enor-gullecían de recibirlas. Pero el

apóstol escribe a continuación: “Deese hombre me alabaré. Pero de mí,sólo me alabaré en mis debilidades.Si quisiera alabarme no haría mal,porque diría la verdad; pero no quie-ro hacerlo, para que nadie pienseque soy más de lo que aparento o delo que digo” (12, 5-6).

Pablo demuestra una humildadincreíble, y una lucidez extraordina-ria. Ha podido participar de la exal-tación suprema de un vidente comoningún otro hombre, y, sin embargo,para él no significa nada. Ha sidofavorecido con una gracia asombro-sa, pero no la considera motivo degloria. Y la razón que da es porqueno quiere que nadie se forme de éluna idea superior sólo porque tuvovisiones, cuando la verdadera supe-rioridad del cristiano está en el amoral prójimo y el servicio a los demás,no en recibir revelaciones (12,12).

Pero la parte más importante desu relato, y a la que Pablo le intere-saba llegar, es la que sigue inmedia-tamente. Constituye el centro detodo, y la clave para comprender lavisión que ha contado de su viajecelestial. Dice: “Y para que no mevuelva orgulloso por la abundanciade las revelaciones, he recibido unaguijón en mi carne, un ángel de Sa-

tanás que me abofetea, para que nome engrandezca demasiado” (12,7).

Vemos que, para Pablo, más im-portante que su arrebato místico esesta otra revelación que recibió. So-siene que un ángel de Satanás lohiere constantemente con un agui-jón, para que no se vuelva orgullosoy presumido. ¿Qué es este aguijón?Se trata posiblemente de una enfer-medad que Pablo padeció durante suactividad misionera, que limitabasus fuerzas, y por ello le impedía servanidoso.

LA TRIPLE ORACIÓN

on sencillez confiesa: “Tresveces pedí al Señor que me loquitara”. Se ve que Pablo de-bió de haber sufrido mucho

con su enfermedad, porque afirmaque tres veces (un número simbóli-co que significa muchas veces) su-plicó a Jesús para que lo librara deese terrible sufrimiento. Pero dosveces no obtuvo contestación. Sóloa la tercera recibió respuesta. Y fuela gran revelación que cambiará suvida: “Él (Jesús) me respondió: «Tebasta mi gracia, pues mi poder serperfecciona en la debilidad». Por

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Divulgación Bíblica

13el Reino

Interior de la basílica de san Pablo, en Roma.

14 el Reino

eso, con mucho gusto seguiré ala-bándome sobre todo en mis debili-dades, para que habite en mí el po-der de Cristo” (12, 8-9).

Éste fue el gran descubrimiento dePablo, que no lo logró mediante unarevelación en éxtasis, o en visionesmísticas, sino en una revelación en-contrada en el sufrimiento de su vidadiaria, iluminada por el mensaje de lacruz que él predicaba. Allí compren-dió el sentido de su enfermedad: éstaera un medio para que mostrara lafortaleza y el poder de Dios, comohabía sucedido con el mismo Jesús,que en la debilidad del Calvario ha-bía mostrado el poder divino.

Es decir, para Pablo es una tonteríaalabarse o creerse superior por recibirrevelaciones. Dios no se manifiestaasí. Se manifiesta en el Evangelio dela cruz, que nos ayuda a dar amor enmedio de nuestro dolor. El verdaderoapóstol no es el que recibe revelacio-nes sino el que demuestra más amor alas comunidades, mediante su entregay su servicio.

LA TONTERÍA DE JACTARSE

ermina Pablo su breve confe-sión de revelaciones con unafrase estremecedora: “Por esome alegro en las debilidades,

en los insultos, en las necesidades,en las persecuciones, y en las angus-tias sufridas por Cristo; porquecuando soy débil, entonces soy fuer-te” (12,10).

Estas palabras constituyen, sinduda, una humillante bofetada a lapretensión de los misioneros intru-sos de Corinto. Ellos basaban suprédica en mensajes que recibíancon videncias y fenómenos místi-cos, exacerbando la curiosidad delos creyentes cristianos que los es-cuchaban. Así aseguraban que susenseñanzas procedían directamentedel Cristo que está en la gloria. Pa-blo, en cambio, dice que es el Cristo

de la cruz el que revela la verdaderafuerza del hombre, el verdadero po-der, porque sólo Él con su testimo-nio es capaz de volver fuerte cual-quier angustia humana.

Pablo contrapone el éxtasis quecontagia y lleva a desentenderse delmundo, con el mensaje evangélicoque lleva a la fe (Flp 1,27), quetransforma el mundo (Rm 8,22), quetransmite vida (1 Cor 4,15) y condu-ce a la salvación (1 Cor 15,1). Poreso cuenta el “fracaso de su viaje alcielo”. Porque para el apóstol no hayninguna otra revelación con conteni-do propio, fuera del Evangelio.

VOLVER AL EVANGELIO

ue ésta la única revelaciónprivada que tuvo Pablo?Ciertamente que no. Debió de tener muchas, porque a

los corintios les habla de sus “visio-nes y revelaciones” en plural (2 Cor12,1), y también de “la abundanciade las revelaciones” que recibió(12,7). Igualmente los Hechos de los

Apóstoles, si bien no son una cróni-ca histórica de su vida, se hacen ecode esta faceta suya, al contarnos seisexperiencias sobrenaturales de Pablo(Hch 9, 3-9; 16.9; 18, 9-10; 22, 17-21; 23,11; 27, 23-24). Sin embargo,él siempre las mantuvo en secreto,guardadas en la intimidad con Dios(1 Cor 14, 13-19). Sabía lo peligrosoque era basar una predicación en ex-periencias sobrenaturales o en visio-nes místicas: en definitiva, era predi-carse a uno mismo.

Por eso sólo una sola vez, sabien-do que era algo “inútil” para su pre-dicación (12,1), y sólo porque se vioobligado, divulgó Pablo sus viven-cias interiores a un grupo de creyen-tes. De no haber sido por las circuns-tancias quizás nunca las habríacontado, porque se trataba de revela-ciones personales, sobre las que noestá fundada la Iglesia, ni puede éstaedificarse. La predicación paulina te-nía como único fundamento el Evan-gelio de la cruz y el camino del amor.

Hoy hay muchas manifestacionesreligiosas basadas en revelaciones yvisiones privadas: devociones, no-venas, celebraciones, libros, folletosy hasta películas se inspiran en ex-periencias personales de videntes ymísticos, a veces alejadas y hastacontrarias al Evangelio de Jesucris-to. Muchos de estos videntes ni si-quiera tuvieron la delicadeza de Pa-blo, de esperar catorce años antes desalir a divulgarlas, urgidos como es-taban por ventilar sus proezas deiluminados.

Ojalá aprendamos a tomar distan-cia de estas devociones contrarias alEvangelio, y volvamos a centrarnuestra fe sólo en Jesucristo, comonos enseñó firmemente Pablo, puri-ficando así las prácticas que nos ale-jan de Él. Porque como el mismoapóstol afirma: “Si yo mismo, o unángel del cielo, les anuncia unEvangelio distinto al que hemospredicado nosotros, ¡caiga sobre éluna maldición!” (Gal 1,8). ❦

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Divulgación Bíblica

La predicación paulina tenía comoúnico fundamento el evangelio de

la cruz y el camino del amor.

La Dimensión Pastoral de los Laicos, de la Conferencia del EpiscopadoMexicano convocó una manifestación a favor de la vida. Su fin fue elde oponer resistencia al aborto hasta las 12 semanas en el Distrito Fe-

deral y a su posible extensión a otros estados del país, por considerarlocomo ley opuesta a la Constitución que rige en México.

A través de Zenit-El Observador se distribuyó el siguiente decálogo, ela-borado por el académico y consejero de la organización Manos a la Vida(www.manosalavida.org), Rodrigo Guerra López, con la esperanza de que seconvirtiere en un pequeño manual para los católicos y hombres y mujeres debuena voluntad que defienden a la vida desde la concepción hasta la muertenatural.

El decálogo intenta resumir, también, el sentido de la comparecencia antela Suprema Corta de Justicia de la Nación (SCJN) de grupos y personas con-trarias a la despenalización del aborto, en busca de que la SCJN declare laley del DF como inconstitucional.

A continuación, nos permitimos reproducir el documento completo:

* * *

DIEZ RAZONES POR LA VIDA

1.El artículo primero Constitucional ofrece garantías plenas a todo individuohumano en la República Mexicana y prohíbe diversas formas de discrimi-nación. El embrión humano desde el momento de la fecundación es un or-

ganismo individual de especie humana y por lo tanto existen motivos fundados

para respetarlo plenamente como su-jeto titular de derechos y para no dis-criminarlo bajo ningún motivo.

2.Los artículos 10, 14, 17 y 22constitucionales leídos e in-terpretados en conjunto, y

los tratados internacionales firma-dos y ratificados por México, nospermiten entender que el productode la concepción tiene derecho a lavida. La Suprema Corte de hechoya ha emitido una tesis jurispru-dencial a este respecto que no pue-de ser omitida al momento de vol-ver a considerar estas cuestiones:«El producto de la concepción seencuentra protegido desde ese mo-mento y puede ser designado comoheredero o donatario, se concluyeque la protección del derecho a lavida del producto de la concep-ción, deriva tanto de la Constitu-ción Política de los Estados UnidosMexicanos, como de los tratados

15el Reino

SOCIEDAD

DIEZ RAZONESPOR LA VIDA Rodrigo Guerra y Jaime Septién

LasConstitucionesde los paísesestablecencomo normafundamentalel respetoa la personahumana.El abortono respetaeste derecho.

16 el Reino

internacionales y las leyesfederales y locales».

3.El primer derechohumano sin el cualno se puede gozar de

ningún otro derecho es elque se refiere a la vida.Una sociedad que no lo re-conoce plenamente y sinreservas mina las bases delEstado de Derecho, de lademocracia, del bien co-mún, de la justicia social ydel desarrollo de una cultu-ra auténticamente humana.

4.El embrión humano esun organismo con ge-notipo propio, meta-

bolismo propio, sistema in-munológico propio yproceso de desarrollo orien-tado hacia un fin preciso. Sibien es sumamente frágil ydependiente del vientre ma-terno, el embrión humano esbiológicamente identificablecomo un individuo diversoal cuerpo de su madre.

5.Todo ser humano tiene plenoderecho a preservar la integri-dad de su propio cuerpo. El

embrión humano también posee estederecho aunque posea capacidadesdiferentes a las de un adulto desarro-llado. Por ello, el cuerpo de la mujerno puede considerarse superior endignidad al cuerpo del ser humanorecién concebido. Las capacidadesdiferentes del embrión humano nopueden ser motivo de discriminacióny menos de supresión. Ambos, ma-dre e hijo poseen la misma dignidady merecen el mismo respeto.

6.Una sociedad mide su gradode humanidad en la medidaen que promueve y defiende

el derecho de sus integrantes más

débiles, más pobres, másvulnerables, más excluidos.La opción preferencial porlos pobres y excluidos pasapor la opción a favor de lavida humana naciente.

7.La autonomía de deci-sión de la mujer supo-ne el ejercicio del de-

recho a la vida. En nombrede la autonomía de decisiónno puede suprimirse jamás lapropia vida ni la de nadie. Lalibertad no debe ir contraaquello que es su fundamen-to. Cuando la libertad de al-guien aplasta la vida, co-mienza el despotismoautoritario que ha conducidoa los peores regímenes dederecha y de izquierda porigual en la historia reciente.

8.La falta de actividadmental en el embrióndebido al modesto gra-

do de desarrollo de su siste-ma nervioso central no pue-

de ser usada como argumento a favor de la despenalización del aborto. Lavida mental supone la vida humana, no viceversa. Los seres humanos posee-mos dignidad independientemente del grado de éxito con el que manifeste-mos nuestra racionalidad, nuestra libertad o cualesquier otra capacidad.

9.La discusión biológico-filosófica sobre el estatuto del embrión huma-no es muy intensa en los foros académicos. Es preciso entender quecuando existe una disputa de este tipo los Ministros de la Suprema

Corte han de privilegiar a la parte más débil. La parte más débil es la másvulnerable e indefensa. Por ello, si existiera duda respecto de la condiciónhumana del embrión, habrá que resolver a favor de la vida de este, para asíno abrir ni siquiera una lejana posibilidad de cometer un crimen bajo el am-paro de la ley.

10.Tan lamentables son los esfuerzos que pretenden defender la vidadel embrión humano sacrificando la de la mujer o ignorando suslegítimos derechos, como los de aquellos que defendiendo estos

últimos terminan aplastando los primeros: una solución justa al drama delaborto debe ser racional, razonable e incluyente. Es preciso luchar a favor delos derechos de la madre y de su hijo por igual. Ambos son igualmente va-liosos. Ambos merecen nuestra máxima solidaridad y nuestro más radicalcompromiso. ❦

Es preciso luchar a favorde los derechos de la madre

y de su hijo por igual.

Sociedad

Las palabras mueven, pero los ejemplos arrastran. Este dicho popular¿sigue hoy siendo válido? De hecho, la intención de este mes da por su-puesto que los Santos, con su vida, nos animan en nuestro servicio de

Dios y de los demás. Y se nos exhorta a orar para que sea así.

POSIBLE MALENTENDIDO

El mes de noviembre lo solemos asociar a los difuntos. En un testimoniode recuerdo y afecto, los cementerios se llenan de flores. El día 2, la li-turgia nos señala: “Conmemoración de los Fieles Difuntos”. Para todos

aquellos que duermen el sueño de la paz y cuya fe sólo Dios conoce, le pedi-mos que lleguen al lugar del consuelo, de la luz y de la paz. Y así, desdeesta orilla de la vida les ayudamos con nuestras oraciones y demás sufra-gios. Esta visita a los cementerios suele hacerse, sobre todo, la víspera; qui-zá porque el día 1 es festivo en el calendario laboral.

Pero, en realidad, lo que ese primer día de noviembre se celebra, la So-lemnidad de Todos los Santos, es otra cosa distinta, en estrecha relación,precisamente, con la intención por la que oramos este mes.

Se trata de que, en una fiesta única, celebra la Iglesia a cuantos constituyenel amplísimo catálogo de los san-tos que, a lo largo de los siglos,han sido reconocidos como tales.Más aún, como bien se ha escrito,los textos litúrgicos de este día re-cuerdan también el incontable nú-mero de bienaventurados que, talvez sin corona y sin altar, senci-llos y pobres, con un amor frater-no responsable –la santidad renacesiempre bajo nuevas formas–, hanalcanzado ya la meta de la exis-tencia junto a Dios.

LA IGLESIA DEL MÁS ALLÁ

Si tiene ocasión, querido lec-tor, póngase de nuevo en con-tacto con uno de los principa-

les documentos del Concilio: laConstitución Dogmática sobre laIglesia. En su capítulo séptimoverá lo que nos enseña sobre estadimensión eclesial que llamamosescatológica, es decir, abierta alMás Allá.

Efectivamente, podremos leerque formamos una única Iglesiacuantos somos de Cristo por poseersu Espíritu y nos unimos mutua-mente en Él: los que aún peregrina-mos en este mundo, los que, ya di-funtos, se purifican y preparan parala plena visión de Dios, y los quegozan plenamente de ella. Y todos,en forma diversa y grado diferente,vivimos unidos en una misma cari-dad para con Dios y con el prójimo(Cf. LG 49).

La Iglesia, a los apóstoles y már-tires de Cristo, por haber dado el su-premo testimonio de fe y de caridadcon el derramiento de su sangre, lesprofesó siempre una especial vene-ración, junto con la BienaventuradaVirgen María y los santos ángeles.

Pronto fueron agregados tam-bién quienes habían imitadomás de cerca la virginidad ypobreza de Cristo y, finalmente,todos los demás, cuya prácticasobresaliente de las virtudescristianas y cuyos carismas di-vinos los hacían recomendablesa la devoción e imitación de losfieles.

FUNCIONESDE LOS SANTOS

Nos son ya familiares –lasrepetimos en la Liturgiade la Misa– expresiones

que mencionan el puesto quelos Santos ocupan en relacióncon nosotros. Tales son la ayu-da de su intercesión y el estí-mulo de su ejemplo, que nosalienta a luchar sin desfalleceren la carrera.

Mirando la vida de quienessiguieron fielmente a Jesucristo,

17el Reino

SOCIEDAD

LOS SANTOS NOS ANIMANA LA ENTREGA A DIOSY AL PRÓJIMO Javier García Ruiz de Medina, S.J.

18 el Reino

aprendemos el caminomás seguro por elque, entre las vicisi-tudes de la vida,podremos llegar ala perfecta unióncon Él –que esoes la santidad–,según el estado ycondición de cadacual. Dios mani-fiesta al vivo supresencia y su ros-tro, nos habla y nosofrece un signo de sureino en la vida dequienes, siendo huma-nos como nosotros, setransforman en imagen deCristo con mayor perfección.(Cf. LG, 50-51).

PUNTUALIZACIÓN FINAL

La ejemplaridad suma para uncristiano es Cristo mismo. Alfin y al cabo, lo que tienen de

imitable los Santos es la fuerza queles animaba a seguirle a Él de laforma en que lo hicieron. San Pablolo decía en su carta primera a los

cristianos de Corinto:“Sed imitadoresmíos, como yo losoy de Cristo” (1 Co11,1). Y ese ejemplode Cristo lo concreta-mos en una frasesuya, cuando dijo de

sí mismo que “no vinoa ser servido sino a ser-

vir” (Mt 20, 28). La en-trega a Dios y a los demás

no puede menos de expre-sarse en concreciones de esta

actitud de base. Con razón se hadicho que “buscar la mayor gloria

de Dios” equivale a “buscar su mayorservicio”.

Una buena biografía sobre alguna persona santa posee esa virtualidadaludida en los textos litúrgicos y conciliares mencionados. Puede ayudar-nos mucho. De muchos santos no podremos tener un conocimiento pro-fundo de su vida. Tampoco es imprescindible. Pero seamos conscientesde que “una gran nube de testigos nos envuelve” (cf. Hb 12, 1) –testimo-niando la verdad del evangelio y estimulándonos con su ejemplo– y deque contamos con su intercesión.

Desde los comienzos de laIglesia se tributó

especial veneracióna los santos mártires.

Sociedad

“LAS ÓRDENES RELIGIOSAS Y EL ANCIANO ENFERMO”

Un 9% de la población española (3.528.222) tienen algún tipo de discapacidad o limitación, segúnpublica la Encuesta sobre Discapacidad, Deficiencias y Estado de Salud del Instituto Nacional de Es-tadística. Por otra parte, la mayor parte de estas personas dependientes en España son mayores de65 años y más del 80% de las que no se pueden valer por sí mismas superan los 65 años.

España, por su parte, se sitúa a la cola de los países europeos en niveles de cobertura, pues sóloel 3,5% de los mayores de 65 años cuentan con un servicio de ayuda a domicilio prestado desde laadministración pública.

Estos datos contrastan con las cerca de 5.000 estructuras sanitarias (casas para enfermos cróni-cos, asilos para ancianos, hospicios, clínicas para ancianos) impulsadas directamente en España porinstituciones religiosas, un 22.71% “del total de las estructuras de la Iglesia en el mundo de la salud”,tal y como recoge la religiosa Hospitalaria del Sagrado Corazón, Aurelia Cuadrón, en el último nú-mero de los Folleros “Con Él”, editado por la Conferencia Española de Religiosos (CONFER) y encar-tado en la Revista “Vida Nueva” (n.º 2609).

“En este servicio de atención a los mayores dependientes, las instituciones se enfrentan con algu-nos desafíos a los que es necesario dar respuesta para seguir anunciando el Evangelio en el mundode la salud”, señala Aurelia Cuadrón. Desafíos tales como Impulsar los cuidados paliativos, ayudar amorir dignamente en una sociedad tecnológica o impulsar la Pastoral de la Salud.

19el Reino

ESPECIAL EL REINO

LaIglesia ha con-siderado siem-

pre como un aposto-lado de importanciaespecial el de la asis-tencia espiritual a losenfermos. Y de un

modo particular elde aquellos

que se en-cuentran enestado ter-minal. Siesto lo he-mos podi-do obser-

var en tiempos pasados, también en nuestros días lo po-demos comprobar, incluso en la actuación del Papa y delos obispos, cuando se les ofrece la oportunidad de tratarestos temas y de ayudar a las familias en unas circuns-tancias tan íntimas y dolorosas.

Estamos en el mes de noviembre tradicionalmenteconsagrado en sus primeros días al recuerdo de todoslos santos del cielo y de los difuntos. Esta memoria delos que se fueron y del trance de su despedida nos per-mite reflexionar sobre temas relacionados con la enfer-medad y la muerte de los seres queridos. Precisamenteen estos días el papa Benedicto XVI ha intervenido dosveces desarrollando doctrina y orientaciones en orden ala pastoral, a la vivencia y el dolor de la enfermedad.

En una primera ocasión fue en su visita al santuariode la Virgen de Lourdes al conmemorar los 150 añosde la aparición de nuestra Señora a la joven Bernadet-te Soubirous junto a las aguas del Gave. El Pontíficepresidió la santa misa con los enfermos en la explana-da del Rosario en la fiesta litúrgica de los dolores deMaría. En esa celebración, pronunció una homilía deacuerdo con el contenido espiritual de la fiesta y larealidad de los asistentes al sacrificio eucarístico deesa memorable jornada.

Benedicto XVI dirigió también una carta significati-va a la Academia Pontificia para la vida con ocasiónde un congreso que celebró en su XIV Asamblea ge-neral sobre el tema “Junto al enfermo incurable y almoribundo: orientaciones éticas y operativas”. El sim-ple enunciado de este objetivo manifiesta el interésde la Iglesia por esas personas y la trascendencia delmismo.

En el Especial de este mes, además de la homilíadel Papa en Lourdes y de su carta a la Asamblea Pon-tificia para la vida, se añade una reflexión sobre la es-peranza, basada en ciertos números de la encíclica deBenedicto XVI sobre esta misma virtud. La selecciónde esos puntos ha sido efectuada por el boletín de“Enfermos misioneros” y reviste ese especial cariz.

Finalmente, para completar el “Especial”, se incluyeun artículo sobre cómo celebra la muerte una familiacristiana concreta, desde la profundidad de su fe en lavida eterna que le asegura la permanencia de la perso-na después de la muerte, de conformidad con las ex-presivas palabras de la liturgia que asegura: “La vidade los que en ti creen no termina, sino que se transfor-ma” y se abre una mansión eterna en el cielo. Enten-dida de este modo la muerte, puede leerse sin extrañe-za lo que expresa el artículo final de esta sección de larevista.

Por lo tanto y resumiendo, el “Especial” de este nú-mero de EL REINO consta de los siguientes escritos:

a) Homilía de Benedicto XVI en Lourdes, en lamisa con los enfermos.

b) Carta del Papa a la Academia Pontificia para lavida.

c) La esperanza cristiana, según la encíclica “SpeSalvi”.

d) La celebración de la muerte en una familia cris-tiana.

Queridos hermanos en el episcopadoy en el sacerdocio,

Queridos enfermos, acompañantes, y quienes losacogen,

Queridos hermanos y hermanas.Ayer celebramos la Cruz de Cristo, instrumento de

nuestra salvación, que nos revela en toda su plenitudla misericordia de nuestro Dios. En efecto, la Cruz esdonde se manifiesta de manera perfecta la compasiónde Dios con nuestro mundo. Hoy, al celebrar la me-moria de nuestra Señora de los Dolores, contempla-mos a María que comparte la compasión de su Hijopor los pecadores. Como afirma san Bernardo, la Ma-

1. HOMILÍA DE BENEDICTO XVIEN LA MISA

CON LOS ENFERMOS

ANTE LA ENFERMEDAD

El Papa visitó Lourdesen el 150 aniversario de las

apariciones de la Virgen.

El Papa visitó Lourdesen el 150 aniversario de las

apariciones de la Virgen.

ESPECIAL EL REINO

dre de Cristo entró en la Pasión de su Hijo por sucompasión (cf. Sermón en el domingo de la infraocta-va de la Asunción). Al pie de la Cruz se cumple laprofecía de Simeón de que su corazón de madre seríatraspasado (cf. Lc 2,35) por el suplicio infligido alInocente, nacido de su carne. Igual que Jesús lloró (cf.Jn 11,35), también María ciertamente lloró ante elcuerpo lacerado de su Hijo. Sin embargo, su discre-ción nos impide medir el abismo de su dolor; la hon-dura de esta aflicción queda solamente sugerida por elsímbolo tradicional de las siete espadas. Se puede de-cir, como de su Hijo Jesús, que este sufrimiento la haguiado también a Ella a la perfección (cf. Hb 2,10),para hacerla capaz de asumir la nueva misión espiri-tual que su Hijo le encomienda poco antes de expirar(cf. Jn 19,30): convertirse en la Madre de Cristo ensus miembros. En esta hora, a través de la figura deldiscípulo a quien amaba, Jesús presenta a cada uno desus discípulos a su Madre, diciéndole: “Ahí tienes a tuhijo” (Jn 19, 26-27).

María está hoy en el gozo y la gloria de la Resu-rrección. Las lágrimas que derramó al pie de la Cruzse han transformado en unasonrisa que ya nada podrá ex-tinguir, permaneciendo intacta,sin embargo, su compasiónmaternal por nosotros. Lo ates-tigua la intervención benéficade la Virgen María en el cursode la historia y no cesa de sus-citar una inquebrantable con-fianza en Ella; la oración“Acordaos, ¡oh piadosísimaVirgen María!” expresa bieneste sentimiento. María ama acada uno de sus hijos, prestan-do una atención particular aquienes, como su Hijo en lahora de su Pasión, están sumi-dos en el dolor; los ama sim-plemente porque son sus hijos,según la voluntad de Cristo enla Cruz.

El salmista, vislumbrando delejos este vínculo maternal queune a la Madre de Cristo conel pueblo creyente, profetiza apropósito de la Virgen María que “los más ricos delpueblo buscan tu sonrisa” (Sal 44,13). De este modo,movidos por la Palabra inspirada de la Escritura, loscristianos han buscado siempre la sonrisa de Nuestra

Señora, esa sonrisa que los artistas en la Edad Mediahan sabido representar y resaltan tan prodigiosamente.Este sonreír de María es para todos; pero se dirigemuy especialmente a quienes sufren, para que encuen-tren en Ella consuelo y sosiego. Buscar la sonrisa deMaría no es sentimentalismo devoto o desfasado, sinomás bien la expresión justa de la relación viva y pro-fundamente humana que nos une con la que Cristo nosha dado como Madre.

Desear contemplar la sonrisa de la Virgen no es de-jarse llevar por una imaginación descontrolada. La Es-critura misma nos la desvela en los labios de Maríacuando entona el Magnificat: “Proclama mi alma lagrandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, miSalvador” (Lc 1,46-47). Cuando la Virgen María dagracias a Dios nos convierte en testigos. María, antici-padamente, comparte con nosotros, sus futuros hijos,la alegría que vive su corazón, para que se conviertatambién en la nuestra. Cada vez que se recita el Mag-nificat nos hace testigos de su sonrisa. Aquí, en Lour-des, durante la aparición del miércoles, 3 de marzo de1858, Bernadette contempla de un modo totalmente

particular esa sonrisa de Ma-ría. Ésa fue la primera respues-ta que la Hermosa Señora dioa la joven vidente que queríasaber su identidad. Antes depresentarse a ella algunos díasmás tarde como “la Inmacula-da Concepción”, María le dioa conocer primero su sonrisa,como si fuera la puerta de en-trada más adecuada para la re-velación de su misterio.

En la sonrisa que nos dirigela más destacada de todas lascriaturas, se refleja nuestra dig-nidad de hijos de Dios, la digni-dad que nunca abandona aquienes están enfermos. Estasonrisa, reflejo verdadero de laternura de Dios, es fuente deesperanza inquebrantable. Sa-bemos que, por desgracia, elsufrimiento padecido rompe losequilibrios mejor asentados deuna vida, socava los cimientos

fuertes de la confianza, llegando incluso a veces a de-sesperar del sentido y el valor de la vida. Es un combateque el hombre no puede afrontar por sí solo, sin la ayu-da de la gracia divina. Cuando la palabra no sabe ya en-

En la enfermedad,debemos acudir a María,consuelo de los afligidos.

20 el Reino

ESPECIAL EL REINO

contrar vocablos adecuados, esnecesaria una presencia amorosa;buscamos entonces no sólo la cer-canía de los parientes o de aque-llos a quienes nos unen lazos deamistad, sino también la proximi-dad de los más íntimos por el vín-culo de la fe. Y ¿quién más íntimoque Cristo y su Santísima Madre,la Inmaculada? Ellos son, másque nadie, capaces de entendernosy apreciar la dureza de la luchacontra el mal y el sufrimiento. LaCarta a los Hebreos dice de Cris-to, que Él no sólo “no es incapazde compadecerse de nuestras de-bilidades, sino que ha sido proba-do en todo exactamente como no-sotros” (cf. Hb 4,15). Quisiera de-cir humildemente a los que sufrney a los que luchan, y están tenta-dos de dar la espalda a la vida:¡Volveos a María! En la sonrisade la Virgen está misteriosamenteescondida la fuerza para continuarla lucha contra la enfermedad y afavor de la vida. También junto aElla se encuentra la gracia deaceptar sin miedo ni amargura eldejar este mundo, a la hora que Dios quiera.

Qué acertada fue la intuición de esa hermosa figuraespiritual francesa, Dom Jean-Baptiste Chautard, quienen “El alma de todo apostolado”, proponía al cristianofervoroso encontrarse frecuentemente con la Virgen Ma-ría “con la mirada”. Sí, buscar la sonrisa de la VirgenMaría no es un infantilismo piadoso, es la aspiración,dice el salmo 44, de los que son “los más ricos del pue-blo” (44,13). “Los más ricos” se entiende en el orden dela fe, los que tienen mayor madurez espiritual y sabenreconocer precisamente su debilidad y su pobreza anteDios. En una manifestación tan simple de ternura comola sonrisa, nos damos cuenta de que nuestra única rique-za es el amor que Dios nos regala y que pasa por el cora-zón de la que ha llegado a ser nuestra Madre. Buscar esasonrisa es ante todo acoger la gratuidad del amor; estambién saber provocar esa sonrisa con nuestros esfuer-zos por vivir según la Palabra de su Hijo amado, delmismo modo que un niño trata de hacer brotar la sonrisade su madre haciendo lo que le gusta. Y sabemos lo queagrada a María por las palabras que dirigió a los sirvien-tes de Caná: “Haced lo que Él os diga” (Jn 2,5).

La sonrisa de María es unafuente de agua viva. “El que creeen mí –dice Jesús– de sus entra-ñas manarán torrentes de aguaviva” (Jn 7,38). María es la queha creído, y, de su seno, han bro-tado ríos de agua viva para irri-gar la historia de la humanidad.La fuente que María indicó aBernadette aquí, en Lourdes, esun humilde signo de esta realidadespiritual. De su corazón de cre-yente y de Madre brota un aguaviva que purifica y cura. Al su-mergirse en las piscinas de Lour-des cuántos no han descubierto yexperimentado la dulce materni-dad de la Virgen María, juntán-dose a Ella para unirse más alSeñor. En la consecuencia litúr-gica de esta memoria de NuestraSeñora la Virgen de los Dolores,se honra a María con el título deFons amoris, “Fuente de amor”.En efecto, del corazón de Maríabrota un amor gratuito que susci-ta como respuesta un amor filial,llamado a acrisolarse constante-mente. Como toda madre, y más

que toda madre, María es la educadora del amor. Poreso tantos enfermos vienen aquí, a Lourdes, a beberen la “Fuente de amor” y para dejarse guiar hacia laúnica fuente de salvación, su Hijo, Jesús, el Salvador.

Cristo dispensa su salvación mediante los sacra-mentos y de manera muy especial, a los que sufren en-fermedades o tienen una discapacidad, a través de lagracia de la Unción de los Enfermos. Para cada uno, elsufrimiento es siempre un extraño. Su presencia nuncase puede domesticar. Por eso es difícil de soportar y,más difícil aún –como lo han hecho algunos grandestestigos de la santidad de Cristo– acogerlo como in-grediente de nuestra vocación o, como lo ha formula-do Bernadette, aceptar “sufrir todo en silencio paraagradar a Jesús”. Para poder decir esto hay que haberrecorrido un largo camino en unión con Jesús. Desdeese momento, en compensación, es posible confiar enla misericordia de Dios tal como se manifiesta por lagracia del Sacramento de los Enfermos. Bernadettemisma, durante una vida a menudo marcada por la en-fermedad, recibió este sacramento en cuatro ocasio-nes. La gracia propia del mismo consiste en acoger en

21el Reino

Llevar la cruz de cadadía, en la salud y en la

enfermedad, es elconsejo de Cristo para

quienes desean seguirle.

ESPECIAL EL REINO

sí a Cristo médico. Sin embargo, Cristo no es médicoal estilo de mundo. Para curarnos, Él no permanecefuera del sufrimiento padecido; lo alivia viniendo ahabitar en quien está afectado por la enfermedad, parallevarla consigo y vivirla junto con el enfermo. Lapresencia de Cristo consigue romper el aislamientoque causa el dolor. El hombre ya no está solo con sudesdicha, sino conformado a Cristo que se ofrece alPadre, como miembro sufriente de Cristo y participan-do, en Él, al nacimiento de la nueva creación.

Sin la ayuda del Señor, el yugo de la enfermedad y elsufrimiento es cruelmente pesado. Al recibir la Unciónde los Enfermos, no queremos otro yugo que el deCristo, fortalecidos con la promesa que nos hizo de quesu yugo será suave y su carga ligera (cf. Mt 11,30). In-vito a los que recibirán la Unción de los Enfermos du-rante esta Misa a entrar en una esperanza como ésta.

El Concilio Vaticano II presentó a María como la fi-gura en la que se resume todo el misterio de la Iglesia(cf. Lumen gentium, 63-65). Su trayectoria personalrepresenta el camino de la Iglesia, invitada a estarcompletamente atenta a las personas que sufren. Dirijoun afectuoso saludo a los miembros del Cuerpo médi-co y de enfermería, así como a todos los que, de diver-so modo, en los hospitales u otras instituciones, con-tribuyen al cuidado de los enfermos con competenciay generosidad. Quisiera también decir a todos los en-cargados de la acogida, a los camilleros y acompañan-tes que, de todas las diócesis de Francia y de más lejosaún, acompañan durante todo el año a los enfermosque vienen en peregrinación a Lourdes, que su servi-cio es precioso. Son el brazo de la Iglesia servidora.Deseo, en fin, animar a los que, en nombre de su fe,acogen y visitan a los enfermos, sobre todo en los hos-pitales, en las parroquias o, como aquí, en los santua-rios. Que sientan en esta misión tan delicada e impor-tante el apoyo efectivo y fraterno de sus comunidades.Y, en este sentido, saludo y doy gracias particularmen-te también a mis hermanos en el episcopado, los obis-pos franceses, los obispos extranjeros y los sacerdotes,pues todos son acompañantes de los enfermos y de loshombres en el sufrimiento de este mundo. Gracias porvuestro servicio al Señor que sufre.

El servicio de caridad que hacéis es un servicio ma-riano. María os confía su sonrisa para que os convir-táis vosotros mismos, fieles a su Hijo, en fuente deagua viva. Lo que hacéis, lo hacéis en nombre de laIglesia, de la que María es la imagen más pura. ¡Quellevéis a todos su sonrisa!

Al concluir, quiero sumarme a las oraciones de losperegrinos y de los enfermos y retomar con vosotros

un fragmento de la oración a María propuesta para lacelebración de este Jubileo:

“Porque eres la sonrisa de Dios, el reflejo de la luzde Cristo, la morada del Espíritu Santo,porque escogiste a Bernadette en su miseria,porque eres la estrella de la mañana, la puerta delcielo y la primera criatura resucitada,Nuestra Señora de Lourdes,junto con nuestros hermanos y hermanascuyo cuerpo y corazón están doloridos, te decimos:ruega por nosotros”.

Queridos hermanos y hermanas:

Con alegría os saludo a todos los que participáis enel congreso convocado por la Academia Pontificia parala Vida sobre el tema «Junto al enfermo incurable y almoribundo: orientaciones éticas y operativas». El Con-greso se celebra con motivo de la XIV Asamblea Ge-neral de la Academia, cuyos miembros también parti-cipan en esta audiencia. Doy las gracias ante todo alpresidente, monseñor Sgreccia, por su gentil saludo;junto a él doy las gracias a toda la presidencia, al con-sejo directivo de la Academia Pontificia, a todos loscolaboradores y miembros ordinarios, honorarios y co-

2. CARTA DEL PAPAA LA ACADEMIA PONTIFICIA

PARA LA VIDA

22 el Reino

La resurrección de Lázaro es signo del poder deCristo en cuanto a la salud y la enfermedad.

ESPECIAL EL REINO

rresponsales. Quiero dirigir un saludo agradecido a losconferenciantes en este importante congreso, así comoa todos los participantes que proceden de diferentespaíses del mundo. Vuestro generoso compromiso yvuestro testimonio merecen verdaderamente encomio.

La simple consideración de los títulos de las inter-venciones en el congreso permite percibir el ampliopanorama de vuestra reflexión y el interés que revistepara estos momentos, en particular en el mundo secu-larizado de hoy. Tratáis de responder a los numerososproblemas planteados cada día por el incesante pro-greso de las ciencias médicas, cuya actividad recibecada vez más el apoyo de instrumentos tecnológicosde elevado nivel. Ante todoesto, emerge con urgencia eldesafío para todos, en especialpara la Iglesia, vivificada porel Señor resucitado, de ofreceral amplio horizonte de la vidahumana el esplendor de laverdad revelada y el apoyo dela esperanza.

Cuando se apaga una vida,ya sea en edad avanzada, en laaurora de la existencia terrena,o en pleno florecimiento porcausas imprevistas, no hayque ver en esto un simple he-cho biológico que se agota, ouna biografía que se cierra,sino más bien un nuevo naci-miento y una existencia reno-vada, ofrecida por el Resucita-do a quien no se ha opuestovoluntariamente a su Amor.

Con la muerte se concluyela experiencia terrena, pero através de la muerte se abre también para cada uno denosotros, más allá del tiempo, la vida plena y definiti-va. El Señor de la vida está presente junto al enfermocomo quien vive y da la vida, pues ha dicho: «Yo hevenido para que tengan vida y la tengan en abundan-cia» (Juan 10,10). «Yo soy la resurrección. El quecree en mí, aunque muera, vivirá» (Juan 11,25) y «Yole resucitaré el último día» (Juan 6,54). En ese mo-mento solemne y sacro, todos los esfuerzos realizadosen la esperanza cristiana para mejorarnos a nosotrosmismos y al mundo que se nos ha encomendado, puri-ficados por la Gracia, encuentran su sentido y se enri-quecen gracias al amor de Dios Creador y Padre.Cuando, en el momento de la muerte, la relación de

Dios se realiza plenamente en el encuentro con«Aquel que no muere, que es la Vida misma y elAmor mismo, entonces estamos en la vida. Entoncesvivimos» (carta encíclica Spe salvi, 27).

Para la comunidad de los creyentes, este encuentrodel moribundo con la Fuente de la Vida y del Amor re-presenta un don que tiene un valor para todos, que en-riquece la comunión de todos los fieles. Debe suscitarel interés y la participación de la comunidad, no sólode la familia de los parientes próximos, sino, en la me-dida y en las formas posibles, de toda la comunidadque ha estado ligada a la persona que muere. Ningúncreyente debería morir en la soledad y en el abandono.

La Madre Teresa de Calcutaponía una particular atenciónpor acoger a los pobres y a losabandonados para que al me-nos en el momento de la muer-te pudieran experimentar, en elabrazo de las hermanas y de loshermanos, el calor del Padre.

Pero la comunidad cristiana,con sus vínculos particulares decomunión sobrenatural, no es laúnica que está comprometidaen acompañar y celebrar en susmiembros el misterio del dolory de la muerte y la aurora de lanueva vida. En realidad, toda lasociedad a través de sus institu-ciones sanitarias y civiles estállamada a respetar la vida y ladignidad del enfermo grave ydel moribundo.

Aun siendo conscientes deque «no es la ciencia la queredime al hombre» (Benedicto

XVI, Spe salvi, 26), toda la sociedad y en particularlos sectores relacionados con la ciencia médica debenexpresar la solidaridad del amor, la salvaguardia y elrespeto de la vida humana en todos los momentos desu desarrollo terreno, sobre todo cuando padece unaenfermedad o se encuentra en su fase terminal.

Más en concreto, se trata de asegurar a toda personaque lo necesite el apoyo necesario por medio de tera-pias e intervenciones médicas adecuadas, administra-das según los criterios de la proporcionalidad médica,siempre teniendo en cuenta el deber moral de suminis-trar (por parte del médico) y de acoger (por parte delpaciente) aquellos medios de preservación de la vidaque, en la situación concreta, resulten «ordinarios».

23el Reino

La caridad para con los enfermos y los pobresentra dentro de la misión de la Iglesia.

ESPECIAL EL REINO

24 el Reino

Por el contrario, en lo que se refiere a las terapiasconsideradas arriesgadas o que puedan juzgarse pru-dentemente como «extraordinarias», recurrir a ellas esmoralmente lícito, aunque facultativo. Además, es ne-cesario asegurar siempre a cada persona los cuidadosnecesarios y debidos, además del apoyo a las familiasmás probadas por la enfermedad de uno de sus miem-bros, sobre todo si es grave o se prolonga.

Así como en el derecho laboral normalmente se re-conocen los derechos específicos de los familiares enel momento de un nacimiento, del mismo modo y es-pecialmente en ciertas circunstancias deberían recono-cerse unos derechos parecidos a los familiares próxi-mos en el momento de la enfermedad terminal de suallegado. Una sociedad solidaria y humanitaria nopuede dejar de tener en cuenta las difíciles condicio-nes de las familias que, en oca-siones durante largos períodos,tienen que cargar con el pesode la asistencia a domicilio deenfermos graves no autosufi-cientes. Un mayor respeto dela vida humana individual pasainevitablemente por la solida-ridad concreta de todos y cadauno, constituyendo uno de losdesafíos más urgentes de nues-tro tiempo.

Como he recordado en la en-cíclica Spe salvi, «la grandezade la humanidad está determi-nada esencialmente por su rela-ción con el sufrimiento y conel que sufre. Esto es válido tanto para el individuocomo para la sociedad. Una sociedad que no lograaceptar a los que sufren y no es capaz de contribuirmediante la compasión a que el sufrimiento sea com-partido y sobrellevado también interiormente, es unasociedad cruel e inhumana» (n. 38).

En una sociedad compleja, fuertemente influencia-da por las dinámicas de la productividad y por las exi-gencias de la economía, las personas frágiles y las fa-milias más pobres corren el riesgo, en los momentosde dificultad económica y/o de enfermedad, de quedaratropelladas. En las grandes ciudades hay cada vezmás personas ancianas y solas, incluso en los momen-tos de enfermedad grave y de cercanía a la muerte. Enestas situaciones, se hacen agudas las presiones de laeutanasia, sobre todo cuando se insinúa una visión uti-litarista en relación con la persona. Aprovecho estaoportunidad para recordar, una vez más, la firme y

constante condena ética de toda forma de eutanasia di-recta, según la enseñanza tradicional de la Iglesia.

El esfuerzo, uniendo sinergias, de la sociedad civily de la comunidad de los creyentes debe orientarse aque todos puedan no sólo vivir con dignidad y respon-sablemente, sino también atravesar el momento de laprueba y de la muerte en la mejor condición de frater-nidad y solidaridad, incluso cuando la muerte se da enuna familia pobre o en el lecho de un hospital.

La Iglesia, con sus instituciones ya establecidas y connuevas iniciativas, está llamada a ofrecer el testimonio decaridad operante, especialmente ante las situaciones críti-cas de personas no autosuficientes y privadas de apoyosfamiliares, y ante los enfermos graves que necesitan cui-dados paliativos, así como una apropiada asistencia reli-giosa. Por una parte, la movilización espiritual de las co-

munidades parroquiales y dioce-sanas, y por otra, la creación opotenciación de las estructurasdependientes de la Iglesia, po-drán alentar y sensibilizar a todoel ambiente social para que seofrezca y testimonie solidaridady caridad a todo hombre que su-fre, en particular quien se acercaal momento de la muerte.

La sociedad, por su parte,debe asegurar el debido apoyo alas familias que quieren atenderen casa, durante largos perío-dos, a enfermos afligidos porpatologías degenerativas (tumo-rales o neurodegenerativas, etc.)

o necesitados de una asistencia particularmente compro-metedora. De manera especial, se necesita el compromi-so de todas las fuerzas vivas y responsables de la socie-dad con esas institucions de asistencia específica que ne-cesitan un personal numeroso y especializado así comoequipos particularmente caros. Las sinergias entre laIglesia y las isntituciones pueden ser especialmente im-portantes en estos campos para asegurar la ayuda nece-saria a la vida humana en el momento de la fragilidad.

Deseando que en este congreso internacional, cele-brado en concomitancia con el jubileo de las aparicio-nes de Lourdes, se pueden encontrar nuevas propuestaspara aliviar la situación de quienes tiene que afrontarformas terminales de enfermedad, os exhorto a conti-nuar con vuestro benemérito compromiso al servicio dela vida en cada una de sus fases. Con estos sentimien-tos, os aseguro mi oración en apoyo a vuestro trabajo yos acompaño con una bendición apostólica especial.

Consolar al triste es una de las obrasde misericordia.

DIOS, LA ÚNICA ESPERANZA DEL HOMBRE

En este sentido, es verdad que quien no conoce aDios, aunque tengan múltiples esperanzas, en el

fondo está sin esperanza, sin la gran esperanza que sostie-ne toda la vida. La verdadera, la gran esperanza del hom-bre que resiste a pesar de todas las desilusiones, sólo pue-de ser Dios, el Dios que nos ha amado y que nos sigueamando “hasta el extremo”, “hasta el total cumplimien-to”. Quien ha sido tocado por el amor empieza a intuir loque sería propiamente “vida”. Empieza a intuir qué quie-re decir la palabra esperanza que hemos encontrado en elrito del Bautismo: de la fe se espera la “vida eterna”, lavida verdadera que, totalmente y sin amenazas, es senci-llamente vida en toda su plenitud (Número 27).

MADURAR EN LA TRIBULACIÓNY EL SUFRIMIENTO

Podemos tratar de limitar el sufrimiento,luchar contra él, pero no pode-

mos suprimirlo. Precisamente cuando los hombres, inten-tando evitar toda dolencia, tratan de alejarse de todo lo

que podría significar aflicción, cuando quieren ahorrarsela fatiga y el dolor de la verdad, del amor y del bien, caenen una vida vacía en la que quizás ya no existe el dolor,pero en la que la oscura sensación de la falta de sentido yde la soledad es mucho mayor aún. Lo que cura al hom-bre no es esquivar el sufrimiento y huir ante el dolor, sinola capacidad de aceptar la tribulación, madurar en ella yencontrar en ella un sentido mediante la unión con Cristo,que ha sufrido con amor infinito (Número 37).

EL ROSTRO DE DIOS: CRISTO QUE SUFRE

Dios mismo se ha dado una “imagen”: en elCristo que se ha hecho hombre. En Él, el

Crucificado, se lleva al extremo la negación de las fal-sas imágenes de Diosa. Ahora Dios revela su rostroprecisamente en la figura del que sufre y comparte lacondición del hombre abandonado por Dios, tomándo-la consigo. Este inocente que sufre se ha convertido enesperanza-certeza (Número 43).

MI INTERCESIÓN POR LOS DEMÁS

Nuestrasexistencias están en profunda co-munión entre sí, entrelazadas

unas con otras a través de múltiples interacciones. Nadievive solo. Ninguno peca solo. Nadie se salva solo. En mivida entra continuamente la de los otros: en lo que pien-so, digo, me ocupo o hago. Y viceversa, mi vida entra enla vida de los demás, tanto en el bien como en el mal.Así, mi intercesión en modo alguno es algo ajeno para elotro, algo externo, ni siquiera después de la muerte. En elentramado del ser, mi gratitud para con él, mi oración porél, puede significar una pequeña etapa de su purificación.Y con esto no es necesario convertir el tiempo terrenal enel tiempo de Dios: en la comunión de las almas quedasuperado el simple tiempo terrenal. Nunca es demasiadotarde para tocar el corazón del otro y nunca es inútil. Asíse aclara aún más un elemento importante del conceptocristiano de esperanza. Nuestra esperanza es siempre yesencialmente también esperanza para los otros; sólo asíes realmente esperanza también para mí (Número 48).

Conocer a Dios es recibir esperanza

Llegar a conocer a Dios, al Dios verdadero, eso es loque significa recibir esperanza. Para nosotros, que vivi-mos desde siempre con el concepto cristiano de Dios ynos hemos acostumbrado a él, el tener esperanza, queproviene del encuentro real con este Dios, resulta yacasi imperceptible (Spe Salvi, 3).

3. LA ESPERANZA CRISTIANASEGÚN LA ENCÍCLICA

“SPE SALVI”

ESPECIAL EL REINO

25el Reino

Mirar a Cristo crucificadoy a su Madre dolorosa

son medios para soportarel dolor y la enfermedad.

Mirar a Cristo crucificadoy a su Madre dolorosa

son medios para soportarel dolor y la enfermedad.

26 el Reino

ESPECIAL EL REINO

La oración, aprendizajede la esperanza

Un lugar primero y esencial deaprendizaje de la esperanza es laoración. Cuando ya nadie me es-cucha, Dios todavía me escucha.Cuando ya no puedo hablar conninguno, ni invocar a nadie,siempre puedo hablar con Dios.Si ya no hay nadie que puedaayudarme –cuando se trata de unanecesidad o de una expectativaque supera la capacidad humanade esperar–, Él puede ayudarme(Spe Salvi, 32).

Oración, purificación de deseos y esperanzas

En la oración, el hombre ha deaprender qué es lo que verdadera-mente puede pedirle a Dios, lo quees digno de Dios. Ha de aprender que no puede rezarcontra el otro. Ha de aprender que no puede pedir cosassuperficiales y banales que desea en ese momento, lapequeña esperanza equivocada que lo aleja de Dios. Hade purificar sus deseos y sus esperanzas. Debe liberarsede las mentiras ocultas con que se engaña a sí mismo:Dios las escruta, y la confrontación con Dios obliga alhombre a reconocerlas también (Spe salvi, 33).

Conla excusa de hacer de guía para dos amigosextranjeros que habían cogido el avión

para estar en el funeral de Rafael Pich, tuve reciente-mente el auténtico privilegio de ser testigo de una ver-dadera celebración familiar cristiana.

La Misa del funeral en Barcelona fue espectacular. Lagran iglesia de Sarrià era demasiado pequeña. Uno de loshijos sacerdote de Rafael, que ahora vive en Lituania,predicó una homilía llena de anécdotas, paz y alegría.

Al final de la Misa, su hijo Juan agradeció a to-dos y, rompiendo con una norma familiar, según de-cía, pidió a todos honrar la vida de Rafael con unsonoro aplauso. El Rector de la parroquia se sentíadesbordado, dijo que jamás había visto algo pareci-

do, e invitó a todos a cantar conél un Regina Coeli en la plazadelante de la iglesia.

Pero me llegó al alma el entie-rro íntimo familiar en la pequeñaciudad de Vilafranca del Penedés,donde la familia tiene preparadoun simple y austero, y sin embar-go grandioso panteón subterráneocon unos treinta nichos, dondeCarmina, la esposa de Rafael yotros familiares ya tienen su sitio.

Mientras el personal instalabalos restos de Rafael bajo tierra, lafamilia vivía un encuentro fami-liar sereno y alegre, con oracio-nes y canciones, que duró casiuna hora. Rezamos el rosario,cantamos muchos himnos popu-lares a la Virgen, pidiendo que nonos bandone, cantamos villanci-cos (en pleno julio).

Los chiquillos (que eran mayoría) corrían y juga-ban alrededor nuestro, nadie les decía que se compor-tasen ni había peleas ni lloros infantiles. Todos baja-mos un momento abajo. Cuando al final se cerró latumba, los niños saltaban alegremente encima de lapiedra grande y sencilla, y escogían las rosas más bo-nitas de las coronas para llevárselas a su casa.

Después fuimos invitados a participar de la comidafamiliar en una típica masía catalana. Los niños enuna gran mesa, los mayores en otra. Fue como unaboda popular y feliz.

Nos explicaron los últimos días y la agonía de Rafa-el. Hace unos años Carmina cayó muerta en un instantey no habían podido despedirse. Pero esta vez, la agoniade Rafael duró varios días. Nunca estuvo solo. Cuandocayó en coma, alguien descubrió que aún podía moverlos pies y que les podía oír. Rezaban, cantaban, baila-ban, le besaban, aprovechaban para expresarle cuantascosas bonitas no les permitía regalarle en vida...

¡Fue todo tan natural y sobrenatural al mismo tiem-po! No había pesar, sino solo fe, esperanza y amorprofundo y coherente. Fue como estar con los prime-ros cristianos. Estoy muy agradecido al Señor por estemaravilloso regalo. ❦

(Jos Collin, 13.8.2008)

4. UNA MUERTE CRISTIANA

Aceptar la voluntad de Diosen las diversas situaciones

de la vida es un modo adecuadode vivir nuestra fe.

PARA PENSAR

HACE algún tiempo me lla-maron la atención estas pa-labras que leí: “Hacerse

mayor es incomprensible para elniño, lejano para el joven y difícilpara el adulto”. La breve oraciónque encabeza esta página sugieraque no es fácil comprender yaceptar la caducidad de la vida hu-mana: en la cabeza del niño quecontempla a su abuelo anciano, nocabe que también él está llamadoa ser anciano un día, si no muereantes de llegar a la ancianidad;que en un tiempo lejano tambiénsu abuelo fue niño como él esahora; el joven, porque ya haconstatado la transformación ex-perimentada en los años que hadejado atrás, se ha hecho a la ideade que, con el paso del tiempo,también él puede que llegue a mayor, pero ve lejos laancianidad; el adulto, que, posiblemente sin querer,está llamando a la puerta de doña Jubilación, no mi-ra con buenos ojos el umbral que le separa de los ma-yores, se le hace difícil aceptar las goteras que se acu-mulan y reconocer que su vida tiene fecha decaducidad, siempre desconocida.

Sabemos que la descripción del pecado que nosofrece el Génesis no tiene pretensiones históricas, pe-ro sí pedagógicas. La serpiente, que era el más astu-ro de todos los animales (cf. Gn 3,1), conocía las as-piraciones de los hombres a ser como dioses, pues noles satisfacía ser criaturas. Dios es perfecto, la cria-tura, imperfecta; Dios lo sabe y conoce todo, la cria-tura es ignorante; Dios es inmortal y eterno, la cria-tura mortal y temporal. Una de las tareasfundamentales que tiene el hombre en cuanto apare-ce en el escenario de la creación es conocer y acep-tar la totalidad de su ser concreto y real. Aceptar esvivir en armonía todo su ser; es contar con lo querealmente es; es reconocer sus límites reales, sin ma-quillajes que presenten lo que es mero fruto de laimaginación. Una de las realidades a las que tieneque hacerse el hombre es, sin duda alguna, la de sucaducidad.

El salmista afirma que “el hom-bre no dura más que un soplo” (Sal38,6). Llegado a la ancianidad ylanzando su mirada al pasado, elhombre se le hace corta su vida, leparece un sueño, pasó en un san-tiamén. El caso es que sospechaque el futuro será también como elpasado, durará poco, lo que un so-plo. Y en su corazón alberga aspi-raciones de permanencia en un pre-sente sin fin. Es consciente de queen su vida los futuros se fueron ha-ciendo presentes y pasaron presu-rosos a engrosar el pasado. Con ra-zón sospecha que apenas le quedanfuturos que sumar al pasado. La to-ma de conciencia de la condicióncaduca de su vida estimula a la per-sona al aprovechamiento del tiem-po presente. Ignora si puede contar

con el mañana y es consciente de que sólo ella puedellenar el tiempo de su vida. Todo esto conduce alhombre a responsabilizarse de su existencia.

Es posible que los pensamientos del salmista nofueran muy distintos de los que acabamos de expre-sar. Y reaccionó diciendo: “Ahora, Señor, ¿qué espe-ranza me queda? Tú eres mi confianza” (Sal 18,8).Siendo realista, dirige su mirada hacia Dios, en quientiene puesta toda su confianza, porque nunca le de-fraudó. Ciertamente que Dios no decepciona al hom-bre que en él confía. Por eso el salmista se invitará acentrarse en Dios: “Descansa sólo en Dios, alma mía,porque en él confía. Por eso el salmista se invitará acentrarse en Dios: “Descansa sólo en Dios, alma mía,porque él es mi esperanza; sólo él es mi roca y misalvación, mi alcázar. No vacilaré” (Sal 61,8). Nosvendrá bien descansar en Dios, el único absoluto; ha-llar en él la paz y serenidad que necesitamos y quefácilmente perdemos cuando hacemos de nosotrosmismos, que somos relativos, no absolutos, el centroy fin de nuestra existencia. Somos caducos, pero enDios somos eternos.

Lope de Vega escribe en La moza del cántaro:“Aprended, flores, de mí, / lo que va de ayer a hoy,que ayer maravilla fui / y hoy sombra mía no soy”. ❦

CADUCIDAD Eduardo Perales Pons

“Señor, que comprenda lo caduco que soy” (Sal 38,5).

27el Reino

Dios no decepciona al hombreque en él confía.

PARA PENSAR

¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempreVirgen María!, rezamos en la Salve.

Cuando la recitamos, sabemos que hablamoscon nuestra madre. Y lo sabemos, porque cono-cemos por la fe que es madre de Dios y madrenuestra.

Le decimos que es clementísima; que muestraclemencia hacia nosotros; que intercede para queDios nos perdone y nos dé su gracia, cuando esta-mos agobiados por algo, sea espiritual o humano.

Cuando en la vida nos pesan las preocupaciones,las angustias, el dolor, tenemos que acordarnos de

la Virgen, y de su clemencia, de su bondad, de sucompasión hacia nosotros, de su amor.

Y recordarle con serenidad y con paz, conconfianza plena y con mucha humildad, que nosayude, que nos dé su apoyo y nos acoja con cle-mencia.

Esta palabra, según el diccionario, designa:“la virtud que consiste en perdonar, o moderar elrigor”.

Nosotros los cristianos, que estamos heridos porel pecado original, y tenemos pecados y faltas deomisiones de qué arrepentirnos, estamos necesita-dos de esa clemencia que tiene la Virgen.

Ella intercede ante Cristo para que nos per-done. Ella, como madre, no quiere que el rigorque merecemos se nos aplique. Ella intercede,y por la gracia y los méritos de Cristo, los Sa-cramentos nos dejan limpios. Su clemencia nosayuda.

Y también su piedad. Ésta que se define como“lástima y compasión hacia nosotros”, la VirgenMaría la emplea con sus hijos a todas horas, ysiempre que se lo pidamos con humildad y sen-cillez.

Nosotros la invocamos diciendo: ¡oh dulcesiempre Virgen María!

Y es que la Virgen es dulce y cariñosa más quepuedan serlo todas las madres del mundo juntas.

Y lo es para cada uno de nosotros en particular:con nuestras circunstancias, con nuestros errores yfallos, con nuestro estilo.

No tiene necesidad la Virgen, que es madre, deque nuestros sentimientos estén vivos y fervoro-sos. Porque a veces, nosotros nos tenemos que es-forzar con voluntad para rezar, para decir las pala-

¡OH CLEMENTÍSIMA, OH PIADOSAVIRGEN MARÍA! Ángeles Linares Lorente

28 el Reino

Original imagen de la VIrgende Gibilmanna, en Palermo (Italia).Original imagen de la VIrgende Gibilmanna, en Palermo (Italia).

29el Reino

Para pensar

APARICIONES MARIANAS

Con motivo del pasado viaje del Papa a Lourdes, proponemos estas aclaraciones sobre las apari-ciones sagradas a través de los tiempos.

Ha habido muchas manifestaciones marianas, en el cristianismo católico, de las que sólo se consi-dera como probables a tres de ellas: Guadalupe, ocurrida en México en diciembre de 1531; Lourdes,en Francia del 11 de febrero al 16 de julio de 1858; y Fátima, en Portugal, del 13 de mayo al 13 de oc-tubre de 1917. Ninguna manifestación mariana es dogma de fe porque pertenecen al ámbito de las re-velaciones particulares y privadas, por lo que el creyente puede creer o no en ellas.

A toda revelación privada corresponde un vidente. En el acontecimiento guadalupano, es el indíge-na Juan Diego; en Lourdes, la niña Bernadette Soubirus; y en Fátima, los tres niños pastores Jacinta yFrancisco Marto y Lucía Dos Santos. Todos los videntes de las manifestaciones marianas tienen encomún la sencillez, pobreza e ignorancia, lo que les imposibilita para interpretar por sí mismos el con-tenido de los mensajes y para agregar significado a las revelaciones, visuales y auditivas, que ellos re-ciben.

María de Guadalupe se presentó como “la Madre del verdadero Dios”, Nuestra Señora de Lourdescomo “La Inmaculada Concepción” y la Virgen de Fátima como “la Virgen del Rosario”.

En el que fue su décimo viaje apostólico fuera de Italia, el Papa Ratzinger visitó por primera oca-sión, como sucesor de Pedro, el sitio de una de las tres mariofanías aceptadas ampliamente por laIglesia.

bras, para reconocernos pecadores y necesitadosde ayuda.

Pero eso no importa. LaVirgen es madre y nos com-prende y nos da a manosllenas. Tenemos sencilla-mente que “querer querer”.

Hemos de poner algo denuestra parte, y abrir el co-razón y el alma a la gracia.Recordando que somos sushijos, podemos hablarle ypedirle con humildad yconfianza filial.

El Concilio dice: “LaIglesia en la Santísima Vir-gen llegó ya a la perfección,sin mancha ni arruga. Encambio, los creyentes he-mos de esforzarnos paravencer el pecado y crecer ensantidad. Por eso dirigen susojos a María, que resplande-ce ante toda la comunidadde los elegidos como mode-lo de todas las virtudes”.

Por ello es tan importante que recemos a laVirgen. Que repitamos la Salve muchas veces,

que la invoquemos contodo nuestro corazón,puesto en los labios y enla mente.

Ella que nos acogiócomo hijos al pie de lacruz; Ella que siempre in-tercede, siempre acoge ysiempre ayuda, espera denosotros también el cariñode hijos.

Realidad que podemosdemostrale no sólo cuandola invocamos, cuando reza-mos el rosario o recitamosla Salve, sino siempre; enlas alegrías y en las penas,cuando todo es fácil o algono lo es.

Y esto, en el templo o enla calle y en la intimidaddel corazón. Ella siemprenos atiende con gracias ycon amor. ❦

Virgen de la Antigua (X.XIV),en Cerezo de Río Tirón (Burgos).

as iglesias tienen todo el dere-cho de orar como quisieren ypor quienes quisieren. Por

ello, unas oran únicamente por laspersonas que viven, y otras, por losvivos y los difuntos. Yo soy católi-co, leo la Biblia y rezo por quieneshan muerto. Puedo y debo.

Usted que cree en esto y acos-tumbra visitar el cementerio el día 2de noviembre para orar allí por losparientes y amigos fallecidos, debetener sus motivos. Podemos orar to-dos los días y a toda hora por nues-tros hermanos que ya están al otrolado de la vida.

Podemos pedir por ellos, agrade-cer sus súplicas o conversar conellos en la esperanza de que, estan-do muertos en la tierra, están vivosen Dios. Hacia el mismo Dios queellos encontraron, nosotros quere-mos ir un día cuando muramos. ¡Se-rá un verdadero encuentro!

Como en el cielo ninguno quedasentado sin tener nada que hacer, ocomo dice el vulgo, mirando su pro-pio ombligo, nosotros creemos queallí se vive el amor en una mayor di-mensión. Por eso, acordes con nu-merosos pasajes bíblicos, los salva-dos o bienaventurados ya llegaronadonde nosotros no hemos llegado.

En esa esperanza, reservamos eldía 2 de noviembre para reavivar lacerteza de que un día veremos aDios cara a cara, como Dios es. Y

L creemos que en él encontraremos atodos los que un día se alejaron denosotros.

Si nosotros aceptamos que un díairemos allá, ¿por qué no aceptar queellos ya han ido? Si aquí podemos re-zar por ellos, ¿por qué ellos no pue-den rezar por nosotros desde allí? Enel cielo se ora y se intercede mejorque aquí. Si nosotros podemos, ellospueden. Si nosotros oramos, ellosoran. Si intercedemos, ellos interce-den. Si amamos a Jesús, ellos loaman mucho mejor.

Eso de afirmar que en el cielo na-die puede hacer nada por nadie esuna exageración. Puede y lo hace. Sino creemos en esto, dejaremos decreer en los ángeles, en la Biblia,porque ella afirma que los del cielooran por los de la tierra. Quien tieneel libro de la Sagrada Escritura sabede qué y de quién estoy hablando.

No existe separación ni es defini-tiva. Nuestros difuntos nos aguardan.Y todos nos veremos en Dios un día.Esta es la fe de muchísimas iglesias.Quien piensa de modo distinto serárespetado, pero, nosotros continuare-mos llevando flores a las tumbas.Ellas significan vida. ¡Es un gestopara afirmar que no acabó todo!

Habrá un nuevo encuentro. ¡Si haylágrimas, serán de alegría! Es una herejía y un error afirmar que se puederezar por los nuestros aquí en la tierra, pero no se puede rezar por los otrosallá en el cielo. Oremos por quienes han salido de este mundo. Ellos cier-tamente rezan por nosotros que quedamos aquí. ❦

En la conmemoraciónde los difuntos reanudamos

la certeza de que un díaveremos a Dios tal cual él es.

OBJETIVO, EDUCAR

ORAR POR LOS QUESE FUERON Padre Zezinho

30 el Reino

EL CENTRO DE ESCUCHA “SAN CAMILO”

Para el caso de pérdida de seres queridos en accidentes y situaciones similares, existe un centro de escuchadenominado “San Camilo”, del Centro de Humanización de la Salud, que ofrece su servicio personalizado y gra-tuito a los familiares para ayudarles a superar la prueba con apoyo psicológico y espiritual.

El equipo de esa institución atenderá a todo el que desee encontrar consuelo y orientación individual o engrupos, tras concertar una cita previa por teléfono, desde las 9 a las 21 horas. Las sesiones podrán recibirse encualquiera de las dos sedes: en el Centro San Camilo de Tres Cantos o en Madrid capital, en la calle Reina Vic-toria, 8, 4º B.

Para más información: Centro San Camilo: Tel.: 91 806 06 96Reina Victoria: Tel.: 91 533 52 23

EL SENTIDO DE LA FE

a palabra fe guarda relación con el mantenimiento de una re-lación con Dios a través de unas creencias (Religión) y conla virtud de la confianza. “Fe” no significa creer cosas que

no entendemos, sino que incluye una confianza que nuestro espí-ritu pone en el Señor.

Fe es, pues, confiar en la palabra de Dios, reconocer y acogersu acción en medio de la vida, apoyarse en él, acoger su promesade salvación y tender a él como a un fin supremo.

La fe es una participación de la vida divina, nos sitúa en Dios,y desde él consideramos todas las cosas. Es para el creyente unanueva visión, de las personas, de los acontecimientos.

La fe es un don de Dios, una gracia recibida en el bautismo quenos ayuda a encontrar a Jesucristo, a confiar en él, a amarlo y acomprometernos en la construcción del Reino con sus valores.

Fe es respuesta a la comunicación de Dios. Se trata de la acep-tación de las cosas que Dios ha dicho y ha hecho; es saberse sal-vado y amado por Dios. La fe supone una concepción del hombrey del mundo que tiene su razón de ser en Dios.

La fe ha de ser vivida, y su realidad se muestra no sólo por losacontecimientos doctrinales, sino por las buenas obras. La fe in-cluye una Esperanza y una Caridad, que son valores y actitudesque se tienen que cultivar, aunque sean un don de Dios.

Las exigencias de la identidad cristiana pasan por la identifica-ción y el seguimiento de Jesucristo, así como por vivir personal-

Lmente la fe y compartirla en lacomunidad cristiana.

Podemos decir entonces queel cristiano es, ante todo, aque-lla persona que confía en Jesu-cristo, que reconoce a Dios co-mo Padre y tiene la experienciadel Espíritu de Jesús.

La fe es una actitud de afir-mación, de convicción, más enla línea del saber que en la líneadel sentir. No es sentir algunacosa, imaginarla o persuadirsepor medio del raciocinio. La fepuede pasar por la emoción y elsentimiento. Pero no podemosidentificar la fe con los senti-mientos. Muchas veces nuestrafe no se halla rodeada de un am-biente de sentimiento y de festi-vidad. Los mártires decidieronsu vida por la fe. En ese mo-mento de certeza, no se halla-ban sentimientos eufóricos dealegría, sino de convicción. Eldon de Dios que estaba en ellosfue el que les dio fuerza paradar testimonio de la fe con la vi-da, en la forma del martirio.

El cristiano es también aquélque busca cumplir y ser fiel alas orientaciones del Evangeliode Jesús. El auténtico cristianoes aquél que vive de una formasegura el amor de Dios paraconsigo y para con los otros.

La celebración es el espacio,el momento y la acción comu-nitaria que pretende incorporarpensamientos, voluntades yafectos de los participantes alsentido profundo de la fiesta.Para que una celebración seaauténticamente cristiana, es ne-cesario reconocer la iniciativade la presencia de Dios que nossalva y que nos libera.

OBJETIVO, EDUCAR

LA FE, UN DON DE DIOS (III) Ciriaco Izquierdo Moreno

31el Reino

Un hombre sin fe es como un coche sin motor,un cuerpo sin alma, un cerebro sin ideas.

En la Escritura: Gén 15, 5-6;Mt 17, 20-21; Mc 9,23-24; Lc 7, 49-50; Sant 2, 14-24.

TENER FE

i tienes fe, hallarás queel camino de la virtud yde la felicidad es muy

corto» (Quintiliano).Un hombre sin fe es como

un coche sin motor, un cuerposin alma, un cerebro sin ideas.Sin fe no hay esperanza, ni esposible vivir con amor y conilusión. Sin fe no hay presente,ni futuro, ni hay nada decisivoy provechoso para la Humani-dad en el campo de las cien-cias, las letras, las artes, para lapaz y la concordia entre las na-ciones. Durante mis estudios,asomándome a la vida de losgrandes pensadores, científi-cos, investigadores y otras per-sonas que supieron dar sentidoa su vida y triunfar en el mun-do, dejando una huella deejemplaridad y un testimoniode entrega a su misión, descu-brí que el denominador común,la virtud, la cualidad más ca-racterística en todos ellos erasu fe ciega en el triunfo, la se-guridad de que, más pronto omás tarde, superando inconta-bles dificultades, alcanzaríansu objetivo.

El hombre no es una máqui-na, y necesita tener fe en su ca-pacidad para el bien. La moralinfluye considerablemente ennuestra vida.

Aunque manida, la frase delpoeta viene aquí exacta y opor-tuna: “Podían, porque creíanpoder”.

La fe es una fuerza interna deenergías insospechadas. Si en

S“

algo superaron los héroes alresto de los mortales, fue sobretodo, por la fe ciega en sí mis-mos. Soñaron primero con unmundo, y después lo descubrie-ron, porque existía.

No te niegues la fe a ti mis-mo. Cree que has sido llamadoa una vida recta y noble. Ger-minará en ti una increíble pa-sión de entusiasmo. Pues elnihilismo, además de falso, esestéril en grandes obras y nosoporta la lucha de los valien-tes.

Del alma poco animosa quese niega esta fe, sólo nace unquerer inseguro, intermitente,a merced de reflujos efectivos.Es un hombre dividido en símismo; aparenta seguridad,pero internamente es falso.

Por eso, en medio de la an-gustia existencial que puedebrotar de las profundidades delalma, quede firme tu propia fe.

Rectitud de postura con con-tornos definidos. Los que na-cieron para realidades grandes,rechazan con asco las aparien-cias huecas.

Nunca te guíe una sensación,ni prestes oídos a los rumores,y a los chismes.

Esta es la triple sinceridadde tu vida, base de la rectitud:sinceridad con Dios, con loshombres y –la más difícil–contigo mismo.

Ahora que están tan de mo-da los libros de autoayuda:“Sea el número uno”, “Poder sin límites”, “La clave del éxito”,“Su pasaporte al éxito”, “Usted puede ser un ganador”, etc., site molestas en dar un vistazo a los índices de estos libros, obser-varás que todos incluyen al menos un capítulo sobre la «fe ciega»en sí mismo y en las tremendas posibilidades de éxito que per-manecen latentes en todo ser humano.

En el fondo llegamos a ser y a convertirnos en lo que pensamosde nosotros mismos, en lo que creemos que podemos ser. «Puedes,porque crees que puedes». ¿Verdad que te es familiar esta frase? ❦

Objetivo, educar

32 el Reino

La fe es una fuerza interna deenergías insospechadas.

Es cierto que el discurso sobre la vejez es en realidadun discurso plural, que debe diversificarse en cada per-sona mayor, prestando atención a las situaciones parti-culares de salud física y mental en que cada uno se en-cuentra. Pero también resulta cierto que la vejezconstituye una fase particular de un camino existencial,no una mera antecámara de la muerte. «La vejez seofrece al hombre como la posibilidad extraordinaria devivir no por deber, sino por gracia» (K. Barth).

Ya de por sí, la vejez es un estadio de la vida que notodos llegan a conocer; el propio Jesús no conoció la

vejez. Por tanto, es ante todo un don, que puede ser vi-vido con gratitud y en la gratuidad. Se es más sensible alos demás, a la dimensión relacional, a los gestos deatención y de amistad; además, es la gran ocasión pararealizar la síntesis de una vida.

Poder llegar a decir «gracias» por el pasado y «sí» alfuturo significa realizar una operación espiritual verda-deramente esencial, sobre todo de cara al encuentro conla muerte: la integración de la propia vida, la re-conci-liación con el propio pasado.

La vejez es el tiempo de la anámnesis, del recuerdo ydel relato: se tiene la necesidad de narrar, de contar lapropia vida para poder asumirla al verla acogida porotro que la escucha con respeto. Y este relato puedeconvertirse en transmisión de una experiencia de fe; elsalmo 71, la «plegaria de un anciano», es un bello ejem-plo. En la indudable decadencia física y mental, en eldebilitamiento de las fuerzas, en la reducción de las po-sibilidades que acarrea la vejez, hay también, no obstan-te, la posibilidad de afrontar de modo más directo laspreguntas que plantea la vida, sin las evasiones y lasilusiones que las múltiples actividades podían consentircuando se era más joven.

¿Cuánto valgo? ¿Qué sentido tiene la vida? ¿Por quémorir? ¿Qué significan los sufrimientos y las pérdidasde que está llena la vida?

También la pregunta religiosa, también la fe puedeadquirir conciencia y profundidad: «Mientras era joven,la persona podía todavía imaginarse que era ella mismala que iba al encuentro del Señor. La edad debe ser paraella la ocasión para descubrir que, en cambio, es el Se-ñor quien le viene al encuentro para asumir su destino»(K. Barth).

Existe un proprium de cada fase de la vida. Ante lavejez, la clave esencial consiste en aceptarla plenamen-te; esto permitirá vivirla no como un tiempo de lamen-tos y de nostalgia, sino acogerla como tiempo de vueltaa lo esencial y de interiorización, dentro del movimien-

VEJEZ 4

VEJEZ 3

VEJEZ 2

UN NUEVO DICCIONARIO

LA MORADA DEL SER Jorge Sans Vila

33el Reino

Un nuevo diccionario

to de «asunción de la pérdida» que asimila la vejez a unmovimiento de kénosis.

«Lo que la juventud encuentra en el exterior, el hom-bre en su atardecer debe encontrarlo en la interioridad»(C. G. Jung). Allí se desvela la posible fecundidad de lavejez, como dice la Biblia: «En la vejez seguirán dandofrutos, estarán lozanos y frondosos» (Sal 92, 15); unafecundidad manifestada en la ternura y en la dulzura, enel equilibrio y en la serenidad...

Es el tiempo en que una persona puede afirmar quevale por lo que es y no por lo que hace. Es obvio queesto no depende sólo del anciano, sino también y parti-cularmente de quien está a su alrededor y de la sociedadque puede acompañarle en la tarea de vivir la vejezcomo cumplimiento y no como interrupción o como fin.

La vejez es un momento de verdad que desvela cómola vida está constitutivamente hecha de pérdidas, deasunción de límites y de pobreza, de debilidad y negati-vidad. Al colocar a la persona en una gran pobreza, lavejez le pone también en situación de comprenderse ensu verdad, la que se desvela más allá de cualquier oro-pel y de cualquier exterioridad.

No es casualidad que Lucas abra su Evangelio condos figuras de ancianos, Simeón y Ana, que reconoceny señalan a Jesús como Mesías. El anciano señala, indi-ca, transmite un saber. Y con su vejez pacíficamenteasumida ante Dios y ante los hombres, el anciano es unsigno de esperanza y un ejemplo de responsabilidad.

El 16 de diciembre de 1981 salió un sello de correosde 30 pesetas, dedicado a Juan Ramón Jiménez, paraconmemorar el centenario de su nacimiento.

Por entonces yo escribía muchas cartas y procurabafranquearlas con sellos no de la serie básica. Pero un se-llo de 30 pesetas no me servía para las cartas ordinariasnacionales.

Para sumarme al homenaje se me ocurrió editar unapostal, la 206, con estos versos del poeta:

Lo que Vos queráis, Señor;sea lo que Vos queráis.

Si queréis que entre las rosasría hacia los matinales

resplandores de la vida,sea lo que Vos queráis.

Si queréis que, entre los cardos,sangre hacia las insondablessombras de la noche eterna,

sea lo que Vos queráis.

Lo que Vos queráis, Señor;sea lo que Vos queráis.

Más de uno dudó de que fuesen de Juan Ramón Jimé-nez. ¡Los hay ignorantes! No se lo imaginaban así derezador. Pero eran de él. Eran más él de lo que se imagi-naban.

Que por algo había escrito: «Yo no soy yo. Soy esteque va a mi lado sin yo verlo; que, a veces, voy a ver, yque, a veces, olvido. El que calla, sereno, cuando hablo,el que perdona, dulce, cuando odio, el que pasea por don-de no estoy, el que quedará en pie cuando yo muera». ❦

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

34 el Reino

HACIA UN MUNDO MEJOR

LOS LIBROSDE LA ABUELA José María Salaverri, s.m.

Acompaño a Amparo a unas compras en unode esos almacenes donde hay de todo (ir decompras con alguien me encanta). Nos para-mos un momento en la sección en la que estánlos libros para niños, con fuertes páginas encartoné, para que no los destrocen. Hojeamosalgunos... Hay cosas muy bonitas.

Luego, se me ocurre pensar: ¿A quién hay queregalar estos libros? ¿A los niños? ¡No!, no sa-brán qué hacer con ellos, y los van a destrozar.¡Ya está! Hay que regalárseos a las abuelas–también a los abuelos–, que hoy tienen a susnietos mucho tiempo, con mucha paciencia ycon inmenso cariño. ¡Las abuelas son hoy lasmejores y hasta las más baratas “baby sitter” quehay! Y se me ocurre que a cada abuela habríaque dotarla de una pequeña biblioteca infantil.

–Vamos a mirar un libro de la abuela...Y la abuela saca uno de esos libros para ni-

ños, de cuentos tradicionales, de animales, de

plantas o de flores, o uno de la vida de Jesús ode la Virgen. O también un atlas elemental(hay uno estupendo de ediciones SM); porqueun niño necesita ir conociendo desde prontoque hay otros continentes, otras personas, otrascostumbres, otros niños que no tiene lo que éltiene, que no conocen a Jesús. Y, con la ayudade la abuela, ¡vaya si lo aprenden! Bastante an-tes y mucho más de lo que los mayores pode-mos pensar.

“Los libros de la abuela”: ¡Qué ocasión tanmaravillosa para ensanchar los horizontes delos pequeños!

–¡Abu, un cuento!Y la abuela saca de la estantería un libro,

sienta al nieto o a la nieta sobre sus rodillas, yle va enseñando:

–Mira, había unos enanitos... Mira, esto sellama África... Mira, el ángel que visitó a laVirgen... Mira.

Una y otra vez, muchas veces lo mismo, quea los niños les encanta que se les repita lo queles gusta. ¡Qué escuela tan maravillosa de hu-manidad y de amor a Dios pueden ser “los li-bros de la abuela”! ❦

35el Reino

La grandezade la mujer

en su misiónde dar la vida

y de transmitir la fe.

Ama el oficio que has aprendido,y en él apóyate, y pasa el resto de tus días

como quien, con alma y vida,ha puesto todo lo suyo en manos de los dioses.

No quieras nunca ser déspota ni esclavo.

(MARCO AURELIO)

“NO SE PUEDE DAR CLASE”,DICE UNO DE CADA CINCODOCENTES, SEGÚN EDUCA-CIÓN

El Defensor del Profesor y elMinisterio coinciden en decir quefalta disciplina por culpa de lasfamilias.

En el fracaso escolar que caracteri-za desde hace años al sistema educa-tivo español tiene mucho que ver lacrisis de autoridad que padecen losprofesores. “No se puede dar clase”,manifiesta el 58% de los profesoresque llaman al teléfono del Defensordel Profesor. El Ministeriode Educación dice que un21,6% de maestros se en-cuentra en esta situación.

El Defensor del Profesor(del sindicato Anpe) y elMinisterio de Educación,Política Social y Deportecoinciden en responsabili-zar a las familias de lafalta de disciplina queexiste en la escuela.

El contraste surge delanálisis de dos estudios: elprimero de ellos se corres-ponde con los datos facili-tados por el Defensor delProfesor, un servicio habi-litado por el sindicato Anpe, quelleva desde 2005 recogiendo quejasy situaciones de depresión de do-centes en apuros. Sus datos son, porlo tanto, establecidos a partir dequejas explícitas de profesores.

El otro informe es el Estudio es-tatal sobre la convivencia escolaren la Educación Secundaria Obli-

gatoria, del Observatorio Estatal deConvivencia Escolar, presentado el16 de julio por la ministra de Educa-ción, Mercedes Cabrera.

CAUSAS DE LA CRISISDE AUTORIDAD

Según el Ministerio, el 85% delprofesorado apunta hacia la falta dedisciplina de las familias como unode los principales obstáculos para laconvivencia en los centros escola-res; a lo que el Defensor del Profe-sor añade la falta de respeto al pro-fesor por la misma causa.

Además, el 77,2% de los docen-tes atribuye los problemas de dis-ciplina a la falta de implicación delos progenitores en el proceso esco-lar de los hijos.

Otros factores que señala el Ob-servatorio como obstáculos paraque el profesorado ejerza con efica-cia sus funciones son la falta deapoyo de la Administración(69,4%); la legislación educativa,que no permite actuar de maneraadecuada (69%); y la ineficacia delas sanciones empleadas para co-rregir las trasgresiones del alumna-do (67%).

¿EL MINISTERIOSE QUEDA CORTO?

Educación muestra que en la“disrupción profesor/alum-no” sólo un 0,6% de profe-sores ha recibido amena-zas. El sindicato Anpeconstata que dicen haberrecibido amenazas un13% de los profesores quellaman a su teléfono deatención.

En cuanto a las agresio-nes físicas, el Ministeriodice en su estudio que losprofesores agredidos poralumnos no pasan del0,1%. El Defensor del Pro-fesor cuenta con un 10% deagredidos entre los usua-rios de su línea telefónica.

¿FALTA DE RESPETOO BUENA RELACIÓN?

El Observatorio considera en suestudio que “la convivencia escolaren general es buena” y que el “ni-vel de satisfacción del profesoradoen su relación con el alumnado”es “buena/muy buena” en un 85,4%.

36 el Reino

PÁGINAS SOCIALES

NO SE PUEDE DAR CLASE Víctor Ruiz

En el fracaso escolar del sistemaeducativo tiene mucho que ver

la crisis de autoridadque padecen los profesores.

37el Reino

También muestra en elapartado “calidad, relacióny autoridad del profesora-do” que “entre profesoresy estudiantes hay con-fianza y respeto mutuo”en un 75,2%.

Sin embargo, estos da-tos constrastan con el he-cho de que el 73% de losalumnos reconoce quefalta al respeto a susprofesores o con ese58% de profesores quellaman al teléfono delDefensor del Profesor porque “nopueden dar clase” por la falta deorden.

De hecho, según denuncia la ma-yoría de ellos, tardan hasta 20 mi-nutos en imponer silencio hastaque los alumnos se callan.

Las llamadas de los profesorestambién muestran que un 21% delos que marcan el 91 522 08 27 es-tán en tratamiento psiquiátrico,

que un 47% presenta síntomas deansiedad; o que un 11% están debaja por depresión.

Todo ello, mientras el Ministerioinsiste en que se sienten “en dispo-sición para realizar los esfuerzosnecesarios en la mejora de la con-vivencia escolar” un 77,9% de losprofesores; o que sienten “que pue-

den crear con facilidadun clima agradable” ensu trabajo un 71,4% deellos.

AGRESIONESDE PADRES

Otra de las cuestionessobre las que ofrecen datosambos estudios es la rela-ción entre profesores y fa-miliares de los alumnos.

En ese sentido, el Mi-nisterio considera el nivel de satis-facción de los profesores en la rela-ción con las familias bueno o muybueno en un 77,3%, mientras quesienten que las familias les respe-tan un 81,6%.

El teléfono del Defensor del Pro-fesor indica, por su parte, que un2% de los profesores denuncianagresiones de los padres y que un19% han recibido amenazas de fa-miliares de los alumnos. ❦

Páginas sociales

La disciplina en clase empiezapor la disciplina en la familia.

LA EDUCACIÓN EN LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA (art. 27)

1. Todos tienen derecho a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza.2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los

principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales.3. Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la

formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones.4. La enseñanza básica es obligatoria y gratuita.5. Los poderes públicos garantizan el derecho de todos a la educación, mediante una programación

general de la enseñanza, con participación efectiva de todos los sectores afectados y la creación decentros docentes.

6. Se reconoce a las personas físicas y jurídicas la libertad de creación de centros docentes, dentrodel respeto a los principios constitucionales.

7. Los profesores, los padres y, en su caso, los alumnos intervendrán en el control y gestión de todoslos centros sostenidos por la Administración con fondos públicos, en los términos que la ley esta-blezca.

8. Los poderes públicos inspeccionarán y homologarán el sistema educativo para garantizar el cumpli-miento de las leyes.

9. Los poderes públicos ayudarán a los centros docentes que reúnan los requisitos que la ley esta-blezca.

10. Se reconoce la autonomía de las Universidades, en los términos que la ley establezca.

38 el Reino

MISIÓN Y MISIONEROS

“NO SABÉIS EL DÍANI LA HORA” Artemio López Merino

espués de once largos años en Ecuador, aún me sigue pare-ciendo extraño el hecho de que los familiares no lleven asus difuntos a la iglesia, para despedirles con un solemne

funeral antes de llevarlos a enterrar. Claro que hay algunas ex-cepciones, pero son poco frecuentes. Normalmente, los velato-rios los suelen hacer en los tanatorios o en los propios domici-lios, dependiendo un poco de la situación económica, o de siestán o no inscritos en alguna de las empresas funerarias. Comoen los tanatorios ya disponen de un servicio religioso, tan sóloen alguna esporádica ocasión nos invitan a ir allá a rezar un res-ponso. Sin embargo, si el velatorio tiene lugar en las casas par-ticulares o en las “casas barriales”, casi siempre nos piden quevayamos a decirles una misa de réquiem. Lógicamente, hacerloen los propios domicilios resulta incómodo, sobre todo, porquesuele acudir mucha gente y difícilmente se puede disponer de es-pacios tan amplios. Con todo, yo tengo una buena experiencia deestos encuentros socio-religiosos.

A la hora de escribir mi reflexión mensual para “EL REINO”,ciertamente, no estaba pensando en hablarles de cómo solemoshacer por acá las despedidas a nuestros queridos difuntos; sino,más bien, quería comentarles el desenlace de dos personas en-fermas a las que estuve acompañando mensualmente durante másde seis años.

La frase que he elegido como título: “no sabéis el día ni la ho-ra” sirve para todos los casos de defunción, pero entiendo que secumple mejor en unas ocasiones que en otras. Como bien saben,está tomada del evangelio de San Mateo y, concretamente, delversículo 13, capítulo 25. Allí, el apóstol y evangelista nos na-rra la parábola de las vírgenes necias y prudentes, concluyendocon una exhortación a estar siempre atenos para recibir la llega-da del Señor. Es uno de los textos evangélicos que nos aconse-jan leer en esas misas, y yo lo suelo utilizar con cierta frecuen-cia, especialmente, por lo del toque de atención a la vigilancia.

Los finados de los que quiero hablarles son: D.ª Luz MaríaGuamán Vela y D. José Belisario Chiriboga Quimbialco, de 93y 70 años, respectivamente. El único parentesco que les unía era el de sertía y sobrino políticos. A la abuelita M.ª Luz la habían acogido en su ca-sa sus sobrinos María Romero y su esposo José. Chiriboga, con los quellevaba viviendo ya unos quince años. Parece ser que eran casi los únicosparientes que le quedaban. Hasta entonces, vivía en su viudad natal, La-tacunga, y se la trajeron a vivir con ellos a Quito, dado su prematuro en-vejecimiento y su decrépito estado de salud.

Vivían en la conjunción de las calles Caracol y Cuyuja, en el sector pa-rroquial de la Argelia alta, donde tienen la parada terminal los autobuses“Victoria”. Como allá mismo comienza también la calle Vilcabamba, quees la principal del Oriente Quiteño, el lugar resulta tan concurrido como

D

peligroso e incómodo para la circu-lación, tanto de los vehículos comode los peatones.

Antes de visitarla regularmentecon el grupo de la pastoral de la sa-lud, ya conocía a D.ª Luz María,porque era una de las primeras per-sonas que acudían al templo para lasanta misa todos los domingos ydías de fiesta. Llamaba la atenciónpor su lento caminar y por la poca

Curioso monumento a la Virgenalada, en Quito (Ecuador).

39el Reino

envergadura de su cuerpo. Su ros-tro siempre tenía el gesto risueño, ysus vivarachos ojos daban la sensa-ción de estar permanentemente in-teresándose y preguntando por todolo que ocurría a su alrededor.

Sin embargo, a José Belisario loconocí posteriormente, ya en su ca-sa y en los momentos de oración yde visita a los enfermos de aquelsector parroquial; por eso, no sémucho de su vida, y menos de susandanzas. En la misma casa tienenuna tienda de abarrotes. Son un ti-po de tiendas muy corrientes yabundantes por nuestros barrios,donde se venden artículos de co-

mercio tales como: conservas, especias, caramelos, colas y cosas simila-res. Este pequeño negocio lo atiende preferentemente la señora, pues éldedicaba más tiempo a la peluquería.

Ahora que lo pienso mejor, veo que no deja de ser curioso el hecho deque esta familia siempre nos haya recibido en su tienda de víveres y allámismo sea donde rezamos y les imparto la comunión. Cada vez nos jun-tamos un grupito de, al menos siete u ocho personas, incluso después dela muerte de Luz M.ª y José Belisario, dado que también han comenza-do a venir otras dos parientes más: Ángela Mercedes y Blanca Alicia.Como es la primera de las visitas de ese día, tenemos que ser la mar depuntuales, cosa que hacemos con mucho interés, aunque la puntualidadno sea precisamente una de las virtudes más características del puebloecuatoriano.

La muerte de estos dos amigos ocurrió el día 10 del mes de abril pero,lo específico y extraordinario no estuvo sólo en que los dos murieran enel mismo día, sino también en que lo hicieran aproximadamente a la mis-

ma hora, con la particularidad de que D.ª Luz María entregabasu espíritu al Señor en la casa y D. José Belisario expiraba en elhospital del Seguro. Como en esa fecha yo me encontraba fuerade Quito, vine a enterarme del suceso al mes siguiente, justa-mente cuando subí a hacerles la acostumbrada visita mensual.Imagínense cuál sería mi gran sorpresa al escuchar la noticiaaunque, a decir verdad, casi me sorprendió más la naturalidad yel modo de decírmelo de la sobrina carnal y de la esposa.

Esa “naturalidad”, me quitó hasta las ganas y el interés porpreguntar sobre el cómo de los desenlaces o sobre algunos por-menores más concretos. Ciertamente, el final de los días de laabuelita Luz María era una cosa que de poco acá se estaba ace-lerando y nos lo podíamos esperar en cualquier momento, sobretodo por los síntomas cada día más frecuentes de inapetencia, deausencias de su mente y hasta de alguna caída. Menos lógica einexplicable resultaba la muerte de José Belisario. Para los quele conocíamos poco, nos parecía un hombre sobrado de salud.Tan sólo una vez le oí decir que tenía algo “duro” dentro, seña-lándose la zona del estómago. Con todo, lo único que pude sa-car en claro de las explicaciones de su esposa fue que murió aconsecuencia de los excesos de la bebida durante gran parte desu vida.

Al final, entre una especie de sinsabores, en la mente se fue-ron acumulando pequeñas conclusiones como esta: la abuelita,siendo de naturaleza muy frágil, por llevar una vida ordenada,llegó con todas las de la ley hasta la longevidad, teniendo unadigna ancianidad; mientras que el sobrino fortachón, cuando apa-rentemente apuntaba hacia una vida centenaria, vio pronto trun-cados sus días, siendo víctima de los propios errores.

Tal vez pueda parecer que hemos caído en la tentación de ha-cer un juicio de valor, pero nada más lejos de nuestra intenciónque suplir a Dios en su oficio de juez supremo. Simplemente, nosda pena que alguien abuse del regalo de la vida.

Sin duda, la que sí puede ser una estupenda conclusión es lade que a todos se nos invita a estar siempre alerta y provistos deuna buena reserva de fe, esperanza y amor. ❦

“Nuestras vidas son los ríos...”.(Cascada en el río Malo, en Ecuador).

Misión y misioneros

40 el Reino

MISIÓN Y MISIONEROS

DESDE MOZAMBIQUE Zenit

n grupo de religiosas de la congregación de Hermanitas delos Ancianos Desamparados que partió el pasado año desdeValencia para fundar un asilo en Chissano (Mozambique)

atiende en la actualidad a una joven que carece de piernas y quegateaba cuatro kilómetros todos los domingos para asistir a misaen la ciudad africana.

Las religiosas han promovido ya la compra por parte de un be-nefactor de la congregación de una silla de ruedas para la joven,llamada Olivia, de 25 años de edad, quien la estrenó reciente-mente, el día de su bautizo, según han explicado a la agencia denoticias de la archidiocesis de Valencia AVAN fuentes de las Her-manitas de los Ancianos Desamparados.

Antes de disponer de la silla de ruedas, “la arena del camino lequemaba las palmas de las manos en la época más calurosa delaño”, pero aun así acudía gateando a la eucaristía, “dando un tes-timonio de superación y de fe heroico”.

Las religiosas, al poco tiempo de desplazarse hasta Chissano,coincidieron con Olivia en un camino de la localidad africana tras“ver a lo lejos que algo se movía serpeando” y comprobar, “paranuestra sorpresa, que era una joven”, han recordado. “Pudimosentablar conversación con ella a través de una señora que pasabapor allí y que nos traducía al portugués lo que ella nos relataba”en dialecto changana.

En la atención de la joven discapacitada también colabora el párrocode Chissano, quien atiende pastoralmente “un territorio muy extenso ycon infinidad de feligreses con graves necesidades por estar discapaci-tados y no tener recursos económicos o apoyos familiares”, han señala-do las mismas fuentes. Para preparar a Olivia para recibir el sacramen-to del Bautismo, el sacerdote envió de forma periódica a un catequistahasta el domicilio de la mozambiqueña. En la ceremonia, un benefactorde las Hermanitas de los Ancianos Desamparados ejerció como padrinoy, después, dispuso su casa para organizar un convite.

La fundadora de la congregación, Santa Teresa de Jesús Jornet (Llei-da, 1843-Llíria, 1897), abrió en la capital valenciana el primer centro dela obra en 1873.

Las Hermanitas de los Ancianos Desamparados poseen 210 asilos yresidencias que regentan en todo el mundo. En el último año se ha cre-ado una nueva casa para ancianos en Guatemala, según han informadolas mismas fuentes.

Santa Teresa de Jesús Jornet nació en Lleida en el año 1843. Juntocon el sacerdote Saturnino López Novoa fundó en el año 1872 la con-gregación religiosa de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados

U

que abrió su primer centro en Va-lencia, donde está también su Ca-sa Generalicia.

Fue canonizada por el Papa Pa-blo VI el 27 de enero de 1973.

En la actualidad, Santa Teresade Jesús Jornet es titular de seisparroquias en todo el mundo, dosde ellas españolas, en Lérida y Va-lencia, y las otras cuatro en Ar-gentina, Puerto Rico, Perú y Ecua-dor.

La congregación religiosa de lasHermanitas de los Ancianos De-samparados atiende, en la actuali-dad, a más de 26.600 ancianos sinrecursos en 210 asilos y residen-cias en Europa, América Latina yÁfrica. ❦

Santa Teresa Jornet repetíaa sus hijas: “Dios en el corazón,

la eternidad en la cabeza,el mundo bajo los pies”.

41el Reino

uando a una persona le pre-guntan a qué religión pertene-ce, no tiene que pensarlo mu-

cho para contestar: soy católico oprotestante, o judío, o budista, oateo, etc. Algo más difícil sería ex-plicar el nivel de conocimientos yde compromiso que tenemos con lareligión a la que decimos pertenecerporque, toda religión supone cono-cer, aceptar y vivir según un sistemaunificado de creencias y prácticas,la adhesión a una comunidad de feque nosotros llamamos iglesia, y laobediencia a las enseñanzas y doc-trina de dicha iglesia.

No digo esto para hablar de reli-gión, sino para poner de manifiestoalguna de las diferencias que pue-

C

...Y ME VISITASTEIS

RELIGIOSIDAD POPULAR José Luis Segura Lacruz

den existir entre religión y religiosidad. Ésta se refiere más bien al com-portamiento religioso de los hombres en general con prácticas, actos de cul-to, creencias, supersticiones y símbolos religiosos, que no coinciden muchasveces con los que aprueba la religión oficial. La religiosidad popular es másespontánea y libre. Es fruto de tradiciones y herencias multiseculares quetienen mucha importancia para el pueblo. La iglesia necesita conocerlas yevaluarlas.

Después de tantos años escribiendo desde Venezuela sobre personas cre-yentes de esta tierra, me ha parecido oportuno hablarles esta vez de algu-nos casos de religiosidad popular venezolana. En la Conferencia del Epis-copado Latinoamericano de Santo Domingo se subrayó la importancia deinvestigar y tener presentes todos los aspectos de la religiosidad popularque, teniendo elementos comunes en toda Latinoamérica, presenta tambiénmatices o aspectos diferenciados en los distintos países.

En Venezuela, concretamente, juegan un papel muy importante tres apor-tes o corrientes que influyen ciertamente en las creencias y comportamien-to de los venezolanos. Se trata de aportes hispanos, unidos a aportes indí-genas y africanos.

Comienzo por estos últimos diciendo que, por circunstancias históricas,los esclavos africanos que llegaron a estas costas no fue-ron, ni tan numerosos ni tan significativos como lo que lle-garon a la isla de Cuba y al Brasil, países en los que ade-más, la abolición de la esclavitud llegó años más tarde queen Venezuela. De todos modos, la religiosidad africana quetrajeron aquí aquellos esclavos, se hizo presente. Como seles bautizaba nada más llegar a estas tierras sin instrucciónprevia, el desconocimiento de la fe cristiana les llevabamás fuertemente a refugiarse en sus ritos y creencias.

Indico algunos rasgos. Creencia en un Ser Supremo,creador del mundo y de los hombres, animales y plantas,que está por encima de todo un panteón de divinidades in-termediarias entre los hombres y Dios. Es como un mo-noteísmo enmarcado en un politeísmo. Como Dios se ocu-pa poco de los problemas del mundo, los intermediarios seencargan de ayudar a los hombres. Pueden ser antepasa-dos deificados o espíritus de la naturaleza con quienes secomunican por medio de ritos magicos. Esto explica queno hayan desaparecido todavía los brujos, hechiceros, ma-gos, adivinadores y curanderos, y se rinda culto a una va-riadísima santería mucho más amplia que la que permitela Iglesia con el culto a los santos. Los curanderos, porejemplo, no sólo conocen las propiedades curativas de al-gunas plantas, sino también las fuerzas ocultas. No es ra-ro que católicos que vienen de vez en cuando a nuestrasiglesias se le acerquen al sacerdote para pedirle perdón porhaber participado en una sesión de brujería o por haberacudido a un “santero” para solucionar sus problemas. Sonrestos de creencias y prácticas traídas a Venezuela poraquellos esclavos.

Las procesiones de Semana Santason un exponente dignode la religiosidad popular.

42 el Reino

Y me visitasteis...

El aporte de la religiosidad indíge-na a la religiosidad popular venezo-lana es distinto al aporte de los es-clavos africanos porque estos, en lamayoría de los casos, carecían deatención de parte de la iglesia al que-dar bajo la responsabilidad de susamos o colonos. En cambio, los in-dígenas fueron formados en misio-nes y tenían más contacto y atenciónde los sacerdotes católicos. Por esosu conversión fue más completa yduradera. Aunque las religionesamerindias, que no tenían estructurascomo las africanas, llevaron a los in-dígenas a convertir los espíritus de lanaturaleza protectores de ríos, mon-tes y animales, en duendes, hadas yfantasmas. Aparecen los chamanes opiaches que tienen su espíritu tutelaral que pueden controlar, para que lesayude a diagnosticar y curar las en-fermedades de sus pacientes. Se in-voca a los espíritus con maracas, sepractican técnicas de éxtasis y se caeen trance. Los piaches llevan a caboexorcismos con ayuda del humo detabaco y mediante plantas medicinales. Actualmente algunos de los espíri-tus de la naturaleza sobreviven en los santos, convertidos de este modo, enespecialistas para curar determinados males.

En cuanto a la infuencia hispana en la religiosidad popular, hay que de-cir que es significativa y amplia. Indicaré solamente algunos aspectos.

Al igual que en España, aquí se la da mucha importancia a las fiestas pa-tronales que se celebran con esplendor y ánimo alegre. Intervienen las al-caldías y las cofradías, que juegan un destacado papel. Como se rigen porel calendario católico, se honra a los santos en su día. Pero como la devo-ción a la Santísima Virgen arraigó tanto en estas tierras, sobresalen con mu-cho las fiestas en su honor. Según unas estadísticas, relativamente recien-tes, son 509 las fiestas celebradas en honor a la Virgen con 45advocaciones diferentes. Destacan: 138 a la Virgen del Carmen; 54 a laVirgen de la Candelaria; 51 a la Virgen de Fátima; 46 a la Inmaculada; 38a la Virgen del Rosario; 35 a la Virgen del Valle y 25 a la Virgen de Co-romoto. No todas se remontan a la época colonial porque algunas comen-zaron en los dos últimos siglos por la influencia de nuevas corrientes in-migratorias.

Los santos tienen funciones específicas, los fieles les hacen promesas y,cuando consiguen lo que les han pedido, pagan sus deudas fielmente. Se co-locan milagritos o exvotos alrededor de la imagen o en la iglesia. San Blasse ocupa de las enfermedades de garganta; San Lucas es un gran curande-ro de medicina general; Santa Bárbara protege en las tormentas; San Se-bastián y San Vito curan la epilepsia; San José espanta las culebras; SanAntonio ayuda a encontrar objetos perdidos y a conseguir novio. Seguiríaun largo etcétera. Pregunto: ¿no les suena nada de esto?

La participación de figuras enmas-caradas, diablos, gigantes, ángeles,dragones... en las procesiones delSantísimo también vino de España,así como la quema de Judas finaliza-da la Seman Santa que se conservamás en las islas Canarias que en lapenínsula. Las fiestas en honor a laCruz de Mayo tienen fuertes raíceshispanas y los ritos de los campesi-nos venezolanos en memoria de losdifuntos, presentan rasgos indígenasy africanos, pero también españoles.

Se podrían añadir más influen-cias, pero creo que es suficiente pa-ra dar una idea de su importancia. Yya, a modo de conclusión, creo quelas tres corrientes de religiosidadapuntadas necesitan ser tenidas encuenta para cuidar y conservar susaspectos positivos y para purificar-las de lo que sea contrario a la rec-ta doctrina de la iglesia católica.

Desde Caracas, ❦

[email protected]

Es propio de la religiosidad popularasignar a algunos santos la atencióna concretas necesidadesde quienes los invocan.

Es propio de la religiosidad popularasignar a algunos santos la atencióna concretas necesidadesde quienes los invocan.

Padre misericordioso:te revelas a nosotros como el Dios que ama.Sobre todo en tu Hijo Jesús,enviado por ti a la tierra,vemos un amor «hasta el extremo».

Nos has concedido el privilegiode ser atraídos por su Corazóny de unirnos a su oblación,expresada en una entrega total en la cruz.De este modo son reparados nuestros pecados.

Te rogamos que nos hagas dignosde ser transformados en Jesucristoy de ofrecerte la ofrenda de nosotros mismos.

Te suplicamos, sobre todo,que la celebración eucarísticanos proporcione fuerzas nuevaspara hacer más perfecta esta oblación.

Amén.

Santificados para el servicio

SUSCRIPCIÓN PARA EL AÑO 2009PRECIOS DE SUSCRIPCIÓN

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❥ “Si algo he hecho en mi vida, es porque nunca he tenido inconvenientede hablar de Dios”.

❥ “Hay que cambiar los corazones y las mentes de los hombres... y ofre-cerles la visión de una sociedad en la que sea más fácil ser buenos”.

Para rezar con ella y como ella:

“Señor Jesús, recibir forasteros y trabajar por la justicia exige mucho des-prendimiento y a veces es incómodo. Enséñame, como a Dorothy, a verte enquienes llegan a mi puerta, aunque sea difícil reconocerte en ellos. Haz la casade mi corazón amplia y de puertas abiertas para recibir a todos”.

¿Y yo?

¿Pongo amor en las comunidades donde me toca vivir?

P. José María Salaverri, SM