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Entre la primera y la segunda vuelta 41
Déjà vu
Las dieciocho regiones que respaldaron a Alejandro To-ledo en el 2001 son las mismas que el 9 de abril, cinco años después, han dado sus votos a Ollanta Humala. El candidato de UPP ocupó el primer puesto, con más de 50 por ciento de los votos válidos, en Apurímac, Ayacucho, Cusco, Huancavelica y Puno, las regiones que tienen los más altos índices de pobreza. Además, obtuvo la mayor votación en Huánuco, Junín, Madre de Dios, Moquegua, Tacna, Arequipa, Amazonas, Cajamarca, Loreto, Pasco, San Martín, Tumbes y Ucayali. En todas esas regiones, en el 2001 Toledo también ganó con amplios márgenes.
Madre Mía
El candidato Ollanta Humala obtuvo 40 por ciento de los votos emitidos en el distrito de Nuevo Progreso —pro-vincia de Tocache, San Martín—, donde se encuentra ubicado el pueblo de Madre Mía. El 26 por ciento fueron votos en blanco y el 11 por ciento para Humberto Lay. En Ayacucho Humala obtuvo 62,6 por ciento de los votos válidos, seguido por Martha Chávez con 10 por ciento.
Cuentas yCUENTOS
Resultado de la votación presidencial
Entre el 10 de enero y el 7 de abril, las agrupaciones políticas gastaron alrededor de 13 millones de nuevos soles en publicidad emitida en la prensa escrita y los canales de televisión.
TVoto
La televisión es el medio más utilizado para mantenerse informado durante una campaña electoral. Así lo revela un sondeo del Grupo de Opinión Pública de la Universidad de Lima, y lo confi rma una consulta realizada por la Asociación Calandria y la Veeduría Ciudadana.
Fuente: Grupo de Opinión Pública de la Universidad de Lima. Lugar: Lima y Callao. Universo: 639 personas. Fecha: 22 y 23 de abril.
¿Cuál es el medio de comunicación por el que se informó principalmente sobre las elecciones del 9 de abril?
(Porcentajes)
Televisión
Radio
Diarios
Internet
Revistas
No sabe
0
84,4%
9,0%
4,1%
0,3%
1,9%
%10 20 30 40 50 60 70 80 90
0,3%
Unión por el Perú
Unidad Nacional
Partido Aprista Peruano
nº 176 mayo 200642
Primeros en la primera
A pesar de que en los comicios
del 9 de abril compitieron veinte
candidatos presidenciales, solo
seis, sumados, concentraron
96,32 por ciento del total de
votos válidos. Cada uno de ellos
obtuvo más de medio millón de
sufragios, y en total sumaron 11
millones 823 mil 536 votos.
Candidato VotosPorcentaje de
votos válidos
Porcentaje de
votos emitidos
Ollanta Humala 3’758.258 30,616 25,685
Alan García 2’985.858 24,324 20,406
Lourdes Flores 2’923.280 23,814 19,979
Martha Chávez 912.420 7,433 6,236
Valentín Paniagua 706.156 5,753 4,826
Humberto Lay 537.564 4,379 3,674
Fuente: ONPE.
Reto al voto
El Ejército movilizó a 7 mil oficiales, 10 mil técnicos
y suboficiales y 50 mil miembros de tropa para dar
seguridad a los comicios, sobre todo en lugares como
el valle de los ríos Apurímac y Ene, y las provincias
ayacuchanas de La Mar y Huanta. Asimismo, la ONPE exoneró a los electores de la obligación de introducir el dedo medio en la tinta indeleble luego de votar en las zonas declaradas en emergencia. La decisión la tomó el organismo electoral, pues en vísperas de las elecciones grupos presuntamente terroristas lanzaron amenazas contra quienes iban a votar, tal como ocurrió en la zona del Alto Huallaga y el Valle del Monzón, en Huánuco.
El mismo 9 de abril hubo dos explosiones en la localidad de Llata (Huánuco), que no cobraron vidas humanas; detonó un petardo de dinamita en el cerro Las Cruces de Juliaca; y en Oropesa (Huancavelica) y Huanca Sancos (Ayacucho) se encontraron banderas rojas con la hoz y el martillo.
Violencia electoral
A lo largo de la campaña previa a la primera vuelta, hubo
al menos quince casos de ataques contra candidatos a la
Presidencia y periodistas. La mayor parte de incidentes
violentos fueron protagonizados por seguidores del
candidato Ollanta Humala. La candidata más agredida
fue Lourdes Flores, a quien le han caído globos de agua,
piedras, huevos y tomates. Contra Ollanta Humala hubo
una manifestación violenta mientras sufragaba en la
Universidad Ricardo Palma. La Defensoría del Pueblo
señaló que los manifestantes fueron electores sin afi-
liación política que actuaron espontáneamente.
Fuente: Grupo de Opinión Pública de la Universidad de Lima. Sondeo realizado en 39 distritos de Lima y Callao. Fecha: 22 y 23 de abril.
Un año antes de la
elección
Cuatro meses antes
Un mes antes
Una semana
antes
El mismo
día
No contesta, no sabe
¿Cuándo decidió por cuál candidato votar para Presidente de la República?
(Porcentajes)
30
25
20
15
10
5
0
29,4%
24,5%
20,6%
11,0%
%
13%
1,5%
AN
DIN
A
Entre la primera y la segunda vuelta 43
Línea de tiempo
La fi gura de la segunda vuelta rige en nuestro país desde hace veintiséis años, pero ha sido aplicada por el sistema electoral peruano solo en dos ocasiones. Tomada de la Constitución francesa, la segunda vuelta fue incorporada a nuestra Carta Magna por la Asamblea Constituyente en 1979, con el propósito de que rija desde las elecciones de 1980.
• 1980: No se pudo aplicar la segunda vuelta, porque una disposición transitoria de la Constitución esta-blecía que, al no estar reglamentado el proceso, se debía dar por ganador al candidato que obtuviera más de 46 por ciento de los votos, y ese fue el caso de Fernando Belaunde Terry.
• 1985: Empieza a regir la segunda vuelta, pero no se realiza, pues Alfonso Barrantes declina a favor de Alan García, quien había obtenido 45,7 por ciento de los votos en la primera vuelta.
Según fuentes de la ONPE, la segunda vuelta que se realizará el 4 de junio costará alrededor de 42 millones de nuevos soles.
• 1990: Se realiza una segunda vuelta entre Mario Vargas Llosa y Alberto Fujimori. El primero obtiene 37,6 por ciento de los votos, y el segundo, 62,4 por ciento.
• 1995: No hay segunda vuelta, porque en la primera Fujimori ganó a Javier Pérez de Cuéllar con 64 por ciento de los votos.
• 2000: En la primera vuelta Alejandro Toledo obtuvo 40,2 por ciento de los votos contra el 49,9 por ciento logrado por Alberto Fujimori. Toledo, ante la inmi-nencia de fraude electoral, retiró su candidatura y Fujimori compitió solo en la segunda vuelta, en la que obtuvo 74,3 por ciento de la votación.
• 2001: Compitieron en segunda vuelta Alejandro Toledo y Alan García, y ganó el primero por 53 por ciento contra 47 por ciento.
Obtuvo Alan García en las elecciones de 1985 ganando a Alfonso Barrantes. Obtuvo Alejandro Toledo en el 2001 derrotando a Alan García.
53%
AN
DIN
A
nº 176 mayo 200644
Fecha Voto blanco Voto nulo
8 de abril 1990 Primera vuelta 8,0 7,3
10 de junio 1990 Segunda vuelta 1,9 7,6
12 de mayo 1995 9,2 8,7
9 de abril 2000 Primera vuelta 5,9 2,2
28 de mayo 2000 Segunda vuelta 1,2 29,9
8 de abril 2001 Primera vuelta 13,6 3,3
3 de junio 2001 Segunda vuelta 3,1 11,1
9 de abril 2006 Primera vuelta 11,9 4,2
Evolución del voto blanco y nulo (Porcentajes)
Fuente: ONPE.
En las veinte elecciones pre-
sidenciales realizadas entre
1903 y el 2001, el mayor
ausentismo se dio en 1903,
con 49,2 por ciento.
Nula nulidad
Hartos de votar por el mal menor, algunos electores están llamando a votar en blanco o a viciar el voto, pues abrigan la esperanza de que se anule el actual proceso electoral, basándose en lo que dice el artículo 184 de la Ley Electoral: “El Jurado Nacional de Elecciones declara la nulidad de un proceso electoral, de un referéndum o de otro tipo de consulta popular cuando los votos nulos o en blanco, sumados o separadamente, superan los dos tercios del numero de votos emitidos [...]”.
Para que se aplique esa figura, los votos nulos y blan-cos deberían ser casi 11 millones, considerando que la
población electoral peruana es de aproximadamente 16 millones. En el hipotético caso de que votasen nulo y en blanco todos aquellos que en la primera vuelta no votaron ni por Humala ni por García, se llegaría a 7 millones 800 mil votos, que no alcanzan los dos tercios (11 millones de votos) requeridos para viciar el proceso electoral. Al votar nulo o en blanco se favorecerá al candidato que tenga la primera mayoría relativa, ya que los votos blancos y nulos no se computan como votos válidamente emitidos. Por último, si se lograran los dos tercios requeridos, solo se anularía la segunda vuelta —ya que nadie cuestiona la validez de la primera—, y tendría que volver a convocarse con los mismos candidatos.
Fuente: Tuesta Soldevilla, Fernando: Perú político en cifras 1821-2001. Lima: ONPE, 2001.* Fuente: Transparencia.
Ausentismo (Porcentajes)
30
25
20
15
10
5
0
1962
1963
1980
1985
1990
Prim
era
vuel
ta
1990
Seg
unda
vu
elta
1995
2000
Prim
era
vuel
ta
2000
Seg
unda
vu
elta
2001
Prim
era
vuel
ta
2001
11%
6%
21%
9%
22%20%
26%
17%19%
%
2006
Prim
era
vuel
ta*
17%18,5%
10,8%
Entre la primera y la segunda vuelta 45
Me ubico entre las personas que creen que los resultados del 9 de abril no podrían haber sido peores.
Lo esencial: el 4 de junio tendremos que elegir, entre
Ollanta Humala y Alan García, al próximo Presidente
de la República. Keiko Fujimori fue la más votada para
el Congreso, y si esta vez se respeta la costumbre, sería
la próxima Presidenta del Parlamento. El fujimorismo
será la cuarta fuerza en ese poder del Estado, con 14
congresistas de 120. Paniagua ha sacado menos votos
que los fujimoristas. Del famoso entorno de Lourdes
Flores, Rafael Rey es el más votado para el Parlamento
Andino, y gente como Lourdes Alcorta (“si era terrorista
y la torturaron, eso es otra cosa”) ha sido favorecida por
el voto preferencial.
En cambio, candidaturas que han sido reconocidas por
dignas y consistentes no han alcanzado ni 1 por ciento.
Gritamos “¡Concertación!, ¡concertación!”, pero sin ver
bien cuáles son concretamente las fuerzas que tendrían
que llegar a acuerdos saludables para el país: Humala,
Alan García, el entorno de Lourdes y de sus ex socios y
el fujimorismo (más unos cuantos votos de la bancada
ya dividida que entró por Valentín Paniagua y la de Lay,
representante de un sector de los evangélicos).
Alerta, lo que puede unir a estas fuerzas políticas no
tiene que ser necesariamente bueno para el país (im-
punidad, por ejemplo).
Ernesto de la Jara
Con un cuadro así suena a chiste celebrar “el triunfo
de la democracia”, “la fi esta cívica del 9 de abril”, “la
sabiduría del pueblo peruano” que concentró su voto
y obligó a concertar.
Mejor mirar la realidad tal cual. Sin anestesia ni palia-
tivos. No para desconocer unos resultados, los del 9 de
abril y los del 4 de junio, que, en cualquier caso, deben
ser respetados por los próximos cinco años, toda vez que
las elecciones han sido hasta ahora regulares. Tampoco
nos resistimos a autodorarnos la píldora para tirar la
toalla y decir que no hay nada que hacer.
y el MAL MAYOR
Entre el mal menor
>>>
“A Álvaro Uribe le gusta tanto el poder, que hasta puede
hacer cosas buenas para seguir siendo Presidente.”
(Frase escuchada en Colombia, cuya lógica que se puede aplicar a Humala y García —haciendo las diferencias del caso— nos genera un poco de esperanza).
Dos artículos de la casa, de Ernesto de la Jara y Hans Landolt, con posiciones individuales y no institucionales, que reflejan puntos en común, matices y diferencias, en el marco de la discusión que se está llevando a cabo internamente en el IDL sobre la situación electoral y lo que se nos viene.
nº 176 mayo 200646
Todo lo contrario. Lo que queremos es un diagnóstico
real, no engañoso, que nos permita mirar de frente dónde
estamos, qué se nos puede venir y cómo prepararnos.
HumalaLo que más nos debe preocupar de Humala no es que posea todas las debilidades propias del improvisado en política, sea que se trate de su programa o de su equipo, sino “todo lo otro”. 1) Se negó a sacarnos de la duda sobre si él, como el Capitán Carlos, mató, tor-turó y desapareció a gente indefensa en Madre Mía. 2) Acaba de dejar de ser militar, y los militares no deben gobernar, por principio y por razones prácticas, pues no están formados para ello (¿de la vía del golpe de Estado a la “vía Chávez”?). 3) Tiene ideas, formación, plantea-mientos y acciones que van en la línea del militarismo,
Alan GarcíaÉl no es el más indicado para arrojar ni la primera ni
las siguientes piedras contra Humala. 1) Fue un pé-
simo Presidente. 2) Está también vinculado a serias
violaciones de derechos humanos. 3) Resolvió las
gravísimas denuncias de corrupción contra él por la
vía de la prescripción. 4) ¿Cuál es la señal de que ha
cambiado? ¿El hecho provocador de poner a alguien
como Giampietri en su Primera Vicepresidencia? ¿La
patada contra Lora? ¿El planteamiento de disolver
el Congreso o regresar a los jueces sin rostro con tal
de ganar votos? 5) También tiene vínculos con el
montesinismo y ya ha dicho que no tendrá ningún
inconveniente de pactar con el fujimorismo, porque
“no es lo mismo Fujimori que los fujimoristas”.
el violentismo, el nacionalismo, el estatismo y demás
“ismos” no solo antidemocráticos que ya sabemos que
no conducen a nada. 4) En su entorno hay mucho tráns-
fuga, oportunista, montesinista y gente cuestionada,
comenzando por su segundo Vicepresidente. 5) Hasta
antes de que decidiera postular era parte de un clan
familiar que no tenía ningún inconveniente en expresar
ideas alucinantes (pena de muerte, fusilamientos, rom-
pimiento de relaciones con Chile, homofobia, etcétera),
a través de un periódico que llevaba su propio nombre
(Ollanta). 6) Ofrece solucionar todos los problemas
del país con propuestas elementales, irresponsables,
esquemáticas, atrasadas y ultrarradicales de izquierda
y de derecha. 7) Por algo será que Chávez lo ve como
su candidato. 8) Igual que en otros casos de un outsider
que llega al poder, lo más probable es que expulsará a
la mayoría de quienes hoy exhibe como su entorno, y
gobernará con quienes se siente en casa (militares de su
promoción y familia). 9) Si él y algunos de sus allegados
son tan intolerantes y hasta prepotentes en campaña,
¿cómo serán después en el poder?
No creo que lo serio sea inventar un Humala ni (re)inventar un García. Yo prefiero asumir que el tipo de país que somos nos sigue pasando factura.
No descarto al 100 por ciento que quienes nos encon-tramos en esta línea de interpretación podamos estar equivocados. Pero admitamos que si nos basamos en el análisis de hechos, posiciones, actitudes, precedentes, perfiles personales y trayectorias en general, más que en esperanzas y especulaciones, o en intereses y conve-niencias, resulta difícil llegar a ese tipo de convicciones
sustentadas en la sola fe.
¿El mal menor?¿Es Alan García el mal menor? Estoy entre quienes creen que sí. Al mismo tiempo, me siento obligado a hacer una confesión y dos atingencias. La confesión: reconozco que es “incoherente” con la afirmación anterior, pero aun así no votaré por él. Y las razones se relacionan con las atingencias: 1) Es un “mal menor” no muy lejos del “mal mayor”, y ambos compitiendo en torno de los mismos puntos críticos. 2) Entiendo que haya quienes duden de que en efecto lo sea, y hasta quienes crean
que el mal menor es más bien Humala.
Comparto los argumentos que se ofrecen para conside-
rar a Alan como el mal menor, aunque, como he dicho,
Entre la primera y la segunda vuelta 47
discrepo de la medición del espacio que lo separa del mal mayor. 1) Mal Presidente, pero respetó la democracia. 2) En el peor de los casos, serán solo ¡cinco años!, mientras que con Humala podrían ser veinte. 3) Es su oportunidad para reivindicarse con el Perú y, por ello, es muy poco
probable que repita los errores de su primera vez.
El problema está en que tampoco es nada descabellado
imaginar a un Alan García volviendo de manera aggiornada
a sus andadas, después de ganar: 1) Co-gobierno con los
militares, de una u otra forma. ¿Por qué, sino, llevar a alguien
como Giampietri que, como resulta obvio, no cree mucho
que las Fuerzas Armadas deben estar subordinadas a un
control civil-democrático? (ver recuadro sobre Giampietri)
2) Impunidad en actos de corrupción. ¿Nos hemos olvidado
de las cuentas de Mantilla? 3) Impunidad frente a derechos
humanos. 4) Golpe de Estado no, pero digamos que el APRA
no ha sido ni es ni será muy respetuoso de la independen-
cia de una serie de instituciones, como el Poder Judicial.
Su lógica sigue siendo la de “copar”. ¿O no? 5) Medios de
comunicación: no los tocará pero, justamente por ello, es
posible prever autocensura, apoyo a cambio de prebendas o
negociaciones por debajo de la mesa, etcétera. Es más, ya ha
comenzado. 6) ¿Adónde puede conducir esa alianza con los
fujimoristas? Recordemos que para ellos el punto principal
y no-negociable es el regreso de su líder, el Chino.
Por otra parte, defendiendo públicamente a Alan García ¿no estamos colaborando a generar más confusión en la población? Quienes lo han atacado durante años ahora lo defi enden o lo pasan por agua tibia como la persona que nos salvará. Peor aun si quienes lo hacen claramente, por convicción y un buen análisis de lo que está ocurriendo, pasan a ubicarse junto a los que están aprovechando para subirse al carro ganador.
Al mismo tiempo, se está emitiendo un mensaje muy
peligroso: la democracia no castiga al mal Presidente
sino que lo premia.
Por eso mismo, no estoy de acuerdo con quienes afi rman
que votar por Alan García es ahora la alternativa ética y
democrática, y que toda otra posibilidad representa lo no
ético, lo antidemocrático o, en el mejor de los casos, es
expresión de ingenuidad o de nuevo “los tontos útiles”
(tampoco funciona al revés, obviamente).
Y, por lo mismo, estoy en contra de promover el voto viciado o en blanco. Es una de las opciones que uno tiene legal y políticamente, pero tratar de imponerla (aparte de difícil y poco práctico) es no reconocer que más de 50 por ciento de los votos válidos han sido por Humala y García.
Una vez más: la democracia se goza y se sufre.
Como diría Vallejo: “Hay, hermanos, muchísimo que hacer”Un diagnóstico así en tono de alerta y sin celebraciones
y sin tanto pragmatismo, lejos de conducirnos a una
posición catastrofi sta, nos lleva a que nos preparemos
—juguemos o no a la lógica del mal menor— para
tiempos inciertos.
Este mismo tipo de razonamiento debe conducir tam-
bién a quienes estén en la lógica de llamar a votar por
el mal menor a exigir a Alan García compromisos muy
concretos sobre lo que hará de todas maneras y lo que
no en ningún supuesto sobre los límites respecto de
determinadas alianzas, y hasta acerca de nombres.
La estrategia debe ser amarrar al candidato a lo que ten-
dría que conceder para conseguir el apoyo que requiere
para ganar. Y una vez logrados estos compromisos,
si gana, no permitirle ni el más mínimo paso en una
dirección distinta.
Yo no creo que lo serio, responsable o —para usar
la palabreja de moda— nacionalista, sea inventar a
un Humala, ni (re)inventar a un García. Yo prefi ero
asumir que el tipo de país que somos, por lo mal que
lo hemos hecho, nos sigue pasando la factura: primero
nos sometió a Sendero Luminoso, después a Fujimori
y ahora nos ha obligado a escoger entre Alan García y
Humala. Paguemos esta factura de la mejor manera,
pero con conciencia de que la deuda es mucho mayor y
de que para revertirla e impedir que se nos cobre todo
el tiempo se requiere de un cambio político y humano
verdaderamente radical.
nº 176 mayo 200648
Que haya triunfado en la primera vuelta un outsider (en el sentido de que la gente lo percibe así, como alguien que no forma parte del actual sistema político, más allá de que no lo sea estrictamente por ser Humala un ex militar); que Lourdes Flores y Alan García no le hayan podido ganar ni siquiera por el temor que se desencadenó contra él; que haya habido un millón 500 mil votos blancos o viciados; y que el fujimorismo haya obtenido buenos resultados, son hechos que demuestran que el 9 de abril se ha expresado —como han coincidido todos los analistas— un voto de protesta.
Ahora, el que el voto haya sido expresión de protesta frente a la exclusión y el tipo de política que se hace en el Perú no significa que los candidatos escogidos o ganadores vayan realmente a llevarnos a una situación mejor. No sería nada nuevo, sino más bien lo tradicional, el que Humala o García llegaran al poder montados sobre demandas sociales reales y justas, pero que, una vez en el Gobierno, hagan nada, poco o lo contrario.
Por eso, es bastante oportunista sostener que como a través del voto por Humala o por Alan es el pueblo el que se ha expresado, yo acato, y paso a estar con Humala o con García. Y no en una lógica de mal menor, sino porque de pronto descubro una especie de mandato popular obligatorio e irresistible.
Antes de hacer ese saltito tan oportuno, cabe pregun-tarse: ¿qué garantías —personales y políticas— ofrece objetivamente cada uno de los candidatos para que yo crea que cumplirá mínimamente con las expectativas y demandas, o que por lo menos lo intentará?
La parte del mensaje electoral que hay que comprender, pero cambiarPor otro lado, también es oportunista quedarnos solo con la parte de la “voz del pueblo” que nos gusta (con-tra la exclusión y la política), y no darnos por aludidos con esa otra parte tan peligrosa, el voto que sacrifica lo democrático, los derechos humanos y la lucha contra la corrupción en nombre de determinadas expectativas.
Segunda parte del mensaje electoral expresada en el hecho de que Humala haya ganado a pesar de sus
posiciones claramente militaristas, autoritarias y de las denuncias contra él sobre violaciones de derechos humanos. En que a García se le dé una segunda opor-tunidad, no obstante su pésimo récord en derechos humanos. Y, por supuesto, en que se haya votado por los fujimoristas a pesar de todo.
Podemos entender este tipo de voto, pero no nos debemos inhibir de pronunciarnos en contra por más que haya ganado. Puedo entender por qué se vota por los fujimoristas (el recuerdo de lo que se hizo a pesar de todo), pero no al punto de no pronunciarme contra esa lógica perversa implícita: “Habrá robado o matado, pero ha hecho obra”.
En cualquier caso, la causa de los derechos humanos no puede ubicarse en el lado de los ganadores, apelando a que la población se ha pronunciado contra la exclusión (a favor de los DESC: derechos económicos, sociales y culturales), negando esta otra parte del mensaje tan contraria a la esencia de los derechos humanos.
¿La CVR tiene la culpa?Ahora, es asimismo profundamente oportunista aso-ciar —como se está haciendo— este tipo de voto a un supuesto fracaso o irrelevancia de la Comisión de la Verdad y Reconciliación.
La CVR constituyó un esfuerzo importantísimo por extender a contracorriente la cultura democrática y pro derechos humanos; pero ¿quién había dicho que a partir de la CVR todo el Perú se habría convertido a ese tipo de cultura? Es un absurdo creer que en dos años se puede revertir lo que ha sedimentado durante siglos.
Militarismo exageradoOtro error en que creo se está incurriendo al analizar la situación es el de comenzar a hacer interpretaciones solo en función de los resultados del 9 de abril. Es exagerado, por ejemplo, interpretar que el triunfo de Humala es la expresión de un respaldo generalizado del país a las Fuer-zas Armadas. Sobre todo si para llegar a esa conclusión hacemos encajar una secuencia de hechos que abarcan forzadamente desde los logros del Gobierno de Velasco hasta el triunfo de los militares frente a SL, pasando por las celebraciones militares en provincias y el deseo de tener un hijo militar. Cada uno de esos elementos —se dice— favorecería el sentimiento militarista.
Oportunismo político e intelectual
>>>
Entre la primera y la segunda vuelta 49
Pero, al mismo tiempo, cada uno de ellos tiene una parte que también podría fomentar el antimilitarismo. Por ejemplo, por algo Velasco cayó producto de la movili-zación popular, los militares se tardaron casi quince años en derrotar a un grupo como SL, y así se podría seguir enumerando: los abusos en las bases militares y en el servicio militar, los recientes casos de corrupción, etcétera. Si Humala hubiera sacado uno por ciento se podrían estar usando los mismos elementos de explica-ción, pero al revés. De hecho, habría que rastrear cuánto ha pesado en la gente el que Humala sea un ex militar (¿más que su percepción como outsider?), pero de ahí a construir a priori todo un esquema de interpretación a partir del resultado, es demasiado.
¿Ganó la izquierda?También nos parece que decir que los resultados del 9 de abril signifi can el triunfo de la izquierda y la derrota de la derecha es pretender jalar artifi cialmente agua para determinados molinos. Es cierto que la gente ha votado por un cambio, pero en el sentido de que quiere bienestar, inclusión y otra clase de política, pero no por tal o cual ideología, ni de izquierda ni de derecha.
¿Da lo mismo vivir en democracia que en dictadura?Es absurdo también generalizar a partir de los resulta-dos. Por ejemplo: decir que ha quedado demostrado que para los peruanos que viven en el interior es indiferente estar en democracia o en dictadura, es muy grueso. Cla-ro, si se le pregunta a la población si ama la democracia, es lógico que digan que no; pero si se le preguntara si les resulta indiferente estar bajo un comando político militar en estado de emergencia, estamos seguros de que la respuesta sería distinta.
Lo étnico: ¿Blanco o negro?En cuanto a lo étnico, por supuesto que ha tenido un peso en este proceso electoral —en realidad, siempre lo ha tenido—, y a este nivel hay también polarización. Pero el tema es complejo, y no precisamente “blanco o
negro”. Por ejemplo, ¿no era que a Toledo no se le quería
y respetaba porque era percibido por los “cholos” como
un “cholo” más, y que nos gusta cholearnos los unos a los
otros? ¿Y el gringo de Keiko? Étnicamente, ¿quiénes son los peores políticos tradicionales y quiénes los nuevos? Ahí sí hay total mestizaje. ¿Cómo defi nir étnicamente a Lourdes Flores, Alan García y Humala?
Los peruanos: Los más nacionalistas del mundoLo mismo pasa respecto de la nacionalización: todos somos y debemos ser nacionalistas en el buen sentido, pero ¿qué
es, exactamente, ser nacionalista hoy en día?: ¿creer que podemos solos, que no necesitamos la inversión extranjera? ¿Armarnos contra Chile? Por otra parte, ¿no era que odiábamos al país porque no nos daba nada y nos queríamos ir, y que siempre preferimos lo extranjero?
Nuevos defensores de derechos humanosEn este recuento, no podemos dejar de dedicarle unas líneas al “descubrimiento” por algunos del tema de los derechos humanos: Bayly y —salvando las diferen-cias— Canal 5, por ejemplo.
¿Y por qué no se interesan también por las otras vio-laciones de derechos humanos, comenzando por las de Alan García y Giampietri? ¿Por qué no le pregun-tan a Woodman? Ese “excelente empresario”, como lo llaman tantos, que puede haber creado trabajo y haber hecho mucho por el deporte, aunque ninguna de estas dos cosas pueda hacer que desaparezca su cercanía con Montesinos, el señor de las violaciones de los derechos humanos; una relación que ni siquiera él considera “pecado”.
Una prueba más de que todos sabían bien de las vio-laciones de derechos humanos mientras ocurrieron durante más de quince años. Solo que, por diversos motivos, para muchos no era “un tema”.
Medios de comunicaciónEn mi caso, la desconfianza hacia muchos medios de comunicación y respecto de una serie de periodistas se ha incrementado ad infinitum. Reitero que creo que el peor escenario para el país es el triunfo de Humala. Pero el cargamontón, la toma de posición por debajo de la mesa, la información parcializada y distorsionada en que se está incurriendo en el ámbito de las comunicaciones para que gane Alan García —y, antes, para que triunfe Lourdes Flores—, es la negación del periodismo. ¿Cuánto tráfico de información y de influencias habrá sin que nos percatemos de ello?
Planteamos este debate en cuanto interpretaciones de lo sucedido, porque ya tenemos la experiencia de que pueden ir tomando cuerpo hasta convertirse en justifi caciones. Basta recordar cuando una serie de analistas políticos decían que había que entender a Fujimori como un político no tradicional que estaba tejiendo nuevas relaciones con los sectores populares. Hagamos el mayor esfuerzo por entender todo, pero con matices, rigurosidad y sin dejarnos llevar por la corriente hoy triunfadora.(EJB)
nº 176 mayo 200650
Veamos algunas declaraciones —sorprendentes, por decir lo menos— hechas en los últimos tiempos por el vicealmirante en retiro, hoy posible primer Vicepresi-dente del Perú, si gana Alan García.
Sobre la CVR y las ONG“Sendero ha promovido como medio de acción directa en sus fines a la Comisión de la Verdad, iniciativa de Abimael, apoyado por la izquierda huevera y las ONGS, Justicia Viva, IDL y otras organizaciones de derechos humanos vigentes en el Perú y el ex-tranjero. Inexplicablemente están siendo apoyados económicamente por el gobierno norteamericano a través de USAID.”[Párrafo de artículo “Un cuarto de siglo subver-sivo”, publicado en La Primera, Lima, 20 de mayo del 2005.]
Sobre obligatoriedad de Ley de Amnistía de Fujimori “No se ha tomado en cuenta, arbitrariamente, el hecho de que muchos de estos casos tienen la categoría de cosa juzgada, y que todos están comprendidos en la amnistía, otorgada por el gobierno de Fujimori, re-frendada por su Congreso, confirmada por el Tribunal Constitucional y, finalmente, vuelta a ser aclarada por el gobierno transitorio del presidente Valentín Paniagua, reconfirmando su validez.”
[Párrafo de artículo “La cosa juzgada y amnistía”, publi-cado en La Primera, Lima, 24 de junio del 2005.]
Sobre alianza política del APRA con Álex Kouri“¿Cómo se acercó al APRA?
“Se dio cuando Álex Kouri me llamó como Chimpún Callao para participar en la primera convocatoria al Frente Social del APRA.
“¿Eso quiere decir que usted es la cuota del partido de Álex Kouri en la plancha aprista?
“Así es.
“¿Es una alianza política?
“Es una alianza política.
“Pero ya lo anunciaron públicamente, el día que se presentó el programa de acciones que se van a tomar en el Callao.
[…]
Colaboración en el plan de Gobierno“¿Está participando en la elaboración del plan de gobierno del APRA?“Estoy haciendo algunas sugerencias en lo que más conoz-co: los temas de Defensa, Pesca y Seguridad Ciudadana.
Presupuesto de las FF.AA.“¿Recomendaría que se restituya el presupuesto que se le ha recortado a las FF.AA.?
“En este momento el 92 por ciento del presupuesto se va en gasto corriente y solo queda un 8 por ciento para mantenimiento. Lo que debe pasar es elevar al 19 ó 20 por ciento el gasto para mantenimiento. Eso pasa por inyectar más presupuesto.
Inversión chilena“¿Siempre ha tenido estos reparos por la inversión chilena en nuestro país?
“Siempre los he tenido. Hay países amigos, países ene-migos y países con intereses. Tanto Perú como Chile son países con intereses.
Responsabilidad política de Alan García en caso El Frontón
Ante la CVR
“Jamás hubo una idea, un plan determinado para que nosotros asistiéramos a El Frontón. [...] La decisión de quién tuvo que hacerlo o no hacerlo no fue de la Marina. Fue una decisión política. O sea, dentro de la gama de opciones que tenía el presidente (Alan) García, él escogió a la Fuerza Armada, como presidente de la República y jefe supremo de la Fuerza Armada. Se supone que si uno llega a ese alto cargo tiene que saber cuál es la manera de actuar de uno y cuál es la manera de actuar de otro.
“[…] Pero quien se autotitula jefe supremo de las Fuerzas Armadas tiene que conocer cómo actúa cada uno (la policía y la Fuerza Armada). Usted puede sofocar un incendio o soportar un motín y mandar a los bomberos o lanzar bombas lacrimógenas, mandando a la policía o a la Fuerza Armada. Pero si uno toma cualquiera de esas opciones, tiene que saber la reacción y el entrenamiento que tiene la gente. En la forma de reaccionar, allí hay una responsabilidad política de quien decide.
[Extractos de “Giampietri declaró que García es respon-sable político de El Frontón”, por Ángel Páez, publicado en La República, Lima, 2 de febrero del 2006.]
Sobre El Fronton y el Holocausto“El Frontón, en donde periódicamente —tal cual lo hacen los judíos cuando recuerdan su Holocaus-to— aparecen informaciones relacionadas con la tal llamada ¿Masacre? de los presos de El Frontón. Los llaman presos, para no herir la susceptibilidad de los terroristas.”
[“Por qué no se entregan los militares”, por Giampietri Rojas, Luis A., Vicealmirante AP, publicado en La Primera, Lima, 15 de julio del 2005.]
Pensamiento Giampietri: ¿Cuán mal menor?
Entre la primera y la segunda vuelta 51
A la luz de los resultados oficiales de la primera vuelta, entre los dos candidatos más votados suman “apenas” 46 por ciento de los votos emitidos. Todas las otras candidaturas juntas reunieron casi 38 por ciento de las preferencias electorales, y 16 por ciento la suma de votos blancos (11,9 por ciento) y nulos (4,2 por ciento).
Como resulta obvio, esos porcentajes se construyen sin
considerar a los casi dos millones de electores hábiles que
por equis razones no acudieron a votar (11,2 por ciento
de ausentismo). Sin embargo, ese dato adicional hace más
precario aun el relativamente bajo respaldo conseguido
por los dos candidatos fi nalistas (el 25,6 por ciento de los
votos emitidos obtenidos por la alianza UPP-PNP se reduce
a 22,8 por ciento, y el 20,4 por ciento conseguido por el
APRA baja a 18,1 por ciento de los electores hábiles).
Quienes disputan hoy la segunda ronda expresan por
sí solos apenas a una minoría de peruanas y peruanos.
Sin duda, son muchos más los que se pueden declarar
insatisfechos con los resultados y las opciones que
siguen en carrera. Frente a esto, cualquiera de los dos
candidatos que pretenda ganar (y gobernar después) deberá intentar crecer en terrenos que le fueron ad-versos en la primera vuelta y procurar convencer a los insatisfechos de que son la mejor opción.
¿Cómo hacerlo? Todo parece indicar que, en nuestro país, para responder a esa pregunta el camino de los políticos y el de los ciudadanos se bifurca (por
enésima vez).
Si en lo que concierne al interés de los ciudadanos la segunda vuelta debería estar marcada por el ejercicio democrático de buscar entendimientos mirando hacia el futuro, para el interés de los políticos se trata de la ocasión de proyectar imágenes que afi nen —y no comprometan— sus perfi les.
La búsqueda de entendimientos (hay que decirlo aunque
suene obvio) es algo más que tocarle la puerta al Car-
Hans Landolt
denal o visitar a la CGTP (o que, incluso, “ofrecerle” un
Ministerio …); y también, por supuesto, es algo más que
tomarse una foto con ex candidatos, regalar promesas
o transformar en un “frente social” una reunión de
comensales (a la que, por el precio del ticket, se podía
llegar con prontuario).
Esos no son sino juegos de cámara. Sirven (¿?) para la
fi nta, pero también para obviar la búsqueda de enten-
dimiento. Porque en la lógica política predominante
y para el juego fugaz de las percepciones, el acento es
otro: se trata de antagonizar (luciendo conciliador), de
machetear (solapa nomás). En sus estilos, Humala, “ho-
menajeando” a las víctimas de Cayara o la tumba de Haya,
ha sido más brutal que García escudándose en Chávez.
Pero, para ambos, la segunda vuelta es una mejor ocasión
para sumar votos en el enfrentamiento y “re-forzar”, así,
el alineamiento de los electores en dos bandos.
Es probable que mantener/alentar la polarización con
iniciativas políticas sea lo que dicte el marqueteo electoral
(asestar golpes para el favor de las tribunas), especial-
mente en un país con un voto tan volátil (o tan poco
“programático”) como el nuestro; y en el que, además, la
fragmentación existente (y sus precarias identidades) se
QUÉ?¿Y AHORA
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nº 176 mayo 200652
ha cultivado de manera sistemática en el enfrentamiento propugnado por discursos que excluyen o confrontan.
Está claro que, en una final de a dos, el grueso del electorado optará por uno u otro (estoy muy lejos de creer que alguien —a no ser que tenga voluntad de bonzo— pueda pretender aparecer, con autoridad, como abanderado del voto en blanco o viciado). Pero lamentablemente, si de antagonizar se trata, para eso también sirve esa suerte de “pensamiento único” en boga: votar, resignadamente, por el mal menor (jugando a la ruleta rusa o “tapándose la nariz”).
El fácil encasillamiento en el “mal menor” (otra ma-nera de frasear la extendida costumbre de comulgar con ruedas de molino) licua las discrepancias, obvia los serios cuestionamientos existentes, les deja las manos libres a los contrincantes y nos somete a la lógica que “re-fuerza” la polarización. Debilita la búsqueda/demanda de entendimientos y, reduciendo el antes y el después del proceso electoral exclusi-vamente al acto del 4 de junio, contribuye a que lo único que se logre con las elecciones sea consagrar una correlación que proclame un candidato y no un nuevo consenso social.
En vez de seguir ese curso, recuperemos el mensaje de la primera vuelta: aquel que desee ganar está obli-gado a pensar en las condiciones en las que ejercerá su eventual futuro gobierno y de convencer a quienes le permitan convertirse en mayoría. Si el mandato de las urnas se escuchara, en la segunda vuelta debería prevalecer la búsqueda de acuerdos (en serio) o, al menos (si los candidatos no dan la talla), la demanda de entendimientos.
Entendimientos se pueden lograr entre diversos acto-res, y pueden ser de muy distinto tipo. Sin descartar (o para empezar), acuerdos entre los competidores: desde aquellos que los comprometan con reformas impos-tergables y futuras acciones de gobierno, hasta otros, menores, que permitan concretar el esperado debate (e incluir en él temas como el de derechos humanos). Si ambos ya han suscrito un compromiso para reducir la desnutrición infantil, ¿por qué sería iluso demandar,
por ejemplo, que también logren hacerlo para poner en marcha el Proyecto Educativo Nacional (que tiene un horizonte de varios gobiernos), y asuman así una reforma crucial? Absurdo sería que no lo hagan.
Si sumar voluntades, construir una mayoría, compro-meterse con sectores sociales o concertar con otras fuerzas políticas debiera ser la dinámica privilegiada de la segunda vuelta, irrenunciable debe ser la demanda de entendimientos (a contracorriente de la lógica de acumulación predominante en la campaña).
No está en juego solo un resultado electoral. Estamos diseñando un periodo político en el que muchos peruanos y peruanas, literalmente, se jugarán la vida. Y a estas alturas nadie está para creer (y menos con las cifras de la primera vuelta) que un “llanero solitario” (o partido) sal-vará al Perú (por muy nacionalista que se proclame). Sin “entendernos” no lograremos un cambio sostenible.
Y para el cambio, la mayoría insatisfecha tiene el dere-cho de reclamar predictibilidad y transparencia. Bueno sería, para todos, que los compromisos no expiren en la jornada electoral y se prolonguen como acciones de gobierno; y mejor todavía, que sean públicos los entendimientos a los que se llegue, para que nadie sea sorprendido y nadie obtenga beneficios indebidos.
La demanda de poner los compromisos por delante se debe dar hoy, para decidir el voto y llenar (o garabatear) el cheque que finalmente entreguemos. La mayoría de insatisfechos no tiene por qué pisar la misma piedra de los que ya en la primera vuelta decidieron dar su voto por un mal menor (¿quién sabe cuántos fueron?, ¿quién los reconoce o les agradece?). Si sus demandas de entendimiento no tienen eco, no deben resignarse a la insignificancia. Tienen la opción de hacerse notar en las urnas y dejar su huella para el día siguiente.
Quien vaya a cobrar el cheque de la segunda vuelta tiene que acercarse a la ventanilla sabiendo que solo cosechará lo que sembró. Podría bailar loco de contento con 50,1 por ciento de los votos válidos y sin compromiso alguno. Pero tendría que estar loco para no darse cuenta, desde el primer momento, de que para organizar una fiesta se necesita más gente.
La demanda de poner los compromisos por delante se debe dar hoy, para decidir el voto y llenar (o garabatear) el cheque que finalmente entreguemos.