En un bosque muy lejano

vivían dos animalitos: Un conejo sabio y una oveja muy traviesa y desobediente.

Cierto día la señora oveja

se fue a pastear al bosque y vio un hermoso arbusto y

dijo: ¡Qué delicioso se ve! Me lo voy a comer.

En eso apareció el conejo

sabio y le dijo: ¡No señora oveja! Si usted come ese

arbusto quedará dormida para siempre.

La señora oveja se asustó y

le dio las gracias al señor

conejo; pero él sabía que la oveja era desobediente, así que preparo un antídoto para salvar a la señora oveja del profundo sueño.

Al siguiente día la señora

oveja fue a pastear y vio el hermoso arbusto y comenzó a comerlo de pronto sintió mucho sueño. El conejo sabio apareció y le dio el

antídoto y le dijo que no sea desobediente y que aprendiera la lección.