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La Mocuana La leyenda de La Mocuana se puede resumir así: Ha muchos años, en los primeros días de la Colonia, la noticia de los yacimientos de oro que según fama había en los dominios del Cacique de la tercera Villa de Sébaco, llevó allí a muchos españoles, que fueron muy bien recibidos por el indio, quien les entregó tamarindos de oro para que los enviasen al rey de España. Después del obsequio, el Cacique rogó a los extranjeros que se alejasen y no volviesen. Estos aparentaron hacerlo, pero al poco tiempo regresaron; y esta vez con deliberadas intenciones de sojuzgar al jefe indio. Habiéndolo sabido este, escondió sus tesoros. Únicamente su hija conocía el secreto del escondite. Los españoles fueron derrotados. Pasó el tiempo y habiendo llegado uno de los hijos de los viejos españoles vencidos, se enamoró perdidamente de la hija del Cacique, que era muy bella. Esta correspondió el amor; y como bien sabía ella que su padre se opondría rotundamente al matrimonio, huyó con el español. Generosa, le dio a su amante europeo las riquezas que poseía y este, satisfecho, y no esperando nada más de la pobre india, la encerró en la cueva de un cerro y le tapó su salida; pero ella, conocedora del lugar, logró escapar por otro lugar. La actitud de su amante le causó la pérdida del juicio y se convirtió en la bruja La Mocuana... Desde entonces se aparece en los caminos e invita a los transeúntes a

Cuentos Nicaraguenses

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Enseñanzas

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Page 1: Cuentos Nicaraguenses

La MocuanaLa leyenda de La Mocuana se puede resumir así: Ha muchos años, en los primeros días de la Colonia, la noticia de los yacimientos de oro que según fama había en los dominios del Cacique de la tercera Villa de Sébaco, llevó allí a muchos españoles, que fueron muy bien recibidos por el indio, quien les entregó tamarindos de oro para que los enviasen al rey de España.

Después del obsequio, el Cacique rogó a los extranjeros que se alejasen y no volviesen. Estos aparentaron hacerlo, pero al poco tiempo regresaron; y esta vez con deliberadas intenciones de sojuzgar al jefe indio. Habiéndolo sabido este, escondió sus tesoros. Únicamente su hija conocía el secreto del escondite. Los españoles fueron derrotados.Pasó el tiempo y habiendo llegado uno de los hijos de los viejos españoles vencidos, se enamoró perdidamente de la hija del Cacique, que era muy bella. Esta correspondió el amor; y como bien sabía ella que su padre se opondría rotundamente al matrimonio, huyó con el español.

Generosa, le dio a su amante europeo las riquezas que poseía y este, satisfecho, y no esperando nada más de la pobre india, la encerró en la cueva de un cerro y le tapó su salida; pero ella, conocedora del lugar, logró escapar por otro lugar.

La actitud de su amante le causó la pérdida del juicio y se convirtió en la bruja La Mocuana... Desde entonces se aparece en los caminos e invita a los transeúntes a seguirla hasta la cueva. La gente dice que nunca le han podido ver el rostro; solamente su larga y cimbreante figura y su preciosa cabellera.

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La Llorona La Llorona es una figura popular de esas tenebrosas historias que aterran el sueño de las comunidades campesinas. Sus lamentos aparecen en medio del coro nocturno de voces de animales y del ritmo monótono de aguas de quebradas y ríos. Ese concierto lúgubre es el mismo que ha interrumpido el sueño de generaciones enteras en los pueblos diseminados en los misteriosos espacios vírgenes de nuestra América.

En Nicaragua se oyen los lamentos de la llorona transportados vertiginosamente por los caprichosos vientos que proviene de las cuatro esquinas del mundo, Hasta donde cuenta la gente, La Llorona se manifiesta a través de un quejido largo y lastimero, seguido del llanto desgarrador de una mujer cuyo rostro nadie ha visto.

En el barrio del Calvario de León, se sabía que cerca del río, allá detrás del Zanjón, pasaba el llorido de la Llorona. Las lavanderas del río contaban que apenas sentían caer el sereno de la noche, debían recoger la ropa aún húmeda y en un solo montón se la llevaban. De lo contrario, La Llorona se las echaba al río. Según el comentario de las lavanderas, La Llorona es el espíritu en pena de una mujer que había botado a su chavalito en el río.

Sobre La Llorona se oyen muchas versiones, pero algunas explican que ese llanto misterioso es el profundo dolor de una madre que perdió a un hijo ahogado en el pozo mientras lavaba la ropa en el río. Pero ¿quién era esa mujer? ¿Quién podrá decirnos más sobre la vida de esa misteriosa alma en pena?

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La Taconuda Es una mujer de 7 pies de estatura, joven, pelo largo que le llega hasta la pantorrilla, delgada, zapatos de tacón altos y curvos, de cara seca, de ojos hondos labios pronunciados, pintados y risueños, chalina negra, bustos respingados, vestido blanco con un fajín de plata y hebilla cuadrada grande y un cintillo dorado en el pelo.

Esta linda joven era hija de un cacique que era dueño de todas las haciendas desde la línea hasta llegar a Masaya; su padre le heredó todas sus riquezas por ser la única hija, es de apellido Sánchez.

Dicen que sale en los cafetales, en las cuchillas cerca de las haciendas que llevan por nombre Corinto y Las Mercedes. El encanto de ella es agarrar a los hombres y ponerlos locos, le sale a los capataces y los lleva a las curvas de los caminos, dejándolos adormecidos y desnudos hasta que sus familiares los encontraban.

Cuando la taconuda pasaba, dejaba un gran aroma de perfume y por eso la identificaban pero no a todo hombre se llevaba. Dicen los que la han visto que le gusta que la llamen taconuda.

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La Serpiente emplumada de Asososca

Cuenta la leyenda que sobre las serenas aguas de la Laguna de Asososca, emergían cuatro hileras de rocas sobre las cuales descansaba la techumbre de un templo maravilloso.

Súbditos de Nagrandano y Nequecheri, precedidos por los envejecidos padres de las tribus, llegaban hasta él en frágiles canoas, a depositar al pie del altar sus ofrendas de oro, plata y piedras preciosas al Dios supremo.

Un viejo guerrero, a quien todos respetaban como una divinidad, cuidaba el templo. Tenía músculos grandes, llevaba al pecho poblado de tatuajes y su arrugada piel marcada con cicatrices. Vencedor de cien combates gloriosos por su tierra y por su dios.

Una tarde, la princesa Izayana, hija del cacique Nequecheri, la perfumaba con flores de la campiña, llegó a la orilla de la laguna acompañada por los conquistadores españoles, pretendiendo entrar al templo, creyendo que éstos eran los hijos del sol.

El fiero guardián no comprendió el engaño del que había sido víctima Izayana y tomando esto como traición, contrajo terriblemente las facciones, una intensa cólera brilló en sus ojos y levantando su cuchillo de obsidiana sobre Izayana, le dio muerte; los blancos conquistadores que sólo querían apoderarse del tesoro, dispararon sus mosquetes hiriéndole. Agrega la leyenda, que el guerrero herido, se arrastró dentro del templo como una serpiente y que al sacudir no

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se sabe que base, el templo del dios se hundió para siempre en sus tesoros, en las profundas aguas de Asososca.

Sólo la Serpiente Emplumada siguió protegiendo la misteriosa laguna, como sortilegio encantador."

El duende de la Piedra de Cuapa

En el valle de Cuapa, hay una gran piedra que dicen cayó del cielo y a una legua de ella se encontraba la hacienda La Flor. Allí vivía un matrimonio que tenía una hija muy

hermosa, de la cual se habían enamorado los duendes que habitaban en la casa. Todas las noches llegaban y le ponían flores en la cama y cuando iba a traer agua le

enfloraban el camino. Los duendes no querían a la Mama de la muchacha y en lugar de flores le ponían espinas; Si iba a lavar le escondían el jabón; si iba a zurcir le escondían

el hilo y en fin, que ya nadie los aguantaba. La muchacha estaba asustada y tenía miedo de salir sola porque los duendes las seguían a todas partes.

El papa de la joven tenía un burro que jalaba agua y cargaba zacate y un día de tantos no lo encontró, se puso furioso y comenzó a buscar el burro acompañado por los

vecinos. Después de varios días lo encontró arriba de la piedra rebuznando afligido porque no podía bajarse. Comprendiendo que era una zanganada de los duendes, el

señor le ordeno a su hija que les fingiera cariño, correspondiendo con palabras amorosas a los regalos que le hacían. Lo que el Señor quería era que los duendes

dejaran el burro. La joven hizo caso y temblando de miedo les pidió que le bajaran el burro a su papa. Por quedar bien con ella, los duendes bajaron el burro y lo llevaron a la caballeriza.

Durante algunos días no aparecieron y el señor creyó que ya no iban a seguir

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molestando, pero se equivocó. Su esposa tenía dos tazas y ellos le quebraron una porque sabían lo mucho que le dolería aquella maldad. A mediodía, cuando ella estaba

tomado sopa, exclamo "Que lastima que se quebró mi taza, tan bonita la pareja"; diciendo esto le dejaron caer real y medio en la sopa, entonces ella dijo: "Con esto se

paga la taza". Cuando se levantó para contar el dinero que tenía guardado en un cofre, vio que le hacía falta real y medio, murmuro: "De mis mismos reales me están

pagando; que malos que son esos duendes, y le jalaron el cabello. Como ya no los soportaban, decidieron hacerles la guerra. Después de inventar miles

de cosas, los dueños de la hacienda y los vecinos, se pusieron a tocar música de cuerda. Esto desagrada a los duendes porque les producía dolor de cabeza. Día y noche

pasaron los señores tocando hasta que los traviesos no tuvieron más remedio que abandonar la casa. Dicen que los chontaleños cuando ven una persona sobre la piedra gritan: "Allá está el burro de Cuapa" y el que está arriba, en venganza contesta: "Allá

están los duendes".Se cuenta de una señora, que sintiéndose hostigada por los duendes, decidió

abandonar su casa sita en Monimbò y trasladarse a otra en el barrio San Jerónimo. Contrato algunos mozos y mando con ellos su cama, su cofre, su tinajón etc. etc. y

espero la nochecita para irse ella con su motete de ropa y algunas pertenencias livianas. Se encamino la buena señora para la otra casa. Y no había olvidado su

bacinilla Y entonces exclamo: "Ay, Dios mío, olvide mi bacinilla; tendré que volverme..!

-Aquí la llevo yo… Contesto una vocecita.. En efecto, un muchachito de cotoncito rojo iba a la par de ella, con la bacinica en la

mano.

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EL NACATAMAL

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EL VIGORON

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Fábula de la liebre y la tortuga

En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa y vanidosa, que no cesaba de pregonar que ella era la más veloz y se burlaba de ello ante la lentitud de la tortuga.

- ¡Eh, tortuga, no corras tanto que nunca vas a llegar a tu meta! Decía la liebre riéndose de la tortuga.Un día, a la tortuga se le ocurrió hacerle una inusual apuesta a la liebre:

- Estoy segura de poder ganarte una carrera.

- ¿A mí? Preguntó asombrada la liebre.

- Sí, sí, a ti, dijo la tortuga. Pongamos nuestras apuestas y veamos quién gana la carrera.

La liebre, muy ingreída, aceptó la apuesta.

Así que todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. El búho señaló los puntos de partida y de llegada, y sin más preámbulos comenzó la carrera en medio de la incredulidad de los asistentes.

Astuta y muy confiada en si misma, la liebre dejó coger ventaja a la tortuga y se quedó haciendo burla de ella. Luego, empezó a correr velozmente y sobrepasó a la tortuga que caminaba despacio, pero sin

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parar. Sólo se detuvo a mitad del camino ante un prado verde y frondoso, donde se dispuso a descansar antes de concluir la carrera. Allí se quedó dormida, mientras la tortuga siguió caminando, paso tras paso, lentamente, pero sin detenerse.

Cuando la liebre se despertó, vio con pavor que la tortuga se encontraba a una corta distancia de la meta. En un sobresalto, salió corriendo con todas sus fuerzas, pero ya era muy tarde: ¡la tortuga había alcanzado la meta y ganado la carrera!

Ese día la liebre aprendió, en medio de una gran humillación, que no hay que burlarse jamás de los demás. También aprendió que el exceso de confianza es un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos. Y que nadie, absolutamente nadie, es mejor que nadieEsta fábula enseña a los niños que no hay que burlarse jamás de los demás y que el exceso de confianza puede ser un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos.

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El león y el ratón. Fábula sobre el valor

 

Después de un largo día de caza, un león se echó a descansar debajo de un árbol. Cuando se estaba quedando dormido, unos ratones se atrevieron a salir de su madriguera y se pusieron a jugar a su alrededor. De pronto, el más travieso tuvo la ocurrencia de esconderse entre la melena del león, con tan mala suerte que lo despertó. Muy malhumorado por ver su siesta interrumpida, el león atrapó al ratón entre sus garras y dijo dando un rugido:

-¿Cómo te atreves a perturbar mi sueño, insignificante ratón? ¡Voy a comerte para que aprendáis la lección!-El ratón, que estaba tan asustado que no podía moverse, le dijo temblando:

- Por favor no me mates, león. Yo no quería molestarte. Si me dejas te estaré eternamente agradecido. Déjame marchar, porque puede que algún día me necesites –

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- ¡Ja, ja, ja! – se rió el león mirándole - Un ser tan diminuto como tú, ¿de qué forma va a ayudarme? ¡No me hagas reír!.

Pero el ratón insistió una y otra vez, hasta que el león, conmovido por su tamaño y su valentía, le dejó marchar.

Unos días después, mientras el ratón paseaba por el bosque, oyó unos terribles rugidos que hacían temblar las hojas de los árboles.

Rápidamente corrió hacia lugar de donde provenía el sonido, y se encontró allí al león, que había quedado atrapado en una robusta red. El ratón, decidido a pagar su deuda, le dijo:

- No te preocupes, yo te salvaré.

Y el león, sin pensarlo le contestó:

- Pero cómo, si eres tan pequeño para tanto esfuerzo.

El ratón empezó entonces a roer la cuerda de la red donde estaba atrapado el león, y el león pudo salvarse. El ratón le dijo:

- Días atrás, te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por ti en agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos y cumplidos.

El león no tuvo palabras para agradecer al pequeño ratón. Desde este día, los dos fueron amigos para siempre.

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ZanatilloZanatillo zanatillo, préstame tu relación

Zanatillo zanatillo, préstame tu relación

Para sacarme esa espina que tengo en el corazón

Para sacarme esa espina que tengo en el corazón.

Esa espina no se saca, por que es espina es de amor

Esa espina no se saca, por que es espina es de amor

Solo tu negrita puede sacármela con primor

Solo tu negrita puede sacármela con primor

El zanate y la zanata, se fueron a confesar

El zanate y la zanata, se fueron a confesar

Como no encontraron cura se pusieron a bailar

Como no encontraron cura se pusieron a bailar.

Zanatillo zanatillo, préstame tu relación

Zanatillo zanatillo, préstame tu relación

Para sacarme esa espina que tengo en el corazón

Para sacarme esa espina que tengo en el corazón

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La Cumbia Chinandega

Oh Linda Chinandegana contigo quiero bailar (Bis)

Vení dame tu cintura, vení vamos a gozar

Vamos a bailar, vamos a gozar, la cumbia chinandegana (Bis)

Muchacha Chinandegana vengan todas a gozar

Muchacha Chinandegana vengan todas a bailar

Esta cumbia tan caliente con su ritmo tropical

Vamos a bailar vamos a gozar, la cumbia chinandegana

Vamos a bailar vamos a gozar, la cumbia chinandegana

Oh Linda Chinandegana contigo quiero bailar (Bis)

Vení dame tu cintura, vení vamos a gozar

Vamos a bailar, vamos a gozar, la cumbia chinandegana (Bis)

Muchacha Chinandegana vengan todas a bailar

Muchacha Chinandegana vengan todas a bailar

Esta cumbia tan caliente con su ritmo tropical

Vamos a bailar vamos a gozar, la cumbia chinandegana

Vamos a bailar vamos a gozar, la cumbia chinandegana

Va Vamos a bailar vamos a cantar, la cumbia chinandegana.

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COSTUMBRES Y TRADICIONES DE

NUESTRO PUEBLO NICARAGUENSE

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María José Salmerón Pulido

Tercer Grado A

Instituto Técnico la Inmaculada