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Cuentos Que No Son Cuentos

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Una fresca manera de aprender, a modo de aproximación, al fenómeno terrorista experimentado en el Perú.

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A mis hijitas, quienes son inconscientes de

lo que fue este periodo de dolor

A todos aquellos quienes sufrieron de una o

de otra forma las consecuencias del terror.

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No puedo creer que eso haya pasado en el

Perú papá

No lo puedes creer ahora hijo, pero todo lo

que te cuentan en el colegio es real. Hubo

un tiempo en que un grupo de gente se

sintió con la libertad de cambiar el país a

través de las armas. Fueron conocidos como

terroristas. Muchos murieron asesinados o

como consecuencia de las bombas que

detonaban, solo por estar cerca del

siniestro. Muchos compatriotas fueron

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víctimas de la violencia. Además, en esa

misma época, las mafias narcotraficantes

hicieron de las suyas aumentando el clima

de terror y de violencia que se vivía ya.

Cuéntame algunos ejemplos papá.

Te voy a contar cuentos que no son

cuentos, fíjate. Te los voy a relatar no

necesariamente en orden cronológico sino

conforme vaya recordando los hechos…

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La respiración era insoportable. Ya el solo

hecho de respirar aquel aire caliente propio

de la selva peruana era algo difícil, más aun

respirarlo con el polvo del piso, pero ella

debía estar así porque las armas de la

policía las estaban apuntando. Su pequeña

de 2 años miraba todo como

preguntándose qué juego se estaba

desarrollando. Su hermanita de 5 años

estaba boca abajo y su mamá debía

sostenerla mantenerla boca abajo cada vez

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que el aburrimiento la sobrecogía.

¿A quienes servían ustedes? – preguntó

aquel encapuchado mientras les apuntaban.

Somos misioneros, no tenemos nada que

ver con lo que pasa en el pueblo –

respondió el profesor Mateo.

¡Mentira! – increpó el efectivo antidrogas.

No, somos adventistas.

¡Acompáñame! – le ordenó el encapuchado

armado.

Recorrieron toda la casa mientras

inspeccionaban lo que había por allí.

En tiempos pasados el comercio de la

droga, aquel pulpo cuyos tentáculos se

hunden en lo más profundo de la espesura

de la selva y de las almas, había tomado

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aquel pueblo. Todos tenían algo que ver con

algún momento de aquel ilícito negocio.

Muchas almas fueron arrastradas hacia

aquel infierno blanco y verde.

Las casas fueron revisadas una a una por el

escuadrón del gobierno encargado de

erradicar a las mafias de la zona. Muchos

fueron llevados prisioneros, de otros no se

supo más que fue de ellos. Quizá en alguna

fría mazmorra del país purgando condena o

en algún lugar que solo Dios conoce.

Aquellas casas hermosas, con cocinas de

última generación, aquellos lugares de ocio

frenético, aquellos parajes de placer

entonces lucían lóbregos y sin vida. Sus

oscuros ocupantes habían desaparecido

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cual fantasmas. Muchos huyeron dejando

tras de sí muchos indicios de su oscuro

tráfico de drogas y de voluntades.

Más de una señorita que llegó a trabajar

por la zona con el limpio ánimo de salir

adelante, fue seducida por el lado oscuro

del negocio ilícito, cayendo en las manos de

aquellos comerciantes de la muerte.

Más de un entierro de “producto” maligno

yacía pudriéndose bajo tierra. Todo había

sido abandonado de un momento a otro.

A Mateo y su familia les tocó ser misioneros

en medio de una tierra maldita por el

pecado de la adicción.

Los tiempos de bonanza económica, fruto

del negocio blanco, habían pasado y ahora

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era el tiempo de ajustar las cuentas. Mateo

pensaba en todo esto mientras aquel

encapuchado seguía revisando cada lugar

de su vivienda.

Cuando llegaron al estudio del profesor,

echó por tierra todos sus libros y encontró

un ejemplar de la revista “El Eco Unionista”.

Aquella revista fue su salvación. Aquella

revista lo identificaba plenamente con su

organización religiosa y declaraba su misión

de predicar el evangelio.

El policía ojeó aquel impreso y luego de un

silencio largo…

Ahora sé que dices la verdad. Ahora sé que

eres adventista. Déjame hacer un poco de

hora por aquí y me iré.

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Continuó la búsqueda ya sin objetivo

durante algunos minutos más. Volvieron a

la sala donde las niñas lloraban y aquella

madre trataba de mantener la calma. Tras

verbalizar algunos códigos que solo aquellos

hombres de negro entendían, se retiraron.

Todo había pasado en poco más de media

hora, pero pareció una eternidad. Aquella

madre se levantó del suelo y abrazó a sus

hijitas y comenzaron a llorar. Mateo no

sabía qué hacer. Solo oró y agradeció al

Señor por haber salvado su vida y la de su

familia.

A la mañana siguiente, detrás de la ventana

de un inquilino que había fugado de la zona

de la noche a la mañana, el dueño de la

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pensión encontró una bolsa negra a medio

enterrar. Cuando la abrió encontró

propaganda subversiva y droga.

Aterrorizado con aquel paquete, cavó un

agujero más hondo y lo enterró para nunca

más volver a ver aquel maldito paquete.

Meses después, el dueño de la pensión le

contó a Mateo lo ocurrido al día siguiente

de su traumática experiencia. A Mateo se le

congeló la sangre. Aquel vecino tan amable,

ahora desaparecido, inquilino como ellos,

los expuso a una tragedia. Nuevamente

Mateo dio gracias a Dios por haberlos

salvado.

Años después de haber salido de aquel

poblado para servir al Señor en otros

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lugares del país, Mateo y su familia

volvieron a aquel difícil sitio. No quedaba

más que restos de aquellos días de tanta

abundancia. Cuando las gentes encendías

sus cigarros con dólares del narcotráfico.

Cuando tenían que apresurarse para hacer

compras en el mercado del pueblo antes de

que aquellos señores compraran casi toda

la mercadería de los almacenes de un

momento a otro. Cuando los niños llegaban

al colegio con propinas que eran el diez por

ciento del sueldo de su profesor.

Ahora Mateo vió aquella casa hermosa

convertida en un casco de vivienda

enmohecida por la humedad tropical, con

las ventanas tapiadas con cartones y tablas

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viejas y sucias. Aquellas casas fueron

confiscadas por el gobierno y dejadas al

abandono como mudos testigos de aquellos

oscuros días.

Todo había cambiado. La gente no era la

misma. Trabajaban muy duro para ganarse

el sustento y vivían a duras penas. Todos en

silencio, sin poder decir nada del pasado.

Con temor. Porque aquellos hombres ya no

estaban pero estaban a la vez.

Mateo vio un cambio en el lugar. Muchos se

hicieron cristianos y vio el poder

ennoblecedor del evangelio en la vida de

muchas personas. Pero Mateo estaba solo

de paso. Los recuerdos llegaron pero se

fueron también. Era tiempo de dedicarse a

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lo que lo llevó nuevamente allí. Enseñar a

los niños de la zona que Dios desea

restablecer en ellos su imagen para

salvación.

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Acababan de desempolvar aquel disco de

vinilo que hacía un año estaba guardado.

Solo se sacaba para esta ocasión. Aquel LP

de los Toribianitos sonaba en la radiola de

la familia. Todo era alegría y el árbol de

navidad estaba totalmente adornado.

Un día antes Juanito visitó por primera vez

en su vida el barrio chino, cerca al Mercado

Central de la Ciudad de Lima allá por

mediados de la década de los ochentas. El

juguete que estaba de moda era el famoso

robot a pilas con televisor.

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“podré ver el chavo del 8 en mi propio

robot”- soñaba Juanito, en medio de su

familia, caminando por el centro de Lima.

Juanito estaba muy ilusionado esperando

poder sintonizar a través de pequeños

botoncitos y perillitas del robot la televisión

incorporada del juguete.

Cuando llegaron hasta la tienda,

encontraron que había una gama de robots.

Entre ellos estaba aquel robotito de la tele.

Sus padres compraron el aparato infantil y

lo llevaron a casa en un bolsa. Juanito no

veía las horas para que llegara el día

siguiente y poder comenzar a jugar con

aquel artilugio ultramoderno para su

vecindad. La novedad de la cuadra.

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Los pensamientos en la cabeza del niño

estaban fijos en aquella bolsa navideña. Los

toribianitos tocaban. Juanito corrió a través

del comedor, la sala, el patio de la casa y se

aproximó a la cocina donde su mamá

guisaba el pollo al horno que olía muy bien.

Las hermanas mayores estaban disponiendo

la mesa y los cubiertos con mucha

anticipación.

Entonces llegó la voz de la mamá. “ya…

vayan a descansar que les pasamos la voz”…

Los cuatro hermanitos subieron a sus

cuartos para dormir. Pero Juanito no

lograba conciliar el sueño. Eran las ocho de

la noche y nada. Las nueve y nada. Entonces

comenzó la típica danza del niño que no

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puede dormir. Bajó hacia la sala, cruzó el

patio y llegó a la cocina para jalar su sillita y

disponerse a conversar:

“mamá, tengo sed”.

Su mamá picando la tableta de chocolate,

dejó de preparar el dulce brebaje para

alcanzar a su hijo aquella agua, excusa

perfecta del niño para no dormir, cómplice

de las ansias de aquella criatura de solo 5

años.

Cuando vió Juanito que no había retorno a

sus inocentes preguntas, se levantó de su

silla, la acomodó en su sitio y se dispuso a

subir a su cuarto. La sala ahora estaba

oscura, eran ya las nueve y media y las luces

intermitentes de colores se prendían y

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apagaban constantemente iluminando

tenuemente aquella sala.

“Una pandereta suena… una pandereta

suena…”

Sonaba el LP de la radiola. Juanito se acostó

en su cama con la luz de la habitación

prendida.

A los pocos minutos Juanito se durmió. Los

minutos y las “tensiones” diarias propias de

los niños cobraron la factura al infante. No

se dio cuenta en que momento se durmió.

Pero como si no hubieran pasado más de

unos segundos, sintió que unas manitas le

sacudían la pierna. Era una de sus hermanas

mayores que le decían. Juanito levántate

que ya son las doce de la noche… levántate.

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Juanito estaba entre sueños y se dio la

vuelta sin caer en la cuenta que era noche

de navidad.

“¿No quieres abrir tus regalos?” – dijo la

niña.

“Déjalo si se queda dormido” – dijo su

mamá.

Ambas frases terminaron de despertar al

pequeño. Se levantó, bajó las escaleras y vió

como todo estaba dispuesto.

Su mamá tenía servida la mesa. Los

refrescos, el pollo al horno, el panetón, el

chocolate y los adornos propios de la

navidad estaban todos en su lugar. Era hora

de abrir los regalos. Salieron todos al patio

de la casa y su papá sacó unos cohetesillos

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para reventarlos afuera de la casa. Era un

momento de alegría.

“apártense niños” – dijo el padre mientras

soltaba al aire la sarta de pequeños

explosivos.

Los niños se tapaban los oídos y hacían

gestos de miedo con sus caritas mientar la

polvora hacía su trabajo en colusión con la

chispa explosiva. Todo estaba a pedir de

boca. Llegaron los vecinos y tocar la puerta

y desearse una feliz navidad.

Hasta que llegó la hora de los regalos.

Mamá dirigió la apertura de los regalos:

“Primero Johana”. Johana, la mayor de los

hermanos, recibió un par de zapatillas de

relago. Ella estuvo muy feliz.

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“Ahora Carmen”. La niña, al abrir su relago,

descubrió que se trataba de un juego de

cocina, una licuadora de juguete. Una

maravilla de la tecnología infantil de la

china. Nunca habían visto una licuadora de

juguete.

“Ahora Estela”. La pequeña abrió su regalo

y se trababa de una muñeca de plástico. En

la caja de colores decía “chichobello”. Una

maravilla que hacía “pis” si se le daba agua

por la boca.

“Ahora Juanito”. El pequeño sabía ya lo que

contenía su bolsa. Pero igual se emocionó,

ya no por saber que era aquel paquete, sino

por tenerlo entre sus manos.

Cuando abrió la bolsa se escuchó una

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explosión que hizo temblar los vidrios de las

ventanas de la casa. La mamá de los niños

los tomó entre sus brazos y los abrazó. El

padre con cautela si acercó a la ventana que

permitía la vista a la calle para ver las luces

de las casas de los cerros. “parece que fue

dinamita”. Fue su lacónico comentario. De

repente vio que una parte del cerro se

quedó sin luz. Y cuando se dio la vuelta para

avisar la noticia a su esposa, las tinieblas

cubrieron a la familia.

La música se silenció. Las pequeñas

lucesitas se apagaron. La gente comenzó a

caminar más rápido por la calle. Todos

sintieron miedo.

Las niñas lloraron de temor, mientras la

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mamá las consolaba. Pero Juanito, en

medio de la oscuridad abrió su bolsa. Sacó

su robot, y trató de buscar la palaquita de

encendido. Cuando al fin la ubicó, encendió

su robot. De pronto la única luz de la casa

comenzó a provenir de la panza de aquel

pequeño aparato. Todos se quedaron

mirando al robotito. Caminaba arrastrando

sus extremidades inferiores equipadas con

diminutas llantitas de plástico. Entonces

Juanito se puso en frente del juguete para

ver el chavo y descubrió que había una

escena de solo cuatro segundo que se

repetía de manera interminable.

“Mamá… no se puede ver el chavo con mi

robot…” – fue el comentario del niño.

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Todos quedaron en silencio. Todos se

quedaron viendo el pequeño robot. Todos

sentían frustración. Hasta que el papá

apareció con una vela encendida. Iluminó la

habitación, y dijo:

“Chicos… a comer”

Todos volvieron a alegrarse y rodeados por

la tenue luz de las velas y el sonido de los

explosivos festivos, se dirigieron al

comedor, se sentaron en sus sillas y el

padre se puso a orar:

“Dios, cuida a tus hijos en diversas partes

del Perú. Que en medio del terror de la

noche la luz de tus ángeles los cuide y

proteja. En el nombre de Jesús… Amén”…

Al día siguiente… cuando la señora de la

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casa salió para barrer la vereda, una vecina

le dijo. “Vecina, ¿ya vio en el cerro?”

“¿Qué cosa vecina?”

“Mire” – contesto la amiga.

La torre de alta tensión que estaba ubicada

justo en la cima del cerro estaba caída…

Lo mismo sucedería una semana después…

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“Ya vuelvo” – era la voz de Toño que se

dirigía a comprar el pan para el lonche.

Toño tomó su bicicleta “mister”. Esa era la

mejor motivación para salir a comprar pan.

Correr con su bicicleta por las calles de San

Martín de Porras para llegar a la panadería

que quedaba a unas cuantas cuadras de su

casa.

Cuando llegó a la tienda, don Rolando lo

atendió como siempre:

“Hola chico, ¿cuántos panes quieres?”

“Diez, don Rolando, y una palta…”

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Luego de pagar y recibir su vuelto, Toño

tomó su bicicleta y se dispuso a regresar a

su hogar. El viento acariciaba su rostro

serio, concentrado en no cometer errores ni

imprudencias en aquella transitada avenida.

Cuando llegó a su casa, abrió la reja que

daba a la calle y luego la cerró tras de sí

mismo.

Al entrar a la cocina, dejó su bicicleta y se

acomodó a observar la introducción de su

programa favorito: Robotek. Aquellos

aviones que se transformaban en robots le

resultaba altamente interesante.

Era su hora.

A los pocos minutos su padre llegó de la

calle. Era su día libre en el trabajo donde

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era empleado y aprovechó para asistir a una

reunión del colegio estatal donde sus hijos

estudiaban, a fin de poder finiquitar unos

asuntos de la asociación de padres de

familia.

La mamá tejía sentada en la sala, unas

mantas que iba a dar de regalo a una

sobrina que el mes siguiente se casaría con

un buen muchacho.

Era una tarde común y corriente. Llegó las

seis de la tarde y la hora de tomar el lonche

era la indicada. Las tazas de leche y las

infusiones se comenzaron a servir. La palta

se preparó para que se sirviera como una

mantequilla muy agradable y el pan se puso

en la panera de la casa. Todo estuvo listo.

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La puerta de la cocina que daba a la calle

estaba abierta para dejar pasar algo de aire

en un día cálido.

“Cierra la puerta Toño, que ya es tarde y

está empezando a correr un viento muy

frío” – dijo la mamá del muchacho mientras

se sentaba junto con su papá y su hermana.

Toño se puso de pie mientras conversaba:

Ana (su hermana) mañana vas a tener que

llevar la cartuchera de Paty… llamó por

teléfono para que no te olvides de

devolverla.

Ok, gracias – dijo su hermana.

En ese momento, como por un azar del

destino, en el preciso instante que Toño

empujó la puerta para cerrarla, se escuchó

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un ruido atronador. El padre de Toño, don

Lino, le dijo a su hijo:

“¡No avientes la puerta muchacho, la vas a

romper!”

“Yo no la aventé tan fuerte papá” – dijo

Toño. Cuando miró a través de la ventana

abierta de la puerta el hongo de humo

propio de una explosión, que se levantaba

por detrás de la casa de al frente de la

avenida, hacia atrás de la casa de sus

compañeras, las mellizas.

“¡Mira papá!”.

La voz de Toño estaba teñida de miedo y

consternación.

Don Lino se puso de pie como un rayo. Su

esposa lo siguió y Ana también. Los cuatro

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vieron aquel hongo de la muerte, oscuro

presagio de una mala noticia.

“Nadie salga a ninguna parte” – Dijo don

Lino tratando de demostrar calma.

“Pero papá, debo ir a la casa de Pedro para

llevar su cuaderno, el que me prestó”

“¡he dicho que nadie sale y punto!” – a la

vez, don Lino golpeó con la palma de su

mano la mesa. Estaba asustado y no

deseaba que ninguna desgracia aconteciera

a sus hijos.

Aquellos muchachos sabían que el

terrorismo existía, habían escuchado las

noticias de las 10:00 de la noche. Pero

nunca lo habían visto tan de cerca.

Aquella noche nadie salió.

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Al día siguiente se informó que un dirigente

de los profesores. Un hombre de vocación

de servicio. Había sido asesinado por estos

maleantes.

Toño, al día siguiente, salió con su bicicleta

para comprar kerosene del grifo del

“amigo”, como todos lo llamaban. Cuando

cruzó la avenida de su casa, se fue a buscar

las marcas de la bomba del día anterior.

Entonces encontró que el frontis de una

casa que quedaba a dos cuadras del grifo de

kerosene estaba destruido, y los pocos

ladrillos que quedaron en pie estaban

chamuscados.

Los vidrios de las ventanas de los vecinos

estaban rotos y los ocupantes de tales

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viviendas las cubrieron por dentro con

cartones para evitar los asaltos.

Luego de mirar por un momento, Toño de

11 años volvió a pedalear hasta llegar al

surtidor del combustible para la cocina.

Pagó los intis que debía pagar, y volvió a su

casa, siempre pensando en aquel hombre

que fue presa de semejante barbarie.

Cuando llegó a su casa, guardó su bicicleta,

llenó la botella de la cocina con kerosene.

Encendió la hornilla y luego se sentó a la

sala para ver el siguiente episodio de su

programa favorito. Otra tarde transcurrió.

Pero un vecino no vivió para ver como se

ocultó el sol aquella vez.

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Henry se había criado en uno de los caserios

de la selva del Perú. Un pueblito sin luz ni

agua potable. Las únicas diversiones eran el

jugar al futbol. Más de una vez Henry había

caminado 8 horas a algún caserio cercano

para jugar representando a su pueblo. La

caminata, para el y sus amigos era un mero

trámite. Les sobraba la energía y el

entusiasmo, así que con temperaturas

sobre los 30 grados y caminando en medio

de la espesura de la selva, no les era una

molestia ir.

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El diálogo entre los compañeros era

agradable y la caminata se hacía corta.

Los padres de Henry lo habían criado, junto

con sus otros 7 hermanos, con altas normas

morales y de conducta por lo que en medio

de las carencias y el libro de la naturaleza,

Henry se convirtió en un hombre hecho y

derecho.

Cuando ya fue muchacho, Henry tuvo que

salir del caserío donde vivía para ir a

continuar sus estudios secundarios en el

poblado más grande que estaba a unas

horas de su hogar. Durante cinco años

estudió y trabajó para educarse, sostenerse

y ayudar a su familia económicamente.

Luego de terminar la secundaria viajó a la

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capital del departamento para continuar

sus estudios superiores. Escogió dedicarse a

la docencia y hacerse profesor de primaria.

En sus primeros años de docente conoció a

Mery, una linda profesora, colega suya, con

la que luego de unos pocos meses de

amistad y noviazgo, desidieron casarse.

Eran otros tiempos.

Henry, hecho ya un hombre, se dedicó a su

trabajo con ahinco. Pronto sus hijos

nacieron. Dos niños alegraron su hogar,

hasta que alguien les habló de la Biblia y los

invitó a la iglesia. Allí Henry conoció más de

la Biblia y desidió guardar el sábado bíblico.

A la vez que estudiaba la Biblia, la sombra

del terrorismo se hacía cada vez más oscura

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sobre el Perú. El pensamiento subersivo

tomó varios matices. Algunos, aunque no

senderistas, tenían una idelogía pro

senderista. Muchos colegas del Henry

comenzaron con la “moda” de imponer

discursos de ultra izquierda.

Henry continuó estudiando la Palabra de

Dios pero poco a poco se dio cuenta que su

nueva forma de ver la vida provocaría

rechazo entre sus jefes pro senderistas en el

trabajo. Aun así desidió permanecer del

lado del deber aunque se desplomen los

cielos.

Muy pronto llegaron las hostilidades contra

Henry.

¡No profesor, usted tiene que venir a

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trabajar los sábados! – vociferaba el

director del centro educativo.

No señor director. Mis principios dictan que

no debo ir contra mi conciencia y la Biblia

dice: “Acuerdate del día sábado para

santifircarlo. Seis días trabajarás y harás

toda tu obra más el séptimo día es santo

para Jehová tu Dios…” (Exodo 20: 8 y 9) –

contestó Henry.

¡Esas son tonterías, la religión es el ópio del

pueblo, te ha vuelto tonto! – increpó el

director.

Discutieron toda aquella mañana y Henry

en todo momento con la Biblia en la mano.

Luego le pideron salir para que la

administración del plantel discutiera el

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caso. Al cabo de unos minutos lo volvieron a

llamar para comunicarle que:

“Profesor, usted tiene que venir a trabajar o

se hará acreedor de las sanciones” –

expresó el director.

“Bueno” – dijo Henry- “Sancionenme pero

no voy a venir a trabajar”.

Así, por varios meses Henry tuvo que sufrir

el descuento de su sueldo por no asistir a

clases los días sábado. Sus compañeros de

trabajo vieron como este profesor fiel a sus

principios sufrió y a pesar de elló fue fiel a

sus labores y cariñoso con todos.

Al cabo de un tiempo el director fue

destituido por los profesores debido malos

manejos económicos y a su vida que era

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una mala influencia para los alumnos ya

que tomaba licor y trataba mal a sus

colegas. En esa misma junta propusieron de

director al hombre más leal a sus principios

y de buen trato. A Henry.

Henry se sintió feliz de poder ayudar a sus

colegas. Pero los trámites de su jubilación

voluntaria habían sido iniciados ya hacía

unos meses antes. Henry fue director solo

aquel año para que al final del mismo

pasara al retiro habiendo dado un buen

testimonio.

Henry y su esposa, ambos docentes leales a

la Palabra de Dios, hoy día son leales a su

iglesia y a pesar de los males propios de la

edad, continúan sirviendo a la obra del

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Señor, llevando el conocimiento de la

verdad a cuantas personas se relacionan

con ellos.

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Marito corría por el parque Kennedy de

Miraflores. No había nada que mantuviera

su atención por más de cinco segundo.

Todo eran saltos y risas. Era el único lugar

de Lima que se consideraba seguro en

medio de una ciudad sitiada por el

terrorismo.

Marito solo pensaba en el keke que

comerían más tarde.

Era una noche en que el frio y la humedad

no pudieron contra la voluntad de ser feliz

de una familia limeña.

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Todo era alegría y confianza. La tarde se

hacía noche. Los buses que transportaban a

los empleados de las oficinas a sus casas

circulaban cada vez más llenos de personas.

Las pistas estaban cada vez más llenas de

automóviles. En las tiendas de zapatos, las

damas con trajes de oficina se distraían

observando y probándose los modelos que

llegaron recientemente.

Pedro, el padre de Marito le dijo:

“Hijito, voy a comprar tu keke, ahorita

vengo”. – fue una propuesta rara. Pedro

siempre iba con su hijo y su esposa por

dondequiera. Pero aquella noche el niño

estaba tan animado con su juego que solo

dio su asentimiento.

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Natalia, la mamá de Marito lo observaba

con una sonrisa. Ya era hora de regresar a

casa.

¡¡¡¡¡¡BOOOOOOOOMMMmmmm!!!!!

Los gritos acompañaron aquel sonido

poderoso. Muchos comenzaron a correr.

Natalia corrió a abrazar a Marito quien se

encontraba llorando sentado en el suelo.

“que pasa mamita…”

Natalia no pudo decir nada, solo se limitaba

a revisar a su hijo mientras pensaba que

pudo haber pasado, de repente el

pensamiento de su esposo vino a su mente

“Pedro… ¡Pedro!” Natalia solo caminó

cargando a su hijo en la dirección en que

Pedro se había dirigido en busca del dulce.

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Grande fue su horror cuando observó que

un hongo de humo se levantaba entre los

edificios. Varios salían de aquella calle con

los rostros sangrantes. Muchos estaban

sentados ensangrentados o tirados en el

piso por la onda expansiva de la explosión.

Las noticias informaron luego que los

terroristas hicieron estallar un coche bomba

cuya carga fue entre 400 y 500 kilos de anfo

mezclados con dinamita. Los edificios

afectados por encontrarse en el centro de

las explosiones ocurridas fueron El

Condado, San Pedro, Tarata, Residencial

Central y San Carlos. La onda expansiva

alcanzó los 300 metros a la redonda.

Las decenas de cuerpos estaban regados

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por el lugar.

Natalia salió de allí llorando. Muchos

clamaban por auxilio.

Dijeron que quisieron hacer estalla una

agencia de un banco pero en su insano

intento arrebataron la vida de 25 personas.

Marito al ver llorar a su mamá la abrazó y le

decía con su vocecita: “Mamita. Papito ya

va a venir… Jesusito lo ha cuidado”

La policía y los bomberos no tardaron en

llegar y ayudar a las víctimas de tal esfuerzo

macabro y demoníaco.

De pronto un hombre con la nariz sangrante

gritaba:

“¡¡¡¡Natalia!!!”

Era Pedro que los buscaba. Natalia lo

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reconoció y se dirigió hacia él.

“Gracias a Dios, Pedro… ¿Qué te pasó” –

Preguntó la mujer.

“Cuando todo estalló la onda expansiva me

arrojó al suelo y me golpee con un poste de

luz. Pero estoy bien… vámonos enseguida.”

La pequeña familia salió corriendo de la

zona de desastre. Luego caminaron rápido

hasta que poco a poco recuperaron la

calma. Tomaron un taxi donde pudieron y

llegaron a su hogar. Luego de dar gracias a

Dios prendieron televisión para escuchar las

noticias y observaron la terrible tragedia.

“Este es el gobierno del diablo y la

oscuridad”- fueron las palabras de Pedro…

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50

Page 51: Cuentos Que No Son Cuentos

51

6

Sábado 3 de junio de 1989.

9:50 am.

Como siempre Juan estaba saliendo tarde

de su casa para ir a la iglesia de la Av.

España. Todo indicaba que se trataba de un

sábado más en medio de los apagones que

experimentaba Lima a raíz de los constantes

atentados terroristas.

Ataviado con la camisa “Op” y con aquellas

corbatas que eran delgadas y terminaban

en una línea recta, salió con dirección a su

Page 52: Cuentos Que No Son Cuentos

52

iglesia. Le pareció raro que un individuo

empujara su triciclo delante de su casa y se

detuviera en la esquina para recibir un

paquete sospechoso.

Sin embargo Juan pensó:

“Ya estoy neurótico… todo me parece una

bomba ahora”

Juan, con una Biblia pequeñita en el bolsillo

de atrás de su pantalón bombacho, siguió

su camino hacia la iglesia.

Pensaba en que se encontraría con Elena.

Pensaba en lo que conversarían ahora, ya

que hacía poco habían entablado una

amistad de lo más bonita. “Era una chica

buena (pensaba) creo que me voy a

declarar… voy a proponerle salir a…”

Page 53: Cuentos Que No Son Cuentos

53

¡¡¡¡BOOOOOOMMMM!!!

Una explosión lo sacó de sus pensamientos

románticos. La gente comenzó a vociferar.

Juan, como todo joven, sin medir las

consecuencias de sus actos a plenitud,

corrió hacia la zona de desastres. Pocos

metros después, el mismo hombre del

triciclo corría en dirección opuesta a la

explosión. El solo lo vio y pensó que huía de

los hechos como muchos otros lo hacía

presa del miedo.

“Pobrecito, del pánico dejó su triciclo…” –

pensó Juan.

Cuando Juan llegó encontró la llanta del

triciclo quebrada y tirada por el Jr. Junín.

Grande fue su horror cuando vio dos

Page 54: Cuentos Que No Son Cuentos

54

omnibuses, y un volswagen destruidos

presas de las llamas. Varios miembros del

regimietno Húsares de Junín que acudían al

Palacio de Gobierno al cambio de guardia

fueron salvajemente asesinados mientras

muchos otros fueron heridos.

“Esto es salvaje…” - pensó Juan. En pocos

minutos los bomberos y la policía nacional

llegaron para detener a varios transeúntes

para que narraran lo ocurrido mientras los

bomberos seguían ayudando a las víctimas

y apagando el fuego.

Juan se retiró enseguida.

Sus pensamientos de rabia y deseos de

venganza bullían por su cabeza. Llegó a la

iglesia y quiso encontrar a su mamá quien

Page 55: Cuentos Que No Son Cuentos

55

estaba en la segunda fila de la nave derecha

de bancas de la iglesia, como siempre.

Como nunca, Juan tomó la mano de su

mamá y la presionó suavemente, agachó su

cabeza y algunas lágrimas corrieron por sus

mejillas.

Su mamá se intrigó de ver así a su hijo tan

seguro de sí mismo y tan rebelde.

“¿Qué te pasó hijito?” – preguntó su mamá

a la vez que lo abrazaba recordando las

veces que lo hacía cuando Juanito te caía o

cuando lo insultaban por su obesidad

infantil, que ahora era solo un recuerdo.

“Mamá… he visto morir gente…” – Juan

comenzó a llorar…

Su mamá lo sacó de la iglesia hacia el patio

Page 56: Cuentos Que No Son Cuentos

56

de la misma para conversar mejor. Le contó

todo lo que sucedió. Le contó sus

pensamientos. Le contó todo lo que tenía

en su mente.

El pastor informado por otros medios, se

puso de pie para comenzar a predicar e

informó a la iglesia de lo sucedido y pidió

que oraran por los seres amados de

aquellos hombres víctimas de la demencia

senderista.

Juan abrazó a su mamá. Y lloró.

Su madre no le dijo nada, solo lo abrazó,

pero en sus pensamientos expresaba:

“Como me hubiera gustado estar allí para

cuidarte hijo, como cuando te cuidaba cada

vez que íbamos al parque… pero no

Page 57: Cuentos Que No Son Cuentos

57

estuve… Dios estuvo contigo hijo”:

Aquella experiencia cambió la vida de Juan.

El no sería el mismo. Nunca más.

7

26 de diciembre de 1980

- Mamá, ¿Dónde está mi papi? –

preguntó Michael a su mamá, Doris.

- Se fue a trab, hujar hijo, va a venir

en la noche.

Page 58: Cuentos Que No Son Cuentos

58

En esa época la tecnología celular no había

aun nacido y pocos eran los hogares que

contaban con una línea telefónica en su

hogar. Ese era el caso de los Pérez. Doris y

Moisés pertenecían a la clase provinciana

que, huyendo del terrorismo que

comenzaba a fortalecerse en su natal

Ayacucho, se establecieron en uno de los

conos de Lima.

Moisés consiguió un trabajo de portapliegos

en una oficina del centro de Lima. Luego de

las fiestas de navidad Moisés tomó su bus

acostumbrado, los chinos hasta la

Panamericana Norte y a la altura de puente

Trujillo se bajó para dirigirse a la oficina. Le

Page 59: Cuentos Que No Son Cuentos

59

pareció extraño que al frente del puesto de

periódicos donde acostumbraba leer los

titulares, en aquel viejo poste de luz, mucha

gente estaba reunida y dos policías

intentaban bajar algo que estaba colgado.

Se trataba de un perro negro colgado por el

pescuezo, muerto y con un papel atado a su

cuerpo. El papel tenía un mensaje, que

según los noticieros, era un mensaje

claramente provocador y sedicioso.

Este hecho fue tomado como un mero

hecho curioso, pero era el presagio de una

época funesta y miserable en la que el Perú

fue sumergido.

Page 60: Cuentos Que No Son Cuentos

60

A su regreso a casa, Moisés le contó a Doris

lo que ocurrió y los comentarios que se

suscitaron. No hubo mucho que decir. Esto

fue tomado como una broma de pésimo

gusto por los Pérez, sin saber que muy

pronto momentos de dolor atormentarían

a sus seres amados de su amada tierra

natal…

Page 61: Cuentos Que No Son Cuentos

61

8

11 de setiembre de 2001

“Nos vemos hermano”- el pastor Paredes

acabó de despedirse de aquel hermano del

distrito de Casa Grande.

Subió las escaleras que lo llevarían hacia el

corredor del segundo piso donde habitaba y

lo esperaba su flamante esposa.

Aquella mañana transcurría con toda la

normalidad del mundo. Las visitas propias

del amanecer. El conversar con los

hermanos y con cada persona con la que

cruzaba.

Page 62: Cuentos Que No Son Cuentos

62

Casa Grande es un pequeño paraje del

norte del Perú. Es necesario tomar el desvío

a la derecha antes de llegar a Chocope, al

norte de Trujillo y seguir el camino y las

señales. Cuando se ingrese al callejón hecho

por árboles, pues ya se está en Casa

Grande. La villa de la compañía azucarera

más grande del Perú. El mercado de

pueblito lindo. El paradero de combis,

micros y autos dispuestos a llevar a los

interesados hacia Ascope, Chocope, Paiján,

Chiquitoi, Trujillo, Sausal, Chala, la Portada,

Pampas de Jagüey, Jagüey, San Benito,

Yetón o Guzmango.

Luego se encuentra la plaza principal de la

ciudad rodeada de edificios como la

Page 63: Cuentos Que No Son Cuentos

63

Municipalidad, la Comisaría, el Cine, mudo

testigo de grandes súper estrenos, en

tiempos más prósperos, pasados ya, y la

piscina de la ciudad.

El pastor vivía casi al frente de la mismísima

Casa Hacienda o Casa Grande de la ciudad,

la que le dio el nombre a la localidad. Un

poco más allá se encontraba la empresa

azucarera. Se cuenta que en una de sus

paredes, al lado del mítico reloj de Casa

Grande, rezaba un lema que era aplicado a

los esclavos que existieron a inicios del siglo

XX: “Reza, calla y trabaja”.

Aquel día soleado y tranquilo en aquel

distrito envolvía al pastor.

Entró a la casa y saludó:

Page 64: Cuentos Que No Son Cuentos

64

“Hola amor”- dijo a su esposa.

“Hola vidita, que tal te fue”.

Ambos se sentaron para tomar un desayuno

en aquel martes. Conversaron de la visita de

las hermanas a la casa, de las visitas del

pastor a las casas de los amigos. De los

planes que se debían concretar en los

departamentos de Ministerio Personal y

Ministerio de la Mujer.

Luego compartir momentos de solaz, el

joven pastor Paredes se puso de pie y fue al

lugar donde se encontraba el televisor y allí

se sentó para escuchar algo de noticias del

canal CNN de la señal de la empresa Cable

Visión de Casa Grande.

En ese momento escuchó... observó.

Page 65: Cuentos Que No Son Cuentos

65

“USA under attack” – rezaba en el rótulo de

la noticia.

“¿Cómo?” – dijo el pastor en voz muy baja,

frunció el seño como quien quiere saber

más.

“Estados Unidos está siendo atacada por

terroristas. Dos aviones han sido

secuestrados por una facción de terroristas

que se hacen llamar Al Qaeda… su líder es

un multimillonario: Bin Laden…” – decía la

periodista que narraba la noticia.

El pastor se sentó y vio como una de las

torres del World Trade Center de la ciudad

de Nueva York despedía una columna de

humo que las corrientes de aires de

aquellas altura llevaba por su camino.

Page 66: Cuentos Que No Son Cuentos

66

En eso, un segundo avión apareció de

repente y se incrustó en la otra torre…

El pastor se paró de su lugar… y solo llamó:

“¡María!, ¡María!... ven”

La joven esposa llegó y se puso a mirar la

televisión

“¿Qué te pasa?... ¿Dónde es eso? – no

lograba aun discernir las imágenes.

“Es en Estados Unidos…”

María dejó de secarse las manos con el

secador de la cocina y se sentó inmóvil. “No

lo puedo creer”.

Las dos torres estaban despidiendo una

humareda intoxicante, cargada de muerte.

Los servicios de información declaraban que

muchos bomberos acudieron en auxilio de

Page 67: Cuentos Que No Son Cuentos

67

las personas que estaban atrapadas.

Muchos de los que se encontraban en las

partes bajas del edificio lograron escapar,

pero los que se encontraron por encima del

lugar de las explosiones estaban siendo

presas del pánico.

Esa mañana se convirtió en una mañana de

terror.

Con horror, millones de personas vieron

como muchos saltaban al vacío prefiriendo

morir de ese modo a morir asfixiados o

quemados.

De pronto, se transmitió una voz que

dejaba un mensaje para su familia:

“Raquel… te amo y espero que nos

volvamos a ver, cuida de las niñas…”.

Page 68: Cuentos Que No Son Cuentos

68

Mientras aquella voz hablaba en off, las

imágenes transmitían el incidente en el

edificio. De pronto la transmisión telefónica

se cortó.

La una de las torres se desplomó. La

infraestructura no pudo soportar más el

peso de aquella construcción siniestrada.

CNN daba cuenta de la desaparición de

muchos oficiales de policías y bomberos

luego de aquel derrumbe.

Todo era confusión. La gente huía. El pastor

y su esposa miraron estupefactos. De

pronto un olor a quemado llegó a las

narices de ellos. María se puso de pie y fue

a retirar la olla del fuego… el arroz se había

arruinado. Mientras aseaba la olla escuchó.

Page 69: Cuentos Que No Son Cuentos

69

“Nooo”- dijo su esposo.

“¿Qué pasó…?”- interrogó María.

“La otra torre acaba de caer también”.

Miles de personas muertas en un instante.

Miles fueron asesinados. Miles de personas

inocentes fueron víctimas del Terror. Miles

fueron hechos pedazos. Muchos no fueron

hallados más. Policías, bomberos, civiles.

Muchas llamadas cortadas, muchas vida

apagadas.

Todo ocurrió una mañana de aquel martes

11 de setiembre del año 2001.

Page 70: Cuentos Que No Son Cuentos

70

9

Pero, aunque estos relatos te resulten

increíbles, te contaré que uno de los relatos

de terrorismo, el del 11 de setiembre de

2001 en Estados Unidos, tiene relación con

la profecía. Te explico:

En el libro de Daniel capitulo 7 se desarrolla

un recuento de los cuatro imperios

mundiales. El primero es el de Babilonia

(león con cuatro alas que es puesto de pié y

se le dio un corazón de hombre) que tiene

predominio sobre el mundo entre el 605-

539 a. C., y es seguido por el imperio Medo

Page 71: Cuentos Que No Son Cuentos

71

Persa (Oso levantado de un lado más que

de otro y con tres costillas en su hocico) que

domina entre el 539 al 331 a.C.

Luego se levantaría el imperio Griego

(leopardo de cuatro alas y cuatro cabezas)

que rige el mundo entre el 331 y el 168 a.C.

para que luego sea desplazado por el

Imperio Romano (La bestia espantosa) que

rigió como imperio entre el 168 a. C. y el

476 d. C. de la bestia aparecerían diez reyes

(diez cuernos) los cuales fueron los

Anglosajones (Gran Bretaña) Alamanes,

Hérulos, Vándalos (África), Ostrogodos,

Visigodos (España), Suevos, Lombardos,

Page 72: Cuentos Que No Son Cuentos

72

Burgundios, y Francos (Francia) y siete de

ellos gobiernan hasta hoy (Daniel 7:24).

Pero cuando Daniel estaba contemplando

los cuernos, surgió un cuerno pequeño,

diferente a todos los demás y delante de él

cayeron tres cuernos.

Fue el edicto del emperador Justiniano de

533 que concedía la ciudad de Roma como

sede del Imperio Romano de Occidente y

que estaría a cargo del obispo de Roma. Fue

Page 73: Cuentos Que No Son Cuentos

73

el general Belisario quien luego de

soberbias campañas militares logró destruir

a tres tribus bárbaras que amenazaban

Roma. Los Vándalos fueron derrotados el

534, los Ostrogodos fueron expulsados de

Roma en el 536, y los hérulos también por

aquellos años. Fue en el 538 que Roma

quedó asegurada para que el obispo de

Roma quedara como regente de lo que se

había recuperado del Imperio Romano de

Occidente.

Este cuerno pequeño “hablará palabras

contra el Altísimo, y a los santos del

Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar

los tiempos y la ley; y serán entregados en

Page 74: Cuentos Que No Son Cuentos

74

su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio

tiempo” (Daniel 7:25) es decir por tres años

y medio, o 1260 días (años, según Ezequiel

4:6).

Juan vio esta misma actividad anticristiana

de otro modo. Luego de observar a un

dragón rojo de siete cabezas y diez cuernos

y que con su cola arrastra a la tercera parte

Page 75: Cuentos Que No Son Cuentos

75

de los ángeles del cielo (Apocalipsis 12) y

que luego quiso eliminar al hijo de la mujer

vestida de Sol.

En el capítulo 13:1 relató: “vi subir del mar

una bestia que tenía siete cabezas y diez

cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y

sobre sus cabezas, un nombre blasfemo”.

Este poder no sería político sino netamente

religioso por las blasfemias escritas en cada

una de las cabezas. Al igual que el cuerno

pequeño, este poder se eleva en blasfemias

contra el Todopoderoso. Con características

de Babilonia (cabezas de León), Grecia

(cuerpo de leopardo) y Medopersia (patas

de oso), deja entrever que la dirección y

Page 76: Cuentos Que No Son Cuentos

76

autoridad de este poder giraría en torno a

la religiosidad como la babilónica, su

andamiaje doctrinal (cuerpo de leopardo)

se basaría en el dualismo filosófico griego y

sus móviles echarían mano de la violencia

salvaje (Medopersia).

Esta bestia recibiría su trono y autoridad del

Dragón, es decir del Imperio Romano

pagano (538 d.C.) pero una de sus cabezas

Page 77: Cuentos Que No Son Cuentos

77

estaba como herida de muerte pero la

herida fue sanada. La iglesia papal recibió

un golpe mortal en febrero de 1798, cuando

el general francés Louis Berthier, llegó a

Roma, por orden de Napoleón, para tomar

prisionero al papa Pio VI y conducirlo a

Francia, donde moriría al cabo de tres años

de cautiverio. Los derechos soberanos de

Roma fueron quitados en esa fecha, pero

restituidos en 1929 por Mussolini (herida

comenzó a ser sanada).

Esta bestia, al igual que el cuerno pequeño

hablaba grandes cosas, contendería contra

los santos y reinaría 42 meses o 1260 años

(Daniel 7: 20, 21; Apocalipsis 5-7).

Page 78: Cuentos Que No Son Cuentos

78

Mientras Juan observa como la bestia que

salió del mar habla grandes cosas y persigue

a los santos, aquella bestia que tenia una de

sus cabezas herida de muerte pero sanó, su

atención fue llamada al desierto. Otra

bestia salió de la tierra y tenía dos cuernos

como de cordero, pero que hablaba como

dragón (Apocalipsis 13:11).

Esta bestia es identificada con aquella

nación que surgió cerca del tiempo en que

la primera bestia fue herida de muerte. No

hay otra nación que calce mejor con estos

tiempo que los Estados Unidos de

Norteamérica. “¿Cuál era en 1798 la nación

del nuevo mundo cuyo poder estuviera

Page 79: Cuentos Que No Son Cuentos

79

entonces desarrollándose, de modo que se

anunciara como nación fuerte y grande,

capaz de llamar la atención del mundo? La

aplicación del símbolo no admite duda

alguna”.1 Una nación, y sólo una, responde

a los datos y rasgos característicos de esta

profecía; no hay duda de que se trata aquí

de los Estados Unidos de Norteamérica.

Literalmente nació con las características de

un cordero. Su constitución inicia con las

siguientes palabras:

1 Elena G. de White, Conflicto de los

siglos durante la era cristiana (California:

Pacific Press Pub. Assn, 1939), 493.

Page 80: Cuentos Que No Son Cuentos

80

“Nosotros, el pueblo de los Estados Unidos,

a fin de formar una Unión más perfecta,

establecer la justicia, garantizar la

tranquilidad nacional, tender a la defensa

común, fomentar el bienestar general y

asegurar los beneficios de la libertad para

nosotros y para nuestra posterioridad, por

la presente promulgamos y establecemos

esta Constitución para los Estados Unidos

de América”.

“En el siglo XVII millares de pastores fueron

depuestos de sus cargos. Se le prohibió al

pueblo so pena de fuertes multas, prisión y

destierro, que asistiera a cualesquiera

reuniones religiosas que no fueran las

Page 81: Cuentos Que No Son Cuentos

81

sancionadas por la iglesia. Los que no

pudieron dejar de reunirse para adorar a

Dios, tuvieron que hacerlo en callejones

obscuros, en sombrías buhardillas y, en

estaciones propicias, en los bosques a

medianoche. En la protectora espesura de

la floresta, como en templo hecho por Dios

mismo, aquellos esparcidos y perseguidos

hijos del Señor, se reunían para derramar

sus almas en plegarias y alabanzas. Pero a

despecho de todas estas precauciones

muchos sufrieron por su fe. Las cárceles

rebosaban. Las familias eran divididas.

Muchos fueron desterrados a tierras

extrañas. Sin embargo, Dios estaba con su

pueblo y la persecución no podía acallar su

Page 82: Cuentos Que No Son Cuentos

82

testimonio. Muchos cruzaron el océano y se

establecieron en Norteamérica, donde

echaron los cimientos de la libertad civil y

religiosa que fueron baluarte y gloria de los

Estados Unidos”.2

Una nación que nació como cordero, pero

que a lo largo de su breve historia ha

desarrollado una imagen diferente:

Tan pronto como los Estados Unidos (EEUU)

se independizaron iniciaron una serie de

guerras de expansión. Con el fin de

apoderarse de las colonias británicas de

2 Elena G. de White, Conflicto de los

siglos durante la era cristiana (California:

Pacific Press Pub. Assn, 1939), 294.

Page 83: Cuentos Que No Son Cuentos

83

Canadá, EEUU entró en guerra contra

Inglaterra (1812 – 1814) que resultó en un

“empate” entre ambas naciones. Entre los

años 1820 y 1830 se desarrolló la guerra

contra México dando origen a Texas.

Porfirio Díaz dejaría para la posteridad su

famosa frase: “Pobre México, tan lejos de

Dios y tan cerca de los Estados Unidos”.3

Entre 1861 y 1865 se desarrolló la Guerra

Civil Norteamericana que marcó esta nación

por siempre. A fines de los 1890 EE UU

extrañamente entró en guerra contra

3 Eduardo Galeano, Las venas

abiertas de América Latina (Madrid: Siglo

XXI, 2003), 159.

Page 84: Cuentos Que No Son Cuentos

84

España, ganándola y apoderándose de

Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam.4

En 1917 EEUU entró en la Gran Guerra

(Primera Guerra Mundial). El presidente

Wilson aseguró que «El mundo debe

convertirse en un lugar seguro para la

democracia»5, cuando EEUU ingresó a «la

guerra que pondrá fin a todas las guerras».

Y fue este mismo presidente que trató de

4 ,

(Madrid: Ediciones

Encuentro, 1998), 201.

5 Michael W. Apple, y James A.

Beane. (Madrid:

Morata, 1999), 19.

Page 85: Cuentos Que No Son Cuentos

85

unir al mundo a través de la Sociedad de las

Naciones que finalmente fracasó.

En setiembre de 1939 se inició la Segunda

Guerra Mundial, y el 7 de diciembre de

1941 los EEUU fue objeto de un ataque

sorpresa del imperio Japonés en Pearl

Harbor, declarándole luego la guerra,

abandonando su posición neutral e

ingresando a la Segunda Guerra. Terminó la

guerra contra Japón a través de lanzar dos

bombas atómicas contra Hiroshima (6 de

agosto) y Nagasaki (9 de agosto de 1845).

EEUU dejó claro su poderío bélico, pero no

era la superpotencia que es hoy, ya que

todavía existían otras naciones capaces de

Page 86: Cuentos Que No Son Cuentos

86

presentarle batalla como Rusia e Inglaterra.

Winston Churchill acuñaría el término

“Cortina de Hierro” para describir el

ambiente geopolítico que se cerniría en el

mundo luego de acabada la Segunda

Guerra. Estas crisis se fueron acentuando

con la aparición de Cuba como primer

gobierno comunista del hemisferio

occidental en 1950, lo que no sería

permitido por Norteamérica. A esto se

suma las crisis desatadas por el derribo en

espacio aéreo soviético de un avión U-2

espía norteamericano. En 1861, frente a la

ola migratoria de la Alemania soviética a la

Alemania norteamericana, el gobierno ruso

ordenó la construcción de un muro en la

Page 87: Cuentos Que No Son Cuentos

87

ciudad de Berlín, el mismo que fue símbolo

de la guerra fría por décadas.

La guerra de entre Vietnam del Sur,

apoyada por los EEUU y Vietnam del sur

apoyada por el bloque comunista, resultó

en una vergonzosa derrota norteamericana,

la que quedó muy mal parada frente al

mundo, pero esto quedaría levemente

cubierto cuando el 20 de julio de 1969 los

EEUU le ganaron la carrera espacial a los

Page 88: Cuentos Que No Son Cuentos

88

rusos al colocar al primer hombre en la luna

y traerlo de regreso.

La caída del muro de Berlín el 9 de

noviembre de 1989 y la perestroika que

condujo a la disolución de la Unión de

Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) el

25 de diciembre de 1991, mismo día en que

Mijaíl Gorbachov renunció y fue sucedido

por Boris Yeltsin, presidente de la naciente

Federación Rusa. La nación que podría

Page 89: Cuentos Que No Son Cuentos

89

haberle hecho frente a los EEUU había

desaparecido sistemáticamente. Los ojos

del mundo estaban pasmados. EEUU era la

nueva y única superpotencia, y para dejar

bien en claro su superioridad militar ante el

mundo, sucedió la Guerra del Golfo en

1990.

Page 90: Cuentos Que No Son Cuentos

90

Fue en esta ocasión que el mundo

nuevamente quedó asombrado con el

rápido despliegue tecnológico y militar de

los EEUU, acallando a cualquier naciente

potencia de desafiar al neo dragón.

Page 91: Cuentos Que No Son Cuentos

91

9/11

Fue en la mañana del 11 de setiembre de

2001 que dos aviones secuestrados por la

facción terrorista Al-Qaeda dieron objetivo

contra las dos torres del World Trade

Center en Nueva York cayendo poco tiempo

después. A raíz de estos atentados EEUU

declaró la guerra contra el terrorismo e

invadió Afganistán para derrocar el régimen

talibán, y luego, argumentando la existencia

de armas de destrucción masiva, invadió

Iraq y derrocó el gobierno de Saddam

Husein, encontrándolo escondido al sur del

país, y condenándolo a muerte. Se

recortaron las libertades públicas internas

Page 92: Cuentos Que No Son Cuentos

92

en EEUU y las agencias gubernamentales de

seguridad pudieron detener sin a

sospechosos recluyéndolos en lugares como

Guantánamo haciendo uso aún de abusos

de autoridad.6 La democracia tal cual se

conocía había llegado a mutar en sus

fronteras. Se podía hacer uso de la tortura

6

Beiras. Torturas y abuso de poder.

(Barcelona: Anthropos Editorial, 2006), 21 -

24.

Page 93: Cuentos Que No Son Cuentos

93

de ser posible7 para “defender su

seguridad”.8

“Los cuernos como de cordero y la voz de

dragón del símbolo indican una extraña

contradicción entre lo que profesa ser y lo

que practica la nación así representada. El

"hablar" de la nación son los actos de sus

autoridades legislativas y judiciales. Por

esos actos la nación desmentirá los

principios liberales y pacíficos que expresó

7 José Portillo, El camino a la

libertad (Uruguay: Editorial Trilce, ), 91.

8 Alberto Timm, Amir Rondor y

Vanderlei Dorneles, O futuro: a visão

adventista dos últimos acontecimentos (Sao

Paulo: UNASPRESS, 2004), 194, 195.

Page 94: Cuentos Que No Son Cuentos

94

como fundamento de su política. La

predicción de que hablará "como dragón" y

ejercerá "toda la autoridad de la primera

bestia," anuncia claramente el desarrollo

del espíritu de intolerancia y persecución de

que tantas pruebas dieran las naciones

representadas por el dragón y la bestia

semejante al leopardo. Y la declaración de

que la bestia con dos cuernos "hace que la

tierra y los que en ella habitan, adoren a la

bestia primera," indica que la autoridad de

esta nación será empleada para imponer

alguna observancia en homenaje al

papado”.9

9 Elena G. de White, Conflicto de los

Page 95: Cuentos Que No Son Cuentos

95

A partir del 9/11 EEUU acentuó su discurso

de hegemonía e intolerancia siguiendo los

pasos del dragón. 9/11 a la luz de

Apocalipsis 13 es el cumplimiento parcial

del versículo 11. La voz de dragón se ha

dejado escuchar desde hace décadas, pero

es a partir del 9/11 este discurso se ha

acentuado.

Luego de este breve repaso de la profecía e

historia, nos queda claro que si todo se

cumplió hasta el verso 11 del capítulo 13

del Apocalipsis con perfecta precisión, los

siglos durante la era cristiana (California:

Pacific Press Pub. Assn, 1939), 495.

Page 96: Cuentos Que No Son Cuentos

96

versículos 12 al 18 se cumplirán muy pronto

tambien.

“La profecía del capítulo 13 de Apocalipsis

declara que el poder representado por la

bestia de cuernos semejantes a los de un

cordero haría "que la tierra y los que en ella

habitan" adorasen al papado, que está

simbolizado en ese capítulo por una bestia

"parecida a un leopardo"... Esta profecía se

cumplirá cuando los Estados Unidos hagan

obligatoria la observancia del domingo, que

Page 97: Cuentos Que No Son Cuentos

97

Roma declara ser el signo característico de

su supremacía...”.10

10

Elena G. de White, Eventos del los

últimos días (Buenos Aires: ACES, 1989),

132.

Page 98: Cuentos Que No Son Cuentos

98

10

Querido hijo. La verdad es que el terrorismo

tiene que ver con el espíritu de maldad que

reina en el mundo y este mismo espíritu

será el que al final se rebele contra el

Creador en una gran batalla final. Pero eso

te lo cuento otro día.

- Bien papá…