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edición especial de aniversario, número 22, cuarta entrega, 26 de septiembre de 2006 suplemento de antropología... www.elregional.com.mx/suplementos/regiones.php Cuernavaca, Temisco, Xochicalco: Edward B. Tylor Las ruinas de Xochicalco Traducción de Leif Korsbaek

Cuernavaca, Temisco, Xochicalco: Las ruinas de Xochicalco

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Page 1: Cuernavaca, Temisco, Xochicalco: Las ruinas de Xochicalco

edición especial de aniversario, número 22, cuarta entrega, 26 de septiembre de 2006

suplemento de antropología...

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Cuernavaca, Temisco,Xochicalco:

Edward B. Tylor

Las ruinas de Xochicalco

Traducción de Leif Korsbaek

Page 2: Cuernavaca, Temisco, Xochicalco: Las ruinas de Xochicalco

Edward B. Tylor: «Cuernavaca, Temisco, Xochicalco»

II 26 de septiembre de 2006

Temprano en la mañana salimos con unviejo y sabio mestizo que nos guiaría alas ruinas de Xochicalco, que seencuentran en las tierras de la mismahacienda de Temisco. La propiedadmide cuarenta millas de un lado a otro;sin embargo, es todo un viaje parallegar a las ruinas. Después deabandonar los campos de caña deazúcar, vimos muy pocas chozas y ni unpedazo de tierra de cultivo. Finalmentellegamos a Xochicalco y nosencontramos al pie del cerro, a unoscuatrocientos pies de altura; eraextraordinariamente regular en suforma cónica, mucho más de lo quecualquier cerro natural podría serlo, amenos que se tratara del cono de unvolcán. A diversas alturas de este cerro,podíamos ver amplias terrazasdistribuidas alrededor. Tras acercarnosun poco más, llegamos a una granzanja.

Los lados se habían colapsado, enalgunos lugares estaba completamentellena y por todas partes se encontrabacubierta de un grueso matorral, talcomo lo estaba el cerro. Parece que estazanja corre alrededor de la base delcerro y mide unas tres millas. Subiendoa través de la maleza con sus arbustosespinosos y saliéndonos a las terrazas,se volvió evidente que el cerro habíasido formado artificialmente. Lasterrazas fueron construidas con bloquesde piedra sólida y cubiertas con lomismo. En los cerros alrededorpudimos distinguir huellas de otrascarreteras de terrazas del mismo tipo;debe de haber todavía muchas millas deéstas.

Pero fue hasta que llegamos a lacúspide que encontramos la parte másnotable de la estructura. Se le haquitado la punta, creando así un granespacio plano rodeado de una barda,ahora en ruinas. Dentro del espaciocerrado se encuentran variosmontículos de piedra, sin dudaentierros, y eso es todo lo que queda dela pirámide. Nunca olvidaré nuestra

sensación de asombro y admiracióncuando, de repente, la encontramos,decaída y mutilada, mientras nosabríamos camino a través de la maleza.No nos habíamos preparado para algoasí pues, en la mañana, cuando salimos,todo lo que sabíamos era que allí habíaalgunas viejas ruinas.

La pirámide fue hecha de bloques depiedras talladas unidas con tantaprecisión, que apenas se distinguen lasuniones, y el tallado continúa sininterrupción de un bloque al siguiente.

Algunos de estos bloques miden ochopies de largo y casi tres de ancho.Fueron unidos sin mezcla y, de veras,juzgando por la construcción deledificio, no hubo necesidad alguna deella. El primer piso mide alrededor dedieciséis pies de altura, incluyendo elzócalo que se encuentra en el fondo.

Encima del zócalo sigue un grupo defiguras esculpidas que se repitealrededor de la pirámide, dos veces acada lado. Cada panel ocupa un espaciode treinta pies de largo por diez de alto,y los bajorrelieves sobresalenaproximadamente tres o cuatropulgadas. Hay un jefe, vistiendo unafaja y un penacho de plumas,exactamente como aquellos de losPieles Rojas en el norte. Debajo de lafaja termina en una voluta1. En mediodel grupo hay algo que tal vezrepresenta una palmera, con un conejoa su pie. Cerca de este árbol, yalcanzando casi la misma altura, hayuna figura con la cabeza de uncocodrilo usando una corona2, y con unropaje de líneas paralelas, como las alasde las criaturas en los bajorrelieves delos asirios. Eso puede muy bien ser unarepresentación convencional de losatuendos de plumería que son tancaracterísticos en México.

En esta última parte del séptimo capítulo de Anahuac, or Mexico and the Mexicans,Ancient and Modern, y después de contar lo vivido en su viaje hasta Temixco, Edward B. Tylorrealiza una descripción minuciosa de las ruinas de Xochicalco, en la que incluye detallessobre su construcción y especulaciones sobre su origen y función.

Además, apoyado en sus amplios conocimientos históricos, Tylor prácticamente brinda unacátedra magistral sobre los aspectos artísticos de Xochicalco y establece una interesantecomparación entre el arte y las esculturas de las ruinas de México y las de América Central.

Las ruinas de XochicalcoEdward B. Tylor

Nunca olvidaré nuestra sensación de asombro y admiración cuando, de repente, laencontramos, decaída y mutilada, mientras nos abríamos camino a través de lamaleza. No nos habíamos preparado para algo así pues, en la mañana, cuandosalimos, todo lo que sabíamos era que allí había algunas viejas ruinas.

1 Adorno en forma de caracol.2 O yelmo.

Fotografías: Carmen. H. Piña, Elcerro de Xochicalco en Méxicopintoresco, artístico ymonumental, de Manuel RiveraCambas, p. 68-69, Carmen H. Piña,Fotografías tomadas por Edward Seleren 1887. Fachada sur de la Pirámidede las Serpientes Emplumadas, p. 312[313] y Carmen H. Piña, Fachadaoeste de la Pirámide de las SerpientesEmplumadas, p. 315. (V. referenciabibliográfica en directorio.)

Page 3: Cuernavaca, Temisco, Xochicalco: Las ruinas de Xochicalco

Tercera parte: Las ruinas de Xochicalco

III26 de septiembre de 2006

Encima de estos bajorrelieves hay unfriso de entre tres y cuatro pies dealtura, con otro panel esculpido que serepite ocho veces a cada lado de lapirámide. Esta notable esculturarepresenta a un hombre sentado con laspiernas cruzadas y descalzo. En lacabeza tiene algo que parece unacorona con un manojo de plumas, ydesde su frente sobresale una serpiente,exactamente en el lugar donde estáfijado el basilisco real en las coronas delos reyes y de las reinas en lasesculturas egipcias. Los ojos de estepersonaje están protegidos por placasredondas con hoyos en el centro,sostenidas alrededor de su cabeza poruna correa, como los cristales de colorque se utilizan para repeler elresplandor del sol en los EstadosUnidos, conocidos como goggles. Frentea esta figurilla están esculpidos unconejo y algunos ornamentos o armasincomprensibles. Puede ser que sunombre fuera “Conejo”.

El friso está coronado por unacornisa, y sobre la cornisa del segundopiso queda lo suficiente como paramostrar que estaba cubierta de relieves,de la misma forma que la primera.Originalmente había cinco pisos: losotros han sido destruidos durante elúltimo siglo. El anterior dueño de lahacienda de Temisco destruyó los pisossuperiores y se llevó los bloques parala construcción de muros y represas.

La perfecta ejecución de los detallesen los bajorrelieves y la precisión conla cual son repetidos, muestranclaramente que el carácter tan grotescode las esculturas mexicanas no se debetanto a la falta de capacidad como a lanecesidad de respetar los modosconvencionales de la representación deobjetos. Como en muchos otros países,ciertas figuras fueron asociadas enMéxico con la religión y la astrología; yel escultor, no obstante que su facilidaden los detalles muestra que hubierapodido crear figuras mucho mejores sise le hubiera permitido, nunca tuvo laoportunidad, pues no se le permitióapartarse del original tipo burdo delobjeto sagrado. Humboldt3 señala quela misma reproducción ortodoxa demodelos fijos llama la atención en lasesculturas mexicanas hechas después dela Conquista. El perfil torpe de lasburdas figuras de santos traídos desdeEuropa en el siglo XVI, fue adoptadocomo modelo por los escultoresnativos, y ha durado hasta el día de hoysin cambio alguno.

Es evidente que Xochicalco cumplíavarias funciones. Era un cerrofortificado de gran fuerza, un templosagrado y un panteón para personasimportantes, cuyos cuerpos, sin duda,yacen todavía bajo los montones depiedras cerca de las ruinas. La magnitudde la zanja y de las terrazas, así como elgran tamaño de los bloques de piedraque fueron subidos a la cúspide delcerro sin el uso de animales de carga,indica la existencia de una poblaciónnumerosa y de un gobierno despótico.La belleza de la albañilería y de laescultura muestra que el pueblo quecreó este monumento había progresadoconsiderablemente en las artes.También debemos recordar que notenían hierro, sino que arduamente

cortaron y pulieron granito y piedraporfídica con instrumentos de piedra ybronce. Apenas podemos imaginar dequé manera.

Las similitudes que encontramosentre las esculturas asirias y egipcias ylos monumentos americanos tienenpoco valor, y parecen insuficientes parasostener cualquier argumento. Es difícilimaginarse que no hay similitudalguna entre las figuras que producen,cuando razas levemente civilizadascopian hombres, árboles y animales ensu manera burda. En lo que se refiere aldecorado, es cierto que lo que es

conocido como el “estilo ribeteado” esmuy común en México y en Yucatán, yque en esta misma pirámide, lospaneles son divididos por una franjaretorcida, que no tendría nada depeculiar en un edificio delRenacimiento. Pero el modelo de estafranja bien pudo ser sugerido —aambos lados del globo— por lasenredaderas retorcidas de la selva o poruna cuerda doblada y retorcida, asícomo es representado en uno de losjeroglíficos más comunes de Egipto.

La cornisa en que termina el primerpiso de la pirámide es de un diseñofamiliar; sin embargo, no es posibleconcluir nada de estos sencillos diseñosgeométricos, que podrían ser

inventados una y otra vez pordiferentes razas cuando empezaran adivertirse trazando ornamentosgeométricos en sus edificios. Podemosver diseños de este tipo en la pieltatuada de la gente salvaje, y no hayduda de que estos patrones seutilizaban entre ellos antes de quetuvieran contacto con los hombresblancos. Esa es la opinión de Humboldtacerca de estas coincidencias. Es algoextraordinario que tanto el rey egipciocomo el jefe mexicano tuvieran unyelmo con una serpiente que saleexactamente encima de los ojos.

Ahora, ¿quiénes construyeronXochicalco? Los especialistas queescriben acerca de México tienen yapreparada una respuesta. Nos cuentanque, de acuerdo a la tradición mexicana,el país era antes habitado por otra razaa la que llamaron los tolteca o, comodecimos nosotros, los toltecs, nombreque proviene de su ciudad capital,Tollan, “El Pantano de Carrizo”; y queeran de la misma raza que los aztecas,lo que muestra el hecho de que losnombres de sus ciudades y de sus reyesson palabras aztecas; que eran unpueblo altamente civilizado y quellevaron al país las artes de la escultura,de la pintura jeroglífica, grandesmejoras en la agricultura, muchos delos peculiares rituales religiosos, queserían practicados por otras nacionesque se establecerían después de ellos enMéxico, y el famoso calendarioastronómico, del cual hablaré másadelante. El rey tolteca, a quien loshistoriadores mexicanos le adjudican laconstrucción de Xochicalco, se llamabaNauhyotl, lo que quiere decir “CuatroCampanas”, y murió en el año 945después de Cristo.

3 Alexander von Humboldt (1769-1859),naturalista y geógrafo alemán; acompañóal botánico francés Aimé Bonpland en sufamosa expedición a Sudamérica, Cuba yMéxico (1799-1804), exploraron el Orinocoy probaron su conexión con el Amazonas;autor de Voyage de Humboldt et Bonpland(1805-34, comprende: 1ª parte, Voyage auxregions equinocciales du nouveau continent; 3ªparte, Essai politique sur le royaume de lanouvelle Espagne —la más profundainterpretación publicada sobre lacolonización española; 4ª parte, Recueild’observations astronomiques; 5ª parte, Essaisur la géographie des plantes), entre otrasobras; su hermano Wilhelm fundó laUniversidad de Berlín.

Es evidente que Xochicalco cumplía varias funciones. Era un cerro fortificado degran fuerza, un templo sagrado y un panteón para personas importantes, cuyoscuerpos, sin duda, yacen todavía bajo los montones de piedras cerca de las ruinas. Lamagnitud de la zanja y de las terrazas, así como el gran tamaño de los bloques depiedra que fueron subidos a la cúspide del cerro sin el uso de animales de carga,indica la existencia de una población numerosa y de un gobierno despótico.

Fotografías: en esta columna:Carmen. H. Piña, Vista de los cerrosy planta de los subterráneos deXochicalco, dibujo de Pedro JoséMárquez, p. 296; arriba: LourdesGrobet, Pirámide de las SerpientesEmplumadas, grabado de Karl Nebel,p. 65; abajo: Carmen H. Piña,Pirámide de las SerpientesEmplumadas, en Atlas de lasantigüedades mexicanas, deGuillermo Dupaix, p. 63. (V.referencia bibliográfica endirectorio.)

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Edward B. Tylor: «Cuernavaca, Temisco, Xochicalco»

IV 26 de septiembre de 2006

Luego nos cuentan queaproximadamente en los tiempos denuestra conquista normanda, lostoltecas fueron expulsados de laplanicie mexicana por la hambruna y lapeste, y que migraron hacia el sur. Sóloquedaron unas cuantas familias; deellas, de los aztecas, los chichimecas yotras tribus bárbaras, que volvieron apoblar el país, emanaron losconocimientos de las artes y las cienciassobre los que su propia civilización fuefundada. Fue la gente de esta nacióntolteca —dicen los historiadoresmexicanos— quienes construyeron losmonumentos de Xochicalco,Teotihuacan y Cholula. En laarquitectura, los aztecas hicieron pocomás que copiar las obras que les habíandejado sus antecesores, y hasta el día dehoy, los indígenas mexicanos llaman aun constructor un toltecatl o un“tolteco”.

Si consideramos esta relacióncircunstancial como algo más que untejido de fábulas, naturalmente surge lapregunta: ¿qué les sucedió a los demástoltecas cuando abandonaron laplanicie mexicana? Se ha propuesto unateoría para contestar esta pregunta: quese establecieron en Chiapas y enYucatán y que construyeron Palenque,Copán, Uxmal, y las demás ciudadescuyas ruinas quedan enquistadas en laselva tropical.

Al momento en que Prescott4

escribió su Historia de la Conquista, unateoría como esta era bastantedefendible, pero los nuevos datoshistóricos, hechos públicosrecientemente por el abbé [abad]Brasseur de Bourbourg5, le han dado unaspecto diferente a la cuestión. Sinquerer mantener en todo lacredibilidad de la historia de esteescritor, no puedo evitar pensar quenos ha proporcionado basessatisfactorias para pensar que lasciudades en ruinas de América Centralfueron construidas por una raza quefloreció mucho antes que los toltecas,cuyo poder y civilización estabandeclinando en el séptimo siglo, cuandolos toltecas empezaron a florecer enMéxico, y que los mayas en Yucatán sonsus descendientes corrompidos.

Lo que yo he visto de antigüedadesde América Central y de México, y deilustraciones de ellas en libros, tiende aconfirmar la opinión del abbé Brasseurde Bourbourg de la historia de estospaíses. Se encuentra una abundancia dehuellas de la comunicación entre losdos pueblos, pero no hay nada queapoye nuestro postulado de quecualquiera de los dos haya tomado lacivilización del otro en un sentidofísico. Mi pretexto para entrar en ladiscusión con estos detalles es quealgunos de los hechos que puedoofrecer son nuevos.

Un bajorrelieve en Kabah, descritopor el señor Stephens6 en la relación desu segundo viaje, tiene unaconsiderable similitud con el que seencuentra en la llamada “piedra desacrificio” en México; el guerrero querepresenta tiene en su mano elcaracterístico maquahuitl mexicano, unamacana con filas de dientes deobsidiana.

En las esculturas de América Centralencontramos un curioso ornamento querepresenta una serpiente con la cara deun hombre mirando hacia fuera deentre sus mandíbulas abiertas, yencontramos un diseño similar en lasinscripciones pictográficas, en lasesculturas y en la alfarería de losaztecas.

Un rasgo peculiar en la antiguaescritura pictórica de los aztecas es quelos personajes representados tienen,con frecuencia, una o varias figuras delengua suspendidas en el aire cerca desus bocas, indicando así que estánhablando o que son personas deautoridad. De estas figuras de lenguatambién encontramos algunas en lasesculturas de Yucatán.

Uno de los paneles en la pirámide deXochicalco parece ser relevante paraesta cuestión: el que contiene larepresentación del jefe con las piernascruzadas, del cual acabo de hablar.

En primer lugar, sentarse con laspiernas cruzadas no es una costumbre

azteca. No creo que hayamos visto a unsolo indígena sentado con las piernascruzadas en México. En las pinturasjeroglíficas de los aztecas, los hombresestán sentados acuclillados, con labarba casi tocando sus rodillas,mientras que las mujeres tienen laspiernas metidas debajo de ellas y suspies saliendo al lado izquierdo. Porotro lado, esta postura es muycaracterística en las esculturas deYucatán. En Copán hay un altar condieciséis jefes sentados en torno suyo ycon las piernas cruzadas; y, además,uno de ellos tiene un penacho muysimilar al del jefe en Xochicalco(solamente que no tiene serpientealguna) y otros son más o menossimilares; no recuerdo nada parecido en

las pinturas jeroglíficas mexicanas. Lasplacas oculares curiosamenteperforadas del jefe de Xochicalco,usadas —aparentemente— paraproteger sus ojos contra flechas ylanzas, son parte del equipo de unguerrero azteca en las pinturasjeroglíficas, mientras que noencontramos ninguna instancia de ellasen Palenque o en Copán. De maneraque, en lo referente a las dospeculiaridades arriba descritas, lanotable escultura que tenemos frente anosotros, en una parece pertenecer mása Yucatán que a México, y en la otra,más a México que a Yucatán.

4 Abogado norteamericano que se interesópor la historia de España eHispanoamérica. Escribió la Historia de laConquista de México (1843) y también laHistoria de la Conquista de Perú (1847). Esconsiderado uno de los mejoreshistoriadores norteamericanos.

5 Charles Étienne Brasseur de Bourbourg(1814-1874). Misionero francésconsiderado uno de los pioneros de laarqueología e historia precolombinas. Elconocimiento adquirido durante sus viajesa México y América central lo plasmó en laHistoria de la civilización azteca de 1857 a1859. En 1863 anunció haber descubiertola clave de la transcripción de la escrituramaya y publicó lo que él creía que era latraducción del Popol Vuh.

6 No se tienen referencias.

En las esculturas de América Central encontramos un curioso ornamento querepresenta una serpiente con la cara de un hombre mirando hacia fuera de entre susmandíbulas abiertas, y encontramos un diseño similar en las inscripcionespictográficas, en las esculturas y en la alfarería de los aztecas.

Fotografías: Carmen. H. Piña,Pirámide de las SerpientesEmplumadas hacia 1880, en Méxicopintoresco, artístico ymonumental, de Manuel RiveraCambas, p. 70-71 y Fachada de laPirámide de Xochicalco, dibujo deGuillermo Dupaix, p. 301. (V.referencia bibliográfica endirectorio.)

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Tercera parte: Las ruinas de Xochicalco

V26 de septiembre de 2006

Ni siquiera es posible en todos loscasos distinguir esculturascentroamericanas de aquellas de origenmexicano. Entre las numerosas figurasde piedra en el museo del señorChristie, algunas soninconfundiblemente de origencentroamericano, y otras, más allá decualquier duda, son de origenmexicano. Pero aparte de ellas, haymuchas otras que tanto su dueño comoyo, no obstante que hemos manejadocientos de estas cosas, tenemos quedejar en el terreno de la duda entre losdos tipos.

Hasta aquí acerca de las similitudes.Pero las diferencias son de muchomayor peso. Las cabezas en forma depera de la mayoría de las figurascentroamericanas, a cuya curiosaconfiguración sólo se acercan lascaricaturas más salvajes de LouisPhilippe7, son perfectamentedistintivas. Lo mismo vale para losjeroglíficos organizados en cuadradosque encontramos en las esculturas deAmérica Central y en el CódiceDresden8, y también para el caráctergeneral de la arquitectura y laescultura, como puede ver cualquiera aprimera vista.

Es cierto que el llamado calendarioastronómico azteca estaba siendoutilizado en América Central, y quemuchas de las costumbres religiosas enambos países, tales como el método desacrificio de víctimas humanas y lacostumbre de los adoradores de sacarsesangre en honor de los dioses, sonidénticas. Pero esta situación podríahaber surgido de varias maneras, y noes una prueba real de que lacivilización de cualquiera de los dospaíses fuera un retoño de la otra.Considerar este argumento como talsería como proponer que los negros deCuba y los indígenas de Yucatánhubieran derivado su civilización unade la otra porque ambas son católicasromanas y utilizan el mismocalendario. En general, estoy dispuestoa concluir que las civilizaciones deMéxico y América Central fueronoriginalmente independientes, peroque entraron en un contacto intensivo yasí se modificaron mutuamente en ungrado muy alto.

So peligro de ser ampuloso,mencionaré las razones a priori que nospermitan argumentar que lacivilización de América Central nohaya surgido allí, sino que fueimportada, ya acabada, por un puebloque llegó emigrando de algún otrolugar. Circula una teoría de que sólo enclimas templados las naciones bárbaraspueden progresar civilizándose a símismas. En los países tropicales laintensidad del calor provoca que elhombre esté poco dispuesto aesforzarse, y la riqueza de la vegetaciónle proporciona lo poco que necesita. Entales climas —dicen los abogados deesta teoría— el hombre reconoce lasupremacía de la naturaleza sobre el, yabandona la intención de configurarlade acuerdo a sus propios propósitos, asíque en estos países, los habitantestransitan de una generación a lasiguiente disfrutando flojamente suexistencia, sin hacer esfuerzo alguno yrealmente sin sentir la necesidad deavanzar por la escala social. Entonces,según esta teoría, cuando encontramosuna civilización desarrollada en países

con un clima caliente, como es el casode la India, lo tenemos que explicarsuponiendo que alguna migración hayatomado lugar, y que alguna raza hayallevado consigo las costumbres desdeun clima más templado. Esta teoría dela civilización favorece la idea de quelas ciudades centroamericanas hayansido construidas por un pueblo deMéxico. El clima en la alta planiciemexicana, que en términos generalescorresponde al del norte de Italia, sepresta bien para el desarrollo de unanación. Pero las ciudades que hay enYucatán y Chiapas, aunque no estánlejos de la planicie central de México, seencuentran, debido a la escasaelevación sobre el nivel del mar, en unclima muy diferente. Están en la tierradel calor tropical y de la vegetaciónmás exuberante, en medio de selvasdensas donde las fiebres y la fatigahacen casi imposible vivir a loseuropeos, y donde los indígenas quetodavía habitan las regiones donde seencuentran las ruinas son los mássalvajes, por lo que han degeneradohasta las máximas profundidades de lafloja ignorancia.

Si hay algo de cierto en esta teoríadel progreso por el clima, ningunatribu bárbara podría avanzar en un paísasí al nivel social que indican las ruinasde los templos y las ciudades. Deben dehaber migrado de alguna región mástemplada.

Mientras caminamos alrededor delcerro de Xochicalco, tropezamos con unlugar que excitó fuertemente nuestracuriosidad. Era un pequeño espacioovalado con un pequeño altar en unextremo y, dispuestos a su alrededor,fragmentos esparcidos de lo que parecíahaber sido un abominable ídolo debarro cocido. Era tal vez un templodedicado a una de las deidadesmenores, así como se encuentranfrecuentemente alrededor de lostemplos más grandes; pues en México,la astronomía, la astrología y lareligión habían sido mezcladas, asícomo también ha sucedido en otraspartes del globo, y aún los signosastronómicos de los días y los mesesposeían sus propios templos.

Considerar este argumento como tal sería como proponer que los negros de Cuba y los indígenasde Yucatán hubieran derivado su civilización una de la otra porque ambas son católicas romanas yutilizan el mismo calendario. En general, estoy dispuesto a concluir que las civilizaciones de Méxicoy América Central fueron originalmente independientes, pero que entraron en un contactointensivo y así se modificaron mutuamente en un grado muy alto.

7 Luis Felipe de Orleáns (1773-1850), rey deFrancia (1830-48). La caricatura a la quealude Tylor fue realizada por CharlesPhilipon (1800-1862), dibujante yperiodista francés (se hizo célebre[justamentre por] la caricatura de lacabeza de Luis Felipe en forma de pera).

8 Los códices mexicanos por su origen sedividen en mexicanos y mayas; losprimeros pueden ser precortesianos oposcortesianos; entre ellos sobresalen elCodex Vaticanus A (Roma), el TellerianoRemensis (París), el Codez Mendocinus(Oxford), los del Museo de América y losque conserva el Museo Nacional deAntropología de México. De los códicesmayas, sólo se conocen tres, todosprecortesianos: el Dresdense (Biblioteca delEstado, Dresde), el Peresiano (fragmentoque guarda la Biblioteca Nacional deParís), y el Tro-Cortesiano (Museo deArqueología e Historia, Madrid); losfacsimilares del Dresden realizados porFörstemann y Kingsborough (v. nota 10)pueden encontrarse en la direcciónelectrónica www.famsi.org.

Fotografías: en estacolumna: Carmen H.Piña, Fotografías tomadaspor Edward Seler en 1887.Fachada oriente de laPirámide de las SerpientesEmplumadas, p. 312 [313];arriba: Lourdes Grobet,Pirámide de las SerpientesEmplumadas, grabado deKarl Nebel, p. 65; abajo:Jesús Galindo Trejo, Dosvistas de la Pirámide de lasSerpientes Emplumadas,publicadas por La Nature,en 1886, p. 75.

(V. referenciabibliográfica endirectorio.)

Page 6: Cuernavaca, Temisco, Xochicalco: Las ruinas de Xochicalco

Edward B. Tylor: «Cuernavaca, Temisco, Xochicalco»

VI 26 de septiembre de 2006

Efraín Ernesto Pacheco CedilloDirector fundador

es una publicación mensual cuyo principal propósito es socializar el saber, editada por elColectivo Antropólogos en Fuga y Compañía y por El Regional del Sur. El contenido de

los artículos es responsabilidad de sus autores Coordinación general: David Solís Coello, Adriana SaldañaRamírez, Mariana González Focke, Livia González Ángeles, Pilar Angón Urquiza, Josué Fragoso Traducción e

introducción de «Cuernavaca, Temisco, Xochicalco», séptimo capítulo de Anahuac: Leif Korsbaek Revisiónde la traducción para Regiones: Livia González Ángeles Coordinación, edición, formación y corrección:

Adriana Saldaña, Livia González y Gerardo Ochoa Agradecimientos: Marcela Barrios Luna Fotografías en estenúmero: De la Fuente, Beatriz, et. al., La Acrópolis de Xochicalco, Instituto de Cultura de Morelos, México, 1995.

Portada: Sebastião Salgado, México, 1980 (referencia bibliográfica en Regiones, XXII, 1º).

w w w . e l r e g i o n a l . c o m . m x / s u p l e m e n t o s / r e g i o n e s . p h pregiones@gmail .com | [email protected]

Carlos Gallardo SánchezSubdirector editorial

Bonifacio Pacheco CedilloCoordinador de suplementos

Eolo Ernesto Pacheco RodríguezDirector general

Usted leyó la cuartay última entrega:

1º 2º 3º 4º

Xochicalco significa “En la Casa deFlores”. La palabra “flor” —xóchitl— esfrecuentemente parte de algunosnombres de personas o de lugares enMéxico, tal como el Lago de Xochimilco—“En la Plantación de Flores”—.Tlilxóchitl, literalmente “flor negra”, esel nombre azteca de la vainilla, así queel nombre de aquel famoso historiadormexicano —Ixtlilxóchitl, cuyo nombrese pega en la garganta de los lectores dePrescott—, significa “Cara de Vainilla”.Por qué el lugar fue llamado “En elLugar de las Flores” no es claro. Laexplicación usual parece bastanteaceptable: porque en sus altares fueronhechas ofrendas de flores y primerosfrutos. Los toltecas, dicen los cronistasmexicanos, no hacían sacrificioshumanos, y no sería hasta que otrastribus hubieran tomado posesión de sustemplos abandonados, que los aztecasintrodujeran la costumbre, sacrificandoa sus prisioneros de guerra. Parece raro,sin embargo, que uno de los reyestoltecas haya sido llamado Topiltzin,que fue el título del máximo sacerdoteentre los aztecas, cuya tarea consistió enabrir el pecho de las víctimas humanasy arrancarles el corazón.

A los indígenas siempre lescomplace llevar flores en susprocesiones solemnes, coronándose a símismos con guirnaldas y decorando suscasas y sus templos con ellas; ymientras que adoraron a sus dioses de

acuerdo a los sencillos ritos que, segúnla tradición, su profeta Quetzalcoatl(“Serpiente Emplumada”) señaló antesde dejarlos y embarcarse en su canoahacia el Océano Oriental, ningúnnombre podría haber sido másapropiado para su templo. Estaagradable costumbre no desapareciódespués de la Conquista, y hasta el díade hoy las iglesias en los barriosindígenas lucen hermosas con susguirnaldas y ramilletes, y son tanenfáticamente “casas de flores” como loeran los templos hace muchos años.

Después de escribir la nota acerca dela pirámide de Xochicalco heencontrado una nueva pieza deevidencia que, si le tenemos confianza,muestra más acerca de la historia de

este monumento que todo el restojunto. Dupaix9 hizo un dibujo de lasruinas de Xochicalco en 1805, que seencuentra en Las Antigüedades de México,de Lord Kingsborough10, y entre lasesculturas del piso superior aparecerepresentado un junquillo, con sushojas arregladas en un marco cuadrado,con tres pequeños círculos abajo. Todo

eso constituye, inequívocamente, elsigno 3 Acatl (3 Caña) del calendarioastronómico mexicano.

Hay que admitir que el dibujo deDupaix de las ruinas es groseramenteincorrecto. Pero ningún tipo dedescuido en la cabeza de un artista nosjustifica para suponer que hayainventado o sacado de su propia cabezaun diseño hasta tal grado sui generis,como en este caso. Ni siquiera podemosdecir que el dibujo sea incorrectoporque el signo no se encuentra allíahora, pues se encontraba en un pisosuperior y, sin ninguna duda, muchaspiedras han sido removidas desde 1805con fines de construcción.

Si podemos considerar que es ciertoque el signo en la pirámide es el 3Acatl, entonces esto encajaperfectamente con las relaciones de loshistoriadores mexicanos, quienes dicenque Xochicalco fue construido por unrey de la raza tolteca y que los aztecasadoptaron los calendarios astronómicosde años y días que utilizaban lostoltecas.

Cuando salimos de Xochicalco ya eratarde, atravesamos un terrenoagradablemente ondulado, a vecescruzando arroyos, y luegodesayunamos en Miacatlán, bajo uncobertizo frente a la tienda del pueblo,donde parecía que se concentraba laactividad entera de la pequeñacomunidad indígena. Rodeando lacarretera había hermosos árboles detamarindo con su follaje verde oscuro,y el árbol de mamey es tan grandecomo un árbol de castaño británico ymuy parecido a él a la distancia. De susramos colgaban grandes mameyes,exactamente como el interior de lasnueces de cacao, cuando han sidodespojadas de su cáscara. Pareciera quela naturaleza no estaba familiarizadacon la obra de M. de la Fontaine11, puessi no, probablemente hubiera recibidouna sugerencia de la fábula de labellota y la calabaza y no habríacolgado los mameyes y las nueces decacao a una altura tan peligrosa.

Esta agradable costumbre no desapareció después de la Conquista, y hasta el díade hoy las iglesias en los barrios indígenas lucen hermosas con sus guirnaldas yramilletes, y son tan enfáticamente “casas de flores” como lo eran los templos hacemuchos años.

9 Guillermo Dupaix, uno de los primeroseuropeos en observar y describir lasriquezas arqueológicas de Chiapas,Oaxaca y Yucatán. Dirigió la RealExpedición de la Nueva Españaencomendada por Carlos IV entre 1805 y1808, que cubrió la zona del Istmo deTehuantepec a la Península de Yucatán. Seconsidera uno de los pioneros en el estudiode la civilización maya.

10 Lord Edward Kinsborough, uno de losdefensores de la idea de que el origen delpueblo americano estaba en las bíblicas 10tribus pérdidas de Israel y lo trata dedemostrar en su obra Antiquities of México(1831). Entre 1831 y 1848 publicó ennueve volúmenes su versión del Méxicoantiguo con facsimilares de códicesmexicanos. Divulgó la primera producciónlitográfica del Códice Vaticano A, en lacual se alude, a través de un pictograma,a la leyenda sobre los gigantes que crearonla pirámide de Cholula.

11 Jean de la Fontaine (1621-1695), literatofrancés célebre por sus libros de fábulas.

Fotografías: Arriba: Lourdes Grobet,Fachada oeste de la Pirámide de lasSerpientes emplumadas, p. 16;izquierda: Lourdes Grobet, Planos ycorte del cerro de Xochicalco segúnAntonio Alzate, p. 29; esta columna:Jesús Galindo Trejo, Ilustración 19.Signo del eclipse en el friso de laPirámide de las SerpientesEmplumadas, p. 283.

(V. referencia bibliográfica endirectorio.)