Cuestiones de Infancia - 2003 Vol7

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    CUESTIONESDE

    I N F A N C I A

    PATOLOGIAS GRAVES EN NIOS

    Juan JosCalzetta

    JorgeCantis

    JosCernadas

    Mariana Cervell ini

    Gabriel Donzino

    Silvia Gomel

    Beatriz Janin

    Diego Moreira

    Silvia Morici

    Mara R. Pousa Camba

    Paraguay 1338, 6 Piso (C1057AAV) Ciudad Autnoma de Buenos AiresTel.: (05411) 4815-3290 (lneas rotativas), Int. 364 y 366.

    E-Mail: [email protected] www.uces.edu.ar

    Revista dePsicoanlisiscon Nios- Ao 2003 Vol. 7

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    Cuestiones de Infancia Revista de Psicoanlisis con Nios es una publicacinde la Carrera de Especializacin en Psicoanlisis con Nios,Instituto de Altos Estudios en Psicologa y Ciencias Sociales

    de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES),Asociacin de Psiclogos de Buenos Aires (APBA).

    Paraguay 1338, (C1057AAV) Buenos Aires, Argentina.Directora: Beatriz JaninArte y diseo grfico: Mc Tree S.R.L.

    Registro de la propiedad intelectual 1.425.121

    Se termin de imprimir en el mes de Abril de 2003 enCostasn S.R.L., Buenos Aires, Argentina.

    Suscripciones, pedidos, colaboraciones e informacin:UCES Instituto de Altos Estudios en Psicologa y Ciencias Sociales,

    Paraguay 1338, (C1057AAV) Buenos Aires, Argentina.

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    SUPERIOR CONSEJO ACADEMICO

    PresidenteIng. Jorge Toms Mostany

    ConsejerosProf. Dr. Fortunato Benaim

    Sr.Alberto BorriniDr. Jos Manuel Castelao Bragaa

    Dr. Enrique Costa Lieste

    Prof. Gregorio KlimovskyDr. Silvio S. MacchiavelloDr. Jos E. Miguens

    Prof. Antonio Salonia

    AUTORIDADES UCES

    Rector: Dr. Horacio A. ODonnell

    Vicerrector: Dr. Juan Carlos Gmez BarinagaVicerrector Area Evaluacin Universitaria: Lic. Ricardo D. BeylisVicerrector Area Sedes y Convenios: Dr. Jorge AlejandroAmaya

    Secretaria General Acadmica:Lic. Mara Laura Prsico

    Secretario Acadmico de PosgradoLic. Jos Fliguer

    Secretario General de AdministracinSr.Antonio Petrullo

    CONSEJO DE ADMINISTRACION

    Presidente: Sr. Manuel Cao CorralVicepresidente: Dr. Jorge Panick

    Secretario: Dr. Horacio A. ODonnell

    Tesorero: Dr. Gabriel J. HerreroProsecretario: Dr. Jos A. BassoProtesorero: Sr.Alberto Fernndez Calvo

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    FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

    Decano: Prof. Dr. Luis N. Ferreira

    Carrera de Medicina

    Director: Prof. Dr. Luis Nicols FerreiraLicenciatura en Administracin de Servicios de Salud

    Director: Dr. Mario CalviLicenciatura en Kinesiologa y Fisiatra

    Director: Prof. Dr. Guillermo M. ScaglioneLicenciatura en Nutricin

    Directores: Prof. Dr. Isaas Schor y Lic. Celia OrteaLicenciatura en Fonoaudiologa

    Directora: Lic. Teresa Herrera

    FACULTAD DE COMUNICACION SOCIAL

    Licenciatura en Periodismo

    Director: Dr. Carlos CampolongoLicenciatura en Publicidad

    Director: Prof. Gustavo StadiusLicenciatura en Comunicacin Social

    Director: Lic. Fernando Laborda

    Licenciatura en Administracin de Bienes CulturalesDirector: Arq. Eduardo Caprini Alvarez

    FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y SOCIALES

    Carrera de Abogaca

    Director: Dr. Eduardo Molina QuirogaLicenciatura en Ciencias del Gobierno

    Director: Dr. Horacio BullrichLicenciatura en Filosofa

    Director: Dr. Ricardo MaliandiLicenciatura en Psicologa

    Director: Lic. Eduardo SaidLicenciatura en SociologaCoordinador: Lic. Rubn Martnez de Carlos

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    FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIALES

    Decano:Dr. Enrique Costa Lieste

    Licenciatura en MarketingVicedirector: Lic. Fernando Martnez Cuerda

    Licenciatura en Comercio ExteriorDirector: Dr. Hctor Arese

    Licenciatura en Gerenciamiento AmbientalVicedirectora: Ing. Graciela Conesa

    Licenciatura en Direccin de NegociosDirector: Dr. Enrique Costa Lieste

    FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS

    Decano: Dr. Jos A. Basso

    Licenciatura en Administracin de EmpresasCoordinador: Dr. Jos Luis Pungitore

    Licenciatura en EconomaDirector: Lic. Nicols Bacqu

    Licenciatura en Recursos HumanosCoordinador: Lic. Horacio Scafidi

    Carrera de Contador PblicoDirector: Dr. Juan Jos Cossio

    INSTITUTOS

    De Estudios de la Comunicacin Institucional (ICOMI)Director: Sr.Alberto Borrini

    De Estudios e Investigaciones Ambientales (IEIA)Directora: Prof. Mara del Carmen GalloniDe Estudios Laborales y Sociales (IDELAS)

    Director: Lic. Fernando LabordaDe Calidad de Vida y Administracin Sanitaria (ICVAS)

    Director: Dr. Mario CalviDe Altos Estudios en Psicologa y Ciencias Sociales (IAEPCIS)

    Director: Dr. David MaldavskyDe Estudios en Finanzas Pblicas (IDEFIP)

    Director: Dr. Carlos P. MastrorilliDe Estudios Polticos (IESP)

    Director: Dr. Gastn ODonnell

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    DEPARTAMENTOS

    De Desarrollo y Prctica Profesional

    Dra. Liliana ArcaviDe Relaciones Internacionales

    Prof. Eduardo RoskerDe Investigaciones

    Lic. Gabriela IglesiasDe Relaciones Institucionales

    Lic. Rubn Martnez de Carlos

    De Capacitacin DocenteLic. Ivana Garzaniti

    De Biblioteca

    Lic. Silvia TorresDe Deportes

    Sr.Alberto Fernndez CalvoDe Capacitacin Empresarial

    Sr. Jorge AlonsoProduces

    Sr.Victorio Ordez

    CATEDRAS

    Ctedra Espaa

    Sr. Manuel Cao CorralCtedra Italia

    Sr.Aldo R. BonacinaCtedraAsia Pacfico

    Prof. Horacio Taro Seno DazCtedra Nrdica

    Prof. Gustavo StadiusCtedraAlemania

    Dr.Toms BauzhafCtedra Emilio Perina

    Dr. Natalio Konstantinovsky

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    Cuestiones de InfanciaRevista de Psicoanlisis con Nios

    Publicacin de la Carrera de Especializacin en Psicoanlisis con Nios,Instituto de Altos Estudios en Psicologa y Ciencias Sociales de laUniversidad de Ciencias Empresariales y Sociales, Asociacin de

    Psiclogos de Buenos Aires.

    DirectoraLic. Beatriz Janin

    Secretario de RedaccinLic. Diego Moreira

    COMITE CIENTIFICO

    CoordinadorLic. Gabriel Donzino

    IntegrantesLic. Rubn DimarcoLic. Alicia Hasson

    Lic. Alicia GamondiLic. Silvia Morici

    Consejo Acadmico InternacionalDr. Hugo Bleichmar (Espaa)

    Dr. David Maldavsky (Argentina)Dr. Juan David Nasio (Francia)Dra. Alicia Stolkiner (Argentina)

    Dra. Graciela FavaVizziello (Italia)

    TraduccionesFrancs: Mnica PerrotaIngls: Mara Paz Pereira

    Registro de la propiedad intelectual 1.425.121ISSN 1666-812X

    Los artculos firmados no expresan necesariamente la opinin de la direc-tora de la revista ni de las autoridades de UCES y APBA.

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    INDICE

    EDITORIAL 9BEATRIZ JANIN

    EL PSICOANALISTAANTE LAS PATOLOGIAS GRAVESEN NIOS: ENTRE LA URGENCIA Y LA CRONICIDAD 11BEATRIZ JANIN

    DUELOS EN LA INFANCIA. CARACTERISTICAS, ESTRUCTURAY CONDICIONES DE POSIBILIDAD 39

    GABRIEL DONZINODETERMINACIONES ENDOGENAS Y EXOGENAS ENLAS PSICOSIS INFANTILES 58SILVIA GOMEL

    CONSIDERACIONES SOBRE EL AUTISMO 67JUAN JOSE CALZETTA

    QUE PUEDAABRIR LA PUERTA PARA IR A JUGAR 82MARIANA CERVELLINI

    COMENTARIOS ACERCA DEQUE PUEDAABRIR LA PUERTA PARA IR A JUGAR 88SILVIA MORICI

    UN SUJETO EN SOLEDAD: PUNTUACIONESDE UN TEXTO CLINICO 99DIEGO MOREIRA

    EL ATAQUE DE PANICO. UN ESTUDIO PSICOANALITICO 108LIC. JOSE ANDRES CERNADAS

    INHIBICION A LA IMPULSION EN EL MARCO DELAS PATOLOGIAS DEL DESVALIMIENTO 124

    JORGE G. CANTIS

    EXPRESIVIDAD Y SUEOS DE NIOS YADOLESCENTESCON PATOLOGIAS GRAVES 134MARIA RITA POUSA CAMBA

    CARRERA DE ESPECIALIZACION ENPSICOANALISIS CON NIOS 145

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    EDITORIALLos nios con patologas graves nos plantean interrogantes y dificultades,lo que es un estmulo para la investigacin permanente.

    Pensamos, desde la Carrera de Especializacin en Psicoanlisis con Nios,que los psicoanalistas tenemos una deuda importante con todos aquellosnios a los que se suele declarar invlidos, decretar no-sujetos, expulsar delos tratamientos...

    As, en este nmero de la revista Cuestiones de Infancia intentamos expo-ner algunas ideas sobre los nios autistas, deprimidos, con ataques de p-nico, los nios que alucinan y deliran, los nios con somatizaciones mlti-ples, los nios adictos... Siguiendo la lnea de las revistas anteriores, busca-mos la articulacin entre los desarrollos de la psicopatologa infantil y losmodos de abordaje psicoanaltico ms adecuados en cada caso.

    El lector se encontrar con diferentes posiciones, con diversos enfoques...Un artculo en el que se desarrolla la incidencia de lo transgeneracional enlas patologas severas, otro en el que se discuten las teoras sobre el autis-mo, un tercero que plantea la necesidad de pensar al nio ms que al diag-nstico, un trabajo sobre la depresin infantil, otro sobre el ataque de pni-co, uno sobre los sueos en pberes con patologas graves, otro sobre inhi-

    biciones e impulsiones, as como un caso clnico comentado por dos psi-coanalistas, hacen al contenido de este nmero.

    Seguramente, muchos interrogantes se van a ir planteando a lo largo de lalectura de la revista. Son todos temas abiertos, que implican muchas dudas,muchos cuestionamientos y la necesidad de contrastar permanentemente loque vamos pensando con la clnica.

    Este es el primer nmero de la revista que tiene referato. La insercin en lacomunidad universitaria y la intencin permanente de mejorar la calidad denuestra produccin y nuestros aportes, nos llev a esta decisin, que espe-ramos se refleje en sus pginas.

    Lic. Beatriz Janin

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    ste artculo trata sobre las caractersticas particulares que toma la

    demanda de cura en las patologas infantiles consideradas graves,desarrollando en el mismo algunas ideas acerca del anlisis de las psi-cosis infantiles.

    Fundamentalmente, todo nio es un sujeto en devenir. Sin embargo, haydos ideas que insisten cuando se consulta por un nio con dificultades se-veras: la exigencia de que se cure con urgencia y la fantasa de cronicidad.La urgencia aparece como la ausencia de un tiempo, de un futuro mediatoposible, y la cronicidad, como la sancin permanente, como lo que insisteen todo rtulo, en la no-salida.

    Nos consultan... con pedidos de que resolvamos, ya, lo que los angustia. Enuna urgencia marcada muchas veces por los tiempos de la escuela, o de lamirada social...

    Y nos encontramos con una paradoja: es fundamental detectar patologapsquica tempranamente para poder trabajar en los primeros tiempos dela estructuracin psquica, antes de que la repeticin se haya coagulado,pero a la vez, esto puede coagular el deve n i r. Es decir, detectar patologaes diferente de colgar un cartel, de plantear un sello como marca de loi rr eve r s i b l e .

    Las patologas graves:

    Qu es lo grave en la consulta por el nio? De qu gravedad se ha-

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    Directora de la Carrera de Especializacin en Psicoanlisis con Nios de UCES (en conve-nio con APBA), Miembro titular de la Sociedad Psicoanaltica del Sur. Este artculo sigue la lnea de los trabajos publicados por la autora en Cuestiones deInfancia N 3, Patologas tempranas y en Cuestiones de Infancia N 5, Nios o sndromes?.

    EL PSICOANALISTAANTE LASPATOLOGIAS GRAVES EN NIOS:

    ENTRE LA URGENCIA Y LA CRONICIDAD

    Beatriz Janin

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    bla? Quiz de un malestar que se impone cuando algo no encaja en lo es-perable, cuando un nio no responde a las expectativas, cuando un funcio-namiento infantil nos perturba.

    Considero que en este momento hay un tipo especfico de violencia enrelacin a los nios, motorizada desde lo social: la de los tra t a m i e n-tos en los que se medica para tapar trastornos, para no preguntarsea c e rca del funcionamiento de los adultos, cuando se supone que elmodo de contencin de un nio desbordado se puede dar a travs deuna pastilla.

    Movimientos de deshumanizacin, de descualificacin, de no-recono-ci-miento.

    Pa ra desarmar esto, tenemos que afinar nuestros instrumentos y poderfundamentar nuestro abordaje. Tenemos que poder explicar que noso-tros contamos con otras herramientas para el tratamiento de estos tra s-t o r n o s .

    Considero que tanto en el caso de los autismos como en todas las psicosisinfantiles, as como en los casos en los que se diagnostica ADD o ADHD, oen los que presentan trastornos graves de aprendizaje, en los nios con so-matizaciones mltiples, en los encoprticos y en todas las manifestacionesseveras, son mltiples las posibilidades y que, para tratarlos, es bsico

    pensar a qu determinaciones responden. As, prefiero no hablar de autis-mo sino de autismos, ni de ADD sino de diferentes trastornos de la atencino de la motricidad, as como considerar que hay mltiples determinacionesen los diferentes trastornos.

    Frente a estas patologas, la sociedad tiende a rigidificar lugares, a impedirmodificaciones, a coagular diferencias.

    As, D. Winnicott afirma: En mi opinin, no fue totalmente positivo el he -cho de que Kanner haya denominado autistas a tales casos, ya que esa eti -queta daba a los pediatras, habituados como estaban a las entidades noso -lgicas, una pista falsa que empezaron a seguir con demasiado gusto, loque a mi parecer es una lstima. Ahora podan buscar casos de autismo y

    acomodarlos fcilmente en un grupo cuyas fronteras eran artificialmenteclaras(Winnicott, D. W.; 1968: 100).

    Si pensamos al nio como un ser sufriente, deseante, como un sujeto en de-

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    venir, por qu esta tendencia a ubicarlo como desastre, como eterniza-do en un funcionamiento patolgico, o como un ser en el que los cambiosdeben ser automticos?

    Pienso que la cuestin es trabajar en un sentido opuesto al que se da porinercia, socialmente. Es por esto que prefiero no diagnosticar a un nio (enel sentido de ponerle un sello) para que el diagnstico no opere, en los otrosy en m misma, como una pared que impida conocer a ese nio. Y elijo po-ner en duda todo diagnstico invalidante, suponiendo que todo nio tieneposibilidades impensadas.

    Cuntas veces, un nio que ha sido rotulado como psictico o dbilmental, tiene una evolucin excelente a partir del tratamiento psicoanal-tico, cuando alguien acepta hacerse cargo y reubicar las dificultades,abriendo puntos suspensivos con relacin al diagnstico y al pronstico?

    Tambin es habitual que la gravedad de un trastorno se mida ms poraquello que resulta insoportable a los adultos que por el sufrimiento deln i o .

    Sujeto en estructuracin, y por ende con mltiples posibilidades. Pero suje-to sujetado a avatares de los otros...

    A veces, ms que un sujeto, un nio parece un robot, o un mueco, o una

    planta... Y entonces, la primera tarea ser humanizarlo... Cmo? Invistin-dolo como otro humano... Tolerar idas y vueltas... sostener la conexin...posibilitarle a un nio regresiones y progresiones... es parte de la tarea ana-ltica. Y es claro que es absolutamente diferente el recorrido que realiza unconductista (que suele robotizarlo)1 del que hace un psicoanalista. (Laidea del robot, esa imagen a la que se apunta muchas veces en cierto tipode tratamientos con nios graves, remite a la etimologa de la palabra que

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    1 Podemos recordar aqu lo que plantea P. Aulagnier: [...] la supuesta transformacin defini -tiva del cuerpo en una mquina programada por otro supondra que uno pudiera excluir a esedelegado que el cuerpo enva a la psique, para que sta, informada de sus necesidades, lastransforme en una representacin pulsional que metabolice la necesidad del cuerpo en necesi -dad libidinal. La ausencia de ese delegado traera consigo la exclusin de toda representacin

    del afecto, es decir de toda fantasmatizacin que tomara en prstamo sus materiales de la ima -gen de cosa corporal. Ahora bien, a falta de esos materiales, simplemente no habra fantasma;sera entonces un funcionamiento mental en que slo tendran sitio construcciones ideicascuya carga afectiva dependera exclusivamente del juicio que sobre ellas pronunciara el quelas oye y a quien estn dirigidas (Aulagnier, P., 1984: 232).

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    se relaciona con la servidumbre feudal, el trabajo servil de la gleba.) Nios,entonces, siervos de los mandatos de salud de una sociedad normotizan-te.

    Pienso que es insoslayable, en el caso de las patologas graves, el tema delentorno.

    Hay nios que estn inmersos en un mundo en el que aquellos cuya inves-tidura es imprescindible para ser, sostienen algo que implica, como dice M.Enriquez (Enriquez, M.; 1993), una negacin de la verdad biolgica de los

    vnculos de parentesco y de filiacin (por ejemplo, cuando una madre di-ce, en relacin al nacimiento de su hijo: es un milagro de mi madre des-de el cielo). Tendra que destruir ese discurso como verdadero para poderpensarse a s mismo en una sucesin generacional. Esto implica oponerseal pensamiento de alguien que es a la vez imprescindible para la vida. Esdecir, para sostener un proyecto libidinal e identificatorio el nio deberdesconectar, desconfundir las ligazones causales aberrantes que le son pre-sentadas.

    Del mismo modo, quedar sujeto a la arbitrariedad materna en las cuestio-nes que hacen a la supervivencia, cuando la madre se supone la nica po-s e e do ra de una verdad con relacin al cuerpo del nio qu consecuen-cias puede tener en la estructuracin del deseo? Es posible que all don-de se tendran que haber inscripto las marcas del placer, hayan quedado

    agujeros.

    Tambin en los casos en que un nio ha sufrido abandono, el quedar a mer-ced de las propias sensaciones y exigencias internas lo puede llevar a cons-truir un universo homogneo, sin diferencias, en el que las urgencias pul-sionales derivan en catstrofes anmicas.

    As, las patologas graves nos proponen repensar el armado de ritmos, la ar-ticulacin de las zonas ergenas, el registro del afecto, la constitucin deuna imagen unificada de s, la diferenciacin yo-no yo, la estructuracin delyo de realidad definitivo y del supery e ideal del yo en una historia viven-cial.

    El psiquismo es siempre una estructura abierta (en el sentido que no es pen-sable en un sujeto sin contexto) y la realidad (en especial la realidad psqui-ca de los otros) es parte del aparato psquico del nio. Entonces, un niocuyo malestar nos convoca implica siempre a muchos otros.

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    Si tomamos como ejemplo el funcionamiento de dos instituciones: El Pelou-ro, que es una escuela en la diversidad, en Galicia, y Bonneuil, la institu-cin de M. Mannoni, en Pars, podemos aprender algunas cosas: ambas tra-bajan creativa y productivamente con nios con dificultades severas y am-bas son instituciones estalladas, en crisis permanente. Estn abiertas almundo, opuestas al loquero que encierra y son lugares en los que los ni-os son protagonistas.

    Dice Maud Mannoni: En el mundo rural de nuestros abuelos, la gente to -dava se toma tiempo para vivir, para escuchar, para hablarse. Escuche c -

    mo le habla ese nio al fuego, a las plantas, a los pjaros, cunto tiene pa -ra decir. La campesina maravillada ante ese nio escuchaba su lenguaje sinpalabras y se comunicaba con un nio autista. Se tomaba tiempo para vi -vir, y en esto formaba parte del mundo agrcola de antao. La mutacin tec -nolgica a la que Europa arrastra hoy al mundo va acompaada de un vuel -co de mentalidades, dira, incluso, de un cambio de civilizacin. El queahora se construye es un mundo esquizofrnico e inhumano, un mundodonde el valor mercantil, la productividad, se lleva, a su paso, el ser delhombre. En este universo de mquinas, de microcomputadoras, ya no haylugar para lo imprevisto. Peor an, lo imprevisto y la fantasa perturban(Mannoni, M.; 1995: 23).

    La directora del Pe l o u r o2, Teresa Ubeira Santoro, le deca a un nio au-tista: H ay tanta persona ah adentro... tanta que tiene miedo de salir .

    No es que sean esas las palabras necesarias... tampoco creo que existandeterminadas palabras. Me parece ms bien que el tema es que hayap a l a b ras, o gestos o acciones... que impliquen una ubicacin del otrocomo humano.

    Que los padres incidan en el nio y que las vivencias ocupen un lugarfundamental, no implica pensar que es lo externo lo que determina elfuncionamiento psquico. En principio, es un interno-externo indiferen-ciado, pero en el que no podemos eludir el poder creativo de la psi-q u i s .

    El nio transforma lo percibido a partir de su propia posibilidad inscriptora

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    2 El Pelouro es un centro educativo de integracin que funciona en Galicia, en el que convi-ven nios normales con nios que presentan dificultades muy diversas, como sndrome deDown, autismo, epilepsia, etc. (Vase Cuestiones de Infancia N 6 ).

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    y ligadora. Qu escucha l de los padres, cmo los ve? Qu es lo que lhace con esa realidad?

    P i e ra Aulagnier afirma: N u e s t ra teora nos aporta una certidumbre so -bre la relacin existente entre la psique del infans y del nio y la psique

    parental, sobre la importancia que cobra para la del infans lo que l re -presenta en la economa libidinal de la madre y del padre, pero no po -demos pre-conocer qu forma de compromiso, de reorganizacin, dedesorganizacin ha de resultar de ah para cada uno de esos dos yo, quetienen la tarea de administrar su respectivo capital libidinal. (Au l a g n i e r,

    P.; 1984: 191).Tomando esta idea, podemos plantear que trabajando sobre lo que el niorepresenta en la economa libidinal de la madre y el padre (que muchas ve-ces sostienen representaciones diferentes) abrimos un camino transforma-dor, pero que muchas veces no podemos prever los movimientos organiza-dores y reorganizadores en el nio mismo.

    Es frecuente tambin que los padres se pongan paranoides, que no se com-prometan con el tratamiento o que mantengan certezas delirantes; que exi-

    jan, critiquen y boicoteen simultneamente y que supongan que enloque-cen si el nio comienza a discriminarse. Y todo esto deber ser tomado encuenta para trabajar con ellos las angustias terrorficas que el vnculo conel analista del hijo desata en ellos. Angustias que sern en parte una repeti-

    cin de lo vivenciado con el hijo.

    A la vez, el nio transforma lo percibido a partir de su propia posibilidadinscriptora y ligadora. Y es en el trabajo con el nio mismo, a partir de unvnculo que se da de un modo particularmente intenso en las patologasgraves, que vamos escribiendo con l una historia, muchas veces all don-de no se haba escrito ninguna.

    Lo que nos marca lo impredictible de la evolucin de un nio y de cmo eltema parece ser, siempre, apostar a las posibilidades creativas.

    La sexualidad, como marca constitutiva de lo inconsciente, se despliega.Sexualidad que presupone inscripcin y ligazn de lo que irrumpe desde el

    otro. Otro que es la propia pulsin, como urgencia interna-externa y el psi-quismo materno-paterno, como lo insoslayable.

    Lo que me importa destacar es: 1) la singularidad de cada caso; 2) el que

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    las psicosis infantiles son trastornos en la estructuracin del psiquismo; 3) quelas causas no son unvocas; 4) que los momentos tempranos de la estructura-cin psquica van a estar en juego; 5) la defensa primaria y el no-registro delafecto como cuestiones claves; 6) que son tratables psicoanalticamente y 7)que las intervenciones del analista, en estos casos, son estructurantes.

    Autismo o autismos?

    Considero que las psicosis infantiles son trastornos severos en la estructura-cin de la subjetividad. Y que el autismo muestra uno de los modos ms pri-

    marios de estos trastornos, que se refiere a fallas muy tempranas en la cons-titucin psquica.

    Tambin pienso que ms que autismo hay autismos, en tanto son muchaslas diferencias que encontramos entre los nios autistas.

    Sin embargo, hay un elemento distintivo: la incapacidad para comprenderel vnculo humano. Son nios que suelen tener buena relacin con las m-quinas, que pueden desarmar y armar aparatos, que generalmente no ha-blan o tienen un lenguaje ecollico o utilizan estereotipadamente algunaspalabras o frases, que necesitan que todo quede inmutable y que no se co-nectan con otros.

    La sintomatologa es muy variable, tanto de acuerdo a las caractersticas sin-

    gulares como a la evolucin del tratamiento.

    As, un nio puede pasar de la intolerancia al contacto con otro a la exigen-cia de contacto con partes del cuerpo del otro o a la insistencia en el pego-teo.

    Tambin, de la supuesta autosuficiencia a ciertas manifestaciones de angus-tia (sobre todo, cuando se lo fuerza al contacto).

    Los rasgos del nio autista, segn L. Kanner3, son:

    - Incapacidad para desarrollar relaciones interpersonales.- Problemas del lenguaje y de la comunicacin: el lenguaje est ausente

    o no es ms que una repeticin ecollica o una utilizacin estereotipa-

    17CUESTIONES DE INFANCIA

    3 Segn se describe en Houzel, Emmanuelli, Moggio, 2000: 76-81.

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    da de algunas palabras o frases.- Necesidad de inmutabilidad.- Buen rendimiento intelectual en algunas reas.- Alteracin cualitativa de las interacciones sociales.- Alteracin cualitativa de la comunicacin.- Caracterstica restrictiva, repetitiva y estereotipada de los comportamien-

    tos, intereses y actividades.

    En el Tratado de Psiquiatra del nio y del adolescente (Lebovici, Diatkine,Soul; 1988 Tomo III: 245-293) se afirma que, en sus mltiples formas, es la

    expresin manifiesta de un modo del funcionamiento mental.Las caractersticas son: la mirada vaca, la ausencia de mmica y gestos dellamada, la insensibilidad a las estimulaciones auditivas, las reaccionesemocionales extraas (ausencia de caprichos, de angustia de los ocho me-ses, etc.), los desbordes frente a una pequea modificacin en el ambiente,la no diferencia entre familiar y extrao, entre la presencia y la ausenciamaterna, entre lo animado y lo inanimado y, especialmente, entre lo vivo ylo inerte, movimientos estereotipados, utilizacin del cuerpo del otro comoinstrumento y movimientos de rotacin, importancia del espacio (reconoci-miento de formas geomtricas y ansiedad catastrfica frente a modificacio-nes formales), ausencia de actividad autoertica y resistencia al sufrimien-to.

    Frances Tustin habla del terror a desaparecer, a caer sin fin en un aguje-ro negro (Tustin, F.; 1981, 1987, 1990).

    El tocar tiene en estos nios una significacin mgica. El tacto es el modode aprehensin privilegiado. Hay sensaciones de torbellino (giran sobre smismos) y prevalecen los signos perceptivos. El nio se envuelve en sus pro-pias sensaciones corporales como modo de proteccin (coraza protectoradura). No registra la dependencia.

    Denys Ribas (Ribas, D.; 1992) realiza algunas reflexiones acerca del autis-mo, planteando la relacin entre el autismo y la pulsin de muerte, al ha-blar de la dificultad para representar el autismo. Describe el autismo comoautomutilacin psquica. El nio autista, dice Ribas, no come libidinalmen-

    te a su madre, sino que la corroe. Ella no encuentra en l el placer que seda en el vnculo con otro, sino que se enfrenta al funcionamiento de lo mor-tfero. Esto tambin se da en los tratamientos, en que el analista puede sen-tirse corrodo por el nio.

    18 CUESTIONES DE INFANCIA

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    nio o un extraterrestre. Que como lactantes hayan sido vidos y voraces yque, generalmente, no puedan separarse de la madre necesitando un con-tacto corporal con ella.

    Hay nios que pueden sentir que los objetos animados cobran vida y seconvierten en terrorficos, nios en los que prevalecen las representacionescosas y el lenguaje es confuso y bizarro. Predomina la desestimacin, conagujeros representacionales, y los temores son a desintegrarse, a ser traga-dos, a caer, a explotar, etc.

    Los nios a los que se diagnostica como psicosis simbitica se suponen exis-tiendo en tanto fusionados con la madre y cuando sta se va quedan paraliza-dos, sin movimientos de bsqueda porque la separacin del otro es vivida co-mo desaparicin (una nena de cinco aos, al irse la madre a la sala de esperaa hablar por telfono, se qued quieta, inmvil, con expresin de terror, obser-vando en silencio la puerta abierta, sin atinar a llamarla ni a correr hacia ella).

    Si tomamos a F.Tustin, (1981: 87-90) complementando sus desarrollos conlos de otros autores, podemos diferenciar al autismo de otras psicosis infan-tiles del siguiente modo:

    AUTISMO OTRAS PSICOSIS INFANTILES

    20 CUESTIONES DE INFANCIA

    Desconexin. Equiparacin con

    un animal o un objeto.

    Dificultades en la lactancia.

    Terror: a desaparecer (agujeronegro); a la cada sin fin; a lalicuefaccin; a explotar.

    El tacto es el modo aprehensinprivilegiado y tocar suele teneruna significacin mgica.

    Hay sensaciones de torbellino(giran sobre s mismos).

    Prevalecen los signos perceptivos.Suelen tener buena motricidadfina.

    Sensacin de extraeza. Idea de

    monstruo o demonio oextraterrestre.Lactantes vidos, voraces.

    Los terrores son mltiples: a ladesintegracin, a ser tragado, amorirse, a caer en un abismo, aser cortado en pedacitos, etc.

    Hay identificacin proyectiva conlos otros. Les atribuyen a personasy a objetos funcionamientospropios.

    Prevalecen las representacionescosas y las palabras son tomadascomo cosas.

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    Pero, ms all de todas estas clasificaciones, con lo que nos encontramos

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    La ausencia no es simbolizada.

    No pueden conectar lasrepresentaciones visuales con lasauditivas, dificultndose entoncesla constitucin del lenguaje ycoartndose a veces el desarrollocognitivo.

    Hay desinters por el mundo.

    La tensin producida por laseparacin corporal no ha llevadoa la simbolizacin sino que hasido vivida como un ser arrojadoy ha quedado obturada.

    El nio se envuelve en sus propiassensaciones corporales comomodo de proteccin (corazaprotectora dura). No registra ladependencia.

    Si el otro humano no intentacomprender el momento dedesesperacin el nio quedaarrojado en un no ser.

    No distinguen entre personas vivasy objetos inanimados.Sensaciones de duro y blando.

    El nio est confundido,mezclado, con la madre.El sentimiento de separacincorporal est difuminado.

    El nio se envuelveilusoriamente en el cuerpomaterno como modo deproteccin.

    Dependencia absoluta.

    Si el otro humano no intentacomprender el momento dedesesperacin el nio quedaarrojado o puede suponerseomnipotentemente destructivo.

    Pueden diferenciar personas yobjetos inanimados, pero unobjeto inanimado (as como unapersona) puede volverse terrorficoy cobrar vida.Diversidad de sensaciones y

    percepciones.

    La ausencia no es simbolizada.

    Pueden tener o no dificultades ensu desarrollo cognitivo. Puedeninteresarse mucho or ciertostemas. Pueden tener razonamien-tos brillantes en un momento.

    Hay agujeros representacionales.El lenguaje es confuso y bizarro.Predomina la desestimacin.

    Suelen ser torpes en su desempeomotor.

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    es con una gran variedad de presentaciones y con mltiples determinacio-nes.

    As, un nio de siete aos por el que se haba consultado a pedido de la es-cuela debido a retraccin, llanto inmotivado y ataques de ira, llega al con-sultorio y se queda parado en la puerta, paralizado, llorando. A pesar de losintentos del padre para que entre, no se mueve. Est rgido, ensimismado,mirando hacia el piso. Le comienzo a hablar en voz muy baja, le digo quepuede quedarse ah, que cuando l quiera va a entrar y que yo me voy aquedar ah con l (estamos cada uno de un lado de la puerta). Al rato, acep-

    ta que el padre se retire y despus, entra al consultorio. En ese momento,comienza a decir, en forma reiterada, mientras sigue llorando: siempre eslo mismo, yo estoy tranquilo y ellos me molestan quines?, le pregunto.Todos, yo no molesto a nadie, yo estoy tranquilo y ellos me molestan. Seva aclarando que la tranquilidad a la que se refiere es un estado de retrac-cin autista, retraccin al vaco, a la nada, y que lo que le resulta intolera-ble es que lo saquen de ese estado, vivenciando esto como una irrupcinagresiva, violenta.

    La complejidad en juego

    Hay nios que presentan una coexistencia de trastornos severos: somatiza-ciones mltiples, dificultades motrices, de pensamiento, etc. Podemos enestos casos suponer que, al carecer de un metabolizador externo, el nio se

    atragant con sus propios afectos. Las pulsiones, en vez de ser buscado-ras de objetos, quedan entrampadas, intoxicando al organismo. Frente a uncontexto en el que falla la accin especfica el nio sigue tramitando la pul-sin por la va primera, es decir, la alteracin interna.

    Piera Aulagnier habla de un traumatismo del encuentro en algunas ma-dres. Este recin nacido que se impone a su mirada se sita, muy a pesarde l, fuera de la historia o fuera de su historia. A la vez, Tambin l ape-lar a los medios de su borde psquico para superar las consecuencias deesta experiencia de desposesin, de este primer tiempo que lo coloc fue -ra de la historia, y tambin l podr lograr construirse una historia (la suya)aunque dejando en blanco un primer captulo. (Aulagnier, P.; 1986: 165-169). La autora plantea que las respuestas que el nio puede encontrar pue-

    den agruparse en:

    a) La anticipacin de la realidad: el nio se anticipe a comprender que hayuna realidad y que intente facilitar la tarea del decodificador externo a

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    travs del hiperrealismo y la sobreadaptacin. La psique del infans lograanticipar su asuncin de la separacin, de la realidad, de un esbozo decomprensin del discurso materno. [...] Este demasiado temprano de la

    prueba de realidad va a cumplirse a expensas de la autonoma psquica[...] El bigrafo se transformar en un copista, condenado a transcribir fiel -mente una historia que haba sido escrita por otro de una vez para siempre.

    b) Predominio de la actividad autosensorial (como en los autistas): [...] eseotro con el que la psique se encuentra no podr ser investido como porta -dor de un deseo de vida y como dispensador de placer. El efecto placer ya

    no tendr por soporte representativo un fantasma de fusin, sino que acom -paar a una actividad autosensorial cuya figuracin psquica retoma porsu cuenta el postulado de autoengendramiento.

    c) Establecimiento de una diferencia tajante entre satisfaccin de la necesi-dad y vivencia de placer (anorexia, adicciones). El objeto exterior recono -cido como el nico en satisfacer la necesidad, ser desconectado de todafuente ergena de una experiencia de placer, la cual se ha independizadode la experiencia y del tiempo de la satisfaccin.

    Andr Green, a su vez, sita cuatro mecanismos de defensa contra la regre-sin fusional: 1. La exclusin somtica. La defensa por la somatizacin sehace aqu en las antpodas de la conversin. La regresin disocia el conflic -to de la esfera psquica, excluyndolo al soma (y no al cuerpo libidinal) por

    medio de una desintrincacin de la psique y del soma. Su resultado es unaformacin asimblica por trasformacin de la energa libidinal en energaneutralizada puramente somtica (...) 2. La expulsin por el acto. El actingout es la contrapartida externa del acting in psicosomtico. Tiene el mismovalor de evacuacin de la realidad psquica. 3) La escisin (...) 4) La desin -vestidura. Me refiero a una depresin primaria, constituida por una desin -vestidura radical que procura alcanzar un estado de vaco, de aspiracin alno ser y a la nada(Green, 1972: 59-61).

    Podemos ver en algunos nios una combinacin de estas variantes. Hay unadesinvestidura radical y por momentos un intento fallido de restitucin fren-te al vaco, a la nada; no se puede sostener la unificacin cintica, no hayun yo unificado que permita moverse, la pulsin de dominio fracasa y no

    se domina la propia motricidad. Falla el intercambio con el resto del mun-do. Son investidos privilegiadamente los rganos internos, las sensacionescenestsicas, etc., en desmedro de la constitucin de las zonas ergenas. Seinvisten los intercambios intracorporales. La erogeneidad es fundamental-

    23CUESTIONES DE INFANCIA

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    mente intrasomtica. Predomina una modalidad de funcionamiento en circui-to cerrado, con un bombardeo de cantidades pulsantes-excitantes que nopuede tramitar ni cualificar. Es un funcionamiento por urgencias, con capta-cin de frecuencias y ritmos, internos y externos, lo que los lleva a estar co-nectados con la respiracin, los latidos cardacos, los movimientos digestivos,de s mismo y del otro. Son nios que fracasan en la decodificacin de lo quelos otros quieren. En cambio, ofrecen un cuerpo enfermo, fragmentado, a lamirada del otro, que slo decodifica las seales de un cuerpo biolgico. Larelacin con el otro queda sustituida por un cuerpo sufriente.

    Dice Joyce Mc. Dougall: No reprimibles, los significantes infra-verbalesque preceden a la adquisicin de la palabra pueden siempre dar lugar aeclosiones psquicas brutales con matices de pesadilla, e incluso a una ex -

    periencia alucinatoria o a una explosin somtica (Mc. Dougall, J.; 1998:209).

    Son, entonces, diferentes determinaciones posibles las que entran en juegoen un nio que no habla, no juega, se enferma o se mueve compulsivamen-te. Pero, siempre, tienen que ver con un vnculo con otros.

    Intentar ilustrar algunas de estas cuestiones con una vieta clnica de unnio que muestra la complejidad de las patologas graves: si los nios au-tistas son generalmente nios que no se enferman fsicamente, y los niosque somatizan suelen ser sobreadaptados, hay nios que presentan estados

    autistas y hacen somatizaciones mltiples.

    Ramiro y el perro4

    Ramiro llega a la consulta cuando tiene cinco aos, despus de haber reco-rrido neurlogos y pediatras que le recomendaron tratamiento psicolgico,en tanto no le encontraron causas orgnicas. Su caminar es desorganizado,se choca con los objetos. Cuando toma algo entre sus manos, se le cae confacilidad. Es torpe en sus movimientos. Casi no habla. En la primera entre-vista, se sienta a upa de la madre mientras le toca el pelo enroscndoselo yse frota contra su cuerpo.

    Concurre al jardn de infantes, pero no se conecta con los dems chicos ni

    responde a las consignas. Los padres sealan: No ha evolucionado en es-

    24 CUESTIONES DE INFANCIA

    4 Una primera versin de este caso fue publicado enActualidad Psicolgica N 257.

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    tos aos de jardn. Ni respeta lmites ni habla. En la casa, se pasa horasfrente al televisor, como hipnotizado. Llora tipo beb. Est siempre insa-tisfecho.

    Los padres relatan que, cuando naci, era muy feo, flaquito. A f i r m a-cin que en personas dedicadas a la decoracin y a las artes plsticasc o b ra el sentido de una sentencia de desinve s t i d u ra, de no-reconoci-miento en el otro. No se podan acostumbrar a l. Estuvo tres das en in-c u b a d o ra debido a su bajo peso. El contacto en esos das fue mnimoporque la madre estaba deprimida. Dificultad para simbolizar, para

    constituir presencia en la ausencia por parte de madre y padre? Qufealdad reencontraron en el nio? Qu belleza no pudieron agregaral cuerpo de un recin nacido? Hubo un desencuentro que lo situ f u e ra de la historia?

    Le cost prenderse al pecho, pero cuando lo hizo no lo poda soltar. Lamadre recuerda que se prenda con tanta fuerza que se le hicieron grietas.Estaba todo el da prendido y cuando yo se lo quera sacar, apretaba confuerza y me lastimaba. A los cuatro meses, lo desteta bruscamente. Rami-ro comienza con eczema en la piel. Cuando no ha diferenciado el pechode l mismo, ste le es arrancado. Hay un pedazo de s que queda fuera,sin que nadie pueda registrar el dolor. Ramiro queda a merced de sus pro-pios deshechos pulsionales. Los labios no se besan a s mismos, no se satis-face autoerticamente... Tampoco grita todo el da. Se produce un cortocir-

    cuito del afecto que no es sentido y las marcas en la piel delatan un estalli-do, un exceso no tramitado.

    Ramiro responde con su cuerpo a situaciones de separacin de su madre.El no puede armar el juego del fort-da. Se supone siendo arrojado por otro.El es el carretel que la madre tira lejos, lo que lo deja inundado por una hos-tilidad imposible de tramitar.

    Con relacin a la constitucin del universo sensorial, de la diferenciacinadentro-afuera, y de las zonas ergenas como articuladas entre s, Ramiroha erotizado su cuerpo pero de un modo indiscriminado, siendo todos losagujeros equivalentes. El mundo sensorial tambin funciona como confuso,indiferenciado del cuerpo materno, vivido en su literalidad.

    Este nio lleva el nombre de un to paterno, menor que el padre, drogadic-to, que muri en un accidente automovilstico a los veinte aos.Se conjugan dos movimientos siderantes: un nombre que alude a un dolor

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    no procesado y una mirada que lo ubica como no satisfactorio.

    El padre tiene una clara preferencia por la hija mujer, a la que considerams rpida, inteligente y simptica que Ramiro. Los fines de semana, mien-tras l sale con la nena, el nio se queda con la madre, de la que no quie-re separarse. A la vez, las propuestas del padre, como andar en bicicleta oa caballo, lo asustan. No puede identificarse con el desempeo motor delpadre, vivido como terrible y todopoderoso. La actividad le est vedada...Un episodio que se produce durante el anlisis de Ramiro pone sobre el ta-pete la relacin padre-hijo: un perro al que el padre quiere mucho y al que

    ha adiestrado, ataca al nio. Es necesario que esta situacin se reitere de-jando cicatrices para que el perro sea sacado de la casa.

    El agujero representacional en el adulto (en cuanto a capacidad para trami-tar afectos, para conectarse y decodificar las alteraciones internas del nio)se inscribe como blanco representacional en el nio.

    Y la representacin afecto no tramitada queda entonces como marca del va-co en el nio. Vaco de ser y de sentir.

    La capacidad de un otro de metabolizar, procesar los estados del nio y deubicarlo como un otro, humano, diferente, es la base sobre la que los esta-dos afectivos pueden ir registrndose, tramitndose y desplegndose en susinfinitos matices. Y la construccin de la identidad, el tener un nombre, pa-

    rece imprescindible para que el sentir pueda ser puesto en palabras.

    Ramiro carece de un nombre propio. Es un nombre prestado, que conllevaun duelo no elaborado por el padre.

    La muerte del to retorna en Ramiro de este modo, como lo no-metaboliza-do por el padre, y l pasa a ser un muerto-vivo, con un cuerpo permanen-temente enfermo. Cuerpo al que no puede dominar, del que no se puedeapropiar y que lo deja signado en el lugar de la debilidad y la impotencia.Se presentifica en l un duelo no realizado? Es l el fantasma que retornay cuya investidura del mundo es, por consiguiente, siempre lbil?

    La madre aparece como una sustancia gelatinosa, sin bordes. Suele tener

    estados de confusin y entra en episodios depresivos de autodenigracin. Ala vez, esta mam que se queja de su soledad con relacin a su marido (quetiene una vida muy activa) tiene en Ramiro una compaa permanente, in-condicional. Los dos son lo mismo.

    26 CUESTIONES DE INFANCIA

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    El padre manifiesta: Le digo veinte veces lo mismo y no lo hace. No tieneremedio. Le grito, me dan ganas de pegarle, de sacudirlo. Se hace el que noescucha. No piensa nada ms que en l mismo. Si algo le gusta, come sinpreocuparse si queda para los dems. La nena usa los cubiertos mejor quel. Pegarle, sacudirlo, son intentos de despertarlo de la misma somnolen-cia que, en un circuito cerrado, promueve con esas descargas. Muerto deentrada, este nio queda signado por el padre en el lugar de la impotencia.El padre expulsa de s sus fantasmas inundando a este nio con un dolor in-soportable, dolor presentificado en el nio, que queda como el lugar don-de se evacuan los deshechos paternos.

    Son padres a los que les resulta difcil la metabolizacin de los procesosdel nio y en los que predomina la proyeccin masiva de los propios con-flictos en el nio. De este modo, lo dejan a merced de un funcionamien-to en el que predomina la desinve s t i d u ra, la desinscripcin, la desliga-zn... es decir, se entrona la pulsin de muerte. Les cuesta pensar al otrocomo un semejante diferente. La madre no diferencia sus propias sensa-ciones de las del hijo y el padre rechaza la pasividad del nio, fijndoloa la misma. El no se reconoce en su hijo y proyecta sobre l su funciona-miento narci s is t a .

    Tanto en la imposibilidad de conectarse con los otros, en la apata genera-lizada, en la excitacin psico-motriz, as como en las dificultades para men-talizar, hay un trastorno en aquello que Freud plantea como una de las mstempranas e importantes funciones del aparato anmico, la de ligar las mo -ciones pulsionales que le llegan, sustituir el proceso primario que gobiernaen ellas por el proceso secundario, trasmudar su energa de investidura li -bremente mvil en investidura predominantemente quiescente (tnica)(Freud, 1920: 60).

    Tomando la constitucin del psiquismo, podramos decir que:

    1) Con relacin a la constitucin del universo sensorial, de la diferencia-cin adentro-afuera, y de las zonas ergenas como articuladas entre s,Ramiro ha erotizado su cuerpo pero de un modo indiscriminado, siendotodos los agujeros equivalentes. (Confusin con el cuerpo materno?) Elmundo sensorial tambin funciona como confuso, indiferenciado, lleno

    de luces y ruidos, lo que le provoca un estado de aturdimiento del que sa-le a travs de la proyeccin. El mundo se torna entonces persecutorio. Sediferencia un objeto, un externo malo en contraposicin con lo bueno in-di f e r e n c i a d o .

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    2) El yo de este nio se ha constituido de manera precaria. El cuerpo des-pedazado acecha todo el tiempo.

    3) El preconsciente de Ramiro funciona a predominio visual y cintico. Laspalabras irrumpen de un modo fragmentario. No est estabilizada la diviso-ria intersistmica, y, cuando comienza a esbozar un juego, en el tratamien-to, Ramiro tiene que aclarar: es de jugando o de verdad?

    4) Como defensas utiliza la desmentida, la excorporacin o expulsin, laproyeccin y la transformacin en lo contrario, predominando la desestima-

    cin. Constituye una barrera rgida y omniabarcativa que lo defiende de cual-quier sufrimiento (incluyendo esto tanto a los estmulos externos como a losprovenientes del propio cuerpo y del propio psiquismo). Pensamientos y per-cepciones pueden ser expulsados de s y retornar desde un afuera otro cualboomerangs que golpean desde lo desconocido. Cuando lo vivenciado se tor-na insoportable, el movimiento expulsor puede llevar a la excorporacin detodo pensamiento que quede ligado a l, a arrojar de s toda representacinque duela. Lo que queda, entonces, es un vaco, la marca de la expulsin. Yun mundo que cobra caractersticas siniestras. El nio, frente a cualquier avan-ce del medio que vive como hostil, lo que hace es empobrecerse, retrayndo-se. Pero la retraccin no es slo del mundo. Es de desmantelamiento de lospropiospensamientos, de las propias fantasas. Es el propio universo represen-tacional lo que se descarta, quedando una repeticin de secuencias idnticas.

    5) El padre es vivenciado como un ser todopoderoso que puede matarlo,despedazarlo, devorarlo (como equivalente a la castracin).

    6) Ramiro funciona a predominio del yo-ideal, sin poder construir ideales,lo que implica ser todo versus poder ser aniquilado.

    7) Podramos decir que ha fallado la identificacin constitutiva del yo (la iden-tificacin con la madre es como una fachada). Hay tres elementos que noshacen pensar esto: 1) El no poder pensarse a s mismo cambiando en el tiem-po. (El padre tampoco lo piensa cambiando en el tiempo cuando plantea: Esas y no va a cambiar nunca.) 2) No puede estar solo. 3) No juega.

    La falla en la identificacin se hace evidente en las nociones de tiempo y espacio.

    El tiempo no rige. Todo es un eterno presente. Como plantea P. Aulagnier, siguien-do Freud, la categora de temporalidad se establece con el Yo (en Freud, el Yo derealidad definitivo) y, con ella, la posibilidad de reconocerse siendo el mismo apesar de las diferencias que se dan con el paso del tiempo (Aulagnier, P.; 1984).

    28 CUESTIONES DE INFANCIA

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    Esto no se da en Ramiro: cada sesin supone que todo va a ser idntico.Siempre supone que el tiempo no pas. Y frente a los cambios se aterra: ladiferencia lo enfrenta a la inexistencia. Las cosas no cambian, desaparecen.

    El espacio es un lugar donde irrumpir. Abre el cajn del escritorio como sifuera suyo. No pide, arrebata, arranca, lo que denota la no diferenciacinde los cuerpos. No hay mi cuerpo y tu cuerpo sino un espacio confusoen el que tiene que sorpresivamente conquistar territorios.

    La castracin es vivida como despedazamiento. l es vulnerable y puede ser

    destrozado (por eso se asusta frente a la bicicleta y el caballo y se aterrori-za frente a una lastimadura). Su cuerpo puede ser despedazado. Queda ate-rrorizado y paralizado.

    Resumiendo algunas de las intervenciones con este nio:

    - A travs de fotos, fuimos armando su historia, trabajando diferencias be-b-nene.

    - A travs de situaciones ldicas y haciendo de espejo, fuimos diferencian-do yo-no yo.

    - A travs de palabras y gestos lo fui conteniendo.

    - Con palabras y juegos, se lo fue sosteniendo en su posibilidad de pensary de sentir, ayudndolo a salir de la confusin, dejando espacio a pensa-mientos diferenciados, privilegiando su produccin

    - Se fueron armando fantasas, a travs de juegos.

    - Se fueron haciendo variaciones a partir de una secuencia reiterativa, paracomplejizar recorridos psquicos.

    - Se fue diferenciando juego y realidad

    - Se introdujo la duda

    El trabajo psicoanaltico

    Por ltimo, pienso que el psicoanlisis es la herramienta adecuada para tra-bajar con nios con severas dificultades.

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    La funcin de representacin slo adviene en la intrincacin pulsional y enuna temporalidad. Y en el nio autista esto falla, por lo que no hay dndeinscribir, falta el soporte, aqul que puede representar el mundo.

    Esto no implica la imposibilidad de trabajo ni que no haya nadie all. Por elcontrario, marca la direccin del trabajo, que ser un trabajo de construc-cin de ese soporte. Y esto nos lleva a pensar las caractersticas particularesque va tomando el trabajo con nios autistas.

    A la vez, es fundamental pensar que, as como dijimos que no hay un autismo

    sino autismos y as como hay nios neurticos como funcionamientos autistasacotados, todo nio autista tiene algn momento en el que emerge otro tipode investidura, de conexin con el otro. Es decir, despus de un tiempo de tra-tamiento, hay momentos en que un nio que pareca no registrarnos, nos mi-ra a los ojos, se dirige a nosotros con gestos, llora, dice algunas palabras... enun recorrido en el que se van construyendo redes representacionales.

    Con relacin a los nios autistas, considero fundamental que el analista en-tre en contacto con los estados autistas (y los terrores que emergen) emp-ticamente (como afirma F.Tustin). A la vez, el nio debe encontrarse con unanalista que quiera, efectivamente, que l exista como ser humano, vivo yque lo trate como tal.

    Es un lugar difcil, en el que hay que tolerar el borramiento del otro (que de-

    ja la sensacin de estar solo en la sesin) y por momentos la confusin ab-soluta (en que el cuerpo del analista se confunde con el del paciente), ayu-dndolo ya sea a conectarse como a separarse poco a poco, procurandotanto confrontacin como apoyo.

    Si tomamos los desarrollos de Genvieve Haag (Haag, G., 2000: 75-86),que es una psicoanalista que hace aportes muy interesantes en este tema,podemos plantear que la estabilidad del encuadre, temporal y espacial, esfundamental. En la medida en que el nio autista siente toda modificacindel consultorio, o del orden en que estn ubicados los juguetes, como unterremoto que asuela su mundo, se deber poner cuidado en esto. Ella su-giere agregar a los juguetes habituales objetos primitivos, del nivel de lasprimeras manipulaciones: juegos de encaje, aros, pelotas, es decir, aquellos

    elementos de construccin e intercambio de los primeros tiempos, tan im-portantes en lo que hace al descubrimiento de la conexin con el otro. Asi-mismo, esta autora plantea que con el nio autista estamos comprometidoscon las zonas profundas de nuestro yo corporal y grupal, lo que lleva a te-

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    ner que tomar en cuenta nuestra contratransferencia (y en ese sentido nues-tras respuestas sensoriales, de tonicidad muscular, somticas y sociales) pa-ra poder intervenir. En tanto no hay espacio proyectivo constituido comotal, lo que se pone en juego remite a la excorporacin. Y el analista conec-tado empticamente suele percibir en s mismo aquello que en el nio notiene representacin clara. Esta vivencia permite una intervencin del ana-lista que considere el monto de sufrimiento del paciente. Es decir, la inter-vencin tendr entonces algo de lo que en los trminos de W. R. Bion seratransformar los elementos beta en elementos alfa (trabajo que el analista de-ber experimentar consigo mismo) (Bion, 1962).

    Con los nios pre-esquizofrnicos considero importante:

    - Que el analista no se asuste por las producciones alucinatorias, deliran-tes o bizarras del nio y que les d un espacio.

    - Ayude a diferenciar fantasa y realidad, a partir de meterse en sus fan-tasas.

    - Que lo ayude a pasar de la descarga motriz al juego y a elaborar los te-rrores que lo invaden, acompandolo en el proceso.

    - Que lo contenga.

    - Que vaya detectando los momentos de irrupcin de la alucinacin o elarmado delirante, para remitirlo a ese antes, insoportable.

    En uno y otro caso, las intervenciones son estructurantes.

    Con los padres, se hace imprescindible trabajar, escuchando el sufrimientoque los desborda. Que puedan mediatizar sus pasiones, diferenciarse del ni-o y registrarlo como persona que siente, es la meta en el trabajo con ellos.

    Me parece que una de las cuestiones a tener en cuenta cuando se trabajacon nios con patologas graves es el tema de las vicisitudes del analista eneste trabajo.

    Es frecuente que sea el analista el que quede ganado por el desnimo, porla sensacin de que nada es posible y que l es inoperante, por la prdidade sentido de su quehacer... La pulsin de vida, el deseo de curar, debe sersostenida por un analista que se siente solo, desamparado, frente al abismo.

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    Hay veces que de lo que se trata no es del desciframiento, o por lo menosno con el nio mismo. En estos casos, no hay una historia a develar sinouna a construir. (Es cierto que en todo anlisis se construye una historia nue-va, pero con los nios esto cobra una dimensin particular en tanto opera-mos sobre los primeros tiempos de esa historia.)

    Y es entonces cuando entiendo que hay intervenciones que son estructuran-tes, o mejor dicho, que motorizan la estructuracin.

    Cada una de estas intervenciones puede darse con diferentes recursos. As,

    la contencin puede ser verbal pero tambin corporal y la verbalizacin delos afectos puede darse a travs de una referencia directa o a travs de ha-blar de un tercero (otro nio, un personaje, etc.).

    Un ejemplo: un nene de cinco aos consulta en un hospital, despus de ha-ber sido rechazado en otros servicios. Una psicloga del equipo decideatenderlo a razn de dos sesiones semanales. El nio no habla, no juega,apenas se conecta. Entran en el consultorio los dos padres con l, porqueno aguantan estar solos en la sala de espera. Cada vez que el nio, con-fusamente, se dirige a la analista, los padres se sorprenden. Poco a poco, vahabiendo algunos cambios: la sigue con la mirada, pasa la mano por la su-perficie del escritorio y luego hace que la analista pase la mano por su es-palda; pone su dedo en la boca de la analista, y el de ella en la de l; mas-tica una galletita, la pone en su mano, se la da a la analista y la vuelve a to-

    mar, para ponerla en la boca y tragarla. Intercambio libidinal, de construc-cin de zonas ergenas, que slo puede ser pensado por un psicoanalista.Los agujeros, la piel, las superficies duras, el contacto,... es decir, se fueconstruyendo una imagen de s en la que hay espacios diferenciados... 5

    De diagnsticos y urgencias

    Es frecuente que frente a un nio con perturbaciones severas se plantee eltema en trminos de desamor materno o, en otra lnea, de falla paterna.Pienso que la cuestin no es tan simple. Se trata ms bien de matices, defuncionamientos psquicos, materno y paterno, que implican toda la com-plejidad y las contradicciones del psiquismo (entre otras, la ambivalencia).Son encuentros sutiles, imperceptibles a veces, en los que se conjugan cier-

    tos funcionamientos psquicos, maternos y/o paternos, con la capacidad

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    5 Le agradezco a la Lic. Gabriela Naya que me haya facilitado este material.

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    inscriptora y metabolizadora de un nio, y esto en un tiempo y en un espa-cio, en un momento particular de una pareja y de una familia y en una his-toria colectiva. Es ms, estamos en condiciones de investigar ya no slo lono-representado que retorna en el nio, sino los agujeros representaciona-les que se transmiten a travs de las generaciones... aquello que lleva a pen-sar en trminos de lo indecible, lo innombrable y lo impensable (en la ter-cera generacin).

    Por ltimo, quisiera aclarar que el psicoanlisis nos da herramientas paratrabajar con nios con severas dificultades.

    Pienso que con estos nios las intervenciones del analista tienen un valorestructurante cuando el analista: 1) sostiene el vnculo a pesar de la desco-nexin del otro; 2) posibilita el registro de sus afectos a travs de un funcio-namiento emptico; 3) va estableciendo diferencias yo-no yo; 4) abre unmundo fantasmtico, armando un espacio ldico en el que se puedan iranudando metforas; 5) no slo construye una historia sino que funda uncdigo compartido (a partir del descubrimiento de cules son los esbozosde cdigo del paciente).

    Pero esto implica algunas cuestiones claves, sobre todo con relacin a lasi n t e r venciones. No puede ser cualquier intervencin la que se realice. Notodo vale. Justamente porque uno est escribiendo o, a veces, como es elcaso de los nios autistas (si tomamos la metfora de D. Ribas), estamos

    armando el papel para que las letras desordenadas tengan asidero... En-tonces cuando golpeo la mesa armando una secuencia rtmica con un ni-o que no habla, estoy haciendo una intervencin psicoanaltica; cuandoun nio est en estado de retraccin al vaco y yo me acerco muy despa-cito y le hablo en tono montono, y respeto a ultranza su silencio y le doytiempo para que vaya desplegando lo que le pasa, estoy psicoanalizandoa ese nio.

    Creamos preconciente como espacio de transformaciones, no como unacapa defensiva, como un como si que arma un nio como si fuera unrompecabezas. Sostenemos y construimos narcisismo, le damos una mi-rada unificadora, le posibilitamos tolerar la ausencia, le devo l vemos unaimagen de sujeto a quien no se arroja por la ventana. Ese trabajo de

    humanizacin slo es posible con una mirada psicoanaltica.

    Andr Green plantea que un principio esencial del psicoanlisis es el de ladescondensacin de las formaciones psquicas (la asociacin libre sirve pa-

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    ra ese fin) (Green, A.; 1984). Yo estoy convencida de que cuando utilizo untono de voz particular y un ritmo... estoy posibilitando un armado y a la vezdescondensando, desarmando otro tipo de funcionamiento. Porque si loque predomina es la desestimacin de todo contenido, y logro que no meexpulse, que no expulse mis palabras, o la representacin que construy dem, si puedo lograr que de una semana a otra me recuerde y sepa que yo lorecuerdo a l, algo se va armando en un vnculo (que no es un vnculo cual-quiera) y esto implica desarmar un funcionamiento regido por la compul-sin a la repeticin.

    Hay una urgencia cuando trabajamos con nios, que es la urgencia de unnio en crecimiento que nos convoca y frente a esto el tiempo es funda-mental.

    Hay una urgencia dada por el sufrimiento de un nio que nos impone tra-bajar del mejor modo para paliar ese dolor.

    Hay tambin una urgencia dada porque sabemos que trabajamos sobre unahistoria que se est escribiendo.

    Urgencias que tienen que ver con el nio mismo. Y que nos exigen afinarnuestras intervenciones, comprometernos con la cura y poner en juegonuestro deseo de curar.

    A la vez, la infancia es lo opuesto a la cronicidad... a menos que los adul-tos colguemos carteles, decretemos muertes cuando se trata de la vida, ob-turemos el devenir.

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    35CUESTIONES DE INFANCIA

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    Resumen

    La autora plantea el tema del abordaje psicoanaltico en las patologas gra-ves en nios, sosteniendo la importancia de ir ms all del diagnstico,pensando que el nio es, siempre, un psiquismo en estructuracin. Se plan-tea el tema de la urgencia en la demanda y el de la cronicidad, como fan-tasma que se cierne sobre estos nios, as como la posicin del analista enestos casos.

    Despus de desarrollar el tema del autismo infantil, diferencindolo de

    otras psicosis infantiles, la autora analiza un material clnico de un nio condificultades severas en la estructuracin psquica, que no podra ser clasi-ficado fcilmente en las categoras tradicionales.

    Por ltimo, se refiere al trabajo psicoanaltico con nios que presentan pa-tologas graves.

    Palabras claves:psicopatologa infantil; autismo; psicosis infantiles; pulsinde muerte; intervenciones estructurantes; afecto; transferencia; urgencia;cronicidad.

    Summary

    The subject of severe mental disase in childhood, of its diagnosis and how

    to approach it psychoanayitically are discussed within a theoretical frame-work in which every child is thought of as a psychical apparatus in the pro-cess of being structured. The problems of urgent demand and chronicity areconsidered, the latter being a ghost that haunts children so affected. The po-sition of the psychoanalyst in such cases is also discussed.

    Autism in childhood is differentiated from other childhood psychosis andthe case of a child displaying severe dificulties in psychycal structurationwhich cannot be easily made to fit in the traditional diagnostic categories ispresented.

    Finally, the task of the psychoanalyst as regards children suffering from se-vere mental disease is adressed, while it is mantained that the psychoanaly-

    tical theory enables us to deal with these patients.

    Key words:childs psychopathology; autism; psychosis; death instinct; struc-turing interventions; affect; transference; urgent; chronicity.

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    Rsum

    Le thme est pos du diagnostic et de labord psychanalytique dans des pat-hologies graves chez des enfants, concevant tout enfant comme un psychis-me en cours de structuration. On considre le thme de l urgence dans lademande et celui de la chronicit, comme un fantasme qui plane sur cesenfants, ainsi que la position de lanalyste dans ces cas.

    Aprs avoir dvelopp le thme de lautisme des enfants, en le distinguantdautres psychoses de lenfance, lauteur analyse le matriel clinique dun

    jeune garon ayant de svres difficults dans sa structuration psychique,qui ne pourrait pas tre class facilement dans les catgories traditionne-lles.

    Finalement, lauteur se rfre au travail du psychanalyste avec les enfantsprsentant des pathologies graves, et il considre que la thorie psychanaly-tique nous offre les lments ncessaires pour aborder ces cas.

    Mots cls:psychopatologie de lenfant; affect; autisme; psychoses infantiles;pulsion de mort; intervention destructuration; transfert; urgence; chronici-t.

    Primera versin: 15 de noviembre de 2002Aprobado: 15 de enero de 2003

    Beatriz JaninAv. Crdoba 3431, 10 A(1188) Ciudad de Buenos AiresTel.: 4963-4729; [email protected]

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    l duelo es un tema que en la teora psicoanaltica ha ocupado desdeFreud en adelante un destacado lugar. Su importancia y desarrollo sejustifica tanto por su imposicin desde la clnica como por los aspec-

    tos tericos que se entrelazan en l: objeto, yo, libido yoica y objetal,identificacin, narcisismo, ambivalencia, culpa, recuerdo, fantasa, realidadpsquica y externa, autoconservacin, pulsiones de vida, de muerte, castra-cin...

    En esta oportunidad quisiera compartir con ustedes algunas hiptesis sobrelas caractersticas y las condiciones de posibilidad de los duelos en la infan-cia, as como sus manifestaciones clnicas.

    Sern, ms exactamente, interrogantes y algunas aproximaciones tericasque surgieron de observaciones basadas en el anlisis de nios y adolescen-

    tes que sufrieron la prdida de uno de los progenitores en la primera infan-cia o en la adolescencia. Aunque el verdadero disparador de la investiga-cin sobre este tema fueron los elementos descubiertos en el anlisis de dospacientes adultas cuyos padres haban fallecido asesinados cuando ellas te-nan dos y cinco aos de edad y de otra serie de pacientes cuyas madres su-frieron depresiones, con internaciones e intentos de suicidio de mayor omenor gravedad. Observando las manifestaciones de esas prdidas y sepa-raciones tempranas en su vida actual, me preguntaba entonces cmo ha-bran sido de nias, qu qued inscripto de eso y de qu modo. Me pregun-taba tambin si la infancia misma es el tiempo lgico para un trabajo de ela-boracin de prdidas semejantes y bajo qu condiciones.

    Obsrvese que anteriormente he escrito prdida y fallecimiento y no

    39CUESTIONES DE INFANCIA

    DUELOS EN LA INFANCIA.CARACTERISTICAS, ESTRUCTURA Y

    CONDICIONES DE POSIBILIDAD

    Gabriel Donzino

    Profesor de la Carrera de Especializacin en Psicoanlisis con Nios de UCES (en convenio conAPBA ) .

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    duelo, precisamente para introducir lo que quiero diferenciar en este tra-bajo.

    La consideracin ms frecuente es ligar el duelo con una prdida. Y en sen-tido estricto, no hay duelo sin la prdida de un objeto. Pero la inversa no esnecesariamente as: no ante toda prdida vamos a encontrarnos con unduelo.

    El duelo es un trabajo, un proceso simblico, intrapsquico, de lento y do-loroso desprendimiento de un objeto catectizado, que supone un reordena-

    miento representacional. Es la elaboracin psquica sobre el estatuto de unobjeto que ha devenido ausente. En este sentido es humanizante y enrique-cedora de la vida anmica. Su contracara, la melancola, o duelo patolgi-co, en cambio, muestra justamente el fracaso de esta simbolizacin.

    Respecto de ello Melanie Klein escribe:As, mientras que el dolor se expe-rimenta con toda intensidad y la desesperacin alcanza su punto culminan -te, surge el amor por el objeto, y el sujeto en duelo siente ms poderosa -mente que la vida interna y la externa seguirn existiendo, a pesar de todo,

    y que el objeto amado perdido puede ser conservado internamente. En es -ta etapa del duelo el sufrimiento puede hacerse productivo. Sabemos queexperiencias dolorosas de toda clase estimulan a veces las sublimaciones,o an revelan nuevos dones en algunas personas, quienes entonces se de -dican a la pintura, a escribir o a otras actividades creadoras bajo la tensin

    de frustraciones y pesares. Otras se vuelven ms productivas en algn otroterreno ms capaces de apreciar a las personas y las cosas, ms tolerantesen sus relaciones con los dems se vuelven ms sensatas. En mi opinin,este enriquecimiento se logra a travs de procesos similares a aquellos pa -sos que acabamos de investigar en el duelo. Es decir, cualquier dolor cau -sado por experiencias dolorosas, cualquiera que sea su naturaleza, tiene al -go de comn con el duelo y reactiva la posicin depresiva infantil. El en -cuentro y la superacin de la adversidad de cualquier especie ocasionan untrabajo mental similar al duelo.1

    Freud, en Duelo y Melancola se pregunta por qu este trabajo resulta tandoloroso. Cada uno de los recuerdos y esperanzas escribe Freud queconstituyen un punto de enlace de la libido con el objeto, es sucesivamen -

    40 CUESTIONES DE INFANCIA

    1 Klein, Melanie, (1940) El duelo y su relacin con los estados manaco-depresivos, en Contribu -ciones al Psicoanlisis, O. C., pg. 293, Paids, Buenos Aires.

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    te despertado y sobrecargado, realizndose en l la sustraccin de la libido.No nos es fcil indicar en trminos de la economa por qu la transaccinque supone esta lenta y paulatina realizacin del mandato de la realidad hade ser tan dolorosa. Tampoco deja de ser singular que el doloroso displacerque trae consigo, nos parezca natural y lgico [...] No nos es posible darrespuesta a esta objecin, que refleja nuestra impotencia para indicar porqu medios econmicos lleva a cabo el duelo su labor. Quiz pueda auxi -liarnos aqu una nueva sospecha. La realidad impone a cada uno de los re -cuerdos y esperanzas que constituyen puntos de enlace de la libido con elobjeto, su veredicto de que dicho objeto no existe ya, y el yo, situado ante

    al interrogacin de si quiere compartir tal destino, se decide, bajo la in -fluencia de las satisfacciones narcisistas de la vida, a cortar su ligamen conel objeto abolido. Podemos pues, suponer, que esta separacin se realizatan lenta y paulatinamente, que al llegar a trmino ha agotado el gasto deenerga necesario para tal labor.2

    Ahora bien, si tomamos en cuenta los tres aspectos que Freud considera enel prrafo citado (el examen de realidad, el lento proceso y la opcin delyo), tanto la construccin de la realidad como la constitucin del yo en sucapacidad de seguir un mandato ertico son aspectos que en la infancia es-tn en proceso de estructuracin. Est el nio en condiciones psquicas derealizar ese examen de la realidad y promover que su yo decida por las sa-tisfacciones narcisistas de la vida, cuando la percepcin del tiempo, la re-lacin con la realidad y la construccin de su narcisismo responden, como

    investig Winnicott, a un proceso gradual que implica al tiempo, dondeesos objetos externos son su apoyatura...?

    Ciertamente, Freud se est refiriendo a un trabajo slo realizable con lacondicin precisa de que la categora de objeto ausente se haya simboliza-do.Una cita de Klein ilustra este problema: Una de las diferencias entre latemprana posicin depresiva y el duelo normal, es que cuando el nio pier -de el pecho o el bibern que ha llegado a representar para l un objeto bue -no, beneficioso y protector dentro de l y experimenta dolor, lo siente aun -que su madre est junto a l. En el adulto, sobreviene el dolor con la prdi -da real de una persona real; sin embargo, lo que lo ayuda para vencer estaprdida abrumadora es haber establecido en sus primeros aos, una buenaimago de la madre dentro de s. El nio pequeo, sin embargo, est en la

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    2 Freud, Sigmund, (1915 [1917])Duelo y Melancola, Obras Completas, pgs. 2092; 2098/9, Biblio-teca Nueva, Madrid.

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    cspide de sus luchas contra el miedo a perderla, interna y externamente,porque no ha logrado establecerla dentro de s de un modo seguro. En estalucha, la relacin del nio con su madre, su presencia real, es la ms gran -de ayuda.3

    Llegado este punto es necesario, entonces, establecer categoras diferencia-les respecto del momento vital en que se haya producido una prdida, ocomo plantea Winnicott, si el amor por la representacin interna de unobjeto perdido, puede atemperar el odio del objeto amado introyectado quela prdida entraa.4

    He reunido una serie de fragmentos clnicos que tal vez nos permitan ex-traer de ellos las caractersticas de los duelos en la infancia, sus diversaspresentaciones, las consecuencias para cada momento de estructuracin ysus perodos crticos.

    Milagros, de nueve aos, es derivada por el colegio ya que presenta gravesproblemas en el aprendizaje. Una evaluacin psicopedaggica previa indi-ca que se observan serios conflictos psicolgicos. Durante las primerasentrevistas el padre de Milagros se queja, en tono de evidente molestia, deque la nia todas las maanas mientras l se est afeitando, le cuenta queso con su madre muerta. En este sueo se le aparece con un beb en bra-zos, se le aproxima, le seca las lgrimas a Milagros y le dice: no llores.Otras veces el sueo es con la imagen de una Virgen, a quien siempre con

    un nio en brazos le brota una lgrima que cae por la mejilla. Ante estosrelatos, el padre se irrita y se desespera. La interroga sobre las caractersti-cas de las imgenes y comprueba que es la descripcin de la madre muer-ta. Cmo puede soar con la madre si no la conoci?, se pregunta el pa-dre una y otra vez. Este refiere el comienzo de los episodios a que su sue-gra le cont a la nia que su madre estaba muerta. La nia conoca este he-cho ya que iban al cementerio a visitar a su mam y a su hermanito muer-to de beb, quien yaca en la misma tumba de su madre.

    Se presenta a la siguiente entrevista Julia, la actual esposa del padre. Cuen-ta que la abuela materna de Milagros le mostraba fotos de la madre, recor-dndole que Julia no era su mam sino su madrastra. La imagen que Mila-

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    3 Klein, Melanie: Ob. Cit., pg. 294/5.4 Winnicott, Donald: La posicin depresiva en el desarrollo emocional normal (1954-55), enEscri -tos de pediatra y psicoanlisis , Laia, Barcelona, 1981.

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    gros suea es la que conoce a travs de las fotos. Julia presencia los matu-tinos episodios en los que llorando, Milagros le cuenta al padre sus sueos.La culpa es de la abuela por mostrarle esas fotos, concluye Julia.

    Como un rompecabezas, en el transcurso de las siguientes entrevistas, se vaaclarando la historia: la mam de Milagros era una mujer de frgil salud. Elprimer hijo varn del matrimonio muere a los seis meses por meningitis. Ladepresin la inunda y a partir de esto se encomienda a la Difunta Correa,para que sus hijos nazcan y crezcan sanos. Nace Deolinda, la hermanitamayor de Milagros, y dos aos ms tarde otra Deolinda, Milagros Deolin-

    da. Los nombres de esta nia responden: el primero a la Virgen de los Mi-lagros, a quien la madre le pide que nazca un varn, y el segundo al de laDifunta Correa.5

    Nace Milagros y la madre fallece pocos das despus. El padre, tambinhurfano de madre cuando era pequeo, desesperado acude a Julia, noviaen su adolescencia y le pide que se haga cargo de sus pequeas hijas. Juliase decide al verla a Milagros flaca, sucia y escaldada, y se casa slo paracuidar y alimentar a las nias.

    Julia ya haba criado a dos sobrinas que convivan entonces con ella. Inte-rrogada respecto de si ella hubiera deseado tener hijos propios, rompe enllanto y cuenta que tuvo un hijo de soltera que estudiaba ingeniera en Tu-cumn y que desapareci en la lucha contra la subversin. Supongo que

    est muerto dice, pero me dijeron que no hiciera nada porque poda de-saparecer yo. Si supiera dnde estn sus restos, para llevarle una flor. Ni si-quiera en sueos puedo verlo.

    Presuntamente las nias no saban de este hijo de Julia. Slo su esposo y lassobrinas, cuando la vean llorar, entendan por qu lo haca. Milagros, encambio, preguntaba con insistencia por qu cada vez que iban al cemente-rio a visitar la tumba de su madre y hermanito, tenan que llevar una florpara el osario comn...

    Milagros se presenta a la primera entrevista como una nia sumamente ra-ra. Hace gestos con su cara y revolea sus ojos hasta el punto de dejarlos en

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    5 En el culto catlico se recuerda a Deolinda Correa, la Difunta, como una mrtir criolla, quien porescapar de un maln en el norte argentino se pierde con su beb en el desierto, encomienda la vida desu hijo a la Virgen, muere en el desierto y amamanta a su pequeo an despus de morir.

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    blanco. Dibuja un arbolito con las races visibles y un puntito ennegrecidoentre ellas. Es un arbolito con races. S, y veo que hay una cosita ah... lerespondo mientras le sealo las races. Es un pajarito que se muri y lo en-terraron ah... vos sabs cmo queda... la tortuguita... cuando se muere...cmo quedan los huesitos... yo enterr un pajarito y quiero ver los huesitos,cmo quedan los huesitos. Agrega otra forma circular imprecisa en el di-bujo y me cuenta sobre una tortuguita que tuvo y empieza a lloriquear y ha-cer muecas con la cara.

    Consultan por Ariel, de recientes tres aos de edad. Sus padres lo adoptan

    a los veintids meses aproximadamente (calculados sobre la base de unosestudios que le realizan). Es llevado a un Juzgado por una seora que diceque lo dejaron a su cuidado y no lo vinieron a buscar ms. Agrega que locuidaba el guardabarrera en la casilla del paso a nivel donde lo dejaron. Esregistrado como NN.

    Los paps adoptivos lo retiran de un hogar de monjitas donde estaba aloja-do. All lo llamaban Daniel. No es posible determinar el tiempo transcu-rrido entre el guardabarrera y el Juzgado, pero los paps confirman que an-tes de llegar al hogar de las monjitas estuvo internado en un hospital pordesnutricin. En el momento de la adopcin su estado fsico mostraba el pe-lito chamuscado, estaba escaldado y con excoriaciones mltiples en los ge-nitales y la cola. Se observaba, adems, una importante cicatriz de antiguaquemadura en uno de los miembros.

    Los paps dudan en cambiarle nuevamente el nombre. Finalmente, se de-ciden por bautizarlo Ariel, len de Dios.

    En cuanto a su nivel de constitucin psquica y trastornos centrales, lospaps refieren que Ariel no habla, pronuncia slo palabras bislabasque su madre traduce; padece de enuresis nocturna; usa ch u p e t e ;deambula sin parar; abre cajones y puertas; se escapa de todos lugares;se desnuda y se sienta bajo la lluvia; imita el ruidito de animalitos va-rios bajo el festejo de sus padres; rechaza a su madre, la escupe y pa-tea (no as al pap); no hay juego; parece no mirar ni escuchar ni res-ponde al llamado; sus padres se quejan de su difcil crianza ya que noacepta normas.

    La primera vez que veo a Ariel, deambula sin parar por el consultorio mien-tras sus padres dialogan conmigo. Uno a uno, muerde y arranca la mina detodos los lpices. Amaso una bolita de plastilina delante de sus ojos y lue-

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    go la achato entre mis dedos haciendo una tortita: es la primera vez que memira a los ojos.

    Luego de varios meses de intenso trabajo con los padres, comienzo a traba-jar con Ariel junto a su mam. En una de las primeras sesiones la madreamasa un caracol grande con plastilina. Ariel le pide: Be-b, be-b. Lamadre lo amasa y Ariel hace que se besen. Luego aplasta al caracol grandecontra el escritorio mientras grita: mam, mam! Seguidamente aplastaal caracolito beb.

    Ms adelante, en otra sesin