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Cultura de la Legalidad y la Integridad para Colombia (CLIC) VALORES DE LA CULTURA DE LA LEGALIDAD Y LA INTEGRIDAD

Jorge Yarce

Se han seleccionado para la CLIC 4 valores principales, cada uno de ellos acompañado de 3 valores asociados o afines a él: Respeto A. Reconocer la dignidad B. Comprensión C.Tolerancia Confianza A. Lealtad B.Transparencia C.Credibilidad Trascendencia A. Servicio B. Liderazgo C. Bien común Solidaridad A. Entrega B. Responsabilidad C. Equidad En la práctica cada valor se percibe a través de los comportamientos de la persona. Por eso después de definirlo y explicarlo brevemente, se proponen 5 comportamientos de cada uno de ellos. En el gráfico colocado al comienzo de cada valor se colocan, por contrastes, y a título de ejemplo, 3 antivalores. Aunque se trabaja sobre todo el contenido positivo del valor, conviene no olvidar que en la vida real siempre están presentes de algún modo los antivalores. Lo importante es que a la práctica y aprendizaje de los valores vaya unido por consecuencia el desarraigo de los antivalores: si la tasa de aprendizaje es mayor que la tasa de cambio, está asegurado el éxito de adaptación de la empresa a nuevas situaciones (García y Dolan, Dirección por Valores).

RESPETO

Reconocer la dignidad de los otros, aceptarlos como son, comprenderlos, escucharlos y ser tolerantes con sus ideas y opiniones

El respeto se basa en la dignidad personal y en sus derechos inalienables, que deben ser reconocidos por todos y aplicados en nuestras acciones, a pesar de las diferencias existentes entre unos y otros.

Lo podemos extender a la naturaleza y a las cosas que utilizamos para nuestra vida, pero ese no es su significado esencial.

El respeto está ligado con las relaciones interpersonales. Surge desde la imitación de los otros y el aprendizaje, a través una educación constante que lleva a las personas a vivirlo de forma inconsciente.

Es fundamental para que la convivencia, la vida familiar y de trabajo progresen con cohesión, con consistencia y con efectividad.

La dignidad de la persona hace deducir que el respeto es, al mismo tiempo, respeto a sí mismo. En ese sentido, está ligado a la autoestima y a la valoración de la propia vida, de la conducta frente a sí mismo.

El respeto a uno mismo fortalece el respeto a los demás, y a su vez, el respeto a los demás fortalece el respeto a uno mismo.

Si no hay respeto, se cae en el atropello y en la violación de los deberes elementales de buen trato, comprensión y tolerancia.

Se abre paso a antivalores como el irrespeto, la intolerancia, el individualismo y la injusticia, que se convierten en obstáculos para alcanzar la realización personal.

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No se puede herir a nadie con las palabras y menos atacar sus sentimientos. Hay que saber tener control mental y emocional para evitar esas situaciones, respetando a las personas aunque sean diferentes, según su dignidad esencial.

“Siempre es más valioso tener el respeto que la admiración de las personas” (Rousseau).

Comportamientos:

-Reconoce los derechos de los otros y actúa en esa dirección

-Piensa en la importancia que tienen las demás personas y actúa consistentemente con ello

-Actúa valorando su propia vida y promoviendo su autoestima.

Se relaciona con las demás personas con buen trato sin atacar sus sentimientos

Se comporta sin discriminar al otro por su condición social.

Valores asociados al Respeto

A. Reconocimiento de la dignidad

Aceptar al otro como persona y valorar su ser de tal modo que se refleje en el trato con ella

La persona es el centro alrededor del cual gira la vida de una organización. La persona da sentido a todo lo demás. Es su dignidad esencial y la realización de sus fines lo que debe convocar todos los esfuerzos y todos los medios. No son los medios ni la técnica, ni siquiera el progreso o el desarrollo, los protagonistas de la vida de una sociedad y de los diferentes tipos de organizaciones. Hace falta poner en primer plano esa realidad de sentido común, que la persona y el respeto a su dignidad tienen que ser lo primero en tener en cuenta en cualquier organización. Si esto no fuera así, las empresas e instituciones sufrirán las consecuencias, la más patente de ellas, el dejar de cumplir sus propios fines.

Si un Estado o una organización no protegen ante todo la vida y la dignidad de las personas, todo lo demás, los derechos humanos fundamentales y los logros económicos y sociales, se desvirtuará con el paso del tiempo. Por eso no resulta difícil comprender el papel fundamental que juega en una organización la dignidad humana entendida como algo dinámico que hay que estar mirando en todas sus dimensiones. En primer lugar la persona es el ámbito que se debe proteger y estimular en su desarrollo para, posteriormente, analizar algunos valores que ponen en evidencia esa realidad. La dignidad de la persona conlleva la necesidad de poner los medios para que efectivamente su trabajo se desarrolle en condiciones que aseguren no sólo condiciones laborales justas, sino que permitan alcanzar una calidad de vida que le permita el ejercicio de la libertad y la consecuente obtención de los bienes que facilitan su desarrollo integral. Las omisiones en este campo redundan en una amenaza a la dignidad esencial y al respeto implícito en ella.

La dignidad a la que nos referimos aquí viene dada a la persona por el hecho de ser persona; por lo mismo, no depende de que sea reconocida como tal, más bien exige ese reconocimiento en cualquier circunstancia y lugar.

El hecho de que las leyes o las declaraciones de derechos fundamentales la consagren, no significa otra cosa que el reconocimiento explícito y la salvaguarda jurídica de una condición ontológica propia del ser humano. Distinta, claro está, de la comprensión de la dignidad que se logra por un merecimiento propio, fruto de una conquista ligada a determinados comportamientos que producen, de cara a los demás, el reconocimiento.

Comportamientos:

- Reconoce en la práctica la dignidad de los demás.

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- Tiene en cuenta las particularidades de los otros

- Acepta a las personas como son

- Establece una relación de igualdad

- Se valora a sí mismo

B. Comprensión

Entender lo que nos quiere expresar el otro, escucharlo poniéndonos en su situación y entrar en sintonía con éste.

Dice de ella el Diccionario Vox: “actitud tolerante y respetuosa hacia los sentimientos o actos de otra persona”. La comprensión “reconoce los distintos factores que influyen en los sentimientos o comportamientos de una persona, profundiza en el significado de cada factor y en su interrelación y adecúa su actuación y esa realidad “ (D. Isaacs). Cuando decimos que comprendemos a otra persona, esos son los sentimientos predominantes. Cuando nos sentimos comprendidos, igualmente queremos que se actúe así con nosotros.

Quien comprende distingue muy bien las ideas, sentimientos u opiniones del otro, para poder ayudar eficazmente a resolver sus necesidades. No se trata simplemente de escuchar lo que dice el otro. Es algo más activo que exige entenderlo bien e interpretar adecuadamente su actitud y sus palabras.

Las personas que acuden a nosotros demandan esa comprensión como un paso importante para atender a sus expectativas y necesidades. Las palabras o gestos deben captarse bien para evitar una falsa interpretación de lo que realmente dicen. No sólo es entender al otro, es aceptarlo y acogerlo, también emocionalmente, de modo que se sienta bien, que le llegue una señal de contacto adecuado. Es cuando de verdad alguien podría decirnos: “me comprendes bien”. No implica justificar las acciones, porque al comprender, si hace falta, se pasa a decir lo que pensamos o a juzgar si es que debemos hacerlo y expresar los resultados de ese juicio, así no

sean favorables para nuestro interlocutor. Se suele utilizar la expresión “ponerse en los zapatos del otro” para explicar lo que es comprender a alguien y es bastante diciente de su significado. El hecho de saber que podemos estar en la misma situación del que ahora comprendemos, nos ayudará a ser más comprensivos. Ponerse mental y afectivamente en la situación del cliente o del público nos permite entender mejor lo que pide o reclama, lo que espera o solicita. Por eso no debemos precipitarnos en juzgar antes de examinar bien lo que nos plantea: “si llegáramos a comprender, no necesitaríamos juzgar” (Malraux). El punto de partida de una buena comprensión es saber escuchar atentamente. Luego podemos preguntarnos si hay elementos emocionales que están dificultando, por parte de él o de nuestra parte, esa comprensión: Hay que estar atento a los gestos del otro y utilizar los propios para llegar a él. La comprensión está muy unida a la flexibilidad y adaptabilidad. Así es posible captar muy bien lo que el otro pide o exige, para poder discernir sobre su la capacidad de darle una respuesta adecuada.

Comportamientos:

-Trata de entender los actos y sentimientos de los demás.

-Reconoce los factores que influyen en los comportamientos de los demás.

-Interpreta adecuadamente las actitudes y lenguajes de las demás persona.

-Escucha atentamente al interlocutor.

-Conecta con el estado de ánimo del otro.

C. Tolerancia

Respeto por las ideas y opiniones de los demás, aceptando las diferencias para convivir en armonía con ellos.

La tolerancia es una muestra de que las demás personas tienen derecho a que no sólo respetemos su vida y su dignidad, sino a que las tratemos en concordancia, reconociendo que son diferentes de nosotros y que, por tanto, pueden pensar y actuar de modo distinto a como nosotros pensamos y actuamos.

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La tolerancia permite que avancemos hacia la construcción de una relación armónica a través del conocimiento de las otras personas, de sus ideas, sentimientos y opiniones.

Así aprendemos de la gente y procuramos brindarles lo mejor de nosotros mismos, y juntos construir algo en común o disentir en el diálogo, sin afectar la convivencia.

Debemos tener presente que podemos estar en desacuerdo con lo que una persona piensa o dice sin necesidad de ser intransigentes con ella, evitando atacarla, al tiempo que podemos contradecir sus ideas o sus opiniones.

Afirmar como absoluto lo que es relativo y discutible, establece una barrera seria para el diálogo, que refleja muchas veces la divergencia, sin que por fuerza una de las partes se sienta dueña de la verdad, sobre todo en cosas en las que no hay una sola verdad, por ejemplo en lo ideológico y político.

Los valores más cercanos a la tolerancia, son la justicia, el respeto, el diálogo, la equidad, la apertura y todo lo que tenga que ver con la calidad de la convivencia. Y se le oponen de forma radical la intolerancia, la injusticia, el irrespeto, el individualismo y el dogmatismo en la defensa de las propias opiniones.

Comportamientos:

- Reconoce que existen diferencias con el otro.

- Disiente en el diálogo sin afectar la convivencia.

-Acepta la diversidad de ideas y opiniones

-No discrimina a los que piensan de manera diferente

- Suscita la conciliación en situaciones de conflicto.

CONFIANZA

Expectativa positiva de dar o a recibir en un trabajo de acuerdo con lo que se puede esperar, con una cierta seguridad o esperanza sobre el buen resultado

La confianza crea un lazo muy fuerte, que nos hace capaz de superar dificultades, al pensar que alguien espera algo de nosotros. Una expectativa que atraviesa la distancia y llega a mí en forma de ánimo y de respaldo para sacar adelante un propósito.

La confianza se merece, se consigue al demostrar, con hechos, que los demás pueden depositar en nosotros esa seguridad o esa esperanza de que no los vayamos a defraudar, de que pueden contar con nosotros siempre, dentro de los límites naturales de las relaciones laborales o de amistad.

Es confianza entre iguales y entre quienes están en relación de mando o de colaboración. Es hacer fáciles las cosas, en apariencia o de verdad difíciles, pero que con buena voluntad y deseo de cooperar para que el servicio se preste de la mejor manera posible. La confianza es un valor que no se puede imponer: se gana, se consigue, y es resultado de fomentarla siempre. Quien brinda confianza, o quien deposita la confianza en otro, sabe que siempre ronda el riesgo de perderla. De ahí que deba existir capacidad de corrección mutua.

Un clima de confianza es fruto del esfuerzo común, pero siempre se hace presente el papel de los líderes, aquellas personas que en la organización saben influir en forma positiva sobre los demás, para conseguir que se depongan las actitudes que dificultan la confianza y se abran las puertas de la comunicación asertiva y de la conducta proactiva, optimista, esperanzada.

La confianza es todo lo contrario a un ambiente de recelo, de inseguridad, donde las reacciones temperamentales dominan sobre el equilibrio emocional y sobre la forma razonada y serena de afrontar los problemas. Más que en el carisma de las personas, debemos apoyar la confianza en sus valores: carácter, fortaleza, veracidad, fidelidad, firmeza, etc.

Es fuente que potencia la energía colectiva.

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Favorece el rendimiento y la satisfacción.

Aumenta el respeto entre los compañeros y jefes o directivos

Se miran con mayor comprensión los defectos y errores

Aumenta la autorresponsabilidad.

La autoridad se vuelve más servicio y prestigio que imposición.

Comportamientos:

-Demuestra con hechos con los demás pueden sentirse seguros de usted.

-Cumple acuerdos pactados con los demás.

-Tiene certeza en los resultados propios.

-Está convencido de que los demás lograrán los resultados.

-Tiene seguridad en la tarea que realiza.

Valores asociados a la Confianza

A. Lealtad

Adhesión firme a las personas u organizaciones, conforme a compromisos adquiridos, con fidelidad a través del tiempo.

Tomamos aquí la lealtad como sinónimo de adhesión, motivada y razonable a una causa, persona o institución. Va unida a la adhesión a unos principios y valores. Las personas leales entre sí hacen que influya en su conducta la seguridad que da la común aceptación de determinados valores para afrontar tanto dificultades como contradicciones con gran determinación y fortaleza. La lealtad se da con las personas, con los grupos, con la sociedad entera. Refuerza la vivencia del orden legal con una actitud ética interior que supera el cumplimiento a secas de la legalidad externa. Valora la palabra dada, los compromisos adquiridos, las promesas hechas y tiene en el extremo contrario la deslealtad y la traición como antivalores. Tiene mucho que ver también con lo que hoy se denomina comunicación asertiva (franca, veraz, sincera, directa, afirmativa) y con la proactividad en el comportamiento, que actúan como generadoras de confianza y credibilidad. Evita el

encubrimiento, la actitud simuladora, las falsas apariencias para proteger a una persona con la que se supone somos leales, contribuye a vivir auténticamente el valor; y afronta a esa persona con absoluta sinceridad cuando se da cuenta de sus equivocaciones o de su deslealtad. La lealtad a la autoridad no es simple sometimiento ciego a sus decisiones, es adhesión razonada y razonable. Y como es de doble vía, lleva también a razonar a quien la ejerce. “Sólo el que manda con amor es servido con lealtad” (Francisco de Quevedo). Si se trata de los jefes o superiores en la empresa, la lealtad no suprime el criterio propio para opinar, criticar y denunciar aquello que sinceramente creemos que está mal y a expresarlo a tiempo. De igual forma, somos leales cuando les cuidamos la espalda al oír cosas que, aunque pueden ser verdad, constituyen una difamación, un atropello a su derecho a la intimidad.

Comportamientos

-Lo motiva la relación vinculante con los demás.

-Mantiene los compromisos adquiridos

-Actúa en concordancia con principios y valores.

-Expresa adhesión a sus jefes o superiores

-Rectifica sus actuaciones cuando percibe un fallo.

B. Transparencia

Conducta clara y abierta, sin secretos, para que la actuación, sometida a reglas y normas precisas, pueda ser juzgada por todos.

La transparencia hace que no haya secretos en la actuación ni en la información, permitiendo que todas las personas puedan juzgar y calificar el comportamiento, y puedan aportar activamente a mejorarlo.

Es un valor unido a la práctica de la veracidad, la franqueza, la asertividad, el compartir, la honestidad y la humildad. Y está amenazado por la mentira como arma de poder que genera doblez y engaño, por la falsedad en el actuar y la manipulación de la información.

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La transparencia nace en el plano personal. Estimula la apertura, la sinceridad, la claridad en la conducta, la rectitud de intención, la sencillez y la veracidad, de modo que no esté oculto nada que no sea necesario y se fortalezcan las relaciones.

No puede haber transparencia en una organización, en el gobierno o en las instituciones del Estado, si no se practica primero en la vida personal.

Desde ahí se hace extensiva a la conducta común, a las empresas, a la familia y la educación.

En las organizaciones, la transparencia está muy ligada a la veracidad en la comunicación, a los sistemas de participación de la gente en las decisiones y a la verificación de los objetivos.

Es importante que la dirección y los mandos intermedios actúen sin secretos y sin convertir las decisiones en un misterio o en fuente de chisme. De cara al público en general, la transparencia debe llevar a tener una imagen pública muy atractiva y, al mismo tiempo, una imagen interna adecuada.

Debe haber congruencia y coherencia entre una y otra. La ayudan las veedurías y controles de la comunidad a los contratos públicos. Lo realmente eficaz es promover en las personas y en las organizaciones la vivencia personal y la proyección a los demás de una conducta que sea transparente por convicción, no por imposición.

Comportamientos

-Presenta información de manera objetiva y veraz.

-Actúa de forma sincera.

-Toma decisiones con criterios conocidos y procedimientos claros.

-Difunde las normas y criterios que rigen el trabajo.

-Promueve que las actuaciones de todos sean rectas.

Credibilidad

Tener confianza en que las personas y las instituciones hacen las cosas de tal manera que eso engendra seguridad en que van a cumplir con lo que se espera de ella.

Es un valor ligado a otros valores como la coherencia, la confianza y la seguridad. En las relaciones interpersonales es un elemento de cohesión que se construye desde los actos y las palabras aunque hay que precisar que es uni-direccional. Se es creíble por cuanto es coherente entre lo que se dice y lo que se hace; una persona que apela a la mentira o a la imprecisión es incoherente y por lo tanto es poco creíble. Se es creíble si en palabras y actos se es merecedor de la confianza que se ha depositado en ella. Una persona que practica el chisme o que incurre en la mentira o el engaño no puede ser digna de confianza y por ello la amistad o el trato con ella es muy inestable o incluso no existe. Si la persona refleja ante nosotros una seguridad, en lo que se dice o se hace, es decir, la persona segura de sí misma, da pie a que nos sintamos seguros y a que confiemos en ella. La credibilidad es intangible, pero en cierta forma es un capital que se acumula con el paso del tiempo. Si en una relación la persona actúa en coherencia y honestidad, es muy probable que sea digna de nuestro crédito y por lo tanto acudiremos a ella como a alguien que nos puede dar una versión fidedigna o nos podemos respaldar en ella porque es creíble lo que nos dijo. La credibilidad en las personas y las organizaciones se evidencia en la reputación. En otras épocas también se le denominaba “buen nombre” e incluso estaba emparentada con una noción de “honra”. La credibilidad se otorga en un tiempo y ante un suceso determinado, por ejemplo dos declaraciones de una autoridad podrían tener distinto resultado, una puede ser creíble porque las personas le otorgaron veracidad, confianza y cuando se constata que es fiel, despierta credibilidad, mientras la otra declaración puede ser no creíble porque las personas perciben que no es honesta, que es discordante con los hechos o que incluso era mentira. La credibilidad es una herramienta poderosa para crear amistad, negocios y vivir en paz y tranquilidad. Pero la persona o el servidor público que pierde credibilidad se vuelve frágil. Como no hay credibilidad, los acuerdos son difíciles, las promesas carecen de contenido, los compromisos se tornan inestables y el apoyo de las personas es difícil de recaudar.

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Por eso en una sociedad en crisis, es frecuente que sus gobernantes o sus representantes públicos, lo primero que pierden es credibilidad y las personas se dicen: si lo hizo en lo poco, lo puede hacer en lo mucho, y actúan en consecuencia y ya no le dan credibilidad a los actos y palabra de los mandatarios, jueces o legisladores. Y por esa puerta puede entrar el desgobierno, el fracaso y por qué no la desconfianza y la violencia. El dirigente Polaco, Lech Walesa, nos dice que la verdad sin credibilidad es perniciosa para la sociedad y la credibilidad sin verdad está vacía, sin sentido.

Comportamientos

-Es coherente entre lo que dice y lo que hace.

- Actúa con veracidad y honestidad.

-Reconoce las características de un trabajo bien hecho.

- Contribuye al buen nombre de su organización.

- Cree en la reputación profesional de sus colegas.

TRASCENDENCIA

Dirigir la acción a los demás a través de los valores, el servicio, y la búsqueda del bien común logrando la confianza en la ciudadanía y construyendo comunidad.

La persona que trasciende se da cuenta de que su ser no se agota en sí mismo, que tiende un puente, va más allá, cruzar al otro lado, hacia las otras personas. Se dice, por ejemplo, que un líder trasciende porque influye en los demás, va hacia ellos con sus acciones y los eleva, los hace cruzar al otro lado de su yo para que descubran la familia, la empresa, la comunidad, la nación, la patria.

Los otros son una presencia mensajera, que nos vincula y nos lleva actuar en consecuencia, que exige un compromiso y una respuesta. La trascendencia es primero auto-trascendencia porque desde mi mismo impulso la realización de mi vida llevándola a horizontes de conocimiento y de querer que están fuera de mí, más allá de mí, y me lanzan a un mundo que me va a dar mucha riqueza interior si conecto con la riqueza que llevo dentro.

Pero no se queda ahí porque ahí están los otros y entonces conecto con ellos. No es sólo contacto con ellos, ni sólo conocimiento. Si acepto, entro en relación, y de la auto-trascendencia paso a la trascendencia social.

En los valores se da un reconocimiento de los demás. Son ellos quienes ratifican si una persona tiene valores.

Cuando se trata, por ejemplo, de un personaje histórico, esos valores son proclamados por la mayoría y por la historia, e incluso por la leyenda en torno a ellos.

La trascendencia en los valores da a la persona líder una fuerza especial: porque primero los vive y luego los impulsa a vivir en otros. Tienen una fuerza cultural que se puede percibir en la relación interpersonal.

Otra de las formas más palpables de la trascendencia social es la solidaridad, y el construir comunidad, orientando todas las acciones hacia el logro del bien común.

Esto implica mucho más que una sensibilidad social epidérmica reducida a mirar desde lejos la pobreza, la injusticia, la discriminación, la distancia entre las clases sociales, los problemas del propio país.

En derecho, la obligación solidaria es aquella que afecta a todos y a cada uno, porque cada uno debe responder por todos si los otros fallan.

En lo social equivale al compromiso que nos une con todos, por el cual yo tengo derecho a esperar de ellos, pero ellos igualmente tienen el derecho a esperar de mí.

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Comportamientos:

-Influye en los otros a través de sus actuaciones.

-Actúa impulsado básicamente por la autorrealización.

-Comunica sus valores a otros.

-Actúa con espíritu de servicio.

-Piensa en el bien común de la organización y de la sociedad.

Valores asociados a la Trascendencia

Servicio

Disposición para satisfacer las expectativas de los demás en función de los objetivos propio trabajo.

El servicio es un objetivo fundamental de todas las personas.

Es tan profunda la forma en que está enraizado en la vida humana, que podemos decir, sin exageración alguna, que: “no se sirve para vivir sino que se vive para servir”, y que el servir es tan idéntico a realizarse como persona, que “la vida es para servir; si no, no se sirve para vivir”. Todos tenemos la capacidad de servir, aunque existen cualidades que hacen más fácil a unos que a otros el prestarles un servicio a los demás.

El servicio requiere el desarrollo de condiciones psicológicas de cada persona, pero sobre todo de un conjunto de valores en forma de hábitos estables, que señalan una conducta ante la necesidad de contribuir, cooperar y colaborar con las otras personas.

El servicio implica una actitud ética, es decir, algo valorativo en términos de conducta, que determina si obramos bien o mal de cara al servicio que prestamos a los otros. Cada vez que servimos estamos obrando, de forma consciente o inconsciente, en términos de valores o antivalores, según si logramos o no el objetivo de prestar una contribución que se espera de nosotros.

Todos debemos pensar que las personas somos lo importante y, por tanto, debe darse entre todos una relación humana interpersonal positiva, una relación en que ambas partes

encontremos un camino para crecimiento personal.

De nuestra parte, es una relación de servicio en cada actividad que hacemos, esforzándonos por servir un poco mejor cada día. Así se llega a la excelencia en el servicio, con detalles, no con grandes decisiones ni grandes declaraciones, ni dando pasos gigantescos. Son unos pasos pequeños cada día los que, con el tiempo, nos hacen recorrer grandes distancias de mejoramiento y de calidad.

Comportamientos:

-Manifiesta interés por contribuir a satisfacer las necesidades de otros.

-Realiza las acciones esperadas de su servicio.

-Fomenta optimismo respecto al resultado final de su servicio.

-Gestiona recursos y medios para prestar un servicio de calidad.

-Se prepara para prestar un servicio con los estándares esperados.

Liderazgo

Influencia positiva en los demás en busca de un bien común.

El liderazgo es una influencia no sólo como persuasión o convencimiento, sino como motivación, organización y ayuda en la realización de acciones conducentes a los objetivos, teniendo en cuenta el bien común y la dimensión ética del mismo.

El liderazgo es inseparable de la integridad fundada sobre principios esenciales o leyes naturales universales e inmutables.

Y sobre valores que impelen a un ideal concreto y realizable, encarnados en virtudes personales que ejemplarizan y dan realidad contundente a la conducta.

Todos podemos construir el liderazgo de forma progresiva con base en el esfuerzo personal, en las oportunidades y en las capacidades individuales para asumir ciertos riesgos y compromisos.

Se trata de desarrollar unas capacidades intelectuales y emocionales, y unas habilidades

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personales de comunicación y manejo de grupos, administración del tiempo, trabajo en equipo y negociación.

El liderazgo nace desde dentro y desde ahí desencadena las acciones que se traducen en claros resultados. Ser actor del cambio conduce al líder al compromiso y al logro de objetivos.

La palanca del cambio es su propia voluntad, un querer invariable que se afirma en el presente mediante la toma de decisiones acertadas y en el futuro en forma de propósitos realizables.

El líder fortalece en forma constante su voluntad de hacer el bien y de buscar el bien común, para ser y dar, para servir y comunicar.

También para participar y ser solidario, con un estilo de trabajo que tiene muy presente, caracterizado por un constante afán de aprender, de emprender, de trabajar.

Su finalidad es prestar un servicio efectivo en distintos ámbitos, y ayudar a desarrollar las capacidades de los demás para alcanzar crecimiento personal y contribuir al bien común.

Comportamientos: -Influye en los miembros del equipo para lograr los objetivos esperados.

-Motiva la participación y el trabajo colaborativo.

-Busca gestionar los recursos para lograr los objetivos.

-Promueve el desarrollo de competencias de su equipo.

-Sirve de ejemplo a los demás con su actuación.

Bien común

Conjunto de bienes y valores que permiten la realización de las personas, grupos y el conjunto de la sociedad dentro de parámetros de justicia, equidad y desarrollo integral.

Otro principio inseparable del bien común es el destino universal de los bienes, según el cual todos somos administradores de bienes económicos que son medios para alcanzar fines más elevados. En la medida en que se procura el bienestar de la gente, respetando su dignidad, se obtiene mayor compromiso y productividad.

Un segundo principio unido al bien común es el principio de subsidiariedad implica, internamente, hacer crecer a las personas que conforman a la organización, y externamente que las asociaciones de orden superior (como el gobierno) hagan otro tanto, sin intervenir más de lo estrictamente necesario. El principio de solidaridad perfecciona el anterior y lo lleva a considerar los aspectos globales que demandan la atención de todos en la sociedad y que generan mecanismos de ayuda y colaboración de todos. Hay una responsabilidad compartida por la cual todos respondemos por todos, no sólo el Estado, o en su ámbito, las empresas: “Es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y de cada uno, para que seamos verdaderamente responsables de todos” . Podríamos añadir más contemporáneamente el principio de responsabilidad social que sin dejar de estar relacionado con los anteriores, emerge con más fuerza en los comienzos de este siglo para acentuar el papel de la empresa frente a su comunidad, que constituye un valor ético de primer orden.

Dos aspectos actuales que cabe destacar, según Melé, en la relación con esa responsabilidad, entre la empresa como comunidad ética dentro del sistema social son la sostenibilidad, que tiene que ver con la preocupación por las futuras generaciones

Y la ciudadanía corporativa, que “introduce la idea de que las empresas no son una entidades meramente económicas sino que forman parte de la sociedad y deben contribuir al bien de la sociedad más allá de lo requerido por las leyes”

Comportamientos

-Actúa de forma responsable con bienes de la comunidad.

-Contribuye al desarrollo de las personas que le rodean.

-Propende por un servicio eficaz a la ciudadanía.

-Siente que los problemas del país son también suyos

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-Procura ser un multiplicador de la ética y los valores

SOLIDARIDAD

Ayuda firme y generosa en bien de los demás.

La solidaridad supone la determinación firme y perseverante de trabajar por el bien común, con un reconocimiento claro de que todos somos en verdad responsables de todos. Ser solidarios es formar una convicción profunda de que no existimos sin importarnos la suerte del otro, y proceder en consecuencia. Es un valor que hay que afincar de forma estable en la mente y el corazón, que nos impulsa a actuar ayudando a los demás.

“Nadie ha apreciado el sentido de la vida hasta que ha sometido su ego para servir a los demás” (R.W. Emerson). Casi podría decirse que se llega a convertir en un modo de ver la vida con un prisma en que los otros son parte de uno mismo, no piezas sueltas dejadas a la suerte o al acontecer fatalista que lleva a que unos tengan más que otros, a que unos sufran más que otros, o a que la injusticia se vea como algo inevitable.

La solidaridad está estrechamente ligada con la generosidad y el servicio. Desarrolla la capacidad de dar que hay en toda persona, que implica que los demás esperen de nosotros ayuda, es básico para forjar un espíritu solidario. Los bienes que damos cuando somos solidarios retornan a nosotros, no sólo en forma de satisfacción por el servicio que prestamos o el don que ofrecemos, sino también a través del aprendizaje y del crecimiento personal que nos brinda el atender las necesidades ajenas, el poder contribuir a que disminuyan las distancias y desigualdades de todas las personas. La solidaridad siempre es muestra de que unidos se llega más lejos que aislados y de que hay una fortaleza que deriva de la actuación en común, que vuelve a las personas y a los

grupos capaces de sobrevivir y de una proyección consistente hacia el futuro.

Comportamientos

-Trabaja orientado al bien común.

-Sirve con el deseo de ayudar y colaborar con los demás.

-Sirve a otros sin esperar reciprocidad.

-Siente obligación de atender necesidades ajenas

-Contribuye con sus acciones al logro de objetivos colectivos.

Valores asociados a la Solidaridad

Entrega

Disposición a dar y darse sin poner condiciones, ni buscar satisfacer sólo el propio yo, pensando sobre todo en el bien de los demás y en el bien común.

El valor de la entrega se ve reflejado en una conducta basada en reconocer las necesidades del prójimo y tratar de satisfacerlas con los recursos que se cuentan. Este valor no solo está asociado a aspectos materiales, también se relaciona con el tiempo y las labores solidarias que se realizan sin la intención de obtener alguna contraprestación. La entrega está dirigida a obtener el bien común de la sociedad, de esta forma quien tiene este valor hace lo que cree correcto y justo. La entrega es una acción voluntaria que se da cuando hay una descentralización de los propios deseos, de esta forma se logra estar atento a las palabras, necesidades y acciones de los otros, pero no con la intención de juzgar sino con el propósito de buscar el bienestar del otro.

La entrega autentica ofrecer un trato amable, respetuoso y con el que más lo necesita, sin esperar nada a cambio. La entrega se puede ver reflejada de múltiples formas: por ejemplo, dar cosas, dar tiempo, prestar posesiones, perdonar o escuchar. Al mismo tiempo, puede suponer salir de un estado de confort para de esta forma mejorar la situación de otra persona. Aquel que vive el valor de la entrega muestra una disposición natural e incondicional por ayudar a los demás sin hacer distinciones, así

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mismo resuelve las situaciones que afectan a las personas en la medida de sus posibilidades (o busca los medios para lograrlo).

Comportamientos:

-Reconoce necesidades concretas de otras personas.

-Procura buscar recursos para satisfacer las necesidades de otros.

-Busca el bienestar que los demás logren calidad de vida.

-Dedica tiempo a formar a otros.

-Comparte ideas y recursos con otros.

-Pongo mis habilidades a disposición de mis compañeros, para apoyarlos en sus dificultades.

-Corrijo con respeto y reconocimiento a otros.

Responsabilidad

Capacidad para dar las respuestas adecuadas a lo que se espera de cada persona u organización.

La responsabilidad debe entenderse como una capacidad de responder a las expectativas que se crean a partir de un determinado compromiso y dar los resultados previstos.

No dar una respuesta cualquiera, sino la propia de una persona que se esfuerza por cumplir lo prometido esmerándose en ese cumplimiento.

Ser responsable es asumir las consecuencias de los propios actos. Esto requiere un sentido de la obligación adquirida, pero también de la libertad para cumplirla y para ser creativos en el proceso.

Una vez que uno está comprometido con un trabajo y se pone a realizarlo, es lógico que responda por las consecuencias de lo que hace y lo lleve hasta el final.

El que cumple lo que le corresponde se motiva desde los valores que ayudan a ser responsable: trabajo, entusiasmo, creatividad, seriedad, dedicación, estabilidad, eficacia, etc.

Y lo hace teniendo la excelencia como meta, procurando que su rendimiento sea el máximo posible, fruto del esfuerzo constante.

La persona se vuelve responsable cuando aprende a cumplir sus obligaciones y deberes

de la manera más espontánea posible, aunque a veces sienta que lo hace por obediencia a normas, promesas o pactos.

Eso no le quita mérito a la acción, como tampoco lo hace el ser responsable en medio del desaliento o la desgana por hacer algo.

Un profesional se caracteriza ante todo por su sentido de responsabilidad, por la intensidad de su dedicación, por tener una actitud clara respecto al cumplimiento de las obligaciones adquiridas en el trabajo.

“Para ser grande hace falta un 99 por ciento de talento, un 99 por ciento de disciplina y un 99 por ciento de trabajo” (Faulkner).

Comportamientos

-Cumple con los compromisos adquiridos.

-Asume las consecuencias de sus propios actos en el trabajo.

-Dedica el tiempo que requiere la actividad bien hecha.

-Busca mejorar la efectividad de sus acciones.

-Verifica la calidad de los resultados

Equidad

Es un valor que implica justicia e igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres respetando la pluralidad de la sociedad.

Es también una dimensión superior de la justicia por cuanto atañe a la aplicación de la ley pero que la modula buscando que, valga la expresión, la justicia sea justa. La equidad apunta a la imparcialidad ya que en una sociedad plural, las circunstancias sociales, económicas, demográficas y económicas no deben ser un obstáculo para el desarrollo humano. Por ello se otorga una importancia a lo imparcial en el acceso y realización del potencial de los ciudadanos. La equidad es una construcción colectiva, si bien cada persona puede desarrollar acciones que se caracterizan por la equidad.

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Por ejemplo, el empresario que no solo cumple con sus obligaciones contractuales sino que hace posible el desarrollo integral de sus colaboradores y busca el diálogo y la cooperación que seguramente hará un mejor clima laboral. Pero generalmente la equidad se hace visible en la sociedad como una construcción colectiva. En dos dimensiones especificas; en la estructura jurídica, por cuanto la equidad se desarrolló como un postulado filosófico; como dice Aristóteles, “Las piedras para edificar los muros de Lesbos no son iguales”. Por lo tanto los actos jurídicos no pueden ser medidos con la misma regla, no son rígidos porque se ajusten a la ley; los juristas pueden ir más allá de la ley para encontrar la equidad en sus sentencias. La otra dimensión se refiere a las conductas que no son discriminatorias o injustas con un grupo humano específico, lo que en el lenguaje moderno se llaman “colectivos”. Por ello se habla, por ejemplo, de equidad de género y de equidad en el trato para las personas cualquiera que sea su condición o sus ideas. La equidad en ese sentido se torna en un comportamiento social que se puede legislar pero también se puede, a través de procesos

educativos, interiorizar y poner en práctica en el ámbito familiar y empresarial.

Comportamientos. -Actúa con justicia. -Promueve la disminución de las injusticias sociales. -Da un trato igual a los demás evitando las discriminaciones. -Promueve la práctica de la integridad. -Le ilusiona el papel de formador que exige dedicar tiempo y atención a los demás.