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Cultura, proteínas, beneficios: Un comentario al libro de Marvin Harris «Caníbales y Reyes» * Marshall SAR LINS En este libro, de tamaño modesto> Marvin Harris explica los ori- genes de la guerra, del capitalismo, del estado y de la supremacia masculina. Revela e] verdadero significado de la Eucaristía, explica por qué los hindúes creen en las vacas sagradas y cuál es la lógica subyacente de las leyes dietéticas judías. También explica por qué se inventé la agricultura, expone las causas dc la descendencia matrili- neal y revela la~ razones de los sacrificios aztecas. Tal vez la tarea no fuera tan difícil, ya que, según la teoría de Harris, todos estos logros culturale& tienen esencialmente la misma explicación. La teoría se basa en que las costumbres de la humanidad vienen y se van de acuerdo con su rentabilidad. En una serie de ensayos> que varian en el tiempo desde la antigua Edad de Piedra hasta nuestros días, y temáticamente desde las guerras tribales en Sudamérica hasta la población de China> Harris considera que la suerte evolutiva de las formas culturales está determinada por el grado en que contribuyen al bienestar de la humanidad, Específicamente, las costumbres aparecen o desaparecen de acuer- do con la cantidad de alimentos que proveen. Es así que toda sociedad está comprometida en la producción de aquellas costumbres que van a hacer uso efectivo de los recursos disponibles. Y toda clase de instituciones> desde el canibalismo hasta el capitalismo, pueden ser explicadas por un tipo de contabilidad de costos ecológicos: las ms- * Esta resefla apareció en The New York Review of .Boolcs el 23 de noviem- bre de 1978, y ahora se publica en castellano con permiso del autor y traducción d~ Liliana R. Goldin, La edición castellana de Cannibais and Kings es de Argos- Vergara, Barcelona> 1978.

Cultura, proteínas, beneficios: Un comentario al libro de ... · Marshall SARLINS En este libro, de tamaño modesto> Marvin Harris explica los ori-genes de la guerra, del capitalismo,

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Cultura, proteínas, beneficios: Un comentarioal libro de Marvin Harris «Caníbales y Reyes»*

Marshall SARLINS

En este libro, de tamañomodesto>Marvin Harris explica los ori-genes de la guerra, del capitalismo,del estado y de la supremaciamasculina. Revela e] verdaderosignificado de la Eucaristía, explicapor qué los hindúes creen en las vacas sagradasy cuál es la lógicasubyacente de las leyes dietéticas judías. También explica por quéseinventé la agricultura, exponelas causasdc la descendenciamatrili-nealy revelala~razonesdelos sacrificios aztecas.

Tal vez la tarea no fuera tan difícil, ya que, segúnla teoría deHarris, todos estos logros culturale& tienen esencialmentela mismaexplicación. La teoría sebasaen que las costumbresde la humanidadvienen y se van de acuerdocon su rentabilidad.

En una seriede ensayos>que varian en el tiempo desdela antiguaEdadde Piedrahastanuestrosdías,y temáticamentedesdelas guerrastribalesen Sudaméricahastala poblaciónde China> Harris consideraque la suerteevolutivade las formasculturalesestá determinadaporel grado en que contribuyenal bienestarde la humanidad,

Específicamente,las costumbresapareceno desaparecende acuer-do conla cantidadde alimentosqueproveen.Es así quetodasociedadestá comprometidaen la producciónde aquellascostumbresque vana hacer uso efectivo de los recursosdisponibles.Y toda clase deinstituciones>desdeel canibalismohasta el capitalismo, puedenserexplicadaspor un tipo de contabilidad de costosecológicos: las ms-

* Esta resefla apareció en The New York Reviewof .Boolcs el 23 de noviem-bre de 1978, y ahorase publicaen castellanocon permisodel autory traducciónd~ Liliana R. Goldin, La edición castellana de Cannibaisand Kings es de Argos-Vergara, Barcelona>1978.

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titucionesapareceno desaparecenen virtud de los beneficiosprácticosquerinden, dadossus costosmateriales.

Este es el cálculo del «materialismo cultural» de Harris, Se com-plementacon una teoría del crecimiento acumulativode la poblacióny con la idea de que ésta tiene unatendencianatural a excederseenel consumode los recursos,de forma que la aplicación del programade costo-beneficiose hace necesariapara la supervivencia cultural.La visión generales que, en la escalade la historia, toda cultura esnegocio.

En consecuencia,los norteamericanosdeberíanentenderlo fácil-mente.Paraun pueblo que vive y mueresegúnel mercado,es obvioquela acción humanaestámotivadapor el lucro y dirigida por la ra-zón, porquea pesarde lo grotescoquepuedaparecerel modo consue-tudinario de supervivencia,suobtenciónrequiereun manejoprudentede los mediosmateriales.Aun cuando desdeun punto de vista másamplio actuamosde forma poco práctica, malgastandonuestro po-tencial nacional, al obtenery usarautomóvilesprivados,nuestrocom-portamiento tiende a ser vivido indiviadualmentecomo un proyectoutilitario («comprarun coche»).Y no importa cuanespiritualeso des-interesadosseannuestros fines en si mismos> nuestra relación conellos es típicamenteeconómica: ir a un concierto, «crear una vidadecentepara los niños’» o gozar del ocio, aparececomo otras tantas«utilidades»entrelas cualesla gentedistribuye sus recursospecunia-rios. En la concienciaque tenemosde nuestrapropia existencia> lacultura es como un negocio.Y dondeunasociedadhacedel consumoun fetiche,su antropologíase arriesgaa hacerdel fetiche un articulode consumo.

Así podemosseguiral Sr. Harris cuandonos cuentaquecientífica-menteel sacrificio humanoenre los aztecasteníaun baseen la nutri-ción. Por cierto, el corazónde la víctima se ofrecía al sol> pero losindios hacíana menudoun festín con los brazosy las piernas>ya queno teníananimalesdomésticosmayoresy necesitabande la proteínaanimal.El sacrificio aztecano era una idea religiosaaislada: tambiénproveía el porcentajemínimo de aminoácidosrecomendadopor losdietistas’. Harris escribe:

Así, «bajo la piel» de los Aztecasestabannuestroshermanos~hacíanlo quehicieron para podervivir. Eso podemosaceptarlo.Se parecena los señoresdelas islas Fiji del siglo pasado> quienes aunqueno considerabana la víctimahumana «como un alimento»1 ya que el canibalismoera ‘<una costumbreínti-mamenteimbricadaen el tejido de la sociedad»,les decían>sin embargo a loseuropeos«que ellos consentíanen comer<carnehumana)porquesu país pro-veía sólo cerdo,y carecíande carnevacunay otros tipos de carne»Es un hechoque los señores>exasperadospor las preguntasy criticas de los extranjeros,«simplementedeseabanofrecer alguna excusa que por el momento satisfa-ciera a sus inquisidores»(flertoid SEIIMAN, Viti: An Accountof a GovernmentMission to tite Vitian or Fi/lan Islands, 18604861. Reeditado por Dawsonsof Palí Malí> 1973, p. 181). Lo irónico del uso del término «inquisidores» por

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«El canibalismo azteca no fue una negligentedegustaciónde manja-res ceremoniales.Todas las partes comestiblesse usabande formaestrictamentecomparableal consumo de carne de animalesdomésti-cos,Los sacerdotesaztecaspuedendescribirselegítimamentecomo ma-tarifes rituales en un sistemacon respaldoestatalorientadoa la pro-ducción y redistribuciónde cantidadessustancialesde proteínaanimalen la forma de carnehumana.Porsupuesto,los sacerdotesteníanotrasobligaciones,pero ninguna tenía un sentido práctico más importantequesucarnicería.»

Esta teoría materialista del canibalismo aztecaha sido adaptadapor Harris del trabajo de Michael Harner,y ha recibidogran atenciónen la prensaantropológicay popular. La consideroen detalleporquecompendiael tipo de análisissocial por el que 1-Jarrisaboga,Llama laatenciónpor lo que no toma en cuenta>ya que la función prácticadelas institucionesno es nunca adecuadapara explicar su estructuracultural.

No sólo se deja como un enigmael contenidode lo que los aztecashacían,al sugerir la idea de que el objetivo era la proteína>sino quetal objetivo resulta extravagantecuandose piensaen lo quehacían.

Las crónicasespañolasdel siglo xvi relatanque los aztecascele-brabanfestivalesfijos durantecadauno de los dieciochomesesde sucalendariosolar; éstosse intercalabancon fiestasmoviblesajustadasal ciclo ritual de doscientossesentadías. Los ritos centralesde cadafestival eran sacrificios a uno o más de los cientos de diosesen unadocenao másde tiempos.En conexióncon estossacrificios>diferentescategoríasde genteayunarían,se sangrarían,se pintarían,escalaríanmontañas,entrarían o saldríande su retiro, montaríanfarsas>bebe-rían pulque, comeríantierra, ofreceríanregalosvaliososa los dioses,tomaríanbañosceremoniales>desfilaríanpor las calles> jugarían>sos-tendrían luchas simuladas,practicaríanla castidad>cazaríanciervos,cantaríany bailaríandurantedías> pediríanlimosna,erigirían y ador-naríanídolos,prepararíany comeríanplatos especialesy muchomás.Cada tipo de ritual requeríauno o varios trajes apropiedos,general-mentede costosasy exóticastelas.Cadaadornode estostrajes> comodice un erudito del siglo xvi, fray Diego Durán> del vestidosacerdotal«estabacargadode un especialmisterio y significado».

Aparte de los sacrificios humanoshabla muchas ofrendas decodornicesy otros animales.Los sacrificios humanos comenzabanponiendoa las victimas en el fuego o por una desiguallucha de gla-diadores>o también la víctima pasabadirectamentebajo el famoso

SBBMAN es sólo superadopor el hecho queen 1536 el señorde Texcoco(unadelas ciudadesde la famosaTriple Alianza del antiguoMéxico) fue quemadoporla Inquisiciónpor intentarpracticarun sacrificio humano.No eran los aztecas,ni tampoco los habitantesde Fiji, los que necesitabanque se les enseilaraqueuno puede acometersacrificios humanosen gran escala sin tenerhambredecarne.

78 Marsitail Sal/ms

cuchillo de obsidiana,sin hablar de aquellosqueeran ahogadoso em-pujados desdealtas plataformas.Estas ofrendasritualespertenecíana categoríassocialesprescritas:hombreso mujeres, adultos o niños;tenían que estar necesariamentecasadoso solteros> jóvenes inocen-tes o muchachasvírgenes Másfrecuentementeerancautivosde guerrao esclavoscomprados,con menos frecuenciacriminales o conciuda-danos.En ciertos festivaleslas víctimaserandioses,representadosporimágeneshechasde pastade semillas> a Las que se «mataba»cererno-nialmente,se trinchabay se comía. También se comían las extremi-dadesde unaproporcióndesconocidade un incierto númerode vícti-mashumanas.

Claramente,el contenido cultural de este prodigioso sistema desacrificios es demasiadorico, tanto lógica como prácticamente>paraserexplicadopor la necesidadnaturalde proteínasqueHarris proponepara justificarlo. Para aceptarsu punto de vista, tenemosque haceralgún tipo de ajustecon la realidad etnográfica, trocandolo que sa-bemospara poder comprenderla,O por lo menosver queconileva unacto heroico de fe utilitaria para llegar a la conclusiónque tal siste-ma de sacrificio era un medio que tenían los aztecaspara obtenermáscarne2

Tal vez es por estoque el señor Harris felicita a Michael Harnerpor habertenido el corajeintelectualde proponerunateoría protei-ca~. La fortaleza científica de Harner, según Harris, rescató,final-mente al canibalismo azteca de la obscuridada la que había sidolargamenteconfinadopor una erudición idealista.Ni siquieradesdelas tempranascrónicasespañolas—Bernal Diaz, Cortés>Sahagún,Du-rán, Motolinia, etc.— hemossabido> segúnHarris, describir el cani-balismo aztecapor lo que era. Pero uno podría decir> a partir delas mismasfuenteshistóricas>queen realidadel «canibalismo»comocategoríacultuial fue inventadopor los antropólogosmodernos,yaqueparalos aztecasel acto era típicamenteun aspectodel sacrificio,

2 Las famosasdescripcionesdel ciclo ceremonialaztecason de fray Bernar-dino DE SAT-IAGÚN, Historia Geenral de las Cosasde NuevaEspaña,Porrún,Méxi-co, 1969; y fray Diego Drnt(N, Historia de las Indias de NuevaEspañae Islas dela tierra firme, cd. Porrúa.México. Un buen resumenestáen la Historia Anti-gua de México del abateClavigero (Porrúa, México 1964). Otra información delsiglo xvi aquí citada se puedeencontraren BernalDIAZ DEL CASTILLO, Historiaverdaderade la conquistade la NuevaEspaña,México, cd. PedroRobredo,1944;en las Cartas de Relación de la con uista de la Nueva España escritas,porHernén Cortés al EmperadorCarlos Graz, 1960; y en Motolinia, História delos Indios de NuevaEspaña,México, 1858.

Ver Michael HARNEE, «The Ecological Basis for Aztec Sacrifice»,AmericanEthnolo~isí (ii/1977). BAnus le reconocea HARNEE haber resueltoel «enigma»del sacrificio azteca.Sin embargo,HARNEE indicó ~yuehablallegadoa su hipóte-sis independientementedel investigadorde Oxfor , Edward JOHN PAYNH, quienpublicó lo esencialde ella en 1899. (Histo~y of tite New World called America,vol. 2, Pp. 550-1).

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que dependiade la asimilación previa de la víctima al dios que era>por tanto, la forma másalta de comunión.

Recientementetal desacuerdoentreel conceptooccidentaly la ca-tegoría nativa ha dado lugar a mucha chácharapositivista Lo queimporta aquíes que el ritual como tal carecede objeto en unateoríaculinaria del canibalismo.Tampoco podría interesar a Harris que lalógica del sacrificio aztecaconcuerdecon la de los textosclásicosdela sociología francesasobre el tema (especialmenteEl Sacrificio, deHubert y Mauss).La víctima, ofrecidacomo alimentoal dios> adquie-re la naturalezade un dios. Consumidapor el hombre, la ofrendatransmitea éste su poder divino. La muerte‘se vuelve entoncesvida:lo que le ocurre a la víctima del sacrificio puedeserrevertido aaquelque sacrifica («sacrificador»es le término técnico para aquel que almismo tiempo proveeel sacrificio y se beneficia de él. Entrelos azte-cas el sacrificador era un guerrero o mercader,proveedorde prisio-neros o esclavos; el acto del sacrificio como tal era realizado porsacerdotes).Pero lograr estos beneficiosdel sacrificio requeríanece-sanamenteuna doble identificación, que es el propósitomismo delritual: entre el sacrificador y la víctima y entreesta última y el dios.

El procesototal del sacrificio comienzacon la unión de la víctimacon el sacrificador.

- el señordel cautivo no comía de la carneporquehacia de cuentaque aquellaera su mismacarne,porquedesdela ‘hora que le cautivó ¡otenía por su hijo y el cautivo a ‘su señorpor padre,y por estarazónno queríacomerde aquellacarneemperocomíade la carnede los otroscautivos que se ‘hablan muertO...» 4

Con frecuencia>el dueñode un prisionero o qsclavo tenía que jugarel papel de protectorpaternoen los rituales queprecedíana la muerte.El propio cuerpo del sacrificadorpodla serpintado y vestidocomocomplementode la víctima. A su vez> la víctima pasabaa través devarios ritos de consagración,que le acercabacada vez más al dios~.

S~i-iAoCN, tomo U, cap.XXI> par. 34.5 Admitiendo cl horror que evoca el sacrificio humano azteca> esto no a~ota

su descripción>su función o su significado.Así> me parecesuperficial enfatizarsu crueldad,como lo hace1-Lutais, aludiendoa prácticastalescomo la de arras-trar a los esclavospor el pelo por los escalonesdel templo, cuyo significadopuedeparecerevidenteal lector occidental>aunquede ‘hecho el sentidoaztecano quedebien comprendido.1-lAnius no mencionaque el arrastrarpor el peloapareceraramenteen el sacrificio, y que ocurría principalmenteen algunosrituales del segundomes> relacionadopor muchosestudiososcon el cultivo delmaíz. Tampoco indica que el pelo tenía en estemes un valor ritual especial,ya que los duchosafeitabande antemanounapartede la cabezade las victimasy guardabanel pelo como una reliquia. Menos aún podemosesperarque HA-RRI5 hagareferenciaal difundidouso del pelo como símbologenerativo>lo quedio lugar al muycitado ensayode EdmundtnAcn<«Magica]Hair»), queparececoincidir muy bien con la lógica particular del sacrificio azteca.

80 Marshall Sal’, 1 ms

Fray Diego Durán describe la maneraen que se honrabaa ciertasprocesionesde prisionerosmientran entrabanen la ciudad de México.Eran saludadaspor los sacerdotescon incienso> de la misma formaen que se saluda a los dioses,Otros les ofrecíanpanesespecialesdelos templos.Formalmentese lesdabala bienvenidaa unaciudad cuyosesplendores—se les recordaba—podíanver sólo porquemorirían allí,pero su muerte, al parecer>estaríaenmarcadaen los mismos esplen-dores:

«Te saludamosy alentamoscon estaspalabras,..Morirás aquí perotu fama vivirá para siempre,»d

Un grupo deprisioneroshuaxtecasfue distribuidoentrelos barriosde la ciudad, dondese les trató «comosi hubieransiclo dioses>~,bajoel mandato del victorioso comandanteazteca:

«Mirad que sonhijos del soldadies muy bien de comerque esténgordos y buenosparacuandollegue el día de la fiestade nuestro Dios

Parasersacrificadospara que se festejenuestroDios con ellospues son suyos.»’

Así como los enemigosson asimiladosa dioses>igualmenteTezca-tlipoca> el gran dios azteca> tenía otro nombre: «Enemigo» (Yaotfl.Durkheim dice que «dios» es una forma en que a los hombres se lesfigura el poderde la sociedad>pero se necesitasólo una leve niodifi-cacióna su teoría paratomaren cuentaelhechoqueel podersobrena-tural es> con frecuencia,un poder externoa la sociedad.Lo queestámás allá dc la sociedad>lo que escapaa su orden, es precisamenteloque es más grandeque ella> como el muy difundido valor ritual delos enemigos (y de la apropiaciónde sus cabezasy cuerpos).Losespanolesse aprovecharíande esto y a la vez lo sufrirían. Según lasinterpretacionesaztecas los conquistadoreseran teotl, «imágenes»,«dioses».Si esto ayuda a explicar la facilidad inicial de la conquista,también sugierepor qué las descripcionesespañolasmuestrana losaztecascomo tan sanguinarios.No es que no lo fueran, pero tampocopodían sospecharlos españolessu propio valor como victimas.

En los sacrificios tradicionales>los cautivos o’ esclavosindígenastendrían queestar ritualmente divinizados.Antes de su ordalfa se lesvestíay pintaba como ídolos, A algunosse les dabaun «vino divino»>

DUR,(N> tomo II, cap. XVIII, PP. 159-60.7 DURÁN> cap. XIX, p. 169.

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probablementeconteniendopeyote, cuyos efectos simulabanla pose-sión ritual. Finalmentese los mataba>por lo general en la pirámide;sus corazonesse sosteníanfrente al Sol y su sangrese desparramabapor el santuariodel dios. Pero allí quedabael cuerpo, ahora tambiénsagradoy capazde efectosútiles.

Rodandopor los escalonesoccidentalesdel templo, en un cursoquesemejabala ruta del sol y la metáforaaztecadel nacimiento> el cuerpoera recibido y compartidopor los dueñosde la muerte.Así secerrabael ciclo entreel sacrificador y el dios por la mediación de la víctima;lo sagradoy lo secularse intercomunicabany hacíanposible el inter-cambio de bendiciones,expiaciones>pedidos, favores y regalos.En elúltimo momento,víctimas, dioses y comunicantesse hacíanuno. Elconsumode carnehumanaera entoncesdeificantey no degradante8

Al concebir el sacrificio como una extensiónde las funcionesfisioló-gicas de la digestión, Harnery Harris abandonanen el acto la posibi-lidad de comprenderlo,seacomo un ritual o como una necesidad.

El sacrificio humano fue también una necesidadcosmológicadelesquemaazteca,unacondiciónde la continuacióndel mundo.Aunqueesto es ampliamente conocido, creo útil enfatizar algunos aspectos.El sacrificio reproductivo> que transformala muerteen vida a travésde la ofrenda,estabatan implicado en las relacionessociales> la po-lítica y la economíaque terminabasiendoverdad: la cultura aztecase reproducíacon el sacrificio humano. Las relacionesclaves en eluniverso aztecase renovabancon la sangrede los cautivos,ya que elacto del sacrificio estabadirigido a representarestas relaciones.Co-menzamosa entenderpor qué la sangrede los aztecasse asociabaconlas flores y el gran dios de la guerraerarepresentadocomo un colibrí—aunquecomo «colibrí de la izquierda»,Huitzilopochtli— quien> ali-mentadocon la sangrede los cautivos,restituíala fertilidad a la tierra.Cuando las lluvias volvían, el patio y la imagen del dios eran embe-llecidos con tributos forales> y los soldadosque habíanlogrado tomarcautivos bailaban en las afuerasdel templo con las prostitutas de laciudad. Sólo estos valientes soldados tenían permiso para cortejaren público> ya que el término aztecaparaprostituta puedeser tradu-cido como <¿aquellaqueva por ahí dandoplacero fragancia>’.

Así, el guerrero que había reproducidola ciudad era como unamadre; e inversamente,la madreparturientaestabainmersa en unabatalla. Si moría, compartíacon los guerreroscaldos la más noble

8 «En la mayor parte de los casos> la víctima iba adornada> pintada y vestidacon los atributos del dios al cual se rendía culto. De esa manera era el diosmismo quien perecía ante su propia imagen y en su propio templo tal cuallos dioses habían aceptado perecer, en los primeros tiempos, para salvar almundo. Y en las ocasionesen que se practicaba el canibalismo ritual, era lacarnemismadel dios lo que el creyenteconsumíaen unacomunición sangrienta»(JacquesSousnLLn,La vida cotidianade los aztecas,Fondode Cultura Económi-ca, México, 1956, Pp. 1034).

82 Marsl’zall San ¡ms

de las nuevasvidas, en la Casadel Sol (también identificada con elcolibrí), «Sin duda (el parto) es lo que nos hace mortales a’ nosotraslas mujeres>porquees nuestrocombate.»

Si la madre vivía y daba a luz> la comadrona lanzabagritos deguerra> «que significabanque la mujer.. había tomadoun cautivo’> ~.

Por lo tanto> los prisionerosde guerra tomadosde los enemigosforas-teros para alimentar al sol, se complementabancon niños adquiridosalrededorde la ciudad —en un ejemplo de Motolinia los niños erannobles—y sacrificadosen invierno al dios de la lluvia. Las lágrimasde los niñoseranlos signosdel final deseado.

El guerreroteníatambiénunacontrapartidaen el mercader>quientraía desdelejos riquezasa la ciudad> en especialla parafernaliadelsacrificio y el consumode los nobles lO, Los mercaderesproveíanestascosascorriendo riesgos comparablesa los de la guerra.Así podíanllamarsea si mismos «capitanesy soldadosquienes,de forma oculta,salenaconquistar».

En la fiesta del colibrí, en el quinceavomessolar, los comerciantescomprabanmuchos esclavosen el mercadoy los sacrificabanjuntoa los cautivos de los guerreros.Los cautivos de guerra de esta fiestahablan sido tomadosprincipalmentede enemigosrituales, en torneosformalesconlas ciudadescercanas,a quienesno teníasentidosometero exterminar,ya que proveníande la sangrevital del Estado.Tantopolítica como culturalmente la estructuradel imperio estabacondi-cionadapor el sistema del sacrificio humano.

Este sistema confirió al sacrificio significado suficiente no sólopara mantenersu existenciasino también para alentarsu evolución.El origen de su autopropulsión,de su fuerza dinámica, reside esen-cialmenteen la forma de su hubris. Tantoen el mito como en el ritualaztecaslos hombresfuncionancomo lo hicieron aquellosdioseslegen-darlos cuya autodestrucciónoriginal puso al sol en movimiento; aunlos principales receptores del sacrificio, como el gran dios de laguerra, fueron hombresunavez> deificados despuésde su muerte,alserofrendados.

El principio del sacrificio es que el manar de la sangreequivaleal movimiento del mundo; y el sacrificio humano se basaespecífica-menteen el principio de queuno nutre a su igual, uno davida a susemejante.Dondeel poder sobrenaturales también humanodebe>porlo tanto, devorarhumanidad>por el bien de algunaotra humanidad.

El sistema entero es una fórmula de desastrepotencial. La legiti-midad divina de cualquieremperadorpuedecalcularsecomparandoel númerode sus sacrificios con la sangrevertidapor sus másmemo-

SAHAGÚN> libro II, trad, al españolde la versióninglesade Arthur ANOnaS-SON y CharlesDÍOBLE, Univ. of Utah> 1951-75.

lO En la medida en que la nobleza compartíacaracterísticasdivinas> estosbienesson equivalentesa la parafernaliadel sacrificio.

Cultura> proteínas, beneficios:Un comentarioal libro.., 83

rables predecesores:Y cualquier tipo de presión externa> económicao política> podría enfrentarsecon un ofrecimiento de sangreigual yopuesto (o mayor), de modo que, como se puedeverificar por lossucesosde la historia azteca>la respuestaaunacatástrofeeraescenifi-car otra catástrofe.Hay analogíasmuy conocidasdel modelo azteca>en el Pacifico Sur> donde la presenciaeuropeaen el siglo xix habíaestimulado en gran medida el «canibalismo» que tanto detestaban—aunque las densidadesde población declinaban y todavía habíapeces—. ¿Pero cuántosejemplos exóticosnecesitamospara conven-cernosde queun pueblopuedeacometerel exterminiode sereshuma-nos en gran escalapor razonesqueestánmuy lejos de beneficios ma-teriales?

La idea de que el sacrificio aztecaestabadirigido a proveerdecarne humanatiene de cualquier forma muy pocacoherenciaeconó-mica. En realidad>de todoslos pueblosdel hemisferioquepracticaronla agricultura intensiva, los aztecastenían, probablemente>los másgrandesrecursosproteínicosnaturales:los lagos del Valle de Méxicorebosantesde animalitosy algas>así comopecesy, en invierno> millo-nes de patos~ No había escasezde carne en los mercadosdescritospor los conquistadores.Y en lo que hace a costosy beneficios delcanibalismo,las estimacioneshistóricas indican que el negocio delsacrificio producía pérdidas debido a los altos costos del manteni-miento de la mercaderíay al bajo rendimientode los cortesde brazosy muslos.Los troncos eran consideradossubproductoscon los quese alimentabaa los carnívorosdel zoológico de Moctezuma,

Más aún> todo lo que servia como alimento de las víctimas delsacrificio en vez de ser consumido directamente,representabaunapérdida del orden del 80 al 90 por 100, porque sólo una fracción delos valores nutritivos originales puede recuperarseal convertirse enuna forma humanaintermedia. Fray Bernardino de Sahagún>consi-derado como un informante de confianzaen estos asuntos>nos dice

ti Un influyente historiador del México hispánico, Charles GIEsON, escribesobre la economíaazteca: «En realidad>pocasáreasde toda América estabantan ricamenteprovistas de recursosalimenticiosde origen no agrario como e]Valle de México, y la dietanativaen el periodo”colonial seguíasiendoextremada-mente variada» (me Aztecas under SpanishRule, Stanford Ijniversíty Press,1964> p. 337), Gissow describey constataestariquezaen pesca,pequeñosanima-les comestibles>sal y caza. Indica quelos españolesno compartíanel gustodelos aztecaspor los productosnutritivos de los lagos, tales como insectosacuá-ticos, lanasy demásvegetalesque sobrenadabanen las aguassemiestancadas(pC 341).

HARRIS utiliza como argumentoestadiferenciaen las preferenciasoccidenta-les, estimando que la ente común estabadisminuidaen su nutrición porquetenía que comer algasnotandoen el lago <su libro, p. 110). Es sorprendenteen-contrar antropólogosque adopanestetipo de argumentos;se podría contarconque’hablanpasadode modacon el descubrimientoque las larvasque comíanlosaborígenesaustralianoseran apetitosasy saludables.En la apreciaciónaztecade su fauna lacustre,se valora la ‘esquisitezdel ezcahuití,un pequeño gusanoroj9 con el que se haciaunamasa>ver tambiénDuRÁN, tomo II, cap. X, p, 93.

84 Marshall .Sah/ins

que los cautivoseran«engordadoscomo cerdos»:de comiday bebida>‘¿le dabantodoa los cautivos»;y a los esclavosdestinadosa los sacri-ficios del ciclo cuatrianual,«comidasmuy delicadasy lujosas’>.En uncálculo de costos y beneficios, debemosingresar en el debe toda lasangrepropia que los aztecasderramaban,no sólo para tomar cau-tivos, sino también como ofrendas>producto de las heridas que seinfligían todos los días. También en el debe estabanlos ayunos delos díaso semanasde preparaciónpara el sacrificio, durante los cua-les estabaespecíficamenteprohibido comer carne.

Vemos claro a travésde la contabilidadmásfiable acercade estastransacciones(las notas de Sahagúnde los festinesde los comercian-tes en el quinceavomessolar) quelos aztecasno estabanen el negociodel sacrificio por su salud,Cadacomerciantematabade uno acuatroesclavos,compradosen el mercadopor valor de 30 a 40 mantasporpieza—segúnsu aspectoy lo bienquepodíacantar—.Peroen el cursode las cuatro o cinco fiestas preliminaresa la ansiadacomida delsacrificio los comerciantesse tendrían que deshacerde 800 a 1.200mantas,así como de otras costosasdádivas Matabanpor lo menosde 80 a 100 pavos y de 20 a 40 perros>sin dudamás carneque la delas extremidadesde uno a cuatroesclavos.Construíancasasparalosbailesde las víctimas y proveíanrica parafernaliaceremonial,etc. Tangrandeseranlos gastos>segúnel padreMotolinía, quealgunoscomer-ciantesteníanquevendersea si mismoscomo esclavos>probandoasíque> en cualquierparte, los negocios consistenen comerseunos aotros. Sahagúnnos habla,por fin> de sólo un poco de carneen cadaplato:

«Primero cocían el maízque hablande dar juntamentecon la carneyde la carne daban poca sobre el maíz puesta ningún chile se mezclabacon la cocinani con la carnesolamentesal comíanestacarnelos quehacían el banquetey susparientes.»12

Como Harris admiteal final —en el último párrafode suinforme—,no podíahaberunacantidadsignificativade carnehumanaper cdpita.Si estimamosunapoblación de uno o dos millones en el Valle» y unamatanzaanual de 15.000 cabezas—con un gran desperdiciode tron-cos—>la cantidaddq carneseriabastantemenosqueunalibra por per-sona y por año. Es en este punto queHarris deciderecalculartodala empresadel sacrificio en relación con los beneficiospolíticos: es-peculaque la proteínase distribuía a la noblezay a los soldadosen

82 SAHAGÚN, libro IX, cap. XIV, par27.Sobre las fiestasque incluían carnehumanaescribePnnscorT:«Esto no era

unacomida ordinariade caníbaleshambrientos>sino un banqueteal queasistíanambossexos,colmadode deliciosasbebidasy comidasdelicadas>artísticamentepreparadas...se comportabancon todoel decorode una vida civilizada» (Misto-ry of 0w Conquestal Mexico,Philadelphia, 1891, vol, 1, p. 96>.

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los períodosmás flacos del ciclo alimenticio. Es un intento desespe-rado de evitar la bancarrota de su posición> ya que está bien docu-mentadoque las clasesprivilegiadasde la ciudad teníanfácil accesoa la carne —para no mencionara los 1.000 ó 2.000 miembros de lanoblezay dependientesa quienesMoctezumaobsequiabadiariamen-te—. Estagentehabría sido la última en sufrir la escasez.

Es lógico que la teoría de Harris tengaque ver también con laeucaristíacristiana.Su hipótesisaquíno es exactamentela misma,yaque la gentedel Viejo Mundo teníaanimalesdomésticosy podíaco-mer verdaderoscorderos—no necesitabanconvertirseen caníbales—.El parecidocon la teoríaproteínicadel sacrificioaztecaconsisteen lapremisacomún de que nadaestá presenteen la mentesin que antesatraigaal estómago.Así el consumosimbólico del cuerpoy la sangrede Cristo pareceserla supervivenciahistóricade algunosfestinesqueacostumbrabandar los antiguos jefes y sacerdotesisraelitas. Estosfestinesteníancomo pretextoel sacrificio de un animal,pero suvalorefectivo residía en los créditospolíticos que los candidatosal poderpodíanacumulara travésde unagenerosaredistribución de ofrendasalimenticias.

Fue fácil asimilar la muerte de Jesúscon el sentidode sacrificiode tales fiestas,ya que la crucifixión ocurrió durantela pascuajudía.El «corderopascual»muertoy comido en la pascuapuedeconvertirseen una representaciónsimbólica de Jesús.Sin embargo, la Iglesiaprimitiva, despuésde algunosintentosparamantenerla tradición enla forma de la fiesta de amor o ágape,tuvo quesuspenderlos festejosdebido al aumentode población y la escasezde alimentos. Abando-nando un rol de «comedorpopular’> que no deseaba>a la Iglesia lebastó con una distribución simbólica de hostias y vino durante lacomunión.Era máseconómicoofrecer sólo la aparienciadel alimento,con lo cual el privar de él a los participantesse reemplazabapor todolo otro que se les ofrecía.Harris dice:

«Dando un carácterespiritual a la ingestióndel corderopascualy re-duciendo su sustanciaa una hostia de escasovalor alimenticio> lacristiandadse deshizode la responsabilidadde cuidarqueaquellosqueconcurríana la fiestano volvierana casacon el estómagovacio... Antesde felicitar a la Cristiandadpor su superacióndel sacrificio animal>deberíamosnotar que la provisión de proteínasanimalesfue tambiénsuperadapor una rápida expansiónde la población.»

En suma, todo sucedecomo si la Eucaristíafuera un gigantescoe histórico experimentopavloviano, en el cual el repiquetearde lacampanade la comunión evoca en los creyentesel recuerdo de suslejanascomilonas”.

La Eucaristía> por supuesto, surgió de la berajak israelita, unabendicióndel pan y del vino> señaladaritualmente en la última Cena.Esta era la acostum-

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II

Los trabajosanterioresdel señorHarris incluyen algunasobrasdela más divertida Antropología de la última década,comenzandoconRise of Anthropologicai Theory, una verdaderahistoria de sabiduríamaterialista>pero tambiénde sinrazónidealista,en torno a la cultura,Más recientementeescribió el casi divulgativo Cows, pigs, wars ciadwitches (Vacas, cerdos> guerras y brujas), un entretenidointento dehacer aparecercomo realmenteprácticasalgunasde las costumbresmás extravagantesde la humanidad.El sentido común de esascos-tumbresexóticasse ilustrabapor lo irracional de las nuestras>de for-ma que frecuentementeen un mundode pragmáticosdisfrazados,sólonosotrosparecíamosmisteriosos.Cannibals-and Kings repite en buenamedidaestematerial>pero se lanzaahoracomo partede unaprofecíade la inminente catástrofeecológica>haciendoel libro todavíamásapropiadoparaun amplio consumo.

Lo que está realmenteen juego en estos trabajos es saber si lacultura humanaes significativa en si misma. Las costumbresde lospueblosy sus categorías,que tan curiosasparecen,¿contienenesen-cialmenteinformacióny programassobreel estadoprácticodel mun-do? ¿O es que la genteemplealas costumbresy categoríasparaorga-nizar sus vidas dentro de esquemaslocales de interpretación>valori-zando así las circunstanciasmaterialesque> segúnmostrará la com-paracióncultural> no son nuncalas únicas posibles?No; para Harristal distinción, como la que hay entre los animalespuros e impurosen el Levítico desdeel punto de vista ecológico>no podríaser arbi-traria. Los tabúessobrevarias especiesdebenindicar los costesrealesparasu obtencióncomo alimento,«todaslas prohibicionespareceríanquereraludir al uso de recursosde carnesmolestosy caros».No olvi-demosque los seresacuáticossin aletas ni escamas«son difíciles deencontraren cantidadessignificativas en los limites del desiertodelSinaí o en las colinas de Judea».¿Perotenemosque suponer,enton-ces, quelos seresacuáticoscon aletassi estánen el desierto?14

La doctrina de Harris sostieneque los valoresqueanimanla vidade los hombresson formascamufladas(por ejemplo,,espiritualizadas)

bradareunión de una pequeñahermandadreligiosa dentro de la congregación.En la Cristiandad temprana1 las bendicionestranspuestascon propiedadenuno u otro idioma del sacrificio> se separaban de la comida comun (dgape), laque duranteuna temporadafue partedel culto. La comida se abolió en algunossítos al tomar característicasbacanales,De todas formas> la abolición no sig-nificó ningúnahorro parala Iglesia, ya que los alimentoseranprovistospor losparticipantesen la comida (ver, por ejemplo> Dom GREGORV Drx, The Shapeofthe Liturgy, 1945),’

~ En la antropología hay cada vez más bibliografía semiológica sobre lanaturalezadel tabú, como los importantesanálisis de las prohibiciones delLevítico por Mary DouGLAs. Ver su libro> Purezay peligro> Siglo XXI, Madrid,1973.

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de imperativosnaturales.Sonlos nombresque damosa las distincionesobjetivasestablecidaspor la selecciónnatural.Por lo tanto> la culturase convierteen una representaciónverbal de la maneraen que debe-mos segmentary concebir el mundoparaadaptarnosa él apropiada-mente.Lo quese dijo de Kautsky es aplicablea Harris, quepara él«la historia humana‘ts un apéndicede la historia natural, sus leyésde movimiento son merasformasaparentesde las leyes biológicas».Desde este,punto de vista> el hecho de que no hay ningún sentidoevidenteparagran partede la historia y la culturahumanaspresentaproblemas.Representara lanaturalezabajo la aparienciade símboloses como una inútil mistificación Estandoseguroque las categoríasde los hombresse refieren eventualmentea sus experiencias«reales»,como guiadospor sus intereseszoológicos>es cierto quepara Harrisninguna cultura viva puede ser un error. Simplementedesafíaa laciencia occidental retándolaa queencuentrela secretasabiduríama-terial en la aparentepeculiaridad de la costumbre>incluyendo losbeneficiosde adaptaciónque debenestarcomprendidosen el procesomismodel disfraz simbólico.Harris llama a estaresoluciónnaturalistadel significado: «determinismocultural»,

Con «determinismo»Harris quiere decir un análisis de la culturasiguiendoel rumbo de una ciencia positiva y empírica, como contra-puestoa los caprichosdel libre albedríoy el idealismomoral. Sin em-bargo,tal comoHarris la usa,la idea de quelas costumbresexpresanun oculto cálculo económicoes de hechoun conceptoaltamentesen-timental. En vez de ser empírico>ello suponeun heroico desinteréspor lo aparenteen favor de una teoría de las realidades.Poco a pocoel lector se va dandocuentaqueHarris no calcularálos costosy bene-ficios materiales de ninguna de las costumbresque explica. Si citaevidencias.Pero la Antropología ya es famosapor tener evidenciaspara todo, y tambiénpor lo contrario. Harris recurrea tales testimo-nios en vez de verificar sus hipótesis.De estemodo la evidenciares-palda imparcialmentetodassus hipótesisy especulaciones>tanto laslógicas comolasilógicas.

Harris arguye que la presión de la población sobre los recursoseconómicos,resultado de la actividad heterosexual«genéticamenteobligatoria»,ha sido hasta ahora (la «era de la anticoncepción»)elproblemadecisivo de la historia humana,El libro se apoyainsisten-tementeen esta proposiciónneomalthusiana.Instituciones humanastan importantescomo la guerra,la supremacíamasculina>el estado,se desarrollansegúnél como unaforma de manejaruna«irresistiblepresiónproductiva>’. Esta presiónpuedeactuaren relación dialécticacon el crecimientotecnológico; por ejemplo>el aumentode poblaciónpuededispararsecon unamayor produccióno viceversa.Peroen todocasova a tendera aumentaral punto de amenazartanto la vida comoel ambiente.El buen sentido económicoprovocaráentoncesalguna

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respuestacultural apropiada.Así se afirma que la guerra se ha des-arrollado conjuntamentecon la agricultura> alrededor de diez mila ocho mil años antes de Cristo, para mantenerla densidad depoblación dentro de proporcionesecológicas.Lo hizo: 1) obligandoalas comunidadesa distanciarse;2) confiriendo valor superior y pri-vativo a los hombresy a la masculinidad.Segúnel mismo argumento,el estatusinferior de las mujeresayudaríaa dar lugar al infanticidiofemenino, en el quea su vez rebajaría la capacidadreproductivadela población.

No parecemolestara Harris lo aparentementeilógico de disminuirel número de miembros del propio grupo mientrasse fomentangue-rras. El está atentoa la alta racionalidadde su hipótesis,queofrecenada menos que unaexplicación de la condición de la mujer en lasociedadhumana. Como muchasotras ideas de este libro> la teoríatambién es notable por su intento de dar cuentade los orígenesdeun fenómenopor un atributo que no es característicodel fenómenotal como lo conocemos.Es como si algunavez> en su origen> todo hu-biera tenido un sentidoeconómico—los tabúesalimenticios,la Euca-ristia, la inferiodidad femenina—,pero luego la costumbredevino in-diferente u hostil a la razón y simplementesiguió perpetuándose.Talvez es por eso que varios argumentosde Harris siguen un caminosimilar. En sus principios ya bastantecompleja,su teoría de la supe-rioridad masculinase inicia haciendoconsideracionesconretorcimien-tos ptolomeicos,como si estuvieraforzadoadar cuentade la ausenciade algunarelaciónnecesariaen las culturasque conocemos.Por ejem-pío, entrela intensidadde la guerray la inferioridad femenina>o entreel infanticidio femenino y la densidadde población o la estabilidadde la población,o entrevarias combinacionesa la vez.

Pero aun en su forma más simple ya habíaproblemascon la hipó-tesis. Según Harris, las bajasde guerrano tienen un efecto directosobrela capacidadreproductivadel grupo, ya que los varonessobrevi-vientespodríanfácilmenteservir a las mujeresexcedentes.(Noten> depaso, cómo todos estos argumentosbiológica o demográficamentepresuponenla ausenciade un sistemasocial.) Por un lado, entonces,es difícil seguir a Harris cuandoconsideraque la guerra mantienebaja la densidadde la poblacióncreandoespaciosrelativamentedes-pobladosentrelos gruposen guerra> y que tambiénes una respuestaa los aumentosdemográficosqueacompañanel desarrollode la agri-cultura. Tierras-de-nadieentrelos pobladospuedenofrecer unabuenacaza, pero la agricultura>que es másproductiva,no puedepracticarseen ellas. Al mismo tiempo, y segúncl argumentodel propio Harris,las pérdidasmilitares no afectaránel crecimiento de la población.En este sentido, las guerras, al reducir la cantidadde tierra, sóloincrementala tasatierra-población,lo queequivale a decir la presióndemográfica.

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Por otro lado, ya que las bajas masculinasno tienen un efectodemográficolimitador, uno se preguntapor qué no se les permitíaa las mujerescombatiry arriesgarsuscapacidadesreproductivasdirec-tamente, en vez de estar sometidas al chauvinismo masculino parafomentarel descuidode las niñas.Es unapreguntarazonable,concedeHarris, ya que los récords de jabalina de las olimpiadas femeninasindican que las damas puedencausarverdaderodaño. Pero agregaHarris: ése,exactamente,es el problema.Podríanmatar algunoshom-bres,con lo cual pondríanen peligro la superioridadmasculina,y conello la posibilidadde controlarel crecimientode la poblacióna travésdel infanticidio femenino.

Satisfechocon esta determinación«cultural» de los origenes dela guerra> Harris piensaqueno es necesariodar cuentadel conflictosocial a través de alguna tendencia«intrínseca»de la naturalezahu-mana.Harris ha sido un critico importantede la sociobiologla,y esteargumentoes típico de sus desacuerdoscon ese punto de vista. Sepreguntacómo una inclinación constantehacia la agresiónpuededarcuentade lo que la historia muestraque es unacambiantedisposiciónamatar.Tal vez el sociobiólogopodríaresponder:de la mismamaneraque la teoríade Harris proponeuna heterosexualidad~<genéticamenteobligatoria» (la que todos sabemosque es de expresiónintermitente)para explicar el origen de las instituciones, nosotrospodemosdetec-tar la presenciade una causabiológica por los esfuerzosque sehacenpara suprimirla, a pesar de todos los mejoresintentos, sabiendoqueéstaes irresistiblepor sus irrupcionesperiódicasen la ‘vida social.

La contradicciónen el «determinismocultural» de Harris resideen que el sexo está consideradoa pi-ion como un hechobiológico,caracterizadocomo una necesidadde la naturalezahumanaindepen-diente de las relacionesentre las personassociales.No hay entoncesescapede la reducción sociobiológica.La conclusiónya existe en lapremisade Harris que la sexualidady la reproducciónno son hechossocialessino consideracionesde otro tipo, queactúansobre la sociedaddesdeafuera (o desdeabajo). El verdaderoenfoqueantropológicoescomprenderla actividadheterosexualcomo existenteúnicamenteentrelos sereshumanos,paraquienesel procesode la «concepción»es siem-pre de doble entendimiento>ya que no puedehaber satisfacciónsinque el acto y la parejaesténdefinidos y contempladossocialmente—i. e., de acuerdocon un código simbólico de personas,prácticasycaracterísticas(no necesitamossiquiera abordar el problema de lasublimación).

Harris, por el contrario>presuponeque el sexo es un impulso bio-lógico abstracto. Esto, tomado con la capacidadfisiológica genéricade las mujerespara dara luz tantosniños en unavida, da lugar a unarápida presión reproductiva. Entonces,cuandoarguye en contra dela explicaciónde la guerrapor una agresividadnatural sobrela base

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de que las culturasen realidadvaríanen beligerancia>Harris recuerdapara la agresiónlo queolvidó para el sexo: quesiempre tiene lugardentro de un esquemacultural relativo al cual partenlos modelosobservadosy las intensidadesde las prácticas.

El señorHarris reitera cuánrigurosay científica es su antropolo-gía. Perosu teoría no es ni deterministani cultural Cuandose refierea aquellosmomentosen la historia en que la poblaciónhace peligrarlos recursos,semuestrasintomáticamenteambiguoal referirseal tipode adaptacionesque hacenlas sociedadesa tales crisis demográficas.Aquí su análisisconcluyeen quealgunagenteintensificará-su produc-ción (por riego en la Mesoaméricaprecolombina)mientrasotros tra-taránde estabilizarsupoblación(por infanticidio femeninoentrealgu-nos agricultorestribales). Pero en su teoría Harris no muestranin-guna curiosidadpor estrategiasadaptativastan contrastantes.Parasociedadescon interesesinternamenteopuestos,como entre clasessocialesantagónicas,no dejaclaro si es unaparteo toda la sociedad>la que se adapta.En la India, las clasesinferiores se beneficianconla preservaciónde las vacas sagradas.Entre los aztecaslas clasessuperioresse aprovechandel sacrificio humano. Pero cuando cadasubdivisión regional de comunidadesneolíticasen pugnamata a susninas> es el conjunto el que está en posición de ganar. El problemano es sólo que tales explicacionesson ad ¡¿oc. Es’ queen todas estascondicionescualquier racionalidadmaterial será irracional desdeal-gún otro punto de vistasocial.

El problemadesaparecepara Harris porque él consideraa la «Po-blación» como una cantidad másque como una sociedad,compuestade organismoscon necesidadesbiológicasenvez de genteconinteresesde caráctercultural. Paraexplicar unacostumbrele es suficienteconmostrar que ella producepara alguien algún tipo de beneficio prác-tico. El «materialismo»se convierteen un juego de salón académicocuyoatractivotal vez resideen la simplicidad de susreglas: cualquierclasede valor económicoquesepuedesugerirparacualquierprácticacultural merece puntuación—sin importar si la misma costumbreocasionauna falta o irracionalidad en algún otro sector del ordensocial.

Harris es bien conocido por su explicación«materialista-cultural>,de la vaca sagradahindú, que se repite en este libro, en el sentidode que los tabúesen contra del maltratode las vacaspermitena loscampesinosempobrecidoscriar los bueyesquenecesitanparacultivar.Si se les permitiera comer carne, la genteestaríatentadaa destruirsus animalesde cría. El tabúde las vacasseria entoncesunaafirma-ción idealista de los harto difíciles cálculos económicosde millonesy millones de estos pobresagricultores.Sin embargo,esto puedecon-cebirse como la maximización material que Harris propugnasólo sise danpor supuestaslas leyes de propiedadde la India. Comoél in-

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dica en otro libro> la relaciónentrehabitantesy tierra en la India estal que los campesinosquecríanel 43 por 100 del ganadosólo poseenel 5 por 100 de los pastos~

Igualmenteracional resultaríadecirqueel tabúdel ganadoes unaforma de maximizar el número de pobres.(¿Y cuál es la racionalidadde un sistemaquepromuevela multiplicaciónde los pobres?)Por otrolado, los beneficios proteínicos del sacrificio azteca correspondenexclusivamentea las clasesprivilegiadas,negandoa los pobresestosvalores nutritivos esenciales.Hasta los guerrerosselváticosen Sud-américay en otras partes llegan> según Harris, al colmo‘cultural dedisminuir supoblacióna través del infanticidio femenino,Cadagrupose priva a si mismo de unaventajaestratégicaen favor de un todoinexistenteque incluye a sus propios competidores.Vale todo.

Así también,en su capitulo sobre los yanomanode Brasil, quienesguerreanintensivamenteaunqueno es evidenteunapresióndemográ-fica, y cuya población aumenta donde el porcentajede infanticidioes mayor> Harris concluyequelos yanomanodebenestarrespondiendo(¿a qué si no?) a la escasezde recursosproteínicos.A continuacióntoma nota de algunosestudios que indican la ausenciade síntomasclínicos de deficiencias proteínicasen la región. Peroesto no puedeser una evidencia negativa —concuerdacon el argumentoque losyanomanose han adaptadoa la escasezde proteínas—.El mismoHarris, en un debatesobre los mayas,puntualiza: «Visto desde unaperspectivateórica> la imagen de lo que debehabersucedidoparececlara,>~

«Si una afirmación omnipresenteofrecida como racional o cientí-fica resulta injustificada como tal», ha escrito recienteemnteLouisDumont, «hay una fuerte posibilidad de que hayasido impuestaporotro tipo de argumentoque se podría identificar como un emergentede una trama ideológicasubyacente»‘~. Por «determinismocultural»podemos>como he dicho> identificar la ideologíasubyacentea la men-talidad occidentalmercantil. Al aplicarlo a las explicacionesdel cani-balismo aztecao a los tabúeshindúes,el utilitarismo de Harris iden-tifica los significados que estasgentes dan a sus vidas con el tipode racionalizacionesmaterialesque damosa las nuestras.

Sartre llamó con propiedad«terror’> al procedimientointelectualparecido>el cual se negabainflexiblementea aceptaro trazar diferen-ciacionesy cuyo objetivo era la «asimilacióntotal al menoresfuerzoposible’>. Sartre se refería al «marxismo vulgar» que sólo podía veren un acto político o en un poemade Valéry algunaversióndel «idea-lismo burgués>’. Todo en la superestructurasocial se podía reducir

‘5 Marvin HARRTs, Caw, Plgs, Wars aná Wltches (Ltndom House, 1974> p. 27)~6 Louis DUMONT, From Mandevilie to Marx (University of Chicago Press,

1977), un libro que tiene muchascosasútiles que decir sobreel tipo de ideolo-gía queconlíevaCannibaisand Kings.

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a su función económica.Es así queen Cannibais and Kirzgs el hechosocial está desechadocomo una mera aparienciacuya verdad resideen otra parte, en algún valor material, Como dijera Sartre, parececomo un ejercicio parallegar a lo básico—en estecasoal mínimo derequerimientos proteínicos o a la supervivencia de la población—.Pero tales determinacionesson básicassólo en apariencia En realidadson abstractasy vacíasde contenido social Si caracterizamosa lasprácticashumanassignificativasen talestérminosideológicos,tendre-mos que abandonartoda antropología,porque en la traducciónse hadejadoescapartodo aquelloquees cultural.