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Curso: Los Profetas Mayores
Autor: Santiago Ramos S. Ph. D.
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PROPOSITO DEL CURSO:
1. El alumno comprenderá que los propósitos de Dios para el día de hoy, así como su plan para el futuro, precisa de la clara comprensión del mensaje que nos entregan Los Profetas Mayores.
2. El estudiante llegará a la conclusión que nadie puede entender completamente el Nuevo Testamento, si no tiene un claro conocimiento del mensaje profético.
3. Llegará a estar completamente consciente que el mensaje de los profetas mayores se refieren a Dios, al Hijo y al Espíritu Santo. Además, de la escatología.
4. Al término del curso el alumno encontrará que el mensaje profético mantiene una unidad sorprendente y vigente para nuestra época contemporánea.
5. En su análisis crítico encontrará que la persona y ministerio de Jesús, se encuentra en Los Profetas Mayores.
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REQUISITOS PARA EL CURSO:
1. Responder a los cuestionarios.
2. Aprobar el examen del curso.
3. Realizar las lecturas asignadas.
4. Presentar y disertar sus trabajos de investigación.
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PROFETAS MAYORES
INTRODUCCION:
El Antiguo Testamento es parte de una hermosa
revelación progresiva que Dios ha hecho de sí
mismo.
Dios habló en los tiempos antiguos a los padres por
medio de los profetas muchas veces y en muchas
maneras; y en la plenitud de los tiempos nos habló
por medio de su Hijo.
(Heb. 1:1-2. La revelación de la gracia y de la
redención principió en la historia primitiva de la
humanidad, continuó por medio de los patriarcas y
de los profetas y culminó con Cristo Jesús y sus
Apóstoles.
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De Cristo todos los profetas dieron testimonio
La Biblia es una unidad, porque en
todas sus partes es una historia de la
Redención. Esa redención fue realizada
por Jesucristo, el personaje central de la
Biblia, para quien el Antiguo
Testamento preparó el camino.
De Cristo todos los profetas dieron
testimonio. Estudiamos estos libros
sagrados porque en ellos encontramos
toda la doctrina acerca del propósito
inicial de la redención.
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LOS PRINCIPIOS DE LAS DOCTRINAS CRISTIANAS
Los principios de las grandes doctrinas cristianas se
encuentran en las Escrituras Hebreas y son todavía:
“útiles para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir
en justicia, para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente
preparado para toda buena obra”, 2 Tim. 3:16-17.
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La profundidad del mensaje profético es único en la
Biblia.
“Así dice el Señor”. El profeta está consciente de que está al servicio
de la palabra de Yahveh, que no es un mero anuncio sino la expresión
de la voluntad del Dios soberano en acción. (Isaías 55:11). El profeta no
tiene control sobre esta palabra sino que está a su servicio. Toda su
vida, hasta sus gestos y acciones simbólicas, dependen de ella (Isaías 7
y 8).
“Se alejaron de mi”. La rebelión que anunciaban los profetas no
sólo de Israel, sino de todas las naciones (Isaías 10:5; Jer. 46-51, Ez. 25-
32). Dios tiene cuidado de todos los pueblos (Isaías 19:24), pero Israel
tiene un llamado y por lo tanto una responsabilidad y una culpa
especial. Su rebelión ha sido una total muestra de infidelidad. Este vano
orgullo y jactancia les conducirá a la ruina.
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Antes de proseguir en este tema creemos que es
recomendable especificar qué es un profeta y cual su
ministerio.
Para empezar diremos que profeta es un ser llamado por Dios
y revestido de Su poder y autoridad para comunicar Su voluntad
a la humanidad. Son hombres elegido e inspirados, capaces de
proclamar con autoridad la totalidad de lo que Él les ordenaba
exponer. (Dt. 18:18-19).
Moisés es el modelo de todos los profetas que lo siguieron, en
cuanto a unción, doctrina, actitud en cuanto a la Ley y la
enseñanza. Es necesario hacer énfasis que sólo Dios es quien
elige, llama y prepara a sus profetas.
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LA VOCACION DE LOS PROFETAS
La vocación de ellos no es hereditaria, sino que con frecuencia
encuentra al principio una resistencia interna (Ex. 1:1—4:17; 1 S. 3:1-
20, Jer. 1:4-10;
Ez. 1:1—3:15).
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Falsos Profetas
Las Sagradas Escrituras nos advierte que hay hombres que hablan en
nombre de un dios falso (Dt. 18:20; 1 R. 18:19; Jer. 2:8; 23:13), hay los
que mienten invocando el nombre de Jehová (Jer. 23:16-32).
Estos últimos son de dos clases:
1. Impostores, conscientes de su engaño; seducidos por su deseo de ser
objeto de la consideración dada a los verdaderos profetas, son
populares a causa de sus palabras suaves y su elocuencia (1 R. 22:5-
28; Ez. 13:17, 19; Mi. 3:11; Zac. 13:4)
2. Personas sinceras e incluso piadosas, fundándose en ocasiones
incluso sobre la Ley, pero persuadiéndose a sí mismo de haber sido
llamadas por Dios al ministerio profético, cuando no es así. A pesar
de su sinceridad, están sinceramente equivocados, estos son falsos
guías.
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Características del profeta auténtico
1. Las señales: (Ex.4:8; Is. 7:11,14); pero las
señales no son por sí mismas suficientes;
algunas de ellas podrían ser de origen fortuito, e
incluso engañosas (Dt. 13:1,2; Ex. 7:11,22; 2
Ts. 2:9).
2. El cumplimiento de las predicciones
(Dt.18:21,22). El valor de este medio de
comprobación aumenta cuando los
acontecimientos vienen a demostrar, sobre un
plano histórico, las profecías proclamadas
mucho tiempo antes.
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3. El mensaje espiritual (Dt. 13:1-5; Is. 8:20) Si la doctrina del pretendido
profeta se desvía de la palabra de Dios, el que la profesa no es, evidentemente,
un hombre de Dios. La enseñanza del verdadero profeta tiene que ser acorde
con la de la Ley, tanto en lo que respecta a Dios como el culto y a las
demandas de la moral.
4. La profecía incluye la predicción de acontecimientos (Is. 5:11-13; 38:5,6;
39:6,7; Jer. 20:5,6; 25:11; 28:16; Am. 1:5; 7:9, 17; Mi. 4:10) La predicción
constituye un aspecto importante del ministerio del profeta, y contribuye a
acreditarlo, pero el hombre de Dios se ocupa aún más intensamente del
presente y del pasado, para procurar convertir al pueblo de Dios (Is. 41:26;
42:9).
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5. Etimología del término “profeta” en griego, el profeta es:
1) El que habla en lugar de otro: intérprete, heraldo.
2) Aquel que declara los acontecimientos futuros.
Esta doble acepción deriva del hecho de que la proposición “pro” significa “en
lugar de” y “antes”. El término heb. “nabi” traducido “profeta”, significa “aquel
que anuncia”.
6. Es el mismo Dios el que llama al
profeta. (Am.7:15)
Moisés estaba ante la zarza ardiendo
cuando le vino el llamamiento (Ex. 3:1–
4:17).
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El niño Samuel recibió revelaciones
particulares (1 S. 3:1—15) que le prepararon
para el ministerio profético. Eliseo sabía de
cuando databa su llamamiento, y no ignoraba
que había recibido una doble porción del
Espíritu (1 R. 19:19, 20; 2 R. 2:13, 14).
Algunos estudiosos sostienen que Isaías
coincide con su visión, en el año de la muerte
del rey Uzias (Is. 6); pero es posible que
recibiera su comisión mucho tempo antes.
Jeremías, plenamente consciente de su llamamiento, se resiste desde su
mismo inicio (Jer.1:4-10). Oseas, hace alusión a la Palabra que el Señor le
dirigió por primera vez (Os. 1:1). Cuando Dios llama no hay excusa que
valga.
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A los profetas les tocó asimismo una labor literaria: debían
consignar por escrito la historia en que se habían movido,
y sus mensajes proféticos. Así que la historia de Israel es el
relato de la experiencia religiosa y profética.
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En la época de Isaías y de Oseas, los profetas vinieron a
constituirse en grandes escritores
Se aislaban periódicamente para poder percibir mejor las
instrucciones divinas (Is. 21:8; Hab. 2:1).
Ezequiel y Daniel recibieron
revelaciones a la orilla de un río,
donde posiblemente el ambiente
apacible favorecía la meditación
espiritual (Ez. 1:3; Dn. 10:4).
El alma del profeta quedaba
constantemente dispuesta a la acción
del Espíritu, que sin embargo no
violentaba la personalidad del
espíritu humano.
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LOS PROFETAS MAYORES
Profetas Mayores es la designación para referirnos a los libros
de Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel, y que generalmente se
refiere a la extensión de ellos.
1- ISAIAS
2- JEREMIAS
LAMENTACIONES
3- EZEQUIEL
4- DANIEL