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LOS PROFETAS NAHÚN Y HABACUC CURSO DE INTRODUCCIÓN A LAS SAGRADAS ESCRITURAS

CURSO DE INTRODUCCIÓN A LAS SAGRADAS … Apuntes Charla 36... · De acuerdo con el canon griego (que fue adoptado por los católicos y los ortodoxos), los libros de Nahún y Habacuc

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LOS PROFETAS NAHÚN

Y HABACUC

CURSO DE INTRODUCCIÓN A LAS

SAGRADAS ESCRITURAS

ÍNDICE

1. CONTEXTO BÍBLICO

2. CONTEXTO HISTÓRICO

3. CONTEXTO GEOGRÁFICO

4. EL PROFETA NAHÚN

5. EL LIBRO DE NAHÚN

6. EL PROFETA HABACUC

7. EL LIBRO DE HABACUC

8. BIBLIOGRAFÍA

9. FRAGMENTO DEL LIBRO “INFANCIA DE JESÚS

1. CONTEXTO BÍBLICO

Las Biblias actuales siguen, o bien el canon hebreo (en tres conjuntos) o bien el canon griego (en cuatro partes).

Atendiendo al canon hebreo (que fue seguido por los judíos y recogido por los protestantes), los libros de Nahún y Habacuc se encuentran en el grupo denominado “los Doce”, dentro de los profetas posteriores.

De acuerdo con el canon griego (que fue adoptado por los católicos y los ortodoxos), los libros de Nahún y Habacuc se incluyen dentro de los 12 libros proféticos “menores”.

Los primeros escritos proféticos se atribuyen a Amós, Oseas, Miqueas e Isaías. El profetismo se extiende principalmente desde los siglos VIII al VI a.C., y los profetas menores predican en tiempos muy distintos.

El adjetivo menor no significa que estos libros tengan menos importancia que los de los profetas mayores. Reciben este nombre por la extensión de las profecías que contienen, son opúsculos aglutinados dentro del mismo libro, y tienen indicaciones importantes para el avance de la Revelación. Se trata de libros que ya estaban formados cuando se escribe el Eclesiástico. Han estado desde siempre en el Canon.

Los profetas del siglo VII A comienzos del siglo VI a.C., los reyes de los pequeños reinos del oriente son vasallos de Asiria. Josías (640-609 a.C.) se sacude esta tutela aprovechando un declive del imperio (Nínive, capital asiria, es destruida en el 612 por los medos y los babilonios). En Judá, lucha contra la idolatría y centraliza el culto al Señor en torno al templo de Jerusalén, imponiendo un monoteísmo en la línea del Deuteronomio. Sus sucesores no continúan su obra reformadora. En el 597 a.C. el babilonio Nabucodonosor cerca Jerusalén y deporta al rey Joaquín así como a los notables, entre ellos el sacerdote Ezequiel. En el 587, los ejércitos de Babilonia vuelven a asediar Jerusalén. El templo es incendiado y otras personalidades deportadas.

2. CONTEXTO HISTÓRICO

El imperio de Asiria se había impuesto en todo el Oriente Medio en el siglo VII a.C. Pero muerto su caudillo Asurbanipal (627 a.C.) empezó su decadencia y surgió un nuevo imperio: el neo-babilónico.

En el año 612 a.C. la gran capital de los asirios, Nínive, fue derrotada y conquistada por los crueles ejércitos babilonios y medos.

Esta caída del imperio asirio y su sustitución por el babilónico fue vivida y sentida de forma profética por Nahún, Sofonías, Habacuc y Jeremías. Es éste un tiempo histórico que más adelante va a desembocar finalmente en la caída del reino de Judá, de su capital Jerusalén, y en la deportación de miles de judíos a las tierras paganas de Babilonia.

Con la caída de Nínive comienza la época de los caldeos. Los habitantes del reino del Sur sueñan que viene de nuevo una época de prosperidad. Aparece un fervor nacional fuerte, a pesar de que en cierto modo siguen siendo esclavos. En el siglo siguiente cae Jerusalén (587 a.C.), y los judíos son deportados a Babilonia.

Es una época que políticamente es un desastre, porque el pueblo sigue siendo esclavo. Los habitantes del norte van perdiendo la identidad, y ven cada vez más claro que Jerusalén va a seguir el mismo camino. Además, se ven las tensiones entre los imperios de alrededor (asirios, babilonios, caldeos, los persas (que vendrán después, hay mucha tensión.

También es una época de mucha revelación, porque aparecen grandes profetas en los siglos VI, V, IV, III, II a.C. A la vez va surgiendo la literatura sapiencial. Son profetas que están a caballo entre la lírica, la profecía, la apocalíptica. Los judíos, cuando ya han sufrido el destierro y ven que no se puede esperar una salvación material, empiezan a mirar al cielo. Se cruzan tres líneas en este momento: la literatura sapiencial, la apocalíptica y la profética.

En estos años clave, el reino de Judá, que fue gobernado por monarcas tan impíos como Manasés (687-642 a.C.) y su hijo Amón (642-640 a.C.), también tuvo al rey Josías (640-609 a.C.), de talante religioso y piadoso. Durante su reinado se descubre por sorpresa un rollo en el templo (622 a.C.) que recogía varias leyes del antiguo reino del Norte. Su hallazgo fue todo un acontecimiento. Esta colección revisada se convertirá en el libro llamado “Deuteronomio”, que servirá de base para le reforma política y religiosa que va a emprender el rey Josías. Se tiene de él, por tanto, un gran recuerdo histórico-religioso.

3. CONTEXTO GEOGRÁFICO

El fin del reino del Norte (Israel)

4. EL PROFETA NAHÚN

El profeta Nahún ejerce su actividad en tiempos del piadoso rey Josías, su mensaje se sitúa hacia el 620 a.C., puesta ya en marcha la reforma religiosa de este rey. Esto explicaría la elocuente ausencia de amenazas y castigos contra el reino de Judá y su capital Jerusalén. Es uno de los mejores poetas de Judá. Anuncia la destrucción de la ciudad de Nínive, capital de los asirios –cuando Asiria aún es todopoderosa-, algunos años antes de que ésta tuviera lugar, como un efecto de la lucha entre el Señor y el mal. Desaparece Asiria, retorna Babilonia y se anuncia una tercera potencia: Media.

Nahún era natural de Elqosh (Elcas) que, según San Jerónimo, estaba en Galilea, y más probablemente, según otros, en Judea. Nahún es un magnífico poeta en tono mayor. Ninguno como él ha sabido evocar líricamente el asalto y conquista de una gran ciudad, el pánico, la agitación, los lamentos. Su técnica es de trazos breves yuxtapuestos, su descripción es impresionista y patética.

Este profeta afirma, con la fuerza de su poesía, su fe en el poder del Señor para liberar a su pueblo y castigar a Nínive. Sus palabras son una invitación a la confianza y a la fidelidad.

5. EL LIBRO DE NAHÚN

El libro contiene himnos, diálogos y una lamentación final. Se trata de una composición litúrgica para celebrar la caída de Nínive (una de las potencias más sanguinarias y despóticas de entonces) más que una profecía. Es una protesta airada contra los asirios que atropellan las leyes de los pueblos y la dignidad del hombre.

El profeta muestra con mucha fuerza, con mucha vehemencia y pasión que Nínive va a caer y que esto va a provocar un nuevo tiempo de esperanza. Esta profecía anuncia la actuación del Señor, y provoca una ilusión nacional del pueblo de Israel contra el enemigo de siempre, que ha hecho temblar a Israel. Con el exilio vendrá una época de purificación. Se exaltan las esperanzas en el pueblo judío, pero caerán pronto. Con la caída de Nínive, se vaticina la caída de Jerusalén (587 a.C.), esto ya se ve venir. Por un lado, los dirigentes son una clase política muy débil y, por otro, el enemigo cada vez es más fuerte y está más cerca.

Nahún (Nahum) significa literalmente “Yavé consuela”. En este caso, el consuelo que Dios da es la destrucción de los enemigos de Judá. La fe de este hombre expresa el “juicio” de Dios sobre el enemigo opresor de Israel. Vendrán profetas que señalen soluciones más universalistas y conciliadoras. Pero solo Jesús dio la respuesta definitiva. El sufrió una muerte violenta para que nadie utilice, en nombre de Dios, la violencia.

El profeta, después de un salmo al Dios fuerte y todopoderoso (1, 2-8) anuncia la ruina de Nínive, capital del imperio asirio. El salmo es precioso, y trata sobre la cólera de Yavé, que no es un Dios castigador. La cólera de Yavé significa que el pecado empieza a hartar a Dios, y Dios va a actuar. Queda un hálito de esperanza, un “resto” que será purificado.

En el libro de Nahún aparece el ideal de justicia y fe, que recuerda la historia deuteronomista: “Si eres fiel a Yavé, Dios te es fiel”. En el Nuevo Testamento se da la vuelta a esto: Si somos infieles, Dios permanece fiel porque no puede negarse a sí mismo. Pero en el profeta Nahún, al final Dios pone en su sitio a todo el mundo. Aparece ese ideal de justicia: Dios cuida el que le es fiel, y castiga al enemigo.

El libro de Nahún consta de tres capítulos:

Poderoso (1: 3) A Nínive le ha llegado su hora. Su poder era grande, pero es más grande el poder de Yavé, Señor del universo. Dios está sobre todo, es omnipotente, y habla como quiere, de muchas maneras. Y ese poder lo ejerce con bondad. No puede abandonar a los oprimidos que han puesto en Él su confianza para resistir a la injusticia y luchar por la verdad. Su aliento es soplo de vida y lleva a la salvación.

Incurable (3:19) La destrucción es total e irremediable. Nadie va a lamentarlo. El hombre se alegra cuando el bien triunfa sobre el mal. Lo triste es que a veces, sean hombres quienes hacen ese mal. Y que la justicia que a unos salva sea, para otros, condenación. Cuando el hombre ve que se hace justicia en el mundo, piensa que Dios existe, que es posible el bien. La verdadera restauración de Israel no se construye sobre las ruinas de sus enemigos, sino sobre la renovada fe en su Dios.

5. EL PROFETA HABACUC

El poderío asirio se hunde. Despierta el nuevo imperio babilonio. Corren los años 625-612 a.C. En esta época profetiza en el reino del Sur Habacuc, contemporáneo de Jeremías, hombre de letras, profundamente preocupado por el problema del mal.

Habacuc proclama su mensaje en los años próximos al 600 a.C., vive y escribe en la misma época que Nahún. La decadencia y caída del imperio asirio eran ya evidentes, y éste iba a ser relevado por el imperio babilonio. En el 605 a.C. Nabucodonosor, con su victoria sobre los asirios, puede ya adueñarse de toda la Palestina. Al profeta le parece que Dios castiga con su conquista la soberbia y crueldad de los asirios, pero se espanta al observar que los vencedores son tan soberbios y crueles como los vencidos. Y entonces Habacuc se hace esta pregunta: ¿por qué son siempre los malvados los que triunfan? ¿Por qué Yavé se vale de tales instrumentos para castigar el mal en la historia de los hombres? El profeta plantea esta cuestión al Dios verdadero y justo, y

éste le responde de la siguiente manera: “El malvado sucumbirá, pero el justo vivirá por su fidelidad” (2,4).

6. EL LIBRO DE HABACUC

En el libro de Habacuc, el profeta (hacia el 600) presenta el peligro caldeo (=babilonio) como una respuesta divina a las injusticias sociales; un salmo final canta su fe en la venida de Dios y el triunfo del justo. Los caldeos se presentan como instrumentos de la cólera divina para castigo de Judá, pero éste, a su tiempo, recaerá sobre aquellos mismos, por no haberse dado cuenta de los juicios de Dios y haber atribuido a sus ídolos los triunfos alcanzados.

El libro es rico desde el punto de vista poético, y presenta una estructura de diálogo, está escrito con mucho cuidado. Se trata de un cuerpo a cuerpo entre el profeta y su Dios. El profeta entra en confrontación con Dios, se atreve a pedirle explicaciones. Imágenes y metáforas se suceden con un ritmo ágil, estilo que trata de evidenciar la urgencia de los problemas. La mención de los caldeos sitúa el libro entre el 605 a.C. y el exilio en Babilonia.

El justo vivirá por su fe

El libro de Habacuc introduce un dato nuevo, pedir cuenta a Dios. Esto en sí no es malo, pero el que lo haga tiene que estar dispuesto a aceptar la respuesta de Dios, la corrección. Hay dos maneras diferentes de pedir cuentas, la del que afirma la equivocación del otro y la del que muestra perplejidad, que no entiende lo que está sucediendo.

El profeta pide a Dios que le explique su extraña manera de gobernar el mundo: ¿Por qué permite que un pueblo salvaje atropelle a Judá? ¿Acaso son ellos peores? Pagan justos por pecadores. Y brota, inevitable, la eterna pregunta del hombre de todos los tiempos: ¿por qué predomina el mal sobre el bien? El problema del mal se hace más angustioso conforme nos acercamos al Nuevo Testamento, ¿cómo entender el mal? Jesús, con su crucifixión y muerte, muestra el sentido del mal.

El hecho de que para que triunfe la justicia de Dios el instrumento sea injusto provoca un escándalo. La respuesta de Dios es que sus caminos no son los nuestros. Por caminos paradójicos, contradictorios, Dios omnipotente va a instaurar la victoria final del derecho y del justo.

Dios no niega al profeta una explicación concreta: el azote de Babilonia es temporal y no destruirá del todo. También le da una respuesta general, que resume el mensaje fundamental del libro: el justo se salvará guardando a Dios lealtad en su conducta y adorando en la fe su misteriosa providencia. El capítulo tercero es un himno y un canto de confianza. San Pablo recogerá esta respuesta para enseñar la doctrina de la justificación. ”Quien alcance la salvación por la fe, ése vivirá”. (Rm 1, 17).

El libro de Habacuc nos invita a mantener viva nuestra fidelidad. Ella nos ayudará a descubrir con lucidez y seguridad, en la fe, la presencia de Dios en cuanto somos y en cuanto sucede. Comprenderemos que la injusticia y el orgullo, como el vino, hinchan el alma, la incapacitan para descubrir a Dios y llevan a la desesperación.

El libro de Habacuc consta de dos capítulos y un canto (salmo), que forma el tercero.

• Diálogo entre el profeta y Dios. Anuncia el juicio de Dios sobre Judá y las naciones, sin excluir a Nínive, que será convertida en soledad, en desierto, en guarida de fieras (2, 13-ss.).

Mi Santo Dios (1 12-13) El profeta no puede comprender que un pueblo cuyo dios es la fuerza, ciega y sin piedad, esté por encima de un pueblo cuyo Dios es santo, eterno y justo. Solo hay una explicación: que Dios así lo haya previsto y misteriosamente previsto. El misterio desconcierta al profeta. Pregunta y espera, atento, una respuesta.

• Maldiciones contra los malhechores (capítulo 2)

No se sabe muy bien a qué opresor se refiere Habacuc. Algunos piensan que es a Nínive, mientras que otros opinan que se trata de Babilonia.

Como las aguas (2: 14) Hay males que inundan la ciudad y sumergen al hombre en la angustia: la usura, la violencia y la idolatría. ¡Cuánta astucia, cuánto esfuerzo mal utilizado! Si en medio de la injusticia el justo se salva por la fe, sobre todos los males triunfará la gloria del Señor. Su verdad dejará en evidencia a cuantos no han creído.

• Himno en el que el profeta desahoga su alma y expresa su esperanza y su fe (capítulo 3)

Después de las dos quejas del profeta a Dios, el libro termina con un salmo: el triunfo final de Dios, Dios va a actuar y vencer. Este salmo se utiliza en la Liturgia. Benedicto XVI, en su libro “La infancia de Jesús” cita el oráculo de Habacuc, al hablar del buey y la mula en el portal de Belén.

El libro termina con una clara invitación a confiar en el Señor.

7. BIBLIOGRAFÍA

“Cómo leer el libro de Nahúm. Luiz Alexandre, Solano Rossi. Ediciones San Pablo. 2000.

“Cómo leer el libro de Habacuc”. M. Balancín, Euclides. Storniolo, Ivo. Ediciones San Pablo. 2000

“Nahúm, Habacuc y Sofonías”. Morla Asensio, Víctor. Colección: Comentarios a la nueva Biblia de Jerusalén. Editorial Descleé de Brouwer. 2009.

“Para leer el Antiguo Testamento”. Gruson, Philippe / Billon, Gérard. Editorial Verbo Divino.

“Doce profetas y Daniel”. Schaefer, Konrad Ronald. Editorial Verbo Divino. 2014.

BIBLIA PARA LA INICIACION CRISTIANA- 3 Tomos. Editorial: Secretariado Nacional de Catequesis, Madrid, 1977

8. FRAGMENTO DEL LIBRO “INFANCIA DE JESÚS”, DE BENEDICTO XVI

“Como se ha dicho, el pesebre hace pensar en los animales, pues es allí donde comen. En el Evangelio no se habla en este caso de animales. Pero la meditación guiada por la fe, leyendo el Antiguo y el Nuevo Testamento relacionados entre sí, ha colmado muy pronto esta laguna, remitiéndose a Isaías 1,3: «El buey conoce a su amo, y el asno el pesebre de su dueño; Israel no me conoce, mi pueblo no comprende.»

Peter Stuhlmacher hace notar que probablemente también tuvo un cierto influjo la versión griega de Habacuc 3,2: «En medio de dos seres vivientes... serás conocido; cuando haya llegado el tiempo aparecerás» (p. 52). Con los dos seres vivientes se da a entender claramente a los dos querubines sobre la cubierta del Arca de la Alianza que, según el Éxodo 25,18-20, indican y esconden a la vez la misteriosa presencia de Dios. Así, el pesebre sería de algún modo el Arca de la Alianza, en la que Dios, misteriosamente custodiado, está entre los hombres, y ante la cual ha llegado la hora del conocimiento de Dios para «el buey y el asno», para la humanidad compuesta por judíos y gentiles.

En la singular conexión entre Isaías 1,3, Habacuc 3,2, Éxodo 25, 18-20 y el pesebre, aparecen por tanto los dos animales como una representación de la humanidad, de por sí desprovista de entendimiento, pero ante el Niño, ante la humilde aparición de Dios en el establo, llega al conocimiento y, en la pobreza de este nacimiento, recibe la epifanía que ahora enseña a todos a ver. La iconografía cristiana ha captado ya muy pronto este motivo. Ninguna representación del nacimiento renunciará al buey y al asno.