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Darlyson Feitosa - El Ministerio de Inclusión de Los Gentiles (RIBLA)

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  • Efesios 3,1-21El misterio de la inclusin de los gentiles

    Resumen

    El artculo presenta un estudio acerca del misterio de la inclusin de los gentiles en la iglesia,con base a Efesios 3. Para ello, primeramente se elabora una visin general acerca del concep-to de misterio en el Nuevo Testamento. En seguida, de forma crtico-creativa, se presenta laperspectiva de inclusin de los gentiles al lado de la inclusin de las mujeres, nios y perso-nas esclavas en otros escritos neo-testamentarios, destacando las ambigedades y complejida-des en la pretendida unidad eclesial. Finalmente, se analizan las partes y los conceptos cen-trales del texto, con nfasis en la novedad teolgica en el contexto de la poca y en los desafos,tanto con relacin al pasado como en el presente.

    Palabras-clave: Efesios, misterio, inclusin, gentiles, hermenutica, eclesiologa.

    Abstract

    The article presents a study of the mystery of the inclusiveness of the Gentiles in the churchbased on Ephesians 3. To do this, first draw up an overview of the concept mystery in theNew Testament. Then critical-creative way, has this perspective of inclusiveness Gentile sideof inclusiveness of women, children and slaves in other New Testament writings to the peo-ple, highlighting ambiguities and complexities in the desired ecclesial unity. Finally, it analy-zes the parties and the central concepts of the text, with an emphasis on theological novelty inthe context of the times and the challenges intertwined, both in relation to the past and the pre-sent in it.

    Keywords: Ephesians, mystery, inclusivity, Gentiles, hermeneutics, ecclesiology.

    Es un misterio actualmente esta expresin es muy utilizada para referirse a cosasque no alcanzamos a explicar. Qu funcin tiene y qu expresa este trmino en Efesios?

    Una bsqueda en las concordancias bblicas nos muestra que son varios los pasajesen las cartas del Nuevo Testamento3 que utilizan el trmino misterio: habla del respetopara conocer todos los misterios, tambin acerca del periodo despus de la muerte, de laarmona y de la relacin entre la iglesia y Cristo (1Cor 13,2; 14,2; 15,51; 2Tes 2,7; Ef 5,32); esusado en el contexto de la discusin acerca de la salvacin de Israel, de la apertura delEvangelio a los gentiles y de la sabidura (Rom 11,25); en el contexto del anuncio del mis-terio de Dios, otrora oculto y ahora manifestado en Cristo (1Cor 2,1.7; Rom 16,25; Col1,26.27; 2,2; 4,3; Ef 1,9; 3,3.4.9; 6,19) y en el cuidado diaconal de ese misterio encarnado(1Tim 3,9.16). En los evangelios, el trmino misterio aparece solamente en Mc 4,11 (para-lelos Mt 13,11; Lc 8,10), en el sentido de conocer el misterio del Reino de Dios, por mediode la enseanza en forma de parbolas. En el Apocalipsis aparece como el misterio de lassiete estrellas (1,20), misterio escrito en la frente de la cabeza de la mujer (17,5.7) y ape-

    Ivoni Richter Reimer1, Darlyson Feitosa2

    1Teloga biblista, doctora en Teologa/Filosofa, docente en la PUC Gois, investigadora, escritora. 2 Telogo, doctor en Ciencias de la Religin, docente en la UNIESP (Ribeiro Preto/SP), investigador, escritor.3 El trmino mystrion tambin aparece en textos veterotestamentarios, deuterocannicos y apcrifos (Dn 2; 4,9; Jt 2,2; Tob 12,7.11;2Mac 13,21; Sab 2,22; 6,22; 14,15; Sir 22,22; 27,16.17.21).

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    nas, una vez como misterio de Dios anunciado a los profetas (10,7). Es interesante obser-var que 1Cor 4,1.2 afirma que nosostros somos considerados(as) como ministros(as)/siervos(as) (hypertas) de Cristo y ecnomos(as)/ dispensadores(as) (oikonmous) delmisterio de Dios, como aparece tambin en Ef 3,2 (oikonoma de la gracia) y Ef 3,9 (ilumi-nar lo que es el misterio de Dios).

    Especificidad en Efesios 3: inclusin de los gentiles

    Despus de recordar algunos principios bsicos de la salvacin de Dios en Cristopor la gracia son salvados(as) (2,5), por la gracia son salvados(as), mediante la fe(2,8), siendo que la fe es don de Dios que ama y es misericordioso (2,4), Cristo es nuestrapaz..., hace la paz..., anuncia la paz conquistada en la cruz (2,14.15.16.17), siendo CristoJess la piedra angular (2,20) en la construccin de la co-ciudadana con los santos(as),para que nadie sea nunca ms considerado un extranjero(a) y peregrino(a), sino habitantede la casa de Dios, por medio del Espritu (2,19.20) el texto de Ef 3 introduce y trata deelucidar el contenido y la dinmica del misterio del eterno propsito de Dios (1,9; 3,11) eny por medio de Cristo Jess.

    El apstol Pablo, de acuerdo a Efesios4, se afirma privilegiado de la dispensacin(oikonoma) de la gracia de Dios (3,2), que por medio de la revelacin (apoklypsis - aludi-endo probablemente al evento de Damasco: Hch 9,1-9), le permiti conocer (gnorzo) ydiscernir (snsis) el misterio de Cristo (3,3.4). Este misterio estaba oculto en Dios (3,9) yfue manifestado en Cristo Jess, nuestro Seor (3,11), revelado a Pablo y, por l, anun-ciado como Evangelio (3,8), debiendo toda esa multiforme sabidura de Dios (3,10) vol-verse conocida en todos los espacios y niveles, en los cielos y en la tierra, por medio de laiglesia (ekklesa). A ese misterio manifestado y revelado se tiene acesso por medio de la feen Cristo (3,12.17). As, personas que estaban divididas y/o excluidas por causa de su per-tenencia tnica, cultural y religiosa, ahora pueden estar adheridas a la misma patria deDios, siendo habitantes de su casa (oikeioi, 2,19; 3,15). Efesios trata especficamente de lainclusin de los gentiles (3,1.6) al cuerpo de Cristo, presentando, en ese sentido, unaface ta restrictiva.

    Siguiendo uno de los principios hermenuticos de la Reforma la Escritura se lee yse interpreta a m misma, percibimos que la nocin de que por la fe en Cristo manifesta-do y revelado, las personas creyentes dejan de ser extranjeras, excluidas de la promesa deDios, volvindose miembros de la casa de Dios, herederas e hijas, tambin est expresa-do en otros textos de la tradicin paulina. Abordemos algunos de esos textos, a partir deGlatas.

    Otras inclusiones y perspectivas: mujeres, personas esclavas...

    Uno de los temas centrales de la carta del apstol Pablo a los glatas es la dialcticaentre ley y evangelio. S, por causa de la ley y sus interpretaciones, las personas eran exclu-idas de la promesa de Dios, por medio del evangelio/Cristo Jess, todas las personas quecreen en l son adheridas a la promesa, volvindose co-herederas de la misma (Gal 3,1-22).La ley condujo a Cristo para la justificacin por medio de la fe (3,24) y a la libertad con-quistada por medio de la liberacin realizada por Jess, el Cristo (5,1ss). De la relacin de

    4 El Pablo de Efesios y ms concretamente la presentacin de Pablo en Ef 3,1-21, ya entonces conocido como apstol para losgentiles, sirve para respaldar la autoridad y legitimidad apostlica del texto con relacin a la comunidad. Ver la discusin y argu-mentos en Schnackenburg (1982, p. 144-5).

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    Jess con Dios, que se diriga a l con el trmino Abba, papacito, emana la filiacin divi-na para todas las personas, por medio de la fe en Cristo (3,26; 4,6-7). La inclusin del amorde Dios, manifestado en Cristo Jess, se expresa radicalmente en esa filiacin, que contie-ne la superacin de todas las formas de esclavitud y de subordinacin socioculturales(4,1.7; 5,1ss).

    La inclusin propuesta y testimoniada en Glatas es ms amplia que aquella deline-ada en Efesios, en el sentido de contemplar o visibilizar no slo a los gentiles como gran-deza tnico-cultural, sino a todas las personas que creen en Cristo Jess, especficamente alos judos, griegos/gentiles, esclavo(a), liberto(a), hombre y mujer, o mejor masculino yfemenino (rsen kai thely - atributos socioculturalmente determinados con base en lasdiferencias biolgicas) (3,28). Aqu la inclusin abarca la etnia, la clase y el gnero. Esainclusin filial se basa igualmente en la fe en Cristo Jess, sellada por el bautismo que vuel-ve a los distintos miembros en un solo cuerpo (3,26-28; 1Cor 12,12ss), incluyendo a la des-cendencia de Abraham. Esa hermandad abarca a todo el mundo (3,29).

    Tal inclusin, amplia y radical, proviene de la gracia liberadora de Dios por mediode la fe en Cristo, lo que implica un compromiso con la libertad conquistada en y por Cris-to. Lo paradjico de esa liberacin/libertad est en la diacona, en el servicio como mani-festacin de la fe que acta por el amor (5,6). La libertad conquistada por el escndalode la cruz (5,11) estar al servicio del Espritu que acta para la justicia.

    Es ese servicio/diacona lo que pone a hombres y mujeres en el trabajo en pro de lajusticia, en la paz que proviene de Cristo Jess para todos los mbitos de la vida, en reci-procidad e igualdad que viene por medio de la insercin en el cuerpo de Cristo, por mediodel bautismo. Es as como mujeres y hombres de todos los estatus tnico-sociales actanconjuntamente, como el apstol Pablo, en las funciones teolgico-eclesiales, como misio-neros(as), diconos(as), protectores(as), apstoles, etc. en el anuncio y vivencia del Evan-gelio vivo (Rom 16,1-16; 1Cor 16,19; Flm 1-2).

    Tambin Colosenses refleja la dinmica del misterio de la inclusin (Col 1,24ss; 2,2-3) manifestado en Cristo en vosotros, es decir entre los gentiles. Como Gal 3,26-29,tambin Col 2,12 tiene el bautismo como seal de la nueva vida que apunta a la cruz(2,14-15), como revestimiento del nuevo ser (3,10). Esta nueva existencia no hace excep-cin entre griego, judo, circuncisos, incircuncisos, brbaro, ciudadano, esclavo, libre; sinembargo, Cristo es todo en todos (3,11).

    Con todo, a diferencia a Gal 3,28, que menciona tres pares (etnia, clase, gnero), Col3,11 menciona apenas dos pares (etnia, clase), excluyendo el par que representa las rela-ciones de gnero: masculino y femenino. Esta exclusin es significativa, visto que en lahistoria literaria del Nuevo Testamento es Colosenses quien primero la registra, despusde tejer con ese presupuesto bsico una tabla domstica (Col 3,18-4,1; Cf. Ef 5,22-6,9; 1Pe2,13-3,7), que reafirma los papeles de subordinacin de las mujeres a los hombres (3,18)as como de los nios y las personas esclavas a sus padres y seores, legitimando esasumisin cristolgicamente: como conviene en el Seor. Es verdad que a los hombres seles dice que amen a sus mujeres y que no las traten con violencia (3,19), pero, pese a ello,en la historia interpretativa eso tiene poca incidencia para un posible cambio de mentali-dad y de accin...

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    Inclusin y unidad, pero...?

    Si consideramos que el texto de Efesios tiene influencia de Colosenses5 y que repre-senta una alternativa para los grupos religiosos despus de la destruccin de Jerusaln, enlo que se refiere especficamente a la inclusin de los gentiles en la iglesia cristiana, la cualse va formando desde el distanciamiento con relacin a la sinagoga, entonces tenemos queconsiderar tambin otros desarrollos que van ocurriendo en ese periodo y en ese contexto.Veamos algunos aspectos:

    Ef 4,1-16 amonesta a preservar la unidad del Espritu en el vnculo de la paz, conel argumento de un cuerpo y un espritu, conforme tambin fueron llamados en unaesperanza de vuestra vocacin; un Seor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre detodos(as) [...]. y a cada uno(a) de nosotros nos fue dada la gracia, de acuerdo con la medi-da del don de Cristo. Para mantener o garantizar esa unidad, Cristo concedi las diver-sas funciones eclesiales, para perfeccionar a los santos(as) en el trabajo de la diacona, parala construccin/edificacin del cuerpo de Cristo (4,11-12). En todo el conjunto de estaafirmacin se perciben afinidades con la teologa paulina (Rom 12,3-8; 1Cor 8,6; 12), perohay tambin algunas diferencias marcadas. Veamos:

    En trminos eclesiolgicos, la concepcin del apstol Pablo acerca de la unidad org-nica de la iglesia como cuerpo de Cristo (1Cor 12,1-12) no distingue entre cabeza y elresto/cuerpo que obedece a la cabeza, pero es este esquema de pensamiento el queaparece en Ef 4,15, como ya fue afirmado en 1,22-23: Cristo es la cabeza. Esta simbologadel cuerpo para hablar de la Iglesia y, simultneamente la alegorizacin de Cristo comocabeza, toma cuerpo y figura en la visualizacin del esquema de subordinacin del expre-sado y prescrito en la tabla domstica de 5,22-33: Cristo cabeza hombre; Iglesia cuer-po mujer. Cristo es cabeza de una iglesia que le debe subordinacin; el marido es la cabe-za de la mujer, que le debe sumisin en todo. Tambin la comparacin entre el amor deCristo a la Iglesia y el amor del marido a su esposa es elucidario: Cristo salva el cuerpo-Iglesia, santificndola, purificndola, para presentarla a s mismo como gloriosa, sin man-cha o arruga o cosa semejante, sino siendo santa y sin defecto (5,27)... Por ahora bastaesto, dado que hay otro artculo en este nmero de RIBLA acerca de esta percopa.

    El discurso acerca de la unidad slo tiene sentido en un contexto de fragmentacin ydivisin. Es interesante que el discurso de la inclusin de los gentiles acontezca en un tiem-po en que la iglesia se encontraba en proceso de jerarquizacin y racionalizacin de lasfunciones eclesiales; de la diversidad de funciones ejercidas por las mujeres y los hombres(1Cor 12; Rom 16,1-16) permanecen los apstoles, profetas, evangelistas, pastores y mae-stros, pese a que los apstoles y profetas probablemente ya se encontraban subsumidosentre los maestros (SCHNACKENBURG, 1982, p. 135), importantes para el proceso deincipiente formacin doctrinaria. De la misma forma, la tendencia a ir excluyendo a lasmujeres, ya se percibe en Col 3 con relacin a Gal 3, hacindose ms fuerte en Efesios, dadoque aqu las mujeres apenas son mencionadas en el contexto de la prescripcin de sumisasubordinacin a los maridos... As, gradual y pausadamente, otros misterios van siendo(re) constituidos en la Iglesia, reproduciendo mentalidades y modos de vida patriarcalesque ya haban sido superados por Jess y por el Cristo paulino pos-Damasco...

    La inclusin de los gentiles, como ya haba sido vivenciada y testimoniada en elmovimiento de Jess (Mc 7,24-30; Mt 15,21-28), tena como protagonistas y sujetos a muje-

    5 Acerca de la autora, datacin, contexto histrico y comunitario, ver Schnackenburg (1982, p. 17-34), Comblin (1987, p. 8-24),Foulkes (1984, p. 13-35).

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    res y hombres, en creativos y dinmicos procesos de cambio de mentalidad (tambin deJess!) y de transformacin de vida, pero parece que ahora ha alcanzado otro aterrizaje enese momento: vena de la mano con el proceso de exclusin de las mujeres y de las deci-siones y funciones comunitarias y con la soga de la sumisin al cuello; ellas tambin ten-an que perder la plena ciudadana en la casa-patria de Dios, debido a que eso haca partede la agenda de Ef 4,13 para alcanzar la plena varonilidad (ndra tleion), algo queninguna mujer jams alcanzara...

    Despus de estas consideraciones iniciales fundamentales, vamos a profundizar enel estudio especfico de Ef 3,1-21, donde se encuentra el nfasis mayor acerca del misterioen esta epstola.

    La revelacin del misterio

    Pues conforme una revelacin, me fue dado a conocer el misterio, tal como escrib anterior-mente en resumen (3,3).

    El misterio no es develado como resultado de una reflexin intelectual, ni tampocoespiritual. El conocimiento del misterio viene de una iniciativa divina (l nos hace cono-cer el misterio de su voluntad [...] hace convergir en Cristo, la dispensacin de la plenitudde los tiempos, de todas las cosas, tanto las de los cielos como las de la tierra, 1,9-10).

    De esa forma, hay una ligazn entre 3,3 y 1,9-10 en lo que se refiere al origen de larevelacin del misterio y en la identificacin del misterio a travs de la accin verbal expre-sada en anakafalaisasthai (1,10) = hacer convergir, juntar. A partir de esa accin, podemoshablar del misterio de la inclusin: la reunin de todas las personas que estaban lejos oapartadas. En Cristo todos pasan a ser incluidos en esa nueva comunidad de fe.

    y por qu tal inclusin es considerada un misterio? Por lo menos tres motivos pue-den ser aqu ponderados. Primero, la inclusin en una comunidad de fe, en aquellos dascomo tambin en los nuestros, estaba rodeada de etapas, fases y exigencias ritualistas. Laparticipacin en la comunidad de fe es, de esa forma, misteriosa, pues pasa de las exigen-cias plurales a prcticamente una exigencia singular: la fe en Cristo (3,12.17). En ese senti-do, una de las tareas de la iglesia cristiana contempornea es destruir los muros que fue-ron erigidos a lo largo de los siglos, promotores ms de exclusin que de inclusin. Segun-do, esa reunin de tantos y de tan distintos, dndose un abrazo incluyente, es comn-mente identificada como una llegada del reino de Dios. Si haba indefiniciones o dudassobre las instrucciones del pueblo de Dios frente a las persecuciones y catstrofes experi-mentadas en un tiempo de guerras, de exilios y de preconceptos, la revelacin del miste-rio es, tambin, la revelacin de Dios en tiempos de crisis. Hacer convergir se aplica sola-mente frente a un cuadro de disensin o de dispersin. Tercero, la inclusin tiene en Cristosu centro. Cristo es el gran atractivo. Ms all de eso, a la Iglesia se le ha dado el privile-gio de instrumentalizar la multiforme sabidura de Dios (3,10); las imgenes y metfo-ras que componen el significado de anakafalaisasthai no dejan margen para otra autoridadque dirija tal asistencia de todos. Si consideramos que Efesios era un escrito reciente, pos-terior a la destruccin de Jerusaln en el ao 70, Jerusaln no puede tener ms la capaci-dad de atraer a los dispersos; el templo y el sacerdocio no existen ms para sumar a losperegrinos, a los devotos. Para Efesios, solamente en Cristo puede la convergencia ser pro-movida.

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  • El discernimiento del misterio

    En vista de lo cual, leyendo, podrn entender mi comprensin del misterio de Cristo (3,4).Pablo hace algunas especificaciones: (1) El misterio de la inclusin exista en el pasa-

    do, pero no haba sido revelado. Era un misterio desconocido en una dimensin general,no slo para Israel (los hijos de los hombres). y qued desconocido porque estuvo porsiglos oculto en Dios (3,9; Cf. tambin Col 2,26 y 1Cor 2,7). En sentido estricto, el misteriotodava contina oculto para muchos, pues su revelacin se restringe ahora a los santosapstoles y profetas (3,5). La paradoja existe: el misterio est ya revelado, pero continarestringido. (2) El discernimiento (snsis) toma cuerpo: los gentiles son co-herederos,miembros del mismo cuerpo y copartcipes de la promesa de Dios en Cristo Jess pormedio del evangelio (3,6). Es esa comprensin es que el misterio se traduce en una agre-gacin, en un anexo, en una inclusin que impone aperturas impares a la comunidad cris-tiana. El cristianismo, en la esencia que el misterio revela, es paradjicamente restrictivoen Cristo, y extensivamente abierto a los gentiles.

    La dispensacin del misterio

    Y sacar a la luz cul es la dispensacin del misterio que por los siglos ha estado oculto enDios, creador de todas las cosas (3,9).

    Dispensacin es la oikonoma, vocablo que se sustenta en mltiples semnticas:administracin (en el sentido que el trmino administracin sugiere hoy, Cf. Lc 16,2-4; Ef3,2); el servicio que es realizado para honrar a Dios (1Tim 1,4); administrador (o intenden-te o ecnomo, responsable que guarda algo (Cf. 1Cor 9,17). Sin forzar el texto, la expresinmanifestar la dispensacin del misterio oculto puede ser entendida como el esclarec-imiento de cmo el misterio, antes oculto en Dios, ahora pasa a ser ampliamente conocidopor todos6. La dispensacin del misterio, en ese sentido, sale de la esfera exclusivamentedivina (en ti thei, 3,9) y pasa a la esfera humana (pntas).

    La sustancia del misterio

    A saber, que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, participando igual-mente de la promesa en Cristo Jess mediante el evangelio (3,6).

    La nueva posicin de los gentiles en 3,6 es una extensin de 2,19-22. Los registros delAntiguo Testamento que muestran las relaciones y perspectivas comportamentales de losjudos con relacin a otros pueblos, los gym, tanto los registros pre como los pos-exlicos,presentan un lenguaje recurrente de separacin. La caracterizacin del pueblo judo en suexpresin monotesta est marcada por la exclusin de otras naciones. Expresiones comoabominacin de los gentiles (2Re 16,3; 21,2; 2Cro 28,3; 33,2; 36,14), inmundicia de losgentiles (Esd 6,21), oprobio de los gentiles (Neh 5,9; Ez 34,29), entre los gentiles (Sal18,49), camino de los gentiles (Jer 10,2), dolos de los gentiles (Jer 14,22), como losgentiles (Ez 23,30), tiempo de los gentiles (Ez 30,3), escarnio e insulto de los gentiles(Ez 36,15) son comnmente usadas como contrapunto a la religiosidad, a la tica y a lasposturas requeridas y esperadas de los judos. Las naciones (los gentiles) eran la referen-cia negativa. Parte del preconcepto contra Galilea y sus habitantes era que haba sido,desde los albores, morada de otros pueblos (Cf. Is 9,1; Mt 4,15). El Nuevo Testamento sim-

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    6 Algunos manuscritos tienen pntas como objeto de ftsai. Eso justifica las traducciones y lecturas que traen manifestar atodos.

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    plemente registra ese sentimiento. En diferentes textos neo-testamentarios se percibe queel sentimiento de separacin permea las relaciones interpersonales, y que los gentiles con-tinan siendo referencia negativa: ellos son los que hacen vanas repeticiones en las ora-ciones (Mt 6,7); los gentiles se preocupan indebidamente con las necesidades cotidianas(Mt 6,32); los discpulos de Jess reciben directrices para no tomar el camino de los genti-les (Mt 10,5). Por otro lado, hay varios textos bblicos que documentan la bsqueda de nue-vas perspectivas en las relaciones entre judos y gentiles. Pero tales perspectivas slo rati-fican la posicin que los gentiles ocupaban en la realidad socio-religiosa juda: estabanseparados por un muro erigido a lo largo de los siglos, cuyo derribamiento fue posiblesolamente a partir de una accin divina (2,14). La mencin a ese muro, en Efesios, puedeser entendida en dos perspectivas: o era el muro que separaba el primero del segundorecinto en el templo de Jerusaln, con la inscripcin que impeda a los extranjeros entrarall, bajo pena de muerte (JOSEFO, Ant., p. 336) o, lo ms probable, era que el muro de pie-dras en el templo no exista ms, sino un sentimiento de separacin que persiste ms allde la comunidad juda despus del 70 d.C. Esa realidad de separacin se mantiene peren-toria. Todos los eventos que contribuyeron a la cada de Jerusaln, al fin del sacerdocio y alas nuevas dimensiones de la dispora, fomentaban esta separacin.

    Sin embargo, la separacin tena los das contados. ya para los aos 50 y 60 del sigloprimero, las primeras incursiones de los discpulos(as) en el mundo greco-romano pro-movieron la indeleble realidad llamada misterio por el autor: los gentiles nunca estu-vieron fuera de los planos divinos. En las misiones de Pedro y luego de Pablo, junto avarios otros hombres y mujeres, el liderazgo cristiano, aun siendo mayoritariamentejudaico, tuvo que legislar sobre la presencia de gentiles, no como coadyuvantes, sino comoprominentes en la manifestacin del poder de Dios. Lo que tenemos en Efesios est en unestadio avanzado: los gentiles no slo hacen parte de las prerrogativas espirituales quedurante siglos haban sido vistas como exclusivas de los judos, sino que ellos son absolu-tamente partcipes (co-herederos, miembros del mismo cuerpo y coparticipes de las pro-mesas), no como intrusos secundarios, sino como autnticos.

    De acuerdo con Efesios, histricamente el misterio estuvo por siglos oculto en Dios.El participio perfecto apokekrymmnou sugiere que las consecuencias de ese ocultamientoan estaban presentes y tenan efectos sobre todos. Era, por lo tanto, un momento clave derestablecimiento y revelacin. Esa concepcin de la relacin entre ocultamiento, misterio yDios no era extraa a las comunidades judeo-cristianas (1Cor 2,7), que traducan ese ocul-tamiento como parte de la sabidura (sofia) divina. Por lo tanto, la revelacin del misterioes, de manera concomitante, la revelacin de la propia sabidura de Dios. De esta forma,la sustancia del misterio, es decir la presencia indeleble de los gentiles en los planos divi-nos, es efectivizada con una declaracin directa: la multiforme sabidura de Dios pasa a serconocida por medio de la iglesia como instrumento (3,10). A la iglesia es dada la respon-sabilidad de acabar con el ocultamiento. El adverbio ahora (nn, 3,10) no es un acceso-rio. Se trata de un nuevo tiempo, una nueva propuesta: los efectos del largo ocultamientourgan ser sanados mediante la accin de las comunidades cristianas.

    Para una mejor contextualizacin histrico-social, es necesario observar los trminosautoridad/principado (arch), poder/potestad (exousa), potencia/ poder (dnamis), sober-ana/dominio (kyrits) (1,21; 3,10, Cf. Col 1,16; 2,15). Tradicionalmente son entendidos apartir de alguna controversia con las enseanzas gnsticas (FOULKES, 1984, p. 55) o conlos poderes csmicos (STOTT, 1986, p. 86). Sin embargo, sin eliminar tales posibilidades, eltrmino imperial de la terminologa no puede ser ignorado. Es en el ambiente imperial

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  • romano donde la revelacin de la multiforme sabidura de Dios, en medio del cual el mis-terio de la inclusin es tambin revelado, gana forma y, obviamente, controversia. S, porun lado, las asambleas (ekksai) de los ciudadanos romanos promovan en las ciudades delImperio el derecho y la justicia para sus ciudadanos, ahora, por otro lado, una nueva jus-ticia se sobrepone a la justicia romana, cuya promocin no viene de Roma: las ekksai cris-tianas promovan un nuevo sentido de justicia, de paz, y la formacin de una nueva huma-nidad (2,15; 4,24)7.

    Los efectos del misterio

    El hecho de que los gentiles sean parte integrante y no perifrica de los planes deDios, les proporciona algunas situaciones antes inimaginables:

    Para que l les conceda a ustedes, conforme a las riquezas de su gloria, el ser for-talecidos con el poder dinmico, por su Espritu en la humanidad interior (3,16).El infinitivo pasivo krataithnai (armar, fortalecer) expresa algunas importantesrealidades: Dios es el agente de fortalecimiento. El pasivo divino pone a la per-sona de Dios en el centro de los eventos que hacen referencia a los gentiles. Ladeclaracin por su Espritu confirma lo que la accin verbal ya muestra; el for-talecimiento es con poder dinmico (dnamis), es decir no menos importante queel fortalecimiento dispensado a los dems creyentes (1,19) y al propio autor de laepstola (3,7). El en nosotros (en hymn, 3,20), esfera del poder operante de Dios,comprende tambin a los gentiles; el aoristo sugiere una revigorizacin comple-ta. Esa totalidad es ratificada con la expresin humanidad interior (Cf. Rom7,22; 2Cor 4,16), una posible metfora para corazn (3,17) o mente, o ambas,indicando que esa nueva realidad ocurre en el mbito interior y se refleja pormedio del vivir.

    De manera que Cristo habite por la fe en sus corazones. Tambin ruego quearraigados y cimentados en amor, ustedes sean capaces de comprender contodos(as) los santos(as) cul es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad,y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento, para que sean lle-nos hasta la medida de toda la plenitud de Dios (3,17-19). El juego de palabrases notorio: los gentiles deben estar conectados al amor para tener conocimientodel amor de Cristo. Ese conocimiento (la accin de ginosk) evidencia una parado-ja: el amor de Cristo, cuya dimensin excede la comprensin humana, es precisa-mente el motivo por el cual el misterio fue revelado. y cualquiera que sea ladimensin de la plenitud (plrma) de Dios, los gentiles pasan a disfrutar entera-mente (pn) de ella, en igualdad con todos los santos. Ms de una vez, el Pablode Efesios ratifica el porqu la presencia de los gentiles en medio de los planes deDios debe ser considerada un misterio: los privilegios para los gentiles sonirrestrictos. Se les da a ellos lo mismo que se haba prometido a los judos. Mateohace uso de ese raciocinio en el registro de la parbola contada por Jess, sobre lapaga a los trabajadores de la via: los que llegaron al ltimo recibieron la mismapaga que aquellos que comenzaron a trabajar primero. Dice Jess: yo quiero daral ltimo lo mismo que a ti (Mt 20,14).

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    7 Usaremos nueva humanidad (kains nthrpos) en lugar de nuevo hombre o nueva sociedad para esa reunin que surgede la revelacin del misterio (cf. HOEHNER, 2002, p. 379).

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  • El misterio de la inclusin hoy

    El cristianismo contemporneo, en sus mltiples y heterogneas expresiones en elmundo occidental, enfrenta algunos desafos en la praxis del misterio de la inclusin, exac-tamente en los aspectos textualmente centrales. La dinmica social moderna reivindica esta-dos laicos, donde la privatizacin de la religin es una de sus caractersticas (BERGER, 1985).Tambin, a despecho de la laicizacin, la religin (cristiana) permanece viva y actuante, perobajo nuevas formas, nuevas perspectivas, nuevos fermentos, en lo que se ha dado por llamardislocamiento de lo religioso (MOREIRA, 2008). Frente a esta realidad consideramos:

    1. El misterio de la inclusin posee un aspecto restrictivo, es decir, a travs de Cris-to ocurre la inclusin. Ef 3 destaca que es en Cristo que los gentiles son co-herederos, miembros del mismo cuerpo y partcipes de la promesa (3,6); los pro-psitos de Dios fueron elaborados en Cristo (3,11); la seccin termina de formalitrgica, con el autor expresando su confianza en la manifestacin de la gloria deDios en la iglesia y en Jesucristo, por todas las generaciones, por los siglos de lossiglos (3,21). Considerando toda la epstola, la eficacia de la fuerza del poder deDios es demostrada en Cristo (su resurreccin 1,20), en quien tambin noso-tros recibimos vida (2,5.6). Esa suprema riqueza de la gracia de Dios es autenti-cada en Cristo (2,7); la nueva humanidad es creada en Cristo (2,10); es en Cristoque esa nueva humanidad se aproxima a Dios (2,13); la riqueza de la ddiva deCristo es el patrn para el recibimiento de la gracia de Dios (4,7); la plenitud deCristo es el paradigma para el crecimiento de esa nueva humanidad (4,13); es enCristo que todas las personas son perdonadas (4,32); el amor sacrificial de Cristoes el patrn que debe ser seguido (5,2.25); en el temor a Cristo son construidas lasrelaciones interpersonales (5,21; 6,5.6). Este propuesto electo textual tiene por pro-psito destacar el desafo para el cristianismo contemporneo en lo que se refie-re al dilogo inter-religioso. Adems, en Cristo est directamente relacionadocon una especificacin: por medio del evangelio (3,6). Es decir, el evangelio deJesucristo, respecto del cual el autor se considera portavoz (3,8), es la referenciarestrictiva para las concepciones sobre Cristo. Por lo tanto, dado que este miste-rio de la inclusin es plenamente cristocntrico, el dilogo es posible entre cris-tianos y otras religiones que reivindican sus inclusiones sin Cristo? En Ef 2,12,sin Cristo introduce a la otrora negativa situacin de los gentiles: ellos estabanseparados de la comunidad de Israel y eran extraos a las alianzas de la prome-sa, y no tenan esperanza ni Dios en el mundo. La posible propuesta de flexibi-lizacin de la exigencia en Cristo sufre, de inmediato, la acusacin de desfigu-rar el evangelio que, por definicin y contenido, se trata del evangelio de Cristo(1,13; 3,6.8). La inclusin, sin ser en Cristo, implicara otro(s) medio(s) para lainclusin. Otra propuesta sera que la iglesia se enfocara en la necesaria accincristiana en favor de los necesitados, de la ciudadana, de la justicia. Eso sera ple-namente justificable y de resultados positivos y palpables, pero no se configuraexactamente en las dimensiones de la inclusin descrita en Efesios, pues la luchacontra la miseria, la reivindicacin de la justicia en todos los niveles son accionesque pueden muy bien ser promovidas sin una aura religiosa cristiana. Por lotanto, el misterio de la inclusin se presenta en los das actuales como un genui-no desafo para el dilogo inter-religioso, donde cualquier manifestacin de reli-giosidad e irreligiosidad tiene sus legtimos derechos. No hacer parte de unacomunidad cristiana, es decir no sentirse beneficiado por la inclusin propuesta

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  • por el cristianismo, es una postura que mucha gente ha ejercitado sin traumas.Podemos hasta pensar que el misterio de la inclusin no posee hoy los mismosingredientes de atraccin, aunque en algunos pocos aspectos. Frente a eso, la igle-sia es convocada a mostrar la validez actual de la inclusin para el ser humano,sin relativizar el en Cristo y el por medio del evangelio. En la lectura impe-rial que hacemos de la epstola, el en Cristo antagoniza con en Csar; pormedio del evangelio se contrapone a por medio de las leyes romanas. Lasbases de orden espiritual suplantaban a las del orden social. Roma promova unajusticia social parcial; la inclusin cristiana reivindicaba una justicia plena paratodas las personas. Cuando la promocin de ese tipo de inclusin, que alcanza atodos sin restricciones, ocurre fuera de los lmites cristianos, puede ocurrir aque-llo que el misterio de la inclusin en Efesios defiende en su ncleo: todos tienenaccesos a la justicia de Dios, pues esa nueva humanidad fue creada segn Dios,en justicia y retribucin procedentes de la verdad (4,24). Las personas cristianasdeben continuar con el nfasis en Cristo y por medio del evangelio y, comoun misterio de los tiempos modernos, dar las manos a cualquier otro que pro-mueva la justicia, la paz y que combata la segregacin bajo cualquier pretexto.

    2. El cristianismo en el primer siglo ya se mostraba mltiple y heterogneo. Exist-an ncleos de comportamiento rituales similares, lneas doctrinarias en conso-nancia, pero la heterogeneidad estaba presente, especialmente a partir de lasmisiones petrinas y paulinas en el mundo gentil. Aun as, el autor de Efesios osaafirmar que la iglesia (ekklsa) es el cuerpo de Cristo (1,22.23) y que es por ella quela multiforme sabidura de Dios debe ser conocida (3,10). La gloria de Dios esvista en Cristo, pero tambin est para ser vista en la iglesia (3,21). Es ms undesafo contemporneo cristiano: hacer que los de afuera vean a la iglesia comouna unidad que es traspasada por las diversidades. Es necesario considerar quela heterogeneidad no es una caracterstica negativa per se. Lo negativo es la inha-bilidad de lidiar con lo mltiple. Dado que la heterogeneidad es una de las carac-tersticas de los grupos cristianos, ella acaba proporcionando diferentes oportu-nidades para los diferentes individuos que participan de la inclusin.

    3. Finalmente, sobre la iglesia reposa el desafo y la responsabilidad de la adminis-tracin del misterio de la inclusin, no slo como una propuesta, sino como unarealidad. Una de las consecuencias naturales e inevitables de la revelacin delmisterio fue exactamente la creencia, por parte de los gentiles, de que, de hecho,ellos hacan parte de los planes de Dios en la formacin de esa nueva humanidad.La iglesia pas a recibir hombres, mujeres y nios oriundos(as) de otras tradicio-nes religiosas, pero exigindoles mayores o menores adecuaciones al evangeliode Jesucristo. Renuncia, transformacin, novedad de vida, son elementos presen-tes en el camino, sintticamente denominado en Cristo. La dosis de exigenciasfue un desafo en el siglo primero, y es un amplio desafo en los das actuales.Aunque haya una belleza natural en la revelacin del misterio de la inclusinmediante el evangelio de Jesucristo, que no hace excepcin de personas, esemismo evangelio exige de las personas incluidas adecuaciones a las variacionesy mltiples intensidades que no siempre son aceptables, ni bellas o pacficas. Eldesafo de proponer una inclusin de alcance universal es administrar consabidura y discernimiento la heterogeneidad de la fe, de la creencia, del sentidode la verdad de todas las personas que se perciben contempladas e incluidas.

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  • Referencias

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    COMBLIN, Jos. Epstola aos Efesios. Petrpolis: Vozes; So Leopoldo: Sinodal; So Bernardo doCampo: Imprenta Metodista, 1987.

    FOULKES, Francis. Efesios: introduo e comentrio. Traduccin de Mario Loureiro Redondo. 3. ed.So Paulo: Mundo Cristo; Vida Nova, 1984.

    HOEHNER, Harold W. Ephesians: an exegetical commentary. Grand Rapids: . Academy, 2002.JOSEPHUS, Flavius. Antiquities of the jews. En: JOSEPHUS, Flavius. The complete works of Josephus.

    Traduccin de Willian Whiston. Grand Rapids: Kregel Publications, 1981.MOREIRA, Alberto da Silva. O deslocamento do religioso na sociedade contempornea. Estudos de

    Religio, So Bernardo do Campo, ano XXII, n. 34, p. 70-83, jan. / jun. 2008.SCHNACKENBURG, Rudolf. Der Brief an die Epheser. Zrich, Einsiedeln, Kln: Benzirger Verlag;

    Neukirchen-Vluyn: Neukirchener Verlag, 1982.STOTT, John R. W. A mensagem de Efesios: a nova sociedade de Dios. Traduo de Gordon Chown.

    So Paulo: ABU, 1986.

    Ivoni Richter ReimerEmail: [email protected]

    Darlyson FeitosaEmail: [email protected]

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