Darth Maul - El Cazador en las Tinieblas

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    Star Wars Darth Maul: El Cazador en las Tinieblas Michael Reaves

    Ttulo original: Star Wars. Darth Maul. Shadow Hunter

    Ao: 2001

    Traduccin: Lorenzo F. Daz

    Arte de tapa: David Stevenson

    Digitalizacin: (2006) LorD XiaNRevisin: Darth_Ruine

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    Star Wars Darth Maul: El Cazador en las Tinieblas Michael Reaves

    Darth Maul, despiadado aprendiz del mal, es uno de los legendarios Sith, una ordenque sirve al Lado Oscuro de la Fuerza... Darth Maul, guerrero del terrible Lord Sith,Darth Sidious... Darth Maul, una leyenda nacida de las pesadillas de la historia... en unrelato de intriga y misterio situado justo antes de los acontecimientos de Star Wars.Episodio I. La Amenaza Fantasma.

    Despus de muchas dcadas esperando en las sombras, Darth Sidious da el primer

    paso en su plan para poner a sus pies la Repblica Galctica. Se rene en secreto consus contactos neimoidianos, de la Federacin de Comercio, para disear el bloqueo delplaneta Naboo. Pero un miembro de la delegacin desaparece y Sidious, que nonecesita de su poder para sospechar de una traicin, ordena a su aprendiz, DarthMaul, cazar al traidor.

    En Coruscant, capital de la Repblica, el neimoidiano se mueve con rapidez paravender la informacin secreta al mejor postor. Para Lorn Pavan, un informador delmercado negro, el negocio es demasiado bueno para dejarlo escapar. Pero ahora, ltambin es un objetivo para Darth Maul...

    Mientras, una joven padawan llamada Darsha Assant est a punto de convertirse enJedi. Una misin ser su prueba. Junto a Lorn, por los labernticos pasadizos yalcantarillas del lado oculto de Coruscant, deber escapar del cazador Sith. El ConsejoJedi necesita conocer la informacin secreta.

    El futuro de la Repblica depende de Darsha y Lorn. Pero, cmo podr unapadawan inexperta y un hombre comn, ajeno a los poderosos caminos de la Fuerza,triunfar por encima de uno de los asesinos ms peligrosos de la Galaxia?

    (De las solapas del libro)

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    M I C H A E L R E A V E S

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    Para mi hija Mallory.La Fuerza es grande en ella.

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    AGRADECIMIENTOS

    Plantar en terreno ajeno puede resultar una tareaonerosa, pero en este caso ha sido un placer, y esose debe en gran medida a la ayuda que he recibidode un gran nmero de personas que han ayudado acrear y mantener el cosmos de Star Wars. Debo darlelas gracias a mi editora, Shelly Shapiro, que meconsigui el trabajo; a Sue Rostoni y a todos losdems del rancho Skywalker; a Ron Marz; a BrynneChandler; a Steve Sansweet por su enormemente til

    Star Wars. Enciclopedia; a Steve y Dal Perry; y, porsupuesto, a George Lucas por crear lo que sinninguna duda es la galaxia ms entretenida de todoel universo.

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    Hace mucho ms tiempo,

    en una galaxia muy lejana...

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    Primera parte

    Malas calles

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    Captulo 1

    El espacio es el lugar ideal para esconderse.El carguero neimoidiano Saakak surcaba pesadamente las profundidades

    inexploradas del Espacio Salvaje. Mostraba orgulloso sus colores, con el sistema deinvisibilidad desconectado, sin miedo a ser detectado. All, a prsecs de distancia delCore Galctico y de los sistemas que lo rodeaban, poda esconderse a simple vista.Hasta los neimoidianos, antiguos reyes de la paranoia, se sentan seguros en la vastainfinitud del abismo que separaba el ncleo de uno de los brazos de la espiral.

    Pero ni siquiera en ese lugar podan los lderes de la Federacin de Comercio

    librarse por completo de su tendencia natural al subterfugio. Buscaban trampas yengaos por todas partes, tal y como la joven oruga busca la seguridad y el calor de suceldilla de dormir en la colmena grupal. El Saakak era un buen ejemplo de esto.Aparentaba ser una nave comercial, con su forma en herradura diseada paratransportar enormes cargas, pero, apenas algn enemigo desprevenido se pusiera alalcance de su campo de tiro, se haran visibles el slido blindaje de duracero, lastorretas de caones lser y el sistema de comunicaciones de potencia militar.

    Y para entonces, claro est, ya sera demasiado tarde.Todo estaba silencioso en el puente del Saakak, a excepcin de los pitidos y

    timbres de los diferentes monitores de apoyo vital y el casi inaudible susurro delsistema de filtrado de aire. Haba tres figuras en un lateral del enorme puente de acerotransparente. Vestan los holgados mantos y ropajes de la aristocracia neimoidiana,pero en cuanto apareci una cuarta figura entre ellos, su lenguaje corporal evidenciaba

    deferencia hacia ella, cuando no una actitud claramente servil y humillante.La cuarta figura no estaba realmente con ellos en un sentido fsico. La forma con

    tnica y capucha era un holograma, una imagen tridimensional proyectada desde unpunto desconocido situado a aos-luz de distancia. Pero por muy intangible einmaterial que fuera, dominaba con su presencia a los tres neimoidianos. Entonces,habl con voz seca y ronca, con el tono de alguien acostumbrado a recibir obedienciainstantnea.

    Slo sois tres.A... as es, Lord Sidious dijo tartamudeando el ms alto de los tres, el que

    llevaba la tiara de cresta triple de virrey.Te veo a ti, Gunray, y a tus lacayos Haako y Dofine. Dnde est el cuarto?

    Dnde est Monchar?

    Nute Gunray, virrey de la Federacin, se cogi las manos ante s en lo que era msun intento de impedir frotrselas con nerviosismo que un gesto de splica. Habaesperado que con el tiempo se acostumbrara a tratar con el Seor Sith, pero todavano lo haba conseguido. En vez de eso, estas reuniones con Darth Sidious se haban idovolviendo ms molestas e incmodas a medida que se acercaba la fecha del embargo.Gunray no saba cmo se sentiran sus segundos al mando, Daultay Dofine y RuneHaako pues discutir los propios sentimientos era anatema en la sociedadneimoidiana, pero s saba cmo se senta l tras cada encuentro con el seor Sith.Senta ganas de arrastrarse hasta la sala de nacimiento de su colmena materna y decerrar tras l la escotilla de su cloaca.

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    Y ms en ese momento. Maldito Hath Monchar! Dnde estaba ese condenadoidiota de alga apestosa? A bordo del Saakak, desde luego que no. Haban registrado lanave entera, desde la esfera central a las escotillas de los extremos de los dos brazosde atraque. No slo no haban encontrado por ninguna parte a su virrey delegado, sinoque haban descubierto la falta de una nave exploradora con capacidad parahiperimpulso. Si se sumaban ambos hechos, las posibilidades de que el virrey Gunray

    acabase alimentando una de las granjas de hongos de Neimoidia aumentaban deforma alarmante.La imagen hologrfica de Darth Sidious titil ligeramente, recuperando a

    continuacin su poco estable resolucin. Un problema de transmisin, probablementecausado por la llamarada solar de alguna estrella situada entre ese lugar y elmisterioso mundo del que poda provenir la seal. Y no por primera vez se descubriGunray preguntndose en qu clase de nave o mundo poda estar el Sith de carne yhueso, y tampoco por primera vez apart apresuradamente y con un escalofro esaidea de la cabeza. No quera saber demasiado del aliado que tenan los neimoidianosen su actual empresa. De hecho, le gustara poder olvidar lo poco que ya saba.Colaborar con Darth Sidious era tan seguro como verse atrapado en una cueva deTatooine con un dragn krayt hambriento.

    El rostro encapuchado se volvi para mirarlo directamente.

    Y bien? exigi Sidious.Incluso cuando abra la boca para responder, Gunray saba que mentir sera un acto

    ftil. El Seor Sith era un Maestro de la Fuerza, ese misterioso y penetrante campo deenerga que, al decir de algunos, mantena unida a la galaxia tanto como la gravedad.Puede que Sidious no fuera capaz de leer los pensamientos de los dems, pero desdeluego poda darse cuenta de cundo alguien le menta. Pero incluso sabiendo eso, elneimoidiano tena tanta capacidad para no hablar con disimulas como para impedir quelas glndulas sudorparas de su nuca rezumaran una sustancia oleosa.

    Se ha puesto enfermo, Lord Sidious. Demasiada buena comida. Es... es deconstitucin delicada.

    Tras decir esto, Gunray cerr la boca, manteniendo los labios fuertementeapretados para impedir que temblaran. Se maldijo interiormente. Haba sido una

    prevaricacin tan pattica y evidente que hasta un gamorreano se habra dado cuenta.Se qued esperando a que Sidious ordenase a Haako y Dofine que se rebelaran contral y lo despojasen de su rango y atuendo. Y no le quedaba ninguna duda de que ellosharan precisamente eso. Si hay algn concepto en el lxico galctico difcil decomprender por un neimoidiano se es el de la palabra lealtad.

    Para su sorpresa, Sidious se limit a asentir en vez de dirigirle un chorreo devituperios.

    Ya veo. Muy bien, entonces slo seremos cuatro a discutir las medidas urgentes atomar en caso de fracasar el embargo comercial. Ya se informar a Monchar una vezest recuperado.

    Y el Seor Sith continu hablando, describiendo su plan de ocultar un gran ejrcitosecreto de androides de combate en las bodegas de carga de las naves de loscomerciantes, pero Gunray apenas poda concentrarse en los detalles. Estaba

    sorprendido de que hubiera funcionado su improvisada excusa.Pero el alivio del virrey fue breve. Saba que como mucho slo haba conseguido

    ganar algo de tiempo, y no demasiado. La prxima vez que el holograma de Sidious sematerializara nuevamente en el puente del Saakak, volvera a preguntar porMonchar... y esta vez no aceptara como excusa la enfermedad.

    No tena otra solucin que encontrar a su lugarteniente errante, y cuanto antes.Pero, cmo hacerlo sin despertar las sospechas de Sidious? A veces Gunray sentaque el Seor Sith era capaz de mirar en cada compartimento, nicho y cubculo del

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    carguero, y que estaba al tanto de todo lo que pasaba a bordo, por trivial o pocoimportante que fuera.

    El virrey procur controlarse. Aprovech que la atencin de Sidious estabamomentneamente centrada en Haako y Dofine para deslizarse subrepticiamente unacpsula antiestrs entre los labios. Not cmo sus vainas pulmonares se expandan ycontraan convulsivamente dentro de l, al borde de la hiperventilacin. Un viejo

    adagio defina a los neimoidianos como la nica especie inteligente dotada de unrgano consagrado a la nica tarea de preocuparse. Cuando Nute Gunray not que laansiedad que haba acallado momentneamente amenazaba con volver a acumularseen su saco estomacal, el adagio pareci adquirir un desagradable matiz de realidad.

    Darth Sidious, Seor Sith, concluy sus instrucciones a los neimoidianos e hizo ungesto casual, casi negligente. Al otro lado de la habitacin un interruptor se movidando fin a la transmisin hologrfica. Las titilantes imgenes blanquiazules de losneimoidianos y la seccin del puente de su nave que captaban los transceptoresmultifase se desvanecieron.

    Sidious se qued un momento inmvil en la rejilla de transmisin, en silencio, con la

    mano alzada, meditando en las corrientes y reflujos de la Fuerza. Aqullos con unasensibilidad menor eran ajenos a ella, pero para l era una neblina omnipresente,invisible pero tangible, que se agitaba y mova constantemente a su alrededor. No haypalabras o descripcin alguna que pueda transmitir cmo es su esencia; la nicamanera de comprenderla es experimentndola.

    A lo largo de muchos aos de estudio y meditacin haba aprendido a interpretartodos y cada uno de los movimientos de su incesante flujo, por casual que fueranstos. Pero incluso sin esa habilidad habra podido darse cuenta de que Nute Gunraymenta acerca del paradero de Hath Monchar. Un viejo chiste sobre el virrey lo resumaa la perfeccin:

    Cmo se sabe si un neimoidiano miente?Porque tiene la boca abierta.

    Sidious asinti con la cabeza. No tena ninguna duda sobre la deshonestidad deGunray; la nica incgnita erapor qu. Era una pregunta que deba ser respondida, ypronto. Si bien era cierto que los neimoidianos eran criaturas dbiles, tambin lo eraque hasta las criaturas ms cobardes se incorporan sobre sus cuartos traseros y temuerden si se ven lo bastante motivadas. Estaban conspirando a sus espaldas. Pensarotra cosa era ser irremediablemente ingenuo, y pese a ser muchas las cosas quepodan achacarse a Darth Sidious, la ingenuidad no era una de ellas. Slo poda haceruna cosa, dada la importancia potencial del embargo a Naboo y sus posterioresmaquinaciones econmicas.

    Sidious hizo otro gesto casual. La Fuerza onde en respuesta, y la rejilla detransmisin situada bajo sus pies volvi a brillar. Un holograma de su persona volvi aser enviado al vaco en direccin a otra localizacin remota. Era el momento de hacerentrar en el juego a un mero participante, uno que se haba entrenado y estudiado

    durante aos para llevar a cabo esta clase de tareas. Aquel que compona la otra mitadde la orden Sith. Su protegido, su discpulo, su mirmidn.

    Aquel que Sidious haba bautizado como Darth Maul.

    Los androides de duelo estaban programados para matar.Eran cuatro, de lo mejor de los Duelistas de lite que proporciona Trang Robotics, y

    cada uno con un arma diferente: uno con un estoque de acero, otro con una pesada

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    porra, el tercero con una cadena corta y el ltimo con una pareja de hachas decombate de doble filo tan largas y anchas como el antebrazo de un humano. Estabanprogramados con las habilidades de una docena de Maestros en artes marciales, y susreflejos calibrados a un punto por encima del mximo humano. Su chasis de duraceroera resistente a los lseres. Haban salido de fbrica equipados con inhibidores deconducta que les impedan infligir un golpe de muerte a su contrincante cuando ste

    estaba vencido, pero esas inhibiciones haban sido desconectadas por su nuevopropietario. Cualquier error luchando con ellos poda ser fatal.Darth Maul no cometa errores.El aprendiz Sith estaba parado en medio de la sala de entrenamiento rodeado por

    los cuatro androides. Su respiracin era tranquila, sus latidos lentos y regulares. Eraconsciente de cmo reaccionaba su cuerpo al peligro, y lo controlaba.

    Dos de los androides Estoque y Cadena, los bautiz en silencio estaban dentrode su campo de visin. A los otros dos Porra y Hacha no los vea al estar situados asu espalda. Daba igual; su consciencia de la Fuerza le permita sentir sus movimientoscon la misma claridad que si tuviera ojos en la nuca.

    Alz su arma, el sable lser de doble hoja, y lo conect. Lanzas gemelas de energapura brotaron de l, siseando y chisporroteando en bucles escarlatas que empezaban yterminaban en las dos aperturas de flujo situadas a ambos extremos de la

    empuadura. Cualquier Caballero Jedi poda manejar un sable lser de una sola hoja;slo un Maestro luchador poda usar el arma que dise milenios atrs el legendarioSeor Oscuro Exar Kun. Si no se estaba en perfecta sintona con el arma, sta podaser tan letal para quien la usaba como para su contrincante.

    Estoque se lanz a fondo, la articulacin de su rodilla metlica se dobl hasta casitocar el suelo. La afilada punta brill al dirigirse hacia el corazn del Sith, casidemasiado rpida para que pudiera verse.

    El Lado Oscuro floreci en Darth Maul, su poder vibr en l como un relmpagonegro, engrandeciendo sus aos de entrenamiento, guiando sus reacciones. El tiempopareci ralentizarse, prolongarse.

    Le habra sido fcil cortar en dos la hoja del estoque, ya que pocos metales puedenresistir el filo sin friccin de un sable lser.

    Pero eso no supona ningn reto. Dio un giro hacia la punta, contorsionndose haciael exterior y moviendo las manos horizontalmente a la altura del pecho. La hojaizquierda del sable lser cort el brazo de Estoque. Tanto brazo como arma hicieron unsonoro estruendo al caer al suelo.

    Maul se dej caer sobre la rodilla izquierda, en el momento en que el golpe de Porrallegaba desde su espalda, girando sobre su cabeza, fallando por poco su cuerno dorsal.Sin mirar, guiado por las vibraciones de la Fuerza, ech hacia atrs la hoja derecha yhacia delante la izquierda uno, dos! clavndolas en los compartimentosabdominales tanto de Porra como de Estoque. Las chispas brotaron de los circuitosafectados, y el fluido lubricante salpic el suelo en una enrojecida neblina oleosa.

    Usando la inercia del golpe hacia adelante, Maul se lanz por encima del androideque se derrumbaba ante l, rodando con fluidez sobre el hombro. Se incorpor girandoel sable lser por encima de la cabeza antes de pararse slidamente en la pose de

    ters ksi llamada cabalgando el bantha. Incluso mientras haca ese movimiento,haba una parte de l controlando mentalmente el estado de su cuerpo. Su respiracinera lenta y regular, el ritmo de su pulso apenas haba aumentado dos o tres latidos porminuto de su media en reposo.

    Dos menos, quedaban dos.Cadena atac girando su arma sobre la cabeza como si fuera el propulsor de una

    gironave. Los pesados eslabones se acercaron a Maul, el cual gir sobre el pie derechopara proyectar la pierna izquierda en una poderosa patada lateral, clavando la bota enel pecho blindado del androide y parndolo en seco. Se dej caer en cuclillas, gir el

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    sable lser como si fuera una guadaa y cort limpiamente al androide por las rodillas.ste se derrumb sin sus piernas, mientras Maul volva a girar su arma y asuma lapostura conocida como Rencor Rampante. Al erguirse de la postura acuclillada, golpecon la hoja derecha entre los muslos mecnicos de Cadena, con fuerza, usando losmsculos de las piernas para aumentar el impacto.

    La fuerza del golpe dividi a Cadena desde la entrepierna hasta la coronilla. Se oy

    un chirrido metlico cuando el androide se parti en dos. Sus piernas y pies tocaron elsuelo apenas un instante antes de que cayeran sobre ellas las mitades superiores.El aprendiz Sith se vio baado por el olor acre de los circuitos y el fluido lubricante

    quemndose. Lo que unos segundos antes era una mquina de alta tecnologa enperfecto funcionamiento haba pasado a ser un montn de chatarra apenasreconocible.

    Tres menos, quedaba uno.Hacha atac el flanco izquierdo de Maul, girando sus afiladas cuchillas en

    movimientos defensivos, arriba, abajo, izquierda, derecha, en una cegadora pauta deafilada muerte que aspiraba a coger desprevenido a su contrincante y cortarlo porabajo.

    Maul se permiti un fruncimiento de labios. Presion los controles del sable lser. Elzumbido dej de orse al apagarse los rayos de energa. Se agach, manteniendo la

    mirada fija en el androide mientras dejaba el arma en el suelo y la apartaba con labota.

    Adquiri una postura defensiva, avanzando el pie izquierdo, inclinndose hacia elandroide en cuarenta y cinco grados. Observ el letal y centelleante arabesco de Hachamientras ste se diriga hacia l. Un androide como se no conoca el miedo, peroDarth Maul saba que dejar el arma y enfrentarse a un contrincante vivo con las manosdesnudas aterrorizara a cualquiera que fuera ms listo que un androide de duelo. Elmiedo era un arma tan potente como un sable lser o una pistola de rayos.

    El Lado Oscuro bulla en su interior, buscando cegarlo con odio, pero lo mantuvo araya. Alz una mano abierta a la altura de la oreja, la otra junto a la cadera, despusinvirti las posiciones, observando. Esperando.

    Hacha gan otro medio paso de terreno, cruzando y entrecruzando las cuchillas,

    buscando una abertura.Maul decidi proporcionrsela. Movi la mano izquierda, apartndola del cuerpo,exponiendo el costado a un envite o un corte.

    Hacha vio la abertura y atac, muy rpido, moviendo una de las cuchillas paracortar mientras levantaba la otra como apoyo.

    Maul se dej caer al suelo, rode con el pie izquierdo el tobillo del androide y tir del mientras usaba el otro pie para golpearlo con fuerza en el muslo. Cay hacia atrs,incapaz de mantener el equilibrio, y golpe el suelo. Maul dio un salto, girfrontalmente en el aire, y aterriz en la cabeza del androide, hundiendo en ella lostacones de sus botas. El crneo de metal cruji y se hundi. Sus luces centellearon ylos fotorreceptores acorazados se rompieron.

    Maul volvi a saltar hacia adelante, girando en el aire para asumir la posicinfrrderi, listo para saltar en cualquier direccin.

    Pero no era necesario; haba acabado con los cuatro. Un tcnico dedicara variosdas a reparar a Porra, Hacha y Estoque. Cadena haba quedado irreparable, slopodran reciclarse sus piezas.

    Darth Maul solt aire, relaj la pose y asinti. El ritmo de su corazn se habaacelerado, como mucho, en cinco latidos por encima de lo normal. En su frente habaun ligero brillo de sudor, pero aparte de eso tena la piel seca. Quiz habantranscurrido unos sesenta segundos del principio al final del duelo. Maul frunciligeramente el ceo. Ni de lejos era su mejor actuacin. Una cosa era enfrentarse aunos androides y derrotarlos, y otra hacerlo con los Jedi.

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    Tendra que hacerlo mejor.Recogi el sable lser y se lo colg del cinto. A continuacin, y aprovechando que ya

    haba calentado los msculos, se dispuso a practicar sus ejercicios de lucha.Apenas haba recorrido unos metros cuando lo detuvo un resplandor familiar en el

    aire situado delante de l. Maul pos una rodilla en el suelo e inclin la cabeza antes deque la figura encapuchada tuviera tiempo de solidificarse.

    Maestro dijo, qu deseas de tu siervo?El Seor Sith mir a su aprendiz.Estoy complacido por la manera en que llevaste a cabo la misin del Sol Negro.

    Esa organizacin tardar aos en reconformarse.Maul asinti ligeramente en agradecimiento. Esas alabanzas indirectas era el mayor

    reconocimiento a su trabajo que reciba, y aun as las reciba raras veces. Pero lasalabanzas carecan de importancia, ni siquiera procediendo de Sidious. Lo nico queimportaba era servir a su Maestro.

    Tengo preparada otra tarea para ti.Todo lo que desee mi Maestro, se har.Ha desaparecido Hath Monchar, uno de los cuatro neimoidianos con los que trato.

    Sospecho de una traicin. Encuntralo. Asegrate de que no ha hablado con nadie delembargo que estamos preparando. Si lo ha hecho, mtalo, y haz lo mismo con todo

    aquel con el que haya hablado.La imagen hologrfica se desvaneci. Maul se incorpor y se dirigi a la puerta. Su

    paso era firme, sus ademanes seguros. Cualquier otro, incluso un Jedi, habraprotestado diciendo que era una misin imposible. Despus de todo, vivan en unagalaxia muy grande. Pero el fracaso no era una opcin para Darth Maul. Ni siquiera eraun concepto.

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    Captulo 2

    Coruscant.Un nombre que evocaba la misma imagen en la mente de casi todos los seres

    civilizados de la galaxia. Coruscant: luminoso centro del universo, blanco de lasmiradas de todos los mundos habitados, corona enjoyada de los sistemas del Core.Coruscant, escao gubernamental de la mirada de mundos que componen la galaxia.Coruscant, eptome de la cultura y el conocimiento, sntesis de un milln decivilizaciones diferentes.

    Coruscant.

    Slo viendo el planeta desde su rbita poda apreciarse por completo la enormidadde su creacin. Prcticamente toda su masa terrestre, que abarcaba casi toda susuperficie, al haberse secado o desviado sus mares y ocanos mil generaciones antesmediante enormes cavernas subterrneas, estaba cubierta por una metrpoli demltiples niveles compuesta por torres, mnadas, ziggurats, palazzos, cpulas yminaretes. Durante el da, el interminable paisaje de la ciudad estaba prcticamentetapado por sus mltiples niveles de trfico y las miles de naves que entraban y salande su atmsfera, pero por la noche se mostraba en todo su esplendor, haciendopalidecer hasta a la espectacular nebulosa y los racimos globulares del cercano CoreGalctico. El planeta irradiaba tanta energa que ya hara mucho tiempo que lacreciente degeneracin atmosfrica la habra convertido en una roca sin vida, de nomediar los miles de purificadores de CO2 estratgicamente situados en la capa superiorde la atmsfera.

    Un interminable anillo de titnicos rascacielos cean a Coruscant por su ecuador,alguno de ellos tan alto que atravesaban las capas superiores de la atmsfera. Portodo el planeta podan encontrarse estructuras similares, aunque ms pequeas. Yeran esos enrarecidos niveles superiores, tan limpios como espaciosos, los queconformaban el concepto que tena la mayora de la gente de la capital galctica.

    Pero toda visin de belleza y riqueza, por grandiosa que sea, debe basarse en algo yen alguna parte. A lo largo del anillo ecuatorial, por debajo del estrato de trfico areoms inferior, bajo los iluminados rascacielos y las brillantes fachadas, se hallaba otroaspecto de Coruscant. Un lugar al que nunca llegaba la luz del sol, y la interminablenoche de la ciudad slo estaba iluminada por titilantes holoproyecciones de nen queanunciaban atracciones de baja estofa y negocios turbios. Los oscuros rinconesestaban infestados por cucarachas araa y enormes ratas blindadas, y en las vigas de

    edificios abandonados anidaban halcones murcilago con alas de una envergadura quellegaba al metro y medio. ste era el bajo vientre de Coruscant, ni visto ni admitidopor los ricos, y donde slo se encontraba a los repudiados y los condenados.

    sta era la parte de Coruscant que Lorn Pavan consideraba su hogar.

    El lugar de encuentro lo haba sugerido el toydariano; era un edificio mugriento alfinal de un callejn sin salida. Para poder entrar en l, Lorn y su androide, I-Cinco,

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    tuvieron que pasar por encima de un rodiano que dorma sobre un montn de andrajossituado junto al quicio de la entrada.

    Siempre me he preguntado si toda tu clientela est suscrita al mismo servicio dijo el androide de protocolo al entrar, se que proporciona una lista de los lugaresdonde citarse ms desagradables y de peor reputacin de la galaxia.

    Lorn no respondi. l mismo se lo haba preguntado en alguna ocasin.

    Dentro haba un pequeo vestbulo, ocupando la mayor parte de su espacio unacabina de plastiacero amarillento. En la cabina haba un macho humano calvorecostado en una silla que se adaptaba a la forma de su cuerpo. Cuando entraron, alz6la mirada sin mostrar curiosidad.

    La cabina cinco est libre gru, sealando con el pulgar a una de las puertasque se alineaban en el vestbulo circular, y mirando a I-Cinco antes de hablar. Uncrdito por cada media hora. Si el androide se mete dentro, tendr que firmar unimpreso de consentimiento.

    Venimos a ver a Zippa le dijo Lorn.El propietario volvi a mirarlos, cambi de postura y apret un botn con un dedo

    mugriento.Cabina nueve dijo.La holocabina era todava ms pequea que el vestbulo, lo cual implicaba que

    apenas era lo bastante grande para contener a los cuatro que ahora se amontonabanen ella. Lorn y el androide se pararon junto al sof circular situado ante la placatransmisora. Zippa flotaba un poco por encima de la placa, el sonido de su rpido batirde alas proporcionaba un constante zumbido de fondo. La escasa luz oscureca sumoteada piel azul hasta darle un poco saludable tono prpura negruzco.

    Detrs de l haba otra forma mucho ms grande. Lorn se dio cuenta de que no erahumana, pero la luz escaseaba demasiado para poder adivinar su especie. Dese queZippa dejase de flotar; fuera cual fuera el ser situado tras l, apestaba como un botede silage a medioda, y la brisa generada por las alas de Zippa no aliviaba mucho elolor. Resultaba obvio que tampoco ste se haba molestado ltimamente en baarse,pero por fortuna el olor corporal del toydariano no resultaba ofensivo; de hechorecordaba a la dulcespecia.

    Lorn Pavan dijo ste con voz que de algn modo sonaba a esttica, como siestuviera algo desintonizada. Me alegro de volver a verte, amigo mo. Ha pasadomucho tiempo.

    Yo tambin me alegro de verte, Zippa replic Lorn, pensando en la capacidaddel viejo truhn. Nadie poda simular la sinceridad mejor que l. La verdad es que lomejor que poda decirse de l era que nunca te clavara un pual por la espalda a noser que eso le resultara completamente... oportuno.

    Zippa vari ligeramente el ngulo de sus alas, rotando hacia un lado mientrassealaba a la masa en sombras del rincn.

    ste es Bilk, un... asociado.Bilk avanz un poco, y Lorn pudo verle lo bastante como para reconocerlo como

    gamorreano. Eso explicaba la peste.Encantado de conocerte, Bilk coment, haciendo un gesto en direccin a su

    compaero. ste es mi socio, I-Cinco-YQ. I-Cinco para abreviar.Encantado dijo el androide. Si no le importa, desconectar mis sensores

    olfativos antes de que se sobrecarguen.Vaya, vaya! coment Zippa, mirando al androide con ojos bulbosos. Un

    androide con sentido del humor! Me gusta. Quieres venderlo? El toydariano seacerc ms a l, elevndose un poco para evaluar mejor la vala de I-Cinco. Parecemuy bien ensamblado. Eso son cables powerbus Cybot G7? Hace aos que no los veo.Aun as, igual vale algo como curiosidad. Te doy cincuenta crditos por l.

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    Lorn dio una patada al servomotor inferior izquierdo de I-Cinco antes de quepudiera proferir una protesta indignada.

    Gracias por la oferta, pero I-Cinco no es de mi propiedad. Somos socios en elnegocio.

    Zippa mir a Lorn antes de romper a rer jadeante.Tienes un extrao sentido del humor, Lorn. Nunca s cundo ests de broma. Aun

    as, sigues gustndome.De pronto, Bilk entrecerr los ojillos y su garganta profiri un gruido, inclinndosetruculento hacia el androide. Lorn supuso que probablemente acababa de darse cuentaque el comentario haba sido un insulto. Los gamorreanos no eran la especie msinteligente de la galaxia, y con mucha diferencia.

    Zippa se situ ante su enorme guardaespaldas.Tranquilo, Bilk. Aqu somos todos amigos dijo, antes de volverse hacia Lorn, y

    buscar con sus nudosos dedos en un morral del que sac un cubo de cristal grandecomo la palma de su mano, que brill rojizo en la semioscuridad de la cabina. stees tu da de suerte, amigo mo. Lo que tengo aqu es un autntico holocrn Jedi,cronodatado con toda fiabilidad en una antigedad de cinco mil aos. Este cubocontiene secretos de los antiguos Caballeros Jedi. Lo mantuvo a la altura de los ojosde Lorn. Estars de acuerdo en que no hay precio demasiado grande para un

    artefacto como ste. Pero, a pesar de ello, lo nico que pido son unos tristes veinte milcrditos.

    Lorn no hizo ningn intento de tocar el objeto que le enseaba el perista.Es muy interesante, y un precio muy bueno. Sies lo que dices que es.Nifft! Dudas de mi palabra? repuso Zippa en tono ofendido.Bilk gru e hizo crujir los nudillos de una mano contra la palma de la otra. Hizo un

    sonido de huesos rompindose.No, claro que no. Estoy seguro de que crees que lo que dices es cierto. Pero hay

    muchos vendedores sin escrpulos en el mundo, y hasta alguien con tu experta vistapuede llegar a ser engaado. Lo nico que pido es alguna prueba emprica.

    El perista retorci el hocico para formar una sonrisa, exponiendo unos dientessalpicados con los restos de su ltima comida.

    Y cmo propones que obtengamos esa prueba? Un holocrn Jedi slo puede seractivado por alguien que sepa usar la Fuerza. Hay algo que no me has dicho, Lorn?Acaso eres un Jedi de tapadillo?

    Lorn sinti que una sombra fra le invada. Dio un paso adelante y agarr a Zippapor el chaleco de piel de fleek, tirando hacia s del sorprendido toydariano. Bilk gru yse lanz hacia Lorn, para pararse en seco cuando un rayo lser delgado como uncabello le chamusc el cuero cabelludo entre los cuernos.

    Clmate dijo tranquilamente I-Cinco, bajando el dedo ndice del que hababrotado el rayo, y no tendr que mostrarte las dems modificaciones especiales queme hice instalar.

    Ignorando el enfrentamiento entre el androide y el gamorreano, Lorn habl en vozbaja a Zippa.

    S que eso lo has dicho pretendiendo que fuera una broma, y por eso voy a

    dejarte vivir. Pero no vuelvas a decirme nunca, nunca, algo parecido.Mir fijamente a los saltones y acuosos ojos del toydariano un momento ms, y lo

    solt.Zippa se apresur a situarse detrs de Bilk, batiendo las alas con ms fuerza que

    antes. Lorn pudo ver que se tragaba la sorpresa y la rabia que sin ninguna duda sentamientras se alisaba las arrugas del chaleco. Lorn se maldijo interiormente; saba queera un error dejarse dominar por su genio. Necesitaba el trato; no poda permitirse elenemistarse con el perista. Pero su comentario le haba pillado por sorpresa.

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    Parece que he tocado un nervio dijo Zippa. No haba soltado el holocrn duranteel altercado y volvi a metrselo en el morral del cinturn. No saba que trataba conalguien tan... temperamental. Quiz deba buscarme otro comprador.

    Quiz. Y quiz deba coger el cubo y pagarte lo que vale, que supongo no ser msde cinco mil crditos.

    Vio cmo a Zippa se le enrojecan sus cavernosas fosas nasales. No saba resistirse

    a un regateo, aunque fuera con alguien que le haba puesto las manos encima.Cinco mil? Pfah! Primero me atacas, y despus me insultas! Veinte mil es sujusto precio. Pero es obvio que has tenido alguna mala experiencia con los Jedi coment, frotndose su velluda y casi inexistente barbilla. Me mueve la compasin.As que, en vistas de esa pasada tragedia tuya, quiz puedas convencerme de bajar miprecio a dieciocho mil, ni un decicrdito menos.

    Y a m me mueven los remordimientos por mi conducta. En gesto de disculpa,aumentar mi oferta a ocho mil. Tmalo o djalo.

    Quince mil. Y con ello slo me perjudico.Diez mil.Doce repuso Zippa, recostndose en el aire y cruzando sus esquelticos brazos

    en gesto de conclusin.Hecho.

    Estaba dispuesto a subir hasta los quince, pero no haba motivo para que Zippa losupiera. Sac de un compartimento del cinturn un grueso fajo de crditos de larepblica y empez a contarlos. La mayora de las transacciones de los nivelessuperiores se llevaban a cabo mediante chips de crdito electrnicos, pero poca genteusaba abajo los chips. El perista volvi a sacar el holocrn y se lo entreg a sucomprador al mismo tiempo que ste le entregaba los billetes.

    Lorn acept el cubo.Bueno. Ha sido un placer tratar...Dej la frase a medias cuando vio que Bilk apuntaba con una pistola lser a la

    entrada de recarga de I-Cinco. Zippa, con una sonrisa decididamente desagradable,flot hacia adelante, cogiendo de la mano de Lorn el holocrn y los crditos restantes.

    Me temo que, en este caso, el placer es todo mo dijo el toydariano mientras sus

    dos clientes alzaban las manos. A continuacin, dej de sonrer para proferir lassiguientes palabras con un siniestro siseo. Nadie me amenaza y vive para contarlo.Su mano de tres dedos pas ante la placa del sensor y se abri la puerta de lacabina. Le dir al propietario que la cabina nueve necesita una limpieza extra. Dateprisa, Bilk. Quiero encontrar otro comprador para este objeto.

    La puerta de la cabina se cerr al salir Zippa, dejando dentro al gamorreano. Eraimposible saber si su hocico de cerdo sonrea o no, pero Lorn estaba seguro de ello.

    A dnde va a ir a parar la galaxia cuando uno no puede ni fiarse de un peristatoydariano? coment a I-Cinco.

    Es una desgracia. Me dan ganas de... gritar.Lorn segua teniendo las manos levantadas e insert rpidamente en las orejas sus

    dedos ndices todo lo profundamente que pudo, mientras el vocabulator de I-Cincoemita un ensordecedor chirrido de alta frecuencia. El volumen resultaba terriblemente

    doloroso incluso con los odos tapados. Bilk, desprevenido, reaccion tal y como habansupuesto que hara: aull de dolor y se llev las manos a los odos en un gesto reflejo,dejando caer la pistola lser.

    I-Cinco interrumpi el grito, cogi el arma antes de que tocase el suelo y unsegundo despus la apuntaba contra Bilk. O el gamorreano no se dio cuenta o estabademasiado enfurecido como para importarle. Se lanz rugiendo contra los dos amigos.

    El rayo de partculas atraves la placa blindada del pecho de Bilk, abrindose paso atravs de varios rganos internos y saliendo entre los omplatos. El intenso calor delrayo cauteriz la herida al instante, deteniendo cualquier hemorragia visible, aunque

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    eso le import poco a Bilk. Cay al suelo como un saco de carne, que era bsicamenteen lo que se haba convertido.

    Lorn agit la mano ante la placa de salida y la puerta volvi a abrirse.Vamos... Antes de que Zippa se aleje! grit al androide mientras cargaba por el

    vestbulo. El propietario apenas les mir cuando pasaron ante l.Salieron a la escasa luz del callejn sin salida, llevando Lorn la pistola que le haba

    lanzado I-Cinco. Pero no haba seales de Zippa. Sin duda haba odo el grito de I-Cinco, adivinado el probable destino de Bilk, y dejado que sus alas le apartaran de lavista todo lo rpido que les fuera posible.

    Lorn dio un puetazo a la pared llena de graffitis.Genial gimi. Ha sido genial. Hemos perdido quince mil crditos y el cubo. Y

    ya tena a alguien apalabrado para pagarme cincuenta mil por un holocrn autntico.Puede que de no haber cometido esa pequea torpeza... Lorn se volvi para

    mirar a I-Cinco, el cual continu hablando. Pero puede que ste no sea el momentoms apropiado para discutirlo.

    Lorn aspir profundamente, dejando salir el aire con lentitud. Anocheca conrapidez.

    Vamos. Ser mejor que salgamos de este sector antes de que nos encuentren losraptores. Sera la manera perfecta de acabar el da.

    Bueno. Era un autntico holocrn Jedi? pregunt I-Cinco cuando empezaron aandar.

    No tuve ocasin de examinarlo de cerca, pero esos grabados cuneiformesapuntaban a que era algo ms raro an. Creo que era un holocrn Sith.

    Lorn neg disgustado con la cabeza, disgustado sobre todo consigo mismo. Sabaque I-Cinco tena razn, que su estallido de rabia debi precipitar la traicin de Zippa.Ya haba tratado antes con el toydariano y nunca le haba traicionado. Estpido,estpido, estpido!

    Pero no tena sentido castigarse as. Se haba quedado sin crditos, y estaba en unazona de Coruscant donde no convena estar sin recursos. Necesitaba un negocio, y lonecesitaba pronto, o probablemente acabara tan muerto como Bilk.

    No era una idea reconfortante.

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    Captulo 3

    Darsha Assant estaba ante el Consejo Jedi. Haba soado con ese gloriosomomento desde que empez su entrenamiento de padawan. El mundo contenido entrelas paredes del Templo Jedi haba sido, a todos los efectos y propsitos, su nicomundo. Durante todos esos aos haba estudiado, haba practicado formas de luchacon armas y cuerpo a cuerpo, se haba sentado en meditacin durante horasinterminables y, lo que en muchos sentidos era la tarea ms difcil, haba aprendido asentir y manipular, en pequeo grado, el poder de la Fuerza.

    Y por fin estaba a punto de alcanzar la culminacin de su entrenamiento. Estaba en

    la cmara ms alta de la espiral conocida como Consejo Jedi, y desde all tena unaespectacular vista de la ciudad planetaria perdindose en el horizonte en todasdirecciones. Los miembros del Consejo estaban sentados en doce sillas dispuestas a lolargo de todo el permetro circular. Pese a haberlos visto en raras ocasiones a lo largode su entrenamiento, de hecho, sta era slo la cuarta vez que estaba en la Sala delConsejo, sus estudios le haban permitido conocer muy bien sus nombres e historias.Adi Gallia. Plo Koon. Eeth Koth. El anciano y venerable Yoda. Y, por supuesto, MaceWindu, un veterano miembro del Consejo. Darsha se senta algo ms que nerviosa porestar en presencia de tan augusta compaa.

    Al menos no estaba sola ante ellos. Tras ella, y un poco a un lado, se encontraba sumentor, Anoon Bondara. El Maestro Bondara ejemplificaba aquello en lo que Darshaesperaba llegar a convertirse algn da. El Maestro Jedi twilek viva en la Fuerza. Pesea estar siempre calmado y complaciente como un estanque de ignotas profundidades,

    era uno de los mejores luchadores de la orden. Su habilidad con el sable lser no tenarival. Darsha esperaba poder alcanzar algn da aunque slo fuera la dcima parte dela habilidad de Anoon Bondara.

    Darsha haba entrado en la orden a la edad de dos aos y, al igual que la mayorade sus compaeros, careca de recuerdos de otro sitio que no fueran los enclaustradospasillos y cmaras del Templo. El Maestro Bondara haba sido su padre y Maestrodesde que tena memoria. Le costaba concebir una vida de la que no fuera parte sumentor Jedi.

    Pero, en ese momento estaba dando un gran paso hacia ese tipo de vida. Pues iba arecibir la ltima misin de su entrenamiento de padawan. Si la completaba con xito,se la considerara digna de asumir el manto de un Caballero Jedi.

    Segua costndole creerlo. Era una hurfana del planeta Alderaan a cargo del Estado

    cuando el Maestro Bondara se cruz con ella en uno de sus viajes. Le haban dicho queincluso siendo muy nia evidenciaba una fuerte relacin con la Fuerza, y que se lahaba llevado a Coruscant esperando que pudiera cualificarse para el entrenamiento.Era consciente de que haba tenido una suerte extraordinaria. Como hurfana criadapor el Estado, su mejor salida habra sido algn oscuro y mediocre trabajogubernamental. De no haberla descubierto alguien que reconoci su potencial, habrasido uno ms de los incontables obreros de departamento necesarios para elfuncionamiento fluido de un gobierno planetario.

    Pero en ese momento, estaba a punto de convertirse en un Jedi! Iba a ser miembrode la antigua orden de protectores, uno de los Guardianes de la Libertad y la justicia

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    en la galaxia! Incluso entonces, tras tantos aos de preparacin, apenas poda creerque fuera a suceder de verdad...

    Padawan Assant.El Maestro Windu le hablaba. La meliflua voz del humano de ojos oscuros tena un

    tono tranquilo, pero su poder pareca llenar la enorme sala. Darsha respirprofundamente, buscando que la Fuerza la calmara y tranquilizara. Desde luego no era

    momento de aparentar nerviosismo.El Maestro Jedi no perdi el tiempo en nimiedades.Debers ir sola a la zona del sector Zi-Kree conocida como el Pasillo Carmes, a un

    piso franco donde se tiene bajo custodia a un antiguo miembro de Sol Negro. Va arecibir la proteccin del Consejo a cambio de informacin referente a una recientealteracin en los escalafones superiores de esa organizacin criminal. Tu trabajo sertraerlo al Templo con vida.

    Darsha arda de impaciencia, pero saba que sera inapropiado mostrarlo. Hizo unaligera inclinacin.

    Entendido, Maestro Windu. No fallar.Era evidente que no haba tenido un xito completo en mantener la ecuanimidad,

    porque vio que una ligera sonrisa asomaba a los labios del veterano miembro. Bueno,que as fuera, no era ningn crimen mostrar demasiado entusiasmo. Mace Windu alz

    una mano en gesto de despedida. Darsha dio media vuelta y dej el crculo, seguida deAnoon Bondara.

    Una vez se cerraron las puertas, deslizndose en silencio tras ella, se volvi paraenfrentarse a su mentor. La pregunta que afloraba a sus labios sobre cundo podrainiciar su misin qued sin formularse cuando vio la mirada de preocupacin que sepintaba en los ojos del Maestro Bondara.

    Qu sucede, Maestro?Por un momento estuvo segura de que la mirada del Maestro twilek era de

    decepcin, que ella haba dicho o hecho algo ante el Consejo que la deshonraba a ellay a su mentor. El miedo la atraves como si fuera el temible filo de un sable lser. Perolas primeras palabras del Jedi le quitaron esa preocupacin.

    Es una misin muy... ardua. Me sorprende que el Maestro Windu haya elegido

    esta prueba en particular.Dudas de mi habilidad para llevarla a cabo?La idea de que su mentor no tuviera fe en ella la preocupaba ms an que la

    posibilidad de haberse avergonzado ante el Consejo sin saberlo.El Maestro Jedi titube un momento antes de mirarla francamente a los ojos y

    sonrerle.Siempre te he enseado a ser honesta con tus sentimientos, pues son el camino

    ms seguro al conocimiento, tanto de ti misma como de la Fuerza. Por tanto, yo nopuedo dejar de ser igualmente honesto. Tu prueba exige que vayas sola, y mepreocupa que la misin pueda resultar demasiado difcil y peligrosa. El Pasillo Carmesest lleno de bandas, criminales, depredadores callejeros y otros peligros. Y ya se hanllevado a cabo varios atentados contra la vida de ese miembro del Sol Negro. Ellekku del twilek se retorci de un modo que Darsha haba llegado a relacionar con un

    fatalista encogimiento de hombros. Pero la decisin del Consejo es definitiva, ydebemos aceptarla. Puedes estar segura de que mi preocupacin no refleja en nada loque opino de tus habilidades; achcala a las inquietudes y recelos de una edadavanzada. Estoy seguro de que te portars bien. Y ahora, vamos, debemos preparar tupartida.

    Darsha sigui a su mentor cuando ste se movi pasillo abajo en direccin alturboascensor. Las palabras del Maestro Bondara haban apagado ligeramente suentusiasmo. Y si tena razn? Y si era una misin demasiado peligrosa? Haba odohistorias sobre los peligros del tristemente famoso Pasillo Carmes, y sa sera la

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    primera vez que actuara sola, sin tener de refuerzo al Maestro Bondara o a otropadawan. Podra hacerlo?

    Ech atrs los hombros. Por supuesto que podra hacerlo! Era una Jedi, o lo seraen cuanto completase la misin. Mace Windu debi considerarla capaz de ello, o no sela habra asignado. Como sola decir el Maestro Qui-Gon Jinn, otro de sus tutores, tenaque confiar en la Fuerza viviente. No iba a enfrentarse sola al peligro; tendra a la

    Fuerza consigo. No le hara invulnerable, pero le daba una ventaja de la que carecanotros. Con la Fuerza poda hacer cosas que la mayora de la gente considerara casimilagrosas: saltar al doble de su altura en un campo de gravedad uno, disminuir suritmo de descenso en una cada, y hasta mover objetos telequinticamente a unadocena de metros o ms. Y tambin ocultarse en su esencia, escondindose a simplevista, por as decirlo.

    Cierto, su capacidad para hacer esas cosas no estaba al mismo nivel que su mentor,pero siempre estara mejor yendo con la Fuerza que sin ella, eso seguro. No fallara.Llevara a cabo su misin, y el ttulo de Caballero Jedi le estara esperando en cuantovolviera al Templo.

    El Infiltrador sali del hiperespacio en el interior del sistema de Coruscant ycontinu navegando a velocidad subluz en direccin al mundo capital. Darth Maulmantuvo la nave invisible, aunque la hara visible al acercarse a su destino, ya que elcampo de invisibilidad consuma demasiada energa. Su amo y seor le habaproporcionado las coordenadas y el cdigo de entrada, por lo que podra atravesar sinproblemas la red de seguridad orbital y aterrizar en cualquier espaciopuerto delplaneta. Aun as, cuanto menos se hiciera notar, mejor. No quera que ni una nicaceja se alzase inquisitiva al ver al Infiltradorparado en su parcela de aterrizaje.

    Haca poco que Lord Sidious le haba proporcionado esa nave y an se estabaacostumbrando a ella. Se manejaba bien y con facilidad. Se acerc a Coruscant por elpolo sur. No le preocupaba ser visto, aunque fuera a un planeta con el sistemadetector ms sofisticado y de mayor alcance de todos los mundos de la galaxia. El

    Infiltradorposea los ltimos adelantos en sistemas de invisibilidad de cristales stygiumy unos amortiguadores en el reactor capaces de confundir hasta a la rejilla de alarmade Coruscant.

    Eligi como lugar de aterrizaje una pista en el tejado de una mnada abandonadaen una zona de la ciudad que iba a ser demolida y reconstruida. Dej activado elescudo de invisibilidad y sac la motojet por la escotilla de carga. La motojet era unmodelo desprovisto de adornos, diseada para mxima velocidad y maniobrabilidad.Maul continu en ella su viaje por la ciudad.

    Lord Sidious haba descubierto que Hath Monchar tena un apartamento en unaparte elegante de Coruscant situada a varios kilmetros al sur de las montaasManarai. Maul no conoca la direccin exacta, pero eso no importaba. Encontrara alneimoidiano desaparecido aunque tuviera que registrar toda la ciudad planetaria.

    Le resultaba imposible concebir un tiempo en que no hubiera estado al servicio de

    Darth Sidious. Saba que era originario de un mundo llamado Iridonia, pero saber esoera como saber que los tomos que componan su cuerpo haban nacido en los hornosgalcticos primordiales donde se forjaron las estrellas. Ese conocimiento erainteresante de una forma remota y acadmica, pero slo eso. No tena ningn intersen descubrir algo ms sobre su pasado o su mundo natal. En lo que a l se refera suvida empezaba con Lord Sidious. Y si su Maestro le ordenaba acabar con esa vida,acatara esa orden sin discutirla.

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    Pero eso era algo que no pasara mientras sirviera a Lord Sidious, utilizando sushabilidades al mximo. Y eso lo hara siempre, por supuesto. No poda ni concebir queexistiera alguna situacin o circunstancia que pudiera impedrselo.

    Tras l son dbilmente el gemido de una sirena. Mir por encima del hombro y vioque estaba siendo perseguido por un androide polica montado en una deslizadorasemejante a la suya. No le sorprendi; saba que, debido a su rumbo y velocidad,

    haba infringido varias normas de trfico. Como saba que no haba modo de que elandroide fuera a alcanzarle.Puso la motojet a mxima velocidad, metindose en el laberinto de ferrocreto a una

    altura situada entre dos niveles de trfico areo. La deslizadora no tena sistema deinvisibilidad, pero eso no importaba; su velocidad y su control eran ms que suficientespara dejar atrs al androide perseguidor. Saba que ste ya estara hablando por radio,pidiendo refuerzos para rodearlo y obligarle a parar.

    No poda dejar que pasase eso.Haba un hueco en el nivel de trfico situado debajo de l, as que alter el ngulo

    de vuelo de la deslizadora para lanzarse a travs de l, bajando varios pisos hastaatravesar una capa de niebla que flotaba a unos treinta metros del suelo. Porsupuesto, todava podan localizarlo, pero saba que mientras no pusiera en peligrootras vidas aparte de la suya, no sera considerado objetivo prioritario. Adems, ya

    casi haba alcanzado su destino.Lleg sin ms incidentes y aparc la motojet en uno de los aparcamientos locales,

    pagando por adelantado por todo el da. A continuacin se subi a una acera que lellev hasta una de las muchas oficinas del Despacho de Aduanas de Coruscant.

    Not en varias ocasiones que la gente le miraba; su aspecto era capaz de llamar laatencin hasta en un planeta tan cosmopolita como se. Requerira una concentracinconsiderable usar la Fuerza para cegar a esas multitudes de su presencia, aunquepoda hacerse. Pero ya no era importante que le viera alguien. Si todo iba segn elplan, saldra de all con la misin completada antes de que hubiera transcurrido el da.

    Slo tena una ventaja a su favor, y es que pese a hallarse en el planeta quealbergaba la mayor variedad de razas y especies aliengenas de la galaxia, losneimoidianos no abundaban en l debido a las recientes tensiones entre la Repblica y

    la Federacin de Comercio. Entr en el imponente edificio del Despacho de Aduanas yse dirigi a una terminal del banco de datos. Empleando una contrasea que le habaproporcionado su seor, inici una bsqueda en la holored que le proporcion elregistro de un neimoidiano que haba llegado recientemente. Su imagen coincida conla de Hath Monchar que le proporcion su Maestro. El nombre era diferente, pero noera de extraar.

    Maul orden un nuevo parmetro de bsqueda para rastrear a Monchar por sutarjeta de dbito. No haba ninguna transaccin registrada... tampoco era de extraar.El neimoidiano deba ser demasiado listo para dejarse coger de ese modo.Seguramente pagara en metlico mientras estuviera en Coruscant.

    Tras l se haba empezado a formar una cola; haba ms gente queriendo usar laterminal que l monopolizaba. Poda or las quejas de los ciudadanos y turistas amedida que se impacientaban. Las ignor.

    Entr en la red de seguridad planetaria que controlaba espaciopuertos y zonascircundantes, y solicit las ltimas veinticuatro horas de un constante collage deimgenes filmadas por holocmaras fijas y mviles. Orden al sistema que buscaraneimoidianos.

    Encontr varias imgenes, una de las cuales era prometedora. No era mucho, slouna imagen borrosa de uno entrando unas horas antes en una taberna no lejos de all,pero era mejor que nada.

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    Maul esboz una sonrisa. Su mano roz el pomo del sable lser de doble hoja quependa de su cinto. Anot la direccin de la taberna, dio media vuelta y sali deledificio.

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    Captulo 4

    Nute Gunray apart irritado el plato de hongos. Era su comida favorita: mantillode estircol negro marinado en las secreciones alcaloides del escarabajo tizn,sazonado a la perfeccin, justo cuando las esporas empezaban a dar fruto.Normalmente, sus ndulos gustativos y olfativos estaran temblando de xtasis ante laperspectiva de semejante experiencia gastronmica, pero no tena ningn apetito. Dehecho haba sido incapaz de mirar a la comida desde que el Seor Sith apareci en elpuente y not la ausencia de Hath Monchar.

    Llvatelo le grit al androide de servicio que flotaba respetuosamente cerca.

    El plato fue apartado y Gunray se puso en pie, alejndose de la mesa. Se par anteuno de los mamparos de acero transparente, mirando hurao al paisaje infinito delcampo de estrellas.

    Segua sin noticias de Monchar, y sin pistas sobre su paradero. Si el virrey tuvieraque suponer alguna cosa, y eso era lo nico que poda hacer en ese momento,supondra que su virrey delegado haba decidido abrir un negocio propio. Habamuchas maneras de convertir el conocimiento del inminente bloqueo en dinero, dinerosuficiente para empezar una nueva vida en un mundo nuevo. Estaba bastante segurode que se era el plan de Monchar, sobre todo porque l mismo haba pensado ms deuna vez en llevarlo a cabo.

    Pero eso no lo converta en un problema menor. Si no consegua que Moncharvolviera al Saakakantes de la prxima llamada de Sidious...

    Oy cmo el panel de su camarote sonaba suavemente.

    Adelante dijo.El panel se desliz para abrirse, y entr Rune Haako. El diplomtico de la Federacin

    de Comercio cruz el cuarto, se sent y se arreglo las vestiduras prpuras conprecisin meticulosa, alisando los pliegues concienzudamente antes de mirar a Gunray.

    Supongo que no hay noticias de Hath Monchar?Ninguna.Haako asinti. Juguete un momento con el cuello de la tnica, ajustndose luego

    las mangas ablusadas. Gunray sinti una punzada de irritacin. Poda leer en Haakocomo si fuera un expediente de datos; saba que el diplomtico tena que hacer unasugerencia referente a la situacin actual, y saba que tantos rodeos estaban pensadospara ponerlo a la defensiva. Pero el protocolo exiga que no mostrase sussentimientos; hacerlo sera reconocer que Haako llevaba la ventaja en la situacin.

    ste alz por fin los ojos, enfrentndose a la mirada de Gunray.Quiz pueda sugerir una forma de actuar.La que sea repuso Gunray, haciendo un gesto con la mano concebido para

    mostrar slo un inters educado.A lo largo de mis trabajos para la Federacin de Comercio he tenido que tratar

    ocasionalmente con personas de habilidades y atributos singulares. Se ajust laspuntas de la capucha. Me refiero concretamente a cierta humana llamada MahwiLihnn. Por un precio preacordado busca y recupera a personas que se apartan de sudeber o que han cometido algn delito.

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    Hablas de un cazador de recompensas dijo Gunray, dndose cuenta de que suinterlocutor contena una sonrisa, y que, al admitir que conoca el trmino usado poralguien de habilidades tan groseras, perda prestigio ante su subordinado. Pero no leimport, estaba demasiado excitado ante la posibilidad implcita en la sugerencia deldiplomtico. Podemos contratar a esa Mahwi Lihnn para que encuentre a Monchar ylo traiga antes de que Sidious vuelva a reunirse con nosotros.

    Eso mismo.Gunray not el velado desdn en el tono de Haako. Se ajust el cuello de su tnicay se tom tiempo para replicar. Su emocin inicial ante una solucin potencial alproblema le haba calmado un poco, y ahora estaba decidido a mostrar a Rune Haakoque no se jugaba a la ligera con el prestigio de un virrey de la Federacin.

    Y t... conoces a un personaje as? inquiri, haciendo que su tono y expresintransmitiesen el grado justo de desdn ante el hecho de que alguien de la posicin deHaako admitira haberse relacionado socialmente con un individuo tan vil.

    La alegra desapareci del semblante de Haako. Sus dedos tiraron nerviosos del hilode una filigrana de la tnica.

    Ya he dicho que mis deberes como diplomtico adjunto de la Federacin...Por supuesto repuso, tiendo esas dos palabras de compasin y altivez a partes

    iguales. Y la Federacin de Comercio te est muy agradecida por tu disposicin a

    fraternizar con gente tan... colorida... con la esperanza de que sus habilidades puedanllegar a sernos tiles algn da. Not que Haako frunca los labios como si eldiplomtico hubiera mordido una trufa amarga, y sigui hablando. Desde luego, losmomentos desesperados requieren medidas desesperadas. Aunque lamento tener quepedir esto a alguien de tu rango, espero que puedas encontrar nimos para volver acontactar con esa tal Mahwi Lihnn, para resolver de forma satisfactoria la situacin conMonchar.

    Rune Haako murmur su aquiescencia y se fue. Cuando se cerr la puerta, NuteGunray asinti satisfecho. No estaba mal, nada mal. Se las haba arreglado paraencontrar una posible solucin al problema de la desaparicin de Monchar, al tiempoque le bajaba los humos a ese insufrible mojigato de Haako. Escuch con placer elvago rugir de su saco estomacal que anunciaba el retorno de su apetito. Igual volva a

    intentarlo con la cena.

    El hutt lo habra pagado muy bien. Estaba dispuesto a soltar una buena cantidadde pasta por un autntico holocrn Jedi. Y habra pagado el doble por uno Sith dijoLorn, mirando abatido el fondo de su vaso, agitando los restos verdiazules del licorjohriano que lo llenaba hasta poco antes. El cubo vala cincuenta mil crditos. Yahora lo he perdidojunto con mis quince mil. Era todo lo que tena.

    Lo cual nos pone en un aprieto financiero de lo ms desesperado dijo I-Cinco.Los dos estaban sentados en el bar situado tras la taberna de la Piedra Luminosa

    Verde, no muy lejos del conocido Pasillo Carmes de la ciudad. Eran clientes habitualesy la presencia del androide no provocaba mucha controversia, pese a que el cartel de

    la entrada proclamase en bsico y otros lenguajes que No se permiten androides.Es todo por mi culpa murmur Lorn, ms al mostrador manchado de bebida que

    a su compaero. Si no hubiera perdido el control... mir al androide con miradaturbia. No s por qu sigues siendo mi socio.

    Ah, hemos llegado a la etapa sensiblera. Te va a durar mucho? Igual me pongoen ciberestasis hasta que se te pase.

    Sabes que puedes llegar a ser un verdadero bastardo? replic con un gruido yhaciendo un gesto para que volvieran a llenarle el vaso.

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    Veamos..., segn mis bancos de datos, la principal definicin de bastardo es nionacido de padres no casados. Pero, hay una definicin secundaria de algo deorgenes inusuales o irregulares. Supongo que me es aplicable el segundo caso. Cuando el barman iba a rellenar el vaso de Lorn, I-Cinco lo tap con la mano. Miamigo ya se ha destrozado por hoy suficientes neuronas con compuestos de hidroxyl. Yno puedo decir que tenga una provisin de ellas en exceso abundante.

    El barman, un bothan, mir a Lorn, encogindose a continuacin de hombros yyndose al fondo del bar. Un duros con traje espacial sentado cerca de ellos les mir,pareciendo darse cuenta por primera vez de la presencia del androide.

    Dejas que tu androide decida cunto puedes beber?No es mi androide. Somos socios. Compaeros de negocios repuso,

    pronunciando cuidadosamente las palabras.Las membranas nictitantes de los ojos del duros parpadearon en seal de sorpresa

    e incredulidad.Me ests diciendo que ese androide tiene rango de ciudadano?lno te dice nada repuso I-Cinco, volvindose para mirar al duros, ms que

    nada porque est tan borracho que no se tiene en pie. Soy yo quien te dice que teocupes de tus asuntos. Mi rango dentro de la sociedad galctica es algo que no teincumbe.

    El duros mir a su alrededor, vio que los dems clientes de la taberna ignoraban laconversacin, se encogi de hombros y volvi a concentrarse en su copa. I-Cincolevant a Lorn de taburete y lo empuj en direccin a la puerta. ste camintambaleante, cruz el lugar y se volvi para mirar al conjunto de la taberna.

    Yo fuialguien, una vez dijo al grupo de clientes, la mayora de los cuales no semolest en alzar la mirada. Trabajaba en los niveles superiores. Tena un tico. Podaver las montaas. Malditos Jedi, ellos me hicieron esto.

    Entonces, dio media vuelta y sali, seguido por su androide.Fuera, el aire era fro y Lorn sinti que recuperaba algo de sobriedad. El sol se haba

    puesto ya, dando paso al largo crepsculo de las regiones ecuatoriales.Se han enterado, verdad?Del todo. Los tenas cautivados. Seguro que no pueden esperar al siguiente y

    emocionante captulo. Mientras tanto, por qu no vamos a casa antes de que algnalegre muchacho de la zona decida averiguar cunto tarda en arder el tejido humanoempapado en alcohol?

    Buena idea contest Lorn, cuando I-Cinco le cogi del brazo y empez acaminar.

    Pasaron junto a vendedores ambulantes que vendan holos de contrabando, drogaglitterstim y dems mercanca ilegal. Mendigos de todo tipo se envolvan en capasharapientas y les tocaban pidiendo unos alm. Llegaron al quiosco ms prximo queserva de entrada subterrnea, descendieron por una escalera que llevaba muchotiempo rota y que conduca a un serpenteante pasillo. Si en la superficie haca calor,all abajo pareca una sauna. El olor corporal de varios seres sin lavar se desplazabaentre los transentes, combinndose con la peste a hongos que impregnaba lasparedes, consiguiendo una mezcla casi alucingena. Por qu no podan oler todos

    como los toydarianos?, se pregunt Lorn.Doblaron por un estrecho pasillo lateral, cuyas paredes y techo eran un complicado

    entramado de tuberas, conductos y cables. Titilantes tiras luminiscentes situadas aintervalos irregulares proporcionaban una iluminacin escasa. Babosas de granito searrastraban por el suelo, obligando a Lorn a prestar atencin por dnde pisaba, unatarea nada fcil en su estado. Finalmente llegaron a la tercera de una serie de puertasmetlicas, que se abri tras varios intentos con la tarjeta llave.

    El cubculo sin ventanas, una celda tallada en los slidos cimientos de ferrocreto dela ciudad, estaba diseado para un nico ocupante, pero al ser compaero de Lorn un

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    androide, no eran especialmente estrechos. Haba un par de sillas, un catre plegablede pared, un pequeo lavabo y una cocina apenas lo bastante grande para contener unnanondas y un conservador de comida. El compartimento estaba inmaculadamentelimpio, otra ventaja de tener un androide cerca.

    Lorn se sent en el catre y mir al cielo.Esto es lo nico que hay que saber de los Jedi anunci.

    Oh, por favor. Otra vez, no.Son un montn de elitistas mojigatos y egostas.Tengo este discurso grabado, sabes? Puedo ponerlo en un holo a alta velocidad;

    ahorraramos mucho tiempo.Guardianes de la galaxia... No me hagas rer. Lo nico que les interesa guardar es

    su modo de vida.Yo en tu lugar, situacin hipottica cuya mera mencin amenaza con sobrecargar

    mis circuitos de lgica, dejara de obsesionarme con los Jedi y empezara a pensar dednde saldr mi siguiente comida. Yo no requiero nutricin, pero t s. Necesitasvender algo bueno, y deprisa.

    Nunca deb desconectar tu anulador de creatividad repuso Lorn mirando alandroide, haciendo luego una larga pausa. Pero, tienes razn, no tiene sentidodemorarse en el pasado. Hay que mirar hacia adelante. Lo que necesitamos es un

    plan, y ya mismo.Tras decir esas palabras, cay hacia atrs, al catre y empez a roncar sonoramente.I-Cinco mir a su tumbado compaero.Nunca debi otorgarse inteligencia a algo que evolucion al azar murmur.

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    Captulo 5

    Darth Sidious tambin pensaba en los Jedi.Su llama se extingua en la galaxia; de eso no haba duda. Haca ms de mil

    generaciones que eran los autoproclamados paladines de la Comunidad de Galaxias,pero eso estaba llegando a su fin. Y esos idiotas patticos, cegados por su propiahipocresa, no se daban cuenta de lo cierto que era esto.

    Era justo y adecuado que fuera as, como era justo y adecuado que el instrumentode su cada fueran los Sith.

    Los pocos pedantes y eruditos que conocan ese nombre pensaban que los Sith eran

    el Lado Oscuro de los Caballeros Jedi. Algo que, por supuesto, no dejaba de ser unaevaluacin muy simplista. Era cierto que miles de aos antes haban abrazado lasenseanzas de un grupo de Jedi renegados, pero tambin lo era que haban llevadoese conocimiento filosfico mucho ms all del didactismo insular con el queempezaron. Tambin resultaba muy fcil y conveniente delimitar el concepto de laFuerza en luz y oscuridad; de hecho, hasta el propio Sidious haba empleadosemejante nocin de dualidad al entrenar a su discpulo. Pero la realidad era que sloexista la Fuerza. Y que estaba por encima de conceptos tan simples como lo positivo ylo negativo, lo blanco y lo negro, el bien y el mal. La nica diferencia que haba quetener en cuenta era la siguiente: los Jedi consideraban a la Fuerza como un fin en smismo, mientras que los Sith saban que era un medio para un fin.

    Y ese fin era el poder.Pese a toda su supuesta humildad y todas sus declaraciones de renuncia, los Jedi

    ansiaban el poder tanto como cualquiera. Sidious saba que era as. Afirmaban serservidores del pueblo, pero con el devenir de los siglos se haban apartadoprogresivamente del contacto con esos mismos ciudadanos a los que servan demanera tan ostensible. Y ahora rondaban por los enclaustrados pasillos y salones de suTemplo, repitiendo ideologas vacas mientras trazaban arrogantes planes concebidospara obtener ms poder seglar.

    Como la mitad del total de la orden Sith existente, tambin Darth Sidious ansiabapoder. Y era cierto que actuaba de forma encubierta para alcanzar ese fin, pero lohaca as por necesidad, no por sofismas. La orden haba quedado diezmada tras laGran Guerra Sith, y el nico Sith que qued con vida haba revivido la orden segn unanueva doctrina: un Maestro y un aprendiz. As haba sido y as seguira siendo, hastaque llegase el glorioso da en que los Jedi caeran, y sus antiguos enemigos, los Sith,

    ascenderan al poder.Y ese da se acercaba con rapidez. Ya casi haba llegado tras siglos de planes yconfabulaciones. Sidious saba que lo vera en algn momento de su vida. Que llegaraun da, en un futuro no muy distante, en que se alzara triunfante sobre el cadver delltimo Jedi, vera su Templo arrasado, y asumira el lugar que le corresponda comoseor de la galaxia.

    Por ello no poda permitirse ningn cabo suelto, por poco importante que fuera.Puede que la ausencia de Hath Monchar no tuviera nada que ver con el inminentebloqueo del planeta Naboo por la Federacin de Comercio. Era algo concebible. Pero

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    mientras existiera la menor posibilidad de que fuera as, habra que localizar alneimoidiano y ocuparse de l.

    Mir al crono de la pared. Apenas haban pasado catorce horas desde que encargla misin a Maul. Supuso que no tardara en tener noticias de su aprendiz. Lasapuestas eran altas, muy altas, pero estaba seguro de que Maul llevara a cabo sutarea con su acostumbrada e implacable eficiencia. Todo ira segn lo planeado, y los

    Sith volveran a alzarse otra vez.Pronto.Muy pronto.

    El Pasillo Carmes estaba situado en el tercer cuadrante del sector Zi-Kree. Era unade las zonas ms antiguas de la vasta metrpoli planetaria, y sobre la que haca muchotiempo que se haban construido rascacielos y torres. Los edificios se elevaban a talaltura, y estaban tan juntos, que haba partes del Pasillo que slo reciban la luz del soldurante unos pocos minutos diarios. Darsha recordaba haber odo historias sobretribus de subhumanos incestuosos que llevaban tanto tiempo viviendo en la completaoscuridad que se haban vuelto genticamente ciegos.

    Pero la oscuridad era el ltimo de los peligros del Pasillo. Mucho peor eran las cosas,tanto humanas como inhumanas, que vivan en la oscuridad y que hacan presa de lostransentes desprevenidos.

    Darsha pilot su saltador por entre la niebla miasmtica que cubra como unasbana sucia los niveles inferiores. Por qu elegira nadie un vecindario como se paraesconder a un informador?, se pregunt. Por supuesto, la respuesta era que se tratabadel ltimo lugar en que habra buscado nadie.

    El piso franco, un bloque de ferrocreto y plastiacero rodeado de barricadas, estabaen una calle que no era lo bastante ancha para aparcar el saltador. Aterriz en el crucems cercano, sali de l y orden al piloto automtico que se elevase veinte metros yse quedara all flotando. De ese modo tena ms probabilidades de encontrarlo a suvuelta.

    Aqu y all haba plectros luminosos en protectoras jaulas de alambre situadas en losedificios, pero estaban tan debilitados por siglos de uso que apenas aliviaban un pocola oscuridad. En cuanto baj del vehculo se vio asediada por mendigos que le pedancomida y dinero. Al principio prob con la antigua tcnica Jedi de nublar sus mentes,pero eran demasiados, y la mayora con la mente demasiado castigada por lasprivaciones y diversas sustancias qumicas ilegales como para responder a susugestin. Apret los dientes y se abri paso por ese bosque de sucias manos,tentculos y otros tipos de apndices.

    La mezcla de repulsin y compasin que senta era casi abrumadora. Desde quetena memoria, haba estado cuidada y atendida en el Templo Jedi, protegida de todocontacto directo con la escoria de la sociedad; algo irnico, ya que se supona que losJedi protegan todo tipo de civilizaciones, incluyendo aquellas que las clases superiorespudieran considerar intocables. Si bien era cierto que parte de su entrenamiento la

    haba llevado a zonas muy duras, en ninguna parte haba visto nada remotamentecomparable a esto. Le horrorizaba que pudiera existir en alguna parte semejantepobreza y abandono, y menos an en Coruscant.

    Consigui llegar a la entrada del piso franco y llam a la puerta blindada. Se abriuna mirilla, y por ella apareci una cmara centinela.

    Nombre y asunto que le trae por aqu pidi con voz cortante.Darsha Assant, me enva el Consejo Jedi.Un esqueltico kubaz intent quitarle el sable lser de su cinto. Ella le cogi la mano

    y le dobl el pulgar hacia atrs. ste lanz un chillido y retrocedi alejndose, pero

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    otros tomaron su lugar. El nico motivo por el que no la arrastraban de vuelta a lacalle principal era que se haban agolpado demasiados en la estrecha apertura dondese encontraba.

    La cmara de seguridad realiz un rpido escaneo lser de su rostro.Identidad confirmada. Por favor, contenga la respiracin.Darsha lo hizo, y una serie de aberturas ocultas alrededor de la puerta proyectaron

    una niebla rosada contra la multitud de mendigos. Un coro de indignados gritos,gemidos, chillidos y dems protestas se levant cuando el gas irritante los bamomentneamente. La puerta se levant rpidamente y un brazo metlico la cogipara meterla en el interior.

    Se encontr en un estrecho pasillo casi tan oscuro como la calle. El androide deseguridad que la haba cogido del brazo la llev por el pasillo, torciendo un recodo ydejndola en un pequeo cuarto sin ventanas. La luz no era all mucho mejor y apenaspudo distinguir la forma sentada en una silla. Era calva y humanoide, y pens que eraun fondoriano.

    ste es el Jedi que te pondr a salvo, Oolth dijo el androide.Aunque saba que era una tontera, Darsha se sinti emocionada al ser llamada Jedi,

    aunque lo hiciera un androide.Ya era hora dijo el fondoriano, levantndose con rapidez. Salgamos de aqu

    antes de que oscurezca, aunque no se puede decir que alguna vez deje de estar oscuropor aqu. Se movi hacia la entrada de la puerta, detenindose entonces paramirarla. Venga, vamos. A qu esperas?

    Estoy pensando en la mejor manera de volver a mi saltador. No me gusta la ideade volver a pasar por entre esos pobres seres de fuera.

    Nosotros seremos los pobres seres si no nos movemos. Estamos en territorioraptor. Hacen que la escoria de ah fuera parezca el Senado de la Repblica. Enmarcha!

    Darsha se movi hacia la puerta, y Oolth se ech a un lado para dejarla pasar.Quien necesita proteccin soy yo; sal t primero.La padawan estaba segura de que, por muy til que pudiera ser su protegido para el

    Consejo, no lo querran por su valenta. Pas junto a l y se dirigi a la puerta de la

    calle.El monitor de la cmara estaba junto a la puerta y mostraba a unas cuantaspersonas rondando la zona. Pero la mayora pareca haberse ido a buscar algn otro alque importunar. Si Darsha y Oolth se movan con rapidez llegaran sin demasiadosproblemas al cruce donde estaba su vehculo.

    Muy bien dijo ella, respirando profundamente y recurriendo a la Fuerza paracalmarse. Era una padawan Jedi con una misin que cumplir. Ya era hora de ponerse aello. Vamos all.

    El panel de la puerta se abri. Busc con la Fuerza y no sinti a nadie cercano quepudiera suponer algn peligro. Tranquilizada, camin por la calle acompaada deOolth. Los mendigos parecan materializarse de entre las sombras, rodendolos. Oolthlos empujaba a medida que se acercaban.

    Apartaos de m! Sucias criaturas!

    Sigue movindote le dijo Darsha.Haba rechazado la oferta del androide de acompaarlos porque no quera atraer

    ms atencin de la estrictamente necesaria. Si haca falta, activara el sable lser;estaba segura de que la mera visin de la hoja de energa hara huir a la mayora delos mendigos. Pero esperaba que no fuera necesario. Ya casi haban llegado al cruce.

    Y entonces, su corazn, que ya lata apresuradamente por la tensin nerviosa,intent salrsele por la boca.

    El saltador segua estando donde lo haba aparcado, flotando a veinte metros delsuelo. Y, amontonada en la calle debajo de l, haba una confusin heterognea de

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    seres, alrededor de una docena de ellos. Entre las especies que poda reconocer,Darsha distingui humanos, kubazes, hnemthes, gotalos, snivvianos, trandoshanos ybith. Todos ellos parecan estar en la etapa adolescente de sus respectivas especies,todos vestan de forma colorista y moteada, y todos parecan extremadamentepeligrosos.

    Los raptores dijo Oolth con un suspiro, con voz estrangulada.

    La aspirante a Jedi haba odo historias sobre bandas callejeras que aterrorizabanlos peores sectores de la superficie de Coruscant. Y la banda de los raptores era la quetena peor reputacin. Haba esperado completar su misin con la suficiente rapidezcomo para evitar un encuentro con ellos. Ah se quedaba la idea.

    Haban enganchado la nave biplaza con varios ganchos de cuyos extremos colgabancuerdas. Tres miembros de la banda, una hembra humana y dos bith machos, habantrepado ya hasta el vehculo y lo estaban saqueando. Arrojaban varios objetos a suscompaeros de abajo, entre los que se contaban un holoproyector, un respiradoracutico, una bolsa de cpsulas de comida, y el medpac. Y mientras Darsha miraba,uno de ellos se las arregl para desconectar el piloto automtico, haciendo que la navedescendiera suavemente hasta la calle. Algo que fue recibido con alegra por el restode la banda.

    Oolth la agarr de la tnica e intent arrastrarla hasta las sombras de la estrecha

    calle.Deprisa, antes de que nos vean!No puedo dejar que desmonten el saltador repuso ella, liberndose de su

    mano. Es nuestra nica forma de salir de aqu. Espera aqu hasta que me hayaocupado de ellos.

    A continuacin se oblig a proyectar una confianza que de ninguna manera senta, yse dirigi hacia los raptores.

    Apenas haba dado unos pasos cuando se fijaron en su presencia. La estridenteconversacin y las risas desaparecieron de inmediato. Seguramente ser porque lescuesta creer que alguien pueda ser tan suicida, pens la padawan.

    Se detuvo a unos metros de ellos. En la calle no haba nadie ms, aparte delfondoriano que temblaba en algn rincn detrs de ella. Nadie en su sano juicio quera

    estar cerca cuando los raptores iban al acecho.se es mi saltador dijo, sintiendo alivio al comprobar que no le temblaba lavoz. Por favor, devolved las cosas que habis robado y apartaos de l.

    Los raptores se miraron asombrados antes de romper en los sonidos que constituanla risa para cada especie. Uno de los humanos machos, enjuto y nervudo, con unaimprobable melena de pelo verde que se mantena erguida por un campoelectrosttico, se acerc a ella.

    Parece que eres nueva por aqu dijo, provocando ms risas entre suscompaeros, esta vez de tono claramente desagradable.

    Darsha repas rpidamente sus opciones. No tena muchas. Estaba sola contra unadocena, y aunque su conocimiento de las artes de combate Jedi mejoraba un poco susprobabilidades, no confiaba lo suficiente en ello como para salir bien librada en uncombate. Adems, estaba en su territorio y, por lo que ella saba, igual haba una

    docena ms de raptores esperando entre las sombras.Pero haba otras alternativas a la lucha. El truco mental que haba intentado antes

    con los mendigos no haba tenido un xito completo, pero s que haba alejado a unoscuantos. Igual le serva ahora para confundir a los raptores lo bastante como parallegar hasta su vehculo. Claro que an tendra que meter a Oolth en la nave, pero yaresolvera los problemas uno a uno.

    Alz la mano derecha, abriendo los dedos en un gesto destinado a desviar suatencin mientras recurra mentalmente a la Fuerza.

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    No estis interesados en m, o en mi vehculo dijo, usando el tono de voz suavepero atrayente que le haban enseado.

    Sus expresiones confusas e inseguras le indicaron que estaba funcionando,empezaba a sentir cmo sus mentes vibraban en resonancia con la de ella.

    Pelo Verde deba ser su jefe o algo semejante, porque asinti y dijo lentamente.No estamos interesados en ella, o en su vehculo.

    El resto de la banda murmur las mismas palabras al unsono.Darsha avanz unos pasos, repitiendo el gesto hipntico.Ya podemos irnos le dijo a Pelo Verde. Aqu no hay nada que nos interese.Podemos irnos. Aqu no hay nada que nos interese dijo l, con el resto de la

    banda repitiendo sus palabras como un eco.La padawan sigui movindose despacio pero con firmeza. Pas junto a Pelo Verde,

    situndose en medio de ellos, a slo uno o dos pasos de su nave. Ya los tena; notabasus mentes, algunas luchaban dbilmente, otras se entregaban voluntariamente a supoder de sugestin aumentado por la Fuerza. Un instante ms y estara en el saltador.

    Un grito reson en la oscura calle.Ella se dio media vuelta, sorprendida, buscando con la mirada el origen del grito.

    Era Oolth el fondoriano, tambalendose en el centro de la estrecha calle, agitando ymoviendo frenticamente una pierna para librarse de una rata blindada que le haba

    clavado las fauces en su espinilla. Al ver quin haba gritado, tambin vio que su tenuecontrol mental sobre los raptores se rompa por ese grito inesperado. Los raptoresparpadearon, menearon la cabeza como despertando de un sueo, dndose cuenta deque su presa se haba puesto voluntariamente en medio de todos ellos.

    A Darsha ya no le quedaba ms remedio que luchar. Busc su sable lser, peroatacaron antes de que pudiera cogerlo.

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    Captulo 6

    Hath Monchar estaba asustado.Algo que no resultaba especialmente sorprendente para quien conociera al virrey

    delegado de la Federacin de Comercio. Monchar era considerado notablemente tmidoincluso entre los propios neimoidianos. Lo cual haca an ms sorprendente quehubiera hecho lo que haba hecho.

    Monchar estaba asustado, s, pero bajo esa emocin se hallaba otra que le eramucho menos familiar. Esa emocin era la del orgullo, y si bien era un orgullo nerviosoy frgil, segua siendo orgullo. Haba corrido un riesgo, un gran riesgo. Se haba

    atrevido a reconducir su vida en una nueva direccin, que con suerte le sera muyprovechosa. Tena derecho a sentirse orgulloso, se dijo.Mir a su alrededor, a los clientes de la taberna donde se encontraba. Era un

    establecimiento muy diferente al que sola frecuentar cuando estaba en Coruscant.Siempre sola acudir al que estaba localizado en la opulenta mnada de las TorresKaldani, donde tena un apartamento. Pero haba decidido no usarlo en esa visita, yaque le habra hecho fcilmente localizable. En vez de eso haba alquilado con nombrefalso un domicilio barato junto al Museo Galctico. Tambin se haba planteadoseriamente la posibilidad de comprar un disfraz hologrfico que cambiara su aparienciapor la de otra especie. Su paranoia se haba enfrentado a su tacaera durante un buenrato, ganando finalmente su cicatera, aunque por poco margen.

    Hath Monchar haba ido a Coruscant porque el mundo capital era el lugar dondemejor, ms rpida y annimamente se traficaba con informacin. Y eso era lo que

    quera vender: informacin. Concretamente informacin sobre el inminente bloqueo deNaboo, y el hecho de que el responsable era un Seor Sith.

    Era un plan peligroso, desde luego. Saba que si sus co-conspiradores loencontraban, no tardaran en entregarlo a los tiernos cuidados de Darth Sidious. Lamera idea de encontrarse en las garras del Seor Sith bastaba para que empezara ahiperventilarse. A pesar de ello, Monchar no poda resistirse a la oportunidad de ganarrpidamente una fortuna.

    Bebi otro sorbo de la cerveza de agrico que estaba tomando. S, el riesgo era muygrande, pero tambin lo eran los beneficios potenciales. Lo nico que le faltaba eracontactar con la persona adecuada para que le sirviera de intermediario, alguien quesupiera quin podra pagar generosamente por su informacin. Slo necesitaba algoms de entereza. Haba llegado muy lejos, y no pensaba echarse atrs, no estando tan

    cerca del objetivo.Hath Monchar le hizo una sea al barman baragwino. Otra frasca de cerveza leproporcionara la entereza que necesitaba.

    Mahwi Lihnn llevaba diez aos estndar siendo cazadora de recompensas. Desdeque se vio obligada a dejar su mundo natal por matar a un agente gubernamentalcorrupto. Durante ese tiempo haba recorrido casi todo el largo y ancho de la galaxia,realizando todo tipo de trabajos. Haba perseguido fugitivos de la justicia en mundos

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    tan diversos como Ord Mantell, Roon y Tatooine, entre otros muchos. Pero,curiosamente, nunca haba estado en Coruscant, y estaba impaciente por conocer lacapital de la galaxia.

    La misin encomendada por el lugarteniente del virrey neimoidiano pareca bastantesencilla. No anticipaba muchos problemas para encontrar al desaparecido HathMonchar, ni siquiera en un mundo tan poblado como Coruscant. Repas su equipo y

    armamento, mientras su nave descenda a la pista de aterrizaje con el pilotoautomtico. Su atuendo estaba compuesto de lo que pareca ser una tnica y unpantaln corrientes, pero estaban tejidos con una densa seda de telaraa, un materialcapaz de resistir hasta el envite de una cuchilla vibratoria, adems de repeler lseres yrayos de partculas de baja potencia. Era una tela que no pareca una armadura a ojosno conocedores. Un experto la identificara enseguida, claro, pero no esperabaencontrar oposicin alguna. En cada cadera llevaba pistolas lser gemelas DL-44, y unpequeo disruptor oculto en una cartuchera del tobillo. En cada mueca llevaba uncohete MM9, y en la mano derecha un lanzaflechas de palma. En las cartucheras delcinturn llevaba, entre otras cosas, unas nudilleras noqueadoras, un bastn noqueadory tres granadas glop.

    Mahwi Lihnn crea que era mejor estar preparada.Su primera parada tras desembarcar de la nave fueron los Apartamentos

    Residenciales de las Torres Kaldani. Dudaba que Monchar fuera tan idiota como paraquedarse en un apartamento registrado a su nombre, pero nunca se saba. Ms de unavez se haba ahorrado tiempo y problemas innecesarios buscando a su presa en ellugar ms obvio.

    Cuando entr en el vestbulo, el androide de seguridad que estaba de serviciopregunt a quin deseaba ver.

    Hath Monchar fue su respuesta.El androide mir en la pantalla de un monitor, informndole a continuacin de que

    no estaba en casa, y que, de hecho, ni siquiera estaba en Coruscant. Lihnn asinticonciliadora, colocando a continuacin en el chasis del androide el circuito disruptorque se haba sacado del cinturn. El androide vibr un momento antes de que susfotorreceptores se oscurecieran.

    Lihnn tom el tubo elevador hasta el piso quinientos y recorri el pasillo queconduca al apartamento de Monchar, empleando una ganza electrnica para anular elsistema de seguridad. Una vez dentro, examin rpidamente las habitaciones. Elandroide haba dicho la verdad; Monchar no estaba all. Y, ms an, el apartamentopareca llevar tiempo vaco.

    La espaciosa suite estaba decorada en lo que un neimoidiano consideraba eleptome del buen gusto; a Lihnn le pa