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155N: 1135.7991 CJC (Cuadernos de Jnfor,nac~on y ~o,nun,car,ón) 2002, 7. 293-315 Las falacias del historiador David HAcI~tErr PISHER’ Traducción de Eva Aladro RESUMEN El autor describe con gran acidez humorística los vicios y fallos más co-- munes, pero no por ello más conocidos, del oficio del historiador. Sus hallaz-- gos en este sector son extrapolables a otros sectores de la actividad científica y creativa, donde muchos escritores y autores caen en las mismas falacias con presunción, falta de tacto, inseguridad y falta de rigor por. ABSTRACTS L’auteur décrit avec maitrise des falacies et erreurs typiques du métier de l’historien. Ce sont des erreurs trés communs mais pas trés reconnus, et on peut les trouver aussi bien dans d’autres secteurs de l’activité scientifique et créative, oit les m6mes falacies sont utilisés ayee vanité, manque de tacte, d’insécurité et manque de rigueur par de nombreux écrivains et auteurs. Der Autor bescreibt humorvolí die nicht gut bekannt aber sehr generále Fehíer im schriftliche Geschichte. Die sind sehr alítágliche aher weniger William HACKETT flsnER es profesor de la Brandeis University. Además de Historian’s Fallacies, ha publicado Growing Oíd itt A,neri ca. Oxford University Press, 1978; Albion s Seed: Faur Rritish Folkways itt America. Oxford University Press, 1989; Paul Revere’s Ride. Oxford Ijniversity Press, 1994; Tite Crear Wave: Price Revolurion and tite Rhythm of J-fisrory. Oxford University Press. 1996. 293

David Hackett Fisher. Las Falacias Del Historiador

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Teoría de la Historia

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  • 155N: 1135.7991CJC (Cuadernos de Jnfor,nac~on y ~o,nun,car,n)2002, 7. 293-315

    Las falacias del historiador

    David HAcI~tErr PISHERTraduccin de Eva Aladro

    RESUMEN

    El autor describe con gran acidez humorstica los vicios y fallos ms co--munes, pero no por ello ms conocidos, del oficio del historiador. Sus hallaz--gos en este sector son extrapolables a otros sectores de la actividad cientficay creativa, donde muchos escritores y autores caen en las mismas falacias conpresuncin, falta de tacto, inseguridad y falta de rigor por.

    ABSTRACTS

    Lauteur dcrit avec maitrise des falacies et erreurs typiques du mtier delhistorien. Ce sont des erreurs trs communs mais pas trs reconnus, et onpeut les trouver aussi bien dans dautres secteurs de lactivit scientifique etcrative, oit les m6mes falacies sont utiliss ayee vanit, manque de tacte,dinscurit et manque de rigueur par de nombreux crivains et auteurs.

    Der Autor bescreibt humorvol die nicht gut bekannt aber sehr generleFeher im schriftliche Geschichte. Die sind sehr altgliche aher weniger

    William HACKETT flsnER es profesor de la Brandeis University. Adems de HistoriansFallacies, ha publicado Growing Od itt A,nerica. Oxford University Press, 1978; Albion s Seed:Faur Rritish Folkways itt America. Oxford University Press, 1989; Paul Reveres Ride. OxfordIjniversity Press, 1994; Tite Crear Wave: Price Revolurion and tite Rhythm of J-fisrory. OxfordUniversity Press. 1996.

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    analysierte Feher, die man kann aucb in andere wissentschaftliche und kreati-ve Felde finden, wo diese betrtihige Stze gemacht sind inimer wenn der Au-tor unsicher, weniger exakt oder stlz Uber seine Werke ist.

    PALABRAS CLAVE: Falacia histrica, generalizacin, tautologa, vicios delhistoriador.

    KEY WORDS: Historical falacy, generalization, rautology, mistakes of thehistorian.

    La falacia de las cuestiones ficticias es una vieja forma de error que re-cientemente ha sido elevada a mtodo explcito y proclamada ante el mundocomo una entera novedad en la investigacin histrica. Consiste en intentardemostrar por un mtodo emprico lo que pudo haber pasado en la historia,como s realmente aquello hubiera ocurrido de verdad: el tipo de cosa quePhilip GUEDALLA y otros hicieron, en un libro titulado Si, o la Historia Rees-cr/a libro en eJ que los autores rumiaban sobre lo que pudo haber sido si labaJa de Boom hubiera errado cl blanco, si el carro de DROUET se hubieraatascado, o si NAPOLEN hubiera escapado a Amrica, o si los rabes hubie-ran ganado en Espaa, o Lra en Gettysburg, o si BYRON hubiera llegado aRey de Grecia.

    La falacia de las cuestiones encontradas es aquel intento de revisin quese queda meramente en una inversin insensata de una interpretacin anteriory la reiteracin de sus asunciones fundamentales. Se ha dicho que hay dosmaneras de manifestar la sumisin intelectual a otra mente: la imitacin servily la refutacin obsesiva. Ambas tbrmas dc servilismo son lamentablementecomunes en el campo de la historiografa. Conforme se hace cada vez msrespetable el revisionismo, y se va conviniendo incluso en un requisito previopara la carrera acadmica, un nmero creciente de historiadores se entregan ala segunda forma de esclavitud.

    Todos hemos experimentado alguna vez la presencia de esas mentes queno se mueven con sus ruedas propias, sino slo a remolque como criticabaRobert HALL del infortunado Dr. CHALMERS 2 1--lay una minora que cree se-namente que todas las mentes trabajan y deberan trabajar de esta manera. Unjoven historiador radical americano, el prof. Eugene GENOvESE, que general--mente est bien dispuesto a la dialctica, parece pensar que los historiadores,

    2 William (ierard HAMILTON. Parlian,entat-v Logic, Carnbridge; Courrney S. KENNY, 927,ji, 82.

    liC (Cuadernos de Informacin y Comunicacin)2002, 7, 293-315 294

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    como los abogados, deben operar por el mtodo adversativo. Asume la elo-cuente afirmacin de SANTAYANA segn la cual lo que mata las ficciones es--pontneas, lo que reprime a la apasionada imaginacin de sus improvisacio-nes, es la airada voz de una fantasa opuesta. La naturaleza, engandonossilenciosamente durante toda nuestra vida, nunca nos devolver nuestra cor--dura; pero las afirmaciones ms alocadas de la mente pueden conseguirlocuando se ponen en duda unas frente a las otras. La crtica surge del conflictoentre los dogmas3.

    Probablemente esto es falso. Un debate entre dos lunticos acalorados noasegura que al final triunfar larazn. Una discusin entre dos mentirosos pa-tolgicos es un improbable camino a la verdad. Una conversacin entre locosdifcilmente abocar a la victoria de la sabidura. Los mtodos adversativospuede que sean apropiados en el juzgado, donde el objetivo es la consecucinde la justicia, pero son inapropiados en las aulas, donde el propsito es el refi--namiento de la verdad. Una lucha entre dos exponentes acrrimos de X e Yno ayudar nada si Z era en realidad la cuestin, como suele pasar. Y entre Xy uo--Xladiferencia es meramente de unacifra, de una nulidad, de cero.

    Pero hay algo ms especficamente deficiente en las cuestiones enfrenta-das. Si la cuestin original, que est siendo atacada, est mal, entonces susasunciones bsicas probablemente son errneas. Una versin contraria, con suirreflexiva inversin de la cuestin original, tiende a repetir las asuncionesoriginales, con todos sus errores de base, y con ello a perpetuar el error. Lascuestiones encontradas repudian las conclusiones y reiteran las premisas. Larevisin que resulta es objetable no porque sea revisionista, sino porque su re-visin es incompleta y superficial.

    Hay muchos otros ejemplos historiogrficos de la falacia de las cuestio--nes enfrentadas e indudablemente, algunos grandes y tiles: BURCKHARDT yHUIZING, TAWNEY y TRFVOR--ROPER,WEBER y sus muchos crticos, HEGELy MARX, los historiadores liberales ingleses y los Namieritas, los amigos yenemigos de la revolucin francesa, los creadores de la leyenda negra es--paola en la historiografa hispanoamericana, y los que respondieron con unborrn y cuenta nueva. En la historia americana uno recuerda a PARRINGTONy Perry MILLER en el siglo xv, a Thomas JEFFERSON WERTENBAKER y aWilcomb WASI-IBURN en la Virginia del XVII, la interpretacin liberal de larevolucin americana y la Escuela Imperial, Henry CABOT Lonor y EdwardCHNNINO en la poltica de la primera repblica, TURNER y ABERNETI-IY so--bre la frontera, FIsKE y JENSEN sobre el perodo crtico, ULRICH PHILLIPS yKENNnI-I STAMPP sobre la esclavitud y otros muchos que no podemos men--cion ar.

    Fugene D. GENOVESE, La Economa Poltica de la Esclavitud, Nueva York 1965, p. II.

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    En cada una de esas parejas historiogrficas el segundo autor o grupo esculpable de la falacia de la cuestin encontrada. En muchos casos su trabajoha sido una mejora de lo que anteriormente se dijo o hizo, pero hubiera sidomejor an si se hubieran evitado las cuestiones encontradas y se hubieran es--tudiado los problemas sin permitir que las asunciones establecidas y los pro-blemas planteados anteriormente limitaran la investigacin.

    La falacia de las cuestiones tautolgicas es el encuadre de las cuestionesde tal manera que resultan verdaderas por definicin y no pueden ser contra--dichas empricamente sin producir una auto--contradiccin.Una cuestin tau--tolgica no es una cuestin en absoluto, sino una declaracin. Adems es do--blemente declarativa, pues no pregunta nada y afirma la misma cosa dosveces.

    Hay tres variedades comunes de cuestiones tautolgicas en la historiaescrita. La primera y ms comn es la proposicin simple de que todas lascosas que son P son efectivamente P. La famosa primera ley de CalvinCOOLIDGE de la Economa Poltica es un ejemplo familiar Cuando laspersonas no tienen trabajo, se dice que el autor afirm, se produce el de-sempleo. Pero la segunda ley de COOLIDGE no es tautolgica, aunquepueda parecerlo. El negocio Americano son los negocios, dijo, lo cuales un equvoco. Negocio se usa aquen dos diferentes sentidos para sos-tener el argumento de que el primer inters de Amrica debera ser el capi--talismo.

    Un ejemplo historiogrfico de esta forma simple de P es P es un artculosobre el radicalismo publicado el 18 de junio de 1961 por Eric GOLOMAN enme New York Times. GOLDMAN se preguntaba: Por qu algunos agitadoresespectaculares sacan adelante su causa, mientras otros no lo hacen?. Ante unpblico de miles de lectores, el autor grua y se retorca en su lecho de ago--ma conceptual para finalmente, con gran profusin de adjetivos grandilocuen--les, sacar de su magn la siguiente hiptesis: Todos los agitadores radicales,para tener xito, deben hacer historia (pp. 10--II).Si la expresin hacer his--toria significa alguna cosa, ser precisamente un sinnimo del xito. Y si esas, la profundidad de miras del Sr. GOLOMAN consiste en una proposicin hi--pottica que afirma: todo agitador radical, para tener xito, debe tener xi--to.

    Otro ejemplo del mismo tipo de error aparece en El auge del Puritanismo,distinguida obra de sntesis creativa de William 1-tALLER. Una de sus tesisprincipales es sin embargo una proposicin P es E. La causa del desarrollosucesivo de las tendencias centrfugas del Puritanismo, escribe el Sr. HA--LLER, fue el apoyo puritano al individualismo religioso en el curso de la de-mocratizaei6n acelerada de la sociedad inglesa. lina crtica detallada de estetrabajo ha mostrado que dada la definicin de HALLER casi llega a afirmarCIC (Cuadernos dc In/bresacin y Comenicack)u)2002, 7, 293-315 296

  • David Hackett E/sitar Las falacias del historiador

    que el individualismo fue la causa del auge del individualismo en condicionesfavorables al individualismo ~.

    Un segundo tipo de tautologa consiste en la proposicin de que todas lascosas que son P y Q son P. Por ejemplo: todos los vagones rojos son rojos.El Dr. Benjamin SPOCK con cierta dureza recuerda a las madres estadouniden--ses que todos los bebs son jvenes (N de Ti la expresin young babypara dirigirse a un beb es comn en ingls). El Dr. BARRINOTON recuerda so--lemnemente a los conservadores americanos que todo cambio radical revolu--cionario es violento, afirmacin que parece bien en una primera impresin.Pero la idea de BARRINOTON MooRE de una revolucin radical considera laviolencia como un rasgo central y selectivo. Seala el captulo ms sangrientode la historia estadounidense, la guerra civil, como el ms revolucionario, eignora otros perodos y procesos que fueron ms revolucionarios, y tambinms radicales en sus efectos, pero menos violentos, o incluso pacficos, en susdesarrollos. As el argumento de MooRE se conviene en la hiptesis de quetodo cambio violento revolucionario es violento. Para adelantarme a unaacusacin de maltrato ideolgico, me apresuro a aadir un ejemplo conserva-dor. El Presidente William MCKINLEY declar una vez que nuestro pasadohaba pasado a la historia en un discurso pronunciado el 30 de abril enMemphis, Tennessee, y que fue el ltimo que pronunci antes de pasar lmismo a la historia.

    La tautologa Todas las cosas que son P y Q son P debe distinguirse cla-ramente de Todas las cosas que son P son P y Q, que es tautolgica en suprimera parte, ~s, Jaurnal oftite Uistorv of Ideas 4

  • David hackett Fis/ter Las flacias del historiador

    Max WEBER, de que existe una interaccin funcional entre la tica protestantey el espritu del capitalismo no es una tautologa. Una hiptesis terica expli-cativa como la teora cuantitativa del dinero, en la forma de una asercin deque, siendo todas las condiciones iguales, el valor del dinero es directamenteproporcional a la cantidad de dinero y a su velocidad de circulacin, no es unatautologa. Todas estas hiptesis pueden ser correctas o equivocadas, pero noson tautolgicas. Pero insistir, como algunos filsofos de la historia analticoshan hecho, en que no son explicaciones es en s mismo una tautologa.

    Li dacia de las cuestiones contradwtoras es el establecimiento de unacuestin que es falsa por definicin y se contradice a s misma. Si la cuestinde perogrullo es una tautologa, la cuestin contradictoria es una trampologa.

    Podemos poner un ejemplo hipottico simple. Un ensayista pregunta bri--llantemente: Qu ocurri verdaderamente aquel verano de 1422 cuando,como todo escolar sabe, una fuerza irresistible choc con un objeto inamovi--ble?. La cuestin es contradictoria, porque si hay fuerzas irresistibles no pue--de haber objetos inamovibles. Pero nuestro ensayista no se arredra. Con flori-legios de guiones y exclamaciones contina, Les dir lo que pas en realidaden el horrible y clido verano de 1422, cuando una fuerza irresistible choccon un inamovible objeto: hubo una colisin infernal!.

    Esta forma de error se encuentra a veces en los ensayos exaltados que esta--ban tan de moda entre los historiadores de la generacin ms antigua, quienesse metan sin querer en predicados imposibles al enunciar cuestiones contra--dictorias y luego se escabullan eludiendo la solucin. El objetivo era, creo,aparentar que la escritura histrica era dificultosa (y as magnificar el aparentetalento del historiador) a travs de un mtodo que resulta imposible.

    Pienso sobre todo en las piezas dc virtuoso de A. J. P. TAYLOR, el PACANINIde la prosa histrica, a quien le encantaba abrir un ensayo con una paradoja yterminarlo con una petitio. o bien comenzarlo con un puzzle irresoluble y aca-barlo con una adivinanza insidiosa. Uno de sus ensayos comienza con la frase,Cmo escap el continente europeo a la unificacin poltica?(Objeto mamo--vible).Todo en Europa pareca pedirla a gritos (Fuerza irresistible). El Sr.TAYLOR procede a tratar su difcil problema rechazando ambas dos de sus pre-misas mayores. Con oscura lgica, pero con brillante despliegue de artificiosretricos, arguye que la fue-za irresistible no era tal fuerza y que el inamovibleobjeto en realidad se estaba moviendo. Y culmina su ejercicio con una conclu--sin que es ella sola tan perversa como sus premisas: la unificacin, cree el Sr.TAYLOR, no lleg al ms uniforme de los continentes, porque la ms unni--me repulsa de la uniformidad se daba en todos Los habitantes europeos6.

    A. 1. ji. TAYLOR, Napolen y Cante, en Fi-can Napoleon lo Lenin: [fistorical Essvs,New York, 19/t, Pp. 12-20.

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  • David fclackett Fisher Las falacias del historiador

    Mr. Taylor la vuelve a hacer en un famoso ensayo sobre NAPOLEN III.Comienza con una protesta convencional de cmo cuanto ms sabemos deNAPOLEN III, menor es en realidad nuestro conocimiento de l. Cuantosms disfraces desgajamos, ms disfraces aparecen. As fue Louis NAPOLEN,un hombre de misterio. Conspirador y estadista, soador y realista, dspota ydemcrata, hacedor de guerras y hombre de paz, creador y desbaratador, y po--demos continuar indefinidamente... ~.

    La falacia de las Cuestiones potencialmente veqfiCables consiste en laidea errnea y equvoca de que existe una divisin de trabajo tanto posiblecomo deseable, entre historiadores que identifican hiptesis que pudieran serprobadas y otros historiadores que verdaderamente las prueban. El error deeste mtodo reside en intentar separar dos partes independientes en un proce--so que en realidad es nico. Este intento de divisin de la historia en una parteterica y otra experimental, al igual que la Fsica, empobrecera tremen--damente ambos aspectos del trabajo del historiador.

    Plantear cuestiones es una tarea que no puede separarse de la respuesta alas mismas, pues ninguna hiptesis puede demostrarse como potencialmenteverificable excepto en el grado en que haya sido parcialmente verificada.Cuando un historiador dice: Tengo razones para creer que la cuestin sobresi fue X o Y lo que ocurri, puede contestarse, quiere indicar que tiene algu--na evidencia de que X o bien Y fue lo que ocurri, si bien su evidencia es in--completa o inconclusiva. Adems, es tan vastainente complejo el proceso deverificacin, tan profundamente impredecibles los obstculos que se encuen--iran en su camino, y tan ntima la relacin funcional entre el diseo de lacuestin y el intento de resolverla (y refinara) que ambos procesos no puedensepararse, excepto a un alto precio en la calidad de la conceptualizacin y dela investigacin que se lleva a cabo.

    Esta verdad no es preciso ensearla a los historiadores que trabajan, y quela conocen por amargas experiencias. Pero quizs es una leccin que ellospueden inculcar a una disciplina hermana. En 1949, un socilogo eminenteescribi a sus propios colegas que los socilogos (entre los que se inclua)pueden discutir los criterios lgicos de las leyes sociolgicas sin citar un sloejemplo que satisfaga plenamente dichos criterios

    La afirmacin del profesor MFRTON se aplica con gran exactitud a la So-ciologa actual incluso ms que hace veinte aos. Su disciplina se ha converti--do en la menos emprica que pueda darse, menos incluso que en su origen.La debilidad de mucho pensamiento sociolgico me parece que tiene quever dice un historiador ingls, con hacer la maleta (o incluso con la elabora--

    The Man of December, ibid., pp. 76--8!.Muuois, R. K., Teora yEstructura Sociales, Glencoe. 1949, p. 92.

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  • David Hackett Fisher Lasfalacias del historiador

    cin de una gran teora sobre cmo se debe hacer la maleta) para un viaje queno se ha emprendido jams ~.

    Quejarse de que los socilogos han tendido a cometer la falacia de lascuestiones potencialmente verificables no es, de todos modos, una invita-cin al combate a pualadas interdisciplinario, del cual nada bueno puede re--sultar. El fino epigrama de E. H. CARR puede repetirse muchas veces: Cuan--to ms sociolgica sea la Historia y cuanto ms histrica sea la Sociologa,mejor ser para ambas. Que la frontera entre ellas permanezca abierta al trfi-co de doble sentido ~. Pero esperemos que ese trfico de doble sentido circu--le siempre por el lado derecho de la carretera. Si la Historia Sociolgica y laSociologa Histrica se conciben como una combinacin de la sofisticacinconceptual de los mejores socilogos y del tenaz y a menudo no dirigido em-pirismo de los mejores historiadores, entonces la perspectiva es muy alenta--dora sin duda. Pero tambin podemos imaginar un esfuerzo interdisciplinarioque combine lo peor de ambas materias, la estupidez de los historiadores y laignorancia de los socilogos.

    Esta infortunada tendencia aparece en el trabajo inicia] del Profesor LeeBENSON, historiador que ha tendido a tomar prestados los vicios de otrasdisciplinas y a rendir las virtudes de la suya propia. Entre sus prstamos dela Sociologa ha sido prominente la idea de la cuestin potencialmente ve-rificable, que elev a mtodo explicito y la que urgi a sus colegas paraque la usaran como nueva herramienta de la investigacin histrica ~. Feliz--mente este consejo, bien intencionado pero mal fundamentado, no ha sidoescuchado, ni siquiera por historiadores que han adoptado algunas de las su--gerencias ms constructivas del profesor BENSON. Tendremos ocasin, msadelante, de considerar la lacra que su errneo mtodo ha causado en supropio trabajo.

    La falacia prodigiosa confunde sensacin con significado. Es la ideaerrnea de que la tarea del historiador es describir portentos y prodigios, ysucesos maravillosos, estupendos~,fantsticos, extraordinarios, superlativos,asombrosos y monstruosos y ms an, cuanto ms maravillosos, estupen-dos, etc., ms histricos y significativos resultarn. Este absurdo criteriode significacin es ms viejo que la historia misma. HERODOTO, el padre(putativo) de la historia, (abuelo seria ms correcto), compuso su gran obrabajo la explcita asuncin de que un historiador debe entretener a sus lecto--res con cuentos de ~

  • David Hackett Fisher Las falacias del historiador

    so, tensin que es profundamente disfuncional con la historicidad de su in--terpretacin 2

    Hoy en da esta forma de error est extensamente difundida en los mediosde masas. Los periodistas usan la palabra histrico para describir los terre--motos, huracanes, incendios, riadas, funerales de estado, tifones, catstrofesferroviarias, nacimiento de quintillizos, viajes transatlnticos en canoa y otrascuriosidades o catstrofes que son grandemente notorias por el afortunado he-cho de que ocurren rara vez, o que no ocurren nunca.

    Los reportajes de la guerra de Vietnam estn colmados de falacias de estetipo, conocidas para sus perpetradores como sndrome del comandante debatalln de zurdos. Un periodista explica: era una consecuencia de la deses--peracin del periodista por diferenciar una operacin militar de otra. Se hacaun enorme esfuerzo para establecer si era la primera, la principal o laltima en el titular de la noticia. Y se deca que el titular clsico triunfalpara un no-sucedido hipottico de una operacin infructuosa (sic) sera que uncomandante de un batalln de zurdos por primera vez los haba llevado acombate ~.

    Uno espera ver este tipo de cosas en las pginas deportivas, donde la histo--ria la hace un delantero derecha, o los componentes de la Liga de Texas endiez minutos de juego, o una incursin en campo contrario. Pero de algunamanera es siempre sorprendente encontrar en la pgina editorial de The NewYork Times estas falacias, cuando se consider durante meses la fuga de lahija de STALIN como uno de los acontecimientos histricos del siglo. Y msdesconcertante an or a un buen periodista e historiador como William MAN--CHESTER decir, que la abdicacin del rey Eduardo VII (sic) ...era el mayorsuceso histrico desde la Resurreccin ~.

    La dacia furtiva es la errnea idea de que los hechos de especial signifi--cacin son oscuros y sucios por naturaleza, y que la historia misma es un rea--to de causas en su mayora insidiosas y resultados mayormente injustos. Partede la premisa, dc que la realidad es una cosa srdida y secreta; y que la histo-ria ocurre en las trastiendas pasada la medianoche, o en un saln lleno dehumo, o en un gabinete perfumado, o en un tico de ejecutivo o en algn rin--cn del santuario Vaticano o en el Kremlin, o en la Cancillera del Reich, o enel Pentgono. Es algo ms o algo distinto a la teora conspiratoria, aunqueesta forma de reduccin causal es un componente comn a ambas. La falaciafurtiva es un error ms profundo, pues combina una asuncin epistemolgica

    12 Tite I-Iistory of Herodotus, Trans George Rawlinson, cd. Manuel Komroff, N.Y.. 1956,pp. 36, 34, 49, 87, 213, 267.

    ~ WA~u, S. Jus, To WhatEnd? Boston, 1968, p. 15.4 Citado en John CORRY, Tite Manchester Affair, (Nueva York, 1967).

    301 ~ de Infrmacin y Comunicacin)2002. 7. 293-315

  • David .Hackett Fisher Las fiadas del historiador

    infantil de que las cosas nunca son como parecen, con una frrea adhesin ala doctrina del pecado original.

    Hay un poco de la falacia furtiva en cada uno de nosotros, suficiente parasuscribir la observacin de Ralph Barton Perry, de que los hechos, como losBARTON PBRRY pecadores, ganan algo con una reputacin indeseable ~ Perohay personas que almacenan ms falacias que otras. Y cuando llegan a un ni--vel excesivo, deben consultar a un psiquiatra. En una forma extrema, la fala-cia furtiva no es solamente un error intelectual, sino una enfermedad mentalcomnmente llamadaparanoia nocracy, N.Y., 1944. p. 53.Por supuesto, no quiero sugerir que los historiadores cuyas obras ponemos como ejemplo

    de este tipo de error sean paranoicos. La idea. ms bien, es que la falaciaque aparece en su pen-samiento se ha convertido a veces en paranoiaen la mente de otros.

    17 Richard HOFSTADIER, TheAge ofReform, Vinrage, New York. 1960, Pp. 20 1-2.

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  • David Hackett Fisher Lasfalacias del historiador

    largamente por historiadores y en proceso actual de refinamiento revoluciona--rio ~ Cuantificar es simplemente contar; cuantificadores son por tantolos escolares que aprenden los Cinco Puntos del Calvinismo con los dedos desu mano, como los profesores que emplean sofisticadas tcnicas de anlisisregresivo y un ordenador IBM. Seguramente ninguna persona razonable nega--r que el recuento ha sido siempre til en la investigacin histrica, y que se-guir sindolo, y que todo historiador debera contar lo mximo que pueda atravs del mtodo estadstico disponible ms avanzado.

    Pero la falacia cuantitativa es algo ms: es un criterio de significacin queasume que los hechos son importantes en la medida en que son susceptiblesde cuantificacin. Hay un epigrama, atribuido apcrifamente a Lord KELVIN,que dice: todo lo que existe, existe en cantidad. Los cuantificadores entu-siastas han enmendado la frase de Lord KFLVIN para afirmar: A menos queuna cosa pueda ser medida cuantitativamente, no existir significativamente.Ah reside la falacia.

    1-lay muchas cosas significativas en el mundo que nadie sabe cmo medir.Quizs algn da pueda alguien hacerlo. Pero mientras tanto, debemos consta--tar su existencia. Muchos problemas ideacionales y emocionales, queestn enel corazn de los problemas histricos, no pueden entenderse en trminoscuantitativos. Moverse hacia la periferia, porque all s se pueden medir lascosas, es ser como el hombre en la parbola de Abraham KAPLAN.

    Hay una historia escribe KAPLAN, de un borracho buscando bajo unafarola la llave de su casa, que se le ha cado bastante ms all. Preguntado porqu no mira all donde se le ha cado, responde: es que aqu tengo ms luz!

    La falacia de/a generalizacin insidiosa la comete un historiador quejurauna y otra vez que no generalizar sobre el tema que est tratando, y despusprocede a calzar a su trabajo una generalizacin tras otra, sin reconocer suexistencia ni controlar su contenido. Un ejemplo es H. A. L. FISHER, historia-dor acadmico que en el prefacio a uno de sus libros escribi lo siguiente: Seme ha negado, sin embargo, una emocin intelectual. Hombres ms sabios yentendidos que yo han sabido discernir en la Historia una trama, un ritmo, unpatrn predeterminado. A m tales armonas me estn vedadas...Yo slo pue--do ver. ..grandes hechos nicos, al respecto de los cuales, por ser nicos, nopueden darse las generalizaciones... >.

    ~ Para ver formas tempranas de cuantificacin, A. Lawrence LOWELL, The Influence ofPasty Upon legislation in America, American 1-Jisiorical Associarion, Annual repon 1901, 319--542, anlisis con encuestas de la regularidad de partidos en el Parlamento Britnico en 1836--1899 yen el Congreso Estadounidense en 1844-1899. En las dicusiones profesionales sobre lacuantificacin ha existido una gran insensatez en cuanto a la novedad de! mtodo, y una asom--brosa taita de perspectiva histrica.

    ~ FLSHER, L. A., Historia de Europa. 3 vol,.., Londres, 1935, 1.

    303 CIC (Cuadernos de Informacin y Comunicacin)2002. 7, 293-315

  • David Hackett Fisher Lasfalacias del historiador

    Esta afirmacin es seguida por un considerable nmero de generalizacio--nes, algunas de Las cuales son tan absurdas como la declaracin evasiva quelas precede. El imperio ateniense, brillante progreso de dos generaciones,comparti el destino comn a los estados que se levantan gracias a la repre--sion de las libertades locales>~, escribe FISHER. Y otra: Es caracterstico delpolitesmo el ser tolerante Y otra ms: Los hombres, una vez embarcadosen el ocano de la lucha poltica, son fcilmente llevados ms all de dondepretendan 21>

    Puede notarse, en la declaracin del prefacio de FIsHER, unaconfusin co--mn en la mente del autor, entre las generalizaciones que conciernen a la 1-lis--toria completa y !as generalizaciones sobre un fragmento limitado de la mis-rna. Un buen montn de historiadores, creo, han condenado ambas cosas a lavez.

    La falacia de la generalizacin insidiosa aparece comnmente en una for--ma incluso ms insidiosa que en los casos de FIsHER. Los historiadores impre--sonistas, que arremeten duramente contra la cuantificacin y sus tendenciasdeshumanizadoras, son prontos a utilizar las palabras unos pocos, algu-nos, la mayora, muchos, singular, tpico, excepcional, co-mn, acostumbrado, normal, regular, recurrente, peridico, ex-tendido, frecuente y muchas otras. Estos trminos implican nmeros, ylos nmeros requieren recuento. Y sin embargo se usan sin cuantificacin.por profesores que creen que cuantificar no es parte de su trabajo. La inexacti--tud de mucha Historiografa impresionista es el resultado inevitable de esto.Otros historiadores hacen afirmaciones en las que incluso esas palabras estnimplcitas. Los resultados an son peores. Tan comn es esta forma de error,que el lector puede tornar casi cualquier obra histrica por s mismo y consul--tando casi cualquier pgina, hallar un ejemplo de la misma.

    Lo falacia de la generalizacin reversible es lo opuesto a muchos erroresde este captulo, una generalizacin estancada, en lugar de una precipitada,una mfra--afirmacin,en lugar de una exageracin. Es una especie de escarceointerpretativo, que en su forma extrema deja de ser interpretacin en absoluto,para convertirse en un laberinto de calificaciones mutuas o un equilibrio astu-to de contradicciones casusticas, o en una selva sin senda de detalles punti-liosos o en un resbaloso pantano de substantivos (tambin semnticamente)vacilantes.

    La falacia anticuaria es la opuesta al presentismo, y bastar una nota paradescribirla. Un anticuario es un recolector de hechos muertos, que va reIle--nando con serrn y que por separado almacena en vitrinas. A menudo es unseor (o seora) de respetables orgenes que est profundamente alejado del

    21> Ihid., 32, 45, 67.

    LIC ((.Iuaelernos de Injbrrnacin y Con,unicocin)2002,7,293-315 304

  • David Hackett Fisher Las falacias del historiadorpresente. El pasado le sirve de santuario ante el srdido mundo que ni acepta

    ni entiende. Su matriz al respecto del pasado tiene el siguiente aspecto:

    Tiempo Sucesos pasados

    (Pasado) 1 A B C D2 BCD3 CD4 0

    (Presente) 5 $ % & = ++

    En el Ateneo de Boston puede uno ver a rebaos de viejecitos como paja--ritos, que anidan en altas pilas de papel amarillento y que incuban sus memo-rias y mitos en monumentales Vidas--y-Obras.En todas las libreras municipa--les de Nueva Inglaterra hay probablemente una virgen puritana, reseca yencogida por sesenta inviernos de Massachussets y envuelta adecuadamenteen pao negro, que ha estado trabajando los ltimos veinte aos en la historiade su ciudad natal desde 1633 hasta 1933, cuando Franklin RoOsEVELT inicisu carrera y la Historia lleg a su fin. En la Sociedad Histrica de Marylandpodemos encontrar a un coronel retirado, impecablemente vestido, con la Es--trella de Bronce en un ojal y la Roseta de la Compaa de Coleccionistas Mi-litares en el otro, que est escribiendo una monografa sobre la ropa interioren el Ejrcito Continental. En la Sociedad Histrica Juda habr un caballeroanciano trabajando en un artculo titulado: Un Turista Judo en la Batalla deBladensburg. En la Biblioteca Pblica de Nueva York habr un desecadocura de provincias, con su traje oxford negro y sus calcetines de deporte blan--cos, que trabaja en la historia de la denominacin de su condado, desde laguerra del Rey William hasta la Paz de Ghent, para publicar en dos volme--nes de octavo, ilustrados. Tres aos atrs, la Editorial de la Universidad deOklahoma public un libro de un gelogo especialista en petrleo que diceposeer la ms grande coleccin privada de alambre de espino, la cual pareceque atesora en el ms propio espritu del anticuario ~,

    La fiada interminable hace de dos palabras una larga historia, o de unaLarga historia todava una ms larga de lo que debiera. Es una forma temporalde falsa extrapolacin un camino de desarrollo que se extiende ms alldel punto decisivo.

    Un ejemplo familiar es ese omnipresente clich de la historiografa moder-na europea, el auge de la clase media. Este grupo social ha sido considera--

    ~ Francis 1. y Henry O. MCCALLUN4. El Alambre que Cer el Oeste (Norrnan, OUa., 1965>.

    305 CId (Cuadernos dc Injrmacin y Lo,nunicocin)2002.2, 293-BiS

  • David Hockey Fisher Las falacias del historiador

    do emergente en todos los perodos posibies del siglo xii al xx. Se ha usadopara explicar el Renacimiento y la Reforma, para entender el Absolutismo yel Liberalismo, la monarqua y la repblica, el conservadurismo y el radicalis--mo, el nacionalismo y el internacionalismo, el romanticismo y el racionalis-mo, el fascismo y el comunismo, la revolucin comercial, la revolucin em--presarial. la agricultural, la industrial, la revolucin puritana, la revolucinamericana, larevolucin francesa, la revolucin rusa...

    Si la clase media hubiera efectivamente emergido con tanto poder comopresentan, debera hoy en da incluirse en el campo jurisdiccional de los astr--nomos, los nicos que pueden mensurar ascensiones tan continuadas con suspotentes instrumentos.

    Seguramente este risible fenmeno no precisa ms explicacin. Pero ellector interesado puede examinar el infortunado libro de Louis B. WRIGHTllamado La Cultura de la Clase Media en la inglaterra de Elizabeth (ChapelHill 1935) y la excelente crtica de J. M. HEXTFR, titulada El Mito de la Ca--se Media en la Inglaterra Tudor. Wright encontr una conexin interactivamuy ntima entre el auge de las clases medias y e! auge de los Tudor, dinastareconocidamente burguesa. HExTER se queja con derecho de la naturalezatautolgica de la tesis, segn la cual todo aquel que parezca estar emergiendopertenece a la clase media. Hexter se pregunta no solamente si de verdad esta--ba emergiendo la clase media en la Inglaterra Tudor, sino si realmente existaesa clase de algn modo significativo. Asegura que hay poca evidencia,pues, de que el perodo Tudor fuera testigo de desarrollo alguno de una con--ciencia de clase en la burguesa, o de orgullo de grupo, o deseos de poder, yque no hay pruebas de que los monarcas de dinasta Tudor favorecieran el co--mercio de modo especial, o que manifestaran caractersticas de clase mc--dia de algn modo inteligible ~.

    La falacia del post hoc, propter IWC es la errnea idea deque si un sucesoB ocurri despus de un suceso A, ocurri por causa del suceso A. Un ejem--po es el que nos llega de una pasajera del buque italiano Andrea Doria. Enla noche fatal de la colisin del Doria con el barco sueco Gripsholn, enlas costas de Nantucket en 1956, la dama sc retir a su camarote y encendiuna lmpara. Repentinamente hubo un gran choque y estruendo metlico, ypasajeros y tripulacin salieron corriendo por los pasillos del barco. La mujersali de su camarote y explic a la primera persona que se encontr que ha-ba debido accionar sin querer el freno de emergencia! ~.

    Hay muchas falacias post baC en el mbito histrico. Considrese, porejemplo, un problema interpretativo mayor, la derrota de la Armada espao-

    22 I-IEXTER. Reappraisals iii flisorv, p. 99.23 Alvin Mosco, CoUision Con rse, Nueva York, 1959. p. 85.

    CJC (Cuadernos de Informacin y Comunicacin)2002,7,293-315 306

  • David Hackett Fisher Las falacias del historiador

    la en 1588. Algunos estudiosos han sugerido que este suceso caus el decli-ve del imperio espaol y el ascenso del britnico. Pero Garrett MAYrINGLYreplica que es difcil verlo de ese modo. En 1603 Espaa no haba perdidoni una sola de sus posiciones martimas ante los ingleses, mientras que la co--ionizacin britnica de Virginia se haba pospuesto por el momento. Otrosargumentan que la derrota de la armada espaola provoc el traspaso delcontrol de los mares, de Espaa a Inglaterra. El Profesor MArrNGLY contes--ta que antes de 1588 el poder martimo ingls en el Atlntico haba sidonormalmente superior a las fuerzas conjuntas de Castilla y Portugal, y queas segua siendo, pero tras 1588 el margen de superioridad disminuy. Laderrota de la Invencible no fue el final, sino ms bien el comienzo de la Ar-mada espaola.

    Otros an han atribuido a la derrota de la armada invencible la dislocacinde la economa espaola con la prdida de las comunicaciones con Amrica.MATTINGLY: De hecho, ms tesoros americanos llegaron a Espaa en losaos entre 1588 y 1603 que en cualesquiera otros quince aos de la historiadel pas. Y an otros han planteado que los sucesos citados condujeron a laexplosin del genio literario que marc los ltimos quince aos del reinado deIsabel. MATTINGLY: La afirmacin de una conexin causal entre la derrotade la Armada Invencible y el florecimiento en la dramaturgia isabelina es dif--cil de refutar; y mucho ms difcil, excepto por el mtodo post hoc, propterbac, de probar. No hay vnculo en Inglaterra entre la campaa de Lepanto ycualquier obra literaria, ms claro que el que se da en una obra espaola (DonQuijote).

    MNrrINGLY mismo cree que hay verdad en la tesis de que los sucesos de laArmada Invencible decidieron que la unidad religiosa no deba reimponersepor la fuerza a los herederos de la Cristiandad Medieval. Pero esta afirma--cin, moderada tal como est en el libro del autor citado, puede tambin re--chazarse con el mtodo del pro bac. Lo definitivo de la fragmentacin de laCristiandad estaba ya claro antes de la partida de la Armada. Si haba muchoscatlicos y protestantes ciegos ante este hecho, la derrota no pudo desprenderlas escamas de sus ojos por muchos aos despus. Mejor argumento sera elpapel causal de esos sucesos en eL crecimiento del nacionalismo britnico,pero hasta esto habra que matizarlo, tanto considerando las agitaciones nacio-nalistas anteriores a 1588 corno la persistencia de los lazos subnacionales ysupemacionales en Inglaterra despus de esa fecha.

    En breve, parece que la derrota de la Armada espaola, por potente y me--lodramtica que fuera, pudo bien ser claramente algo intil en sus resultados.Dicha derrota no parece haber conllevado grandes efectos, excepto acabar conla estrategia espaola que la tena como maniobra principal. Este criterio se--guro que viola los instintos patrios de todo ingls y la sensibilidad esttica de

    307 CIC (Cuadernos de Informacin y Comunicacin)2002, 7,293-315

  • David I-Iackett Fis/ter Lis falacias del historiador

    todos nosotros. Un gran suceso debe tener grandes resultados, pensamos. Peroesta es la falacia de la identidad, que trataremos despus.

    La falacia de la prioridad absoluta asume que debe haber un primer tr-mino absoluto en cualquier serie causal, y que si el suceso Al causa el sucesoBJ,la mismo no puede ser cierto deB y Al.

    Hay muchos problemas de la causalidad histrica en los que la relacin in-teractiva entre A(n) y B (n) tiene ms sentido que ninguna otra. Caus elProtestantismo la rpida expansin del Capitalismo en Europa y Amrica? Ofue el Capitalismo el que expandi el Protestantismo? Los historiadores handiscutido sobre esta cuestin durante tres generaciones. Seguramente existiuna interaccin entre estos dos grandes movimientos. Es imposible decir culfue el primero de ellos, porque existieron proto--capitalismosy proto-protes--tantismos datables incluso en el Libro del Gnesis.

    Los historiadores norteamericanos parecen igualmente determinados a en-contrar una causa primera de otro problema, tambin viejo de hasta tres gene-raciones historiogrficas. Caus la inferioridad de los negros americanos elprejuicio anti--negro,o fue el prejuicio el que caus la inferioridad? Se hanaventurado argumentos a favor de ambas proposiciones. Pero Gunnar MYR-DAL ms certeramente indica, que hubo un crculo vicioso en el que el prejui-cio caus la inferioridad y la inferioridad aliment el prejuicio. Desde el prin-cipio mismo hubo un intenso sentimiento contra los negros en la culturaangloamericana, y la naturaleza del proceso de aculturacin fue tal que los ne-gros estuvieron en una posicin y condicin cultural (pero no racial) inferiordesde el principio mismo.

    Una minora de historiadores ha intentado tratar el problema de la motiva--cin histrica de modos ms satisfactorios, aplicando la teora de FREUD di--rectamente a sus temas. Ni ms ni menos que ya en 1913 un historiador norte--americano prob suerte con una interpretacin psicoanaltica de MartnLUTERO 24 1--la habido muchos otros proyectos de similar naturaleza en los l--timos cincuenta aos, y pocos han generado visiones tiles y constructivas delos problemas histricos25.

    24 Preserved SMrn. Luthcrs Early Oeveloprnent lo Use Light of Psychoaualysis, Ameri-can Jaurnal ofPsychologv, 24, (1913: 360-371>.

    25 Alexander y Giuliette GEORGE, Woodrow, Wilson y Colonc Hoase: A pervanaiiry Smc/y(Ny 1956): William B. WLLcox, Por/rail of a general. Sir Heny Clinton it, (he war rj nc/e-pendence (N.Y., 1964); Fawn Baome, Thaddeus Sieccas (N.Y., 1959): Erik EmKso>, YcmngAJan Ludier: a Suc/y itt Psychopanalvwuis md Hi=torv(N.Y., 962); E. R. Donns, E/te tireetsano 1/te Irralional (Berkeley, 1951); Lewis EDINGER, Kurt Sc/turnad/ter: audv of 1/te Po/bical

    CI (Cuadernos de Informacin y Conmnia

  • David Hackett Fisher Las falacias del historiador

    Estos experimentos han terminado en fracaso ms frecuentemente que enxito. Comnmente han consistido en atracos freudianos sobre la Historia, obien atracos histricos sobre Freud. Los resultados han variado de lo altamen--te dudoso a lo directamente falso.

    La falacia pattica es la adscripcin de conducta animada a objetos inani-mados. En la definicin de Arnold TOYNBEE, la dotacin imaginativa de vidaa objetos inanimados 26, Comnmente la falacia pattica toma la forma delantropomorfismo o antropopathismo, en la cual se da forma humana y senti--mientos humanos a dioses, grupos, objetos, etc.27 Hay muchos ejemplos de lafalacia pattica en la escritura histrica explcita por los conservadores quetemen a la bestia bolchevique, liberales que se quejan de la astucia del capi--talismo, historiadores intelectuales que hablan de la mente ilustrada o histo-riadores institucionales a quienes les gustada tener a una Madame Libertadremangndose las faldas y saltando las barricadas, como en la famosa versinde DELACROIX de la Revolucin de 1830.

    Es a menudo difcil distinguir esta falacia de lo que puede ser simplementeuna figura retrica algo exagerada. Y es igualmente problemtico poner el li--mite en el cual conductas individuales pueden transerirse a grupos. Existealgo llamado carcter nacional? Para mejor o para peor, muchos historiadoresy cientficos sociales creen que as es, y algunos hablan de l como si se trata--ra de una persona. A veces la intencin es meramente metafrica. Pero es ex--tremadamente dudoso y peligroso que esa imagen entre en nuestra mente,pues fcilmente perderemos el control sobre la misma. Considrese el casodel libro de Henry STEELE COMMAGER La Mente Americana. En su prefacio,el autor explcitamente reconoce la naturaleza ficticia de su ttulo. Pero en elprimer captulo la ficcin se hace realidad y COMMAGER empieza a pintar arasgos simples y rpidos un retrato del Norteamericano. Sesenta millonesde mentes se hacen mgicamente una sola, y el autor recita una larga lista derasgos singulares:

    Rehaviour (Standford, 1965); Rudolph BINUIoN. Frau Loo: Nietzsches Wayward Discipline(Princeton, 1968); Lewis NAMJER, King George III: A Study of personality, Personalities anoPowers (London, 1955), 39-58; y a pesar de las criticas de los cognoscenti Ernest JaNes, FijeLifr ano Wor/< of Sigmund Freud, 3 vols. (N.Y., 1953-1957).

    ~ TOYNBEE, Amold,,4 Smc/y ofHisory, 12 vals. New York, 1935-61, 1:8; 12:45; 116.27 A veces otras formas de vida son ci modelo, como cuando Theodore Raosnvas escribi

    un discurso en el que hablaba del mundo como un jardn zoolgico y comparaba a todas las fin-dones con animales especmcoscomo los monos, hienas, hipoptamos, Inico interpretativo quefue desaconsejado porsu sabio amigo Elihu Roas, no porsus deficiencias lgicas, sino simple--mente porsu torpeza diplomtica. RaoTsugiri solemnemente que RoosevELT retirara todas lasfrases que pudieran provocarguerra entre Estados Unidos y otros pases.

    309 CIC (Cuadernos de informacin y Comuni

  • David Haekett Fisher Las flacias del historiador

    El norteamericano es incurablemente optimista... tiene poco sentido del pa--sado... tiene ideas amplias, su imaginacin abarca un continente, y se impacien-ta con las operaciones diminutas.., confa en el espritu del trabajo duro... Sutendencia a lo cuantitativo ha encantado su pensamiento... Las teoras y especu-laciones molestan al norteamericano, y huye de las filosofas abstrusas sobregobierno, o sobre conducta... Su religin, a pesar de los antecedentes calvinis--tas, es prctica. Es ms religioso que devoto... La actitud norteamericana haciala cultura fue antes sospechosa e indulgente. Cuando interfera con actividadesms importantes, desconfiaba de la misma; cuando constitua la recreacin desus horas de ocio o de su poblacin femenina, la toleraba... El sentido de laequidad pennea la vida norteamericana y su pensamiento... E> americano tienebuen natural, es generoso, hospitalario y sociable... La cualidad ms persistentey extendida del norteamericano es el descuido.., la actitud norteamericana haciala autoridad, las reglas y las normas es el desprecio de la burocracia y la disci-plina... El norteamericano era antes inteligente y conservador, independiente ydigno de confianza... Era romntico y sentimental ... El norteamericano tena unagudo sentido de la honradez

    Todas estas cualidades pertenecen sin duda a algunos norteamericanos, yalgunas de ellas quizs describan bien a la mayora de ellos. Pero en el librode COMMAGER conforman una especie de sersuperior llamado el norteameri--cano, criatura que parece poseer no solamente un conjunto de rasgos menta-les normativos, sino una mente y voluntad autnomas. El uso por COMMAGERde la personificacin hace imposible al lector distinguir un instrumento retdri--co de una estructura conceptual. Adems al propio COMMAGER tambin le di--ficulta tal distincin.

    Otro tipo de ambigedad consiste en el uso de un trmino antiguo de unmodo nuevo, sm avisar de ese nuevo uso. Sir Lewis NAMIER proporciona undivertido ejemplo de una seora victoriana que se quejaba de que no le gusta-ba una casa porque era demasiado romntica. Quien la escuchaba le pre-gunt: No entiendo qu quiere usted decir con que es romntica Y la damavictoriana respondi: Cuando digo romntica quiero decir hmeda ~.

    Hay muchas ambigedades de este talante en los escritos de la llamadaNueva Izquierda norteamericana. Todo radical de sangre roja sabe que el libe--ralismo americano es en realidad totalitarismo, y que la democracia amerca-

    2< Henry STeeLe COMMAGFR, T/te American Miad, a,, lnte~nrdation o/American Thoughiano Characier Since /8~O,New huyen 950, Pp. 3--40.passrn.

    Sir Lewis NAMIER, History and Political Culture>,, en Ritz SIERN, cd.. Vacicties of Ms-rorv, N.Y., l956,p.386.

    CC (Cuadernos de h,for,nacin y Comunicacin)2002,7,293-315 310

  • David Hackett Fisher Lasfalacias del historiador

    na es en realidad tirana, y que la libertad americana es una suene de esclavi-tud, y que la tolerancia estadounidense no es tal tolerancia y que la sociedadabierta americana es en realidad un gigantesco campo de concentracin alam--brado de espinos invisibles. Para los no iniciados, los significados de esas pa--labras parecen estar retorcidos ms all de su lmite. Quizs la confusin sedebe a la tozuda determinacin de los radicales americanos de conceptuar supropia sociedad en trminos tomados de otra muy diferente. La irrelevanciade dichos trminos se oculta con la ambiguedad de la gente que los invoca.

    Una forma especial de ambigledad puede llamarse la falacia de etcetera--cin. Ocurre cuando un historiador, enumerando evidencias, o categoras, o ti--pos, o razones, intenta disfrazar un problema o quizs la pobreza de su mate--rial empleando la abreviatura etc. Un ejemplo nos lo da MAITLAND, quiendescubri que ELiZABETH 1 fue la primera monarca inglesa en aadir las pala--bras et etera a su ttulo, MAITLAND sopes la cuestin, y finalmente lleg a lasiguiente conclusin:

    No hay duda de que fue una defensora de la Fe, aunque no podemos asegu-rar qu fe defendiera. Pero es eso todo? Fue ella o no la Cabeza Suprema dela Iglesia de Inglaterra e IrlandatUn problema difcil. En ambos sitios habahombres con opiniones extremas que concordaban en que la solucin no se ob--tendra en ningn libro estatutario terrenal. Entonces ocurri algo afortunado.Su majestad se eteeter a s misma. Esto dej sus manos libres, para poder ex--plicar el verdadero significado de esa elceteracin cuando la ocasin lo requi-riese. As la reina Isabel 1 se hizo la primera dignataria inglesa que solemne--mente etceter.

    El ~

  • Da vid Hackett Fisher La5 falacias delhistoriador

    tres modos especficos. Primero, pueden derivarse de un pronombre relativocon ms de una referencia posible. El ejemplo clsico es Dijo: Ensilldmelo(el caballo). Y le ensillaron a l. En segundo lugar, la anfibologa puede sur--gir de un modificador adverbial desplazado, como en la definicin proverbialde la Antropologa como la ciencia del hombre que abarca a la mujer. Entercer lugar la anfibologa puede ser resultado de una construccin elptica,como en un cartel de guerra que apremiaba a todo el mundo a ahorrar jabny papel higinico 32~ Los siguientes ejemplos historiogrficos son hipotticos:

    1. El rico mobiliario de madera Chippendale era realizado por artesanoscoloniales, con sus patas curvadas y sus ganchudas pezuas.

    2. Muchos norteamericanos se sintieron ultrajados cuando el presidenteTheodore Roosevelt cen (con) un Negro.

    3. La medidas del New Deal fueron comprensiblemente populares, puesmuchos hombres tuvieron un trabajo, y las mujeres.

    4. ~

  • David Hackett Fisher Las falacias del historiador

    como sus lectores. Los historiadores son conocidos por su tendencia a escribirsiempre cuando quieren decir a veces, a veces cuando quieren decirocasionalmente y ocasionalmente cuando pretenden rara vez, y raravez por una vez. En la escritura histrica ciertamente significa proba--blemente, y probablemente significa posiblemente, y posiblementesignifica puede darse.

    Similarmente la frase No necesita comentario debe traducirse a vecescomo no s qu comentario necesita. Cuando un historiador escribe Sedesconoce puede significar Yo lo desconozco, No lo s o incluso Nopodra decir nada. La expresin De hecho a veces significa simplementeEn mi opinin. Y las expresiones Indudablemente o Sin lugar a dudas,o Ms all de toda duda deben leerse a veces: Existe un elemento de dudaque yo, el autor, no considero.

    Otra variacin familiar en este melanclico tema es la tendencia a conver--dr el veredicto de un historiador en el veredicto de la Historia. Arthur SCH--LESINGER ir. parece estar habituado a este feo uso. Y cuando escribe Y asLANDON pas a la Historia (P. 232) quiere decir ya he terminado con AIfpor ahora33.Otra figura de similar cariz es la hiprbole Todo escolar sabe. Si todoslos escolares supieran cuanto MACAULAY cree que saben, sedan todos honorisCausa de la universidad por su omnisciencia. Todo escolar sabe...quin es--trangul a ATAHUALPA, escribe MACAULAY. Dudo que ningn escolar mo--derno, queno sea del Per sepa ni quin era AmIIUALPA, fliiiclio menos cmomurio. Quizs las cosas eran diferentes cuando PREscorr era popular, y nohaba tantos estrangulamientos que recordar. Pero en general la frase todoescolar sabe quiere decir algunos escolares aplicados han olvidado ya, o noresaltan suficientemente, el hecho siguiente.

    Adlai STrsvaNsoN gustaba contar un cuento de s mismo, que contiene lafalacia del acento. Durante la campaa presidencial de 1956 lleg al aero-puerto de Chicago donde le esperaba una enardecida multitud. En la primerafila haba una enorme mujer embarazada, que llevaba una gran pancarta quedeca SIEVENSON ES EL HOMBRE ~.

    Un ejemplo historiogrfico aparece en un articulo de M. RosTovTzrFu, ElDeclive del Viejo Mundo y su Explicacin Econmica. El autor examina la

    ~ The Coming of a New Deal, Boston 1959, 125 passim.Kenneth 5. D~vs, The Politics ofHonour: A BiographyofAdlai Stevenson (N.Y., 1967),

    p. 363.

    313 CIC

  • David Hachen Fis/ier Las flacias del historiador

    exactitud de las interpretaciones del declive de la civilizacin antigua y con--cluye inteligentemente que todo depende del modo como acentuemos tal frase.Si hablamos del declive de la civilizacin ant/gua es una cosa. Pero si habla--mos del declive de la civilizacin antigua es otra distinta. As, escribe Ros--TOvTZEFF, aplicar a sucesos anteriores a los siglos de DIOCLEcIANo y CONS--TANTINO el trmino decadencia o declive es equvoco o injusto. Si, detodos modos, la frmula declive de la civilizacin antigua es acentuada enla palabra antigua y no en civilizacin, estaremos ms en lo cierto... ~

    Otro ejemplo, esta vez de la Historia norteamericana, proviene de una fra--se de la Declaracin de Independencia. Todos los hombres son creados igua--les. Uno se pregunta si JEFFERSON quera decir Todos los hombres son crea--dos iguales o bien Todos los hombres son creados iguales. Si es laprimera, pudo estar de acuerdo con Nathaniel AMES, quien observ que:

    Todos los hombres son creados igualespero difieren mucho a continuacin

    Y si quiso decir lo otro, entonces aparece una idea ms extensa de igual-dad.

    En la noche del 4 dejulio de 1826, decimoquinto aniversario de la Deca--racin de Independencia, JEFFERSON y John ADAMS murieron dramticamentecon unas pocas horas de diferencia. Las ltimas palabras de ADAMS las dijo amedia noche, despertando brevemente y preguntando: Vive an ThomasJEFFERSON?, para volver de nuevo a la inconsciencia. Algunos historiadoresentienden la pregunta como un noble tributo al tercer Presidente. Pero uno sepregunta qu quiso decir ADAMS con su dlfica frase. Quizs lo dijo entregruidos, y significando: Todava vive ese rubio hijo de puta?

    La insinuacin es una forma de la falacia del accnto. Hay muchos finosejemplos de insinuacin en las reflexiones sobre caracteres y reputaciones enla obra de TCITO. Un estudioso de su obra clogia su habilidad para servirsede todos los recursos disponibles del latn para expresar anttesis e insinuacio-nes >~. Un ejemplo menos sutil, que saca de su tosquedad cierta claridad ilus--trativa, fue cometido en la Nueva Inglaterra del diecinueve por un cura y queaparece en una reciente biografa de las hermanas GRIMK:

    Viajando en un barco a New Haven, James G. BIRNEY encontr al reveren-do Leonard BCON, pastor de la Primera Iglesia Congregacional de New Ha-ven. Aprovechando la ocasin, le pregunt por una frase atribuida a l sobre Sa--rah Grirnk.

  • David Hackett Fisher Las falacias del historiador

    ,Qu frase es? pregunt el Rey. Bacon.Me han dicho dijo BIRNEY, que hablando del fanatismo una vez en Nue--

    va Inglaterra, usted haba contado que una mujer cuquera se paseaba pblica--mente por las calles de Salem desnuda Corno ViflO al mundo, pero que la Srta.GRIMK no habahecho tal cosa wc/ava. Dijo usted eso?

    Lo dije, admiti rpidamente, y tras una pausa aadi: Y quin sabe sideb decirque lo hizo a secas? ~.

    Si la insinuacin es entendida de modo general, significando cualquierconnotacin expresiva, no puede ser eliminada de nuestro lenguaje. Algunoslo han intentado, con desesperados expedientes. Se dice que Jeremy BENTHAMtema tanto la falacia del acento que deliberadamente usaba a un lector conuna voz perfectamente montona. Pero incluso la monotona puede produciruna falacia de acento en un estilo que requiera, por ejemplo, variaciones tona--les, como ocurre en el estilo ingls. El nico medio racional es trabajar paracontrolar las connotaciones, incluso, las insinuaciones, de modo que los signi-ficados velados estn adecuados al propsito del autor, y contengan razn yexactitud emprica. La falacia del acento no consiste en el uso del nfasis,sino en un uso deshonesto o inadecuado.

    (Las sucesivas falacias han sido tomadas de tas pginas: 15--16; 28-29; 31--32; 34--35; 36--32;74-25; 90--91; 124--125; 140-141;149--150; 166--162; 178;188; 192; 266; 267; 270--271;272--273;del texto original.)

    ~ Gerda LERNER, Las /zer,nanas Gri,nk de/Surde Carolina, Boston, 1967, p. 196.

    315 CIC