De Hegel a Adorno. Sobre la comprención filosófica del arte

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  • 7/22/2019 De Hegel a Adorno. Sobre la comprencin filosfica del arte

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    Antonio Gutirrez Pozo

    De Hegel a AdornoSobre la comprensin filosfica del arte

    Abstract As Hegel, Adorno points out thephilosophical transcendence of Art but he does iton the base of the convergence of Art andPhilosophy. That convergence, the nucleus ofAdorno s Aesthetics, is founded on the dialecticdiscovered in the aesthetic experience. Adornoincorporates to philosophy the aesthetic element,which is what permits philosophical reason tosurpass the identity imposed by idealism, and toconstitute itself in dialectic to think what can bethought, that is, the concrete.

    Key words Hegel, Adorno, Gennan idealism,dialectics, aesthetics.Resumen Adorno, como Hegel, destaca la

    relevancia filosfica del arte, pero lo hace sobrela base de la convergencia entre arte y filosofa.Esa convergencia, ncleo de la esttica deAdorno, se fundamenta sobre la dialctica des-cubierta en la experiencia esttica. Adorno in-cluye en la filosofa el elemento esttico, que esel que permite a la razn filosfica superar laidentidad impuesta por el idealismo, constituir-se en dialctica y pensar lo que no se puedepensar, lo concreto.

    Palabras clave Hegel, Adorno, idealismoalemn, dialctica, esttica.

    1 La relevancia filosfica del arteEn este trabajo pretendemos presentar la

    teora esttica de Adorno como una propuesta

    adecuada para precisar la naturaleza y el estatusfilosficos actuales de la esttica, ms all de losplanteamientos estticos de Hegel y de -recono-ciendo la impropiedad del uso del trmino est-tica - Heidegger, aunque eso s reconociendoque la concepcin esttica de Adorno se perfilaprecisamente en el debate con ellos, especial-mente con la posicin hegeliana. No obstante, lateora esttica de Adorno se alinea en principiocon la tesis fundamental de Hegel y de Heideggeren el sentido de afirmar la relevancia filosfico/e-pistemolgica y ontolgica del arte, frente a laotra perspectiva que ha configurado en gran par-te la comprensin moderna de la esttica, la queparte de Kant y pasando por Kierkegaard culmi-na en el positivismo. La compartimentacin kan-ti ana del saber acab por conceder los derechosen exclusiva del conocimiento y la verdad a laciencia, afirmando que el juicio esttico -el arte-no aporta ningn conocimiento de sus objetos El arte tendra que ver ms bien con el sentimien-to de vida. As, desalojndolo del conocimiento,inaugur Kant la comprensin del arte como jue-go, actividad gratuita y desinteresada, compren-sin que culmin en el positivismo de Spencer yTaine donde el arte -constituido ya en mero tni-co vital, materia irracional librada a la salvaje ar-bitrariedad de la fantasa- deviene puro juego,cosa nada seria, actividad secundaria frente a laciencia, que por tener en propiedad los derechosdel conocimiento se configura como la nica ac-tividad verdaderamente seria. Por esto no resultaextrao que el pensamiento moderno mayorita-riamente haya acostado la filosofa del lado de laciencia (Descartes, Kant o Husserl), ni que

    Rev. Filosofa Univ. Costa Rica, XLI (104), 175-185, Julio-Diciembre 2003

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    cuando se ha reconocido la insuficiencia del pen-samiento cientfico-racional la filosofa se hayaacercado ms a la religin (Kierkegaard) que alarte/. Hegel y -salvando las enormes diferen-cias entre uno y otro- Heidegger reaccionaroncontra esta comprensin positivista del arte.Hegel afirma que el arte es digno de tratamien-to cientfico/filosfico y si lo es se debe a queno es ni simple tnico vital, ni arbitrario juegono reglado'': el arte no es el mbito de la irra-cionalidad, sino que junto a la religin y la fi-losofa son formas de expresar y de hacerconsciente lo divino, la verdad ms universaldel espritu hurnano'. Son manifestaciones delespritu, o sea, modos de hacer conscientes susintereses supremos, y cada uno de ellos lo hacesegn su particular naturalezas. En concreto, elarte representa para Hegella manifestacin sen-sible de la Idea (sinnliche Scheinen der Idee) 6.Desde luego Hegel, frente a Kant, al hacer delarte una expresin del espritu, espritu cuyaesencia es el pensamiento, lo vincul al conoci-miento y la verdad, de manera que percibi y su-bray la relevancia filosfica de la esttica. YHeidegger por su parte concibi el arte como elponerse en obra de la verdad de ente (sich-ins-Werk-Setzen der Wahrheit des Seienden), el lle-gar a ser y acontecer de la verdad , o sea, del ser?Hegel y Heidegger en definitiva reafirman la serie-dad del arte, su alcance epistemolgico y ontol-gico. Tambin Adorno sostiene -especialrnentecon Hegel- que el arte, lejos de ser el lugar de lairracionalidad, es ms bien una complexin de laverdad (Komplexion der Wahrheit) 8, y slo poreso considera posible -y realiza segn reza el t-tulo mismo de su obra- una teora esttica , unateora (racional) sobre lo esttico, que evi-dentemente sera imposible si el arte fuese un m-bito irracional. El arte piensa, subraya Adorno,aunque -eso s- piensa/juzga sin palabras(wortlos) ; su pensar, su lgica no es concep-tual ni judicatva . De manera que el arte no esmero estimulante vital o emocional, no slo noshace rer o llorar, como reza el tpico periods-tico-positivista que entiende el arte desde elpunto de vista de las emociones: ante todo, elarte nos hace pensar. Ahora bien, a esto se limi-ta el parecido de la esttica de Adorno con las

    de Hegel y Heidegger. A partir de aqu se tratade ver la peculiaridad de la comprensin ador-niana de la esttica frente a las que exponenHegel y Heidegger. Esa peculiaridad se perfilaen la relacin entre arte y filosofa, relacin quees que en definitiva subyace a toda compren-sin verdaderamente filosfica de la esttica. Elestatus y la naturaleza de la esttica se diluci-dan precisamente al filo de la relacin entre ar-te y filosofa. Dicho de otro modo: toda estticacontiene como rasgo esencial una determinadamanera de entender la relacin arte-filosofa, y deaqu se desprende que es lo primero que debemosperfilar cuando nos acercamos a la esttica decualquier autor. Representa la llave que nos abreel edificio esttico.Hegel y Heidegger salvan el arte, legitimansu seriedad, subrayan su competencia epistemo-lgica y ontolgica. Pero sus propuestas planteanalgunos inconvenientes, en torno a los cuales sedibuja la teora esttica de Adorno. Considere-mos especialmente el programa esttico hege-liano. Cuanto menos juego y tnico vital estimaHegel que es el arte, y cuanto ms conocimientoy actividad seria cree que es, paradjicamentems inesencial considera frente a la filosofa,hasta el punto de disolverlo finalmente en e\la yconvertirlo en un pasado (ein Vergangenes) IO-operacin que luego se ha denominado muertedel arte-. Pero esta paradoja deja de serIo y seconvierte en algo de ms natural si tenemospresente que Hegel, lejos de defender la peculia-ridad del conocimiento artstico frente al filosfi-co, mide el arte desde el patrn de la filosofaconfigurada ya en modelo y meta del arte. Haacostado tanto Hegel el arte del lado del conoci-miento filosfico -conceptual-, y ha defendidotan poco su especificidad, que el desenlace no po-da ser otro que la superacin del arte por la filo-sofa, de la intuicin por el concepto. Ciertamen-te, cuando de lo que se trata es de manifestarideas, o sea, de expresar el espritu, de que elespritu tome autoconciencia -y este es el pun-to clave, el elemento que segn veremos Ador-no va a poner en cuestin precisamente a partirdel propio Hegel-, cuando se trata de esto, elarte -que va a representar verdaderamente otracosa- est en desventaja respecto del concepto

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    filosfico, y ello debido a que la forma de ex-presin artstica es sensible y no todo conteni-do espiritual puede sensibilizarse , de maneraque el carcter sensible del arte le obliga a limi-tarse a manifestar cierto estadio de la verdad,de la autoconciencia del espritu. Lo que haceel arte -manifestacin del espritu, expresinde ideas- lo hace -mejor, ms adecuadamente-la filosofa, el concepto. Adems de aquellacomprensin sensible de la verdad, Hegel afir-ma la existencia de una comprensin ms pro-funda de la verdad, la del pensamiento reflexi-vo, la filosfica, sin ningn parentesco ya conlo sensible y que no se puede expresar de ma-nera adecuada sensiblemente 11. El arte enton-ces para Hegel ya no puede ser la forma supre-ma y absoluta de expresin del espritu , laforma suprema en que se hace existente la ver-dad , la autoconciencia del espritu 12. El pensa-miento y la reflexin superan al arte. El arteacaba volvindose algo superfluo, innecesario,siendo superado por la filosofa. El arte segnHegel muere por superfluidad 13. Desde el mo-mento en que Hegel concibi la obra de artemore filosfico como smbolo de una idea esta-ba dictada su sentencia de muerte. En definiti-va, Hegel salva la relevancia epistemolgicadel arte 'fiIosofndolo', o sea, convirtindoloen filosofa, en trasunto del saber filosfico. Larecuperacin del valor epistemolgico del artepracticada por Hegel acaba desembocando dela manera ms natural en la afirmacin de quela esttica, la ciencia del arte, vale ms que elpropio arte. La legitimacin hegeliana de la se-riedad del arte a travs de la filosofa terminapor costarle la propia vida al arte. El caso deHegel ensea a Adorno -le ensea a una estti-ca actualizada- que la salvacin del arte nopuede hacerse sin el propio arte, es decir, la sal-vacin tiene que provenir de la afirmacin de lapeculiaridad de su conocimiento no discursivoy no puede importarse de la filosofa.

    Lo contrario que en Hegel encontramos enHeidegger. Si en Hegel la filosofa sustitua fi-nalmente al arte superndolo, en Heidegger es elarte quien -empleando un trmino no del todoadecuado- supera a la filosofa. En el pensarheideggeriano la filosofa acaba configurndose

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    sobre el patrn del arte. Tras la crisis de la ra-zn y de la cultura cientficolracional, en suma,tras la crisis de la cultura metafsico/humanista,la filosofa no encuentra otro camino posible desupervivencia segn Heidegger ms que imi-tar al arte, convertido ya en modelo esencial dela filosofa . El conocimiento racional o con-ceptual de la filosofa es abandonado por el co-nocimiento potico del arte previamente deshu-manizado y concebido como palabra del ser. Lafilosofa, el pensamiento conceptualizador, ajuicio de Heidegger, es el enemigo del pen-sar' , del pensar potico del arte todava ocul-to pero que acabar suplantando al pensamien-to objetivador del concepto. En ltimo trminoesta es la razn de la condena heideggeriana dela esttica, puesto que sta consiste en la -des-de el punto de vista Heidegger- imposible pre-tensin de pensar conceptual mente el arte, unapretensin que para l representa una formams del modo humanista/metafsico. La estti-ca es el modo humanista/metafsico de tratar el fe-nmeno del arte, es decir, una humanizacin deun fenmeno propiamente ontolgico como elarte, que es poema escrito por el ser; y la estti-ca de Hegel es su ltimo y ms consumado ex-pcnente ' . As es como Heidegger concede rele-vancia ontolgica y epistemolgica -usado esteltimo trmino con muchas reservas- al arte,deshumanizndolo, apartndolo -mejor: ene-mistndolo- de la filosofa entendida como co-nocimiento discursivo. Ahora bien, Adorno sos-tiene en pos del mantenimiento de la separacinde esferas que el arte no es -ni puede, ni debeser- modelo de la filosofa (philosophischesMab)17. Una filosofa que imite al arte -aade-se autoelimina pues la filosofa es conceptual, elconcepto es su rgano . La filosofa no puedesobrevivir fuera del medio del concepto, su hbitat natural. El caso de Heidegger ensea aAdorno y en general a una esttica contempor-nea que no es suficiente afirmar la peculiaridaddel conocimiento artstico frente al conceptual,lo que hace sin duda Heidegger, sino que ade-ms hay que evitar que esa afirmacin lleveconsigo la supresin del conocimiento discursi-vo de la filosofa. Ahora bien, a propsito de lainterpretacin que hace Adorno de Heidegger

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    cabe plantearse razonadamente la duda de si esasupuesta eliminacin de la filosofa que practi-cara Heidegger al obligarla a imitar al arte, norespondera ms bien al proyecto de lograr unanueva filosofa, 'potica', que realmente no semontara sobre la aniquilacin del pensar racio-nal-tesis de base de Adorno-, sino ms bien so-bre su re-colocacin o enraizamiento en su ma-triz originaria, el logos mitopoitico. Slo elmodelo de racionalidad 'moderno' y la filosofa yla tcnica que la acompaan, que han olvidado suorigen poiti o es decir, que han olvidado queson funciones de la alethia, del desvelamientode la verdad/ser, slo ellas son las enemigas delpensar. Se trata entonces no de suprimirlas, sinode devolverlas a su fuente originaria. La propues-ta heideggeriana supondra entonces la supresinde la escisin entre arte y filosofa, y su resulta-do sera el pensar, el pensar potico, un pensardonde razn y poesa alcanzaran una conviven-cia pacfica, y donde el ideal romntico de la in-tuicin intelectual volvera a tomar cuerpo. Estainterpretacin de Heidegger no obstante volveraa chocar frontal mente con la posicin de Adorno,para el que la separacin entre arte y filosofa-algo irreversible- se fundamenta sobre la es-tructura misma de la conciencia dividida en dosdimensiones distintas e irreducibles: una mimti-ea/expresiva, artstica y otra conceptual, filo-sfica . De ah que Adorno desestime de entradacualquier proyecto filosfico que se sostenga so-bre la esperanza de encontrar en la concienciafuentes ocultas que nos liberen del pensar objeti-vador o conceptualizador hasta ahora imperan te,y que nos abran la posibilidad de un pensar nue-vo y distinto' . En definitiva -y siempre desde laperspectiva abierta por Adorno-, Hegel sobreva-loraba el conocimiento racional o conceptual endetrimento de la particularidad epistemolgicadel arte; Heidegger hace lo mismo con el conoci-miento potico en detrimento del filosfico/discur-sivo. Lo que ambos, Hegel y Heidegger, ensean ala esttica es que sta tiene que montarse sobre labase de la evitacin de la confusin de esferas en-tre arte y filosofa, la reduccin o absorcin de unopor otro. Esta es la direccin que sigue Adorno.Por tanto, y en resumen, los elementos de partidade la fundamentacin adorniana de la esttica son

    los siguientes. Primero, el arte tiene relevanciaepistemolgica, es conocimiento vinculado a laverdad; segundo, es un conocimiento peculiar, nodiscursivo; y en tercer lugar, ese conocimientoexiste al lado del conocimiento filosfico. Preci-samente, la determinacin por parte de Adornodel estatus de la esttica se forja sobre la aclara-cin de este ltimo elemento, la relacin entre ar-te y filosofa, verdadera piedra de toque de la na-turaleza de la esttica.

    2 Arte dialctica e identidadAdorno encuentra en la esttica hegeliana la

    pieza central en torno a la cual se perfila tanto laesttica, la comprensin de la relacin entre artey filosofa, como la propia filosofa. Hegel hacomprendido la esencia (dialctica) de lo estti-co, pero lejos de desarrollarla y desplegar su es-ttica y su filosofa toda de acuerdo con ella, laha ahogado y traicionado con otro impulso filo-sfico de naturaleza contraria (principio de iden-tidad), dejndola como algo slo iniciado, unatendencia, que desde luego Adorno recupera y to-ma como elemento central de su pensamiento es-ttico/filosfico/ , De ah la importancia de pro-fundizar en la teora esttica hegeliana, principalreferente de la perspectiva de Adorno. La feno-menologa del arte que practic Hegel, y que lehubiera servido de base para desarrollar un pen-samiento verdaderamente dialctico, fue someti-da al principio filosfico de la identidad, lo queabort esa posibilidad dialctica desnaturalizn-dola en una dialctica positiva, fundada sobre elprincipio de identidad, justo lo opuesto a lo dia-lctico. Una dialctica fundada sobre la identidadno es dialctica. En efecto, Hegel ha concebido elarte, lo mismo que la religin o la filosofa, antetodo, como formas de la conciencia, como posi-ciones del sujeto/pensamiento ante el objetolrea-lidad (Stellungen des Gedankens zur Objektivi-tiity21. Adorno insistir ms tarde en lo mismo,dir que la esttica no es teora del arte, sino, enpalabras de Hegel, una determinada posicin delpensamiento ante la objetividad'F'. En concreto,el momento esttico de la conciencia consistesegn Hegel en la alienacin [del espritu] hacia

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    lo sensible (Entfremdung zum Sinnlichenv , Elarte nace del espritu y es de naturaleza espiri-tual, pero en la obra de arte el espritu alcanzalo no espiritual, lo sensible/material. Si tene-mos presente que Hegel afirma que la esenciadel espritu es el pensamiento, podemos asegu-rar que en la experiencia esttica el pensamien-to piensa lo que no es pensamiento, la cosa mis-ma, la realidad otra. La experiencia esttica esdialctica, en ella el espritu sale de s y encuen-tra su otro, penetra en la materia. Adorno tambinse har eco de que la dialctica por tanto no repre-senta un mtodo para acercarse al arte sino algoque le es inmanente-, Lo que le es inmanente alarte por tanto, la dialctica, no es sino la afir-macin de la tensin permanente entre sujeto yobjeto, espritu y materia, pensamiento y cosareal, irreducibles uno a otro, pero tambin inse-parables, existiendo en constante referencia re-cproca. Ni dualismo ni absorcin o identifica-cin: dialctica. Ahora bien, la dialctica entanto principio opuesto a la pura dualidad est-tica -que no llega a lo otro- y a la identidad-que no sale de s misma-, y como afirmacinde lo otro, es lo que permite a la filosofa serverdaderamente filosofa, esto es, pensamientode lo concreto, de la cosa misma, fenornenolo-ga. Aqu est apuntada la trascendencia filos-fica de la esttica descubierta por Adorno, entanto que la esttica es el mbito propio de ladialecticidad. Por otra parte, si partimos de queel arte es ya actividad espiritual en su origen, loque Adorno encuentra como ncleo esencial-dialctico- de la esttica hegeliana es que enella se afirma -al menos en forma de tenden-cia- que el arte es clula de materialismo'v>, osea, principio de afirmacin -salvacin- de lootro, lo no espiritual. En el arte por tanto el es-pritu existe en permanente excursin hacia loque no es l. A esta actividad dialctica que ca-racteriza al arte se ha referido Adorno bajo elnombre de mmesis: El momento espiritualdel arte no es lo que el idealismo llama espri-tu, ha escrito Adorno, sino ms bien el proscri-to impulso mimtico (mimetische Impulsvl .As 'piensa' el arte, mimtica o inmediatamen-te, y no mediante el concepto. No piensa conpalabras sino con mmesis, sin mediaciones.

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    Por esto Adorno sostiene que el momento lin-gstico (Sprachiihnliche Moment) del arte essu momento mimtico (Mimetisches)27.Ahora bien, el idealista Hegel no asume sinoque niega este carcter mimtico/dialctico delespritu, y con ello suspende la posibilidad dia-lctica para la filosofa descubierta por l mismoen la experiencia esttica. En la filosofa de He-gel pesa ms el imperativo de identidad que elprincipio dialctico. Hegel ha reconocido movi-do por un impulso fenomenolgico que lo propiode la experiencia esttica consiste en que en ellael espritu alcanza y penetra en lo otro, en lo queno es espritu. Pero este momento dialctico de laesttica centro de inters de Adorno- queda des-conectado por el propio Hegel al sostener que elpoder del espritu pensante est en que, no slo secapta a s mismo en su forma peculiar como pen-samiento, sino que adems se reconoce a s mis-mo en su exteriorizacin mediante la sensacin yla sensibilidad, se comprende en lo otro de s, encuanto transforma en pensamiento lo alienado ycon ello conduce de nuevo hacia s 28. Hegelanula la dialctica en la que el espritu (sujeto,pensamiento) reconoca lo otro sensible/material(objeto, realidad) para existir en constante e irre-ducible tensin, y la transmuta en identidad:El sujeto-objeto de Hegel, afirma Adorno, esun sujeto,,29. El propio Hegel sostiene -contrala naturaleza dialctica en principio entrevista-la identidad de los momentos espiritual y sensi-ble del arte30. La alienacin es slo un momen-to superado por el impulso de autorreconoci-miento propio del espritu, por la Versohnung.El espritu que Adorno ha descubierto en el ar-te, el espritu en general, es mmesis, aliena-cin, dialctica; el espritu hegeliano, en cam-bio, es autoconciencia. Pero decir que en Hegelel espritu es autoconciencia equivale a decirque tiende a reconocerse a s mismo en lo apa-rentemente otro, aniquilando la extraeza delmundo respecto de l, que se revela en ltimotrmino como slo apariencia. El mundo no lees extrao esencialmente; la relacin final entreel espritu y el mundo no es de extraeza sinode familiaridad. El espritu hegeliano se sienteen todas partes como en casa. La afirmacinhegeliana del espritu como autoconciencia es

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    un correlato de su filosofa de la identidad.Ahora bien, Adorno ha escrito que la identidadtodo lo devora (alles Verschlingende) , buscasiempre la totalidad '. As supera Hegel las in-justicias a las que parece estar sometido elmundo de la realidad concreta, toda la sangrederramada por la sufriente realidad individual.Elaborada desde el punto de vista del espritu,cuya naturaleza es el pensamiento, la razn,convertidos ahora en sustancia de lo real, la fi-losofa, escribe Hegel, remedia la injusticiaaparente (das Unrecht scheint) y la reconciliatversohnt) con lo racionalvP. El espritu racional,que legitima todo lo real al entenderlo como unarealidad exterior de s mismo, no niega --como eslgico- el dolor ni la sangre; lo que niega es quesean injustos. Podrn serio desde el punto devista del individuo, pero no desde luego enten-didos en grande, sub specie aeternitatis. Dichode otro modo, desde el punto de vista de la ra-zn -no del entendimiento- todo es como debeser, lo real (wirklich) y lo racional (vernnftig)son slo un033.En un primer momento, el que le interesa aAdorno, la esttica hegeliana es fenomenolgi-ea: abierta al arte, librada a la experiencia estti-ca, descubre la alienacin, la dialctica, que laconstituye esencialmente. Pero luego se vuelve deespaldas a esta peculiaridad artstica, deja de refle-xionar atendiendo a la propia experiencia esttica,y encuentra en ella lo que ha establecido ya a prio-ri, de forma puramente conceptual: que la expe-riencia esttica es pura manifestacin del espritu,de manera que realmente en ella el espritu no al-canza lo otro, no se aliena, sino que se reconoce as en lo otro, se aliena para auto-reconocerse. Es elmomento sistemtico de la esttica hegeliana, elque la acaba determinando. Por esto puede decir-se que la esttica de Hegel est hecha desde fueradel propio arte, sin reflexionar sobre la misma ex-periencia esttica, vuelta de espaldas a la especifi-cidad dialctica que esta ltima representa, a laalienacin del espritu hacia lo otro que en ellaacontece, y ello a pesar de haberla 'visto'. Tal esla fuerza del imperativo de identidad hegeliano.Lgicamente, si de lo que se trata en el arte es desimbolizar ideas, o sea, de que el espritu se re-conozca a s mismo y no de que se aliene, y esto

    lo hace la filosofa de forma ms adecuada, en-tonces Hegel puede plantearse con toda propie-dad la pregunta 'para qu arte'. La quiebra de lapeculiaridad dialctica del arte ante el principiode identidad convierte al arte en algo superfluo.Tras la muerte -o superacin- del arte se en-cuentra la filosofa de la identidad. Lo que Ador-no subraya es que el propio Hegel, en la esenciadialctica de la esttica, haba descubierto el an-tdoto contra esta filosofa de la identidad quelegitimaba las heridas de la realidad concreta ci-catrizndolas en falso. En la obra de arte el esp-ritu es mmesis. En la lgica de la obra de arte s-lo hay espritu cuando queda sometida a lo quele est polarmente opuesto'?, Este espritu mi-mtico/dialctico, en vez de superar lo otro, suopuesto, el dolor de la realidad que grita en si-lencio, reconocindose en ello como su verdad,se somete a esa realidad muda para darle la pa-labra. Slo l, slo esta mmesis espiritual, im-pide la falsa reconciliacin hegeliana del dolorreal transmutndolo mediante la magia de la fi-losofa de la identidad en justicia racional; slol impide la disolucin de la sangre que no ce-sa de manar del individuo en inteligibilidadideal. Y es necesario que experimentemos querealmente el individuo viviente sigue desan-grndose y sufre, porque esta conciencia viva esla nica esperanza que nos queda en el universode la identidad totalizadora. Sin esa conciencia,el dolor -real- ser sepultado. Pero este movi-miento es el que inici el idealismo, especial-mente la filosofa hegeliana: convertir el doloren concepto, identificarlo, sostiene Adorno, su-pone dejarlo mudo y estril. Frente a esta legitima-cin del dolor propia de la filosofa de la identidadmediante el silencio y el olvido, Adorno encuentraen el espritu mimtico/dialctico del arte laoportunidad de darle la palabra. El arte, escribe,es el lenguaje del sufrimiento (Sprache des Lei-dens), escritura inconsciente de la historia (be-wubtlose Geschichtsschreibungv Y . Esa mmesises la condicin de posibilidad de una dialcticanegativa. Ser la voz del dolor es lo que explicatambin, a juicio de Adorno, la ininteligibilidad delarte, su carcter enigmtico (Ratselcharaktery.Si la obra de arte pudiese ser plenamente compren-dida y traducida a conceptos, tambin lo sera la

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    realidad concreta que designa, pero esto esprecisamente lo que hace la filosofa de laidentidad para exorcizar la negatividad de di-cha realidad. La obra de arte cumple su fun-cin dialctica dndole la palabra al dolor realen todo su poder negativo, indisoluble a todainterpretacin.

    3. La convergencia de arte y filosofaLa esttica de Hegel es filosfica y no merateora del arte, como la teora esttica de Adorno;pero no coincide con ella en que lo es en el sen-

    tido de sistemtica, es decir, en el sentido de quees una esttica hecha desde arriba o desde fuerade lo propiamente esttico, desde una filosofaestablecida a priori. Parte pues de una filosofaprevia e independiente de lo esttico, la de laidentidad. La esttica hegeliana es filosfica por-que es filosofa aplicada al arte. Ahora bien, lo esal precio de extirpar la especificidad de lo artsti-co -la dialctica, la alienacin del espritu hacialo otro- aplicndole desde fuera, imponindole,una filosofa que le es extraa. As entra en ella lafilosofa, legislando desde sus categoras pre-es-tticas la verdad del arte. La esttica de Hegel noes sino filosofa aplicada, una filosofa pre-estti-ea, elaborada al margen de lo esttico, la filoso-fa de la identidad. Desde ella interpreta el arte,y al hacerlo impide el despliegue de la natura-leza de lo esttico, que el propio Hegel habaentrevisto. La esttica hegeliana cede ante el im-perativo filosfico de la identidad y se entrega al, cercenando el imperativo propiamente estti-co, que era de signo contrario, es decir, de carc-ter dialctico y nada idntico. La oposicin deAdorno a esta comprensin idealista de la est-tica no puede ser ms radical: La esttica no esfilosofa aplicada (angewandte Philosophie) si-no que es filosfica en s misma (philosophischan sich)>37.En vez de aplicarIe una filosofa designo contrario, la filosofa de la identidad,Adorno encuentra en lo esttico la base de lo fi-losfico, la dialctica. Adorno incorpora lo filo-sfico -la dialctica- a lo esttico; la filosofa(dialctica) es inmanente a la experiencia estti-ca38. Precisamente, slo porque en lo esttico

    descubre lo filosfico, slo por esto, puede ser laesttica, la teora esttica, filosfica en s misma.La esttica no es filosfica porque se le apliqueuna determinada filosofa; es filosfica porque eltema de la esttica, lo esttico, es decir, la posi-cin dialctica del pensamiento ante la objetivi-dad, es filosfica. La esttica de Adorno, lejos derealizarse desde fuera del arte en virtud de una fi-losofa extraa aplicada al arte, est dirigida porel principio fenomenolgico de atencin al fen-meno artstico. No es filosofa aplicada al arte, noes una esttica desde fuera o desde arriba, no espues una teora esttica en abstracto; se atiene alfenmeno histrico del arte, a la realidad actualdel arte. Adorno ha negado la posibilidad de queel objeto esttico sea conocido -legislado- desdefuera y exige una comprensin de las obras dearte que sea un conocimiento estrictamente deter-minado por la objetividad de las mismas'v. Lateora esttica no es, no puede ser, una construc-cin filosfica a priori; la experiencia del objetoesttico mismo es su escenariot . Pero tampocoes mera teora (positiva) del arte. Lo que Adornoniega tambin es la posibilidad de que la obra dearte haya que entenderla puramente desde smisma como objeto de intuicin inmediata' . Elarte desde luego no se comprende desde una filo-sofa ya hecha, a la manera hegeliana; pero tam-poco se puede comprender slo desde l mismo.La obra de arte, aade, exige algo ms que elabandonarse a ella 42. Una reflexin que se li-mite al arte, escribe, no acierta con l: su com-posicin interna requiere de lo que no es arte 43.Reclama la filosofa. Por tanto, concluye Ador-no, la esttica no puede quedarse retrasadarespecto del arte [lo que define a la esttica he-geliana], pero tampoco respecto de la filoso-fa 44. Ahora bien, la filosofa para Adorno nointerviene en el arte ni a la manera idealista he-geliana, desde fuera, legislando la verdad de loartstico, ni como en Heidegger, donde la filoso-fa imita al arte: se autoelimina como pensa-miento conceptual y deviene pensar potico.Hegel y Heidegger han comprendido filosfica-mente al arte a cambio de absorber o reduciruno a otro, es decir, a cambio de sacrificar la pe-culiaridad de una de las esferas a la otra. Frentea ambos, Adorno defiende la irreversibilidad de

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    la separacin entre arte y filosofa, o lo que es 10mismo, defiende la peculiaridad irreductible dearte y de filosofa. Ni la filosofa supera al arteporque ste se reduzca a aqulla (Hegel), ni el ar-te deviene modelo de la filosofa (Heidegger).Pero el mantenimiento de la diferencia entre las es-feras filosfica y artstica no significa para Adornonegar la existencia de relaciones entre ellas. Todolo contrario. Arte y filosofa son distintos, pero enpermanente relacin, en tensin constante. Unacomprensin filosfica adecuada del arte segnAdorno no puede consistir ni en su reduccin a lafilosofa ni en su elevacin a patrn de la filoso-fa. Slo es posible sobre la base de incorporar 10filosfico en el arte.El descubrimiento de 10 filosfico en el ar-te no slo no impide aquella relacin de tensinentre arte y filosofa, de continua referencia re-cproca, sino que es 10 que la hace posible. Laincorporacin de 10 filosfico en lo estticoobliga al arte y a la filosofa a converger, a ne-cesitarse mutuamente. La convergencia entrearte y filosofa que sostiene Adorno responde ala misma dialctica que impregna todo su pen-

    samiento: arte y filosofa mantienen la misma rela-cin dialctica que sujeto y objeto, o pensamientoy realidad, son distintos pero inseparables, comolos Discuros Cstor y Plu x. Analicemos estaconvergencia. En primer lugar ser necesarioaclarar en qu sentido estamos afirmando queAdorno incorpora lo filosfico en el arte. La fi-losofa descubierta en el arte lgicamente no esuna filosofa ya hecha; el arte no es la filosofa,no es smbolo de una idea, como sostuvo He-gel, razn por la que finalmente pudo ser su-plantado por la propia filosofa. El arte es msbien una exigencia de filosofa; la filosofa quese descubre en el arte es una exigencia, una exi-gencia de reflexin, una verdad pensada no dis-cursivamente, y que la filosofa tendr quecumplimentar desarrollndola conceptualmen-te. En el arte, en tanto que es dialctica, mme-si s, hay presencia inmediata de las cosas, hayverdad. La alienacin del espritu que se produ-ce en el arte le permite de un salto, sin media-ciones, instalarse en las cosas en su verdad.Adorno nos sugiere que el arte es una experien-cia de cercana a las cosas, tal vez la ms alta

    experiencia de proximidad que podemos tenerrespecto de ellas, y que constrasta con la distan-cia que establece la experiencia filosfica -con-ceptual- entre nosotros y las cosas. La cercanaque caracteriza a la experiencia esttica tieneun precio. El arte piensa, juzga, pero lo hace sinpalabras, no discursivamente, ha sostenidoAdorno, pero precisamente por ello tambintiene que ser pensado. Tiene la verdad, pero co-mo algo inconmensurable con l mismo; tienela verdad, pero de forma inmediata, al vuelo ypor eso se le escapa, se le oscurece'P, Esa es la'filosofa' que hay en el arte. Por eso, escribe,el arte est esperando ser explicado'r', es de-cir, est esperando que su pensamiento sea pen-sado conceptualmente. De ah que Adorno afir-me que la genuina experiencia esttica tieneque convertirse en filosofa o no es absoluta-mente nada47. Por esto mismo la esttica es fi-losfica en s. El arte exige la filosofa, necesi-ta de la reflexin discursiva.Pero tambin, en segundo lugar, la filosofa,el discurso conceptual, necesita del arte. Adornoentiende la filosofa como dialctica, como pensa-miento de lo concreto, esto es, verdadera fenome-nologa. Slo como dialctica -lo que equivale a laruptura de la imposicin de la identidad- es posi-ble la fenomenologa. Adems, la filosofa segnAdorno slo puede verificarse como tal fenome-nologaldialctica mediante el concepto. Efecti-vamente, el concepto es el rgano de la filosofa,pero tambin reconoce que es un muro que haceimposible su proyecto intelectual dialctico por-que l mismo distancia al pensamiento de aque-llo que piensa'. Esta es la paradoja en que semueve la filosofa: su medio natural, el concepto,es el mismo que le impide ser lo que es, fenome-nologa. Adorno se ha liberado de la ilusinidealista, o sea, de la creencia en que es posi-ble aferrar ergreifen la totalidad de lo real por lafuerza del pensamiento , de manera que su filo-sofa queda definida por la conciencia de la noidentidad entre el pensamiento y la cosa, filoso-fa que en virtud de esta conciencia crtica de lailusin idealista es denominada por Adorno ensa-yistica , El ensayo no es pues una mera forma dela filosofa, sino ms bien la forma actual de la fi-losofa, es decir, la forma de una filosofa que

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    -convencida de que los objetos son ms que susconceptos'

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    por tanto en detrimento -segn veremos- de lafilosofa como pensamiento conceptual. Otracosa representa Hegel, cuya valoracin y recu-peracin de lo artstico se ha hecho previa su-bordinacin a lo filosfico, a lo conceptual. Portanto Hegel se ha situado no muy lejos de la ac-titud predominante en la modernidad que primala ciencia.3. Hegel, G. W. F., Vorlesungen r die Asthetik(\820-1829), 1, Werke, Band 13. Frankfurt amMain: Suhrkamp, \986, pp. 14 ss (ed. esp. de R.Gabs, v. 1, Barcelona: Pennsula, 1989, pp. 10ss).4. lbidem. pp. 20s (ed. esp. p. 14).5. lbdem, pp. 23s, 28s (ed. esp. pp. 16, 19).6. lbidem, p. \51 (ed. esp. p. 101).7. Heidegger, M. Der Ursprung des Kunstwerkes

    (1935), Holzwege, Gesamtausgabe, Band 5.Frankfurt am Main: Y . Klostermann, 1977, pp.25, 58s, 64, 67 (ed. esp. de H. Corts y A. Ley te,Caminos de bosque, Madrid: Alianza, 1997, pp.28s, 61 s, 66s, 70).8. Adorno, Th. W. sthetische Theorie (1969), Ge-sammelte Schriften, Band 7, p. 391 (ed. esp. de F.Riaza, Madrid: Taurus, 1980, p. 343).

    9. lbdem, pp. 152,264 (ed. esp. pp. 135,234).10. Hegel, Vorlesungen ber die Asthetik, 1, p. 25(ed. esp., 1, p. 17).11. lbdem, pp. 23s (ed. esp., p. 16).12. lbdem, pp. 23s, 140s (ed. esp. pp. 16,94).\3. Cfr. Tras, E. Arte y esttica en el otoo de lamodernidad. Letras de Deusto, Deusto, v. 20, n47, 1990, pp. 37ss.14. Cfr. Adorno, Negative Dialektik (1966), Gesam-melte Schriften, Band 6, p. 37 (ed. esp. de J. M.Ripalda, Madrid, Taurus, 1990, p. 34).15. Heidegger, M. Aus der Erfahrung des Denkens(1947), Gesamtausgabe, Band 13, p. 79 (ed. esp.de J. M. Valverde, en Cuadernos hispanoameri-

    canos, Madrid, n 56, 1954, p. 179).16. Heidegger, Der Ursprung des Kunstwerkes, pp.68 s (ed. esp., pp. 71 s). Cfr. Heidegger, Einfh-rung in die Metaphysik (1935), Gesamtausgabe,Band 40, p. 140 (ed. esp. de E. Esti, Buenos Ai-res: Nova, 1980, p. 169); Die Zeit des Weltbildes(1938), Holzwege, Gesamtausgabe, Band 5, p. 69(ed. esp., Caminos de bosque, p. 76).17. Adorno, Negative Dialekuk; pp. 26 s (ed. esp.,pp. 23 s); Philosophische Terminologie. Zur Ein-leitung (1962/63), 1. Frankfurt am Main: Suhr-kamp, 1997, p. 167 (ed. esp. de R. Snchez, 1,Madrid: Taurus, 1983, p. 127).

    18. Adorno, Negative Dialektik, p. 27 (ed. esp., p. 23).19. Adorno, Philosophische Terminologie, 1, p. 81(ed. esp., p. 62); Negative Dialektik, p. 26 (ed.esp., p. 23).20. Este es el leitmotiv que preside la comprensin dela esttica de Adorno realizada por A. Wellmer(cfr. Verdad, apariencia, reconciliacin, en Sobrela dialctica de modernidad y postmodernidad.Madrid: Visor, 1993, pp. 15 ss) y Y. Gmez (cfr.El pensamiento esttico de Th. W Adorno. Madrid:Ctedra (Univ. de Valencia), 1998, passim).21. Hegel, Enziklopddie der philosophischen Wissens-chaften (1817-30), 1, Werke, Band 8, 2-4, 25s,74, pp. 41-45, 90ss, 163s (ed. esp. de R. Valls, Ma-drid: Alianza, 1997, pp. 100-104, 131ss, 178).22. Adorno, Kierkegaard. Konstruktion des Asthetis-chen (1931), GS, Band 2, p. 262 (Notiz).23. Hegel, Vorlesungen ber die Asthetik, p. 28 (ed.esp., pp. 18 s).24. Adorno, Asthetische Theorie, p. 211 (ed. esp., p.187).25. Adorno, Kierkegaard. Konstruktion des Asthetis-chen, p. 186 (ed. esp. de R. J. Vernengo, Caracas,Monte v i l a 1969, p. 215).26. Adorno, Asthetische Theorie, p. 305 (ed. esp., p.270).

    27. Ibdem, p. 139 (ed. esp., p. 125).28. Hegel, Vorlesungen ber die Asthetik; p. 28 (ed.esp., p. 18).29. Adorno, Drei Studien zu Hegel, (1956/63), Gesam-melte Schriften, Band 5, p. 261 (ed. esp. de Y .Snchez de Zavala, Madrid: Taurus, 1981, p. 29).30. Hegel, Vorlesungen ber die Asthetik, p. 28 (ed.esp., p. 18).31. Adorno, largan der Eigentlichkeit (1962/64), Ge-sammelte Schriften, Band 6, p. 506 (ed. esp. de J.Prez, La ideologa como lenguaje, Madrid: Tau-rus, 1971, p. 169).32. Hegel, Vorlesungen ber die Philosophie derWeltgeschichte (1822-28), her. v. J. Hoffmeister,1. Hamburg: Meiner, 1955, p. 78 (ed. esp. de J.Gaos, Madrid: Alianza, 1980, p. 78).33. Hegel, Grundlinien der Philosophie des Rechts(1821), Werke, Band 7, p. 24 (ed. esp. de J. L. Ver-mal, Barcelona: Edhasa, 1988, p. 51).34. Adorno, Asthetische Theorie, p. 180 (ed. esp. p.160).

    35. Ibdem, pp. 35, 286, 387 (ed. esp. pp. 33, 252,339).36. Ibidem, p. 179 (ed. esp., p. 159).37. lbidem, p. 140 (ed. esp., p. 125).38. lbdem, p. 524 (ed. esp., p. 457).

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    39. Ibdem, p. 513 (ed. esp., p. 447).40. Ibdem.41. Adorno, T. W. Minima Moralia. Reflexionen aus

    dem beschiidigten Leben (1944/51), GesammelteSchriften, Band 4, p. 253 (ed. esp. de J. Chamo-rro, Madrid: Taurus, 1987, p. 225).42. Ibdem.43. Adorno, Asthetische Theorie, p. 518 (ed. esp., p.451).44. Ibdem, p. 510 (ed. esp. p. 445 s).45. Ibdem, p. 191 (ed. esp. p. 169).46. Ibdem, pp. 193, 524 (ed. esp. pp. 172,457).47. Ibdem, p. 197 (ed. esp. p. 175).48. Adorno, Negative Dialektik; p. 27 (ed. esp. p. 23);

    Drei Studien zu Hegel, pp. 284 s (ed. esp. p. 61).49. Adorno, Die Aktualitiit der Philosophie (1931),Gesammelte Schriften, Band 1, p. 325 (ed. esp. deJ. L. Arantegui, Barcelona: Paids/lCE-UAB,1991, p. 73); Der Essay als Form (1954), Gesam-melte Schriften, Band 11, p. 17 (ed. esp. de M.Sacristn, Notas de literatura, Barcelona: Ariel,1962, p 18).

    50. Adorno, Negative Dialektik, p. 17 (ed. esp., p. 13).Adorno ha sostenido en varios lugares la prima-ca (Vorrang) del objeto (Negative Dialektik, pp.184 ss red. esp., pp. 185 ss]; Asthetische Theorie,p. 384 red. esp. p. 337]), pero no para disolver elpensamiento sino para obligarle -contra todo idea-lismo- a atender a lo otro, a lo real y concreto, a loque no es pensamiento. La primaca del objeto esuna llamada a la dialctica negativa, una dia-lctica que no se cierra en identidad, frente a ladialctica positiva hegeliana, idealista, queacaba superando la diferencia pensamiento/cosaen identidad, en falsa reconciliacin.51. Adorno, Asthetische Theorie, p. 191 (ed. esp. p.169).52. Adorno, Negative Dialektik, p. 62 (ed. esp. p. 58).53. Adorno, Philosophische Terminologie, p. 56(ed. esp. p. 43); Negative Dialektik, pp. 21, 159(ed. esp. pp. 18, 160).54. Adorno, Drei Studien zu Hegel, p. 354 (ed. esp. p.160); Philosophische Terminologie, 1 p 81 (ed.esp. p. 62).