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De la agenda a la acción. El caso de Barcelona Las Agendas 21 Locales se han desarrollado en la última década como un instrumento político para impulsar la acción pública en el desarrollo sostenible. En este trabajo se analiza la experien- cia de la Agenda 21 de Barcelona, reveladora tanto por su importancia en el mapa local español, como por el método desarrollado, basado en la participación, el consenso y la corresponsabilidad. El análisis describe el proceso, los objetivos del programa Compromiso Ciudadano para la Sosteni- bilidad (2002-2012) y presenta una evaluación de resultados, que permite reflexionar sobre la ca- pacidad y los límites de la Agenda 21 como instrumento de planificación estratégica. Tokiko Agenda 21 delakoak garapen iraunkorrean ekintza publikoa bultzatzeko tresna publiko gisa garatu dira azken hamarkada honetan. Lan honetan Tokiko Agenda 21 delakoaren Bartzelonako es- perientzia aztertzen da. Esperientzia hori oso adierazgarria da, ez bakarrik Espainiako tokiko mapan duen garrantziagatik, baizik eta baita garatutako metodoagatik ere, partaidetzan, adostasunean eta arduren partekatzean oinarrituta egon baita. Analisiak prozesua eta Biztanleek Iraunkortasunaren alde hartutako Konpromisoaren helburuak (2002-2012) deskribatzen ditu eta emaitzen ebaluazioa aurkezten du; honen bidez, Tokiko Agenda 21 delakoak plangintza estrategikoko tresna gisa dituen potentzialtasunei eta mugei buruz gogoeta egiten da. Local Agenda 21s have been developed in the last decade as a mechanism for promoting public action in the field of sustainability. In this work, the authors analyse the Agenda 21 experience in Barcelona, which was significant both in terms of its importance on the local Spanish map and also in terms of the methodology developed, based on participation, consensus and co-responsibility. The analysis describes the process, the objectives of the Citizen Commitment to Sustainability (2002-2012) and sets forth an evaluation of the results, enabling the reader to reflect upon the potentialities and the limits of Agenda 21s as strategic planning instruments. 236 Ekonomiaz N. o 64, 1. er cuatrimestre, 2007

De la agenda a la acción. El caso de BarcelonaTxema Castiella i Viu, Joan Subirats Humet 2 Jeb BRUGMAN: Locating the Local Agenda: pre-seving public interest in evolving urban world

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De la agenda a la acción. El caso de Barcelona

Las Agendas 21 Locales se han desarrollado en la última década como un instrumento políticopara impulsar la acción pública en el desarrollo sostenible. En este trabajo se analiza la experien-cia de la Agenda 21 de Barcelona, reveladora tanto por su importancia en el mapa local español,como por el método desarrollado, basado en la participación, el consenso y la corresponsabilidad.El análisis describe el proceso, los objetivos del programa Compromiso Ciudadano para la Sosteni-bilidad (2002-2012) y presenta una evaluación de resultados, que permite reflexionar sobre la ca-pacidad y los límites de la Agenda 21 como instrumento de planificación estratégica.

Tokiko Agenda 21 delakoak garapen iraunkorrean ekintza publikoa bultzatzeko tresna publiko gisagaratu dira azken hamarkada honetan. Lan honetan Tokiko Agenda 21 delakoaren Bartzelonako es-perientzia aztertzen da. Esperientzia hori oso adierazgarria da, ez bakarrik Espainiako tokiko mapanduen garrantziagatik, baizik eta baita garatutako metodoagatik ere, partaidetzan, adostasunean etaarduren partekatzean oinarrituta egon baita. Analisiak prozesua eta Biztanleek Iraunkortasunarenalde hartutako Konpromisoaren helburuak (2002-2012) deskribatzen ditu eta emaitzen ebaluazioaaurkezten du; honen bidez, Tokiko Agenda 21 delakoak plangintza estrategikoko tresna gisa dituenpotentzialtasunei eta mugei buruz gogoeta egiten da.

Local Agenda 21s have been developed in the last decade as a mechanism for promoting publicaction in the field of sustainability. In this work, the authors analyse the Agenda 21 experience inBarcelona, which was significant both in terms of its importance on the local Spanish map and alsoin terms of the methodology developed, based on participation, consensus and co-responsibility. Theanalysis describes the process, the objectives of the Citizen Commitment to Sustainability (2002-2012)and sets forth an evaluation of the results, enabling the reader to reflect upon the potentialities and thelimits of Agenda 21s as strategic planning instruments.

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Txema Castiella i ViuAyuntamiento de Barcelona

Joan Subirats HumetUniversidad Autónoma de Barcelona

ÍNDICE

1. Introducción: la Agenda 21 Local. Una apuesta internacional2. La Agenda 21 en España3. La Agenda 21 de Barcelona4. Algunas reflexiones finalesReferencias bibliográficas

Palabras clave: Agenda 21 Local, Sostenibilidad, Barcelona

N.o de clasificación JEL: Q01, Q56

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Nuestro actual modelo urbano de vida, yparticularmente nuestras pautas de divisióndel trabajo y funciones, la ocupación delsuelo, el transporte, la producción indus-trial, la agricultura, el consumo y las activi-dades de ocio y, por tanto, nuestro nivel devida, nos hace especialmente responsa-bles de muchos de los problemas ambien-tales a los que se enfrenta la humanidad.

Carta de Aalborg1

1. INTRODUCCIÓN: LA AGENDA 21LOCAL. UNA APUESTAINTERNACIONAL

En un contexto mundial que podríamoscalificar como de cambio de época, las

ciudades han ido resurgiendo como espa-cios estratégicos de la nueva centralidadterritorial.

Los procesos de globalización económicay de migración internacional, la emergen-cia de servicios especializados en las ciu-dades como parte del sector económicoen crecimiento en las economías avanza-das, los nuevos tipos de desigualdad yexclusión social, las nuevas políticas cul-turales y de identidad, las dinámicas desegmentación social y las políticas territo-riales, y evidentemente los retos que plan-tea la perspectiva del desarrollo sosteni-ble están modificando el escenario local,revalorizando el posible liderazgo territo-rial que ejerzan sus actores y el impactoen las dinámicas de crecimiento, de res-peto al medio ambiente y de bienestarque en ese territorio se producen.

Es evidente que los procesos de integra-ción económica y tecnológico están provo-

1 Nos referimos al documento que se redactó yaprobó en la ciudad danesa de Aalborg en 1994 yque como analizaremos recoge el compromiso de losmunicipios que quieren seguir la senda trazada en laConferencia de Rio, y la llamada Agenda 21 Local,como vía para promover la sostenibilidad local.

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cando cambios profundos en las relacio-nes entre desarrollo económico y territorio.Las dinámicas económicas y territorialesse vuelven mucho más complejas y emer-ge un nuevo tipo de sistema urbano queopera en los niveles globales y regionales-locales. El ámbito local interactúa directa-mente con el global y surgen las tensio-nes territoriales. Desde otra perspectiva,los procesos de europeización, ofrecennuevas estructuras de oportunidades paralos gobiernos locales. La creciente urbani-zación es un hecho constatado en todo elmundo y también en España. Y en estesentido, las ciudades reflejan y concentrancada vez más los valores, los problemas ylas alternativas del conjunto de la socie-dad. Es en este contexto en el que quere-mos situar el análisis de las Agendas 21 yconcretar nuestras reflexiones en el casode la ciudad de Barcelona y su experien-cia al respecto.

Las Agendas 21 Locales surgen de uncontexto internacional. Ello constituye unaprimera paradoja, ya que, a pesar de serun programa local, nace en un contextointernacional, la Cumbre de la Tierra (Ríode Janeiro, 1992). Se trata de uno de losprimeros —si no el primer— reconoci-miento del papel de las ciudades en laagenda global. Como recuerda Jeb Brug-man2, antiguo secretario general del ICLEI3

y uno de los arquitectos de la Declara-ción Final del programa Agenda 21, en elaño 92 las Naciones Unidas se debatían(con la lentitud propia de los organismos

internacionales), entre la necesidad degenerar mecanismos de diálogo establescon grupos de la sociedad civil y su ca-rácter de organismo formado por nacio-nes-estado. En medio de ese debate, lasciudades y las autoridades locales teníanuna posición incómoda y ambigua, porcuanto no eran ONG sino esferas de go-bierno distintas de los Estados miembros.En ese contexto, el trabajo previo queculminó con la aprobación del capítulo 28dedicado al tema, fue un logro trascen-dental en el papel de las ciudades comoactor en la esfera internacional. Esta ten-dencia se ha ido consolidando en la últi-ma década.

La segunda paradoja es que, a pesarde que la Agenda 21 figuraba como unepígrafe más en uno de los muchos capí-tulos aprobados en la Cumbre de Río porparte de los 173 estados miembros de lasNaciones Unidas, al final de cuentas, elresultado más tangible de esa cumbre, apesar de todas sus imperfecciones, esprecisamente la Agenda 21 Local. Enefecto, la expresión se ha popularizadogracias casi exclusivamente al desarrollode ese capítulo 28, que figuraba comouno más de los llamados «Major groups»y que incluían otros tantos apartados a laindustria, a las ONG, a las organizacionessindicales, etc. Las ciudades se convirtie-ron en el inmediato post-Río en el esce-nario óptimo para galvanizar los anhelosde cambio en la formulación de las políti-cas públicas. Un cambio que pasaba porafrontar con voluntad sistémica, transver-sal y estratégica los problemas ambienta-les y por conseguir una mayor partici-pación en su elaboración y ejecución. Elámbito local se reveló, también en estecaso, como el laboratorio óptimo para en-sayar nuevas formulaciones de planifica-

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2 Jeb BRUGMAN: Locating the Local Agenda: pre-seving public interest in evolving urban world.

3 ICLEI es una asociación democrática, e inter-nacional de gobiernos locales y asociaciones degobiernos locales, nacionales y regionales, quehan asumido un compromiso con el desarrollo sos-tenible.

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ción estratégica participada. Prueba deello son las más de 6.000 experienciaslocales que, bajo el nombre de Agenda21 Local, se han desarrollado en el mun-do durante todo este tiempo (datos deICLEI referidos a 2002). Son la expresióninstitucional más clara del lema «pensarglobalmente, actuar localmente», porquelas Agendas 21 llevan implícita la res-ponsabilidad local en los retos globales,especialmente por lo que se refiere a lasciudades occidentales. Escenarios urba-nos que son, según Richard Rogers4, almismo tiempo grandes consumidores ygrandes contaminadores. Aunque obvia-mente cada ciudad y cada Agenda 21es diferente, si atendemos a su naturale-za, contenidos, objetivos e incluso meto-dologías, no deja de ser una demostra-ción palpable del compromiso de lasciudades para intentar aprovechar el im-pulso de Río y utilizar una nueva herra-mienta conceptual que pueda ayudar aun desarrollo más coherente de las co-munidades locales.

La Agenda 21 tuvo en su origen —ymantiene todavía— un claro sesgo am-biental que es fruto de la coyuntura de laCumbre de la Tierra: el reconocimiento yla toma de conciencia por parte de la co-munidad internacional de la crisis am-biental en la que habíamos entrado en losúltimos 50 años. El nuevo modelo de de-sarrollo «sostenible» que se preconizabase basaba en la evidencia de que el nivelde consumo de recursos naturales no re-novables no podía mantenerse en su rit-mo de entrada, y que los efectos globalesde sus resultados (contaminación del airey el agua, generación de residuos, efecto

invernadero…) ponía en peligro la saluddel propio planeta. Los vectores ambien-tales (deforestación, protección de la at-mósfera, desertificación y sequía, biotec-nología, diversidad ecológica, protecciónde los océanos, residuos peligrosos y unlargo etcétera) aparecían relacionadosentre sí y alcanzaban un protagonismoque, en su conjunto, no tenían antes ni re-conocida institucionalmente. Por lo tanto,el primer resultado de la Cumbre de Ríoes la visualización del problema y la insti-tucionalización de las políticas públicasambientales. Ni el problema ni las políti-cas eran nuevos, pero sí lo era la volun-tad de abordarlo y articularlas.

Ese claro componente ambiental, seha elevado, en algunos casos, a la con-dición de nuevo paradigma sobre el queha de descansar el desarrollo económicoy social. Y esa es la gran novedad de laAgenda 21 surgida de Río. La evoluciónposterior ha ido orientando a las Agen-das 21 hacia una visión de la sostenibili-dad que va más allá de la gestión am-biental y que abarca el desarrol loeconómico y social en su conjunto. Enese tránsito intervienen muchos factores,entre los cuales cabe destacar la dimen-sión internacional de la propia Agenda21, con una gran desigualdad en el ac-ceso y distribución a los recursos natura-les y sus beneficios y los efectos de lacreciente globalización de la economíadurante la década de los noventa, conuna brecha social creciente entre regio-nes y países. En esas condiciones, laagenda verde podría considerarse comoun privilegio de los países desarrollados(precisamente los más responsables dela situación ambiental del planeta) nosólo indiferente a los problemas sociales,sino en algunos casos, además, tratando

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4 Richard ROGERS: Ciutats per a un planeta petit,Edición Diputació de Barcelona 2000.

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de imponer modelos de desarrollo mássostenibles a los países menos desarro-llados. Así, se fue imponiendo la idea decrear alianzas entre las agendas verdesy las agendas sociales. Lo cierto es queen la introducción del documento inicialde 1992 se incluyó un primer apartadosobre el combate contra la pobreza, peroel vector ambiental acabó convirtiéndoseen dominante. Poco a poco, esa tenden-cia irá cambiando en la retórica asocia-da, fijando las tres dimensiones de lasostenibilidad (económica, social y am-biental) como tres pilares inseparables.La consagración de todo ello se concretóen la Cumbre del Desarrollo Sosteniblecelebrada en el año 2002. En cierta me-dida, las buenas intenciones, no puedenesconder que estamos ante el reconoci-miento por la vía de las declaraciones dela insuficiencia de los logros consegui-dos en esa agenda global.

En el ámbito global, que es origen ymarco natural de las Agendas 21, la dé-cada de los noventa traerá pocas nove-dades. Una de ellas (probablemente elresultado más significativo de los traba-jos de Río) es el protocolo de Kyoto, ne-gociado y ratificado con dificultadesbien conocidas. La otra es, sin duda, lassucesivas rondas para cambiar las nor-mas internacionales del comercio, quetodavía siguen sin dar resultados con-cretos. Para los propósitos de una agen-da social y del desarrollo sostenible ensu conjunto parece obvio considerartrascendentales los posibles cambiossobre los principios de la OMC (conse-guir un acceso más equitativo de losproductos de los países en vías de de-sarrollo al mercado mundial). Los com-partimentos cerrados de cada política nose dan sólo en los escenarios naciona-

les, sino también en la agenda interna-cional y podemos subrayar que la impre-sión general es que la Agenda 21 tienepoco que ver con esas rondas trascen-dentales en materia de intercambio co-mercial a escala global.

En este contexto de evolución política yconceptual, se inscriben las experienciasde las Agendas 21 Locales en Europa,que tienen su punto de partida en la De-claración de Aalborg (1994), actualizadatambién diez años más tarde en la mismaciudad. La organización ICLEI que agru-pa a las principales autoridades localescomprometidas con la sostenibilidad haido impulsando y analizando el impactode esas experiencias. No es este el espa-cio para referirnos a ello, pero sí que con-viene destacar que existe una evolución(podríamos decir que «natural») en la dis-tinta implicación de las ciudades aten-diendo a su ubicación geográfica y a suspropias tradiciones en la materia. Así, lasciudades de países nórdicos y centro-europeos, que fueron pioneras en el de-sarrollo de políticas ambientales y de laAgenda 21, parece que van evolucionan-do hacia otros conceptos y herramientas(tipo planes comunitarios o planes estra-tégicos con nombres diferentes) para darcarta de naturaleza a un planteamientomás global y menos ambiental. En cam-bio, muchas ciudades de países medite-rráneos, que se incorporaron con retrasoa este proceso, están utilizando la Agen-da 21 como instrumento para repensarlas políticas locales, para reformular pro-gramas y para intentar nuevas formas departicipación comunitaria. Algunos datosen relación a la participación en las dosConferencias de Aalborg mencionadas(1994-2004) ilustran esta evolución. Mien-tras que en 1994 sólo hubo cinco repre-

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sentantes de España (uno de la ciudadde Barcelona, cuyo caso analizaremoscon más detalle), en 2004 las delegacio-nes italiana y española fueron, con mu-cha diferencia, las más numerosas conrepresentantes de más de cien ciudades.No podemos deducir de ello un mayorcompromiso con la agenda de la sosteni-bilidad, sino un momento histórico dife-rente y unos condicionantes igualmentediversos.

2. LA AGENDA 21 EN ESPAÑA

El impacto de la Cumbre de Río, comoapuntábamos, va mucho más allá de laAgenda 21. Sus principales resultados,difícilmente cuantificables pero que po-demos considerar históricos, son los re-lativos a la aparición progresiva de pro-gramas ambientales y la reformulaciónde las políticas públicas, que se abren aesa dimensión ambiental, muchas vecescomo elemento que ayuda a definir la«calidad de vida» de una ciudad. Lasmejoras graduales en la gestión del ci-clo del agua, la introducción de la re-cogida selectiva, la reformulación delespacio público al margen del cochecomo único protagonista, serán en granparte resultado del impacto de Río. Pre-cisamente uno de los cambios en el dis-curso de las Agendas 21 que irán apor-tando es la superación de una idea decalidad de vida muy a corto plazo comoparadigma central (aquí, ahora, noso-tros) por un concepto de sostenibilidadque implica visión global en el espacio yel tiempo (aquí y allá, ahora y mañana,nosotros y ellos).

España se enfrenta a ese cambio es-tratégico desde una especificidad signifi-

cativa. Se trata de un país en proceso deconsolidación democrática, con institu-ciones renovadas, con políticas públicasque hacían frente todavía a carenciasacumuladas de décadas anteriores y conla inexistencia (como tales) de políticasambientales. En ese contexto los docu-mentos de Río (o el «relato» que plan-tean, como diríamos hoy) y en concreto laAgenda 21, aparecen como un instru-mento que puede ser muy útil para formu-lar nuevos diagnósticos, para ordenar ac-tuaciones, para modernizar servicios yprogramas y para sancionar nuevos obje-tivos que desde una mayor globalidadofrezcan un marco de actuación más cohe-rente.

De nuevo en España se reproduce elesquema que ya hemos comentado a ni-vel internacional. La Agenda 21 se con-vierte casi única y exclusivamente en unaformulación de la esfera local5. Ni los su-cesivos Gobiernos de España ni las Co-munidades Autónomas en su mayoría en-tienden que esa formulación tenga algoque las implique y afecte. Y de esta ma-nera, en la mayoría de administracionessupramunicipales la Agenda 21 ha sidovista como algo que sólo concernía a losmunicipios. Y cuando han abordado lostemas ambientales, lo han hecho con losvicios clásicos de departamentalización ysectorialización. Algunas ComunidadesAutónomas (País Vasco, Andalucía), hansido excepción, tardía, y han puesto adisposición de los municipios algunosprogramas de ayuda y fomento de susAgendas 21 Locales. Pero, en ningún

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5 Los datos europeos reflejan que más de un42% de los municipios que han firmado la Carta deAalborg son españoles, representando de hechomás del 10% de los municipios de todo el país.

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caso existe un intento medianamente se-rio de formular las propias Agendas 21 anivel autonómico o estatal. Se trata, anuestro juicio, de una demostración clarade la dificultad de las administracionespara incorporar elementos como los departicipación y transversalidad, que resul-tan los más innovadores de los que apor-ta la Agenda 21 en relación a la lógicadel gobierno y de la gobernabilidad. Y,con todas las dificultades e insuficien-cias, el ámbito local se revela como espa-cio natural donde es posible ensayar nue-vas formulaciones que intenten avanzaren esa doble dirección.

Las Diputaciones han sido, como ad-ministración local, más activas en este te-rreno. En España la experiencia más sig-nificativa ha sido la de la Diputación deBarcelona que desde el año 1996 aprue-ba un programa de apoyo específico alas ciudades que asuman el compromisode realizar su Agenda 21 Local (A21L enadelante). Un apoyo económico para larealización de auditorias y un apoyo me-todológico mediante guías, indicadores,seminarios, etc. Pero lo más destacablede la experiencia de la Diputación deBarcelona es la creación de un espacio-red para que el conjunto de municipiosasociados avancen en colaboración, in-tercambien experiencias y aprovecheninstrumentos comunes. La «Xarxa» deBarcelona es uno de los casos más exito-sos de colaboración intermunicipal en elámbito también internacional y hoy en díaagrupa a más de 200 ciudades de la pro-vincia y ha establecido convenios de co-laboración con otras redes provinciales,regionales y europeas6.

Por lo tanto, en general, las ciudadesque han optado por utilizar la Agenda 21como instrumento de cambio y que hanasumido una cierta responsabilidad globallo han hecho como una decisión autóno-ma, con una cierta soledad (sólo paliadapor redes internacionales como ICLEI yEurocities) y sin escasa o ninguna colabo-ración institucional. Como en todos losprocesos, algunas ciudades han realiza-do, sin quererlo, el papel pionero en esteterreno. Con métodos, condiciones y re-cursos diferentes, pero con un mismo es-píritu, destacan las experiencias de Vitoria,Calviá, o Zaragoza que son de las prime-ras en adentrarse en el mundo de la Agen-da 21 Local. La Diputación de Barcelona yla Junta de Andalucía editaron en 2003 el«Informe sobre el estado del arte de lasA21 en España»7 que, a partir de una en-cuesta con más de 100 ciudades, ofrecealgunos datos y características que ilus-tran las características y dificultades máscomunes a nuestros municipios.

En cualquier caso, la proliferación deAgendas 21 en España indica que «laacción pública local en el ámbito de lasostenibilidad se ha articulado en tornodel modelo de las agendas 21 locales»8.Especialmente en las políticas ambienta-les locales, sus logros y sus limitacioneshan ido vinculadas en la última década alas A21.

En este trabajo analizaremos uno delos casos que entendemos como más

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6 Puede consultarse la documentación de estared en www.diba.es/xarxasost/cat/index.asp

7 Informe sobre el estado del arte de las A21 Lo-cales en España. Junta de Andalucía y Diputaciónde Barcelona, 2003.

8 Criteris i propostes per a la participació ciutada-na – A21 de Barcelona. Elaborado por equipo deCiencias Políticas de la Uuniversidad Autónoma deBarcelona y editado por Ayuntamiento de Barcelo-na, 2000.

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significativos de los desarrollados en Es-paña: la Agenda 21 de Barcelona. Uncaso, que por sus características especí-ficas, merece atención especial para re-flexionar sobre las potencialidades y loslímites de las A21. Un caso que, además,ha sido objeto de un seguimiento espe-cial a partir del convenio suscrito entre elAyuntamiento de Barcelona y la Universi-dad Autónoma de Barcelona para esta-blecer marcos de colaboración estableen relación al diseño del proceso parti-cipativo y para el análisis global de susresultados.

3. LA AGENDA 21 DE BARCELONA

3.1. Cronología de un proceso

El proceso de elaboración y puesta enmarcha de la A21 de Barcelona tienecaracterísticas propias, algunas de lascuales le confieren un carácter singular.Destaca obviamente por ser una de lasciudades españolas de mayor tamaño(demográfico, económico) y con signifi-cación política relevante por su papel enel mapa municipalista del estado. Perolos atributos propios del proceso A21ofrecen también características que cree-mos son de especial interés, principal-mente el discurso basado en el triángulo«participación-consenso-corresponsabili-dad» y el intento de construir una red es-table de actores por la sostenibilidad.Analizaremos algunos de estos aspectos,pero previamente conviene situar sintéti-camente la cronología del proceso:

—Fase de impulso institucional ydiagnóstico (1995-1999)En esta primera fase destaca la adhe-sión a la carta de Aalborg (1995) que

se aprueba por acuerdo de todos losgrupos políticos del Consejo PlenarioMunicipal. En el año 1998 se crea elConsejo Municipal de Medio Ambien-te y Sostenibilidad, órgano promotorde la A21 al que nos referiremos másadelante. Durante los dos primerosaños (1998-99) el Consejo realiza,mediante 13 grupos de trabajo, undiagnóstico muy completo —aunquedesigual— de la situación socio-am-biental de la ciudad. Este factor esrelevante: los documentos de diag-nóstico, que incluyen una primerabatería de 500 propuestas de actua-ción, son el resultado del trabajo plu-ral y voluntario de muchos actores(en contraposición a lo que sería unaauditoría ambiental encargada auna consultora externa), lo que confi-gura un proceso más largo y comple-jo pero, a la vez, mucho más enrique-cedor y pluralista.

—Fase de participación ciudadana(2000-2001)Durante más de un año los docu-mentos elaborados por el Consejose someten a un proceso de delibe-ración pública y consulta ciudada-na. El título que recoge el resultadodel proceso, «Materiales para el de-bate», informa ya del propósito deno detenerse en la fase de partici-pación institucional (importante enel caso de Barcelona) para ofrecerlos resultados a un proceso de con-sulta más amplio.

—Fase de consenso y compromiso(2002)En el año 2002 se redacta un pri-mer borrador de documento, querecoge 10 grandes objetivos, en unhorizonte temporal de una década

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(2002-2012) y se realizan 10 Fórumssectoriales (uno por objetivo) paradebatir el conjunto de propuestasque pueden ser consensuadas. ElConsejo debate enmiendas y pro-puestas sobre un documento finalintegrador, que f inalmente seaprueba bajo la denominación de«Compromiso Ciudadano por laSostenibilidad». De nuevo, el títuloinforma y aclara: es una Agenda 21para la ciudad y no la A21 delAyuntamiento. El 9 de Julio de 2002se ratifica solemnemente ese Com-promiso, mediante la firma de lamayoría de los miembros del Con-sejo, entre ellos el Ayuntamientocomo institución y los cinco gruposmunicipales presentes en el Consis-torio. El mismo año, el Consejo creaun grupo de trabajo que propone unconjunto de 25 indicadores paraevaluar los resultados globales deese proceso y que serán aproba-dos también en sesión plenaria.

—Fase de Acción 21 (2002-2012)A partir de la aprobación del Com-promiso, se inicia la fase de Acción,que pone el énfasis en la concreciónde actuaciones y cambios tangi-bles por parte de los firmantes de laAgenda 21. Se trata de elaborar pla-nes de acción que concreten la con-tribución de cada actor a los objeti-vos comunes. Esta es tal vez lacaracterística principal y más singu-lar del modelo de Barcelona: la co-rresponsabilidad y la creación deuna red de actores por la sostenibili-dad. Los esfuerzos y los recursos sedirigen principalmente a ese objeti-vo: los Premios Acción 21 (institui-dos por el propio Consejo de Medio

Ambiente el año 2003), las sesionesde formación y los servicios de ase-soramiento, la Convención de los fir-mantes (celebrada en 2005), etc. Enel año 2006, un indicador cuantitati-vo es que más de 400 instituciones yentidades de la ciudad se han adhe-rido a la A21 y de ellas, 76 han pre-sentado ya su Plan de Acción.

Esta síntesis de cronología puede ayu-dar a enmarcar algunas de las reflexionesposteriores. Lógicamente, recoge sólo losmomentos más destacados para situar laevolución del proceso. Un proceso largoque abarca tres mandatos o legislaturasmunicipales completas, con diferentesresponsabilidades políticas y con distri-bución variable del peso de los actorespolíticos. Todo ello, obviamente, tieneefectos en el proceso.

3.2. Participación y pluralismo

La participación es una palabra-tótemde las Agendas 21. No se discute —o nose discute públicamente— sobre la nece-sidad de que incorporen un fuerte compo-nente participativo. Las dificultades sonsiempre cómo asegurar esa participaciónque se quiere amplia y efectiva. En Barce-lona se plantean dos dificultades, comu-nes en general a todas las experienciasparticipativas: las relacionadas con la can-tidad y las relacionadas con la calidad.

En el primer caso, la participación ciu-dadana se articula principalmente demanera institucional. En una ciudad conmás de un millón y medio de habitantes,el primer objetivo es asegurar la partici-pación de los principales actores socia-les, económicos y ambientales. La crea-ción del Consejo Municipal de Medio

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Ambiente y Sostenibilidad pretende cu-brir este objetivo y una de sus funciones,recogidas en las normas reguladoras, es«promover la elaboración de la Agenda21 de Barcelona». Su composición reflejade manera equilibrada la pluralidad de loque se ha denominado la red de actorespor la sostenibilidad, basado en el trián-gulo red ciudadana/red económica demercado/red de poderes públicos (vergráfico n.o 1). Los más de 100 miembrosque forman parte de ese Consejo permi-ten una representación amplia de esastres esferas y lo convierten en una granasamblea local. En un mismo espacio dedebate se encuentran, entre otros, repre-

sentantes de los principales sindicatos, to-das las universidades públicas de la ciu-dad, entidades ecologistas y ciudadanas(Greenpeace, DEPANA, Ecologistas enAcción, Federación de Asociaciones devecinos…) y las principales empresas deservicios públicos (Gas Natural, Aguasde Barcelona, FECSA-ENDESA…).

El Consejo ha actuado realmente comoórgano promotor del proceso, como forode debate y como depositario del con-senso. Su funcionamiento (a pesar deser un órgano formal, con las limitacio-nes administrativas que son propias deestos organismos) ha sido satisfactorio.

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Gráfico n.o 1

Red de actores por la sostenibilidad

Fuente: I GOP, Universidad Autònoma de Barcelona.

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Sorprende, en este contexto de partici-pación «institucional», tan denostadapor muchos, que un 86% de sus miem-bros lo consideren útil y que se sientansatisfechos con su funcionamiento ge-neral9. En este sentido, pueden sub-rayarse algunos elementos que facilitanel proceso. Por una parte, la pluralidadequilibrada. El pluralismo deseable debebasarse en la proporcionalidad o, dichode otro modo, la proporcionalidad esgarantía de pluralismo. Para abordar de-bates que confrontan visiones e intere-ses muy diferentes, hay que asegurarun entorno agradable y la comodidadde los participantes. Contra algunas vi-siones parciales o quiméricas, la A21 nopuede ser el resultado únicamente delas demandas (por otra parte legítimas)de las organizaciones ecologistas, sinoel resultado de un debate plural, al que(recordemos) nadie está obligado. Laexistencia de espacios de diálogo yconsenso requieren, pues, una repre-sentatividad amplia y proporcional. LosConsejos no son tribunales, sino forosde deliberación. Por otra parte, ha habi-do un intento de innovar también en elfuncionamiento de las propias sesiones,introduciendo técnicas de participación(el método Delibera, el más utilizado)que promueven una mayor participaciónactiva, más turnos de palabras, más de-bate sobre los desacuerdos que sobrelos acuerdos, más visualización de losresultados del debate. Algunas de lassesiones del Consejo han sido buenosejemplos de debate ciudadano, como ladedicada al proyecto de construcciónde una nueva central térmica de ciclo

combinado en la ciudad10. Igualmentepueden destacarse las sesiones dedica-das a la contaminación atmosférica y lasalud pública o sobre la gestión de resi-duos. Estas sesiones dan protagonismoefectivo a las entidades que las proponen.

Por otro lado, cuando hablamos de ca-lidad de la participación nos referimos aun atributo formado por varios compo-nentes. En algunos casos no tiene rela-ción con la cantidad (lo importante des-de este punto de vista sería no cuántaspersonas asistieron a un proceso o a unacto, sino cuántas tomaron parte activa-mente en el mismo). En general, se tratade asegurar la deliberación, es decir, lapresentación multidireccional de diversaspropuestas, la facilidad para hacer flore-cer nuevas ideas, el hecho no sólo dehuir de los desacuerdos sino de centrar-se precisamente en ellos, el énfasis en vi-sualizar resultados, etc.

Pero hay otra dimensión crucial de laparticipación, que afecta también a losprocesos de las agendas 21: la influenciareal de la participación ciudadana. Existela opinión mayoritaria que los procesosde participación formales son dirigidos ydirigistas, que cumplen una función legiti-madora de decisiones ya tomadas, quesuministran una pátina bienintencionadapara aumentar la aceptación social y queel hecho de tomar parte en ellos tienepoca o nula incidencia.

En el caso del Consejo de Medio Am-biente y Sostenibilidad de Barcelona,esas limitaciones son reales: se trata deun órgano consultivo que, por imperativo

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9 (Encuesta a miembros del Consejo, realizadapor Marina di Masso, UAB, 2004).

10 Sesión que fue preparada conjuntamente con laplataforma de entidades ecologistas opuestas a lacentral y Gas Natural como promotora de la misma.

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legal, no puede tomar decisiones ejecuti-vas y sus conclusiones se elevan en for-ma de «recomendaciones» al ejecutivomunicipal. Se trata, por supuesto, de latensión latente entre la democracia repre-sentativa y la democracia participativa.Nuestra reflexión es que, paralelamente aabrir nuevos espacios y mecanismospara la participación, conviene en todocaso reconocer abiertamente esos límitesde la participación. En el caso que nosocupa, los actores son conscientes queno pueden sustituir la voluntad que ema-na del cuerpo electoral, pero a la vez hayuna voluntad municipal de tomar real-mente en consideración esas propuestas,es decir, hay una voluntad de «dejarse in-fluenciar». La aprobación del Compromi-so Ciudadano por la Sostenibilidad —elnúcleo de la A21 como hemos dicho— se

hizo previamente en el Consejo y una vezalcanzado el consenso en ese organismono se dejó opción para cambios por partede los actores, tampoco para el Ayunta-miento. El fruto del consenso era un pro-ducto definido que se aceptaba o se re-chazaba. Como en todos los procesos deestas características, el resultado final noreflejaba completamente las preferenciasde nadie pero dejaba razonablemente sa-tisfechos a todos. Las reglas no escritasrecomiendan que una resolución por una-nimidad del Consejo debe aplicarse. Uncaso paradigmático fue, en diciembre de2003, la aprobación por unanimidad deuna declaración a favor de una políticade compra responsable de madera. Ba-sada, por tanto, en certificaciones degestión sostenible de los bosques, y quefue trasladada al Ayuntamiento. La con-

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Gráfico n.o 2

Composición del Consejo de Medio Ambiente y Sostenibilidad

Fuente: Ayuntamiento de Barcelona.

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secuencia de ello fue que la decisión delConsejo se convirtió en política efectivamediante un Decreto de Alcaldía que ha-cía obligatorios esos criterios para elconjunto de la organización municipal.Se desarrollaba así uno de los objetivosespecíficos de la A21.

La participación no quedó limitada, so-lamente, a los miembros del Consejo, sinoque como se ha dicho se abrió durante unaño a un proceso abierto de consultaciudadana. En ese período se realizaronmás de 200 actos, en los 10 Distritos dela ciudad y en algunos sectores sociales(entidades juveniles, sindicatos…), conuna participación presencial de 3.000 per-sonas. Una cifra no despreciable, pero atodas luces insuficiente para avalar unproceso de participación ciudadana enuna ciudad de un millón y medio de habi-tantes. Los gestores del proceso op-taron, ante la escasez de recursos y lavoluntad de no dilatar un calendario yalargo de por sí, por centrarse en los agen-tes intermedios como principales desti-natarios del proceso: así más de 500 en-tidades de todo tipo participaron en elproceso, con enmiendas, propuestas yopiniones. Esta base asociativa que tomóparte en el debate explica la adhesiónposterior de muchas de ellas a un proce-so que de alguna manera reconocíancomo propio.

No obstante, el uso de Internet permitiócumplir con una de las aspiraciones quese tenía al abrir esa fase de partici-pación: que individualmente, todo ciu-dadano que quisiera tomar parte pudieraaportar sus opiniones o propuestas. Me-diante la www.bcn.es/agenda21 se dise-ñaron formularios para recoger esas opi-niones o incluso las valoraciones sobrelas propuestas que se iban dibujando fru-

to de los consensos respectivos. Al finaldel proceso se habían registrado más de12.000 entradas de información o pro-puestas.

La fase final de construcción del con-senso posibilitó una experiencia singular,interesante y muy efectiva: los 10 Fórumsque se convocaron para debatir el borra-dor inicial del Compromiso Ciudadano,uno por cada objetivo, eran abiertos atodo el mundo, ya fuera miembro o no delConsejo, ya fuera representante de unaentidad o bien ciudadano particular. Perohabía un requisito previo: para asistir a lasesión era necesario haber contestado ocomentado (por Internet, fax o correo) elapartado correspondiente al borrador ini-cial. Se trató de una medida, de nuevo,de «calidad» de la participación: partici-par implica aportar, no sólo asistir a de-bates.

3.3. La construcción del consenso: el compromiso ciudadano por la sostenibilidad

El resultado de todo este proceso esta-ba dirigido a conseguir dos objetivoscomplementarios entre sí: la búsquedade un amplio consenso social y la asun-ción de la corresponsabilidad con los re-sultados del mismo.

El consenso puede ser o no ser unbien deseado. Goza de buena prensapero en algunos casos es evidente queperseguir el consenso a cualquier preciopuede afectar a los acuerdos finales, va-ciándolos de contenido, diluyendo su sig-nificación o asumiendo mensajes contra-dictorios. En el caso de la Agenda 21 deBarcelona se optó claramente por conse-guir un amplio consenso político y social,

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que se consideró un factor de éxito nece-sario para abordar cambios que afectan,básicamente, a la construcción de unanueva cultura de la sostenibilidad. Eseconsenso ha guiado pues el proceso y seha materializado en dos vertientes: laexistencia de un consenso político de losgrupos de gobierno y de la oposición.Aun existiendo posiciones diferentes, seha mantenido una aceptación formal bá-sica, iniciada en la adhesión a la Carta deAalborg y concretada en la firma por par-te de los cinco grupos políticos municipa-les (PSC, ERC, IC-V, CiU, PP) del Com-promiso Ciudadano por la Sostenibilidad.

El consenso social ha sido tambiénamplio y abarca a los sectores antesmencionados. Más de 400 entidades einstituciones han firmado la A21 de Bar-celona, desde grandes empresas hastaentidades ciudadanas y ecologistas. In-cluso importantes entidades sociales queno forman parte del Consejo de MedioAmbiente se han adherido al Compromi-so, como es el caso de Intermón-Oxfam,Cáritas o la Fundación Aires. Un colecti-vo especialmente significativo son lasmás de 170 escuelas o institutos que sehan adherido explícitamente, por mediodel Programa Agenda 21 Escolar. Unprograma que ha conseguido una acep-tación positiva por parte de la comuni-dad educativa, que impulsa procesos detransformación concreta en el marco es-colar (diagnóstico del centro, ambientali-zación de los contenidos curriculares ydel proyecto educativo del centro, plande acción, etc.): una traslación a peque-ña escala de la metodología A21 queconlleva un poderoso mensaje de cam-bio. Los centros escolares, además, sehan implicado activamente en el procesode la ciudad.

Pero como decíamos antes, el consen-so implica también renuncias mutuas fru-to de los procesos negociadores. En elcaso de la A21, y ello es una de las po-tenciales debilidades, los objetivos con-templados en el Compromiso Ciudadanopor la Sostenibilidad se refieren en mu-chos casos a tendencias no cuantificadas.El Compromiso se articula en 10 grandesapartados, cada uno de los cuales con-tiene a su vez 10 líneas de actuación, enun esquema de 10 × 10 que resulta en100 líneas explícitas. Cuando existió con-senso para establecer un objetivo especí-fico y cuantificado, éste se expresa en elCompromiso. Ejemplos de ello son conse-guir que el 50% del riego público se reali-ce con agua freática, reducir a 30 km/horala velocidad en las calles de la red no bá-sica, conseguir que el 12% del consumoenergético provenga de fuentes renova-bles, alcanzar porcentajes altos de reco-gida selectiva (75% papel, 80% vidrio,60% envases), depurar el 100% de lasaguas residuales… Pero en otros casos,por falta de consenso se optó por acor-dar las tendencias deseables, con fórmu-las más genéricas: reducir el consumo deagua por habitante, minimizar los resi-duos, reducir los gases con efecto inver-nadero o impulsar el comercio justo, porcitar algunos ejemplos.

El riesgo evidente de estas formulacio-nes (promover, impulsar, reducir, contri-buir, proteger, desarrollar, etc.) es queacaben siendo tan prescindibles comobienintencionadas. Este riesgo tambiénafecta, obviamente, a la A21 de Barcelo-na, donde hubo un amplio consenso enafirmar que la aprobación del Compromi-so no era un punto final sino, bien al con-trario, un punto de arranque para consoli-dar procesos e impulsar cambios. En este

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caso podemos observar tres factores queactúan para intentar evitar este efecto per-verso de las declaraciones que, comotantos buenos propósitos, pueden dejarde existir cuando se proclaman, convir-tiéndose en un fin en sí mismas.

Los tres factores que ayudan en esadirección son, en primer lugar, el escepti-cismo crítico de muchas organizacionesciudadanas y ecologistas que no aceptancheques en blanco y que han utilizado laA21L como instrumento de presión y decambio. Algunas experiencias son muyilustrativas. En 2003 Greenpeace utilizó elcontenido de la A21L para forzar un cam-bio ya contemplado en sus objetivos: quelos productos de madera que utilizasenlos servicios municipales tuvieran certifi-caciones forestales. Igualmente la intro-ducción del comercio justo o de la com-

pra ética (en productos textiles como losuniformes o vestuario de trabajo) fueroniniciativas propuestas por SETEM (organi-zación firmante de la A21) a partir de losobjetivos contemplados en el Compromi-so. Vemos pues que, a pesar o gracias allógico escepticismo, existe una corrienteque procura utilizar la A21 como palancade cambios.

En segundo lugar, muchas de las orga-nizaciones que participaron en el procesode participación y debate ciudadano em-pujan en la dirección de aprovechar eseesfuerzo para cambiar las propias lógicasde trabajo —los Planes de Acción queluego analizaremos— pero también paraimpulsar cambios globales en la ciudad.Especialmente significativo aquí es el pa-pel del «sector del conocimiento» —uni-versidades, colegios profesionales, fun-

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Cuadro n.o 1

Los 10 objetivos generales de la A21 de Barcelona

1. Proteger los espacios libres y la biodiversidad y ampliar el verde urbano.2. Defender la ciudad compacta y diversa, con un espacio público de calidad.3. Mejorar la movilidad y hacer de la calle un entorno acogedor.4. Alcanzar niveles óptimos de calidad ambiental y conseguir una ciudad saludable.5. Preservar los recursos naturales y promover el uso de los renovables.6. Reducir la producción de residuos y fomentar la cultura de la reutilización y el reci-

claje.7. Aumentar la cohesión social, fortaleciendo los mecanismos de equidad y partici-

pación.8. Potenciar la actividad económica orientada hacia un desarrollo sostenible.9. Progresar en la cultura de la sostenibilidad mediante la educación y la comunica-

ción ambiental.10. Reducir el impacto de la ciudad sobre el planeta y promover la cooperación inter-

nacional.

Fuente: «Compromiso Ciudadano por la Sostenibilidad» (2002).

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daciones— que ha desempeñado un pa-pel activo en la elaboración de la A21,construyendo puentes de diálogo y tras-vase entre las ONG, las empresas y lapropia Administración Pública.

Y por último, cabe reconocer una volun-tad política y técnica municipal de impulsarel proyecto A21. La responsabilidad reca-yó, en un primer período, en la Concejalíade Medio Ambiente para después pasar adenominarse Concejalía de Medio Ambien-te, Servicios Urbanos y Sostenibilidad, am-pliando así el ámbito de actuación. Tantolos responsables políticos como los gesto-res municipales que lideran el proyectoasumen la voluntad clara de impulsar lafase más ejecutiva de acción 21. La apro-bación de la A21 no se considera un trámi-te administrativo (como quien asume unacertificación al final de un proceso) sino uninstrumento de cambio continuo.

3.4. Transversalidad: propósitos y límites

Tradicionalmente los dos factores quemás han destacado en la gestión de lasA21 son la participación y la transversali-dad. Podríamos entender este concepto,en este caso, como la capacidad de inte-grar en una planificación estratégica lasdiferentes políticas sectoriales que actúansobre la realidad o los diversos vectoresque, de manera más o menos integrada,definen una situación socio-ambiental de-terminada. La voluntad inicial de las Agen-das 21 Locales era la de convertirse enun plan estratégico de desarrollo sosteni-ble, a partir de esta integración global.Los resultados, como veremos en el casode Barcelona, pero que posiblemente seextrapolan a la gran mayoría, rebajan es-tas expectativas. El resultado será, en el

mejor de los casos, la integración de ma-nera desigual de la variable ambiental enlas políticas de promoción económica yde cohesión social.

Desde el punto de vista de las políti-cas públicas en el ámbito local se han di-ferenciado tres grandes vectores de lasostenibilidad: el ambiental, el económi-co-laboral y el socio-cultural. El gráficon.o 3 elaborado por la Universidad Autóno-ma de Barcelona permite visualizar algu-nas de las políticas que conforman estosvectores. Y permite, sobre todo, observarcómo algunas políticas debido a sus inte-rrelaciones son claves por su presencia enlos tres ámbitos. En este sentido, el casode las políticas de movilidad es paradig-mático: se basan en modelos sociales ypautas culturales, son sustento de la activi-dad económica y laboral y tienen un fuerteimpacto ambiental. Ello no quiere decir au-tomáticamente que sean los ámbitos priori-tarios, pero sí que nos informan de la ma-yor necesidad de una acción transversalsobre esos vectores. No obstante, esteanálisis coincide plenamente con una delas estrategias básicas de la sostenibili-dad: una movilidad más sostenible es re-quisito indispensable para reducir emi-siones contaminantes, para mejorar lacalidad del aire, para reducir consumo deenergías fósiles y para ganar un espaciopúblico de más calidad, física y humana.

La A21 de Barcelona permite analizar,a partir de sus 10 grandes objetivos, elpeso relativo de cada uno de los tres vec-tores. El vector ambiental (biodiversidad,recursos naturales, residuos, calidad am-biental…) supone el 70% de sus conteni-dos. El vector social (vivienda, lucha con-tra la exclusión social, salud pública…)supone el 10%, el vector económico otro10% y el 10% restante se corresponde a

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un apartado muy relevante de la aporta-ción de las A21: el impacto local en elplaneta (ver gráfico n.o 4). En consecuen-cia, es fácil comprobar lo que apuntá-bamos anteriormente: no se trata de deun plan estratégico de ciudad, sino de unplan estratégico ambiental que desarrollao apunta conexiones interesantes con losotros vectores. En el caso de Barcelona,la conexión entre los tres ámbitos (social,económico y ambiental) ha posibilitadoexperiencias de abordaje transversal deprogramas puntuales, lo cual no es des-preciable partiendo de la situación defragmentación, incomunicación o autismo

que caracteriza en muchas ocasiones laspolíticas públicas. Pero, a su vez, está le-jos del objetivo deseado.

Para promover un cierto nivel de trans-versalidad existen dos ámbitos de actua-ción, uno interno municipal y otro externo.Sobre este último ya nos hemos referidocuando hemos citado la composición delConsejo Municipal de Medio Ambiente ySostenibilidad, cuya amplia representa-ción permite en principio un abordajetransversal e integrador.

En relación a la esfera municipal —don-de se han de materializar la integración

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Gráfico n.o 3

La Red Temática de la Sostenibilidad

Fuente: I GOP, Universidad Autónoma de Barcelona.

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de las políticas, la elaboración de diag-nósticos integrales y la coordinación derecursos— la experiencia de Barcelonaofrece algunos elementos de interés. Par-tiendo de la realidad —común a la mayo-ría de procesos— de que la A21 recaeprincipalmente sobre los departamentosde Medio Ambiente, el reto es integrar ycooperar con otros servicios municipales.En este sentido, por ejemplo, la elabora-ción de los primeros Informes para eldiagnóstico (1997-98) fue encargada atécnicos y responsables municipales delas diferentes áreas, con lo que se conse-guía una primera implicación en el proce-so. Por otro lado, en el Consejo Municipalde Medio Ambiente y Sostenibilidad es-tán representados también los diferentesdepartamentos municipales, mediante di-rectivos de servicios sociales, urbanismo,seguridad, movilidad, etc., y sus grupos

de trabajo son coordinados a veces pordirectivos municipales, lo que facilita lacomunicación interna sobre la A21. Esdestacable asimismo la creación de unaComisión Técnica Municipal Agenda 21,creada por Decreto de Alcaldía, que estácompuesta por cargos directivos de lasdiferentes áreas más implicadas en losaspectos de la A21 y que tiene por misiónimpulsar la aplicación de la A21 en losservicios y programas municipales.

Estos instrumentos de integración y co-municación han jugado un papel positivoy explican algunos de los alcances signi-ficativos de la A21 de Barcelona. Pero ala vez, se revelan como insuficientes si elpropósito es diseñar un verdadero planestratégico. Existe una dimensión política,de liderazgo y de impulso político, quejuega un papel relevante en este aspecto

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Gráfico n.o 4

Grado de transversalidad según objetivos

Fuente: Elaboración propia.

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y sobre el que nos referiremos al hablarde la Acción 21.

Podríamos apuntar asimismo algunasexperiencias significativas en el terrenotransversal, que se han desarrollado apartir de la Agenda 21:

a) Una mayor colaboración entre lasentidades sociales que trabajan enel terreno de la exclusión y los pro-gramas ambientales.En estos años se han ido favore-ciendo, aunque sea de manera inci-piente, una conexión entre los obje-tivos sociales de integración laboraly algunos de los servicios municipa-les (especialmente en el terreno deservicios urbanos y limpieza).

b) Una creciente incorporación de losprincipios de sostenibilidad ambien-tal en las empresas.Aunque, evidentemente, se trata deuna tendencia global, enmarcada enlos procesos de ResponsabilidadSocial Corporativa, la Agenda 21(con más de 60 empresas que lahan firmado) ha supuesto un estímu-lo más para incorporar sistemas decertificación ambiental. En los tresaños (2002-2005) que han transcurri-do desde la firma del CompromisoCiudadano por la Sostenibilidad, elnúmero de empresas radicadas en laciudad que disponen de sistema degestión ambiental (ISO 14001/EMAS)se ha duplicado.

c) El programa de ambientalización delos servicios municipales ha tenidoun fuerte impulso al amparo de laAgenda 21.El programa Oficina Verde y, sobretodo, el fomento de la compra pú-blica sostenible que ha supuesto la

incorporación más avanzada decriterios ambientales y sociales enla contratación pública en Españaha sido fruto de la colaboración dediferentes departamentos munici-pales.

d) La propia red de actores por la sos-tenibilidad que supone el colectivode firmantes.Esta red es una «realidad» que aun-que intangible es vivida y desa-rrollada como tal por sus miembros.La comunicación y relación cruzadaentre entidades ecologistas, funda-ciones sociales, empresas y organi-zaciones sindicales, colegios profe-sionales y universidades configuranun activo de conocimiento impor-tante que posibilita iniciativas de in-terés. Un ejemplo reciente de elloha sido el proyecto para facturar alos clientes en papel reciclado que,impulsado por algunas entidadesambientalistas, ha contado con lacolaboración de algunas grandesempresas de servicios.

Son experiencias nada desdeñablesen el contexto de la gobernabilidad. Suimportancia varía en función de la im-portancia que se conceda a las inten-ciones, y si bien no configuran lo quepodríamos denominar como un plan es-tratégico, si que parecen apuntar en labuena dirección.

3.5. La corresponsabilidad: los cambios tienen sujeto

Una de las características principalesde la Agenda 21 de Barcelona es, comoapuntábamos, la idea de la correspon-sabilidad. Se trata no sólo de una carac-

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terística sino de una singularidad que, in-cluso en el marco de la organización inter-nacional ICLEI, ha sido destacada comoexperiencia única. En muchos casos eltránsito de las Agendas 21 ha recorrido(de acuerdo con la propia metodología deICLEI) el ciclo diagnosis - participación -Plan de Acción Municipal - evaluación.En el caso de Barcelona la propuesta detrabajo ya desde el año 2000 propone«un proceso colectivo para decidir priori-dades y objetivos de forma conjunta ypara trabajar también colectivamente paraconseguir esos objetivos». No se trata,por lo tanto, de participar para decir alAyuntamiento qué tiene que hacer. No essólo participar. El espíritu de Río, habladel esfuerzo de la comunidad para con-seguir invertir las tendencias insosteni-bles.

Existe una opinión mayoritaria en que,si es posible, la transición hacia una so-ciedad más sostenible se basará en cam-bios colectivos que afecten a todos lossectores económicos y sociales, peroque se sustentarán en cambios de los há-bitos en el estilo de vida y pautas de con-sumo en la esfera individual. No existen,no obstante, muchas experiencias queintenten trasladar ese consenso al terrenode la gestión y de los procesos sociales.La formulación política que subyace en laAgenda 21 de Barcelona es que los cam-bios tienen protagonistas, en plural. Y enese marco, es evidente que el sector pú-blico debería ser un actor de cambio fun-damental, facilitando infraestructuras, for-mulando políticas y servicios óptimospara los nuevos retos, interiorizando losprincipios de la sostenibilidad en sus pro-gramas. Pero, a la vez, se deja claro quelos cambios a generar no dependen sólodel sector público. Como se dice en la

propia Agenda 21, «ser sostenible es sercorresponsable». Los grandes objetivos—discutidos y pactados— sólo serán po-sibles con el concurso de un conjunto deactores que generen la masa crítica sufi-ciente para que la ciudad avance haciaesos cambios. Los ejemplos son numero-sos: la reducción del consumo de agua,el aumento de la recogida selectiva, unamovilidad más sostenible, una produc-ción más eficiente, dependen de accio-nes públicas (más y mejor transporte pú-blico, más carriles-bici, etc.), pero sonimposibles sin la colaboración de entida-des y ciudadanos.

La corresponsabilidad en la Agenda 21de Barcelona se traslada del discurso auna realidad más tangible mediante:

—La firma del Compromiso Ciudadanopor la Sostenibilidad. Este acto defirma protagonizada por cada enti-dad o institución simboliza asumir uncompromiso. Ese compromiso se di-rige a trabajar de acuerdo con losprincipios de la A21, a elaborar unPlan de Acción en la propia organi-zación, para contribuir a los objeti-vos comunes, y compartir pública-mente los resultados.

—La elaboración de los planes de ac-ción, consecuencia, como hemos di-cho, de la firma del Compromiso. Setrata de asegurar que tras el pactohay una asunción de la parte alícuo-ta de cada organización, mediantela expresión de compromisos volun-tarios que estén relacionados conlos objetivos comunes explicitadosen la A21.

Este esquema de corresponsabilidaddibuja una ecuación muy diferente a lashabituales en estos procesos. El Plan de

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Acción de la A21 de Barcelona de estamanera correspondería a la suma de losplanes de acción de todos los firmantes(empresas, entidades, universidades, etc.),el Plan de Acción 21 Municipal, los pla-nes de acción del conjunto de escuelasadheridas explícitamente y también la ac-ción individual. En este apartado se con-templa en el último año la posibilidad deque haya adhesiones individuales al pro-pio Compromiso, que se puede materiali-zar a través de la Web.

3.6. De la Agenda 21 a la Acción 21

La actuación municipal, avalada por elConsejo, cambió sensiblemente despuésde la firma del Compromiso. Los recursosy los esfuerzos del proceso se dirigen

ahora a promover planes de acción. Yano se trata sólo de diagnosticar, tampocode establecer objetivos, ni de fomentar laparticipación. Los instrumentos tambiéncambian: se trata de materializar una nue-va participación, una implicación en loscambios, en la acción.

La Secretaría Técnica de la A21 —eldepartamento municipal que se encargade gestionar el proceso en su conjunto—pone a disposición de los firmantes unosnuevos recursos y herramientas entre loscuales destacan:

—Un servicio de asesoramiento paralas organizaciones.

—Una guía para la elaboración de pla-nes de acción.

—Sesiones de formación.

Txema Castiella i Viu, Joan Subirats Humet

Gráfico n.o 5

402 Organizaciones firmantes

Fuente: Ayuntamiento de Barcelona.

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Page 22: De la agenda a la acción. El caso de BarcelonaTxema Castiella i Viu, Joan Subirats Humet 2 Jeb BRUGMAN: Locating the Local Agenda: pre-seving public interest in evolving urban world

—Los Premios Acción 21, que recono-cen anualmente las mejores iniciati-vas desarrolladas.

—Las sesiones de presentación públi-ca de los Planes de Acción ya pre-sentados.

—Catálogo 100 buenas ideas.

—La Convención de los Firmantes (oc-tubre 2005).

Se trata, como se ve, de mecanismos deapoyo, de acompañamiento en el proceso,orientados a ayudar en esa nueva fase deAcción 21, pero también de intercambio yde construcción de red y de reconocimien-to a la labor de cada organización.

¿Cuál es el resultado en términos deproceso? A finales de 2005 se habíanpresentado 70 planes de acción, sin con-tar los planes de los centros educativos

que disponen de un programa propio yadaptado. Se trata de un número sufi-cientemente significativo como para ana-lizar algunos resultados:

—En primer lugar se observa que esta-mos ante un proceso vivo ya que elnúmero de planes de acción se haido duplicando anualmente (gráficon.o 7). Este es un dato relevante puesdesmiente la posible parálisis queaqueja a muchos procesos similaresque, después de la firma de un docu-mento formal, caen en desuso. Comohemos dicho, esto se debe posible-mente a la existencia real de un pro-ceso previo de participación, a unaidentificación general con los objeti-vos resultantes y a los recursos deapoyo que se ofertan. Pero un aspec-to principal es la percepción de losfirmantes de que el plan de acción

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Gráfico n.o 6

Número de firmantes por año

Fuente: Ayuntamiento de Barcelona.

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está siendo un instrumento de cam-bio efectivo y útil en sus organiza-ciones. «Pasar del dicho al hecho»,«estructurar las acciones», «recono-cimiento exterior», «descubrir nue-vas alianzas», «conseguir mayorpeso y legitimidad en el interior de laempresa», «innovar e impulsar cam-bios internos» son algunas de lasexpresiones de las organizacionesque han presentado su plan de ac-ción, al referirse a los beneficios queles ha supuesto ese proceso.

—En segundo lugar, se confirma la cen-tralidad ambiental de la Agenda 21de Barcelona, que ya avanzábamos yque ahora se comprueba a partir delas acciones aprobadas por cada or-ganización (gráfico n.o 8): los tres

principales objetivos que están cu-briendo los planes de acción son lamejor gestión de los residuos propios(140 acciones), la gestión eficientede los recursos naturales (128) y laeducación ambiental (109). El cuartoapartado por orden de importanciacuantitativa es la actividad económi-ca, lo cual es muy significativo por-que supone una incorporación de losparámetros ambientales al sectorproductivo (básicamente sistemas degestión ambiental, pero también nue-vas ocupaciones y servicios orienta-dos hacia el medio ambiente).

—En tercer lugar, estos datos confir-man la pluralidad de la red de acto-res de la Agenda 21. Desde empre-sas con cierta importancia en la vida

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Gráfico n.o 7

Número de planes de acción por año

Fuente: Ayuntamiento de Barcelona.

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de la ciudad (Aguas de Barcelona),las principales universidades (UAB,UPC, UB), hasta entidades sociales(como CEPA, Ecologistas en Acción,SETEM). Este aspecto de pluralidady de red ha sido muy visible en laConvención de los firmantes de laAgenda 21, que reunió a 350 entida-des para debatir conjuntamente losavances y los obstáculos a tres añosde la firma del Compromiso.

3.7. El plan de Acción 21 municipal

El Ayuntamiento se ha situado en unaposición de liderazgo del proceso A21,como es habitual en la mayoría de casos

en España, facilitando los recursos y lagestión del mismo proceso. No obstante,es evidente que en la apuesta de Barcelo-na, basada en la gobernabilidad, el plura-lismo y la red, la responsabilidad munici-pal va más allá de la gestión del proceso.Aunque ése se haya centrado en la ideade la corresponsabilidad —o precisamen-te por ello— cobra una especial importan-cia la concreción del compromiso munici-pal. La A21 no es sólo del Ayuntamiento,pero también lo compromete.

En este sentido, la aproximación que elAyuntamiento de Barcelona ha hecho asu propia Acción 21 es también singular.No se trata de un plan de acción al usosegún la metodología del propio ICLEI

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Gráfico n.o 8

Número de acciones vinculadas a los objetivos del Compromiso

Fuente: Ayuntamiento de Barcelona.

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(un plan de acción único del Ayuntamien-to, con objetivos, calendario y presupues-to), sino un plan contingente que albergaen su interior diversos niveles de actua-ción, fruto de las posibilidades pero tam-bién de las limitaciones existentes.

Podemos destacar algunas caracterís-ticas de este modelo propio de Plan deAcción 21 Municipal. Ante todo la voluntadde incorporar los principios de sostenibili-dad a toda la acción municipal, lo que seplasma en el Plan de Actuación Municipal—de carácter cuatrienal— y que en suversión actual (2003-2007) ha sido objetode una lectura previa bajo la perspectivade la Agenda 21, por parte del ConsejoMunicipal de Medio Ambiente y Sostenibili-dad. Por otro lado, la posibilidad de im-plantar planes de acción de los diferentesdepartamentos o empresas municipalesapunta a un objetivo potencialmente muyinteresante: desarrollar la A21 de maneradescentralizada en grandes organizacio-nes11. También destacaríamos el compro-miso de interiorizar los criterios de sosteni-bilidad al propio funcionamiento de laadministración local. El Programa «Ajunta-ment + sostenible» es uno de los activosmás destacables del proceso municipal.Desde nuestro punto de vista, en los años2001-2006, el Ayuntamiento de Barcelonaha desarrollado (en el marco de la A21)uno de los procesos de ambientalización ycompra verde más innovadores y pionerosen España. Así, las grandes contratas mu-nicipales (fuentes públicas, limpieza, com-pra de equipos informáticos, pavimenta-ción, etc.) han ido incorporando criteriosambientales en sus pliegos de condicio-

nes. El pleno municipal ha aprobado enenero de 2006 la incorporación sistemáticade parámetros ambientales a los contratosmunicipales, lo que supondrá una influen-cia estratégica sobre el mercado. Y parale-lamente, se van desarrollando experienciasinnovadoras en la compra pública sosteni-ble, como la ya citada de compra de ma-dera certificada o la compra ética en pro-ductos textiles (el vestuario de trabajo delos jardineros ha sido la primera experien-cia en España). Finalmente destacaríamosla selección de 10 actuaciones estratégi-cas por la sostenibilidad, lo que supone unintento de dar un mayor impulso y visibili-dad a esas líneas de actuación que, por sucarácter transversal y por su perspectiva amedio-largo plazo, reclaman una atenciónespecial. No obstante, la mayor parte deellas vuelven a coincidir con parámetrosambientales, importantes, pero realmentesectoriales: la minimización de residuos yel aumento de la recogida selectiva, la lu-cha contra la contaminación acústica, el fo-mento de las energías renovables, etc.

Del análisis de estos elementos podría-mos extraer dos grandes conclusiones:

—El Plan de Acción 21 Municipal signi-fica una aproximación novedosa ysingular a la plasmación del compro-miso municipal con las A21, y quesupone la apertura de nuevas líneasde trabajo.

—El Plan Acción 21 Municipal de Barce-lona se centra básicamente en el vec-tor ambiental. En este sentido, la A21enfoca una visión de la realidad quecompite con otros modelos sobre laplanificación futura. Como hemos di-cho, la A21 de Barcelona no es elPlan Estratégico de la ciudad, sinoque coexiste con otros planes, dife-

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11 Así, el Instituto de Parques y Jardines, Bombe-ros de Barcelona, la empresa municipal Fomento deCiutat Vella o el Zoo de Barcelona han elaborado yasus Planes de Acción.

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rentes en su objeto y a veces poten-cialmente contradictorios. El modeloBarcelona es en estos momentos uncaleidoscopio con proyectos estraté-gicos que se basan simultáneamenteen la promoción económica interna-cional, en ejercer de destino turísticoprivilegiado, en el diseño urbanísticode prestigio. Y todo ello no es siemprey absolutamente compatible. Desdeesta perspectiva, la A21 sería uno delos instrumentos que pugnan en undebate de las ideas para promoverun desarrollo menos desarrollista, unmodelo de ciudad más sostenible yde ciudad con voluntad de asumir susresponsabilidades globales.

Pero no podemos obviar otro aspectoque es crucial en la planificación estratégi-ca, también en las A21, que es la respon-sabilidad política y la estructura en que setraduce esa responsabilidad. El intentode englobar otros planes de acción queson coincidentes con el propósito de laA21 —como el Plan por la inclusión social,el Plan de vivienda o el Plan de extensióndel transporte público, todos ellos exis-tentes y en curso— choca con la lógica po-lítica de las diferentes responsabilidadesasignadas a otros representantes electoscompetentes en esas materias. Se trata deun típico «conflicto de intereses» no tantopor los contenidos sino por sus protago-nistas. En el caso de Barcelona, ello seacentúa más al tratarse de un gobierno decoalición —PSC, ERC e ICV-EiUA— con locual hay una atribución de competencias yresponsabilidades muy delimitada. La ne-cesaria lógica global de las A21 colisionacon esta realidad y ello no tiene una so-lución fácil en ninguna parte. La aproxima-ción a una planificación estratégica desdeel punto de vista de la sostenibilidad nos

llevaría, en ese contexto, a pensar que de-bería ser un instrumento que dependieradirectamente de la Alcaldía, como eje bási-co de integración y coordinación12.

Otra debilidad de la acción municipal—y por extensión de la A21 en su conjuntoen Barcelona— es que por razones institu-cionales ha sido desarrollada en el marcoterritorial del municipio y no en el marco delo que llamamos «la ciudad real», es decir,la aglomeración metropolitana, donde lapoblación se duplica y donde se producenlos fenómenos más relevantes de la evolu-ción social, económica y ambiental. Ello esevidente cada día en más ámbitos de ac-tuación. La falta de un gobierno metropoli-tano es el motivo político-institucional queexplica este hecho. En el caso de Barcelo-na, un incipiente gobierno metropolitanofue derogado en 1986 sin que hasta la fe-cha se haya reconstruido una nueva ins-tancia equivalente. La suma de las A21 delos 27 municipios que representarían elámbito metropolitano no supondría unaA21 metropolitana, porque en este caso lasuma de las partes no es el total que, pre-cisamente, debería responder a un abor-daje global y que debería facilitar meca-nismos de participación que, hoy por hoy,se dan básicamente en el ámbito local.

3.8. Evaluación de resultados

Hasta ahora hemos señalado algunasinformaciones que permitirían evaluar elproceso. Por ejemplo, son indicadores de

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12 Uno de los casos pioneros y más exitosos deA21 en España fue la A21 de Calviá, liderada por sualcaldesa. Cuando le preguntaban a Margarita Nájeracuál era el presupuesto de la A21 respondía, con lógi-ca, que era la totalidad del presupuesto municipal,que atendía a las prioridades fijadas en la A21. Se tra-ta, lamentablemente, de una excepción muy singular.

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proceso el número de firmantes de la A21de Barcelona, el número de planes deacción presentados o incluso el grado desatisfacción con el mismo proceso.

Pero evidentemente lo que más intere-sa en estos procesos son los indicadoresde resultados. Para ello, el Consejo Muni-cipal de Medio Ambiente y Sostenibilidadtomó una decisión importante: aprobar unconjunto de indicadores para monitorizarlos cambios reales en la ciudad a partirde los objetivos de la A21. Ese sistemade Indicadores 21, como se le denomina,fue fruto de un grupo de trabajo del pro-pio Consejo, con más de 25 miembros yfue ratificado por el propio Consejo. ElAyuntamiento se obliga a presentar públi-camente cada año los resultados de esos26 indicadores. Se trata, sin duda alguna,de uno de los instrumentos más sólidospara poder evaluar los progresos o los re-trocesos respecto a los objetivos o ten-dencias deseados. Además, siguiendocon la lógica de la A21 de ciudad, la ma-yoría de indicadores informan de tenden-cias en las que la acción del conjunto deactores y de la ciudadanía determinan losresultados. En algunos casos, las fuentesde información no son municipales sinode otras entidades, lo que confiere mayorpluralismo al sistema.

¿Cuáles son las principales tendenciasque se observan en la ciudad en estosaños, desde la aprobación del Compro-miso Ciudadano por la Sostenibilidad?¿Hacia dónde se mueve la ciudad? La re-ciente Convención 21 permitió una sínte-sis de algunas de esas tendencias, a partirde los indicadores de resultados directa-mente relacionados con la A21:

—El tratamiento del 100% de las aguasresiduales, efectivo con la puesta en

marcha de las depuradoras del Be-sós y el Llobregat.

—La progresiva disminución en el con-sumo de agua, tanto doméstico (hapasado de 135,8 litros/hab/día elaño 2000 a 118,1 el año 2006) comode los servicios municipales (el con-sumo de agua freática para riego olimpieza ha pasado del 3,4% del to-tal al 10,1% en el mismo período).

—El incremento del porcentaje de larecogida selectiva de residuos, queha pasado del 11,9% (2000) al 31,5%(2006).

—El aumento de centros escolarescomprometidos con la educaciónpor la sostenibilidad. De 69 centros(curso 2001-02) que participaban enla A21 escolar se ha pasado a 184en el curso 2006-07.

—El incremento de la superficie verdeurbana, que ha pasado de 27,6 km2

en 1999 a 28,3 km2 en 2005, aunquecon el aumento de población el por-centaje de verde por habitante se es-tanca o disminuye ligeramente.

—El aumento del uso de la bicicleta ydel espacio público destinado a pea-tones. Los usuarios habituales de labicicleta en la ciudad han pasado del1% en 2000 al 4% el año 2004, lo quesupone un aumento significativo y vi-sible. Igualmente han crecido las ca-lles de prioridad invertida, las zonasde velocidad 30 (velocidad máxima30 km/h) o la ampliación de las ace-ras para el uso de peatones en detri-mento del vehículo privado.

—El incremento de la producción de laenergía solar, que gracias básica-mente a la Ordenanza solar del año

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2000, ha multiplicado por diez laenergía solar —fotovoltaica y térmi-ca— producida en la ciudad. De600.000 Kwh/año en 2000 se ha pa-sado a 12.650.000 Kwh/año en el2005. A pesar del aumento especta-cular, el porcentaje que representaesta energía solar todavía es margi-nal (0,25% del total).

—La mejora en la gestión ambientalde las empresas. Un dato significati-vo que recoge el sistema de Indica-dores 21 es el número de empresasradicadas en la ciudad que dispo-nen de un sistema de gestión am-biental certificado (principalmenteISO 14.001 o EMAS), que se ha casitriplicado entre el 2001 (120 empre-sas) y el 2005 (306 empresas).

—La progresiva expansión de la com-pra responsable. Muchas organiza-ciones firmantes de la A21 —entreellas el propio Ayuntamiento como seha dicho— están incorporando crite-rios sociales y ambientales en suscompras de bienes y servicios. Estoimplica una promoción de la produc-ción y consumo de productos conecoetiquetas, reciclados, reciclables,eficientes, etc. Uno de los indicado-res de la A21 es el consumo de pro-ductos de comercio justo: los puntosde venta han pasado de 71 en el año2000 a 325 en el año 2005, entre loscuales hay 12 grandes cadenas desupermercados, 106 comercios mi-noristas y 207 máquinas de vending.

—La capacidad de trabajar en red—aunque no forma parte del siste-ma de indicadores— ha sido desta-cado como un resultado intangiblepero real por parte de muchos fir-

mantes, que ven en el proceso uninstrumento de aprendizaje y de es-tablecimiento de nuevas alianzas.

Estos son algunos progresos que seobservan en las tendencias de la ciudad.Tendencias emergentes que deben con-solidarse y acelerarse para ir en la direc-ción que marca la A21. Aunque en algu-nos casos están alejados de los objetivos,señalan un cambio de tendencia relevanteen los procesos de cambio.

Pero, obviamente, existen tendenciasresistentes al cambio o fenómenos quemuestran la cara de la insostenibilidad ur-bana. El diseño de modelos de movilidadmás sostenible es una urgencia urbana, yrequiere mayores esfuerzos en la red detransporte público metropolitano, más ymejores carriles para el uso cotidiano de labicicleta o una mayor prioridad para lospeatones en el espacio público, mediantede zonas peatonales, «zonas 30» o pro-yectos de «supermanzanas», que supo-nen una reorientación del diseño y uso delespacio público. Otros dos retos están re-lacionados básicamente con la necesidadde reducir las tendencias al alza de consu-mo; en el caso de la energía, por ejemplo,la incipiente pero significativa presenciade las energías renovables queda eclipsa-da por el aumento del consumo energéticoen su conjunto (a un ritmo del 3 % anualen Barcelona). Lo mismo se puede decirde los residuos: las crecientes tasas de re-cogida selectiva son indicadores muy po-sitivos, pero falta abordar la reducción delos residuos en sí mismos. La prevención,continúa siendo una tarea pendiente. Enfin, uno de los objetivos más sociales decualquier política de desarrollo sostenible,como es el acceso a la vivienda siguemostrando tendencias negativas, dado elcontinuo aumento del coste de las mis-

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mas. Esto es un fenómeno general pero nopor ello menos relevante en la escala local.

Pero en la Convención de la A21 cele-brada hace pocos meses también se des-tacaron otros retos de carácter más global,relacionados con los procesos de cambio.Entre ellos, cabe subrayar la necesidad deasegurar un progreso sostenido, exten-diendo la cultura de la sostenibilidad yconsolidando los cambios positivos porpequeños que sean; la conveniencia decolocar la A21 en una dimensión de ciu-dad, extendiéndola a nuevos sectores (porejemplo, el turismo es un sector estratégi-co para avanzar en la sostenibilidad deBarcelona) y al conjunto de la ciudadanía;reforzar los mecanismos de coordinación yconstrucción de red plural; mejorar los in-dicadores de progreso y, finalmente, im-pulsar la innovación serían algunos deesos retos globales.

4. ALGUNAS REFLEXIONES FINALES

Como hemos ya avanzado, la Agenda21 es uno de los instrumentos aparente-mente más usados para la planificación ygestión ambiental municipal en España.Los datos europeos reflejan que más deun 40% de los municipios que han firma-do la Carta de Aalborg son españoles:1.017 municipios de todos los tamañosen relación a los 2.400 firmantes en total.Esos municipios formalmente comprome-tidos representan más del 10% de losmunicipios españoles. En estos años, elelemento destacado es, probablemente,el avance conseguido en los diagnósticosambientales e indicadores elaborados enmuchas ciudades, los cambios en la ges-tión de las políticas que tímidamente hanido incorporando un enfoque más parti-

cipativo y una visión de proceso que faci-lite la mejora y el aprendizaje continuo.Queremos insistir en que para que lasA21 lograsen ser un verdadero instru-mento estratégico municipal requierenuna mayor importancia de los aspectoseconómicos y sociales y sería convenien-te reforzar su potencial transversal me-diante liderazgos al más alto nivel.

En una línea más concreta, propondría-mos elevar el nivel estratégico de los pro-cesos de Agenda 21 para que alcanzaseel nivel de proyecto de la ciudad, más alláde la propia institución municipal que lapropugna. De esta manera, sería necesariorevisar las Agendas 21 puestas en marchapara garantizar esa orientación estratégica.Si se quiere evitar la sectorialización exce-siva de la A21 en el campo ambiental,debe implicarse a los distintos departa-mentos del gobierno local desde la fase dediseño del plan estratégico o A21. De estamanera se pueden equilibrar las dimensio-nes ambiental, social y económica evitandoque las cuestiones ambientales primen so-bre el resto. Hemos insistido asimismo enla necesidad de involucrar a actores públi-cos y privados para conseguir así reforzarel liderazgo social. Es probable que con-venga avanzar en planes más concretos yespecíficos aprovechando los elementosde proximidad. Si bien es evidente que esnecesario disponer de una estrategia inte-gral de ciudad, es muy necesario tener encuenta la realidad territorial más próxima,más propicia a la escala humana, aquellaen la que el ciudadano desarrolla su expe-riencia vital. El barrio, las ciudades o pue-blos más pequeños, son espacios en losque tienen lugar las funciones de residen-cia, adquisición de bienes, utilización deservicios públicos, y espacio de relación in-terpersonal. Y son por tanto lugares privile-

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giados de construcción de implicación co-lectiva en algo tan complejo y estratégicopara todas las ciudades como la sostenibi-lidad ambiental, económica y social.

Es evidente que estamos refiriéndonosa un tema especialmente complejo comoes la gestión de lo urbano en este inicio desiglo. No resulta fácil tratar de resolver almismo tiempo temas como son los de lasostenibilidad y los de la sociedad del co-nocimiento. Hemos estado analizando uncaso como el de Barcelona, que creemoses un buen ejemplo de ciudad mediterrá-nea, compacta, compleja, y que pretendeser eficiente y al mismo tiempo mantenerla cohesión social. Insistimos en que nece-sitamos adoptar un enfoque sistémico dela realidad urbana que permita así gestio-nar la creciente complejidad urbana. No

podemos buscar soluciones fáciles paratemas complejos. Y ello exige no aislar losesfuerzos que hacen y que puedan hacerlas comunidades locales y sus institucio-nes representativas. Es necesario promo-ver lógicas de trabajo intergubernamenta-les y transversales que contemplen losprincipios de la gobernanza: apertura,participación, eficacia, responsabilidad ycoherencia. Sin olvidar que si no implica-mos a la gente en todo ello, priorizando losaspectos educativos y formativos, (regla-dos y no reglados) y emprendiendo una lí-nea de aprendizaje continuo, no avanzare-mos lo suficiente. No estamos ante retosde carácter estrictamente cognitivo o téc-nico. Estamos ante retos que requieren almismo tiempo implicación colectiva y com-promiso institucional.

De la agenda a la acción. El caso de Barcelona

13 Hemos optado por incluir sólo la literatura querealmente hemos utilizado en la elaboración de esteartículo esencialmente centrado en el caso de Barcelo-na. No obstante, es evidente que existe otra literaturarelevante al respecto, con significativos estudios decaso y otras aportaciones. Véase por ejemplo: AGUADO

MORALEJO, I. y ECHEBARRIA MIGUEL, C. (2004): «El gastomedioambiental en las Comunidades Autónomas y surelación con la Agenda Local 21: Estudio mediante elempleo del análisis de correspondencias». EstudiosGeográficos, Vol. 65 (255), pp. 195-228; BRUNET ESTA-RELLAS, P. J., ALMEIDA GARCÍA, F. y COLL LÓPEZ, M.(2005): «Agenda 21: Subsidiariedad y cooperación a

favor del desarrollo territorial sostenible», Boletín de laAsociación de Geógrafos Españoles, 39, pp. 423-446;ECHEBARRIA MIGUEL, C. y AGUADO MORALEJO, I. (2003):«La Agenda Local 21 como instrumento de sostenibili-dad: la experiencia española». Revista Española deEstudios Agrosociales y Pesqueros, 199, pp. 61-91;ECHEBARRIA MIGUEL, C. y AGUADO MORALEJO, I. (2004):«Agenda 21 Local: Estudio bibliográfico y análisis deuna experiencia». Ciudad y Territorio. Estudios Territo-riales, 35 (139), pp. 147-168; GALDÓS URRUTIA, R. y RUIZ

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