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., (Üirónicas). A ustedes les corsita por carlos monsiváis De lo crónico /u/ olfcdcdorc/ A ustedes les consta es una antología de la crónica periodís- tica en México. Su autor, Carlos Monsiváis, evita precisar los linde- ros entre la crónica y el reporta- je —tema que ofrece sin duda el más vivo interés para los profesio- nales del periodismo— y define la crónica como "la reconstruc- ción literaria de sucesos o figuras, género donde el empeño formal domina sobre las urgencias infor- mativas".1 A partir de este con- cepto —amplio e impreciso, pero bastante cómodo en función de su tarea—, Monsiváis utiliza como fuente básica de la selección la biblioteca y prescinde de la heme- roteca: el material elegido provie- ne de libros, si bien vio la luz primera en las páginas de los periódicos. Pero estos últimos Diego Araujo Sánchez, Director del Dpto. de Letras de la Pontificia Universidad Cató- lica del Ecuador, y articulista del Diario Hoy de Quito. Fundador de la Revista Agora y colaborador de Palabra Suelta, Cultura del Banco Central del Ecuador y miembro del Consejo Editorial de Historias de las Litera- turas Ecuatorianas que prepara la Corpora- ción Editora Nacional. 46 Diego Araujo Sánchez Si no quiere tener un cercano parentesco con la guia telefónica, toda antología debe adoptar algún criterio más o menos objetivo para la selección de textos y reconocer que tanto las omisiones como los excesos son el resultado inevitable de las preferencias y simpatías del autor y también de los gustos, juicios y prejuicios de su época. no fueron objeto de la investigá"- ción. ¿Las consecuencias de este hecho? Primera: quedan fuera de una posible inclusión en la antolo- gía textos que tendrán, con toda seguridad, notable valor y signifi- cación. Y segunda: los autores seleccionados son escritores antes que periodistas en la acepción profesional del término. Monsiváis reconoce ese vacío como una limitación inherente a su trabajo. Tal vez lo sea en rea- lidad. Pero, por paradójico que parezca, también podemos decir que aquella limitación llega a ser una de las virtudes del libro o, mejor, que esa contingencia es una auténtica necesidad. Expliquémonos. El dispar y heterogéneo desarrollo capitalis- ta en nuestros países trajo como consecuencia una especialización del trabajo intelectual también de- sigual y de diversa índole. Por eso no es una excepción sino la regla que los escritores, a lo largo de la historia, asuman un papel múltiple y sean, a la par, poetas, novelistas, autores de ensayos, políticos, historiadores, sociólo- gos... y, claro, periodistas. A pe- sar de la diversificación laboral, hoy mismo podemos comprobar que muchísimos escritores latinoa- mericanos publican sus artículos en los diarios de nuestros países y algunos de ellos son también

De la crónica y sus alrededores

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Si no quiere tener un cercano parentesco con la guia telefónica, toda antología debe adoptar algún criterio más o menos objetivo para la selección de textos y reconocer que tanto las omisiones como los excesos son el resultado inevitable de las preferencias y simpatías del autor y también de los gustos, juicios y prejuicios de su época. 46 por carlos monsiváis (Üirónicas). ., 47

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., (Üirónicas).

A ustedesles corsita

por carlos monsiváis

De locrónico

/u/olfcdcdorc/

A ustedes les consta es unaantología de la crónica periodís-tica en México. Su autor, CarlosMonsiváis, evita precisar los linde-ros entre la crónica y el reporta-je —tema que ofrece sin duda elmás vivo interés para los profesio-nales del periodismo— y definela crónica como "la reconstruc-ción literaria de sucesos o figuras,género donde el empeño formaldomina sobre las urgencias infor-mativas".1 A partir de este con-cepto —amplio e impreciso, perobastante cómodo en función de sutarea—, Monsiváis utiliza comofuente básica de la selección labiblioteca y prescinde de la heme-roteca: el material elegido provie-ne de libros, si bien vio la luzprimera en las páginas de losperiódicos. Pero estos últimos

Diego Araujo Sánchez, Director del Dpto.de Letras de la Pontificia Universidad Cató-lica del Ecuador, y articulista del Diario Hoyde Quito. Fundador de la Revista Agoray colaborador de Palabra Suelta, Culturadel Banco Central del Ecuador y miembrodel Consejo Editorial de Historias de las Litera-turas Ecuatorianas que prepara la Corpora-ción Editora Nacional.

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Diego Araujo Sánchez

Si no quiere tener un cercano parentesco con la guia telefónica, todaantología debe adoptar algún criterio más o menos objetivo para laselección de textos y reconocer que tanto las omisiones como los

excesos son el resultado inevitable de las preferencias y simpatías delautor y también de los gustos, juicios y prejuicios de su época.

no fueron objeto de la investigá"-ción. ¿Las consecuencias de estehecho? Primera: quedan fuera deuna posible inclusión en la antolo-gía textos que tendrán, con todaseguridad, notable valor y signifi-cación. Y segunda: los autoresseleccionados son escritores antesque periodistas en la acepciónprofesional del término.

Monsiváis reconoce ese vacíocomo una limitación inherente asu trabajo. Tal vez lo sea en rea-lidad. Pero, por paradójico queparezca, también podemos decirque aquella limitación llega a seruna de las virtudes del libro o,mejor, que esa contingencia es unaauténtica necesidad.

Expliquémonos. El dispar yheterogéneo desarrollo capitalis-ta en nuestros países trajo comoconsecuencia una especializacióndel trabajo intelectual también de-sigual y de diversa índole. Poreso no es una excepción sino laregla que los escritores, a lo largode la historia, asuman un papelmúltiple y sean, a la par, poetas,novelistas, autores de ensayos,políticos, historiadores, sociólo-gos... y, claro, periodistas. A pe-sar de la diversificación laboral,hoy mismo podemos comprobarque muchísimos escritores latinoa-mericanos publican sus artículosen los diarios de nuestros paísesy algunos de ellos son también

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leídos con gran interés en los pe-riódicos de España y de otras la-titudes. Más aún: al no ser unosprofesionales del periodismo, tien-den por vocación a salvar del tiem-po fugaz y escurridizo de la pren-sa ese material que publicaron enlos diarios y lo devuelven a la per-manencia y firme memoria dellibro.

Por consiguiente, en la antolo-gía la preeminencia de los escri-tores sobre los periodistas profe-sionales tiene tanta coherenciacomo en la vida social y es unhecho característico del desarrollodel periodismo en nuestros países.

Las páginas seleccionadas abar-can casi dos siglos de periodismoen México, más de treinta autoresy alrededor de sesenta crónicas.Y su lectura resulta una sorpren-dente aventura. Podríamos creerque el lector corre el riesgo deextraviarse en las crónicas a causadel forzoso alejamiento del refe-rente más inmediato. Pero no esasí. Al contrario: la organizaciónde la antología propicia diversaslecturas, integra el material selec-cionado en otros sistemas de rela-ciones a tal punto que el paso deltiempo no solo que en nada dis-minuye el interés por estas pági-nas, sino más bien lo acrecienta.

Las crónicas de A ustedes lesconsta pueden leerse como unahistoria del periodismo mexicano,pero también como una historiaa secas: testimonio de grandesacontecimientos políticos y signi-ficativos personajes, relato de di-versos procesos sociales. Puedenleerse como expresión de la vidacotidiana y de los valores, de lascostumbres y hasta de las frivoli-dades pasajeras de la sociedadmexicana tan parecida a la decualquiera de nuestros países. Yhay también otra lectura posibledesde la perspectiva de una recu-peración de un pensamiento pro-pio. Armando Bartra observa que

en México (y su observación valepara toda nuestra América) "lareflexión filosófica y social se hadesarrollado bajo la forma de unpensamiento político directamen-te vinculado a los problemas his-tóricos concretos. Las aportacio-nes principales de los pensadoresmexicanos, por lo menos hastanuestros días, han tenido uncarácter militante y han estadoestrechamente unidos a la prác-tica social. El periodismo, y másparticularmente el periodismo po-lítico, ha sido la principal y casiúnica expresión del pensamientoteórico mexicano... el atraso socialy la casi permanente inestabili-dad política de la nación mexi-cana no han permitido el surgi-miento de una reflexión teóricacapaz de distanciarse de la inme-diatez circunstancial y abordar, apartir de lo nacional, los grandestemas del pensamiento occidental...En términos más concretos, lospensadores mexicanos difícilmen-te se han encontrado en condicio-nes de sentarse a preparar estra-tégicamente largos y sesudos tra-bajos; la brevedad y oportunidaddel escrito periodístico de usotécnico se ha acomodado más

a las posibilidades de una "cultu-ra nacional", en su más auténti-co sentido".2

La sagaz observación de Bartramerece ponerse de relieve. Prime-ro, porque a la hora de escribiruna historia de la filosofía latinoa-mericana una de las fuentes cla-ves será precisamente el periodis-mo. Segundo, porque al destacarun hecho evidente: la estrechavinculación entre práctica social yaportes teóricos, sugiere implícita-mente un camino para la lecturay explicación de estos aportescuya génesis está en las mismasentrañas de la vida social. Y ter-cero, porque señala la probable ysugerente relación entre la formapropia del escrito periodístico ylas modalidades concretas de lasculturas nacionales.

Aunque ni la observación deBartra se libra de considerar co-mo el modelo ideal "los grandestemas del pensamiento occiden-tal", hay que aplaudir en ella eljustísimo rescate de la prácticaperiodística como una expresiónauténtica y propia del pensamien-to latinoamericano.

Desde aquella dimensión, el tra-bajo de Carlos Monsiváis en A us-

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El dispar y heterogéneo desarrollo capitalista en nuestros países trajo como consecuenciauna especialización del trabajo intelectual también desigual y de diversa índole

tedes les consta no es una antolo-gía más, sino una selección impres-'cindible y trascendente. Si todosnuestros países hicieran trabajosparticulares análogos a éste, ten-dríamos una de las fuentes másseguras para recuperar una partesustancial del pensamiento latinoa-mericano. Las múltiples posibleslecturas de una antología de lacrónica periodística en Méxicojustifican, en consecuencia, unareflexión más minuciosa del ricoy ejemplar trabajo de Monsiváis.

Antes de loscomienzos

La antología va precedida porun prólogo del autor del trabajo:sesenta páginas de ensayo trazan,en realidad, una mínima historiadel periodismo en México.

Monsiváis remonta su considera-ción del -género a las crónicas deIndias: conquistadores ansiosos deeternizar su fama, frailes con fer-vor misional y los primeros escri-tores indígenas entregan sus rela-ciones y crónicas como "sustitu-ción o anticipación de la historia,argumento contra el olvido, rega-lo de proselitismo religioso, tribu-to funeral a los vencidos"3 .

Como dice el propio autor,Hornero llega a Tenochtitlán: lacrónica es épica, historia y admi-ración ante lo maravilloso delNuevo Mundo. Bernal Díaz delCastillo, por ejemplo, cree viviruna experiencia parangonable "ala de los libros de Amadises"cuando se acerca con Cortés a lagran ciudad de los aztecas.

Consolidado el virreinato, lapráctica del mundo colonial trans-forma a la épica en una obliga-ción de eruditos, en un arte cele-

bratorio que convierte en hazañashasta los hechos comunes. A losafanes descriptivos se unen lospropósitos ejemplarizadores: asíllega la noción de crónica has-ta el siglo XIX, al México inde-pendiente.

El iniciador de la prensa mexi-cana, el clérigo Juan Ignacio deCastoreña, funda la primera Ga-ceta de México (1722). La censu-ra civil y religiosa le llevan haciaun ejercicio burocrático de su ta-rea y el sucesor de Castoreña,Manuel Antonio Valdés, "sitúaal periodismo como instrumentodel poder público"4.

i todos nuestros paíseshicieran trabajos particularesanálogos a este, tendríamosuna de las fuentes más seguraspara recuperar una partesustancial del pensamientolatinoamericano

Me parece que en la reflexiónde Monsiváis, la gran personali-dad de Joaquín Fernández deLizardi se perfila con muy pocorelieve. En verdad se destacan losreclamos de Lizardi por la liber-tad de expresión; también la cla-ra conciencia suya acerca delpapel político de la opinión pú-blica y la libertad de imprenta:"son el bozal y el freno con quese contiene a los déspotas, malicio-sos y tontos"5 y hasta su consta-tación realista de que, a pesar dela múltiples función educadora dela prensa, no debemos olvidar

que "el pueblo no lee papelitosbrillantes": la prensa es todavíaprivilegio de minorías; a pesarde todo ello, no se dice algo deLizardi como cronista: su novela,una de las primeras que se escri-ben en nuestra América, es en úl-timo análisis una ejemplar cróni-ca de la época: reconstrucciónliteraria de sucesos o figuras,para utilizar la propia noción deMonsiváis.

B siglo XIX

Los caminos de la crónica du-rante todo el siglo son objeto dereflexión en el ensayo que prece-de a la antología. Aunque Monsi-váis desarrolla su estudio con suje-ción al análisis histórico y las con-cretas circunstancias de México,por la semejanza con procesosanálogos en otras naciones cabedestacar una suerte de tipologíadel género a lo largo del siglopasado. Tal vez un elemento de-fine las oscilantes y dispares fun-ciones periodísticas: el enfrenta-miento con el poder o la adhesiónincondicional a él. Entre los dosextremos, un amplio espectro derelaciones entre la prensa y elpoder deja también su huella enla naturaleza de la crónica.

Monsiváis habla de un primerperiodismo "totémico": la prensaes una suerte de emblema queprotege a la colectividad. Lasinterpretaciones y decisiones deMéxico del siglo XIX "solo dis-ponen de la prensa para expresaradhesión y solidaridad hacia suspensamientos y ofrecimientos".6

Esta prensa "se compra para verreafirmadas y anticipadas las opi-niones propias, para experimentarla ratificación emocional en lostemas urgentes: federalismo o cen-

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tralismo; república o monarquía;expresión libre o "callar" y obe-decer; dependencia o indepen-dencia".7

Pero la prensa se enfrenta tam-bién con el poder de los caudillosy no faltan abundantes ejemplosde periodistas que sufren cárcel,destierro, amenazas o que reali-

zan su tarea en la clandestinidad.El periodismo no es un oficio,sino una misión política y patrió-tica.

Durante la Reforma, cuando elperiodismo oficial niega un rumor,el verdadero efecto es confirmarla existencia del hecho que provo-có el rumor, sembrar la duda yengrosar la oposición. Durante laépoca, se da más importancia ala interpretación de la noticia quea la noticia misma. Y el periodis-ta no sale en busca de la noticiasino ésta va en busca del perió-dico.

Con el porfiriato, el periodis-mo pierde pronto resonancias crí-ticas. Díaz tolera al comienzouna prensa opositora; después,afianzado en el poder, el dictadorexpresa su aversión por la palabray la pluma. Los hombres de Por-firio Díaz "corrompen, concedensubvenciones y empleos, burocra-tizan, acusan de "jacobina" o"metafísica" a la prensa disidentey, finalmente, manipulan en elpropio gremio para abolir el "fue-ro del periodismo" promulgadopor Juárez en 1868 que indicabajurados especiales para calificar los"delitos de imprenta".8

La persecución no doblega unaresistencia que encabezan algunoscaricaturistas. El humor suele serindócil. Por eso los déspotas lotemen. Monsiváis recuerda que aldibujante Constantino Escalante,el gobierno de Maximiliano lo en-carcela en una jaula. Tampocoevita el poder establecido el sur-gimiento de la prensa obrera. Pe-ro si la prensa no va al poder, és-

te va a la prensa: bajo el patro-cinio directo de Díaz, nace ElImparcial que introduce la rotati-va de alta velocidad: con un tira-je de 90.000 ejemplares diarios,México entra a la etapa del perio-dismo industrial por obra de eseperiódico.

Tal vez los grandes capitalesen juego revelen con más elocuen-

cia una insoslayable realidad paradefinir las relaciones prensa y po-der: un periódico tiene (o al me-nos no deja de tener) las ideas dequien lo paga.

Dos formas de lacrónica

La consolidación de los Esta-dos nacionales, el espíritu román-tico y el pensamiento liberal ac-tualizan el problema de lo propiopara los diversos países. El recla-mo por lo nacional lleva a la cró-nica por el camino del cuadrode costumbres. •

¿Por qué preferir el champánal pulque? ¿Por qué rechazar lapintura de una china y aplaudira la Manola española? Estas pre-guntas resumen algunas de laspretensiones de verdad local. Gui-llermo Prieto, héroe liberal y crea-dor de los cuadros de costumbresen el México del siglo pasado,escribe: "continuamos siendo ex-tranjeros en nuestra propia patria".El cronista quiere ser un construc-

tor de la nación. Para ello oponela realidad de las costumbres a lairrealidad de las pretensiones cos-mopolitas. Desde entonces hastanuestros días, a la crónica se leencomienda, en palabras de Monsi-váis, "verificar o consagrar cam-bios y maneras sociales, descri-bir lo cotidiano elevándolo alrasgo de los idiosincrático". Otrocamino de la crónica al términodel siglo XIX es la crónica moder-nista. Algunos de los grandes poe-tas del modernismo se ganan lavida como cronistas (recordemosal padre del movimiento, RubénDarío, que trabajó desde muyjoven para los periódicos): enMéxico, Amado Ñervo y sobretodo Gutiérrez Nájera.

El mismo espíritu del arte mo-dernista sopla en temas y expre-sión de las crónicas: espacio ypreciosismo verbal, lugar donde elescribor se declara ciudadano delmundo y se enorgullece de refina-mientos y exotismos. Pero nosparece justo destacar el aportemodernista a la crónica como obrade arte de lenguaje: la valoracióndel vocablo sorprendente, la cui-dada organización del discurso,el rigor y la armonía son enseñan-zas que, aun en temas ciertamentefrivolos y ajenos, nos entreganejemplarmente las crónicas mo-dernistas.

Del tren alautomóvil

Al pasar al siglo XX y llegarhasta nuestros días, el estudio deMonsiváis enfrenta una informa-ción más amplia y compleja: através de ella no sólo describe eldesarrollo de la crónica, sino eldesarrollo del periodismo y tantouno como otro son ubicados enel dramático escenario de la vidasocial y política de México a lolargo del presente siglo. Pero elestudio rebasa la sola reconstruc-

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ción histórica para convertirse enun brillante y polémico ensayoacerca de algunos de los proble-mas medulares del periodismo enla actualidad.

Durante los años de la revolu-ción, no faltan ejemplos de unuso denunciatorio de la literatu-ra, como en México bárbaro deJohn Kenneth Turner, ni de usomagistral de la crónica y el repor-taje como en México insurgentede John Reed. Para el autor, elmayor libro de crónicas de laépoca es nada menos que unaconocida y famosa novela: Eláguila y la serpiente de MartínLuis Guzmán. La constatación deMonsiváis es muy clara: "no du-ra mucho o no es muy persuasi-va la libertad crítica que la Revo-lución Mexicana auspicia. La tradi-ción más vigorosa de la prensa hasido la adulación a la oligarquíay la mayoría de los reporterosdesecha la experiencia directa paraatenerse a sus prejuicios y consig-nas, volcando filias y (sobre todo)fobias sobre los caudillos campesi-nos y la 'vesania y primitivismo'de sus tropas".9

El estudio dedica un capítu-lo aparte a la crónica visual delsiglo pasado y comienzos delactual: dibujos, grabados, pinturasy caricaturas constituyen una ex-periencia perdurable y creativa delgénero. Castro, Manuel Manilla,José Guadalupe Posada y Clemen-te Orozco entran en este capí-tulo.

Una sociedad que pasa deltren al automóvil, del carbón a lagasolina, amenaza con decretar lamuerte de la crónica. La crecien-te velocidad como signo propiodel periodismo parece reñida conla pretensión literaria de la cróni-ca. Encuentra, sin embargo, nuevasavia el género: así escritorescomo Salvador Novo consiguenfundir la crónica, el artículo y elensayo.

En las décadas de los anos vein-tes y treintas, la opinión públicaes todavía patrimonio de los"entendidos" que eligen el artícu-lo político como expresión deter-minante. Los lectores siguen cadamañana, como confirmación desus propias opiniones, las refle-xiones de Vasconcelos, Luis Ca-brera, Antonio Caso, LombardoToledano. Son, además, tiemposen los cuales escasea la informa-ción crítica y abundan las opinio-nes: esta es a veces una sutil for-ma de ocultar la ausencia de aque-lla información.

Los primeros lustros del sigloven el nacimiento de algunosperiódicos nacionales: El Univer-sal, en 1916, y Excélsior, un añodespués. Si la prensa nacional go-

T al vez los grandes capitalesen juego revelen con máselocuencia una insoslayablerealidad para definir lasrelaciones prensa y poder: unperiódico tiene (o al menos nodeja de tener) las ideas de quienlo paga

za de ciertas prerrogativas que lepermiten desarrollarse, la situaciónde los periódicos de provincia sue-le ser diversa: la intolerancia delos caciques locales asesina a direc-tores de diarios o periodistas críti-cos, los persigue o los castiga.Surge la autocensura como unindispensable seguro de vida yaccidentes...

Monsiváis escribe una crónicadetallada de los avatares de lalibertad de expresión frente al Es-tado: pese al diverso estilo demanejar esta relación por partede los sucesivos gobiernos, pareceque pronto la prensa industrialllega a la conclusión de que el

lector preferencia! es el gobiernodel momento. Entonces se ex-tingue la crítica a la instituciónpresidencial, se acepta la "liber-tad de expresión" como unadádiva o válvula de escape a tra-vés de una crítica soportable y,con los recursos de la golpiza, elboicot económico o el eufemismo,la censura se implanta como unhecho natural.

"En nuestro medio —concluyeMonsiváis— el periodismo ha sidovía intermedia entre el poder ysus aliados y subditos más cerca-nos, entre los poderes grandes ylos subalternos, entre los dirigen-tes y sus posibles sucesores. Enel interior de un sistema autori-tario sólo la prensa ofrece líneasredistributivas de información. Poreso el embuste se prodiga paraafantasmar a una opinión públi-ca ya de por sí incierta; quienescorrompen desean pregonarle a susiguales o superiores las buenasnuevas de sus atributos adquisiti-vos, de una capacidad de compraque es, casi al pie de la letra, po-'der de decisión".10

Entre 1940 y el año 68, el desa-rrollo industrial revela que tam-bién la prensa es una industriacapitalista, cuyo deber principales desalentar la inconformidad. Elsistema crea formas más fuertesde control y la prensa sirve a laideología del sistema. Derechas eizquierdas participan, con más omenos éxito, en la batalla de unosmedios de comunicación cada vezmás poderosos.

Después del 68, el análisis deMonsiváis se detiene en los cam-bios que, tras la expulsión delgrupo de influencia más reaccio-nario, trae el Excélsior bajo ladirección de Julio Scherer: un vi-raje hacia el profesionalismo y losafanes críticos redimen a ese me-dio de su desprestigio y carenciade credibilidad. Todavía en losespacios de los grupos dominan-

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Las crónicas de "A ustedes les consta" pueden leerse como una historia delperiodismo mexicano, pero también como una historia a secas

tes, el Excélsior asume, sin embar-go, una importante función crí-tica.

En momentos de silencio y con-fusión, cuando se difama y atacatodo movimiento progresista y seincita a la pasividad, aumenta laimportancia del periodismo críti-co, tal y como lo practica ElenaPoniattowsca en "La noche deTlatelolco" (1970), gran crónicay testimonio del movimiento estu-diantil y la matanza del 2 de oc-tubre.

Los últimos años se ven sacudi-dos por la revolución de los massmedia a través de una serie deinnovaciones tecnológicas; aumen-tan también los lectores críticosy se fortalecen y expanden lasescuelas de periodismo. "En el au-ge mundial del periodismo y delas escuelas de comunicación inter-viene el entusiasmo por los resul-tados de Watergate ( ¡dos perio-distas que con persistencia e ins-tinto reporteril derribaron a Ni-xon! 11

Para 1980 sólo el Distrito Fe-deral tiene 26 diarios e inconta-bles revistas. A pesar de su poderpara llegar a los espectadores casial mismo momento en que se pro-duce la noticia y de la incontras-table fuerza de la imagen, elvacío crítico de la televisión y suslimitaciones políticas aumentan elpeso y trascendencia colectivos dela prensa.

Del propio Excélsior salen pu-blicaciones como el diario Unomás-uno y el semanario ProcesoGracias al desarrollo de una pren-sa marginal y alternativa, los te-mas, intereses y perspectivas de unperiodismo distinto muestran alen-tadoras posibilidades de realiza-ción.

El Ave FénixLa sociedad de masas parecía

una tumba de la vieja crónica.Pero el género tiene capacidad derenacer de sus propias cenizas.En cada diverso momento histó-rico, la función de crónicas yreportajes se acopla a las exigen-cias de los tiempos.

Monsiváis cierra su estudio conuna suerte de llamado final a fa-vor de la crónica. La minuciosa yaleccionadora descripción de laevolución del género, descarga sualegato del obligado tono retóri-co con el que puede resonar in-

E,n él interior de un sistemaautoritario solo la prensa ofrecelíneas redistríbutivas deinformación. Por eso el embustese prodiga para afantasmar a unaopinión pública ya de por siincierta

dependientemente de toda la in-vestigación desplegada por el au-tor. Crónicas y reportajes debe-rán "dar voz a los sectores tradi-cionalmente proscritos y silencia-dos, las minorías y mayorías detoda índole que no encuentrancabida ni representatividad en losmedios masivos... Se trata de dar-les voz a los marginados y des-poseídos, oponiéndose y destru-yendo la idea de la noticia comomercancía, negándose a la asimi-lación y recuperación ideológicade la clase dominante, cuestio-nando los prejuicios y limitacio-nes sectarias y machistas de laderecha militante y la izquierda

declarativa, precisando los ele-mentos recuperables y combativosde la cultura popular, captando latarea periodística como un tododonde, digamos, la grabadora sólojuega un papel subordinado".12

A ustedes les consta, antologíade la crónica en México, es unainvestigación ejemplar. Tambiénde las que podríamos creer las ce-nizas de un fugaz trabajo perio-dístico, emerge una imagen vigoro-sa y múltiple, con una fuerzaextraordinaria, para iluminar pasa-jes y recovecos antes desconocidosde la vida social mexicana. A todoello se suma el interés que ofrecela sola mención de algunos escri-tores consagrados y más conoci-dos en el ámbito latinoamericano.

Sumario de historia y pensa-miento político, social, estético,esta antología señala un trabajonecesario para todos los países:al exhumar lo más representati-vo de crónicas, reportajes y artí-culos del periodismo nacionalcobrará vida, como el ave fénix,una parte todavía no conocidade lo que somos. El poder testi-monial del género propuesto parala antología, justifica plenamenteel título del libro de Monsiváis:en la constancia que despejamúltiples dudas, está siempre ellector, estamos nosotros, paraparticipar también como testigosen el apasionante proceso de lahistoriaB

NOTAS

1.- Carlos Monsiváis, A ustedes les consta,Antología de la crónica en México, México,Ediciones Era, Segunda Reimpresión, 1985,p. 13. 2.- Citado por Monsiváis, A ustedes...pp. 20 y 21. 2.- Ibid., p. 17. 4.- Ibid. p. 19.5.- Ibid., p. 19. 6.- Ibid., p. 22. 7.- Ibid.p. 23. 8.- Ibid., p. 32. 9.- Ibid., p. 36.10.- Ibid., p. 55. 11.- Ibid. p. 71. 12.-Ibid. p. 76.

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