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Nº 51

DE LA GARZA 51 - Escuela Nacional SindicalEnrique de la Garza Toledo señala en este ensayo que públi-ca la ENS, el decaimiento y ago-tamiento del tema, dadas las ace-chanzas de aquellos

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Calle 51 Nº 55-78Tel: 5133100Fax: 5122330www.ens.org.coMedellín, Colombia

Director Académico:Luciano Sanín Vásquez

Responsable ComunicacionesPatricia Valencia

Diseño de carátula: Raúl París

El autor:Enrique de la Garza es doctor en sociología, profesor investigador del doctoradoen Estudios Laborales de la Universidad Autónoma Metropolitana en México,D.F. email: [email protected]

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Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5Los dilemas de los nuevos estudios laborales

en América Latina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71. Una historia no muy larga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82. Hallazgos y debates internos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153. Estancamiento de los nuevos estudios laborales y

encuentro con los mercados de trabajoy la sociodemografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25

4. Las acechanzas sobre los nuevos estudios laborales . . . . . 275. Los nuevos profetas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 316. Consideraciones finales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37Referencias bibliográficas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39

Contenido

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PresentaciónLa deuda externa de América

Latina hace crisis en 1982, añoen el que comienzan los estudioslaborales en el subcontinente.Desde entonces se ha venidoconsolidando una comunidadacadémica alrededor de ejescomo el cambio tecnológico y deorganización del trabajo; la fle-xibilidad del trabajo; el sindicatoy la reestructuración productiva;el mercado de trabajo; la culturaobrera; las estrategias empresa-riales de modernización; los en-cadenamientos productivos; y laeducación, calificación y traba-jo; entre otros.

Los estudios laborales flore-cieron entre las ruinas de la teo-ría de la dependencia y del mar-xismo, cuyo espacios se habían

cerrado en los años sesenta y se-tenta. Durante los ochenta sequedaron cortos para explicar loscambios en los modelos econó-micos y del Estado, así como losprocesos de reestructuraciónproductiva y transformación delmercado laboral. Así mismo, he-redaron de esas dos corrientes lapreocupación por el desarrollo y,entre algunos grupos de investi-gadores, el papel de los trabaja-dores en la historia latinoameri-cana, además de buscar comoaquéllas, alternativas epistemo-lógicas y metodológicas al posi-tivismo. Pero de otra parte los es-tudios laborales no han logradohacer articulaciones con las teo-rías que enuncian los distintosniveles de la realidad social.

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Enrique de la Garza Toledoseñala en este ensayo que públi-ca la ENS, el decaimiento y ago-tamiento del tema, dadas las ace-chanzas de aquellos que quierenponerlo en función de las políti-cas económicas y empresarialesdominantes, los que quierenapartarlo del terreno concretopara pasar a abstracciones inde-terminadas, y de los que preten-den aprisionarlo en el nuevoinstitucionalismo.

El reto propuesto por el inves-tigador mexicano es el de distan-ciarse de los poderes políticos,económicos y académicos quehan venido imponiendo trabas ala investigación, recortes en losenfoques, parámetros de cien-

tificidad e incluso hipótesis queimpiden abrirse a las realidadescambiantes, novedosas y para lasque aún no existen acercamien-tos plausibles.

Este ensayo, entonces, nosubica en el papel que cumple eldebate epistemológico y meto-dológico para socavar la ingenui-dad actual que prima en la ma-yoría de las investigaciones deltrabajo, así como también nosseñala la enorme distancia que setiene, en la mayoría de los casos,con los trabajadores y la defensade sus derechos.

Juan Carlos Celis OspinaCoordinador del Área

de Investigaciones de la ENSMedellín, 30 de agosto de 2004

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Los nuevos estudios laboralesen América Latina, que apenas seiniciaron hacia mediados de losochenta, se encuentran en unaencrucijada provocada por unlado, por el posible agotamientodel ethos de la generación que losprocreó y porque los enfoques yproblemas que eran nuevos haceya casi 20 años hoy se han vueltosentido común. Por otro lado,por las asechanzas de los profe-tas del fin del trabajo, tanto ensus versiones desarrolladas quelo atribuyen al desempleo tecno-lógico, como a las subdesarrolla-das, que lo asimilan extrañamen-te al fin del empleo por precari-zación en una suerte de visionesMad Max del futuro latinoame-

ricano. Tampoco habría que ol-vidar la influencia de las tesis dela economía neoclásica, antiguorival de los nuevos estudios la-borales, y de las “abstraccionesindeterminadas” a la manera deAntonio Negri. En este ensayoharemos una recapitulaciónacerca de cómo surgieron enAmérica Latina los nuevos estu-dios laborales, de sus enemigostradicionales y de cómo esta co-rriente se volvió institucional,perdiendo con esto parte del ethosque la impulsó en sus orígenes;cuáles fueron sus principales ha-llazgos y debates internos y ex-ternos, y cómo podría estar enuna etapa de estancamiento conconcesiones importantes a las

Los dilemas de los nuevos estudioslaborales en América Latina

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Los dilemas de los Nuevos Estudios Laborales en América Latina10

teorías del mercado de trabajo deorigen neoclásico y al cuatifica-cionismo sociodemográfico. Fi-nalmente de cuáles son lasprincipales asechanzas que seerigen actualmente en contra deeste enfoque: la mercantilizaciónde sus investigaciones, la escasacomunicación con las grandesteorías sociales y el rechazo alestudio del mundo laboral, queviene de la postmodernidad,pero también de una postmoder-nidad subdesarrollada que asimi-la las tesis del fin de la centralidaddel trabajo a la precarización delas ocupaciones en América La-tina y reniega con esto de la im-portancia de la actividad laboraly especialmente de los sindica-tos en aras de los movimientossociales y las ONG.

1. Una historia no muy largaEstamos llamando nuevos es-

tudios laborales en América La-

tina a una corriente que se origi-nó apenas hacia mediados de losochenta, al calor de la incipientereestructuración productiva engrandes empresas de la región,en lo tecnológico, lo organiza-cional, en flexibilidad laboral,en las características de la manode obra; posteriormente en losencadenamientos productivos,todo esto vinculado con la aper-tura de las economías1. Unode los puntos de partida fueronlas investigaciones como lasde Harley Shaiken,2 quien de-mostró que el nivel tecnológicode una planta nueva de la Forda inicios de los ochenta en elnorte de México era superior asus homólogas de Estados Uni-dos y Canadá. Descubrimien-tos como el mencionado pu-sieron en cuestión supuestoscentrales de la teoría de la de-pendencia y de la nueva divi-sión internacional del trabajo.

1. Abramo, Lais y Cecilia Montero, “Origen y evolución de la sociología del trabajoen América Latina”, en: Enrique de la Garza (coord.), Tratado latinoamericano desociología del trabajo, México, Fondo de Cultura Económica, 2000.

2. Shaiken, Harley, Work Transformed, New York, Holt, 1984.

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Frobel,3 como creador de esta úl-tima teoría había demostrado enlos setenta que segmentos de losprocesos productivos manufac-tureros se estaban trasladandohacia el tercer mundo y que ge-neraban mercancías, ya no parael mercado interno de estos paí-ses, sino para el mercado mun-dial; es decir, producían conestándares altos de productividady calidad. Sin embargo, se afir-maba que los segmentos instala-dos en el tercer mundo eranaquellos intensivos en mano deobra. Los descubrimientos deShaiken, si bien no mostrabanamplia difusión de las altas tec-nologías en países como Méxi-co, sí probaban que éstas podíaninstalarse y cuestionaban las ex-plicaciones simplistas que desdela economía hacían competir alos costos laborales versus la in-versión en capital fijo. Posterior-mente se constató que las nue-vas formas de organización deltrabajo, que se presentaban en

los ochenta como la nueva ola dela gerencia, también se difundíana nuestros países; finalmente quelas estrategias de flexibilizaciónde contratos colectivos y leyes la-borales se asentaban en Latino-américa. Es decir, los nuevos es-tudios laborales nacieron bajo elimpacto de estos fenómenosnuevos en el mundo y en parti-cular de su presencia casi simul-tánea en América Latina y en lospaíses desarrollados. Ante estasnuevas condiciones las teorías enboga en los setenta resultaban in-suficientes para explicarlos yabordarlos en su especificidad.Las teorías de la dependencia nohabían generado un cuerpo deconceptos sobre estos problemasy en el mejor de los casos sub-sumían los nuevos fenómenosen categorías generales como ex-plotación (plusvalía relativa oabsoluta cuando eran de inspi-ración marxista) o deterioro delos términos del intercambio porimportación de tecnología,

3. Frobel, C., “The current development of the world economy”, en: Review, 1982,pag. 4.

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(cuando se inspiraban en el es-tructuralismo de la Cepal). Lasola mención de la dependenciacon respecto de la tecnología de lospaíses centrales, o bien del nue-vo capital extranjero productivo, noera suficiente para entender susefectos sobre el trabajo y los mer-cados de trabajo. Por esto se im-portaron nuevos marcos teóri-cos, especialmente los prove-nientes del nuevo instituciona-lismo en economía, las teorías dela regulación, las neoschumpe-terianas, las de la especializaciónflexible, del industrial governan-ce, de las cadenas globales, delaprendizaje tecnológico. Estasteorías tenían como peculiarida-des su debate con la teoría neo-clásica y con el neoliberalismo,y a pesar de ser teorías económi-cas no dejaban de incorporar en lareflexión el espacio del procesoproductivo, en la tradición de lasociología del trabajo europea: el delas relaciones industriales, a la ma-nera norteamericana y, al Estado

como agente activo. Tal vez lavisión de totalidad, cara al pensa-miento latinoamericano de tiempoatrás, que se resistía a los cortesdisciplinarios de la realidad, tancomunes en los países desarro-llados, fue una de las principalesatracciones de estas teorías sobrela nueva generación de investi-gadores, muchos de los cuales noeran economistas de profesión.

Pero los nuevos estudios labora-les, inspirados principalmente enestas teorías del nuevo institucio-nalismo en Economía, escogieroninicialmente al espacio del pro-ceso de trabajo como su terrenoprincipal de investigación, que pos-teriormente se amplió a otros es-pacios reproductivos o bien hacialos sindicatos y al mercado de tra-bajo. De esta selección metodo-lógica del trabajo como relaciónsocial vino el reencuentro con lassociologías del trabajo francesa, es-pañola, en menor medida la italia-na y la alemana, así como con lasrelaciones de trabajo sajonas.4

4. De la Garza, Enrique, “México”, en: D. Cornfield (ed.), Worlds of work: building aninternational sociology of work, New York, Plenum Publishers, 2001.

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En este proceso de constitu-ción como corriente laboralista,los nuevos estudios laborales enAmérica Latina se han enfrenta-do a tres dragones: dos de ellosactualmente han dejado de sercompetitivos y el tercero inicial-mente desconcertado frente a in-vestigaciones y teorías que semueven en un campo diferentedel propio, presiona hacia la di-solución en los enfoques de ac-tor racional y centrados no en laproducción sino en el mercadode trabajo.

El primer dragón fueron losantiguos estudios sobre el mo-vimiento obrero, que, salvo ex-cepciones, tenían como caracte-rísticas generales el estar centra-dos en la acción de los dirigen-tes, fueran estos sindicales, par-tidarios, gubernamentales, em-presariales o militares. Los ver-daderos actores, como decía Cas-toriadis,5 refiriéndose a estudiossemejantes en Europa, eran losgrandes dirigentes, que como

generales dirigían a las anónimastropas obreras a la victoria o a laderrota. Por tanto la historia delmovimiento obrero lo era de “losmaquinistas de la locomotora dela historia”, los dirigentes y lahistoria era también de sus di-recciones acertadas o erróneasfrente a aquellos obreros incapa-ces por ellos solos de adquiriruna conciencia de clase. Por lotanto, metodológicamente loque había que destacar eran lasacciones colectivas de la masa ylas concepciones y discursos desus dirigentes. La investigaciónde los trabajadores de base no in-teresaba en sí misma porque lascondiciones objetivas estabandadas y la conciencia llegaría des-de afuera a través de aquellos ver-daderos actores de la historia. Entodo caso si los trabajadores nose movilizaban sería porque es-taban imbuidos de una falsa con-ciencia. Esta concepción de lahistoria y del movimiento obre-ro no pudo resistir, primero, a la

5. Catoriadis, Cornelius, La experiencia del movimiento obrero, Barcelona, Tusquets,1979.

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disminución de la actividad sin-dical una vez consolidados los re-gímenes neoliberales más tem-pranos hacia medidos de losochenta, en los otros en los no-venta; pero, segundo, tambiénporque las nuevas concepcionesque llegaban a América Latinaacerca de la constitución de su-jetos sociales pusieron en jaquea la teoría de la conciencia quellega desde afuera y, por tanto, alas explicaciones de muchas delas historias del movimientoobrero en Latinoamérica. Hoyesta concepción prácticamenteha desaparecido y sin embargotodavía en los ochenta desprecióa los nuevos estudios laboralescalificándolos de tener un carác-ter administrativo o intrascen-dente, puesto que no siempreapuntaban como preocupación ala constitución del movimientoobrero sino que ponían énfasisen la actividad de trabajar. Cuan-do los nuevos estudios laboralesse dirigieron a entender la accióncolectiva, sin duda que resulta-ron más fructíferos en sus expli-

caciones que las antiguas histo-rias del movimiento obrero apartir de las condiciones de tra-bajo (no reducidas al salario) yde vida de los trabajadores.

El segundo dragón estuvo re-presentado por el dependentis-mo que, como señalábamos, nocomprendió la importancia deestudiar a los trabajadores en eltrabajo y fuera del mismo por-que el eje de su análisis era la re-lación entre centro y periferia yaunque hubo esfuerzos por di-ferenciar un sector moderno yotro atrasado de la economía, losconceptos utilizados no dabancuenta de las relaciones dentrodel trabajo, ni mucho menos dela emergencia de nuevas tecno-logías, nuevas formas de organi-zación, flexibilidad en las relacio-nes laborales. Por ejemplo, la for-ma de abordar el problema tec-nológico era, por un lado, en suimpacto desequilibrador de labalanza de pagos, por regalías,pago de patentes, compra deequipo, etc.; por el otro, por ladependencia del extranjero don-

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de se generaba la tecnología, peronunca cómo ésta impactaba a lasrelaciones de trabajo, a las califi-caciones de los trabajadores, a sucontrol sobre el proceso de tra-bajo, a los salarios, al empleo, etc.Inicialmente el desprecio por losnuevos estudios laborales fuecompartido con los estudiososdel movimiento obrero, se lestachó de tener visiones propiasde la administración de empre-sas y que también eran irrelevan-tes. Estos ataques eran productode la ignorancia de las corrientesteóricas que en Europa y en losEstados Unidos se estaban gene-rando por fuera de la economíaneoclásica, para explicar la grantransformación del capitalismode fines de los setenta y princi-pios de los ochenta; ignoranciatambién de que había, entre lassociologías del trabajo, unas con-servadoras pero otras muy radi-cales, como las asociadas alobrerismo italiano o a la corrien-te de Braverman en el mundosajón; o, también ignorancia deldebate sobre el proceso de tra-

bajo en Inglaterra. Estas polémi-cas poco llegaron (sólo lo hizoTouraine y en menor medida elobrerismo) durante la edad deoro de la dependencia en los se-tenta en América Latina. Tam-bién, las teorías de la dependen-cia no lograron superar el azorofrente la los nuevos fenómenosde la reestructuración producti-va, económica (el neoliberalismono estaba en su horizonte de po-sibles) y de las nuevas fuerzaspolíticas que substituyeron a losmilitares y antiguos partidos co-munistas, populistas y socialistasdesde los ochenta.

Un tercer y poderoso dragónhasta la fecha es la economíaneoclásica que, a diferencia delos dos dragones anteriores, sevio fortalecido como concepcióncon la instauración de los mo-delos neoliberales, al grado deque apabulló a las otras corrien-tes económicas (keynesianos ymarxistas) hasta la fecha. Sin em-bargo, el foco de atención del so-berbio neoliberalismo teórico alinicio en América Latina no se

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dirigió al estudio del mercado detrabajo, ni mucho menos delproceso productivo, sino a laspolíticas económicas de los Es-tados y de cómo lograr equili-brios macro, específicamente elcontrol de la inflación, del défi-cit fiscal, la desregulación econó-mica y la apertura que fueron lostemas centrales, de tal forma queen los ochenta no se constituyóen un rival a los nuevos estudioslaborales. En un segundo mo-mento, cuando las reformas es-tructurales se dirigieron al mer-cado de trabajo, como flexibili-zación de las leyes laborales yprivatización parcial o total de laseguridad social fue cuando losneoclásicos hicieron estudios delmercado de trabajo con su ins-trumental matemático sofistica-do y sus conclusiones categóri-cas a favor de la flexibilización.En este terreno en disputa la re-sistencia de los nuevos estudioslaborales ya no fue tan efectivacomo la que interpuso contra losdos primeros dragones. Prime-ro porque la perspectiva neoclá-

sica era la más legitimada desdelos Estados y las grandes funda-ciones financiadoras de investi-gación; segundo porque esgri-mían como criterio de cientifi-cidad la cuantificación y la mo-delación matemática, frente a lascuales los nuevos estudios labo-rales aparecían como estudios decaso, a lo sumo encuestas pocorepresentativas estadísticamente,y, sobre todo, porque ponían elacento en la necesidad de unanueva institucionalidad no redu-cible al simple mercado sino de-rivada de los acuerdos entre ac-tores, y daban mayor importan-cia a la producción que al mer-cado. Nociones no sólo extrañasal paradigma neoclásico, sino re-chazadas por principio. Esta dis-puta por supuesto que no estásaldada, aunque habría que de-cir a favor de los nuevos estudioslaborales, que las certidumbresneoclásicas no están ya en sumejor momento en América La-tina y que aparecen ya estudiosneoclásicos que incorporan algode institucionalismo, frente a la

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evidencia del crecimiento en lapobreza, los bajos salarios y elbajo crecimiento económicopromedio anual durante la eraneoliberal.

En otras palabras, los nuevosestudios laborales se constituye-ron en lucha, en debates profun-dos, se consolidaron con relati-va facilidad frente a la debilidadteórica y práctica de los dos pri-meros dragones y el descuido enlos primeros años del tercero.Este fortalecimiento y constitu-ción con legitimidad ha implica-do la creación de sus asociacio-nes profesionales (Alast a la ca-beza, más otras de carácter na-cional), de sus revistas, sus post-grados y la presencia de investi-gadores de esta corriente en losgrandes circuitos internacionalesde la creación y difusión del sa-ber laboral con pleno reconoci-miento.

2. Hallazgos y debatesinternos

En estos quince años la co-rriente de los nuevos estudios

laborales ha desarrollado líneasde investigación que eran desco-nocidas en América Latina, harealizado hallazgos importantesy ha establecido debates internosy externos que conciernen almodelo de desarrollo neoliberalen diferentes aspectos. La prime-ra gran temática que se investi-gó fue la implantación de nue-vas tecnologías en empresas enAmérica Latina, la constataciónempírica fue irrefutable, no hayduda de que las tecnologías depunta, ahorradoras de mano deobra, están presentes en nuestraregión desde los ochenta, cues-tionando la tesis generalizada, seapor la dependencia o por la eco-nomía convencional, de que losprocesos productivos estabancondenados a ser intensivos enmano de obra por ser ésta la ven-taja principal de Latinoamérica.Sin embargo, las investigacionesencontraron que estas nuevastecnologías, tales como la robo-tización de procesos producti-vos, el uso de máquinas herra-mientas de control numérico

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computarizado, el CAD/CAM,el control computarizado digita-lizado en proceso de flujo conti-nuo, la biotecnología, están tam-bién en América Latina con ni-veles tecnológicos semejantes alos de los países desarrollados. Elprimer problema que se presen-taba era, por tanto, la explicaciónde esta aparente anomalía: resul-taba muy simplista el análisis dela localización empresarial por elsólo juego entre costo del capi-tal fijo versus del de la mano deobra, que la función de costos eramás compleja, que incluía cos-tos de transporte hacia los con-sumidores y desde los proveedo-res, de energía, de comunicacio-nes, impuestos, y también im-ponderables como la paz laboral,la legislación del trabajo, la es-tructura de los contratos colec-tivos, el tipo de sindicatos, la cul-tura laboral, los niveles educati-vos de la población, los contro-les ecológicos, etc. Por otra par-te, se desató una polémica inter-na a la corriente entre los opti-mistas, que veían el inicio de la

entrada de Latinoamérica al pri-mer mundo a través de la difu-sión de la innovación tecnológi-ca y los pesimistas que recono-cían la presencia de tecnologíasde punta pero dudaban de quepudieran extenderse. A estas al-turas ha quedado constatado enestudios, no de caso sino inves-tigaciones extensivas, a veces aniveles nacionales, que la exten-sión de las nuevas tecnologíascomprende un número reduci-do de empresas, sobre todo diri-gidas hacia el mercado externo yde tamaño grande; aunque lapresencia de las nuevas tecnolo-gías no se reduce a la industriasino que están también en servi-cios modernos como las finan-zas, los bancos, las telecomuni-caciones, el transporte aéreo.

Cuando el furor por la inno-vación tecnológica disminuyó,apareció el tema de las nuevasformas de organización del tra-bajo. El discurso empresarialacerca de la necesidad del traba-jo en equipo, con mayor partici-pación de los trabajadores, po-

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niendo al servicio de la empresasu saber hacer explícito e implí-cito, y de una nueva cultura la-boral con identidad del trabaja-dor con su trabajo y con la em-presa, es decir, la ideología deque el enemigo ya no está en lagerencia sino en el mercado, enlas otras empresas competidoras,se extendió más que el discursode las nuevas tecnologías. Enparte porque era más barato quela renovación del capital fijo ypodía dar frutos en incrementoen la productividad y tambiénporque engarzaba con la nuevadoctrina gerencial hacia el inte-rior de la empresa, pero tambiénen sus relaciones con el Estado ylas organizaciones de los traba-jadores. El hecho es que efecti-vamente las nuevas formas de or-ganización del trabajo se han ex-tendido más en América Latinaque las nuevas tecnologías. Tam-poco significa que la mayoría delas empresas las aplican, además,como el repertorio de dichas for-mas organizativas es muy amplioy en constante renovación (cír-

culos de calidad, trabajo en equi-po, células de producción, justoa tiempo, control estadístico delproceso, control total de la cali-dad, reingeniería, etc.), en lamayoría de las empresas que uti-lizan nuevas formas organizati-vas éstas quedan reducidas a lasmás simples, sin aplicación delamplio repertorio como para de-cir que se trata de un nuevo mo-delo de organización. Es decir, elmodelo toyotista de organiza-ción de forma cabal correspon-de también a un número mino-ritario de empresas en AméricaLatina, concentrado en las gran-des exportadoras. Un hallazgocoincidente con los que se ha-cían en los países desarrolladosfue que las nuevas tecnologías nonecesariamente implicaban nue-vas formas de organización deltrabajo, NFOT y a la inversa. Unproblema más fino fue la pre-ocupación acerca del control so-bre el trabajo y las NFOT; esdecir, con estas estrategias orga-nizativas empresariales los traba-jadores ganaban en control so-

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bre su trabajo, específicamentesobre las decisiones de cómo ycuándo trabajar, así como en de-cisiones estratégicas de la empre-sa: cambio tecnológico u orga-nizacional, selección de maqui-naria y equipo, de clientes y pro-veedores, del contenido de lacapacitación, acerca de las inver-siones, etc. El debate interno im-plicó nuevamente la división en-tre optimistas y pesimistas, losprimeros que veían a las NFOTcomo instituciones de nuevotipo liberadoras del trabajo ena-jenado del taylorismo-fordismo,los segundos considerando queahora el control gerencial ibahacia la propia conciencia de lostrabajadores. Pero la investiga-ción empírica mostró que en ge-neral los empresarios estabandispuestos a ampliar el margende decisión de los trabajadores enel puesto de trabajo, pero no enlas decisiones estratégicas de laempresa, además que no simpa-tizaban con la negociación colec-tiva de estas temáticas, prefirien-do arreglarse directamente con

los trabajadores como si fuera unaspecto puramente administrati-vo y no también de relaciones la-borales.

En tercer término apareció elgran tema de la flexibilidad deltrabajo, que hasta la fecha se con-virtió en la palabra clave del cam-bio en las relaciones laborales.Fue esta corriente la primera quereconoció el fenómeno en Amé-rica Latina, la que lo estudió eincluso ha propuesto formasnovedosas de cómo medirla, alnivel de los contratos colectivosde trabajo, de las leyes laboralese incluso de las relaciones prác-ticas en el trabajo. Se puede de-cir que su investigación ha sidouno de los aportes principales dela corriente que la ha enfrenta-do con las concepciones neoclá-sicas de flexibilidad del mercadode trabajo, pero también con losque niegan la pertinencia de todaforma de flexibilidad. De hecho,desde la perspectiva que discu-timos aparecieron los conceptosde flexibilización unilateral, esdecir dejando fuera a los sindi-

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catos en las decisiones sobre losprocesos productivos, y por otraparte de flexibilidad con bilate-ralidad con los sindicatos. A di-ferencia de los neoclásicos ycoincidente con la tradición neo-institucionalista, en general seplanteó la necesidad de negociarla flexibilidad, se negó el postu-lado neoclásico de que la máxi-ma flexibilidad conduce a lamáxima productividad, porqueen el incremento de la producti-vidad se ponen en juego, no sólofactores de costo sino tambiénculturas, subjetividades e inter-acciones en los lugares de traba-jo, que pueden ir a favor o encontra de la productividad másallá de la contabilidad de la em-presa. Además, aunque parecíaque el debate con los neoclási-cos era exactamente sobre el mis-mo problema, se ponía el énfa-sis en aspectos diferentes de lolaboral: los neoclásicos en elmercado de trabajo y los nuevosestudios laborales en el procesoproductivo. El otro debate, másagrio, pero menos reflexivo fue

con los sindicalistas y otras fuer-zas políticas radicales de izquier-da para las cuales la flexibilidadse volvía sinónimo de pérdida dederechos laborales, de estabilidaden el empleo, de sobreexplo-tación en el proceso productivo,de pago a destajo a través de losbonos y estímulos. De una ma-nera o de otra la flexibilizaciónen las leyes laborales se extendióa casi toda América Latina, enocasiones con gran agresividadcomo en Argentina, en otrascomo formas mezcladas entreflexibilidad y protección y hayalgunos casos, como México, enque la ley laboral no se ha modi-ficado, aunque las presiones soncada vez más intensas para sucambio. Al nivel de los contra-tos colectivos la flexibilidad tam-bién avanzó y por supuesto enlas prácticas de las empresas. Alinterior de la corriente nueva-mente las posiciones se enfren-taron entre los optimistas queveían en la flexibilidad del tra-bajo un canal del nuevo contra-to social entre empresarios y tra-

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bajadores, ahora en torno de laproductividad, con beneficiospara los obreros en tanto el tra-bajo sería menos segmentado,habría mayor control sobre sustareas y sobre los beneficios pac-tados por incremento de la pro-ductividad. Es decir, estaba de-trás la imagen del toyotismo clá-sico, con empleo de por vida,salarios altos, rotación interna,polivalencia, alta capacitación enla gran empresa. Pero con el co-rrer de los años este toyotismobenéfico para los trabajadoresquedaba nuevamente reducido aun número pequeño de empre-sas que no fueron extremistascuando flexibilizaron, en la ma-yoría lo que había era formas deflexibilidad salvaje sin gananciaspara los empleados o bien un to-yotismo precario. Un acierto deestas investigaciones fue el aná-lisis de la contratación colectivacon el ángulo de la flexibilidad,que nunca antes se había hecho

en América Latina y que a vecespermitió la mirada retrospectivaacerca de qué modelos de con-tratación hubo en nuestra regiónen períodos anteriores, como enel de substitución de importacio-nes.

Una temática que apenas apa-reció en las agendas de investi-gación de los noventa fue la deencadenamientos productivos,clústers y aprendizaje tecnológi-co. Influenciada por la corrienteneoschumpeteriana6 y de la delIndustrial Governance7 ha implica-do analizar las relaciones conclientes y proveedores, con susimplicaciones tecnológicas,organizacionales, en productivi-dad y a veces laborales; así comode los organismos intermediosde apoyo a la innovación en lasempresas; y, finalmente, el pro-ceso, con componentes internosy externos, de aprendizaje orga-nizacional y de los actores de laempresa en cuanto a poner en

6. Pérez, Carlota y Carlos Ominami, La tercera revolución tecnológica, Buenos Aires,GEL, 1986.

7. Campbell, John L., et.al. (ed.), Governance of american economy, Cambridge,Cambridge University Press, 1991.

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funcionamiento en la práctica latecnología.

Esta es la línea que más se haolvidado del trabajo, muy in-fluenciada por teorías de las or-ganizaciones que, aunque con-sideran varios actores al interiorde las compañías, no dejan de te-ner como unidad de análisis a laempresa, que es vista con inte-reses como organización, e in-cluso, con capacidad de apren-der como tal. Es probable que seaesta línea la que pueda conducirmas rápidamente hacia la desla-boralización de los análisis de lacorriente, en una suerte de vueltaa la sociología y a la teoría de laorganización y a la sociología in-dustrial en las que el tema labo-ral queda muy subordinado aléxito de la empresa. Sin embar-go, no deja de haber estudios,aunque en minoría, que desta-can desniveles en condiciones detrabajo entre las empresas que

subcontratan y las subcontrata-das. En general la visión de estalínea es optimista, muy influen-ciada por las perspectivas dePiore,8 que eran optimistas des-de sus planteamientos de los éxi-tos de los distritos industriales,tema que se abandonó en aras deuna visión más realista de los en-cadenamientos productivos y lasinstituciones que gobiernan alaparato industrial,9 y de la co-rriente neoschumpeteriana y lade las cadenas globales de pro-ducción.10

Un programa de investigaciónque iba de la tecnología a la or-ganización, a las relaciones labo-rales y los encadenamientos pro-ductivos no podía sino interesar-se por investigar la forma comolos empresarios conforman susestrategias de transformación delas empresas. Ésta es una líneatambién reciente de investiga-ción que tiende a confrontarse

8. Piore, Michel y Charles Sabel, La segunda ruptura industrial, Madrid, Alianza Edi-torial, 1990.

9. Campbell, op. cit.10. Gereffi, Gary y Korzeniewicz Miguel, Commodity, chains and global capitalism, New

York, Praeger Publishers, 1994.

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nuevamente con la economíaneoclásica, que ve al empresariocomo actor racional capaz de de-cidir a través del conocimientoperfecto o imperfecto, perosiempre calculando sus opcionesy escogiendo la que da mejor re-lación costo beneficio. En con-traposición se hace valer en lasdecisiones el peso de las institu-ciones, las interacciones entre lossujetos y la cultura de los invo-lucrados, como formas de darsentido a la situación de la em-presa, el mercado, el Estado, elsindicato y los trabajadores y queestas interpretaciones influyenen las decisiones, aunque se bus-que el beneficio. Esta puede seruna de las líneas más importan-tes de investigación de desarro-llo en el futuro porque puedeengarzar con otras tradicionesacadémicas no neoclásicas quehan tenido poca presencia enAmérica Latina.

El tema complementario delanterior es el de las culturas em-presariales, sindicales y obreras.El último había sido tratado des-

de los ochenta, pero la polémicaquedó muy restringida, inmersaen preocupaciones de los seten-ta –si puede hablarse de una cul-tura obrera o se trata de culturaspopulares, o bien urbanas cuan-do fuera el caso–. Hacia finalesde los noventa el problema eramás bien cómo se constituye lacultura de los trabajadores, sinsuponer centralidad del trabajoen este sentido, sino poniendoen juego los espacios laboralesjunto a los externos a la empresapara determinar en la práctica suseficiencias identitarias o no. Porextensión se plantea algo seme-jante para los empresarios y enparticular si dichas culturas cam-bian con los procesos de rees-tructuración productiva o eco-nómicos, o bien, si dichas cul-turas son funcionales o no a losmismos.

En los últimos tiempos ha ha-bido comunicaciones con la co-rriente no neoclásica del estudiodel mercado de trabajo, aquellaque se apoya sobre todo en lasociodemografía y que de tiem-

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po atrás estudia las relacionesentre familia y trabajo, centradamás en la familia que en la uni-dad productiva.

Pero sin duda que el conceptocentral de la corriente, aunquese desborde hacia la legislacióny el sistema de relaciones de tra-bajo, hacia el Estado, la familia,el barrio obrero, el ocio y la di-versión, es el de los modelos deproducción que se han instau-rado en América Latina desde losochenta, sus perspectivas y porextensión la pregunta de cuáleseran los que predominaban du-rante el período de substituciónde importaciones. En cuanto alconcepto central, la inspiraciónteórica ha venido del postregu-lacionismo francés, que ha varia-do mucho sus concepciones ori-ginales, por lo pronto las ha pur-gado del marxismo de sus ini-cios. Así, prácticamente ha aban-donado el concepto de postfor-dismo y recientemente ha re-dondeado el de modelo produc-tivo, su componente principalserían las estrategias de negocios

de las empresas que implicaríanuna coherencia entre técnica, or-ganización, dirección y prácticasde las compañías. La polémica nosaldada atañe a cuáles son losmodelos de producción domi-nantes en América Latina a par-tir de la década de los ochenta.Nuevamente las posiciones sedividen al interior de la corrien-te entre los optimistas que venseñales prometedoras en estu-dios de caso exitosos, con rela-ciones laborales amables y lospesimistas que concluyen quelos casos de modelos de produc-ción de avanzada siguen siendouna minoría de empresas frentea una mayoría en malas condi-ciones laborales. Una forma par-ticular de este debate es el sectorde la maquila, que se ha exten-dido a varios países de AméricaCentral y del Caribe, además deMéxico.

Las universidades conservado-ras norteamericanas y los orga-nismos internacionales como elBanco Mundial e incluso la Ce-pal han impulsado una visión po-

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sitiva de la maquila, así se hanvuelto populares las perspectivasque hablan de varios modelosmaquiladores, la tradicional ma-quila de ensamble con trabajo in-tensivo, la de nuevas formas deorganización del trabajo y la deconocimiento. Aunque las visio-nes evolucionistas están despres-tigiadas, se impone en estos aná-lisis la experiencia del suresteasiático, que transitó de formaselementales de ensamble a ma-nufacturas sofisticadas, sin em-bargo, lo que no dicen los pane-giristas de la maquila es que allífue posible por una política in-dustrial muy activa de los gobier-nos de la región que en AméricaLatina está ausente con el triun-fo de las políticas neoliberales.Sin embargo, la idea de que lamaquila está en transición pre-domina en estas visiones. Por suparte, los pesimistas exhiben da-tos más globales que los estudiosde caso que apoyan a los prime-ros para demostrar que en elconjunto de la maquila los cos-tos laborales siguen representan-

do el 50% del valor agregado, in-dicador de uso intensivo de lamano de obra, que la maquilapaga en promedio menos que laindustria manufacturera del país,que es un sector con una enor-me rotación voluntaria externade personal.

Problemas como los anterio-res llevaron a analizar las estra-tegias empresariales de reconver-sión industrial. La doctrina ge-rencial dominante ha manejadocomo criterio que la competiti-vidad no puede ya sostenerse enlos bajos salarios; sin embargo,los hallazgos muestran que laspresiones del mercado no se tra-ducen en una sola estrategia em-presarial sino en varias y que unade ellas sigue siendo la de bajarlos costos a través de los bajos sa-larios. Estas investigaciones tam-bién desmienten que haya unasuerte de postfordismo en la re-gión, que se trata de adaptacio-nes a los entornos nacionales yregionales que hacen las empre-sas, produciendo a veces híbri-dos, pero también otros mode-

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los de producción que no se co-rresponden con las abundantesy cambiantes tipologías regula-cionistas.

3. Estancamiento de losnuevos estudios laboralesy encuentro con losmercados de trabajo y lasociodemografía

En los nuevos estudios labo-rales, a pesar de haber exploradotemáticas desconocidas en Amé-rica Latina en un tiempo relati-vamente corto hay un cansancio.El agotamiento viene de pensarel quehacer de la disciplina sola-mente en términos extensivos, esdecir, de abarcar nuevos espaciosde relaciones sociales laboralesno investigados y no en el cam-bio profundo de paradigmas encuanto a los fundamentos teóri-cos y metodológicos. La prime-ra actitud ha llevado a un en-cuentro con los estudios de mer-cados de trabajo y sociodemográ-ficos, específicamente con losque relacionan familia y trabajo.Este encuentro ha tenido efec-

tos positivos y negativos. En po-sitivo ha permitido buscar engar-ces entre mundos de vida que ensu articulación estaban poco es-tudiados, pero ha llevado a la co-rriente a confrontarse con losque analizan la realidad laboralprincipalmente a través de datosestadísticos, sobre todo prove-nientes de censos y encuestas na-cionales, que tienen la virtud dela representatividad pero el de-fecto de la superficialidad, tantopor el número limitado de va-riables que manejan como por-que la definición de éstas no estádada por el investigador sino porlos institutos de estadísticas delos gobiernos. Al no manejarsela corriente en las profundidadesde las polémicas metodológicasy técnicas, poco ha tenido quecontestar a la crítica pueril de quesus estudios no son representa-tivos estadísticamente y en cam-bio la están llevando a aceptar loscriterios de cientificidad delcuantitativismo, sin resolvertampoco cómo se podría contaren la práctica con una encuesta

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nacional representativa con va-riables diferentes a las estadísti-cas de población, de empleo oeconómicas tradicionales.

Es decir, el estancamiento espor falta de profundidad, por res-ponder a las modas intelectualesdel mundo desarrollado y por elmercantilismo de una parte desus exponentes más connotados.La falta de profundidad deriva deque los forjadores de la corrien-te han sido conocedores de lasteorías de la reestructuraciónproductiva, de las relaciones la-borales y mercados de trabajo,pero éstas no dejan de ser teo-rías de alcance medio frente a lasnuevas teorías sociales ampliascomo las de sistemas, de la post-modernidad, de la agencia, y lacorriente nunca supo incorporarlas nuevas concepciones acercade las relaciones entre estructu-ras, subjetividades y acciones; esdecir las visiones no estructura-listas, aunque tampoco sistémi-cas ni postmodernas de la acciónsocial. En este plano la discusiónha quedado congelada en un es-

tructuralismo de cuadros de va-rias entradas, que aunque convariables novedosas no superanel dilema de ver a los sujetos con-gelados en las estructuras y a lavez buscar captar su acción. Asi-mismo, a pesar de la debacle delpositivismo desde hace más de20 años, en metodología no re-basa el hipotético deductivo, y lees ajeno cualquier planteamien-to de reconstrucción de la teo-ría, por esto mismo sólo ha sabi-do verificar lo contenido en teo-rías importadas, falsearlas ocuando mucho incorporar la hi-bridación, pero la capacidad decrear teoría ha sido muy limita-da. En parte por la cultura de lamoda intelectual y las legitimi-dades de los circuitos académi-cos de los países desarrollados,en parte porque la formación delos investigadores de la corrien-te en estos ámbitos abstractos delpensamiento es mucho más li-mitada, exhibiéndose cada vezmas como especialistas y nocomo pensadores.

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4. Las acechanzas sobre losnuevos estudios laborales

Los nuevos estudios laboralesque revolucionaron el conoci-miento de lo laboral en AméricaLatina en los últimos veinte años,necesita de una profunda reno-vación, so pena de quedar con-denados a la obviedad en sus in-vestigaciones y a ser rebasadospor otras perspectivas. Hay va-rios peligros de los que la co-rriente tendría que precaverse.

1. El mercantilismo en la in-vestigación. Éste es un peligroque asecha hasta los más exitososlíderes de la corriente, porque alver sus investigaciones como unnegocio pueden acomodar sushipótesis y hasta sus verificacio-nes de acuerdo con el cliente.Los clientes son principalmenteoficinas gubernamentales, de or-ganismos internacionales, defundaciones y en menor medidade sindicatos, empresas y orga-nizaciones empresariales. Laconjunción entre gobiernos y or-ganismos internacionales repre-sentan la principal acechanza

mercantilista para la corriente yson estos actores los más intere-sados en demostrar una visiónoptimista del modelo económi-co y productivo neoliberal. Laotra mercantilización provienede las universidades de países de-sarrollados que invitan a semi-narios y, aunque sólo paguentransporte y viáticos, al aseguraruna publicación internacionalponen un incentivo importantecomo para adecuar muchas ve-ces las hipótesis a aquellas quese manejan entre los anfitriones,que pueden tener simpatías neo-liberales evidentes.

2. La jaula de hierro del neo-institucionalismo. El neoinstitu-cionalismo, tan caro a las nuevasversiones neoschumpeterianas,regulacionistas y del gobiernoindustrial, debería ser conside-rado como una forma de estruc-turalismo, que debate con la teo-ría neoclásica pero adopta a ve-ces su concepción de hombre ra-cional –como la sociología eco-nómica norteamericana que creesuperar las limitaciones neoclá-

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sicas incorporando el conceptode red social pero conservandoal hombre racional en la toma dedecisiones–. La opción estaría enla incorporación del sujeto queno sólo interacciona sino tam-bién que interpreta su realidad,construye sus decisiones a travésde un proceso de dar sentido quemoviliza cogniciones, valores,sentimientos, estética y formasde razonamiento lógico forma-les junto a otros de carácter co-tidiano.11

3. La pobreza epistemológicay metodológica. La nueva discu-sión en las grandes teorías –esfalsa la afirmación postmodernade que se llegó al fin de los gran-des relatos, los hay y renovados–se complementa con una reivin-dicación intensa de lo cualitati-vo y de los procesos de construc-ción teórica en lugar de la verifi-cación de hipótesis. Esta discu-sión fundamental pasó de nochea la corriente y en su confronta-

ción con los estudios socio-demográficos y de mercados detrabajo está quedando presa dela simplificación de estas co-rrientes de los problemas meto-dológicos de fondo, que quedanreducidos a la representatividadde los datos y al uso de técnicasmatemáticas de asociación devariables o modelos más sofisti-cados.

4. El liquidacionismo de lastesis del fin del trabajo. Estas te-sis fueron acuñadas para el capi-talismo más desarrollado, el delas tecnologías de punta,12 sinembargo en América Latina hansido a veces adoptadas a partir deejemplos de empresas muy mo-dernas, pero como sería imposi-ble demostrar que éstas repre-sentan a la mayoría, el fin del tra-bajo queda para un supuesto fu-turo o bien en una adaptación delfin del trabajo por precariedad delas ocupaciones, por desindus-trialización, por quiebra más qué

11. De la Garza, Enrique, “Trabajo y mundos de vida”, en: H. Zemelman (coord.),Subjetividad: umbrales del pensamiento social, Madrid, Anthropos, 1997.

12. Rifkin, Jeremy, El fin del trabajo, Madrid, Trotta, 1996.

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por substitución y la extensiónde servicios precarios más que demodernos. Es decir, la falta detrabajo por crisis del modelo eco-nómico se asimila al fin del tra-bajo estructural de las tesis de lospaíses desarrollados. En otraspalabras, el no trabajo postmo-derno, por realización en el con-sumo o por reivindicación delocio es algo ajeno a las mayoríaslatinoamericanas, en todo casoqueda reducido a una capa muylimitada de yuppies. El no tra-bajo por pérdida de empleos enla industria y en el sector formales más bien la extensión de ocu-paciones precarias, con altas jor-nadas de trabajo.13 Además deque sus sostenedores no se hantomado la molestia de confron-tar los datos con sus supuestos:en los años noventa la ocupaciónen el sector industrial en Asia de-sarrollada y subdesarrollada, enÁfrica, en Europa del Este, y enun parte de América Latina seincrementó. Las manufacturas se

han trasladado hacia el tercermundo, no por igual, AméricaLatina se ha visto afectada en for-ma muy diferente según el país,México y Argentina son dos ca-sos muy dispares. En cambio esteempleo decreció fuertemente enesa década en Europa Occiden-tal y los países sajones y la mitadde América Latina. A pesar detodo, en Europa, en Asia y enAmérica Latina en promedio elempleo asalariado sigue siendo lamayoría de la población ocupada.

El trabajo, sea asalariado o noes parte importante de la vida delas personas y vale la pena estu-diarlo. Una cuestión diferente essi la sociedad y las identidades searticulan y se constituyen en tor-no del trabajo. Habría que acla-rar que no necesariamente el es-tudio del trabajo tiene que ir di-rigido al análisis de las identida-des, el trabajo importa comomedio de vida, cuáles son las re-muneraciones, los salarios, etc.El trabajo importa desde el pun-

13. Bouffartigue, Paul, “¿Fin del trabajo o crisis del trabajo asalariado?”, en: Sociologíadel Trabajo, Nº 29, 1997.

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to de vista económico, por ejem-plo para las políticas del tipo delas del Banco Mundial habríaque controlar los salarios paraque no aumentara la inflación. Eltrabajo importa a las compañíasen tanto costos laborales y encuanto a lograr la identidad conla empresa. El trabajo sin dudaimporta a los sindicatos porquesin trabajadores no existirían. Eltrabajo interesa a los trabajado-res porque de él viven la mayo-ría que no son ni patrón ni ren-tista, porque ocupa y sigue ocu-pando una parte muy extensa desu tiempo de vida y en esa me-dida importa que ese trabajo seamás creativo, menos subordina-do. Y en estas consideraciones noestamos diferenciando en el fon-do el trabajo asalariado del queno lo es. Las categorías de análi-sis pueden ser diferentes, segúnlos tipos de trabajo, pero su im-portancia no puede negarse ex-cepto para una minoría de la po-blación. Si las identidades seconstituyen en torno del traba-jo, la afirmación negativa es tan

dogmática como la positiva. Sesupone que en el taylorismo-for-dismo sí lo era y se supone quehoy no. La constitución de iden-tidades es un problema comple-jo, en el que intervienen los di-ferentes espacios de relacionessociales en los que participan loshombres, estos pueden ser dife-rentes y de eficacia variable de-pendiendo del tipo de trabajador,del tiempo y del espacio. En laconstitución de identidades, sal-vo que se plantee una posiciónestructuralista, las subestructurasde los mundos de vida no se tra-ducen mecánicamente en ciertasidentidades, más bien estas sub-estructuras y sus presiones pasanpor el proceso de dar sentido quese traduce o no en acciones y és-tas pueden retroalimentarse so-bre las propias estructuras y ma-neras de ver aquel mundo. Enesta medida no hay determinis-mo, ni el mundo del trabajo, niel del consumo, ni el de la fami-lia tienen que ser para todos, entodo tiempo y espacio, lo másimportante en esta constitución,

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las identidades pueden remode-larse a través de eventos extraor-dinarios que rompan estructurassubjetivas, además de que éstasno son completamente coheren-tes y pueden emerger en situa-ciones no cotidianas estratos fo-silizados de las culturas popula-res. En esta medida, el proble-ma de cuál espacio de existenciaes más determinante para laconstitución de identidades debeabrirse y plantearse para cuálagrupamiento, cuándo y en quéespacio y en qué circunstancias,es decir, debe quedar abierto parainvestigarse en la coyuntura con-creta.14

5. Los nuevos profetas

Frente a las decepciones socia-les, económicas, industriales ypolíticas, en particular en los sin-dicatos de todo tipo, se vuelvenatractivas las teorías mesiánicas,que con una apariencia de gran

novedad hacen una mezcla en-tre un marxismo muy sui gene-ris, la postmodernidad y las teo-rías de la sociedad de la informa-ción y la globalización. Para losadherentes a estas teorías enAmérica Latina, no parece im-portar si corresponden a nuestrapropia realidad, sino que pare-ciera ésta tan chocante que esmejor olvidarla y dar nuevas lu-chas abstractas en contra de losque insisten en proyectos histó-ricos. Con una novísima teoríaresucita Antonio Negri en Amé-rica Latina, siempre dispuesto aasombrar a incautos o conocedo-res incipientes de sus fuentesteóricas y sus prácticas anterio-res. Negri tuvo importancia enlas discusiones de la llamada iz-quierda extraparlamentaria enEuropa en los años setenta, añosde revuelta obrera y estudiantil,de crítica y alejamiento de losproyectos del tipo de los parti-dos comunistas y socialistas.15 En

14. De la Garza, Enrique, “¿Fin del trabajo o trabajo sin fin?”, en: J. J. Castillo (ed.),El trabajo del futuro, Madrid, Editorial Complutense, 1999.

15. Ver: Negri, Toni, Proletari e stato, 1976; La forma stato, 1977; Dall´operario massaall´operario sociale, 1979; Dominio y sabotaje, 1979; y, L´anomalia selvaggia, 1981.

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un contexto de revuelta en Ita-lia, donde el otoño caliente obre-ro fue seguido por el radicalmovimiento estudiantil de 1977,Antonio Negri acuñó su famosoconcepto de obrero social. La ex-plicación de la radicalidad de losestudiantes italianos de los seten-ta, diferente a la de los del 68,fue a través de pensar que el ca-pitalismo había ya subsumido alconjunto de las relaciones socia-les a su lógica, de tal forma quela clase obrera no había sido des-plazada por otros sujetos socia-les como los estudiantes sino queéstos eran parte de una claseobrera universalizada. Es decir,en el capitalismo avanzado casitoda la población se habría vuel-to, según Negri, generadora di-recta o indirecta de plusvalía.Esta posición seguía aferrada a latesis clásica de centralidad de laclase obrera y trataba de salvarlaplanteando que cualquier sujetosocial alternativo era realmenteotra manifestación, muy hegelia-na, de la clase obrera. Sin em-

bargo, su concepto en los ochen-ta tuvo poca relevancia, en parteporque el movimiento autóno-mo declinó en la práctica, en par-te porque los sujetos sociales queencabezaban nuevas luchas, noparecían tener relación con laextracción de plusvalía y subsu-mirlos sin más en la clase obreraimpedía investigar las determi-nantes reales y las potencialida-des de su acción. Así ocurriótambién en esa época con losnuevos movimientos ecologis-tas, feministas y de homosexua-les que también substituyeron alos estudiantiles y entraron en unreflujo muy largo. Negri, refu-giado en Francia, dejó de tenerun papel importante en las dis-cusiones teóricas, en parte por-que el mundo académico ya noera el militante de los setenta yle importaba muy poco el obre-ro social. Muchos años despuésvuelve a la carga con un nuevoinstrumental teórico y edita suimpactante libro “Empire”.16

Este texto ha tenido una acogida

16. Hardt, Michael y Toni Negri, Imperio, Buenos Aires, Paidós, 2001.

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desigual en diferentes países,pero al parecer ha sido mayor enaquellos en los que el neolibera-lismo se ha traducido en desas-tre económico y productivo.Veamos cuáles son sus tesis prin-cipales:

1. El eje de su análisis es se-mejante al de los años setenta, esdecir, el obrero social que ahoraaparece como proletario frente aldescrédito de las tesis de centra-lidad obrera, es el explotado di-recta o indirectamente por lasnormas capitalistas de produc-ción y reproducción. Por su-puesto desaparece como anticua-do el concepto de plusvalía y lasluchas no son en contra de la ex-plotación sino por nuevas formasde vida. Acorde con las modasintelectuales que dan poca im-portancia a la producción, ya nohay esqueleto de la vida social,el dominio del “imperio” es so-bre la vida social en su totalidad,17

es el biopoder. Es decir, aunquela visión de totalidad de la do-

minación pareciera sugerentehay una revisión de un marxis-mo con un eje en las relacionesde producción que pasa a otrocentrado en las relaciones de do-minación.

2. Para sostener esta abstrac-ción de la dominación sobre lavida en su totalidad, tiene quedespojar a las vidas de sus parti-cularidades espaciales y tempo-rales. Retoma en su auxilio cier-tas teorías de la globalización quebarren en la abstracción con lasdiferencias nacionales. Y así seinicia uno de los planteamientosmás desafortunados del libro: ladecadencia del Estado nación ysu soberanía no es a favor de laeconomía, ni tan siquiera de lasempresas transnacionales o delFondo Monetario o de la bolsade valores de New York, sinoque es hacia el dominio impe-rial y “este no es nadie ni nadaen concreto, el imperio no tieneningún centro de poder”,18 porejemplo los Estados Unidos.

17. Ibíd, pág. 10.18. Ibíd, pág. 15.

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“Estados Unidos no constituyeel centro de un proyecto impe-rialista”,19 ninguna nación será yalíder mundial. Luego especulaacerca de la constitución de unasoberanía global, con un derechoglobal en donde “las NacionesUnidas apuntan al orden global”y ésta es “la fuente del derechoglobal, porque se transfiere la so-beranía a un centro supranacio-nal”. Es el único poder que ul-tradetermina a todas las poten-cias y las trata según una nocióncomún del derecho que es post-colonial y postimperialista.20 Esdecir, “el punto de partida delimperio es una nueva noción delderecho”, un derecho “que abar-ca todo el espacio, es ilimitado”.21

Bellas frases que buscan impac-tar por estrafalarias; abstraccio-nes indeterminadas, decía Marxde Hegel, sin contenido comoson los posibles sujetos que es-tán detrás de la globalización. Lossujetos supranacionales de Negri

son totalmente abstractos, no tie-nen apellidos porque están “le-gitimados por el consenso”, esdecir, la gente del planeta haaceptado la globalización y susreglas, así como la pérdida desoberanías nacionales. Su ordenglobal y el poder su vuelven abs-tracciones sin sujetos. La nociónde consenso de Negri parte deFoucault, puesto que el imperiono es una dictadura, se basa enel dominio de la ley, es un do-minio sin mediaciones porqueha sido interiorizado, poder ysubjetividad son iguales. La con-clusión de la globalización es ladesterritorialización de las luchasy su desnacionalización, hay queaprovechar la globalización paradar luchas globales, puesto quecada lucha es por definición glo-bal.

3. El tercer tipo de argumentoes una reasimilación de las teo-rías acerca de la desindustriali-zación y de la constitución de la

19. Ibíd, pág. 15.20. Ibíd, pág. 20.21. Ibíd, pág. 27.

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sociedad de la información: loque muchos han dicho, que eltrabajo industrial decae y que as-ciende el trabajo comunicativo,el cooperativo y lo que el llamael afectivo, es decir, el que im-plica el buen trato con el clienteque no es sino una forma de lla-mar a una parte de la produccióninmaterial que existe sólo frenteal cliente en el momento de suproducción, afirmando que deesta forma lo económico, lo po-lítico y lo cultural se superponen.Atrasado resulta Negri con estasconsideraciones, desde hace de-cenios la sociología del trabajodescubrió el poder y la culturaen la propia actividad producti-va industrial y no fue necesarioesperar a que surgiera la socie-dad del conocimiento.22

Negri reconoce que la indus-tria no desaparece del todo, se

rejuvenece, aunque se vuelve unservicio. En esto tampoco tieneoriginalidad, sigue a Castells23 enlos modelos de economía de ser-vicios y de infoindustria, así comoen la clasificación de los paísesdesarrollados con inforservicios,subdesarrollados con industria yotros con economías agrícolas.Otra copia similar hace del con-cepto de economía o empresared, la informatización de la pro-ducción permite su descentrali-zación.24 Sin ahondar demasia-do, esta parte poco original re-sulta la más coherente pero re-lativamente inútil para la conclu-sión, puesto que finalmente noimportan las diferencias anota-das, el nuevo proletariado impli-caría la no distinción entre tra-bajo productivo, reproductivo eimproductivo, todo el que repro-duce la vida social sufre la explo-

22. De la Garza, Enrique, “Problemas clásicos y actuales de la crisis del trabajo”, en:De la Garza Enrique y J. C. Neffa, (comp.), El futuro del trabajo, el trabajo del futuro,Buenos Aires, Clacso, 2002.

23. Castells, Manuel y Yuko Aoayama, “Paths toward the information society:employment structure in G-7 countries, 1920-1990”, en: International Labor Review,133, 1, 1994.

24. Ibíd.

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tación. Es decir es la tesis delobrero social con adornos post-industriales, posmodernos, post-obreristas.

Que sugerente resulta la tesisde la lucha por la vida, sobre todoen sociedades deshechas por elneoliberalismo, en sociedadesdonde la desarticulación socialno es postulado postmodernosino vivencia diaria. Es sobretodo en estas circunstancias enlas que las luchas clásicas hanperdido sentido; estas tesis resul-tan atractivas no por postmoder-nización sino por la debacle po-lítica y económica. Pero en elfondo hay una profunda misti-ficación de la novedad del neoli-beralismo y la globalización. Adiferencia de Negri, el eje de estaglobalización es económica; yaunque también sea política ycultural, este proceso no es to-talmente coherente, ni sistémi-co. No es el resultado de unagran conjura, aunque en ella jue-gan grandes sujetos. Aunque lasredes puedan ser globales sí tie-nen centros económicos, políti-

cos, informáticos y culturales, ycada vez más es Estados Unidosel centro más importante. Negrireconoce que lo global no homo-geneiza, que hay una dialécticaglobal y local, en esta medida lamisma dialéctica debería plan-tearse para el carácter de las lu-chas y no subsumirlas de golpesólo en lo global. Por esto, si sereconoce la diferencia con arti-culaciones, y finalmente enNegri hay un distanciamientodel planteamiento postmoderno,no necesariamente el conceptomás apropiado es el de obrerosocial, porque es un conceptometafísico, no sujeto a la falsa-ción. En cambio habría que re-conocer que la clase obrera pue-de desdoblarse en varios sujetosy que a veces ni siquiera los llegaa constituir, pero siempre estájunto a otros sujetos; que nosiempre los sujetos obreros vano han ido a la cabeza en las lu-chas, ni han sido permanente-mente los más activos, pero quela multiplicación de los sujetosno implica su separación abso-

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luta, aunque tampoco su comu-nicación inmediata sin la inter-vención de la voluntad. De estamanera la investigación de lasdeterminantes de la acción de lossujetos diversificados puede lle-var a conclusiones diferenciadasy no a subsumirlos en el ambi-guo concepto de “vida”. Es am-biguo en Negri porque no sedesglosa en mundos de vida, deltrabajo, de la familia, del espaciourbano o rural, del sindicato, delpartido, etc. La eficiencia de cadamundo de vida, con sus articu-laciones debe ser un tema a in-vestigar para cada sujeto más queun supuesto. Los traslapes entremundos de vida siempre hanexistido, hoy existen otros y pue-den ser importantes, pero no sonigualmente determinantes paratodos, ni la segmentación espa-cio temporal ha desaparecidocompletamente. En síntesis,Negri llega en un buen momen-to a la América Latina, frente a ladecepción de los intelectualescon respecto de los sujetos tra-dicionales y sus organizaciones,

por la debacle económica en al-gunos países que ha arrojado aamplias masas al trabajo más pre-cario, en donde todos los espa-cios se confunden. Pero es difí-cil pensar que hay en Negri unprograma de reconstrucción dela sociedad bajo nuevas basescuando después del tabique teó-rico lleno de simplificaciones yexposiciones escolares llega aproponer las demandas que lasluchas globales tendrían queenarbolar: el salario social, lareapropiación de lo medios deproducción y la auto organiza-ción, demasiado pobre para elmanifiesto comunista del sigloXXI, como le llamara su com-pinche Michel Hardt al textoque comentamos.

6. Consideraciones finales

Fuerzas diversas y realidadessociales presionan y acondicio-nan para que los nuevos estudioslaborales sigan rumbos diferen-tes de los emprendidos hasta hoy.Por un lado las que quieren po-

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nerlos en función de las políti-cas económicas y empresarialesdominantes, por otro los quequieren apartarlos del terrenoconcreto para pasar a la abstrac-ción indeterminada, finalmentelos que quieren aprisionarlos enel nuevo institucionalismo. Dela funcionalidad al neoliberalis-mo a la disolución de sus obje-tos de estudio, todas estas ase-chanzas están presentes al iniciodel siglo. La generación que lesdio origen, por cansancio, insti-tucionalización o por el éxito, noparece la más adecuada para ini-ciar una revolución en el pensa-miento laboral latinoamericano,aunque poco ha hecho para quesus discípulos superen a losmaestros, estos son más bienreproductores de su pensamien-to. En esta medida se vuelve im-perioso volver a los fundamen-tos, a las bases teóricas y meto-dológicas de las relaciones socia-les en sus versiones actualizadas,y que tampoco nieguen comosimples antiguallas los aportes

clásicos. Es necesario emprendercuanto antes la revisión de lasnuevas teorías a la luz de los nue-vos fenómenos laborales en unintento de dar un salto en la re-flexión, y que puede traducirseempíricamente también: paraesto último los estudios labora-les necesitan retomar las discu-siones epistemológicas y meto-dológicas, casi nunca abordadas,si quieren salir de su ingenuo es-tructuralismo y positivismo. Tie-nen, finalmente, que distanciar-se de los poderes políticos, eco-nómicos y académicos que lesimponen problemas, recortes delos objetos, criterios de cientifici-dad y hasta hipótesis y conclu-siones, abrirse a la realidad nocon visiones simplistas de co-rrespondencia entre pensamien-to y realidad, sino mediadas porla interpretación y la asunción deque en esta interpretación nun-ca estarán fuera valores, senti-mientos, estética y razonamien-tos cotidianos, junto al razona-miento estándar.

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