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Opinión Analítica ¿De qué nos sirve la culpa? Por: Octavio R. Solís La culpa es un tema que se aborda como concepto en el psicoanálisis, y fuera de este como un tema cotidiano, otras tantas veces uno filosófico e incluso uno que encontrará cabida en el derecho y la legislación; pareciera entonces que al ser abordado multidisciplinariamente es un tema de interés, sin embargo pocas veces nos evocamos a su utilidad: ¿cuál es la función de la culpa para el psiquismo y para la sociedad?, y más importante aún, ¿de qué nos sirve la culpa? Es cierto, la culpa se podrá argumentar surge desde un plano inconsciente, aunque es un concepto que se maneja coloquialmente y para muchos sin diferenciación del arrepentimiento, Freud ya planteaba que había un delincuente que llegaba a la acción por sentirse culpable y conflictuaba a los pensadores de su tiempo con aquello que se creía posterior a la acción, la pregunta era ¿cómo puedo sentirme culpable de lo que no he hecho?, y sin embargo el enfermo también se siente aliviado al saber el nombre de su malestar sin tomar aún su medicamento, incluso se siente enfermo sin tener malestar alguno, de ahí que el fundamento para diferenciar teóricamente a la culpa del arrepentimiento será el tiempo y su acción, si es antes a ella será culpa y si es después, será arrepentimiento, el sentimiento es el mismo: malestar y lo que genera: angustia. Por otro lado para el derecho será principalmente un fundamento que apenas y se toma en cuenta desde su alcance explicito, prioritariamente la culpa tiene que ser consciente y confesa, si no desde la realidad legal no importará mucho el que se argumente que la culpa ha llevado al sujeto incluso a un crimen tan atroz como el que se imagine, digamos: asesinato. Si la culpa no ha sido confesa, argumentada por testigos o por algún conjunto de pruebas, dará igual que el sujeto defienda su caso diciendo que ha descargado o encontrado depósito de su fantasía o deseo, y claro, normalmente se llegará a la confesión del acto, puesto que la culpa no sirve de nada sin la presencia del otro, la culpa también es evocada por el otro, entramos en tema de la dualidad del sujeto, un ser tan individual como social, que para los tribunales, y solo para algunos, considerarán además de la prisión, una estancia de cuidado mental, algunos sistemas contienen ya el área psiquiátrica en sus instalaciones penitenciarias, donde entonces aquella culpa que lleva al acto, pareciera de forma tan bizarra en la escena del crimen y donde se aduce cinismo a la confesión, conversarán concluyendo que si no es un “loco”, es un psicópata el autor de tal acción; para el psicoanálisis la culpa sigue siendo terreno neurótico, un rasgo principal de dicha estructura.

De Qué Nos Sirve La Culpa

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Hablamos de la culpa desde un enfoque psicoanalítico en una nueva opinión analítica.

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Page 1: De Qué Nos Sirve La Culpa

Opinión Analítica

¿De qué nos sirve la culpa? Por: Octavio R. Solís

La culpa es un tema que se aborda como concepto en el psicoanálisis, y fuera de este como un tema cotidiano, otras tantas veces uno filosófico e incluso uno que encontrará cabida en el derecho y la legislación; pareciera entonces que al ser abordado multidisciplinariamente es un tema de interés, sin embargo pocas veces nos evocamos a su utilidad: ¿cuál es la función de la culpa para el psiquismo y para la sociedad?, y más importante aún, ¿de qué nos sirve la culpa?

Es cierto, la culpa se podrá argumentar surge desde un plano inconsciente, aunque es un concepto que se maneja coloquialmente y para muchos sin diferenciación del arrepentimiento, Freud ya planteaba que había un delincuente que llegaba a la acción por sentirse culpable y conflictuaba a los pensadores de su tiempo con aquello que se creía posterior a la acción, la pregunta era ¿cómo puedo sentirme culpable de lo que no he hecho?, y sin embargo el enfermo también se siente aliviado al saber el nombre de su malestar sin tomar aún su medicamento, incluso se siente enfermo sin tener malestar alguno, de ahí que el fundamento para diferenciar teóricamente a la culpa del arrepentimiento será el tiempo y su acción, si es antes a ella será culpa y si es después, será arrepentimiento, el sentimiento es el mismo: malestar y lo que genera: angustia.

Por otro lado para el derecho será principalmente un fundamento que apenas y se toma en cuenta desde su alcance explicito, prioritariamente la culpa tiene que ser consciente y confesa, si no desde la realidad legal no importará mucho el que se argumente que la culpa ha llevado al sujeto incluso a un crimen tan atroz como el que se imagine, digamos: asesinato. Si la culpa no ha sido confesa, argumentada por testigos o por algún conjunto de pruebas, dará igual que el sujeto defienda su caso diciendo que ha descargado o encontrado depósito de su fantasía o deseo, y claro, normalmente se llegará a la confesión del acto, puesto que la culpa no sirve de nada sin la presencia del otro, la culpa también es evocada por el otro, entramos en tema de la dualidad del sujeto, un ser tan individual como social, que para los tribunales, y solo para algunos, considerarán además de la prisión, una estancia de cuidado mental, algunos sistemas contienen ya el área psiquiátrica en sus instalaciones penitenciarias, donde entonces aquella culpa que lleva al acto, pareciera de forma tan bizarra en la escena del crimen y donde se aduce cinismo a la confesión, conversarán concluyendo que si no es un “loco”, es un psicópata el autor de tal acción; para el psicoanálisis la culpa sigue siendo terreno neurótico, un rasgo principal de dicha estructura.

Ahora bien, el psiquismo encontrará a la culpa como un sentimiento que aún desagradable como malestar lo lleva a la respuesta del lenguaje encriptado del inconsciente, una acción que se traduce como el mensaje traído desde esa instancia hasta el consciente, quizás a petición de una interpretación, de la cual el principal responsable, el sujeto autor de la acción, aún no es capaz de realizarla, la acción es tan inexplicable para el espectador que solo sigue ese morbo del crimen como para el individuo que la ha volcado en la realidad, sin embargo así como aquel que ha nombrado su enfermedad, encuentra una satisfacción aún de manera secundaria, vaya pues, un beneficio, su malestar no solo tiene nombre ahora, sino que es tangible, es real para todos y puede atraer a su vez la atención del otro, probablemente también el castigo, que algunas veces traerá la palabra que ni él mismo puede pronunciar del porque lo hizo.

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En conclusión, el trabajo del analista será ir en búsqueda de aquel proceso que lo ha llevado a determinar que la acción es la única vía de escucha del otro, ¿de qué nos sirve la culpa?, sin duda en un sistema tanto legal como en un tratamiento psicoanalítico, será la cual deba recibir precisamente la palabra, sin adecuada interpretación la reincidencia será una verdadera posibilidad, lo que por supuesto atañe a la sociedad, así como por otro lado, una pérdida de tiempo para el sujeto que cae en el juego de la repetición, el recibir un castigo sin saber por qué es tan agobiante como su crimen o delito; en palabras de Lacan: “sólo se puede ser culpable de haber cedido en el deseo.”