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Núm. 17. AÑO VII.—i." de Setíemhre de 1867. Págf. 229. REVISTA DE TELÉGRAFOS. PRECIOS DE SUSCHICIOK. tín España y Portugal 6 rs. al mes. En el Extranjero y Ultramar S rs. id. PUNTOS DE SUSC1UCION. En Madrid, en la Redacción y Administración, calle de la Aduana, núm. 8, cuarto 3." En Provincias, en las estaciones telegráficas. ELECTROMETRÍA. Los procedimientos empleados para me- dir la resistencia de las cadenas opilas gal- vánicas dan todos resultados más ó inónos inciertos y á veces ilusorios, como lo ha pro- bado el profesor Poggendorf, con respecto al método de Ohm. Se atribuyo generalmente á la polarización las anomalías que ofrecen las pilas inconstantes, porque, de una á otra exporienciareaeciona lapo]arizacion con ener- gía más ó msnos considerable contra la fuer- za electro-motriz de la cadena. El cálculo lia hecho conocer la insuficiencia de esta suposi- ción probando que la polarización, según lo <jue ya se satie de que depende do la in- tensidad de la corriente, debería dar resulta- dos del todo diferentes al paso que la resis- tencia de la cadena permanece constante. Las modificaciones do las resistencias, t a l como se presentan empleando el método d e Ohm, lejos de aparecer á causa de la po- larización, son consecuencia necesaria de la dependencia real en que las resistencias de la cadena están de la intensidad ¡de la corriente. Si esta suposición tiene fundamento, de- ben existir dos especies de cadena; una, cuya resistencia interior disminuya en razón in- versa de la resistencia exterior ó en razón di- recta de la velocidad do la corriente; otra, en que se verifique lo contrario, según que las resistencias de transición, dependientes á su vez de la constitución química y de la dispo- sición de los elementos de la cadena, provo- quen uno ú otro de'dichos fenómenos. Las experiencias necesarias para llegar ít la solu- ción del problema en cuestión, no pueden dar un insultado definitivo hasta conseguir que las resistencias que donan medirse, sean las más independientes posible de la polarización, lo que no puedo obtenerse sino emplean- do corrientes de una Si so tratase de alcanzar dicha intensidad empleando las resistencias exteriores corres- pondientes, y do determinar sogun el méto- do de Ohm las resistencias interiores hechas relativamente mínimas, se caería necesaria- mente en errores de observación y solo se obtendrían resultados muy inciertos. . . Si se une en sentido contrario la cadena.

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Núm. 17. AÑO VII.—i." de Setíemhre de 1867. Págf. 229.

REVISTA

DE TELÉGRAFOS.PRECIOS DE SUSCHICIOK.

tín España y Portugal 6 rs. al mes.En el Extranjero y Ultramar S rs. id.

PUNTOS DE SUSC1UCION.

En Madrid, en la Redacción y Administración, callede la Aduana, núm. 8, cuarto 3."

En Provincias, en las estaciones telegráficas.

ELECTROMETRÍA.

Los procedimientos empleados para me-dir la resistencia de las cadenas opilas gal-vánicas dan todos resultados más ó inónosinciertos y á veces ilusorios, como lo ha pro-bado el profesor Poggendorf, con respecto almétodo de Ohm. Se atribuyo generalmenteá la polarización las anomalías que ofrecenlas pilas inconstantes, porque, de una á otraexporienciareaeciona lapo]arizacion con ener-gía más ó msnos considerable contra la fuer-za electro-motriz de la cadena. El cálculo liahecho conocer la insuficiencia de esta suposi-ción probando que la polarización, según lo<jue ya se satie de que depende do la in-tensidad de la corriente, debería dar resulta-dos del todo diferentes al paso que la resis-tencia de la cadena permanece constante.

Las modificaciones do las resistencias,ta l como se presentan empleando el métodode Ohm, lejos de aparecer á causa de la po-larización, son consecuencia necesaria de ladependencia real en que las resistencias de lacadena están de la intensidad ¡de la corriente.

Si esta suposición tiene fundamento, de-ben existir dos especies de cadena; una, cuyaresistencia interior disminuya en razón in-versa de la resistencia exterior ó en razón di-recta de la velocidad do la corriente; otra, enque se verifique lo contrario, según que lasresistencias de transición, dependientes á suvez de la constitución química y de la dispo-sición de los elementos de la cadena, provo-quen uno ú otro de'dichos fenómenos. Lasexperiencias necesarias para llegar ít la solu-ción del problema en cuestión, no pueden darun insultado definitivo hasta conseguir quelas resistencias que donan medirse, sean lasmás independientes posible de la polarización,lo que no puedo obtenerse sino emplean-do corrientes de una

Si so tratase de alcanzar dicha intensidadempleando las resistencias exteriores corres-pondientes, y do determinar sogun el méto-do de Ohm las resistencias interiores hechasrelativamente mínimas, se caería necesaria-mente en errores de observación y solo seobtendrían resultados muy inciertos. . .

Si se une en sentido contrario la cadena.

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230que se quiere experimentar, con otra de unafuerza electro-motriz más íntima y se aQad<á esta combinación un circuito secundariose tendrá un sistema de tres vías de comentes entre dos puntos, dispuestos como para e.método de compensación de Poggendorf. Be-signando por a b y c las resistencias experi-mentadas para la comente de la cadena másintensa, para la de la cadena menos intensay para la del, circuito secundario, y por A By C las intensidades que existen dentro delas vías de las corrientes que se acaban denombrar; y si se supone que, cualesquieraque sean las relaciones existentes entre lasresistencias a 5 y c (siendo B diferente de 0)una modificación mínima del valor a provocauna variación correspondiente en las veloerdades de las corrientes, se tendrá con arre-glo á los principios de la loy do Ohm laecuación:

id, B = cd, Oó bien, si se consideran como positivas lascorrientes paralólas a A (y por consecuenciaC como negativo):

id, B = — ed, O.Si S6 designa por Co el valor de o siendo

B = f>, se obtendrá por integración la rela-ción

ÍB, = o (Co — C)Si por medio de una compensación de

la cadena sometida al experimento se haceB = o y C — Co, y se desarregla en seguidael equilibrio do la compensación por una mo-dificación de a, Co — C y B representaránlas modificaciones sufridas por las corrientesdentro de las vías i y c, la relación precitadatomando la fórmula

, Cú — O

Banunciará do esto modo el teorema siguien-te: M cociente de las modificaciones de lascorrientes observadas en c y enh, A conse-cuencia de haber cesado la compensación,multiplicada por la resistencia c del cir-cuito secundario, da inmediatamente la re-sistencia b, y por consiguiente, la de. lacadena que se ha querido determinar.

Este método difiere de todos los hasta,ahora conocidos, y principalmente del deOlim, en quo permite determinar la resis-tencia de una cadena á proximidad de supunto de compensación, y admite el uso decorrientes de intensidad mínima sin exigirel de resistencias considerables do cierre.Hace la resistencia lo más independiente po-sible de la acción perturbadora de la polari-zación reducida á su minimnm.

LTn multiplicador, graduado según el mé-todo do M. de Poggendorf, puede servir para,medir el valor de B, y el de Co — C puededeterminarse por medio de una brújula detangente Gaugain.

La resistencia c del circuito secundariono experimenta modificación alguna.

Inútil os insistir sobro las ventajas delnuevo método, pues su mayor precisión yseguridad están á vista de to'los.

WALTKNHOFEW.

GEOLOGÍA C O M P A R A D A .

ESTUDIO SOBRE LOS HETEOROUTOS.

El fenómeno de la caida de piedras <;s uno dolos más notableí que han fijado la atención de losobservadores. Se presenta en circunstancias lan ex-traordinarias, que fue unánimemente declarado im-posible do explicar por lo» hombros más sabias; yaunque quizássoa lan antiguoíomo el mundo, y auncuando los cronistas viniesen registrándole tic, sigloen siglo, hasta hace muy poco tiempo no logró cadado ciudadanía en la ciencia. Hoy es objeto úu fecun-das y grandiosas observaciones. Gracias á dicho fe-nómeno, ha alcanzado gvan extensión una (le las ra-mas más importantes de nuestros conocimientos,puesío que, corno químicos y como geólogos, pode-mos estudiar sobre muestras la composición y laestructura de cuerpos celestes distintos de aquel Aque esta ligada nuestra existencia, listos cuerposextraños á nuestro globo nos proporcionan tambiéntérminos de comparación inesperados, sugierennuevos sistemas sobro el «rigen de este globo y so-bre la naturaleza de algunas de sus partes que seliatóau sustraído hasta aquí á la observación. Puededecirse, pues, con exactitud, que esa piedra., des-,ireciada por los astrónomos, físicos y geólogos, se

ha convertido ó se convertirá en una de las basesrincipalés de la ciencia del ciclo y de la tierra.

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I.

De algunas caídas de cuerpos sólidos que, sin ra-lon, se confunden con la caída de meteorolilos.

Sucedo con frecuencia que, masas mis ó menospesadas, descienden de las altas regiones da la at-mósfera y caen de repente sobre el suelo; pero enla generalidad de los casos, estas caídas nada (¡onende común con la de los melcornlitos. La mayorparte de esos cuerpos lian sido violentamente- ar-rancados i la tierra por acontes mecánicos que, le-vantándolos á lo más alto de los aires, los han tras-portado más ó menos lejos de su punto de partida,abandonándolos por último á la gravedad.

Los agentes que producen estos fenómenos detrasporte son principalmente los volcanes, \mgrm-des vientos y las trombas.

Sabido es que las erupciones volcánicas vanacompañadas de proyección en sentido vertical depiedras más ó monos gruesas y de polvo, suma-mente fino á veces, al que se da ol nombre de ce-Biza volcánica.

Si el aire está en calma en el momento de laerupción, la coniza vuelvo á caer sobre el cono mis-mo de la montaña ó en sus inmediaciunes; de estemodo tuvo lugar el año 79 de nuestra era la minade Pomneya, Estalla y llcrculano, enterradas bajouna lluvia de cenizas abrasadoras vomitadas por elVesubio.

Pero si el aire está agitado, si hay en las capassuperiores de la atmósfera una corriente horizon-tal suficientemente enérgica, las cenizas son enton-ces arrastradas lateralmente'. Cuando la celeridaddel viento superior disminuye, la ceniza, abando-nada á su propio peso, oac sobre la tierra. Laserupciones de los volcanes de blandía han cubiertoalgunas veces de ceniza las costas de Noruega; ylas cenizas del Yesubio lian ido á caer á Constanti-noplayhasta Egipto.

Uno de los más notables fenómenos de este génerose verificó en el Perú, hacia la época en que dichopaís fue conquislado porlos españoles. Según la Ilis-toriadelos Incas, «entro Io3 prodigios con que creíanloa peruano? que se les había anunciado la llegada delos espadóles y todas sus desgracias, considerabancomo el principal la lluvia de arena quecayódnrante20 dias en la América meridional en los alrededoresde Arequipa. El país fue inundado hasta el punto deque en ciertos dias cayó una capa de arena de dosdedos de espesor. El naaiz, lai legumbres y los ár-boles quedaron agostados y también las vinas; lamayor parte del ganado pareció; no se encontraba

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en el campo con que alimentarse; estaba cubiertode arena en más do cuarenta leguas á la redonda'se vieron más de quinientos bueyes muertos en elcampo y un número aun más considerable de ove-jas, cabras y cerdos que perecían de hambre. Mu-chas casas se arruinaron por el peso de la arena, ylas que se salvaron fue merced al cuidado y vigi-lancia de sus dueños. Kl trueno con relámpagos yrayos se hizo oir á más de treinta leguas do Are-quipa; y la oscuridad causada por las nubes de aro-na fuó tan grande que los habitantes se vieron obli-gados á encender luces en pleno diapara ver ensus casas.»

Se sabe ya que dicha arona era la ceniza yomí-lada por el Ouagna-Putina y el (Ibinas, volcanesque forman parlo de la cadena de los Andes.

Los grandes vientos producen efectos aná-logos.

Sabido es la fuerza con que arrastran los hura-canes cuanto encuentran á su paso. Por pilos so ex-plican las lluvias de arena tan frecuentes en elOcéano atlántico, alOesledc la costa de Sahara, Enla Jíiiloi'ia de la Academia de ciencias, se lee queelfi de Abril de 1719 cayó una en ol Océano Atlán-tico, que duró desde lasdiez hasta eldia siguiente ála una <k la tarde. Los vientos eran iiel Eslc Sud-Uste. Se examinaron muestras de esta lluvia y te-nían todos los caracteres de la arena común suma-mente fina. La tierra más cercana está á nueve ódiez leguas, do modo" que la arena hizo cuando me-nos esa travesía por el aire.

Este fenómeno se ha observado muchas vecesen Tenerife. Una de ellas fue el 7 de Febrero do1865 durante la noelie y en la madrugada. Los edi-ficios de las isla de Tenerife, de Palma de Gomeray de la isla de Iliivri-o quedaron cubiertos de arena.l?l pico de Tenerife, cubierto á la1 sazón de nieve,tomó, á causa de dicho polvo, un color amarillentohasta en la cúspide. Pgr su aspecto, y por su com-posición mineralógica, la arena recogida en esta cir-cunstancia, presentaba una identidad completa conla arena del desierto de Sahara. Como en ol desier-to, se encontraban en ella algunos restos de con-chas. No es dudoso que esta arena fuese arrebatadadel desierto que dista de Tenerife más de 520 kiló-metros.

A trasportes del mismo género deben evidente-mente atribuirse ciertas lluvias deque hace men-ción la Historia con los nombres de lluvia do azufro,do sangre, etc.

Las trombas obran también en el mismo sentidocon más energía ain. La que el 19 de Agosto de

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1845, cansó tantos desastres en las cercanías deRúen, Monville y Malaunay, donde destruyó tresgrandes fábricas, bajo cuyas ruinas perecieron losobreros, trasportó ,1 distancia de 25 y 58 kilóme-tros restos de toda dase; como vidrios, vigas, plan-chas que viajaron por el aire á tal altura, que losque las apercibieron creyeron ver hojas de árboles.Entre estos restos se cita una plancha de O"',40 dolongitud por O", 12 de ancho y 0m,01 do grueso.

Mussembrocck cita una tromba-que se formó enHolanda en el mes de Junio de 1730. Derribó unmuro, arrebató el techo de una casa, trasportó unbuey, y arrastró y condujo á tierra una barca.

Algunas trombas han desecado por completo l.i-gunas, haciendo desaparecer con el agua todos losanimales que la poblaban. Abondonados estos despues, han tenido por precisión que caer sobre Intierra, y así se explicaría el fenómeno muchas ve-ces atestiguarlo y negado aun de las lluvias désapos, pescados y otros animales.

La caída de materias minerales, de peso á vecesconsiderable, trasportadas por los agentes que aca-bamos de citar, no son tan raras como podría su-ponerse El Museo de París posee una colección in-teresante de rocas de todas clases que se le han re-mitido como piedras caídas del cíelo, cuya caída se,lia verificado en algunos casos ante numerosos tes-tigos.

Añadamos para terminar que si la-; tres causasque hemos enumerado son las más frecuentes, serialemcrario asegurar que son las (micas; es indudable,que existen otras muchas muy nial conocidas a'in.Ha llegado á nuestra noticia que un distinguido sa-bio de los Bslados-Unidos, M. Shepard, preparaun trabajo sobro estas singulares caídas que, segúnparece, son muy frecuentes en América. '•

I I . ]Fenómenos que acompañan la caída de los l

•mekorolitos.

Además de los cuerpos de origen terrestre quevuelven á caer en la superficie do la tierra despuésde haber sido arrancados de ella, hay toda una seriede sustancias cuya caida se observa de líempo cutiempo, y que indudablemente se han formado fuerade nuestro globo.

A estas únicas conviene la calificación de pie-dras caídas del cielo, y solo de estas vamos á ocu-parnos en lo que resta del presente trabajo.

Muchos son los nombres con que se las designa:aereolilos, piedras de rayo, piedras de trueno, pie-dras bolidianas, uranolitos, etc. Se les di ahora con

más frecuencia el nombre de meleorolito, que esmucho más conveniente, porque nada prejuzga nisobre su origen ni sobro su naturaleza. Los me-teorolitos difieren esencialmente, por muchos con-ceptos, de otros cuerpos que caen de la atmósfera.Las notables circunstancias que siompre acompañansu caida bastarían para distinguirlos de un modocompleto, si no hubiese, como después veremos,otros muchos caracteres distintivos.

Es, en efecto, muy digno de atención que lascircunstancias quo acompañan la caida de los me-leorolitos son siempre las mismas. Podemos descri-birlas de un modo general, y la descripción se aco-modará casi sin la menor variación á cada caida enparticular.

La primer fase del fenómeno consiste en la apa-rición de un globo de fuego ó bólido. Un algunoscasos no se lia apercibirlo dicho bólido, pero puedecreerse que su presencia lia sido simplemente disi-mulada, ya por la interposición do una capa de nu-bes, ya por la proximidad del sol, que apagaba subrillo, lín condiciones favorables, es decir, en no-ches serenas, el resplandor de los bolillos es nota-ble. No es raro que la luz de la luna llena quedeextinguida por la del bólido, listo e* loque, citandoalgunos ejemplos entre mil, sucedió el 24 de Juliode 1700, con ol bólido du Barbotan; el 19 de Di-ciembre de 1708, con el do Bonaros (India); el 14 deJulio de 1864, con el ileOrgucil (Francia), etc.

No tojos los bolillos pri-scntaii rigorosamente elmismo culor; varían en esto punto tanto como lasestrellas cn'anl.'S. El de lía:botan, que acabamosde citar, ora blanco mate; el de Saiul-Mcsnin ro-jizo; ol de Orgucil, rojo primero y después blanco.

Algunos observadores han valuado la magnitudde los bólidos, y coni1 seria fácil de prever, susvaluaciones han sido muy diferentes. En efecto, setrataba de una simple apariencia, variable natural-monto con la situación desde donde se observa. Nocarece, sin embargo, de interés el citar algunas delas evaluaciones extremas. En general, como suce-dió con el de Barbotan, el diámetro aparente delbólido pareció mayor que el de la luna; algunasveces, sin embargo, como en Weston, en el Connec-tient (14 de Diciembre de 1807), solo parecía tenerla mitad ó las dos terceras partes del diámetro donuestro satélite. Se han visto otros muchos más pe-queños, pero que se extinguieron en general sin darlugar á los fenómenos que producen les bólidos doque se derivan los meteorolitos. l'or otra parte, elbrillo del bólido dispone al observador á equivocarsesobre su verdadera dimensión, á Consecuencia del

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fenómeno bien conocido de la irradiación. Es posibleque los bólidos sean en realidad mucho más peque-ños de lo que parecen.

Se concibe que. la altura de los bólidos no esmuy fácil de. meiiir; se lia convguido, sin embar-go muchas veces, y los resultados obtenidos debentenerse en gran consideración, porque proporcio-narán quizas, ademas de las noticias referentes álos bólidos, algunos datos positivos sobre la alturade nuestra almósfera. El número obtenido es portérmino medio igual A 65 kilómetros.

El comandante Lansscdat, con motivo del bali-do de 14 de Mayo de 1864, hizo uso de un mélodoingenioso para evaluar aproximadamente la alturadel bólido. lié aqui bosquejado en lo que consiste.Sabidu es que en general la dirección de los puntosde la trayectoria aparente de un cuerpo que atra-viesa rápidamente el espacio se refieren, por losobscivadorcs, á las constelaciones más conocidas óá los planetas que se encuentran por encima del ho-rizonte. M. Lanssedat cree que la precisión de estemodo de observación no pasa de un grajo, princi-palmente cuando las observaciones se hacen de im-proviso. Siendo esto así, el autor, por medio de unglobo celeste de 20 á 25 centímetros de diámetrodispuesto con arreglo á la latitud del lugar y horade la observación, determina el acimut y la alturaaparente de los puntos del cielo gue le han servidode seflal. Esta operación so repite para todas lasestaciones desde donde so ha observado el fenóme-no. .Esios resultados se refieren en seguida á unacarta geográfica do grande escala en laque se lian

y latitudes. Se hacen enloooes, sobre el dibujo doeste modo preparado, y por el método ordinario delas proyecciones, todas las construcciones necesa-rias, tos diferentes problemas relativos al movi-miento de los cuerpos cuya trayectoria so ha obte-nido en proyección horizontal por una. parle, y enproyección horizontal por los ladus de algunos desus puntos, se resuelven desde luego con la mayorfacilidad. Éste método, puraracme gráfico, liene lagran ventaja de que cada uno de los observadorespuede apreciar el grado do exactitud déla trayec-toria, é indicar, en caso necesario, las rectificacio-nes que debieran hacerse Se puede en efecto dedu-cir inversamente del trazado de dicha trayectoriasu perspectiva sobre la estera celeste para una esta-ción cualquiera, y reconocer las separaciones másó menos considerables de esta perspectiva compa-rada con la que ha sido observada. Juste método hademostrado que el bólido de Orgueil estuvo duran-

te su Irayectoria, i distancias que variaron de 20a23 kilómetros.

Los bólidos, gracias á su brillo y á su altura,pueden, en general, ser vislos en una gran exten-sión de territorio. El bólido de 14 de Julio de 1864,que apareció, como se sabe en el departamento deTarn-ct-Garonne (Prancia), fue visto en Gisors,departamento de Guno-et-Loir, á una distancia do600 kilómetros. El bólido que el 30 de Mayo de1866 brilló en el departamento de Aubey esparciósu luz á 85 kilómetros á la redonda.

Los bólidos no están inmovibles; recorren convelocidad una gran extensión del cielo. La trayec-toria que describen es muy poco inclinada sobre elhorizonte, hasta el punto de que á veces aparecesensiblemente horizontal. Esto se observó perfecta-mente en el bólido de Orgueil.

Dicha trayectoria es sumamente variable conrelación á los puntos cardinales; el bólido de Or-gueil so movía sensiblemente del Nor-Oestc al Sud-Esto; el de Charsonville (Francia), 25 de Noviem-bre de 1820, del Sural Norte; el de Wcston, 14 deDiciembre de 1807, del Este al Oeste; el de Aigle,26 de Abril de 1805, del Sud-Eslo al Nor-Oeste; elde Henares, 19 de Diciembre de 1798, del Oeste alEste; el de Barbotan, 24 de Julio de 1790, del Sural Norte, ele.

La velocidad con' que describen los bólidos sutrayectoria pudo medirse en algunos casos, vién-dose entonces que está en completa desproporcióncon las velocidades que pueden tener los cuerposterrestres. En efecto, al paso que

Mclros por segundo.

Las mejores locomotivas re-corren 30

Las golondrinas de 30 á 40El huracán 45Las líalas de canon de 300 i 400se encuentra queLos bólidos recorren do. . . . 50.000 á 40.000

Semejante velocidad pertenece al orden de lasvelocidades planetarias. Recordemos que

Mel. por sog.

Mercurio recorre 48.920Venus . . 55.780La Tierra 50.430Marte 24.650

Este primer hecho basta para hacer presentirque los bólidos no son de origen terrestre.

(Se continuará.J

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Sobre una Memoria de M. de Louvríé,relativa á Ja locomoción, aérea.

' OPINIÓN DE 31. RABÍNET,

PRESENTAD* i L A ACADEMIA De CIBNCISS DE PARÍS.

La Academia remitió á mi eximen, el 20 de Oc-tubre de 186?, una Memoria de M. Louvrié sobrola locomoción aérea. Después do dicha época, sohan añadido á la Memoria primitiva muchas ñolascomplementarias y principalmente la invención deun motor apropósito. Todo osla comprendido en elmanuscrito completo que deposito con mi Memoria.

La cuestión no versa sobre la posibilidad teóri-ca de sosloner.se y moverse en el aire; la física nospresenta muchos generadores de fuerza suficiente-mente enérgicos; sino que consisto en la invencióny uso de un motor adaptado á las condiciones espe-ciales del trabajo.

Las condiciones de esto trabajo han sido rigo-rosamente establecidas por la leoria y plenamenteconfirmadas por experimentos directos. Garantidocon este doble sello, el motor especial á la vez po-deroso, ligero, dócil y nada incomodo, lia venido áterminar la solución del problema.

En el apáralo de M. do Lourrló, un plano incli-nado di; suficiente superficie,.formando con el ho-rizonte un ángulo muy pequeño, es lanzado horizon-taliuonle por su motor. Se engendra entonces unacomponente vorlionl /|uo se opona á la acción do lagravedad. En cuanto a la componente horizon-tal, mide el esfuerzo de tracción que ha de eje-cutarse. Esto esfuerzo es lanío más poqueflo cuan-to menor es el Ángulo del plano con el horizonte.

Siendo en esto una circunstancia capital I» in-vención ¡luí motor, dareuu.s de él una ¡dea suma-ria. Es un cilindro hunco (pin recibe á la vez airo yvapor muy Inflamable de un hidrocarburo volátil,cqmp el petróleo ó la.benzina. Esto tuba presentapor un lado una abertura limitada, y por el otro,un fondo llena sobra el que se opora un efecto deretroceso. Sabido es que estoeteclo de reacción esel medio más ventajoso de las fuerzas explosibles. Lacontinuidad de la acción que se verilica está aquí re-cmplazíida muy eficazmente por una serié de explo-siones arregladas a razOn de 30 á 40 por minuto,

La teoría de la usada, independientemente delos experimentos de M. de Louvric, OS una garan-tía de la" eficacia de este remolcador. Todas las cir-cunstancias de la instalación y de ta maniobra hansido cuidadosamente estudiadas por el inventor,práctico hábil. Presenta también la fórmula y los

resultados de sus numerosos ensayos sobre la re-sistencia del aire y sus acciones oblicuas, sobre laestabilidad de la máquina, sobre la fuerza del mo-tor medida al dinamómetro, sobre la velocidad áque so puede llegar, y por último, sobre ol gasto docombustible. En una palabra, la Memoria ofreceun estudio completo y concienzudo do eso modo delocomoción aérea en que se reconoce al mecánicoprudente, que une la práctica y la teoría para llegar

ser infalible.Entrar en mayores detallos, seria, reproducir ta

Memoria muy extensa del autor; propongo á laAcademia dar gracias á M. de Louvrié por su co-municación, aprobar su trabajo y animarle é invi-tarle a construir cuanto antes el aparato de media-na dimensión cuyo plano presenta y cuyos diferen-tes órganos en particular ha ensayada ya con buenéxito.

RABINBT (del Instituto.)

Según hemos ofrecido á nuestros suscrita-es,repartiremos muy en brevo ol nuevo Escalafón delCuerpo con todas las correcciones naturales; esprobable que cpn el próximo número liogue á susmanos, pues confeccionado ya, solóla falta mate-rial de tiempo para la tirada, nos impide publicarloen esta ocasión.

Tan pronto como se reciba definitivamente lanueva lineado Málaga á Almería, soabriránal servi-cio público las estolones municipales de. Adra y Ve-lez-Malaga solicitadas por aquellos Ayuntamien tos,con arregla ¡i la instrucción de Mayo último.

La compañía concesionaria del cable submari-no do Cuba á la Florida, ha establecido ya el cua*dro de las tarifas para la taule los despachos qiiQhan do aircular por esta via. Esta nueva línea ponepues á nuestra rica Antilla á las puertas de Madrid.

Trátase de establecer, bajo la dirección de unasola compañía, una línea telegráfica continentalque termine en la India, oon ramales á Singapors,China, Japón y Australia. En el estado actual decosas, ios inconvenientes de una trasmisión incom-pleta, irregular é interrumpida, perjudica las tran-sacciones del comercio hasta el punto de hacer ilu-sorias las ventajas de la comunicación telegráfica

La conclusión de la red, de la compañía Rentcr,por ei cable submarino de Norderuey, acaba de

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poner á Londres en comunicación telegráfica di-recta, por dos líneas distintas, con Bromen y Ham-bürgo.

El telégrafo submarino entre Jutlandia y No-ruega funciona ya perfectamente.

La compañía telegráfica de la India, domiciliadaen Nueva-York, está á punto de enviar el materialnecesario para su linea submarina de Hong-ICong áSanghai, y ya ha celebrado un contrato en Lon-dres para la construcción del cable, lista linea debeunir todos los jmotoi intermedios de la línea deChina.

Aun ha de pasar mucho tiempo antes de quellegue á realizarse un telégrafo oceánico do Hong-Kong á San Francisco, por el Japón y las islasSandwich, pero cuando se consigaquedara ¡-¿sueltoel problema de una comunicación instantánea entretodas las ciudades del mundo.

Un capitán de Estado Mayor, de Argolla, ha re-mitido a la Academia de ciencias de Parts una de-tallada relación sobre la reciente caida de un bó-lido cerca de Soumla. La aparición del bólido duró25 segundos. La luz era tan brillante, que podíaleerse cualquier escrito; la curva descrita por elfenómeno formaba un ángulo de 60 grados con elhorizonte. El bólido siguió la dirección del Sudoesteal Nordeste. A su caida se rompió con estrepito envarios fragmentos, que aun no se han encontrado.

Suscricion de la señorita D.a Asunción Hxea.

' A los seúores suscritores corresponde por el se-guudo semestre del presente año la cantidad de16 rs. 49 cents., la cual se servirán poner á mi

a.—íerea Ba%o.

Suscricion voluntaria de los individuos del Cuerpode Telégrafos para dar media paga á los super-numerarios del mismo.

Existencia en 31 de Diciembre de 1869.

Correspondiente al 1 .or grupo 11,398

Recaudado en Enero y Febrero 120,204

. . Total de escudos. . . 131,602

grupo.

Se ha pagado por haber redámalo con derecho.

A D. Miguel Andrés 20,800» 1). León Humanes 29,500» I). Manuel Giménez. . . . 41,600•> 1). Eduardo de Ayuso. . . 20,800Por correo 600

Total de escudos. . . . 113,100

Diferencia 73,142

Sobrante en 30 de Junio de 1867.

Correspondiente al 1 . " grupo 131,602Id. al 2.°. 73,142

Total 204,744

Habiéndose adherido la mayoría de los suscri-tores á la cariado 28 do Diciembre de 1866 publi-cada en el acta do 30 de linero de 1867, y cesandoen su vista la Asociación, Iqs individuos, del primergrupo que abonaron la cuola do Enero y Febreropueden reclamar su importe á esta Junta manifes-tando en qué SubinspecciQ» lucieron el pago, cuyoimporte le será remitido en sellos, descontando elgiro de las expresadas cantidades sobro Madrid.

Los individuos del %' grupo que han satisfechola del mes de Diciembre pueden pedir en la mismaforma la o." parte do las cuotas abonadas en el ex-presado mes. En el entender, que si en el plazo dedos meses, a cuiitar desde la publicación de esteoslarlo en la REVISTA DE TEÚGRAFOS , no solicitancantidad alguna, se entiende que hacen cesión deella a la Asociación de Socorros mutuos del Cuerpo,y desde luego ¡ngrosará,n en. su caja las cantidadesexistentes por sobrantes do ésta ya terminada Aso-ciación, sin que ningún individuo tenga derecho areclamación alguna,

Madrid 50 de Julio de 1867.—-líl Depositario,Octavio J. Barragan.—V.°l$..°—El Presídeme, Ló-pez Ochoa.

ASOCIACIÓN DE AUXILIOS MÚW0S BE TELÉGRAFOS.

Relación de los individuos que lian inpesado en lamisma desde el 29 de Julio, último hasta la fechacomponiendo un total de susc.ric.io.nef con las pu-blicadas anteriormente, de 427,

D. Evaristo Vera.D. Silvestre Llórente.D. Mateo (jarcia.1). Cristóbal Madreáa. <

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236I). Francisco de P. Maspons.D. Ensebio Mateos.D. Orestes do Mora.D. José María Losada.D. Denilo del Campo.D. Tomís Ruiz 'forrero.I). Romualdo Boi'.et.D. Marcos Bueno.D. Augusto Riqnehne.I).Francisco Martínez de Tejada.D. Marcelino Gil Pérez.]) José Martin y Santiago.D. Federico F. Almiflana.D. Juan Hodrigucz.D. Fidel Golmayo.1). Joaquín Llórente.D. Francisco P. Blanca.I). Dámaso Valladares.D. Enrique Sureda.ü. Enrique (iilabertí.]). Gregorio Pastor Martínez.D. Fernando Segares Saez.D. Ricardo París.J). Francisco Hernández.I). Celestino' García Picher.D. Alvaro Becerra Pino.1). Ignacio Ferrar.D. Manuel González Soriano.I). Evaristo Sanz.D. Luis González.D. Rafaol Yenegas.D. Luis Díaz,D. Pablo J. Medina.I). Victoriano ¡timbrólo.í). Teodoro García Villalonga.I). Francisco Ferrer.I). Saturnino Guillen.D. Mariano lilaila llcrmosilla.D. Pedro Villanueva.D. Domingo Rosa.I). José Galante.1). Raimundo Lázaro.I). Manuel I'eris.I). José María Hernández y Foliu.]). Francisco Martí Boimcval.1).' Pedro Amor.D. Teodoro García Moralilla.D. Fernando Moya.I). José Felipe Vioque.D. José Rodríguez Borrajo.I), Juan Fernandez Aviazano.D.Serafin Vicíenle García.

D. Alfredo V. de Arce.D. Luís de Béjar.D. Ensebio Ramos.D. Eustaquio Cabrerizo.D. José María López.D. Ramón Diez Fuentes.D. LuisP. Ascnsio..D. León Villacañas.D. Manuel Alonso Aloras.D. Gerónimo López Vizcarra.D. lleliodoro del Kuslo.D. Pedro üalindo.D. José Rodrigue: Quinte.I). Manuel María Barbery.D. José Carballo.D. Juan López.!>. Félix Garay Elorza.]). Luis Bonet.D. Ignacio de Penas.D. José Costa Pimcntel.1). Francisco Mora.I). Eduardo Ruiz de Cambantes.D. Natalio Ángulo.D. Manuel Están.

Madrid 50 de Agosto de 1867.—Peres Sam,

ACADEMIA DE ARQUEOLOGÍA Y GEOGR1FIA.

DISCURSO BIOGRÁFICO

EN KI.0Q1O DKI. EMSIO. SR. CARDIiNAl. WISKStAN, LKIDO ANTE LA

MISMA, 1>OII IX II.MO. SR. Dll. I>. JuSÉ PULIDO Y USPINOSA.

{Continuación.)

Empero liombres del temple de alma del carde-nal Wisoman jamás s». turban iií acobardan. El va-lor religioso está muy por cima del valor cívico ydel valor militar, porque su objeto y la fe que loalíenla conducen el espíritu al último grado delheroísmo.

Todavía resuena en el templo de Weslminstcr suautorizada voz en aquellos momentos de agitación.Allí desplegó sil ciencia y su fervor en los magnífi-cos discursos que dirigía á una inmensa mtillitud,no solo de católicos, sino de protestantes y diversossectarios, personas de categoría social y de letras,llevando á todos los más profundas convicciones delderecho y autoridad del Pontífice en el scnala-miento:de Obispos y Prelados para el ejercicio delpoder espiritual de la Iglesia católica.- Con sus elocuentes razonamientos pulverizó toas

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la argumentación de que se valían sns enemigospara concitar los ánimos en su contra; mas no con-tentándose el Cardenal con la fuerza de su elocuen-cia en el pulpito, en lacátcdra yen todas partes, es-cribió y publicó en 24 horas su magnífico opúsculoque tituló: Apelación al pueblo inglés, tan sabia-mente redactado y con lan fuerte lógica, que no solodestruyó el mal efecto de algunos artículos del Ti-mes y otros periódicos en favor de la supuesta usur-pación, sino que desvirtuó la ley de títulos eclesiás-ticos presentada por John Russell y sancionada enAgosto de 1831.

I Mi! señores, en aquellos dias de exaltación y defrenesí, y en medio de la agitación popular escitadapor los Ministros protestantes, hubo ocasión paraconocer la grandeza de alma y serenidad de espí-ritu del Cardenal.

No podemos dispensarnos do recordar un diálogomuy notable que refiere un su apologista. En aque-llas circunstancias se trató de intimidarle, ó hicie-ron se le acercasen personas de su confianza asegu-rándole habían oido repetir aquellas palabras deEnrique VIII á Frlshcr: El Papa puede enviaros elcapelo si le place, pero yo haré de modo qae no ten-jais cabeza para llevarle. Con esto motivo le aña-dieron:—liemos oido decir que la Reina y el Par-lamento tratan de quitaros el titulo do Arzobispopara que no tengáis apoyo en la aristocracia.—Noimporta; el hombre de Dios es el hombre de todos:¡eré Arzobispo de la clase media —La clase mediaos volverá la espalda por evitar compromisos.—Bien: seré Arzobispo del pueblo.—¿ No veis que elpueblo os desprecia y arrastra vuestra imagen?—Seré Arzobispo de los pobres, de los enfermos y delos presos.—Y si os encierran en la cárcel, ¿conqué os defenderéis ?—Con esta; y llevando la manoderecha á laoruz pectoral, preguntó con un ardientecelo:—¿Acaso no escribió Dios en la bandera deConstantino: Con este signo vencerás....,1

Y venció, señores; puesto que con la gracia di-Tina y con la actividad de su inteligencia consiguióraimar uu pasiones, cambiar la opinión pública yIiacer que la prensa y ol Parlamenta y el pueblo sepusieran de su parte, conviniendo todos on que real-mente era una intolerancia indebida c incongruenteprivará los católicos del derecho á tener sus Obis-P" y SU gerarquía; así como no era propio de puo-Mos civilizados hacer sufrir las humillaciones quepocos anos antes deprimían á (OÍ católicos, cerrán-doles los Parlamentos, quitándoles la prensa y las«Hielas y los colegí™, relegándolos á la más duraservidumbre hasta la célebre acta de emancipación

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debida á la bandera que levantó el gran O-Conellcon el grito: A mi los católicos. El catolicismo es lalibertad.

Y bien, señores: O-Conell, pocos anos antes, sinmás armas que la persuasión y el convencimiento,reconquista toóos los derechos políticos de los ca-tólicos, y aparece como un precursor del restaura-dor y evangelizador de Inglaterra ol Cardenal Wi-seman, que con las mismas armas y sin más fuerzasque la oración y su palabra habia destruido hastael último baluarte de la herejía y del protestantis-mo. 121 cambio que nbró en lo los los espíritus estájustificado en loda la prensa de aquella época, quose hizo eco de las elocuentes palabras é ilustradosescritos del Cardonal, siendo traducidas en loda Eu-ropa. Permitidme que os lea un importante párrafosuyo, dirigido al cabildo protestante de Westmins-ter, que tan cruda guerra le habia hecho.

«Westminstor se compone de dos partes muy di-verjas: una os la magnífica abadía con sus palaciosy parques deliciosos; tiene en ella ol cabildo sus de-rechos y proscripciones. Bien puede el cabildo go-zarlos, pasearse por ellos y dlverlirse sin temor deser turbado. Pero lícito me será á mi visitar la an-tigua abadía, y allí, allí sobre la tumba de nuestrosanto Rey Eduardo, recordar aquellos dias en quela Iglesia era frecuentada por el pueblo devoto.,..Todavía hay otra parte próxima á este monumentoy á los tesoros artísticos que encierra, y que porcierto dista mucho de sus ricas dotaciones, presentamás bien un singular contraste, que me perteneceá mi solo. Junto á la abadía hay multitud de re-cinto donde se albergan el vicio y los delitos mez-clados y confundidos con la miseria y toda clase dedesgracias, recinto donde la atmósfera está impreg-nada de tifus , donde el aire que se respira es elcólera. Puos bien: esa es la parto de Westminslcrque yo desro. Allí iré á buscar las ovejas descarria-das, allí el Obispo ejercerá su ministerio, consolary convertir.»

Señores, si esto no bastara para probar el espírituapostólico de tan venerable Prelado, lo seria lan soloel recordaros la creciente estadística quo cada alio dosu pontificado contaba el prodigioso aumento de fie-les ;i la unidad católica y á sus prácticas religiosas.

Supo imprimir tal movimiento hacia la fe y lascostumbres, que en poco tiempo crecieron extraor-dinariamente el número de iglesias, de conventos,de colegios, de hospitales y (antas otras fundacionesdebidas lodas á su ardiente celo y á su inquebran-table volun'ad, vencedora siempre do las trabas yde los obstáculos.

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En 1829 solo contaba Londres 29 iglesias y unconvento católico, y ya en 1865 leemos en sus (la-tos estadísticos 117 iglesias, í6 conventos y un grannúmero de casas y establecimientos de caridad yde enseñanza pública; y lo que es más, señores, enesemismocentro (leí protestantismo tuvo la gloriade celebrar un concilio provincial, dando ejemplo ánaciones católicas como la nuestra, olvidada portantos años de reunir esas asambleas cristianas, tannecesarias á la fe y á la moral como a la disciplinay i la liturgia. El sínodo de Londres, verificadopor el Cardenal Wisemau, será siempre un testimo-nio irrefragable del celo pastoral de tan esclarecidoPrincipe de la Iglesia.

La historia ele. la Iglesia tiene siempre un mismo.carácter y una marcha igual en todos tiempos. Ensu fundación como en su restauración se ven losmismos fenómenos, y ni la persecución ni el marti-rio mismo detiene jamás su progreso.

El Cardenal Visornan podía decir al protestan-tismo ingles lo que Tertuliano escribía á SeptitnioSevero: üesterni sumiis el vestra omnia implemus.Somos do ayer y lo llenamos lodo; los templos, lascátedras, las escuelas, la prensa, el Parlamento ytodas las asociaciones aristocráticas y populares ha-bían sido ganadas por el catolicismo predicado porel ferviente Wiseinan. liste evangelizado!' del si-glo XIX, desenvolviendo toda la actividad dn sufe, recoge en poco tiempo el más abundante frutode su apostolado.

En los diferentes viajes que hizo por Italia, porEspaña, por Irlanda y por Escocia, mereció lasmayores atenciones, y era tan señalada la influen-cia que ejerció en todas parles, que pro Meando enOxford consiguió modificar las opiniones do los teó-logos y juristas, convenciendo de sus errores ¡i iosoatedráticos y doctores m's notables. La sencilladivisión que liizo de la potestad de la Iglesia en po-testad de orden y potestad de jurisdicción, bastópara hacer fijar los entendimientos vacilantes unosy sumidos otros en las erróneas doctrinas de liiboly Febronio y oíros muchos canonistas heréticos ycismontanos, que confunden las dos potestades, ba-ses fundamentales de la ortodoxia católica.

No podemos omitir tampoco su permanencia de12 días en Sevilla k su pasn parí Roma, ni quitar1% gloria que cabe al ilustrado escritor nuestro co-académjco, el it. Carbonero y Sol, al describirlaadmirablemente: «Doce días, dice, permaneció enla oiudad en que recibió el ser y la regeneración á lagracia en las fuentes bautismales, y en todos ellos,antes de corresponder, como lo hizo dignamente, á

las demostraciones do afecto y admiración de susconciudadanos, quiso recrear su alma y fortalecerlacon la oración en la parroquia en que fue bautizado(Santa. Cruz), en la santa iglesia catedral, en la ca-pilla de Nuestra Señora de los Reyes, en los altaresdo San Fernando y la Virgen, llamado La Áatt'ijua;y en cuantos lugares recordaba su mente, había sidoconducido por sus piadosos padres, y en los quesintió por primera vez esas emociones de la fé y lapiedad, que embalsamadas con ligrimas del fervorpaterno se imprimen en nuestra alma para no bor-rarse jamas y ser el gran escudo de nuestra defen-sa, áncora para los naufragios del mundo y luz quenos alumbra en nuestra trabajosa peregrinación.

«Sevilla seguía por do quiera á su iluslre hijo;Sevilla le aclamaba su sabio y su apóstol; Sevillaquiso perpetuar el recuerdo de su visita con dosactos altamente honoríficos: uno decretado por elAyuntamiento, mandando colocar su retrato en elgran salón do sesiones en las Casas capitulares; otroconfiriéndole la Universidad el grado de Doctor enTeología. Descuido lamentable ha sido de todos losbiógrafos del ilustre Wisoman no haber hecho men-ción do estos homenajes que Sevilla rindió á su hijo,do eslas dos coronas de gloria que el esclarecidohijo recibió do tan esclarecida madre » El Car-denal Wiseman, deseando acreditar su gratitud á laciudad que le rendía estos homenajes de su aprecio,regaló á la Universidad un ejemplar de todas sosobras, escribiendo en la portada lo siguiente: A laUniversidad de mi querida patria.—El autor.

Kn Irlanda también recibió una continuada ora-ción en todo el tiempo que visitó sus principalespoblaciones. En todas partes, con la fuerza de suspalabras, ejercía un poder mágico: no limilándososolo & la predicación del dogma y la moral, sinocomo eminente filósofo y amante apasionado de lasciencias y de las bellas artes, sabia dar á sus dis-cursos esos encantos armoniosos que lia y entro lareligión y todo lo bello, tocio lo bueno y todo logrande.

Sus discursos en Leeds y on Liverpool y en elInstituto Real de Londres son una prueba de susvastísimos conocimientos en lenguas, en ciencias, enliteratura, en artos, en industria y comercio, basa-dos todos en el más puro crilerio católico, con cuyareligiosa bandera su talento superior hacia sabíasesenrsiones en todos los ramos def saber humano.

En Roma, en 183Í como en 1802, se hízonofa-blc entre el episcopado del mundo católico, que acu-dió al llamamiento del inmortal Pío IX, haciendoana gran figura en todas épocas, ora en la delini-

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eibir dogmática de Li Tninaculadá Concepción de la Scrito y han sido publicadas y traducidas en todosSantísima Virgen, ora en la solemne canonización !)los idiomas,do San'Miguel do los Santos y los mártires dol Ja- j; Tres grandes hombres., señores, descuellan es-pon, y ora también en la felicísima idea del ineri-: pecialmente en la sublime idea de convencer, per»saje aS Papa sobre el poder lemporal, redactado por suadir y atraer á la unidad católica á las iglesiasnuestro compatriota Wisomau y suscrito por todos i disidentes y a las iglesias protestantes. Todos vos-los Obispos, como homenaje debido al sabio escri- ! otros adivináis quiénes son fiossnet, nuestrolor primado de Inglaterra. ¡Balines, nuestro "Wiscman. Las variaciones del

El luminoso y extenso discurso (de cuatro Uo- ¡i Protestantismo del uno, El Protestantismo comba-ras) que leyó en Malinas en Agosto de 18G5, con- j rado dol otro, y los discursos del liltioio subre lasmovió al congreso católico, compuesto do más de\ Relaciones entre la ciencia y la relir/ion revelada,4.000 personajes, no solo hijos do Bélgica, sino las! y sus notables Conferencias sobre el Protestantismo,eminencias del catolicismo. son, sin duda, la última razón católica que ha do

¿Y cómo, señorea, anto eslos hechos, no ha detener nuestra España un noble orgullo al recordaráí varón insigne que tanto lustre lia dodo á la reli-gión y á su patria? Asi lo comprendió nuestra au-gusta Reina Dofla Isabel H, cuando lar. espontánea-mente íe confirió el collar de la (irán Cruz de laOrden do Orlos III, la que por ser consagrada A laInmaculada Concepción do la Virgen María y por

pesar en la balanza del criterio religioso, para quelos disidentes vuelvan 4 la íe de Pedro vinculada enel papado- y sostenida pura por la iglesia católioa,apostólica, román?, % la que esiá solemnementeprometido: l'ides non defidet Ubi.

So fallarán sabios escritores que se ocupen, nosolo en darnos ;> conocer las obras que acabamos decitar del Cardenal Wiseinan, sino las muchas joyas

sn nolablo lema, Virtuti el mérito, nadie, señores, [ científicas y literarias que nos lia dejado para in-eoroo el Cardenal Wiseman, era más digno do ves-tir el manió y llevar sus insignias.

A la no menos ilustre y venerable Orden deSan Juan cabe también la gloria de contarl-; en elnúmero de MIS caballeros, y particularmente á losde la lengua de Casulla, quienes mas de una vez,segmi so nos asegura, han leído benévolas frases,que desde Itana y Londres so sirvió escribir enulteciendo la Orden y asegurándola un lisonjero por-venir.

Ahora bien, Srcs. Académicos: si como oradorhabéis visto aparecer al Cardenal \Vi3cman comouna potencia, que muevo y convence á cuantos leescuchan, como escritor es un novísimo santo padre(El Tertuliano del siglo XIX le llamó el Sr. Palau,Obispo di". Barcelona), que embebido en el espíritude la religión verdadera, destruye los errores y di-rige la humanidad hacia los manantiales puros dela ley cristiana conservados por la Iglesia católica.

Persuadir, convencer, atraer al protestantismo

morlalizar su nombre, difundir su espíritu y arrai-gar la sana doctrina en todas las naciones de latierra.' Nosotros nos limitáronlos solamente á cita-ros algunos de sus escritos conocidos en toda Euro-pa é impresos en varias épocas.

En 1829 se publicaron las fiaras siríacas, queson, señores, el comprobante do sus grandes cono-cimientos en las lenguas orientales; conl¡éneo co-mentarios y noticias de grande interés sobre la li-teratura siriaca.

Un 1831, Esterilidad ile las Misiones del Pro-testnnliimo: obra inlrrrsanto que escribió en italia-no, y pone de manifiesto el contraste singular entrela abnegación, el celo y extraordinaria unción denuestros misioneros y los del protestantismo, cuyosvínculos é intereses no son los más apropósito paraconveNir mueles.

En 1850, Relaciones entre la ciencia y la Mi-tiim revelada Esla sapient ¡sima obra fue traducida

á casi lodos los idiomas, cabiéndonos la gloria enJ que enlace su fe con -a fe de sus mayores, lié aquí Espada de haber sido ¡os primeros que hemos estu-todo el plan del Cardenal Wiseman. Su voz en el «liado los magnífico* pensamientos que tiene acercapulpito paréceme como el silbido de mi buen pas- de la g-an armonía que existe entre la revelaciónCor, que quiero reunir las ovejas.que se han desear- i y la ciencia, probando que la Biblia no teme la ob-rlado de su redil; como la voz de un padre tierno; senMCiou 'lo los fono menos naturales, antes bieny amoroso, que por el bien de sus hijos los amo- son uní confirmación de su verdad divina; comoBosta con dulzura, y quiere que por convicción abra-cen las leyes del honor, las prácticas de la virtud.

Su pluma-la deja correr con este misino pen-

lo manifiestan los estudios de autoridades lan com-petentes como Loibnitz, Nc-wton, Kcpler y los na-turalistas y geólogos de nuestros tiempos, que sehumillan ante los. sagrados textos, incontestables

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por su perfecto acuerdo con los últimos adelantoscientíficos.

Sus Conferencias sobre la Iglesia y diversos ar-tículos de la fe católica han sido también impresosy publicados en muchos puntos del globo.

de los.últimos cuatro Papas, son una bellísima his-toriadePió VII, León XII, Pío VIII yGregorio XVI,cuyos Soberanos Pontífices conocieron y distinguie-ron mucho á nuestro Cardenal Wiseman.

Publicó en la Revista de Duhlin otros muchosartículos, que eran leídos con avidez por su bri-llante estilo y por su erudición y doctrina.

Los preciosos trabajos literarios que nos dejótambién impresos, tanto en prosa como en verso,son de un guslo esquisito, como los Himnos de SanEdmundo y de San Casimiro á la Santísima Virgen;Lajoya escondida, precioso drama en dos actos.Su último trabajo literario acerca del gran poelaShakspcaro, no sabemos se haya publicado, solohemos visto algunas ideas recogidas al electo porel Cardenal respecto de la definición del genio,Y otras no menos filosóficas sobre la introspección,haciendo nacer de ella la exactitud con que Shaks-peare describe las varias fases do la inteligencia,

más bien bijas de la percepción intuitiva que de laobservación.

Su popular novela, que tituló Paviola ó la Igle-sia en las catacumbas; esta obra y su opúsculo LaBoma antigua y lo Roma moderna, bastarían parahacernos reconocer al profundo arqueólogo instruidoen todo género de antigüedades; por lo que no esoxtraflo le deba nuestra Academia lan grata memo-ria. Académico de honor de ella, fundador y Presi-dente de la sección arqueológica de Londres, noshonró altamente en vida. Nosotros honraremos sunombre y le bendecimos después de su muerte.

(Se concluirá.)

SUMARIO.Electrometría —Geología comparada: Estudios

sobro los meteorolitos.—-Opinión de M. BabLuet so-bre una memoria de M. de Louvrié relativa á lalocomoción aérea.—Suserickm voluntaria de los in-dividuos del cuerpo de Telégrafos para dar mediapaga á los supernumerarios del miamo.—Helacioade los individuos que han ingresado on la Asocia-ción de auxilios mutuos de Telégrafos desde el 29de Julio último hasta la fecha.— Discurso biográ-fico en elogio del Cardenal "Wisoman, por el Ilus-trísimo Señor D. José Pulido y Espinosa.—Moví-miento ciel Personal.

Administrador y Editor responsable, U. Justó V E L A .

TlipMráflco de Rstrado, Díaz y López.Rieéra, 5 y 7.

MOVIMIENTO l i l i PERSONALEN l.A SEGUNDA QUINCENA DEL MES BE AGOSTO.

CLASRS.

Oficiala.0

Auxiliara."UemTelegrafistaídemídemídemídemI d o m . . . . . . . ,ídem .

Ídemídem..

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ÍdemídemIftam.ídem

Idom,Hflm .í d e m . . , .

TRASLACIONES.tOMIlRKS.

1) Lúeas GimenoD. Bruno Sacristánü Nicolás Martínü7. Vaquero.0 . Kilomftiio García0 . Vincula Gunr¡MI). Honifacio SauzD. foli-slino García P ic l ic r . . .í ) . Genaro MillanD. Indalecio Ufirvias.. . . . . .D. Ignacio Rivera.D. Antonio AbascalD. José Rodrigue/, Donaire. -U Valentín de Diego0 . José Casas Barbosa. . . . .D. Baltasar PodrolD. Vicent'! AulaD. Ricardo López líercíal. . .D. Cristóbal BoschD. Rodolfo Fita . .D. Bprnarrihio G i m é n e z . , . . . .D. Antonio [toca . .U, Esteban Nieto • .D. José Pahua . .Ü. Jacinto Caiio

PROCEDENCIA

Vitor ia . . . . . . .ChutártelaUopue.itoA!m;in&)TnijilloHuuscaAnilújarSupernumerarioIdomVigoGranadaIrun . . . . . . . . .SevillaSupernumerarioídem, . . . . . . .ídemídemBarcelona . . . . .FigucrasHuclvaVitoriaídemMálagaSao Ildefonso...

DESTINO.

PamplonaMarbellaSanta OlallaVillcnaNava! moralGítrbastroJa*>nTerue l . . . . .«HuescaYerínAnteqiteraContra!ídemWallsTortosaAlcafmBarcelonaMunresaBarcelonaMarbellaPamplonaídemHarbul la . . . . . .Central.

«BSEflVACtON&S.

Por razón del servicio. íí dem.ídemUlumídemídemídemídemídemídemídemídemídemídemídemídemídemídemídemAccediendo d sus deseos.Por razón del servicio.Ídem.Accediendo & sus deseos.Por razón del servicio.