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AL-ANDALUS Entidad política, cultural y geográfica surgida en la península ibérica, que designa al espacio ocupado y gobernado por los musulmanes desde el 711 hasta la conquista cristiana. Su etimología es incierta, aunque hay teorías que la relacionan tanto con Al- Vandalus (o tierra de Vándalos), como con “Chazirat Al Andalus” (isla) o “Bahr Al Andalus” (mar), relacionando ambos accidentes geográficos con la Atlántida o el Atlántico. En cualquier caso la palabra Al- Andalus aparece ya en fecha tan temprana como 716, para denominar el territorio que tratamos. De él deriva el término posterior Andalucía que se refiere a la actual comunidad autónoma donde la huella islámica fue tan intensa. Los musulmanes ocuparon toda la Península Ibérica con la excepción de la orla cantábrica y la mayor parte de los Pirineos. Pronto abandonaron el valle del Duero el cual quedó convertido en una zona despoblada: con ello, sus fronteras naturales al norte quedaron establecidas en dicho valle y los Pirineos. Desde el derrumbamiento del Califato de Córdoba en 1031 esta frontera fue retrocediendo hacia el sur hasta su desaparición en el siglo XV. La presencia y dominio musulmán pasan por varias fases desde el punto de vista político: 1ª- Conquista y control del territorio → 711-756 2ª- Emirato de Córdoba y establecimiento de la dinastía Omeya → 756-929 3ª- Califato de Córdoba. Máximo esplendor → 929- 1031 4ª – Reinos de Taifas (división del Califato en numerosos reinos independientes → Desde 1031 hasta la caída de cada uno de estos reinos en poder cristiano (finales del siglo XI- mediados del siglo XIII) 5ª – Invasiones norteafricanas para ayudar a los reinos taifas contra la presión cristiana (1086Almorávides; 1147Almohades; 1275Benimerines) 6ª – Emirato (reino) de Granada 1237- 1492

Definiciones Historia de España

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Definiciones de Historia de España de 2º de Bachillerato

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AL-ANDALUS

Entidad política, cultural y geográfica surgida en la península ibérica, que designa al espacio ocupado y gobernado por los musulmanes desde el 711 hasta la conquista cristiana.Su etimología es incierta, aunque hay teorías que la relacionan tanto con Al- Vandalus (o tierra de Vándalos), como con “Chazirat Al Andalus” (isla) o “Bahr Al Andalus” (mar), relacionando ambos accidentes geográficos con la Atlántida o el Atlántico. En cualquier caso la palabra Al- Andalus aparece ya en fecha tan temprana como 716, para denominar el territorio que tratamos. De él deriva el término posterior Andalucía que se refiere a la actual comunidad autónoma donde la huella islámica fue tan intensa.

Los musulmanes ocuparon toda la Península Ibérica con la excepción de la orla cantábrica y la mayor parte de los Pirineos. Pronto abandonaron el valle del Duero el cual quedó convertido en una zona despoblada: con ello, sus fronteras naturales al norte quedaron establecidas en dicho valle y los Pirineos. Desde el derrumbamiento del Califato de Córdoba en 1031 esta frontera fue retrocediendo hacia el sur hasta su desaparición en el siglo XV.

La presencia y dominio musulmán pasan por varias fases desde el punto de vista político:

1ª- Conquista y control del territorio → 711-756 2ª- Emirato de Córdoba y establecimiento de la dinastía Omeya → 756-929 3ª- Califato de Córdoba. Máximo esplendor → 929- 1031 4ª – Reinos de Taifas (división del Califato en numerosos reinos

independientes → Desde 1031 hasta la caída de cada uno de estos reinos en poder cristiano (finales del siglo XI- mediados del siglo XIII)

5ª – Invasiones norteafricanas para ayudar a los reinos taifas contra la presión cristiana (1086→ Almorávides; 1147→ Almohades; 1275→ Benimerines)

6ª – Emirato (reino) de Granada → 1237- 1492

Tras la conquista (sin apenas resistencia), en algunos lugares, gran parte de la población autóctona se convierte al Islam (muladíes) sobre todo en el valle medio del Ebro y la mitad sur de la península.

Desde el punto de vista poblacional Al- Andalus constituyó una sociedad heterogénea y plural con creyentes musulmanes, judíos y cristianos (denominándose mozárabes a estos últimos). Existió también población de origen subsahariano, eslavo e incluso escandinavo que en ocasiones se convirtieron al Islam.

Al- Andalus representó una civilización urbana y comercial frente a la agropastoril y autárquica de gran parte de Europa entre los siglos VIII y XI, así como un referente cultural de primer orden tanto para el mundo musulmán como para el cristiano occidental. La populosa ciudad de Córdoba fue la mayor ciudad de Occidente y segunda de Europa tras Constantinopla.

La herencia andalusí ha sido importante en expresiones lingüísticas, aportación de nuevos cultivos, mejora de los regadíos, y un importante legado artístico.

REPOBLACIÓN

Fenómeno de ocupación, colonización y explotación de territorios, campos y pastos en el proceso de la Reconquista (avance y conquista por parte de los territorios cristianos del norte a costa de los islámicos del sur entre los siglos VIII-XV).

En principio está unida a la idea estratégica militar de control de un territorio (fijación de fronteras) y económica (rendimiento agrícola y ganadero de dichos campos) y está dirigida por el rey, aunque más tarde la suele delegar en los condes o en los monasterios, que promoverán este proceso, bien con campesinos libres, bien con siervos, según el lugar y la época. La apropiación se realiza mediante “presura” (término usado en los reinos y condados occidentales) o “aprisio” (en los núcleos pirenaicos). En las zonas fronterizas o lugares de especial interés para reyes o promotores de este proceso se otorgan “cartas pueblas” (documentos que garantizan beneficios sociales y jurídicos a los nuevos pobladores).

En el reino de Asturias, la repoblación de la zona del valle del Duero, se realizará por Astures, gallegos, leoneses y mozárabes del sur. En esta zona predominará la propiedad señorial. En Galicia apenas existen villas de campesinos libres. Sin embargo, en Castilla(repoblada por cántabros y vascones) los campesinos libres desempeñan un papel fundamental y si disponen de un caballo se verán asimilados a la nobleza, surgen así los llamados caballeros-villanos.

Tanto en el reino de Pamplona como en el condado de Aragón, se sigue el sistema de “aprisio” y predomina la pequeña propiedad concediéndose “cartas pueblas” en las zonas de frontera. A partir del siglo XI, se observa un aumento del señorío frente a las estructuras tribales anteriores. (sobre todo en el caso aragonés y especialmente en los territorios más alejados de la frontera, sobre todo en Sobrarbe y Ribagorza).

En los condados catalanes, el conde en un primer momento es el representante del emperador carolingio(conquista y reparto de tierras, aparte de funciones jurídicas y militares)pero poco a poco, al fragmentarse el poder imperial, se rodea de un grupo de ayudantes que ocuparán cargos que se irán haciendo hereditarios, reduciendo al campesinado a la servidumbre y entrando de lleno en el sistema feudal; sin embargo puede conceder franquicias y privilegios a determinadas poblaciones.

El aumento de tierras por conquista y el cobro de “parias”, refuerza el poder político y económico del rey pero también éste último en el caso de la nobleza y los monasterios, haciendo retroceder a partir del siglo XI y siguientes a la pequeña propiedad e intentando sujetar a campesinos y siervos en sus tierras. Sin embargo en las zonas conquistadas a los musulmanes se asentará predominando la población libre con una influencia creciente de los concejos con el sistema de repartimientos tanto en la frontera castellana en el siglo XI (Salamanca, Avila, Segovia) como aragonesa en el siglo XII (Daroca, Calatayud, Teruel). También gentes del otro lado del Pirineo (francos) se asentarán en estos lugares, además de en poblaciones del Camino de Santiago. Las órdenes militares serán también protagonistas a partir de ahora del fenómeno repoblador tanto en la meseta sur (Castilla la Nueva, Extremadura y Andalucía tras la revuelta mudéjar en esta última de 1262-65) como en el sureste de Aragón e interior de

Castellón (Maestrazgo). La gran propiedad señorial predominará también en la mitad sur de la Corona de Castilla.La conquista de Mallorca supondrá un reparto triple: a) pequeñas y medianas propiedades entre los participantes de la conquista, b) Templarios, c)el primogénito real. Ibiza fue repartida entre los nobles.

Excepción a la repoblación fueron muchas zonas del valle medio del Ebro y gran parte la actual provincia de Valencia y Murcia donde se permitió la permanencia de la población musulmana. El resto fue repoblado por navarros, catalanes o aragoneses en el primer caso o los dos últimos grupos en el segundo y del último en el tercero.

MUDÉJARES Y MORISCOS

El término mudéjar, procede del árabe “mude’yyan”, (el que permanece sometido). Dícese de aquel musulmán que vive en territorio cristiano tras la conquista. Conservaron su religión, costumbres, lengua e instituciones, pagaron diezmos a la Iglesia e impuestos al rey. Vivieron en barrios o aljamas separadas (morerías) y se dedicaron en su mayor parte a la agricultura y a la artesanía.Fueron numerosos en Toledo, Murcia, valle medio del Ebro, Valencia y Andalucía Bética (de este último lugar fueron expulsados tras su rebelión de 1262-1265 que intentó adscribirlos a la tierra y someterlos a los señores cristianos). En Aragón fueron denominados “exáricos”, vasallos que permanecen en sus tierras.Su influencia en la agricultura, artesanía, arte, gastronomía y costumbres ha sido fundamental en aquellos lugares que habitaron.

Al final de la Edad Media fue consolidándose una tendencia discriminadora hacia las minorías religiosas no cristianas que culminó con la política de unidad religiosa de los Reyes Católicos. Así tras la conquista de Granada en 1492, aunque en las capitulaciones se les garantizaba la libertad de culto y la conservación de sus mezquitas, se impuso una política restrictiva que forzaba a las conversiones al cristianismo; como resultado se produjo una revuelta de mudéjares en el Albaicín, Alpujarras y Serranía de Ronda que fue sofocada y en 1502 se les obligaba a la conversión o la expulsión.

Tras una efímera promesa de tolerancia después de la conquista de Granada, ésta da marcha atrás con promulgación de la Real Cédula de 1502, obligando a los mudéjares castellanos a bautizarse o a ser desterrados. Otras medidas irán presionando a la población musulmana. Unos años después (1526), durante el reinado de Carlos I, la medida se aplicó también en Aragón y Valencia. y en 1558 la Inquisición prohíbe a los moriscos aragoneses portar armas.

Desaparecían así los mudéjares (musulmanes en tierras cristianas) y pasaban a ser moriscos o musulmanes convertidos al cristianismo. Estos moriscos pese a ser oficialmente cristianos, mantuvieron su lengua (algarabía), sus costumbres y vestimentas e, incluso, su religión en privado.

Las tensiones con la población cristiana vieja continuaron, produciéndose una nueva revuelta en las Alpujarras durante la segunda mitad del siglo XVI (1568). En 1585 se producen enfrentamientos entre los montañeses de Jaca y el valle de Tena con los moriscos de Codo.

El temor a que pudiesen prestar su ayuda a una hipotética invasión turca o de los piratas berberiscos fue el pretexto para su expulsión definitiva en 1609-1610, durante el reinado de Felipe III. La medida afectó principalmente a los reinos de Aragón de donde salieron unos 55.000 moriscos, Valencia alrededor de 117.000 y unos 13.000 de Murcia; además de 5.000 de Tarragona y casi 70.000 entre Extremadura, Castilla y Andalucía. Se llegaba así a un desgarro económico (mano de obra agrícola cualificada), cultural y por supuesto humano. Algunos pueblos quedaron tan vacíos que fue necesario repoblarlos.

EL TRABAJO DE LOS INDÍGENAS AMERICANOS TRAS LA CONQUISTA: LAS ENCOMIENDAS.

Es una de las formas que adoptó la explotación económica de los territorios americanos después de su descubrimiento (se inicia en el siglo XVI).

Mediante la encomienda, la monarquía otorgaba a los colonos castellanos la tutela de un número de indios, la autoridad para gobernarlos y la facultad de recibir de ellos un conjunto de tributos en trabajo (empresas agrícolas o mineras) o en especie; a cambio, el encomendero se comprometía a instruirlos y a evangelizarlos.

Aunque la legislación castellana (Leyes de Indias) mantenía al indio su condición de persona libre y, por tanto, vasallo de la Corona de Castilla, al hacerse hereditaria, la encomienda se convirtió en una forma encubierta de explotación, parecida a la esclavitud.

Esta situación fue denunciada por algunos misioneros, entre otros el dominico Fray Bartolomé de las Casas y a la larga sirvió para la mejora paulatina de su situación. La utilización de esclavos, la mayoría de importación, fue desplazando a los indios para las labores propiamente serviles.

INQUISICIÓN.

Tribunal eclesiástico (también llamado Santo Oficio) encargado de perseguir y castigar a los herejes, es decir a los cristianos que en materia de fe profesaban doctrinas contrarias a la Iglesia Católica y otros “delitos” como la brujería, la blasfemia o la bigamia. También se encargaba de la censura ideológica y cultural mediante la publicación en un índice de los libros cuya tenencia y lectura estaba prohibida. Esta institución ya existía desde el siglo XIII en diversos países cristianos con el fin de de perseguir la herejía pero dependía de los obispos y en última instancia del papa. Por el contrario la Inquisición hispánica moderna, establecida en 1478 a instancias de los Reyes Católicos, dependía exclusivamente de la monarquía. El objetivo inicial de esta nueva Inquisición era juzgar y castigar a los conversos que continuaban siendo fieles a la religión judía. Poco a poco se extendió su esfera de acción, además de las herejías judaizantes, a moriscos y protestantes. La Inquisición fue un tribunal común a todos los territorios de la monarquía hispánica, llegando por supuesto a América, una excepción en la diversidad cultural y jurídica de aquella coyuntura. El órgano central se fundó en Madrid en 1483 con el Inquisidor General a su cabeza, controlando a los diferentes tribunales. Cada tribunal

lo componían dos inquisidores, un asesor, un alguacil, un procurador y el personal subalterno. Los ingresos provenían principalmente de la confiscación de los bienes de los condenados.

El proceso contra los acusados era secreto, a menudo basado en la delación. Al detenido se le encerraba en las prisiones y en el tiempo estimado se le sometía a interrogatorio, con tortura si se consideraba necesario, tras las declaraciones del mismo y deliberaciones del tribunal se dictaba sentencia si se arrepentía, penas “menores” como prisión menor, destierro, galeras, azotes o portar el “sambenito” (prenda infamante)durante un tiempo o de por vida. En caso de encontrarle culpable se le entregaba al “brazo secular” (justicia civil) y en la mayoría de las ocasiones se le quemaba en la hoguera, acto que se llevaba acabo en las multitudinarias ceremonias denominadas “autos de fe”, en los cuales también se llevaban a cabo y/o leían las sentencias menores. La Inquisición se convirtió en una de las principales y más temidas instituciones de la España moderna y en un doble instrumento político y religioso, al servicio de la monarquía absoluta. A partir del siglo XVIII apenas se produjeron ejecuciones ni autos de fe, pero siguió ejerciendo su influencia en las ideas y la moral. Fue definitivamente suprimida en 1834.

FIN HEGEMONÍA MONARQUÍA HISPÁNICA : PAZ DE WESTFALIA.

Durante los reinados de Carlos I (1516-1556) y Felipe II (1556-1598) quedó firmemente asentada la hegemonía de la monarquía hispánica en Europa y el Mediterráneo. El reinado de Felipe III (1598-1621) transcurre en calma. Sin embargo durante el de Felipe IV (1621-1665) y más tarde con su sucesor Carlos II (1665-1700) el declive de su poder será un hecho.

En el interior, la década de 1640 (especialmente turbulenta en Europa), es desastrosa para los Habsburgo hispánicos (secesión de Portugal e independencia dos décadas más tarde, revolución e intento de secesión en Cataluña, conspiración de los duques de Híjar en Aragón y Medina Sidonia en Andalucía, rebelión de Masaniello en Nápoles). En el exterior, la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) - conflicto político y religioso en el que la monarquía hispánica se implica al lado de sus parientes de Austria, contra Dinamarca, Suecia, sus súbditos rebeldes de los Países Bajos y más tarde la católica Francia - concluye con la Paz de Westfalia en 1648.

Este tratado supone, la creación de una nueva Europa. Reconoce el derecho de los príncipes alemanes a escoger la religión de sus estados, la aparición de dos nuevos estados independientes: las repúblicas de Holanda (Países Bajos protestantes) y Suiza y ventajas territoriales para Suecia. En la posterior Paz de los Pirineos (1659), se pone fin a la guerra con Francia que consigue el Rosellón, la Cerdaña y algunas ciudades de los Países Bajos, convirtiéndose así en una nueva potencia política. Inglaterra (que en mitad de su revolución, no participó en la guerra) y Holanda serán naciones en alza que se disputarán el dominio de los mares y del comercio internacional.

La Paz de Westfalia, representa por tanto el triunfo de la concepción horizontal de Europa, que consistía en que el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y el Papa no tendrían mayor preeminencia que el resto de los Estados europeos fueran católicos o protestantes. El tiempo de los conflictos religiosos en Europa llegaba así a su fin, al igual que el de la hegemonía de los Habsburgo (germánicos o hispánicos) en el continente.

DECRETOS DE NUEVA PLANTA Y EL FIN DEL FORALISMO

Tras la muerte de Carlos II (1700) sin descendencia, se planteó un problema sucesorio que desembocó en la Guerra de Sucesión al trono de España, donde se enfrentaron los dos pretendientes al trono, Felipe de Anjou (nieto de Luis XIV) y el Archiduque Carlos de Habsburgo. Fueron apoyados por distintas potencias europeas, internacionalizándose así el conflicto.

El triunfo permitió a Felipe de Anjou (Felipe V) promulgar una serie de normas o decretos con claro contenido absolutista (al estilo francés), tendentes a conseguir la uniformidad administrativa de los distintos territorios de la Monarquía que sirviera de base como reforma centralizadora al nuevo Estado absolutista.

Con los decretos de Nueva Planta desaparecieron las instituciones políticas propias de los diversos territorios forales (Cortes, Diputación, Justiciazgo, Generalitat, etc) a excepción del reino de Navarra, Vizcaya, Álava y Guipúzcoa (provincias exentas) que conservaron su régimen foral y su autonomía por mantenerse fieles a Felipe V. Tan sólo los fueros civiles pervivieron en algunos territorios como Aragón.

El primero de los decretos se dio en 1707 afectando a Aragón y Valencia, en 1715 a Mallorca y en 1716 a Cataluña. Dichos decretos derogaban sus fueros e imponían el sistema de gobierno castellano.

Ignorando la fórmula pactista y aprovechando la circunstancia de “rebelión” (“…faltando enteramente al juramento de fidelidad que me hicieron como a su legítimo rey y señor”) el soberano impone su política de reducir todos sus reinos de España a la “uniformidad de unas mismas leyes, usos, costumbres y tribunales”

LA ILUSTRACIÓN.

Corriente de pensamiento que se extiende en la Europa del siglo XVIII, en el seno de una minoría de clases medias urbanas, de la nobleza y el clero. Su objetivo era “iluminar” a la sociedad europea de la época mediante la difusión de la ciencia, la técnica, las artes y el pensamiento. Tiene su origen en los cambios de las concepciones políticas, científicas y religiosas de la llamada revolución científica del siglo XVII (Newton, Locke…). Aunque adopta diferentes formas en cada uno de los países europeos, se pueden señalar los siguientes rasgos comunes:

1. Su confianza en la razón como método universal para alcanzar el conocimiento, sometiendo a crítica todas las ideas o teorías que no estén contrastadas por la observación o experimentación. 2. Su defensa de la libertad de pensamiento y la tolerancia tanto en las cuestiones científicas como religiosas; de ahí sus ataques al dogmatismo, a la superstición y a la intolerancia religiosa. 3. Su idea de progreso concebido como la facultad de los seres humanos para alcanzar la riqueza, el bienestar, la felicidad y la justicia. 4. Su crítica, más o menos moderada, a la organización social vigente sustentada en los privilegios de sangre en lugar de basarse en el mérito, la capacidad y el esfuerzo del individuo; así mismo, al caduco sistema feudal y al poder absoluto justificado tan sólo por su origen divino.

Durante la segunda mitad del siglo XVIII algunos monarcas europeos contaron con colaboradores ilustrados en las tareas de gobierno, impulsando reformas principalmente de tipo económico y cultural; es lo que se conoce como Absolutismo o Despotismo Ilustrado. Federico II de Prusia, Catalina la Grande de Rusia, José I de Portugal y en España Fernando VI y sobre todo Carlos III fueron sus principales representantes. La Ilustración aportó la base ideológica de las revoluciones liberales que acabarán con el Antiguo Régimen.

En España la introducción de estas ideas fue lenta y tardía, a causa de la falta de una pujante burguesía y la resistencia de sectores eclesiásticos y aristocráticos. Los ilustrados fueron un grupo reducido de intelectuales (Feijoo, Campomanes, Jovellanos, Aranda, Olavide, Floridablanca…) que analizaron la problemática de la nación y propusieron reformas para superar el atraso del país. De su seno, surgirá el pensamiento liberal que triunfará en el siglo XIX. Critican a la Iglesia, pero aspiran a una práctica religiosa más rigorista y defienden la capacidad del rey para intervenir en asuntos eclesiásticos (regalismo). Por otro lado, confían en el impulso reformista de la monarquía.

Entre las preocupaciones de los ilustrados está la educación, pues sólo la cultura podía sacar al país del atraso. En este terreno se enfrentaron a la Iglesia, que controlaba la educación, y defendieron la necesidad de una enseñanza útil y practica, abierta a las nuevas ciencias y a las novedades del extranjero.

El atraso económico también les preocupó y censuraron el fuerte predominio de la propiedad aristocrática y eclesiástica, el excesivo control estatal de las actividades económicas y el desconocimiento de los nuevos avances tecnológicos que se divulgaban por Europa.

Los ilustrados criticaron los privilegios de la nobleza o el elevado número de eclesiásticos y defendieron la dignidad de los oficios mecánicos frente al anterior menosprecio de los mismos.

LOS SEÑORÍOS

Institución propia de las Edades Media y Moderna en la que su titular acumula en un territorio los siguientes elementos: jurisdicción, rentas y, en ocasiones, patrimonio. De acuerdo a la titularidad, individual o colectiva, laica o eclesiástica, se habla de: infantazgos o señoríos de hijos de rey (infantes); señoríos de las Ordenes Militares; los abadengos; la behetría, lugares en los que sus habitantes designaban voluntaria y temporalmente a su señor; y nobiliarios o solariegos.

En términos jurisdiccionales significaba un traspaso de ciertas competencias públicas de la Corona hacia un particular, para que las ejerciera en un determinado territorio, rindiéndole beneficios a través de las rentas pagadas por los campesinos. Las razones son variadas. Durante la Edad Media respondía a mercedes reales por participar en la Reconquista. A partir del siglo XVI por las necesidades de Hacienda de obtener recursos, por lo que se habla no de donación sino de ventas (lo inicia Carlos I con la venta de los bienes de las Ordenes Militares).

El desmantelamiento final de los señoríos se produce en el régimen liberal, el que en base a su principio teórico de igualdad buscó una organización territorial sobre una uniformidad administrativa que pasaba por la abolición de los señoríos, unas leyes comunes de aplicación general a todos los territorios e individuos y la liberalización de la propiedad mediante la desamortización y la desvinculación. El proceso se inicia en las Cortes de Cádiz y culmina con la ley de 1837, que consolidaba la propiedad privada y homogeneiza jurisdiccionalmente todos los territorios, aboliendo por tanto la institución del señorío.

ANTIGUO RÉGIMEN

Término utilizado por los revolucionarios de 1789 para designar el conjunto de instituciones que tenían la intención de sustituir. Comprende el periodo correspondiente a los siglos XVI a XVIII, anterior a las revoluciones liberales y a la industrialización. Los elementos que lo caracterizan son:

Monarquía absoluta como forma de gobierno, aunque un absolutismo mediatizado por la intervención de la Iglesia (regulación del matrimonio, importancia de la jurisdicción eclesiástica, diezmos, primicias…) y la pervivencia de instituciones que, en ocasiones, hacen frente a la Corona.

Sociedad estamental: los estamentos eran grupos sociales diferenciados jurídicamente de los demás; se pertenecía a ellos por razón de nacimiento, de matrimonio o toma de estado religioso. Eran tres, nobleza, iglesia o clero y estado llano (los dos primeros controlaban o ponían los cargos públicos, tenían jurisdicción en sus señoríos y disfrutan de una justicia diferente a la del estamento no privilegiado, mientras que el tercero era el único que pagaba impuestos y no tenía apenas derechos socio-políticos).

La economía era, intervenida. La industria era prácticamente inexistente y predominaban las actividades artesanales en manos de los gremios, los cuáles

resultaban un lastre para el desarrollo del país. El comercio tiene serios obstáculos, debido a la lentitud y carestía de los medios de transporte, aparte de las aduanas interiores.

La agricultura era la principal fuente de rentas (por ello la importancia de la posesión de la tierra por parte de la nobleza y el clero). Además los patrimonios de la nobleza estaban vinculados frecuentemente al primogénito de un noble linaje y no podían venderse (mayorazgos), dificultando así el reparto de tierras y por supuesto su acceso a los campesinos. Una buena parte de éstos vivía en señoríos, sometidos a la jurisdicción de los señores, debiendo abonar tributos por el uso de la tierra.

Estos elementos desaparecieron con las revoluciones liberales y el capitalismo y con ellos el Antiguo Régimen.